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ANTIGUO TESTAMENTO
PRIMERA PARTE
GÉNESIS
/ ÉXODO /
LEVÍTICO /
NÚMEROS /
DEUTERONOMIO /
JOSUÉ /
JUECES / RUT /
1 SAMUEL /
2 SAMUEL /
1 REYES /
2 REYES /
1 CRÓNICAS /
2 CRÓNICAS /
ESDRAS / NEHEMÍAS /
ESTER /
JOB /
GÉNESIS
La
creación
Génesis
1*
1.
En el principio
creó Dios los cielos y la tierra.
2.
Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y
el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3.
Y dijo Dios:
Sea la luz; y fue la luz.
4.
Y vio Dios que
la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
5.
Y llamó Dios a
la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche.
Y fue la tarde y la
mañana un día.
6.
Luego dijo
Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
7.
E hizo Dios la
expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas
que estaban sobre la expansión.
Y fue así.
8.
Y llamó Dios a
la expansión Cielos.
Y fue la tarde y la
mañana el día segundo.
9.
Dijo también
Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y
descúbrase lo seco.
Y fue así.
10.
Y llamó Dios a
lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares.
Y vio Dios que era bueno.
11.
Después dijo
Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que
dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra.
Y fue así.
12.
Produjo, pues,
la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que
da fruto, cuya semilla está en él, según su género.
Y vio Dios que era bueno.
13.
Y fue la tarde
y la mañana el día tercero.
14.
Dijo luego
Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la
noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,
15.
y sean por
lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra.
Y fue así.
16.
E hizo Dios las
dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la
lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17.
Y las puso Dios
en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
18.
y para señorear
en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas.
Y vio Dios que era bueno.
19.
Y fue la tarde
y la mañana el día cuarto.
20.
Dijo Dios:
Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la
abierta expansión de los cielos.
21.
Y creó Dios los
grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas
produjeron según su género, y toda ave alada según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
22.
Y Dios los
bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares,
y multiplíquense las aves en la tierra.
23.
Y fue la tarde
y la mañana el día quinto.
24.
Luego dijo
Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y
animales de la tierra según su especie.
Y fue así.
25.
E hizo Dios
animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal
que se arrastra sobre la tierra según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
26.
Entonces dijo
Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda
la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27.
Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28.
Y los bendijo
Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra.
29.
Y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y
todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30.
Y a toda bestia
de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra
sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer.
Y fue así.
31.
Y vio Dios todo
lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.
Y fue la tarde y la
mañana el día sexto.
Génesis
2*
1.
Fueron, pues,
acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.
2.
Y acabó Dios en
el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que
hizo.
3.
Y bendijo Dios
al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había
hecho en la creación.
El hombre en el huerto del
Edén
4.
Estos son los
orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová
Dios hizo la tierra y los cielos,
5.
y toda planta
del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que
naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había
hombre para que labrase la tierra,
6.
sino que subía
de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
7.
Entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente.
8.
Y Jehová Dios
plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
9.
Y Jehová Dios
hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer;
también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien
y del mal.
10.
Y salía de Edén
un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
11.
El nombre del
uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
12.
y el oro de
aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
13.
El nombre del
segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
14.
Y el nombre del
tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria.
Y el cuarto río es el
Eufrates.
15.
Tomó, pues,
Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo
guardase.
16.
Y mandó Jehová
Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
17.
mas del árbol
de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.
18.
Y dijo Jehová
Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
19.
Jehová Dios
formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las
trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a
los animales vivientes, ese es su nombre.
20.
Y puso Adán
nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para
Adán no se halló ayuda idónea para él.
21.
Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de
sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
22.
Y de la
costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
23.
Dijo entonces
Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada
Varona, porque del varón fue tomada.
24.
Por tanto,
dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola carne.
25.
Y estaban ambos
desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
Desobediencia del hombre
Génesis
3*
1.
Pero la
serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había
hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo
árbol del huerto?
2.
Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3.
pero del fruto
del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le
tocaréis, para que no muráis.
4.
Entonces la
serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5.
sino que sabe
Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como
Dios, sabiendo el bien y el mal.
6.
Y vio la mujer
que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol
codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella.
7.
Entonces fueron
abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron
hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8.
Y oyeron la voz
de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su
mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del
huerto.
9.
Mas Jehová Dios
llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
10.
Y él respondió:
Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
11.
Y Dios le dijo:
¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé
no comieses?
12.
Y el hombre
respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13.
Entonces Jehová
Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me
engañó, y comí.
14.
Y Jehová Dios
dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo
comerás todos los días de tu vida.
15.
Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
16.
A la mujer
dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a
luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
17.
Y al hombre
dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te
mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida.
18.
Espinos y
cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
19.
Con el sudor de
tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20.
Y llamó Adán el
nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21.
Y Jehová Dios
hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22.
Y dijo Jehová
Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal;
ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y
coma, y viva para siempre.
23.
Y lo sacó
Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
24.
Echó, pues,
fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada
encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de
la vida.
Caín y
Abel
Génesis
4*
1.
Conoció Adán a
su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de
Jehová he adquirido varón.
2.
Después dio a
luz a su hermano Abel.
Y Abel fue pastor de
ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
3.
Y aconteció
andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
4.
Y Abel trajo
también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.
Y miró Jehová con agrado
a Abel y a su ofrenda;
5.
pero no miró
con agrado a Caín y a la ofrenda suya.
Y se ensañó Caín en gran
manera, y decayó su semblante.
6.
Entonces Jehová
dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
7.
Si bien
hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la
puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
8.
Y dijo Caín a
su hermano Abel: Salgamos al campo.
Y aconteció que estando
ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.
9.
Y Jehová dijo a
Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé.
¿Soy yo acaso guarda de
mi hermano?
10.
Y él le dijo:
¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
11.
Ahora, pues,
maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la
sangre de tu hermano.
12.
Cuando labres
la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la
tierra.
13.
Y dijo Caín a
Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
14.
He aquí me
echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y
extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
15.
Y le respondió
Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado.
Entonces Jehová puso
señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16.
Salió, pues,
Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.
17.
Y conoció Caín
a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó
el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.
18.
Y a Enoc le
nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y
Metusael engendró a Lamec.
19.
Y Lamec tomó
para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
20.
Y Ada dio a luz
a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.
21.
Y el nombre de
su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.
22.
Y Zila también
dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la
hermana de Tubal-caín fue Naama.
23.
Y dijo Lamec a
sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un
varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe.
24.
Si siete veces
será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
25.
Y conoció de
nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque
Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.
26.
Y a Set también
le nació un hijo, y llamó su nombre Enós.
Entonces los hombres
comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
Los
descendientes de Adán
(1 Cr. 1.1-4)
Génesis
5*
1.
Este es el
libro de las generaciones de Adán.
El día en que creó Dios
al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.
2.
Varón y hembra
los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron
creados.
3.
Y vivió Adán
ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y
llamó su nombre Set.
4.
Y fueron los
días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e
hijas.
5.
Y fueron todos
los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.
6.
Vivió Set
ciento cinco años, y engendró a Enós.
7.
Y vivió Set,
después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas.
8.
Y fueron todos
los días de Set novecientos doce años; y murió.
9.
Vivió Enós
noventa años, y engendró a Cainán.
10.
Y vivió Enós,
después que engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e
hijas.
11.
Y fueron todos
los días de Enós novecientos cinco años; y murió.
12.
Vivió Cainán
setenta años, y engendró a Mahalaleel.
13.
Y vivió Cainán,
después que engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e
hijas.
14.
Y fueron todos
los días de Cainán novecientos diez años; y murió.
15.
Vivió
Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared.
16.
Y vivió
Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos treinta años, y engendró
hijos e hijas.
17.
Y fueron todos
los días de Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió.
18.
Vivió Jared
ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc.
19.
Y vivió Jared,
después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
20.
Y fueron todos
los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió.
21.
Vivió Enoc
sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
22.
Y caminó Enoc
con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e
hijas.
23.
Y fueron todos
los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
24.
Caminó, pues,
Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.
25.
Vivió Matusalén
ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec.
26.
Y vivió
Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y
engendró hijos e hijas.
27.
Fueron, pues,
todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.
28.
Vivió Lamec
ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo;
29.
y llamó su
nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de
nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.
30.
Y vivió Lamec,
después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e
hijas.
31.
Y fueron todos
los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.
32.
Y siendo Noé de
quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet.
La
maldad de los hombres
Génesis
6*
1.
Aconteció que
cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les
nacieron hijas,
2.
que viendo los
hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí
mujeres, escogiendo entre todas.
3.
Y dijo Jehová:
No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es
carne; mas serán sus días ciento veinte años.
4.
Había gigantes
en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de
Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.
Estos fueron los
valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
5.
Y vio Jehová
que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
6.
Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
7.
Y dijo Jehová:
Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre
hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de
haberlos hecho.
8.
Pero Noé halló
gracia ante los ojos de Jehová.
Noé
construye el arca
9.
Estas son las
generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con
Dios caminó Noé.
10.
Y engendró Noé
tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
11.
Y se corrompió
la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12.
Y miró Dios la
tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su
camino sobre la tierra.
13.
Dijo, pues,
Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de
violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
14.
Hazte un arca
de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por
dentro y por fuera.
15.
Y de esta
manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos
su anchura, y de treinta codos su altura.
16.
Una ventana
harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y
pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.
17.
Y he aquí que
yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que
haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
18.
Mas estableceré
mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres
de tus hijos contigo.
19.
Y de todo lo
que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan
vida contigo; macho y hembra serán.
20.
De las aves
según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra
según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
21.
Y toma contigo
de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para
ellos.
22.
Y lo hizo así
Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
El
diluvio
Génesis
7*
1.
Dijo luego
Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo
delante de mí en esta generación.
2.
De todo animal
limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son
limpios, una pareja, el macho y su hembra.
3.
También de las
aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la
especie sobre la faz de la tierra.
4.
Porque pasados
aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches;
y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
5.
E hizo Noé
conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6.
Era Noé de
seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.
7.
Y por causa de
las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las
mujeres de sus hijos.
8.
De los animales
limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que
se arrastra sobre la tierra,
9.
de dos en dos
entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
10.
Y sucedió que
al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11.
El año
seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes,
aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de
los cielos fueron abiertas,
12.
y hubo lluvia
sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13.
En este mismo
día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres
mujeres de sus hijos, con él en el arca;
14.
ellos, y todos
los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados
según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su
especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie.
15.
Vinieron, pues,
con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16.
Y los que
vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y
Jehová le cerró la puerta.
17.
Y fue el
diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca,
y se elevó sobre la tierra.
18.
Y subieron las
aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la
superficie de las aguas.
19.
Y las aguas
subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de
todos los cielos, fueron
cubiertos.
20.
Quince codos
más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
21.
Y murió toda
carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y
de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
22.
Todo lo que
tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la
tierra, murió.
23.
Así fue
destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la
bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y
quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
24.
Y prevalecieron
las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.
Génesis
8*
1.
Y se acordó
Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él
en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las
aguas.
2.
Y se cerraron
las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos
fue detenida.
3.
Y las aguas
decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de
ciento cincuenta días.
4.
Y reposó el
arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de
Ararat.
5.
Y las aguas
fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se
descubrieron las cimas de los montes.
6.
Sucedió que al
cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho,
7.
y envió un
cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron
sobre la tierra.
8.
Envió también
de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la
tierra.
9.
Y no halló la
paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas
estaban aún sobre la faz de toda la tierra.
Entonces él extendió su
mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.
10.
Esperó aún
otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca.
11.
Y la paloma
volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el
pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
12.
Y esperó aún
otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
13.
Y sucedió que
en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las
aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he
aquí que la faz de la tierra estaba seca.
14.
Y en el mes
segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.
15.
Entonces habló
Dios a Noé, diciendo:
16.
Sal del arca
tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.
17.
Todos los
animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil
que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y
fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.
18.
Entonces salió
Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
19.
Todos los
animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según
sus especies, salieron del arca.
20.
Y edificó Noé
un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció
holocausto en el altar.
21.
Y percibió
Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la
tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo
desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
22.
Mientras la
tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el
verano y el invierno, y el día y la noche.
Pacto
de Dios con Noé
Génesis
9*
1.
Bendijo Dios a
Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
2.
El temor y el
miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de
los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del
mar; en vuestra mano son entregados.
3.
Todo lo que se
mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas
verdes, os lo he dado todo.
4.
Pero carne con
su vida, que es su sangre, no comeréis.
5.
Porque
ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la
demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida
del hombre.
6.
El que
derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a
imagen de Dios es hecho el hombre.
7.
Mas vosotros
fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos
en ella.
8.
Y habló Dios a
Noé y a sus hijos con él, diciendo:
9.
He aquí que yo
establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de
vosotros;
10.
y con todo ser
viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que
está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la
tierra.
11.
Estableceré mi
pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni
habrá más diluvio para destruir la tierra.
12.
Y dijo Dios:
Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser
viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:
13.
Mi arco he
puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.
14.
Y sucederá que
cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las
nubes.
15.
Y me acordaré
del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y
no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.
16.
Estará el arco
en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser
viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.
17.
Dijo, pues,
Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne
que está sobre la tierra.
Embriaguez de Noé
18.
Y los hijos de
Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán.
19.
Estos tres son
los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra.
20.
Después comenzó
Noé a labrar la tierra, y plantó una viña;
21.
y bebió del
vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.
22.
Y Cam, padre de
Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban
afuera.
23.
Entonces Sem y
Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia
atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no
vieron la desnudez de su padre.
24.
Y despertó Noé
de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven,
25.
y dijo: Maldito
sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos.
26.
Dijo más:
Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo.
27.
Engrandezca
Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo.
28.
Y vivió Noé
después del diluvio trescientos cincuenta años.
Los
descendientes de los hijos de Noé
(1 Cr.1.5-23)
Génesis
10
1 Estas son las
generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos
después del diluvio.
2 Los hijos de Jafet:
Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras.
3 Los hijos de Gomer:
Askenaz, Rifat y Togarma.
4 Los hijos de Javán:
Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim.
5 De éstos se poblaron
las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones.
6 Los hijos de Cam: Cus,
Mizraim, Fut y Canaán.
7 Y los hijos de Cus:
Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca.
Y los hijos de Raama:
Seba y Dedán.
8 Y Cus engendró a Nimrod,
quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra.
9 Este fue vigoroso
cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso
cazador delante de Jehová.
10 Y fue el comienzo de
su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar.
11 De esta tierra salió
para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala,
12 y Resén entre Nínive y
Cala, la cual es ciudad grande.
13 Mizraim engendró a
Ludim, a Anamim, a Lehabim, a Naftuhim,
14 a Patrusim, a Casluhim,
de donde salieron los filisteos, y a Caftorim.
15 Y Canaán engendró a
Sidón su primogénito, a Het,
16 al jebuseo, al amorreo,
al gergeseo,
17 al heveo, al araceo, al
sineo,
18 al arvadeo, al zemareo
y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos.
19 Y fue el territorio de
los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de
Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa.
20 Estos son los hijos de
Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones.
21 También le nacieron
hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet.
22 Los hijos de Sem
fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram.
23 Y los hijos de Aram:
Uz, Hul, Geter y Mas.
24 Arfaxad engendró a
Sala, y Sala engendró a Heber.
25 Y a Heber nacieron dos
hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra;
y el nombre de su hermano, Joctán.
26 Y Joctán engendró a
Almodad, Selef, Hazar-mavet, Jera,
27 Adoram, Uzal, Dicla,
28 Obal, Abimael, Seba,
29 Ofir, Havila y Jobab;
todos estos fueron hijos de Joctán.
30 Y la tierra en que
habitaron fue desde Mesa en dirección de Sefar, hasta la región montañosa del
oriente.
31 Estos fueron los hijos
de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones.
32 Estas son las familias
de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos se
esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio.
La
torre de Babel
Génesis
11
1 Tenía entonces toda la
tierra una sola lengua y unas mismas palabras.
2 Y aconteció que cuando
salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se
estabecieron allí.
3 Y se dijeron unos a
otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego.
Y les sirvió el ladrillo
en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.
4 Y dijeron: Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos
un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
5 Y descendió Jehová para
ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.
6 Y dijo Jehová: He aquí
el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la
obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.
7 Ahora, pues,
descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de
su compañero.
8 Así los esparció Jehová
desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
9 Por esto fue llamado el
nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la
tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
Los
descendientes de Sem
(1 Cr.1.24-27)
10 Estas son las
generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años
después del diluvio.
11 Y vivió Sem, después
que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.
12 Arfaxad vivió treinta
y cinco años, y engendró a Sala.
13 Y vivió Arfaxad,
después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
14 Sala vivió treinta
años, y engendró a Heber.
15 Y vivió Sala, después
que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.
16 Heber vivió treinta y
cuatro años, y engendró a Peleg.
17 Y vivió Heber, después
que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.
18 Peleg vivió treinta
años, y engendró a Reu.
19 Y vivió Peleg, después
que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.
20 Reu vivió treinta y
dos años, y engendró a Serug.
21 Y vivió Reu, después
que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.
22 Serug vivió treinta
años, y engendró a Nacor.
23 Y vivió Serug, después
que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.
24 Nacor vivió
veintinueve años, y engendró a Taré.
25 Y vivió Nacor, después
que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.
26 Taré vivió setenta
años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.
Los
descendientes de Taré
27 Estas son las
generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró
a Lot.
28 Y murió Harán antes
que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.
29 Y tomaron Abram y
Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de
la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.
30 Mas Sarai era estéril,
y no tenía hijo.
31 Y tomó Taré a Abram su
hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram
su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán;
y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.
32 Y fueron los días de
Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.
Dios
llama a Abram
Génesis
12
1 Pero Jehová había dicho
a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la
tierra que te mostraré.
2 Y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
3 Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra.
4 Y se fue Abram, como
Jehová le dijo; y Lot fue con él.
Y era Abram de edad de
setenta y cinco años cuando salió de Harán.
5 Tomó, pues, Abram a
Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado
y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de
Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.
6 Y pasó Abram por aquella
tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba
entonces en la tierra.
7 Y apareció Jehová a
Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.
Y edificó allí un altar a
Jehová, quien le había aparecido.
8 Luego se pasó de allí a
un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al
occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de
Jehová.
9 Y Abram partió de allí,
caminando y yendo hacia el Neguev.
Abram
en Egipto
10 Hubo entonces hambre en
la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el
hambre en la tierra.
11 Y aconteció que cuando
estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que
eres mujer de hermoso aspecto;
12 y cuando te vean los
egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.
13 Ahora, pues, di que
eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa
de ti.
14 Y aconteció que cuando
entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran
manera.
15 También la vieron los
príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa
de Faraón.
16 E hizo bien a Abram
por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y
camellos.
17 Mas Jehová hirió a
Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.
18 Entonces Faraón llamó
a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me
declaraste que era tu mujer?
19 ¿Por qué dijiste: Es mi
hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he
aquí tu mujer; tómala, y vete.
20 Entonces Faraón dio
orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo
que tenía.
Abram y
Lot se separan
Génesis
13
1 Subió, pues, Abram de
Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.
2 Y Abram era riquísimo
en ganado, en plata y en oro.
3 Y volvió por sus
jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes
su tienda entre Bet-el y Hai,
4 al lugar del altar que
había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
5 También Lot, que andaba
con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas.
6 Y la tierra no era
suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no
podían morar en un mismo lugar.
7 Y hubo contienda entre
los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo
y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.
8 Entonces Abram dijo a
Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos,
porque somos hermanos.
9 ¿No está toda la tierra
delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí.
Si fueres a la mano
izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.
10 Y alzó Lot sus ojos, y
vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de
Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese
Jehová a Sodoma y a Gomorra.
11 Entonces Lot escogió
para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se
apartaron el uno del otro.
12 Abram acampó en la
tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue
poniendo sus tiendas hasta Sodoma.
13 Mas los hombres de
Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.
14 Y Jehová dijo a Abram,
después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar
donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
15 Porque toda la tierra
que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
16 Y haré tu descendencia
como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra,
también tu descendencia será contada.
17 Levántate, ve por la
tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.
18 Abram, pues,
removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y
edificó allí altar a Jehová.
Abram
liberta a Lot
Génesis
14
1 Aconteció en los días de
Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey
de Goim,
2 que éstos hicieron
guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey
de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar.
3 Todos éstos se juntaron
en el valle de Sidim, que es el Mar Salado.
4 Doce años habían
servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron.
5 Y en el año
decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y
derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas
en Save-quiriataim,
6 y a los horeos en el
monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto.
7 Y volvieron y vinieron
a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, y
también al amorreo que habitaba en Hazezontamar.
8 Y salieron el rey de
Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela,
que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim;
9 esto es, contra
Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey
de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10 Y el valle de Sidim
estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de
Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte.
11 Y tomaron toda la
riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron.
12 Tomaron también a Lot,
hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.
13 Y vino uno de los que
escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre
el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram.
14 Oyó Abram que su
pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa,
trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan.
15 Y cayó sobre ellos de
noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de
Damasco.
16 Y recobró todos los
bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.
Melquisedec bendice a Abram
17 Cuando volvía de la
derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de
Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.
18 Entonces Melquisedec,
rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
19 y le bendijo, diciendo:
Bendito sea Abram del Dios
Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
20 y bendito sea el Dios
Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.
Y le dio Abram los
diezmos de todo.
21 Entonces el rey de
Sodoma dijo a Abram:
Dame las personas, y toma
para ti los bienes.
22 Y respondió Abram al
rey de Sodoma:
He alzado mi mano a Jehová
Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,
23 que desde un hilo hasta
una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo
enriquecí a Abram;
24 excepto solamente lo
que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner,
Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.
Dios
promete a Abram un hijo
Génesis
15
1 Después de estas cosas
vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo:
No temas, Abram; yo soy tu
escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
2 Y respondió Abram:
Señor Jehová, ¿qué me
darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno
Eliezer?
3 Dijo también Abram:
Mira que no me has dado
prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.
4 Luego vino a él palabra
de Jehová, diciendo:
No te heredará éste, sino
un hijo tuyo será el que te heredará.
5 Y lo llevó fuera, y le
dijo:
Mira ahora los cielos, y
cuenta las estrellas, si las puedes contar.
Y le dijo:
Así será tu descendencia.
6 Y creyó a Jehová, y le
fue contado por justicia.
7 Y le dijo:
Yo soy Jehová, que te
saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra.
8 Y él respondió:
Señor Jehová, ¿en qué
conoceré que la he de heredar? 9 Y le dijo:
Tráeme una becerra de
tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola
también, y un palomino.
10 Y tomó él todo esto, y
los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no
partió las aves.
11 Y descendían aves de
rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.
12 Mas a la caída del sol
sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó
sobre él.
13 Entonces Jehová dijo a
Abram:
Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años.
14 Mas también a la
nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran
riqueza.
15 Y tú vendrás a tus
padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
16 Y en la cuarta
generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del
amorreo hasta aquí.
17 Y sucedió que puesto
el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que
pasaba por entre los animales divididos.
18 En aquel día hizo
Jehová un pacto con Abram, diciendo:
A tu descendencia daré
esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;
19 la tierra de los ceneos,
los cenezeos, los admoneos,
20 los heteos, los
ferezeos, los refaítas,
21 los amorreos, los
cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
Agar e
Ismael
Génesis
16
1 Sarai mujer de Abram no
le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.
2 Dijo entonces Sarai a
Abram:
Ya ves que Jehová me ha
hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de
ella.
Y atendió Abram al ruego
de Sarai.
3 Y Sarai mujer de Abram
tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en
la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido.
4 Y él se llegó a Agar,
la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su
señora.
5 Entonces Sarai dijo a
Abram:
Mi afrenta sea sobre ti;
yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue
Jehová entre tú y yo.
6 Y respondió Abram a
Sarai:
He aquí, tu sierva está
en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca.
Y como Sarai la afligía,
ella huyó de su presencia.
7 Y la halló el ángel de
Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en
el camino de Shur.
8 Y le dijo:
Agar, sierva de Sarai,
¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió:
Huyo de delante de Sarai
mi señora.
9 Y le dijo el ángel de
Jehová:
Vuélvete a tu señora, y
ponte sumisa bajo su mano.
10 Le dijo también el
ángel de Jehová:
Multiplicaré tanto tu
descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.
11 Además le dijo el
ángel de Jehová:
He aquí que has
concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha
oído tu aflicción.
12 Y él será hombre
fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de
todos sus hermanos habitará.
13 Entonces llamó el
nombre de Jehová que con ella hablaba:
Tú eres Dios que ve;
porque dijo:
¿No he visto también aquí
al que me ve?
14 Por lo cual llamó al
pozo:
Pozo del
Viviente-que-me-ve.
He aquí está entre Cades
y Bered.
15 Y Agar dio a luz un
hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael.
16 Era Abram de edad de
ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.
La
circuncisión, señal del pacto
Génesis
17
1 Era Abram de edad de
noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo:
Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
2 Y pondré mi pacto entre
mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.
3 Entonces Abram se
postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
4 He aquí mi pacto es
contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes.
5 Y no se llamará más tu
nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de
muchedumbre de gentes.
6 Y te multiplicaré en
gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.
7 Y estableceré mi pacto
entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto
perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
8 Y te daré a ti, y a tu
descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en
heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
9 Dijo de nuevo Dios a
Abraham:
En cuanto a ti, guardarás
mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones.
10 Este es mi pacto, que
guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti:
Será circuncidado todo
varón de entre vosotros.
11 Circuncidaréis, pues,
la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.
12 Y de edad de ocho días
será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido
en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu
linaje.
13 Debe ser circuncidado
el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra
carne por pacto perpetuo.
14 Y el varón
incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella
persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
15 Dijo también Dios a
Abraham:
A Sarai tu mujer no la
llamarás Sarai, mas Sara será su nombre.
16 Y la bendeciré, y
también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de
naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
17 Entonces Abraham se
postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón:
¿A hombre de cien años ha
de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?
18 Y dijo Abraham a Dios:
Ojalá Ismael viva delante
de ti.
19 Respondió Dios:
Ciertamente Sara tu mujer
te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él
como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
20 Y en cuanto a Ismael,
también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y
multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una
gran nación.
21 Mas yo estableceré mi
pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.
22 Y acabó de hablar con
él, y subió Dios de estar con Abraham.
23 Entonces tomó Abraham a
Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los
comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de
Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como
Dios le había dicho.
24 Era Abraham de edad de
noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio.
25 E Ismael su hijo era
de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio.
26 En el mismo día fueron
circuncidados Abraham e Ismael su hijo.
27 Y todos los varones de
su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por dinero,
fueron circuncidados con él.
Promesa
del nacimiento de Isaac
Génesis
18
1 Después le apareció
Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el
calor del día.
2 Y alzó sus ojos y miró,
y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo
de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,
3 y dijo:
Señor, si ahora he
hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.
4 Que se traiga ahora un
poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,
5 y traeré un bocado de
pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado
cerca de vuestro siervo.
Y ellos dijeron:
Haz así como has dicho.
6 Entonces Abraham fue de
prisa a la tienda a Sara, y le dijo:
Toma pronto tres medidas
de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.
7 Y corrió Abraham a las
vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa
a prepararlo.
8 Tomó también
mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de
ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron.
9 Y le dijeron:
¿Dónde está Sara tu
mujer? Y él respondió:
Aquí en la tienda.
10 Entonces dijo:
De cierto volveré a ti; y
según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo.
Y Sara escuchaba a la
puerta de la tienda, que estaba detrás de él.
11 Y Abraham y Sara eran
viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las
mujeres.
12 Se rió, pues, Sara
entre sí, diciendo:
¿Después que he
envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?
13 Entonces Jehová dijo a
Abraham:
¿Por qué se ha reído Sara
dieciendo:
¿Será cierto que he de
dar a luz siendo ya vieja?
14 ¿Hay para Dios alguna
cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida,
Sara tendrá un hijo.
15 Entonces Sara negó,
diciendo:
No me reí; porque tuvo
miedo.
Y él dijo:
No es así, sino que te
has reído.
Abraham
intercede por Sodoma
16 Y los varones se
levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; y Abraham iba con ellos
acompañándolos.
17 Y Jehová dijo:
¿Encubriré yo a Abraham
lo que voy a hacer,
18 habiendo de ser Abraham
una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones
de la tierra?
19 Porque yo sé que
mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová,
haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha
hablado acerca de él.
20 Entonces Jehová le
dijo:
Por cuanto el clamor
contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha
agravado en extremo,
21 descenderé ahora, y
veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no,
lo sabré.
22 Y se apartaron de allí
los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová.
23 Y se acercó Abraham y
dijo:
¿Destruirás también al
justo con el impío?
24 Quizá haya cincuenta
justos dentro de la ciudad:
¿destruirás también y no
perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?
25 Lejos de ti el hacer
tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el
impío; nunca tal hagas.
El Juez de toda la
tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?
26 Entonces respondió
Jehová:
Si hallare en Sodoma
cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a
ellos.
27 Y Abraham replicó y
dijo:
He aquí ahora que he
comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.
28 Quizá faltarán de
cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo:
No la destruiré, si
hallare allí cuarenta y cinco.
29 Y volvió a hablarle, y
dijo:
Quizá se hallarán allí
cuarenta.
Y respondió:
No lo haré por amor a los
cuarenta.
30 Y dijo:
No se enoje ahora mi
Señor, si hablare:
quizá se hallarán allí
treinta.
Y respondió:
No lo haré si hallare
allí treinta.
31 Y dijo:
He aquí ahora que he
emprendido el hablar a mi Señor:
quizá se hallarán allí
veinte.
No la destruiré,
respondió, por amor a los veinte.
32 Y volvió a decir:
No se enoje ahora mi
Señor, si hablare solamente una vez:
quizá se hallarán allí
diez.
No la destruiré,
respondió, por amor a los diez.
33 Y Jehová se fue, luego
que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.
Destrucción de Sodoma y Gomorra
Génesis
19
1 Llegaron, pues, los dos
ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de
Sodoma.
Y viéndolos Lot, se
levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo,
2 y dijo:
Ahora, mis señores, os
ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros
pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino.
Y ellos respondieron:
No, que en la calle nos
quedaremos esta noche.
3 Mas él porfió con ellos
mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció
panes sin levadura, y comieron.
4 Pero antes que se
acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma,
todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo.
5 Y llamaron a Lot, y le
dijeron:
¿Dónde están los varones
que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.
6 Entonces Lot salió a
ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí,
7 y dijo: Os ruego,
hermanos míos, que no hagáis tal maldad.
8 He aquí ahora yo tengo
dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como
bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que
vinieron a la sombra de mi tejado.
9 Y ellos respondieron:
Quita allá; y añadieron:
Vino este extraño para
habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal
que a ellos.
Y hacían gran violencia
al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta.
10 Entonces los varones
alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta.
11 Y a los hombrs que
estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el
mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
12 Y dijeron los varones a
Lot:
¿Tienes aquí alguno más?
Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de
este lugar;
13 porque vamos a destruir
este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de
Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.
14 Entonces salió Lot y
habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo:
Levantaos, salid de este
lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad.
Mas pareció a sus yernos
como que se burlaba.
15 Y al rayar el alba, los
ángeles daban prisa a Lot, diciendo:
Levántate, toma tu mujer,
y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la
ciudad.
16 Y deteniéndose él, los
varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos
hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron
fuera de la ciudad.
17 Y cuando los hubieron
llevado fuera, dijeron:
Escapa por tu vida; no
mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que
perezcas.
18 Pero Lot les dijo:
No, yo os ruego, señores
míos.
19 He aquí ahora ha
hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra
misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar
al monte, no sea que me alcance el mal, y muera.
20 He aquí ahora esta
ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá
(¿no es ella pequeña?), y salvaré mi vida.
21 Y le respondió:
He aquí he recibido
también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado.
22 Date prisa, escápate
allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí.
Por eso fue llamado el
nombre de la ciudad, Zoar.
23 El sol salía sobre la
tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
24 Entonces Jehová hizo
llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los
cielos;
25 y destruyó las
ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades,
y el fruto de la tierra.
26 Entonces la mujer de
Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
27 Y subió Abraham por la
mañana al lugar donde había estado delante de Jehová.
28 Y miró hacia Sodoma y
Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo
subía de la tierra como el humo de un horno.
29 Así, cuando destruyó
Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot
de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba.
30 Pero Lot subió de Zoar
y moró en el monte, y sus dos hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en
Zoar, y habitó en una cueva él y sus dos hijas.
31 Entonces la mayor dijo
a la menor:
Nuestro padre es viejo, y
no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme a la costumbre de toda
la tierra.
32 Ven, demos a beber
vino a nuestro padre, y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre
descendencia.
33 Y dieron a beber vino
a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no
sintió cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó.
34 El día siguiente, dijo
la mayor a la menor:
He aquí, yo dormí la
noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y
duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia.
35 Y dieron a beber vino
a su padre también aquella noche, y se levantó la menor, y durmió con él; pero
él no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó.
36 Y las dos hijas de Lot
concibieron de su padre.
37 Y dio a luz la mayor
un hijo, y llamó su nombre Moab, el cual es padre de los moabitas hasta hoy.
38 La menor también dio a
luz un hijo, y llamó su nombre Ben- ammi, el cual es padre de los amonitas hasta
hoy.
Abraham
y Abimelec
Génesis
20
1 De allí partió Abraham a
la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en
Gerar.
2 Y dijo Abraham de Sara
su mujer:
Es mi hermana.
Y Abimelec rey de Gerar
envió y tomó a Sara.
3 Pero Dios vino a
Abimelec en sueños de noche, y le dijo:
He aquí, muerto eres, a
causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido.
4 Mas Abimelec no se
había llegado a ella, y dijo:
Señor, ¿matarás también
al inocente?
5 ¿No me dijo él:
Mi hermana es; y ella
también dijo:
Es mi hermano? con
sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.
6 Y le dijo Dios en
sueños:
Yo también sé que con
integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra
mí, y así no te permití que la tocases.
7 Ahora, pues, devuelve
la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás.
Y si no la devolvieres,
sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.
8 Entonces Abimelec se
levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en
los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.
9 Después llamó Abimelec
a Abraham, y le dijo:
¿Qué nos has hecho? ¿En
qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande
pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo.
10 Dijo también Abimelec
a Abraham:
¿Qué pensabas, para que
hicieses esto?
11 Y Abraham respondió:
Porque dije para mí:
Ciertamente no hay temor
de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi muJer. 12 Y a la verdad
también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por
muJer. 13 Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le
dije:
Esta es la merced que tú
harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí:
Mi hermano es.
14 Entonces Abimelec tomó
ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a
Sara su muJer. 15 Y dijo Abimelec:
He aquí mi tierra está
delante de ti; habita donde bien te parezca.
16 Y a Sara dijo:
He aquí he dado mil
monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de
todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada.
17 Entonces Abraham oró a
Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos.
18 Porque Jehová había
cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer
de Abraham.
Nacimiento de Isaac
Génesis
21
1 Visitó Jehová a Sara,
como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado.
2 Y Sara concibió y dio a
Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.
3 Y llamó Abraham el
nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac.
4 Y circuncidó Abraham a
su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.
5 Y era Abraham de cien
años cuando nació Isaac su hijo.
6 Entonces dijo Sara:
Dios me ha hecho reir, y
cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.
7 Y añadió:
¿Quién dijera a Abraham
que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.
Agar e
Ismael son echados de la casa de Abraham
8 Y creció el niño, y fue
destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac.
9 Y vio Sara que el hijo
de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su
hijo Isaac.
10 Por tanto, dijo a
Abraham:
Echa a esta sierva y a su
hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo.
11 Este dicho pareció
grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.
12 Entonces dijo Dios a
Abraham:
No te parezca grave a
causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz,
porque en Isaac te será llamada descendencia.
13 Y también del hijo de
la sierva haré una nación, porque es tu descendiente.
14 Entonces Abraham se
levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar,
poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió.
Y ella salió y anduvo
errante por el desierto de Beerseba.
15 Y le faltó el agua del
odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto,
16 y se fue y se sentó
enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía:
No veré cuando el
muchacho muera.
Y cuando ella se sentó
enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.
17 Y oyó Dios la voz del
muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo:
¿Qué tienes, Agar? No
temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
18 Levántate, alza al
muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación.
19 Entonces Dios le abrió
los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de
beber al muchacho.
20 Y Dios estaba con el
muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
21 Y habitó en el
desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.
Pacto
entre Abraham y Abimelec
22 Aconteció en aquel
mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham,
diciendo:
Dios está contigo en todo
cuanto haces.
23 Ahora, pues, júrame
aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que
conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en
donde has morado.
24 Y respondió Abraham:
Yo juraré.
25 Y Abraham reconvino a
Abimelec a causa de un pozo de agua, que los siervos de Abimelec le habían
quitado.
26 Y respondió Abimelec:
No sé quién haya hecho
esto, ni tampoco tú me lo hiciste saber, ni yo lo he oído hasta hoy.
27 Y tomó Abraham ovejas
y vacas, y dio a Abimelec; e hicieron ambos pacto.
28 Entonces puso Abraham
siete corderas del rebaño aparte.
29 Y dijo Abimelec a
Abraham:
¿Qué significan esas
siete corderas que has puesto aparte?
30 Y él respondió:
Que estas siete corderas
tomarás de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo cavé este pozo.
31 Por esto llamó a aquel
lugar Beerseba; porque allí juraron ambos.
32 Así hicieron pacto en
Beerseba; y se levantó Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, y volvieron a
tierra de los filisteos.
33 Y plantó Abraham un
árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno.
34 Y moró Abraham en
tierra de los filisteos muchos días.
Dios
ordena a Abraham que sacrifique a Isaac
Génesis
22
1 Aconteció después de
estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo:
Abraham.
Y él respondió:
Heme aquí.
2 Y dijo:
Toma ahora tu hijo, tu
único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en
holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
3 Y Abraham se levantó
muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac
su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios
le dijo.
4 Al tercer día alzó
Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.
5 Entonces dijo Abraham a
sus siervos:
Esperad aquí con el asno,
y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
6 Y tomó Abraham la leña
del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y
el cuchillo; y fueron ambos juntos.
7 Entonces habló Isaac a
Abraham su padre, y dijo:
Padre mío.
Y él respondió:
Heme aquí, mi hijo.
Y él dijo:
He aquí el fuego y la
leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? 8 Y respondió Abraham:
Dios se proveerá de
cordero para el holocausto, hijo mío.
E iban juntos.
9 Y cuando llegaron al
lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña,
y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
10 Y extendió Abraham su
mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11 Entonces el ángel de
Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo:
Abraham, Abraham.
Y él respondió:
Heme aquí.
12 Y dijo:
No extiendas tu mano
sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
13 Entonces alzó Abraham
sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por
sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en
lugar de su hijo.
14 Y llamó Abraham el
nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.
Por tanto se dice hoy:
En el monte de Jehová
será provisto.
15 Y llamó el ángel de
Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,
16 y dijo:
Por mí mismo he jurado,
dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu
único hijo;
17 de cierto te bendeciré,
y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que
está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
18 En tu simiente serán
benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
19 Y volvió Abraham a sus
siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en
Beerseba.
20 Aconteció después de
estas cosas, que fue dada noticia a Abraham, diciendo:
He aquí que también Milca
ha dado a luz hijos a Nacor tu hermano:
21 Uz su primogénito, Buz
su hermano, Kemuel padre de Aram,
22 Quesed, Hazo, Pildas,
Jidlaf y Betuel.
23 Y Betuel fue el padre
de Rebeca.
Estos son los ocho hijos
que dio a luz Milca, de Nacor hermano de Abraham.
24 Y su concubina, que se
llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.
Muerte
y sepultura de Sara
Génesis
23
1 Fue la vida de Sara
ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.
2 Y murió Sara en Quiriat-arba,
que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y
a llorarla.
3 Y se levantó Abraham de
delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo:
4 Extranjero y forastero
soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré
mi muerta de delante de mí.
5 Y respondieron los
hijos de Het a Abraham, y le dijeron:
6 Oyenos, señor nuestro;
eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros
sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá
que entierres tu muerta.
7 Y Abraham se levantó, y
se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het, 8 y habló con ellos,
diciendo:
Si tenéis voluntad de que
yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo
de Zohar, 9 para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su
heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio
de vosotros.
10 Este Efrón estaba
entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en presencia de los
hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo:
11 No, señor mío, óyeme:
te doy la heredad, y te
doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te
la doy; sepulta tu muerta.
12 Entonces Abraham se
inclinó delante del pueblo de la tierra,
13 y respondió a Efrón en
presencia del pueblo de la tierra, deciendo:
Antes, si te place, te
ruego que me oigas.
Yo daré el precio de la
heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.
14 Respondió Efrón a
Abraham, diciéndole:
15 Señor mío, escúchame:
la tierra vale
cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu
muerta.
16 Entonces Abraham se
convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de
los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
17 Y quedó la heredad de
Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que
estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus
contornos,
18 como propiedad de
Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la
puerta de la ciudad.
19 Después de esto
sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente
de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.
20 Y quedó la heredad y
la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura,
recibida de los hijos de Het.
Abraham
busca esposa para Isaac
Génesis
24
1 Era Abraham ya viejo, y
bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo.
2 Y dijo Abraham a un
criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que
tenía:
Pon ahora tu mano debajo
de mi muslo,
3 y te juramentaré por
Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo
mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;
4 sino que irás a mi
tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.
5 El criado le respondió:
Quizá la mujer no querrá
venir en pos de mí a esta tierra.
¿Volveré, pues, tu hijo a
la tierra de donde saliste?
6 Y Abraham le dijo:
Guárdate que no vuelvas a
mi hijo allá.
7 Jehová, Dios de los
cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me
habló y me juró, diciendo:
A tu descendencia daré
esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para
mi hijo.
8 Y si la mujer no
quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no
vuelvas allá a mi hijo.
9 Entonces el criado puso
su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.
10 Y el criado tomó diez
camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos
escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de
Nacor.
11 E hizo arrodillar los
camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la
hora en que salen las doncellas por agua.
12 Y dijo:
Oh Jehová, Dios de mi
señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia
con mi señor Abraham.
13 He aquí yo estoy junto
a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua.
14 Sea, pues, que la
doncella a quien yo dijere:
Baja tu cántaro, te
ruego, para que yo beba, y ella respondiere:
Bebe, y también daré de
beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac;
y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
15 Y aconteció que antes
que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de
Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su
hombro.
16 Y la doncella era de
aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió
a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.
17 Entonces el criado
corrió hacia ella, y dijo:
Te ruego que me des a
beber un poco de agua de tu cántaro.
18 Ella respondió:
Bebe, señor mío; y se dio
prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
19 Y cuando acabó de
darle de beber, dijo:
También para tus camellos
sacaré agua, hasta que acaben de beber.
20 Y se dio prisa, y
vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó
para todos sus camellos.
21 Y el hombre estaba
maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o
no.
22 Y cuando los camellos
acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo,
y dos brazaletes que pesaban diez,
23 y dijo:
¿De quién eres hija? Te
ruego que me digas:
¿hay en casa de tu padre
lugar donde posemos?
24 Y ella respondió: Soy
hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor.
25 Y añadió: También hay
en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar.
26 El hombre entonces se
inclinó, y adoró a Jehová,
27 y dijo: Bendito sea
Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su
verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo.
28 Y la doncella corrió,
e hizo saber en casa de su madre estas cosas.
29 Y Rebeca tenía un
hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la
fuente.
30 Y cuando vio el
pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: Así me habló
aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos junto a la
fuente.
31 Y le dijo: Ven,
bendito de Jehová; ¿por qué estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para
los camellos.
32 Entonces el hombre vino
a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar
los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían.
33 Y le pusieron delante
qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje.
Y él le dijo: Habla.
34 Entonces dijo: Yo soy
criado de Abraham.
35 Y Jehová ha bendecido
mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y
oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
36 Y Sara, mujer de mi
amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto
tiene.
37 Y mi amo me hizo
jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en
cuya tierra habito;
38 sino que irás a la casa
de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo.
39 Y yo dije: Quizás la
mujer no querrá seguirme.
40 Entonces él me
respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo, y
prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa de
mi padre.
41 Entonces serás libre
de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia; y si no te la dieren, serás
libre de mi juramento.
42 Llegué, pues, hoy a la
fuente, y dije: Jehová, Dios de mi señor Abraham, si tú prosperas ahora mi
camino por el cual ando,
43 he aquí yo estoy junto
a la fuente de agua; sea, pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual
dijere: Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro,
44 y ella me respondiere:
Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó
Jehová para el hijo de mi señor.
45 Antes que acabase de
hablar en mi corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro;
y descendió a la fuente, y sacó agua; y le dije: te ruego que me des de beber.
46 Y bajó prontamente su
cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus camellos daré de beber.
Y bebí, y dio también de
beber a mis camellos.
47 Entonces le pregunté,
y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo de Nacor, que
le dio a luz Milca.
Entonces le puse un
pendiente en su nariz, y brazaletes en sus brazos;
48 y me incliné y adoré a
Jehová, y bendije a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por
camino de verdad para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo.
49 Ahora, pues, si
vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si no,
declarádmelo; y me iré a la diestra o a la siniestra.
50 Entonces Labán y
Betuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte
malo ni bueno.
51 He ahí Rebeca delante
de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová.
52 Cuando el criado de
Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová.
53 Y sacó el criado
alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas
preciosas a su hermano y a su madre.
54 Y comieron y bebieron
él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo:
Enviadme a mi señor.
55 Entonces respondieron
su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros a lo menos diez días, y
después irá.
56 Y él les dijo: No me
detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a
mi señor.
57 Ellos respondieron
entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle.
58 Y llamaron a Rebeca, y
le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.
59 Entonces dejaron ir a
Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de Abraham y a sus hombres.
60 Y bendijeron a Rebeca,
y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus
descendientes la puerta de sus enemigos.
61 Entonces se levantó
Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el
criado tomó a Rebeca, y se fue.
62 Y venía Isaac del pozo
del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev.
63 Y había salido Isaac a
meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los
camellos que venían.
64 Rebeca también alzó
sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello;
65 porque había preguntado
al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el
criado había respondido: Este es mi señor.
Ella entonces tomó el
velo, y se cubrió.
66 Entonces el criado
contó a Isaac todo lo que había hecho.
67 Y la trajo Isaac a la
tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac
después de la muerte de su madre.
Los
descendientes de Abraham y Cetura
(1 Cr. 1.32-33)
Génesis
25
1 Abraham tomó otra mujer,
cuyo nombre era Cetura,
2 la cual le dio a luz a
Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.
3 Y Jocsán engendró a
Seba y a Dedán; e hijos de Dedán fueron Asurim, Letusim y Leumim.
4 E hijos de Madián: Efa,
Efer, Hanoc, Abida y Elda.
Todos estos fueron hijos
de Cetura.
5 Y Abraham dio todo
cuanto tenía a Isaac.
6 Pero a los hijos de sus
concubinas dio Abraham dones, y los envió lejos de Isaac su hijo, mientras él
vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental.
Muerte
y sepultura de Abraham
7 Y estos fueron los días
que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años.
8 Y exhaló el espíritu, y
murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.
9 Y lo sepultaron Isaac e
Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad de Efrón hijo de Zohar
heteo, que está enfrente de Mamre,
10 heredad que compró
Abraham de los hijos de Het; allí fue sepultado Abraham, y Sara su muJer. 11 Y
sucedió, después de muerto Abraham, que Dios bendijo a Isaac su hijo; y habitó
Isaac junto al pozo del Viviente-que-me- ve.
Los
descendientes de Ismael
(1 Cr.1.28-31)
12 Estos son los
descendientes de Ismael hijo de Abraham, a quien le dio a luz Agar egipcia,
sierva de Sara;
13 estos, pues, son los
nombres de los hijos de Ismael, nombrados en el orden de su nacimiento: El
primogénito de Ismael, Nebaiot; luego Cedar, Adbeel, Mibsam,
14 Misma, Duma, Massa,
15 Hadar, Tema, Jetur,
Nafis y Cedema.
16 Estos son los hijos de
Ismael, y estos sus nombres, por sus villas y por sus campamentos; doce
príncipes por sus familias.
17 Y estos fueron los
años de la vida de Ismael, ciento treinta y siete años; y exhaló el espíritu
Ismael, y murió, y fue unido a su pueblo.
18 Y habitaron desde
Havila hasta Shur, que está enfrente de Egipto viniendo a Asiria; y murió en
presencia de todos sus hermanos.
Nacimiento de Jacob y Esaú
19 Estos son los
descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac,
20 y era Isaac de cuarenta
años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram,
hermana de Labán arameo.
21 Y oró Isaac a Jehová
por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su muJer.
22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y
fue a consultar a Jehová;
23 y le respondió Jehová:
Dos naciones hay en tu
seno,
Y dos pueblos serán
divididos desde tus entrañas;
El un pueblo será más
fuerte que el otro pueblo,
Y el mayor servirá al
menor.
24 Cuando se cumplieron
sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25 Y salió el primero
rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú.
26 Después salió su
hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob.
Y era Isaac de edad de
sesenta años cuando ella los dio a luz.
Esaú
vende su primogenitura
27 Y crecieron los niños,
y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto,
que habitaba en tiendas.
28 Y amó Isaac a Esaú,
porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.
29 Y guisó Jacob un
potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,
30 dijo a Jacob: Te ruego
que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.
Por tanto fue llamado su
nombre Edom.
31 Y Jacob respondió:
Véndeme en este día tu primogenitura.
32 Entonces dijo Esaú: He
aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
33 Y dijo Jacob: Júramelo
en este día.
Y él le juró, y vendió a
Jacob su primogenitura.
34 Entonces Jacob dio a
Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se
fue.
Así menospreció Esaú la
primogenitura.
Isaac
en Gerar
Génesis
26
1 Después hubo hambre en
la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue
Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.
2 Y se le apareció
Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré.
3 Habita como forastero
en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu
descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a
Abraham tu padre.
4 Multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas
tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,
5 por cuanto oyó Abraham
mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.
6 Habitó, pues, Isaac en
Gerar.
7 Y los hombres de aquel
lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque
tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo
matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.
8 Sucedió que después que
él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una
ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su muJer. 9 Y llamó Abimelec a
Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu muJer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi
hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella.
10 Y Abimelec dijo: ¿Por
qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer,
y hubieras traído sobre nosotros el pecado.
11 Entonces Abimelec
mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de
cierto morirá.
12 Y sembró Isaac en
aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová.
13 El varón se
enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.
14 Y tuvo hato de ovejas,
y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
15 Y todos los pozos que
habían abierto los criados de Abraham su padre en sus días, los filisteos los
habían cegado y llenado de tierra.
16 Entonces dijo Abimelec
a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has
hecho.
17 E Isaac se fue de allí,
y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí.
18 Y volvió a abrir Isaac
los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los
filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los
nombres que su padre los había llamado.
19 Pero cuando los
siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas,
20 los pastores de Gerar
riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra.
Por eso llamó el nombre
del pozo Esek, porque habían altercado con él.
21 Y abrieron otro pozo,
y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.
22 Y se apartó de allí, y
abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo:
Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.
23 Y de allí subió a
Beerseba.
24 Y se le apareció
Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas,
porque yo estoy contigo, y yo bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor
de Abraham mi siervo.
25 Y edificó allí un
altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí
los siervos de Isaac un pozo.
26 Y Abimelec vino a él
desde Gerar, y Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército.
27 Y les dijo Isaac: ¿Por
qué venís a mí, pues que me habéis aborrecido, y me echasteis de entre vosotros?
28 Y ellos respondieron:
Hemos visto que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre
nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto cutigo,
29 que no nos hagas mal,
como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te
enviamos en paz; tú eres ahora bendito de Jehová.
30 Entonces él les hizo
banquete, y comieron y bebieron.
31 Y se levantaron de
madrugada, y juraron el uno al otro; e Isaac los despidió, y ellos se
despidieron de él en paz.
32 En aquel día sucedió
que vinieron los criados de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que habían
abierto, y le dijeron: Hemos hallado agua.
33 Y lo llamó Seba; por
esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.
34 Y cuando Esaú era de
cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de
Elón heteo;
35 y fueron amargura de
espíritu para Isaac y para Rebeca.
Jacob
obtiene la bendición de Isaac
Génesis
27
1 Aconteció que cuando
Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su
hijo mayor, y le dijo: Hijo mío.
Y él respondió: Heme
aquí.
2 Y él dijo: He aquí ya
soy viejo, no sé el día de mi muerte.
3 Toma, pues, ahora tus
armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza;
4 y hazme un guisado como
a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te bendiga antes que muera.
5 Y Rebeca estaba oyendo,
cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza
que había de traer.
6 Entonces Rebeca habló a
Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu
hermano, diciendo: 7 Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te bendiga
en presencia de Jehová antes que yo muera.
8 Ahora, pues, hijo mío,
obedece a mi voz en lo que te mando.
9 Ve ahora al ganado, y
tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para
tu padre, como a él le gusta;
10 y tú las llevarás a tu
padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte.
11 Y Jacob dijo a Rebeca
su madre: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño.
12 Quizá me palpará mi
padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición.
13 Y su madre respondió:
Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y vé y
tráemelos.
14 Entonces él fue y los
tomó, y los trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le
gustaba.
15 Y tomó Rebeca los
vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió
a Jacob su hijo menor;
16 y cubrió sus manos y la
parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos;
17 y entregó los guisados
y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo.
18 Entonces éste fue a su
padre y dijo: Padre mío.
E Isaac respondió: Heme
aquí; ¿quién eres, hijo mío?
19 Y Jacob dijo a su
padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y
siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.
20 Entonces Isaac dijo a
su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque
Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí.
21 E Isaac dijo a Jacob:
Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no.
22 Y se acercó Jacob a su
padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos,
las manos de Esaú.
23 Y no le conoció,
porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
24 Y dijo: ¿Eres tú mi
hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.
25 Dijo también:
Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se
la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió.
26 Y le dijo Isaac su
padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío.
27 Y Jacob se acercó, y
le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:
Mira, el olor de mi hijo,
Como el olor del campo que
Jehová ha bendecido;
28 Dios, pues, te dé del
rocío del cielo,
Y de las grosuras de la
tierra,
Y abundancia de trigo y de
mosto.
29 Sírvante pueblos,
Y naciones se inclinen a
ti;
Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante ti los
hijos de tu madre.
Malditos los que te
maldijeren,
Y benditos los que te
bendijeren.
30 Y aconteció, luego que
Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac
su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar.
31 E hizo él también
guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza
de su hijo, para que me bendiga.
32 Entonces Isaac su
padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito,
Esaú.
33 Y se estremeció Isaac
grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y
comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.
34 Cuando Esaú oyó las
palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le
dijo: Bendíceme también a mí, padre mío.
35 Y él dijo: Vino tu
hermano con engaño, y tomó tu bendición.
36 Y Esaú respondió: Bien
llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi
primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición.
Y dijo: ¿No has guardado
bendición para mí?
37 Isaac respondió y dijo
a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos
sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora,
hijo mío?
38 Y Esaú respondió a su
padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí,
padre mío.
Y alzó Esaú su voz, y
lloró.
39 Entonces Isaac su padre
habló y le dijo:
He aquí, será tu
habitación en grosuras de la tierra,
Y del rocío de los cielos
de arriba;
40 Y por tu espada
vivirás, y a tu hermano servirás;
Y sucederá cuando te
fortalezcas,
Que descargarás su yugo de
tu cerviz.
Jacob
huye de Esaú
41 Y aborreció Esaú a
Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su
corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob.
42 Y fueron dichas a
Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo
menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consula acerca de ti con la idea
de matarte.
43 Ahora pues, hijo mío,
obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán,
44 y mora con él algunos
días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue;
45 hasta que se aplaque la
ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces,
y te traeré de allá.
¿Por qué seré privada de
vosotros ambos en un día?
46 Y dijo Rebeca a Isaac:
Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het.
Si Jacob toma mujer de
las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero la
vida?
Génesis
28
1 Entonces Isaac llamó a
Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán.
2 Levántate, ve a Padan-aram,
a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas de Labán,
hermano de tu madre.
3 Y el Dios omnipotente
te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud
de pueblos;
4 y te dé la bendición de
Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras,
que Dios dio a Abraham.
5 Así envió Isaac a
Jacob, el cual fue a Padan-aram, a Labán hijo de Betuel arameo, hermano de
Rebeca madre de Jacob y de Esaú.
6 Y vio Esaú cómo Isaac
había bendecido a Jacob, y le había enviado a Padan-aram, para tomar para sí
mujer de allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás
mujer de las hijas de Canaán;
7 y que Jacob había
obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padan-aram.
8 Vio asimismo Esaú que
las hijas de Canaán parecían mal a Isaac su padre;
9 y se fue Esaú a Ismael,
y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham, hermana de
Nebaiot, además de sus otras mujeres.
Dios se
aparece a Jacob en Bet-el
10 Salió, pues, Jacob de
Beerseba, y fue a Harán.
11 Y llegó a un cierto
lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de
aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.
12 Y soñó: y he aquí una
escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he
aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
13 Y he aquí, Jehová
estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu
padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a
tu descendencia.
14 Será tu descendencia
como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y
al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.
15 He aquí, yo estoy
contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta
tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16 Y despertó Jacob de su
sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.
17 Y tuvo miedo, y dijo:
¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del
cielo.
18 Y se levantó Jacob de
mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y
derramó aceite encima de ella.
19 Y llamó el nombre de
aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.
20 E hizo Jacob voto,
diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me
diere pan para comer y vestido para vestir,
21 y si volviere en paz a
casa de mi padre, Jehová será mi Dios.
22 Y esta piedra que he
puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo
apartaré para ti.
Jacob
sirve a Labán por Raquel y Lea
Génesis
29
1 Siguió luego Jacob su
camino, y fue a la tierra de los orientales.
2 Y miró, y vio un pozo
en el campo; y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían cerca de él, porque de
aquel pozo abrevaban los ganados; y había una gran piedra sobre la boca del
pozo.
3 Y juntaban allí todos
los rebaños; y revolvían la piedra de la boca del pozo, y abrevaban las ovejas,
y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar.
4 Y les dijo Jacob:
Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos respondieron: De Harán somos.
5 El les dijo: ¿Conocéis
a Labán hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.
6 Y él les dijo: ¿Está
bien? Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene con las ovejas.
7 Y él dijo: He aquí es
aún muy de día; no es tiempo todavía de recoger el ganado; abrevad las ovejas, e
id a apacentarlas.
8 Y ellos respondieron:
No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de la
boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.
9 Mientras él aún hablaba
con ellos, Raquel vino con el rebaño de su padre, porque ella era la pastora.
10 Y sucedió que cuando
Jacob vio a Raquel, hija de Labán hermano de su madre, y las ovejas de Labán el
hermano de su madre, se acercó Jacob y removió la piedra de la boca del pozo, y
abrevó el rebaño de Labán hermano de su madre.
11 Y Jacob besó a Raquel,
y alzó su voz y lloró.
12 Y Jacob dijo a Raquel
que él era hermano de su padre, y que era hijo de Rebeca; y ella corrió, y dio
las nuevas a su padre.
13 Así que oyó Labán las
nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó, y
lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas.
14 Y Labán le dijo:
Ciertamente hueso mío y carne mía eres.
Y estuvo con él durante
un mes.
15 Entonces dijo Labán a
Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario.
16 Y Labán tenía dos
hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel.
17 Y los ojos de Lea eran
delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.
18 Y Jacob amó a Raquel,
y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor.
19 Y Labán respondió:
Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo.
20 Así sirvió Jacob por
Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.
21 Entonces dijo Jacob a
Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella.
22 Entonces Labán juntó a
todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete.
23 Y sucedió que a la
noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella.
24 Y dio Labán su sierva
Zilpa a su hija Lea por criada.
25 Venida la mañana, he
aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he
servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?
26 Y Labán respondió: No
se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor.
27 Cumple la semana de
ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros
siete años.
28 E hizo Jacob así, y
cumplió la semana de aquélla; y él le dio a Raquel su hija por muJer. 29 Y dio
Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada.
30 Y se llegó también a
Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.
Los
hijos de Jacob
31 Y vio Jehová que Lea
era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril.
32 Y concibió Lea, y dio
a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi
aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido.
33 Concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha
dado también éste.
Y llamó su nombre Simeón.
34 Y concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le
he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví.
35 Concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre
Judá; y dejó de dar a luz.
Génesis
30
1 Viendo Raquel que no
daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o
si no, me muero.
2 Y Jacob se enojó contra
Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?
3 Y ella dijo: He aquí mi
sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también
tendré hijos de ella.
4 Así le dio a Bilha su
sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella.
5 Y concibió Bilha, y dio
a luz un hijo a Jacob.
6 Dijo entonces Raquel:
Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo.
Por tanto llamó su nombre
Dan.
x6* con mi hermana, y he
vencido.
Y llamó su nombre
Neftalí.
9 Viendo, pues, Lea, que
había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por muJer.
10 Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.
11 Y dijo Lea: Vino la
ventura; y llamó su nombre Gad.
12 Luego Zilpa la sierva
de Lea dio a luz otro hijo a Jacob.
13 Y dijo Lea: Para dicha
mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser.
14 Fue Rubén en tiempo de
la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su
madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.
15 Y ella respondió: ¿Es
poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las
mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las
mandrágoras de tu hijo.
16 Cuando, pues, Jacob
volvía del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: Llégate a mí, porque a
la verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo.
Y durmió con ella aquella
noche.
17 Y oyó Dios a Lea; y
concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob.
18 Y dijo Lea: Dios me ha
dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre
Isacar.
19 Después concibió Lea
otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob.
20 Y dijo Lea: Dios me ha
dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz
seis hijos; y llamó su nombre Zabulón.
21 Después dio a luz una
hija, y llamó su nombre Dina.
22 Y se acordó Dios de
Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.
23 Y concibió, y dio a
luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;
24 y llamó su nombre José,
diciendo: Añádame Jehová otro hijo.
Tretas
de Jacob y de Labán
25 Aconteció cuando Raquel
hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a
mi tierra.
26 Dame mis mujeres y mis
hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los
servicios que te he hecho.
27 Y Labán le respondió:
Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha
bendecido por tu causa.
28 Y dijo: Señálame tu
salario, y yo lo daré.
29 Y él respondió: Tú
sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo.
30 Porque poco tenías
antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi
llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?
31 Y él dijo: ¿Qué te
daré? Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a
apacentar tus ovejas.
32 Yo pasaré hoy por todo
tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y
todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre
las cabras; y esto será mi salario.
33 Así responderá por mí
mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere
pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha
de tener como de hurto.
34 Dijo entonces Labán:
Mira, sea como tú dices.
35 Y Labán apartó aquel
día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y
salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las
de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos.
36 Y puso tres días de
camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán.
37 Tomó luego Jacob varas
verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras
blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.
38 Y puso las varas que
había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua
donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber.
39 Así concebían las
ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados
de diversos colores.
40 Y apartaba Jacob los
corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del
hato de Labán.
Y ponía su hato aparte, y
no lo ponía con las ovejas de Labán.
41 Y sucedía que cuantas
veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante
de las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas.
42 Pero cuando venían las
ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles para Labán, y las más
fuertes para Jacob.
43 Y se enriqueció el
varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.
Génesis
31
1 Y oía Jacob las palabras
de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro
padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.
2 Miraba también Jacob el
semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes.
3 También Jehová dijo a
Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré
contigo.
4 Envió, pues, Jacob, y
llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
5 y les dijo: Veo que el
semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi
padre ha estado conmigo.
6 Vosotras sabéis que con
todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
7 y vuestro padre me ha
engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido
que me hiciese mal.
8 Si él decía así: Los
pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía
así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
9 Así quitó Dios el
ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.
10 Y sucedió que al
tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he
aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados.
11 Y me dijo el ángel de
Dios en sueños: Jacob.
Y yo dije: Heme aquí.
12 Y él dijo: Alza ahora
tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados,
pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
13 Yo soy el Dios de Bet-el,
donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.
Levántate ahora y sal de
esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
14 Respondieron Raquel y
Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?
15 ¿No nos tiene ya como
por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
16 Porque toda la riqueza
que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora,
pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob
huye de Labán
17 Entonces se levantó
Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,
18 y puso en camino todo
su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había
obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
19 Pero Labán había ido a
trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
20 Y Jacob engañó a Labán
arameo, no haciéndole saber que se iba.
21 Huyó, pues, con todo
lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
22 Y al tercer día fue
dicho a Labán que Jacob había huido.
23 Entonces Labán tomó a
sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el
monte de Galaad.
24 Y vino Dios a Labán
arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob
descomedidamente.
25 Alcanzó, pues, Labán a
Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus
parientes en el monte de Galaad.
26 Y dijo Labán a Jacob:
¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de
guerra?
27 ¿Por qué te escondiste
para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera
con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?
28 Pues ni aun me dajaste
besar a mis hijos y mis hijas.
Ahora, locamente has
hecho.
29 Poder hay en mi mano
para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que
no hables a Jacob descomedidamente.
30 Y ya que te ibas,
porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
31 Respondió Jacob y dijo
a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus
hijas.
32 Aquel en cuyo poder
hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo
tenga tuyo, y llévatelo.
Jacob no sabía que Raquel
los había hurtado.
33 Entró Labán en la
tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no
los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel.
34 Pero tomó Raquel los
ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó
Labán en toda la tienda, y no los halló.
35 Y ella dijo a su
padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues
estoy con la costumbre de las mujeres.
Y él buscó, pero no halló
los ídolos.
36 Entonces Jacob se
enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es
la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi
persecución?
37 Pues que has buscado en
todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí
delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros.
38 Estos veinte años he
estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de
tus ovejas.
39 Nunca te traje lo
arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de
noche, a mí me lo cobrabas.
40 De día me consumía el
calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
41 Así he estado veinte
años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu
ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
42 Si el Dios de mi
padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me
enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de
mis manos, y te reprendió anoche.
43 Respondió Labán y dijo
a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son
mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis
hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
44 Ven, pues, ahora, y
hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos.
45 Entonces Jacob tomó
una piedra, y la levantó por señal.
46 Y dijo Jacob a sus
hermanos: Recoged piedras.
Y tomaron piedras e
hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano.
47 Y lo llamó Labán,
Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad.
48 Porque Labán dijo:
Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre
Galaad;
49 y Mizpa, por cuanto
dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro.
50 Si afligieres a mis
hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros;
mira, Dios es testigo entre nosotros dos.
51 Dijo más Labán a
Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo.
52 Testigo sea este
majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni
tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal.
53 El Dios de Abraham y
el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres.
Y Jacob juró por aquel a
quien temía Isaac su padre.
54 Entonces Jacob inmoló
víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y
durmieron aquella noche en el monte.
55 Y se levantó Labán de
mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su
lugar.
Jacob
se prepara para el encuentro con Esaú
Génesis
32
1 Jacob siguió su camino,
y le salieron al encuentro ángeles de Dios.
2 Y dijo Jacob cuando los
vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.
3 Y envió Jacob
mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom.
4 Y les mandó diciendo:
Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me
he detenido hasta ahora;
5 y tengo vacas, asnos,
ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en
tus ojos.
6 Y los mensajeros
volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a
recibirte, y cuatrocientos hombres con él.
7 Entonces Jacob tuvo
gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las
ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos.
8 Y dijo: Si viene Esaú
contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.
9 Y dijo Jacob: Dios de mi
padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu
tierra y a tu parentela, y yo te haré bien;
10 menor soy que todas las
misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi
cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.
11 Líbrame ahora de la
mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me
hiera la madre con los hijos.
12 Y tú has dicho: Yo te
haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar
por la multitud.
13 Y durmió allí aquella
noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: 14
doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,
15 treinta camellas
paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez
borricos.
16 Y lo entregó a sus
siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y
poned espacio entre manada y manada.
17 Y mandó al primero,
diciendo: Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién
eres? ¿y adónde vas? ¿y para quién es esto que llevas delante de ti?
18 entonces dirás: Es un
presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él
viene tras nosotros.
19 Mandó también al
segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo:
Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis.
20 Y diréis también: He
aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros.
Porque dijo: Apaciguaré
su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le
seré acepto.
21 Pasó, pues, el
presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.
Jacob
lucha con el ángel en Peniel
22 Y se levantó aquella
noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el
vado de Jaboc.
23 Los tomó, pues, e hizo
pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.
24 Así se quedó Jacob
solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
25 Y cuando el varón vio
que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el
muslo de Jacob mientras con él luchaba.
26 Y dijo: Déjame, porque
raya el alba.
Y Jacob le respondió: No
te dejaré, si no me bendices.
27 Y el varón le dijo:
¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
28 Y el varón le dijo: No
se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los
hombres, y has vencido.
29 Entonces Jacob le
preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre.
Y el varón respondió:
¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
30 Y llamó Jacob el
nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada
mi alma.
31 Y cuando había pasado
Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
32 Por esto no comen los
hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el
encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se
contrajo.
Reconciliación entre Jacob y Esaú
Génesis
33
1 Alzando Jacob sus ojos,
miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces
repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.
2 Y puso las siervas y
sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos.
3 Y él pasó delante de
ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.
4 Pero Esaú corrió a su
encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.
5 Y alzó sus ojos y vio a
las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los
niños que Dios ha dado a tu siervo.
6 Luego vinieron las
siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron.
7 Y vino Lea con sus
niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8 Y Esaú dijo: ¿Qué te
propones con todos estos grupos que he encontrado? Y Jacob respondió: El hallar
gracia en los ojos de mi señor.
9 Y dijo Esaú: Suficiente
tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Y dijo Jacob: No, yo
te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he
visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto
favor me has recibido.
11 Acepta, te ruego, mi
presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay
aquí es mío.
E insistió con él, y Esaú
lo tomó.
12 Y Esaú dijo: Anda,
vamos; y yo iré delante de ti.
13 Y Jacob le dijo: Mi
señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si
las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.
14 Pase ahora mi señor
delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante
de mí y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
15 Y Esaú dijo: Dejaré
ahora contigo de la gente que viene conmigo.
Y Jacob dijo: ¿Para qué
esto? Halle yo gracia en los ojos de mi señor.
16 Así volvió Esaú aquel
día por su camino a Seir.
17 Y Jacob fue a Sucot, y
edificó allí casa para sí, e hizo cabañas para su ganado; por tanto, llamó el
nombre de aquel lugar Sucot.
18 Después Jacob llegó
sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando
venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad.
19 Y compró una parte del
campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem,
por cien monedas.
20 Y erigió allí un
altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.
La
deshonra de Dina vengada
Génesis
34
1 Salió Dina la hija de
Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país.
2 Y la vio Siquem hijo de
Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la
deshonró.
3 Pero su alma se apegó a
Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella.
4 Y habló Siquem a Hamor
su padre, diciendo: Tómame por mujer a esta joven.
5 Pero oyó Jacob que
Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el
campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.
6 Y se dirigió Hamor padre
de Siquem a Jacob, para hablar con él.
7 Y los hijos de Jacob
vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se
enojaron mucho, porque hizo vileza en Israel acostándose con la hija de Jacob,
lo que no se debía haber hecho.
8 Y Hamor habló con
ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os
ruego que se la deis por muJer. 9 Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras
hijas, y tomad vosotros las nuestras.
10 Y habitad con
nosotros, porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella,
y tomad en ella posesión.
11 Siquem también dijo al
padre de Dina y a los hermanos de ella: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré
lo que me dijereis.
12 Aumentad a cargo mío
mucha dote y dones, y yo daré cuanto me dijereis; y dadme la joven por muJer.13
Pero respondieron los hijos de Jacob a Siquem y a Hamor su padre con palabras
engañosas, por cuanto había amancillado a Dina su hermana.
14 Y les dijeron: No
podemos hacer esto de dar nuestra hermana a hombre incircunciso, porque entre
nosotros es abominación.
15 Mas con esta condición
os complaceremos: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre
vosotros todo varón.
16 Entonces os daremos
nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y
seremos un pueblo.
17 Mas si no nos
prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija y nos iremos.
18 Y parecieron bien sus
palabras a Hamor, y a Siquem hijo de Hamor.
19 Y no tardó el joven en
hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado; y él era el más
distinguido de toda la casa de su padre.
20 Entonces Hamor y Siquem
su hijo vinieron a la puerta de su ciudad, y hablaron a los varones de su
ciudad, diciendo: 21 Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el
país, y traficarán en él; pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos;
nosotros tomaremos sus hijas por mujeres, y les daremos las nuestras.
22 Mas con esta condición
consentirán estos hombres en habitar con nosotros, para que seamos un pueblo:
que se circuncide todo varón entre nosotros, así como ellos son circuncidados.
23 Su ganado, sus bienes
y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán
con nosotros.
24 Y obedecieron a Hamor
y a Siquem su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y
circuncidaron a todo varón, a cuantos salían por la puerta de su ciudad.
25 Pero sucedió que al
tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob,
Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra
la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todo varón.
26 Y a Hamor y a Siquem
su hijo los mataron a filo de espada; y tomaron a Dina de casa de Siquem, y se
fueron.
27 Y los hijos de Jacob
vinieron a los muertos, y saquearon la ciudad, por cuanto habían amancillado a
su hermana.
28 Tomaron sus ovejas y
vacas y sus asnos, y lo que había en la ciudad y en el campo,
29 y todos sus bienes;
llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había
en casa.
30 Entonces dijo Jacob a
Simeón y a Leví: Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de
esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán
contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa.
31 Pero ellos
respondieron: ¿Había él de tratar a nuestra hermana como a una ramera?
Dios
bendice a Jacob en Bet-el
Génesis
35
1 Dijo Dios a Jacob:
Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te
apareció cuando huías de tu hermano Esaú.
2 Entonces Jacob dijo a
su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay
entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos.
3 Y levantémonos, y
subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi
angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado.
4 Así dieron a Jacob
todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban
en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a
Siquem.
5 Y salieron, y el terror
de Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no
persiguieron a los hijos de Jacob.
6 Y llegó Jacob a Luz,
que está en tierra de Canaán (esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él
estaba.
7 Y edificó allí un
altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios, cuando
huía de su hermano.
8 Entonces murió Débora,
ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual
fue llamada Alón-bacut.
9 Apareció otra vez Dios a
Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo.
10 Y le dijo Dios: Tu
nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre;
y llamó su nombre Israel.
11 También le dijo Dios:
Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de
naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.
12 La tierra que he dado
a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la
tierra.
13 Y se fue de él Dios,
del lugar en donde había hablado con él.
14 Y Jacob erigió una
señal en el lugar donde había hablado con él, una señal de piedra, y derramó
sobre ella libación, y echó sobre ella aceite.
15 Y llamó Jacob el
nombre de aquel lugar donde Dios había hablado con él, Bet-el.
Muerte
de Raquel
16 Después partieron de
Bet-el; y había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio
a luz Raquel, y hubo trabajo en su parto.
17 Y aconteció, como
había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás
este hijo.
18 Y aconteció que al
salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó
Benjamín.
19 Así murió Raquel, y
fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén.
20 Y levantó Jacob un
pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de Raquel hasta hoy.
21 Y salió Israel, y
plantó su tienda más allá de Migdal- edar.
Los
hijos de Jacob
(1 Cr. 2.1-2)
22 Aconteció que cuando
moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su
padre; lo cual llegó a saber Israel.
Ahora bien, los hijos de
Israel fueron doce: 23 los hijos de Lea: Rubén el primogénito de Jacob; Simeón,
Leví, Judá, Isacar y Zabulón.
24 Los hijos de Raquel:
José y Benjamín.
25 Los hijos de Bilha,
sierva de Raquel: Dan y Neftalí.
26 Y los hijos de Zilpa,
sierva de Lea: Gad y Aser.
Estos fueron los hijos de
Jacob, que le nacieron en Padan-aram.
Muerte
de Isaac
27 Después vino Jacob a
Isaac su padre a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron
Abraham e Isaac.
28 Y fueron los días de
Isaac ciento ochenta años.
29 Y exhaló Isaac el
espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de días; y lo
sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.
Los
descendientes de Esaú
(1 Cr.1.34-54)
Génesis
36
1 Estas son las
generaciones de Esaú, el cual es Edom: 2 Esaú tomó sus mujeres de las hijas de
Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, a Aholibama, hija de Aná, hijo de Zibeón
heveo,
3 y a Basemat hija de
Ismael, hermana de Nebaiot.
4 Ada dio a luz a Esaú a
Elifaz; y Basemat dio a luz a Reuel.
5 Y Aholibama dio a luz a
Jeús, a Jaalam y a Coré; estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en la
tierra de Canaán.
6 Y Esaú tomó sus
mujeres, sus hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados,
y todas sus bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se
fue a otra tierra, separándose de Jacob su hermano.
7 Porque los bienes de
ellos eran muchos; y no podían habitar juntos, ni la tierra en donde moraban los
podía sostener a causa de sus ganados.
8 Y Esaú habitó en el
monte de Seir; Esaú es Edom.
9 Estos son los linajes de
Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir.
10 Estos son los nombres
de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat
mujer de Esaú.
11 Y los hijos de Elifaz
fueron Temán, Omar, Zefo, Gatam y Cenaz.
12 Y Timna fue concubina
de Elifaz hijo de Esaú, y ella le dio a luz a Amalec; estos son los hijos de
Ada, mujer de Esaú.
13 Los hijos de Reuel
fueron Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son los hijos de Basemat mujer de Esaú.
14 Estos fueron los hijos
de Aholibama mujer de Esaú, hija de Aná, que fue hijo de Zibeón: ella dio a luz
a Jeús, Jaalam y Coré, hijos de Esaú.
15 Estos son los jefes de
entre los hijos de Esaú: hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: los jefes Temán,
Omar, Zefo, Cenaz,
16 Coré, Gatam y Amalec;
estos son los jefes de Elifaz en la tierra de Edom; estos fueron los hijos de
Ada.
17 Y estos son los hijos
de Reuel, hijo de Esaú: los jefes Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son los jefes
de la línea de Reuel en la tierra de Edom; estos hijos vienen de Basemat mujer
de Esaú.
18 Y estos son los hijos
de Aholibama mujer de Esaú: los jefes Jeús, Jaalam y Coré; estos fueron los
jefes que salieron de Aholibama mujer de Esaú, hija de Aná.
19 Estos, pues, son los
hijos de Esaú, y sus jefes; él es Edom.
20 Estos son los hijos de
Seir horeo, moradores de aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná,
21 Disón, Ezer y Disán;
estos son los jefes de los horeos, hijos de Seir, en la tierra de Edom.
22 Los hijos de Lotán
fueron Hori y Hemam; y Timna fue hermana de Lotán.
23 Los hijos de Sobal
fueron Alván, Manahat, Ebal, Sefo y Onam.
24 Y los hijos de Zibeón
fueron Aja y Aná.
Este Aná es el que
descubrió manantiales en el desierto, cuando apacentaba los asnos de Zibeón su
padre.
25 Los hijos de Aná
fueron Disón, y Aholibama hija de Aná.
26 Estos fueron los hijos
de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán.
27 Y estos fueron los
hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Acán.
28 Estos fueron los hijos
de Disán: Uz y Arán.
29 Y estos fueron los
jefes de los horeos: los jefes Lotán, Sobal, Zibeón, Aná,
30 Disón, Ezer y Disán;
estos fueron los jefes de los horeos, por sus mandos en la tierra de Seir.
31 Y los reyes que
reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel,
fueron estos: 32 Bela hijo de Beor reinó en Edom; y el nombre de su ciudad fue
Dinaba.
33 Murió Bela, y reinó en
su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra.
34 Murió Jobab, y en su
lugar reinó Husam, de tierra de Temán.
35 Murió Husam, y reinó
en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y
el nombre de su ciudad fue Avit.
36 Murió Hadad, y en su
lugar reinó Samla de Masreca.
37 Murió Samla, y reinó
en su lugar Saúl de Rehobot junto al Eufrates.
38 Murió Saúl, y en lugar
suyo reinó Baal-hanán hijo de Acbor.
39 Y murió Baal-hanán
hijo de Acbor, y reinó Hadar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad fue Pau; y
el nombre de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab.
40 Estos, pues, son los
nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y sus nombres:
Timna, Alva, Jetet,
41 Aholibama, Ela, Pinón,
42 Cenaz, Temán, Mibzar,
43 Magdiel e Iram.
Estos fueron los jefes de
Edom según sus moradas en la tierra de su posesión.
Edom es el mismo Esaú,
padre de los edomitas.
José es
vendido por sus hermanos
Génesis
37
1 Habitó Jacob en la
tierra donde había morado su padre, en la tierra de Canaán.
2 Esta es la historia de
la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las
ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los
hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de
ellos.
3 Y amaba Israel a José
más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una
túnica de diversos colores.
4 Y viendo sus hermanos
que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían
hablarle pacíficamente.
5 Y soñó José un sueño, y
lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía.
6 Y él les dijo: Oíd
ahora este sueño que he soñado: 7 He aquí que atábamos manojos en medio del
campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros
manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.
8 Le respondieron sus
hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le
aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras.
9 Soñó aun otro sueño, y
lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí
que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.
10 Y lo contó a su padre
y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que
soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra
ante ti?
11 Y sus hermanos le
tenían envidia, mas su padre meditaba en esto.
12 Después fueron sus
hermanos a apacentar las ovejas de su padre en Siquem.
13 Y dijo Israel a José:
Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem: ven, y te enviaré a ellos.
Y él respondió: Heme
aquí.
14 E Israel le dijo: Ve
ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la
respuesta.
Y lo envió del valle de
Hebrón, y llegó a Siquem.
15 Y lo halló un hombre,
andando él errante por el campo, y le preguntó aquel hombre, diciendo: ¿Qué
buscas?
16 José respondió: Busco a
mis hermanos; te ruego que me muestres dónde están apacentando.
17 Aquel hombre
respondió: Ya se han ido de aquí; y yo les oí decir: Vamos a Dotán.
Entonces José fue tras de
sus hermanos, y los halló en Dotán.
18 Cuando ellos lo vieron
de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle.
19 Y dijeron el uno al
otro: He aquí viene el soñador.
20 Ahora pues, venid, y
matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró;
y veremos qué será de sus sueños.
21 Cuando Rubén oyó esto,
lo libró de sus manos, y dijo: No lo matemos.
22 Y les dijo Rubén: No
derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis
mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.
23 Sucedió, pues, que
cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de
colores que tenía sobre sí;
24 y le tomaron y le
echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.
25 Y se sentaron a comer
pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía
de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a
Egipto.
26 Entonces Judá dijo a
sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su
muerte?
27 Venid, y vendámosle a
los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano,
nuestra propia carne.
Y sus hermanos
convinieron con él.
28 Y cuando pasaban los
madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron
arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata.
Y llevaron a José a
Egipto.
29 Después Rubén volvió a
la cisterna, y no halló a José dentro, y rasgó sus vestidos.
30 Y volvió a sus
hermanos, y dijo: El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo?
31 Entonces tomaron ellos
la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica
con la sangre;
32 y enviaron la túnica de
colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esto hemos hallado; reconoce ahora
si es la túnica de tu hijo, o no.
33 Y él la reconoció, y
dijo: La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido
despedazado.
34 Entonces Jacob rasgó
sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos
días.
35 Y se levantaron todos
sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y
dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol.
Y lo lloró su padre.
36 Y los madianitas lo
vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia.
Judá y
Tamar
Génesis
38
1 Aconteció en aquel
tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se
llamaba Hira.
2 Y vio allí Judá la hija
de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella.
3 Y ella concibió, y dio
a luz un hijo, y llamó su nombre Er.
4 Concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.
5 Y volvió a concebir, y
dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela.
Y estaba en Quezib cuando
lo dio a luz.
6 Después Judá tomó mujer
para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.
7 Y Er, el primogénito de
Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.
8 Entonces Judá dijo a
Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta
descendencia a tu hermano.
9 Y sabiendo Onán que la
descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de
su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.
10 Y desagradó en ojos de
Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.
11 Y Judá dijo a Tamar su
nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque
dijo: No sea que muera él también como sus hermanos.
Y se fue Tamar, y estuvo
en casa de su padre.
12 Pasaron muchos días, y
murió la hija de Súa, mujer de Judá.
Después Judá se consoló,
y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el
adulamita.
13 Y fue dado aviso a
Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.
14 Entonces se quitó ella
los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a
la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido
Sela, y ella no era dada a él por muJer. 15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera,
porque ella había cubierto su rostro.
16 Y se apartó del camino
hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su
nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?
17 El respondió: Yo te
enviaré del ganado un cabrito de las cabras.
Y ella dijo: Dame una
prenda hasta que lo envíes.
18 Entonces Judá dijo:
¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes
en tu mano.
Y él se los dio, y se
llegó a ella, y ella concibió de él.
19 Luego se levantó y se
fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.
20 Y Judá envió el
cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que éste
recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló.
21 Y preguntó a los
hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al
camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.
22 Entonces él se volvió
a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí
no ha estado ramera.
23 Y Judá dijo: Tómeselo
para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito,
y tú no la hallaste.
24 Sucedió que al cabo de
unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y
ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones.
Y Judá dijo: Sacadla, y
sea quemada.
25 Pero ella, cuando la
sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy
encinta.
También dijo: Mira ahora
de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.
26 Entonces Judá los
reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi
hijo.
Y nunca más la conoció.
27 Y aconteció que al
tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno.
28 Sucedió cuando daba a
luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de
grana, diciendo: Este salió primero.
29 Pero volviendo él a
meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has
abierto! Y llamó su nombre Fares.
30 Después salió su
hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.
José y
la esposa de Potifar
Génesis
39
1 Llevado, pues, José a
Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo
compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2 Mas Jehová estaba con
José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
3 Y vio su amo que Jehová
estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
4 Así halló José gracia
en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su
poder todo lo que tenía.
5 Y aconteció que desde
cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la
casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo
que tenía, así en casa como en el campo.
6 Y dejó todo lo que
tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que
comía.
Y era José de hermoso
semblante y bella presencia.
7 Aconteció después de
esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
8 Y él no quiso, y dijo a
la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en
casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
9 No hay otro mayor que
yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su
mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
10 Hablando ella a José
cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con
ella,
11 aconteció que entró él
un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.
12 Y ella lo asió por su
ropa, diciendo: Duerme conmigo.
Entonces él dejó su ropa
en las manos de ella, y huyó y salió.
13 Cuando vio ella que le
había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera,
14 llamó a los de casa, y
les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de
nosotros.
Vino él a mí para dormir
conmigo, y yo di grandes voces;
15 y viendo que yo alzaba
la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió.
16 Y ella puso junto a sí
la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa.
17 Entonces le habló ella
las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para
deshonrarme.
18 Y cuando yo alcé mi
voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera.
19 Y sucedió que cuando
oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha
tratado tu siervo, se encendió su furor.
20 Y tomó su amo a José,
y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la
cárcel.
21 Pero Jehová estaba con
José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la
cárcel.
22 Y el jefe de la cárcel
entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella
prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.
23 No necesitaba atender
el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque
Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.
José
interpreta dos sueños
Génesis
40
1 Aconteció después de
estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra
su señor el rey de Egipto.
2 Y se enojó Faraón
contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los
panaderos,
3 y los puso en prisión en
la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.
4 Y el capitán de la
guardia encargó de ellos a José, y él les servía; y estuvieron días en la
prisión.
5 Y ambos, el copero y el
panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un
sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno con su propio
significado.
6 Vino a ellos José por
la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes.
7 Y él preguntó a
aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su
señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?
8 Ellos le dijeron: Hemos
tenido un sueño, y no hay quien lo interprete.
Entonces les dijo José:
¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.
9 Entonces el jefe de los
coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de
mí,
10 y en la vid tres
sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus
racimos de uvas.
11 Y que la copa de
Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de
Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.
12 Y le dijo José: Esta
es su interpretación: los tres sarmientos son tres días.
13 Al cabo de tres días
levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a
Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero.
14 Acuérdate, pues, de mí
cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas
mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.
15 Porque fui hurtado de
la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la
cárcel.
16 Viendo el jefe de los
panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que
veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza.
17 En el canastillo más
alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las
comían del canastillo de sobre mi cabeza.
18 Entonces respondió
José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son.
19 Al cabo de tres días
quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves
comerán tu carne de sobre ti.
20 Al tercer día, que era
el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y
alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos,
entre sus servidores.
21 E hizo volver a su
oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón.
22 Mas hizo ahorcar al
jefe de los panaderos, como lo había interpretado José.
23 Y el jefe de los
coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.
José
interpreta el sueño de Faraón
Génesis
41
1 Aconteció que pasados
dos años tuvo Faraón un sueño.
Le parecía que estaba
junto al río;
2 y que del río subían
siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.
3 Y que tras ellas subían
del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca
de las vacas hermosas a la orilla del río;
4 y que las vacas de feo
aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas.
Y despertó Faraón.
5 Se durmió de nuevo, y
soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola
caña,
6 y que después de ellas
salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;
7 y las siete espigas
menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas.
Y despertó Faraón, y he
aquí que era sueño.
8 Sucedió que por la
mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de
Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien
los pudiese interpretar a Faraón.
9 Entonces el jefe de los
coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.
10 Cuando Faraón se enojó
contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a
mí y al jefe de los panaderos.
11 Y él y yo tuvimos un
sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado.
12 Estaba allí con
nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y
él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.
13 Y aconteció que como
él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue
colgado.
14 Entonces Faraón envió y
llamó a José.
Y lo sacaron
apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.
15 Y dijo Faraón a José:
Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti,
que oyes sueños para interpretarlos.
16 Respondió José a
Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a
Faraón.
17 Entonces Faraón dijo a
José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;
18 y que del río subían
siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado.
19 Y que otras siete
vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que
no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.
20 Y las vacas flacas y
feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;
21 y éstas entraban en sus
entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las
flacas era aún mala, como al principio.
Y yo desperté.
22 Vi también soñando,
que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.
23 Y que otras siete
espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de
ellas;
24 y las espigas menudas
devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay
quien me lo interprete.
25 Entonces respondió José
a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a
hacer.
26 Las siete vacas
hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno
mismo.
27 También las siete
vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas
menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.
28 Esto es lo que
respondo a Faraón.
Lo que Dios va a hacer,
lo ha mostrado a Faraón.
29 He aquí vienen siete
años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
30 Y tras ellos seguirán
siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto,
y el hambre consumirá la tierra.
31 Y aquella abundancia
no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.
32 Y el suceder el sueño
a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios
se apresura a hacerla.
33 Por tanto, provéase
ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.
34 Haga esto Faraón, y
ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años
de la abundancia.
35 Y junten toda la
provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de
Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
36 Y esté aquella
provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en
la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.
José,
gobernador de Egipto
37 El asunto pareció bien
a Faraón y a sus siervos,
38 y dijo Faraón a sus
siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de
Dios?
39 Y dijo Faraón a José:
Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
40 Tú estarás sobre mi
casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré
yo mayor que tú.
41 Dijo además Faraón a
José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
42 Entonces Faraón quitó
su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de
lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;
43 y lo hizo subir en su
segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre
toda la tierra de Egipto.
44 Y dijo Faraón a José:
Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de
Egipto.
45 Y llamó Faraón el
nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera
sacerdote de On.
Y salió José por toda la
tierra de Egipto.
46 Era José de edad de
treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José
de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.
47 En aquellos siete años
de abundancia la tierra produjo a montones.
48 Y él reunió todo el
alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y
guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo
de sus alrededores.
49 Recogió José trigo
como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía
número.
50 Y nacieron a José dos
hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat,
hija de Potifera sacerdote de On.
51 Y llamó José el nombre
del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y
toda la casa de mi padre.
52 Y llamó el nombre del
segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi
aflicción.
53 Así se cumplieron los
siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.
54 Y comenzaron a venir
los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los
países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.
55 Cuando se sintió el
hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan.
Y dijo Faraón a todos los
egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.
56 Y el hambre estaba por
toda la extensión del país.
Entonces abrió José todo
granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en
la tierra de Egipto.
57 Y de toda la tierra
venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el
hambre.
Los
hermanos de José vienen por alimentos
Génesis
42
1 Viendo Jacob que en
Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?
2 Y dijo: He aquí, yo he
oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros,
para que podamos vivir, y no muramos.
3 Y descendieron los diez
hermanos de José a comprar trigo en Egipto.
4 Mas Jacob no envió a
Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: No sea que le
acontezca algún desastre.
5 Vinieron los hijos de
Israel a comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de
Canaán.
6 Y José era el señor de
la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los
hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra.
7 Y José, cuando vio a
sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló
ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la
tierra de Canaán, para comprar alimentos.
8 José, pues, conoció a
sus hermanos; pero ellos no le conocieron.
9 Entonces se acordó José
de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver
lo descubierto del país habéis venido.
10 Ellos le respondieron:
No, señor nuestro, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos.
11 Todos nosotros somos
hijos de un varón; somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías.
12 Pero José les dijo:
No; para ver lo descubierto del país habéis venido.
13 Y ellos respondieron:
Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he
aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.
14 Y José les dijo: Eso
es lo que os he dicho, afirmando que sois espías.
15 En esto seréis
probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano
menor viniere aquí.
16 Enviad a uno de
vosotros y traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras
palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que
sois espías.
17 Entonces los puso
juntos en la cárcel por tres días.
18 Y al tercer día les
dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios.
19 Si sois hombres
honrados, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos, y
vosotros id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa.
20 Pero traeréis a
vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis.
Y ellos lo hicieron así.
21 Y decían el uno al
otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia
de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre
nosotros esta angustia.
22 Entonces Rubén les
respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no
escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.
23 Pero ellos no sabían
que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.
24 Y se apartó José de
ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a
Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.
25 Después mandó José que
llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos,
poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino; y así se hizo con
ellos.
26 Y ellos pusieron su
trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí.
27 Pero abriendo uno de
ellos su saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio su dinero que estaba
en la boca de su costal.
28 Y dijo a sus hermanos:
Mi dinero se me ha devuelto, y helo aquí en mi saco.
Entonces se les
sobresaltó el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos
ha hecho Dios?
29 Y venidos a Jacob su
padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido,
diciendo: 30 Aquel varón, el señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos
trató como a espías de la tierra.
31 Y nosotros le dijimos:
Somos hombres honrados, nunca fuimos espías.
32 Somos doce hermanos,
hijos de nuestro padre; uno no parece, y el menor está hoy con nuestro padre en
la tierra de Canaán.
33 Entonces aquel varón,
el señor de la tierra, nos dijo: En esto conoceré que sois hombres honrados:
dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras
casas, y andad,
34 y traedme a vuestro
hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres honrados;
así os daré a vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.
35 Y aconteció que
vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de
su dinero; y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.
36 Entonces su padre
Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón
tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas.
37 Y Rubén habló a su
padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devuelvo; entrégalo en
mi mano, que yo lo devolveré a ti.
38 Y él dijo: No
descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha
quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis
descender mis canas con dolor al Seol.
Los
hermanos de José regresan con Benjamín
Génesis
43
1 El hambre era grande en
la tierra;
2 y aconteció que cuando
acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y
comprad para nosotros un poco de alimento.
3 Respondió Judá,
diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi
rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
4 Si enviares a nuestro
hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.
5 Pero si no le enviares,
no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis
a vuestro hermano con vosotros.
6 Dijo entonces Israel:
¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?
7 Y ellos respondieron:
Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia,
diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos
conforme a estas palabras.
¿Acaso podíamos saber que
él nos diría: Haced venir a vuestro hermano?
8 Entonces Judá dijo a
Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de
que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.
9 Yo te respondo por él;
a mí me pedirás cuenta.
Si yo no te lo vuelvo a
traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre;
10 pues si no nos
hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces.
11 Entonces Israel su
padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en
vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco
de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.
12 Y tomad en vuestras
manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las
bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación.
13 Tomad también a
vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón.
14 Y el Dios Omnipotente
os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano,
y a este Benjamín.
Y si he de ser privado de
mis hijos, séalo.
15 Entonces tomaron
aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a
Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de
José.
16 Y vio José a Benjamín
con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y
degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía.
17 E hizo el hombre como
José dijo, y llevó a los hombres a casa de José.
18 Entonces aquellos
hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el
dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí,
para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a
nuestros asnos.
19 Y se acercaron al
mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.
20 Y dijeron: Ay, señor
nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar
alimentos.
21 Y aconteció que cuando
llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno
estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos
vuelto a traer con nosotros.
22 Hemos también traído
en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién
haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
23 El les respondió: Paz
a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro
en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero.
Y sacó a Simeón a ellos.
24 Y llevó aquel varón a
los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a
sus asnos.
25 Y ellos prepararon el
presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí
habrían de comer pan.
26 Y vino José a casa, y
ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se
inclinaron ante él hasta la tierra.
27 Entonces les preguntó
José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa
bien? ¿Vive todavía?
28 Y ellos respondieron:
Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive.
Y se inclinaron, e
hicieron reverencia.
29 Y alzando José sus
ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro
hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti,
hijo mío.
30 Entonces José se
apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó
dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.
31 Y lavó su rostro y
salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.
32 Y pusieron para él
aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él
comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es
abominación a los egipcios.
33 Y se sentaron delante
de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor
edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.
34 Y José tomó viandas de
delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que
cualquiera de las de ellos.
Y bebieron, y se
alegraron con él.
La copa
de José
Génesis
44
1 Mandó José al mayordomo
de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto
puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.
2 Y pondrás mi copa, la
copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo.
Y él hizo como dijo José.
3 Venida la mañana, los
hombres fueron despedidos con sus asnos.
4 Habiendo ellos salido
de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo:
Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis
vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata?
5 ¿No es ésta en la que
bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que
hicisteis.
6 Cuando él los alcanzó,
les dijo estas palabras.
7 Y ellos le
respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus
siervos.
8 He aquí, el dinero que
hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra
de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
9 Aquel de tus siervos en
quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi
señor.
10 Y él dijo: También
ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi
siervo, y vosotros seréis sin culpa.
11 Ellos entonces se
dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el
costal suyo.
12 Y buscó; desde el
mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de
Benjamín.
13 Entonces ellos
rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
14 Vino Judá con sus
hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en
tierra.
15 Y les dijo José: ¿Qué
acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
16 Entonces dijo Judá:
¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha
hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor,
nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
17 José respondió: Nunca
yo tal haga.
El varón en cuyo poder
fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
Judá
intercede por Benjamín
18 Entonces Judá se acercó
a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una
palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues
tú eres como Faraón.
19 Mi señor preguntó a
sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
20 Y nosotros respondimos
a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le
nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su
madre; y su padre lo ama.
21 Y tú dijiste a tus
siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
22 Y nosotros dijimos a
mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre
morirá.
23 Y dijiste a tus
siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi
rostro.
24 Aconteció, pues, que
cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
25 Y dijo nuestro padre:
Volved a comprarnos un poco de alimento.
26 Y nosotros
respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque
no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el
menor.
27 Entonces tu siervo mi
padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;
28 y el uno salió de mi
presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto.
29 Y si tomáis también a
éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas
con dolor al Seol.
30 Ahora, pues, cuando
vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está
ligada a la vida de él,
31 sucederá que cuando no
vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo
nuestro padre con dolor al Seol.
32 Como tu siervo salió
por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer,
entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre;
33 te ruego, por tanto,
que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el
joven vaya con sus hermanos.
34 Porque ¿cómo volveré
yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi
padre.
José se
da a conocer a sus hermanos
Génesis
45
1 No podía ya José
contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir
de mi presencia a todos.
Y no quedó nadie con él,
al darse a conocer José a sus hermanos.
2 Entonces se dio a
llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
3 Y dijo José a sus
hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron
responderle, porque estaban turbados delante de él.
4 Entonces dijo José a sus
hermanos: Acercaos ahora a mí.
Y ellos se acercaron.
Y él dijo: Yo soy José
vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.
5 Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de
vida me envió Dios delante de vosotros.
6 Pues ya ha habido dos
años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni
habrá arada ni siega.
7 Y Dios me envió delante
de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por
medio de gran liberación.
8 Así, pues, no me
enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por
señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.
9 Daos prisa, id a mi
padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo
Egipto; ven a mí, no te detengas.
10 Habitarás en la tierra
de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus
ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.
11 Y allí te alimentaré,
pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu
casa, y todo lo que tienes.
12 He aquí, vuestros ojos
ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.
13 Haréis, pues, saber a
mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y
traed a mi padre acá.
14 Y se echó sobre el
cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su
cuello.
15 Y besó a todos sus
hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.
16 Y se oyó la noticia en
la casa de Faráon, diciendo: Los hermanos de José han venido.
Y esto agradó en los ojos
de Faraón y de sus siervos.
17 Y dijo Faraón a José:
Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra
de Canaán;
18 y tomad a vuestro padre
y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de
Egipto, y comeréis de la abundancia de la tierra.
19 Y tú manda: Haced
esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras
mujeres, y traed a vuestro padre, y venid.
20 Y no os preocupéis por
vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra.
21 Y lo hicieron así los
hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de Faraón, y les
suministró víveres para el camino.
22 A cada uno de todos
ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de plata, y
cinco mudas de vestidos.
23 Y a su padre envió
esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo,
y pan y comida, para su padre en el camino.
24 Y despidió a sus
hermanos, y ellos se fueron.
Y él les dijo: No riñáis
por el camino.
25 Y subieron de Egipto,
y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre.
26 Y le dieron las
nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto.
Y el corazón de Jacob se
afligió, porque no los creía.
27 Y ellos le contaron
todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo Jacob los carros
que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió.
28 Entonces dijo Israel:
Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré antes que yo muera.
Jacob y
su familia en Egipto
Génesis
46
1 Salió Israel con todo lo
que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
2 Y habló Dios a Israel
en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob.
Y él respondió: Heme
aquí.
3 Y dijo: Yo soy Dios, el
Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una
gran nación.
4 Yo descenderé contigo a
Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos.
5 Y se levantó Jacob de
Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus
mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo.
6 Y tomaron sus ganados,
y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto,
Jacob y toda su descendencia consigo;
7 sus hijos, y los hijos
de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su
descendencia trajo consigo a Egipto.
8 Y estos son los nombres
de los hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el
primogénito de Jacob.
9 Y los hijos de Rubén:
Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi.
10 Los hijos de Simeón:
Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar, y Saúl hijo de la cananea.
11 Los hijos de Leví:
Gersón, Coat y Merari.
12 Los hijos de Judá: Er,
Onán, Sela, Fares y Zara; mas Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
Y los hijos de Fares
fueron Hezrón y Hamul.
13 Los hijos de Isacar:
Tola, Fúa, Job y Simrón.
14 Los hijos de Zabulón:
Sered, Elón y Jahleel.
15 Estos fueron los hijos
de Lea, los que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina; treinta
y tres las personas todas de sus hijos e hijas.
16 Los hijos de Gad:
Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli.
17 Y los hijos de Aser:
Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera hermana de ellos.
Los hijos de Bería: Heber
y Malquiel.
18 Estos fueron los hijos
de Zilpa, la que Labán dio a su hija Lea, y dio a luz éstos a Jacob; por todas
dieciséis personas.
19 Los hijos de Raquel,
mujer de Jacob: José y Benjamín.
20 Y nacieron a José en
la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz Asenat, hija de
Potifera sacerdote de On.
21 Los hijos de Benjamín
fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim, Hupim y Ard.
22 Estos fueron los hijos
de Raquel, que nacieron a Jacob; por todas catorce personas.
23 Los hijos de Dan:
Husim.
24 Los hijos de Neftalí:
Jahzeel, Guni, Jezer y Silem.
25 Estos fueron los hijos
de Bilha, la que dio Labán a Raquel su hija, y dio a luz éstos a Jacob; por
todas siete personas.
26 Todas las personas que
vinieron con Jacob a Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los
hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis.
27 Y los hijos de José,
que le nacieron en Egipto, dos personas.
Todas las personas de la
casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.
28 Y envió Jacob a Judá
delante de sí a José, para que le viniese a ver en Gosén; y llegaron a la tierra
de Gosén.
29 Y José unció su carro
y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó
sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente.
30 Entonces Israel dijo a
José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, y sé que aún vives.
31 Y José dijo a sus
hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré:
Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han
venido a mí.
32 Y los hombres son
pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus
vacas, y todo lo que tenían.
33 Y cuando Faraón os
llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio?
34 entonces diréis:
Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora,
nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque
para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.
Génesis
47
1 Vino José y lo hizo
saber a Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con
todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí están en la
tierra de Gosén.
2 Y de los postreros de
sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón.
3 Y Faraón dijo a sus
hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de
ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.
4 Dijeron además a
Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las
ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por
tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de
Gosén.
5 Entonces Faraón habló a
José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti.
6 La tierra de Egipto
delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus
hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos
hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.
7 También José introdujo a
Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón.
8 Y dijo Faraón a Jacob:
¿Cuántos son los días de los años de tu vida?
9 Y Jacob respondió a
Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos
y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de
los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.
10 Y Jacob bendijo a
Faraón, y salió de la presencia de Faraón.
11 Así José hizo habitar
a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo
mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón.
12 Y alimentaba José a su
padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número
de los hijos.
13 No había pan en toda la
tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la tierra de
Egipto y la tierra de Canaán.
14 Y recogió José todo el
dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los
alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.
15 Acabado el dinero de
la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a José, diciendo:
Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?
16 Y José dijo: Dad
vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.
17 Y ellos trajeron sus
ganados a José, y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las
ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan por
todos sus ganados aquel año.
18 Acabado aquel año,
vinieron a él el segundo año, y le dijeron: No encubrimos a nuestro señor que el
dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada
ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.
19 ¿Por qué moriremos
delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a
nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y
danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.
20 Entonces compró José
toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus
tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de
Faraón.
21 Y al pueblo lo hizo
pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto.
22 Solamente la tierra de
los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y
ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra.
23 Y José dijo al pueblo:
He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí
semilla, y sembraréis la tierra.
24 De los frutos daréis
el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras,
y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que
coman vuestros niños.
25 Y ellos respondieron:
La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos
de Faraón.
26 Entonces José lo puso
por ley hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto,
excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fue de Faraón.
27 Así habitó Israel en la
tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se
aumentaron, y se multiplicaron en gran manera.
28 Y vivió Jacob en la
tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su
vida, ciento cuarenta y siete años.
29 Y llegaron los días de
Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia
en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo
misericordia y verdad.
Te ruego que no me
entierres en Egipto.
30 Mas cuando duerma con
mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos.
Y José respondió: Haré
como tú dices.
31 E Israel dijo:
Júramelo.
Y José le juró.
Entonces Israel se
inclinó sobre la cabecera de la cama.
Jacob
bendice a Efraín y a Manasés
Génesis
48
1 Sucedió después de estas
cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo.
Y él tomó consigo a sus
dos hijos, Manasés y Efraín.
2 Y se le hizo saber a
Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti.
Entonces se esforzó
Israel, y se sentó sobre la cama,
3 y dijo a José: El Dios
Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,
4 y me dijo: He aquí yo te
haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta
tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.
5 Y ahora tus dos hijos
Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti
a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.
6 Y los que después de
ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados
en sus heredades.
7 Porque cuando yo venía
de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como
media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de
Efrata, que es Belén.
8 Y vio Israel los hijos
de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?
9 Y respondió José a su
padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí.
Y él dijo: Acércalos
ahora a mí, y los bendeciré.
10 Y los ojos de Israel
estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver.
Les hizo, pues, acercarse
a él, y él les besó y les abrazó.
11 Y dijo Israel a José:
No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu
descendencia.
12 Entonces José los sacó
de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.
13 Y los tomó José a
ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda,
a la derecha de Israel; y los acercó a él.
14 Entonces Israel
extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor,
y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede,
aunque Manasés era el primogénito.
15 Y bendijo a José,
diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el
Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
16 el Angel que me liberta
de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el
nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio
de la tierra.
17 Pero viendo José que su
padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y
asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de
Manasés.
18 Y dijo José a su
padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha
sobre su cabeza.
19 Mas su padre no quiso,
y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será
también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su
descendencia formará multitud de naciones.
20 Y los bendijo aquel
día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y
como a Manasés.
Y puso a Efraín antes de
Manasés.
21 Y dijo Israel a José:
He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de
vuestros padres.
22 Y yo te he dado a ti
una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi
espada y con mi arco.
Profecía de Jacob acerca de sus hijos
Génesis
49
1 Y llamó Jacob a sus
hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días
venideros.
2 Juntaos y oíd, hijos de
Jacob,
Y escuchad a vuestro padre
Israel.
3 Rubén, tú eres mi
primogénito,
2 mi fortaleza, y el
principio de mi vigor;
Principal en dignidad,
principal en poder.
4 Impetuoso como las
aguas, no serás el principal,
Por cuanto subiste al
lecho de tu padre;
Entonces te envileciste,
subiendo a mi estrado.
5 Simeón y Leví son
hermanos;
Armas de iniquidad sus
armas.
6 En su consejo no entre
mi alma,
Ni mi espíritu se junte en
su compañía.
Porque en su furor mataron
hombres,
Y en su temeridad
desjarretaron toros.
7 Maldito su furor, que
fue fiero;
Y su ira, que fue dura.
Yo los apartaré en Jacob,
Y los esparciré en Israel.
8 Judá, te alabarán tus
hermanos;
Tu mano en la cerviz de
tus enemigos;
Los hijos de tu padre se
inclinarán a ti.
9 Cachorro de león, Judá;
De la presa subiste, hijo
mío.
Se encorvó, se echó como
león,
Así como león viejo:
¿quién lo despertará?
10 No será quitado el
cetro de Judá,
Ni el legislador de entre
sus pies,
Hasta que venga Siloh;
Y a él se congregarán los
pueblos.
11 Atando a la vid su
pollino,
Y a la cepa el hijo de su
asna,
Lavó en el vino su
vestido,
Y en la sangre de uvas su
manto.
12 Sus ojos, rojos del
vino,
Y sus dientes blancos de
la leche.
13 Zabulón en puertos de
mar habitará;
Será para puerto de naves,
Y su límite hasta Sidón.
14 Isacar, asno fuerte
Que se recuesta entre los
apriscos;
15 Y vio que el descanso
era bueno,
2 y que la tierra era
deleitosa;
Y bajó su hombro para
llevar,
Y sirvió en tributo.
16 Dan juzgará a su
pueblo,
Como una de las tribus de
Israel.
17 Será Dan serpiente
junto al camino,
Víbora junto a la senda,
Que muerde los talones del
caballo,
Y hace caer hacia atrás al
jinete.
18 Tu salvación esperé, oh
Jehová.
19 Gad, ejército lo
acometerá;
Mas él acometerá al fin.
20 El pan de Aser será
substancioso,
Y él dará deleites al rey.
21 Neftalí, cierva suelta,
Que pronunciará dichos
hermosos.
22 Rama fructífera es
José,
Rama fructífera junto a
una fuente,
Cuyos vástagos se
extienden sobre el muro.
23 Le causaron amargura,
Le asaetearon,
Y le aborrecieron los
arqueros;
24 Mas su arco se mantuvo
poderoso,
Y los brazos de sus manos
se fortalecieron
Por las manos del Fuerte
de Jacob
(Por el nombre del Pastor,
la Roca de Israel),
25 Por el Dios de tu
padre, el cual te ayudará,
Por el Dios Omnipotente,
el cual te bendecirá
Con bendiciones de los
cielos de arriba,
Con bendiciones del abismo
que está abajo,
Con bendiciones de los
pechos y del vientre.
26 Las bendiciones de tu
padre
Fueron mayores que las
bendiciones de mis progenitores;
Hasta el término de los
collados eternos
Serán sobre la cabeza de
José,
Y sobre la frente del que
fue apartado de entre sus hermanos.
27 Benjamín es lobo
arrebatador;
A la mañana comerá la
presa,
Y a la tarde repartirá los
despojos.
Muerte
y sepelio de Jacob
28 Todos éstos fueron las
doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a
cada uno por su bendición los bendijo.
29 Les mandó luego, y les
dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo.
Sepultadme con mis padres
en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo,
30 en la cueva que está en
el campo de Macpela, al oriente de Mamre en la tierra de Canaán, la cual compró
Abraham con el mismo campo de Efrón el heteo, para heredad de sepultura.
31 Allí sepultaron a
Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí
también sepulté yo a Lea.
32 La compra del campo y
de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het.
33 Y cuando acabó Jacob
de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue
reunido con sus padres.
Génesis
50
1 Entonces se echó José
sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó.
2 Y mandó José a sus
siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a
Israel.
3 Y le cumplieron
cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron
los egipcios setenta días.
4 Y pasados los días de su
luto, habló José a los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora
gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, diciendo: 5 Mi
padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el sepulcro que cavé
para mí en la tierra de Canaán, allí me sepulturás; ruego, pues, que vaya yo
ahora y sepulte a mi padre, y volveré.
6 Y Faraón dijo: Ve, y
sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.
7 Entonces José subió
para sepultar a su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los
ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto, 8 y toda la
casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre; solamente dejaron en la
tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus vacas.
9 Subieron también con él
carros y gente de a caballo, y se hizo un escuadrón muy grande.
10 Y llegaron hasta la
era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon allí con grande y
muy triste lamentación; y José hizo a su padre duelo por siete días.
11 Y viendo los moradores
de la tierra, los cananeos, el llanto en la era de Atad, dijeron: Llanto grande
es este de los egipcios; por eso fue llamado su nombre Abel-mizraim, que está al
otro lado del Jordán.
12 Hicieron, pues, sus
hijos con él según les había mandado;
13 pues lo llevaron sus
hijos a la tierra de Canaán, y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela,
la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de
Efrón el heteo, al oriente de Mamre.
14 Y volvió José a
Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron con él a sepultar a su
padre, después que lo hubo sepultado.
Muerte
de José
15 Viendo los hermanos de
José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el
pago de todo el mal que le hicimos.
16 Y enviaron a decir a
José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así diréis a José: Te
ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te
trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del
Dios de tu padre.
Y José lloró mientras
hablaban.
18 Vinieron también sus
hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos.
19 Y les respondió José:
No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?
20 Vosotros pensasteis mal
contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para
mantener en vida a mucho pueblo.
21 Ahora, pues, no
tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos.
Así los consoló, y les
habló al corazón.
22 Y habitó José en
Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
23 Y vio José los hijos
de Efraín hasta la tercera generación; también los hijos de Maquir hijo de
Manasés fueron criados sobre las rodillas de José.
24 Y José dijo a sus
hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de
esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.
25 E hizo jurar José a
los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de
aquí mis huesos.
26 Y murió José a la edad
de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto.
ÉXODO
Aflicción de los israelitas en Egipto
ÉXODO 1
1 Estos son los nombres de
los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su
familia:
2 Rubén, Simeón, Leví,
Judá,
3 Isacar, Zabulón,
Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las personas que
le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.
6 Y murió José, y todos
sus hermanos, y toda aquella generación.
7 Y los hijos de Israel
fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo,
y se llenó de ellos la tierra.
8 Entretanto, se levantó
sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo:
9 He aquí, el pueblo de
los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.
10 Ahora, pues, seamos
sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra,
él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la
tierra.
11 Entonces pusieron sobre
ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron
para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.
12 Pero cuanto más los
oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios
temían a los hijos de Israel.
13 Y los egipcios hicieron
servir a los hijos de Israel con dureza,
14 y amargaron su vida con
dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo
su servicio, al cual los obligaban con rigor.
15 Y habló el rey de
Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra
Fúa, y les dijo:
16 Cuando asistáis a las
hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija,
entonces viva.
17 Pero las parteras
temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que
preservaron la vida a los niños.
18 Y el rey de Egipto hizo
llamar a las parteras y les dijo:
¿Por qué habéis hecho
esto, que habéis preservado la vida a los niños?
19 Y las parteras
respondieron a Faraón:
Porque las mujeres
hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la
partera venga a ellas.
20 Y Dios hizo bien a las
parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera.
21 Y por haber las
parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.
22 Entonces Faraón mandó a
todo su pueblo, diciendo:
Echad al río a todo hijo
que nazca, y a toda hija preservad la vida.
Nacimiento de Moisés
ÉXODO 2
1 Un varón de la familia
de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,
2 la que concibió, y dio a
luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses.
3 Pero no pudiendo
ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y
brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.
4 Y una hermana suya se
puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.
5 Y la hija de Faraón
descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río,
vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase.
6 Y cuando la abrió, vio
al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo:
De los niños de los
hebreos es éste.
7 Entonces su hermana dijo
a la hija de Faraón:
¿Iré a llamarte una
nodriza de las hebreas, para que te críe este niño?
8 Y la hija de Faraón
respondió:
Ve. Entonces fue la
doncella, y llamó a la madre del niño,
9 a la cual dijo la hija
de Faraón:
Lleva a este niño y
críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.
10 Y cuando el niño
creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por
nombre Moisés, diciendo:
Porque de las aguas lo
saqué.
Moisés
huye de Egipto
11 En aquellos días
sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras
tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
12 Entonces miró a todas
partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la
arena.
13 Al día siguiente salió
y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro:
¿Por qué golpeas a tu
prójimo?
14 Y él respondió:
¿Quién te ha puesto a ti
por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?
Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo:
Ciertamente esto ha sido
descubierto.
15 Oyendo Faraón acerca de
este hecho, procuró matar a Moisés; p8ero Moisés huyó de delante de Faraón, y
habitó en la tierra de Madián.
16 Y estando sentado junto
al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para
llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre.
17 Mas los pastores
vinieron y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio
de beber a sus ovejas.
18 Y volviendo ellas a
Reuel su padre, él les dijo:
¿Por qué habéis venido
hoy tan pronto?
19 Ellas respondieron:
Un varón egipcio nos
defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a
las ovejas.
20 Y dijo a sus hijas:
¿Dónde está? ¿Por qué
habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma.
21 Y Moisés convino en
morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés.
22 Y ella le dio a luz un
hijo; y él le puso por nombre Gersón, porque dijo:
Forastero soy en tierra
ajena.
23 Aconteció que después
de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de
la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su
servidumbre.
24 Y oyó Dios el gemido de
ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
25 Y miró Dios a los hijos
de Israel, y los reconoció Dios.
Llamamiento de Moisés
ÉXODO 3
1 Apacentando Moisés las
ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del
desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2 Y se le apareció el
Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio
que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
3 Entonces Moisés dijo:
Iré yo ahora y veré esta
grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
4 Viendo Jehová que él iba
a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo:
¡Moisés, Moisés! Y él
respondió:
Heme aquí.
5 Y dijo:
No te acerques; quita tu
calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
6 Y dijo:
Yo soy el Dios de tu
padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió
su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7 Dijo luego Jehová:
Bien he visto la
aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus
exactores; pues he conocido sus angustias,
8 y he descendido para
librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra
buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
9 El clamor, pues, de los
hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que
los egipcios los oprimen.
10 Ven, por tanto, ahora,
y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de
Israel.
11 Entonces Moisés
respondió a Dios:
¿Quién soy yo para que
vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
12 Y él respondió:
Ve, porque yo estaré
contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado:
cuando hayas sacado de
Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
13 Dijo Moisés a Dios:
He aquí que llego yo a
los hijos de Israel, y les digo:
El Dios de vuestros
padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren:
¿Cuál es su nombre?, ¿qué
les responderé?
14 Y respondió Dios a
Moisés:
YO SOY EL QUE SOY. Y
dijo:
Así dirás a los hijos de
Israel:
YO SOY me envió a
vosotros.
15 Además dijo Dios a
Moisés:
Así dirás a los hijos de
Israel:
Jehová, el Dios de
vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha
enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por
todos los siglos.
16 Ve, y reúne a los
ancianos de Israel, y diles:
Jehová, el Dios de
vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo:
En verdad os he visitado,
y he visto lo que se os hace en Egipto;
17 y he dicho:
Yo os sacaré de la
aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo,
del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
18 Y oirán tu voz; e irás
tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis:
Jehová el Dios de los
hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días
por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
19 Mas yo sé que el rey de
Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.
20 Pero yo extenderé mi
mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os
dejará ir.
21 Y yo daré a este pueblo
gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las
manos vacías;
22 sino que pedirá cada
mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos,
los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a
Egipto.
ÉXODO 4
1 Entonces Moisés
respondió diciendo:
He aquí que ellos no me
creerán, ni oirán mi voz; porque dirán:
No te ha aparecido
Jehová.
2 Y Jehová dijo:
¿Qué es eso que tienes en
tu mano? Y él respondió:
Una vara.
3 El le dijo:
Echala en tierra. Y él la
echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella.
4 Entonces dijo Jehová a
Moisés:
Extiende tu mano, y
tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su
mano.
5 Por esto creerán que se
te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac
y Dios de Jacob.
6 Le dijo además Jehová:
Mete ahora tu mano en tu
seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano
estaba leprosa como la nieve.
7 Y dijo:
Vuelve a meter tu mano en
tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno,
he aquí que se había vuelto como la otra carne.
8 Si aconteciere que no te
creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la
postrera.
9 Y si aún no creyeren a
estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las
derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se
harán sangre en la tierra.
10 Entonces dijo Moisés a
Jehová:
¡Ay, Señor! nunca he sido
hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque
soy tardo en el habla y torpe de lengua.
11 Y Jehová le respondió:
¿Quién dio la boca al
hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo
Jehová?
12 Ahora pues, ve, y yo
estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
13 Y él dijo:
¡Ay, Señor! envía, te
ruego, por medio del que debes enviar.
14 Entonces Jehová se
enojó contra Moisés, y dijo:
¿No conozco yo a tu
hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte,
y al verte se alegrará en su corazón.
15 Tú hablarás a él, y
pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os
enseñaré lo que hayáis de hacer.
16 Y él hablará por ti al
pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
17 Y tomarás en tu mano
esta vara, con la cual harás las señales.
Moisés
vuelve a Egipto
18 Así se fue Moisés, y
volviendo a su suegro Jetro, le dijo:
Iré ahora, y volveré a
mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés:
Ve en paz.
19 Dijo también Jehová a
Moisés en Madián:
Ve y vuélvete a Egipto,
porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.
20 Entonces Moisés tomó su
mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó
también Moisés la vara de Dios en su mano.
21 Y dijo Jehová a Moisés:
Cuando hayas vuelto a
Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en
tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.
22 Y dirás a Faraón:
Jehová ha dicho así:
Israel es mi hijo, mi
primogénito.
23 Ya te he dicho que
dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo
voy a matar a tu hijo, tu primogénito.
24 Y aconteció en el
camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo.
25 Entonces Séfora tomó un
pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo:
A la verdad tú me eres un
esposo de sangre.
26 Así le dejó luego ir. Y
ella dijo:
Esposo de sangre, a causa
de la circuncisión.
27 Y Jehová dijo a Aarón:
Ve a recibir a Moisés al
desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.
28 Entonces contó Moisés a
Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le
había dado.
29 Y fueron Moisés y
Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel.
30 Y habló Aarón acerca de
todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de
los ojos del pueblo.
31 Y el pueblo creyó; y
oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su
aflicción, se inclinaron y adoraron.
Moisés
y Aarón ante Faraón
ÉXODO 5
1 Después Moisés y Aarón
entraron a la presencia de Faraón y le dijeron:
Jehová el Dios de Israel
dice así:
Deja ir a mi pueblo a
celebrarme fiesta en el desierto.
2 Y Faraón respondió:
¿Quién es Jehová, para
que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré
ir a Israel.
3 Y ellos dijeron:
El Dios de los hebreos
nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y
ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros
con peste o con espada.
4 Entonces el rey de
Egipto les dijo:
Moisés y Aarón, ¿por qué
hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas.
5 Dijo también Faraón:
He aquí el pueblo de la
tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.
6 Y mandó Faraón aquel
mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus
capataces, diciendo:
7 De aquí en adelante no
daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y
recojan por sí mismos la paja.
8 Y les impondréis la
misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque
están ociosos, por eso levantan la voz diciendo:
Vamos y ofrezcamos
sacrificios a nuestro Dios.
9 Agrávese la servidumbre
sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas.
10 Y saliendo los
cuadrilleros del pueblo y sus capataces, hablaron al pueblo, diciendo:
Así ha dicho Faraón:
Yo no os doy paja.
11 Id vosotros y recoged
la paja donde la halléis; pero nada se disminuirá de vuestra tarea.
12 Entonces el pueblo se
esparció por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja.
13 Y los cuadrilleros los
apremiaban, diciendo:
Acabad vuestra obra, la
tarea de cada día en su día, como cuando se os daba paja.
14 Y azotaban a los
capataces de los hijos de Israel que los cuadrilleros de Faraón habían puesto
sobre ellos, diciendo:
¿Por qué no habéis
cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes?
15 Y los capataces de los
hijos de Israel vinieron a Faraón y se quejaron a él, diciendo:
¿Por qué lo haces así con
tus siervos?
16 No se da paja a tus
siervos, y con todo nos dicen:
Haced el ladrillo. Y he
aquí tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable.
17 Y él respondió:
Estáis ociosos, sí,
ociosos, y por eso decís:
Vamos y ofrezcamos
sacrificios a Jehová.
18 Id pues, ahora, y
trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo.
19 Entonces los capataces
de los hijos de Israel se vieron en aflicción, al decírseles:
No se disminuirá nada de
vuestro ladrillo, de la tarea de cada día.
20 Y encontrando a Moisés
y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían de la presencia de
Faraón,
21 les dijeron:
Mire Jehová sobre
vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus
siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.
Jehová
comisiona a Moisés y a Aarón
22 Entonces Moisés se
volvió a Jehová, y dijo:
Señor, ¿por qué afliges a
este pueblo? ¿Para qué me enviaste?
23 Porque desde que yo
vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has
librado a tu pueblo.
ÉXODO 6
1 Jehová respondió a
Moisés:
Ahora verás lo que yo
haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los
echará de su tierra.
2 Habló todavía Dios a
Moisés, y le dijo:
Yo soy JEHOVÁ.
3 Y aparecí a Abraham, a
Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a
conocer a ellos.
4 También establecí mi
pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron
forasteros, y en la cual habitaron.
5 Asimismo yo he oído el
gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he
acordado de mi pacto.
6 Por tanto, dirás a los
hijos de Israel:
Yo soy JEHOVÁ; y yo os
sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su
servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes;
7 y os tomaré por mi
pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios,
que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.
8 Y os meteré en la tierra
por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo
os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ.
9 De esta manera habló
Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la
congoja de espíritu, y de la dura servidumbre.
10 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
11 Entra y habla a Faraón
rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.
12 Y respondió Moisés
delante de Jehová:
He aquí, los hijos de
Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de
labios?
13 Entonces Jehová habló a
Moisés y a Aarón y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón
rey de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
14 Estos son los jefes de
las familias de sus padres:
Los hijos de Rubén, el
primogénito de Israel:
Hanoc, Falú, Hezrón y
Carmi; estas son las familias de Rubén.
15 Los hijos de Simeón:
Jemuel, Jamín, Ohad,
Jaquín, Zohar, y Saúl hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón.
16 Estos son los nombres
de los hijos de Leví por sus linajes:
Gersón, Coat y Merari. Y
los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años.
17 Los hijos de Gersón:
Libni y Simei, por sus
familias.
18 Y los hijos de Coat:
Amram, Izhar, Hebrón y
Uziel. Y los años de la vida de Coat fueron ciento treinta y tres años.
19 Y los hijos de Merari:
Mahli y Musi. Estas son
las familas de Leví por sus linajes.
20 Y Amram tomó por mujer
a Jocabed su tía, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de
Amram fueron ciento treinta y siete años.
21 Los hijos de Izhar:
Coré, Nefeg y Zicri.
22 Y los hijos de Uziel:
Misael, Elzafán y Sitri.
23 Y tomó Aarón por mujer
a Elisabet hija de Aminadab, hermana de Naasón; la cual dio a luz a Nadab, Abiú,
Eleazar e Itamar.
24 Los hijos de Coré:
Asir, Elcana y Abiasaf.
Estas son las familias de los coreítas.
25 Y Eleazar hijo de Aarón
tomó para sí mujer de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Y estos
son los jefes de los padres de los levitas por sus familias.
26 Este es aquel Aarón y
aquel Moisés, a los cuales Jehová dijo:
Sacad a los hijos de
Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos.
27 Estos son los que
hablaron a Faraón rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel.
Moisés y Aarón fueron éstos.
28 Cuando Jehová habló a
Moisés en la tierra de Egipto,
29 entonces Jehová habló a
Moisés, diciendo:
Yo soy JEHOVÁ; di a
Faraón rey de Egipto todas las cosas que yo te digo a ti.
30 Y Moisés respondió
delante de Jehová:
He aquí, yo soy torpe de
labios; ¿cómo, pues, me ha de oír Faraón?
ÉXODO 7
1 Jehová dijo a Moisés:
Mira, yo te he
constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.
2 Tú dirás todas las cosas
que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su
tierra a los hijos de Israel.
3 Y yo endureceré el
corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis
maravillas.
4 Y Faraón no os oirá; mas
yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos
de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
5 Y sabrán los egipcios
que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de
Israel de en medio de ellos.
6 E hizo Moisés y Aarón
como Jehová les mandó; así lo hicieron.
7 Era Moisés de edad de
ochenta años, y Aarón de edad de ochenta y tres, cuando hablaron a Faraón.
La vara
de Aarón
8 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciendo:
9 Si Faraón os
respondiere diciendo:
Mostrad milagro; dirás a
Aarón:
Toma tu vara, y échala
delante de Faraón, para que se haga culebra.
10 Vinieron, pues, Moisés
y Aarón a Faraón, e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara
delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra.
11 Entonces llamó también
Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto
con sus encantamientos;
12 pues echó cada uno su
vara, las cuales se volvieron culebras; mas la vara de Aarón devoró las varas de
ellos.
13 Y el corazón de Faraón
se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
La
plaga de sangre
14 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
El corazón de Faraón está
endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo.
15 Ve por la mañana a
Faraón, he aquí que él sale al río; y tú ponte a la ribera delante de él, y toma
en tu mano la vara que se volvió culebra,
16 y dile:
Jehová el Dios de los
hebreos me ha enviado a ti, diciendo:
Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír.
17 Así ha dicho Jehová:
En esto conocerás que yo
soy Jehová:
he aquí, yo golpearé con
la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en
sangre.
18 Y los peces que hay en
el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber el agua
del río.
19 Y Jehová dijo a Moisés:
Di a Aarón:
Toma tu vara, y extiende
tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus
estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en
sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera
como en los de piedra.
20 Y Moisés y Aarón
hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en
el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en
el río se convirtieron en sangre.
21 Asimismo los peces que
había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no
podían beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.
22 Y los hechiceros de
Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se
endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.
23 Y Faraón se volvió y
fue a su casa, y no dio atención tampoco a esto.
24 Y en todo Egipto
hicieron pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas
del río.
25 Y se cumplieron siete
días después que Jehová hirió el río.
La
plaga de ranas
ÉXODO 8
1 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Entra a la presencia de
Faraón y dile:
Jehová ha dicho así:
Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva.
2 Y si no lo quisieres
dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios.
3 Y el río criará ranas,
las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu
cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus
artesas.
4 Y las ranas subirán
sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos.
5 Y Jehová dijo a Moisés:
Di a Aarón:
Extiende tu mano con tu
vara sobre los ríos, arroyos y estanques, para que haga subir ranas sobre la
tierra de Egipto.
6 Entonces Aarón extendió
su mano sobre las aguas de Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de
Egipto.
7 Y los hechiceros
hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre la tierra
de Egipto.
8 Entonces Faraón llamó a
Moisés y a Aarón, y les dijo:
Orad a Jehová para que
quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca
sacrificios a Jehová.
9 Y dijo Moisés a Faraón:
Dígnate indicarme cuándo
debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean
quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río.
10 Y él dijo:
Mañana. Y Moisés
respondió:
Se hará conforme a tu
palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios.
11 Y las ranas se irán de
ti, y de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el
río.
12 Entonces salieron
Moisés y Aarón de la presencia de Faraón. Y clamó Moisés a Jehová tocante a las
ranas que había mandado a Faraón.
13 E hizo Jehová conforme
a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de
los campos.
14 Y las juntaron en
montones, y apestaba la tierra.
15 Pero viendo Faraón que
le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo
había dicho.
La
plaga de piojos
16 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Di a Aarón:
Extiende tu vara y golpea
el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto.
17 Y ellos lo hicieron
así; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el
cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de
la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto.
18 Y los hechiceros
hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no
pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias.
19 Entonces los hechiceros
dijeron a Faraón:
Dedo de Dios es éste. Mas
el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
La
plaga de moscas
20 Jehová dijo a Moisés:
Levántate de mañana y
ponte delante de Faraón, he aquí él sale al río; y dile:
Jehová ha dicho así:
Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva.
21 Porque si no dejas ir a
mi pueblo, he aquí yo enviaré sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y
sobre tus casas toda clase de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de
toda clase de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.
22 Y aquel día yo apartaré
la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de
moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.
23 Y yo pondré redención
entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.
24 Y Jehová lo hizo así, y
vino toda clase de moscas molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre las casas
de sus siervos, y sobre todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida a
causa de ellas.
25 Entonces Faraón llamó a
Moisés y a Aarón, y les dijo:
Andad, ofreced sacrificio
a vuestro Dios en la tierra.
26 Y Moisés respondió:
No conviene que hagamos
así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios.
He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no
nos apedrearían?
27 Camino de tres días
iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él
nos dirá.
28 Dijo Faraón:
Yo os dejaré ir para que
ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no
vayáis más lejos; orad por mí.
29 Y respondió Moisés:
He aquí, al salir yo de
tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas clases de moscas se vayan de
Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana; con tal que Faraón no falte
más, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a Jehová.
30 Entonces Moisés salió
de la presencia de Faraón, y oró a Jehová.
31 Y Jehová hizo conforme
a la palabra de Moisés, y quitó todas aquellas moscas de Faraón, de sus siervos
y de su pueblo, sin que quedara una.
32 Mas Faraón endureció
aun esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo.
La
plaga en el ganado
ÉXODO 9
1 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Entra a la presencia de
Faraón, y dile:
Jehová, el Dios de los
hebreos, dice así:
Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva.
2 Porque si no lo quieres
dejar ir, y lo detienes aún,
3 he aquí la mano de
Jehová estará sobre tus ganados que están en el campo, caballos, asnos,
camellos, vacas y ovejas, con plaga gravísima.
4 Y Jehová hará separación
entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo lo
de los hijos de Israel.
5 Y Jehová fijó plazo,
diciendo:
Mañana hará Jehová esta
cosa en la tierra.
6 Al día siguiente Jehová
hizo aquello, y murió todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de
Israel no murió uno.
7 Entonces Faraón envió, y
he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el
corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.
La
plaga de úlceras
8 Y Jehová dijo a Moisés y
a Aarón:
Tomad puñados de ceniza
de un horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón;
9 y vendrá a ser polvo
sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en los
hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto.
10 Y tomaron ceniza del
horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y
hubo sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias.
11 Y los hechiceros no
podían estar delante de Moisés a causa del sarpullido, porque hubo sarpullido en
los hechiceros y en todos los egipcios.
12 Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y no los oyó, como Jehová lo había dicho a Moisés.
La
plaga de granizo
13 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Levántate de mañana, y
ponte delante de Faraón, y dile:
Jehová, el Dios de los
hebreos, dice así:
Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva.
14 Porque yo enviaré esta
vez todas mis plagas a tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que
entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra.
15 Porque ahora yo
extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de
la tierra.
16 Y a la verdad yo te he
puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda
la tierra.
17 ¿Todavía te
ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir?
18 He aquí que mañana a
estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde
el día que se fundó hasta ahora.
19 Envía, pues, a recoger
tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se
halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y
morirá.
20 De los siervos de
Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Jehová hizo huir sus criados y su
ganado a casa;
21 mas el que no puso en
su corazón la palabra de Jehová, dejó sus criados y sus ganados en el campo.
22 Y Jehová dijo a Moisés:
Extiende tu mano hacia el
cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y
sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el país de Egipto.
23 Y Moisés extendió su
vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó
sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.
24 Hubo, pues, granizo, y
fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de
Egipto desde que fue habitada.
25 Y aquel granizo hirió
en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como
bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos
los árboles del país.
26 Solamente en la tierra
de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.
27 Entonces Faraón envió a
llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:
He pecado esta vez;
Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos.
28 Orad a Jehová para que
cesen los truenos de Dios y el granizo, y yo os dejaré ir, y no os detendréis
más.
29 Y le respondió Moisés:
Tan pronto salga yo de la
ciudad, extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más
granizo; para que sepas que de Jehová es la tierra.
30 Pero yo sé que ni tú ni
tus siervos temeréis todavía la presencia de Jehová Dios.
31 El lino, pues, y la
cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en
caña.
32 Mas el trigo y el
centeno no fueron destrozados, porque eran tardíos.
33 Y salido Moisés de la
presencia de Faraón, fuera de la ciudad, extendió sus manos a Jehová, y cesaron
los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra.
34 Y viendo Faraón que la
lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y
endurecieron su corazón él y sus siervos.
35 Y el corazón de Faraón
se endureció, y no dejó ir a los hijos de Israel, como Jehová lo había dicho por
medio de Moisés.
La
plaga de langostas
ÉXODO
10
1 Jehová dijo a Moisés:
Entra a la presencia de
Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para
mostrar entre ellos estas mis señales,
2 y para que cuentes a tus
hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice
entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová.
3 Entonces vinieron Moisés
y Aarón a Faraón, y le dijeron:
Jehová el Dios de los
hebreos ha dicho así:
¿Hasta cuándo no querrás
humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
4 Y si aún rehúsas dejarlo
ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta,
5 la cual cubrirá la faz
de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que escapó,
lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que os fructifica en el
campo.
6 Y llenará tus casas, y
las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, cual nunca
vieron tus padres ni tus abuelos, desde que ellos fueron sobre la tierra hasta
hoy. Y se volvió y salió de delante de Faraón.
7 Entonces los siervos de
Faraón le dijeron:
¿Hasta cuándo será este
hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que sirvan a Jehová
su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido?
8 Y Moisés y Aarón
volvieron a ser llamados ante Faraón, el cual les dijo:
Andad, servid a Jehová
vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?
9 Moisés respondió:
Hemos de ir con nuestros
niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con
nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta
solemne para Jehová.
10 Y él les dijo:
¡Así sea Jehová con
vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Mirad cómo el
mal está delante de vuestro rostro! 11 No será así; id ahora vosotros los
varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los
echaron de la presencia de Faraón.
12 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Extiende tu mano sobre la
tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de
Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó.
13 Y extendió Moisés su
vara sobre la tierra de Egipto, y Jehová trajo un viento oriental sobre el país
todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana el viento oriental
trajo la langosta.
14 Y subió la langosta
sobre toda la tierra de Egipto, y se asentó en todo el país de Egipto en tan
gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después;
15 y cubrió la faz de todo
el país, y oscureció la tierra; y consumió toda la hierba de la tierra, y todo
el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en
árboles ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto.
16 Entonces Faraón se
apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo:
He pecado contra Jehová
vuestro Dios, y contra vosotros.
17 Mas os ruego ahora que
perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que
quite de mí al menos esta plaga mortal.
18 Y salió Moisés de
delante de Faraón, y oró a Jehová.
19 Entonces Jehová trajo
un fortísimo viento occidental, y quitó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo;
ni una langosta quedó en todo el país de Egipto.
20 Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel.
La
plaga de tinieblas
21 Jehová dijo a Moisés:
Extiende tu mano hacia el
cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera
las palpe.
22 Y extendió Moisés su
mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por
tres días.
23 Ninguno vio a su
prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de
Israel tenían luz en sus habitaciones.
24 Entonces Faraón hizo
llamar a Moisés, y dijo:
Id, servid a Jehová;
solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños
con vosotros.
25 Y Moisés respondió:
Tú también nos darás
sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios.
26 Nuestros ganados irán
también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar
para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová
hasta que lleguemos allá.
27 Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos ir.
28 Y le dijo Faraón:
Retírate de mí; guárdate
que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro,
morirás.
29 Y Moisés respondió:
Bien has dicho; no veré
más tu rostro.
Anunciada la muerte de los primogénitos
ÉXODO
11
1 Jehová dijo a Moisés:
Una plaga traeré aún
sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí; y
seguramente os echará de aquí del todo.
2 Habla ahora al pueblo, y
que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de
oro.
3 Y Jehová dio gracia al
pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en
la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del
pueblo.
4 Dijo, pues, Moisés:
Jehová ha dicho así:
A la medianoche yo saldré
por en medio de Egipto,
5 y morirá todo
primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en
su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo
primogénito de las bestias.
6 Y habrá gran clamor por
toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.
7 Pero contra todos los
hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua,
para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.
8 Y descenderán a mí todos
estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán:
Vete, tú y todo el pueblo
que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la
presencia de Faraón.
9 Y Jehová dijo a Moisés:
Faraón no os oirá, para
que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.
10 Y Moisés y Aarón
hicieron todos estos prodigios delante de Faraón; pues Jehová había endurecido
el corazón de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país.
La
Pascua
ÉXODO
12
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
2 Este mes os será
principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.
3 Hablad a toda la
congregación de Israel, diciendo:
En el diez de este mes
tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por
familia.
4 Mas si la familia fuere
tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino
inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al
comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
5 El animal será sin
defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
6 Y lo guardaréis hasta el
día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel
entre las dos tardes.
7 Y tomarán de la sangre,
y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de
comer.
8 Y aquella noche comerán
la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.
9 Ninguna cosa comeréis de
él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus
entrañas.
10 Ninguna cosa dejaréis
de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el
fuego.
11 Y lo comeréis así:
ceñidos vuestros lomos,
vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo
comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
12 Pues yo pasaré aquella
noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de
Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos
los dioses de Egipto. Yo Jehová.
13 Y la sangre os será por
señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros,
y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
14 Y este día os será en
memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras
generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.
15 Siete días comeréis
panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras
casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el
séptimo, será cortado de Israel.
16 El primer día habrá
santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación;
ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual
haya de comer.
17 Y guardaréis la fiesta
de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la
tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras
generaciones por costumbre perpetua.
18 En el mes primero
comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta
el veintiuno del mes por la tarde.
19 Por siete días no se
hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así
extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel.
20 Ninguna cosa leudada
comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura.
21 Y Moisés convocó a
todos los ancianos de Israel, y les dijo:
Sacad y tomaos corderos
por vuestras familias, y sacrificad la pascua.
22 Y tomad un manojo de
hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y
los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros
salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
23 Porque Jehová pasará
hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos
postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras
casas para herir.
24 Guardaréis esto por
estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
25 Y cuando entréis en la
tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
26 Y cuando os dijeren
vuestros hijos:
¿Qué es este rito
vuestro?,
27 vosotros responderéis:
Es la víctima de la
pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en
Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo
se inclinó y adoró.
28 Y los hijos de Israel
fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a
Aarón.
Muerte
de los primogénitos
29 Y aconteció que a la
medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el
primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del
cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
30 Y se levantó aquella
noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran
clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.
31 E hizo llamar a Moisés
y a Aarón de noche, y les dijo:
Salid de en medio de mi
pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho.
32 Tomad también vuestras
ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.
33 Y los egipcios
apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían:
Todos somos muertos.
34 Y llevó el pueblo su
masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros.
35 E hicieron los hijos de
Israel conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo de los egipcios alhajas de
plata, y de oro, y vestidos.
36 Y Jehová dio gracia al
pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así despojaron a los
egipcios.
Los
israelitas salen de Egipto
37 Partieron los hijos de
Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los
niños.
38 También subió con ellos
grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.
39 Y cocieron tortas sin
levadura de la masa que habían sacado de Egipto, pues no había leudado, porque
al echarlos fuera los egipcios, no habían tenido tiempo ni para prepararse
comida.
40 El tiempo que los hijos
de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años.
41 Y pasados los
cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron
de la tierra de Egipto.
42 Es noche de guardar
para Jehová, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche
deben guardarla para Jehová todos los hijos de Israel en sus generaciones.
43 Y Jehová dijo a Moisés
y a Aarón:
Esta es la ordenanza de
la pascua; ningún extraño comerá de ella.
44 Mas todo siervo humano
comprado por dinero comerá de ella, después que lo hubieres circuncidado.
45 El extranjero y el
jornalero no comerán de ella.
46 Se comerá en una casa,
y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo.
47 Toda la congregación de
Israel lo hará.
48 Mas si algún extranjero
morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado
todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero
ningún incircunciso comerá de ella.
49 La misma ley será para
el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros.
50 Así lo hicieron todos
los hijos de Israel; como mandó Jehová a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
51 Y en aquel mismo día
sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos.
Consagración de los primogénitos
ÉXODO
13
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Conságrame todo
primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los
hombres como de los animales, mío es.
3 Y Moisés dijo al pueblo:
Tened memoria de este
día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová
os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado.
4 Vosotros salís hoy en el
mes de Abib.
5 Y cuando Jehová te
hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del
jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y
miel, harás esta celebración en este mes.
6 Siete días comerás pan
sin leudar, y el séptimo día será fiesta para Jehová.
7 Por los siete días se
comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura,
en todo tu territorio.
8 Y lo contarás en aquel
día a tu hijo, diciendo:
Se hace esto con motivo
de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto.
9 Y te será como una señal
sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová
esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto.
10 Por tanto, tú guardarás
este rito en su tiempo de año en año.
11 Y cuando Jehová te haya
metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando
te la hubiere dado,
12 dedicarás a Jehová todo
aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los
machos serán de Jehová.
13 Mas todo primogénito de
asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz.
También redimirás al primogénito de tus hijos.
14 Y cuando mañana te
pregunte tu hijo, diciendo:
¿Qué es esto?, le dirás:
Jehová nos sacó con mano
fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;
15 y endureciéndose Faraón
para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo
primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y
por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al
primogénito de mis hijos.
16 Te será, pues, como una
señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová
nos sacó de Egipto con mano fuerte.
La
columna de nube y de fuego
17 Y luego que Faraón dejó
ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que
estaba cerca; porque dijo Dios:
Para que no se arrepienta
el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.
18 Mas hizo Dios que el
pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de
Israel de Egipto armados.
19 Tomó también consigo
Moisés los huesos de José, el cual había juramentado a los hijos de Israel,
diciendo:
Dios ciertamente os
visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros.
20 Y partieron de Sucot y
acamparon en Etam, a la entrada del desierto.
21 Y Jehová iba delante de
ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en
una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de
noche.
22 Nunca se apartó de
delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.
Los
israelitas cruzan el Mar Rojo
ÉXODO
14
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Di a los hijos de
Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar
hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar.
3 Porque Faraón dirá de
los hijos de Israel:
Encerrados están en la
tierra, el desierto los ha encerrado.
4 Y yo endureceré el
corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su
ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.
5 Y fue dado aviso al rey
de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió
contra el pueblo, y dijeron:
¿Cómo hemos hecho esto de
haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?
6 Y unció su carro, y tomó
consigo su pueblo;
7 y tomó seiscientos
carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.
8 Y endureció Jehová el
corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los
hijos de Israel habían salido con mano poderosa.
9 Siguiéndolos, pues, los
egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y
todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot,
delante de Baal-zefón.
10 Y cuando Faraón se hubo
acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios
venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y
clamaron a Jehová.
11 Y dijeron a Moisés:
¿No había sepulcros en
Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho
así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
12 ¿No es esto lo que te
hablamos en Egipto, diciendo:
Déjanos servir a los
egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el
desierto.
13 Y Moisés dijo al
pueblo:
No temáis; estad firmes,
y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy
habéis visto, nunca más para siempre los veréis.
14 Jehová peleará por
vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
15 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
¿Por qué clamas a mí? Di
a los hijos de Israel que marchen.
16 Y tú alza tu vara, y
extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en
medio del mar, en seco.
17 Y he aquí, yo
endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en
Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería;
18 y sabrán los egipcios
que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente
de a caballo.
19 Y el ángel de Dios que
iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y
asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus
espaldas,
20 e iba entre el
campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas
para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se
acercaron los unos a los otros.
21 Y extendió Moisés su
mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento
oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron
divididas.
22 Entonces los hijos de
Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su
derecha y a su izquierda.
23 Y siguiéndolos los
egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de
Faraón, sus carros y su gente de a caballo.
24 Aconteció a la vigilia
de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de
fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios,
25 y quitó las ruedas de
sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron:
Huyamos de delante de
Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.
26 Y Jehová dijo a Moisés:
Extiende tu mano sobre el
mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su
caballería.
27 Entonces Moisés
extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su
fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los
egipcios en medio del mar.
28 Y volvieron las aguas,
y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había
entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.
29 Y los hijos de Israel
fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y
a su izquierda.
30 Así salvó Jehová aquel
día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la
orilla del mar.
31 Y vio Israel aquel
grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová,
y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.
Cántico
de Moisés y de María
ÉXODO
15
1 Entonces cantó Moisés y
los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron:
Cantaré yo a Jehová,
porque se ha magnificado grandemente;
Ha echado en el mar al
caballo y al jinete.
2 Jehová es mi fortaleza y
mi cántico,
Y ha sido mi salvación.
Este es mi Dios, y lo
alabaré;
Dios de mi padre, y lo
enalteceré.
3 Jehová es varón de
guerra;
Jehová es su nombre.
4 Echó en el mar los
carros de Faraón y su ejército;
Y sus capitanes escogidos
fueron hundidos en el Mar Rojo.
5 Los abismos los
cubrieron;
Descendieron a las
profundidades como piedra.
6 Tu diestra, oh Jehová,
ha sido magnificada en poder;
Tu diestra, oh Jehová, ha
quebrantado al enemigo.
7 Y con la grandeza de tu
poder has derribado a los que se levantaron contra ti.
Enviaste tu ira; los
consumió como a hojarasca.
8 Al soplo de tu aliento
se amontonaron las aguas;
Se juntaron las corrientes
como en un montón;
Los abismos se cuajaron en
medio del mar.
9 El enemigo dijo:
Perseguiré, apresaré,
repartiré despojos;
Mi alma se saciará de
ellos;
Sacaré mi espada, los
destruirá mi mano.
10 Soplaste con tu viento;
los cubrió el mar;
Se hundieron como plomo en
las impetuosas aguas.
11 ¿Quién como tú, oh
Jehová, entre los dioses?
¿Quién como tú, magnífico
en santidad,
Terrible en maravillosas
hazañas, hacedor de prodigios?
12 Extendiste tu diestra;
La tierra los tragó.
13 Condujiste en tu
misericordia a este pueblo que redimiste;
Lo llevaste con tu poder a
tu santa morada.
14 Lo oirán los pueblos, y
temblarán;
Se apoderará dolor de la
tierra de los filisteos.
15 Entonces los caudillos
de Edom se turbarán;
A los valientes de Moab
les sobrecogerá temblor;
Se acobardarán todos los
moradores de Canaán.
16 Caiga sobre ellos
temblor y espanto;
A la grandeza de tu brazo
enmudezcan como una piedra;
Hasta que haya pasado tu
pueblo, oh Jehová,
Hasta que haya pasado este
pueblo que tú rescataste.
17 Tú los introducirás y
los plantarás en el monte de tu heredad,
En el lugar de tu morada,
que tú has preparado, oh Jehová,
En el santuario que tus
manos,
2 oh Jehová, han afirmado.
18 Jehová reinará
eternamente y para siempre.
19 Porque Faraón entró
cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo
volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco
por en medio del mar.
20 Y María la profetisa,
hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en
pos de ella con panderos y danzas.
21 Y María les respondía:
Cantad a Jehová, porque
en extremo se ha engrandecido;
Ha echado en el mar al
caballo y al jinete.
El agua
amarga de Mara
22 E hizo Moisés que
partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres
días por el desierto sin hallar agua.
23 Y llegaron a Mara, y no
pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el
nombre de Mara.
24 Entonces el pueblo
murmuró contra Moisés, y dijo:
¿Qué hemos de beber?
25 Y Moisés clamó a
Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se
endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
26 y dijo:
Si oyeres atentamente la
voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a
sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que
envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
27 Y llegaron a Elim,
donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a
las aguas.
Dios da
el maná
ÉXODO
16
1 Partió luego de Elim
toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está
entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la
tierra de Egipto.
2 Y toda la congregación
de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;
3 y les decían los hijos
de Israel:
Ojalá hubiéramos muerto
por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de
carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este
desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
4 Y Jehová dijo a Moisés:
He aquí yo os haré llover
pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día,
para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.
5 Mas en el sexto día
prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.
6 Entonces dijeron Moisés
y Aarón a todos los hijos de Israel:
En la tarde sabréis que
Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto,
7 y a la mañana veréis la
gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque
nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
8 Dijo también Moisés:
Jehová os dará en la
tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído
vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué
somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.
9 Y dijo Moisés a Aarón:
Di a toda la congregación
de los hijos de Israel:
Acercaos a la presencia
de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones.
10 Y hablando Aarón a toda
la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la
gloria de Jehová apareció en la nube.
11 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
12 Yo he oído las
murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo:
Al caer la tarde comeréis
carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro
Dios.
13 Y venida la tarde,
subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío
en derredor del campamento.
14 Y cuando el rocío cesó
de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda
como una escarcha sobre la tierra.
15 Y viéndolo los hijos de
Israel, se dijeron unos a otros:
¿Qué es esto? porque no
sabían qué era. Entonces Moisés les dijo:
Es el pan que Jehová os
da para comer.
16 Esto es lo que Jehová
ha mandado:
Recoged de él cada uno
según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras
personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda.
17 Y los hijos de Israel
lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos;
18 y lo medían por gomer,
y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco;
cada uno recogió conforme a lo que había de comer.
19 Y les dijo Moisés:
Ninguno deje nada de ello
para mañana.
20 Mas ellos no
obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió
gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.
21 Y lo recogían cada
mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se
derretía.
22 En el sexto día
recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los
príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.
23 Y él les dijo:
Esto es lo que ha dicho
Jehová:
Mañana es el santo día de
reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo
que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para
mañana.
24 Y ellos lo guardaron
hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.
25 Y dijo Moisés:
Comedlo hoy, porque hoy
es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.
26 Seis días lo
recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.
27 Y aconteció que algunos
del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.
28 Y Jehová dijo a Moisés:
¿Hasta cuándo no querréis
guardar mis mandamientos y mis leyes?
29 Mirad que Jehová os dió
el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése,
pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.
30 Así el pueblo reposó el
séptimo día.
31 Y la casa de Israel lo
llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas
con miel.
32 Y dijo Moisés:
Esto es lo que Jehová ha
mandado:
Llenad un gomer de él, y
guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a
comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.
33 Y dijo Moisés a Aarón:
Toma una vasija y pon en
ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para
vuestros descendientes.
34 Y Aarón lo puso delante
del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.
35 Así comieron los hijos
de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná
comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.
36 Y un gomer es la décima
parte de un efa.
Agua de
la roca
ÉXODO
17
1 Toda la congregación de
los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al
mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el
pueblo bebiese.
2 Y altercó el pueblo con
Moisés, y dijeron:
Danos agua para que
bebamos. Y Moisés les dijo:
¿Por qué altercáis
conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?
3 Así que el pueblo tuvo
allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo:
¿Por qué nos hiciste
subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros
ganados?
4 Entonces clamó Moisés a
Jehová, diciendo:
¿Qué haré con este
pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.
5 Y Jehová dijo a Moisés:
Pasa delante del pueblo,
y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con
que golpeaste el río, y ve.
6 He aquí que yo estaré
delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de
ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los
ancianos de Israel.
7 Y llamó el nombre de
aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque
tentaron a Jehová, diciendo:
¿Está, pues, Jehová entre
nosotros, o no?
Guerra
con Amalec
8 Entonces vino Amalec y
peleó contra Israel en Refidim.
9 Y dijo Moisés a Josué:
Escógenos varones, y sal
a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara
de Dios en mi mano.
10 E hizo Josué como le
dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre
del collado.
11 Y sucedía que cuando
alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano,
prevalecía Amalec.
12 Y las manos de Moisés
se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se
sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro
de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.
13 Y Josué deshizo a
Amalec y a su pueblo a filo de espada.
14 Y Jehová dijo a Moisés:
Escribe esto para memoria
en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del
cielo.
15 Y Moisés edificó un
altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;
16 y dijo:
Por cuanto la mano de
Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de
generación en generación.
Jetro
visita a Moisés
ÉXODO
18
1 Oyó Jetro sacerdote de
Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con
Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto.
2 Y tomó Jetro suegro de
Moisés a Séfora la mujer de Moisés, después que él la envió,
3 y a sus dos hijos; el
uno se llamaba Gersón, porque dijo:
Forastero he sido en
tierra ajena;
4 y el otro se llamaba
Eliezer, porque dijo:
El Dios de mi padre me
ayudó, y me libró de la espada de Faraón.
5 Y Jetro el suegro de
Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a Moisés en el desierto, donde
estaba acampado junto al monte de Dios;
6 y dijo a Moisés:
Yo tu suegro Jetro vengo
a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con ella.
7 Y Moisés salió a recibir
a su suegro, y se inclinó, y lo besó; y se preguntaron el uno al otro cómo
estaban, y vinieron a la tienda.
8 Y Moisés contó a su
suegro todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por amor
de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo los había
librado Jehová.
9 Y se alegró Jetro de
todo el bien que Jehová había hecho a Israel, al haberlo librado de mano de los
egipcios.
10 Y Jetro dijo:
Bendito sea Jehová, que
os libró de mano de los egipcios, y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo
de la mano de los egipcios.
11 Ahora conozco que
Jehová es más grande que todos los dioses; porque en lo que se ensoberbecieron
prevaleció contra ellos.
12 Y tomó Jetro, suegro de
Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos
de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios.
Nombramiento de jueces
(Dt.1.9-18)
13 Aconteció que al día
siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de
Moisés desde la mañana hasta la tarde.
14 Viendo el suegro de
Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo:
¿Qué es esto que haces tú
con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti
desde la mañana hasta la tarde?
15 Y Moisés respondió a su
suegro:
Porque el pueblo viene a
mí para consultar a Dios.
16 Cuando tienen asuntos,
vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios
y sus leyes.
17 Entonces el suegro de
Moisés le dijo:
No está bien lo que
haces.
18 Desfallecerás del todo,
tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado
pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.
19 Oye ahora mi voz; yo te
aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y
somete tú los asuntos a Dios.
20 Y enseña a ellos las
ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que
han de hacer.
21 Además escoge tú de
entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad,
que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de
centenas, de cincuenta y de diez.
22 Ellos juzgarán al
pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán
todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos
contigo.
23 Si esto hicieres, y
Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz
a su lugar.
24 Y oyó Moisés la voz de
su suegro, e hizo todo lo que dijo.
25 Escogió Moisés varones
de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil,
sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.
26 Y juzgaban al pueblo en
todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto
pequeño.
27 Y despidió Moisés a su
suegro, y éste se fue a su tierra.
Israel
en Sinaí
ÉXODO
19
1 En el mes tercero de la
salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron
al desierto de Sinaí.
2 Habían salido de Refidim,
y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí
Israel delante del monte.
3 Y Moisés subió a Dios; y
Jehová lo llamó desde el monte, diciendo:
Así dirás a la casa de
Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
4 Vosotros visteis lo que
hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
5 Ahora, pues, si diereis
oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre
todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
6 Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos
de Israel.
7 Entonces vino Moisés, y
llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas
palabras que Jehová le había mandado.
8 Y todo el pueblo
respondió a una, y dijeron:
Todo lo que Jehová ha
dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.
9 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
He aquí, yo vengo a ti en
una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también
para que te crean para siempre.
Y Moisés refirió las
palabras del pueblo a Jehová.
10 Y Jehová dijo a Moisés:
Ve al pueblo, y
santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos,
11 y estén preparados para
el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo
sobre el monte de Sinaí.
12 Y señalarás término al
pueblo en derredor, diciendo:
Guardaos, no subáis al
monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá.
13 No lo tocará mano,
porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando
suene largamente la bocina, subirán al monte.
14 Y descendió Moisés del
monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos.
15 Y dijo al pueblo:
Estad preparados para el
tercer día; no toquéis muJer.16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la
mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de
bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.
17 Y Moisés sacó del
campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.
18 Todo el monte Sinaí
humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como
el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
19 El sonido de la bocina
iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante.
20 Y descendió Jehová
sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la
cumbre del monte, y Moisés subió.
21 Y Jehová dijo a Moisés:
Desciende, ordena al
pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de
ellos.
22 Y también que se
santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en
ellos estrago.
23 Moisés dijo a Jehová:
El pueblo no podrá subir
al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo:
Señala límites al monte,
y santifícalo.
24 Y Jehová le dijo:
Ve, desciende, y subirás
tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para
subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago.
25 Entonces Moisés
descendió y se lo dijo al pueblo.
Los
Diez Mandamientos
(Dt.5.1-21)
ÉXODO
20
1 Y habló Dios todas estas
palabras, diciendo:
2 Yo soy Jehová tu Dios,
que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3 No tendrás dioses ajenos
delante de mí.
4 No te harás imagen, ni
ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni
en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a
ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de
los que me aborrecen,
6 y hago misericordia a
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás el nombre de
Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano.
8 Acuérdate del día de
reposo para santificarlo.
9 Seis días trabajarás, y
harás toda tu obra;
10 mas el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro
de tus puertas.
11 Porque en seis días
hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay,
y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo
santificó.
12 Honra a tu padre y a tu
madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No hurtarás.
16 No hablarás contra tu
prójimo falso testimonio.
17 No codiciarás la casa
de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada,
ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
El
terror del pueblo
(Dt.5.22-33)
18 Todo el pueblo
observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte
que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.
19 Y dijeron a Moisés:
Habla tú con nosotros, y
nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.
20 Y Moisés respondió al
pueblo:
No temáis; porque para
probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no
pequéis.
21 Entonces el pueblo
estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.
22 Y Jehová dijo a Moisés:
Así dirás a los hijos de
Israel:
Vosotros habéis visto que
he hablado desde el cielo con vosotros.
23 No hagáis conmigo
dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.
24 Altar de tierra harás
para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus
ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi
nombre, vendré a ti y te bendeciré.
25 Y si me hicieres altar
de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él,
lo profanarás.
26 No subirás por gradas a
mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.
Leyes
sobre los esclavos
(Dt.15.12-18)
ÉXODO
21
1 Estas son las leyes que
les propondrás.
2 Si comprares siervo
hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.
3 Si entró solo, solo
saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.
4 Si su amo le hubiere
dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo,
y él saldrá solo.
5 Y si el siervo dijere:
Yo amo a mi señor, a mi
mujer y a mis hijos, no saldré libre;
6 entonces su amo lo
llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo
le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.
7 Y cuando alguno vendiere
su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.
8 Si no agradare a su
señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no
la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.
9 Mas si la hubiere
desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.
10 Si tomare para él otra
mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.
11 Y si ninguna de estas
tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.
Leyes
sobre actos de violencia
12 El que hiriere a
alguno, haciéndole así morir, él morirá.
13 Mas el que no pretendía
herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al
cual ha de huir.
14 Pero si alguno se
ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo
quitarás para que muera.
15 El que hiriere a su
padre o a su madre, morirá.
16 Asimismo el que robare
una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.
17 Igualmente el que
maldijere a su padre o a su madre, morirá.
18 Además, si algunos
riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere,
pero cayere en cama;
19 si se levantare y
anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió;
solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.
20 Y si alguno hiriere a
su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;
21 mas si sobreviviere por
un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.
22 Si algunos riñeren, e
hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán
penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los
jueces.
23 Mas si hubiere muerte,
entonces pagarás vida por vida,
24 ojo por ojo, diente por
diente, mano por mano, pie por pie,
25 quemadura por
quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
Leyes
sobre responsabilidades de amos y dueños
26 Si alguno hiriere el
ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón
de su ojo.
27 Y si hiciere saltar un
diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.
28 Si un buey acorneare a
hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será
comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.
29 Pero si el buey fuere
acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo
hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también
morirá su dueño.
30 Si le fuere impuesto
precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere
impuesto.
31 Haya acorneado a hijo,
o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.
32 Si el buey acorneare a
un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey
será apedreado.
33 Y si alguno abriere un
pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,
34 el dueño de la cisterna
pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.
35 Y si el buey de alguno
hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey
vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.
36 Mas si era notorio que
el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado,
pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.
Leyes
sobre la restitución
ÉXODO
22
1 Cuando alguno hurtare
buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y
por aquella oveja cuatro ovejas.
2 Si el ladrón fuere
hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será
culpado de su muerte.
3 Pero si fuere de día, el
autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución;
si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.
4 Si fuere hallado con el
hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.
5 Si alguno hiciere pastar
en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y
de lo mejor de su viña pagará.
6 Cuando se prendiere
fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que
encendió el fuego pagará lo quemado.
7 Cuando alguno diere a su
prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre,
si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.
8 Si el ladrón no fuere
hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se
vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.
9 En toda clase de fraude,
sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida,
cuando alguno dijere:
Esto es mío, la causa de
ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el
doble a su prójimo.
10 Si alguno hubiere dado
a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste
muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;
11 juramento de Jehová
habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su
dueño lo aceptará, y el otro no pagará.
12 Mas si le hubiere sido
hurtado, resarcirá a su dueño.
13 Y si le hubiere sido
arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.
14 Pero si alguno hubiere
tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando
ausente su dueño, deberá pagarla.
15 Si el dueño estaba
presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.
Leyes
humanitarias
16 Si alguno engañare a
una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y
tomarla por muJer.17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata
conforme a la dote de las vírgenes.
18 A la hechicera no
dejarás que viva.
19 Cualquiera que
cohabitare con bestia, morirá.
20 El que ofreciere
sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.
21 Y al extranjero no
engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de
Egipto.
22 A ninguna viuda ni
huérfano afligiréis.
23 Porque si tú llegas a
afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;
24 y mi furor se
encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos
vuestros hijos.
25 Cuando prestares dinero
a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como
logrero, ni le impondrás usura.
26 Si tomares en prenda el
vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.
27 Porque sólo eso es su
cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él
clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.
28 No injuriarás a los
jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
29 No demorarás la
primicia de tu cosecha ni de tu lagar.
Me darás el primogénito de
tus hijos.
30 Lo mismo harás con el
de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo
darás.
31 Y me seréis varones
santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la
echaréis.
ÉXODO
23
1 No admitirás falso
rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.
2 No seguirás a los muchos
para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer
agravios;
3 ni al pobre distinguirás
en su causa.
4 Si encontrares el buey
de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.
5 Si vieres el asno del
que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le
ayudarás a levantarlo.
6 No pervertirás el
derecho de tu mendigo en su pleito.
7 De palabra de mentira te
alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.
8 No recibirás presente;
porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.
9 Y no angustiarás al
extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que
extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
10 Seis años sembrarás tu
tierra, y recogerás su cosecha;
11 mas el séptimo año la
dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare
comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.
12 Seis días trabajarás, y
al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio
el hijo de tu sierva, y el extranjero.
13 Y todo lo que os he
dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra
boca.
Las
tres fiestas anuales
(Ex.34.18-26; Dt.16.1-17)
14 Tres veces en el año me
celebraréis fiesta.
15 La fiesta de los panes
sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te
mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno
se presentará delante de mí con las manos vacías.
16 También la fiesta de la
siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y
la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de
tus labores del campo.
17 Tres veces en el año se
presentará todo varón delante de Jehová el Señor.
18 No ofrecerás con pan
leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la
noche hasta la mañana.
19 Las primicias de los
primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el
cabrito en la leche de su madre.
El
Angel de Jehová enviado para guiar a Israel
20 He aquí yo envío mi
Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar
que yo he preparado.
21 Guárdate delante de él,
y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión,
porque mi nombre está en él.
22 Pero si en verdad
oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos,
y afligiré a los que te afligieren.
23 Porque mi Angel irá
delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del
cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.
24 No te inclinarás a sus
dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del
todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.
25 Mas a Jehová vuestro
Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad
de en medio de ti.
26 No habrá mujer que
aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.
27 Yo enviaré mi terror
delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de
todos tus enemigos.
28 Enviaré delante de ti
la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti.
29 No los echaré de
delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten
contra ti las fieras del campo.
30 Poco a poco los echaré
de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.
31 Y fijaré tus límites
desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el
Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los
echarás de delante de ti.
32 No harás alianza con
ellos, ni con sus dioses.
33 En tu tierra no
habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te
será tropiezo.
Moisés
y los ancianos en el Monte Sinaí
ÉXODO
24
1 Dijo Jehová a Moisés:
Sube ante Jehová, tú, y
Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis
desde lejos.
2 Pero Moisés solo se
acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.
3 Y Moisés vino y contó al
pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo
respondió a una voz, y dijo:
Haremos todas las
palabras que Jehová ha dicho.
4 Y Moisés escribió todas
las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del
monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
5 Y envió jóvenes de los
hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios
de paz a Jehová.
6 Y Moisés tomó la mitad
de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre
el altar.
7 Y tomó el libro del
pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo:
Haremos todas las cosas
que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
8 Entonces Moisés tomó la
sangre y roció sobre el pueblo, y dijo:
He aquí la sangre del
pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.
9 Y subieron Moisés y
Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;
10 y vieron al Dios de
Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al
cielo cuando está sereno.
11 Mas no extendió su mano
sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y
bebieron.
12 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Sube a mí al monte, y
espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito
para enseñarles.
13 Y se levantó Moisés con
Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios.
14 Y dijo a los ancianos:
Esperadnos aquí hasta que
volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere
asuntos, acuda a ellos.
15 Entonces Moisés subió
al monte, y una nube cubrió el monte.
16 Y la gloria de Jehová
reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día
llamó a Moisés de en medio de la nube.
17 Y la apariencia de la
gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos
de los hijos de Israel.
18 Y entró Moisés en medio
de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y
cuarenta noches.
La
ofrenda para el tabernáculo
(Ex.35.4-9)
ÉXODO
25
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Di a los hijos de
Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de
corazón, tomaréis mi ofrenda.
3 Esta es la ofrenda que
tomaréis de ellos:
oro, plata, cobre,
4 azul, púrpura, carmesí,
lino fino, pelo de cabras,
5 pieles de carneros
teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia,
6 aceite para el
alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático,
7 piedras de ónice, y
piedras de engaste para el efod y para el pectoral.
8 Y harán un santuario
para mí, y habitaré en medio de ellos.
9 Conforme a todo lo que
yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios,
así lo haréis.
El arca
del testimonio
(Ex.37.1-9)
10 Harán también un arca
de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo
y medio, y su altura de codo y medio.
11 Y la cubrirás de oro
puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.
12 Fundirás para ella
cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado
de ella, y dos anillos al otro lado.
13 Harás unas varas de
madera de acacia, las cuales cubrirás de oro.
14 Y meterás las varas por
los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas.
15 Las varas quedarán en
los anillos del arca; no se quitarán de ella.
16 Y pondrás en el arca el
testimonio que yo te daré.
17 Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura
de codo y medio.
18 Harás también dos
querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del
propiciatorio.
19 Harás, pues, un
querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el
propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
20 Y los querubines
extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus
rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los
querubines.
21 Y pondrás el
propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te
daré.
22 Y de allí me declararé
a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines
que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos
de Israel.
La mesa
para el pan de la proposición
(Ex.37.10-16)
23 Harás asimismo una mesa
de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y
su altura de codo y medio.
24 Y la cubrirás de oro
puro, y le harás una cornisa de oro alrededor.
25 Le harás también una
moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una
cornisa de oro alrededor.
26 Y le harás cuatro
anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus
cuatro patas.
27 Los anillos estarán
debajo de la moldura, para lugares de las varas para llevar la mesa.
28 Harás las varas de
madera de acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa.
29 Harás también sus
platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro
fino los harás.
30 Y pondrás sobre la mesa
el pan de la proposición delante de mí continuamente.
El
candelero de oro
(Ex.37.17-24)
31 Harás además un
candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña,
sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo.
32 Y saldrán seis brazos
de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado.
33 Tres copas en forma de
flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de
flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos
que salen del candelero;
34 y en la caña central
del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus
flores.
35 Habrá una manzana
debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del
mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los
seis brazos que salen del candelero.
36 Sus manzanas y sus
brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro.
37 Y le harás siete
lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante.
38 También sus
despabiladeras y sus platillos, de oro puro.
39 De un talento de oro
fino lo harás, con todos estos utensilios.
40 Mira y hazlos conforme
al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
El
tabernáculo
(Ex.36.8-38)
ÉXODO
26
1 Harás el tabernáculo de
diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás con
querubines de obra primorosa.
2 La longitud de una
cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina de cuatro codos;
todas las cortinas tendrán una misma medida.
3 Cinco cortinas estarán
unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la otra.
4 Y harás lazadas de azul
en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás en la
orilla de la cortina de la segunda unión.
5 Cincuenta lazadas harás
en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que
está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra.
6 Harás también cincuenta
corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se
formará un tabernáculo.
7 Harás asimismo cortinas
de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás.
8 La longitud de cada
cortina será de treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una
misma medida tendrán las once cortinas.
9 Y unirás cinco cortinas
aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina en el
frente del tabernáculo.
10 Y harás cincuenta
lazadas en la orilla de la cortina, al borde en la unión, y cincuenta lazadas en
la orilla de la cortina de la segunda unión.
11 Harás asimismo
cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por las lazadas; y enlazarás
las uniones para que se haga una sola cubierta.
12 Y la parte que sobra en
las cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas
del tabernáculo.
13 Y un codo de un lado, y
otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la tienda,
colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo.
14 Harás también a la
tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de
pieles de tejones encima.
15 Y harás para el
tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas.
16 La longitud de cada
tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura.
17 Dos espigas tendrá cada
tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo.
18 Harás, pues, las tablas
del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur.
19 Y harás cuarenta basas
de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de una tabla para sus dos
espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas.
20 Y al otro lado del
tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas;
21 y sus cuarenta basas de
plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla.
22 Y para el lado
posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas.
23 Harás además dos tablas
para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores;
24 las cuales se unirán
desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las
otras dos; serán para las dos esquinas.
25 De suerte que serán
ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas debajo de una
tabla, y dos basas debajo de otra tabla.
26 Harás también cinco
barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo,
27 y cinco barras para las
tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado
posterior del tabernáculo, al occidente.
28 Y la barra de en medio
pasará por en medio de las tablas, de un extremo al otro.
29 Y cubrirás de oro las
tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también
cubrirás de oro las barras.
30 Y alzarás el
tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.
31 También harás un velo
de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con
querubines;
32 y lo pondrás sobre
cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro,
sobre basas de plata.
33 Y pondrás el velo
debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del
testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo.
34 Pondrás el
propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo.
35 Y pondrás la mesa fuera
del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur del tabernáculo; y
pondrás la mesa al lado del norte.
36 Harás para la puerta
del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de
recamador.
37 Y harás para la cortina
cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con sus
capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.
El
altar de bronce
(Ex.38.1-7)
ÉXODO
27
1 Harás también un altar
de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura;
será cuadrado el altar, y su altura de tres codos.
2 Y le harás cuernos en
sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce.
3 Harás también sus
calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus garfios y sus
braseros; harás todos sus utensilios de bronce.
4 Y le harás un enrejado
de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro anillos de bronce
a sus cuatro esquinas.
5 Y la pondrás dentro del
cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar.
6 Harás también varas para
el altar, varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de bronce.
7 Y las varas se meterán
por los anillos, y estarán aquellas varas a ambos lados del altar cuando sea
llevado.
8 Lo harás hueco, de
tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás.
El
atrio del tabernáculo
(Ex.38.9-20)
9 Asimismo harás el atrio
del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino
torcido, de cien codos de longitud para un lado.
10 Sus veinte columnas y
sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras,
de plata.
11 De la misma manera al
lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte
columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus columnas y sus
molduras, de plata.
12 El ancho del atrio, del
lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus
diez basas.
13 Y en el ancho del atrio
por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos.
14 Las cortinas a un lado
de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas.
15 Y al otro lado, quince
codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas.
16 Y para la puerta del
atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino
torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas.
17 Todas las columnas
alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus
basas de bronce.
18 La longitud del atrio
será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro,
y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de bronce.
19 Todos los utensilios
del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas
del atrio, serán de bronce.
Aceite
para las lámparas
(Lv.24.1-4)
20 Y mandarás a los hijos
de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado,
para hacer arder continuamente las lámparas.
21 En el tabernáculo de
reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden
Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la
mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
Las
vestiduras de los sacerdotes
(Ex.39.1-31)
ÉXODO
28
1 Harás llegar delante de
ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para
que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de
Aarón.
2 Y harás vestiduras
sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura.
3 Y tú hablarás a todos
los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para
que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote.
4 Las vestiduras que harán
son estas:
el pectoral, el efod, el
manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras
sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes.
5 Tomarán oro, azul,
púrpura, carmesí y lino torcido,
6 y harán el efod de oro,
azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa.
7 Tendrá dos hombreras que
se junten a sus dos extremos, y así se juntará.
8 Y su cinto de obra
primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del mismo; de oro,
azul, púrpura, carmesí y lino torcido.
9 Y tomarás dos piedras de
ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel;
10 seis de sus nombres en
una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de
nacimiento de ellos.
11 De obra de grabador en
piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres
de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro.
12 Y pondrás las dos
piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de
Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos
hombros por memorial.
13 Harás, pues, los
engastes de oro,
14 y dos cordones de oro
fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de
trenza en los engastes.
15 Harás asimismo el
pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de
oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido.
16 Será cuadrado y doble,
de un palmo de largo y un palmo de ancho;
17 y lo llenarás de
pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra sárdica, un
topacio y un carbunclo;
18 la segunda hilera, una
esmeralda, un zafiro y un diamante;
19 la tercera hilera, un
jacinto, una ágata y una amatista;
20 la cuarta hilera, un
berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro.
21 Y las piedras serán
según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como
grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus.
22 Harás también en el
pectoral cordones de hechura de trenzas de oro fino.
23 Y harás en el pectoral
dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral.
24 Y fijarás los dos
cordones de oro en los dos anillos a los dos extremos del pectoral;
25 y pondrás los dos
extremos de los dos cordones sobre los dos engastes, y los fijarás a las
hombreras del efod en su parte delantera.
26 Harás también dos
anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral, en su orilla
que está al lado del efod hacia adentro.
27 Harás asimismo los dos
anillos de oro, los cuales fijarás en la parte delantera de las dos hombreras
del efod, hacia abajo, delante de su juntura sobre el cinto del efod.
28 Y juntarán el pectoral
por sus anillos a los dos anillos del efod con un cordón de azul, para que esté
sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del efod.
29 Y llevará Aarón los
nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón,
cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente.
30 Y pondrás en el
pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón
cuando entre delante de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos
de Israel sobre su corazón delante de Jehová.
31 Harás el manto del efod
todo de azul;
32 y en medio de él por
arriba habrá una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra tejida,
como el cuello de un coselete, para que no se rompa.
33 Y en sus orlas harás
granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre ellas campanillas de oro
alrededor.
34 Una campanilla de oro y
una granada, otra campanilla de oro y otra granada, en toda la orla del manto
alrededor.
35 Y estará sobre Aarón
cuando ministre; y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario delante de
Jehová y cuando salga, para que no muera.
36 Harás además una lámina
de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ.
37 Y la pondrás con un
cordón de azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la mitra
estará.
38 Y estará sobre la
frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas,
que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus santas ofrendas; y
sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de
Jehová.
39 Y bordarás una túnica
de lino, y harás una mitra de lino; harás también un cinto de obra de recamador.
40 Y para los hijos de
Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y
hermosura.
41 Y con ellos vestirás a
Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y
santificarás, para que sean mis sacerdotes.
42 Y les harás
calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los
muslos.
43 Y estarán sobre Aarón y
sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen
al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es
estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él.
Consagración de Aarón y de sus hijos
(Lv.8.1-36)
ÉXODO
29
1 Esto es lo que les harás
para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes:
Toma un becerro de la
vacada, y dos carneros sin defecto;
2 y panes sin levadura, y
tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con
aceite; las harás de flor de harina de trigo.
3 Y las pondrás en un
canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro y los dos carneros.
4 Y llevarás a Aarón y a
sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua.
5 Y tomarás las
vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el
pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod;
6 y pondrás la mitra sobre
su cabeza, y sobre la mitra pondrás la diadema santa.
7 Luego tomarás el aceite
de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás.
8 Y harás que se acerquen
sus hijos, y les vestirás las túnicas.
9 Les ceñirás el cinto a
Aarón y a sus hijos, y les atarás las tiaras, y tendrán el sacerdocio por
derecho perpetuo. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.
10 Después llevarás el
becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus
manos sobre la cabeza del becerro.
11 Y matarás el becerro
delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión.
12 Y de la sangre del
becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás
toda la demás sangre al pie del altar.
13 Tomarás también toda la
grosura que cubre los intestinos, la grosura de sobre el hígado, los dos
riñones, y la grosura que está sobre ellos, y lo quemarás sobre el altar.
14 Pero la carne del
becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a fuego fuera del campamento; es
ofrenda por el pecado.
15 Asimismo tomarás uno de
los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero.
16 Y matarás el carnero, y
con su sangre rociarás sobre el altar alrededor.
17 Cortarás el carnero en
pedazos, y lavarás sus intestinos y sus piernas, y las pondrás sobre sus trozos
y sobre su cabeza.
18 Y quemarás todo el
carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda
quemada a Jehová.
19 Tomarás luego el otro
carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del carnero.
20 Y matarás el carnero, y
tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón,
sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos
derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y
rociarás la sangre sobre el altar alrededor.
21 Y con la sangre que
estará sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus
vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y él será
santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con
él.
22 Luego tomarás del
carnero la grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la
grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y la
espaldilla derecha; porque es carnero de consagración.
23 También una torta
grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de
los panes sin levadura presentado a Jehová,
24 y lo pondrás todo en
las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda
mecida delante de Jehová.
25 Después lo tomarás de
sus manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor grato
delante de Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová.
26 Y tomarás el pecho del
carnero de las consagraciones, que es de Aarón, y lo mecerás por ofrenda mecida
delante de Jehová; y será porción tuya.
27 Y apartarás el pecho de
la ofrenda mecida, y la espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo
que fue elevado del carnero de las consagraciones de Aarón y de sus hijos,
28 y será para Aarón y
para sus hijos como estatuto perpetuo para los hijos de Israel, porque es
ofrenda elevada; y será una ofrenda elevada de los hijos de Israel, de sus
sacrificios de paz, porción de ellos elevada en ofrenda a Jehová.
29 Y las vestiduras
santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en
ellas, y para ser en ellas consagrados.
30 Por siete días las
vestirá el que de sus hijos tome su lugar como sacerdote, cuando venga al
tabernáculo de reunión para servir en el santuario.
31 Y tomarás el carnero de
las consagraciones, y cocerás su carne en lugar santo.
32 Y Aarón y sus hijos
comerán la carne del carnero, y el pan que estará en el canastillo, a la puerta
del tabernáculo de reunión.
33 Y comerán aquellas
cosas con las cuales se hizo expiación, para llenar sus manos para consagrarlos;
mas el extraño no las comerá, porque son santas.
34 Y si sobrare hasta la
mañana algo de la carne de las consagraciones y del pan, quemarás al fuego lo
que hubiere sobrado; no se comerá, porque es cosa santa.
35 Así, pues, harás a
Aarón y a sus hijos, conforme a todo lo que yo te he mandado; por siete días los
consagrarás.
36 Cada día ofrecerás el
becerro del sacrificio por el pecado, para las expiaciones; y purificarás el
altar cuando hagas expiación por él, y lo ungirás para santificarlo.
37 Por siete días harás
expiación por el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo:
cualquiera cosa que
tocare el altar, será santificada.
Las
ofrendas diarias
(Nm.28.1-8)
38 Esto es lo que
ofrecerás sobre el altar:
dos corderos de un año
cada día, continuamente.
39 Ofrecerás uno de los
corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde.
40 Además, con cada
cordero una décima parte de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte
de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación, la cuarta parte de
un hin de vino.
41 Y ofrecerás el otro
cordero a la caída de la tarde, haciendo conforme a la ofrenda de la mañana, y
conforme a su libación, en olor grato; ofrenda encendida a Jehová.
42 Esto será el holocausto
continuo por vuestras generaciones, a la puerta del tabernáculo de reunión,
delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí.
43 Allí me reuniré con los
hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.
44 Y santificaré el
tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos,
para que sean mis sacerdotes.
45 Y habitaré entre los
hijos de Israel, y seré su Dios.
46 Y conocerán que yo soy
Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de
ellos. Yo Jehová su Dios.
El
altar del incienso
(Ex.37.25-28)
ÉXODO
30
1 Harás asimismo un altar
para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás.
2 Su longitud será de un
codo, y su anchura de un codo; será cuadrado, y su altura de dos codos; y sus
cuernos serán parte del mismo.
3 Y lo cubrirás de oro
puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor
una cornisa de oro.
4 Le harás también dos
anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos lados suyos,
para meter las varas con que será llevado.
5 Harás las varas de
madera de acacia, y las cubrirás de oro.
6 Y lo pondrás delante del
velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está
sobre el testimonio, donde me encontraré contigo.
7 Y Aarón quemará incienso
aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará.
8 Y cuando Aarón encienda
las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Jehová
por vuestras generaciones.
9 No ofreceréis sobre él
incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él
libación.
10 Y sobre sus cuernos
hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el
pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras
generaciones; será muy santo a Jehová.
El
dinero del rescate
11 Habló también Jehová a
Moisés, diciendo:
12 Cuando tomes el número
de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el
rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad
cuando los hayas contado.
13 Esto dará todo aquel
que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de
veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová.
14 Todo el que sea
contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová.
15 Ni el rico aumentará,
ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para
hacer expiación por vuestras personas.
16 Y tomarás de los hijos
de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del
tabernáculo de reunión; y será por memorial a los hijos de Israel delante de
Jehová, para hacer expiación por vuestras personas.
17 Habló más Jehová a
Moisés, diciendo:
18 Harás también una
fuente de bronce, con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el
tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua.
19 Y de ella se lavarán
Aarón y sus hijos las manos y los pies.
20 Cuando entren en el
tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se
acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Jehová,
21 se lavarán las manos y
los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su
descendencia por sus generaciones.
El
aceite de la unción, y el incienso
22 Habló más Jehová a
Moisés, diciendo:
23 Tomarás especias
finas:
de mirra excelente
quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos
cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta,
24 de casia quinientos,
según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin.
25 Y harás de ello el
aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será
el aceite de la unción santa.
26 Con él ungirás el
tabernáculo de reunión, el arca del testimonio,
27 la mesa con todos sus
utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso,
28 el altar del holocausto
con todos sus utensilios, y la fuente y su base.
29 Así los consagrarás, y
serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado.
30 Ungirás también a Aarón
y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.
31 Y hablarás a los hijos
de Israel, diciendo:
Este será mi aceite de la
santa unción por vuestras generaciones.
32 Sobre carne de hombre
no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo
es, y por santo lo tendréis vosotros.
33 Cualquiera que
compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado
de entre su pueblo.
34 Dijo además Jehová a
Moisés:
Toma especias aromáticas,
estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual
peso,
35 y harás de ello el
incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo.
36 Y molerás parte de él
en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión,
donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima.
37 Como este incienso que
harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová.
38 Cualquiera que hiciere
otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo.
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
(Ex.35.30-36.1)
ÉXODO
31
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Mira, yo he llamado por
nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
3 y lo he llenado del
Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte,
4 para inventar diseños,
para trabajar en oro, en plata y en bronce,
5 y en artificio de
piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase
de labor.
6 Y he aquí que yo he
puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto
sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he
mandado;
7 el tabernáculo de
reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está sobre ella, y todos
los utensilios del tabernáculo,
8 la mesa y sus
utensilios, el candelero limpio y todos sus utensilios, el altar del incienso,
9 el altar del holocausto
y todos sus utensilios, la fuente y su base,
10 los vestidos del
servicio, las vestiduras santas para Aarón el sacerdote, las vestiduras de sus
hijos para que ejerzan el sacerdocio,
11 el aceite de la unción,
y el incienso aromático para el santuario; harán conforme a todo lo que te he
mandado.
El día
de reposo como señal
12 Habló además Jehová a
Moisés, diciendo:
13 Tú hablarás a los
hijos de Israel, diciendo:
En verdad vosotros
guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras
generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.
14 Así que guardaréis el
día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto
morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será
cortada de en medio de su pueblo.
15 Seis días se trabajará,
mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje
en el día de reposo, ciertamente morirá.
16 Guardarán, pues, el día
de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto
perpetuo.
17 Señal es para siempre
entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
El
becerro de oro
(Dt.9.6-29)
18 Y dio a Moisés, cuando
acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas
de piedra escritas con el dedo de Dios.
ÉXODO
32
1 Viendo el pueblo que
Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le
dijeron:
Levántate, haznos dioses
que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la
tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
2 Y Aarón les dijo:
Apartad los zarcillos de
oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras
hijas, y traédmelos.
3 Entonces todo el pueblo
apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
4 y él los tomó de las
manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de
fundición. Entonces dijeron:
Israel, estos son tus
dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
5 Y viendo esto Aarón,
edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo:
Mañana será fiesta para
Jehová.
6 Y al día siguiente
madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó
el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.
7 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Anda, desciende, porque
tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
8 Pronto se han apartado
del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han
adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho:
Israel, estos son tus
dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
9 Dijo más Jehová a
Moisés:
Yo he visto a este
pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
10 Ahora, pues, déjame que
se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
11 Entonces Moisés oró en
presencia de Jehová su Dios, y dijo:
Oh Jehová, ¿por qué se
encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con
gran poder y con mano fuerte?
12 ¿Por qué han de hablar
los egipcios, diciendo:
Para mal los sacó, para
matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete
del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham,
de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les
has dicho:
Yo multiplicaré vuestra
descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda
esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
14 Entonces Jehová se
arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
15 Y volvió Moisés y
descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las
tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.
16 Y las tablas eran obra
de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
17 Cuando oyó Josué el
clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés:
Alarido de pelea hay en
el campamento.
18 Y él respondió:
No es voz de alaridos de
fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo.
19 Y aconteció que cuando
él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y
arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.
20 Y tomó el becerro que
habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que
esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
21 Y dijo Moisés a Aarón:
¿Qué te ha hecho este
pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
22 Y respondió Aarón:
No se enoje mi señor; tú
conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
23 Porque me dijeron:
Haznos dioses que vayan
delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de
Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
24 Y yo les respondí:
¿Quién tiene oro?
Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
25 Y viendo Moisés que el
pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza
entre sus enemigos,
26 se puso Moisés a la
puerta del campamento, y dijo:
¿Quién está por Jehová?
Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
27 Y él les dijo:
Así ha dicho Jehová, el
Dios de Israel:
Poned cada uno su espada
sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad
cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
28 Y los hijos de Leví lo
hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como
tres mil hombres.
29 Entonces Moisés dijo:
Hoy os habéis consagrado
a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él
dé bendición hoy sobre vosotros.
30 Y aconteció que al día
siguiente dijo Moisés al pueblo:
Vosotros habéis cometido
un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de
vuestro pecado.
31 Entonces volvió Moisés
a Jehová, y dijo:
Te ruego, pues este
pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,
32 que perdones ahora su
pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
33 Y Jehová respondió a
Moisés:
Al que pecare contra mí,
a éste raeré yo de mi libro.
34 Ve, pues, ahora, lleva
a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en
el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.
35 Y Jehová hirió al
pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.
La
presencia de Dios prometida
ÉXODO
33
1 Jehová dijo a Moisés:
Anda, sube de aquí, tú y
el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a
Abraham, Isaac y Jacob, diciendo:
A tu descendencia la
daré;
2 y yo enviaré delante de
ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al
heveo y al jebuseo 3 (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en
medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el
camino.
4 Y oyendo el pueblo esta
mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.
5 Porque Jehová había
dicho a Moisés:
Di a los hijos de Israel:
Vosotros sois pueblo de
dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues,
ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer.
6 Entonces los hijos de
Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.
7 Y Moisés tomó el
tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo
de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión
que estaba fuera del campamento.
8 Y sucedía que cuando
salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en
pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba
en el tabernáculo.
9 Cuando Moisés entraba en
el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del
tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.
10 Y viendo todo el pueblo
la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno
a la puerta de su tienda y adoraba.
11 Y hablaba Jehová a
Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al
campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de
en medio del tabernáculo.
12 Y dijo Moisés a Jehová:
Mira, tú me dices a mí:
Saca este pueblo; y tú no
me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices:
Yo te he conocido por tu
nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.
13 Ahora, pues, si he
hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que
te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.
14 Y él dijo:
Mi presencia irá contigo,
y te daré descanso.
15 Y Moisés respondió:
Si tu presencia no ha de
ir conmigo, no nos saques de aquí.
16 ¿Y en qué se conocerá
aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con
nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están
sobre la faz de la tierra?
17 Y Jehová dijo a Moisés:
También haré esto que has
dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu
nombre.
18 El entonces dijo:
Te ruego que me muestres
tu gloria.
19 Y le respondió:
Yo haré pasar todo mi
bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y
tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que
seré clemente.
20 Dijo más:
No podrás ver mi rostro;
porque no me verá hombre, y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová:
He aquí un lugar junto a
mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y cuando pase mi
gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta
que haya pasado.
23 Después apartaré mi
mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
El
pacto renovado
(Dt.10.1-5)
ÉXODO
34
1 Y Jehová dijo a Moisés:
Alísate dos tablas de
piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban
en las tablas primeras que quebraste.
2 Prepárate, pues, para
mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre
del monte.
3 Y no suba hombre
contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante
del monte.
4 Y Moisés alisó dos
tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte
Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra.
5 Y Jehová descendió en la
nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová.
6 Y pasando Jehová por
delante de él, proclamó:
¡Jehová! ¡Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
7 que guarda misericordia
a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún
modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre
los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
8 Entonces Moisés,
apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.
9 Y dijo:
Si ahora, Señor, he
hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es
un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y
tómanos por tu heredad.
10 Y él contestó:
He aquí, yo hago pacto
delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la
tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú,
la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.
Advertencia contra la idolatría de Canaán
(Dt.7.1-5)
11 Guarda lo que yo te
mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al
cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.
12 Guárdate de hacer
alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean
tropezadero en medio de ti.
13 Derribaréis sus
altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.
14 Porque no te has de
inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
15 Por tanto, no harás
alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus
dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus
sacrificios;
16 o tomando de sus hijas
para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar
también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.
17 No te harás dioses de
fundición.
Fiestas
anuales
(Ex.23.14-19; Dt.16.1-17)
18 La fiesta de los panes
sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he
mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste
de Egipto.
19 Todo primer nacido, mío
es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho.
20 Pero redimirás con
cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz.
Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí
con las manos vacías.
21 Seis días trabajarás,
mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás.
22 También celebrarás la
fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de
la cosecha a la salida del año.
23 Tres veces en el año se
presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel.
24 Porque yo arrojaré a
las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu
tierra, cuando subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el
año.
25 No ofrecerás cosa
leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada
del sacrificio de la fiesta de la pascua.
26 Las primicias de los
primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios. No cocerás el
cabrito en la leche de su madre.
Moisés
y las tablas de la ley
27 Y Jehová dijo a Moisés:
Escribe tú estas
palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel.
28 Y él estuvo allí con
Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió
en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
29 Y aconteció que
descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su
mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro
resplandecía, después que hubo hablado con Dios.
30 Y Aarón y todos los
hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era
resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
31 Entonces Moisés los
llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés
les habló.
32 Después se acercaron
todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho
en el monte Sinaí.
33 Y cuando acabó Moisés
de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.
34 Cuando venía Moisés
delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y
saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado.
35 Y al mirar los hijos de
Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente;
y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con
Dios.
Reglamento del día de reposo
ÉXODO
35
1 Moisés convocó a toda la
congregación de los hijos de Israel y les dijo:
Estas son las cosas que
Jehová ha mandado que sean hechas:
2 Seis días se trabajará,
mas el día séptimo os será santo, día de reposo para Jehová; cualquiera que en
él hiciere trabajo alguno, morirá.
3 No encenderéis fuego en
ninguna de vuestras moradas en el día de reposo.
La
ofrenda para el tabernáculo
(Ex.25.1-9)
4 Y habló Moisés a toda la
congregación de los hijos de Israel, diciendo:
Esto es lo que Jehová ha
mandado:
5 Tomad de entre vosotros
ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata,
bronce,
6 azul, púrpura, carmesí,
lino fino, pelo de cabras,
7 pieles de carneros
teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia,
8 aceite para el
alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático,
9 y piedras de ónice y
piedras de engaste para el efod y para el pectoral.
La obra
del tabernáculo
(Ex.39.32-43)
10 Todo sabio de corazón
de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Jehová ha mandado:
11 el tabernáculo, su
tienda, su cubierta, sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus columnas y sus
basas;
12 el arca y sus varas, el
propiciatorio, el velo de la tienda;
13 la mesa y sus varas, y
todos sus utensilios, y el pan de la proposición;
14 el candelero del
alumbrado y sus utensilios, sus lámparas, y el aceite para el alumbrado;
15 el altar del incienso y
sus varas, el aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina de la
puerta para la entrada del tabernáculo;
16 el altar del
holocausto, su enrejado de bronce y sus varas, y todos sus utensilios, y la
fuente con su base;
17 las cortinas del atrio,
sus columnas y sus basas, la cortina de la puerta del atrio;
18 las estacas del
tabernáculo, y las estacas del atrio y sus cuerdas;
19 las vestiduras del
servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras de Aarón el
sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para servir en el sacerdocio.
El
pueblo trae la ofrenda
20 Y salió toda la
congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés.
21 Y vino todo varón a
quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con
ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y
para las sagradas vestiduras.
22 Vinieron así hombres
como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos,
anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda
de oro a Jehová.
23 Todo hombre que tenía
azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de
rojo, o pieles de tejones, lo traía.
24 Todo el que ofrecía
ofrenda de plata o de bronce traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía
madera de acacia la traía para toda la obra del servicio.
25 Además todas las
mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado:
azul, púrpura, carmesí o
lino fino.
26 Y todas las mujeres
cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra.
27 Los príncipes trajeron
piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral,
28 y las especias
aromáticas, y el aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para
el incienso aromático.
29 De los hijos de Israel,
así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer
para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen,
trajeron ofrenda voluntaria a Jehová.
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
(Ex.31.1-11)
30 Y dijo Moisés a los
hijos de Israel:
Mirad, Jehová ha nombrado
a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
31 y lo ha llenado del
Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte,
32 para proyectar diseños,
para trabajar en oro, en plata y en bronce,
33 y en la talla de
piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa.
34 Y ha puesto en su
corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu
de Dan;
35 y los ha llenado de
sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de
bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan
toda labor, e inventen todo diseño.
ÉXODO
36
1 Así, pues, Bezaleel y
Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e
inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán
todas las cosas que ha mandado Jehová.
Moisés
suspende la ofrenda del pueblo
2 Y Moisés llamó a
Bezaleel y a Aholiab y a todo varón sabio de corazón, en cuyo corazón había
puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la
obra para trabajar en ella.
3 Y tomaron de delante de
Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del
servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda
voluntaria cada mañana.
4 Tanto, que vinieron
todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra
que hacía,
5 y hablaron a Moisés,
diciendo:
El pueblo trae mucho más
de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga.
6 Entonces Moisés mandó
pregonar por el campamento, diciendo:
Ningún hombre ni mujer
haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;
7 pues tenían material
abundante para hacer toda la obra, y sobraba.
Construcción del tabernáculo
(Ex.26.1-37)
8 Todos los sabios de
corazón de entre los que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de diez
cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron con querubines
de obra primorosa.
9 La longitud de una
cortina era de veintiocho codos, y la anchura de cuatro codos; todas las
cortinas eran de igual medida.
10 Cinco de las cortinas
las unió entre sí, y asimismo unió las otras cinco cortinas entre sí.
11 E hizo lazadas de azul
en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie; e hizo lo
mismo en la orilla de la cortina final de la segunda serie.
12 Cincuenta lazadas hizo
en la primera cortina, y otras cincuenta en la orilla de la cortina de la
segunda serie; las lazadas de la una correspondían a las de la otra.
13 Hizo también cincuenta
corchetes de oro, con los cuales enlazó las cortinas una con otra, y así quedó
formado un tabernáculo.
14 Hizo asimismo cortinas
de pelo de cabra para una tienda sobre el tabernáculo; once cortinas hizo.
15 La longitud de una
cortina era de treinta codos, y la anchura de cuatro codos; las once cortinas
tenían una misma medida.
16 Y unió cinco de las
cortinas aparte, y las otras seis cortinas aparte.
17 Hizo además cincuenta
lazadas en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie, y
otras cincuenta lazadas en la orilla de la cortina final de la segunda serie.
18 Hizo también cincuenta
corchetes de bronce para enlazar la tienda, de modo que fuese una.
19 E hizo para la tienda
una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y otra cubierta de pieles de
tejones encima.
20 Además hizo para el
tabernáculo las tablas de madera de acacia, derechas.
21 La longitud de cada
tabla era de diez codos, y de codo y medio la anchura.
22 Cada tabla tenía dos
espigas, para unirlas una con otra; así hizo todas las tablas del tabernáculo.
23 Hizo, pues, las tablas
para el tabernáculo; veinte tablas al lado del sur, al mediodía.
24 Hizo también cuarenta
basas de plata debajo de las veinte tablas:
dos basas debajo de una
tabla, para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos
espigas.
25 Y para el otro lado del
tabernáculo, al lado norte, hizo otras veinte tablas,
26 con sus cuarenta basas
de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla.
27 Y para el lado
occidental del tabernáculo hizo seis tablas.
28 Para las esquinas del
tabernáculo en los dos lados hizo dos tablas,
29 las cuales se unían
desde abajo, y por arriba se ajustaban con un gozne; así hizo a la una y a la
otra en las dos esquinas.
30 Eran, pues, ocho
tablas, y sus basas de plata dieciséis; dos basas debajo de cada tabla.
31 Hizo también las barras
de madera de acacia; cinco para las tablas de un lado del tabernáculo,
32 cinco barras para las
tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado
posterior del tabernáculo hacia el occidente.
33 E hizo que la barra de
en medio pasase por en medio de las tablas de un extremo al otro.
34 Y cubrió de oro las
tablas, e hizo de oro los anillos de ellas, por donde pasasen las barras; cubrió
también de oro las barras.
35 Hizo asimismo el velo
de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; lo hizo con querubines de obra
primorosa.
36 Y para él hizo cuatro
columnas de madera de acacia, y las cubrió de oro, y sus capiteles eran de oro;
y fundió para ellas cuatro basas de plata.
37 Hizo también el velo
para la puerta del tabernáculo, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra
de recamador;
38 y sus cinco columnas
con sus capiteles; y cubrió de oro los capiteles y las molduras, e hizo de
bronce sus cinco basas.
Mobiliario del tabernáculo
(Ex.25.10-40;27.1-8;30.1-10)
ÉXODO
37
1 Hizo también Bezaleel el
arca de madera de acacia; su longitud era de dos codos y medio, su anchura de
codo y medio, y su altura de codo y medio.
2 Y la cubrió de oro puro
por dentro y por fuera, y le hizo una cornisa de oro en derredor.
3 Además fundió para ella
cuatro anillos de oro a sus cuatro esquinas; en un lado dos anillos y en el otro
lado dos anillos.
4 Hizo también varas de
madera de acacia, y las cubrió de oro.
5 Y metió las varas por
los anillos a los lados del arca, para llevar el arca.
6 Hizo asimismo el
propiciatorio de oro puro; su longitud de dos codos y medio, y su anchura de
codo y medio.
7 Hizo también los dos
querubines de oro, labrados a martillo, en los dos extremos del propiciatorio.
8 Un querubín a un
extremo, y otro querubín al otro extremo; de una pieza con el propiciatorio hizo
los querubines a sus dos extremos.
9 Y los querubines
extendían sus alas por encima, cubriendo con sus alas el propiciatorio; y sus
rostros el uno enfrente del otro miraban hacia el propiciatorio.
10 Hizo también la mesa de
madera de acacia; su longitud de dos codos, su anchura de un codo, y de codo y
medio su altura;
11 y la cubrió de oro
puro, y le hizo una cornisa de oro alrededor.
12 Le hizo también una
moldura de un palmo menor de anchura alrededor, e hizo en derredor de la moldura
una cornisa de oro.
13 Le hizo asimismo de
fundición cuatro anillos de oro, y los puso a las cuatro esquinas que
correspondían a las cuatro patas de ella.
14 Debajo de la moldura
estaban los anillos, por los cuales se metían las varas para llevar la mesa.
15 E hizo las varas de
madera de acacia para llevar la mesa, y las cubrió de oro.
16 También hizo los
utensilios que habían de estar sobre la mesa, sus platos, sus cucharas, sus
cubiertos y sus tazones con que se había de libar, de oro fino.
17 Hizo asimismo el
candelero de oro puro, labrado a martillo; su pie, su caña, sus copas, sus
manzanas y sus flores eran de lo mismo.
18 De sus lados salían
seis brazos; tres brazos de un lado del candelero, y otros tres brazos del otro
lado del candelero.
19 En un brazo, tres copas
en forma de flor de almendro, una manzana y una flor, y en otro brazo tres copas
en figura de flor de almendro, una manzana y una flor; así en los seis brazos
que salían del candelero.
20 Y en la caña del
candelero había cuatro copas en figura de flor de almendro, sus manzanas y sus
flores,
21 y una manzana debajo de
dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y
otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, conforme a los seis
brazos que salían de él.
22 Sus manzanas y sus
brazos eran de lo mismo; todo era una pieza labrada a martillo, de oro puro.
23 Hizo asimismo sus siete
lamparillas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro.
24 De un talento de oro
puro lo hizo, con todos sus utensilios.
25 Hizo también el altar
del incienso, de madera de acacia; de un codo su longitud, y de otro codo su
anchura; era cuadrado, y su altura de dos codos; y sus cuernos de la misma
pieza.
26 Y lo cubrió de oro
puro, su cubierta y sus paredes alrededor, y sus cuernos, y le hizo una cornisa
de oro alrededor.
27 Le hizo también dos
anillos de oro debajo de la cornisa en las dos esquinas a los dos lados, para
meter por ellos las varas con que había de ser conducido.
28 E hizo las varas de
madera de acacia, y las cubrió de oro.
29 Hizo asimismo el aceite
santo de la unción, y el incienso puro, aromático, según el arte del perfumador.
ÉXODO
38
1 Igualmente hizo de
madera de acacia el altar del holocausto; su longitud de cinco codos, y su
anchura de otros cinco codos, cuadrado, y de tres codos de altura.
2 E hizo sus cuernos a sus
cuatro esquinas, los cuales eran de la misma pieza, y lo cubrió de bronce.
3 Hizo asimismo todos los
utensilios del altar; calderos, tenazas, tazones, garfios y palas; todos sus
utensilios los hizo de bronce.
4 E hizo para el altar un
enrejado de bronce de obra de rejilla, que puso por debajo de su cerco hasta la
mitad del altar.
5 También fundió cuatro
anillos a los cuatro extremos del enrejado de bronce, para meter las varas.
6 E hizo las varas de
madera de acacia, y las cubrió de bronce.
7 Y metió las varas por
los anillos a los lados del altar, para llevarlo con ellas; hueco lo hizo, de
tablas.
8 También hizo la fuente
de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la
puerta del tabernáculo de reunión.
El
atrio del tabernáculo
(Ex.27.9-19)
9 Hizo asimismo el atrio;
del lado sur, al mediodía, las cortinas del atrio eran de cien codos, de lino
torcido.
10 Sus columnas eran
veinte, con sus veinte basas de bronce; los capiteles de las columnas y sus
molduras, de plata.
11 Y del lado norte
cortinas de cien codos; sus columnas, veinte, con sus veinte basas de bronce;
los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata.
12 Del lado del occidente,
cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, y sus diez basas; los capiteles
de las columnas y sus molduras, de plata.
13 Del lado oriental, al
este, cortinas de cincuenta codos;
14 a un lado cortinas de
quince codos, sus tres columnas y sus tres basas;
15 al otro lado, de uno y
otro lado de la puerta del atrio, cortinas de quince codos, con sus tres
columnas y sus tres basas.
16 Todas las cortinas del
atrio alrededor eran de lino torcido.
17 Las basas de las
columnas eran de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata;
asimismo las cubiertas de las cabezas de ellas, de plata; y todas las columnas
del atrio tenían molduras de plata.
18 La cortina de la
entrada del atrio era de obra de recamador, de azul, púrpura, carmesí y lino
torcido; era de veinte codos de longitud, y su anchura, o sea su altura, era de
cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio.
19 Sus columnas eran
cuatro, con sus cuatro basas de bronce y sus capiteles de plata; y las cubiertas
de los capiteles de ellas, y sus molduras, de plata.
20 Todas las estacas del
tabernáculo y del atrio alrededor eran de bronce.
Dirección de la obra
21 Estas son las cuentas
del tabernáculo, del tabernáculo del testimonio, las que se hicieron por orden
de Moisés por obra de los levitas bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote
Aarón.
22 Y Bezaleel hijo de Uri,
hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todas las cosas que Jehová mandó a
Moisés.
23 Y con él estaba Aholiab
hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, artífice, diseñador y recamador en azul,
púrpura, carmesí y lino fino.
Metales
usados en el santuario
24 Todo el oro empleado en
la obra, en toda la obra del santuario, el cual fue oro de la ofrenda, fue
veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el siclo del santuario.
25 Y la plata de los
empadronados de la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y
cinco siclos, según el siclo del santuario;
26 medio siclo por cabeza,
según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de
veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
27 Hubo además cien
talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del velo; en
cien basas, cien talentos, a talento por basa.
28 Y de los mil
setecientos setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió
los capiteles de ellas, y las ciñó.
29 El bronce ofrendado fue
setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos,
30 del cual fueron hechas
las basas de la puerta del tabernáculo de reunión, y el altar de bronce y su
enrejado de bronce, y todos los utensilios del altar,
31 las basas del atrio
alrededor, las basas de la puerta del atrio, y todas las estacas del tabernáculo
y todas las estacas del atrio alrededor.
Hechura
de las vestiduras de los sacerdotes
(Ex.28.1-43)
ÉXODO
39
1 Del azul, púrpura y
carmesí hicieron las vestiduras del ministerio para ministrar en el santuario, y
asimismo hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, como Jehová lo había
mandado a Moisés.
2 Hizo también el efod de
oro, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido.
3 Y batieron láminas de
oro, y cortaron hilos para tejerlos entre el azul, la púrpura, el carmesí y el
lino, con labor primorosa.
4 Hicieron las hombreras
para que se juntasen, y se unían en sus dos extremos.
5 Y el cinto del efod que
estaba sobre él era de lo mismo, de igual labor; de oro, azul, púrpura, carmesí
y lino torcido, como Jehová lo había mandado a Moisés.
6 Y labraron las piedras
de ónice montadas en engastes de oro, con grabaduras de sello con los nombres de
los hijos de Israel,
7 y las puso sobre las
hombreras del efod, por piedras memoriales para los hijos de Israel, como Jehová
lo había mandado a Moisés.
8 Hizo también el pectoral
de obra primorosa como la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino
torcido.
9 Era cuadrado; doble
hicieron el pectoral; su longitud era de un palmo, y de un palmo su anchura,
cuando era doblado.
10 Y engastaron en él
cuatro hileras de piedras. La primera hilera era un sardio, un topacio y un
carbunclo; esta era la primera hilera.
11 La segunda hilera, una
esmeralda, un zafiro y un diamante.
12 La tercera hilera, un
jacinto, una ágata y una amatista.
13 Y la cuarta hilera, un
berilo, un ónice y un jaspe, todas montadas y encajadas en engastes de oro.
14 Y las piedras eran
conforme a los nombres de los hijos de Israel, doce según los nombres de ellos;
como grabaduras de sello, cada una con su nombre, según las doce tribus.
15 Hicieron también sobre
el pectoral los cordones de forma de trenza, de oro puro.
16 Hicieron asimismo dos
engastes y dos anillos de oro, y pusieron dos anillos de oro en los dos extremos
del pectoral,
17 y fijaron los dos
cordones de oro en aquellos dos anillos a los extremos del pectoral.
18 Fijaron también los
otros dos extremos de los dos cordones de oro en los dos engastes que pusieron
sobre las hombreras del efod por delante.
19 E hicieron otros dos
anillos de oro que pusieron en los dos extremos del pectoral, en su orilla,
frente a la parte baja del efod.
20 Hicieron además dos
anillos de oro que pusieron en la parte delantera de las dos hombreras del efod,
hacia abajo, cerca de su juntura, sobre el cinto del efod.
21 Y ataron el pectoral
por sus anillos a los anillos del efod con un cordón de azul, para que estuviese
sobre el cinto del mismo efod y no se separase el pectoral del efod, como Jehová
lo había mandado a Moisés.
22 Hizo también el manto
del efod de obra de tejedor, todo de azul,
23 con su abertura en
medio de él, como el cuello de un coselete, con un borde alrededor de la
abertura, para que no se rompiese.
24 E hicieron en las
orillas del manto granadas de azul, púrpura, carmesí y lino torcido.
25 Hicieron también
campanillas de oro puro, y pusieron campanillas entre las granadas en las
orillas del manto, alrededor, entre las granadas;
26 una campanilla y una
granada, otra campanilla y otra granada alrededor, en las orillas del manto,
para ministrar, como Jehová lo mandó a Moisés.
27 Igualmente hicieron las
túnicas de lino fino de obra de tejedor, para Aarón y para sus hijos.
28 Asimismo la mitra de
lino fino, y los adornos de las tiaras de lino fino, y los calzoncillos de lino,
de lino torcido.
29 También el cinto de
lino torcido, de azul, púrpura y carmesí, de obra de recamador, como Jehová lo
mandó a Moisés.
30 Hicieron asimismo la
lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de
sello:
SANTIDAD A JEHOVÁ.
31 Y pusieron en ella un
cordón de azul para colocarla sobre la mitra por arriba, como Jehová lo había
mandado a Moisés.
La obra
del tabernáculo terminada
(Ex.35.10-19)
32 Así fue acabada toda la
obra del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; e hicieron los hijos de Israel
como Jehová lo había mandado a Moisés; así lo hicieron.
33 Y trajeron el
tabernáculo a Moisés, el tabernáculo y todos sus utensilios; sus corchetes, sus
tablas, sus barras, sus columnas, sus basas;
34 la cubierta de pieles
de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejones, el velo del
frente;
35 el arca del testimonio
y sus varas, el propiciatorio;
36 la mesa, todos sus
vasos, el pan de la proposición;
37 el candelero puro, sus
lamparillas, las lamparillas que debían mantenerse en orden, y todos sus
utensilios, el aceite para el alumbrado;
38 el altar de oro, el
aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina para la entrada del
tabernáculo;
39 el altar de bronce con
su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, la fuente y su base;
40 las cortinas del atrio,
sus columnas y sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas y
sus estacas, y todos los utensilios del servicio del tabernáculo, del
tabernáculo de reunión;
41 las vestiduras del
servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras para Aarón el
sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para ministrar en el sacerdocio.
42 En conformidad a todas
las cosas que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel
toda la obra.
43 Y vio Moisés toda la
obra, y he aquí que la habían hecho como Jehová había mandado; y los bendijo.
Moisés
erige el tabernáculo
ÉXODO
40
1 Luego Jehová habló a
Moisés, diciendo:
2 En el primer día del
mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo de reunión;
3 y pondrás en él el arca
del testimonio, y la cubrirás con el velo.
4 Meterás la mesa y la
pondrás en orden; meterás también el candelero y encenderás sus lámparas,
5 y pondrás el altar de
oro para el incienso delante del arca del testimonio, y pondrás la cortina
delante a la entrada del tabernáculo.
6 Después pondrás el altar
del holocausto delante de la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de
reunión.
7 Luego pondrás la fuente
entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás agua en ella.
8 Finalmente pondrás el
atrio alrededor, y la cortina a la entrada del atrio.
9 Y tomarás el aceite de
la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo santificarás
con todos sus utensilios, y será santo.
10 Ungirás también el
altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás el altar, y será un
altar santísimo.
11 Asimismo ungirás la
fuente y su base, y la santificarás.
12 Y llevarás a Aarón y a
sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua.
13 Y harás vestir a Aarón
las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi
sacerdote.
14 Después harás que se
acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas;
15 y los ungirás, como
ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por
sacerdocio perpetuo, por sus generaciones.
16 Y Moisés hizo conforme
a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo.
17 Así, en el día primero
del primer mes, en el segundo año, el tabernáculo fue erigido.
18 Moisés hizo levantar el
tabernáculo, y asentó sus basas, y colocó sus tablas, y puso sus barras, e hizo
alzar sus columnas.
19 Levantó la tienda sobre
el tabernáculo, y puso la sobrecubierta encima del mismo, como Jehová había
mandado a Moisés.
20 Y tomó el testimonio y
lo puso dentro del arca, y colocó las varas en el arca, y encima el
propiciatorio sobre el arca.
21 Luego metió el arca en
el tabernáculo, y puso el velo extendido, y ocultó el arca del testimonio, como
Jehová había mandado a Moisés.
22 Puso la mesa en el
tabernáculo de reunión, al lado norte de la cortina, fuera del velo,
23 y sobre ella puso por
orden los panes delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés.
24 Puso el candelero en el
tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al lado sur de la cortina,
25 y encendió las lámparas
delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés.
26 Puso también el altar
de oro en el tabernáculo de reunión, delante del velo,
27 y quemó sobre él
incienso aromático, como Jehová había mandado a Moisés.
28 Puso asimismo la
cortina a la entrada del tabernáculo.
29 Y colocó el altar del
holocausto a la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión, y sacrificó
sobre él holocausto y ofrenda, como Jehová había mandado a Moisés.
30 Y puso la fuente entre
el tabernáculo de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavar.
31 Y Moisés y Aarón y sus
hijos lavaban en ella sus manos y sus pies.
32 Cuando entraban en el
tabernáculo de reunión, y cuando se acercaban al altar, se lavaban, como Jehová
había mandado a Moisés.
33 Finalmente erigió el
atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del
atrio. Así acabó Moisés la obra.
La nube
sobre el tabernáculo
(Nm.9.15-23)
34 Entonces una nube
cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
35 Y no podía Moisés
entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria
de Jehová lo llenaba.
36 Y cuando la nube se
alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas;
37 pero si la nube no se
alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.
38 Porque la nube de
Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él,
a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.
LEVÍTICO
Los
holocaustos
LEVÍTICO 1
1 Llamó Jehová a Moisés, y
habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Cuando alguno de entre
vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra
ofrenda.
3 Si su ofrenda fuere
holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a
la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová.
4 Y pondrá su mano sobre
la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.
5 Entonces degollará el
becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la
sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del
tabernáculo de reunión.
6 Y desollará el
holocausto, y lo dividirá en sus piezas.
7 Y los hijos del
sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el
fuego.
8 Luego los sacerdotes
hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos,
sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;
9 y lavará con agua los
intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar;
holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.
10 Si su ofrenda para
holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo
ofrecerá.
11 Y lo degollará al lado
norte del altar delante de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su
sangre sobre el altar alrededor.
12 Lo dividirá en sus
piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y el sacerdote las
acomodará sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;
13 y lavará las entrañas y
las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo hará arder sobre el
altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.
14 Si la ofrenda para
Jehová fuere holocausto de aves, presentará su ofrenda de tórtolas, o de
palominos.
15 Y el sacerdote la
ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y
su sangre será exprimida sobre la pared del altar.
16 Y le quitará el buche y
las plumas, lo cual echará junto al altar, hacia el oriente, en el lugar de las
cenizas.
17 Y la henderá por sus
alas, pero no la dividirá en dos; y el sacerdote la hará arder sobre el altar,
sobre la leña que estará en el fuego; holocausto es, ofrenda encendida de olor
grato para Jehová.
Las
ofrendas
LEVÍTICO 2
1 Cuando alguna persona
ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual
echará aceite, y pondrá sobre ella incienso,
2 y la traerá a los
sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la
flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el
altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová.
3 Y lo que resta de la
ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se
queman para Jehová.
4 Cuando ofrecieres
ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas
con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite.
5 Mas si ofrecieres
ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite,
6 la cual partirás en
piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda.
7 Si ofrecieres ofrenda
cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite.
8 Y traerás a Jehová la
ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la
llevará al altar.
9 Y tomará el sacerdote de
aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar;
ofrenda encendida de olor grato a Jehová.
10 Y lo que resta de la
ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se
queman para Jehová.
11 Ninguna ofrenda que
ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de
ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.
12 Como ofrenda de
primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato.
13 Y sazonarás con sal
toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del
pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.
14 Si ofrecieres a Jehová
ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes, y el grano
desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias.
15 Y pondrás sobre ella
aceite, y pondrás sobre ella incienso; es ofrenda.
16 Y el sacerdote hará
arder el memorial de él, parte del grano desmenuzado y del aceite, con todo el
incienso; es ofrenda encendida para Jehová.
Ofrendas de paz
LEVÍTICO 3
1 Si su ofrenda fuere
sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra,
sin defecto la ofrecerá delante de Jehová.
2 Pondrá su mano sobre la
cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y
los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.
3 Luego ofrecerá del
sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los
intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,
4 y los dos riñones y la
grosura que está sobre ellos, y sobre los ijares; y con los riñones quitará la
grosura de los intestinos que está sobre el hígado.
5 Y los hijos de Aarón
harán arder esto en el altar, sobre el holocausto que estará sobre la leña que
habrá encima del fuego; es ofrenda de olor grato para Jehová.
6 Mas si de ovejas fuere
su ofrenda para sacrificio de paz a Jehová, sea macho o hembra, la ofrecerá sin
defecto.
7 Si ofreciere cordero por
su ofrenda, lo ofrecerá delante de Jehová.
8 Pondrá su mano sobre la
cabeza de su ofrenda, y después la degollará delante del tabernáculo de reunión;
y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.
9 Y del sacrificio de paz
ofrecerá por ofrenda encendida a Jehová la grosura, la cola entera, la cual
quitará a raíz del espinazo, la grosura que cubre todos los intestinos, y toda
la que está sobre las entrañas.
10 Asimismo los dos
riñones y la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con
los riñones quitará la grosura de sobre el hígado.
11 Y el sacerdote hará
arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda encendida para Jehová.
12 Si fuere cabra su
ofrenda, la ofrecerá delante de Jehová.
13 Pondrá su mano sobre la
cabeza de ella, y la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos
de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.
14 Después ofrecerá de
ella su ofrenda encendida a Jehová; la grosura que cubre los intestinos, y toda
la grosura que está sobre las entrañas,
15 los dos riñones, la
grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones
quitará la grosura de sobre el hígado.
16 Y el sacerdote hará
arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda que se quema en olor grato a
Jehová; toda la grosura es de Jehová.
17 Estatuto perpetuo será
por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna
sangre comeréis.
Ofrendas por el pecado
LEVÍTICO 4
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Cuando alguna persona
pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se
han de hacer, e hiciere alguna de ellas;
3 si el sacerdote ungido
pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá
cometido, un becerro sin defecto para expiación.
4 Traerá el becerro a la
puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la
cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová.
5 Y el sacerdote ungido
tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión;
6 y mojará el sacerdote su
dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová,
hacia el velo del santuario.
7 Y el sacerdote pondrá de
esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el
tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del
becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de
reunión.
8 Y tomará del becerro
para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está
sobre las entrañas,
9 los dos riñones, la
grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones
quitará la grosura de sobre el hígado,
10 de la manera que se
quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el
altar del holocausto.
11 Y la piel del becerro,
y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol,
12 en fin, todo el becerro
sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo
quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado.
13 Si toda la congregación
de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y
hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no
se han de hacer, y fueren culpables;
14 luego que llegue a ser
conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por
expiación, y lo traerán delante del tabernáculo de reunión.
15 Y los ancianos de la
congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová, y
en presencia de Jehová degollarán aquel becerro.
16 Y el sacerdote ungido
meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión,
17 y mojará el sacerdote
su dedo en la misma sangre, y rociará siete veces delante de Jehová hacia el
velo.
18 Y de aquella sangre
pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de Jehová en el tabernáculo
de reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto,
que está a la puerta del tabernáculo de reunión.
19 Y le quitará toda la
grosura y la hará arder sobre el altar.
20 Y hará de aquel becerro
como hizo con el becerro de la expiación; lo mismo hará de él; así hará el
sacerdote expiación por ellos, y obtendrán perdón.
21 Y sacará el becerro
fuera del campamento, y lo quemará como quemó el primer becerro; expiación es
por la congregación.
22 Cuando pecare un jefe,
e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su
Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare;
23 luego que conociere su
pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto.
24 Y pondrá su mano sobre
la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el
holocausto, delante de Jehová; es expiación.
25 Y con su dedo el
sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del
altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del
holocausto,
26 y quemará toda su
grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote
hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón.
27 Si alguna persona del
pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de
Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere;
28 luego que conociere su
pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por
su pecado que cometió.
29 Y pondrá su mano sobre
la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del
holocausto.
30 Luego con su dedo el
sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del
holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.
31 Y le quitará toda su
grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el
sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el
sacerdote expiación por él, y será perdonado.
32 Y si por su ofrenda por
el pecado trajere cordero, hembra sin defecto traerá.
33 Y pondrá su mano sobre
la cabeza de la ofrenda de expiación, y la degollará por expiación en el lugar
donde se degüella el holocausto.
34 Después con su dedo el
sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del
altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.
35 Y le quitará toda su
grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de paz, y el sacerdote la
hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová; y le hará el
sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado.
LEVÍTICO 5
1 Si alguno pecare por
haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo
denunciare, él llevará su pecado.
2 Asimismo la persona que
hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver
de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será
inmunda y habrá delinquido.
3 O si tocare inmundicia
de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de
ver, si después llegare a saberlo, será culpable.
4 O si alguno jurare a la
ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre
profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será
culpable por cualquiera de estas cosas.
5 Cuando pecare en alguna
de estas cosas, confesará aquello en que pecó,
6 y para su expiación
traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una
cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación
por su pecado.
7 Y si no tuviere lo
suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su pecado que
cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para
holocausto.
8 Y los traerá al
sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de
su cuello la cabeza, mas no la separará por completo.
9 Y rociará de la sangre
de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la sangre lo
exprimirá al pie del altar; es expiación.
10 Y del otro hará
holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado de
aquel que lo cometió, y será perdonado.
11 Mas si no tuviere lo
suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que pecó traerá como ofrenda
la décima parte de un efa de flor de harina para expiación. No pondrá sobre ella
aceite, ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación.
12 La traerá, pues, al
sacerdote, y el sacerdote tomará de ella su puño lleno, para memoria de él, y la
hará arder en el altar sobre las ofrendas encendidas a Jehová; es expiación.
13 Y hará el sacerdote
expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de estas cosas, y
será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la ofrenda de vianda.
Ofrendas expiatorias
14 Habló más Jehová a
Moisés, diciendo:
15 Cuando alguna persona
cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de Jehová, traerá por su
culpa a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación
en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda por el pecado.
16 Y pagará lo que hubiere
defraudado de las cosas santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al
sacerdote; y el sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio
por el pecado, y será perdonado.
17 Finalmente, si una
persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de
Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará
su pecado.
18 Traerá, pues, al
sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto de los
rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por
ignorancia, y será perdonado.
19 Es infracción, y
ciertamente delinquió contra Jehová.
LEVÍTICO 6
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Cuando una persona
pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo
encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo,
3 o habiendo hallado lo
perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas
en que suele pecar el hombre,
4 entonces, habiendo
pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el
depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló,
5 o todo aquello sobre que
hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y
añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
6 Y para expiación de su
culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu
estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.
7 Y el sacerdote hará
expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las
cosas en que suele ofender.
Leyes
de los sacrificios
8 Habló aún Jehová a
Moisés, diciendo:
9 Manda a Aarón y a sus
hijos, y diles:
Esta es la ley del
holocausto:
el holocausto estará
sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego
del altar arderá en él.
10 Y el sacerdote se
pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y
cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de
sobre el altar, y las pondrá junto al altar.
11 Después se quitará sus
vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a
un lugar limpio.
12 Y el fuego encendido
sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada
mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de
los sacrificios de paz.
13 El fuego arderá
continuamente en el altar; no se apagará.
14 Esta es la ley de la
ofrenda:
La ofrecerán los hijos de
Aarón delante de Jehová ante el altar.
15 Y tomará de ella un
puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso
que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor
grato a Jehová.
16 Y el sobrante de ella
lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio
del tabernáculo de reunión lo comerán.
17 No se cocerá con
levadura; la he dado a ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa
santísima, como el sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa.
18 Todos los varones de
los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para vuestras
generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehová; toda cosa que tocare
en ellas será santificada.
19 Habló también Jehová a
Moisés, diciendo:
20 Esta es la ofrenda de
Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día que fueren ungidos:
la décima parte de un efa
de flor de harina, ofrenda perpetua, la mitad a la mañana y la mitad a la tarde.
21 En sartén se preparará
con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en
olor grato a Jehová.
22 Y el sacerdote que en
lugar de Aarón fuere ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto
perpetuo de Jehová; toda ella será quemada.
23 Toda ofrenda de
sacerdote será enteramente quemada; no se comerá.
24 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
25 Habla a Aarón y a sus
hijos, y diles:
Esta es la ley del
sacrificio expiatorio:
en el lugar donde se
degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante de
Jehová; es cosa santísima.
26 El sacerdote que la
ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del
tabernáculo de reunión.
27 Todo lo que tocare su
carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás
aquello sobre que cayere, en lugar santo.
28 Y la vasija de barro en
que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será
fregada y lavada con agua.
29 Todo varón de entre los
sacerdotes la comerá; es cosa santísima.
30 Mas no se comerá
ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para
hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada.
LEVÍTICO 7
1 Asimismo esta es la ley
del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa.
2 En el lugar donde
degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su sangre
alrededor sobre el altar.
3 Y de ella ofrecerá toda
su grosura, la cola, y la grosura que cubre los intestinos,
4 los dos riñones, la
grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones
quitará la grosura de sobre el hígado.
5 Y el sacerdote lo hará
arder sobre el altar, ofrenda encendida a Jehová; es expiación de la culpa.
6 Todo varón de entre los
sacerdotes la comerá; será comida en lugar santo; es cosa muy santa.
7 Como el sacrificio por
el pecado, así es el sacrificio por la culpa; una misma ley tendrán; será del
sacerdote que hiciere la expiación con ella.
8 Y el sacerdote que
ofreciere holocausto de alguno, la piel del holocausto que ofreciere será para
él.
9 Asimismo toda ofrenda
que se cociere en horno, y todo lo que fuere preparado en sartén o en cazuela,
será del sacerdote que lo ofreciere.
10 Y toda ofrenda amasada
con aceite, o seca, será de todos los hijos de Aarón, tanto de uno como de otro.
11 Y esta es la ley del
sacrificio de paz que se ofrecerá a Jehová:
12 Si se ofreciere en
acción de gracias, ofrecerá por sacrificio de acción de gracias tortas sin
levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y
flor de harina frita en tortas amasadas con aceite.
13 Con tortas de pan leudo
presentará su ofrenda en el sacrificio de acciones de gracias de paz.
14 Y de toda la ofrenda
presentará una parte por ofrenda elevada a Jehová, y será del sacerdote que
rociare la sangre de los sacrificios de paz.
15 Y la carne del
sacrificio de paz en acción de gracias se comerá en el día que fuere ofrecida;
no dejarán de ella nada para otro día.
16 Mas si el sacrificio de
su ofrenda fuere voto, o voluntario, será comido en el día que ofreciere su
sacrificio, y lo que de él quedare, lo comerán al día siguiente;
17 y lo que quedare de la
carne del sacrificio hasta el tercer día, será quemado en el fuego.
18 Si se comiere de la
carne del sacrificio de paz al tercer día, el que lo ofreciere no será acepto,
ni le será contado; abominación será, y la persona que de él comiere llevará su
pecado.
19 Y la carne que tocare
alguna cosa inmunda, no se comerá; al fuego será quemada. Toda persona limpia
podrá comer la carne;
20 pero la persona que
comiere la carne del sacrificio de paz, el cual es de Jehová, estando inmunda,
aquella persona será cortada de entre su pueblo.
21 Además, la persona que
tocare alguna cosa inmunda, inmundicia de hombre, o animal inmundo, o cualquier
abominación inmunda, y comiere la carne del sacrificio de paz, el cual es de
Jehová, aquella persona será cortada de entre su pueblo.
22 Habló más Jehová a
Moisés, diciendo:
23 Habla a los hijos de
Israel, diciendo:
Ninguna grosura de buey
ni de cordero ni de cabra comeréis.
24 La grosura de animal
muerto, y la grosura del que fue despedazado por fieras, se dispondrá para
cualquier otro uso, mas no la comeréis.
25 Porque cualquiera que
comiere grosura de animal, del cual se ofrece a Jehová ofrenda encendida, la
persona que lo comiere será cortada de entre su pueblo.
26 Además, ninguna sangre
comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias.
27 Cualquiera persona que
comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo.
28 Habló más Jehová a
Moisés, diciendo:
29 Habla a los hijos de
Israel y diles:
El que ofreciere
sacrificio de paz a Jehová, traerá su ofrenda del sacrificio de paz ante Jehová.
30 Sus manos traerán las
ofrendas que se han de quemar ante Jehová; traerá la grosura con el pecho; el
pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehová.
31 Y la grosura la hará
arder el sacerdote en el altar, mas el pecho será de Aarón y de sus hijos.
32 Y daréis al sacerdote
para ser elevada en ofrenda, la espaldilla derecha de vuestros sacrificios de
paz.
33 El que de los hijos de
Aarón ofreciere la sangre de los sacrificios de paz, y la grosura, recibirá la
espaldilla derecha como porción suya.
34 Porque he tomado de los
sacrificios de paz de los hijos de Israel el pecho que se mece y la espaldilla
elevada en ofrenda, y lo he dado a Aarón el sacerdote y a sus hijos, como
estatuto perpetuo para los hijos de Israel.
35 Esta es la porción de
Aarón y la porción de sus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová, desde el
día que él los consagró para ser sacerdotes de Jehová,
36 la cual mandó Jehová
que les diesen, desde el día que él los ungió de entre los hijos de Israel, como
estatuto perpetuo en sus generaciones.
37 Esta es la ley del
holocausto, de la ofrenda, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por la
culpa, de las consagraciones y del sacrificio de paz,
38 la cual mandó Jehová a
Moisés en el monte de Sinaí, el día que mandó a los hijos de Israel que
ofreciesen sus ofrendas a Jehová, en el desierto de Sinaí.
Consagración de Aarón y de sus hijos
(Ex.29.1-37)
LEVÍTICO 8
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Toma a Aarón y a sus
hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la
expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin levadura;
3 y reúne toda la
congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.
4 Hizo, pues, Moisés como
Jehová le mandó, y se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de
reunión.
5 Y dijo Moisés a la
congregación:
Esto es lo que Jehová ha
mandado hacer.
6 Entonces Moisés hizo
acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua.
7 Y puso sobre él la
túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el
efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él.
8 Luego le puso encima el
pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y Tumim.
9 Después puso la mitra
sobre su cabeza, y sobre la mitra, en frente, puso la lámina de oro, la diadema
santa, como Jehová había mandado a Moisés.
10 Y tomó Moisés el aceite
de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las
santificó.
11 Y roció de él sobre el
altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su
base, para santificarlos.
12 Y derramó del aceite de
la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo.
13 Después Moisés hizo
acercarse los hijos de Aarón, y les vistió las túnicas, les ciñó con cintos, y
les ajustó las tiaras, como Jehová lo había mandado a Moisés.
14 Luego hizo traer el
becerro de la expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza
del becerro de la expiación,
15 y lo degolló; y Moisés
tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y
purificó el altar; y echó la demás sangre al pie del altar, y lo santificó para
reconciliar sobre él.
16 Después tomó toda la
grosura que estaba sobre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos
riñones, y la grosura de ellos, y lo hizo arder Moisés sobre el altar.
17 Mas el becerro, su
piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como
Jehová lo había mandado a Moisés.
18 Después hizo que
trajeran el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre
la cabeza del carnero;
19 y lo degolló; y roció
Moisés la sangre sobre el altar alrededor,
20 y cortó el carnero en
trozos; y Moisés hizo arder la cabeza, y los trozos, y la grosura.
21 Lavó luego con agua los
intestinos y las piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar;
holocausto de olor grato, ofrenda encendida para Jehová, como Jehová lo había
mandado a Moisés.
22 Después hizo que
trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos
pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero.
23 Y lo degolló; y tomó
Moisés de la sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón,
sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie
derecho.
24 Hizo acercarse luego
los hijos de Aarón, y puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas
derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus
pies derechos; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor.
25 Después tomó la
grosura, la cola, toda la grosura que estaba sobre los intestinos, la grosura
del hígado, los dos riñones y la grosura de ellos, y la espaldilla derecha.
26 Y del canastillo de los
panes sin levadura, que estaba delante de Jehová, tomó una torta sin levadura, y
una torta de pan de aceite, y una hojaldre, y lo puso con la grosura y con la
espaldilla derecha.
27 Y lo puso todo en las
manos de Aarón, y en las manos de sus hijos, e hizo mecerlo como ofrenda mecida
delante de Jehová.
28 Después tomó aquellas
cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar sobre el
holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
29 Y tomó Moisés el pecho,
y lo meció, ofrenda mecida delante de Jehová; del carnero de las consagraciones
aquella fue la parte de Moisés, como Jehová lo había mandado a Moisés.
30 Luego tomó Moisés del
aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre
Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus
hijos con él; y santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las
vestiduras de sus hijos con él.
31 Y dijo Moisés a Aarón y
a sus hijos:
Hervid la carne a la
puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan que está en el
canastillo de las consagraciones, según yo he mandado, diciendo:
Aarón y sus hijos la
comerán.
32 Y lo que sobre de la
carne y del pan, lo quemaréis al fuego.
33 De la puerta del
tabernáculo de reunión no saldréis en siete días, hasta el día que se cumplan
los días de vuestras consagraciones; porque por siete días seréis consagrados.
34 De la manera que hoy se
ha hecho, mandó hacer Jehová para expiaros.
35 A la puerta, pues, del
tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días, y guardaréis la
ordenanza delante de Jehová, para que no muráis; porque así me ha sido mandado.
36 Y Aarón y sus hijos
hicieron todas las cosas que mandó Jehová por medio de Moisés.
Los
sacrificios de Aarón
LEVÍTICO 9
1 En el día octavo, Moisés
llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel;
2 y dijo a Aarón:
Toma de la vacada un
becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos
delante de Jehová.
3 Y a los hijos de Israel
hablarás diciendo:
Tomad un macho cabrío
para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para
holocausto.
4 Asimismo un buey y un
carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda
amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros.
5 Y llevaron lo que mandó
Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso
delante de Jehová.
6 Entonces Moisés dijo:
Esto es lo que mandó
Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá.
7 Y dijo Moisés a Aarón:
Acércate al altar, y haz
tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo;
haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha
mandado Jehová.
8 Entonces se acercó Aarón
al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él.
9 Y los hijos de Aarón le
trajeron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, y puso de ella sobre los
cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar.
10 E hizo arder sobre el
altar la grosura con los riñones y la grosura del hígado de la expiación, como
Jehová lo había mandado a Moisés.
11 Mas la carne y la piel
las quemó al fuego fuera del campamento.
12 Degolló asimismo el
holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él
alrededor sobre el altar.
13 Después le presentaron
el holocausto pieza por pieza, y la cabeza; y lo hizo quemar sobre el altar.
14 Luego lavó los
intestinos y las piernas, y los quemó sobre el holocausto en el altar.
15 Ofreció también la
ofrenda del pueblo, y tomó el macho cabrío que era para la expiación del pueblo,
y lo degolló, y lo ofreció por el pecado como el primero.
16 Y ofreció el
holocausto, e hizo según el rito.
17 Ofreció asimismo la
ofrenda, y llenó de ella su mano, y la hizo quemar sobre el altar, además del
holocausto de la mañana.
18 Degolló también el buey
y el carnero en sacrificio de paz, que era del pueblo; y los hijos de Aarón le
presentaron la sangre, la cual roció él sobre el altar alrededor;
19 y las grosuras del buey
y del carnero, la cola, la grosura que cubre los intestinos, los riñones, y la
grosura del hígado;
20 y pusieron las grosuras
sobre los pechos, y él las quemó sobre el altar.
21 Pero los pechos, con la
espaldilla derecha, los meció Aarón como ofrenda mecida delante de Jehová, como
Jehová lo había mandado a Moisés.
22 Después alzó Aarón sus
manos hacia el pueblo y lo bendijo; y después de hacer la expiación, el
holocausto y el sacrificio de paz, descendió.
23 Y entraron Moisés y
Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la
gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo.
24 Y salió fuego de
delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y
viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.
El
pecado de Nadab y Abiú
LEVÍTICO 10
1 Nadab y Abiú, hijos de
Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual
pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca
les mandó.
2 Y salió fuego de delante
de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.
3 Entonces dijo Moisés a
Aarón:
Esto es lo que habló
Jehová, diciendo:
En los que a mí se
acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y
Aarón calló.
4 Y llamó Moisés a Misael
y a Elzafán, hijos de Uziel tío de Aarón, y les dijo:
Acercaos y sacad a
vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento.
5 Y ellos se acercaron y
los sacaron con sus túnicas fuera del campamento, como dijo Moisés.
6 Entonces Moisés dijo a
Aarón, y a Eleazar e Itamar sus hijos:
No descubráis vuestras
cabezas, ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni
se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la
casa de Israel, sí lamentarán por el incendio que Jehová ha hecho.
7 Ni saldréis de la puerta
del tabernáculo de reunión, porque moriréis; por cuanto el aceite de la unción
de Jehová está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés.
8 Y Jehová habló a Aarón,
diciendo:
9 Tú, y tus hijos
contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión,
para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones,
10 para poder discernir
entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio,
11 y para enseñar a los
hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.
12 Y Moisés dijo a Aarón,
y a Eleazar y a Itamar sus hijos que habían quedado:
Tomad la ofrenda que
queda de las ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al
altar, porque es cosa muy santa.
13 La comeréis, pues, en
lugar santo; porque esto es para ti y para tus hijos, de las ofrendas encendidas
a Jehová, pues que así me ha sido mandado.
14 Comeréis asimismo en
lugar limpio, tú y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la
espaldilla elevada, porque por derecho son tuyos y de tus hijos, dados de los
sacrificios de paz de los hijos de Israel.
15 Con las ofrendas de las
grosuras que se han de quemar, traerán la espaldilla que se ha de elevar y el
pecho que será mecido como ofrenda mecida delante de Jehová; y será por derecho
perpetuo tuyo y de tus hijos, como Jehová lo ha mandado.
16 Y Moisés preguntó por
el macho cabrío de la expiación, y se halló que había sido quemado; y se enojó
contra Eleazar e Itamar, los hijos que habían quedado de Aarón, diciendo:
17 ¿Por qué no comisteis
la expiación en lugar santo? Pues es muy santa, y la dio él a vosotros para
llevar la iniquidad de la congregación, para que sean reconciliados delante de
Jehová.
18 Ved que la sangre no
fue llevada dentro del santuario; y vosotros debíais comer la ofrenda en el
lugar santo, como yo mandé.
19 Y respondió Aarón a
Moisés:
He aquí hoy han ofrecido
su expiación y su holocausto delante de Jehová; pero a mí me han sucedido estas
cosas, y si hubiera yo comido hoy del sacrificio de expiación, ¿sería esto grato
a Jehová?
20 Y cuando Moisés oyó
esto, se dio por satisfecho.
Animales limpios e inmundos
(Dt.14.3-21)
LEVÍTICO 11
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciéndoles:
2 Hablad a los hijos de
Israel y decidles:
Estos son los animales
que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra.
3 De entre los animales,
todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis.
4 Pero de los que rumian o
que tienen pezuña, no comeréis éstos:
el camello, porque rumia
pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo.
5 También el conejo,
porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo.
6 Asimismo la liebre,
porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda.
7 También el cerdo, porque
tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.
8 De la carne de ellos no
comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos.
9 Esto comeréis de todos
los animales que viven en las aguas:
todos los que tienen
aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis.
10 Pero todos los que no
tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve
como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación.
11 Os serán, pues,
abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos.
12 Todo lo que no tuviere
aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación.
13 Y de las aves, éstas
tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación:
el águila, el
quebrantahuesos, el azor,
14 el gallinazo, el milano
según su especie;
15 todo cuervo según su
especie;
16 el avestruz, la
lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie;
17 el buho, el somormujo,
el ibis,
18 el calamón, el
pelícano, el buitre,
19 la cigüeña, la garza
según su especie, la abubilla y el murciélago.
20 Todo insecto alado que
anduviere sobre cuatro patas, tendréis en abominación.
21 Pero esto comeréis de
todo insecto alado que anda sobre cuatro patas, que tuviere piernas además de
sus patas para saltar con ellas sobre la tierra;
22 estos comeréis de
ellos:
la langosta según su
especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab
según su especie.
23 Todo insecto alado que
tenga cuatro patas, tendréis en abominación.
24 Y por estas cosas
seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la
noche,
25 y cualquiera que
llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la
noche.
26 Todo animal de pezuña,
pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia, tendréis por inmundo; y cualquiera
que los tocare será inmundo.
27 Y de todos los animales
que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus
garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche.
28 Y el que llevare sus
cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los tendréis por
inmundos.
29 Y tendréis por inmundos
a estos animales que se mueven sobre la tierra:
la comadreja, el ratón,
la rana según su especie,
30 el erizo, el cocodrilo,
el lagarto, la lagartija y el camaleón.
31 Estos tendréis por
inmundos de entre los animales que se mueven, y cualquiera que los tocare cuando
estuvieren muertos será inmundo hasta la noche.
32 Y todo aquello sobre
que cayere algo de ellos después de muertos, será inmundo; sea cosa de madera,
vestido, piel, saco, sea cualquier instrumento con que se trabaja, será metido
en agua, y quedará inmundo hasta la noche; entonces quedará limpio.
33 Toda vasija de barro
dentro de la cual cayere alguno de ellos será inmunda, así como todo lo que
estuviere en ella, y quebraréis la vasija.
34 Todo alimento que se
come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas, será inmundo; y toda bebida
que hubiere en esas vasijas será inmunda.
35 Todo aquello sobre que
cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el horno u hornillos se
derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis.
36 Con todo, la fuente y
la cisterna donde se recogen aguas serán limpias; mas lo que hubiere tocado en
los cadáveres será inmundo.
37 Y si cayere algo de los
cadáveres sobre alguna semilla que se haya de sembrar, será limpia.
38 Mas si se hubiere
puesto agua en la semilla, y cayere algo de los cadáveres sobre ella, la
tendréis por inmunda.
39 Y si algún animal que
tuviereis para comer muriere, el que tocare su cadáver será inmundo hasta la
noche.
40 Y el que comiere del
cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche; asimismo el
que sacare el cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la noche.
41 Y todo reptil que se
arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá.
42 Todo lo que anda sobre
el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se
arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación.
43 No hagáis abominables
vuestras personas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con
ellos, ni seáis inmundos por ellos.
44 Porque yo soy Jehová
vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo
soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se
arrastre sobre la tierra.
45 Porque yo soy Jehová,
que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios:
seréis, pues, santos,
porque yo soy santo.
46 Esta es la ley acerca
de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se mueve en las aguas, y
todo animal que se arrastra sobre la tierra,
47 para hacer diferencia
entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los
animales que no se pueden comer.
La
purificación de la mujer después del parto
LEVÍTICO 12
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
La mujer cuando conciba y
dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación
será inmunda.
3 Y al octavo día se
circuncidará al niño.
4 Mas ella permanecerá
treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni
vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación.
5 Y si diere a luz hija,
será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará
purificándose de su sangre.
6 Cuando los días de su
purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año
para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del
tabernáculo de reunión, al sacerdote;
7 y él los ofrecerá
delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su
sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija.
8 Y si no tiene lo
suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas o dos palominos, uno
para holocausto y otro para expiación; y el sacerdote hará expiación por ella, y
será limpia.
Leyes
acerca de la lepra
LEVÍTICO 13
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciendo:
2 Cuando el hombre
tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y
hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el
sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
3 Y el sacerdote mirará la
llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y
pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el
sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.
4 Y si en la piel de su
cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni
el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por
siete días.
5 Y al séptimo día el
sacerdote lo mirará; y si la llaga conserva el mismo aspecto, no habiéndose
extendido en la piel, entonces el sacerdote le volverá a encerrar por otros
siete días.
6 Y al séptimo día el
sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que
no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio:
era erupción; y lavará
sus vestidos, y será limpio.
7 Pero si se extendiere la
erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio,
deberá mostrarse otra vez al sacerdote.
8 Y si reconociéndolo el
sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo:
es lepra.
9 Cuando hubiere llaga de
lepra en el hombre, será traído al sacerdote.
10 Y éste lo mirará, y si
apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya mudado el color del pelo, y se
descubre asimismo la carne viva,
11 es lepra crónica en la
piel de su cuerpo; y le declarará inmundo el sacerdote, y no le encerrará,
porque es inmundo.
12 Mas si brotare la lepra
cundiendo por la piel, de modo que cubriere toda la piel del llagado desde la
cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote,
13 entonces éste le
reconocerá; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al
llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y él es limpio.
14 Mas el día que
apareciere en él la carne viva, será inmundo.
15 Y el sacerdote mirará
la carne viva, y lo declarará inmundo. Es inmunda la carne viva; es lepra.
16 Mas cuando la carne
viva cambiare y se volviere blanca, entonces vendrá al sacerdote,
17 y el sacerdote mirará;
y si la llaga se hubiere vuelto blanca, el sacerdote declarará limpio al que
tenía la llaga, y será limpio.
18 Y cuando en la piel de
la carne hubiere divieso, y se sanare,
19 y en el lugar del
divieso hubiere una hinchazón, o una mancha blanca rojiza, será mostrado al
sacerdote.
20 Y el sacerdote mirará;
y si pareciere estar más profunda que la piel, y su pelo se hubiere vuelto
blanco, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra que se originó en
el divieso.
21 Y si el sacerdote la
considerare, y no apareciere en ella pelo blanco, ni fuere más profunda que la
piel, sino oscura, entonces el sacerdote le encerrará por siete días;
22 y si se fuere
extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga.
23 Pero si la mancha
blanca se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido, es la cicatriz del
divieso, y el sacerdote lo declarará limpio.
24 Asimismo cuando hubiere
en la piel del cuerpo quemadura de fuego, y hubiere en lo sanado del fuego
mancha blanquecina, rojiza o blanca,
25 el sacerdote la mirará;
y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha, y ésta pareciere ser más
profunda que la piel, es lepra que salió en la quemadura; y el sacerdote lo
declarará inmundo, por ser llaga de lepra.
26 Mas si el sacerdote la
mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni fuere más profunda que la
piel, sino que estuviere oscura, le encerrará el sacerdote por siete días.
27 Y al séptimo día el
sacerdote la reconocerá; y si se hubiere ido extendiendo por la piel, el
sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra.
28 Pero si la mancha se
estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido en la piel, sino que estuviere
oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote lo declarará limpio, porque
señal de la quemadura es.
29 Y al hombre o mujer que
le saliere llaga en la cabeza, o en la barba,
30 el sacerdote mirará la
llaga; y si pareciere ser más profunda que la piel, y el pelo de ella fuere
amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarará inmundo; es tiña, es
lepra de la cabeza o de la barba.
31 Mas cuando el sacerdote
hubiere mirado la llaga de la tiña, y no pareciere ser más profunda que la piel,
ni hubiere en ella pelo negro, el sacerdote encerrará por siete días al llagado
de la tiña;
32 y al séptimo día el
sacerdote mirará la llaga; y si la tiña no pareciere haberse extendido, ni
hubiere en ella pelo amarillento, ni pareciere la tiña más profunda que la piel,
33 entonces le hará que se
rasure, pero no rasurará el lugar afectado; y el sacerdote encerrará por otros
siete días al que tiene la tiña.
34 Y al séptimo día mirará
el sacerdote la tiña; y si la tiña no hubiere cundido en la piel, ni pareciere
ser más profunda que la piel, el sacerdote lo declarará limpio; y lavará sus
vestidos y será limpio.
35 Pero si la tiña se
hubiere ido extendiendo en la piel después de su purificación,
36 entonces el sacerdote
la mirará; y si la tiña hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el
pelo amarillento; es inmundo.
37 Mas si le pareciere que
la tiña está detenida, y que ha salido en ella el pelo negro, la tiña está
sanada; él está limpio, y limpio lo declarará el sacerdote.
38 Asimismo cuando el
hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo manchas, manchas blancas,
39 el sacerdote mirará, y
si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es
empeine que brotó en la piel; está limpia la persona.
40 Y el hombre, cuando se
le cayere el cabello, es calvo, pero limpio.
41 Y si hacia su frente se
le cayere el cabello, es calvo por delante, pero limpio.
42 Mas cuando en la calva
o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza, lepra es que brota en su calva o
en su antecalva.
43 Entonces el sacerdote
lo mirará, y si pareciere la hinchazón de la llaga blanca rojiza en su calva o
en su antecalva, como el parecer de la lepra de la piel del cuerpo,
44 leproso es, es inmundo,
y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.
45 Y el leproso en quien
hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado
pregonará:
¡Inmundo! ¡inmundo! 46
Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y
habitará solo; fuera del campamento será su morada.
47 Cuando en un vestido
hubiere plaga de lepra, ya sea vestido de lana, o de lino,
48 o en urdimbre o en
trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquiera obra de cuero;
49 y la plaga fuere
verdosa, o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en
cualquiera obra de cuero; plaga es de lepra, y se ha de mostrar al sacerdote.
50 Y el sacerdote mirará
la plaga, y encerrará la cosa plagada por siete días.
51 Y al séptimo día mirará
la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el vestido, en la urdimbre o en
la trama, en el cuero, o en cualquiera obra que se hace de cuero, lepra maligna
es la plaga; inmunda será.
52 Será quemado el
vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera obra de cuero en
que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego será quemada.
53 Y si el sacerdote
mirare, y no pareciere que la plaga se haya extendido en el vestido, en la
urdimbre o en la trama, o en cualquiera obra de cuero,
54 entonces el sacerdote
mandará que laven donde está la plaga, y lo encerrará otra vez por siete días.
55 Y el sacerdote mirará
después que la plaga fuere lavada; y si pareciere que la plaga no ha cambiado de
aspecto, aunque no se haya extendido la plaga, inmunda es; la quemarás al fuego;
es corrosión penetrante, esté lo raído en el derecho o en el revés de aquella
cosa.
56 Mas si el sacerdote la
viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido después que fue lavada, la
cortará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama.
57 Y si apareciere de
nuevo en el vestido, la urdimbre o trama, o en cualquiera cosa de cuero,
extendiéndose en ellos, quemarás al fuego aquello en que estuviere la plaga.
58 Pero el vestido, la
urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que lavares, y que se le quitare
la plaga, se lavará segunda vez, y entonces será limpia.
59 Esta es la ley para la
plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de
cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada limpia o inmunda.
LEVÍTICO 14
1 Y habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Esta será la ley para
el leproso cuando se limpiare:
Será traído al sacerdote,
3 y éste saldrá fuera del
campamento y lo examinará; y si ve que está sana la plaga de la lepra del
leproso,
4 el sacerdote mandará
luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y
madera de cedro, grana e hisopo.
5 Y mandará el sacerdote
matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes.
6 Después tomará la
avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y los mojará con la avecilla viva
en la sangre de la avecilla muerta sobre las aguas corrientes;
7 y rociará siete veces
sobre el que se purifica de la lepra, y le declarará limpio; y soltará la
avecilla viva en el campo.
8 Y el que se purifica
lavará sus vestidos, y raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y será limpio;
y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda siete días.
9 Y el séptimo día raerá
todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos y todo su pelo, y
lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y será limpio.
10 El día octavo tomará
dos corderos sin defecto, y una cordera de un año sin tacha, y tres décimas de
efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite, y un log de aceite.
11 Y el sacerdote que le
purifica presentará delante de Jehová al que se ha de limpiar, con aquellas
cosas, a la puerta del tabernáculo de reunión;
12 y tomará el sacerdote
un cordero y lo ofrecerá por la culpa, con el log de aceite, y lo mecerá como
ofrenda mecida delante de Jehová.
13 Y degollará el cordero
en el lugar donde se degüella el sacrificio por el pecado y el holocausto, en el
lugar del santuario; porque como la víctima por el pecado, así también la
víctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy sagrada.
14 Y el sacerdote tomará
de la sangre de la víctima por la culpa, y la pondrá el sacerdote sobre el
lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano
derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
15 Asimismo el sacerdote
tomará del log de aceite, y lo echará sobre la palma de su mano izquierda,
16 y mojará su dedo
derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y esparcirá del aceite con
su dedo siete veces delante de Jehová.
17 Y de lo que quedare del
aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja
derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el
pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio por la culpa.
18 Y lo que quedare del
aceite que tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se purifica; y
hará el sacerdote expiación por él delante de Jehová.
19 Ofrecerá luego el
sacerdote el sacrificio por el pecado, y hará expiación por el que se ha de
purificar de su inmundicia; y después degollará el holocausto,
20 y hará subir el
sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. Así hará el sacerdote
expiación por él, y será limpio.
21 Mas si fuere pobre, y
no tuviere para tanto, entonces tomará un cordero para ser ofrecido como ofrenda
mecida por la culpa, para reconciliarse, y una décima de efa de flor de harina
amasada con aceite para ofrenda, y un log de aceite,
22 y dos tórtolas o dos
palominos, según pueda; uno será para expiación por el pecado, y el otro para
holocausto.
23 Al octavo día de su
purificación traerá estas cosas al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de
reunión, delante de Jehová.
24 Y el sacerdote tomará
el cordero de la expiación por la culpa, y el log de aceite, y los mecerá el
sacerdote como ofrenda mecida delante de Jehová.
25 Luego degollará el
cordero de la culpa, y el sacerdote tomará de la sangre de la culpa, y la pondrá
sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su
mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho.
26 Y el sacerdote echará
del aceite sobre la palma de su mano izquierda;
27 y con su dedo derecho
el sacerdote rociará del aceite que tiene en su mano izquierda, siete veces
delante de Jehová.
28 También el sacerdote
pondrá del aceite que tiene en su mano sobre el lóbulo de la oreja derecha del
que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie
derecho, en el lugar de la sangre de la culpa.
29 Y lo que sobre del
aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondrá sobre la cabeza del que se
purifica, para reconciliarlo delante de Jehová.
30 Asimismo ofrecerá una
de las tórtolas o uno de los palominos, según pueda.
31 Uno en sacrificio de
expiación por el pecado, y el otro en holocausto, además de la ofrenda; y hará
el sacerdote expiación por el que se ha de purificar, delante de Jehová.
32 Esta es la ley para el
que hubiere tenido plaga de lepra, y no tuviere más para su purificación.
33 Habló también Jehová a
Moisés y a Aarón, diciendo:
34 Cuando hayáis entrado
en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de
lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión,
35 vendrá aquel de quien
fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo:
Algo como plaga ha
aparecido en mi casa.
36 Entonces el sacerdote
mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea
contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a
examinarla.
37 Y examinará la plaga; y
si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las
cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared,
38 el sacerdote saldrá de
la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.
39 Y al séptimo día
volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las
paredes de la casa,
40 entonces mandará el
sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán
fuera de la ciudad en lugar inmundo.
41 Y hará raspar la casa
por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el
barro que rasparen.
42 Y tomarán otras piedras
y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y
recubrirán la casa.
43 Y si la plaga volviere
a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la
casa, y después que fue recubierta,
44 entonces el sacerdote
entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es
lepra maligna en la casa; inmunda es.
45 Derribará, por tanto,
la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán
todo fuera de la ciudad a lugar inmundo.
46 Y cualquiera que
entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo
hasta la noche.
47 Y el que durmiere en
aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa lavará sus
vestidos.
48 Mas si entrare el
sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa
después que fue recubierta, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la
plaga ha desaparecido.
49 Entonces tomará para
limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo;
50 y degollará una
avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes.
51 Y tomará el cedro, el
hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojará en la sangre de la avecilla
muerta y en las aguas corrientes, y rociará la casa siete veces.
52 Y purificará la casa
con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la
madera de cedro, el hisopo y la grana.
53 Luego soltará la
avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. Así hará expiación por
la casa, y será limpia.
54 Esta es la ley acerca
de toda plaga de lepra y de tiña,
55 y de la lepra del
vestido, y de la casa,
56 y acerca de la
hinchazón, y de la erupción, y de la mancha blanca,
57 para enseñar cuándo es
inmundo, y cuándo limpio. Esta es la ley tocante a la lepra.
Impurezas físicas
LEVÍTICO 15
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciendo:
2 Hablad a los hijos de
Israel y decidles:
Cualquier varón, cuando
tuviere flujo de semen, será inmundo.
3 Y esta será su
inmundicia en su flujo:
sea que su cuerpo destiló
a causa de su flujo, o que deje de destilar a causa de su flujo, él será
inmundo.
4 Toda cama en que se
acostare el que tuviere flujo, será inmunda; y toda cosa sobre que se sentare,
inmunda será.
5 Y cualquiera que tocare
su cama lavará sus vestidos; se lavará también a sí mismo con agua, y será
inmundo hasta la noche.
6 Y el que se sentare
sobre aquello en que se hubiere sentado el que tiene flujo, lavará sus vestidos,
se lavará también a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche.
7 Asimismo el que tocare
el cuerpo del que tiene flujo, lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con
agua, y será inmundo hasta la noche.
8 Y si el que tiene flujo
escupiere sobre el limpio, éste lavará sus vestidos, y después de haberse lavado
con agua, será inmundo hasta la noche.
9 Y toda montura sobre que
cabalgare el que tuviere flujo será inmunda.
10 Cualquiera que tocare
cualquiera cosa que haya estado debajo de él, será inmundo hasta la noche; y el
que la llevare, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo
hasta la noche.
11 Y todo aquel a quien
tocare el que tiene flujo, y no lavare con agua sus manos, lavará sus vestidos,
y a sí mismo se lavará con agua, y será inmundo hasta la noche.
12 La vasija de barro que
tocare el que tiene flujo será quebrada, y toda vasija de madera será lavada con
agua.
13 Cuando se hubiere
limpiado de su flujo el que tiene flujo, contará siete días desde su
purificación, y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en aguas corrientes, y
será limpio.
14 Y el octavo día tomará
dos tórtolas o dos palominos, y vendrá delante de Jehová a la puerta del
tabernáculo de reunión, y los dará al sacerdote;
15 y el sacerdote hará del
uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y el sacerdote le purificará
de su flujo delante de Jehová.
16 Cuando el hombre
tuviere emisión de semen, lavará en agua todo su cuerpo, y será inmundo hasta la
noche.
17 Y toda vestidura, o
toda piel sobre la cual cayere la emisión del semen, se lavará con agua, y será
inmunda hasta la noche.
18 Y cuando un hombre
yaciere con una mujer y tuviere emisión de semen, ambos se lavarán con agua, y
serán inmundos hasta la noche.
19 Cuando la mujer tuviere
flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y
cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche.
20 Todo aquello sobre que
ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello
sobre que se sentare será inmundo.
21 Y cualquiera que tocare
su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta
la noche.
22 También cualquiera que
tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos;
se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche.
23 Y lo que estuviere
sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que lo tocare
será inmundo hasta la noche.
24 Si alguno durmiere con
ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama
sobre que durmiere, será inmunda.
25 Y la mujer, cuando
siguiere el flujo de su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre,
o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo
será inmunda como en los días de su costumbre.
26 Toda cama en que
durmiere todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su costumbre; y
todo mueble sobre que se sentare, será inmundo, como la impureza de su
costumbre.
27 Cualquiera que tocare
esas cosas será inmundo; y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua,
y será inmundo hasta la noche.
28 Y cuando fuere libre de
su flujo, contará siete días, y después será limpia.
29 Y el octavo día tomará
consigo dos tórtolas o dos palominos, y los traerá al sacerdote, a la puerta del
tabernáculo de reunión;
30 y el sacerdote hará del
uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y la purificará el sacerdote
delante de Jehová del flujo de su impureza.
31 Así apartaréis de sus
impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no mueran por sus impurezas por
haber contaminado mi tabernáculo que está entre ellos.
32 Esta es la ley para el
que tiene flujo, y para el que tiene emisión de semen, viniendo a ser inmundo a
causa de ello;
33 y para la que padece su
costumbre, y para el que tuviere flujo, sea varón o mujer, y para el hombre que
durmiere con mujer inmunda.
El día
de la expiación
LEVÍTICO 16
1 Habló Jehová a Moisés
después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de
Jehová, y murieron.
2 Y Jehová dijo a Moisés:
Di a Aarón tu hermano,
que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del
propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en
la nube sobre el propiciatorio.
3 Con esto entrará Aarón
en el santuario:
con un becerro para
expiación, y un carnero para holocausto.
4 Se vestirá la túnica
santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el
cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con
ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua.
5 Y de la congregación de
los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para expiación, y un carnero para
holocausto.
6 Y hará traer Aarón el
becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su
casa.
7 Después tomará los dos
machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo
de reunión.
8 Y echará suertes Aarón
sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel.
9 Y hará traer Aarón el
macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en
expiación.
10 Mas el macho cabrío
sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová
para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.
11 Y hará traer Aarón el
becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su
casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
12 Después tomará un
incensario lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová, y sus puños
llenos del perfume aromático molido, y lo llevará detrás del velo.
13 Y pondrá el perfume
sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio
que está sobre el testimonio, para que no muera.
14 Tomará luego de la
sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado
oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella
sangre.
15 Después degollará el
macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás
del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la
esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.
16 Así purificará el
santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y
de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión,
el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.
17 Ningún hombre estará en
el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario,
hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la
congregación de Israel.
18 Y saldrá al altar que
está delante de Jehová, y lo expiará, y tomará de la sangre del becerro y de la
sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor.
19 Y esparcirá sobre él de
la sangre con su dedo siete veces, y lo limpiará, y lo santificará de las
inmundicias de los hijos de Israel.
20 Cuando hubiere acabado
de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el
macho cabrío vivo;
21 y pondrá Aarón sus dos
manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados,
poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por
mano de un hombre destinado para esto.
22 Y aquel macho cabrío
llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir
el macho cabrío por el desierto.
23 Después vendrá Aarón al
tabernáculo de reunión, y se quitará las vestiduras de lino que había vestido
para entrar en el santuario, y las pondrá allí.
24 Lavará luego su cuerpo
con agua en el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y
hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por
el pueblo.
25 Y quemará en el altar
la grosura del sacrificio por el pecado.
26 El que hubiere llevado
el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su
cuerpo, y después entrará en el campamento.
27 Y sacarán fuera del
campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue
llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su
carne y su estiércol.
28 El que los quemare
lavará sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después podrá entrar
en el campamento.
29 Y esto tendréis por
estatuto perpetuo:
En el mes séptimo, a los
diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el
natural ni el extranjero que mora entre vosotros.
30 Porque en este día se
hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante
de Jehová.
31 Día de reposo es para
vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.
32 Hará la expiación el
sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser sacerdote en lugar de su padre;
y se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas.
33 Y hará la expiación por
el santuario santo, y el tabernáculo de reunión; también hará expiación por el
altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación.
34 Y esto tendréis como
estatuto perpetuo, para hacer expiación una vez al año por todos los pecados de
Israel. Y Moisés lo hizo como Jehová le mandó.
El
santuario único
LEVÍTICO 17
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a Aarón y a sus
hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles:
Esto es lo que ha mandado
Jehová:
3 Cualquier varón de la
casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de
él,
4 y no lo trajere a la
puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del
tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será
cortado el tal varón de entre su pueblo,
5 a fin de que traigan los
hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que
los traigan a Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión al sacerdote, y
sacrifiquen ellos sacrificios de paz a Jehová.
6 Y el sacerdote esparcirá
la sangre sobre el altar de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y
quemará la grosura en olor grato a Jehová.
7 Y nunca más sacrificarán
sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto
por estatuto perpetuo por sus edades.
8 Les dirás también:
Cualquier varón de la
casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre vosotros, que ofreciere
holocausto o sacrificio,
9 y no lo trajere a la
puerta del tabernáculo de reunión para hacerlo a Jehová, el tal varón será
igualmente cortado de su pueblo.
Prohibición de comer la sangre
10 Si cualquier varón de
la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna
sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré
de entre su pueblo.
11 Porque la vida de la
carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar
por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.
12 Por tanto, he dicho a
los hijos de Israel:
Ninguna persona de
vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre.
13 Y cualquier varón de
los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que cazare
animal o ave que sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14 Porque la vida de toda
carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel:
No comeréis la sangre de
ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la
comiere será cortado.
15 Y cualquier persona,
así de los naturales como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o
despedazado por fiera, lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y
será inmunda hasta la noche; entonces será limpia.
16 Y si no los lavare, ni
lavare su cuerpo, llevará su iniquidad.
Actos
de inmoralidad prohibidos
LEVÍTICO 18
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel, y diles:
Yo soy Jehová vuestro
Dios.
3 No haréis como hacen en
la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de
Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos.
4 Mis ordenanzas pondréis
por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios.
5 Por tanto, guardaréis
mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos.
Yo Jehová.
6 Ningún varón se llegue a
parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová.
7 La desnudez de tu padre,
o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su
desnudez.
8 La desnudez de la mujer
de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre.
9 La desnudez de tu
hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su
desnudez no descubrirás.
10 La desnudez de la hija
de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubirás, porque es la
desnudez tuya.
11 La desnudez de la hija
de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no
descubrirás.
12 La desnudez de la
hermana de tu padre no descubrirás; es parienta de tu padre.
13 La desnudez de la
hermana de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es.
14 La desnudez del hermano
de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es mujer del hermano de tu
padre.
15 La desnudez de tu nuera
no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez.
16 La desnudez de la mujer
de tu hermano no descubrirás; es la desnudez de tu hermano.
17 La desnudez de la mujer
y de su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su
hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad.
18 No tomarás mujer
juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez
delante de ella en su vida.
19 Y no llegarás a la
mujer para descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual.
20 Además, no tendrás acto
carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.
21 Y no des hijo tuyo para
ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
22 No te echarás con varón
como con mujer; es abominación.
23 Ni con ningún animal
tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de
animal para ayuntarse con él; es perversión.
24 En ninguna de estas
cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones
que yo echo de delante de vosotros,
25 y la tierra fue
contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores.
26 Guardad, pues, vosotros
mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni
el natural ni el extranjero que mora entre vosotros 27 (porque todas estas
abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de
vosotros, y la tierra fue contaminada);
28 no sea que la tierra os
vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de
vosotros.
29 Porque cualquiera que
hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán
cortadas de entre su pueblo.
30 Guardad, pues, mi
ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de
vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.
Leyes
de santidad y de justicia
LEVÍTICO 19
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a toda la
congregación de los hijos de Israel, y diles:
Santos seréis, porque
santo soy yo Jehová vuestro Dios.
3 Cada uno temerá a su
madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.
4 No os volveréis a los
ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios.
5 Y cuando ofreciereis
sacrificio de ofrenda de paz a Jehová, ofrecedlo de tal manera que seáis
aceptos.
6 Será comido el día que
lo ofreciereis, y el día siguiente; y lo que quedare para el tercer día, será
quemado en el fuego.
7 Y si se comiere el día
tercero, será abominación; no será acepto,
8 y el que lo comiere
llevará su delito, por cuanto profanó lo santo de Jehová; y la tal persona será
cortada de su pueblo.
9 Cuando siegues la mies
de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra
segada.
10 Y no rebuscarás tu
viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero
lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.
11 No hurtaréis, y no
engañaréis ni mentiréis el uno al otro.
12 Y no juraréis
falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
13 No oprimirás a tu
prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta
la mañana.
14 No maldecirás al sordo,
y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo
Jehová.
15 No harás injusticia en
el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia
juzgarás a tu prójimo.
16 No andarás chismeando
entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
17 No aborrecerás a tu
hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su
pecado.
18 No te vengarás, ni
guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti
mismo. Yo Jehová.
19 Mis estatutos
guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no
sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos.
20 Si un hombre yaciere
con una mujer que fuere sierva desposada con alguno, y no estuviere rescatada,
ni le hubiere sido dada libertad, ambos serán azotados; no morirán, por cuanto
ella no es libre.
21 Y él traerá a Jehová, a
la puerta del tabernáculo de reunión, un carnero en expiación por su culpa.
22 Y con el carnero de la
expiación lo reconciliará el sacerdote delante de Jehová, por su pecado que
cometió; y se le perdonará su pecado que ha cometido.
23 Y cuando entréis en la
tierra, y plantéis toda clase de árboles frutales, consideraréis como
incircunciso lo primero de su fruto; tres años os será incircunciso; su fruto no
se comerá.
24 Y el cuarto año todo su
fruto será consagrado en alabanzas a Jehová.
25 Mas al quinto año
comeréis el fruto de él, para que os haga crecer su fruto. Yo Jehová vuestro
Dios.
26 No comeréis cosa alguna
con sangre. No seréis agoreros, ni adivinos.
27 No haréis tonsura en
vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba.
28 Y no haréis rasguños en
vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo
Jehová.
29 No contaminarás a tu
hija haciéndola fornicar, para que no se prostituya la tierra y se llene de
maldad.
30 Mis días de reposo
guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová.
31 No os volváis a los
encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo
Jehová vuestro Dios.
32 Delante de las canas te
levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo
Jehová.
33 Cuando el extranjero
morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis.
34 Como a un natural de
vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti
mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro
Dios.
35 No hagáis injusticia en
juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida.
36 Balanzas justas, pesas
justas y medidas justas tendréis. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la
tierra de Egipto.
37 Guardad, pues, todos
mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová.
Penas
por actos de inmoralidad
LEVÍTICO 20
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Dirás asimismo a los
hijos de Israel:
Cualquier varón de los
hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno
de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.
3 Y yo pondré mi rostro
contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus
hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre.
4 Si el pueblo de la
tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a
Moloc, para no matarle,
5 entonces yo pondré mi
rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo,
con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc.
6 Y la persona que
atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré
mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo.
7 Santificaos, pues, y sed
santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.
8 Y guardad mis estatutos,
y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.
9 Todo hombre que
maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre
maldijo; su sangre será sobre él.
10 Si un hombre cometiere
adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera
indefectiblemente serán muertos.
11 Cualquiera que yaciere
con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser
muertos; su sangre será sobre ellos.
12 Si alguno durmiere con
su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre
ellos.
13 Si alguno se ayuntare
con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre
ellos será su sangre.
14 El que tomare mujer y a
la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no
haya vileza entre vosotros.
15 Cualquiera que tuviere
cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia.
16 Y si una mujer se
llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás;
morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos.
17 Si alguno tomare a su
hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere
la suya, es cosa execrable; por tanto serán muertos a ojos de los hijos de su
pueblo; descubrió la desnudez de su hermana; su pecado llevará.
18 Cualquiera que durmiere
con mujer menstruosa, y descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella
descubrió la fuente de su sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo.
19 La desnudez de la
hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no descubrirás; porque al
descubrir la desnudez de su parienta, su iniquidad llevarán.
20 Cualquiera que durmiere
con la mujer del hermano de su padre, la desnudez del hermano de su padre
descubrió; su pecado llevarán; morirán sin hijos.
21 Y el que tomare la
mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin
hijos serán.
22 Guardad, pues, todos
mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra, no sea que os vomite
la tierra en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella.
23 Y no andéis en las
prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos
hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación.
24 Pero a vosotros os he
dicho:
Vosotros poseeréis la
tierra de ellos, y yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que
fluye leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos.
25 Por tanto, vosotros
haréis diferencia entre animal limpio e inmundo, y entre ave inmunda y limpia; y
no contaminéis vuestras personas con los animales, ni con las aves, ni con nada
que se arrastra sobre la tierra, los cuales os he apartado por inmundos.
26 Habéis, pues, de serme
santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que
seáis míos.
27 Y el hombre o la mujer
que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir;
serán apedreados; su sangre será sobre ellos.
Santidad de los sacerdotes
LEVÍTICO 21
1 Jehová dijo a Moisés:
Habla a los sacerdotes
hijos de Aarón, y diles que no se contaminen por un muerto en sus pueblos.
2 Mas por su pariente
cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano,
3 o por su hermana virgen,
a él cercana, la cual no haya tenido marido, por ella se contaminará.
4 No se contaminará como
cualquier hombre de su pueblo, haciéndose inmundo.
5 No harán tonsura en su
cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán rasguños.
6 Santos serán a su Dios,
y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová
y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, serán santos.
7 Con mujer ramera o
infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote
es santo a su Dios.
8 Le santificarás, por
tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo
Jehová que os santifico.
9 Y la hija del sacerdote,
si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego.
10 Y el sumo sacerdote
entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y
que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni
rasgará sus vestidos,
11 ni entrará donde haya
alguna persona muerta; ni por su padre ni por su madre se contaminará.
12 Ni saldrá del
santuario, ni profanará el santuario de su Dios; porque la consagración por el
aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo Jehová.
13 Tomará por esposa a una
mujer virgen.
14 No tomará viuda, ni
repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer,
15 para que no profane su
descendencia en sus pueblos; porque yo Jehová soy el que los santifico.
16 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
17 Habla a Aarón y dile:
Ninguno de tus
descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para
ofrecer el pan de su Dios.
18 Porque ningún varón en
el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado,
19 o varón que tenga
quebradura de pie o rotura de mano,
20 o jorobado, o enano, o
que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado.
21 Ningún varón de la
descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para
ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a
ofrecer el pan de su Dios.
22 Del pan de su Dios, de
lo muy santo y de las cosas santificadas, podrá comer.
23 Pero no se acercará
tras el velo, ni se acercará al altar, por cuanto hay defecto en él; para que no
profane mi santuario, porque yo Jehová soy el que los santifico.
24 Y Moisés habló esto a
Aarón, y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.
Santidad de las ofrendas
LEVÍTICO 22
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Di a Aarón y a sus
hijos que se abstengan de las cosas santas que los hijos de Israel me han
dedicado, y no profanen mi santo nombre. Yo Jehová.
3 Diles:
Todo varón de toda
vuestra descendencia en vuestras generaciones, que se acercare a las cosas
sagradas que los hijos de Israel consagran a Jehová, teniendo inmundicia sobre
sí, será cortado de mi presencia. Yo Jehová.
4 Cualquier varón de la
descendencia de Aarón que fuere leproso, o padeciere flujo, no comerá de las
cosas sagradas hasta que esté limpio. El que tocare cualquiera cosa de
cadáveres, o el varón que hubiere tenido derramamiento de semen,
5 o el varón que hubiere
tocado cualquier reptil por el cual será inmundo, u hombre por el cual venga a
ser inmundo, conforme a cualquiera inmundicia suya;
6 la persona que lo tocare
será inmunda hasta la noche, y no comerá de las cosas sagradas antes que haya
lavado su cuerpo con agua.
7 Cuando el sol se
pusiere, será limpio; y después podrá comer las cosas sagradas, porque su
alimento es.
8 Mortecino ni despedazado
por fiera no comerá, contaminándose en ello. Yo Jehová.
9 Guarden, pues, mi
ordenanza, para que no lleven pecado por ello, no sea que así mueran cuando la
profanen. Yo Jehová que los santifico.
10 Ningún extraño comerá
cosa sagrada; el huésped del sacerdote, y el jornalero, no comerán cosa sagrada.
11 Mas cuando el sacerdote
comprare algún esclavo por dinero, éste podrá comer de ella, así como también el
nacido en su casa podrá comer de su alimento.
12 La hija del sacerdote,
si se casare con varón extraño, no comerá de la ofrenda de las cosas sagradas.
13 Pero si la hija del
sacerdote fuere viuda o repudiada, y no tuviere prole y se hubiere vuelto a la
casa de su padre, como en su juventud, podrá comer del alimento de su padre;
pero ningún extraño coma de él.
14 Y el que por yerro
comiere cosa sagrada, añadirá a ella una quinta parte, y la dará al sacerdote
con la cosa sagrada.
15 No profanarán, pues,
las cosas santas de los hijos de Israel, las cuales apartan para Jehová;
16 pues les harían llevar
la iniquidad del pecado, comiendo las cosas santas de ellos; porque yo Jehová
soy el que los santifico.
17 También habló Jehová a
Moisés, diciendo:
18 Habla a Aarón y a sus
hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles:
Cualquier varón de la
casa de Israel, o de los extranjeros en Israel, que ofreciere su ofrenda en pago
de sus votos, o como ofrendas voluntarias ofrecidas en holocausto a Jehová,
19 para que sea aceptado,
ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o
de entre las cabras.
20 Ninguna cosa en que
haya defecto ofreceréis, porque no será acepto por vosotros.
21 Asimismo, cuando alguno
ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como
ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin
defecto.
22 Ciego, perniquebrado,
mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis éstos a Jehová, ni de ellos
pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová.
23 Buey o carnero que
tenga de más o de menos, podrás ofrecer por ofrenda voluntaria; pero en pago de
voto no será acepto.
24 No ofreceréis a Jehová
animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra
tierra lo ofreceréis.
25 Ni de mano de
extranjeros tomarás estos animales para ofrecerlos como el pan de vuestro Dios,
porque su corrupción está en ellos; hay en ellos defecto, no se os aceptarán.
26 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
27 El becerro o el
cordero o la cabra, cuando naciere, siete días estará mamando de su madre; mas
desde el octavo día en adelante será acepto para ofrenda de sacrificio encendido
a Jehová.
28 Y sea vaca u oveja, no
degollaréis en un mismo día a ella y a su hijo.
29 Y cuando ofreciereis
sacrificio de acción de gracias a Jehová, lo sacrificaréis de manera que sea
aceptable.
30 En el mismo día se
comerá; no dejaréis de él para otro día. Yo Jehová.
31 Guardad, pues, mis
mandamientos, y cumplidlos. Yo Jehová.
32 Y no profanéis mi santo
nombre, para que yo sea santificado en medio de los hijos de Israel. Yo Jehová
que os santifico,
33 que os saqué de la
tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová.
Las
fiestas solemnes
(Nm.28.16-29.40)
LEVÍTICO 23
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Las fiestas solemnes de
Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas:
3 Seis días se trabajará,
mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día
de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.
4 Estas son las fiestas
solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus
tiempos:
5 En el mes primero, a
los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová.
6 Y a los quince días de
este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días
comeréis panes sin levadura.
7 El primer día tendréis
santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis.
8 Y ofreceréis a Jehová
siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún
trabajo de siervo haréis.
9 Y habló Jehová a Moisés,
diciendo:
10 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Cuando hayáis entrado en
la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla
por primicia de los primeros frutos de vuestra siega.
11 Y el sacerdote mecerá
la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día
de reposo la mecerá.
12 Y el día que ofrezcáis
la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a
Jehová.
13 Su ofrenda será dos
décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová
en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin.
14 No comeréis pan, ni
grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido
la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en
dondequiera que habitéis.
15 Y contaréis desde el
día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la
ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán.
16 Hasta el día siguiente
del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo
grano a Jehová.
17 De vuestras
habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de
efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová.
18 Y ofreceréis con el pan
siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros;
serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de
olor grato para Jehová.
19 Ofreceréis además un
macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de
paz.
20 Y el sacerdote los
presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y
los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote.
21 Y convocaréis en este
mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo
en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones.
22 Cuando segareis la mies
de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu
siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.
23 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
24 Habla a los hijos de
Israel y diles:
En el mes séptimo, al
primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y
una santa convocación.
25 Ningún trabajo de
siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
26 También habló Jehová a
Moisés, diciendo:
27 A los diez días de
este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y
afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
28 Ningún trabajo haréis
en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová
vuestro Dios.
29 Porque toda persona que
no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.
30 Y cualquiera persona
que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre
su pueblo.
31 Ningún trabajo haréis;
estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.
32 Día de reposo será a
vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la
tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.
33 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
34 Habla a los hijos de
Israel y diles:
A los quince días de este
mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días.
35 El primer día habrá
santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis.
36 Siete días ofreceréis
ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y
ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos
haréis.
37 Estas son las fiestas
solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda
encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en
su tiempo,
38 además de los días de
reposo de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas
vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Jehová.
39 Pero a los quince días
del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a
Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será
también día de reposo.
40 Y tomaréis el primer
día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles
frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro
Dios por siete días.
41 Y le haréis fiesta a
Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras
generaciones; en el mes séptimo la haréis.
42 En tabernáculos
habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos,
43 para que sepan vuestros
descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando
los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
44 Así habló Moisés a los
hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Jehová.
Aceite
para las lámparas
(Ex.27.20-21)
LEVÍTICO 24
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Manda a los hijos de
Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para
hacer arder las lámparas continuamente.
3 Fuera del velo del
testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde
hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo por vuestras
generaciones.
4 Sobre el candelero
limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de Jehová.
El pan
de la proposición
5 Y tomarás flor de
harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa.
6 Y las pondrás en dos
hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová.
7 Pondrás también sobre
cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a
Jehová.
8 Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de
Israel, como pacto perpetuo.
9 Y será de Aarón y de sus
hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él,
de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.
Castigo
del blasfemo
10 En aquel tiempo el hijo
de una mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de
Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el
campamento.
11 Y el hijo de la mujer
israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su
madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan.
12 Y lo pusieron en la
cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová.
13 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
14 Saca al blasfemo fuera
del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de
él, y apedréelo toda la congregación.
15 Y a los hijos de Israel
hablarás, diciendo:
Cualquiera que maldijere
a su Dios, llevará su iniquidad.
16 Y el que blasfemare el
nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el
extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera.
17 Asimismo el hombre que
hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte.
18 El que hiere a algún
animal ha de restituirlo, animal por animal.
19 Y el que causare lesión
en su prójimo, según hizo, así le sea hecho:
20 rotura por rotura, ojo
por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a
él.
21 El que hiere algún
animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera.
22 Un mismo estatuto
tendréis para el extranjero, como para el natural; porque yo soy Jehová vuestro
Dios.
23 Y habló Moisés a los
hijos de Israel, y ellos sacaron del campamento al blasfemo y lo apedrearon. Y
los hijos de Israel hicieron según Jehová había mandado a Moisés.
El año
de reposo de la tierra y el año del jubileo
LEVÍTICO 25
1 Jehová habló a Moisés en
el monte de Sinaí, diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Cuando hayáis entrado en
la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová.
3 Seis años sembrarás tu
tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos.
4 Pero el séptimo año la
tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás
tu viña.
5 Lo que de suyo naciere
en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año
de reposo será para la tierra.
6 Mas el descanso de la
tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu
extranjero que morare contigo;
7 y a tu animal, y a la
bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer.
8 Y contarás siete semanas
de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de
años vendrán a serte cuarenta y nueve años.
9 Entonces harás tocar
fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la
expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.
10 Y santificaréis el año
cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os
será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a
su familia.
11 El año cincuenta os
será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni
vendimiaréis sus viñedos,
12 porque es jubileo;
santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.
13 En este año de jubileo
volveréis cada uno a vuestra posesión.
14 Y cuando vendiereis
algo a vuestro prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe
ninguno a su hermano.
15 Conforme al número de
los años después del jubileo comprarás de tu prójimo; conforme al número de los
años de los frutos te venderá él a ti.
16 Cuanto mayor fuere el
número de los años, aumentarás el precio, y cuanto menor fuere el número,
disminuirás el precio; porque según el número de las cosechas te venderá él.
17 Y no engañe ninguno a
su prójimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
18 Ejecutad, pues, mis
estatutos y guardad mis ordenanzas, y ponedlos por obra, y habitaréis en la
tierra seguros;
19 y la tierra dará su
fruto, y comeréis hasta saciaros, y habitaréis en ella con seguridad.
20 Y si dijereis:
¿Qué comeremos el séptimo
año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos;
21 entonces yo os enviaré
mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años.
22 Y sembraréis el año
octavo, y comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su
fruto, comeréis del añejo.
23 La tierra no se venderá
a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros
sois para conmigo.
24 Por tanto, en toda la
tierra de vuestra posesión otorgaréis rescate a la tierra.
25 Cuando tu hermano
empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo
vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido.
26 Y cuando el hombre no
tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate,
27 entonces contará los
años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y
volverá a su posesión.
28 Mas si no consiguiere
lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo
compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su
posesión.
29 El varón que vendiere
casa de habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el
término de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir.
30 Y si no fuere rescatada
dentro de un año entero, la casa que estuviere en la ciudad amurallada quedará
para siempre en poder de aquel que la compró, y para sus descendientes; no
saldrá en el jubileo.
31 Mas las casas de las
aldeas que no tienen muro alrededor serán estimadas como los terrenos del campo;
podrán ser rescatadas, y saldrán en el jubileo.
32 Pero en cuanto a las
ciudades de los levitas, éstos podrán rescatar en cualquier tiempo las casas en
las ciudades de su posesión.
33 Y el que comprare de
los levitas saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el
jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de
ellos entre los hijos de Israel.
34 Mas la tierra del ejido
de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
35 Y cuando tu hermano
empobreciere y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero
vivirá contigo.
36 No tomarás de él usura
ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo.
37 No le darás tu dinero a
usura, ni tus víveres a ganancia.
38 Yo Jehová vuestro Dios,
que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán, para ser
vuestro Dios.
39 Y cuando tu hermano
empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como
esclavo.
40 Como criado, como
extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá.
41 Entonces saldrá libre
de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de
sus padres se restituirá.
42 Porque son mis siervos,
los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de
esclavos.
43 No te enseñorearás de
él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios.
44 Así tu esclavo como tu
esclava que tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de
ellos podréis comprar esclavos y esclavas.
45 También podréis comprar
de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de
ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis
tener por posesión.
46 Y los podréis dejar en
herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria;
para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de
Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza.
47 Si el forastero o el
extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él
empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a
alguno de la familia del extranjero;
48 después que se hubiere
vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará.
49 O su tío o el hijo de
su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará; o si sus
medios alcanzaren, él mismo se rescatará.
50 Hará la cuenta con el
que lo compró, desde el año que se vendió a él hasta el año del jubileo; y ha de
apreciarse el precio de su venta conforme al número de los años, y se contará el
tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado asalariado.
51 Si aún fueren muchos
años, conforme a ellos devolverá para su rescate, del dinero por el cual se
vendió.
52 Y si quedare poco
tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con él, y devolverá su
rescate conforme a sus años.
53 Como con el tomado a
salario anualmente hará con él; no se enseñoreará en él con rigor delante de tus
ojos.
54 Y si no se rescatare en
esos años, en el año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él.
55 Porque mis siervos son
los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la tierra de
Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
Bendiciones de la obediencia
(Dt.7.12-24;28.1-14)
LEVÍTICO 26
1 No haréis para vosotros
ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra
piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
2 Guardad mis días de
reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.
3 Si anduviereis en mis
decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra,
4 yo daré vuestra lluvia
en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su
fruto.
5 Vuestra trilla alcanzará
a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan
hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra.
6 Y yo daré paz en la
tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra
tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.
7 Y perseguiréis a
vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros.
8 Cinco de vosotros
perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros
enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros.
9 Porque yo me volveré a
vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros.
10 Comeréis lo añejo de
mucho tiempo, y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo.
11 Y pondré mi morada en
medio de vosotros, y mi alma no os abominará;
12 y andaré entre
vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
13 Yo Jehová vuestro Dios,
que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí
las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.
Consecuencias de la desobediencia
(Dt.28.15-68)
14 Pero si no me oyereis,
ni hiciereis todos estos mis mandamientos,
15 y si desdeñareis mis
decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis
mandamientos, e invalidando mi pacto,
16 yo también haré con
vosotros esto:
enviaré sobre vosotros
terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y
sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán.
17 Pondré mi rostro contra
vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen
se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.
18 Y si aun con estas
cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros
pecados.
19 Y quebrantaré la
soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra
como bronce.
20 Vuestra fuerza se
consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de
la tierra no darán su fruto.
21 Si anduviereis conmigo
en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más
plagas según vuestros pecados.
22 Enviaré también contra
vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro
ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.
23 Y si con estas cosas no
fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición,
24 yo también procederé en
contra de vosotros, y os heriré aún siete veces por vuestros pecados.
25 Traeré sobre vosotros
espada vengadora, en vindicación del pacto; y si buscareis refugio en vuestras
ciudades, yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del
enemigo.
26 Cuando yo os quebrante
el sustento del pan, cocerán diez mujeres vuestro pan en un horno, y os
devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis.
27 Si aun con esto no me
oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición,
28 yo procederé en contra
de vosotros con ira, y os catigaré aún siete veces por vuestros pecados.
29 Y comeréis la carne de
vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas.
30 Destruiré vuestros
lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos
sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará.
31 Haré desiertas vuestras
ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro
suave perfume.
32 Asolaré también la
tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren;
33 y a vosotros os
esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y
vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.
34 Entonces la tierra
gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros
estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará
sus días de reposo.
35 Todo el tiempo que esté
asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais
en ella.
36 Y a los que queden de
vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos,
que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá, y huirán como ante la
espada, y caerán sin que nadie los persiga.
37 Tropezarán los unos con
los otros como si huyeran ante la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis
resistir delante de vuestros enemigos.
38 Y pereceréis entre las
naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá.
39 Y los que queden de
vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por la
iniquidad de sus padres decaerán con ellos.
40 Y confesarán su
iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que
prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,
41 yo también habré andado
en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y
entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado.
42 Entonces yo me acordaré
de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto
con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra.
43 Pero la tierra será
abandonada por ellos, y gozará sus días de reposo, estando desierta a causa de
ellos; y entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto
menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio de mis estatutos.
44 Y aun con todo esto,
estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré
para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios.
45 Antes me acordaré de
ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos
de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehová.
46 Estos son los
estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de
Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés.
Cosas
consagradas a Dios
LEVÍTICO 27
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Cuando alguno hiciere
especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de
redimir, lo estimarás así:
3 En cuanto al varón de
veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el
siclo del santuario.
4 Y si fuere mujer, la
estimarás en treinta siclos.
5 Y si fuere de cinco años
hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez
siclos.
6 Y si fuere de un mes
hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la
mujer en tres siclos de plata.
7 Mas si fuere de sesenta
años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.
8 Pero si fuere muy pobre
para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará
el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el
sacerdote.
9 Y si fuere animal de los
que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será
santo.
10 No será cambiado ni
trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por
otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados.
11 Si fuere algún animal
inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová, entonces el animal será puesto
delante del sacerdote,
12 y el sacerdote lo
valorará, sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así
será.
13 Y si lo quisiere
rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte.
14 Cuando alguno dedicare
su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala;
según la valorare el sacerdote, así quedará.
15 Mas si el que dedicó su
casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de
ella, y será suya.
16 Si alguno dedicare de
la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su siembra; un
homer de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de plata.
17 Y si dedicare su tierra
desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará.
18 Mas si después del
jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero
conforme a los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu
estimación.
19 Y si el que dedicó la
tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio de
ella, y se le quedará para él.
20 Mas si él no rescatare
la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más;
21 sino que cuando saliere
en el jubileo, la tierra será santa para Jehová, como tierra consagrada; la
posesión de ella será del sacerdote.
22 Y si dedicare alguno a
Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia,
23 entonces el sacerdote
calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día
dará tu precio señalado, cosa consagrada a Jehová.
24 En el año del jubileo,
volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia de la
tierra.
25 Y todo lo que valorares
será conforme al siclo del santuario; el siclo tiene veinte geras.
26 Pero el primogénito de
los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea buey
u oveja, de Jehová es.
27 Mas si fuere de los
animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella
la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu
estimación.
28 Pero no se venderá ni
se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de
todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión,
todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová.
29 Ninguna persona
separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.
30 Y el diezmo de la
tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová
es; es cosa dedicada a Jehová.
31 Y si alguno quisiere
rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.
32 Y todo diezmo de vacas
o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a
Jehová.
33 No mirará si es bueno o
malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio
serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.
34 Estos son los
mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de
Sinaí.
NÚMEROS
Censo
de Israel en Sinaí
NÚMEROS
1
1 Habló Jehová a Moisés en
el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes
segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:
2 Tomad el censo de toda
la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus
padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas.
3 De veinte años arriba,
todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por
sus ejércitos.
4 Y estará con vosotros un
varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres.
5 Estos son los nombres de
los varones que estarán con vosotros:
De la tribu de Rubén,
Elisur hijo de Sedeur.
6 De Simeón, Selumiel hijo
de Zurisadai.
7 De Judá, Naasón hijo de
Aminadab.
8 De Isacar, Natanael hijo
de Zuar.
9 De Zabulón, Eliab hijo
de Helón.
10 De los hijos de José:
de Efraín, Elisama hijo
de Amiud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
11 De Benjamín, Abidán
hijo de Gedeoni.
12 De Dan, Ahiezer hijo de
Amisadai.
13 De Aser, Pagiel hijo de
Ocrán.
14 De Gad, Eliasaf hijo de
Deuel.
15 De Neftalí, Ahira hijo
de Enán.
16 Estos eran los
nombrados de entre la congregación, príncipes de las tribus de sus padres,
capitanes de los millares de Israel.
17 Tomaron, pues, Moisés y
Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres,
18 y reunieron a toda la
congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias,
según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza,
de veinte años arriba.
19 Como Jehová lo había
mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí.
20 De los hijos de Rubén,
primogénito de Israel, por su descendencia, por sus familias, según las casas de
sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de
veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
21 los contados de la
tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos.
22 De los hijos de Simeón,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, fueron
contados conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de
veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;
23 los contados de la
tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.
24 De los hijos de Gad,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
25 los contados de la
tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
26 De los hijos de Judá,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
27 los contados de la
tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.
28 De los hijos de Isacar,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
29 los contados de la
tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.
30 De los hijos de Zabulón,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de sus nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
31 los contados de la
tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.
32 De los hijos de José;
de los hijos de Efraín, por su descendencia, por sus familias, según las casas
de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos
los que podían salir a la guerra;
33 los contados de la
tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.
34 Y de los hijos de
Manasés, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres,
conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían
salir a la guerra;
35 los contados de la
tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.
36 De los hijos de
Benjamín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres,
conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían
salir a la guerra;
37 los contados de la
tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.
38 De los hijos de Dan,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
39 los contados de la
tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.
40 De los hijos de Aser,
por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a
la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la
guerra;
41 los contados de la
tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.
42 De los hijos de
Neftalí, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres,
conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían
salir a la guerra;
43 los contados de la
tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.
44 Estos fueron los
contados, los cuales contaron Moisés y Aarón, con los príncipes de Israel, doce
varones, uno por cada casa de sus padres.
45 Y todos los contados de
los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos
los que podían salir a la guerra en Israel,
46 fueron todos los
contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
Nombramiento de los levitas
47 Pero los levitas, según
la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos;
48 porque habló Jehová a
Moisés, diciendo:
49 Solamente no contarás
la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel,
50 sino que pondrás a los
levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre
todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus
enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo.
51 Y cuando el tabernáculo
haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de
detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá.
52 Los hijos de Israel
acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus
ejércitos;
53 pero los levitas
acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre
la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del
tabernáculo del testimonio.
54 E hicieron los hijos de
Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron.
Campamentos y jefes de las tribus
NÚMEROS
2
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciendo:
2 Los hijos de Israel
acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus
padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán.
3 Estos acamparán al
oriente, al este:
la bandera del campamento
de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de
Aminadab.
4 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, setenta y cuatro mil seiscientos.
5 Junto a él acamparán los
de la tribu de Isacar; y el jefe de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.
6 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.
7 Y la tribu de Zabulón; y
el jefe de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.
8 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cincuenta y siete mil cuatrocientos.
9 Todos los contados en el
campamento de Judá, ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, por sus ejércitos,
marcharán delante.
10 La bandera del
campamento de Rubén estará al sur, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de
Rubén, Elisur hijo de Sedeur.
11 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cuarenta y seis mil quinientos.
12 Acamparán junto a él
los de la tribu de Simeón; y el jefe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de
Zurisadai.
13 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cincuenta y nueve mil trescientos.
14 Y la tribu de Gad; y el
jefe de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Reuel.
15 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
16 Todos los contados en
el campamento de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, por
sus ejércitos, marcharán los segundos.
17 Luego irá el
tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, en medio de los
campamentos en el orden en que acampan; así marchará cada uno junto a su
bandera.
18 La bandera del
campamento de Efraín por sus ejércitos, al occidente; y el jefe de los hijos de
Efraín, Elisama hijo de Amiud.
19 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cuarenta mil quinientos.
20 Junto a él estará la
tribu de Manasés; y el jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
21 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, treinta y dos mil doscientos.
22 Y la tribu de Benjamín;
y el jefe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.
23 Y su cuerpo de
ejército, con sus contados, treinta y cinco mil cuatrocientos.
24 Todos los contados en
el campamento de Efraín, ciento ocho mil cien, por sus ejércitos, irán los
terceros.
25 La bandera del
campamento de Dan estará al norte, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de
Dan, Ahiezer hijo de Amisadai.
26 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, sesenta y dos mil setecientos.
27 Junto a él acamparán
los de la tribu de Aser; y el jefe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.
28 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cuarenta y un mil quinientos.
29 Y la tribu de Neftalí;
y el jefe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.
30 Su cuerpo de ejército,
con sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos.
31 Todos los contados en
el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos
tras sus banderas.
32 Estos son los contados
de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por
campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
33 Mas los levitas no
fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés.
34 E hicieron los hijos de
Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por
sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus
padres.
Censo y
deberes de los levitas
NÚMEROS
3
1 Estos son los
descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el
monte de Sinaí.
2 Y estos son los nombres
de los hijos de Aarón:
Nadab el primogénito,
Abiú, Eleazar e Itamar.
3 Estos son los nombres de
los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el
sacerdocio.
4 Pero Nadab y Abiú
murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en
el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el
sacerdocio delante de Aarón su padre.
5 Y Jehová habló a Moisés,
diciendo:
6 Haz que se acerque la
tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan,
7 y desempeñen el encargo
de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión
para servir en el ministerio del tabernáculo;
8 y guarden todos los
utensilios del tabernáculo de reunión, y todo lo encargado a ellos por los hijos
de Israel, y ministren en el servicio del tabernáculo.
9 Y darás los levitas a
Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel.
10 Y constituirás a Aarón
y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare,
morirá.
11 Habló además Jehová a
Moisés, diciendo:
12 He aquí, yo he tomado
a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos,
los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.
13 Porque mío es todo
primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la
tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de
hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová.
14 Y Jehová habló a Moisés
en el desierto de Sinaí, diciendo:
15 Cuenta los hijos de
Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás todos los varones
de un mes arriba.
16 Y Moisés los contó
conforme a la palabra de Jehová, como le fue mandado.
17 Los hijos de Leví
fueron estos por sus nombres:
Gersón, Coat y Merari.
18 Y los nombres de los
hijos de Gersón por sus familias son estos:
Libni y Simei.
19 Los hijos de Coat por
sus familias son:
Amram, Izhar, Hebrón y
Uziel.
20 Y los hijos de Merari
por sus familias:
Mahli y Musi. Estas son
las familias de Leví, según las casas de sus padres.
21 De Gersón era la
familia de Libni y la de Simei; estas son las familias de Gersón.
22 Los contados de ellos
conforme a la cuenta de todos los varones de un mes arriba, los contados de
ellos fueron siete mil quinientos.
23 Las familias de Gersón
acamparán a espaldas del tabernáculo, al occidente;
24 y el jefe del linaje de
los gersonitas, Eliasaf hijo de Lael.
25 A cargo de los hijos de
Gersón, en el tabernáculo de reunión, estarán el tabernáculo, la tienda y su
cubierta, la cortina de la puerta del tabernáculo de reunión,
26 las cortinas del atrio,
y la cortina de la puerta del atrio, que está junto al tabernáculo y junto al
altar alrededor; asimismo sus cuerdas para todo su servicio.
27 De Coat eran la familia
de los amramitas, la familia de los izharitas, la familia de los hebronitas y la
familia de los uzielitas; estas son las familias coatitas.
28 El número de todos los
varones de un mes arriba era ocho mil seiscientos, que tenían la guarda del
santuario.
29 Las familias de los
hijos de Coat acamparán al lado del tabernáculo, al sur;
30 y el jefe del linaje de
las familias de Coat, Elizafán hijo de Uziel.
31 A cargo de ellos
estarán el arca, la mesa, el candelero, los altares, los utensilios del
santuario con que ministran, y el velo con todo su servicio.
32 Y el principal de los
jefes de los levitas será Eleazar hijo del sacerdote Aarón, jefe de los que
tienen la guarda del santuario.
33 De Merari era la
familia de los mahlitas y la familia de los musitas; estas son las familias de
Merari.
34 Los contados de ellos
conforme al número de todos los varones de un mes arriba fueron seis mil
doscientos.
35 Y el jefe de la casa
del linaje de Merari, Zuriel hijo de Abihail; acamparán al lado del tabernáculo,
al norte.
36 A cargo de los hijos de
Merari estará la custodia de las tablas del tabernáculo, sus barras, sus
columnas, sus basas y todos sus enseres, con todo su servicio;
37 y las columnas
alrededor del atrio, sus basas, sus estacas y sus cuerdas.
38 Los que acamparán
delante del tabernáculo al oriente, delante del tabernáculo de reunión al este,
serán Moisés y Aarón y sus hijos, teniendo la guarda del santuario en lugar de
los hijos de Israel; y el extraño que se acercare, morirá.
39 Todos los contados de
los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus
familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil.
Rescate
de los primogénitos
40 Y Jehová dijo a Moisés:
Cuenta todos los
primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por
sus nombres.
41 Y tomarás a los levitas
para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los
animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de
los hijos de Israel. Yo Jehová.
42 Contó Moisés, como
Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de Israel.
43 Y todos los
primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba,
fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.
44 Luego habló Jehová a
Moisés, diciendo:
45 Toma los levitas en
lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los
levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová.
46 Y para el rescate de
los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que
exceden a los levitas,
47 tomarás cinco siclos
por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás. El siclo tiene veinte
geras.
48 Y darás a Aarón y a sus
hijos el dinero del rescate de los que exceden.
49 Tomó, pues, Moisés el
dinero del rescate de los que excedían el número de los redimidos por los
levitas,
50 y recibió de los
primogénitos de los hijos de Israel, en dinero, mil trescientos sesenta y cinco
siclos, conforme al siclo del santuario.
51 Y Moisés dio el dinero
de los rescates a Aarón y a sus hijos, conforme a la palabra de Jehová, según lo
que Jehová había mandado a Moisés.
Tareas
de los levitas
NÚMEROS
4
1 Habló Jehová a Moisés y
a Aarón, diciendo:
2 Toma la cuenta de los
hijos de Coat de entre los hijos de Leví, por sus familias, según las casas de
sus padres,
3 de edad de treinta años
arriba hasta cincuenta años, todos los que entran en compañía para servir en el
tabernáculo de reunión.
4 El oficio de los hijos
de Coat en el tabernáculo de reunión, en el lugar santísimo, será este:
5 Cuando haya de mudarse
el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y
cubrirán con él el arca del testimonio;
6 y pondrán sobre ella la
cubierta de pieles de tejones, y extenderán encima un paño todo de azul, y le
pondrán sus varas.
7 Sobre la mesa de la
proposición extenderán un paño azul, y pondrán sobre ella las escudillas, las
cucharas, las copas y los tazones para libar; y el pan continuo estará sobre
ella.
8 Y extenderán sobre ella
un paño carmesí, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones; y le
pondrán sus varas.
9 Tomarán un paño azul y
cubrirán el candelero del alumbrado, sus lamparillas, sus despabiladeras, sus
platillos, y todos sus utensilios del aceite con que se sirve;
10 y lo pondrán con todos
sus utensilios en una cubierta de pieles de tejones, y lo colocarán sobre unas
parihuelas.
11 Sobre el altar de oro
extenderán un paño azul, y lo cubrirán con la cubierta de pieles de tejones, y
le pondrán sus varas.
12 Y tomarán todos los
utensilios del servicio de que hacen uso en el santuario, y los pondrán en un
paño azul, y los cubrirán con una cubierta de pieles de tejones, y los colocarán
sobre unas parihuelas.
13 Quitarán la ceniza del
altar, y extenderán sobre él un paño de púrpura;
14 y pondrán sobre él
todos sus instrumentos de que se sirve:
las paletas, los garfios,
los braseros y los tazones, todos los utensilios del altar; y extenderán sobre
él la cubierta de pieles de tejones, y le pondrán además las varas;
15 Y cuando acaben Aarón y
sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando
haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para
llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas
de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.
16 Pero a cargo de Eleazar
hijo del sacerdote Aarón estará el aceite del alumbrado, el incienso aromático,
la ofrenda continua y el aceite de la unción; el cargo de todo el tabernáculo y
de todo lo que está en él, del santuario y de sus utensilios.
17 Habló también Jehová a
Moisés y a Aarón, diciendo:
18 No haréis que perezca
la tribu de las familias de Coat de entre los levitas.
19 Para que cuando se
acerquen al lugar santísimo vivan, y no mueran, haréis con ellos esto:
Aarón y sus hijos vendrán
y los pondrán a cada uno en su oficio y en su cargo.
20 No entrarán para ver
cuando cubran las cosas santas, porque morirán.
21 Además habló Jehová a
Moisés, diciendo:
22 Toma también el número
de los hijos de Gersón según las casas de sus padres, por sus familias.
23 De edad de treinta años
arriba hasta cincuenta años los contarás; todos los que entran en compañía para
servir en el tabernáculo de reunión.
24 Este será el oficio de
las familias de Gersón, para ministrar y para llevar:
25 Llevarán las cortinas
del tabernáculo, el tabernáculo de reunión, su cubierta, la cubierta de pieles
de tejones que está encima de él, la cortina de la puerta del tabernáculo de
reunión,
26 las cortinas del atrio,
la cortina de la puerta del atrio, que está cerca del tabernáculo y cerca del
altar alrededor, sus cuerdas, y todos los instrumentos de su servicio y todo lo
que será hecho para ellos; así servirán.
27 Según la orden de Aarón
y de sus hijos será todo el ministerio de los hijos de Gersón en todos sus
cargos, y en todo su servicio; y les encomendaréis en guarda todos sus cargos.
28 Este es el servicio de
las familias de los hijos de Gersón en el tabernáculo de reunión; y el cargo de
ellos estará bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aarón.
29 Contarás los hijos de
Merari por sus familias, según las casas de sus padres.
30 Desde el de edad de
treinta años arriba hasta el de cincuenta años los contarás; todos los que
entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión.
31 Este será el deber de
su cargo para todo su servicio en el tabernáculo de reunión:
las tablas del
tabernáculo, sus barras, sus columnas y sus basas,
32 las columnas del atrio
alrededor y sus basas, sus estacas y sus cuerdas, con todos sus instrumentos y
todo su servicio; y consignarás por sus nombres todos los utensilios que ellos
tienen que transportar.
33 Este será el servicio
de las familias de los hijos de Merari para todo su ministerio en el tabernáculo
de reunión, bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aarón.
34 Moisés, pues, y Aarón,
y los jefes de la congregación, contaron a los hijos de Coat por sus familias y
según las casas de sus padres,
35 desde el de edad de
treinta años arriba hasta el de edad de cincuenta años; todos los que entran en
compañía para ministrar en el tabernáculo de reunión.
36 Y fueron los contados
de ellos por sus familias, dos mil setecientos cincuenta.
37 Estos fueron los
contados de las familias de Coat, todos los que ministran en el tabernáculo de
reunión, los cuales contaron Moisés y Aarón, como lo mandó Jehová por medio de
Moisés.
38 Y los contados de los
hijos de Gersón por sus familias, según las casas de sus padres,
39 desde el de edad de
treinta años arriba hasta el de edad de cincuenta años, todos los que entran en
compañía para ministrar en el tabernáculo de reunión;
40 los contados de ellos
por sus familias, según las casas de sus padres, fueron dos mil seiscientos
treinta.
41 Estos son los contados
de las familias de los hijos de Gersón, todos los que ministran en el
tabernáculo de reunión, los cuales contaron Moisés y Aarón por mandato de
Jehová.
42 Y los contados de las
familias de los hijos de Merari, por sus familias, según las casas de sus
padres,
43 desde el de edad de
treinta años arriba hasta el de edad de cincuenta años, todos los que entran en
compañía para ministrar en el tabernáculo de reunión;
44 los contados de ellos,
por sus familias, fueron tres mil doscientos.
45 Estos fueron los
contados de las familias de los hijos de Merari, los cuales contaron Moisés y
Aarón, según lo mandó Jehová por medio de Moisés.
46 Todos los contados de
los levitas que Moisés y Aarón y los jefes de Israel contaron por sus familias,
y según las casas de sus padres,
47 desde el de edad de
treinta años arriba hasta el de edad de cincuenta años, todos los que entraban
para ministrar en el servicio y tener cargo de obra en el tabernáculo de
reunión,
48 los contados de ellos
fueron ocho mil quinientos ochenta.
49 Como lo mandó Jehová
por medio de Moisés fueron contados, cada uno según su oficio y según su cargo;
los cuales contó él, como le fue mandado.
Todo
inmundo es echado fuera del campamento
NÚMEROS
5
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Manda a los hijos de
Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo
de semen, y a todo contaminado con muerto.
3 Así a hombres como a
mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el
campamento de aquellos entre los cuales yo habito.
4 Y lo hicieron así los
hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés,
así lo hicieron los hijos de Israel.
Ley
sobre la restitución
5 Además habló Jehová a
Moisés, diciendo:
6 Di a los hijos de
Israel:
El hombre o la mujer que
cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra
Jehová y delinquen,
7 aquella persona
confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá
sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.
8 Y si aquel hombre no
tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del
agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las
expiaciones, con el cual hará expiación por él.
9 Toda ofrenda de todas
las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será.
10 Y lo santificado de
cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.
Ley
sobre los celos
11 También Jehová habló a
Moisés, diciendo:
12 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Si la mujer de alguno se
descarriare, y le fuere infiel,
13 y alguno cohabitare con
ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente,
ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto;
14 si viniere sobre él
espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o
viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose
ella amancillado;
15 entonces el marido
traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de
un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella
incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria
el pecado.
16 Y el sacerdote hará que
ella se acerque y se ponga delante de Jehová.
17 Luego tomará el
sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del
polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.
18 Y hará el sacerdote
estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y
pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el
sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.
19 Y el sacerdote la
conjurará y le dirá:
Si ninguno ha dormido
contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas
aguas amargas que traen maldición;
20 mas si te has
descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno
fuera de tu marido 21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de
maldición, y dirá a la mujer):
Jehová te haga maldición
y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu
vientre se hinche;
22 y estas aguas que dan
maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y
la mujer dirá:
Amén, amén.
23 El sacerdote escribirá
estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas;
24 y dará a beber a la
mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición
entrarán en ella para amargar.
25 Después el sacerdote
tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de
Jehová, y la ofrecerá delante del altar.
26 Y tomará el sacerdote
un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y
después dará a beber las aguas a la muJer.27 Le dará, pues, a beber las aguas; y
si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran
maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su
muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.
28 Mas si la mujer no
fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.
29 Esta es la ley de los
celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare;
30 o del marido sobre el
cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará
entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.
31 El hombre será libre de
iniquidad, y la mujer llevará su pecado.
El voto
de los nazareos
NÚMEROS
6
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
El hombre o la mujer que
se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,
3 se abstendrá de vino y
de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor
de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.
4 Todo el tiempo de su
nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el
hollejo, no comerá.
5 Todo el tiempo del voto
de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los
días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello.
6 Todo el tiempo que se
aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta.
7 Ni aun por su padre ni
por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando
mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.
8 Todo el tiempo de su
nazareato, será santo para Jehová.
9 Si alguno muriere
súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día
de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.
10 Y el día octavo traerá
dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de
reunión.
11 Y el sacerdote ofrecerá
el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a
causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.
12 Y consagrará para
Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por
la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su
nazareato.
13 Esta es, pues, la ley
del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato:
Vendrá a la puerta del
tabernáculo de reunión,
14 y ofrecerá su ofrenda a
Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año
sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz.
15 Además un canastillo de
tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin
levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones.
16 Y el sacerdote lo
ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto;
17 y ofrecerá el carnero
en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura;
ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones.
18 Entonces el nazareo
raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los
cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de
la ofrenda de paz.
19 Después tomará el
sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del
canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del
nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada;
20 y el sacerdote mecerá
aquello como ofrenda mecida delante de Jehová, lo cual será cosa santa del
sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el
nazareo podrá beber vino.
21 Esta es la ley del
nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo
que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a
la ley de su nazareato.
La
bendición sacerdotal
22 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
23 Habla a Aarón y a sus
hijos y diles:
Así bendeciréis a los
hijos de Israel, diciéndoles:
24 Jehová te bendiga, y te
guarde;
25 Jehová haga
resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
26 Jehová alce sobre ti su
rostro, y ponga en ti paz.
27 Y pondrán mi nombre
sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.
Ofrendas para la dedicación del altar
NÚMEROS
7
1 Aconteció que cuando
Moisés hubo acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado,
con todos sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus
utensilios,
2 entonces los príncipes
de Israel, los jefes de las casas de sus padres, los cuales eran los príncipes
de las tribus, que estaban sobre los contados, ofrecieron;
3 y trajeron sus ofrendas
delante de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes
un carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo.
4 Y Jehová habló a Moisés,
diciendo:
5 Tómalos de ellos, y
serán para el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a
cada uno conforme a su ministerio.
6 Entonces Moisés recibió
los carros y los bueyes, y los dio a los levitas.
7 Dos carros y cuatro
bueyes dio a los hijos de Gersón, conforme a su ministerio,
8 y a los hijos de Merari
dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio bajo la mano de Itamar
hijo del sacerdote Aarón.
9 Pero a los hijos de Coat
no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario.
10 Y los príncipes
trajeron ofrendas para la dedicación del altar el día en que fue ungido,
ofreciendo los príncipes su ofrenda delante del altar.
11 Y Jehová dijo a Moisés:
Ofrecerán su ofrenda, un
príncipe un día, y otro príncipe otro día, para la dedicación del altar.
12 Y el que ofreció su
ofrenda el primer día fue Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá.
13 Su ofrenda fue un plato
de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos,
al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para
ofrenda;
14 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
15 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
16 un macho cabrío para
expiación;
17 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab.
18 El segundo día ofreció
Natanael hijo de Zuar, príncipe de Isacar.
19 Ofreció como su ofrenda
un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de
setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada
con aceite para ofrenda;
20 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
21 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
22 un macho cabrío para
expiación;
23 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Natanael hijo de Zuar.
24 El tercer día, Eliab
hijo de Helón, príncipe de los hijos de Zabulón.
25 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
26 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
27 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
28 un macho cabrío para
expiación;
29 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.
30 El cuarto día, Elisur
hijo de Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén.
31 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
32 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
33 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
34 un macho cabrío para
expiación;
35 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.
36 El quinto día, Selumiel
hijo de Zurisadai, príncipe de los hijos de Simeón.
37 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
38 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
39 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
40 un macho cabrío para
expiación;
41 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisadai.
42 El sexto día, Eliasaf
hijo de Deuel, príncipe de los hijos de Gad.
43 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
44 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
45 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
46 un macho cabrío para
expiación;
47 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.
48 El séptimo día, el
príncipe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud.
49 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
50 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
51 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
52 un macho cabrío para
expiación;
53 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.
54 El octavo día, el
príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
55 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
56 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
57 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
58 un macho cabrío para
expiación;
59 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.
60 El noveno día, el
príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.
61 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
62 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
63 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
64 un macho cabrío para
expiación;
65 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.
66 El décimo día, el
príncipe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai.
67 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
68 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
69 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
70 un macho cabrío para
expiación;
71 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Ahiezer hijo de Amisadai.
72 El undécimo día, el
príncipe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.
73 Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda;
74 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
75 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
76 un macho cabrío para
expiación;
77 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.
78 El duodécimo día, el
príncipe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.
79 Su ofrenda fue un plato
de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta siclos,
al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para
ofrenda;
80 una cuchara de oro de
diez siclos, llena de incienso;
81 un becerro, un carnero,
un cordero de un año para holocausto;
82 un macho cabrío para
expiación;
83 y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Ahira hijo de Enán.
84 Esta fue la ofrenda que
los príncipes de Israel ofrecieron para la dedicación del altar, el día en que
fue ungido:
doce platos de plata,
doce jarros de plata, doce cucharas de oro.
85 Cada plato de ciento
treinta siclos, y cada jarro de setenta; toda la plata de la vajilla, dos mil
cuatrocientos siclos, al siclo del santuario.
86 Las doce cucharas de
oro llenas de incienso, de diez siclos cada cuchara, al siclo del santuario;
todo el oro de las cucharas, ciento veinte siclos.
87 Todos los bueyes para
holocausto, doce becerros; doce los carneros, doce los corderos de un año, con
su ofrenda, y doce los machos cabríos para expiación.
88 Y todos los bueyes de
la ofrenda de paz, veinticuatro novillos, sesenta los carneros, sesenta los
machos cabríos, y sesenta los corderos de un año. Esta fue la ofrenda para la
dedicación del altar, después que fue ungido.
89 Y cuando entraba Moisés
en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de
encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los
dos querubines; y hablaba con él.
Aarón
enciende las lámparas
NÚMEROS
8
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Habla a Aarón y dile:
Cuando enciendas las
lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero.
3 Y Aarón lo hizo así;
encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo
mandó a Moisés.
4 Y esta era la hechura
del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era
labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el
candelero.
Consagración de los levitas
5 También Jehová habló a
Moisés, diciendo:
6 Toma a los levitas de
entre los hijos de Israel, y haz expiación por ellos.
7 Así harás para expiación
por ellos:
Rocía sobre ellos el agua
de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus
vestidos, y serán purificados.
8 Luego tomarán un
novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y tomarás otro
novillo para expiación.
9 Y harás que los levitas
se acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la
congregación de los hijos de Israel.
10 Y cuando hayas acercado
a los levitas delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los
levitas;
11 y ofrecerá Aarón los
levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el
ministerio de Jehová.
12 Y los levitas pondrán
sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y
el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas.
13 Y presentarás a los
levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a
Jehová.
14 Así apartarás a los
levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas.
15 Después de eso vendrán
los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los
ofrecerás en ofrenda.
16 Porque enteramente me
son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo
primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los
hijos de Israel.
17 Porque mío es todo
primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde
el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué
para mí.
18 Y he tomado a los
levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.
19 Y yo he dado en don los
levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el
ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a
los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse
los hijos de Israel al santuario.
20 Y Moisés y Aarón y toda
la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas
las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con
ellos los hijos de Israel.
21 Y los levitas se
purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de
Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos.
22 Así vinieron después
los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de
Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de
los levitas, así hicieron con ellos.
23 Luego habló Jehová a
Moisés, diciendo:
24 Los levitas de
veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del
tabernáculo de reunión.
25 Pero desde los
cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán.
26 Servirán con sus
hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán
en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.
Celebración de la pascua
NÚMEROS
9
1 Habló Jehová a Moisés en
el desierto de Sinaí, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, en
el mes primero, diciendo:
2 Los hijos de Israel
celebrarán la pascua a su tiempo.
3 El decimocuarto día de
este mes, entre las dos tardes, la celebraréis a su tiempo; conforme a todos sus
ritos y conforme a todas sus leyes la celebraréis.
4 Y habló Moisés a los
hijos de Israel para que celebrasen la pascua.
5 Celebraron la pascua en
el mes primero, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, en el desierto
de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los
hijos de Israel.
6 Pero hubo algunos que
estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebrar la pascua aquel día;
y vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día,
7 y le dijeron aquellos
hombres:
Nosotros estamos inmundos
por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su
tiempo entre los hijos de Israel?
8 Y Moisés les respondió:
Esperad, y oiré lo que
ordena Jehová acerca de vosotros.
9 Y Jehová habló a Moisés,
diciendo:
10 Habla a los hijos de
Israel, diciendo:
Cualquiera de vosotros o
de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere
de viaje lejos, celebrará la pascua a Jehová.
11 En el mes segundo, a
los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán; con panes sin
levadura y hierbas amargas la comerán.
12 No dejarán del animal
sacrificado para la mañana, ni quebrarán hueso de él; conforme a todos los ritos
de la pascua la celebrarán.
13 Mas el que estuviere
limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona
será cortada de entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de
Jehová, el tal hombre llevará su pecado.
14 Y si morare con
vosotros extranjero, y celebrare la pascua a Jehová, conforme al rito de la
pascua y conforme a sus leyes la celebrará; un mismo rito tendréis, tanto el
extranjero como el natural de la tierra.
La nube
sobre el tabernáculo
(Ex.40.34-38)
15 El día que el
tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del
testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de
fuego, hasta la mañana.
16 Así era continuamente:
la nube lo cubría de día,
y de noche la apariencia de fuego.
17 Cuando se alzaba la
nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube
paraba, allí acampaban los hijos de Israel.
18 Al mandato de Jehová
los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días
que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados.
19 Cuando la nube se
detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban
la ordenanza de Jehová, y no partían.
20 Y cuando la nube estaba
sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de
Jehová partían.
21 Y cuando la nube se
detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se
levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se
levantaba, entonces partían.
22 O si dos días, o un
mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo
sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella
se alzaba, ellos partían.
23 Al mandato de Jehová
acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como
Jehová lo había dicho por medio de Moisés.
Las
trompetas de plata
NÚMEROS
10
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Hazte dos trompetas de
plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la
congregación, y para hacer mover los campamentos.
3 Y cuando las tocaren,
toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión.
4 Mas cuando tocaren sólo
una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de
Israel.
5 Y cuando tocareis
alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente.
6 Y cuando tocareis alarma
la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al
sur; alarma tocarán para sus partidas.
7 Pero para reunir la
congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma.
8 Y los hijos de Aarón,
los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por
vuestras generaciones.
9 Y cuando saliereis a la
guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con
las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de
vuestros enemigos.
10 Y en el día de vuestra
alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses,
tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de
paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.
Los
israelitas salen de Sinaí
11 En el año segundo, en
el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del
testimonio.
12 Y partieron los hijos
de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en
el desierto de Parán.
13 Partieron la primera
vez al mandato de Jehová por medio de Moisés.
14 La bandera del
campamento de los hijos de Judá comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y
Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército.
15 Sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.
16 Y sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.
17 Después que estaba ya
desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari,
que lo llevaban.
18 Luego comenzó a marchar
la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur
estaba sobre su cuerpo de ejército.
19 Sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.
20 Y sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel.
21 Luego comenzaron a
marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los
otros acondicionaron el tabernáculo.
22 Después comenzó a
marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y
Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército.
23 Sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.
24 Y sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.
25 Luego comenzó a marchar
la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia
de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de
ejército.
26 Sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.
27 Y sobre el cuerpo de
ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.
28 Este era el orden de
marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían.
29 Entonces dijo Moisés a
Hobab, hijo de Ragüel madianita, su suegro:
Nosotros partimos para el
lugar del cual Jehová ha dicho:
Yo os lo daré. Ven con
nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel.
30 Y él le respondió:
Yo no iré, sino que me
marcharé a mi tierra y a mi parentela.
31 Y él le dijo:
Te ruego que no nos
dejes; porque tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto, y
nos serás en lugar de ojos.
32 Y si vienes con
nosotros, cuando tengamos el bien que Jehová nos ha de hacer, nosotros te
haremos bien.
33 Así partieron del monte
de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de
ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.
34 Y la nube de Jehová iba
sobre ellos de día, desde que salieron del campamento.
35 Cuando el arca se
movía, Moisés decía:
Levántate, oh Jehová, y
sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.
36 Y cuando ella se
detenía, decía:
Vuelve, oh Jehová, a los
millares de millares de Israel.
Jehová
envía codornices
NÚMEROS
11
1 Aconteció que el pueblo
se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en
ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.
2 Entonces el pueblo clamó
a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.
3 Y llamó a aquel lugar
Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.
4 Y la gente extranjera
que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también
volvieron a llorar y dijeron:
¡Quién nos diera a comer
carne! 5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los
pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
6 y ahora nuestra alma se
seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
7 Y era el maná como
semilla de culantro, y su color como color de bedelio.
8 El pueblo se esparcía y
lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera
o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.
9 Y cuando descendía el
rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.
10 Y oyó Moisés al pueblo,
que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de
Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés.
11 Y dijo Moisés a Jehová:
¿Por qué has hecho mal a
tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga
de todo este pueblo sobre mí?
12 ¿Concebí yo a todo este
pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas:
Llévalo en tu seno, como
lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?
13 ¿De dónde conseguiré yo
carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo:
Danos carne que comamos.
14 No puedo yo solo
soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.
15 Y si así lo haces tú
conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que
yo no vea mi mal.
16 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
Reúneme setenta varones
de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus
principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí
contigo.
17 Y yo descenderé y
hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y
llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.
18 Pero al pueblo dirás:
Santificaos para mañana,
y comeréis carne; porque habéis llorado en oídos de Jehová, diciendo:
¡Quién nos diera a comer
carne! ¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y
comeréis.
19 No comeréis un día, ni
dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,
20 sino hasta un mes
entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto
menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de
él, diciendo:
¿Para qué salimos acá de
Egipto?
21 Entonces dijo Moisés:
Seiscientos mil de a pie
es el pueblo en medio del cual yo estoy; ¡y tú dices:
Les daré carne, y comerán
un mes entero! 22 ¿Se degollarán para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿o
se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto?
23 Entonces Jehová
respondió a Moisés:
¿Acaso se ha acortado la
mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.
24 Y salió Moisés y dijo
al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos
del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo.
25 Entonces Jehová
descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo
puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu,
profetizaron, y no cesaron.
26 Y habían quedado en el
campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales
también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían
venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento.
27 Y corrió un joven y dio
aviso a Moisés, y dijo:
Eldad y Medad profetizan
en el campamento.
28 Entonces respondió
Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo:
Señor mío Moisés,
impídelos.
29 Y Moisés le respondió:
¿Tienes tú celos por mí?
Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu
sobre ellos.
30 Y Moisés volvió al
campamento, él y los ancianos de Israel.
31 Y vino un viento de
Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de
camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi
dos codos sobre la faz de la tierra.
32 Entonces el pueblo
estuvo levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, y
recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para
sí a lo largo alrededor del campamento.
33 Aún estaba la carne
entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová
se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande.
34 Y llamó el nombre de
aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.
35 De Kibrot-hataava
partió el pueblo a Hazerot, y se quedó en Hazerot.
María y
Aarón murmuran contra Moisés
NÚMEROS
12
1 María y Aarón hablaron
contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había
tomado mujer cusita.
2 Y dijeron:
¿Solamente por Moisés ha
hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.
3 Y aquel varón Moisés era
muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.
4 Luego dijo Jehová a
Moisés, a Aarón y a María:
Salid vosotros tres al
tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres.
5 Entonces Jehová
descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y
llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.
6 Y él les dijo:
Oíd ahora mis palabras.
Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños
hablaré con él.
7 No así a mi siervo
Moisés, que es fiel en toda mi casa.
8 Cara a cara hablaré con
él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué,
pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?
9 Entonces la ira de
Jehová se encendió contra ellos; y se fue.
10 Y la nube se apartó del
tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a
María, y he aquí que estaba leprosa.
11 Y dijo Aarón a Moisés:
¡Ah! señor mío, no pongas
ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos
pecado.
12 No quede ella ahora
como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio
consumida su carne.
13 Entonces Moisés clamó a
Jehová, diciendo:
Te ruego, oh Dios, que la
sanes ahora.
14 Respondió Jehová a
Moisés:
Pues si su padre hubiera
escupido en su rostro, ¿no se avergonzaría por siete días? Sea echada fuera del
campamento por siete días, y después volverá a la congregación.
15 Así María fue echada
del campamento siete días; y el pueblo no pasó adelante hasta que se reunió
María con ellos.
16 Después el pueblo
partió de Hazerot, y acamparon en el desierto de Parán.
Misión
de los doce espías
(Dt.1.19-33)
NÚMEROS
13
1 Y Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Envía tú hombres que
reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada
tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.
3 Y Moisés los envió desde
el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones
eran príncipes de los hijos de Israel.
4 Estos son sus nombres:
De la tribu de Rubén,
Samúa hijo de Zacur.
5 De la tribu de Simeón,
Safat hijo de Horí.
6 De la tribu de Judá,
Caleb hijo de Jefone.
7 De la tribu de Isacar,
Igal hijo de José.
8 De la tribu de Efraín,
Oseas hijo de Nun.
9 De la tribu de Benjamín,
Palti hijo de Rafú.
10 De la tribu de Zabulón,
Gadiel hijo de Sodi.
11 De la tribu de José:
de la tribu de Manasés,
Gadi hijo de Susi.
12 De la tribu de Dan,
Amiel hijo de Gemali.
13 De la tribu de Aser,
Setur hijo de Micael.
14 De la tribu de Neftalí,
Nahbi hijo de Vapsi.
15 De la tribu de Gad,
Geuel hijo de Maqui.
16 Estos son los nombres
de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le
puso Moisés el nombre de Josué.
17 Los envió, pues, Moisés
a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles:
Subid de aquí al Neguev,
y subid al monte,
18 y observad la tierra
cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso;
19 cómo es la tierra
habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son
campamentos o plazas fortificadas;
20 y cómo es el terreno,
si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del
fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.
21 Y ellos subieron, y
reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat.
22 Y subieron al Neguev y
vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac.
Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto.
23 Y llegaron hasta el
arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual
trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos.
24 Y se llamó aquel lugar
el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.
25 Y volvieron de
reconocer la tierra al fin de cuarenta días.
26 Y anduvieron y vinieron
a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el
desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la
congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.
27 Y les contaron,
diciendo:
Nosotros llegamos a la
tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es
el fruto de ella.
28 Mas el pueblo que
habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y
también vimos allí a los hijos de Anac.
29 Amalec habita el Neguev,
y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita
junto al mar, y a la ribera del Jordán.
30 Entonces Caleb hizo
callar al pueblo delante de Moisés, y dijo:
Subamos luego, y tomemos
posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
31 Mas los varones que
subieron con él, dijeron:
No podremos subir contra
aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
32 Y hablaron mal entre
los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo:
La tierra por donde
pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo
que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
33 También vimos allí
gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro
parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
Los
israelitas se rebelan contra Jehová
NÚMEROS
14
1 Entonces toda la
congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.
2 Y se quejaron contra
Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud:
¡Ojalá muriéramos en la
tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! 3 ¿Y por qué nos trae
Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños
sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?
4 Y decían el uno al otro:
Designemos un capitán, y
volvámonos a Egipto.
5 Entonces Moisés y Aarón
se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de
los hijos de Israel.
6 Y Josué hijo de Nun y
Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron
sus vestidos,
7 y hablaron a toda la
congregación de los hijos de Israel, diciendo:
La tierra por donde
pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.
8 Si Jehová se agradare de
nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye
leche y miel.
9 Por tanto, no seáis
rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los
comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está
Jehová; no los temáis.
10 Entonces toda la
multitud habló de apedrearlos.
Pero la gloria de Jehová
se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel,
11 y Jehová dijo a Moisés:
¿Hasta cuándo me ha de
irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he
hecho en medio de ellos?
12 Yo los heriré de
mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte
que ellos.
13 Pero Moisés respondió a
Jehová:
Lo oirán luego los
egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder;
14 y lo dirán a los
habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en
medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube
estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de
noche en columna de fuego;
15 y que has hecho morir a
este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama
hablarán, diciendo:
16 Por cuanto no pudo
Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en
el desierto.
17 Ahora, pues, yo te
ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo:
18 Jehová, tardo para la
ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de
ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres
sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
19 Perdona ahora la
iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has
perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.
Jehová
castiga a Israel
(Dt.1.34-40)
20 Entonces Jehová dijo:
Yo lo he perdonado
conforme a tu dicho.
21 Mas tan ciertamente
como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra,
22 todos los que vieron mi
gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado
ya diez veces, y no han oído mi voz,
23 no verán la tierra de
la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.
24 Pero a mi siervo Caleb,
por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en
la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
25 Ahora bien, el
amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto,
camino del Mar Rojo.
26 Y Jehová habló a Moisés
y a Aarón, diciendo:
27 ¿Hasta cuándo oiré
esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de
Israel, que de mí se quejan?
28 Diles:
Vivo yo, dice Jehová, que
según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
29 En este desierto caerán
vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros,
de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30 Vosotros a la verdad no
entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en
ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31 Pero a vuestros niños,
de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos
conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
32 En cuanto a vosotros,
vuestros cuerpos caerán en este desierto.
33 Y vuestros hijos
andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras
rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
34 Conforme al número de
los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis
vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi
castigo.
35 Yo Jehová he hablado;
así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este
desierto serán consumidos, y ahí morirán.
Muerte
de los diez espías malvados
36 Y los varones que
Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra
él a toda la congregación, desacreditando aquel país,
37 aquellos varones que
habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.
38 Pero Josué hijo de Nun
y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían
ido a reconocer la tierra.
La
derrota en Horma
(Dt.1.41-46)
39 Y Moisés dijo estas
cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho.
40 Y se levantaron por la
mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo:
Henos aquí para subir al
lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado.
41 Y dijo Moisés:
¿Por qué quebrantáis el
mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien.
42 No subáis, porque
Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros
enemigos.
43 Porque el amalecita y
el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto
os habéis negado a seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros.
44 Sin embargo, se
obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y
Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
45 Y descendieron el
amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los
derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.
Leyes
sobre las ofrendas
NÚMEROS
15
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel, y diles:
Cuando hayáis entrado en
la tierra de vuestra habitación que yo os doy,
3 y hagáis ofrenda
encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra
voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de
vacas o de ovejas;
4 entonces el que presente
su ofrenda a Jehová traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de
harina, amasada con la cuarta parte de un hin de aceite.
5 De vino para la libación
ofrecerás la cuarta parte de un hin, además del holocausto o del sacrificio, por
cada cordero.
6 Por cada carnero harás
ofrenda de dos décimas de flor de harina, amasada con la tercera parte de un hin
de aceite;
7 y de vino para la
libación ofrecerás la tercera parte de un hin, en olor grato a Jehová.
8 Cuando ofrecieres
novillo en holocausto o sacrificio, por especial voto, o de paz a Jehová,
9 ofrecerás con el novillo
una ofrenda de tres décimas de flor de harina, amasada con la mitad de un hin de
aceite;
10 y de vino para la
libación ofrecerás la mitad de un hin, en ofrenda encendida de olor grato a
Jehová.
11 Así se hará con cada
buey, o carnero, o cordero de las ovejas, o cabrito.
12 Conforme al número así
haréis con cada uno, según el número de ellos.
13 Todo natural hará estas
cosas así, para ofrecer ofrenda encendida de olor grato a Jehová.
14 Y cuando habitare con
vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras
generaciones, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Jehová, como vosotros
hiciereis, así hará él.
15 Un mismo estatuto
tendréis vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; será
estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el
extranjero delante de Jehová.
16 Una misma ley y un
mismo decreto tendréis, vosotros y el extranjero que con vosotros mora.
17 También habló Jehová a
Moisés, diciendo:
18 Habla a los hijos de
Israel, y diles:
Cuando hayáis entrado en
la tierra a la cual yo os llevo,
19 cuando comencéis a
comer del pan de la tierra, ofreceréis ofrenda a Jehová.
20 De lo primero que
amaséis, ofreceréis una torta en ofrenda; como la ofrenda de la era, así la
ofreceréis.
21 De las primicias de
vuestra masa daréis a Jehová ofrenda por vuestras generaciones.
22 Y cuando errareis, y no
hiciereis todos estos mandamientos que Jehová ha dicho a Moisés,
23 todas las cosas que
Jehová os ha mandado por medio de Moisés, desde el día que Jehová lo mandó, y en
adelante por vuestras edades,
24 si el pecado fue hecho
por yerro con ignorancia de la congregación, toda la congregación ofrecerá un
novillo por holocausto en olor grato a Jehová, con su ofrenda y su libación
conforme a la ley, y un macho cabrío en expiación.
25 Y el sacerdote hará
expiación por toda la congregación de los hijos de Israel; y les será perdonado,
porque yerro es; y ellos traerán sus ofrendas, ofrenda encendida a Jehová, y sus
expiaciones delante de Jehová por sus yerros.
26 Y será perdonado a toda
la congregación de los hijos de Israel, y al extranjero que mora entre ellos,
por cuanto es yerro de todo el pueblo.
27 Si una persona pecare
por yerro, ofrecerá una cabra de un año para expiación.
28 Y el sacerdote hará
expiación por la persona que haya pecado por yerro; cuando pecare por yerro
delante de Jehová, la reconciliará, y le será perdonado.
29 El nacido entre los
hijos de Israel, y el extranjero que habitare entre ellos, una misma ley
tendréis para el que hiciere algo por yerro.
30 Mas la persona que
hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová;
esa persona será cortada de en medio de su pueblo.
31 Por cuanto tuvo en poco
la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa
persona; su iniquidad caerá sobre ella.
Lapidación de un violador del día de reposo
32 Estando los hijos de
Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo.
33 Y los que le hallaron
recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación;
34 y lo pusieron en la
cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer.
35 Y Jehová dijo a Moisés:
Irremisiblemente muera
aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento.
36 Entonces lo sacó la
congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a
Moisés.
Franjas
en los vestidos
37 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
38 Habla a los hijos de
Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus
generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.
39 Y os servirá de franja,
para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para
ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en
pos de los cuales os prostituyáis.
40 Para que os acordéis, y
hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios.
41 Yo Jehová vuestro Dios,
que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro
Dios.
La
rebelión de Coré
NÚMEROS
16
1 Coré hijo de Izhar, hijo
de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de
los hijos de Rubén, tomaron gente,
2 y se levantaron contra
Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la
congregación, de los del consejo, varones de renombre.
3 Y se juntaron contra
Moisés y Aarón y les dijeron:
¡Basta ya de vosotros!
Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está
Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?
4 Cuando oyó esto Moisés,
se postró sobre su rostro;
5 y habló a Coré y a todo
su séquito, diciendo:
Mañana mostrará Jehová
quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él
escogiere, él lo acercará a sí.
6 Haced esto:
tomaos incensarios, Coré
y todo su séquito,
7 y poned fuego en ellos,
y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová
escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví.
8 Dijo más Moisés a Coré:
Oíd ahora, hijos de Leví:
9 ¿Os es poco que el Dios
de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para
que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la
congregación para ministrarles,
10 y que te hizo acercar a
ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el
sacerdocio?
11 Por tanto, tú y todo tu
séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que
contra él murmuréis?
12 Y envió Moisés a llamar
a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron:
No iremos allá.
13 ¿Es poco que nos hayas
hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el
desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?
14 Ni tampoco nos has
metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras
y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.
15 Entonces Moisés se
enojó en gran manera, y dijo a Jehová:
No mires a su ofrenda; ni
aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.
16 Después dijo Moisés a
Coré:
Tú y todo tu séquito,
poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón;
17 y tomad cada uno su
incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con
su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno
con su incensario.
18 Y tomó cada uno su
incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se
pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón.
19 Ya Coré había hecho
juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión;
entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación.
20 Y Jehová habló a Moisés
y a Aarón, diciendo:
21 Apartaos de entre esta
congregación, y los consumiré en un momento.
22 Y ellos se postraron
sobre sus rostros, y dijeron:
Dios, Dios de los
espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte
contra toda la congregación?
23 Entonces Jehová habló a
Moisés, diciendo:
24 Habla a la
congregación y diles:
Apartaos de en derredor
de la tienda de Coré, Datán y Abiram.
25 Entonces Moisés se
levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él.
26 Y él habló a la
congregación, diciendo:
Apartaos ahora de las
tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no
perezcáis en todos sus pecados.
27 Y se apartaron de las
tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y
se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus
pequeñuelos.
28 Y dijo Moisés:
En esto conoceréis que
Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi
propia voluntad.
29 Si como mueren todos
los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de
todos los hombres, Jehová no me envió.
30 Mas si Jehová hiciere
algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y
descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a
Jehová.
31 Y aconteció que cuando
cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de
ellos.
32 Abrió la tierra su
boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos
sus bienes.
33 Y ellos, con todo lo
que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de
en medio de la congregación.
34 Y todo Israel, los que
estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían:
No nos trague también la
tierra.
35 También salió fuego de
delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el
incienso.
36 Entonces Jehová habló a
Moisés, diciendo:
37 Di a Eleazar hijo del
sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio, y derrame
más allá el fuego; porque son santificados 38 los incensarios de estos que
pecaron contra sus almas; y harán de ellos planchas batidas para cubrir el
altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados, y
serán como señal a los hijos de Israel.
39 Y el sacerdote Eleazar
tomó los incensarios de bronce con que los quemados habían ofrecido; y los
batieron para cubrir el altar,
40 en recuerdo para los
hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón se
acerque para ofrecer incienso delante de Jehová, para que no sea como Coré y
como su séquito; según se lo dijo Jehová por medio de Moisés.
41 El día siguiente, toda
la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo:
Vosotros habéis dado
muerte al pueblo de Jehová.
42 Y aconteció que cuando
se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de
reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová.
43 Y vinieron Moisés y
Aarón delante del tabernáculo de reunión.
44 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
45 Apartaos de en medio
de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre
sus rostros.
46 Y dijo Moisés a Aarón:
Toma el incensario, y pon
en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y
haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la
mortandad ha comenzado.
47 Entonces tomó Aarón el
incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí
que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo
expiación por el pueblo,
48 y se puso entre los
muertos y los vivos; y cesó la mortandad.
49 Y los que murieron en
aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la
rebelión de Coré.
50 Después volvió Aarón a
Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.
La vara
de Aarón florece
NÚMEROS
17
1 Luego habló Jehová a
Moisés, diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los
príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás
el nombre de cada uno sobre su vara.
3 Y escribirás el nombre
de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá
una vara.
4 Y las pondrás en el
tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a
vosotros.
5 Y florecerá la vara del
varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de
Israel con que murmuran contra vosotros.
6 Y Moisés habló a los
hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe
por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón
estaba entre las varas de ellos.
7 Y Moisés puso las varas
delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.
8 Y aconteció que el día
siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de
Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado
renuevos, y producido almendras.
9 Entonces sacó Moisés
todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo
vieron, y tomaron cada uno su vara.
10 Y Jehová dijo a Moisés:
Vuelve la vara de Aarón
delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y
harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran.
11 E hizo Moisés como le
mandó Jehová, así lo hizo.
12 Entonces los hijos de
Israel hablaron a Moisés, diciendo:
He aquí nosotros somos
muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos.
13 Cualquiera que se
acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por
perecer todos?
Sostenimiento de sacerdotes y levitas
NÚMEROS
18
1 Jehová dijo a Aarón:
Tú y tus hijos, y la casa
de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo
llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.
2 Y a tus hermanos
también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se
junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del
tabernáculo del testimonio.
3 Y guardarán lo que tú
ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios
santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros.
4 Se juntarán, pues,
contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del
tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros.
5 Y tendréis el cuidado
del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los
hijos de Israel.
6 Porque he aquí, yo he
tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a
vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de
reunión.
7 Mas tú y tus hijos
contigo guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del
velo adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro
sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.
8 Dijo más Jehová a Aarón:
He aquí yo te he dado
también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de
Israel te he dado por razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo.
9 Esto será tuyo de la
ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo
presente suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la
culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus
hijos.
10 En el santuario la
comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será para ti.
11 Esto también será tuyo:
la ofrenda elevada de sus
dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel, he dado a ti y a tus
hijos y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa
comerá de ellas.
12 De aceite, de mosto y
de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová,
para ti las he dado.
13 Las primicias de todas
las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo
limpio en tu casa comerá de ellas.
14 Todo lo consagrado por
voto en Israel será tuyo.
15 Todo lo que abre
matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales,
será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás
redimir el primogénito de animal inmundo.
16 De un mes harás
efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco
siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.
17 Mas el primogénito de
vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás;
santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la
grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.
18 Y la carne de ellos
será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será
tuya.
19 Todas las ofrendas
elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las
he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu
descendencia contigo.
20 Y Jehová dijo a Aarón:
De la tierra de ellos no
tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en
medio de los hijos de Israel.
21 Y he aquí yo he dado a
los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio,
por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.
22 Y no se acercarán más
los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el
cual mueran.
23 Mas los levitas harán
el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto
perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de
Israel.
24 Porque a los levitas he
dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en
ofrenda; por lo cual les he dicho:
Entre los hijos de Israel
no poseerán heredad.
25 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
26 Así hablarás a los
levitas, y les dirás:
Cuando toméis de los
hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad,
vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los
diezmos.
27 Y se os contará vuestra
ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar.
28 Así ofreceréis también
vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de
Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.
29 De todos vuestros dones
ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la
porción que ha de ser consagrada.
30 Y les dirás:
Cuando ofreciereis lo
mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la era, y como
producto del lagar.
31 Y lo comeréis en
cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por
vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión.
32 Y no llevaréis pecado
por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis las
cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis.
La
purificación de los inmundos
NÚMEROS
19
1 Jehová habló a Moisés y
a Aarón, diciendo:
2 Esta es la ordenanza de
la ley que Jehová ha prescrito, diciendo:
Di a los hijos de Israel
que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la
cual no se haya puesto yugo;
3 y la daréis a Eleazar el
sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su
presencia.
4 Y Eleazar el sacerdote
tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del
tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;
5 y hará quemar la vaca
ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.
6 Luego tomará el
sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego
en que arde la vaca.
7 El sacerdote lavará
luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el
campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.
8 Asimismo el que la quemó
lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo
hasta la noche.
9 Y un hombre limpio
recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar
limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de
purificación; es una expiación.
10 Y el que recogió las
cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será
estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre
ellos.
11 El que tocare cadáver
de cualquier persona será inmundo siete días.
12 Al tercer día se
purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no
se purificare, no será limpio al séptimo día.
13 Todo aquel que tocare
cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová
contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la
purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre
él.
14 Esta es la ley para
cuando alguno muera en la tienda:
cualquiera que entre en
la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días.
15 Y toda vasija abierta,
cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda;
16 y cualquiera que tocare
algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o
sepulcro, siete días será inmundo.
17 Y para el inmundo
tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella
agua corriente en un recipiente;
18 y un hombre limpio
tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos
los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere
tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.
19 Y el limpio rociará
sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día
séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será
limpio a la noche.
20 Y el que fuere inmundo,
y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por
cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la
purificación; es inmundo.
21 Les será estatuto
perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus vestidos;
y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la noche.
22 Y todo lo que el
inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la
noche.
Agua de
la roca
NÚMEROS
20
1 Llegaron los hijos de
Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el
pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.
2 Y porque no había agua
para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.
3 Y habló el pueblo contra
Moisés, diciendo:
¡Ojalá hubiéramos muerto
cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! 4 ¿Por qué hiciste venir
la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y
nuestras bestias?
5 ¿Y por qué nos has hecho
subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de
higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber.
6 Y se fueron Moisés y
Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se
postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.
7 Y habló Jehová a Moisés,
diciendo:
8 Toma la vara, y reúne
la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y
ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la
congregación y a sus bestias.
9 Entonces Moisés tomó la
vara de delante de Jehová, como él le mandó.
10 Y reunieron Moisés y
Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo:
¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os
hemos de hacer salir aguas de esta peña?
11 Entonces alzó Moisés su
mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la
congregación, y sus bestias.
12 Y Jehová dijo a Moisés
y a Aarón:
Por cuanto no creísteis
en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis
esta congregación en la tierra que les he dado.
13 Estas son las aguas de
la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se
santificó en ellos.
Edom
rehúsa dar paso a Israel
14 Envió Moisés
embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo:
Así dice Israel tu
hermano:
Tú has sabido todo el
trabajo que nos ha venido;
15 cómo nuestros padres
descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos
maltrataron, y a nuestros padres;
16 y clamamos a Jehová, el
cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos
en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.
17 Te rogamos que pasemos
por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de
pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta
que hayamos pasado tu territorio.
18 Edom le respondió:
No pasarás por mi país;
de otra manera, saldré contra ti armado.
19 Y los hijos de Israel
dijeron:
Por el camino principal
iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas;
déjame solamente pasar a pie, nada más.
20 Pero él respondió:
No pasarás. Y salió Edom
contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.
21 No quiso, pues, Edom
dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.
Aarón
muere en el Monte Hor
22 Y partiendo de Cades
los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.
23 Y Jehová habló a Moisés
y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo:
24 Aarón será reunido a
su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por
cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.
25 Toma a Aarón y a
Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,
26 y desnuda a Aarón de
sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a
su pueblo, y allí morirá.
27 Y Moisés hizo como
Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación.
28 Y Moisés desnudó a
Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murio allí
en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.
29 Y viendo toda la
congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la
familias de Israel.
El rey
de Arad ataca a Israel
NÚMEROS
21
1 Cuando el cananeo, el
rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de
Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.
2 Entonces Israel hizo
voto a Jehová, y dijo:
Si en efecto entregares
este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.
3 Y Jehová escuchó la voz
de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y
llamó el nombre de aquel lugar Horma.
La
serpiente de bronce
4 Después partieron del
monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó
el pueblo por el camino.
5 Y habló el pueblo contra
Dios y contra Moisés:
¿Por qué nos hiciste
subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y
nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
6 Y Jehová envió entre el
pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de
Israel.
7 Entonces el pueblo vino
a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber
hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas
serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y Jehová dijo a Moisés:
Hazte una serpiente
ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a
ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una
serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía
a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Los
israelitas rodean la tierra de Moab
10 Después partieron los
hijos de Israel y acamparon en Obot.
11 Y partiendo de Obot,
acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento
del sol.
12 Partieron de allí, y
acamparon en el valle de Zered.
13 De allí partieron, y
acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del
territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.
14 Por tanto se dice en el
libro de las batallas de Jehová:
Lo que hizo en el Mar
Rojo,
Y en los arroyos de Arnón;
15 Y a la corriente de los
arroyos
Que va a parar en Ar,
Y descansa en el límite de
Moab.
16 De allí vinieron a
Beer:
este es el pozo del cual
Jehová dijo a Moisés:
Reúne al pueblo, y les
daré agua.
17 Entonces, cantó Israel
este cántico:
Sube, oh pozo; a él
cantad;
18 Pozo, el cual cavaron
los señores.
Lo cavaron los príncipes
del pueblo,
Y el legislador, con sus
báculos.
Del desierto vinieron a
Matana,
19 y de Matana a Nahaliel,
y de Nahaliel a Bamot;
20 y de Bamot al valle que
está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.
Israel
derrota a Sehón
(Dt.2.26-37)
21 Entonces envió Israel
embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo:
22 Pasaré por tu tierra;
no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los
pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio.
23 Mas Sehón no dejó pasar
a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra
Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel.
24 Y lo hirió Israel a
filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de
Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.
25 Y tomó Israel todas
estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y
en todas sus aldeas.
26 Porque Hesbón era la
ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el
rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.
27 Por tanto dicen los
proverbistas:
Venid a Hesbón,
Edifíquese y repárese la
ciudad de Sehón.
28 Porque fuego salió de
Hesbón,
Y llama de la ciudad de
Sehón,
Y consumió a Ar de Moab,
A los señores de las
alturas de Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
Pereciste, pueblo de
Quemos.
Fueron puestos sus hijos
en huida,
Y sus hijas en cautividad,
Por Sehón rey de los
amorreos.
30 Mas devastamos el reino
de ellos;
Pereció Hesbón hasta Dibón,
Y destruimos hasta Nofa y
Medeba.
Israel
derrota a Og de Basán
(Dt.3.1-11)
31 Así habitó Israel en la
tierra del amorreo.
32 También envió Moisés a
reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.
33 Y volvieron, y subieron
camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para
pelear en Edrei.
34 Entonces Jehová dijo a
Moisés:
No le tengas miedo,
porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y
harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.
35 E hirieron a él y a sus
hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.
Balac
manda llamar a Balaam
NÚMEROS
22
1 Partieron los hijos de
Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó.
2 Y vio Balac hijo de
Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.
3 Y Moab tuvo gran temor a
causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de
Israel.
4 Y dijo Moab a los
ancianos de Madián:
Ahora lamerá esta gente
todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de
Zipor era entonces rey de Moab.
5 Por tanto, envió
mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra
de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo:
Un pueblo ha salido de
Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí.
6 Ven pues, ahora, te
ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda
herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito,
y el que tú maldigas será maldito.
7 Fueron los ancianos de
Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y
llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.
8 El les dijo:
Reposad aquí esta noche,
y yo os daré respuesta según Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se
quedaron con Balaam.
9 Y vino Dios a Balaam, y
le dijo:
¿Qué varones son estos
que están contigo?
10 Y Balaam respondió a
Dios:
Balac hijo de Zipor, rey
de Moab, ha enviado a decirme:
11 He aquí, este pueblo
que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y
maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo.
12 Entonces dijo Dios a
Balaam:
No vayas con ellos, ni
maldigas al pueblo, porque bendito es.
13 Así Balaam se levantó
por la mañana y dijo a los príncipes de Balac:
Volveos a vuestra tierra,
porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros.
14 Y los príncipes de Moab
se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron:
Balaam no quiso venir con
nosotros.
15 Volvió Balac a enviar
otra vez más príncipes, y más honorables que los otros;
16 los cuales vinieron a
Balaam, y le dijeron:
Así dice Balac, hijo de
Zipor:
Te ruego que no dejes de
venir a mí;
17 porque sin duda te
honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este
pueblo.
18 Y Balaam respondió y
dijo a los siervos de Balac:
Aunque Balac me diese su
casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para
hacer cosa chica ni grande.
19 Os ruego, por tanto,
ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir
Jehová.
20 Y vino Dios a Balaam de
noche, y le dijo:
Si vinieron para llamarte
estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.
El
ángel y el asna de Balaam
21 Así Balaam se levantó
por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab.
22 Y la ira de Dios se
encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario
suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos.
23 Y el asna vio al ángel
de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó
el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para
hacerla volver al camino.
24 Pero el ángel de Jehová
se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro.
25 Y viendo el asna al
ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam;
y él volvió a azotarla.
26 Y el ángel de Jehová
pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse
ni a derecha ni a izquierda.
27 Y viendo el asna al
ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con
un palo.
28 Entonces Jehová abrió
la boca al asna, la cual dijo a Balaam:
¿Qué te he hecho, que me
has azotado estas tres veces?
29 Y Balaam respondió al
asna:
Porque te has burlado de
mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! 30 Y el asna dijo a
Balaam:
¿No soy yo tu asna? Sobre
mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo
así contigo? Y él respondió:
No.
31 Entonces Jehová abrió
los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su
espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su
rostro.
32 Y el ángel de Jehová le
dijo:
¿Por qué has azotado tu
asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es
perverso delante de mí.
33 El asna me ha visto, y
se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera
apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva.
34 Entonces Balaam dijo al
ángel de Jehová:
He pecado, porque no
sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal,
yo me volveré.
35 Y el ángel de Jehová
dijo a Balaam:
Ve con esos hombres; pero
la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de
Balac.
36 Oyendo Balac que Balaam
venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón,
que está al extremo de su territorio.
37 Y Balac dijo a Balaam:
¿No envié yo a llamarte?
¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte?
38 Balaam respondió a
Balac:
He aquí yo he venido a
ti; mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca,
esa hablaré.
39 Y fue Balaam con Balac,
y vinieron a Quiriat-huzot.
40 Y Balac hizo matar
bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.
Balaam
bendice a Israel
41 El día siguiente, Balac
tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos
del pueblo.
NÚMEROS
23
1 Y Balaam dijo a Balac:
Edifícame aquí siete
altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
2 Balac hizo como le dijo
Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.
3 Y Balaam dijo a Balac:
Ponte junto a tu
holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que
me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto.
4 Y vino Dios al encuentro
de Balaam, y éste le dijo:
Siete altares he
ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
5 Y Jehová puso palabra en
la boca de Balaam, y le dijo:
Vuelve a Balac, y dile
así.
6 Y volvió a él, y he aquí
estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.
7 Y él tomó su parábola, y
dijo:
De Aram me trajo Balac,
Rey de Moab, de los montes
del oriente;
Ven, maldíceme a Jacob,
Y ven, execra a Israel.
8 ¿Por qué maldeciré yo al
que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar
al que Jehová no ha execrado?
9 Porque de la cumbre de
las peñas lo veré,
Y desde los collados lo
miraré;
He aquí un pueblo que
habitará confiado,
Y no será contado entre
las naciones.
10 ¿Quién contará el polvo
de Jacob,
O el número de la cuarta
parte de Israel?
Muera yo la muerte de los
rectos,
Y mi postrimería sea como
la suya.
11 Entonces Balac dijo a
Balaam:
¿Qué me has hecho? Te he
traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones.
12 El respondió y dijo:
¿No cuidaré de decir lo
que Jehová ponga en mi boca?
13 Y dijo Balac:
Te ruego que vengas
conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y
no los verás todos; y desde allí me los maldecirás.
14 Y lo llevó al campo de
Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un
carnero en cada altar.
15 Entonces él dijo a
Balac:
Ponte aquí junto a tu
holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí.
16 Y Jehová salió al
encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo:
Vuelve a Balac, y dile
así.
17 Y vino a él, y he aquí
que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo
Balac:
¿Qué ha dicho Jehová?
18 Entonces él tomó su
parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye;
Escucha mis palabras, hijo
de Zipor:
19 Dios no es hombre, para
que mienta,
Ni hijo de hombre para que
se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?
20 He aquí, he recibido
orden de bendecir;
El dio bendición, y no
podré revocarla.
21 No ha notado iniquidad
en Jacob,
Ni ha visto perversidad en
Israel.
Jehová su Dios está con
él,
Y júbilo de rey en él.
22 Dios los ha sacado de
Egipto;
Tiene fuerzas como de
búfalo.
23 Porque contra Jacob no
hay agüero,
Ni adivinación contra
Israel.
Como ahora, será dicho de
Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
24 He aquí el pueblo que
como león se levantará,
Y como león se erguirá;
No se echará hasta que
devore la presa,
Y beba la sangre de los
muertos.
25 Entonces Balac dijo a
Balaam:
Ya que no lo maldices,
tampoco lo bendigas.
26 Balaam respondió y dijo
a Balac:
¿No te he dicho que todo
lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?
27 Y dijo Balac a Balaam:
Te ruego que vengas, te
llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo
maldigas.
28 Y Balac llevó a Balaam
a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto.
29 Entonces Balaam dijo a
Balac:
Edifícame aquí siete
altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
30 Y Balac hizo como
Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
NÚMEROS
24
1 Cuando vio Balaam que
parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y
segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;
2 y alzando sus ojos, vio
a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.
3 Entonces tomó su
parábola, y dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Y dijo el varón de ojos
abiertos;
4 Dijo el que oyó los
dichos de Dios,
El que vio la visión del
Omnipotente;
Caído, pero abiertos los
ojos:
5 ¡Cuán hermosas son tus
tiendas, oh Jacob,
Tus habitaciones, oh
Israel!
6 Como arroyos están
extendidas,
Como huertos junto al río,
Como áloes plantados por
Jehová,
Como cedros junto a las
aguas.
7 De sus manos destilarán
aguas,
Y su descendencia será en
muchas aguas;
Enaltecerá su rey más que
Agag,
Y su reino será
engrandecido.
8 Dios lo sacó de Egipto;
Tiene fuerzas como de
búfalo.
Devorará a las naciones
enemigas,
Desmenuzará sus huesos,
Y las traspasará con sus
saetas.
9 Se encorvará para
echarse como león,
Y como leona; ¿quién lo
despertará?
Benditos los que te
bendijeren,
Y malditos los que te
maldijeren.
Profecía de Balaam
10 Entonces se encendió la
ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo:
Para maldecir a mis
enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces.
11 Ahora huye a tu lugar;
yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra.
12 Y Balaam le respondió:
¿No lo declaré yo también
a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:
13 Si Balac me diese su
casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer
cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo?
14 He aquí, yo me voy
ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a
tu pueblo en los postreros días.
15 Y tomó su parábola, y
dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Dijo el varón de ojos
abiertos;
16 Dijo el que oyó los
dichos de Jehová,
Y el que sabe la ciencia
del Altísimo,
El que vio la visión del
Omnipotente;
Caído, pero abiertos los
ojos:
17 Lo veré, mas no ahora;
Lo miraré, mas no de
cerca;
Saldrá ESTRELLA de Jacob,
Y se levantará cetro de
Israel,
Y herirá las sienes de
Moab,
Y destruirá a todos los
hijos de Set.
18 Será tomada Edom,
Será también tomada Seir
por sus enemigos,
E Israel se portará
varonilmente.
19 De Jacob saldrá el
dominador,
Y destruirá lo que quedare
de la ciudad.
20 Y viendo a Amalec, tomó
su parábola y dijo:
Amalec, cabeza de
naciones;
Mas al fin perecerá para
siempre.
21 Y viendo al ceneo, tomó
su parábola y dijo:
Fuerte es tu habitación;
Pon en la peña tu nido;
22 Porque el ceneo será
echado,
Cuando Asiria te llevará
cautivo.
23 Tomó su parábola otra
vez, y dijo:
¡Ay! ¿quién vivirá cuando
hiciere Dios estas cosas?
24 Vendrán naves de la
costa de Quitim,
Y afligirán a Asiria,
afligirán también a Heber;
Mas él también perecerá
para siempre.
25 Entonces se levantó
Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.
Israel
acude a Baal-peor
NÚMEROS
25
1 Moraba Israel en Sitim;
y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,
2 las cuales invitaban al
pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus
dioses.
3 Así acudió el pueblo a
Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel.
4 Y Jehová dijo a Moisés:
Toma a todos los
príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la
ira de Jehová se apartará de Israel.
5 Entonces Moisés dijo a
los jueces de Israel:
Matad cada uno a aquellos
de los vuestros que se han juntado con Baal-peor.
6 Y he aquí un varón de
los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés
y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la
puerta del tabernáculo de reunión.
7 Y lo vio Finees hijo de
Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación,
y tomó una lanza en su mano;
8 y fue tras el varón de
Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por
su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel.
9 Y murieron de aquella
mortandad veinticuatro mil.
10 Entonces Jehová habló a
Moisés, diciendo:
11 Finees hijo de
Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de
Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a
los hijos de Israel.
12 Por tanto diles:
He aquí yo establezco mi
pacto de paz con él;
13 y tendrá él, y su
descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo
celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.
14 Y el nombre del varón
que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de
la tribu de Simeón.
15 Y el nombre de la mujer
madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en
Madián.
16 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
17 Hostigad a los
madianitas, y heridlos,
18 por cuanto ellos os
afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a
Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la
cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor.
Censo
del pueblo en Moab
NÚMEROS
26
1 Aconteció después de la
mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón,
diciendo:
2 Tomad el censo de toda
la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de
sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel.
3 Y Moisés y el sacerdote
Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a
Jericó, diciendo:
4 Contaréis el pueblo de
veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que
habían salido de tierra de Egipto.
5 Rubén, primogénito de
Israel; los hijos de Rubén:
de Enoc, la familia de
los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;
6 de Hezrón, la familia de
los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.
7 Estas son las familias
de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos
treinta.
8 Los hijos de Falú:
Eliab.
9 Y los hijos de Eliab:
Nemuel, Datán y Abiram.
Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron
contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová;
10 y la tierra abrió su
boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el
fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento.
11 Mas los hijos de Coré
no murieron.
12 Los hijos de Simeón por
sus familias:
de Nemuel, la familia de
los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de
los jaquinitas;
13 de Zera, la familia de
los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas.
14 Estas son las familias
de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
15 Los hijos de Gad por
sus familias:
de Zefón, la familia de
los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los
sunitas;
16 de Ozni, la familia de
los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;
17 de Arod, la familia de
los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.
18 Estas son las familias
de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
19 Los hijos de Judá:
Er y Onán; y Er y Onán
murieron en la tierra de Canaán.
20 Y fueron los hijos de
Judá por sus familias:
de Sela, la familia de
los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los
zeraítas.
21 Y fueron los hijos de
Fares:
de Hezrón, la familia de
los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas.
22 Estas son las familias
de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.
23 Los hijos de Isacar por
sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los
funitas;
24 de Jasub, la familia de
los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.
25 Estas son las familias
de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos.
26 Los hijos de Zabulón
por sus familias:
de Sered, la familia de
los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de
los jahleelitas.
27 Estas son las familias
de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.
28 Los hijos de José por
sus familias:
Manasés y Efraín.
29 Los hijos de Manasés:
de Maquir, la familia de
los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los
galaaditas.
30 Estos son los hijos de
Galaad:
de Jezer, la familia de
los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas;
31 de Asriel, la familia
de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas;
32 de Semida, la familia
de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.
33 Y Zelofehad hijo de
Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron
Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
34 Estas son las familias
de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.
35 Estos son los hijos de
Efraín por sus familias:
de Sutela, la familia de
los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de
los tahanitas.
36 Y estos son los hijos
de Sutela:
de Erán, la familia de
los eranitas.
37 Estas son las familias
de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos.
Estos son los hijos de José por sus familias.
38 Los hijos de Benjamín
por sus familias:
de Bela, la familia de
los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de
los ahiramitas;
39 de Sufam, la familia de
los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.
40 Y los hijos de Bela
fueron Ard y Naamán:
de Ard, la familia de los
arditas; de Naamán, la familia de los naamitas.
41 Estos son los hijos de
Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil
seiscientos.
42 Estos son los hijos de
Dan por sus familias:
de Súham, la familia de
los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias.
43 De las familias de los
suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44 Los hijos de Aser por
sus familias:
de Imna, la familia de
los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los
beriaítas.
45 Los hijos de Bería:
de Heber, la familia de
los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas.
46 Y el nombre de la hija
de Aser fue Sera.
47 Estas son las familias
de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil
cuatrocientos.
48 Los hijos de Neftalí,
por sus familias:
de Jahzeel, la familia de
los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas;
49 de Jezer, la familia de
los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.
50 Estas son las familias
de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil
cuatrocientos.
51 Estos son los contados
de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
Orden
para la repartición de la tierra
52 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
53 A éstos se repartirá
la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres.
54 A los más darás mayor
heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus
contados.
55 Pero la tierra será
repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán.
56 Conforme a la suerte
será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
Censo
de la tribu de Leví
57 Los contados de los
levitas por sus familias son estos:
de Gersón, la familia de
los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de
los meraritas.
58 Estas son las familias
de los levitas:
la familia de los
libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia
de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.
59 La mujer de Amram se
llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de
Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana.
60 Y a Aarón le nacieron
Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
61 Pero Nadab y Abiú
murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.
62 De los levitas fueron
contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron
contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad
entre los hijos de Israel.
Caleb y
Josué sobreviven
63 Estos son los contados
por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en
los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
64 Y entre éstos ninguno
hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los
hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
65 Porque Jehová había
dicho de ellos:
Morirán en el desierto; y
no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Petición de las hijas de Zelofehad
NÚMEROS
27
1 Vinieron las hijas de
Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las
familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa,
Hogla, Milca y Tirsa;
2 y se presentaron delante
de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda
la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron:
3 Nuestro padre murió en
el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová
en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.
4 ¿Por qué será quitado el
nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos
heredad entre los hermanos de nuestro padre.
5 Y Moisés llevó su causa
delante de Jehová.
6 Y Jehová respondió a
Moisés, diciendo:
7 Bien dicen las hijas de
Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre,
y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
8 Y a los hijos de Israel
hablarás, diciendo:
Cuando alguno muriere sin
hijos, traspasaréis su herencia a su hija.
9 Si no tuviere hija,
daréis su herencia a sus hermanos;
10 y si no tuviere
hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.
11 Y si su padre no
tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y
de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como
Jehová mandó a Moisés.
Josué
es designado como sucesor de Moisés
12 Jehová dijo a Moisés:
Sube a este monte Abarim,
y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.
13 Y después que la hayas
visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.
14 Pues fuisteis rebeldes
a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no
santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla
de Cades en el desierto de Zin.
15 Entonces respondió
Moisés a Jehová, diciendo:
16 Ponga Jehová, Dios de
los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,
17 que salga delante de
ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la
congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
18 Y Jehová dijo a Moisés:
Toma a Josué hijo de Nun,
varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;
19 y lo pondrás delante
del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en
presencia de ellos.
20 Y pondrás de tu
dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le
obedezca.
21 El se pondrá delante
del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová;
por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos
de Israel con él, y toda la congregación.
22 Y Moisés hizo como
Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote
Eleazar, y de toda la congregación;
23 y puso sobre él sus
manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.
Las
ofrendas diarias
(ex.29.38-46)
NÚMEROS
28
1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
2 Manda a los hijos de
Israel, y diles:
Mi ofrenda, mi pan con
mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su
tiempo.
3 Y les dirás:
Esta es la ofrenda
encendida que ofreceréis a Jehová:
dos corderos sin tacha de
un año, cada día, será el holocausto continuo.
4 Un cordero ofrecerás por
la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde;
5 y la décima parte de un
efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas
machacadas, en ofrenda.
6 Es holocausto continuo,
que fue ordenado en el monte Sinaí para olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
7 Y su libación, la cuarta
parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante
Jehová en el santuario.
8 Y ofrecerás el segundo
cordero a la caída de la tarde; conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a
su libación ofrecerás, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.
Ofrendas mensuales y del día de reposo
9 Mas el día de reposo,
dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con
aceite, como ofrenda, con su libación.
10 Es el holocausto de
cada día de reposo, además del holocausto continuo y su libación.
11 Al comienzo de vuestros
meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y
siete corderos de un año sin defecto;
12 y tres décimas de flor
de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de
flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero;
13 y una décima de flor de
harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero;
holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
14 Y sus libaciones de
vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero,
y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes
por todos los meses del año.
15 Y un macho cabrío en
expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación.
Ofrendas de las fiestas solemnes
(Lv.23.1-44)
16 Pero en el mes primero,
a los catorce días del mes, será la pascua de Jehová.
17 Y a los quince días de
este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura.
18 El primer día será
santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
19 Y ofreceréis como
ofrenda encendida en holocausto a Jehová, dos becerros de la vacada, y un
carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto.
20 Y su ofrenda de harina
amasada con aceite:
tres décimas con cada
becerro, y dos décimas con cada carnero;
21 y con cada uno de los
siete corderos ofreceréis una décima.
22 Y un macho cabrío por
expiación, para reconciliaros.
23 Esto ofreceréis además
del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo.
24 Conforme a esto
ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda encendida en olor grato
a Jehová; se ofrecerá además del holocausto continuo, con su libación.
25 Y el séptimo día
tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
26 Además, el día de las
primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas,
tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
27 Y ofreceréis en
holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete
corderos de un año;
28 y la ofrenda de ellos,
flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas
con cada carnero,
29 y con cada uno de los
siete corderos una décima;
30 y un macho cabrío para
hacer expiación por vosotros.
31 Los ofreceréis, además
del holocausto continuo con sus ofrendas, y sus libaciones; serán sin defecto.
NÚMEROS
29
1 En el séptimo mes, el
primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis; os
será día de sonar las trompetas.
2 Y ofreceréis holocausto
en olor grato a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de
un año sin defecto;
3 y la ofrenda de ellos,
de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos
décimas con cada carnero,
4 y con cada uno de los
siete corderos, una décima;
5 y un macho cabrío por
expiación, para reconciliaros,
6 además del holocausto
del mes y su ofrenda, y el holocausto continuo y su ofrenda, y sus libaciones
conforme a su ley, como ofrenda encendida a Jehová en olor grato.
7 En el diez de este mes
séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra
haréis;
8 y ofreceréis en
holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete
corderos de un año; serán sin defecto.
9 Y sus ofrendas, flor de
harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con
cada carnero,
10 y con cada uno de los
siete corderos, una décima;
11 y un macho cabrío por
expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del
holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
12 También a los quince
días del mes séptimo tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis,
y celebraréis fiesta solemne a Jehová por siete días.
13 Y ofreceréis en
holocausto, en ofrenda encendida a Jehová en olor grato, trece becerros de la
vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de ser sin defecto.
14 Y las ofrendas de
ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada uno de
los trece becerros, dos décimas con cada uno de los dos carneros,
15 y con cada uno de los
catorce corderos, una décima;
16 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
17 El segundo día, doce
becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto,
18 y sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
19 y un macho cabrío por
expiación; además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
20 El día tercero, once
becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
21 y sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
22 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
23 El cuarto día, diez
becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
24 sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
25 y un macho cabrío por
expiación; además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
26 El quinto día, nueve
becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
27 y sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
28 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
29 El sexto día, ocho
becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
30 y sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
31 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
32 El séptimo día, siete
becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
33 y sus ofrendas y sus
libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el
número de ellos, conforme a la ley;
34 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
35 El octavo día tendréis
solemnidad; ninguna obra de siervos haréis.
36 Y ofreceréis en
holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero,
siete corderos de un año sin defecto;
37 sus ofrendas y sus
libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos, según el número de
ellos, conforme a la ley;
38 y un macho cabrío por
expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
39 Estas cosas ofreceréis
a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos, y de vuestras
ofrendas voluntarias, para vuestros holocaustos, y para vuestras ofrendas, y
para vuestras libaciones, y para vuestras ofrendas de paz.
40 Y Moisés dijo a los
hijos de Israel conforme a todo lo que Jehová le había mandado.
Ley de
los votos
NÚMEROS
30
1 Habló Moisés a los
príncipes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo:
Esto es lo que Jehová ha
mandado.
2 Cuando alguno hiciere
voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no
quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.
3 Mas la mujer, cuando
hiciere voto a Jehová, y se ligare con obligación en casa de su padre, en su
juventud;
4 si su padre oyere su
voto, y la obligación con que ligó su alma, y su padre callare a ello, todos los
votos de ella serán firmes, y toda obligación con que hubiere ligado su alma,
firme será.
5 Mas si su padre le
vedare el día que oyere todos sus votos y sus obligaciones con que ella hubiere
ligado su alma, no serán firmes; y Jehová la perdonará, por cuanto su padre se
lo vedó.
6 Pero si fuere casada e
hiciere votos, o pronunciare de sus labios cosa con que obligue su alma;
7 si su marido lo oyere, y
cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación
con que ligó su alma, firme será.
8 Pero si cuando su marido
lo oyó, le vedó, entonces el voto que ella hizo, y lo que pronunció de sus
labios con que ligó su alma, será nulo; y Jehová la perdonará.
9 Pero todo voto de viuda
o repudiada, con que ligare su alma, será firme.
10 Y si hubiere hecho voto
en casa de su marido, y hubiere ligado su alma con obligación de juramento,
11 si su marido oyó, y
calló a ello y no le vedó, entonces todos sus votos serán firmes, y toda
obligación con que hubiere ligado su alma, firme será.
12 Mas si su marido los
anuló el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a sus votos, y
cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la
perdonará.
13 Todo voto, y todo
juramento obligándose a afligir el alma, su marido lo confirmará, o su marido lo
anulará.
14 Pero si su marido
callare a ello de día en día, entonces confirmó todos sus votos, y todas las
obligaciones que están sobre ella; los confirmó, por cuanto calló a ello el día
que lo oyó.
15 Mas si los anulare
después de haberlos oído, entonces él llevará el pecado de ella.
16 Estas son las
ordenanzas que Jehová mandó a Moisés entre el varón y su mujer, y entre el padre
y su hija durante su juventud en casa de su padre.
Venganza de Israel contra Madián
NÚMEROS
31
1 Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Haz la venganza de los
hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.
3 Entonces Moisés habló al
pueblo, diciendo:
Armaos algunos de
vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en
Madián.
4 Mil de cada tribu de
todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra.
5 Así fueron dados de los
millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de guerra.
6 Y Moisés los envió a la
guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la
guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar.
7 Y pelearon contra Madián,
como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón.
8 Mataron también, entre
los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco
reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada.
9 Y los hijos de Israel
llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus
bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes,
10 e incendiaron todas sus
ciudades, aldeas y habitaciones.
11 Y tomaron todo el
despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.
12 Y trajeron a Moisés y
al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y
el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto al
Jordán frente a Jericó.
13 Y salieron Moisés y el
sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera
del campamento.
14 Y se enojó Moisés
contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas
que volvían de la guerra,
15 y les dijo Moisés:
¿Por qué habéis dejado
con vida a todas las mujeres?
16 He aquí, por consejo de
Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová
en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de
Jehová.
17 Matad, pues, ahora a
todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya
conocido varón carnalmente.
18 Pero a todas las niñas
entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida.
19 Y vosotros, cualquiera
que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya tocado muerto, permaneced
fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y al séptimo,
vosotros y vuestros cautivos.
20 Asimismo purificaréis
todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo
utensilio de madera.
Repartición del botín
21 Y el sacerdote Eleazar
dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra:
Esta es la ordenanza de
la ley que Jehová ha mandado a Moisés:
22 Ciertamente el oro y
la plata, el bronce, hierro, estaño y plomo,
23 todo lo que resiste el
fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de
purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no
resiste el fuego.
24 Además lavaréis
vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después entraréis en
el campamento.
25 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
26 Toma la cuenta del
botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el
sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación;
27 y partirás por mitades
el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la
congregación.
28 Y apartarás para Jehová
el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de quinientos,
uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las ovejas.
29 De la mitad de ellos lo
tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová.
30 Y de la mitad
perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de las
personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y los
darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
31 E hicieron Moisés y el
sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
32 Y fue el botín, el
resto del botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco
mil ovejas,
33 setenta y dos mil
bueyes,
34 y sesenta y un mil
asnos.
35 En cuanto a personas,
de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos mil.
36 Y la mitad, la parte de
los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas treinta y siete
mil quinientas ovejas;
37 y el tributo de las
ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco.
38 De los bueyes, treinta
y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y dos.
39 De los asnos, treinta
mil quinientos; y de ellos el tributo para Jehová, sesenta y uno.
40 Y de las personas,
dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas.
41 Y dio Moisés el
tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo
mandó a Moisés.
42 Y de la mitad para los
hijos de Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra 43
(la mitad para la congregación fue:
de las ovejas,
trescientas treinta y siete mil quinientas;
44 de los bueyes, treinta
y seis mil;
45 de los asnos, treinta
mil quinientos;
46 y de las personas,
dieciséis mil);
47 de la mitad, pues, para
los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada cincuenta, así de las personas como
de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo
de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
48 Vinieron a Moisés los
jefes de los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas,
49 y dijeron a Moisés:
Tus siervos han tomado
razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno ha faltado
de nosotros.
50 Por lo cual hemos
ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro,
brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por
nuestras almas delante de Jehová.
51 Y Moisés y el sacerdote
Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas.
52 Y todo el oro de la
ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas fue
dieciséis mil setecientos cincuenta siclos.
53 Los hombres del
ejército habían tomado botín cada uno para sí.
54 Recibieron, pues,
Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y
lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de Israel
delante de Jehová.
Rubén y
Gad se establecen al oriente del Jordán
(Dt.3.12-22)
NÚMEROS
32
1 Los hijos de Rubén y los
hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de
Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.
2 Vinieron, pues, los
hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y
a los príncipes de la congregación, diciendo:
3 Atarot, Dibón, Jazer,
Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,
4 la tierra que Jehová
hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos
tienen ganado.
5 Por tanto, dijeron, si
hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos
hagas pasar el Jordán.
6 Y respondió Moisés a los
hijos de Gad y a los hijos de Rubén:
¿Irán vuestros hermanos a
la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?
7 ¿Y por qué desanimáis a
los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?
8 Así hicieron vuestros
padres, cuando los envié desde Cades- barnea para que viesen la tierra.
9 Subieron hasta el
torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de
Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado.
10 Y la ira de Jehová se
encendió entonces, y juró diciendo:
11 No verán los varones
que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con
juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí;
12 excepto Caleb hijo de
Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.
13 Y la ira de Jehová se
encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto,
hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de
Jehová.
14 Y he aquí, vosotros
habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para
añadir aún a la ira de Jehová contra Israel.
15 Si os volviereis de en
pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo
este pueblo.
16 Entonces ellos vinieron
a Moisés y dijeron:
Edificaremos aquí majadas
para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;
17 y nosotros nos
armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los
metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa
de los moradores del país.
18 No volveremos a
nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.
19 Porque no tomaremos
heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya
nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.
20 Entonces les respondió
Moisés:
Si lo hacéis así, si os
disponéis para ir delante de Jehová a la guerra,
21 y todos vosotros pasáis
armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de
delante de sí,
22 y sea el país sojuzgado
delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y
para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová.
23 Mas si así no lo
hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os
alcanzará.
24 Edificaos ciudades para
vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado
vuestra boca.
25 Y hablaron los hijos de
Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo:
Tus siervos harán como mi
señor ha mandado.
26 Nuestros niños,
nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las
ciudades de Galaad;
27 y tus siervos, armados
todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi
señor dice.
28 Entonces les encomendó
Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los
padres de las tribus de los hijos de Israel.
29 Y les dijo Moisés:
Si los hijos de Gad y los
hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra
delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les
daréis la tierra de Galaad en posesión;
30 mas si no pasan armados
con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán.
31 Y los hijos de Gad y
los hijos de Rubén respondieron diciendo:
Haremos lo que Jehová ha
dicho a tus siervos.
32 Nosotros pasaremos
armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra
heredad será a este lado del Jordán.
33 Así Moisés dio a los
hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José,
el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus
ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor.
34 Y los hijos de Gad
edificaron Dibón, Atarot, Aroer,
35 Atarot-sofán, Jazer,
Jogbeha,
36 Bet-nimra y Bet-arán,
ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas.
37 Y los hijos de Rubén
edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim,
38 Nebo, Baal-meón
(mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.
39 Y los hijos de Maquir
hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba
en ella.
40 Y Moisés dio Galaad a
Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella.
41 También Jair hijo de
Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.
42 Asimismo Noba fue y
tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.
Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán
NÚMEROS
33
1 Estas son las jornadas
de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos,
bajo el mando de Moisés y Aarón.
2 Moisés escribió sus
salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus
jornadas con arreglo a sus salidas.
3 De Ramesés salieron en
el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua
salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,
4 mientras enterraban los
egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo
primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.
5 Salieron, pues, los
hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot.
6 Salieron de Sucot y
acamparon en Etam, que está al confín del desierto.
7 Salieron de Etam y
volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante
de Migdol.
8 Salieron de Pi-hahirot y
pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por
el desierto de Etam, y acamparon en Mara.
9 Salieron de Mara y
vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y
acamparon allí.
10 Salieron de Elim y
acamparon junto al Mar Rojo.
11 Salieron del Mar Rojo y
acamparon en el desierto de Sin.
12 Salieron del desierto
de Sin y acamparon en Dofca.
13 Salieron de Dofca y
acamparon en Alús.
14 Salieron de Alús y
acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.
15 Salieron de Refidim y
acamparon en el desierto de Sinaí.
16 Salieron del desierto
de Sinaí y acamparon en Kibrot- hataava.
17 Salieron de Kibrot-hataava
y acamparon en Hazerot.
18 Salieron de Hazerot y
acamparon en Ritma.
19 Salieron de Ritma y
acamparon en Rimón-peres.
20 Salieron de Rimón-peres
y acamparon en Libna.
21 Salieron de Libna y
acamparon en Rissa.
22 Salieron de Rissa y
acamparon en Ceelata.
23 Salieron de Ceelata y
acamparon en el monte de Sefer.
24 Salieron del monte de
Sefer y acamparon en Harada.
25 Salieron de Harada y
acamparon en Macelot.
26 Salieron de Macelot y
acamparon en Tahat.
27 Salieron de Tahat y
acamparon en Tara.
28 Salieron de Tara y
acamparon en Mitca.
29 Salieron de Mitca y
acamparon en Hasmona.
30 Salieron de Hasmona y
acamparon en Moserot.
31 Salieron de Moserot y
acamparon en Bene-jaacán.
32 Salieron de Bene-jaacán
y acamparon en el monte de Gidgad.
33 Salieron del monte de
Gidgad y acamparon en Jotbata.
34 Salieron de Jotbata y
acamparon en Abrona.
35 Salieron de Abrona y
acamparon en Ezión-geber.
36 Salieron de Ezión-geber
y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.
37 Y salieron de Cades y
acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.
38 Y subió el sacerdote
Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta
años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes
quinto, en el primero del mes.
39 Era Aarón de edad de
ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.
40 Y el cananeo, rey de
Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido
los hijos de Israel.
41 Y salieron del monte de
Hor y acamparon en Zalmona.
42 Salieron de Zalmona y
acamparon en Punón.
43 Salieron de Punón y
acamparon en Obot.
44 Salieron de Obot y
acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.
45 Salieron de Ije-abarim
y acamparon en Dibón-gad.
46 Salieron de Dibón-gad y
acamparon en Almón-diblataim.
47 Salieron de Almón-diblataim
y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo.
48 Salieron de los montes
de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
49 Finalmente acamparon
junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.
Límites
y repartición de Canaán
50 Y habló Jehová a Moisés
en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
51 Habla a los hijos de
Israel, y diles:
Cuando hayáis pasado el
Jordán entrando en la tierra de Canaán,
52 echaréis de delante de
vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de
piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares
altos;
53 y echaréis a los
moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que
sea vuestra propiedad.
54 Y heredaréis la tierra
por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a
los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá
cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.
55 Y si no echareis a los
moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de
ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y
os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
56 Además, haré a vosotros
como yo pensé hacerles a ellos.
NÚMEROS
34
1 Y Jehová habló a Moisés,
diciendo:
2 Manda a los hijos de
Israel y diles:
Cuando hayáis entrado en
la tierra de Canaán, esto es, la tierra que os ha de caer en herencia, la tierra
de Canaán según sus límites,
3 tendréis el lado del sur
desde el desierto de Zin hasta la frontera de Edom; y será el límite del sur al
extremo del Mar Salado hacia el oriente.
4 Este límite os irá
rodeando desde el sur hasta la subida de Acrabim, y pasará hasta Zin; y se
extenderá del sur a Cades- barnea; y continuará a Hasar-adar, y pasará hasta
Asmón.
5 Rodeará este límite
desde Asmón hasta el torrente de Egipto, y sus remates serán al occidente.
6 Y el límite occidental
será el Mar Grande; este límite será el límite occidental.
7 El límite del norte será
este:
desde el Mar Grande
trazaréis al monte de Hor.
8 Del monte de Hor
trazaréis a la entrada de Hamat, y seguirá aquel límite hasta Zedad;
9 y seguirá este límite
hasta Zifrón, y terminará en Hazar- enán; este será el límite del norte.
10 Por límite al oriente
trazaréis desde Hazar-enán hasta Sefam;
11 y bajará este límite
desde Sefam a Ribla, al oriente de Aín; y descenderá el límite, y llegará a la
costa del mar de Cineret, al oriente.
12 Después descenderá este
límite al Jordán, y terminará en el Mar Salado:
esta será vuestra tierra
por sus límites alrededor.
13 Y mandó Moisés a los
hijos de Israel, diciendo:
Esta es la tierra que se
os repartirá en heredades por sorteo, que mandó Jehová que diese a las nueve
tribus, y a la media tribu;
14 porque la tribu de los
hijos de Rubén según las casas de sus padres, y la tribu de los hijos de Gad
según las casas de sus padres, y la media tribu de Manasés, han tomado su
heredad.
15 Dos tribus y media
tomaron su heredad a este lado del Jordán frente a Jericó al oriente, al
nacimiento del sol.
16 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
17 Estos son los nombres
de los varones que os repartirán la tierra:
El sacerdote Eleazar, y
Josué hijo de Nun.
18 Tomaréis también de
cada tribu un príncipe, para dar la posesión de la tierra.
19 Y estos son los nombres
de los varones:
De la tribu de Judá,
Caleb hijo de Jefone.
20 De la tribu de los
hijos de Simeón, Semuel hijo de Amiud.
21 De la tribu de
Benjamín, Elidad hijo de Quislón.
22 De la tribu de los
hijos de Dan, el príncipe Buqui hijo de Jogli.
23 De los hijos de José:
de la tribu de los hijos
de Manasés, el príncipe Haniel hijo de Efod,
24 y de la tribu de los
hijos de Efraín, el príncipe Kemuel hijo de Siftán.
25 De la tribu de los
hijos de Zabulón, el príncipe Elizafán hijo de Parnac.
26 De la tribu de los
hijos de Isacar, el príncipe Paltiel hijo de Azán.
27 De la tribu de los
hijos de Aser, el príncipe Ahiud hijo de Selomi.
28 Y de la tribu de los
hijos de Neftalí, el príncipe Pedael hijo de Amiud.
29 A éstos mandó Jehová
que hiciesen la repartición de las heredades a los hijos de Israel en la tierra
de Canaán.
Herencia de los levitas
NÚMEROS
35
1 Habló Jehová a Moisés en
los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
2 Manda a los hijos de
Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad, ciudades en que
habiten; también daréis a los levitas los ejidos de esas ciudades alrededor de
ellas.
3 Y tendrán ellos las
ciudades para habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, para sus
ganados y para todas sus bestias.
4 Y los ejidos de las
ciudades que daréis a los levitas serán mil codos alrededor, desde el muro de la
ciudad para afuera.
5 Luego mediréis fuera de
la ciudad al lado del oriente dos mil codos, al lado del sur dos mil codos, al
lado del occidente dos mil codos, y al lado del norte dos mil codos, y la ciudad
estará en medio; esto tendrán por los ejidos de las ciudades.
6 Y de las ciudades que
daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que
el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades.
7 Todas las ciudades que
daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos.
8 Y en cuanto a las
ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho
tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus
ciudades a los levitas según la posesión que heredará.
Ciudades de refugio
(Dt.19.1-13)
9 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
10 Habla a los hijos de
Israel, y diles:
Cuando hayáis pasado al
otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,
11 os señalaréis ciudades,
ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de
muerte sin intención.
12 Y os serán aquellas
ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre
en juicio delante de la congregación.
13 De las ciudades, pues,
que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.
14 Tres ciudades daréis a
este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales
serán ciudades de refugio.
15 Estas seis ciudades
serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more
entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin
intención.
16 Si con instrumento de
hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.
17 Y si con piedra en la
mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida
morirá.
18 Y si con instrumento de
palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el
homicida morirá.
19 El vengador de la
sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.
20 Y si por odio lo
empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;
21 o por enemistad lo
hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la
sangre matará al homicida cuando lo encontrare.
22 Mas si casualmente lo
empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,
23 o bien, sin verlo hizo
caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo,
ni procuraba su mal;
24 entonces la
congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre
conforme a estas leyes;
25 y la congregación
librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará
volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella
hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.
26 Mas si el homicida
saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,
27 y el vengador de la
sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de
la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;
28 pues en su ciudad de
refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que
haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.
Ley
sobre los testigos y sobre el rescate
29 Estas cosas os serán
por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones.
30 Cualquiera que diere
muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo
no hará fe contra una persona para que muera.
31 Y no tomaréis precio
por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente
morirá.
32 Ni tampoco tomaréis
precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su
tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.
33 Y no contaminaréis la
tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra
no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del
que la derramó.
34 No contaminéis, pues,
la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito
en medio de los hijos de Israel.
Ley del
casamiento de las herederas
NÚMEROS
36
1 Llegaron los príncipes
de los padres de la familia de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las
familias de los hijos de José; y hablaron delante de Moisés y de los príncipes,
jefes de las casas paternas de los hijos de Israel,
2 y dijeron:
Jehová mandó a mi señor
que por sorteo diese la tierra a los hijos de Israel en posesión; también ha
mandado Jehová a mi señor, que dé la posesión de Zelofehad nuestro hermano a sus
hijas.
3 Y si ellas se casaren
con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia
de ellas será así quitada de la herencia de nuestros padres, y será añadida a la
herencia de la tribu a que se unan; y será quitada de la porción de nuestra
heredad.
4 Y cuando viniere el
jubileo de los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de
la tribu de sus maridos; así la heredad de ellas será quitada de la heredad de
la tribu de nuestros padres.
5 Entonces Moisés mandó a
los hijos de Israel por mandato de Jehová, diciendo:
La tribu de los hijos de
José habla rectamente.
6 Esto es lo que ha
mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo:
Cásense como a ellas les
plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán,
7 para que la heredad de
los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los
hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres.
8 Y cualquiera hija que
tenga heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de
la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la
heredad de sus padres,
9 y no ande la heredad
rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de
Israel estará ligada a su heredad.
10 Como Jehová mandó a
Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad.
11 Y así Maala, Tirsa,
Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofehad, se casaron con hijos de sus tíos
paternos.
12 Se casaron en la
familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y la heredad de ellas quedó en la
tribu de la familia de su padre.
13 Estos son los
mandamientos y los estatutos que mandó Jehová por medio de Moisés a los hijos de
Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
DEUTERONOMIO
Moisés recuerda a Israel las promesas de Jehová en Horeb
DEUTERONOMIO 1
1 Estas son las palabras
que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el
Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab.
2 Once jornadas hay desde
Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-barnea.
3 Y aconteció que a los
cuarenta años, en el mes undécimo, el primero del mes, Moisés habló a los hijos
de Israel conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado acerca de
ellos,
4 después que derrotó a
Sehón rey de los amorreos, el cual habitaba en Hesbón, y a Og rey de Basán que
habitaba en Astarot en Edrei.
5 De este lado del Jordán,
en tierra de Moab, resolvió Moisés declarar esta ley, diciendo:
6 Jehová nuestro Dios nos
habló en Horeb, diciendo:
Habéis estado bastante
tiempo en este monte.
7 Volveos e id al monte
del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en
el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano,
hasta el gran río, el río Eufrates.
8 Mirad, yo os he
entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres
Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de
ellos.
Nombramiento de jueces
(ex.18.13-27)
9 En aquel tiempo yo os
hablé diciendo:
Yo solo no puedo
llevaros.
10 Jehová vuestro Dios os
ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en
multitud.
11 ¡Jehová Dios de
vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como
os ha prometido! 12 ¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y
vuestros pleitos?
13 Dadme de entre
vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que
yo los ponga por vuestros jefes.
14 Y me respondisteis y
dijisteis:
Bueno es hacer lo que has
dicho.
15 Y tomé a los
principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes
sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y
gobernadores de vuestras tribus.
16 Y entonces mandé a
vuestros jueces, diciendo:
Oíd entre vuestros
hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero.
17 No hagáis distinción de
persona en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de
ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere difícil, la
traeréis a mí, y yo la oiré.
18 Os mandé, pues, en
aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer.
Misión
de los doce espías
(Nm.13.1-33)
19 Y salidos de Horeb,
anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino
del monte del amorreo, como Jehová nuestro Dios nos lo mandó; y llegamos hasta
Cades- barnea.
20 Entonces os dije:
Habéis llegado al monte
del amorreo, el cual Jehová nuestro Dios nos da.
21 Mira, Jehová tu Dios te
ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus
padres te ha dicho; no temas ni desmayes.
22 Y vinisteis a mí todos
vosotros, y dijisteis:
Enviemos varones delante
de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del
camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
23 Y el dicho me pareció
bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu.
24 Y se encaminaron, y
subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol, y reconocieron la tierra.
25 Y tomaron en sus manos
del fruto del país, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron:
Es buena la tierra que
Jehová nuestro Dios nos da.
26 Sin embargo, no
quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios;
27 y murmurasteis en
vuestras tiendas, diciendo:
Porque Jehová nos
aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del
amorreo para destruirnos.
28 ¿A dónde subiremos?
Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo:
Este pueblo es mayor y
más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y
también vimos allí a los hijos de Anac.
29 Entonces os dije:
No temáis, ni tengáis
miedo de ellos.
30 Jehová vuestro Dios, el
cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas
que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
31 Y en el desierto has
visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo
el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar.
32 Y aun con esto no
creísteis a Jehová vuestro Dios,
33 quien iba delante de
vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de acampar, con
fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de
día.
Dios
castiga a Israel
(Nm.14.20-35)
34 Y oyó Jehová la voz de
vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo:
35 No verá hombre alguno
de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a
vuestros padres,
36 excepto Caleb hijo de
Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha
seguido fielmente a Jehová.
37 También contra mí se
airó Jehová por vosotros, y me dijo:
Tampoco tú entrarás allá.
38 Josué hijo de Nun, el
cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel.
39 Y vuestros niños, de
los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy
lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la
heredarán.
40 Pero vosotros volveos e
id al desierto, camino del Mar Rojo.
La
derrota en Horma
(Nm.14.39-45)
41 Entonces respondisteis
y me dijisteis:
Hemos pecado contra
Jehová; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová nuestro
Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os
preparasteis para subir al monte.
42 Y Jehová me dijo:
Diles:
No subáis, ni peleéis,
pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros
enemigos.
43 Y os hablé, y no
disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con
altivez subisteis al monte.
44 Pero salió a vuestro
encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron como hacen
las avispas, y os derrotaron en Seir, hasta Horma.
45 Y volvisteis y
llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz, ni os prestó
oído.
46 Y estuvisteis en Cades
por muchos días, los días que habéis estado allí.
Los
años en el desierto
DEUTERONOMIO 2
1 Luego volvimos y salimos
al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho; y rodeamos el
monte de Seir por mucho tiempo.
2 Y Jehová me habló,
diciendo:
3 Bastante habéis rodeado
este monte; volveos al norte.
4 Y manda al pueblo,
diciendo:
Pasando vosotros por el
territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos
tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho.
5 No os metáis con ellos,
porque no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie; porque
yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir.
6 Compraréis de ellos por
dinero los alimentos, y comeréis; y también compraréis de ellos el agua, y
beberéis;
7 pues Jehová tu Dios te
ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran
desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha
faltado.
8 Y nos alejamos del
territorio de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el
camino del Arabá desde Elat y Ezión-geber; y volvimos, y tomamos el camino del
desierto de Moab.
9 Y Jehová me dijo:
No molestes a Moab, ni te
empeñes con ellos en guerra, porque no te daré posesión de su tierra; porque yo
he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot.
10 (Los emitas habitaron
en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac.
11 Por gigantes eran ellos
tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas.
12 Y en Seir habitaron
antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los arrojaron de su
presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les
dio Jehová por posesión.) 13 Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y
pasamos el arroyo de Zered.
14 Y los días que
anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta
y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de
en medio del campamento, como Jehová les había jurado.
15 Y también la mano de
Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta
acabarlos.
16 Y aconteció que después
que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo,
17 Jehová me habló,
diciendo:
18 Tú pasarás hoy el
territorio de Moab, a Ar.
19 Y cuando te acerques a
los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te daré
posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a los hijos de Lot la he dado
por heredad.
20 (Por tierra de gigantes
fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales
los amonitas llamaban zomzomeos;
21 pueblo grande y
numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante
de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar,
22 como hizo Jehová con
los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales destruyó a los
horeos; y ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta hoy.
23 Y a los aveos que
habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los
destruyeron, y habitaron en su lugar.) 24 Levantaos, salid, y pasad el arroyo de
Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su
tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él.
25 Hoy comenzaré a poner
tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales
oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti.
Israel
derrota a Sehón
(Nm.21.21-30)
26 Y envié mensajeros
desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón con palabras de paz,
diciendo:
27 Pasaré por tu tierra
por el camino; por el camino iré, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra.
28 La comida me venderás
por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente
pasaré a pie,
29 como lo hicieron
conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en
Ar; hasta que cruce el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios.
30 Mas Sehón rey de Hesbón
no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había
endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como
hasta hoy.
31 Y me dijo Jehová:
He aquí yo he comenzado a
entregar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella
para que la heredes.
32 Y nos salió Sehón al
encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza.
33 Mas Jehová nuestro Dios
lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su
pueblo.
34 Tomamos entonces todas
sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no
dejamos ninguno.
35 Solamente tomamos para
nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que habíamos tomado.
36 Desde Aroer, que está
junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta
Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó Jehová
nuestro Dios en nuestro poder.
37 Solamente a la tierra
de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla del arroyo
de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios
había prohibido.
Israel
derrota a Og rey de Basán
(Nm.21.31-35)
DEUTERONOMIO 3
1 Volvimos, pues, y
subimos camino de Basán, y nos salió al encuentro Og rey de Basán para pelear,
él y todo su pueblo, en Edrei.
2 Y me dijo Jehová:
No tengas temor de él,
porque en tu mano he entregdo a él y a todo su pueblo, con su tierra; y harás
con él como hiciste con Sehón rey amorreo, que habitaba en Hesbón.
3 Y Jehová nuestro Dios
entregó también en nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual
derrotamos hasta acabar con todos.
4 Y tomamos entonces todas
sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la
tierra de Argob, del reino de Og en Basán.
5 Todas estas eran
ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras
muchas ciudades sin muro.
6 Y las destruimos, como
hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y
niños.
7 Y tomamos para nosotros
todo el ganado, y los despojos de las ciudades.
8 También tomamos en aquel
tiempo la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de Hermón, de manos de
los dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán.
9 (Los sidonios llaman a
Hermón, Sirión; y los amorreos, Senir.) 10 Todas las ciudades de la llanura, y
todo Galaad, y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
11 Porque únicamente Og
rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de
hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve
codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.
Rubén,
Gad y la media tribu de Manasés se establecen al oriente del Jordán
(Nm.32.1-42)
12 Y esta tierra que
heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, y la
mitad del monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los
gaditas;
13 y el resto de Galaad, y
todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra
de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés.
14 Jair hijo de Manasés
tomó toda la tierra de Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y la llamó por
su nombre, Basán- havot-jair, hasta hoy.
15 Y Galaad se lo di a
Maquir.
16 Y a los rubenitas y
gaditas les di de Galaad hasta el arroyo de Arnón, teniendo por límite el medio
del valle, hasta el arroyo de Jaboc, el cual es límite de los hijos de Amón;
17 también el Arabá, con
el Jordán como límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al
pie de las laderas del Pisga al oriente.
18 Y os mandé entonces,
diciendo:
Jehová vuestro Dios os ha
dado esta tierra por heredad; pero iréis armados todos los valientes delante de
vuestros hermanos los hijos de Israel.
19 Solamente vuestras
mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado),
quedarán en las ciudades que os he dado,
20 hasta que Jehová dé
reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la
tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os
volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado.
21 Ordené también a Josué
en aquel tiempo, diciendo:
Tus ojos vieron todo lo
que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos
los reinos a los cuales pasarás tú.
22 No los temáis; porque
Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
No se
le permite a Moisés entrar a Canaán
23 Y oré a Jehová en aquel
tiempo, diciendo:
24 Señor Jehová, tú has
comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué
dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?
25 Pase yo, te ruego, y
vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el
Líbano.
26 Pero Jehová se había
enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo
Jehová:
Basta, no me hables más
de este asunto.
27 Sube a la cumbre del
Pisga y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y mira con tus
propios ojos; porque no pasarás el Jordán.
28 Y manda a Josué, y
anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les
hará heredar la tierra que verás.
29 Y paramos en el valle
delante de Bet-peor.
Moisés
exhorta a la obediencia
DEUTERONOMIO 4
1 Ahora, pues, oh Israel,
oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis,
y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.
2 No añadiréis a la
palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los
mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene.
3 Vuestros ojos vieron lo
que hizo Jehová con motivo de Baal- peor; que a todo hombre que fue en pos de
Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti.
4 Mas vosotros que
seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
5 Mirad, yo os he enseñado
estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio
de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella.
6 Guardadlos, pues, y
ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante
los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán:
Ciertamente pueblo sabio
y entendido, nación grande es esta.
7 Porque ¿qué nación
grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro
Dios en todo cuanto le pedimos?
8 Y ¿qué nación grande hay
que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy
delante de vosotros?
La
experiencia de Israel en Horeb
9 Por tanto, guárdate, y
guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos
han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien,
las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
10 El día que estuviste
delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo:
Reúneme el pueblo, para
que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los
días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos;
11 y os acercasteis y os
pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los
cielos con tinieblas, nube y oscuridad;
12 y habló Jehová con
vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción
de oír la voz, ninguna figura visteis.
13 Y él os anunció su
pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en
dos tablas de piedra.
14 A mí también me mandó
Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los
pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella.
Advertencia contra la idolatría
15 Guardad, pues, mucho
vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros
de en medio del fuego;
16 para que no os
corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de
varón o hembra,
17 figura de animal alguno
que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire,
18 figura de ningún animal
que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo
de la tierra.
19 No sea que alces tus
ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del
cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios
los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.
20 Pero a vosotros Jehová
os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo
de su heredad como en este día.
21 Y Jehová se enojó
contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría
en la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
22 Así que yo voy a morir
en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis
aquella buena tierra.
23 Guardaos, no os
olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no
os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido.
24 Porque Jehová tu Dios
es fuego consumidor, Dios celoso.
25 Cuando hayáis
engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis
e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los
ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo;
26 yo pongo hoy por
testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra
hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella
largos días sin que seáis destruidos.
27 Y Jehová os esparcirá
entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales
os llevará Jehová.
28 Y serviréis allí a
dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni
comen, ni huelen.
29 Mas si desde allí
buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de
toda tu alma.
30 Cuando estuvieres en
angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te
volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz;
31 porque Dios
misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará
del pacto que les juró a tus padres.
32 Porque pregunta ahora
si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios
al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho
cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella.
33 ¿Ha oído pueblo alguno
la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin
perecer?
34 ¿O ha intentado Dios
venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con
señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos
aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto
ante tus ojos?
35 A ti te fue mostrado,
para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.
36 Desde los cielos te
hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y
has oído sus palabras de en medio del fuego.
37 Y por cuanto él amó a
tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con
su presencia y con su gran poder,
38 para echar de delante
de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte y
darte su tierra por heredad, como hoy.
39 Aprende pues, hoy, y
reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la
tierra, y no hay otro.
40 Y guarda sus estatutos
y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a
tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu
Dios te da para siempre.
Las
ciudades de refugio al oriente del Jordán
41 Entonces apartó Moisés
tres ciudades a este lado del Jordán al nacimiento del sol,
42 para que huyese allí el
homicida que matase a su prójimo sin intención, sin haber tenido enemistad con
él nunca antes; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su vida:
43 Beser en el desierto,
en tierra de la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los gaditas, y
Golán en Basán para los de Manasés.
Moisés
recapitula la promulgación de la ley
44 Esta, pues, es la ley
que Moisés puso delante de los hijos de Israel.
45 Estos son los
testimonios, los estatutos y los decretos que habló Moisés a los hijos de Israel
cuando salieron de Egipto;
46 a este lado del Jordán,
en el valle delante de Bet-peor, en la tierra de Sehón rey de los amorreos que
habitaba en Hesbón, al cual derrotó Moisés con los hijos de Israel, cuando
salieron de Egipto;
47 y poseyeron su tierra,
y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los amorreos que estaban de este
lado del Jordán, al oriente.
48 Desde Aroer, que está
junto a la ribera del arroyo de Arnón, hasta el monte de Sion, que es Hermón;
49 y todo el Arabá de este
lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de las laderas del
Pisga.
Los
Diez Mandamientos
(ex.20.1-17)
DEUTERONOMIO 5
1 Llamó Moisés a todo
Israel y les dijo:
Oye, Israel, los
estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y
guardadlos, para ponerlos por obra.
2 Jehová nuestro Dios hizo
pacto con nosotros en Horeb.
3 No con nuestros padres
hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.
4 Cara a cara habló Jehová
con vosotros en el monte de en medio del fuego.
5 Yo estaba entonces entre
Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros
tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte. Dijo:
6 Yo soy Jehová tu Dios,
que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
7 No tendrás dioses ajenos
delante de mí.
8 No harás para ti
escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en
la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
9 No te inclinarás a ellas
ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la
maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me aborrecen,
10 y que hago misericordia
a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 No tomarás el nombre de
Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre
en vano.
12 Guardarás el día de
reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado.
13 Seis días trabajarás, y
harás toda tu obra;
14 mas el séptimo día es
reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el
extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu
sierva como tú.
15 Acuérdate que fuiste
siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte
y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día
de reposo.
16 Honra a tu padre y a tu
madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y
para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
17 No matarás.
18 No cometerás adulterio.
19 No hurtarás.
20 No dirás falso
testimonio contra tu prójimo.
21 No codiciarás la mujer
de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni
su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
El
terror del pueblo
(ex.20.18-26)
22 Estas palabras habló
Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la
nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos
tablas de piedra, las cuales me dio a mí.
23 Y aconteció que cuando
vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que
ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus, y
vuestros ancianos,
24 y dijisteis:
He aquí Jehová nuestro
Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio
del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive.
25 Ahora, pues, ¿por qué
vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz
de Jehová nuestro Dios, moriremos.
26 Porque ¿qué es el
hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego,
como nosotros la oímos, y aún viva?
27 Acércate tú, y oye
todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que
Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.
28 Y oyó Jehová la voz de
vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo Jehová:
He oído la voz de las
palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han
dicho.
29 ¡Quién diera que
tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis
mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! 30 Ve
y diles:
Volveos a vuestras
tiendas.
31 Y tú quédate aquí
conmigo, y te diré todos los mandamientos y estatutos y decretos que les
enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy
por posesión.
32 Mirad, pues, que hagáis
como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra.
33 Andad en todo el camino
que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis
largos días en la tierra que habéis de poseer.
El gran
mandamiento
DEUTERONOMIO 6
1 Estos, pues, son los
mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os
enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros
para tomarla;
2 para que temas a Jehová
tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú,
tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean
prolongados.
3 Oye, pues, oh Israel, y
cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y
miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.
4 Oye, Israel:
Jehová nuestro Dios,
Jehová uno es.
5 Y amarás a Jehová tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6 Y estas palabras que yo
te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus
hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una
señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los
postes de tu casa, y en tus puertas.
Exhortaciones a la obediencia
10 Cuando Jehová tu Dios
te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob
que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste,
11 y casas llenas de todo
bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y
olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies,
12 cuídate de no olvidarte
de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
13 A Jehová tu Dios
temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.
14 No andaréis en pos de
dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos;
15 porque el Dios celoso,
Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de Jehová
tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra.
16 No tentaréis a Jehová
vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah.
17 Guardad cuidadosamente
los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y sus testimonios y sus estatutos que
te ha mandado.
18 Y haz lo recto y bueno
ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena
tierra que Jehová juró a tus padres;
19 para que él arroje a
tus enemigos de delante de ti, como Jehová ha dicho.
20 Mañana cuando te
preguntare tu hijo, diciendo:
¿Qué significan los
testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó?
21 entonces dirás a tu
hijo:
Nosotros éramos siervos
de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa.
22 Jehová hizo señales y
milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa,
delante de nuestros ojos;
23 y nos sacó de allá,
para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres.
24 Y nos mandó Jehová que
cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que
nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy.
25 Y tendremos justicia
cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová
nuestro Dios, como él nos ha mandado.
Advertencias contra la idolatría de Canaán
(ex.34.11-17)
DEUTERONOMIO 7
1 Cuando Jehová tu Dios te
haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de
delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo,
al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que
tú,
2 y Jehová tu Dios las
haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no
harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.
3 Y no emparentarás con
ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.
4 Porque desviará a tu
hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se
encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.
5 Mas así habéis de hacer
con ellos:
sus altares destruiréis,
y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus
esculturas en el fuego.
Un
pueblo santo para Jehová
6 Porque tú eres pueblo
santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo
especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.
7 No por ser vosotros más
que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais
el más insignificante de todos los pueblos;
8 sino por cuanto Jehová
os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado
Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón
rey de Egipto.
9 Conoce, pues, que Jehová
tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le
aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
10 y que da el pago en
persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en
persona le dará el pago.
11 Guarda, por tanto, los
mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.
Bendiciones de la obediencia
(Lv.26.3-13; Dt.28.1-14)
12 Y por haber oído estos
decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo
el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
13 Y te amará, te
bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu
tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de
tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.
14 Bendito serás más que
todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados.
15 Y quitará Jehová de ti
toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las
pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
16 Y consumirás a todos
los pueblos que te da Jehová tu Dios; no los perdonará tu ojo, ni servirás a sus
dioses, porque te será tropiezo.
17 Si dijeres en tu
corazón:
Estas naciones son mucho
más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar?
18 no tengas temor de
ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo
Egipto;
19 de las grandes pruebas
que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el
brazo extendido con que Jehová tu Dios te sacó; así hará Jehová tu Dios con
todos los pueblos de cuya presencia tú temieres.
20 También enviará Jehová
tu Dios avispas sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren y los que se
hubieren escondido de delante de ti.
21 No desmayes delante de
ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.
22 Y Jehová tu Dios echará
a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en
seguida, para que las fieras del campo no se aumenten contra ti.
23 Mas Jehová tu Dios las
entregará delante de ti, y él las quebrantará con grande destrozo, hasta que
sean destruidas.
24 El entregará sus reyes
en tu mano, y tú destruirás el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te
hará frente hasta que los destruyas.
25 Las esculturas de sus
dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo
para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;
26 y no traerás cosa
abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la
abominarás, porque es anatema.
La
buena tierra que han de poseer
DEUTERONOMIO 8
1 Cuidaréis de poner por
obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis
multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a
vuestros padres.
2 Y te acordarás de todo
el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el
desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos.
3 Y te afligió, y te hizo
tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres
la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas
de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
4 Tu vestido nunca se
envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
5 Reconoce asimismo en tu
corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
6 Guardarás, pues, los
mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.
7 Porque Jehová tu Dios te
introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de
manantiales, que brotan en vegas y montes;
8 tierra de trigo y
cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;
9 tierra en la cual no
comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son
hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
10 Y comerás y te
saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
Amonestación de no olvidar a Dios
11 Cuídate de no olvidarte
de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos
que yo te ordeno hoy;
12 no suceda que comas y
te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,
13 y tus vacas y tus
ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que
tuvieres se aumente;
14 y se enorgullezca tu
corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de
casa de servidumbre;
15 que te hizo caminar por
un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones,
y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;
16 que te sustentó con
maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y
probándote, para a la postre hacerte bien;
17 y digas en tu corazón:
Mi poder y la fuerza de
mi mano me han traído esta riqueza.
18 Sino acuérdate de
Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de
confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
19 Mas si llegares a
olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les
sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de
cierto pereceréis.
20 Como las naciones que
Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis
atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.
Dios
destruirá a las naciones de Canaán
DEUTERONOMIO 9
1 Oye, Israel:
tú vas hoy a pasar el
Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú,
ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo;
2 un pueblo grande y alto,
hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir:
¿Quién se sostendrá
delante de los hijos de Anac?
3 Entiende, pues, hoy, que
es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los
destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en
seguida, como Jehová te ha dicho.
4 No pienses en tu corazón
cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo:
Por mi justicia me ha
traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones
Jehová las arroja de delante de ti.
5 No por tu justicia, ni
por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la
impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para
confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La
rebelión de Israel en Horeb
(ex.31.18-32.35)
6 Por tanto, sabe que no
es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla;
porque pueblo duro de cerviz eres tú.
7 Acuérdate, no olvides
que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que
saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido
rebeldes a Jehová.
8 En Horeb provocasteis a
ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros.
9 Cuando yo subí al monte
para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con
vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer
pan ni beber agua;
10 y me dio Jehová las dos
tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según
todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el
día de la asamblea.
11 Sucedió al fin de los
cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las
tablas del pacto.
12 Y me dijo Jehová:
Levántate, desciende
pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto
se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de
fundición.
13 Y me habló Jehová,
diciendo:
He observado a ese
pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz.
14 Déjame que los
destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación
fuerte y mucho más numerosa que ellos.
15 Y volví y descendí del
monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos.
16 Y miré, y he aquí
habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de
fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado.
17 Entonces tomé las dos
tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos.
18 Y me postré delante de
Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a
causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos
de Jehová para enojarlo.
19 Porque temí a causa del
furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros.
Pero Jehová me escuchó aun esta vez.
20 Contra Aarón también se
enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel
entonces.
21 Y tomé el objeto de
vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo
desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo
de él en el arroyo que descendía del monte.
22 También en Tabera, en
Masah y en Kibrot-hataava provocasteis a ira a Jehová.
23 Y cuando Jehová os
envió desde Cades-barnea, diciendo:
Subid y poseed la tierra
que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios,
y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz.
24 Rebeldes habéis sido a
Jehová desde el día que yo os conozco.
25 Me postré, pues,
delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque
Jehová dijo que os había de destruir.
26 Y oré a Jehová,
diciendo:
Oh Señor Jehová, no
destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que
sacaste de Egipto con mano poderosa.
27 Acuérdate de tus
siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su
impiedad ni a su pecado,
28 no sea que digan los de
la tierra de donde nos sacaste:
Por cuanto no pudo Jehová
introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los
sacó para matarlos en el desierto.
29 Y ellos son tu pueblo y
tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
El
pacto renovado
(ex.34.1-10)
DEUTERONOMIO 10
1 En aquel tiempo Jehová
me dijo:
Lábrate dos tablas de
piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera;
2 y escribiré en aquellas
tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las
pondrás en el arca.
3 E hice un arca de madera
de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con
las dos tablas en mi mano.
4 Y escribió en las tablas
conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había
hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio
Jehová.
5 Y volví y descendí del
monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová
me mandó.
6 (Después salieron los
hijos de Israel de Beerot-bene- jaacán a Mosera; allí murió Aarón, y allí fue
sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar.
7 De allí partieron a
Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas.
8 En aquel tiempo apartó
Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que
estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta
hoy,
9 por lo cual Leví no tuvo
parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le
dijo.)
10 Y yo estuve en el monte
como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y Jehová también me
escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte.
11 Y me dijo Jehová:
Levántate, anda, para que
marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus
padres que les había de dar.
Lo que
Dios exige
12 Ahora, pues, Israel,
¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en
todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma;
13 que guardes los
mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas
prosperidad?
14 He aquí, de Jehová tu
Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas
que hay en ella.
15 Solamente de tus padres
se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a
vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
16 Circuncidad, pues, el
prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
17 Porque Jehová vuestro
Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que
no hace acepción de personas, ni toma cohecho;
18 que hace justicia al
huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.
19 Amaréis, pues, al
extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
20 A Jehová tu Dios
temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás.
21 El es el objeto de tu
alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles
que tus ojos han visto.
22 Con setenta personas
descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas
del cielo en multitud.
La
grandeza de Jehová
DEUTERONOMIO 11
1 Amarás, pues, a Jehová
tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus
mandamientos, todos los días.
2 Y comprended hoy, porque
no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová
vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido,
3 y sus señales, y sus
obras que hizo en medio de Egipto a Faraón rey de Egipto, y a toda su tierra;
4 y lo que hizo al
ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros; cómo precipitó las aguas del
Mar Rojo sobre ellos, cuando venían tras vosotros y Jehová los destruyó hasta
hoy;
5 y lo que ha hecho con
vosotros en el desierto, hasta que habéis llegado a este lugar;
6 y lo que hizo con Datán
y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió su boca la tierra, y los
tragó con sus familias, sus tiendas, y todo su ganado, en medio de todo Israel.
7 Mas vuestros ojos han
visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho.
Bendiciones de la Tierra Prometida
8 Guardad, pues, todos los
mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y
poseáis la tierra a la cual pasáis para tomarla;
9 y para que os sean
prolongados los días sobre la tierra, de la cual juró Jehová a vuestros padres,
que había de darla a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel.
10 La tierra a la cual
entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde
sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.
11 La tierra a la cual
pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la
lluvia del cielo;
12 tierra de la cual
Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde
el principio del año hasta el fin.
13 Si obedeciereis
cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová
vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
14 yo daré la lluvia de
vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu
vino y tu aceite.
15 Daré también hierba en
tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.
16 Guardaos, pues, que
vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os
inclinéis a ellos;
17 y se encienda el furor
de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé
su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.
18 Por tanto, pondréis
estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como
señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
19 Y las enseñaréis a
vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por
el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
20 y las escribirás en los
postes de tu casa, y en tus puertas;
21 para que sean vuestros
días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová
juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre
la tierra.
22 Porque si guardareis
cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los
cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y
siguiéndole a él,
23 Jehová también echará
de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y
más poderosas que vosotros.
24 Todo lugar que pisare
la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde
el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio.
25 Nadie se sostendrá
delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre
toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho.
26 He aquí yo pongo hoy
delante de vosotros la bendición y la maldición:
27 la bendición, si
oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy,
28 y la maldición, si no
oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que
yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.
29 Y cuando Jehová tu Dios
te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la
bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal,
30 los cuales están al
otro lado del Jordán, tras el camino del occidente en la tierra del cananeo, que
habita en el Arabá frente a Gilgal, junto al encinar de More.
31 Porque vosotros pasáis
el Jordán para ir a poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la
tomaréis, y habitaréis en ella.
32 Cuidaréis, pues, de
cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante de vosotros.
El
santuario único
DEUTERONOMIO 12
1 Estos son los estatutos
y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de
tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que
vosotros viviereis sobre la tierra.
2 Destruiréis enteramente
todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus
dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol
frondoso.
3 Derribaréis sus altares,
y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y
destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar.
4 No haréis así a Jehová
vuestro Dios,
5 sino que el lugar que
Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su
nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.
6 Y allí llevaréis
vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda
elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las
primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas;
7 y comeréis allí delante
de Jehová vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda
obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido.
8 No haréis como todo lo
que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece,
9 porque hasta ahora no
habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová vuestro Dios.
10 Mas pasaréis el Jordán,
y habitaréis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará
reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros.
11 Y al lugar que Jehová
vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las
cosas que yo os mando:
vuestros holocaustos,
vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos,
y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
12 Y os alegraréis delante
de Jehová vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros
siervos y vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por
cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros.
13 Cuídate de no ofrecer
tus holocaustos en cualquier lugar que vieres;
14 sino que en el lugar
que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y
allí harás todo lo que yo te mando.
15 Con todo, podrás matar
y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición
que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la
de gacela o de ciervo.
16 Solamente que sangre no
comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua.
17 Ni comerás en tus
poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias
de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas
voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos;
18 sino que delante de
Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú,
tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus
poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus
manos.
19 Ten cuidado de no
desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra.
20 Cuando Jehová tu Dios
ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres:
Comeré carne, porque
deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer.
21 Si estuviere lejos de
ti el lugar que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar
de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo,
y comerás en tus puertas según todo lo que deseares.
22 Lo mismo que se come la
gacela y el ciervo, así las podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer
también de ellas.
23 Solamente que te
mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la
vida juntamente con su carne.
24 No la comerás; en
tierra la derramarás como agua.
25 No comerás de ella,
para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto
ante los ojos de Jehová.
26 Pero las cosas que
hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que
Jehová hubiere escogido;
27 y ofrecerás tus
holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre
de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás
comer la carne.
28 Guarda y escucha todas
estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los
ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para
siempre.
Advertencias contra la idolatría
29 Cuando Jehová tu Dios
haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las
heredes, y habites en su tierra,
30 guárdate que no
tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no
preguntes acerca de sus dioses, diciendo:
De la manera que servían
aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.
31 No harás así a Jehová
tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus
dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.
32 Cuidarás de hacer todo
lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.
DEUTERONOMIO 13
1 Cuando se levantare en
medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,
2 y si se cumpliere la
señal o prodigio que él te anunció, diciendo:
Vamos en pos de dioses
ajenos, que no conociste, y sirvámosles;
3 no darás oído a las
palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios
os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro
corazón, y con toda vuestra alma.
4 En pos de Jehová vuestro
Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz,
a él serviréis, y a él seguiréis.
5 Tal profeta o soñador de
sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios
que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de
apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así
quitarás el mal de en medio de ti.
6 Si te incitare tu
hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo,
diciendo en secreto:
Vamos y sirvamos a dioses
ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,
7 de los dioses de los
pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un
extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella;
8 no consentirás con él,
ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni
lo encubrirás,
9 sino que lo matarás; tu
mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el
pueblo.
10 Le apedrearás hasta que
muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de
Egipto, de casa de servidumbre;
11 para que todo Israel
oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.
12 Si oyeres que se dice
de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas,
13 que han salido de en
medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad,
diciendo:
Vamos y sirvamos a dioses
ajenos, que vosotros no conocisteis;
14 tú inquirirás, y
buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que
tal abominación se hizo en medio de ti,
15 irremisiblemente
herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con
todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada.
16 Y juntarás todo su
botín en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín,
todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de ruinas
para siempre; nunca más será edificada.
17 Y no se pegará a tu
mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de
ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus
padres,
18 cuando obedecieres a la
voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy,
para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.
DEUTERONOMIO 14
1 Hijos sois de Jehová
vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto.
2 Porque eres pueblo santo
a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de
entre todos los pueblos que están sobre la tierra.
Animales limpios e inmundos
(Lv.11.1-47)
3 Nada abominable comerás.
4 Estos son los animales
que podréis comer:
el buey, la oveja, la
cabra,
5 el ciervo, la gacela, el
corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.
6 Y todo animal de
pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese
podréis comer.
7 Pero estos no comeréis,
entre los que rumian o entre los que tienen pezuña hendida:
camello, liebre y conejo;
porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán inmundos;
8 ni cerdo, porque tiene
pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis,
ni tocaréis sus cuerpos muertos.
9 De todo lo que está en
el agua, de estos podréis comer:
todo lo que tiene aleta y
escama.
10 Mas todo lo que no
tiene aleta y escama, no comeréis; inmundo será.
11 Toda ave limpia podréis
comer.
12 Y estas son de las que
no podréis comer:
el águila, el
quebrantahuesos, el azor,
13 el gallinazo, el milano
según su especie,
14 todo cuervo según su
especie,
15 el avestruz, la
lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies,
16 el buho, el ibis, el
calamón,
17 el pelícano, el buitre,
el somormujo,
18 la cigüeña, la garza
según su especie, la abubilla y el murciélago.
19 Todo insecto alado será
inmundo; no se comerá.
20 Toda ave limpia podréis
comer.
21 Ninguna cosa mortecina
comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él podrá
comerla; o véndela a un extranjero, porque tú eres pueblo santo a Jehová tu
Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
La ley
del diezmo
22 Indefectiblemente
diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.
23 Y comerás delante de
Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo
de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus
ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.
24 Y si el camino fuere
tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu
Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te
bendijere,
25 entonces lo venderás y
guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere;
26 y darás el dinero por
todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier
cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás
tú y tu familia.
27 Y no desampararás al
levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad
contigo.
28 Al fin de cada tres
años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus
ciudades.
29 Y vendrá el levita, que
no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que
hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios
te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.
El año
de remisión
DEUTERONOMIO 15
1 Cada siete años harás
remisión.
2 Y esta es la manera de
la remisión:
perdonará a su deudor
todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no
lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión
de Jehová.
3 Del extranjero
demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu
mano,
4 para que así no haya en
medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que
Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión,
5 si escuchares fielmente
la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo
te ordeno hoy.
6 Ya que Jehová tu Dios te
habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú
no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no
tendrán dominio.
Préstamos a los pobres
7 Cuando haya en medio de
ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra
que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra
tu hermano pobre,
8 sino abrirás a él tu
mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.
9 Guárdate de tener en tu
corazón pensamiento perverso, diciendo:
Cerca está el año
séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para
no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado.
10 Sin falta le darás, y
no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová
tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.
11 Porque no faltarán
menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo:
Abrirás tu mano a tu
hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Leyes
sobre los esclavos
(ex.21.1-11)
12 Si se vendiere a ti tu
hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le
despedirás libre.
13 Y cuando lo despidieres
libre, no le enviarás con las manos vacías.
14 Le abastecerás
liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que
Jehová te hubiere bendecido.
15 Y te acordarás de que
fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto
yo te mando esto hoy.
16 Si él te dijere:
No te dejaré; porque te
ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo;
17 entonces tomarás una
lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre; así
también harás a tu criada.
18 No te parezca duro
cuando le enviares libre, pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió
seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.
Consagración de los primogénitos machos
19 Consagrarás a Jehová tu
Dios todo primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas; no te servirás del
primogénito de tus vacas, ni trasquilarás el primogénito de tus ovejas.
20 Delante de Jehová tu
Dios los comerás cada año, tú y tu familia, en el lugar que Jehová escogiere.
21 Y si hubiere en él
defecto, si fuere ciego, o cojo, o hubiere en él cualquier falta, no lo
sacrificarás a Jehová tu Dios.
22 En tus poblaciones lo
comerás; el inmundo lo mismo que el limpio comerán de él, como de una gacela o
de un ciervo.
23 Solamente que no comas
su sangre; sobre la tierra la derramarás como agua.
Fiestas
anuales
(ex.23.14-17;34.18-24)
DEUTERONOMIO 16
1 Guardarás el mes de Abib,
y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios
de Egipto, de noche.
2 Y sacrificarás la pascua
a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere
para que habite allí su nombre.
3 No comerás con ella pan
con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción,
porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para que todos los días de tu vida te
acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto.
4 Y no se verá levadura
contigo en todo tu territorio por siete días; y de la carne que matares en la
tarde del primer día, no quedará hasta la mañana.
5 No podrás sacrificar la
pascua en cualquiera de las ciudades que Jehová tu Dios te da;
6 sino en el lugar que
Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la pascua
por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.
7 Y la asarás y comerás en
el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido; y por la mañana regresarás y
volverás a tu habitación.
8 Seis días comerás pan
sin levadura, y el séptimo día será fiesta solemne a Jehová tu Dios; no
trabajarás en él.
9 Siete semanas contarás;
desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete
semanas.
10 Y harás la fiesta
solemne de las semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano
será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido.
11 Y te alegrarás delante
de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que
habitare en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda que estuvieren
en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner allí
su nombre.
12 Y acuérdate de que
fuiste siervo en Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos estatutos.
13 La fiesta solemne de
los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y
de tu lagar.
14 Y te alegrarás en tus
fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el
extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.
15 Siete días celebrarás
fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escogiere; porque te
habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus
manos, y estarás verdaderamente alegre.
16 Tres veces cada año
aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere:
en la fiesta solemne de
los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta
solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las
manos vacías;
17 cada uno con la ofrenda
de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Administración de la justicia
18 Jueces y oficiales
pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los
cuales juzgarán al pueblo con justo juicio.
19 No tuerzas el derecho;
no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los
ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
20 La justicia, la
justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da.
21 No plantarás ningún
árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho,
22 ni te levantarás
estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios.
DEUTERONOMIO 17
1 No ofrecerás en
sacrificio a Jehová tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa
mala, pues es abominación a Jehová tu Dios.
2 Cuando se hallare en
medio de ti, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer
que haya hecho mal ante los ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto,
3 que hubiere ido y
servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la
luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido;
4 y te fuere dado aviso, y
después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta,
que tal abominación ha sido hecha en Israel;
5 entonces sacarás a tus
puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o
mujer, y los apedrearás, y así morirán.
6 Por dicho de dos o de
tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo
testigo.
7 La mano de los testigos
caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así
quitarás el mal de en medio de ti.
8 Cuando alguna cosa te
fuere difícil en el juicio, entre una clase de homicidio y otra, entre una clase
de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de
litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Jehová
tu Dios escogiere;
9 y vendrás a los
sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en aquellos días, y preguntarás; y
ellos te enseñarán la sentencia del juicio.
10 Y harás según la
sentencia que te indiquen los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de
hacer según todo lo que te manifiesten.
11 Según la ley que te
enseñen, y según el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni a diestra ni
a siniestra de la sentencia que te declaren.
12 Y el hombre que
procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar
allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de
en medio de Israel.
13 Y todo el pueblo oirá,
y temerá, y no se ensoberbecerá.
Instrucciones acerca de un rey
14 Cuando hayas entrado en
la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y
digas:
Pondré un rey sobre mí,
como todas las naciones que están en mis alrededores;
15 ciertamente pondrás por
rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey
sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano.
16 Pero él no aumentará
para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar
caballos; porque Jehová os ha dicho:
No volváis nunca por este
camino.
17 Ni tomará para sí
muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará
para sí en abundancia.
18 Y cuando se siente
sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de
esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas;
19 y lo tendrá consigo, y
leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su
Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para
ponerlos por obra;
20 para que no se eleve su
corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a
siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio
de Israel.
Las
porciones de los levitas
DEUTERONOMIO 18
1 Los sacerdotes levitas,
es decir, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las
ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad de él comerán.
2 No tendrán, pues,
heredad entre sus hermanos; Jehová es su heredad, como él les ha dicho.
3 Y este será el derecho
de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey
o cordero:
darán al sacerdote la
espaldilla, las quijadas y el cuajar.
4 Las primicias de tu
grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le
darás;
5 porque le ha escogido
Jehová tu Dios de entre todas tus tribus, para que esté para administrar en el
nombre de Jehová, él y sus hijos para siempre.
6 Y cuando saliere un
levita de alguna de tus ciudades de entre todo Israel, donde hubiere vivido, y
viniere con todo el deseo de su alma al lugar que Jehová escogiere,
7 ministrará en el nombre
de Jehová su Dios como todos sus hermanos los levitas que estuvieren allí
delante de Jehová.
8 Igual ración a la de los
otros comerá, además de sus patrimonios.
Amonestación contra costumbres paganas
9 Cuando entres a la
tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones
de aquellas naciones.
10 No sea hallado en ti
quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique
adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
11 ni encantador, ni
adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
12 Porque es abominación
para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones
Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.
13 Perfecto serás delante
de Jehová tu Dios.
14 Porque estas naciones
que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido
esto Jehová tu Dios.
Dios
promete un profeta como Moisés
15 Profeta de en medio de
ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
16 conforme a todo lo que
pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo:
No vuelva yo a oír la voz
de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
17 Y Jehová me dijo:
Han hablado bien en lo
que han dicho.
18 Profeta les levantaré
de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les
hablará todo lo que yo le mandare.
19 Mas a cualquiera que no
oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
20 El profeta que tuviere
la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado
hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
21 Y si dijeres en tu
corazón:
¿Cómo conoceremos la
palabra que Jehová no ha hablado?;
22 si el profeta hablare
en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra
que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas
temor de él.
Las
ciudades de refugio
(Nm.35.9-28)
DEUTERONOMIO 19
1 Cuando Jehová tu Dios
destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes,
y habites en sus ciudades, y en sus casas;
2 te apartarás tres
ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas.
3 Arreglarás los caminos,
y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y
será para que todo homicida huya allí.
4 Y este es el caso del
homicida que huirá allí, y vivirá:
aquel que hiriere a su
prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente;
5 como el que fuere con su
prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para
cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste
muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;
6 no sea que el vengador
de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el
camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no
tenía enemistad con su prójimo anteriormente.
7 Por tanto yo te mando,
diciendo:
Separarás tres ciudades.
8 Y si Jehová tu Dios
ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra
que prometió dar a tus padres,
9 siempre y cuando
guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por
obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces
añadirás tres ciudades más a estas tres,
10 para que no sea
derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por
heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.
11 Pero si hubiere alguno
que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo
hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades,
12 entonces los ancianos
de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador
de la sangre para que muera.
13 No le compadecerás; y
quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.
14 En la heredad que
poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la
propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.
Leyes
sobre el testimonio
15 No se tomará en cuenta
a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en
relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres
testigos se mantendrá la acusación.
16 Cuando se levantare
testigo falso contra alguno, para testificar contra él,
17 entonces los dos
litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de
los jueces que hubiere en aquellos días.
18 Y los jueces inquirirán
bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su
hermano,
19 entonces haréis a él
como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.
20 Y los que quedaren
oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.
21 Y no le compadecerás;
vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Leyes
sobre la guerra
DEUTERONOMIO 20
1 Cuando salgas a la
guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande
que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te
sacó de tierra de Egipto.
2 Y cuando os acerquéis
para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo,
3 y les dirá:
Oye, Israel, vosotros os
juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no
temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;
4 porque Jehová vuestro
Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para
salvaros.
5 Y los oficiales hablarán
al pueblo, diciendo:
¿Quién ha edificado casa
nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la
batalla, y algún otro la estrene.
6 ¿Y quién ha plantado
viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera
en la batalla, y algún otro la disfrute.
7 ¿Y quién se ha desposado
con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la
batalla, y algún otro la tome.
8 Y volverán los oficiales
a hablar al pueblo, y dirán:
¿Quién es hombre medroso
y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus
hermanos, como el corazón suyo.
9 Y cuando los oficiales
acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando
a la cabeza del pueblo.
10 Cuando te acerques a
una ciudad para combatirla, le intimarás la paz.
11 Y si respondiere:
Paz, y te abriere, todo
el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá.
12 Mas si no hiciere paz
contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás.
13 Luego que Jehová tu
Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.
14 Solamente las mujeres y
los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín
tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios
te entregó.
15 Así harás a todas las
ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas
naciones.
16 Pero de las ciudades de
estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con
vida,
17 sino que los destruirás
completamente:
al heteo, al amorreo, al
cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;
18 para que no os enseñen
a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y
pequéis contra Jehová vuestro Dios.
19 Cuando sities a alguna
ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles
metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque
el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio.
20 Mas el árbol que sepas
que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra
la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.
Expiación de un asesinato cuyo autor se desconoce
DEUTERONOMIO 21
1 Si en la tierra que
Jehová tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido
en el campo, y no se supiere quién lo mató,
2 entonces tus ancianos y
tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor
del muerto.
3 Y los ancianos de la
ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto, tomarán de las vacas
una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado yugo;
4 y los ancianos de
aquella ciudad traerán la becerra a un valle escabroso, que nunca haya sido
arado ni sembrado, y quebrarán la cerviz de la becerra allí en el valle.
5 Entonces vendrán los
sacerdotes hijos de Leví, porque a ellos escogió Jehová tu Dios para que le
sirvan, y para bendecir en el nombre de Jehová; y por la palabra de ellos se
decidirá toda disputa y toda ofensa.
6 Y todos los ancianos de
la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos
sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle;
7 y protestarán y dirán:
Nuestras manos no han
derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto.
8 Perdona a tu pueblo
Israel, al cual redimiste, oh Jehová; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo
Israel. Y la sangre les será perdonada.
9 Y tú quitarás la culpa
de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante
los ojos de Jehová.
Diversas leyes
10 Cuando salieres a la
guerra contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los entregare en tu mano, y tomares
de ellos cautivos,
11 y vieres entre los
cautivos a alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti por
mujer,
12 la meterás en tu casa;
y ella rapará su cabeza, y cortará sus uñas,
13 y se quitará el vestido
de su cautiverio, y se quedará en tu casa; y llorará a su padre y a su madre un
mes entero; y después podrás llegarte a ella, y tú serás su marido, y ella será
tu muJer.14 Y si no te agradare, la dejarás en libertad; no la venderás por
dinero, ni la tratarás como esclava, por cuanto la humillaste.
15 Si un hombre tuviere
dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le
hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida;
16 en el día que hiciere
heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al
hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el
primogénito;
17 mas al hijo de la
aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que
correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y
suyo es el derecho de la primogenitura.
18 Si alguno tuviere un
hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de
su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere;
19 entonces lo tomarán su
padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del
lugar donde viva;
20 y dirán a los ancianos
de la ciudad:
Este nuestro hijo es
contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.
21 Entonces todos los
hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de
ti, y todo Israel oirá, y temerá.
22 Si alguno hubiere
cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en
un madero,
23 no dejaréis que su
cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día,
porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu
Dios te da por heredad.
DEUTERONOMIO 22
1 Si vieres extraviado el
buey de tu hermano, o su cordero, no le negarás tu ayuda; lo volverás a tu
hermano.
2 Y si tu hermano no fuere
tu vecino, o no lo conocieres, lo recogerás en tu casa, y estará contigo hasta
que tu hermano lo busque, y se lo devolverás.
3 Así harás con su asno,
así harás también con su vestido, y lo mismo harás con toda cosa de tu hermano
que se le perdiere y tú la hallares; no podrás negarle tu ayuda.
4 Si vieres el asno de tu
hermano, o su buey, caído en el camino, no te apartarás de él; le ayudarás a
levantarlo.
5 No vestirá la mujer
traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a
Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.
6 Cuando encuentres por el
camino algún nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con pollos o
huevos, y la madre echada sobre los pollos o sobre los huevos, no tomarás la
madre con los hijos.
7 Dejarás ir a la madre, y
tomarás los pollos para ti, para que te vaya bien, y prolongues tus días.
8 Cuando edifiques casa
nueva, harás pretil a tu terrado, para que no eches culpa de sangre sobre tu
casa, si de él cayere alguno.
9 No sembrarás tu viña con
semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste
como el fruto de la viña.
10 No ararás con buey y
con asno juntamente.
11 No vestirás ropa de
lana y lino juntamente.
12 Te harás flecos en las
cuatro puntas de tu manto con que te cubras.
Leyes
sobre la castidad
13 Cuando alguno tomare
mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere,
14 y le atribuyere faltas
que den que hablar, y dijere:
A esta mujer tomé, y me
llegué a ella, y no la hallé virgen;
15 entonces el padre de la
joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a
los ancianos de la ciudad, en la puerta;
16 y dirá el padre de la
joven a los ancianos:
Yo di mi hija a este
hombre por mujer, y él la aborrece;
17 y he aquí, él le
atribuye faltas que dan que hablar, diciendo:
No he hallado virgen a tu
hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la
vestidura delante de los ancianos de la ciudad.
18 Entonces los ancianos
de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán;
19 y le multarán en cien
piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala
fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en
todos sus días.
20 Mas si resultare ser
verdad que no se halló virginidad en la joven,
21 entonces la sacarán a
la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y
morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así
quitarás el mal de en medio de ti.
22 Si fuere sorprendido
alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se
acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.
23 Si hubiere una muchacha
virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con
ella;
24 entonces los sacaréis a
ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no
dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así
quitarás el mal de en medio de ti.
25 Mas si un hombre
hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel hombre, acostándose
con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella;
26 mas a la joven no le
harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta
contra su prójimo y le quita la vida, así es en este caso.
27 Porque él la halló en
el campo; dio voces la joven desposada, y no hubo quien la librase.
28 Cuando algún hombre
hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con
ella, y fueren descubiertos;
29 entonces el hombre que
se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella
será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días.
30 Ninguno tomará la mujer
de su padre, ni profanará el lecho de su padre.
Los
excluidos de la congregación
DEUTERONOMIO 23
1 No entrará en la
congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su
miembro viril.
2 No entrará bastardo en
la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la
congregación de Jehová.
3 No entrará amonita ni
moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no
entrarán en la congregación de Jehová para siempre,
4 por cuanto no os
salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de Egipto, y
porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para
maldecirte.
5 Mas no quiso Jehová tu
Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición,
porque Jehová tu Dios te amaba.
6 No procurarás la paz de
ellos ni su bien en todos los días para siempre.
7 No aborrecerás al
edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero
fuiste en su tierra.
8 Los hijos que nacieren
de ellos, en la tercera generación entrarán en la congregación de Jehová.
Leyes
sanitarias
9 Cuando salieres a
campaña contra tus enemigos, te guardarás de toda cosa mala.
10 Si hubiere en medio de
ti alguno que no fuere limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche,
saldrá fuera del campamento, y no entrará en él.
11 Pero al caer la noche
se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el
campamento.
12 Tendrás un lugar fuera
del campamento adonde salgas;
13 tendrás también entre
tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego
al volverte cubrirás tu excremento;
14 porque Jehová tu Dios
anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos
delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en
ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.
Leyes
humanitarias
15 No entregarás a su
señor el siervo que se huyere a ti de su amo.
16 Morará contigo, en
medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien
tuviere; no le oprimirás.
17 No haya ramera de entre
las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel.
18 No traerás la paga de
una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto;
porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro.
19 No exigirás de tu
hermano interés de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que
se suele exigir interés.
20 Del extraño podrás
exigir interés, mas de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Jehová tu
Dios en toda obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de
ella.
21 Cuando haces voto a
Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu
Dios de ti, y sería pecado en ti.
22 Mas cuando te abstengas
de prometer, no habrá en ti pecado.
23 Pero lo que hubiere
salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a
Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
24 Cuando entres en la
viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu
cesto.
25 Cuando entres en la
mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a
la mies de tu prójimo.
DEUTERONOMIO 24
1 Cuando alguno tomare
mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna
cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y
la despedirá de su casa.
2 Y salida de su casa,
podrá ir y casarse con otro hombre.
3 Pero si la aborreciere
este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y
la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por
mujer,
4 no podrá su primer
marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue
envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la
tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
5 Cuando alguno fuere
recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre
estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.
6 No tomarás en prenda la
muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda
la vida del hombre.
7 Cuando fuere hallado
alguno que hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le
hubiere esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón, y quitarás el
mal de en medio de ti.
8 En cuanto a la plaga de
la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os
enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de
hacer.
9 Acuérdate de lo que hizo
Jehová tu Dios a María en el camino, después que salisteis de Egipto.
10 Cuando entregares a tu
prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda.
11 Te quedarás fuera, y el
hombre a quien prestaste te sacará la prenda.
12 Y si el hombre fuere
pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda.
13 Sin falta le devolverás
la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te
bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios.
14 No oprimirás al
jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que
habitan en tu tierra dentro de tus ciudades.
15 En su día le darás su
jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su
vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.
16 Los padres no morirán
por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
17 No torcerás el derecho
del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda,
18 sino que te acordarás
que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto,
yo te mando que hagas esto.
19 Cuando siegues tu mies
en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla;
será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga
Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.
20 Cuando sacudas tus
olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el
extranjero, para el huérfano y para la viuda.
21 Cuando vendimies tu
viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para
la viuda.
22 Y acuérdate que fuiste
siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.
DEUTERONOMIO 25
1 Si hubiere pleito entre
algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos
absolverán al justo, y condenarán al culpable.
2 Y si el delincuente
mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará
azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes.
3 Se podrá dar cuarenta
azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que éstos, se
sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.
4 No pondrás bozal al buey
cuando trillare.
5 Cuando hermanos
habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del
muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la
tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.
6 Y el primogénito que
ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre
de éste no sea borrado de Israel.
7 Y si el hombre no
quisiere tomar a su cuñada, irá entonces su cuñada a la puerta, a los ancianos,
y dirá:
Mi cuñado no quiere
suscitar nombre en Israel a su hermano; no quiere emparentar conmigo.
8 Entonces los ancianos de
aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él; y si él se levantare y dijere:
No quiero tomarla,
9 se acercará entonces su
cuñada a él delante de los ancianos, y le quitará el calzado del pie, y le
escupirá en el rostro, y hablará y dirá:
Así será hecho al varón
que no quiere edificar la casa de su hermano.
10 Y se le dará este
nombre en Israel:
La casa del descalzado.
11 Si algunos riñeren uno
con otro, y se acercare la mujer de uno para librar a su marido de mano del que
le hiere, y alargando su mano asiere de sus partes vergonzosas,
12 le cortarás entonces la
mano; no la perdonarás.
13 No tendrás en tu bolsa
pesa grande y pesa chica,
14 ni tendrás en tu casa
efa grande y efa pequeño.
15 Pesa exacta y justa
tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la
tierra que Jehová tu Dios te da.
16 Porque abominación es a
Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.
Orden
de exterminar a Amalec
17 Acuérdate de lo que
hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto;
18 de cómo te salió al
encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que
iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor
de Dios.
19 Por tanto, cuando
Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que
Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de
Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.
Primicias y diezmos
DEUTERONOMIO 26
1 Cuando hayas entrado en
la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la
habites,
2 entonces tomarás de las
primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da,
y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para
hacer habitar allí su nombre.
3 Y te presentarás al
sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás:
Declaro hoy a Jehová tu
Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos
daría.
4 Y el sacerdote tomará la
canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.
5 Entonces hablarás y
dirás delante de Jehová tu Dios:
Un arameo a punto de
perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos
hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa;
6 y los egipcios nos
maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.
7 Y clamamos a Jehová el
Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción,
nuestro trabajo y nuestra opresión;
8 y Jehová nos sacó de
Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y
con milagros;
9 y nos trajo a este
lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel.
10 Y ahora, he aquí he
traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo
dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios.
11 Y te alegrarás en todo
el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita
y el extranjero que está en medio de ti.
12 Cuando acabes de
diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás
también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus
aldeas, y se saciarán.
13 Y dirás delante de
Jehová tu Dios:
He sacado lo consagrado
de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la
viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus
mandamientos, ni me he olvidado de ellos.
14 No he comido de ello en
mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los
muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo
que me has mandado.
15 Mira desde tu morada
santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has
dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.
16 Jehová tu Dios te manda
hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra
con todo tu corazón y con toda tu alma.
17 Has declarado
solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y
guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su
voz.
18 Y Jehová ha declarado
hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido,
para que guardes todos sus mandamientos;
19 a fin de exaltarte
sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un
pueblo santo a Jehová tu Dios, como él ha dicho.
Orden
de escribir la ley en piedras sobre el Monte Ebal
DEUTERONOMIO 27
1 Ordenó Moisés, con los
ancianos de Israel, al pueblo, diciendo:
Guardaréis todos los
mandamientos que yo os prescribo hoy.
2 Y el día que pases el
Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las
revocarás con cal;
3 y escribirás en ellas
todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que
Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus
padres te ha dicho.
4 Cuando, pues, hayas
pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal,
y las revocarás con cal;
5 y edificarás allí un
altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de
hierro.
6 De piedras enteras
edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová
tu Dios;
7 y sacrificarás ofrendas
de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.
8 Y escribirás muy
claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.
9 Y Moisés, con los
sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo:
Guarda silencio y
escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.
10 Oirás, pues, la voz de
Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno
hoy.
Las
maldiciones en el monte Ebal
11 Y mandó Moisés al
pueblo en aquel día, diciendo:
12 Cuando hayas pasado el
Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo:
Simeón, Leví, Judá,
Isacar, José y Benjamín.
13 Y éstos estarán sobre
el monte Ebal para pronunciar la maldición:
Rubén, Gad, Aser, Zabulón,
Dan y Neftalí.
14 Y hablarán los levitas,
y dirán a todo varón de Israel en alta voz:
15 Maldito el hombre que
hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de
artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá:
Amén.
16 Maldito el que
deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
17 Maldito el que redujere
el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
18 Maldito el que hiciere
errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
19 Maldito el que
pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo
el pueblo:
Amén.
20 Maldito el que se
acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y
dirá todo el pueblo:
Amén.
21 Maldito el que se
ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
22 Maldito el que se
acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el
pueblo:
Amén.
23 Maldito el que se
acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
24 Maldito el que hiriere
a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
25 Maldito el que
recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
26 Maldito el que no
confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
Bendiciones de la obediencia
(Lv.26.3-13; Dt.7.12-24)
DEUTERONOMIO 28
1 Acontecerá que si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus
mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre
todas las naciones de la tierra.
2 Y vendrán sobre ti todas
estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
3 Bendito serás tú en la
ciudad, y bendito tú en el campo.
4 Bendito el fruto de tu
vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y
los rebaños de tus ovejas.
5 Benditas serán tu
canasta y tu artesa de amasar.
6 Bendito serás en tu
entrar, y bendito en tu salir.
7 Jehová derrotará a tus
enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por
siete caminos huirán de delante de ti.
8 Jehová te enviará su
bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te
bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.
9 Te confirmará Jehová por
pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de
Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
10 Y verán todos los
pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.
11 Y te hará Jehová
sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y
en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había
de dar.
12 Te abrirá Jehová su
buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para
bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás
prestado.
13 Te pondrá Jehová por
cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si
obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que
los guardes y cumplas,
14 y si no te apartares de
todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir
tras dioses ajenos y servirles.
Consecuencias de la desobediencia
(Lv.26.14-46)
15 Pero acontecerá, si no
oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y
sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas
maldiciones, y te alcanzarán.
16 Maldito serás tú en la
ciudad, y maldito en el campo.
17 Maldita tu canasta, y
tu artesa de amasar.
18 Maldito el fruto de tu
vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus
ovejas.
19 Maldito serás en tu
entrar, y maldito en tu salir.
20 Y Jehová enviará contra
ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres,
hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras
por las cuales me habrás dejado.
21 Jehová traerá sobre ti
mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar
posesión de ella.
22 Jehová te herirá de
tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina
y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.
23 Y los cielos que están
sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
24 Dará Jehová por lluvia
a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que
perezcas.
25 Jehová te entregará
derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por
siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la
tierra.
26 Y tus cadáveres
servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien
las espante.
27 Jehová te herirá con la
úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser
curado.
28 Jehová te herirá con
locura, ceguera y turbación de espíritu;
29 y palparás a mediodía
como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no
serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.
30 Te desposarás con
mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella;
plantarás viña, y no la disfrutarás.
31 Tu buey será matado
delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante
de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no
tendrás quien te las rescate.
32 Tus hijos y tus hijas
serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos
todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.
33 El fruto de tu tierra y
de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y
quebrantado todos los días.
34 Y enloquecerás a causa
de lo que verás con tus ojos.
35 Te herirá Jehová con
maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie
hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.
36 Jehová te llevará a ti,
y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus
padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.
37 Y serás motivo de
horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te
llevará Jehová.
38 Sacarás mucha semilla
al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.
39 Plantarás viñas y
labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las
comerá.
40 Tendrás olivos en todo
tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.
41 Hijos e hijas
engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.
42 Toda tu arboleda y el
fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.
43 El extranjero que
estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.
44 El te prestará a ti, y
tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.
45 Y vendrán sobre ti
todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas;
por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus
mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;
46 y serán en ti por señal
y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.
47 Por cuanto no serviste
a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas
las cosas,
48 servirás, por tanto, a
tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez,
y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello,
hasta destruirte.
49 Jehová traerá contra ti
una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación
cuya lengua no entiendas;
50 gente fiera de rostro,
que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;
51 y comerá el fruto de tu
bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni
mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta
destruirte.
52 Pondrá sitio a todas
tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías,
en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová
tu Dios te hubiere dado.
53 Y comerás el fruto de
tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en
el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.
54 El hombre tierno en
medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer
de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;
55 para no dar a alguno de
ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en
el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.
56 La tierna y la delicada
entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra,
de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su
hijo, a su hija,
57 al recién nacido que
sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá
ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu
enemigo te oprimirá en tus ciudades.
58 Si no cuidares de poner
por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro,
temiendo este nombre glorioso y temible:
JEHOVÁ TU DIOS,
59 entonces Jehová
aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas
grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;
60 y traerá sobre ti todos
los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.
61 Asimismo toda
enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la
enviará sobre ti, hasta que seas destruido.
62 Y quedaréis pocos en
número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por
cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.
63 Así como Jehová se
gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y
en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para
tomar posesión de ella.
64 Y Jehová te esparcirá
por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y
allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la
piedra.
65 Y ni aun entre estas
naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará
Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66 y tendrás tu vida como
algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás
seguridad de tu vida.
67 Por la mañana dirás:
¡Quién diera que fuese la
tarde! y a la tarde dirás:
¡Quién diera que fuese la
mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que
verán tus ojos.
68 Y Jehová te hará volver
a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho:
Nunca más volverás; y
allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá
quien os compre.
Pacto
de Jehová con Israel en Moab
DEUTERONOMIO 29
1 Estas son las palabras
del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la
tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.
2 Moisés, pues, llamó a
todo Israel, y les dijo:
Vosotros habéis visto
todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a
Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra,
3 las grandes pruebas que
vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.
4 Pero hasta hoy Jehová no
os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
5 Y yo os he traído
cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre
vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.
6 No habéis comido pan, ni
bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.
7 Y llegasteis a este
lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros para
pelear, y los derrotamos;
8 y tomamos su tierra, y
la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.
9 Guardaréis, pues, las
palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo
que hiciereis.
10 Vosotros todos estáis
hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus,
vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;
11 vuestros niños,
vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde
el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;
12 para que entres en el
pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy
contigo,
13 para confirmarte hoy
como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha
dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
14 Y no solamente con
vosotros hago yo este pacto y este juramento,
15 sino con los que están
aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no
están aquí hoy con nosotros.
16 Porque vosotros sabéis
cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las
naciones por las cuales habéis pasado;
17 y habéis visto sus
abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen
consigo.
18 No sea que haya entre
vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová
nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en
medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,
19 y suceda que al oír las
palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo:
Tendré paz, aunque ande
en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.
20 No querrá Jehová
perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal
hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová
borrará su nombre de debajo del cielo;
21 y lo apartará Jehová de
todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto
escrito en este libro de la ley.
22 Y dirán las
generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el
extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella
tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar 23 (azufre y
sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella
hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y
de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);
24 más aún, todas las
naciones dirán:
¿Por qué hizo esto Jehová
a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?
25 Y responderán:
Por cuanto dejaron el
pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó
de la tierra de Egipto,
26 y fueron y sirvieron a
dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna
cosa les habían dado.
27 Por tanto, se encendió
la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones
escritas en este libro;
28 y Jehová los desarraigó
de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra
tierra, como hoy se ve.
29 Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para
nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Condiciones para la restauración y la bendición
DEUTERONOMIO 30
1 Sucederá que cuando
hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he
puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde
te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
2 y te convirtieres a
Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy,
tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
3 entonces Jehová hará
volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de
entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.
4 Aun cuando tus
desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de
allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;
5 y te hará volver Jehová
tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te
multiplicará más que a tus padres.
6 Y circuncidará Jehová tu
Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
7 Y pondrá Jehová tu Dios
todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te
persiguieron.
8 Y tú volverás, y oirás
la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno
hoy.
9 Y te hará Jehová tu Dios
abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu
bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse
sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,
10 cuando obedecieres a la
voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en
este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma.
11 Porque este mandamiento
que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
12 No está en el cielo,
para que digas:
¿Quién subirá por
nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
13 Ni está al otro lado
del mar, para que digas:
¿Quién pasará por
nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo
cumplamos?
14 Porque muy cerca de ti
está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
15 Mira, yo he puesto
delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
16 porque yo te mando hoy
que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos,
sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu
Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
17 Mas si tu corazón se
apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y
les sirvieres,
18 yo os protesto hoy que
de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais,
pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
19 A los cielos y a la
tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida
y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas
tú y tu descendencia;
20 amando a Jehová tu
Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a
tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
Josué
es instalado como sucesor de Moisés
DEUTERONOMIO 31
1 Fue Moisés y habló estas
palabras a todo Israel,
2 y les dijo:
Este día soy de edad de
ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha
dicho:
No pasarás este Jordán.
3 Jehová tu Dios, él pasa
delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás;
Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho.
4 Y hará Jehová con ellos
como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes
destruyó.
5 Y los entregará Jehová
delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.
6 Esforzaos y cobrad
ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va
contigo; no te dejará, ni te desamparará.
7 Y llamó Moisés a Josué,
y le dijo en presencia de todo Israel:
Esfuérzate y anímate;
porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que
les daría, y tú se la harás heredar.
8 Y Jehová va delante de
ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te
intimides.
9 Y escribió Moisés esta
ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de
Jehová, y a todos los ancianos de Israel.
10 Y les mandó Moisés,
diciendo:
Al fin de cada siete
años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,
11 cuando viniere todo
Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere,
leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.
12 Harás congregar al
pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus
ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de
cumplir todas las palabras de esta ley;
13 y los hijos de ellos
que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días
que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar
posesión de ella.
14 Y Jehová dijo a Moisés:
He aquí se ha acercado el
día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que
yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo
de reunión.
15 Y se apareció Jehová en
el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la
puerta del tabernáculo.
16 Y Jehová dijo a Moisés:
He aquí, tú vas a dormir
con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de
la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi
pacto que he concertado con él;
17 y se encenderá mi furor
contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y
serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en
aquel día:
¿No me han venido estos
males porque no está mi Dios en medio de mí?
18 Pero ciertamente yo
esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por
haberse vuelto a dioses ajenos.
19 Ahora pues, escribíos
este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que
este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.
20 Porque yo les
introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y
comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les
servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.
21 Y cuando les vinieren
muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como
testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco
lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré
darles.
22 Y Moisés escribió este
cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
23 Y dio orden a Josué
hijo de Nun, y dijo:
Esfuérzate y anímate,
pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo
estaré contigo.
Orden
de guardar la ley junto al arca
24 Y cuando acabó Moisés
de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,
25 dio órdenes Moisés a
los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:
26 Tomad este libro de la
ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí
por testigo contra ti.
27 Porque yo conozco tu
rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois
rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?
28 Congregad a mí todos
los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos
estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.
29 Porque yo sé que
después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que
os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho
mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.
Cántico
de Moisés
30 Entonces habló Moisés a
oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta
acabarlo.
DEUTERONOMIO 32
1 Escuchad, cielos, y
hablaré;
Y oiga la tierra los
dichos de mi boca.
2 Goteará como la lluvia
mi enseñanza;
Destilará como el rocío mi
razonamiento;
Como la llovizna sobre la
grama,
Y como las gotas sobre la
hierba;
3 Porque el nombre de
Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro
Dios.
4 El es la Roca, cuya obra
es perfecta,
Porque todos sus caminos
son rectitud;
Dios de verdad, y sin
ninguna iniquidad en él;
Es justo y recto.
5 La corrupción no es
suya; de sus hijos es la mancha,
Generación torcida y
perversa.
6 ¿Así pagáis a Jehová,
Pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre que te
creó?
El te hizo y te
estableció.
7 Acuérdate de los tiempos
antiguos,
Considera los años de
muchas generaciones;
Pregunta a tu padre, y él
te declarará;
A tus ancianos, y ellos te
dirán.
8 Cuando el Altísimo hizo
heredar a las naciones,
Cuando hizo dividir a los
hijos de los hombres,
Estableció los límites de
los pueblos
Según el número de los
hijos de Israel.
9 Porque la porción de
Jehová es su pueblo;
Jacob la heredad que le
tocó.
10 Le halló en tierra de
desierto,
Y en yermo de horrible
soledad;
Lo trajo alrededor, lo
instruyó,
Lo guardó como a la niña
de su ojo.
11 Como el águila que
excita su nidada,
Revolotea sobre sus
pollos,
Extiende sus alas, los
toma,
Los lleva sobre sus
plumas,
12 Jehová solo le guió,
Y con él no hubo dios
extraño.
13 Lo hizo subir sobre las
alturas de la tierra,
Y comió los frutos del
campo,
E hizo que chupase miel de
la peña,
Y aceite del duro
pedernal;
14 Mantequilla de vacas y
leche de ovejas,
Con grosura de corderos,
Y carneros de Basán;
también machos cabríos,
Con lo mejor del trigo;
Y de la sangre de la uva
bebiste vino.
15 Pero engordó Jesurún, y
tiró coces
(Engordaste, te cubriste
de grasa);
Entonces abandonó al Dios
que lo hizo,
Y menospreció la Roca de
su salvación.
16 Le despertaron a celos
con los dioses ajenos;
Lo provocaron a ira con
abominaciones.
17 Sacrificaron a los
demonios, y no a Dios;
A dioses que no habían
conocido,
A nuevos dioses venidos de
cerca,
Que no habían temido
vuestros padres.
18 De la Roca que te creó
te olvidaste;
Te has olvidado de Dios tu
creador.
19 Y lo vio Jehová, y se
encendió en ira
Por el menosprecio de sus
hijos y de sus hijas.
20 Y dijo:
Esconderé de ellos mi
rostro,
Veré cuál será su fin;
Porque son una generación
perversa,
Hijos infieles.
21 Ellos me movieron a
celos con lo que no es Dios;
Me provocaron a ira con
sus ídolos;
Yo también los moveré a
celos con un pueblo que no es pueblo,
Los provocaré a ira con
una nación insensata.
22 Porque fuego se ha
encendido en mi ira,
Y arderá hasta las
profundidades del Seol;
Devorará la tierra y sus
frutos,
Y abrasará los fundamentos
de los montes.
23 Yo amontonaré males
sobre ellos;
Emplearé en ellos mis
saetas.
24 Consumidos serán de
hambre, y devorados de fiebre ardiente
Y de peste amarga;
Diente de fieras enviaré
también sobre ellos,
Con veneno de serpientes
de la tierra.
25 Por fuera desolará la
espada,
Y dentro de las cámaras el
espanto;
Así al joven como a la
doncella,
Al niño de pecho como al
hombre cano.
26 Yo había dicho que los
esparciría lejos,
Que haría cesar de entre
los hombres la memoria de ellos,
27 De no haber temido la
provocación del enemigo,
No sea que se envanezcan
sus adversarios,
No sea que digan:
Nuestra mano poderosa
Ha hecho todo esto, y no
Jehová.
28 Porque son nación
privada de consejos,
Y no hay en ellos
entendimiento.
29 ¡Ojalá fueran sabios,
que comprendieran esto,
Y se dieran cuenta del fin
que les espera!
30 ¿Cómo podría perseguir
uno a mil,
Y dos hacer huir a diez
mil,
Si su Roca no los hubiese
vendido,
Y Jehová no los hubiera
entregado?
31 Porque la roca de ellos
no es como nuestra Roca,
Y aun nuestros enemigos
son de ello jueces.
32 Porque de la vid de
Sodoma es la vid de ellos,
Y de los campos de
Gomorra;
Las uvas de ellos son uvas
ponzoñosas,
Racimos muy amargos
tienen.
33 Veneno de serpientes es
su vino,
Y ponzoña cruel de
áspides.
34 ¿No tengo yo esto
guardado conmigo,
Sellado en mis tesoros?
35 Mía es la venganza y la
retribución;
A su tiempo su pie
resbalará,
Porque el día de su
aflicción está cercano,
Y lo que les está
preparado se apresura.
36 Porque Jehová juzgará a
su pueblo,
Y por amor de sus siervos
se arrepentirá,
Cuando viere que la fuerza
pereció,
Y que no queda ni siervo
ni libre.
37 Y dirá:
¿Dónde están sus dioses,
La roca en que se
refugiaban;
38 Que comían la grosura
de sus sacrificios,
Y bebían el vino de sus
libaciones?
Levántense, que os ayuden
Y os defiendan.
39 Ved ahora que yo, yo
soy,
Y no hay dioses conmigo;
Yo hago morir, y yo hago
vivir;
Yo hiero, y yo sano;
Y no hay quien pueda
librar de mi mano.
40 Porque yo alzaré a los
cielos mi mano,
Y diré:
Vivo yo para siempre,
41 Si afilare mi
reluciente espada,
Y echare mano del juicio,
Yo tomaré venganza de mis
enemigos,
Y daré la retribución a
los que me aborrecen.
42 Embriagaré de sangre
mis saetas,
Y mi espada devorará
carne;
En la sangre de los
muertos y de los cautivos,
En las cabezas de larga
cabellera del enemigo.
43 Alabad, naciones, a su
pueblo,
Porque él vengará la
sangre de sus siervos,
Y tomará venganza de sus
enemigos,
Y hará expiación por la
tierra de su pueblo.
44 Vino Moisés y recitó
todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.
45 Y acabó Moisés de
recitar todas estas palabras a todo Israel;
46 y les dijo:
Aplicad vuestro corazón a
todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros
hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.
47 Porque no os es cosa
vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días
sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.
Se le
permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán
48 Y habló Jehová a Moisés
aquel mismo día, diciendo:
49 Sube a este monte de
Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y
mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;
50 y muere en el monte al
cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte
Hor, y fue unido a su pueblo;
51 por cuanto pecasteis
contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el
desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
52 Verás, por tanto,
delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos
de Israel.
Moisés
bendice a las doce tribus de Israel
DEUTERONOMIO 33
1 Esta es la bendición con
la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.
2 Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el
monte de Parán,
Y vino de entre diez
millares de santos,
Con la ley de fuego a su
mano derecha.
3 Aun amó a su pueblo;
Todos los consagrados a él
estaban en su mano;
Por tanto, ellos siguieron
en tus pasos,
Recibiendo dirección de
ti,
4 Cuando Moisés nos ordenó
una ley,
Como heredad a la
congregación de Jacob.
5 Y fue rey en Jesurún,
Cuando se congregaron los
jefes del pueblo
Con las tribus de Israel.
6 Viva Rubén, y no muera;
Y no sean pocos sus
varones.
7 Y esta bendición
profirió para Judá. Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de
Judá,
Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten,
Y tú seas su ayuda contra
sus enemigos.
8 A Leví dijo:
Tu Tumim y tu Urim sean
para tu varón piadoso,
A quien probaste en Masah,
Con quien contendiste en
las aguas de Meriba,
9 Quien dijo de su padre y
de su madre:
Nunca los he visto;
Y no reconoció a sus
hermanos,
Ni a sus hijos conoció;
Pues ellos guardaron tus
palabras,
Y cumplieron tu pacto.
10 Ellos enseñarán tus
juicios a Jacob,
Y tu ley a Israel;
Pondrán el incienso
delante de ti,
Y el holocausto sobre tu
altar.
11 Bendice, oh Jehová, lo
que hicieren,
Y recibe con agrado la
obra de sus manos;
Hiere los lomos de sus
enemigos,
Y de los que lo
aborrecieren, para que nunca se levanten.
12 A Benjamín dijo:
El amado de Jehová
habitará confiado cerca de él;
Lo cubrirá siempre,
Y entre sus hombros
morará.
13 A José dijo:
Bendita de Jehová sea tu
tierra,
Con lo mejor de los
cielos, con el rocío,
Y con el abismo que está
abajo.
14 Con los más escogidos
frutos del sol,
Con el rico producto de la
luna,
15 Con el fruto más fino
de los montes antiguos,
Con la abundancia de los
collados eternos,
16 Y con las mejores
dádivas de la tierra y su plenitud;
Y la gracia del que habitó
en la zarza
Venga sobre la cabeza de
José,
Y sobre la frente de aquel
que es príncipe entre sus hermanos.
17 Como el primogénito de
su toro es su gloria,
Y sus astas como astas de
búfalo;
Con ellas acorneará a los
pueblos juntos hasta los fines de la tierra;
Ellos son los diez
millares de Efraín,
Y ellos son los millares
de Manasés.
18 A Zabulón dijo:
Alégrate, Zabulón, cuando
salieres;
Y tú, Isacar, en tus
tiendas.
19 Llamarán a los pueblos
a su monte;
Allí sacrificarán
sacrificios de justicia,
Por lo cual chuparán la
abundancia de los mares,
Y los tesoros escondidos
de la arena.
20 A Gad dijo:
Bendito el que hizo
ensanchar a Gad;
Como león reposa,
Y arrebata brazo y testa.
21 Escoge lo mejor de la
tierra para sí,
Porque allí le fue
reservada la porción del legislador.
Y vino en la delantera del
pueblo;
Con Israel ejecutó los
mandatos y los justos decretos de Jehová.
22 A Dan dijo:
Dan es cachorro de león
Que salta desde Basán.
23 A Neftalí dijo:
Neftalí, saciado de
favores,
Y lleno de la bendición de
Jehová,
Posee el occidente y el
sur.
24 A Aser dijo:
Bendito sobre los hijos
sea Aser;
Sea el amado de sus
hermanos,
Y moje en aceite su pie.
25 Hierro y bronce serán
tus cerrojos,
Y como tus días serán tus
fuerzas.
26 No hay como el Dios de
Jesurún,
Quien cabalga sobre los
cielos para tu ayuda,
Y sobre las nubes con su
grandeza.
27 El eterno Dios es tu
refugio,
Y acá abajo los brazos
eternos;
El echó de delante de ti
al enemigo,
Y dijo:
Destruye.
28 E Israel habitará
confiado, la fuente de Jacob habitará sola
En tierra de grano y de
vino;
También sus cielos
destilarán rocío.
29 Bienaventurado tú, oh
Israel.
¿Quién como tú,
Pueblo salvo por Jehová,
Escudo de tu socorro,
Y espada de tu triunfo?
Así que tus enemigos serán
humillados,
Y tú hollarás sobre sus
alturas.
Muerte
y sepultura de Moisés
DEUTERONOMIO 34
1 Subió Moisés de los
campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de
Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan,
2 todo Neftalí, y la
tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental;
3 el Neguev, y la llanura,
la vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar.
4 Y le dijo Jehová:
Esta es la tierra de que
juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo:
A tu descendencia la
daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá.
5 Y murió allí Moisés
siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.
6 Y lo enterró en el
valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de
su sepultura hasta hoy.
7 Era Moisés de edad de
ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su
vigor.
8 Y lloraron los hijos de
Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días
del lloro y del luto de Moisés.
9 Y Josué hijo de Nun fue
lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él;
y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés.
10 Y nunca más se levantó
profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;
11 nadie como él en todas
las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a
Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra,
12 y en el gran poder y en
los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.
JOSUÉ
Preparativos para la conquista
JOSUÉ 1
1 Aconteció después de la
muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun,
servidor de Moisés, diciendo:
2 Mi siervo Moisés ha
muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la
tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
3 Yo os he entregado, como
lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4 Desde el desierto y el
Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran
mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie te podrá hacer
frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no
te dejaré, ni te desampararé.
6 Esfuérzate y sé
valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual
juré a sus padres que la daría a ellos.
7 Solamente esfuérzate y
sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo
Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que
seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8 Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera que vayas.
10 Y Josué mandó a los
oficiales del pueblo, diciendo:
11 Pasad por en medio del
campamento y mandad al pueblo, diciendo:
Preparaos comida, porque
dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová
vuestro Dios os da en posesión.
12 También habló Josué a
los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:
13 Acordaos de la palabra
que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo:
Jehová vuestro Dios os ha
dado reposo, y os ha dado esta tierra.
14 Vuestras mujeres,
vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a
este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis
armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,
15 hasta tanto que Jehová
haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean
la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la
tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este
lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.
16 Entonces respondieron a
Josué, diciendo:
Nosotros haremos todas
las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.
17 De la manera que
obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que
Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.
18 Cualquiera que fuere
rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que
le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.
Josué
envía espías a Jericó
JOSUÉ 2
1 Josué hijo de Nun envió
desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles:
Andad, reconoced la
tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se
llamaba Rahab, y posaron allí.
2 Y fue dado aviso al rey
de Jericó, diciendo:
He aquí que hombres de
los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra.
3 Entonces el rey de
Jericó envió a decir a Rahab:
Saca a los hombres que
han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la
tierra.
4 Pero la mujer había
tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo:
Es verdad que unos
hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.
5 Y cuando se iba a cerrar
la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido;
seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.
6 Mas ella los había hecho
subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía
puestos en el terrado.
7 Y los hombres fueron
tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada
después que salieron los perseguidores.
8 Antes que ellos se
durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:
9 Sé que Jehová os ha
dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos
los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
10 Porque hemos oído que
Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de
Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al
otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.
11 Oyendo esto, ha
desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa
de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en
la tierra.
12 Os ruego pues, ahora,
que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la
haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;
13 y que salvaréis la vida
a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y
que libraréis nuestras vidas de la muerte.
14 Ellos le respondieron:
Nuestra vida responderá
por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya
dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
15 Entonces ella los hizo
descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la
ciudad, y ella vivía en el muro.
16 Y les dijo:
Marchaos al monte, para
que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres
días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro
camino.
17 Y ellos le dijeron:
Nosotros quedaremos
libres de este juramento con que nos has juramentado.
18 He aquí, cuando
nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por
la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus
hermanos y a toda la familia de tu padre.
19 Cualquiera que saliere
fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin
culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre
nuestra cabeza, si mano le tocare.
20 Y si tú denunciares
este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos
has juramentado.
21 Ella respondió:
Sea así como habéis
dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la
ventana.
22 Y caminando ellos,
llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los
perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los
hallaron.
23 Entonces volvieron los
dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun,
y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.
24 Y dijeron a Josué:
Jehová ha entregado toda
la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan
delante de nosotros.
El paso
del Jordán
JOSUÉ 3
1 Josué se levantó de
mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el
Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo.
2 Y después de tres días,
los oficiales recorrieron el campamento,
3 y mandaron al pueblo,
diciendo:
Cuando veáis el arca del
pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros
saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella,
4 a fin de que sepáis el
camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de
ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil
codos; no os acercaréis a ella.
5 Y Josué dijo al pueblo:
Santificaos, porque
Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.
6 Y habló Josué a los
sacerdotes, diciendo:
Tomad el arca del pacto,
y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante
del pueblo.
7 Entonces Jehová dijo a
Josué:
Desde este día comenzaré
a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como
estuve con Moisés, así estaré contigo.
8 Tú, pues, mandarás a los
sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo:
Cuando hayáis entrado
hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.
9 Y Josué dijo a los hijos
de Israel:
Acercaos, y escuchad las
palabras de Jehová vuestro Dios.
10 Y añadió Josué:
En esto conoceréis que el
Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros
al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al
jebuseo.
11 He aquí, el arca del
pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del
Jordán.
12 Tomad, pues, ahora doce
hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
13 Y cuando las plantas de
los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la
tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán;
porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
14 Y aconteció cuando
partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante
del pueblo llevando el arca del pacto,
15 cuando los que llevaban
el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca
fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por
todas sus orillas todo el tiempo de la siega),
16 las aguas que venían de
arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está
al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se
acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.
17 Mas los sacerdotes que
llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del
Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel
pasó en seco.
Las
doce piedras tomadas del Jordán
JOSUÉ 4
1 Cuando toda la gente
hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo:
2 Tomad del pueblo doce
hombres, uno de cada tribu,
3 y mandadles, diciendo:
Tomad de aquí de en medio
del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce
piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde
habéis de pasar la noche.
4 Entonces Josué llamó a
los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel,
uno de cada tribu.
5 Y les dijo Josué:
Pasad delante del arca de
Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una
piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel,
6 para que esto sea señal
entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana,
diciendo:
¿Qué significan estas
piedras?
7 les responderéis:
Que las aguas del Jordán
fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el
Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de
monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.
8 Y los hijos de Israel lo
hicieron así como Josué les mandó:
tomaron doce piedras de
en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de
las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las
levantaron allí.
9 Josué también levantó
doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los
sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.
10 Y los sacerdotes que
llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que
Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas
que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó.
11 Y cuando todo el pueblo
acabó de pasar, también pasó el arca de Jehová, y los sacerdotes, en presencia
del pueblo.
12 También los hijos de
Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de
los hijos de Israel, según Moisés les había dicho;
13 como cuarenta mil
hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó
delante de Jehová.
14 En aquel día Jehová
engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían temido
a Moisés, todos los días de su vida.
15 Luego Jehová habló a
Josué, diciendo:
16 Manda a los sacerdotes
que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán.
17 Y Josué mandó a los
sacerdotes, diciendo:
Subid del Jordán.
18 Y aconteció que cuando
los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio del
Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco,
las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos
sus bordes.
19 Y el pueblo subió del
Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de
Jericó.
20 Y Josué erigió en
Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán.
21 Y habló a los hijos de
Israel, diciendo:
Cuando mañana preguntaren
vuestros hijos a sus padres, y dijeren:
¿Qué significan estas
piedras?
22 declararéis a vuestros
hijos, diciendo:
Israel pasó en seco por
este Jordán.
23 Porque Jehová vuestro
Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a
la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó
delante de nosotros hasta que pasamos;
24 para que todos los
pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis
a Jehová vuestro Dios todos los días.
La
circuncisión y la pascua en Gilgal
JOSUÉ 5
1 Cuando todos los reyes
de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los
reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado
las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado,
desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de
Israel.
2 En aquel tiempo Jehová
dijo a Josué:
Hazte cuchillos afilados,
y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel.
3 Y Josué se hizo
cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot.
4 Esta es la causa por la
cual Josué los circuncidó:
Todo el pueblo que había
salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el
desierto, por el camino, después que salieron de Egipto.
5 Pues todos los del
pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había
nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no
estaba circuncidado.
6 Porque los hijos de
Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de
guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron
a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la tierra
de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye
leche y miel.
7 A los hijos de ellos,
que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran
incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino.
8 Y cuando acabaron de
circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento,
hasta que sanaron.
9 Y Jehová dijo a Josué:
Hoy he quitado de
vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado
Gilgal, hasta hoy.
10 Y los hijos de Israel
acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la
tarde, en los llanos de Jericó.
11 Al otro día de la
pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo
día espigas nuevas tostadas.
12 Y el maná cesó el día
siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de
Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de
Canaán aquel año.
Josué y
el varón con la espada desenvainada
13 Estando Josué cerca de
Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una
espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo:
¿Eres de los nuestros, o
de nuestros enemigos?
14 El respondió:
No; mas como Príncipe del
ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro
en tierra, le adoró; y le dijo:
¿Qué dice mi Señor a su
siervo?
15 Y el Príncipe del
ejército de Jehová respondió a Josué:
Quita el calzado de tus
pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
La toma
de Jericó
JOSUÉ 6
1 Ahora, Jericó estaba
cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
2 Mas Jehová dijo a Josué:
Mira, yo he entregado en
tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
3 Rodearéis, pues, la
ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto
haréis durante seis días.
4 Y siete sacerdotes
llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día
daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
5 Y cuando toquen
prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina,
todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá
el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
6 Llamando, pues, Josué
hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo:
Llevad el arca del pacto,
y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de
Jehová.
7 Y dijo al pueblo:
Pasad, y rodead la
ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
8 Y así que Josué hubo
hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de
carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca
del pacto de Jehová los seguía.
9 Y los hombres armados
iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba
tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.
10 Y Josué mandó al
pueblo, diciendo:
Vosotros no gritaréis, ni
se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os
diga:
Gritad; entonces
gritaréis.
11 Así que él hizo que el
arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al
campamento, y allí pasaron la noche.
12 Y Josué se levantó de
mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
13 Y los siete sacerdotes,
llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de
Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban
delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las
bocinas tocaban continuamente.
14 Así dieron otra vuelta
a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron
durante seis días.
15 Al séptimo día se
levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera
siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
16 Y cuando los sacerdotes
tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo:
Gritad, porque Jehová os
ha entregado la ciudad.
17 Y será la ciudad
anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la
ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a
los mensajeros que enviamos.
18 Pero vosotros guardaos
del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis
anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.
19 Mas toda la plata y el
oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren
en el tesoro de Jehová.
20 Entonces el pueblo
gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo
hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó.
El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la
tomaron.
21 Y destruyeron a filo de
espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
22 Mas Josué dijo a los
dos hombres que habían reconocido la tierra:
Entrad en casa de la
mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como
lo jurasteis.
23 Y los espías entraron y
sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo;
y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de
Israel.
24 Y consumieron con fuego
la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la
casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.
25 Mas Josué salvó la vida
a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó
ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que
Josué había enviado a reconocer a Jericó.
26 En aquel tiempo hizo
Josué un juramento, diciendo:
Maldito delante de Jehová
el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su
primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus
puertas.
27 Estaba, pues, Jehová
con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
El
pecado de Acán
JOSUÉ 7
1 Pero los hijos de Israel
cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi,
hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de
Jehová se encendió contra los hijos de Israel.
2 Después Josué envió
hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el;
y les habló diciendo:
Subid y reconoced la
tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai.
3 Y volviendo a Josué, le
dijeron:
No suba todo el pueblo,
sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo
el pueblo yendo allí, porque son pocos.
4 Y subieron allá del
pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai.
5 Y los de Hai mataron de
ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta
Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo
desfalleció y vino a ser como agua.
6 Entonces Josué rompió
sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová
hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus
cabezas.
7 Y Josué dijo:
¡Ah, Señor Jehová! ¿Por
qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los
amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del
Jordán! 8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de
sus enemigos?
9 Porque los cananeos y
todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro
nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?
10 Y Jehová dijo a Josué:
Levántate; ¿por qué te
postras así sobre tu rostro?
11 Israel ha pecado, y aun
han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y
hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.
12 Por esto los hijos de
Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos
volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con
vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
13 Levántate, santifica al
pueblo, y di:
Santificaos para mañana;
porque Jehová el Dios de Israel dice así:
Anatema hay en medio de
ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el
anatema de en medio de vosotros.
14 Os acercaréis, pues,
mañana por vuestras tribus; y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus
familias; y la familia que Jehová tomare, se acercará por sus casas; y la casa
que Jehová tomare, se acercará por los varones;
15 y el que fuere
sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha
quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel.
16 Josué, pues,
levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la
tribu de Judá.
17 Y haciendo acercar a la
tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a
la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi.
18 Hizo acercar su casa
por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera,
de la tribu de Judá.
19 Entonces Josué dijo a
Acán:
Hijo mío, da gloria a
Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho;
no me lo encubras.
20 Y Acán respondió a
Josué diciendo:
Verdaderamente yo he
pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.
21 Pues vi entre los
despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un
lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí
que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de
ello.
22 Josué entonces envió
mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido
en su tienda, y el dinero debajo de ello.
23 Y tomándolo de en medio
de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron
delante de Jehová.
24 Entonces Josué, y todo
Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de
oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo
cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.
25 Y le dijo Josué:
¿Por qué nos has turbado?
Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los
quemaron después de apedrearlos.
26 Y levantaron sobre él
un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor
de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy.
Toma y
destrucción de Hai
JOSUÉ 8
1 Jehová dijo a Josué:
No temas ni desmayes;
toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he
entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra.
2 Y harás a Hai y a su rey
como hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis
para vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella.
3 Entonces se levantaron
Josué y toda la gente de guerra, para subir contra Hai; y escogió Josué treinta
mil hombres fuertes, los cuales envió de noche.
4 Y les mandó, diciendo:
Atended, pondréis
emboscada a la ciudad detrás de ella; no os alejaréis mucho de la ciudad, y
estaréis todos dispuestos.
5 Y yo y todo el pueblo
que está conmigo nos acercaremos a la ciudad; y cuando salgan ellos contra
nosotros, como hicieron antes, huiremos delante de ellos.
6 Y ellos saldrán tras
nosotros, hasta que los alejemos de la ciudad; porque dirán:
Huyen de nosotros como la
primera vez. Huiremos, pues, delante de ellos.
7 Entonces vosotros os
levantaréis de la emboscada y tomaréis la ciudad; pues Jehová vuestro Dios la
entregará en vuestras manos.
8 Y cuando la hayáis
tomado, le prenderéis fuego. Haréis conforme a la palabra de Jehová; mirad que
os lo he mandado.
9 Entonces Josué los
envió; y ellos se fueron a la emboscada, y se pusieron entre Bet-el y Hai, al
occidente de Hai; y Josué se quedó aquella noche en medio del pueblo.
10 Levantándose Josué muy
de mañana, pasó revista al pueblo, y subió él, con los ancianos de Israel,
delante del pueblo contra Hai.
11 Y toda la gente de
guerra que con él estaba, subió y se acercó, y llegaron delante de la ciudad, y
acamparon al norte de Hai; y el valle estaba entre él y Hai.
12 Y tomó como cinco mil
hombres, y los puso en emboscada entre Bet-el y Hai, al occidente de la ciudad.
13 Así dispusieron al
pueblo:
todo el campamento al
norte de la ciudad, y su emboscada al occidente de la ciudad, y Josué avanzó
aquella noche hasta la mitad del valle.
14 Y aconteció que
viéndolo el rey de Hai, él y su pueblo se apresuraron y madrugaron; y al tiempo
señalado, los hombres de la ciudad salieron al encuentro de Israel para
combatir, frente al Arabá, no sabiendo que estaba puesta emboscada a espaldas de
la ciudad.
15 Entonces Josué y todo
Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos por el camino del
desierto.
16 Y todo el pueblo que
estaba en Hai se juntó para seguirles; y siguieron a Josué, siendo así alejados
de la ciudad.
17 Y no quedó hombre en
Hai ni en Bet-el, que no saliera tras de Israel; y por seguir a Israel dejaron
la ciudad abierta.
18 Entonces Jehová dijo a
Josué:
Extiende la lanza que
tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió
hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía.
19 Y levantándose
prontamente de su lugar los que estaban en la emboscada, corrieron luego que él
alzó su mano, y vinieron a la ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle
fuego.
20 Y los hombres de Hai
volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al
cielo, y no pudieron huir ni a una parte ni a otra, porque el pueblo que iba
huyendo hacia el desierto se volvió contra los que les seguían.
21 Josué y todo Israel,
viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de la
ciudad subía, se volvieron y atacaron a los de Hai.
22 Y los otros salieron de
la ciudad a su encuentro, y así fueron encerrados en medio de Israel, los unos
por un lado, y los otros por el otro. Y los hirieron hasta que no quedó ninguno
de ellos que escapase.
23 Pero tomaron vivo al
rey de Hai, y lo trajeron a Josué.
24 Y cuando los israelitas
acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el campo y en el desierto a
donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser
consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo
de espada.
25 Y el número de los que
cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.
26 Porque Josué no retiró
su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo
a todos los moradores de Hai.
27 Pero los israelitas
tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra
de Jehová que le había mandado a Josué.
28 Y Josué quemó a Hai y
la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy.
29 Y al rey de Hai lo
colgó de un madero hasta caer la noche; y cuando el sol se puso, mandó Josué que
quitasen del madero su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y
levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.
Lectura
de la ley en el Monte Ebal
30 Entonces Josué edificó
un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal,
31 como Moisés siervo de
Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de
la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó
hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de
paz.
32 También escribió allí
sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los
hijos de Israel.
33 Y todo Israel, con sus
ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en
presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová,
así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte
Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de
Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de
Israel.
34 Después de esto, leyó
todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo
lo que está escrito en el libro de la ley.
35 No hubo palabra alguna
de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la
congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que
moraban entre ellos.
Astucia
de los gabaonitas
JOSUÉ 9
1 Cuando oyeron estas
cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, así en las montañas
como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande delante del Líbano, los
heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,
2 se concertaron para
pelear contra Josué e Israel.
3 Mas los moradores de
Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai,
4 usaron de astucia; pues
fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y
cueros viejos de vino, rotos y remendados,
5 y zapatos viejos y
recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían
para el camino era seco y mohoso.
6 Y vinieron a Josué al
campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel:
Nosotros venimos de
tierra muy lejana; haced, pues, ahora alianza con nosotros.
7 Y los de Israel
respondieron a los heveos:
Quizás habitáis en medio
de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros?
8 Ellos respondieron a
Josué:
Nosotros somos tus
siervos. Y Josué les dijo:
¿Quiénes sois vosotros, y
de dónde venís?
9 Y ellos respondieron:
Tus siervos han venido de
tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su
fama, y todo lo que hizo en Egipto,
10 y todo lo que hizo a
los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán:
a Sehón rey de Hesbón, y
a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.
11 Por lo cual nuestros
ancianos y todos los moradores de nuestra tierra nos dijeron:
Tomad en vuestras manos
provisión para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidles:
Nosotros somos vuestros
siervos; haced ahora alianza con nosotros.
12 Este nuestro pan lo
tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir
a vosotros; y helo aquí ahora ya seco y mohoso.
13 Estos cueros de vino
también los llenamos nuevos; helos aquí ya rotos; también estos nuestros
vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino.
14 Y los hombres de Israel
tomaron de la provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová.
15 Y Josué hizo paz con
ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron
los príncipes de la congregación.
16 Pasados tres días
después que hicieron alianza con ellos, oyeron que eran sus vecinos, y que
habitaban en medio de ellos.
17 Y salieron los hijos de
Israel, y al tercer día llegaron a las ciudades de ellos; y sus ciudades eran
Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim.
18 Y no los mataron los
hijos de Israel, por cuanto los príncipes de la congregación les habían jurado
por Jehová el Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los
príncipes.
19 Mas todos los príncipes
respondieron a toda la congregación:
Nosotros les hemos jurado
por Jehová Dios de Israel; por tanto, ahora no les podemos tocar.
20 Esto haremos con ellos:
les dejaremos vivir, para
que no venga ira sobre nosotros por causa del juramento que les hemos hecho.
21 Dijeron, pues, de ellos
los príncipes:
Dejadlos vivir; y fueron
constituidos leñadores y aguadores para toda la congregación, concediéndoles la
vida, según les habían prometido los príncipes.
22 Y llamándolos Josué,
les habló diciendo:
¿Por qué nos habéis
engañado, diciendo:
Habitamos muy lejos de
vosotros, siendo así que moráis en medio de nosotros?
23 Ahora, pues, malditos
sois, y no dejará de haber de entre vosotros siervos, y quien corte la leña y
saque el agua para la casa de mi Dios.
24 Y ellos respondieron a
Josué y dijeron:
Como fue dado a entender
a tus siervos que Jehová tu Dios había mandado a Moisés su siervo que os había
de dar toda la tierra, y que había de destruir a todos los moradores de la
tierra delante de vosotros, por esto temimos en gran manera por nuestras vidas a
causa de vosotros, e hicimos esto.
25 Ahora, pues, henos aquí
en tu mano; lo que te pareciere bueno y recto hacer de nosotros, hazlo.
26 Y él lo hizo así con
ellos; pues los libró de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron.
27 Y Josué los destinó
aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de
Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.
Derrota
de los amorreos
JOSUÉ
10
1 Cuando Adonisedec rey de
Jerusalén oyó que Josué había tomado a Hai, y que la había asolado (como había
hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de
Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos,
2 tuvo gran temor; porque
Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y
todos sus hombres eran fuertes.
3 Por lo cual Adonisedec
rey de Jerusalén envió a Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía
rey de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo:
4 Subid a mí y ayudadme,
y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel.
5 Y cinco reyes de los
amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de
Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos,
y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella.
6 Entonces los moradores
de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal:
No niegues ayuda a tus
siervos; sube prontamente a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos
los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han unido contra
nosotros.
7 Y subió Josué de Gilgal,
él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes.
8 Y Jehová dijo a Josué:
No tengas temor de ellos;
porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de
ti.
9 Y Josué vino a ellos de
repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal.
10 Y Jehová los llenó de
consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los
siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda.
11 Y mientras iban huyendo
de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo
grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que
murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a
espada.
12 Entonces Josué habló a
Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y
dijo en presencia de los israelitas:
Sol, detente en Gabaón;
Y tú, luna, en el valle de
Ajalón.
13 Y el sol se detuvo y la
luna se paró,
Hasta que la gente se hubo
vengado de sus enemigos.
¿No está escrito esto en
el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a
ponerse casi un día entero.
14 Y no hubo día como
aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un
hombre; porque Jehová peleaba por Israel.
15 Y Josué, y todo Israel
con él, volvió al campamento en Gilgal.
16 Y los cinco reyes
huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda.
17 Y fue dado aviso a
Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en una cueva en Maceda.
18 Entonces Josué dijo:
Rodad grandes piedras a
la entrada de la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden;
19 y vosotros no os
detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin
dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en
vuestra mano.
20 Y aconteció que cuando
Josué y los hijos de Israel acabaron de herirlos con gran mortandad hasta
destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas.
21 Todo el pueblo volvió
sano y salvo a Josué, al campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua
contra ninguno de los hijos de Israel.
22 Entonces dijo Josué:
Abrid la entrada de la
cueva, y sacad de ella a esos cinco reyes.
23 Y lo hicieron así, y
sacaron de la cueva a aquellos cinco reyes:
al rey de Jerusalén, al
rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón.
24 Y cuando los hubieron
llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los
principales de la gente de guerra que habían venido con él:
Acercaos, y poned
vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron
sus pies sobre los cuellos de ellos.
25 Y Josué les dijo:
No temáis, ni os
atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros
enemigos contra los cuales peleáis.
26 Y después de esto Josué
los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron colgados en
los maderos hasta caer la noche.
27 Y cuando el sol se iba
a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva
donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva,
las cuales permanecen hasta hoy.
28 En aquel mismo día tomó
Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los
destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo al rey de
Maceda como había hecho al rey de Jericó.
29 Y de Maceda pasó Josué,
y todo Israel con él, a Libna; y peleó contra Libna;
30 y Jehová la entregó
también a ella y a su rey en manos de Israel; y la hirió a filo de espada, con
todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo a su rey de la manera
como había hecho al rey de Jericó.
31 Y Josué, y todo Israel
con él, pasó de Libna a Laquis, y acampó cerca de ella, y la combatió;
32 y Jehová entregó a
Laquis en mano de Israel, y la tomó al día siguiente, y la hirió a filo de
espada, con todo lo que en ella tenía vida, así como había hecho en Libna.
33 Entonces Horam rey de
Gezer subió en ayuda de Laquis; mas a él y a su pueblo destruyó Josué, hasta no
dejar a ninguno de ellos.
34 De Laquis pasó Josué, y
todo Israel con él, a Eglón; y acamparon cerca de ella, y la combatieron;
35 y la tomaron el mismo
día, y la hirieron a filo de espada; y aquel día mató a todo lo que en ella
tenía vida, como había hecho en Laquis.
36 Subió luego Josué, y
todo Israel con él, de Eglón a Hebrón, y la combatieron.
37 Y tomándola, la
hirieron a filo de espada, a su rey y a todas sus ciudades, con todo lo que en
ella tenía vida, sin dejar nada; como había hecho a Eglón, así la destruyeron
con todo lo que en ella tenía vida.
38 Después volvió Josué, y
todo Israel con él, sobre Debir, y combatió contra ella;
39 y la tomó, y a su rey,
y a todas sus ciudades; y las hirieron a filo de espada, y destruyeron todo lo
que allí dentro tenía vida, sin dejar nada; como había hecho a Hebrón, y como
había hecho a Libna y a su rey, así hizo a Debir y a su rey.
40 Hirió, pues, Josué toda
la región de las montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos
sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo mató, como Jehová Dios de
Israel se lo había mandado.
41 Y los hirió Josué desde
Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón.
42 Todos estos reyes y sus
tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por
Israel.
43 Y volvió Josué, y todo
Israel con él, al campamento en Gilgal.
Derrota
de la alianza de Jabín
JOSUÉ
11
1 Cuando oyó esto Jabín
rey de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de
Acsaf,
2 y a los reyes que
estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret,
en los llanos, y en las regiones de Dor al occidente;
3 y al cananeo que estaba
al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las
montañas, y al heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa.
4 Estos salieron, y con
ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del
mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra.
5 Todos estos reyes se
unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear
contra Israel.
6 Mas Jehová dijo a Josué:
No tengas temor de ellos,
porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel;
desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego.
7 Y Josué, y toda la gente
de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom.
8 Y los entregó Jehová en
manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande y hasta
Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les
dejaron ninguno.
9 Y Josué hizo con ellos
como Jehová le había mandado:
desjarretó sus caballos,
y sus carros quemó a fuego.
10 Y volviendo Josué, tomó
en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey; pues Hazor había sido
antes cabeza de todos estos reinos.
11 Y mataron a espada todo
cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que
respirase; y a Hazor pusieron fuego.
12 Asimismo tomó Josué
todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió
a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado.
13 Pero a todas las
ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor
quemó Josué.
14 Y los hijos de Israel
tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos
los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con
vida.
15 De la manera que Jehová
lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo
hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.
Josué
se apodera de toda la tierra
16 Tomó, pues, Josué toda
aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los
llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles.
17 Desde el monte Halac,
que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del
monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató.
18 Por mucho tiempo tuvo
guerra Josué con estos reyes.
19 No hubo ciudad que
hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón;
todo lo tomaron en guerra.
20 Porque esto vino de
Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a
Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen
desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.
21 También en aquel tiempo
vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab,
de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó
a ellos y a sus ciudades.
22 Ninguno de los anaceos
quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y
en Asdod.
23 Tomó, pues, Josué toda
la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó
Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus;
y la tierra descansó de la guerra.
Reyes
derrotados por Moisés
JOSUÉ
12
1 Estos son los reyes de
la tierra que los hijos de Israel derrotaron y cuya tierra poseyeron al otro
lado del Jordán hacia donde nace el sol, desde el arroyo de Arnón hasta el monte
Hermón, y todo el Arabá al oriente:
2 Sehón rey de los
amorreos, que habitaba en Hesbón, y señoreaba desde Aroer, que está a la ribera
del arroyo de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad, hasta el
arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón;
3 y el Arabá hasta el mar
de Cineret, al oriente; y hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al oriente, por
el camino de Bet- jesimot, y desde el sur al pie de las laderas del Pisga.
4 Y el territorio de Og
rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y
en Edrei,
5 y dominaba en el monte
Hermón, en Salca, en todo Basán hasta los límites de Gesur y de Maaca, y la
mitad de Galaad, territorio de Sehón rey de Hesbón.
6 A éstos derrotaron
Moisés siervo de Jehová y los hijos de Israel; y Moisés siervo de Jehová dio
aquella tierra en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de
Manasés.
Reyes
derrotados por Josué
7 Y estos son los reyes de
la tierra que derrotaron Josué y los hijos de Israel, a este lado del Jordán
hacia el occidente, desde Baal-gad en el llano del Líbano hasta el monte de
Halac que sube hacia Seir; y Josué dio la tierra en posesión a las tribus de
Israel, conforme a su distribución;
8 en las montañas, en los
valles, en el Arabá, en las laderas, en el desierto y en el Neguev; el heteo, el
amorreo, el cananeo, el ferezeo, el heveo y el jebuseo.
9 El rey de Jericó, uno;
el rey de Hai, que está al lado de Bet-el, otro;
10 el rey de Jerusalén,
otro; el rey de Hebrón, otro;
11 el rey de Jarmut, otro;
el rey de Laquis, otro;
12 el rey de Eglón, otro;
el rey de Gezer, otro;
13 el rey de Debir, otro;
el rey de Geder, otro;
14 el rey de Horma, otro;
el rey de Arad, otro;
15 el rey de Libna, otro;
el rey de Adulam, otro;
16 el rey de Maceda, otro;
el rey de Bet-el, otro;
17 el rey de Tapúa, otro;
el rey de Hefer, otro;
18 el rey de Afec, otro;
el rey de Sarón, otro;
19 el rey de Madón, otro;
el rey de Hazor, otro;
20 el rey de Simron-merón,
otro; el rey de Acsaf, otro;
21 el rey de Taanac, otro;
el rey de Meguido, otro;
22 el rey de Cedes, otro;
el rey de Jocneam del Carmelo, otro;
23 el rey de Dor, de la
provincia de Dor, otro; el rey de Goim en Gilgal, otro;
24 el rey de Tirsa, otro;
treinta y un reyes por todos.
Tierra
aún sin conquistar
JOSUÉ
13
1 Siendo Josué ya viejo,
entrado en años, Jehová le dijo:
Tú eres ya viejo, de edad
avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer.
2 Esta es la tierra que
queda:
todos los territorios de
los filisteos, y todos los de los gesureos;
3 desde Sihor, que está al
oriente de Egipto, hasta el límite de Ecrón al norte, que se considera de los
cananeos; de los cinco príncipes de los filisteos, el gazeo, el asdodeo, el
ascaloneo, el geteo y el ecroneo; también los aveos;
4 al sur toda la tierra de
los cananeos, y Mehara, que es de los sidonios, hasta Afec, hasta los límites
del amorreo;
5 la tierra de los
giblitas, y todo el Líbano hacia donde sale el sol, desde Baal-gad al pie del
monte Hermón, hasta la entrada de Hamat;
6 todos los que habitan en
las montañas desde el Líbano hasta Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los
exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte
el país a los israelitas por heredad, como te he mandado.
7 Reparte, pues, ahora
esta tierra en heredad a las nueve tribus, y a la media tribu de Manasés.
8 Porque los rubenitas y
gaditas y la otra mitad de Manasés recibieron ya su heredad, la cual les dio
Moisés al otro lado del Jordán al oriente, según se la dio Moisés siervo de
Jehová;
9 desde Aroer, que está a
la orilla del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y toda
la llanura de Medeba, hasta Dibón;
10 todas las ciudades de
Sehón rey de los amorreos, el cual reinó en Hesbón, hasta los límites de los
hijos de Amón;
11 y Galaad, y los
territorios de los gesureos y de los maacateos, y todo el monte Hermón, y toda
la tierra de Basán hasta Salca;
12 todo el reino de Og en
Basán, el cual reinó en Astarot y en Edrei, el cual había quedado del resto de
los refaítas; pues Moisés los derrotó, y los echó.
13 Mas a los gesureos y a
los maacateos no los echaron los hijos de Israel, sino que Gesur y Maaca
habitaron entre los israelitas hasta hoy.
El
territorio que distribuyó Moisés
14 Pero a la tribu de Leví
no dio heredad; los sacrificios de Jehová Dios de Israel son su heredad, como él
les había dicho.
15 Dio, pues, Moisés a la
tribu de los hijos de Rubén conforme a sus familias.
16 Y fue el territorio de
ellos desde Aroer, que está a la orilla del arroyo de Arnón, y la ciudad que
está en medio del valle, y toda la llanura hasta Medeba;
17 Hesbón, con todas sus
ciudades que están en la llanura; Dibón, Bamot-baal, Bet-baal-meón,
18 Jahaza, Cademot, Mefaat,
19 Quiriataim, Sibma,
Zaret-sahar en el monte del valle,
20 Bet-peor, las laderas
de Pisga, Bet-jesimot,
21 todas las ciudades de
la llanura, y todo el reino de Sehón rey de los amorreos, que reinó en Hesbón,
al cual derrotó Moisés, y a los príncipes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y
Reba, príncipes de Sehón que habitaban en aquella tierra.
22 También mataron a
espada los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, entre los demás
que mataron.
23 Y el Jordán fue el
límite del territorio de los hijos de Rubén. Esta fue la heredad de los hijos de
Rubén conforme a sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
24 Dio asimismo Moisés a
la tribu de Gad, a los hijos de Gad, conforme a sus familias.
25 El territorio de ellos
fue Jazer, y todas las ciudades de Galaad, y la mitad de la tierra de los hijos
de Amón hasta Aroer, que está enfrente de Rabá.
26 Y desde Hesbón hasta
Ramat-mizpa, y Betonim; y desde Mahanaim hasta el límite de Debir;
27 y en el valle, Bet-aram,
Bet-nimra, Sucot y Zafón, resto del reino de Sehón rey de Hesbón; el Jordán y su
límite hasta el extremo del mar de Cineret al otro lado del Jordán, al oriente.
28 Esta es la heredad de
los hijos de Gad por sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
29 También dio Moisés
heredad a la media tribu de Manasés; y fue para la media tribu de los hijos de
Manasés, conforme a sus familias.
30 El territorio de ellos
fue desde Mahanaim, todo Basán, todo el reino de Og rey de Basán, y todas las
aldeas de Jair que están en Basán, sesenta poblaciones,
31 y la mitad de Galaad, y
Astarot y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán, para los hijos de Maquir
hijo de Manasés, para la mitad de los hijos de Maquir conforme a sus familias.
32 Esto es lo que Moisés
repartió en heredad en los llanos de Moab, al otro lado del Jordán de Jericó, al
oriente.
33 Mas a la tribu de Leví
no dio Moisés heredad; Jehová Dios de Israel es la heredad de ellos, como él les
había dicho.
Canaán
repartida por suerte
JOSUÉ
14
1 Esto, pues, es lo que
los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de Canaán, lo cual les
repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres
de las tribus de los hijos de Israel.
2 Por suerte se les dio su
heredad, como Jehová había mandado a Moisés que se diera a las nueve tribus y a
la media tribu.
3 Porque a las dos tribus
y a la media tribu les había dado Moisés heredad al otro lado del Jordán; mas a
los levitas no les dio heredad entre ellos.
4 Porque los hijos de José
fueron dos tribus, Manasés y Efraín; y no dieron parte a los levitas en la
tierra sino ciudades en que morasen, con los ejidos de ellas para sus ganados y
rebaños.
5 De la manera que Jehová
lo había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el
repartimiento de la tierra.
Caleb
recibe Hebrón
6 Y los hijos de Judá
vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo:
Tú sabes lo que Jehová
dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti.
7 Yo era de edad de
cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a
reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón.
8 Y mis hermanos, los que
habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo
cumplí siguiendo a Jehová mi Dios.
9 Entonces Moisés juró
diciendo:
Ciertamente la tierra que
holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto
cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.
10 Ahora bien, Jehová me
ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que
Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y
ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años.
11 Todavía estoy tan
fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es
ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
12 Dame, pues, ahora este
monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los
anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová
estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.
13 Josué entonces le
bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad.
14 Por tanto, Hebrón vino
a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había
seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel.
15 Mas el nombre de Hebrón
fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la
tierra descansó de la guerra.
El
territorio de Judá
JOSUÉ
15
1 La parte que tocó en
suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta
la frontera de Edom, teniendo el desierto de Zin al sur como extremo meridional.
2 Y su límite por el lado
del sur fue desde la costa del Mar Salado, desde la bahía que mira hacia el sur;
3 y salía hacia el sur de
la subida de Acrabim, pasando hasta Zin; y subiendo por el sur hasta Cades-barnea,
pasaba a Hezrón, y subiendo por Adar daba vuelta a Carca.
4 De allí pasaba a Asmón,
y salía al arroyo de Egipto, y terminaba en el mar. Este, pues, os será el
límite del sur.
5 El límite oriental es el
Mar Salado hasta la desembocadura del Jordán. Y el límite del lado del norte,
desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán;
6 y sube este límite por
Bet-hogla, y pasa al norte de Bet-arabá, y de aquí sube a la piedra de Bohán
hijo de Rubén.
7 Luego sube a Debir desde
el valle de Acor; y al norte mira sobre Gilgal, que está enfrente de la subida
de Adumín, que está al sur del arroyo; y pasa hasta las aguas de En-semes, y
sale a la fuente de Rogel.
8 Y sube este límite por
el valle del hijo de Hinom al lado sur del jebuseo, que es Jerusalén. Luego sube
por la cumbre del monte que está enfrente del valle de Hinom hacia el occidente,
el cual está al extremo del valle de Refaim, por el lado del norte.
9 Y rodea este límite
desde la cumbre del monte hasta la fuente de las aguas de Neftoa, y sale a las
ciudades del monte de Efrón, rodeando luego a Baala, que es Quiriat-jearim.
10 Después gira este
límite desde Baala hacia el occidente al monte de Seir; y pasa al lado del monte
de Jearim hacia el norte, el cual es Quesalón, y desciende a Bet-semes, y pasa a
Timna.
11 Sale luego al lado de
Ecrón hacia el norte; y rodea a Sicrón, y pasa por el monte de Baala, y sale a
Jabneel y termina en el mar.
12 El límite del occidente
es el Mar Grande. Este fue el límite de los hijos de Judá, por todo el contorno,
conforme a sus familias.
Caleb
conquista Hebrón y Debir
(Jue.1.10-15)
13 Mas a Caleb hijo de
Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a
Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón.
14 Y Caleb echó de allí a
los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac.
15 De aquí subió contra
los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer.
16 Y dijo Caleb:
Al que atacare a Quiriat-sefer,
y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por muJer.17 Y la tomó Otoniel, hijo de
Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por muJer.18 Y aconteció que
cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar.
Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo:
¿Qué tienes?
19 Y ella respondió:
Concédeme un don; puesto
que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le
dio las fuentes de arriba, y las de abajo.
Las
ciudades de Judá
20 Esta, pues, es la
heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias.
21 Y fueron las ciudades
de la tribu de los hijos de Judá en el extremo sur, hacia la frontera de Edom:
Cabseel, Edar, Jagur,
22 Cina, Dimona, Adada,
23 Cedes,
Hazor, Itnán,
24 Zif, Telem,
Bealot,
25 Hazor-hadata, Queriot,
Hezrón (que es Hazor),
26 Amam, Sema, Molada,
27 Hazar-gada, Hesmón, Bet-pelet,
28 Hazar-sual, Beerseba,
Bizotia,
29 Baala, Iim, Esem,
30 Eltolad, Quesil, Horma,
31 Siclag, Madmana,
Sansana,
32 Lebaot, Silhim, Aín y
Rimón; por todas veintinueve ciudades con sus aldeas.
33 En las llanuras, Estaol,
Zora, Asena,
34 Zanoa, En-ganim, Tapúa,
Enam,
35 Jarmut, Adulam, Soco,
Azeca,
36 Saaraim, Aditaim,
Gedera y Gederotaim; catorce ciudades con sus aldeas.
37 Zenán, Hadasa, Migdal-gad,
38 Dileán, Mizpa, Jocteel,
39 Laquis, Boscat, Eglón,
40 Cabón, Lahmam, Quitlis,
41 Gederot, Bet-dagón,
Naama y Maceda; dieciséis ciudades con sus aldeas.
42 Libna, Eter, Asán,
43 Jifta, Asena, Nezib,
44 Keila, Aczib y Maresa;
nueve ciudades con sus aldeas.
45 Ecrón con sus villas y
sus aldeas.
46 Desde Ecrón hasta el
mar, todas las que están cerca de Asdod con sus aldeas.
47 Asdod con sus villas y
sus aldeas; Gaza con sus villas y sus aldeas hasta el río de Egipto, y el Mar
Grande con sus costas.
48 Y en las montañas,
Samir, Jatir, Soco,
49 Dana, Quiriat-sana (que
es Debir);
50 Anab, Estemoa, Anim,
51 Gosén, Holón y Gilo;
once ciudades con sus aldeas.
52 Arab, Duma, Esán,
53 Janum, Bet-tapúa, Afeca,
54 Humta, Quiriat-arba (la
cual es Hebrón) y Sior; nueve ciudades con sus aldeas.
55 Maón, Carmel, Zif,
Juta,
56 Jezreel, Jocdeam, Zanoa,
57 Caín, Gabaa y Timna;
diez ciudades con sus aldeas.
58 Halhul, Bet-sur, Gedor,
59 Maarat, Bet-anot y
Eltecón; seis ciudades con sus aldeas.
60 Quiriat-baal (que es
Quiriat-jearim) y Rabá; dos ciudades con sus aldeas.
61 En el desierto, Bet-arabá,
Midín, Secaca,
62 Nibsán, la Ciudad de la
Sal y Engadi; seis ciudades con sus aldeas.
63 Mas a los jebuseos que
habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado
el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.
Territorio de Efraín y de Manasés
JOSUÉ
16
1 Tocó en suerte a los
hijos de José desde el Jordán de Jericó hasta las aguas de Jericó hacia el
oriente, hacia el desierto que sube de Jericó por las montañas de Bet-el.
2 Y de Bet-el sale a Luz,
y pasa a lo largo del territorio de los arquitas hasta Atarot,
3 y baja hacia el
occidente al territorio de los jafletitas, hasta el límite de Bet-horón la de
abajo, y hasta Gezer; y sale al mar.
4 Recibieron, pues, su
heredad los hijos de José, Manasés y Efraín.
5 Y en cuanto al
territorio de los hijos de Efraín por sus familias, el límite de su heredad al
lado del oriente fue desde Atarot-adar hasta Bet-horón la de arriba.
6 Continúa el límite hasta
el mar, y hasta Micmetat al norte, y da vuelta hacia el oriente hasta Taanat-silo,
y de aquí pasa a Janoa.
7 De Janoa desciende a
Atarot y a Naarat, y toca Jericó y sale al Jordán.
8 Y de Tapúa se vuelve
hacia el mar, al arroyo de Caná, y sale al mar. Esta es la heredad de la tribu
de los hijos de Efraín por sus familias.
9 Hubo también ciudades
que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de
Manasés, todas ciudades con sus aldeas.
10 Pero no arrojaron al
cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta
hoy, y fue tributario.
JOSUÉ
17
1 Se echaron también
suertes para la tribu de Manasés, porque fue primogénito de José. Maquir,
primogénito de Manasés y padre de Galaad, el cual fue hombre de guerra, tuvo
Galaad y Basán.
2 Se echaron también
suertes para los otros hijos de Manasés conforme a sus familias:
los hijos de Abiezer, los
hijos de Helec, los hijos de Asriel, los hijos de Siquem, los hijos de Hefer y
los hijos de Semida; éstos fueron los hijos varones de Manasés hijo de José, por
sus familias.
3 Pero Zelofehad hijo de
Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino
hijas, los nombres de las cuales son estos:
Maala, Noa, Hogla, Milca
y Tirsa.
4 Estas vinieron delante
del sacerdote Eleazar y de Josué hijo de Nun, y de los príncipes, y dijeron:
Jehová mandó a Moisés que
nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él les dio heredad entre los
hermanos del padre de ellas, conforme al dicho de Jehová.
5 Y le tocaron a Manasés
diez partes además de la tierra de Galaad y de Basán que está al otro lado del
Jordán,
6 porque las hijas de
Manasés tuvieron heredad entre sus hijos; y la tierra de Galaad fue de los otros
hijos de Manasés.
7 Y fue el territorio de
Manasés desde Aser hasta Micmetat, que está enfrente de Siquem; y va al sur,
hasta los que habitan en Tapúa.
8 La tierra de Tapúa fue
de Manasés; pero Tapúa misma, que está junto al límite de Manasés, es de los
hijos de Efraín.
9 Desciende este límite al
arroyo de Caná, hacia el sur del arroyo. Estas ciudades de Efraín están entre
las ciudades de Manasés; y el límite de Manasés es desde el norte del mismo
arroyo, y sus salidas son al mar.
10 Efraín al sur, y
Manasés al norte, y el mar es su límite; y se encuentra con Aser al norte, y con
Isacar al oriente.
11 Tuvo también Manasés en
Isacar y en Aser a Bet-seán y sus aldeas, a Ibleam y sus aldeas, a los moradores
de Dor y sus aldeas, a los moradores de Endor y sus aldeas, a los moradores de
Taanac y sus aldeas, y a los moradores de Meguido y sus aldeas; tres provincias.
12 Mas los hijos de
Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió
en habitar en aquella tierra.
13 Pero cuando los hijos
de Israel fueron lo suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas
no lo arrojaron.
14 Y los hijos de José
hablaron a Josué, diciendo:
¿Por qué nos has dado por
heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande,
y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora?
15 Y Josué les respondió:
Si sois pueblo tan
grande, subid al bosque, y haceos desmontes allí en la tierra de los ferezeos y
de los refaítas, ya que el monte de Efraín es estrecho para vosotros.
16 Y los hijos de José
dijeron:
No nos bastará a nosotros
este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen
carros herrados; los que están en Bet-seán y en sus aldeas, y los que están en
el valle de Jezreel.
17 Entonces Josué
respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo:
Tú eres gran pueblo, y
tienes grande poder; no tendrás una sola parte,
18 sino que aquel monte
será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus
límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros
herrados, y aunque sea fuerte.
Territorios de las demás tribus
JOSUÉ
18
1 Toda la congregación de
los hijos de Israel se reunió en Silo, y erigieron allí el tabernáculo de
reunión, después que la tierra les fue sometida.
2 Pero habían quedado de
los hijos de Israel siete tribus a las cuales aún no habían repartido su
posesión.
3 Y Josué dijo a los hijos
de Israel:
¿Hasta cuándo seréis
negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el Dios de
vuestros padres?
4 Señalad tres varones de
cada tribu, para que yo los envíe, y que ellos se levanten y recorran la tierra,
y la describan conforme a sus heredades, y vuelvan a mí.
5 Y la dividirán en siete
partes; y Judá quedará en su territorio al sur, y los de la casa de José en el
suyo al norte.
6 Vosotros, pues,
delinearéis la tierra en siete partes, y me traeréis la descripción aquí, y yo
os echaré suertes aquí delante de Jehová nuestro Dios.
7 Pero los levitas ninguna
parte tienen entre vosotros, porque el sacerdocio de Jehová es la heredad de
ellos; Gad también y Rubén, y la media tribu de Manasés, ya han recibido su
heredad al otro lado del Jordán al oriente, la cual les dio Moisés siervo de
Jehová.
8 Levantándose, pues,
aquellos varones, fueron; y mandó Josué a los que iban para delinear la tierra,
diciéndoles:
Id, recorred la tierra y
delineadla, y volved a mí, para que yo os eche suertes aquí delante de Jehová en
Silo.
9 Fueron, pues, aquellos
varones y recorrieron la tierra, delineándola por ciudades en siete partes en un
libro, y volvieron a Josué al campamento en Silo.
10 Y Josué les echó
suertes delante de Jehová en Silo; y allí repartió Josué la tierra a los hijos
de Israel por sus porciones.
11 Y se sacó la suerte de
la tribu de los hijos de Benjamín conforme a sus familias; y el territorio
adjudicado a ella quedó entre los hijos de Judá y los hijos de José.
12 Fue el límite de ellos
al lado del norte desde el Jordán, y sube hacia el lado de Jericó al norte; sube
después al monte hacia el occidente, y viene a salir al desierto de Bet-avén.
13 De allí pasa en
dirección de Luz, al lado sur de Luz (que es Bet-el), y desciende de Atarot-adar
al monte que está al sur de Bet-horón la de abajo.
14 Y tuerce hacia el oeste
por el lado sur del monte que está delante de Bet-horón al sur; y viene a salir
a Quiriat-baal (que es Quiriat-jearim), ciudad de los hijos de Judá. Este es el
lado del occidente.
15 El lado del sur es
desde el extremo de Quiriat-jearim, y sale al occidente, a la fuente de las
aguas de Neftoa;
16 y desciende este límite
al extremo del monte que está delante del valle del hijo de Hinom, que está al
norte en el valle de Refaim; desciende luego al valle de Hinom, al lado sur del
jebuseo, y de allí desciende a la fuente de Rogel.
17 Luego se inclina hacia
el norte y sale a En-semes, y de allí a Gelilot, que está delante de la subida
de Adumín, y desciende a la piedra de Bohán hijo de Rubén,
18 y pasa al lado que está
enfrente del Arabá, y desciende al Arabá.
19 Y pasa el límite al
lado norte de Bet-hogla, y termina en la bahía norte del Mar Salado, a la
extremidad sur del Jordán; este es el límite sur.
20 Y el Jordán era el
límite al lado del oriente. Esta es la heredad de los hijos de Benjamín por sus
límites alrededor, conforme a sus familias.
21 Las ciudades de la
tribu de los hijos de Benjamín, por sus familias, fueron Jericó, Bet-hogla, el
valle de Casis,
22 Bet-arabá,
Zemaraim, Bet-el,
23 Avim, Pará, Ofra,
24 Quefar-haamoni, Ofni y
Geba; doce ciudades con sus aldeas;
25 Gabaón, Ramá, Beerot,
26 Mizpa, Cafira, Mozah,
27 Requem, Irpeel, Tarala,
28 Zela, Elef, Jebús (que
es Jerusalén), Gabaa y Quiriat; catorce ciudades con sus aldeas. Esta es la
heredad de los hijos de Benjamín conforme a sus familias.
JOSUÉ
19
1 La segunda suerte tocó a
Simeón, para la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias; y su
heredad fue en medio de la heredad de los hijos de Judá.
2 Y tuvieron en su heredad
a Beerseba, Seba, Molada,
3 Hazar-sual, Bala, Ezem,
4 Eltolad, Betul, Horma,
5 Siclag, Bet-marcabot,
Hazar-susa,
6 Bet-lebaot y Saruhén;
trece ciudades con sus aldeas;
7 Aín, Rimón, Eter y Asán;
cuatro ciudades con sus aldeas;
8 y todas las aldeas que
estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat del Neguev.
Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias.
9 De la suerte de los
hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón, por cuanto la parte
de los hijos de Judá era excesiva para ellos; así que los hijos de Simeón
tuvieron su heredad en medio de la de Judá.
10 La tercera suerte tocó
a los hijos de Zabulón conforme a sus familias; y el territorio de su heredad
fue hasta Sarid.
11 Y su límite sube hacia
el occidente a Marala, y llega hasta Dabeset, y de allí hasta el arroyo que está
delante de Jocneam;
12 y gira de Sarid hacia
el oriente, hacia donde nace el sol, hasta el límite de Quislot-tabor, sale a
Daberat, y sube a Jafía.
13 Pasando de allí hacia
el lado oriental a Gat-hefer y a Ita- cazín, sale a Rimón rodeando a Nea.
14 Luego, al norte, el
límite gira hacia Hanatón, viniendo a salir al valle de Jefte-el;
15 y abarca Catat, Naalal,
Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con sus aldeas.
16 Esta es la heredad de
los hijos de Zabulón conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas.
17 La cuarta suerte
correspondió a Isacar, a los hijos de Isacar conforme a sus familias.
18 Y fue su territorio
Jezreel, Quesulot, Sunem,
19 Hafaraim, Sihón,
Anaharat,
20 Rabit, Quisión, Abez,
21 Remet, En-ganim,
En-hada y Bet-pases.
22 Y llega este límite
hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes, y termina en el Jordán; dieciséis ciudades
con sus aldeas.
23 Esta es la heredad de
la tribu de los hijos de Isacar conforme a sus familias; estas ciudades con sus
aldeas.
24 La quinta suerte
correspondió a la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias.
25 Y su territorio abarcó
Helcat, Halí, Betén, Acsaf,
26 Alamelec, Amad y Miseal;
y llega hasta Carmelo al occidente, y a Sihorlibnat.
27 Después da vuelta hacia
el oriente a Bet-dagón y llega a Zabulón, al valle de Jefte-el al norte, a Bet-emec
y a Neiel, y sale a Cabul al norte.
28 Y abarca a Hebrón,
Rehob, Hamón y Caná, hasta la gran Sidón.
29 De allí este límite
tuerce hacia Ramá, y hasta la ciudad fortificada de Tiro, y gira hacia Hosa, y
sale al mar desde el territorio de Aczib.
30 Abarca también Uma,
Afec y Rehob; veintidós ciudades con sus aldeas.
31 Esta es la heredad de
la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias; estas ciudades con sus
aldeas.
32 La sexta suerte
correspondió a los hijos de Neftalí conforme a sus familias.
33 Y abarcó su territorio
desde Helef, Alón-saananim, Adami- neceb y Jabneel, hasta Lacum, y sale al
Jordán.
34 Y giraba el límite
hacia el occidente a Aznot-tabor, y de allí pasaba a Hucoc, y llegaba hasta
Zabulón al sur, y al occidente confinaba con Aser, y con Judá por el Jordán
hacia donde nace el sol.
35 Y las ciudades
fortificadas son Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret,
36 Adama, Ramá, Hazor,
37 Cedes, Edrei, En-hazor,
38 Irón, Migdal-el, Horem,
Bet-anat y Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas.
39 Esta es la heredad de
la tribu de los hijos de Neftalí conforme a sus familias; estas ciudades con sus
aldeas.
40 La séptima suerte
correspondió a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias.
41 Y fue el territorio de
su heredad, Zora, Estaol, Ir-semes,
42 Saalabín, Ajalón, Jetla,
43 Elón, Timnat, Ecrón,
44 Elteque, Gibetón,
Baalat,
45 Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón,
46 Mejarcón y Racón, con
el territorio que está delante de Jope.
47 Y les faltó territorio
a los hijos de Dan; y subieron los hijos de Dan y combatieron a Lesem, y
tomándola la hirieron a filo de espada, y tomaron posesión de ella y habitaron
en ella; y llamaron a Lesem, Dan, del nombre de Dan su padre.
48 Esta es la heredad de
la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; estas ciudades con sus
aldeas.
49 Y después que acabaron
de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel
heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos;
50 según la palabra de
Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en el monte de Efraín; y
él reedificó la ciudad y habitó en ella.
51 Estas son las heredades
que el sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres,
entregaron por suerte en posesión a las tribus de los hijos de Israel en Silo,
delante de Jehová, a la entrada del tabernáculo de reunión; y acabaron de
repartir la tierra.
Josué
señala ciudades de refugio
JOSUÉ
20
1 Habló Jehová a Josué,
diciendo:
2 Habla a los hijos de
Israel y diles:
Señalaos las ciudades de
refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés,
3 para que se acoja allí
el homicida que matare a alguno por accidente y no a sabiendas; y os servirán de
refugio contra el vengador de la sangre.
4 Y el que se acogiere a
alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la ciudad, y expondrá
sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos le recibirán
consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con ellos.
5 Si el vengador de la
sangre le siguiere, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su
prójimo por accidente, y no tuvo con él ninguna enemistad antes.
6 Y quedará en aquella
ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la
muerte del que fuere sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá
volver a su ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó.
7 Entonces señalaron a
Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el monte de Efraín, y
Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá.
8 Y al otro lado del
Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de
la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en Basán de la
tribu de Manasés.
9 Estas fueron las
ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para el extranjero que
morase entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno
por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta
que compareciese delante de la congregación.
Ciudades de los levitas
(1 Cr.6.54-81)
JOSUÉ
21
1 Los jefes de los padres
de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los
cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel,
2 y les hablaron en Silo
en la tierra de Canaán, diciendo:
Jehová mandó por medio de
Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros
ganados.
3 Entonces los hijos de
Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de
Jehová, estas ciudades con sus ejidos.
4 Y la suerte cayó sobre
las familias de los coatitas; y los hijos de Aarón el sacerdote, que eran de los
levitas, obtuvieron por suerte de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de
la tribu de Benjamín, trece ciudades.
5 Y los otros hijos de
Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín,
de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.
6 Los hijos de Gersón
obtuvieron por suerte, de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de
Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán, trece
ciudades.
7 Los hijos de Merari
según sus familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la
tribu de Zabulón, doce ciudades.
8 Dieron, pues, los hijos
de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había
mandado Jehová por conducto de Moisés.
9 De la tribu de los hijos
de Judá, y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que fueron
nombradas,
10 las cuales obtuvieron
los hijos de Aarón de las familias de Coat, de los hijos de Leví; porque para
ellos fue la suerte en primer lugar.
11 Les dieron Quiriat-arba
del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus
contornos.
12 Mas el campo de la
ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya.
13 Y a los hijos del
sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los
homicidas; además, Libna con sus ejidos,
14 Jatir con sus ejidos,
Estemoa con sus ejidos,
15 Holón con sus ejidos,
Debir con sus ejidos,
16 Aín con sus ejidos,
Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos; nueve ciudades de estas dos
tribus;
17 y de la tribu de
Benjamín, Gabaón con sus ejidos, Geba con sus ejidos,
18 Anatot con sus ejidos,
Almón con sus ejidos; cuatro ciudades.
19 Todas las ciudades de
los sacerdotes hijos de Aarón son trece con sus ejidos.
20 Mas las familias de los
hijos de Coat, levitas, los que quedaban de los hijos de Coat, recibieron por
suerte ciudades de la tribu de Efraín.
21 Les dieron Siquem con
sus ejidos, en el monte de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas;
además, Gezer con su ejidos,
22 Kibsaim con sus ejidos
y Bet-horón con sus ejidos; cuatro ciudades.
23 De la tribu de Dan,
Elteque con sus ejidos, Gibetón con sus ejidos,
24 Ajalón con sus ejidos y
Gat-rimón con sus ejidos; cuatro ciudades.
25 Y de la media tribu de
Manasés, Taanac con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; dos ciudades.
26 Todas las ciudades para
el resto de las familias de los hijos de Coat fueron diez con sus ejidos.
27 A los hijos de Gersón
de las familias de los levitas, dieron de la media tribu de Manasés a Golán en
Basán con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, y además,
Beestera con sus ejidos; dos ciudades.
28 De la tribu de Isacar,
Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos,
29 Jarmut con sus ejidos y
En-ganim con sus ejidos; cuatro ciudades.
30 De la tribu de Aser,
Miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos,
31 Helcat con sus ejidos y
Rehob con sus ejidos; cuatro ciudades.
32 Y de la tribu de
Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos como ciudad de refugio para los
homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y Cartán con sus ejidos; tres
ciudades.
33 Todas las ciudades de
los gersonitas por sus familias fueron trece ciudades con sus ejidos.
34 Y a las familias de los
hijos de Merari, levitas que quedaban, se les dio de la tribu de Zabulón,
Jocneam con sus ejidos, Carta con sus ejidos,
35 Dimna con sus ejidos y
Naalal con sus ejidos; cuatro ciudades.
36 Y de la tribu de Rubén,
Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos,
37 Cademot con sus ejidos
y Mefaat con sus ejidos; cuatro ciudades.
38 De la tribu de Gad,
Ramot de Galaad con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas;
además, Mahanaim con sus ejidos,
39 Hesbón con sus ejidos y
Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades.
40 Todas las ciudades de
los hijos de Merari por sus familias, que restaban de las familias de los
levitas, fueron por sus suertes doce ciudades.
41 Y todas las ciudades de
los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron cuarenta y
ocho ciudades con sus ejidos.
42 Y estas ciudades
estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella;
así fue con todas estas ciudades.
Israel
ocupa la tierra
43 De esta manera dio
Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron
y habitaron en ella.
44 Y Jehová les dio reposo
alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos
sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos
sus enemigos.
45 No faltó palabra de
todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se
cumplió.
El
altar junto al Jordán
JOSUÉ
22
1 Entonces Josué llamó a
los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de Manasés,
2 y les dijo:
Vosotros habéis guardado
todo lo que Moisés siervo de Jehová os mandó, y habéis obedecido a mi voz en
todo lo que os he mandado.
3 No habéis dejado a
vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis
cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios.
4 Ahora, pues, que Jehová
vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como lo había prometido,
volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que
Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán.
5 Solamente que con
diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de
Jehová os ordenó:
que améis a Jehová
vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le
sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.
6 Y bendiciéndolos, Josué
los despidió, y se fueron a sus tiendas.
7 También a la media tribu
de Manasés había dado Moisés posesión en Basán; mas a la otra mitad dio Josué
heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al occidente; y también a
éstos envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido.
8 Y les habló diciendo:
Volved a vuestras tiendas
con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, y bronce, y muchos
vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos.
9 Así los hijos de Rubén y
los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, se volvieron, separándose de los
hijos de Israel, desde Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la
tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, de la cual se habían
posesionado conforme al mandato de Jehová por conducto de Moisés.
10 Y llegando a los
límites del Jordán que está en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén y los
hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un altar junto al
Jordán, un altar de grande apariencia.
11 Y los hijos de Israel
oyeron decir que los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de
Manasés habían edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en los límites
del Jordán, del lado de los hijos de Israel.
12 Cuando oyeron esto los
hijos de Israel, se juntó toda la congregación de los hijos de Israel en Silo,
para subir a pelear contra ellos.
13 Y enviaron los hijos de
Israel a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés
en tierra de Galaad, a Finees hijo del sacerdote Eleazar,
14 y a diez príncipes con
él:
un príncipe por cada casa
paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la
casa de sus padres entre los millares de Israel.
15 Los cuales fueron a los
hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra
de Galaad, y les hablaron diciendo:
16 Toda la congregación
de Jehová dice así:
¿Qué transgresión es esta
con que prevaricáis contra el Dios de Israel para apartaros hoy de seguir a
Jehová, edificándoos altar para ser rebeldes contra Jehová?
17 ¿No ha sido bastante la
maldad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este día, por la cual
vino la mortandad en la congregación de Jehová,
18 para que vosotros os
apartéis hoy de seguir a Jehová? Vosotros os rebeláis hoy contra Jehová, y
mañana se airará él contra toda la congregación de Israel.
19 Si os parece que la
tierra de vuestra posesión es inmunda, pasaos a la tierra de la posesión de
Jehová, en la cual está el tabernáculo de Jehová, y tomad posesión entre
nosotros; pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis contra nosotros,
edificándoos altar además del altar de Jehová nuestro Dios.
20 ¿No cometió Acán hijo
de Zera prevaricación en el anatema, y vino ira sobre toda la congregación de
Israel? Y aquel hombre no pereció solo en su iniquidad.
21 Entonces los hijos de
Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés respondieron y dijeron a
los cabezas de los millares de Israel:
22 Jehová Dios de los
dioses, Jehová Dios de los dioses, él sabe, y hace saber a Israel:
si fue por rebelión o por
prevaricación contra Jehová, no nos salves hoy.
23 Si nos hemos edificado
altar para volvernos de en pos de Jehová, o para sacrificar holocausto u
ofrenda, o para ofrecer sobre él ofrendas de paz, el mismo Jehová nos lo
demande.
24 Lo hicimos más bien por
temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos:
¿Qué tenéis vosotros con
Jehová Dios de Israel?
25 Jehová ha puesto por
lindero el Jordán entre nosotros y vosotros, oh hijos de Rubén e hijos de Gad;
no tenéis vosotros parte en Jehová; y así vuestros hijos harían que nuestros
hijos dejasen de temer a Jehová.
26 Por esto dijimos:
Edifiquemos ahora un
altar, no para holocausto ni para sacrificio,
27 sino para que sea un
testimonio entre nosotros y vosotros, y entre los que vendrán después de
nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros
holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz; y no digan
mañana vuestros hijos a los nuestros:
Vosotros no tenéis parte
en Jehová.
28 Nosotros, pues,
dijimos:
Si aconteciere que tal
digan a nosotros, o a nuestras generaciones en lo por venir, entonces
responderemos:
Mirad el símil del altar
de Jehová, el cual hicieron nuestros padres, no para holocaustos o sacrificios,
sino para que fuese testimonio entre nosotros y vosotros.
29 Nunca tal acontezca que
nos rebelemos contra Jehová, o que nos apartemos hoy de seguir a Jehová,
edificando altar para holocaustos, para ofrenda o para sacrificio, además del
altar de Jehová nuestro Dios que está delante de su tabernáculo.
30 Oyendo Finees el
sacerdote y los príncipes de la congregación, y los jefes de los millares de
Israel que con él estaban, las palabras que hablaron los hijos de Rubén y los
hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello.
31 Y dijo Finees hijo del
sacerdote Eleazar a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de
Manasés:
Hoy hemos entendido que
Jehová está entre nosotros, pues que no habéis intentado esta traición contra
Jehová. Ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová.
32 Y Finees hijo del
sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejaron a los hijos de Rubén y a los hijos
de Gad, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos
de Israel, a los cuales dieron la respuesta.
33 Y el asunto pareció
bien a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y no
hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que
habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.
34 Y los hijos de Rubén y
los hijos de Gad pusieron por nombre al altar Ed; porque testimonio es entre
nosotros que Jehová es Dios.
Exhortación de Josué al pueblo
JOSUÉ
23
1 Aconteció, muchos días
después que Jehová diera reposo a Israel de todos sus enemigos alrededor, que
Josué, siendo ya viejo y avanzado en años,
2 llamó a todo Israel, a
sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les dijo:
Yo ya soy viejo y
avanzado en años.
3 Y vosotros habéis visto
todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra
causa; porque Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros.
4 He aquí os he repartido
por suerte, en herencia para vuestras tribus, estas naciones, así las destruidas
como las que quedan, desde el Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el
sol.
5 Y Jehová vuestro Dios
las echará de delante de vosotros, y las arrojará de vuestra presencia; y
vosotros poseeréis sus tierras, como Jehová vuestro Dios os ha dicho.
6 Esforzaos, pues, mucho
en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin
apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra;
7 para que no os mezcléis
con estas naciones que han quedado con vosotros, ni hagáis mención ni juréis por
el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis a ellos.
8 Mas a Jehová vuestro
Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy.
9 Pues ha arrojado Jehová
delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido
resistir delante de vuestro rostro.
10 Un varón de vosotros
perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como
él os dijo.
11 Guardad, pues, con
diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios.
12 Porque si os
apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con
vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y
ellas con vosotros,
13 sabed que Jehová
vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os
serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas
para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro
Dios os ha dado.
14 Y he aquí que yo estoy
para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo
vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas
las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os
han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.
15 Pero así como ha venido
sobre vosotros toda palabra buena que Jehová vuestro Dios os había dicho,
también traerá Jehová sobre vosotros toda palabra mala, hasta destruiros de
sobre la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado,
16 si traspasareis el
pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado, yendo y honrando a dioses
ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de Jehová se encenderá contra
vosotros, y pereceréis prontamente de esta buena tierra que él os ha dado.
Discurso de despedida de Josué
JOSUÉ
24
1 Reunió Josué a todas las
tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus príncipes, sus
jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.
2 Y dijo Josué a todo el
pueblo:
Así dice Jehová, Dios de
Israel:
Vuestros padres habitaron
antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y
servían a dioses extraños.
3 Y yo tomé a vuestro
padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y
aumenté su descendencia, y le di Isaac.
4 A Isaac di Jacob y Esaú.
Y a Esaú di el monte de Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos
descendieron a Egipto.
5 Y yo envié a Moisés y a
Aarón, y herí a Egipto, conforme a lo que hice en medio de él, y después os
saqué.
6 Saqué a vuestros padres
de Egipto; y cuando llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres
hasta el Mar Rojo con carros y caballería.
7 Y cuando ellos clamaron
a Jehová, él puso oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre
ellos el mar, el cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto.
Después estuvisteis muchos días en el desierto.
8 Yo os introduje en la
tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales
pelearon contra vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis su
tierra, y los destruí de delante de vosotros.
9 Después se levantó Balac
hijo de Zipor, rey de los moabitas, y peleó contra Israel; y envió a llamar a
Balaam hijo de Beor, para que os maldijese.
10 Mas yo no quise
escuchar a Balaam, por lo cual os bendijo repetidamente, y os libré de sus
manos.
11 Pasasteis el Jordán, y
vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra vosotros:
los amorreos, ferezeos,
cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras
manos.
12 Y envié delante de
vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a
los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco.
13 Y os di la tierra por
la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales
moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis.
14 Ahora, pues, temed a
Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los
dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto;
y servid a Jehová.
15 Y si mal os parece
servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes
sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los
dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a
Jehová.
16 Entonces el pueblo
respondió y dijo:
Nunca tal acontezca, que
dejemos a Jehová para servir a otros dioses;
17 porque Jehová nuestro
Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto,
de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha
guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por
entre los cuales pasamos.
18 Y Jehová arrojó de
delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra;
nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué dijo al
pueblo:
No podréis servir a
Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y
vuestros pecados.
20 Si dejareis a Jehová y
sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después
que os ha hecho bien.
21 El pueblo entonces dijo
a Josué:
No, sino que a Jehová
serviremos.
22 Y Josué respondió al
pueblo:
Vosotros sois testigos
contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos
respondieron:
Testigos somos.
23 Quitad, pues, ahora los
dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios
de Israel.
24 Y el pueblo respondió a
Josué:
A Jehová nuestro Dios
serviremos, y a su voz obedeceremos.
25 Entonces Josué hizo
pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem.
26 Y escribió Josué estas
palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó
allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.
27 Y dijo Josué a todo el
pueblo:
He aquí esta piedra nos
servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha
hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro
Dios.
28 Y envió Josué al
pueblo, cada uno a su posesión.
Muerte
de Josué
(Jue.2.6-10)
29 Después de estas cosas
murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.
30 Y le sepultaron en su
heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de
Gaas.
31 Y sirvió Israel a
Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que
sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por
Israel.
Sepultura de los huesos de José en Siquem
32 Y enterraron en Siquem
los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte
del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien
piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José.
Muerte
de Eleazar
33 También murió Eleazar
hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado
en el monte de Efraín.
JUECES
Judá
y Simeón capturan a Adoni-bezec
JUECES
1
1 Aconteció después de la
muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo:
¿Quién de nosotros subirá
primero a pelear contra los cananeos?
2 Y Jehová respondió:
Judá subirá; he aquí que
yo he entregado la tierra en sus manos.
3 Y Judá dijo a Simeón su
hermano:
Sube conmigo al
territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también
iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él.
4 Y subió Judá, y Jehová
entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a
diez mil hombres.
5 Y hallaron a Adoni-bezec
en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron al cananeo y al ferezeo.
6 Mas Adoni-bezec huyó; y
le siguieron y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los
pies.
7 Entonces dijo Adoni-bezec:
Setenta reyes, cortados
los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa;
como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.
Judá
conquista Jerusalén y Hebrón
8 Y combatieron los hijos
de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y
pusieron fuego a la ciudad.
9 Después los hijos de
Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en
el Neguev, y en los llanos.
10 Y marchó Judá contra el
cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e
hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.
Otoniel
conquista Debir y recibe a Acsa
(Jos.15.15-19)
11 De allí fue a los que
habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer.
12 Y dijo Caleb:
El que atacare a Quiriat-sefer
y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por muJer.13 Y la tomó Otoniel hijo de
Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio Acsa su hija por muJer.14 Y cuando
ella se iba con él, la persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó
del asno, y Caleb le dijo:
¿Qué tienes?
15 Ella entonces le
respondió:
Concédeme un don; puesto
que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb
le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín
16 Y los hijos del ceneo,
suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al
desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con
el pueblo.
17 Y fue Judá con su
hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y
pusieron por nombre a la ciudad, Horma.
18 Tomó también Judá a
Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio.
19 Y Jehová estaba con
Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que
habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados.
20 Y dieron Hebrón a
Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac.
21 Mas al jebuseo que
habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó
con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.
José
conquista Bet-el
22 También la casa de José
subió contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos.
23 Y la casa de José puso
espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz.
24 Y los que espiaban
vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron:
Muéstranos ahora la
entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia.
25 Y él les mostró la
entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero dejaron ir a aquel
hombre con toda su familia.
26 Y se fue el hombre a la
tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y este es su
nombre hasta hoy.
Extensión de las conquistas de Manasés y de Efraín
27 Tampoco Manasés arrojó
a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a
los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los
que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en
aquella tierra.
28 Pero cuando Israel se
sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó.
29 Tampoco Efraín arrojó
al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos
en Gezer.
Extensión de las conquistas de las demás tribus
30 Tampoco Zabulón arrojó
a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el
cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario.
31 Tampoco Aser arrojó a
los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib,
en Helba, en Afec y en Rehob.
32 Y moró Aser entre los
cananeos que habitaban en la tierra; pues no los arrojó.
33 Tampoco Neftalí arrojó
a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que
moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; mas le fueron tributarios
los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.
34 Los amorreos acosaron a
los hijos de Dan hasta el monte, y no los dejaron descender a los llanos.
35 Y el amorreo persistió
en habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando la casa de
José cobró fuerzas, lo hizo tributario.
36 Y el límite del amorreo
fue desde la subida de Acrabim, desde Sela hacia arriba.
El
ángel de Jehová en Boquim
JUECES
2
1 El ángel de Jehová subió
de Gilgal a Boquim, y dijo:
Yo os saqué de Egipto, y
os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo:
No invalidaré jamás mi
pacto con vosotros,
2 con tal que vosotros no
hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar;
mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?
3 Por tanto, yo también
digo:
No los echaré de delante
de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán
tropezadero.
4 Cuando el ángel de
Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y
lloró.
5 Y llamaron el nombre de
aquel lugar Boquim, y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.
Muerte
de Josué
(Jos.24.29-31)
6 Porque ya Josué había
despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad
para poseerla.
7 Y el pueblo había
servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que
sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de
Jehová, que él había hecho por Israel.
8 Pero murió Josué hijo de
Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.
9 Y lo sepultaron en su
heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.
10 Y toda aquella
generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra
generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.
Apostasía de Israel, y la obra de los jueces
11 Después los hijos de
Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales.
12 Dejaron a Jehová el
Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron
tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a
los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.
13 Y dejaron a Jehová, y
adoraron a Baal y a Astarot.
14 Y se encendió contra
Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los
despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya
hacer frente a sus enemigos.
15 Por dondequiera que
salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho,
y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.
16 Y Jehová levantó jueces
que los librasen de mano de los que les despojaban;
17 pero tampoco oyeron a
sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se
apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los
mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así.
18 Y cuando Jehová les
levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los
enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia
por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.
19 Mas acontecía que al
morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres,
siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no
se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.
20 Y la ira de Jehová se
encendió contra Israel, y dijo:
Por cuanto este pueblo
traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz,
21 tampoco yo volveré más
a arrojar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando
murió;
22 para probar con ellas a
Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo
siguieron sus padres.
23 Por esto dejó Jehová a
aquellas naciones, sin arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano de Josué.
Naciones que fueron dejadas para probar a Israel
JUECES
3
1 Estas, pues, son las
naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no
habían conocido todas la guerras de Canaán;
2 solamente para que el
linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los
que antes no la habían conocido:
3 los cinco príncipes de
los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en
el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat.
4 Y fueron para probar con
ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él
había dado a sus padres por mano de Moisés.
5 Así los hijos de Israel
habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
6 Y tomaron de sus hijas
por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
Otoniel
liberta a Israel de Cusan-risataim
7 Hicieron, pues, los
hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y
sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.
8 Y la ira de Jehová se
encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de
Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
9 Entonces clamaron los
hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y
los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.
10 Y el Espíritu de Jehová
vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano
a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.
11 Y reposó la tierra
cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz.
Aod
liberta a Israel de Moab
12 Volvieron los hijos de
Israel a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey
de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová.
13 Este juntó consigo a
los hijos de Amón y de Amalec, y vino e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las
palmeras.
14 Y sirvieron los hijos
de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.
15 Y clamaron los hijos de
Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera,
benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente
a Eglón rey de Moab.
16 Y Aod se había hecho un
puñal de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a
su lado derecho.
17 Y entregó el presente a
Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso.
18 Y luego que hubo
entregado el presente, despidió a la gente que lo había traído.
19 Mas él se volvió desde
los ídolos que están en Gilgal, y dijo:
Rey, una palabra secreta
tengo que decirte. El entonces dijo:
Calla. Y salieron de
delante de él todos los que con él estaban.
20 Y se le acercó Aod,
estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo:
Tengo palabra de Dios
para ti. El entonces se levantó de la silla.
21 Entonces alargó Aod su
mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió por el
vientre,
22 de tal manera que la
empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no
sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol.
23 Y salió Aod al
corredor, y cerró tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.
24 Cuando él hubo salido,
vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas,
dijeron:
Sin duda él cubre sus
pies en la sala de verano.
25 Y habiendo esperado
hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la sala, tomaron la
llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
26 Mas entre tanto que
ellos se detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso a salvo en Seirat.
27 Y cuando había entrado,
tocó el cuerno en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él
del monte, y él iba delante de ellos.
28 Entonces él les dijo:
Seguidme, porque Jehová
ha entregado a vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron
en pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a
ninguno.
29 Y en aquel tiempo
mataron de los moabitas como diez mil hombres, todos valientes y todos hombres
de guerra; no escapó ninguno.
30 Así fue subyugado Moab
aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años.
Samgar
liberta a Israel de los filisteos
31 Después de él fue
Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una
aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.
Débora
y Barac derrotan a Sísara
JUECES
4
1 Después de la muerte de
Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.
2 Y Jehová los vendió en
mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército
se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim.
3 Entonces los hijos de
Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y
había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.
4 Gobernaba en aquel
tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;
5 y acostumbraba sentarse
bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los
hijos de Israel subían a ella a juicio.
6 Y ella envió a llamar a
Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo:
¿No te ha mandado Jehová
Dios de Israel, diciendo:
Ve, junta a tu gente en
el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de
la tribu de Zabulón;
7 y yo atraeré hacia ti al
arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su
ejército, y lo entregaré en tus manos?
8 Barac le respondió:
Si tú fueres conmigo, yo
iré; pero si no fueres conmigo, no iré.
9 Ella dijo:
Iré contigo; mas no será
tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá
Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
10 Y juntó Barac a Zabulón
y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió
con él.
11 Y Heber ceneo, de los
hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y había
plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes.
12 Vinieron, pues, a
Sísara las nuevas de que Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor.
13 Y reunió Sísara todos
sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba,
desde Haroset- goim hasta el arroyo de Cisón.
14 Entonces Débora dijo a
Barac:
Levántate, porque este es
el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová
delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos
de él.
15 Y Jehová quebrantó a
Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de
Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
16 Mas Barac siguió los
carros y el ejército hasta Haroset- goim, y todo el ejército de Sísara cayó a
filo de espada, hasta no quedar ni uno.
17 Y Sísara huyó a pie a
la tienda de Jael mujer de Heber ceneo; porque había paz entre Jabín rey de
Hazor y la casa de Heber ceneo.
18 Y saliendo Jael a
recibir a Sísara, le dijo:
Ven, señor mío, ven a mí,
no tengas temor. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.
19 Y él le dijo:
Te ruego me des de beber
un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de
beber, y le volvió a cubrir.
20 Y él le dijo:
Estate a la puerta de la
tienda; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo:
¿Hay aquí alguno? tú
responderás que no.
21 Pero Jael mujer de
Heber tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acercó
calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra,
pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió.
22 Y siguiendo Barac a
Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo:
Ven, y te mostraré al
varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto
con la estaca por la sien.
23 Así abatió Dios aquel
día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel.
24 Y la mano de los hijos
de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo
destruyeron.
Cántico
de Débora y de Barac
JUECES
5
1 Aquel día cantó Débora
con Barac hijo de Abinoam, diciendo:
2 Por haberse puesto al
frente los caudillos en Israel,
Por haberse ofrecido
voluntariamente el pueblo,
Load a Jehová.
3 Oíd, reyes; escuchad, oh
príncipes;
Yo cantaré a Jehová,
Cantaré salmos a Jehová,
el Dios de Israel.
4 Cuando saliste de Seir,
oh Jehová,
Cuando te marchaste de los
campos de Edom,
La tierra tembló, y los
cielos destilaron,
Y las nubes gotearon
aguas.
5 Los montes temblaron
delante de Jehová,
Aquel Sinaí, delante de
Jehová Dios de Israel.
6 En los días de Samgar
hijo de Anat,
En los días de Jael,
quedaron abandonados los caminos,
Y los que andaban por las
sendas se apartaban por senderos torcidos.
7 Las aldeas quedaron
abandonadas en Israel, habían decaído,
Hasta que yo Débora me
levanté,
Me levanté como madre en
Israel.
8 Cuando escogían nuevos
dioses,
La guerra estaba a las
puertas;
¿Se veía escudo o lanza
Entre cuarenta mil en
Israel?
9 Mi corazón es para
vosotros, jefes de Israel,
Para los que
voluntariamente os ofrecisteis entre el pueblo.
Load a Jehová.
10 Vosotros los que
cabalgáis en asnas blancas,
Los que presidís en
juicio,
Y vosotros los que
viajáis, hablad.
11 Lejos del ruido de los
arqueros, en los abrevaderos,
Allí repetirán los
triunfos de Jehová,
Los triunfos de sus aldeas
en Israel;
Entonces marchará hacia
las puertas el pueblo de Jehová.
12 Despierta, despierta,
Débora;
Despierta, despierta,
entona cántico.
Levántate, Barac, y lleva
tus cautivos, hijo de Abinoam.
13 Entonces marchó el
resto de los nobles;
El pueblo de Jehová marchó
por él en contra de los poderosos.
14 De Efraín vinieron los
radicados en Amalec,
En pos de ti, Benjamín,
entre tus pueblos;
De Maquir descendieron
príncipes,
Y de Zabulón los que
tenían vara de mando.
15 Caudillos también de
Isacar fueron con Débora;
Y como Barac, también
Isacar
Se precipitó a pie en el
valle.
Entre las familias de
Rubén
Hubo grandes resoluciones
del corazón.
16 ¿Por qué te quedaste
entre los rediles,
Para oír los balidos de
los rebaños?
Entre las familias de
Rubén
Hubo grandes propósitos
del corazón.
17 Galaad se quedó al otro
lado del Jordán;
Y Dan, ¿por qué se estuvo
junto a las naves?
Se mantuvo Aser a la
ribera del mar,
Y se quedó en sus puertos.
18 El pueblo de Zabulón
expuso su vida a la muerte,
Y Neftalí en las alturas
del campo.
19 Vinieron reyes y
pelearon;
Entonces pelearon los
reyes de Canaán,
En Taanac, junto a las
aguas de Meguido,
Mas no llevaron ganancia
alguna de dinero.
20 Desde los cielos
pelearon las estrellas;
Desde sus órbitas pelearon
contra Sísara.
21 Los barrió el torrente
de Cisón,
El antiguo torrente, el
torrente de Cisón.
Marcha, oh alma mía, con
poder.
22 Entonces resonaron los
cascos de los caballos
Por el galopar, por el
galopar de sus valientes.
23 Maldecid a Meroz, dijo
el ángel de Jehová;
Maldecid severamente a sus
moradores,
Porque no vinieron al
socorro de Jehová,
Al socorro de Jehová
contra los fuertes.
24 Bendita sea entre las
mujeres Jael,
Mujer de Heber ceneo;
Sobre las mujeres bendita
sea en la tienda.
25 El pidió agua, y ella
le dio leche;
En tazón de nobles le
presentó crema.
26 Tendió su mano a la
estaca,
Y su diestra al mazo de
trabajadores,
Y golpeó a Sísara; hirió
su cabeza,
Y le horadó, y atravesó
sus sienes.
27 Cayó encorvado entre
sus pies, quedó tendido;
Entre sus pies cayó
encorvado;
Donde se encorvó, allí
cayó muerto.
28 La madre de Sísara se
asoma a la ventana,
Y por entre las celosías a
voces dice:
¿Por qué tarda su carro en
venir?
¿Por qué las ruedas de sus
carros se detienen?
29 Las más avisadas de sus
damas le respondían,
Y aun ella se respondía a
sí misma:
30 ¿No han hallado botín,
y lo están repartiendo?
A cada uno una doncella, o
dos;
Las vestiduras de colores
para Sísara,
Las vestiduras bordadas de
colores;
La ropa de color bordada
de ambos lados, para los jefes de los que tomaron el botín.
31 Así perezcan todos tus
enemigos, oh Jehová;
Mas los que te aman, sean
como el sol cuando sale en su fuerza.
Y la tierra reposó
cuarenta años.
Llamamiento de Gedeón
JUECES
6
1 Los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián
por siete años.
2 Y la mano de Madián
prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se
hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados.
3 Pues sucedía que cuando
Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del
oriente contra ellos; subían y los atacaban.
4 Y acampando contra ellos
destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer
en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
5 Porque subían ellos y
sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y
sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.
6 De este modo empobrecía
Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a
Jehová.
7 Y cuando los hijos de
Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas,
8 Jehová envió a los hijos
de Israel un varón profeta, el cual les dijo:
Así ha dicho Jehová Dios
de Israel:
Yo os hice salir de
Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre.
9 Os libré de mano de los
egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante
de vosotros, y os di su tierra;
10 y os dije:
Yo soy Jehová vuestro
Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no
habéis obedecido a mi voz.
11 Y vino el ángel de
Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás
abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para
esconderlo de los madianitas.
12 Y el ángel de Jehová se
le apareció, y le dijo:
Jehová está contigo,
varón esforzado y valiente.
13 Y Gedeón le respondió:
Ah, señor mío, si Jehová
está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas
sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo:
¿No nos sacó Jehová de
Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los
madianitas.
14 Y mirándole Jehová, le
dijo:
Ve con esta tu fuerza, y
salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
15 Entonces le respondió:
Ah, señor mío, ¿con qué
salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor
en la casa de mi padre.
16 Jehová le dijo:
Ciertamente yo estaré
contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
17 Y él respondió:
Yo te ruego que si he
hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo.
18 Te ruego que no te
vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de
ti. Y él respondió:
Yo esperaré hasta que
vuelvas.
19 Y entrando Gedeón,
preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en
un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de
aquella encina.
20 Entonces el ángel de
Dios le dijo:
Toma la carne y los panes
sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así.
21 Y extendiendo el ángel
de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes
sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes
sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista.
22 Viendo entonces Gedeón
que era el ángel de Jehová, dijo:
Ah, Señor Jehová, que he
visto al ángel de Jehová cara a cara.
23 Pero Jehová le dijo:
Paz a ti; no tengas
temor, no morirás.
24 Y edificó allí Gedeón
altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de
los abiezeritas.
25 Aconteció que la misma
noche le dijo Jehová:
Toma un toro del hato de
tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre
tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él;
26 y edifica altar a
Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el
segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que
habrás cortado.
27 Entonces Gedeón tomó
diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de
día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de
noche.
28 Por la mañana, cuando
los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y
cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido
ofrecido en holocausto sobre el altar edificado.
29 Y se dijeron unos a
otros:
¿Quién ha hecho esto? Y
buscando e inquiriendo, les dijeron:
Gedeón hijo de Joás lo ha
hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:
30 Saca a tu hijo para
que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera
que estaba junto a él.
31 Y Joás respondió a
todos los que estaban junto a él:
¿Contenderéis vosotros
por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta
mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar.
32 Aquel día Gedeón fue
llamado Jerobaal, esto es:
Contienda Baal contra él,
por cuanto derribó su altar.
33 Pero todos los
madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon
en el valle de Jezreel.
34 Entonces el Espíritu de
Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se
reunieron con él.
35 Y envió mensajeros por
todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a
Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles.
36 Y Gedeón dijo a Dios:
Si has de salvar a Israel
por mi mano, como has dicho,
37 he aquí que yo pondré
un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente,
quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por
mi mano, como lo has dicho.
38 Y aconteció así, pues
cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
lleno de agua.
39 Mas Gedeón dijo a Dios:
No se encienda tu ira
contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el
vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra.
40 Y aquella noche lo hizo
Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.
Gedeón
derrota a los madianitas
JUECES
7
1 Levantándose, pues, de
mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él,
acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al
norte, más allá del collado de More, en el valle.
2 Y Jehová dijo a Gedeón:
El pueblo que está
contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se
alabe Israel contra mí, diciendo:
Mi mano me ha salvado.
3 Ahora, pues, haz
pregonar en oídos del pueblo, diciendo:
Quien tema y se
estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de
los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil.
4 Y Jehová dijo a Gedeón:
Aún es mucho el pueblo;
llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga:
Vaya éste contigo, irá
contigo; mas de cualquiera que yo te diga:
Este no vaya contigo, el
tal no irá.
5 Entonces llevó el pueblo
a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón:
Cualquiera que lamiere
las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a
cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.
6 Y fue el número de los
que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo
el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
7 Entonces Jehová dijo a
Gedeón:
Con estos trescientos
hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus
manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.
8 Y habiendo tomado
provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada
uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento
de Madián abajo en el valle.
9 Aconteció que aquella
noche Jehová le dijo:
Levántate, y desciende al
campamento; porque yo lo he entregado en tus manos.
10 Y si tienes temor de
descender, baja tú con Fura tu criado al campamento,
11 y oirás lo que hablan;
y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió
con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en
el campamento.
12 Y los madianitas, los
amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas
en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera
del mar en multitud.
13 Cuando llegó Gedeón, he
aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo:
He aquí yo soñé un sueño:
Veía un pan de cebada que
rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal
manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó.
14 Y su compañero
respondió y dijo:
Esto no es otra cosa sino
la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus
manos a los madianitas con todo el campamento.
15 Cuando Gedeón oyó el
relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel,
dijo:
Levantaos, porque Jehová
ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.
16 Y repartiendo los
trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus
manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.
17 Y les dijo:
Miradme a mí, y haced
como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis
vosotros como hago yo.
18 Yo tocaré la trompeta,
y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas
alrededor de todo el campamento, y diréis:
¡Por Jehová y por Gedeón!
19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del
campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de
renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que
llevaban en sus manos.
20 Y los tres escuadrones
tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las
teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron:
¡Por la espada de Jehová
y de Gedeón! 21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del
campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo.
22 Y los trescientos
tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero
en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera,
y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat.
23 Y juntándose los de
Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas.
24 Gedeón también envió
mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo:
Descended al encuentro de
los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos
lleguen. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y
del Jordán.
25 Y tomaron a dos
príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y
a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas,
trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
Gedeón
captura a los reyes de Madián
JUECES
8
1 Pero los hombres de
Efraín le dijeron:
¿Qué es esto que has
hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le
reconvinieron fuertemente.
2 A los cuales él
respondió:
¿Qué he hecho yo ahora
comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de
Abiezer?
3 Dios ha entregado en
vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer
comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego
que él habló esta palabra.
4 Y vino Gedeón al Jordán,
y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía
persiguiendo.
5 Y dijo a los de Sucot:
Yo os ruego que deis a la
gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a
Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.
6 Y los principales de
Sucot respondieron:
¿Están ya Zeba y Zalmuna
en tu mano, para que demos pan a tu ejército?
7 Y Gedeón dijo:
Cuando Jehová haya
entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y
abrojos del desierto.
8 De allí subió a Peniel,
y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían
respondido los de Sucot.
9 Y él habló también a los
de Peniel, diciendo:
Cuando yo vuelva en paz,
derribaré esta torre.
10 Y Zeba y Zalmuna
estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los
que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían
caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada.
11 Subiendo, pues, Gedeón
por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha,
atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia.
12 Y huyendo Zeba y
Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y
llenó de espanto a todo el ejército.
13 Entonces Gedeón hijo de
Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese,
14 y tomó a un joven de
los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los
principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones.
15 Y entrando a los
hombres de Sucot, dijo:
He aquí a Zeba y a
Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo:
¿Están ya en tu mano Zeba
y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados?
16 Y tomó a los ancianos
de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de
Sucot.
17 Asimismo derribó la
torre de Peniel, y mató a los de la ciudad.
18 Luego dijo a Zeba y a
Zalmuna:
¿Qué aspecto tenían
aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron:
Como tú, así eran ellos;
cada uno parecía hijo de rey.
19 Y él dijo:
Mis hermanos eran, hijos
de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os
mataría! 20 Y dijo a Jeter su primogénito:
Levántate, y mátalos.
Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues era aún
muchacho.
21 Entonces dijeron Zeba y
Zalmuna:
Levántate tú, y mátanos;
porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba
y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22 Y los israelitas
dijeron a Gedeón:
Sé nuestro señor, tú, y
tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.
23 Mas Gedeón respondió:
No seré señor sobre
vosotros, ni mi hijo os señoreará:
Jehová señoreará sobre
vosotros.
24 Y les dijo Gedeón:
Quiero haceros una
petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de
oro, porque eran ismaelitas).
25 Ellos respondieron:
De buena gana te los
daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín.
26 Y fue el peso de los
zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y
joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares
que traían sus camellos al cuello.
27 Y Gedeón hizo de ellos
un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó
tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.
28 Así fue subyugado
Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y
reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Luego Jerobaal hijo de
Joás fue y habitó en su casa.
30 Y tuvo Gedeón setenta
hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres.
31 También su concubina
que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec.
32 Y murió Gedeón hijo de
Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de
los abiezeritas.
33 Pero aconteció que
cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los
baales, y escogieron por dios a Baal-berit.
34 Y no se acordaron los
hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos
en derredor;
35 ni se mostraron
agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien
que él había hecho a Israel.
Reinado
de Abimelec
JUECES
9
1 Abimelec hijo de
Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda
la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:
2 Yo os ruego que digáis
en oídos de todos los de Siquem:
¿Qué os parece mejor, que
os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un
solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
3 Y hablaron por él los
hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el
corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían:
Nuestro hermano es.
4 Y le dieron setenta
siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló
hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.
5 Y viniendo a la casa de
su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones,
sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se
escondió.
6 Entonces se juntaron
todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec
por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.
7 Cuando se lo dijeron a
Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y
les dijo:
Oídme, varones de Siquem,
y así os oiga Dios.
8 Fueron una vez los
árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo:
Reina sobre nosotros.
9 Mas el olivo respondió:
¿He de dejar mi aceite,
con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre
los árboles?
10 Y dijeron los árboles a
la higuera:
Anda tú, reina sobre
nosotros.
11 Y respondió la higuera:
¿He de dejar mi dulzura y
mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?
12 Dijeron luego los
árboles a la vid:
Pues ven tú, reina sobre
nosotros.
13 Y la vid les respondió:
¿He de dejar mi mosto,
que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
14 Dijeron entonces todos
los árboles a la zarza:
Anda tú, reina sobre
nosotros.
15 Y la zarza respondió a
los árboles:
Si en verdad me elegís
por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego
de la zarza y devore a los cedros del Líbano.
16 Ahora, pues, si con
verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis
actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la
obra de sus manos 17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al
peligro para libraros de mano de Madián,
18 y vosotros os habéis
levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a sus hijos, setenta
varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a
Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano);
19 si con verdad y con
integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de
Abimelec, y él goce de vosotros.
20 Y si no, fuego salga de
Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los
de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.
21 Y escapó Jotam y huyó,
y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.
22 Después que Abimelec
hubo dominado sobre Israel tres años,
23 envió Dios un mal
espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron
contra Abimelec;
24 para que la violencia
hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre
Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que
fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos.
25 Y los de Siquem
pusieron en las cumbres de los montes asechadores que robaban a todos los que
pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec.
26 Y Gaal hijo de Ebed
vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en él su
confianza.
27 Y saliendo al campo,
vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el
templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.
28 Y Gaal hijo de Ebed
dijo:
¿Quién es Abimelec, y qué
es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal, y no es Zebul
ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de Siquem; pero ¿por qué le
hemos de servir a él?
29 Ojalá estuviera este
pueblo bajo mi mano, pues yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec:
Aumenta tus ejércitos, y
sal.
30 Cuando Zebul gobernador
de la ciudad oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira,
31 y envió secretamente
mensajeros a Abimelec, diciendo:
He aquí que Gaal hijo de
Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que están sublevando la
ciudad contra ti.
32 Levántate, pues, ahora
de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el campo.
33 Y por la mañana al
salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo que está con
él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión.
34 Levantándose, pues, de
noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra
Siquem con cuatro compañías.
35 Y Gaal hijo de Ebed
salió, y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el
pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada.
36 Y viendo Gaal al
pueblo, dijo a Zebul:
He allí gente que
desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió:
Tú ves la sombra de los
montes como si fueran hombres.
37 Volvió Gaal a hablar, y
dijo:
He allí gente que
desciende de en medio de la tierra, y una tropa viene por el camino de la encina
de los adivinos.
38 Y Zebul le respondió:
¿Dónde está ahora tu boca
con que decías:
¿Quién es Abimelec para
que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y
pelea con él.
39 Y Gaal salió delante de
los de Siquem, y peleó contra Abimelec.
40 Mas lo persiguió
Abimelec, y Gaal huyó delante de él; y cayeron heridos muchos hasta la entrada
de la puerta.
41 Y Abimelec se quedó en
Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem.
42 Aconteció el siguiente
día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec,
43 el cual, tomando gente,
la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he
aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los atacó.
44 Porque Abimelec y la
compañía que estaba con él acometieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada
de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos los que
estaban en el campo, y los mataron.
45 Y Abimelec peleó contra
la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al pueblo que en ella estaba;
y asoló la ciudad, y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto
todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del
templo del dios Berit.
47 Y fue dado aviso a
Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres de la torre de Siquem.
48 Entonces subió Abimelec
al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelec un
hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso
sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él:
Lo que me habéis visto
hacer, apresuraos a hacerlo como yo.
49 Y todo el pueblo cortó
también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la
fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo que todos los de
la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
50 Después Abimelec se fue
a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó.
51 En medio de aquella
ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y
las mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas,
se subieron al techo de la torre.
52 Y vino Abimelec a la
torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego.
53 Mas una mujer dejó caer
un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el
cráneo.
54 Entonces llamó
apresuradamente a su escudero, y le dijo:
Saca tu espada y mátame,
para que no se diga de mí:
Una mujer lo mató. Y su
escudero le atravesó, y murió.
55 Y cuando los israelitas
vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa.
56 Así pagó Dios a
Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos.
57 Y todo el mal de los
hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la
maldición de Jotam hijo de Jerobaal.
Tola y
Jair juzgan a Israel
JUECES
10
1 Después de Abimelec, se
levantó para librar a Israel Tola hijo de Fúa, hijo de Dodo, varón de Isacar, el
cual habitaba en Samir en el monte de Efraín.
2 Y juzgó a Israel
veintitrés años; y murió, y fue sepultado en Samir.
3 Tras él se levantó Jair
galaadita, el cual juzgó a Israel veintidós años.
4 Este tuvo treinta hijos,
que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades, que se llaman las
ciudades de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad.
5 Y murió Jair, y fue
sepultado en Camón.
Jefté
liberta a Israel de los amonitas
6 Pero los hijos de Israel
volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a
Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a
los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a
Jehová, y no le sirvieron.
7 Y se encendió la ira de
Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los
hijos de Amón;
8 los cuales oprimieron y
quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los
hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo,
que está en Galaad.
9 Y los hijos de Amón
pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá y contra Benjamín y la
casa de Efraín, y fue afligido Israel en gran manera.
10 Entonces los hijos de
Israel clamaron a Jehová, diciendo:
Nosotros hemos pecado
contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales.
11 Y Jehová respondió a
los hijos de Israel:
¿No habéis sido oprimidos
de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos,
12 de los de Sidón, de
Amalec y de Maón, y clamando a mí no os libré de sus manos?
13 Mas vosotros me habéis
dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más.
14 Andad y clamad a los
dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra
aflicción.
15 Y los hijos de Israel
respondieron a Jehová:
Hemos pecado; haz tú con
nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día.
16 Y quitaron de entre sí
los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la
aflicción de Israel.
17 Entonces se juntaron
los hijos de Amón, y acamparon en Galaad; se juntaron asimismo los hijos de
Israel, y acamparon en Mizpa.
18 Y los príncipes y el
pueblo de Galaad dijeron el uno al otro:
¿Quién comenzará la
batalla contra los hijos de Amón? Será caudillo sobre todos los que habitan en
Galaad.
JUECES
11
1 Jefté galaadita era
esforzado y valeroso; era hijo de una mujer ramera, y el padre de Jefté era
Galaad.
2 Pero la mujer de Galaad
le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté, diciéndole:
No heredarás en la casa
de nuestro padre, porque eres hijo de otra muJer.3 Huyó, pues, Jefté de sus
hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los
cuales salían con él.
4 Aconteció andando el
tiempo, que los hijos de Amón hicieron guerra contra Israel.
5 Y cuando los hijos de
Amón hicieron guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a
Jefté de la tierra de Tob;
6 y dijeron a Jefté:
Ven, y serás nuestro
jefe, para que peleemos contra los hijos de Amón.
7 Jefté respondió a los
ancianos de Galaad:
¿No me aborrecisteis
vosotros, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a
mí cuando estáis en aflicción?
8 Y los ancianos de Galaad
respondieron a Jefté:
Por esta misma causa
volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros y pelees contra los hijos de
Amón, y seas caudillo de todos los que moramos en Galaad.
9 Jefté entonces dijo a
los ancianos de Galaad:
Si me hacéis volver para
que pelee contra los hijos de Amón, y Jehová los entregare delante de mí, ¿seré
yo vuestro caudillo?
10 Y los ancianos de
Galaad respondieron a Jefté:
Jehová sea testigo entre
nosotros, si no hiciéremos como tú dices.
11 Entonces Jefté vino con
los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su caudillo y jefe; y Jefté
habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa.
12 Y envió Jefté
mensajeros al rey de los amonitas, diciendo:
¿Qué tienes tú conmigo,
que has venido a mí para hacer guerra contra mi tierra?
13 El rey de los amonitas
respondió a los mensajeros de Jefté:
Por cuanto Israel tomó mi
tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán; ahora,
pues, devuélvela en paz.
14 Y Jefté volvió a enviar
otros mensajeros al rey de los amonitas,
15 para decirle:
Jefté ha dicho así:
Israel no tomó tierra de
Moab, ni tierra de los hijos de Amón.
16 Porque cuando Israel
subió de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó a Cades.
17 Entonces Israel envió
mensajeros al rey de Edom, diciendo:
Yo te ruego que me dejes
pasar por tu tierra; pero el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de
Moab, el cual tampoco quiso; se quedó, por tanto, Israel en Cades.
18 Después, yendo por el
desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado
oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado de Arnón, y no entró en
territorio de Moab; porque Arnón es territorio de Moab.
19 Y envió Israel
mensajeros a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole:
Te ruego que me dejes
pasar por tu tierra hasta mi lugar.
20 Mas Sehón no se fio de
Israel para darle paso por su territorio, sino que reuniendo Sehón toda su
gente, acampó en Jahaza, y peleó contra Israel.
21 Pero Jehová Dios de
Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los derrotó; y se
apoderó Israel de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquel país.
22 Se apoderaron también
de todo el territorio del amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto
hasta el Jordán.
23 Así que, lo que Jehová
Dios de Israel desposeyó al amorreo delante de su pueblo Israel, ¿pretendes tú
apoderarte de él?
24 Lo que te hiciere
poseer Quemos tu dios, ¿no lo poseerías tú? Así, todo lo que desposeyó Jehová
nuestro Dios delante de nosotros, nosotros lo poseeremos.
25 ¿Eres tú ahora mejor en
algo que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él cuestión contra Israel, o
hizo guerra contra ellos?
26 Cuando Israel ha estado
habitando por trescientos años a Hesbón y sus aldeas, a Aroer y sus aldeas, y
todas las ciudades que están en el territorio de Arnón, ¿por qué no las habéis
recobrado en ese tiempo?
27 Así que, yo nada he
pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo peleando contra mí. Jehová, que es el
juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.
28 Mas el rey de los hijos
de Amón no atendió a las razones que Jefté le envió.
29 Y el Espíritu de Jehová
vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad,
y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón.
30 Y Jefté hizo voto a
Jehová, diciendo:
Si entregares a los
amonitas en mis manos,
31 cualquiera que saliere
de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los
amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.
32 Y fue Jefté hacia los
hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano.
33 Y desde Aroer hasta
llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la vega de las viñas, los derrotó con
muy grande estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel.
34 Entonces volvió Jefté a
Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas,
y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija.
35 Y cuando él la vio,
rompió sus vestidos, diciendo:
¡Ay, hija mía! en verdad
me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado
palabra a Jehová, y no podré retractarme.
36 Ella entonces le
respondió:
Padre mío, si le has dado
palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho
venganza en tus enemigos los hijos de Amón.
37 Y volvió a decir a su
padre:
Concédeme esto:
déjame por dos meses que
vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
38 El entonces dijo:
Ve. Y la dejó por dos
meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
39 Pasados los dos meses
volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella
nunca conoció varón.
40 Y se hizo costumbre en
Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de
Jefté galaadita, cuatro días en el año.
JUECES
12
1 Entonces se reunieron
los varones de Efraín, y pasaron hacia el norte, y dijeron a Jefté:
¿Por qué fuiste a hacer
guerra contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo?
Nosotros quemaremos tu casa contigo.
2 Y Jefté les respondió:
Yo y mi pueblo teníamos
una gran contienda con los hijos de Amón, y os llamé, y no me defendisteis de su
mano.
3 Viendo, pues, que no me
defendíais, arriesgué mi vida, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová me los
entregó; ¿por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?
4 Entonces reunió Jefté a
todos los varones de Galaad, y peleó contra Efraín; y los de Galaad derrotaron a
Efraín, porque habían dicho:
Vosotros sois fugitivos
de Efraín, vosotros los galaaditas, en medio de Efraín y de Manasés.
5 Y los galaaditas tomaron
los vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció que cuando decían los
fugitivos de Efraín:
Quiero pasar, los de
Galaad les preguntaban:
¿Eres tú efrateo? Si él
respondía:
No,
6 entonces le decían:
Ahora, pues, di Shibolet.
Y él decía Sibolet; porque no podía pronunciarlo correctamente. Entonces le
echaban mano, y le degollaban junto a los vados del Jordán. Y murieron entonces
de los de Efraín cuarenta y dos mil.
7 Y Jefté juzgó a Israel
seis años; y murió Jefté galaadita, y fue sepultado en una de las ciudades de
Galaad.
Ibzán,
Elón y Abdón, jueces de Israel
8 Después de él juzgó a
Israel Ibzán de Belén,
9 el cual tuvo treinta
hijos y treinta hijas, las cuales casó fuera, y tomó de fuera treinta hijas para
sus hijos; y juzgó a Israel siete años.
10 Y murió Ibzán, y fue
sepultado en Belén.
11 Después de él juzgó a
Israel Elón zabulonita, el cual juzgó a Israel diez años.
12 Y murió Elón zabulonita,
y fue sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.
13 Después de él juzgó a
Israel Abdón hijo de Hilel, piratonita.
14 Este tuvo cuarenta
hijos y treinta nietos, que cabalgaban sobre setenta asnos; y juzgó a Israel
ocho años.
15 Y murió Abdón hijo de
Hilel piratonita, y fue sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el
monte de Amalec.
JUECES
13
Nacimiento de Sansón
1 Los hijos de Israel
volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano
de los filisteos por cuarenta años.
2 Y había un hombre de
Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y
nunca había tenido hijos.
3 A esta mujer apareció el
ángel de Jehová, y le dijo:
He aquí que tú eres
estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.
4 Ahora, pues, no bebas
vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.
5 Pues he aquí que
concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el
niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel
de mano de los filisteos.
6 Y la mujer vino y se lo
contó a su marido, diciendo:
Un varón de Dios vino a
mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran
manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
7 Y me dijo:
He aquí que tú
concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni
comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento
hasta el día de su muerte.
8 Entonces oró Manoa a
Jehová, y dijo:
Ah, Señor mío, yo te
ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y
nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
9 Y Dios oyó la voz de
Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo;
mas su marido Manoa no estaba con ella.
10 Y la mujer corrió
prontamente a avisarle a su marido, diciéndole:
Mira que se me ha
aparecido aquel varón que vino a mí el otro día.
11 Y se levantó Manoa, y
siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo:
¿Eres tú aquel varón que
habló a la mujer? Y él dijo:
Yo soy.
12 Entonces Manoa dijo:
Cuando tus palabras se
cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?
13 Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa:
La mujer se guardará de
todas las cosas que yo le dije.
14 No tomará nada que
proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará
todo lo que le mandé.
15 Entonces Manoa dijo al
ángel de Jehová:
Te ruego nos permitas
detenerte, y te prepararemos un cabrito.
16 Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa:
Aunque me detengas, no
comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía
Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.
17 Entonces dijo Manoa al
ángel de Jehová:
¿Cuál es tu nombre, para
que cuando se cumpla tu palabra te honremos?
18 Y el ángel de Jehová
respondió:
¿Por qué preguntas por mi
nombre, que es admirable?
19 Y Manoa tomó un cabrito
y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro
ante los ojos de Manoa y de su muJer.20 Porque aconteció que cuando la llama
subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar
ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
21 Y el ángel de Jehová no
volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel
de Jehová.
22 Y dijo Manoa a su
mujer:
Ciertamente moriremos,
porque a Dios hemos visto.
23 Y su mujer le
respondió:
Si Jehová nos quisiera
matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera
mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
24 Y la mujer dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.
25 Y el Espíritu de Jehová
comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
Sansón
y la mujer filistea de Timnat
JUECES
14
1 Descendió Sansón a
Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos.
2 Y subió, y lo declaró a
su padre y a su madre, diciendo:
Yo he visto en Timnat una
mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por muJer.3 Y su
padre y su madre le dijeron:
¿No hay mujer entre las
hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar
mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre:
Tómame ésta por mujer,
porque ella me agrada.
4 Mas su padre y su madre
no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los
filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.
5 Y Sansón descendió con
su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he
aquí un león joven que venía rugiendo hacia él.
6 Y el Espíritu de Jehová
vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin
tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había
hecho.
7 Descendió, pues, y habló
a la mujer; y ella agradó a Sansón.
8 Y volviendo después de
algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del
león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un
panal de miel.
9 Y tomándolo en sus
manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su
madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había
tomado aquella miel del cuerpo del león.
10 Vino, pues, su padre
adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los
jóvenes.
11 Y aconteció que cuando
ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él.
12 Y Sansón les dijo:
Yo os propondré ahora un
enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os
daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta.
13 Mas si no me lo podéis
declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los
vestidos de fiesta. Y ellos respondieron:
Propón tu enigma, y lo
oiremos.
14 Entonces les dijo:
Del devorador salió
comida,
Y del fuerte salió
dulzura.
Y ellos no pudieron
declararle el enigma en tres días.
15 Al séptimo día dijeron
a la mujer de Sansón:
Induce a tu marido a que
nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre.
¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?
16 Y lloró la mujer de
Sansón en presencia de él, y dijo:
Solamente me aborreces, y
no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi
pueblo. Y él respondió:
He aquí que ni a mi padre
ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti?
17 Y ella lloró en
presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día
él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su
pueblo.
18 Al séptimo día, antes
que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron:
¿Qué cosa más dulce que la
miel?
¿Y qué cosa más fuerte que
el león?
Y él les respondió:
Si no araseis con mi
novilla,
Nunca hubierais
descubierto mi enigma.
19 Y el Espíritu de Jehová
vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y
tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el
enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.
20 Y la mujer de Sansón
fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su amigo.
JUECES
15
1 Aconteció después de
algún tiempo, que en los días de la siega del trigo Sansón visitó a su mujer con
un cabrito, diciendo:
Entraré a mi mujer en el
aposento. Mas el padre de ella no lo dejó entrar.
2 Y dijo el padre de ella:
Me persuadí de que la
aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que
ella? Tómala, pues, en su lugar.
3 Entonces le dijo Sansón:
Sin culpa seré esta vez
respecto de los filisteos, si mal les hiciere.
4 Y fue Sansón y cazó
trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre
cada dos colas.
5 Después, encendiendo las
teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses
amontonadas y en pie, viñas y olivares.
6 Y dijeron los filisteos:
¿Quién hizo esto? Y les
contestaron:
Sansón, el yerno del
timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los
filisteos y la quemaron a ella y a su padre.
7 Entonces Sansón les
dijo:
Ya que así habéis hecho,
juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré.
8 Y los hirió cadera y
muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.
Sansón
derrota a los filisteos en Lehi
9 Entonces los filisteos
subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi.
10 Y los varones de Judá
les dijeron:
¿Por qué habéis subido
contra nosotros? Y ellos respondieron:
A prender a Sansón hemos
subido, para hacerle como él nos ha hecho.
11 Y vinieron tres mil
hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón:
¿No sabes tú que los
filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les
respondió:
Yo les he hecho como
ellos me hicieron.
12 Ellos entonces le
dijeron:
Nosotros hemos venido
para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió:
Juradme que vosotros no
me mataréis.
13 Y ellos le
respondieron, diciendo:
No; solamente te
prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le
ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña.
14 Y así que vino hasta
Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová
vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino
quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.
15 Y hallando una quijada
de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres.
16 Entonces Sansón dijo:
Con la quijada de un asno,
un montón, dos montones;
Con la quijada de un asno
maté a mil hombres.
17 Y acabando de hablar,
arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.
18 Y teniendo gran sed,
clamó luego a Jehová, y dijo:
Tú has dado esta grande
salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de
los incircuncisos?
19 Entonces abrió Dios la
cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu,
y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está
en Lehi, hasta hoy.
20 Y juzgó a Israel en los
días de los filisteos veinte años.
Sansón
en Gaza
JUECES
16
1 Fue Sansón a Gaza, y vio
allí a una mujer ramera, y se llegó a ella.
2 Y fue dicho a los de
Gaza:
Sansón ha venido acá. Y
lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y
estuvieron callados toda aquella noche, diciendo:
Hasta la luz de la
mañana; entonces lo mataremos.
3 Mas Sansón durmió hasta
la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad
con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a
la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
Sansón
y Dalila
4 Después de esto
aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba
Dalila.
5 Y vinieron a ella los
príncipes de los filisteos, y le dijeron:
Engáñale e infórmate en
qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo
dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
6 Y Dalila dijo a Sansón:
Yo te ruego que me
declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser
dominado.
7 Y le respondió Sansón:
Si me ataren con siete
mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como
cualquiera de los hombres.
8 Y los príncipes de los
filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le
ató con ellos.
9 Y ella tenía hombres en
acecho en el aposento. Entonces ella le dijo:
¡Sansón, los filisteos
contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando
toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
10 Entonces Dalila dijo a
Sansón:
He aquí tú me has
engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo
podrás ser atado.
11 Y él le dijo:
Si me ataren fuertemente
con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como
cualquiera de los hombres.
12 Y Dalila tomó cuerdas
nuevas, y le ató con ellas, y le dijo:
¡Sansón, los filisteos
sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos
como un hilo.
13 Y Dalila dijo a Sansón:
Hasta ahora me engañas, y
tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El
entonces le dijo:
Si tejieres siete
guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca.
14 Y ella las aseguró con
la estaca, y le dijo:
¡Sansón, los filisteos
sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la
tela.
15 Y ella le dijo:
¿Cómo dices:
Yo te amo, cuando tu
corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto
aún en qué consiste tu gran fuerza.
16 Y aconteció que,
presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue
reducida a mortal angustia.
17 Le descubrió, pues,
todo su corazón, y le djio:
Nunca a mi cabeza llegó
navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere
rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los
hombres.
18 Viendo Dalila que él le
había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los
filisteos, diciendo:
Venid esta vez, porque él
me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a
ella, trayendo en su mano el dinero.
19 Y ella hizo que él se
durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete
guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de
él.
20 Y le dijo:
¡Sansón, los filisteos
sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo:
Esta vez saldré como las
otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
21 Mas los filisteos le
echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con
cadenas para que moliese en la cárcel.
22 Y el cabello de su
cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.
Muerte
de Sansón
23 Entonces los
principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios
y para alegrarse; y dijeron:
Nuestro dios entregó en
nuestras manos a Sansón nuestro enemigo.
24 Y viéndolo el pueblo,
alabaron a su dios, diciendo:
Nuestro dios entregó en
nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual
había dado muerte a muchos de nosotros.
25 Y aconteció que cuando
sintieron alegría en su corazón, dijeron:
Llamad a Sansón, para que
nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de
ellos; y lo pusieron entre las columnas.
26 Entonces Sansón dijo al
joven que le guiaba de la mano:
Acércame, y hazme palpar
las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas.
27 Y la casa estaba llena
de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y
en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el
escarnio de Sansón.
28 Entonces clamó Sansón a
Jehová, y dijo:
Señor Jehová, acuérdate
ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de
una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.
29 Asió luego Sansón las
dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso
sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra.
30 Y dijo Sansón:
Muera yo con los
filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los
principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir
fueron muchos más que los que había matado durante su vida.
31 Y descendieron sus
hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le
sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a
Israel veinte años.
Las
imágenes y el sacerdote de Micaía
JUECES
17
1 Hubo un hombre del monte
de Efraín, que se llamaba Micaía,
2 el cual dijo a su madre:
Los mil cien siclos de
plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales
me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre
dijo:
Bendito seas de Jehová,
hijo mío.
3 Y él devolvió los mil
cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo:
En verdad he dedicado el
dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición;
ahora, pues, yo te lo devuelvo.
4 Mas él devolvió el
dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al
fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual
fue puesta en la casa de Micaía.
5 Y este hombre Micaía
tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para
que fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no
había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
7 Y había un joven de
Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí.
8 Este hombre partió de la
ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y
llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía.
9 Y Micaía le dijo:
¿De dónde vienes? Y el
levita le respondió:
Soy de Belén de Judá, y
voy a vivir donde pueda encontrar lugar.
10 Entonces Micaía le
dijo:
Quédate en mi casa, y
serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año,
vestidos y comida. Y el levita se quedó.
11 Agradó, pues, al levita
morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.
12 Y Micaía consagró al
levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía.
13 Y Micaía dijo:
Ahora sé que Jehová me
prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.
Micaía
y los hombres de Dan
JUECES
18
1 En aquellos días no
había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí
donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus
de Israel.
2 Y los hijos de Dan
enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y
Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron:
Id y reconoced la tierra.
Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron.
3 Cuando estaban cerca de
la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegando allá, le
dijeron:
¿Quién te ha traído acá?
¿y qué haces aquí? ¿y qué tienes tú por aquí?
4 El les respondió:
De esta y de esta manera
ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote.
5 Y ellos le dijeron:
Pregunta, pues, ahora a
Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos.
6 Y el sacerdote les
respondió:
Id en paz; delante de
Jehová está vuestro camino en que andáis.
7 Entonces aquellos cinco
hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella
estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin
que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien
poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con
nadie.
8 Volviendo, pues, ellos a
sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron:
¿Qué hay? Y ellos
respondieron:
9 Levantaos, subamos
contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es
muy buena; ¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha
para ir a tomar posesión de la tierra.
10 Cuando vayáis,
llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha
entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en
la tierra.
11 Entonces salieron de
allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de
armas de guerra.
12 Fueron y acamparon en
Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel lugar el campamento de Dan,
hasta hoy; está al occidente de Quiriat-jearim.
13 Y de allí pasaron al
monte de Efraín, y vinieron hasta la casa de Micaía.
14 Entonces aquellos cinco
hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos:
¿No sabéis que en estas
casas hay efod y terafines, y una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por
tanto, lo que habéis de hacer.
15 Cuando llegaron allá,
vinieron a la casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo
estaba.
16 Y los seiscientos
hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a
la entrada de la puerta.
17 Y subiendo los cinco
hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen
de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el
sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas
de guerra.
18 Entrando, pues,
aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los
terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo:
¿Qué hacéis vosotros?
19 Y ellos le
respondieron:
Calla, pon la mano sobre
tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es
mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y
familia de Israel?
20 Y se alegró el corazón
del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en
medio del pueblo.
21 Y ellos se volvieron y
partieron, y pusieron los niños, el ganado y el bagaje por delante.
22 Cuando ya se habían
alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a
la casa de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan.
23 Y dando voces a los de
Dan, éstos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía:
¿Qué tienes, que has
juntado gente?
24 El respondió:
Tomasteis mis dioses que
yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues, me decís:
¿Qué tienes?
25 Y los hijos de Dan le
dijeron:
No des voces tras
nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu
vida y la vida de los tuyos.
26 Y prosiguieron los
hijos de Dan su camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y
regresó a su casa.
27 Y ellos, llevando las
cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a
Lais, al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada, y
quemaron la ciudad.
28 Y no hubo quien los
defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la
ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la
ciudad, y habitaron en ella.
29 Y llamaron el nombre de
aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que
antes se llamaba la ciudad Lais.
30 Y los hijos de Dan
levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés,
él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio
de la tierra.
31 Así tuvieron levantada
entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la
casa de Dios estuvo en Silo.
El
levita y su concubina
JUECES
19
1 En aquellos días, cuando
no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más
remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de
Belén de Judá.
2 Y su concubina le fue
infiel, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá
durante cuatro meses.
3 Y se levantó su marido y
la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un
criado, y un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre.
4 Y viéndole el padre de
la joven, salió a recibirle gozoso; y le detuvo su suegro, el padre de la joven,
y quedó en su casa tres días, comiendo y bebiendo y alojándose allí.
5 Al cuarto día, cuando se
levantaron de mañana, se levantó también el levita para irse; y el padre de la
joven dijo a su yerno:
Conforta tu corazón con
un bocado de pan, y después os iréis.
6 Y se sentaron ellos dos
juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón:
Yo te ruego que quieras
pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón.
7 Y se levantó el varón
para irse, pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche.
8 Al quinto día,
levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven:
Conforta ahora tu
corazón, y aguarda hasta que decline el día. Y comieron ambos juntos.
9 Luego se levantó el
varón para irse, él y su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de
la joven, le dijo:
He aquí ya el día declina
para anochecer, te ruego que paséis aquí la noche; he aquí que el día se acaba,
duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a
vuestro camino y te irás a tu casa.
10 Mas el hombre no quiso
pasar allí la noche, sino que se levantó y se fue, y llegó hasta enfrente de
Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados, y su concubina.
11 Y estando ya junto a
Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor:
Ven ahora, y vámonos a
esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la noche.
12 Y su señor le
respondió:
No iremos a ninguna
ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que pasaremos
hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
13 Ven, sigamos hasta uno
de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.
14 Pasando, pues,
caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa que era de Benjamín.
15 Y se apartaron del
camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la
plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en casa para pasar la
noche.
16 Y he aquí un hombre
viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de
Efraín, y moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar eran
hijos de Benjamín.
17 Y alzando el viejo los
ojos, vio a aquel caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo:
¿A dónde vas, y de dónde
vienes?
18 Y él respondió:
Pasamos de Belén de Judá
a la parte más remota del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de
Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa.
19 Nosotros tenemos paja y
forraje para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu
sierva, y para el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada.
20 Y el hombre anciano
dijo:
Paz sea contigo; tu
necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en la
plaza.
21 Y los trajo a su casa,
y dio de comer a sus asnos; y se lavaron los pies, y comieron y bebieron.
22 Pero cuando estaban
gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon
la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa,
diciendo:
Saca al hombre que ha
entrado en tu casa, para que lo conozcamos.
23 Y salió a ellos el
dueño de la casa y les dijo:
No, hermanos míos, os
ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no
hagáis esta maldad.
24 He aquí mi hija virgen,
y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como
os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame.
25 Mas aquellos hombres no
le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y
entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron
cuando apuntaba el alba.
26 Y cuando ya amanecía,
vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su
señor estaba, hasta que fue de día.
27 Y se levantó por la
mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino;
y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa,
con las manos sobre el umbral.
28 El le dijo:
Levántate, y vámonos;
pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno,
se levantó y se fue a su lugar.
29 Y llegando a su casa,
tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en
doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel.
30 Y todo el que veía
aquello, decía:
Jamás se ha hecho ni
visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra
de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad.
La
guerra contra Benjamín
JUECES
20
1 Entonces salieron todos
los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan
hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.
2 Y los jefes de todo el
pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del
pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.
3 Y los hijos de Benjamín
oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de
Israel:
Decid cómo fue esta
maldad.
4 Entonces el varón
levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo:
Yo llegué a Gabaa de
Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche.
5 Y levantándose contra mí
los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a
mi concubina la humillaron de tal manera que murió.
6 Entonces tomando yo mi
concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio de la posesión
de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
7 He aquí todos vosotros
sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.
8 Entonces todo el pueblo,
como un solo hombre, se levantó, y dijeron:
Ninguno de nosotros irá a
su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa.
9 Mas esto es ahora lo que
haremos a Gabaa:
contra ella subiremos por
sorteo.
10 Tomaremos diez hombres
de cada ciento por todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de
cada diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo a Gabaa de
Benjamín le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en Israel.
11 Y se juntaron todos los
hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.
12 Y las tribus de Israel
enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo:
¿Qué maldad es esta que
ha sido hecha entre vosotros?
13 Entregad, pues, ahora a
aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos
el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos
los hijos de Israel,
14 sino que los de
Benjamín se juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra los
hijos de Israel.
15 Y fueron contados en
aquel tiempo los hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que
sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta setecientos
hombres escogidos.
16 De toda aquella gente
había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban
una piedra con la honda a un cabello, y no erraban.
17 Y fueron contados los
varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban
espada, todos estos hombres de guerra.
18 Luego se levantaron los
hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo:
¿Quién subirá de nosotros
el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió:
Judá será el primero.
19 Se levantaron, pues,
los hijos de Israel por la mañana, contra Gabaa.
20 Y salieron los hijos de
Israel a combatir contra Benjamín, y los varones de Israel ordenaron la batalla
contra ellos junto a Gabaa.
21 Saliendo entonces de
Gabaa los hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil
hombres de los hijos de Israel.
22 Mas reanimándose el
pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar
donde la habían ordenado el primer día.
23 Porque los hijos de
Israel subieron y lloraron delante de Jehová hasta la noche, y consultaron a
Jehová, diciendo:
¿Volveremos a pelear con
los hijos de Benjamín nuestros hermanos? Y Jehová les respondió:
Subid contra ellos.
24 Por lo cual se
acercaron los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el segundo día.
25 Y aquel segundo día,
saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra otros dieciocho
mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.
26 Entonces subieron todos
los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron,
y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche;
y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
27 Y los hijos de Israel
preguntaron a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos
días,
28 y Finees hijo de
Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron:
¿Volveremos aún a salir
contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? Y
Jehová dijo:
Subid, porque mañana yo
os los entregaré.
29 Y puso Israel
emboscadas alrededor de Gabaa.
30 Subiendo entonces los
hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día, ordenaron la batalla
delante de Gabaa, como las otras veces.
31 Y salieron los hijos de
Benjamín al encuentro del pueblo, alejándose de la ciudad; y comenzaron a herir
a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por los caminos, uno de
los cuales sube a Bet-el, y el otro a Gabaa en el campo; y mataron unos treinta
hombres de Israel.
32 Y los hijos de Benjamín
decían:
Vencidos son delante de
nosotros, como antes. Mas los hijos de Israel decían:
Huiremos, y los
alejaremos de la ciudad hasta los caminos.
33 Entonces se levantaron
todos los de Israel de su lugar, y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar;
y también las emboscadas de Israel salieron de su lugar, de la pradera de Gabaa.
34 Y vinieron contra Gabaa
diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla arreciaba; mas ellos no
sabían que ya el desastre se acercaba a ellos.
35 Y derrotó Jehová a
Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a
veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
36 Y vieron los hijos de
Benjamín que eran derrotados; y los hijos de Israel cedieron campo a Benjamín,
porque estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa.
37 Y los hombres de las
emboscadas acometieron prontamente a Gabaa, y avanzaron e hirieron a filo de
espada a toda la ciudad.
38 Y era la señal
concertada entre los hombres de Israel y las emboscadas, que hiciesen subir una
gran humareda de la ciudad.
39 Luego, pues, que los de
Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir y matar a
la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían:
Ciertamente ellos han
caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
40 Mas cuando la columna
de humo comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás; y he
aquí que el humo de la ciudad subía al cielo.
41 Entonces se volvieron
los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron que
el desastre había venido sobre ellos.
42 Volvieron, por tanto,
la espalda delante de Israel hacia el camino del desierto; pero la batalla los
alcanzó, y los que salían de las ciudades los destruían en medio de ellos.
43 Así cercaron a los de
Benjamín, y los acosaron y hollaron desde Menúha hasta enfrente de Gabaa hacia
donde nace el sol.
44 Y cayeron de Benjamín
dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra.
45 Volviéndose luego,
huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, y de ellos fueron abatidos cinco
mil hombres en los caminos; y fueron persiguiéndolos aun hasta Gidom, y mataron
de ellos a dos mil hombres.
46 Fueron todos los que de
Benjamín murieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos
ellos hombres de guerra.
47 Pero se volvieron y
huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales
estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses.
48 Y los hombres de Israel
volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a
los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue hallado;
asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.
Mujeres
para los benjamitas
JUECES
21
1 Los varones de Israel
habían jurado en Mizpa, diciendo:
Ninguno de nosotros dará
su hija a los de Benjamín por muJer.2 Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se
estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios; y alzando su voz hicieron
gran llanto, y dijeron:
3 Oh Jehová Dios de
Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu?
4 Y al día siguiente el
pueblo se levantó de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocaustos y
ofrendas de paz.
5 Y dijeron los hijos de
Israel:
¿Quién de todas las
tribus de Israel no subió a la reunión delante de Jehová? Porque se había hecho
gran juramento contra el que no subiese a Jehová en Mizpa, diciendo:
Sufrirá la muerte.
6 Y los hijos de Israel se
arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron:
Cortada es hoy de Israel
una tribu.
7 ¿Qué haremos en cuanto a
mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les
daremos nuestras hijas por mujeres.
8 Y dijeron:
¿Hay alguno de las tribus
de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y hallaron que ninguno de Jabes-galaad
había venido al campamento, a la reunión.
9 Porque fue contado el
pueblo, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad.
10 Entonces la
congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron,
diciendo:
Id y herid a filo de
espada a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y niños.
11 Pero haréis de esta
manera:
mataréis a todo varón, y
a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón.
12 Y hallaron de los
moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido
ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la
tierra de Canaán.
13 Toda la congregación
envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y
los llamaron en paz.
14 Y volvieron entonces
los de Benjamín, y les dieron por mujeres las que habían guardado vivas de las
mujeres de Jabes- galaad; mas no les bastaron éstas.
15 Y el pueblo tuvo
compasión de Benjamín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus
de Israel.
16 Entonces los ancianos
de la congregación dijeron:
¿Qué haremos respecto de
mujeres para los que han quedado? Porque fueron muertas las mujeres de Benjamín.
17 Y dijeron:
Tenga Benjamín herencia
en los que han escapado, y no sea exterminada una tribu de Israel.
18 Pero nosotros no les
podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado
diciendo:
Maldito el que diere
mujer a los benjamitas.
19 Ahora bien, dijeron, he
aquí cada año hay fiesta solemne de Jehová en Silo, que está al norte de Bet-el,
y al lado oriental del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de Lebona.
20 Y mandaron a los hijos
de Benjamín, diciendo:
Id, y poned emboscadas en
las viñas,
21 y estad atentos; y
cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y
arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a tierra de
Benjamín.
22 Y si vinieren los
padres de ellas o sus hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos:
Hacednos la merced de
concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para todos;
además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora seáis culpados.
23 Y los hijos de Benjamín
lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las
que danzaban; y se fueron, y volvieron a su heredad, y reedificaron las
ciudades, y habitaron en ellas.
24 Entonces los hijos de
Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo
de allí cada uno a su heredad.
25 En estos días no había
rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.
RUT
RUT 1
1 Aconteció en los días
que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de
Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos.
2 El nombre de aquel varón
era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y
Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se
quedaron allí.
3 Y murió Elimelec, marido
de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos,
4 los cuales tomaron para
sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y
habitaron allí unos diez años.
5 Y murieron también los
dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de
su marido.
6 Entonces se levantó con
sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que
Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.
7 Salió, pues, del lugar
donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para
volverse a la tierra de Judá.
8 Y Noemí dijo a sus dos
nueras:
Andad, volveos cada una a
la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho
con los muertos y conmigo.
9 Os conceda Jehová que
halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron
su voz y lloraron,
10 y le dijeron:
Ciertamente nosotras
iremos contigo a tu pueblo.
11 Y Noemí respondió:
Volveos, hijas mías;
¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan
ser vuestros maridos?
12 Volveos, hijas mías, e
idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese:
Esperanza tengo, y esta
noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos,
13 ¿habíais vosotras de
esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a
ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de
Jehová ha salido contra mí.
14 Y ellas alzaron otra
vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.
15 Y Noemí dijo:
He aquí tu cuñada se ha
vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
16 Respondió Rut:
No me ruegues que te
deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
17 Donde tú murieres,
moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo
la muerte hará separación entre nosotras dos.
18 Y viendo Noemí que
estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
19 Anduvieron, pues, ellas
dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda
la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían:
¿No es ésta Noemí?
20 Y ella les respondía:
No me llaméis Noemí, sino
llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.
21 Yo me fui llena, pero
Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que
Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?
22 Así volvió Noemí, y Rut
la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén
al comienzo de la siega de la cebada.
Rut
recoge espigas en el campo de Booz
RUT 2
1 Tenía Noemí un pariente
de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.
2 Y Rut la moabita dijo a
Noemí:
Te ruego que me dejes ir
al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella
le respondió:
Vé, hija mía.
3 Fue, pues, y llegando,
espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del
campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.
4 Y he aquí que Booz vino
de Belén, y dijo a los segadores:
Jehová sea con vosotros.
Y ellos respondieron:
Jehová te bendiga.
5 Y Booz dijo a su criado
el mayordomo de los segadores:
¿De quién es esta joven?
6 Y el criado, mayordomo
de los segadores, respondió y dijo:
Es la joven moabita que
volvió con Noemí de los campos de Moab;
7 y ha dicho:
Te ruego que me dejes
recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está
desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.
8 Entonces Booz dijo a
Rut:
Oye, hija mía, no vayas a
espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas.
9 Mira bien el campo que
sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y
cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.
10 Ella entonces bajando
su rostro se inclinó a tierra, y le dijo:
¿Por qué he hallado
gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?
11 Y respondiendo Booz, le
dijo:
He sabido todo lo que has
hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre
y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste
antes.
12 Jehová recompense tu
obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo
cuyas alas has venido a refugiarte.
13 Y ella dijo:
Señor mío, halle yo
gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al
corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.
14 Y Booz le dijo a la
hora de comer:
Ven aquí, y come del pan,
y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le
dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró.
15 Luego se levantó para
espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo:
Que recoja también
espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis;
16 y dejaréis también caer
para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la
reprendáis.
17 Espigó, pues, en el
campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de
cebada.
18 Y lo tomó, y se fue a
la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le
había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio.
19 Y le dijo su suegra:
¿Dónde has espigado hoy?
¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido. Y contó ella a su
suegra con quién había trabajado, y dijo:
El nombre del varón con
quien hoy he trabajado es Booz.
20 Y dijo Noemí a su
nuera:
Sea él bendito de Jehová,
pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que
han muerto. Después le dijo Noemí:
Nuestro pariente es aquel
varón, y uno de los que pueden redimirnos.
21 Y Rut la moabita dijo:
Además de esto me ha
dicho:
Júntate con mis criadas,
hasta que hayan acabado toda mi siega.
22 Y Noemí respondió a Rut
su nuera:
Mejor es, hija mía, que
salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo.
23 Estuvo, pues, junto con
las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del
trigo; y vivía con su suegra.
Rut y
Booz en la era
RUT 3
1 Después le dijo su
suegra Noemí:
Hija mía, ¿no he de
buscar hogar para ti, para que te vaya bien?
2 ¿No es Booz nuestro
pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la
parva de las cebadas.
3 Te lavarás, pues, y te
ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al
varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
4 Y cuando él se acueste,
notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás
allí; y él te dirá lo que hayas de hacer.
5 Y ella respondió:
Haré todo lo que tú me
mandes.
6 Descendió, pues, a la
era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.
7 Y cuando Booz hubo
comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del
montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó.
8 Y aconteció que a la
medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba
acostada a sus pies.
9 Entonces él dijo:
¿Quién eres? Y ella
respondió:
Yo soy Rut tu sierva;
extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.
10 Y él dijo:
Bendita seas tú de
Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en
busca de los jóvenes, sean pobres o ricos.
11 Ahora pues, no temas,
hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe
que eres mujer virtuosa.
12 Y ahora, aunque es
cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que
yo.
13 Pasa aquí la noche, y
cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere
redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana.
14 Y después que durmió a
sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse
unos a otros; porque él dijo:
No se sepa que vino mujer
a la era.
15 Después le dijo:
Quítate el manto que
traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y
se las puso encima; y ella se fue a la ciudad.
16 Y cuando llegó a donde
estaba su suegra, ésta le dijo:
¿Qué hay, hija mía? Y le
contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido.
17 Y dijo:
Estas seis medidas de
cebada me dio, diciéndome:
A fin de que no vayas a
tu suegra con las manos vacías.
18 Entonces Noemí dijo:
Espérate, hija mía, hasta
que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta
que concluya el asunto hoy.
Booz se
casa con Rut
RUT 4
1 Booz subió a la puerta y
se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le
dijo:
Eh, fulano, ven acá y
siéntate. Y él vino y se sentó.
2 Entonces él tomó a diez
varones de los ancianos de la ciudad, y dijo:
Sentaos aquí. Y ellos se
sentaron.
3 Luego dijo al pariente:
Noemí, que ha vuelto del
campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec.
4 Y yo decidí hacértelo
saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y
de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres
redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú,
y yo después de ti. Y él respondió:
Yo redimiré.
5 Entonces replicó Booz:
El mismo día que compres
las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del
difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.
6 Y respondió el pariente:
No puedo redimir para mí,
no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré
redimir.
7 Había ya desde hacía
tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para
la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su
compañero; y esto servía de testimonio en Israel.
8 Entonces el pariente
dijo a Booz:
Tómalo tú. Y se quitó el
zapato.
9 Y Booz dijo a los
ancianos y a todo el pueblo:
Vosotros sois testigos
hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo
que fue de Quelión y de Mahlón.
10 Y que también tomo por
mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto
sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus
hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy.
11 Y dijeron todos los del
pueblo que estaban a la puerta con los ancianos:
Testigos somos. Jehová
haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales
edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en
Belén.
12 Y sea tu casa como la
casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa
joven te dé Jehová.
13 Booz, pues, tomó a Rut,
y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a
luz un hijo.
14 Y las mujeres decían a
Noemí:
Loado sea Jehová, que
hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel;
15 el cual será
restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha
dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.
16 Y tomando Noemí el
hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya.
17 Y le dieron nombre las
vecinas, diciendo:
Le ha nacido un hijo a
Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David.
18 Estas son las
generaciones de Fares:
Fares engendró a Hezrón,
19 Hezrón engendró a Ram,
y Ram engendró a Aminadab,
20 Aminadab engendró a
Naasón, y Naasón engendró a Salmón,
21 Salmón engendró a Booz,
y Booz engendró a Obed,
22 Obed engendró a Isaí, e
Isaí engendró a David.
1 SAMUEL
Primer
Libro de
SAMUEL
Nacimiento de Samuel
1 Hubo un varón de
Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham,
hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.
2 Y tenía él dos mujeres;
el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana
no los tenía.
3 Y todos los años aquel
varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los
ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de
Jehová.
4 Y cuando llegaba el día
en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a
todas sus hijas, a cada uno su parte.
5 Pero a Ana daba una
parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener
hijos.
6 Y su rival la irritaba,
enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
7 Así hacía cada año;
cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no
comía.
8 Y Elcana su marido le
dijo:
Ana, ¿por qué lloras?
¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que
diez hijos?
9 Y se levantó Ana después
que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en
una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
10 ella con amargura de
alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E hizo voto, diciendo:
Jehová de los ejércitos,
si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te
olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo
dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
12 Mientras ella oraba
largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su
corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por
ebria.
14 Entonces le dijo Elí:
¿Hasta cuándo estarás
ebria? Digiere tu vino.
15 Y Ana le respondió
diciendo:
No, señor mío; yo soy una
mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado
mi alma delante de Jehová.
16 No tengas a tu sierva
por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he
hablado hasta ahora.
17 Elí respondió y dijo:
Ve en paz, y el Dios de
Israel te otorgue la petición que le has hecho.
18 Y ella dijo:
Halle tu sierva gracia
delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más
triste.
19 Y levantándose de
mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y
Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
20 Aconteció que al
cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le
puso por nombre Samuel, diciendo:
Por cuanto lo pedí a
Jehová.
21 Después subió el varón
Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y
su voto.
22 Pero Ana no subió, sino
dijo a su marido:
Yo no subiré hasta que el
niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se
quede allá para siempre.
23 Y Elcana su marido le
respondió:
Haz lo que bien te
parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra.
Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó.
24 Después que lo hubo
destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija
de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.
25 Y matando el becerro,
trajeron el niño a Elí.
26 Y ella dijo:
¡Oh, señor mío! Vive tu
alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a
Jehová.
27 Por este niño oraba, y
Jehová me dio lo que le pedí.
28 Yo, pues, lo dedico
también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
Y adoró allí a Jehová.
Cántico
de Ana
SAMUEL
2
1 Y Ana oró y dijo:
Mi corazón se regocija en
Jehová,
Mi poder se exalta en
Jehová;
Mi boca se ensanchó sobre
mis enemigos,
Por cuanto me alegré en tu
salvación.
2 No hay santo como
Jehová;
Porque no hay ninguno
fuera de ti,
Y no hay refugio como el
Dios nuestro.
3 No multipliquéis
palabras de grandeza y altanería;
Cesen las palabras
arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo
saber es Jehová,
Y a él toca el pesar las
acciones.
4 Los arcos de los fuertes
fueron quebrados,
Y los débiles se ciñeron
de poder.
5 Los saciados se
alquilaron por pan,
Y los hambrientos dejaron
de tener hambre;
Hasta la estéril ha dado a
luz siete,
Y la que tenía muchos
hijos languidece.
6 Jehová mata, y él da
vida;
El hace descender al Seol,
y hace subir.
7 Jehová empobrece, y él
enriquece;
Abate, y enaltece.
8 El levanta del polvo al
pobre,
Y del muladar exalta al
menesteroso,
Para hacerle sentarse con
príncipes y heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las
columnas de la tierra,
Y él afirmó sobre ellas el
mundo.
9 El guarda los pies de
sus santos,
Mas los impíos perecen en
tinieblas;
Porque nadie será fuerte
por su propia fuerza.
10 Delante de Jehová serán
quebrantados sus adversarios,
Y sobre ellos tronará
desde los cielos;
Jehová juzgará los
confines de la tierra,
Dará poder a su Rey,
Y exaltará el poderío de
su Ungido.
11 Y Elcana se volvió a su
casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.
El
pecado de los hijos de Elí
12 Los hijos de Elí eran
hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.
13 Y era costumbre de los
sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado
del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres
dientes,
14 y lo metía en el perol,
en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el
sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía
a Silo.
15 Asimismo, antes de
quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba:
Da carne que asar para el
sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.
16 Y si el hombre le
respondía:
Quemen la grosura
primero, y después toma tanto como quieras; él respondía:
No, sino dámela ahora
mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.
17 Era, pues, muy grande
delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban
las ofrendas de Jehová.
18 Y el joven Samuel
ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino.
19 Y le hacía su madre una
túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer
el sacrificio acostumbrado.
20 Y Elí bendijo a Elcana
y a su mujer, diciendo:
Jehová te dé hijos de
esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa.
21 Y visitó Jehová a Ana,
y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía
delante de Jehová.
22 Pero Elí era muy viejo;
y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las
mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
23 Y les dijo:
¿Por qué hacéis cosas
semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes.
24 No, hijos míos, porque
no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.
25 Si pecare el hombre
contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová,
¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová
había resuelto hacerlos morir.
26 Y el joven Samuel iba
creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres.
27 Y vino un varón de Dios
a Elí, y le dijo:
Así ha dicho Jehová:
¿No me manifesté yo
claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón?
28 Y yo le escogí por mi
sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y
quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas
las ofrendas de los hijos de Israel.
29 ¿Por qué habéis hollado
mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has
honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las
ofrendas de mi pueblo Israel?
30 Por tanto, Jehová el
Dios de Israel dice:
Yo había dicho que tu
casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha
dicho Jehová:
Nunca yo tal haga, porque
yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.
31 He aquí, vienen días en
que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya
anciano en tu casa.
32 Verás tu casa
humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá
anciano en tu casa.
33 El varón de los tuyos
que yo no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de
dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad viril.
34 Y te será por señal
esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees:
ambos morirán en un día.
35 Y yo me suscitaré un
sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré
casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.
36 Y el que hubiere
quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un
bocado de pan, diciéndole:
Te ruego que me agregues
a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan.
Jehová
llama a Samuel
1
SAMUEL 3
1 El joven Samuel
ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en
aquellos días; no había visión con frecuencia.
2 Y aconteció un día, que
estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de
modo que no podía ver,
3 Samuel estaba durmiendo
en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de
Dios fuese apagada,
4 Jehová llamó a Samuel; y
él respondió:
Heme aquí.
5 Y corriendo luego a Elí,
dijo:
Heme aquí, ¿Para qué me
llamaste? Y Elí le dijo:
Yo no he llamado; vuelve
y acuéstate. Y él se volvió y se acostó.
6 Y Jehová volvió a llamar
otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo:
Heme aquí; ¿para qué me
has llamado? Y él dijo:
Hijo mío, yo no he
llamado; vuelve y acuéstate.
7 Y Samuel no había
conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.
8 Jehová, pues, llamó la
tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo:
Heme aquí; ¿para qué me
has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.
9 Y dijo Elí a Samuel:
Ve y acuéstate; y si te
llamare, dirás:
Habla, Jehová, porque tu
siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.
10 Y vino Jehová y se
paró, y llamó como las otras veces:
¡Samuel, Samuel! Entonces
Samuel dijo:
Habla, porque tu siervo
oye.
11 Y Jehová dijo a Samuel:
He aquí haré yo una cosa
en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.
12 Aquel día yo cumpliré
contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta
el fin.
13 Y le mostraré que yo
juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han
blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.
14 Por tanto, yo he jurado
a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni
con sacrificios ni con ofrendas.
15 Y Samuel estuvo
acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel
temía descubrir la visión a Elí.
16 Llamando, pues, Elí a
Samuel, le dijo:
Hijo mío, Samuel. Y él
respondió:
Heme aquí.
17 Y Elí dijo:
¿Qué es la palabra que te
habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me
encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.
18 Y Samuel se lo
manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo:
Jehová es; haga lo que
bien le pareciere.
19 Y Samuel creció, y
Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
20 Y todo Israel, desde
Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.
21 Y Jehová volvió a
aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de
Jehová.
Los
filisteos capturan el arca
1
SAMUEL 4
1 Y Samuel habló a todo
Israel.
Por aquel tiempo salió
Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben- ezer, y
los filisteos acamparon en Afec.
2 Y los filisteos
presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido
delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a
cuatro mil hombres.
3 Cuando volvió el pueblo
al campamento, los ancianos de Israel dijeron:
¿Por qué nos ha herido
hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del
pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de
nuestros enemigos.
4 Y envió el pueblo a
Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que
moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí
con el arca del pacto de Dios.
5 Aconteció que cuando el
arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran
júbilo que la tierra tembló.
6 Cuando los filisteos
oyeron la voz de júbilo, dijeron:
¿Qué voz de gran júbilo
es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había
sido traída al campamento.
7 Y los filisteos tuvieron
miedo, porque decían:
Ha venido Dios al
campamento. Y dijeron:
¡Ay de nosotros! pues
antes de ahora no fue así.
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién
nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que
hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.
9 Esforzaos, oh filisteos,
y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a
vosotros; sed hombres, y pelead.
10 Pelearon, pues, los
filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha
muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.
11 Y el arca de Dios fue
tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.
12 Y corriendo de la
batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y
tierra sobre su cabeza;
13 y cuando llegó, he aquí
que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón
estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la
ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó.
14 Cuando Elí oyó el
estruendo de la gritería, dijo:
¿Qué estruendo de
alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí.
15 Era ya Elí de edad de
noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver.
16 Dijo, pues, aquel
hombre a Elí:
Yo vengo de la batalla,
he escapado hoy del combate. Y Elí dijo:
¿Qué ha acontecido, hijo
mío?
17 Y el mensajero
respondió diciendo:
Israel huyó delante de
los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus
dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada.
18 Y aconteció que cuando
él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la
puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado
a Israel cuarenta años.
19 Y su nuera la mujer de
Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el
arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y
dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente.
20 Y al tiempo que moría,
le decían las que estaban junto a ella:
No tengas temor, porque
has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida.
21 Y llamó al niño Icabod,
diciendo:
¡Traspasada es la gloria
de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y
de su marido.
22 Dijo, pues:
Traspasada es la gloria
de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.
El arca
en tierra de los filisteoss
1
SAMUEL 5
1 Cuando los filisteos
capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod.
2 Y tomaron los filisteos
el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.
3 Y cuando al siguiente
día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra
delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar.
4 Y volviéndose a levantar
de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra
delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos
estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco
solamente.
5 Por esta causa los
sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el
umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.
6 Y se agravó la mano de
Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en
todo su territorio.
7 Y viendo esto los de
Asdod, dijeron:
No quede con nosotros el
arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro
dios Dagón.
8 Convocaron, pues, a
todos los príncipes de los filisteos, y les dijeron:
¿Qué haremos del arca del
Dios de Israel? Y ellos respondieron:
Pásese el arca del Dios
de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.
9 Y aconteció que cuando
la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran
quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta
el grande, y se llenaron de tumores.
10 Entonces enviaron el
arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas
dieron voces, diciendo:
Han pasado a nosotros el
arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo.
11 Y enviaron y reunieron
a todos los príncipes de los filisteos, diciendo:
Enviad el arca del Dios
de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo;
porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se
había agravado allí.
12 Y los que no morían,
eran heridos de tumores; y el clamor de la ciudad subía al cielo.
Los
filisteos devuelven el arca
1
SAMUEL 6
1 Estuvo el arca de Jehová
en la tierra de los filisteos siete meses.
2 Entonces los filisteos,
llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron:
¿Qué haremos del arca de
Jehová? Hacednos saber de qué manera la hemos de volver a enviar a su lugar.
3 Ellos dijeron:
Si enviáis el arca del
Dios de Israel, no la enviéis vacía, sino pagadle la expiación; entonces seréis
sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.
4 Y ellos dijeron:
¿Y qué será la expiación
que le pagaremos? Ellos respondieron:
Conforme al número de los
príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro, y cinco ratones de oro, porque
una misma plaga ha afligido a todos vosotros y a vuestros príncipes.
5 Haréis, pues, figuras de
vuestros tumores, y de vuestros ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria
al Dios de Israel; quizá aliviará su mano de sobre vosotros y de sobre vuestros
dioses, y de sobre vuestra tierra.
6 ¿Por qué endurecéis
vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que
los había tratado así, ¿no los dejaron ir, y se fueron?
7 Haced, pues, ahora un
carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto
yugo, y uncid las vacas al carro, y haced volver sus becerros de detrás de ellas
a casa.
8 Tomaréis luego el arca
de Jehová, y la pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de
pagar en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado de ella; y la
dejaréis que se vaya.
9 Y observaréis; si sube
por el camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y
si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió
por accidente.
10 Y aquellos hombres lo
hicieron así; tomando dos vacas que criaban, las uncieron al carro, y encerraron
en casa sus becerros.
11 Luego pusieron el arca
de Jehová sobre el carro, y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus
tumores.
12 Y las vacas se
encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y
bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los
filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.
13 Y los de Bet-semes
segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se
regocijaron cuando la vieron.
14 Y el carro vino al
campo de Josué de Bet-semes, y paró allí donde había una gran piedra; y ellos
cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.
15 Y los levitas bajaron
el arca de Jehová, y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban las
joyas de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes
sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día.
16 Cuando vieron esto los
cinco príncipes de los filisteos, volvieron a Ecrón el mismo día.
17 Estos fueron los
tumores de oro que pagaron los filisteos en expiación a Jehová:
por Asdod uno, por Gaza
uno, por Ascalón uno, por Gat uno, por Ecrón uno.
18 Y los ratones de oro
fueron conforme al número de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes
a los cinco príncipes, así las ciudades fortificadas como las aldeas sin muro.
La gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová está en el campo de
Josué de Bet-semes hasta hoy.
19 Entonces Dios hizo
morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de
Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres. Y lloró el
pueblo, porque Jehová lo había herido con tan gran mortandad.
20 Y dijeron los de Bet-semes:
¿Quién podrá estar
delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?
21 Y enviaron mensajeros a
los habitantes de Quiriat-jearim, diciendo:
Los filisteos han
devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y llevadla a vosotros.
1
SAMUEL 7
1 Vinieron los de Quiriat-jearim
y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el
collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová.
2 Desde el día que llegó
el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de
Israel lamentaba en pos de Jehová.
Samuel,
juez de Israel
3 Habló Samuel a toda la
casa de Israel, diciendo:
Si de todo vuestro
corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre
vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará
de la mano de los filisteos.
4 Entonces los hijos de
Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová.
5 Y Samuel dijo:
Reunid a todo Israel en
Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová.
6 Y se reunieron en Mizpa,
y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y
dijeron allí:
Contra Jehová hemos
pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.
7 Cuando oyeron los
filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los
príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel,
tuvieron temor de los filisteos.
8 Entonces dijeron los
hijos de Israel a Samuel:
No ceses de clamar por
nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.
9 Y Samuel tomó un cordero
de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová
por Israel, y Jehová le oyó.
10 Y aconteció que
mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear
con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los
filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel.
11 Y saliendo los hijos de
Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.
12 Tomó luego Samuel una
piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo:
Hasta aquí nos ayudó
Jehová.
13 Así fueron sometidos
los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y la mano
de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel.
14 Y fueron restituidas a
los hijos de Israel las ciudades que los filisteos habían tomado a los
israelitas, desde Ecrón hasta Gat; e Israel libró su territorio de mano de los
filisteos. Y hubo paz entre Israel y el amorreo.
15 Y juzgó Samuel a Israel
todo el tiempo que vivió.
16 Y todos los años iba y
daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos
lugares.
17 Después volvía a Ramá,
porque allí estaba su casa, y allí juzgaba a Israel; y edificó allí un altar a
Jehová.
Israel
pide rey
1
SAMUEL 8
1 Aconteció que habiendo
Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.
2 Y el nombre de su hijo
primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba.
3 Pero no anduvieron los
hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia,
dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.
4 Entonces todos los
ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,
5 y le dijeron:
He aquí tú has
envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora
un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
6 Pero no agradó a Samuel
esta palabra que dijeron:
Danos un rey que nos
juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
7 Y dijo Jehová a Samuel:
Oye la voz del pueblo en
todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han
desechado, para que no reine sobre ellos.
8 Conforme a todas las
obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a
mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo.
9 Ahora, pues, oye su voz;
mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que
reinará sobre ellos.
10 Y refirió Samuel todas
las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.
11 Dijo, pues:
Así hará el rey que
reinará sobre vosotros:
tomará vuestros hijos, y
los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de
su carro;
12 y nombrará para sí
jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus
campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos
de sus carros.
13 Tomará también a
vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras.
14 Asimismo tomará lo
mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará
a sus siervos.
15 Diezmará vuestro grano
y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.
16 Tomará vuestros siervos
y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará
sus obras.
17 Diezmará también
vuestros rebaños, y seréis sus siervos.
18 Y clamaréis aquel día a
causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en
aquel día.
19 Pero el pueblo no quiso
oír la voz de Samuel, y dijo:
No, sino que habrá rey
sobre nosotros;
20 y nosotros seremos
también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante
de nosotros, y hará nuestras guerras.
21 Y oyó Samuel todas las
palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová.
22 Y Jehová dijo a Samuel:
Oye su voz, y pon rey
sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel:
Idos cada uno a vuestra
ciudad.
Saúl es
elegido rey
1
SAMUEL 9
1 Había un varón de
Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror,
hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.
2 Y tenía él un hijo que
se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más
hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
3 Y se habían perdido las
asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo:
Toma ahora contigo alguno
de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.
4 Y él pasó el monte de
Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la
tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las
encontraron.
5 Cuando vinieron a la
tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo:
Ven, volvámonos; porque
quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por
nosotros.
6 El le respondió:
He aquí ahora hay en esta
ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin
falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el
cual emprendimos nuestro camino.
7 Respondió Saúl a su
criado:
Vamos ahora; pero ¿qué
llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no
tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué tenemos?
8 Entonces volvió el
criado a responder a Saúl, diciendo:
He aquí se halla en mi
mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que
nos declare nuestro camino.
9 (Antiguamente en Israel
cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así:
Venid y vamos al vidente;
porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) 10 Dijo
entonces Saúl a su criado:
Dices bien; anda, vamos.
Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.
11 Y cuando subían por la
cuesta de la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales
dijeron:
¿Está en este lugar el
vidente?
12 Ellas, respondiéndoles,
dijeron:
Sí; helo allí delante de
ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el
pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto.
13 Cuando entréis en la
ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el
pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el
sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues, ahora, porque
ahora le hallaréis.
14 Ellos entonces subieron
a la ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía
ellos para subir al lugar alto.
15 Y un día antes que Saúl
viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:
16 Mañana a esta misma
hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por
príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos;
porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.
17 Y luego que Samuel vio
a Saúl, Jehová le dijo:
He aquí éste es el varón
del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.
18 Acercándose, pues, Saúl
a Samuel en medio de la puerta, le dijo:
Te ruego que me enseñes
dónde está la casa del vidente.
19 Y Samuel respondió a
Saúl, diciendo:
Yo soy el vidente; sube
delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé,
y te descubriré todo lo que está en tu corazón.
20 Y de las asnas que se
te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado.
Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para
toda la casa de tu padre?
21 Saúl respondió y dijo:
¿No soy yo hijo de
Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más
pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has
dicho cosa semejante?
22 Entonces Samuel tomó a
Saúl y a su criado, los introdujo a la sala, y les dio lugar a la cabecera de
los convidados, que eran unos treinta hombres.
23 Y dijo Samuel al
cocinero:
Trae acá la porción que
te di, la cual te dije que guardases aparte.
24 Entonces alzó el
cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de
Saúl. Y Samuel dijo:
He aquí lo que estaba
reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó,
cuando dije:
Yo he convidado al
pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.
25 Y cuando hubieron
descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.
26 Al otro día madrugaron;
y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo:
Levántate, para que te
despida. Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.
27 Y descendiendo ellos al
extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl:
Di al criado que se
adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la
palabra de Dios.
1
SAMUEL 10
1 Tomando entonces Samuel
una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo:
¿No te ha ungido Jehová
por príncipe sobre su pueblo Israel?
2 Hoy, después que te
hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el
territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán:
Las asnas que habías ido
a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y
está afligido por vosotros, diciendo:
¿Qué haré acerca de mi
hijo?
3 Y luego que de allí
sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres
hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas
de pan, y el tercero una vasija de vino;
4 los cuales, luego que te
hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos.
5 Después de esto llegarás
al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres
allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar
alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando.
6 Entonces el Espíritu de
Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en
otro hombre.
7 Y cuando te hayan
sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está
contigo.
8 Luego bajarás delante de
mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar
ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que
has de hacer.
9 Aconteció luego, que al
volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas
estas señales acontecieron en aquel día.
10 Y cuando llegaron allá
al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él;
y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.
11 Y aconteció que cuando
todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el
pueblo decía el uno al otro:
¿Qué le ha sucedido al
hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?
12 Y alguno de allí
respondió diciendo:
¿Y quién es el padre de
ellos? Por esta causa se hizo proverbio:
¿También Saúl entre los
profetas?
13 Y cesó de profetizar, y
llegó al lugar alto.
14 Un tío de Saúl dijo a
él y a su criado:
¿A dónde fuisteis? Y él
respondió:
A buscar las asnas; y
como vimos que no parecían, fuimos a Samuel.
15 Dijo el tío de Saúl:
Yo te ruego me declares
qué os dijo Samuel.
16 Y Saúl respondió a su
tío:
Nos declaró expresamente
que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le
había hablado, no le descubrió nada.
17 Después Samuel convocó
al pueblo delante de Jehová en Mizpa,
18 y dijo a los hijos de
Israel:
Así ha dicho Jehová el
Dios de Israel:
Yo saqué a Israel de
Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os
afligieron.
19 Pero vosotros habéis
desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y
angustias, y habéis dicho:
No, sino pon rey sobre
nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por
vuestros millares.
20 Y haciendo Samuel que
se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín.
21 E hizo llegar la tribu
de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue
tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado.
22 Preguntaron, pues, otra
vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová:
He aquí que él está
escondido entre el bagaje.
23 Entonces corrieron y lo
trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más
alto que todo el pueblo.
24 Y Samuel dijo a todo el
pueblo:
¿Habéis visto al que ha
elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo
clamó con alegría, diciendo:
¡Viva el rey!
25 Samuel recitó luego al
pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante
de Jehová.
26 Y envió Samuel a todo
el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron
con él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado.
27 Pero algunos perversos
dijeron:
¿Cómo nos ha de salvar
éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.
Saúl
derrota a los amonitas
1
SAMUEL 11
1 Después subió Nahas
amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas:
Haz alianza con nosotros,
y te serviremos.
2 Y Nahas amonita les
respondió:
Con esta condición haré
alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y
ponga esta afrenta sobre todo Israel.
3 Entonces los ancianos de
Jabes le dijeron:
Danos siete días, para
que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que
nos defienda, saldremos a ti.
4 Llegando los mensajeros
a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo
alzó su voz y lloró.
5 Y he aquí Saúl que venía
del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl:
¿Qué tiene el pueblo, que
llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes.
6 Al oír Saúl estas
palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira
en gran manera.
7 Y tomando un par de
bueyes, los cortó en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por
medio de mensajeros, diciendo:
Así se hará con los
bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de
Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre.
8 Y los contó en Bezec; y
fueron los hijos de Israel trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá.
9 Y respondieron a los
mensajeros que habían venido:
Así diréis a los de Jabes
de Galaad:
Mañana al calentar el
sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y lo anunciaron a los de Jabes,
los cuales se alegraron.
10 Y los de Jabes dijeron
a los enemigos:
Mañana saldremos a
vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere.
11 Aconteció que al día
siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del
campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el día
calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron dos
de ellos juntos.
12 El pueblo entonces dijo
a Samuel:
¿Quiénes son los que
decían:
¿Ha de reinar Saúl sobre
nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos.
13 Y Saúl dijo:
No morirá hoy ninguno,
porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel.
14 Mas Samuel dijo al
pueblo:
Venid, vamos a Gilgal
para que renovemos allí el reino.
15 Y fue todo el pueblo a
Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de Jehová en Gilgal. Y
sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se alegraron mucho allí
Saúl y todos los de Israel.
Discurso de Samuel al pueblo
1
SAMUEL 12
1 Dijo Samuel a todo
Israel:
He aquí, yo he oído
vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey.
2 Ahora, pues, he aquí
vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis
hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud
hasta este día.
3 Aquí estoy; atestiguad
contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de
alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he
agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con
él; y os lo restituiré.
4 Entonces dijeron:
Nunca nos has calumniado
ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.
5 Y él les dijo:
Jehová es testigo contra
vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa
alguna en mi mano. Y ellos respondieron:
Así es.
6 Entonces Samuel dijo al
pueblo:
Jehová que designó a
Moisés y a Aarón, y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo.
7 Ahora, pues, aguardad, y
contenderé con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de
salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres.
8 Cuando Jacob hubo
entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y
a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar
en este lugar.
9 Y olvidaron a Jehová su
Dios, y él los vendió en mano de Sísara jefe del ejército de Hazor, y en mano de
los filisteos, y en mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra.
10 Y ellos clamaron a
Jehová, y dijeron:
Hemos pecado, porque
hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos, pues,
ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.
11 Entonces Jehová envió a
Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos
en derredor, y habitasteis seguros.
12 Y habiendo visto que
Nahas rey de los hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis:
No, sino que ha de reinar
sobre nosotros un rey; siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey.
13 Ahora, pues, he aquí el
rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová ha puesto rey
sobre vosotros.
14 Si temiereis a Jehová y
le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y
si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro
Dios, haréis bien.
15 Mas si no oyereis la
voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová
estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres.
16 Esperad aún ahora, y
mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos.
17 ¿No es ahora la siega
del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis
y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová,
pidiendo para vosotros rey.
18 Y Samuel clamó a
Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran
temor de Jehová y de Samuel.
19 Entonces dijo todo el
pueblo a Samuel:
Ruega por tus siervos a
Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos
añadido este mal de pedir rey para nosotros.
20 Y Samuel respondió al
pueblo:
No temáis; vosotros
habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de
Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón.
21 No os apartéis en pos
de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.
22 Pues Jehová no
desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros
pueblo suyo.
23 Así que, lejos sea de
mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré
en el camino bueno y recto.
24 Solamente temed a
Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán
grandes cosas ha hecho por vosotros.
25 Mas si perseverareis en
hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.
Guerra
contra los filisteos
1
SAMUEL 13
1 Había ya reinado Saúl un
año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel,
2 escogió luego a tres mil
hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el
monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al
resto del pueblo cada uno a sus tiendas.
3 Y Jonatán atacó a la
guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos.
E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo:
Oigan los hebreos.
4 Y todo Israel oyó que se
decía:
Saúl ha atacado a la
guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a
los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.
5 Entonces los filisteos
se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a
caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y
subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén.
6 Cuando los hombres de
Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se
escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.
7 Y algunos de los hebreos
pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en
Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
8 Y él esperó siete días,
conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el
pueblo se le desertaba.
9 Entonces dijo Saúl:
Traedme holocausto y
ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
10 Y cuando él acababa de
ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para
saludarle.
11 Entonces Samuel dijo:
¿Qué has hecho? Y Saúl
respondió:
Porque vi que el pueblo
se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los
filisteos estaban reunidos en Micmas,
12 me dije:
Ahora descenderán los
filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me
esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
13 Entonces Samuel dijo a
Saúl:
Locamente has hecho; no
guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora
Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
14 Mas ahora tu reino no
será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual
Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó.
15 Y levantándose Samuel,
subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín.
Y Saúl contó la gente que
se hallaba con él, como seiscientos hombres.
16 Saúl, pues, y Jonatán
su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín;
pero los filisteos habían acampado en Micmas.
17 Y salieron merodeadores
del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por
el camino de Ofra hacia la tierra de Sual,
18 otro escuadrón marchaba
hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al
valle de Zeboim, hacia el desierto.
19 Y en toda la tierra de
Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho:
Para que los hebreos no
hagan espada o lanza.
20 Por lo cual todos los
de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de
su arado, su azadón, su hacha o su hoz.
21 Y el precio era un pim
por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por
afilar las hachas y por componer las aguijadas.
22 Así aconteció que en el
día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que
estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.
23 Y la guarnición de los
filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.
1
SAMUEL 14
1 Aconteció un día, que
Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas:
Ven y pasemos a la
guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su
padre.
2 Y Saúl se hallaba al
extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba
con él era como seiscientos hombres.
3 Y Ahías hijo de Ahitob,
hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo,
llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido.
4 Y entre los desfiladeros
por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un
peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el
otro Sene.
5 Uno de los peñascos
estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.
6 Dijo, pues, Jonatán a su
paje de armas:
Ven, pasemos a la
guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no
es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.
7 Y su paje de armas le
respondió:
Haz todo lo que tienes en
tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad.
8 Dijo entonces Jonatán:
Vamos a pasar a esos
hombres, y nos mostraremos a ellos.
9 Si nos dijeren así:
Esperad hasta que
lleguemos a vosotros, entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a
ellos.
10 Mas si nos dijeren así:
Subid a nosotros,
entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos
será por señal.
11 Se mostraron, pues,
ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron:
He aquí los hebreos, que
salen de las cavernas donde se habían escondido.
12 Y los hombres de la
guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron:
Subid a nosotros, y os
haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas:
Sube tras mí, porque
Jehová los ha entregado en manos de Israel.
13 Y subió Jonatán
trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían
delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba.
14 Y fue esta primera
matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el
espacio de una media yugada de tierra.
15 Y hubo pánico en el
campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que
habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo,
pues, gran consternación.
16 Y los centinelas de
Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un
lado a otro y era deshecha.
17 Entonces Saúl dijo al
pueblo que estaba con él:
Pasad ahora revista, y
ved quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba
Jonatán y su paje de armas.
18 Y Saúl dijo a Ahías:
Trae el arca de Dios.
Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.
19 Pero aconteció que
mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el
campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces
dijo Saúl al sacerdote:
Detén tu mano.
20 Y juntando Saúl a todo
el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí
que la espada de cada uno estaba vuelta contra su compañero, y había gran
confusión.
21 Y los hebreos que
habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y habían venido con ellos de
los alrededores al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas
que estaban con Saúl y con Jonatán.
22 Asimismo todos los
israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los
filisteos huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla.
23 Así salvó Jehová a
Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Bet-avén.
24 Pero los hombres de
Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al
pueblo, diciendo:
Cualquiera que coma pan
antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea
maldito. Y todo el pueblo no había probado pan.
25 Y todo el pueblo llegó
a un bosque, donde había miel en la superficie del campo.
26 Entró, pues, el pueblo
en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su
mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.
27 Pero Jonatán no había
oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara
que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca;
y fueron aclarados sus ojos.
28 Entonces habló uno del
pueblo, diciendo:
Tu padre ha hecho jurar
solemnemente al pueblo, diciendo:
Maldito sea el hombre que
tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía.
29 Respondió Jonatán:
Mi padre ha turbado el
país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de
esta miel.
30 ¿Cuánto más si el
pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se
habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
31 E hirieron aquel día a
los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado.
32 Y se lanzó el pueblo
sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el
suelo; y el pueblo los comió con sangre.
33 Y le dieron aviso a
Saúl, diciendo:
El pueblo peca contra
Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo:
Vosotros habéis
prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande.
34 Además dijo Saúl:
Esparcíos por el pueblo,
y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas
aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y
trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las
degollaron allí.
35 Y edificó Saúl altar a
Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
36 Y dijo Saúl:
Descendamos de noche
contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos
ninguno. Y ellos dijeron:
Haz lo que bien te
pareciere. Dijo luego el sacerdote:
Acerquémonos aquí a Dios.
37 Y Saúl consultó a Dios:
¿Descenderé tras los
filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta
aquel día.
38 Entonces dijo Saúl:
Venid acá todos los
principales del pueblo, y sabed y ved en qué ha consistido este pecado hoy;
39 porque vive Jehová que
salva a Israel, que aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no hubo
en todo el pueblo quien le respondiese.
40 Dijo luego a todo
Israel:
Vosotros estaréis a un
lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a
Saúl:
Haz lo que bien te
pareciere.
41 Entonces dijo Saúl a
Jehová Dios de Israel:
Da suerte perfecta. Y la
suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.
42 Y Saúl dijo:
Echad suertes entre mí y
Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.
43 Entonces Saúl dijo a
Jonatán:
Declárame lo que has
hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo:
Ciertamente gusté un poco
de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?
44 Y Saúl respondió:
Así me haga Dios y aun me
añada, que sin duda morirás, Jonatán.
45 Entonces el pueblo dijo
a Saúl:
¿Ha de morir Jonatán, el
que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no
ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios.
Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
46 Y Saúl dejó de seguir a
los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.
47 Después de haber tomado
posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en
derredor:
contra Moab, contra los
hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y
adondequiera que se volvía, era vencedor.
48 Y reunió un ejército y
derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
49 Y los hijos de Saúl
fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la
mayor, Merab, y el de la menor, Mical.
50 Y el nombre de la mujer
de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era
Abner, hijo de Ner tío de Saúl.
51 Porque Cis padre de
Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
52 Y hubo guerra
encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl
veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo.
Saúl
desobedece y es desechado
1
SAMUEL 15
1 Después Samuel dijo a
Saúl:
Jehová me envió a que te
ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras
de Jehová.
2 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Yo castigaré lo que hizo
Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.
3 Ve, pues, y hiere a
Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres,
mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.
4 Saúl, pues, convocó al
pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres
de Judá.
5 Y viniendo Saúl a la
ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.
6 Y dijo Saúl a los ceneos:
Idos, apartaos y salid de
entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque
vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de
Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.
7 Y Saúl derrotó a los
amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto.
8 Y tomó vivo a Agag rey
de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.
9 Y Saúl y el pueblo
perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los
animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron
destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
10 Y vino palabra de
Jehová a Samuel, diciendo:
11 Me pesa haber puesto
por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis
palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.
12 Madrugó luego Samuel
para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo:
Saúl ha venido a Carmel,
y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió
a Gilgal.
13 Vino, pues, Samuel a
Saúl, y Saúl le dijo:
Bendito seas tú de
Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.
14 Samuel entonces dijo:
¿Pues qué balido de
ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?
15 Y Saúl respondió:
De Amalec los han traído;
porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para
sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
16 Entonces dijo Samuel a
Saúl:
Déjame declararte lo que
Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió:
Di.
17 Y dijo Samuel:
Aunque eras pequeño en
tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te
ha ungido por rey sobre Israel?
18 Y Jehová te envió en
misión y dijo:
Ve, destruye a los
pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.
19 ¿Por qué, pues, no has
oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos
de Jehová?
20 Y Saúl respondió a
Samuel:
Antes bien he obedecido
la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey
de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
21 Mas el pueblo tomó del
botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a
Jehová tu Dios en Gilgal.
22 Y Samuel dijo:
¿Se complace Jehová tanto
en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de los carneros.
23 Porque como pecado de
adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto
tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas
rey.
24 Entonces Saúl dijo a
Samuel:
Yo he pecado; pues he
quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y
consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,
25 y vuelve conmigo para
que adore a Jehová.
26 Y Samuel respondió a
Saúl:
No volveré contigo;
porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no
seas rey sobre Israel.
27 Y volviéndose Samuel
para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.
28 Entonces Samuel le
dijo:
Jehová ha rasgado hoy de
ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
29 Además, el que es la
Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se
arrepienta.
30 Y él dijo:
Yo he pecado; pero te
ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y
vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.
31 Y volvió Samuel tras
Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32 Después dijo Samuel:
Traedme a Agag rey de
Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag:
Ciertamente ya pasó la
amargura de la muerte.
33 Y Samuel dijo:
Como tu espada dejó a las
mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel
cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34 Se fue luego Samuel a
Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
35 Y nunca después vio
Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía
de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
Samuel unge a David
1 SAMUEL 16
1 Dijo Jehová a Samuel:
¿Hasta cuándo llorarás a
Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de
aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de
rey.
2 Y dijo Samuel:
¿Cómo iré? Si Saúl lo
supiera, me mataría. Jehová respondió:
Toma contigo una becerra
de la vacada, y di:
A ofrecer sacrificio a
Jehová he venido.
3 Y llama a Isaí al
sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te
dijere.
4 Hizo, pues, Samuel como
le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron
a recibirle con miedo, y dijeron:
¿Es pacífica tu venida?
5 El respondió:
Sí, vengo a ofrecer
sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando
él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.
6 Y aconteció que cuando
ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo:
De cierto delante de
Jehová está su ungido.
7 Y Jehová respondió a
Samuel:
No mires a su parecer, ni
a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que
mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová
mira el corazón.
8 Entonces llamó Isaí a
Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo:
Tampoco a éste ha
escogido Jehová.
9 Hizo luego pasar Isaí a
Sama. Y él dijo:
Tampoco a éste ha elegido
Jehová.
10 E hizo pasar Isaí siete
hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí:
Jehová no ha elegido a
éstos.
11 Entonces dijo Samuel a
Isaí:
¿Son éstos todos tus
hijos? Y él respondió:
Queda aún el menor, que
apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí:
Envía por él, porque no
nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
12 Envió, pues, por él, y
le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová
dijo:
Levántate y úngelo,
porque éste es.
13 Y Samuel tomó el cuerno
del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante
el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a
Ramá.
David
toca para Saúl
14 El Espíritu de Jehová
se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.
15 Y los criados de Saúl
le dijeron:
He aquí ahora, un
espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
16 Diga, pues, nuestro
señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar
el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él
toque con su mano, y tengas alivio.
17 Y Saúl respondió a sus
criados:
Buscadme, pues, ahora
alguno que toque bien, y traédmelo.
18 Entonces uno de los
criados respondió diciendo:
He aquí yo he visto a un
hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de
guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.
19 Y Saúl envió mensajeros
a Isaí, diciendo:
Envíame a David tu hijo,
el que está con las ovejas.
20 Y tomó Isaí un asno
cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de
David su hijo.
21 Y viniendo David a
Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas.
22 Y Saúl envió a decir a
Isaí:
Yo te ruego que esté
David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos.
23 Y cuando el espíritu
malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su
mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
David mata a Goliat
1 SAMUEL 17
1 Los filisteos juntaron
sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y
acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2 También Saúl y los
hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en
orden de batalla contra los filisteos.
3 Y los filisteos estaban
sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el
valle entre ellos.
4 Salió entonces del
campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y
tenía de altura seis codos y un palmo.
5 Y traía un casco de
bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco
mil siclos de bronce.
6 Sobre sus piernas traía
grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.
7 El asta de su lanza era
como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de
hierro; e iba su escudero delante de él.
8 Y se paró y dio voces a
los escuadrones de Israel, diciéndoles:
¿Para qué os habéis
puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de
Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.
9 Si él pudiere pelear
conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más
que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo:
Hoy yo he desafiado al
campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
11 Oyendo Saúl y todo
Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.
12 Y David era hijo de
aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho
hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los
hombres.
13 Y los tres hijos
mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus
tres hijos que habían ido a la guerra eran:
Eliab el primogénito, el
segundo Abinadab, y el tercero Sama;
14 y David era el menor.
Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David había ido y
vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
16 Venía, pues, aquel
filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a David su
hijo:
Toma ahora para tus
hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al
campamento a tus hermanos.
18 Y estos diez quesos de
leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y
toma prendas de ellos.
19 Y Saúl y ellos y todos
los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
20 Se levantó, pues, David
de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga
como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en
orden de batalla, y daba el grito de combate.
21 Y se pusieron en orden
de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.
22 Entonces David dejó su
carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó,
preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Mientras él hablaba con
ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos,
que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los
filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.
24 Y todos los varones de
Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de
Israel decía:
¿No habéis visto aquel
hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere,
el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de
tributos a la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a
los que estaban junto a él, diciendo:
¿Qué harán al hombre que
venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este
filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?
27 Y el pueblo le
respondió las mismas palabras, diciendo:
Así se hará al hombre que
le venciere.
28 Y oyéndole hablar Eliab
su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo:
¿Para qué has descendido
acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu
soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
29 David respondió:
¿Qué he hecho yo ahora?
¿No es esto mero hablar?
30 Y apartándose de él
hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de
antes.
31 Fueron oídas las
palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo
venir.
32 Y dijo David a Saúl:
No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
33 Dijo Saúl a David:
No podrás tú ir contra
aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de
guerra desde su juventud.
34 David respondió a Saúl:
Tu siervo era pastor de
las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero
de la manada,
35 salía yo tras él, y lo
hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano
de la quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Fuese león, fuese oso,
tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque
ha provocado al ejéricto del Dios viviente.
37 Añadió David:
Jehová, que me ha librado
de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano
de este filisteo. Y dijo Saúl a David:
Ve, y Jehová esté
contigo.
38 Y Saúl vistió a David
con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza.
39 Y ciñó David su espada
sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo
David a Saúl:
Yo no puedo andar con
esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.
40 Y tomó su cayado en su
mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril,
en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.
41 Y el filisteo venía
andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.
42 Y cuando el filisteo
miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso
parecer.
43 Y dijo el filisteo a
David:
¿Soy yo perro, para que
vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo
a David:
Ven a mí, y daré tu carne
a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al
filisteo:
Tú vienes a mí con espada
y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos,
el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 Jehová te entregará hoy
en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de
los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la
tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la
batalla, y él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando
el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se
dio prisa, y corrió a la linea de batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su
mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al
filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su
rostro en tierra.
50 Así venció David al
filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David
espada en su mano.
51 Entonces corrió David y
se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo
acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a
su paladín muerto, huyeron.
52 Levantándose luego los
de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al
valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por
el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.
53 Y volvieron los hijos
de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.
54 Y David tomó la cabeza
del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda.
55 Y cuando Saúl vio a
David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del
ejército:
Abner, ¿de quién es hijo
ese joven? Y Abner respondió:
56 Vive tu alma, oh rey,
que no lo sé. Y el rey dijo:
Pregunta de quién es hijo
ese joven.
57 Y cuando David volvía
de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David
la cabeza del filisteo en su mano.
58 Y le dijo Saúl:
Muchacho, ¿de quién eres
hijo? Y David respondió:
Yo soy hijo de tu siervo
Isaí de Belén.
Pacto
de Jonatán y David
1
SAMUEL 18
1 Aconteció que cuando él
hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de
David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.
2 Y Saúl le tomó aquel
día, y no le dejó volver a casa de su padre.
3 E hicieron pacto Jonatán
y David, porque él le amaba como a sí mismo.
4 Y Jonatán se quitó el
manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su
arco y su talabarte.
5 Y salía David a
dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl
sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos
de los siervos de Saúl.
Saúl
tiene celos de David
6 Aconteció que cuando
volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de
todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con
panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música.
7 Y cantaban las mujeres
que danzaban, y decían:
Saúl hirió a sus miles,
Y David a sus diez miles.
8 Y se enojó Saúl en gran
manera, y le desagradó este dicho, y dijo:
A David dieron diez
miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.
9 Y desde aquel día Saúl
no miró con buenos ojos a David.
10 Aconteció al otro día,
que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de
la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en
la mano.
11 Y arrojó Saúl la lanza,
diciendo:
Enclavaré a David a la
pared. Pero David lo evadió dos veces.
12 Mas Saúl estaba
temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl;
13 por lo cual Saúl lo
alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo.
14 Y David se conducía
prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él.
15 Y viendo Saúl que se
portaba tan prudentemente, tenía temor de él.
16 Mas todo Israel y Judá
amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.
17 Entonces dijo Saúl a
David:
He aquí, yo te daré Merab
mi hija mayor por mujer, con tal que me seas hombre valiente, y pelees las
batallas de Jehová. Mas Saúl decía:
No será mi mano contra
él, sino que será contra él la mano de los filisteos.
18 Pero David respondió a
Saúl:
¿Quién soy yo, o qué es
mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?
19 Y llegado el tiempo en
que Merab hija de Saúl se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel
meholatita.
20 Pero Mical la otra hija
de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos.
21 Y Saúl dijo:
Yo se la daré, para que
le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues,
Saúl a David por segunda vez:
Tú serás mi yerno hoy.
22 Y mandó Saúl a sus
siervos:
Hablad en secreto a
David, diciéndole:
He aquí el rey te ama, y
todos sus siervos te quieren bien; sé, pues, yerno del rey.
23 Los criados de Saúl
hablaron estas palabras a los oídos de David. Y David dijo:
¿Os parece a vosotros que
es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima?
24 Y los criados de Saúl
le dieron la respuesta, diciendo:
Tales palabras ha dicho
David.
25 Y Saúl dijo:
Decid así a David:
El rey no desea la dote,
sino cien prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos
del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos.
26 Cuando sus siervos
declararon a David estas palabras, pareció bien la cosa a los ojos de David,
para ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliese,
27 se levantó David y se
fue con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos; y trajo David
los prepucios de ellos y los entregó todos al rey, a fin de hacerse yerno del
rey. Y Saúl le dio su hija Mical por muJer.28 Pero Saúl, viendo y considerando
que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba,
29 tuvo más temor de
David; y fue Saúl enemigo de David todos los días.
30 Y salieron a campaña
los príncipes de los filisteos; y cada vez que salían, David tenía más éxito que
todos los siervos de Saúl, por lo cual se hizo de mucha estima su nombre.
Saúl
procura matar a David
1
SAMUEL 19
1 Habló Saúl a Jonatán su
hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero Jonatán hijo de Saúl
amaba a David en gran manera,
2 y dio aviso a David,
diciendo:
Saúl mi padre procura
matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y
escóndete.
3 Y yo saldré y estaré
junto a mi padre en el campo donde estés; y hablaré de ti a mi padre, y te haré
saber lo que haya.
4 Y Jonatán habló bien de
David a Saúl su padre, y le dijo:
No peque el rey contra su
siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y porque sus obras han
sido muy buenas para contigo;
5 pues él tomó su vida en
su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran salvación a todo Israel. Tú lo
viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente,
matando a David sin causa?
6 Y escuchó Saúl la voz de
Jonatán, y juró Saúl:
Vive Jehová, que no
morirá.
7 Y llamó Jonatán a David,
y le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo
delante de él como antes.
8 Después hubo de nuevo
guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran
estrago, y huyeron delante de él.
9 Y el espíritu malo de
parte de Jehová vino sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza a
mano, mientras David estaba tocando.
10 Y Saúl procuró enclavar
a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual
hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche.
11 Saúl envió luego
mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas
Mical su mujer avisó a David, diciendo:
Si no salvas tu vida esta
noche, mañana serás muerto.
12 Y descolgó Mical a
David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó.
13 Tomó luego Mical una
estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una almohada de pelo
de cabra y la cubrió con la ropa.
14 Y cuando Saúl envió
mensajeros para prender a David, ella respondió:
Está enfermo.
15 Volvió Saúl a enviar
mensajeros para que viesen a David, diciendo:
Traédmelo en la cama para
que lo mate.
16 Y cuando los mensajeros
entraron, he aquí la estatua estaba en la cama, y una almohada de pelo de cabra
a su cabecera.
17 Entonces Saúl dijo a
Mical:
¿Por qué me has engañado
así, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Mical respondió a Saúl:
Porque él me dijo:
Déjame ir; si no, yo te
mataré.
18 Huyó, pues, David, y
escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él.
Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.
19 Y fue dado aviso a
Saúl, diciendo:
He aquí que David está en
Naiot en Ramá.
20 Entonces Saúl envió
mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas
que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu
de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
21 Cuando lo supo Saúl,
envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar
mensajeros por tercera vez, y ellos también profetizaron.
22 Entonces él mismo fue a
Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, preguntó diciendo:
¿Dónde están Samuel y
David? Y uno respondió:
He aquí están en Naiot en
Ramá.
23 Y fue a Naiot en Ramá;
y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando
hasta que llegó a Naiot en Ramá.
24 Y él también se despojó
de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel, y estuvo desnudo todo
aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo:
¿También Saúl entre los
profetas?
Amistad
de David y Jonatán
1
SAMUEL 20
1 Después David huyó de
Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo:
¿Qué he hecho yo? ¿Cuál
es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que busque mi vida?
2 El le dijo:
En ninguna manera; no
morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la
descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? No será así.
3 Y David volvió a jurar
diciendo:
Tu padre sabe claramente
que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá:
No sepa esto Jonatán,
para que no se entristezca; y ciertamente, vive Jehová y vive tu alma, que
apenas hay un paso entre mí y la muerte.
4 Y Jonatán dijo a David:
Lo que deseare tu alma,
haré por ti.
5 Y David respondió a
Jonatán:
He aquí que mañana será
nueva luna, y yo acostumbro sentarme con el rey a comer; mas tú dejarás que me
esconda en el campo hasta la tarde del tercer día.
6 Si tu padre hiciere
mención de mí, dirás:
Me rogó mucho que lo
dejase ir corriendo a Belén su ciudad, porque todos los de su familia celebran
allá el sacrificio anual.
7 Si él dijere:
Bien está, entonces
tendrá paz tu siervo; mas si se enojare, sabe que la maldad está determinada de
parte de él.
8 Harás, pues,
misericordia con tu siervo, ya que has hecho entrar a tu siervo en pacto de
Jehová contigo; y si hay maldad en mí, mátame tú, pues no hay necesidad de
llevarme hasta tu padre.
9 Y Jonatán le dijo:
Nunca tal te suceda;
antes bien, si yo supiere que mi padre ha determinado maldad contra ti, ¿no te
lo avisaría yo?
10 Dijo entonces David a
Jonatán:
¿Quién me dará aviso si
tu padre te respondiere ásperamente?
11 Y Jonatán dijo a David:
Ven, salgamos al campo. Y
salieron ambos al campo.
12 Entonces dijo Jonatán a
David:
¡Jehová Dios de Israel,
sea testigo! Cuando le haya preguntado a mi padre mañana a esta hora, o el día
tercero, si resultare bien para con David, entonces enviaré a ti para hacértelo
saber.
13 Pero si mi padre
intentare hacerte mal, Jehová haga así a Jonatán, y aun le añada, si no te lo
hiciere saber y te enviare para que te vayas en paz. Y esté Jehová contigo, como
estuvo con mi padre.
14 Y si yo viviere, harás
conmigo misericordia de Jehová, para que no muera,
15 y no apartarás tu
misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya cortado uno por uno los
enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de
la casa de David.
16 Así hizo Jonatán pacto
con la casa de David, diciendo:
Requiéralo Jehová de la
mano de los enemigos de David.
17 Y Jonatán hizo jurar a
David otra vez, porque le amaba, pues le amaba como a sí mismo.
18 Luego le dijo Jonatán:
Mañana es nueva luna, y
tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío.
19 Estarás, pues, tres
días, y luego descenderás y vendrás al lugar donde estabas escondido el día que
ocurrió esto mismo, y esperarás junto a la piedra de Ezel.
20 Y yo tiraré tres saetas
hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco.
21 Luego enviaré al
criado, diciéndole:
Ve, busca las saetas. Y
si dijere al criado:
He allí las saetas más
acá de ti, tómalas; tú vendrás, porque paz tienes, y nada malo hay, vive Jehová.
22 Mas si yo dijere al
muchacho así:
He allí las saetas más
allá de ti; vete, porque Jehová te ha enviado.
23 En cuanto al asunto de
que tú y yo hemos hablado, esté Jehová entre nosotros dos para siempre.
24 David, pues, se
escondió en el campo, y cuando llegó la nueva luna, se sentó el rey a comer pan.
25 Y el rey se sentó en su
silla, como solía, en el asiento junto a la pared, y Jonatán se levantó, y se
sentó Abner al lado de Saúl, y el lugar de David quedó vacío.
26 Mas aquel día Saúl no
dijo nada, porque se decía:
Le habrá acontecido algo,
y no está limpio; de seguro no está purificado.
27 Al siguiente día, el
segundo día de la nueva luna, aconteció también que el asiento de David quedó
vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo:
¿Por qué no ha venido a
comer el hijo de Isaí hoy ni ayer?
28 Y Jonatán respondió a
Saúl:
David me pidió
encarecidamente que le dejase ir a Belén,
29 diciendo:
Te ruego que me dejes ir,
porque nuestra familia celebra sacrificio en la ciudad, y mi hermano me lo ha
mandado; por lo tanto, si he hallado gracia en tus ojos, permíteme ir ahora para
visitar a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
30 Entonces se encendió la
ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo:
Hijo de la perversa y
rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya,
y para confusión de la vergüenza de tu madre?
31 Porque todo el tiempo
que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú estarás firme, ni tu reino.
Envía pues, ahora, y tráemelo, porque ha de morir.
32 Y Jonatán respondió a
su padre Saúl y le dijo:
¿Por qué morirá? ¿Qué ha
hecho?
33 Entonces Saúl le arrojó
una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba resuelto a
matar a David.
34 Y se levantó Jonatán de
la mesa con exaltada ira, y no comió pan el segundo día de la nueva luna; porque
tenía dolor a causa de David, porque su padre le había afrentado.
35 Al otro día, de mañana,
salió Jonatán al campo, al tiempo señalado con David, y un muchacho pequeño con
él.
36 Y dijo al muchacho:
Corre y busca las saetas
que yo tirare. Y cuando el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta de modo
que pasara más allá de él.
37 Y llegando el muchacho
adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán dio voces tras el
muchacho, diciendo:
¿No está la saeta más
allá de ti?
38 Y volvió a gritar
Jonatán tras el muchacho:
Corre, date prisa, no te
pares. Y el muchacho de Jonatán recogió las saetas, y vino a su señor.
39 Pero ninguna cosa
entendió el muchacho; solamente Jonatán y David entendían de lo que se trataba.
40 Luego dio Jonatán sus
armas a su muchacho, y le dijo:
Vete y llévalas a la
ciudad.
41 Y luego que el muchacho
se hubo ido, se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces
postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el
otro; y David lloró más.
42 Y Jonatán dijo a David:
Vete en paz, porque ambos
hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo:
Jehová esté entre tú y
yo, entre tu descendencia y mi descendencia, para siempre. Y él se levantó y se
fue; y Jonatán entró en la ciudad.
David
huye de Saúl
1
SAMUEL 21
1 Vino David a Nob, al
sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo:
¿Cómo vienes tú solo, y
nadie contigo?
2 Y respondió David al
sacerdote Ahimelec:
El rey me encomendó un
asunto, y me dijo:
Nadie sepa cosa alguna
del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los
criados un cierto lugar.
3 Ahora, pues, ¿qué tienes
a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.
4 El sacerdote respondió a
David y dijo:
No tengo pan común a la
mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a
lo menos de mujeres.
5 Y David respondió al
sacerdote, y le dijo:
En verdad las mujeres han
estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los
jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy
sus vasos?
6 Así el sacerdote le dio
el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición,
los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes
calientes el día que aquéllos fueron quitados.
7 Y estaba allí aquel día
detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg,
edomita, el principal de los pastores de Saúl.
8 Y David dijo a Ahimelec:
¿No tienes aquí a mano
lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la
orden del rey era apremiante.
9 Y el sacerdote
respondió:
La espada de Goliat el
filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo
detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y
dijo David:
Ninguna como ella;
dámela.
10 Y levantándose David
aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.
11 Y los siervos de Aquis
le dijeron:
¿No es éste David, el rey
de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo:
Hirió Saúl a sus miles,
Y David a sus diez miles?
12 Y David puso en su
corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat.
13 Y cambió su manera de
comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las
portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba.
14 Y dijo Aquis a sus
siervos:
He aquí, veis que este
hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí?
15 ¿Acaso me faltan locos,
para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de
entrar éste en mi casa?
1
SAMUEL 22
1 Yéndose luego David de
allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su
padre lo supieron, vinieron allí a él.
2 Y se juntaron con él
todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban
en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como
cuatrocientos hombres.
3 Y se fue David de allí a
Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab:
Yo te ruego que mi padre
y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí.
4 Los trajo, pues, a la
presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en
el lugar fuerte.
5 Pero el profeta Gad dijo
a David:
No te estés en este lugar
fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret.
Saúl
mata a los sacerdotes de Nob
6 Oyó Saúl que se sabía de
David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un
tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos
estaban alrededor de él.
7 Y dijo Saúl a sus
siervos que estaban alrededor de él:
Oíd ahora, hijos de
Benjamín:
¿Os dará también a todos
vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de
millares y jefes de centenas,
8 para que todos vosotros
hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha
hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me
descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal
como lo hace hoy?
9 Entonces Doeg edomita,
que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo:
Yo vi al hijo de Isaí que
vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob,
10 el cual consultó por él
a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
11 Y el rey envió por el
sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los
sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey.
12 Y Saúl le dijo:
Oye ahora, hijo de Ahitob.
Y él dijo:
Heme aquí, señor mío.
13 Y le dijo Saúl:
¿Por qué habéis
conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y
consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como
lo hace hoy día?
14 Entonces Ahimelec
respondió al rey, y dijo:
¿Y quién entre todos tus
siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y
es ilustre en tu casa?
15 ¿He comenzado yo desde
hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a
su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de
este asunto, grande ni pequeña.
16 Y el rey dijo:
Sin duda morirás,
Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
17 Entonces dijo el rey a
la gente de su guardia que estaba alrededor de él:
Volveos y matad a los
sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues
sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no
quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
18 Entonces dijo el rey a
Doeg:
Vuelve tú, y arremete
contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes,
y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.
19 Y a Nob, ciudad de los
sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta
los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
20 Pero uno de los hijos
de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David.
21 Y Abiatar dio aviso a
David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
22 Y dijo David a Abiatar:
Yo sabía que estando allí
aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado
la muerte a todas las personas de la casa de tu padre.
23 Quédate conmigo, no
temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a
salvo.
David
en el desierto
1
SAMUEL 23
1 Dieron aviso a David,
diciendo:
He aquí que los filisteos
combaten a Keila, y roban las eras.
2 Y David consultó a
Jehová, diciendo:
¿Iré a atacar a estos
filisteos? Y Jehová respondió a David:
Ve, ataca a los
filisteos, y libra a Keila.
3 Pero los que estaban con
David le dijeron:
He aquí que nosotros aquí
en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de
los filisteos?
4 Entonces David volvió a
consultar a Jehová. Y Jehová le respondió y dijo:
Levántate, desciende a
Keila, pues yo entregaré en tus manos a los filisteos.
5 Fue, pues, David con sus
hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus ganados, y les causó
una gran derrota; y libró David a los de Keila.
6 Y aconteció que cuando
Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod
en su mano.
7 Y fue dado aviso a Saúl
que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl:
Dios lo ha entregado en
mi mano, pues se ha encerrado entrando en ciudad con puertas y cerraduras.
8 Y convocó Saúl a todo el
pueblo a la batalla para descender a Keila, y poner sitio a David y a sus
hombres.
9 Mas entendiendo David
que Saúl ideaba el mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote:
Trae el efod.
10 Y dijo David:
Jehová Dios de Israel, tu
siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la
ciudad por causa mía.
11 ¿Me entregarán los
vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como ha oído tu siervo? Jehová
Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo:
Sí, descenderá.
12 Dijo luego David:
¿Me entregarán los
vecinos de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová respondió:
Os entregarán.
13 David entonces se
levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y salieron de Keila, y
anduvieron de un lugar a otro. Y vino a Saúl la nueva de que David se había
escapado de Keila, y desistió de salir.
14 Y David se quedó en el
desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo
buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
15 Viendo, pues, David que
Saúl había salido en busca de su vida, se estuvo en Hores, en el desierto de Zif.
16 Entonces se levantó
Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en Dios.
17 Y le dijo:
No temas, pues no te
hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo
después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe.
18 Y ambos hicieron pacto
delante de Jehová; y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa.
19 Después subieron los de
Zif para decirle a Saúl en Gabaa:
¿No está David escondido
en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, que está al
sur del desierto?
20 Por tanto, rey,
desciende pronto ahora, conforme a tu deseo, y nosotros lo entregaremos en la
mano del rey.
21 Y Saúl dijo:
Benditos seáis vosotros
de Jehová, que habéis tenido compasión de mí.
22 Id, pues, ahora,
aseguraos más, conoced y ved el lugar de su escondite, y quién lo haya visto
allí; porque se me ha dicho que él es astuto en gran manera.
23 Observad, pues, e
informaos de todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con
información segura, y yo iré con vosotros; y si él estuviere en la tierra, yo le
buscaré entre todos los millares de Judá.
24 Y ellos se levantaron,
y se fueron a Zif delante de Saúl.
Pero David y su gente
estaban en el desierto de Maón, en el Arabá al sur del desierto.
25 Y se fue Saúl con su
gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó
en el desierto de Maón. Cuando Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de Maón.
26 Y Saúl iba por un lado
del monte, y David con sus hombres por el otro lado del monte, y se daba prisa
David para escapar de Saúl; mas Saúl y sus hombres habían encerrado a David y a
su gente para capturarlos.
27 Entonces vino un
mensajero a Saúl, diciendo:
Ven luego, porque los
filisteos han hecho una irrupción en el país.
28 Volvió, por tanto, Saúl
de perseguir a David, y partió contra los filisteos. Por esta causa pusieron a
aquel lugar por nombre Sela-hama-lecot.
29 Entonces David subió de
allí y habitó en los lugares fuertes de En-gadi.
David
perdona la vida a Saúl en En-gadi
1
SAMUEL 24
1 Cuando Saúl volvió de
perseguir a los filisteos, le dieron aviso, diciendo:
He aquí David está en el
desierto de En-gadi.
2 Y tomando Saúl tres mil
hombres escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de sus hombres, por
las cumbres de los peñascos de las cabras monteses.
3 Y cuando llegó a un
redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para
cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la
cueva.
4 Entonces los hombres de
David le dijeron:
He aquí el día de que te
dijo Jehová:
He aquí que entrego a tu
enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y
calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.
5 Después de esto se turbó
el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl.
6 Y dijo a sus hombres:
Jehová me guarde de hacer
tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra
él; porque es el ungido de Jehová.
7 Así reprimió David a sus
hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl,
saliendo de la cueva, siguió su camino.
8 También David se levantó
después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl, diciendo:
¡Mi señor el rey! Y
cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo
reverencia.
9 Y dijo David a Saúl:
¿Por qué oyes las
palabras de los que dicen:
Mira que David procura tu
mal?
10 He aquí han visto hoy
tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que
te matase, pero te perdoné, porque dije:
No extenderé mi mano
contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.
11 Y mira, padre mío, mira
la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te
maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado
contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
12 Juzgue Jehová entre tú
y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.
13 Como dice el proverbio
de los antiguos:
De los impíos saldrá la
impiedad; así que mi mano no será contra ti.
14 ¿Tras quién ha salido
el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?
15 Jehová, pues, será
juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de
tu mano.
16 Y aconteció que cuando
David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo:
¿No es esta la voz tuya,
hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y lloró,
17 y dijo a David:
Más justo eres tú que yo,
que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal.
18 Tú has mostrado hoy que
has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome entregado Jehová
en tu mano.
19 Porque ¿quién hallará a
su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en
este día has hecho conmigo.
20 Y ahora, como yo
entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano
firme y estable,
21 júrame, pues, ahora por
Jehová, que no destruirás mi descendencia después de mí, ni borrarás mi nombre
de la casa de mi padre.
22 Entonces David juró a
Saúl. Y se fue Saúl a su casa, y David y sus hombres subieron al lugar fuerte.
David y
Abigail
1
SAMUEL 25
1 Murió Samuel, y se juntó
todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá.
Y se levantó David y se
fue al desierto de Parán.
2 Y en Maón había un
hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual era muy rico, y tenía tres mil
ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba esquilando sus ovejas en Carmel.
3 Y aquel varón se llamaba
Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa
apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb.
4 Y oyó David en el
desierto que Nabal esquilaba sus ovejas.
5 Entonces envió David
diez jóvenes y les dijo:
Subid a Carmel e id a
Nabal, y saludadle en mi nombre,
6 y decidle así:
Sea paz a ti, y paz a tu
familia, y paz a todo cuanto tienes.
7 He sabido que tienes
esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no les tratamos mal,
ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel.
8 Pregunta a tus criados,
y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, porque
hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos,
y a tu hijo David.
9 Cuando llegaron los
jóvenes enviados por David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de
David, y callaron.
10 Y Nabal respondió a los
jóvenes enviados por David, y dijo:
¿Quién es David, y quién
es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores.
11 ¿He de tomar yo ahora
mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a
hombres que no sé de dónde son?
12 Y los jóvenes que había
enviado David se volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas
estas palabras.
13 Entonces David dijo a
sus hombres:
Cíñase cada uno su
espada. Y se ciñó cada uno su espada y también David se ciñó su espada; y
subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el
bagaje.
14 Pero uno de los criados
dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo:
He aquí David envió
mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido.
15 Y aquellos hombres han
sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en
todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo.
16 Muro fueron para
nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos
apacentando las ovejas.
17 Ahora, pues, reflexiona
y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y
contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda
hablarle.
18 Entonces Abigail tomó
luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas
de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos,
y lo cargó todo en asnos.
19 Y dijo a sus criados:
Id delante de mí, y yo os
seguiré luego; y nada declaró a su marido Nabal.
20 Y montando un asno,
descendió por una parte secreta del monte; y he aquí David y sus hombres venían
frente a ella, y ella les salió al encuentro.
21 Y David había dicho:
Ciertamente en vano he
guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de
todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien.
22 Así haga Dios a los
enemigos de David y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que fuere
suyo no he de dejar con vida ni un varón.
23 Y cuando Abigail vio a
David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de
David, se inclinó a tierra;
24 y se echó a sus pies, y
dijo:
Señor mío, sobre mí sea
el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha
las palabras de tu sierva.
25 No haga caso ahora mi
señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El
se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los
jóvenes que tú enviaste.
26 Ahora pues, señor mío,
vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar
sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y
todos los que procuran mal contra mi señor.
27 Y ahora este presente
que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi
señor.
28 Y yo te ruego que
perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi
señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado
en ti en tus días.
29 Aunque alguien se haya
levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi
señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él
arrojará la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda.
30 Y acontecerá que cuando
Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te
establezca por príncipe sobre Israel,
31 entonces, señor mío, no
tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin causa, o
por haberte vengado por ti mismo. Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haga
bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.
32 Y dijo David a Abigail:
Bendito sea Jehová Dios
de Israel, que te envió para que hoy me encontrases.
33 Y bendito sea tu
razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y
a vengarme por mi propia mano.
34 Porque vive Jehová Dios
de Israel que me ha defendido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa
en venir a mi encuentro, de aquí a mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal
ni un varón.
35 Y recibió David de su
mano lo que le había traído, y le dijo:
Sube en paz a tu casa, y
mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto.
36 Y Abigail volvió a
Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el
corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio, por lo cual ella
no le declaró cosa alguna hasta el día siguiente.
37 Pero por la mañana,
cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos del vino, le refirió su mujer
estas cosas; y desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra.
38 Y diez días después,
Jehová hirió a Nabal, y murió.
39 Luego que David oyó que
Nabal había muerto, dijo:
Bendito sea Jehová, que
juzgó la causa de mi afrenta recibida de mano de Nabal, y ha preservado del mal
a su siervo; y Jehová ha vuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza.
Después envió David a hablar con Abigail, para tomarla por su muJer.40 Y los
siervos de David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con ella, diciendo:
David nos ha enviado a
ti, para tomarte por su muJer.41 Y ella se levantó e inclinó su rostro a tierra,
diciendo:
He aquí tu sierva, que
será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor.
42 Y levantándose luego
Abigail con cinco doncellas que le servían, montó en un asno y siguió a los
mensajeros de David, y fue su muJer.43 También tomó David a Ahinoam de Jezreel,
y ambas fueron sus mujeres.
44 Porque Saúl había dado
a su hija Mical mujer de David a Palti hijo de Lais, que era de Galim.
David
perdona la vida a Saúl en Zif
1
SAMUEL 26
1 Vinieron los zifeos a
Saúl en Gabaa, diciendo:
¿No está David escondido
en el collado de Haquila, al oriente del desierto?
2 Saúl entonces se levantó
y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de
Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
3 Y acampó Saúl en el
collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba
David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto.
4 David, por tanto, envió
espías, y supo con certeza que Saúl había venido.
5 Y se levantó David, y
vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían
Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el
campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
6 Entonces David dijo a
Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab:
¿Quién descenderá conmigo
a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai:
Yo descenderé contigo.
7 David, pues, y Abisai
fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el
campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército
estaban tendidos alrededor de él.
8 Entonces dijo Abisai a
David:
Hoy ha entregado Dios a
tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo
enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe.
9 Y David respondió a
Abisai:
No le mates; porque
¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?
10 Dijo además David:
Vive Jehová, que si
Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla
perezca,
11 guárdeme Jehová de
extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a
su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
12 Se llevó, pues, David
la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo
nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un
profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.
13 Entonces pasó David al
lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran
distancia entre ellos.
14 Y dio voces David al
pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo:
¿No respondes, Abner?
Entonces Abner respondió y dijo:
¿Quién eres tú que gritas
al rey?
15 Y dijo David a Abner:
¿No eres tú un hombre? ¿y
quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor?
Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey.
16 Esto que has hecho no
está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a
vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del
rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera.
17 Y conociendo Saúl la
voz de David, dijo:
¿No es esta tu voz, hijo
mío David? Y David respondió:
Mi voz es, rey señor mío.
18 Y dijo:
¿Por qué persigue así mi
señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano?
19 Ruego, pues, que el rey
mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí,
acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en
presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la
heredad de Jehová, diciendo:
Vé y sirve a dioses
ajenos.
20 No caiga, pues, ahora
mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a
buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes.
21 Entonces dijo Saúl:
He pecado; vuélvete, hijo
mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa
hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.
22 Y David respondió y
dijo:
He aquí la lanza del rey;
pase acá uno de los criados y tómela.
23 Y Jehová pague a cada
uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas
yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová.
24 Y he aquí, como tu vida
ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová,
y me libre de toda aflicción.
25 Y Saúl dijo a David:
Bendito eres tú, hijo mío
David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se
fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
David
entre los filisteos
1
SAMUEL 27
1 Dijo luego David en su
corazón:
Al fin seré muerto algún
día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra
de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por
todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano.
2 Se levantó, pues, David,
y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc,
rey de Gat.
3 Y moró David con Aquis
en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres,
Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel.
4 Y vino a Saúl la nueva
de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.
5 Y David dijo a Aquis:
Si he hallado gracia ante
tus ojos, séame dado lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues
¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
6 Y Aquis le dio aquel día
a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy.
7 Fue el número de los
días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año y cuatro meses.
8 Y subía David con sus
hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los
amalecitas; porque éstos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como quien
va a Shur hasta la tierra de Egipto.
9 Y asolaba David el país,
y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas, las vacas, los
asnos, los camellos y las ropas, y regresaba a Aquis.
10 Y decía Aquis:
¿Dónde habéis merodeado
hoy? Y David decía:
En el Neguev de Judá, y
el Neguev de Jerameel, o en el Neguev de los ceneos.
11 Ni hombre ni mujer
dejaba David con vida para que viniesen a Gat; diciendo:
No sea que den aviso de
nosotros y digan:
Esto hizo David. Y esta
fue su costumbre todo el tiempo que moró en la tierra de los filisteos.
12 Y Aquis creía a David,
y decía:
El se ha hecho abominable
a su pueblo de Israel, y será siempre mi siervo.
1
SAMUEL 28
1 Aconteció en aquellos
días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y dijo
Aquis a David:
Ten entendido que has de
salir conmigo a campaña, tú y tus hombres.
2 Y David respondió a
Aquis:
Muy bien, tú sabrás lo
que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David:
Por tanto, yo te
constituiré guarda de mi persona durante toda mi vida.
Saúl y
la adivina de Endor
3 Ya Samuel había muerto,
y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Y
Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos.
4 Se juntaron, pues, los
filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y
acamparon en Gilboa.
5 Y cuando vio Saúl el
campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera.
6 Y consultó Saúl a
Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.
7 Entonces Saúl dijo a sus
criados:
Buscadme una mujer que
tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella
pregunte. Y sus criados le respondieron:
He aquí hay una mujer en
Endor que tiene espíritu de adivinación.
8 Y se disfrazó Saúl, y se
puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de
noche; y él dijo:
Yo te ruego que me
adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.
9 Y la mujer le dijo:
He aquí tú sabes lo que
Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos.
¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?
10 Entonces Saúl le juró
por Jehová, diciendo:
Vive Jehová, que ningún
mal te vendrá por esto.
11 La mujer entonces dijo:
¿A quién te haré venir? Y
él respondió:
Hazme venir a Samuel.
12 Y viendo la mujer a
Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo:
13 ¿Por qué me has
engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo:
No temas. ¿Qué has visto?
Y la mujer respondió a Saúl:
He visto dioses que suben
de la tierra.
14 El le dijo:
¿Cuál es su forma? Y ella
respondió:
Un hombre anciano viene,
cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el
rostro a tierra, hizo gran reverencia.
15 Y Samuel dijo a Saúl:
¿Por qué me has
inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió:
Estoy muy angustiado,
pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me
responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado,
para que me declares lo que tengo que hacer.
16 Entonces Samuel dijo:
¿Y para qué me preguntas
a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?
17 Jehová te ha hecho como
dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a
tu compañero, David.
18 Como tú no obedeciste a
la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová
te ha hecho esto hoy.
19 Y Jehová entregará a
Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú
y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los
filisteos.
20 Entonces Saúl cayó en
tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba
sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
21 Entonces la mujer vino
a Saúl, y viéndolo turbado en gran manera, le dijo:
He aquí que tu sierva ha
obedecido a tu voz, y he arriesgado mi vida, y he oído las palabras que tú me
has dicho.
22 Te ruego, pues, que tú
también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan para
que comas, a fin de que cobres fuerzas, y sigas tu camino.
23 Y él rehusó diciendo:
No comeré. Pero porfiaron
con él sus siervos juntamente con la mujer, y él les obedeció. Se levantó, pues,
del suelo, y se sentó sobre una cama.
24 Y aquella mujer tenía
en su casa un ternero engordado, el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y
coció de ella panes sin levadura.
25 Y lo trajo delante de
Saúl y de sus siervos; y después de haber comido, se levantaron, y se fueron
aquella noche.
Los
filisteos desconfían de David
1
SAMUEL 29
1 Los filisteos juntaron
todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel.
2 Y cuando los príncipes
de los filisteos pasaban revista a sus compañías de a ciento y de a mil hombres,
David y sus hombres iban en la retaguardia con Aquis.
3 Y dijeron los príncipes
de los filisteos:
¿Qué hacen aquí estos
hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos:
¿No es éste David, el
siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo por días y años, y no he
hallado falta en él desde el día que se pasó a mí hasta hoy?
4 Entonces los príncipes
de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron:
Despide a este hombre,
para que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la
batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo; porque ¿con qué cosa
volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres?
5 ¿No es éste David, de
quien cantaban en las danzas, diciendo:
Saúl hirió a sus miles,
Y David a sus diez miles?
6 Y Aquis llamó a David y
le dijo:
Vive Jehová, que tú has
sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y tu entrada en el campamento
conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí
hasta hoy; mas a los ojos de los príncipes no agradas.
7 Vuélvete, pues, y vete
en paz, para no desagradar a los príncipes de los filisteos.
8 Y David respondió a
Aquis:
¿Qué he hecho? ¿Qué has
hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no
vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?
9 Y Aquis respondió a
David, y dijo:
Yo sé que tú eres bueno
ante mis ojos, como un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos me han
dicho:
No venga con nosotros a
la batalla.
10 Levántate, pues, de
mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos al
amanecer, marchad.
11 Y se levantó David de
mañana, él y sus hombres, para irse y volver a la tierra de los filisteos; y los
filisteos fueron a Jezreel.
David
derrota a los amalecitas
1
SAMUEL 30
1 Cuando David y sus
hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev
y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego.
2 Y se habían llevado
cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el
mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su
camino.
3 Vino, pues, David con
los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e
hijas habían sido llevados cautivos.
4 Entonces David y la
gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las
fuerzas para llorar.
5 Las dos mujeres de
David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel,
también eran cautivas.
6 Y David se angustió
mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en
amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se
fortaleció en Jehová su Dios.
7 Y dijo David al
sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec:
Yo te ruego que me
acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David.
8 Y David consultó a
Jehová, diciendo:
¿Perseguiré a estos
merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo:
Síguelos, porque
ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.
9 Partió, pues, David, él
y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de
Besor, donde se quedaron algunos.
10 Y David siguió adelante
con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no
pudieron pasar el torrente de Besor.
11 Y hallaron en el campo
a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le
dieron a beber agua.
12 Le dieron también un
pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió
en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres
noches.
13 Y le dijo David:
¿De quién eres tú, y de
dónde eres? Y respondió el joven egipcio:
Yo soy siervo de un
amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo;
14 pues hicimos una
incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev
de Caleb; y pusimos fuego a Siclag.
15 Y le dijo David:
¿Me llevarás tú a esa
tropa? Y él dijo:
Júrame por Dios que no me
matarás, ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré a esa gente.
16 Lo llevó, pues; y he
aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y
haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los
filisteos y de la tierra de Judá.
17 Y los hirió David desde
aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno,
sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron.
18 Y libró David todo lo
que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres.
19 Y no les faltó cosa
alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las
cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David.
20 Tomó también David
todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían:
Este es el botín de
David.
21 Y vino David a los
doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a
David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos
salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a
la gente, les saludó con paz.
22 Entonces todos los
malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron:
Porque no fueron con
nosotros, no les daremos del botín que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y
sus hijos; que los tomen y se vayan.
23 Y David dijo:
No hagáis eso, hermanos
míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en
nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros.
24 ¿Y quién os escuchará
en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha
de ser la parte del que queda con el bagaje; les tocará parte igual.
25 Desde aquel día en
adelante fue esto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy.
26 Y cuando David llegó a
Siclag, envió del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo:
He aquí un presente para
vosotros del botín de los enemigos de Jehová.
27 Lo envió a los que
estaban en Bet-el, en Ramot del Neguev, en Jatir,
28 en Aroer, en Sifmot, en
Estemoa,
29 en Racal, en las
ciudades de Jerameel, en las ciudades del ceneo,
30 en Horma, en Corasán,
en Atac,
31 en Hebrón, y en todos
los lugares donde David había estado con sus hombres.
Muerte
de Saúl y de sus hijos
(1 Cr.10.1-12)
1
SAMUEL 31
1 Los filisteos, pues,
pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y
cayeron muertos en el monte de Gilboa.
2 Y siguiendo los
filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa,
hijos de Saúl.
3 Y arreció la batalla
contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos.
4 Entonces dijo Saúl a su
escudero:
Saca tu espada, y
traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me
escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó
Saúl su propia espada y se echó sobre ella.
5 Y viendo su escudero a
Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.
6 Así murió Saúl en aquel
día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones.
7 Y los de Israel que eran
del otro lado del valle, y del otro lado del Jordán, viendo que Israel había
huido y que Saúl y sus hijos habían sido muertos, dejaron las ciudades y
huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas.
8 Aconteció al siguiente
día, que viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a
sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa.
9 Y le cortaron la cabeza,
y le despojaron de las armas; y enviaron mensajeros por toda la tierra de los
filisteos, para que llevaran las buenas nuevas al templo de sus ídolos y al
pueblo.
10 Y pusieron sus armas en
el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán.
11 Mas oyendo los de Jabes
de Galaad esto que los filisteos hicieron a Saúl,
12 todos los hombres
valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo
de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y viniendo a Jabes, los
quemaron allí.
13 Y tomando sus huesos,
los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.
2 SAMUEL
Segundo
Libro de
SAMUEL
David
oye de la muerte de Saúl
1 Aconteció después de la
muerte de Saúl, que vuelto David de la derrota de los amalecitas, estuvo dos
días en Siclag.
2 Al tercer día, sucedió
que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su
cabeza; y llegando a David, se postró en tierra e hizo reverencia.
3 Y le preguntó David:
¿De dónde vienes? Y él
respondió:
Me he escapado del
campamento de Israel.
4 David le dijo:
¿Qué ha acontecido? Te
ruego que me lo digas. Y él respondió:
El pueblo huyó de la
batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y
Jonatán su hijo murieron.
5 Dijo David a aquel joven
que le daba las nuevas:
¿Cómo sabes que han
muerto Saúl y Jonatán su hijo?
6 El joven que le daba las
nuevas respondió:
Casualmente vine al monte
de Gilboa, y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza, y venían tras él carros
y gente de a caballo.
7 Y mirando él hacia
atrás, me vio y me llamó; y yo dije:
Heme aquí.
8 Y me preguntó:
¿Quién eres tú? Y yo le
respondí:
Soy amalecita.
9 El me volvió a decir:
Te ruego que te pongas
sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues mi vida está
aún toda en mí.
10 Yo entonces me puse
sobre él y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé
la corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he
traído acá a mi señor.
11 Entonces David, asiendo
de sus vestidos, los rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
12 Y lloraron y lamentaron
y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de
Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a filo de espada.
13 Y David dijo a aquel
joven que le había traído las nuevas:
¿De dónde eres tú? Y él
respondió:
Yo soy hijo de un
extranjero, amalecita.
14 Y le dijo David:
¿Cómo no tuviste temor de
extender tu mano para matar al ungido de Jehová?
15 Entonces llamó David a
uno de sus hombres, y le dijo:
Ve y mátalo. Y él lo
hirió, y murió.
16 Y David le dijo:
Tu sangre sea sobre tu
cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo:
Yo maté al ungido de
Jehová.
David
endecha a Saúl y a Jonatán
17 Y endechó David a Saúl
y a Jonatán su hijo con esta endecha,
18 y dijo que debía
enseñarse a los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro de Jaser.
19 ¡Ha perecido la gloria
de Israel sobre tus alturas!
¡Cómo han caído los
valientes!
20 No lo anunciéis en Gat,
Ni deis las nuevas en las
plazas de Ascalón;
Para que no se alegren las
hijas de los filisteos,
Para que no salten de gozo
las hijas de los incircuncisos.
21 Montes de Gilboa,
Ni rocío ni lluvia caiga
sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas;
Porque allí fue desechado
el escudo de los valientes,
El escudo de Saúl, como si
no hubiera sido ungido con aceite.
22 Sin sangre de los
muertos, sin grosura de los valientes,
El arco de Jonatán no
volvía atrás,
Ni la espada de Saúl
volvió vacía.
23 Saúl y Jonatán, amados
y queridos;
Inseparables en su vida,
tampoco en su muerte fueron separados;
Más ligeros eran que
águilas,
Más fuertes que leones.
24 Hijas de Israel, llorad
por Saúl,
Quien os vestía de
escarlata con deleites,
Quien adornaba vuestras
ropas con ornamentos de oro.
25 ¡Cómo han caído los
valientes en medio de la batalla!
¡Jonatán, muerto en tus
alturas!
26 Angustia tengo por ti,
hermano mío Jonatán,
Que me fuiste muy dulce.
Más maravilloso me fue tu
amor
Que el amor de las
mujeres.
27 ¡Cómo han caído los
valientes,
Han perecido las armas de
guerra!
David
es proclamado rey de Judá
2
SAMUEL 2
1 Después de esto
aconteció que David consultó a Jehová, diciendo:
¿Subiré a alguna de las
ciudades de Judá? Y Jehová le respondió:
Sube. David volvió a
decir:
¿A dónde subiré? Y él le
dijo:
A Hebrón.
2 David subió allá, y con
él sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail, la que fue mujer de Nabal el
de Carmel.
3 Llevó también David
consigo a los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los
cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
4 Y vinieron los varones
de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá.
Y dieron aviso a David,
diciendo:
Los de Jabes de Galaad
son los que sepultaron a Saúl.
5 Entonces envió David
mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles:
Benditos seáis vosotros
de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor, con Saúl,
dándole sepultura.
6 Ahora, pues, Jehová haga
con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que
habéis hecho.
7 Esfuércense, pues, ahora
vuestras manos, y sed valientes; pues muerto Saúl vuestro señor, los de la casa
de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Guerra
entre David y la casa de Saúl
8 Pero Abner hijo de Ner,
general del ejército de Saúl, tomó a Is-boset hijo de Saúl, y lo llevó a
Mahanaim,
9 y lo hizo rey sobre
Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo
Israel.
10 De cuarenta años era Is-boset
hijo de Saúl cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. Solamente
los de la casa de Judá siguieron a David.
11 Y fue el número de los
días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses.
12 Abner hijo de Ner salió
de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is-boset hijo de Saúl,
13 y Joab hijo de Sarvia y
los siervos de David salieron y los encontraron junto al estanque de Gabaón; y
se pararon los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado.
14 Y dijo Abner a Joab:
Levántense ahora los
jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió:
Levántense.
15 Entonces se levantaron,
y pasaron en número igual, doce de Benjamín por parte de Is-boset hijo de Saúl,
y doce de los siervos de David.
16 Y cada uno echó mano de
la cabeza de su adversario, y metió su espada en el costado de su adversario, y
cayeron a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-hazurim, el cual está
en Gabaón.
17 La batalla fue muy
reñida aquel día, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por los
siervos de David.
18 Estaban allí los tres
hijos de Sarvia:
Joab, Abisai y Asael.
Este Asael era ligero de pies como una gacela del campo.
19 Y siguió Asael tras de
Abner, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda.
20 Y miró atrás Abner, y
dijo:
¿No eres tú Asael? Y él
respondió:
Sí.
21 Entonces Abner le dijo:
Apártate a la derecha o a
la izquierda, y echa mano de alguno de los hombres, y toma para ti sus despojos.
Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
22 Y Abner volvió a decir
a Asael:
Apártate de en pos de mí;
¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro
delante de Joab tu hermano?
23 Y no queriendo él irse,
lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la
lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que
venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían.
24 Mas Joab y Abisai
siguieron a Abner; y se puso el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está
delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.
25 Y se juntaron los hijos
de Benjamín en pos de Abner, formando un solo ejército; e hicieron alto en la
cumbre del collado.
26 Y Abner dio voces a
Joab, diciendo:
¿Consumirá la espada
perpetuamente? ¿No sabes tú que el final será amargura? ¿Hasta cuándo no dirás
al pueblo que se vuelva de perseguir a sus hermanos?
27 Y Joab respondió:
Vive Dios, que si no
hubieses hablado, el pueblo hubiera dejado de seguir a sus hermanos desde esta
mañana.
28 Entonces Joab tocó el
cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no persiguió más a los de Israel, ni peleó
más.
29 Y Abner y los suyos
caminaron por el Arabá toda aquella noche, y pasando el Jordán cruzaron por todo
Bitrón y llegaron a Mahanaim.
30 Joab también volvió de
perseguir a Abner, y juntando a todo el pueblo, faltaron de los siervos de David
diecinueve hombres y Asael.
31 Mas los siervos de
David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, a trescientos sesenta
hombres, los cuales murieron.
32 Tomaron luego a Asael,
y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén. Y caminaron toda aquella
noche Joab y sus hombres, y les amaneció en Hebrón.
2
SAMUEL 3
1 Hubo larga guerra entre
la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa
de Saúl se iba debilitando.
Hijos
de David nacidos en Hebrón
(1 Cr.3.1-4)
2 Y nacieron hijos a David
en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam jezreelita;
3 su segundo Quileab, de
Abigail la mujer de Nabal el de Carmel; el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija
de Talmai rey de Gesur;
4 el cuarto, Adonías hijo
de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital;
5 el sexto, Itream, de
Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.
Abner
pacta con David en Hebrón
6 Como había guerra entre
la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se esforzaba por la casa de
Saúl.
7 Y había tenido Saúl una
concubina que se llamaba Rizpa, hija de Aja; y dijo Is-boset a Abner:
¿Por qué te has llegado a
la concubina de mi padre?
8 Y se enojó Abner en gran
manera por las palabras de Is-boset, y dijo:
¿Soy yo cabeza de perro
que pertenezca a Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu
padre, con sus hermanos y con sus amigos, y no te he entregado en mano de David;
¿y tú me haces hoy cargo del pecado de esta mujer?
9 Así haga Dios a Abner y
aun le añada, si como ha jurado Jehová a David, no haga yo así con él,
10 trasladando el reino de
la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá,
desde Dan hasta Beerseba.
11 Y él no pudo responder
palabra a Abner, porque le temía.
12 Entonces envió Abner
mensajeros a David de su parte, diciendo:
¿De quién es la tierra? Y
que le dijesen:
Haz pacto conmigo, y he
aquí que mi mano estará contigo para volver a ti todo Israel.
13 Y David dijo:
Bien; haré pacto contigo,
mas una cosa te pido:
No me vengas a ver sin
que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vengas a verme.
14 Después de esto envió
David mensajeros a Is-boset hijo de Saúl, diciendo:
Restitúyeme mi mujer
Mical, la cual desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.
15 Entonces Is-boset envió
y se la quitó a su marido Paltiel hijo de Lais.
16 Y su marido fue con
ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Y le dijo Abner:
Anda, vuélvete. Entonces
él se volvió.
17 Y habló Abner con los
ancianos de Israel, diciendo:
Hace ya tiempo
procurabais que David fuese rey sobre vosotros.
18 Ahora, pues, hacedlo;
porque Jehová ha hablado a David, diciendo:
Por la mano de mi siervo
David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos
sus enemigos.
19 Habló también Abner a
los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decir a David todo lo que
parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín.
20 Vino, pues, Abner a
David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los
que con él habían venido.
21 Y dijo Abner a David:
Yo me levantaré e iré, y
juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan contigo pacto, y tú
reines como lo desea tu corazón. David despidió luego a Abner, y él se fue en
paz.
Joab
mata a Abner
22 Y he aquí que los
siervos de David y Joab venían del campo, y traían consigo gran botín. Mas Abner
no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había despedido, y él se había ido en
paz.
23 Y luego que llegó Joab
y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo:
Abner hijo de Ner ha
venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.
24 Entonces Joab vino al
rey, y le dijo:
¿Qué has hecho? He aquí
Abner vino a ti; ¿por qué, pues, le dejaste que se fuese?
25 Tú conoces a Abner hijo
de Ner. No ha venido sino para engañarte, y para enterarse de tu salida y de tu
entrada, y para saber todo lo que tú haces.
26 Y saliendo Joab de la
presencia de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le hicieron volver
desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
27 Y cuando Abner volvió a
Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para hablar con él en
secreto; y allí, en venganza de la muerte de Asael su hermano, le hirió por la
quinta costilla, y murió.
28 Cuando David supo
después esto, dijo:
Inocente soy yo y mi
reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
29 Caiga sobre la cabeza
de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab
quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a
espada, ni quien tenga falta de pan.
30 Joab, pues, y Abisai su
hermano, mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael hermano de ellos
en la batalla de Gabaón.
31 Entonces dijo David a
Joab, y a todo el pueblo que con él estaba:
Rasgad vuestros vestidos,
y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey David iba detrás
del féretro.
32 Y sepultaron a Abner en
Hebrón; y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró
también todo el pueblo.
33 Y endechando el rey al
mismo Abner, decía:
¿Había de morir Abner como
muere un villano?
34 Tus manos no estaban
atadas, ni tus pies ligados con grillos;
Caíste como los que caen
delante de malos hombres.
Y todo el pueblo volvió a
llorar sobre él.
35 Entonces todo el pueblo
vino para persuadir a David que comiera, antes que acabara el día. Mas David
juró diciendo:
Así me haga Dios y aun me
añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, o cualquiera otra cosa.
36 Todo el pueblo supo
esto, y le agradó; pues todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo.
37 Y todo el pueblo y todo
Israel entendió aquel día, que no había procedido del rey el matar a Abner hijo
de Ner.
38 También dijo el rey a
sus siervos:
¿No sabéis que un
príncipe y grande ha caído hoy en Israel?
39 Y yo soy débil hoy,
aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí;
Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad.
Is-boset
es asesinado
2
SAMUEL 4
1 Luego que oyó el hijo de
Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos se le debilitaron, y fue
atemorizado todo Israel.
2 Y el hijo de Saúl tenía
dos hombres, capitanes de bandas de merodeadores; el nombre de uno era Baana, y
el del otro, Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque
Beerot era también contado con Benjamín,
3 pues los beerotitas
habían huido a Gitaim, y moran allí como forasteros hasta hoy).
4 Y Jonatán hijo de Saúl
tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de
Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y
huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo.
Su nombre era Mefi-boset.
5 Los hijos, pues, de
Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en
casa de Is-boset, el cual estaba durmiendo la siesta en su cámara.
6 Y he aquí la portera de
la casa había estado limpiando trigo, pero se durmió; y fue así como Recab y
Baana su hermano se introdujeron en la casa.
7 Cuando entraron en la
casa, Is=boset dormía sobre su lecho en su cámara; y lo hirieron y lo mataron, y
le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el
camino del Arabá.
8 Y trajeron la cabeza de
Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey:
He aquí la cabeza de Is-boset
hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy a mi
señor el rey, de Saúl y de su linaje.
9 Y David respondió a
Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón beerotita, y les dijo:
Vive Jehová que ha
redimido mi alma de toda angustia,
10 que cuando uno me dio
nuevas, diciendo:
He aquí Saúl ha muerto,
imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago
de la nueva.
11 ¿Cuánto más a los malos
hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora, pues,
¿no he de demandar yo su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
12 Entonces David ordenó a
sus servidores, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los
colgaron sobre el estanque en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is- boset, y la
enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
David
es proclamado rey de Israel
(1 Cr.11.1-3)
2
SAMUEL 5
1 Vinieron todas las
tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo:
Henos aquí, hueso tuyo y
carne tuya somos.
2 Y aun antes de ahora,
cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra,
y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho:
Tú apacentarás a mi
pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
3 Vinieron, pues, todos
los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en
Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel.
4 Era David de treinta
años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.
5 En Hebrón reinó sobre
Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre
todo Israel y Judá.
David
toma la fortaleza de Sion
(1 Cr.11.4-9)
6 Entonces marchó el rey
con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra;
los cuales hablaron a David, diciendo:
Tú no entrarás acá, pues
aun los ciegos y los cojos te echarán (queriendo decir:
David no puede entrar
acá).
7 Pero David tomó la
fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.
8 Y dijo David aquel día:
Todo el que hiera a los
jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de
David. Por esto se dijo:
Ciego ni cojo no entrará
en la casa.
9 Y David moró en la
fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde
Milo hacia adentro.
10 Y David iba adelantando
y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él.
Hiram
envía embajadores a David
(1 Cr.14.1-2)
11 También Hiram rey de
Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros
para los muros, los cuales edificaron la casa de David.
12 Y entendió David que
Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que había engrandecido su
reino por amor de su pueblo Israel.
Hijos
de David nacidos en Jerusalén
(1 Cr.3.5-9;14.3-7)
13 Y tomó David más
concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, y le nacieron más
hijos e hijas.
14 Estos son los nombres
de los que le nacieron en Jerusalén:
Samúa, Sobab, Natán,
Salomón,
15 Ibhar, Elisúa, Nefeg,
Jafía,
16 Elisama, Eliada y
Elifelet.
David
derrota a los filisteos
(1 Cr.14.8-17)
17 Oyendo los filisteos
que David había sido ungido por rey sobre Israel, subieron todos los filisteos
para buscar a David; y cuando David lo oyó, descendió a la fortaleza.
18 Y vinieron los
filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.
19 Entonces consultó David
a Jehová, diciendo:
¿Iré contra los
filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová respondió a David:
Ve, porque ciertamente
entregaré a los filisteos en tu mano.
20 Y vino David a Baal-perazim,
y allí los venció David, y dijo:
Quebrantó Jehová a mis
enemigos delante de mí, como corriente impetuosa. Por esto llamó el nombre de
aquel lugar Baal-perazim.
21 Y dejaron allí sus
ídolos, y David y sus hombres los quemaron.
22 Y los filisteos
volvieron a venir, y se extendieron en el valle de Refaim.
23 Y consultando David a
Jehová, él le respondió:
No subas, sino rodéalos,
y vendrás a ellos enfrente de las balsameras.
24 Y cuando oigas ruido
como de marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque
Jehová saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos.
25 Y David lo hizo así,
como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar
a Gezer.
David
intenta llevar el arca a Jerusalén
(1 Cr.13.5-14)
2
SAMUEL 6
1 David volvió a reunir a
todos los escogidos de Israel, treinta mil.
2 Y se levantó David y
partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar
de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los
ejércitos, que mora entre los querubines.
3 Pusieron el arca de Dios
sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el
collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
4 Y cuando lo llevaban de
la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba
delante del arca.
5 Y David y toda la casa
de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de
haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
6 Cuando llegaron a la era
de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes
tropezaban.
7 Y el furor de Jehová se
encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí
muerto junto al arca de Dios.
8 Y se entristeció David
por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.
9 Y temiendo David a
Jehová aquel día, dijo:
¿Cómo ha de venir a mí el
arca de Jehová?
10 De modo que David no
quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar
David a casa de Obed-edom geteo.
11 Y estuvo el arca de
Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a
toda su casa.
David
trae el arca a Jerusalén
(1 Cr.15.1-16.6)
12 Fue dado aviso al rey
David, diciendo:
Jehová ha bendecido la
casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David
fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de
David.
13 Y cuando los que
llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un
carnero engordado.
14 Y David danzaba con
toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.
15 Así David y toda la
casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.
16 Cuando el arca de
Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde
una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le
menospreció en su corazón.
17 Metieron, pues, el arca
de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había
levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
18 Y cuando David había
acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el
nombre de Jehová de los ejércitos.
19 Y repartió a todo el
pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno
un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada
uno a su casa.
20 Volvió luego David para
bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo:
¡Cuán honrado ha quedado
hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos,
como se descubre sin decoro un cualquiera! 21 Entonces David respondió a Mical:
Fue delante de Jehová,
quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme
por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante
de Jehová.
22 Y aun me haré más vil
que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas
de quienes has hablado.
23 Y Mical hija de Saúl
nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.
Pacto
de Dios con David
(1 Cr.17.1-27)
2
SAMUEL 7
1 Aconteció que cuando ya
el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus
enemigos en derredor,
2 dijo el rey al profeta
Natán:
Mira ahora, yo habito en
casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
3 Y Natán dijo al rey:
Anda, y haz todo lo que
está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4 Aconteció aquella noche,
que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:
5 Ve y di a mi siervo
David:
Así ha dicho Jehová:
¿Tú me has de edificar
casa en que yo more?
6 Ciertamente no he
habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto
hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.
7 Y en todo cuanto he
andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las
tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel,
diciendo:
¿Por qué no me habéis
edificado casa de cedro?
8 Ahora, pues, dirás así a
mi siervo David:
Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Yo te tomé del redil, de
detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
9 y he estado contigo en
todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te
he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
10 Además, yo fijaré lugar
a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea
removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,
11 desde el día en que
puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus
enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.
12 Y cuando tus días sean
cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu
linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
13 El edificará casa a mi
nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
14 Yo le seré a él padre,
y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de
hombres, y con azotes de hijos de hombres;
15 pero mi misericordia no
se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
16 Y será afirmada tu casa
y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente.
17 Conforme a todas estas
palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
18 Y entró el rey David y
se puso delante de Jehová, y dijo:
Señor Jehová, ¿quién soy
yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?
19 Y aun te ha parecido
poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo
por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?
20 ¿Y qué más puede añadir
David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.
21 Todas estas grandezas
has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
22 Por tanto, tú te has
engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti,
conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
23 ¿Y quién como tu
pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para
rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su
favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para
ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.
24 Porque tú estableciste
a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos
por Dios.
25 Ahora pues, Jehová
Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre
su casa, y haz conforme a lo que has dicho.
26 Que sea engrandecido tu
nombre para siempre, y se diga:
Jehová de los ejércitos
es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
27 Porque tú, Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo:
Yo te edificaré casa. Por
esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta
súplica.
28 Ahora pues, Jehová
Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu
siervo.
29 Ten ahora a bien
bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti,
porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de
tu siervo para siempre.
David
extiende sus dominios
(1 Cr.18.1-13)
2
SAMUEL 8
1 Después de esto,
aconteció que David derrotó a los filisteos y los sometió, y tomó David a Meteg-ama
de mano de los filisteos.
2 Derrotó también a los de
Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tender por tierra; y midió dos
cordeles para hacerlos morir, y un cordel entero para preservarles la vida; y
fueron los moabitas siervos de David, y pagaron tributo.
3 Asimismo derrotó David a
Hadad=ezer hijo de Rehob, rey de Soba, al ir éste a recuperar su territorio al
río Eufrates.
4 Y tomó David de ellos
mil setecientos hombres de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y
desjarretó David los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para
cien carros.
5 Y vinieron los sirios de
Damasco para dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los sirios a
veintidós mil hombres.
6 Puso luego David
guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David,
sujetos a tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
7 Y tomó David los escudos
de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén.
8 Asimismo de Beta y de
Berotai, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
9 Entonces oyendo Toi rey
de Hamat, que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer,
10 envió Toi a Joram su
hijo al rey David, para saludarle pacíficamente y para bendecirle, porque había
peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad- ezer.
Y Joram llevaba en su mano utensilios de plata, de oro y de bronce;
11 los cuales el rey David
dedicó a Jehová, con la plata y el oro que había dedicado de todas las naciones
que había sometido;
12 de los sirios, de los
moabitas, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas, y del botín de
Hadad=ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13 Así ganó David fama.
Cuando regresaba de derrotar a los sirios, destrozó a dieciocho mil edomitas en
el Valle de la Sal.
14 Y puso guarnición en
Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas fueron siervos de
David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
Oficiales de David
(2 S.20.23-26;1 Cr.18.14-17)
15 Y reinó David sobre
todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo.
16 Joab hijo de Sarvia era
general de su ejército, y Josafat hijo de Ahilud era cronista;
17 Sadoc hijo de Ahitob y
Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías era escriba;
18 Benaía hijo de Joiada
estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes.
Bondad
de David hacia Mefi-boset
2
SAMUEL 9
1 Dijo David:
¿Ha quedado alguno de la
casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?
2 Y había un siervo de la
casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y
el rey le dijo:
¿Eres tú Siba? Y él
respondió:
Tu siervo.
3 El rey le dijo:
¿No ha quedado nadie de
la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey:
Aún ha quedado un hijo de
Jonatán, lisiado de los pies.
4 Entonces el rey le
preguntó:
¿Dónde está? Y Siba
respondió al rey:
He aquí, está en casa de
Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
5 Entonces envió el rey
David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
6 Y vino Mefi-boset, hijo
de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia.
Y dijo David:
Mefi-boset. Y él
respondió:
He aquí tu siervo.
7 Y le dijo David:
No tengas temor, porque
yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te
devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.
8 Y él inclinándose, dijo:
¿Quién es tu siervo, para
que mires a un perro muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a
Siba siervo de Saúl, y le dijo:
Todo lo que fue de Saúl y
de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
10 Tú, pues, le labrarás
las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que
el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor
comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.
11 Y respondió Siba al
rey:
Conforme a todo lo que ha
mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el
rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
12 Y tenía Mefi-boset un
hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran
siervos de Mefi-boset.
13 Y moraba Mefi-boset en
Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos
pies.
Derrotas de amonitas y sirios
(1 Cr.19.1-19)
2
SAMUEL 10
1 Después de esto,
aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo Hanún su
hijo.
2 Y dijo David:
Yo haré misericordia con
Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos
para consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de
los hijos de Amón,
3 los príncipes de los
hijos de Amón dijeron a Hanún su señor:
¿Te parece que por honrar
David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a
ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?
4 Entonces Hanún tomó los
siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la
mitad hasta las nalgas, y los despidió.
5 Cuando se le hizo saber
esto a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo
avergonzados; y el rey mandó que les dijeran:
Quedaos en Jericó hasta
que os vuelva a nacer la barba, y entonces volved.
6 Y viendo los hijos de
Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a
sueldo a los sirios de Bet-rehob y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de a
pie, del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
7 Cuando David oyó esto,
envió a Joab con todo el ejército de los valientes.
8 Y saliendo los hijos de
Amón, se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios
de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo.
9 Viendo, pues, Joab que
se le presentaba la batalla de frente y a la retaguardia, entresacó de todos los
escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.
10 Entregó luego el resto
del ejército en mano de Abisai su hermano, y lo alineó para encontrar a los
amonitas.
11 Y dijo:
Si los sirios pudieren
más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te
daré ayuda.
12 Esfuérzate, y
esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga
Jehová lo que bien le pareciere.
13 Y se acercó Joab, y el
pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron
delante de él.
14 Entonces los hijos de
Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de
Abisai, y se refugiaron en la ciudad. Se volvió, pues, Joab de luchar contra los
hijos de Amón, y vino a Jerusalén.
15 Pero los sirios, viendo
que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a reunir.
16 Y envió Hadad-ezer e
hizo salir a los sirios que estaban al otro lado del Eufrates, los cuales
vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac, general del ejército de Hadad-ezer.
17 Cuando fue dado aviso a
David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam; y los sirios se
pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él.
18 Mas los sirios huyeron
delante de Israel; y David mató de los sirios a la gente de setecientos carros,
y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército,
quien murió allí.
19 Viendo, pues, todos los
reyes que ayudaban a Hadad-ezer, cómo habían sido derrotados delante de Israel,
hicieron paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante los sirios
temieron ayudar más a los hijos de Amón.
David y
Betsabé
2
SAMUEL 11
1 Aconteció al año
siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab,
y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron
a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al
caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de
la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual
era muy hermosa.
3 Envió David a preguntar
por aquella mujer, y le dijeron:
Aquella es Betsabé hija
de Eliam, mujer de Urías heteo.
4 Y envió David
mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó
de su inmundicia, y se volvió a su casa.
5 Y concibió la mujer, y
envió a hacerlo saber a David, diciendo:
Estoy encinta.
6 Entonces David envió a
decir a Joab:
Envíame a Urías heteo. Y
Joab envió a Urías a David.
7 Cuando Urías vino a él,
David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el
estado de la guerra.
8 Después dijo David a
Urías:
Desciende a tu casa, y
lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de
la mesa real.
9 Mas Urías durmió a la
puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su
casa.
10 E hicieron saber esto a
David, diciendo:
Urías no ha descendido a
su casa. Y dijo David a Urías:
¿No has venido de camino?
¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a
David:
El arca e Israel y Judá
están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y
había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por
vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías:
Quédate aquí aún hoy, y
mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a
comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su
cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
14 Venida la mañana,
escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta,
diciendo:
Poned a Urías al frente,
en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
16 Así fue que cuando Joab
sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres
más valientes.
17 Y saliendo luego los de
la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos
de David; y murió también Urías heteo.
18 Entonces envió Joab e
hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
19 Y mandó al mensajero,
diciendo:
Cuando acabes de contar
al rey todos los asuntos de la guerra,
20 si el rey comenzare a
enojarse, y te dijere:
¿Por qué os acercasteis
demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el
muro?
21 ¿Quién hirió a Abimelec
hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino,
y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás:
También tu siervo Urías
heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y
llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero a
David:
Prevalecieron contra
nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros
les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 pero los flecheros
tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del
rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
25 Y David dijo al
mensajero:
Así dirás a Joab:
No tengas pesar por esto,
porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la
ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de
Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió
David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas
esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
Natán
amonesta a David
2
SAMUEL 12
1 Jehová envió a Natán a
David; y viniendo a él, le dijo:
Había dos hombres en una
ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
2 El rico tenía numerosas
ovejas y vacas;
3 pero el pobre no tenía
más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido
con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso,
y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
4 Y vino uno de camino al
hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar
para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre
pobre, y la preparó para aquel que había venido a él.
5 Entonces se encendió el
furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán:
Vive Jehová, que el que
tal hizo es digno de muerte.
6 Y debe pagar la cordera
con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
7 Entonces dijo Natán a
David:
Tú eres aquel hombre. Así
ha dicho Jehová, Dios de Israel:
Yo te ungí por rey sobre
Israel, y te libré de la mano de Saúl,
8 y te di la casa de tu
señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de
Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.
9 ¿Por qué, pues, tuviste
en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías
heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la
espada de los hijos de Amón.
10 Por lo cual ahora no se
apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la
mujer de Urías heteo para que fuese tu muJer.11 Así ha dicho Jehová:
He aquí yo haré levantar
el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y
las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol.
12 Porque tú lo hiciste en
secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
13 Entonces dijo David a
Natán:
Pequé contra Jehová. Y
Natán dijo a David:
También Jehová ha
remitido tu pecado; no morirás.
14 Mas por cuanto con este
asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido
ciertamente morirá.
15 Y Natán se volvió a su
casa.
Y Jehová hirió al niño que
la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente.
16 Entonces David rogó a
Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra.
17 Y se levantaron los
ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no
quiso, ni comió con ellos pan.
18 Y al séptimo día murió
el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto,
diciendo entre sí:
Cuando el niño aún vivía,
le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le
decimos que el niño ha muerto?
19 Mas David, viendo a sus
siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo
David a sus siervos:
¿Ha muerto el niño? Y
ellos respondieron:
Ha muerto.
20 Entonces David se
levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la
casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y
comió.
21 Y le dijeron sus
siervos:
¿Qué es esto que has
hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te
levantaste y comiste pan.
22 Y él respondió:
Viviendo aún el niño, yo
ayunaba y lloraba, diciendo:
¿Quién sabe si Dios
tendrá compasión de mí, y vivirá el niño?
23 Mas ahora que ha
muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no
volverá a mí.
24 Y consoló David a
Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un
hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,
25 y envió un mensaje por
medio de Natán profeta; así llamó su nombre Jedidías, a causa de Jehová.
David
captura Rabá
(1 Cr.20.1-3)
26 Joab peleaba contra
Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.
27 Entonces envió Joab
mensajeros a David, diciendo:
Yo he puesto sitio a Rabá,
y he tomado la ciudad de las aguas.
28 Reúne, pues, ahora al
pueblo que queda, y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la
ciudad y sea llamada de mi nombre.
29 Y juntando David a todo
el pueblo, fue contra Rabá, y combatió contra ella, y la tomó.
30 Y quitó la corona de la
cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y
fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad.
31 Sacó además a la gente
que estaba en ella, y los puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y
hachas de hierro, y además los hizo trabajar en los hornos de ladrillos; y lo
mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el
pueblo a Jerusalén.
Amnón y
Tamar
2
SAMUEL 13
1 Aconteció después de
esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se llamaba
Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David.
2 Y estaba Amnón
angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le
parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna.
3 Y Amnón tenía un amigo
que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y Jonadab era hombre
muy astuto.
4 Y éste le dijo:
Hijo del rey, ¿por qué de
día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le
respondió:
Yo amo a Tamar la hermana
de Absalón mi hermano.
5 Y Jonadab le dijo:
Acuéstate en tu cama, y
finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile:
Te ruego que venga mi
hermana Tamar, para que me dé de comer, y prepare delante de mí alguna vianda,
para que al verla yo la coma de su mano.
6 Se acostó, pues, Amnón,
y fingió que estaba enfermo; y vino el rey a visitarle. Y dijo Amnón al rey:
Yo te ruego que venga mi
hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, para que coma yo de su mano.
7 Y David envió a Tamar a
su casa, diciendo:
Ve ahora a casa de Amnón
tu hermano, y hazle de comer.
8 Y fue Tamar a casa de su
hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó, e hizo hojuelas
delante de él y las coció.
9 Tomó luego la sartén, y
las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón:
Echad fuera de aquí a
todos. Y todos salieron de allí.
10 Entonces Amnón dijo a
Tamar:
Trae la comida a la
alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había
preparado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.
11 Y cuando ella se las
puso delante para que comiese, asió de ella, y le dijo:
Ven, hermana mía,
acuéstate conmigo.
12 Ella entonces le
respondió:
No, hermano mío, no me
hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel. No hagas tal vileza.
13 Porque ¿adónde iría yo
con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel.
Te ruego pues, ahora, que hables al rey, que él no me negará a ti.
14 Mas él no la quiso oír,
sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella.
15 Luego la aborreció
Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor
que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón:
Levántate, y vete.
16 Y ella le respondió:
No hay razón; mayor mal
es este de arrojarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír,
17 sino que llamando a su
criado que le servía, le dijo:
Echame a ésta fuera de
aquí, y cierra tras ella la puerta.
18 Y llevaba ella un
vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes.
Su criado, pues, la echó fuera, y cerró la puerta tras ella.
19 Entonces Tamar tomó
ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba
vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.
Venganza y huida de Absalón
20 Y le dijo su hermano
Absalón:
¿Ha estado contigo tu
hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu
corazón por esto. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.
21 Y luego que el rey
David oyó todo esto, se enojó mucho.
22 Mas Absalón no habló
con Amnón ni malo ni bueno; aunque Absalón aborrecía a Amnón, porque había
forzado a Tamar su hermana.
23 Aconteció pasados dos
años, que Absalón tenía esquiladores en Baal-hazor, que está junto a Efraín; y
convidó Absalón a todos los hijos del rey.
24 Y vino Absalón al rey,
y dijo:
He aquí, tu siervo tiene
ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.
25 Y respondió el rey a
Absalón:
No, hijo mío, no vamos
todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas
le bendijo.
26 Entonces dijo Absalón:
Pues si no, te ruego que
venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió:
¿Para qué ha de ir
contigo?
27 Pero como Absalón le
importunaba, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.
28 Y Absalón había dado
orden a sus criados, diciendo:
Os ruego que miréis
cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino; y al decir yo:
Herid a Amnón, entonces
matadle, y no temáis, pues yo os lo he mandado. Esforzaos, pues, y sed
valientes.
29 Y los criados de
Absalón hicieron con Amnón como Absalón les había mandado. Entonces se
levantaron todos los hijos del rey, y montaron cada uno en su mula, y huyeron.
30 Estando ellos aún en el
camino, llegó a David el rumor que decía:
Absalón ha dado muerte a
todos los hijos del rey, y ninguno de ellos ha quedado.
31 Entonces levantándose
David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus criados que estaban
junto a él también rasgaron sus vestidos.
32 Pero Jonadab, hijo de
Simea hermano de David, habló y dijo:
No diga mi señor que han
dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, pues sólo Amnón ha sido muerto;
porque por mandato de Absalón esto había sido determinado desde el día en que
Amnón forzó a Tamar su hermana.
33 Por tanto, ahora no
ponga mi señor el rey en su corazón ese rumor que dice:
Todos los hijos del rey
han sido muertos; porque sólo Amnón ha sido muerto.
34 Y Absalón huyó. Entre
tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucha
gente que venía por el camino a sus espaldas, del lado del monte.
35 Y dijo Jonadab al rey:
He allí los hijos del rey
que vienen; es así como tu siervo ha dicho.
36 Cuando él acabó de
hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y
también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.
37 Mas Absalón huyó y se
fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los
días.
38 Así huyó Absalón y se
fue a Gesur, y estuvo allá tres años.
39 Y el rey David deseaba
ver a Absalón; pues ya estaba consolado acerca de Amnón, que había muerto.
Joab
procura el regreso de Absalón
2
SAMUEL 14
1 Conociendo Joab hijo de
Sarvia que el corazón del rey se inclinaba por Absalón,
2 envió Joab a Tecoa, y
tomó de allá una mujer astuta, y le dijo:
Yo te ruego que finjas
estar de duelo, y te vistas ropas de luto, y no te unjas con óleo, sino
preséntate como una mujer que desde mucho tiempo está de duelo por algún muerto;
3 y entrarás al rey, y le
hablarás de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca.
4 Entró, pues, aquella
mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro, hizo reverencia,
y dijo:
¡Socorro, oh rey! 5 El
rey le dijo:
¿Qué tienes? Y ella
respondió:
Yo a la verdad soy una
mujer viuda y mi marido ha muerto.
6 Tu sierva tenía dos
hijos, y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separase, hirió el
uno al otro, y lo mató.
7 Y he aquí toda la
familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo:
Entrega al que mató a su
hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y
matemos también al heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando
a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
8 Entonces el rey dijo a
la mujer:
Vete a tu casa, y yo daré
órdenes con respecto a ti.
9 Y la mujer de Tecoa dijo
al rey:
Rey señor mío, la maldad
sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa.
10 Y el rey dijo:
Al que hablare contra ti,
tráelo a mí, y no te tocará más.
11 Dijo ella entonces:
Te ruego, oh rey, que te
acuerdes de Jehová tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el
daño, y no destruya a mi hijo. Y el respondió:
Vive Jehová, que no caerá
ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra.
12 Y la mujer dijo:
Te ruego que permitas que
tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo:
Habla.
13 Entonces la mujer dijo:
¿Por qué, pues, has
pensado tú cosa semejante contra el pueblo de Dios? Porque hablando el rey esta
palabra, se hace culpable él mismo, por cuanto el rey no hace volver a su
desterrado.
14 Porque de cierto
morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a
recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee medios para no alejar de sí al
desterrado.
15 Y el haber yo venido
ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me atemorizó; y tu
sierva dijo:
Hablaré ahora al rey;
quizá él hará lo que su sierva diga.
16 Pues el rey oirá, para
librar a su sierva de mano del hombre que me quiere destruir a mí y a mi hijo
juntamente, de la heredad de Dios.
17 Tu sierva, pues, dice:
Sea ahora de consuelo la
respuesta de mi señor el rey, pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios
para discernir entre lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo.
18 Entonces David
respondió y dijo a la mujer:
Yo te ruego que no me
encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo:
Hable mi señor el rey.
19 Y el rey dijo:
¿No anda la mano de Joab
contigo en todas estas cosas? La mujer respondió y dijo:
Vive tu alma, rey señor
mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor
el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu
sierva todas estas palabras.
20 Para mudar el aspecto
de las cosas Joab tu siervo ha hecho esto; pero mi señor es sabio conforme a la
sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra.
21 Entonces el rey dijo a
Joab:
He aquí yo hago esto; ve,
y haz volver al joven Absalón.
22 Y Joab se postró en
tierra sobre su rostro e hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo:
Hoy ha entendido tu
siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío, pues ha hecho el rey lo
que su siervo ha dicho.
23 Se levantó luego Joab y
fue a Gesur, y trajo a Absalón a Jerusalén.
24 Mas el rey dijo:
Váyase a su casa, y no
vea mi rostro. Y volvió Absalón a su casa, y no vio el rostro del rey.
25 Y no había en todo
Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su
pie hasta su coronilla no había en él defecto.
26 Cuando se cortaba el
cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso
se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
27 Y le nacieron a Absalón
tres hijos, y una hija que se llamó Tamar, la cual era mujer de hermoso
semblante.
28 Y estuvo Absalón por
espacio de dos años en Jerusalén, y no vio el rostro del rey.
29 Y mandó Absalón por
Joab, para enviarlo al rey, pero él no quiso venir; y envió aun por segunda vez,
y no quiso venir.
30 Entonces dijo a sus
siervos:
Mirad, el campo de Joab
está junto al mío, y tiene allí cebada; id y prendedle fuego. Y los siervos de
Absalón prendieron fuego al campo.
31 Entonces se levantó
Joab y vino a casa de Absalón, y le dijo:
¿Por qué han prendido
fuego tus siervos a mi campo?
32 Y Absalón respondió a
Joab:
He aquí yo he enviado por
ti, diciendo que vinieses acá, con el fin de enviarte al rey para decirle:
¿Para qué vine de Gesur?
Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora el rostro del rey; y si hay en mí
pecado, máteme.
33 Vino, pues, Joab al
rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e
inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Absalón
se subleva contra David
2
SAMUEL 15
1 Aconteció después de
esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que
corriesen delante de él.
2 Y se levantaba Absalón
de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que
tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía:
¿De qué ciudad eres? Y él
respondía:
Tu siervo es de una de
las tribus de Israel.
3 Entonces Absalón le
decía:
Mira, tus palabras son
buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.
4 Y decía Absalón:
¡Quién me pusiera por
juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio,
que yo les haría justicia! 5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para
inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.
6 De esta manera hacía con
todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón
de los de Israel.
7 Al cabo de cuatro años,
aconteció que Absalón dijo al rey:
Yo te ruego me permitas
que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová.
8 Porque tu siervo hizo
voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo:
Si Jehová me hiciere
volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová.
9 Y el rey le dijo:
Ve en paz. Y él se
levantó, y fue a Hebrón.
10 Entonces envió Absalón
mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo:
Cuando oigáis el sonido
de la trompeta diréis:
Absalón reina en Hebrón.
11 Y fueron con Absalón
doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban en su
sencillez, sin saber nada.
12 Y mientras Absalón
ofrecía los sacrificios, llamó a Ahitofel gilonita, consejero de David, de su
ciudad de Gilo. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que
seguía a Absalón.
13 Y un mensajero vino a
David, diciendo:
El corazón de todo Israel
se va tras Absalón.
14 Entonces David dijo a
todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén:
Levantaos y huyamos,
porque no podremos escapar delante de Absalón; daos prisa a partir, no sea que
apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad
a filo de espada.
15 Y los siervos del rey
dijeron al rey:
He aquí, tus siervos
están listos a todo lo que nuestro señor el rey decida.
16 El rey entonces salió,
con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey diez mujeres concubinas, para
que guardasen la casa.
17 Salió, pues, el rey con
todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.
18 Y todos sus siervos
pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos,
seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
19 Y dijo el rey a Itai
geteo:
¿Para qué vienes tú
también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero,
y desterrado también de tu lugar.
20 Ayer viniste, ¿y he de
hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde
pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor
permanente y fidelidad.
21 Y respondió Itai al
rey, diciendo:
Vive Dios, y vive mi
señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere,
allí estará también tu siervo.
22 Entonces David dijo a
Itai:
Ven, pues, y pasa. Y pasó
Itai geteo, y todos sus hombres, y toda su familia.
23 Y todo el país lloró en
alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey,
y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.
24 Y he aquí, también iba
Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y
asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo
hubo acabado de salir de la ciudad.
25 Pero dijo el rey a
Sadoc:
Vuelve el arca de Dios a
la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y
me dejará verla y a su tabernáculo.
26 Y si dijere:
No me complazco en ti;
aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.
27 Dijo además el rey al
sacerdote Sadoc:
¿No eres tú el vidente?
Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y
Jonatán hijo de Abiatar.
28 Mirad, yo me detendré
en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé
aviso.
29 Entonces Sadoc y
Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.
30 Y David subió la cuesta
de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies
descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e
iban llorando mientras subían.
31 Y dieron aviso a David,
diciendo:
Ahitofel está entre los
que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David:
Entorpece ahora, oh
Jehová, el consejo de Ahitofel.
32 Cuando David llegó a la
cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al
encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza.
33 Y le dijo David:
Si pasares conmigo, me
serás carga.
34 Mas si volvieres a la
ciudad, y dijeres a Absalón:
Rey, yo seré tu siervo;
como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces
tú harás nulo el consejo de Ahitofel.
35 ¿No estarán allí
contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa
del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.
36 Y he aquí que están con
ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de Abiatar; por medio de
ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis.
37 Así vino Husai amigo de
David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.
2
SAMUEL 16
1 Cuando David pasó un
poco más allá de la cumbre del monte, he aquí Siba el criado de Mefi-boset, que
salía a recibirle con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos
panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos, y un cuero de vino.
2 Y dijo el rey a Siba:
¿Qué es esto? Y Siba
respondió:
Los asnos son para que
monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el
vino para que beban los que se cansen en el desierto.
3 Y dijo el rey:
¿Dónde está el hijo de tu
señor? Y Siba respondió al rey:
He aquí él se ha quedado
en Jerusalén, porque ha dicho:
Hoy me devolverá la casa
de Israel el reino de mi padre.
4 Entonces el rey dijo a
Siba:
He aquí, sea tuyo todo lo
que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose:
Rey señor mío, halle yo
gracia delante de ti.
5 Y vino el rey David
hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se
llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo,
6 y arrojando piedras
contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y todos
los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda.
7 Y decía Simei,
maldiciéndole:
¡Fuera, fuera, hombre
sanguinario y perverso! 8 Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa
de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en
mano de tu hijo Absalón; y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres
hombre sanguinario.
9 Entonces Abisai hijo de
Sarvia dijo al rey:
¿Por qué maldice este
perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la
cabeza.
10 Y el rey respondió:
¿Qué tengo yo con
vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que
maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá:
¿Por qué lo haces así?
11 Y dijo David a Abisai y
a todos sus siervos:
He aquí, mi hijo que ha
salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín?
Dejadle que maldiga, pues Jehová se lo ha dicho.
12 Quizá mirará Jehová mi
aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.
13 Y mientras David y los
suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él, andando
y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.
14 Y el rey y todo el
pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí.
15 Y Absalón y toda la
gente suya, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y con él Ahitofel.
16 Aconteció luego, que
cuando Husai arquita, amigo de David, vino al encuentro de Absalón, dijo Husai:
¡Viva el rey, viva el
rey! 17 Y Absalón dijo a Husai:
¿Es este tu
agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?
18 Y Husai respondió a
Absalón:
No, sino que de aquel que
eligiere Jehová y este pueblo y todos los varones de Israel, de aquél seré yo, y
con él me quedaré.
19 ¿Y a quién había yo de
servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante
de ti.
20 Entonces dijo Absalón a
Ahitofel:
Dad vuestro consejo sobre
lo que debemos hacer.
21 Y Ahitofel dijo a
Absalón:
Llégate a las concubinas
de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá
que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de
todos los que están contigo.
22 Entonces pusieron para
Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su
padre, ante los ojos de todo Israel.
23 Y el consejo que daba
Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios. Así era
todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón.
Consejos de Ahitofel y de Husai
2
SAMUEL 17
1 Entonces Ahitofel dijo a
Absalón:
Yo escogeré ahora doce
mil hombres, y me levantaré y seguiré a David esta noche,
2 y caeré sobre él
mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que
está con él huirá, y mataré al rey solo.
3 Así haré volver a ti
todo el pueblo (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos
hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz.
4 Este consejo pareció
bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel.
5 Y dijo Absalón:
Llamad también ahora a
Husai arquita, para que asimismo oigamos lo que él dirá.
6 Cuando Husai vino a
Absalón, le habló Absalón, diciendo:
Así ha dicho Ahitofel;
¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.
7 Entonces Husai dijo a
Absalón:
El consejo que ha dado
esta vez Ahitofel no es bueno.
8 Y añadió Husai:
Tú sabes que tu padre y
los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa
en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de
guerra, y no pasará la noche con el pueblo.
9 He aquí él estará ahora
escondido en alguna cueva, o en otro lugar; y si al principio cayeren algunos de
los tuyos, quienquiera que lo oyere dirá:
El pueblo que sigue a
Absalón ha sido derrotado.
10 Y aun el hombre
valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque
todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son
esforzados.
11 Aconsejo, pues, que
todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena
que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.
12 Entonces le
acometeremos en cualquier lugar en donde se hallare, y caeremos sobre él como
cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él y de todos los que
están con él.
13 Y si se refugiare en
alguna ciudad, todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la
arrastraremos hasta el arroyo, hasta que no se encuentre allí ni una piedra.
14 Entonces Absalón y
todos los de Israel dijeron:
El consejo de Husai
arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el
acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal
sobre Absalón.
15 Dijo luego Husai a los
sacerdotes Sadoc y Abiatar:
Así y así aconsejó
Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y de esta manera aconsejé yo.
16 Por tanto, enviad
inmediatamente y dad aviso a David, diciendo:
No te quedes esta noche
en los vados del desierto, sino pasa luego el Jordán, para que no sea destruido
el rey y todo el pueblo que con él está.
17 Y Jonatán y Ahimaas
estaban junto a la fuente de Rogel, y fue una criada y les avisó, porque ellos
no podían mostrarse viniendo a la ciudad; y ellos fueron y se lo hicieron saber
al rey David.
18 Pero fueron vistos por
un joven, el cual lo hizo saber a Absalón; sin embargo, los dos se dieron prisa
a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía en su patio un
pozo, dentro del cual se metieron.
19 Y tomando la mujer de
la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella el
grano trillado; y nada se supo del asunto.
20 Llegando luego los
criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron:
¿Dónde están Ahimaas y
Jonatán? Y la mujer les respondió:
Ya han pasado el vado de
las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén.
21 Y después que se
hubieron ido, aquéllos salieron del pozo y se fueron, y dieron aviso al rey
David, diciéndole:
Levantaos y daos prisa a
pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros.
22 Entonces David se
levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que
amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.
23 Pero Ahitofel, viendo
que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a
su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así
murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
24 Y David llegó a
Mahanaim; y Absalón pasó el Jordán con toda la gente de Israel.
25 Y Absalón nombró a
Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un varón de Israel
llamado Itra, el cual se había llegado a Abigail hija de Nahas, hermana de
Sarvia madre de Joab.
26 Y acampó Israel con
Absalón en tierra de Galaad.
27 Luego que David llegó a
Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, Maquir hijo de
Amiel, de Lodebar, y Barzilai galaadita de Rogelim,
28 trajeron a David y al
pueblo que estaba con él, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina,
grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados,
29 miel, manteca, ovejas,
y quesos de vaca, para que comiesen; porque decían:
El pueblo está hambriento
y cansado y sediento en el desierto.
Muerte
de Absalón
2
SAMUEL 18
1 David, pues, pasó
revista al pueblo que tenía consigo, y puso sobre ellos jefes de millares y
jefes de centenas.
2 Y envió David al pueblo,
una tercera parte bajo el mando de Joab, una tercera parte bajo el mando de
Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte al mando de Itai
geteo. Y dijo el rey al pueblo:
Yo también saldré con
vosotros.
3 Mas el pueblo dijo:
No saldrás; porque si
nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros
muera, no harán caso de nosotros; mas tú ahora vales tanto como diez mil de
nosotros. Será, pues, mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.
4 Entonces el rey les
dijo:
Yo haré lo que bien os
parezca. Y se puso el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el
pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.
5 Y el rey mandó a Joab, a
Abisai y a Itai, diciendo:
Tratad benignamente por
amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca
de Absalón a todos los capitanes.
6 Salió, pues, el pueblo
al campo contra Israel, y se libró la batalla en el bosque de Efraín.
7 Y allí cayó el pueblo de
Israel delante de los siervos de David, y se hizo allí en aquel día una gran
matanza de veinte mil hombres.
8 Y la batalla se extendió
por todo el país; y fueron más los que destruyó el bosque aquel día, que los que
destruyó la espada.
9 Y se encontró Absalón
con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo entró por
debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la
encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que
iba pasó delante.
10 Viéndolo uno, avisó a
Joab, diciendo:
He aquí que he visto a
Absalón colgado de una encina.
11 Y Joab respondió al
hombre que le daba la nueva:
Y viéndolo tú, ¿por qué
no le mataste luego allí echándole a tierra? Me hubiera placido darte diez
siclos de plata, y un talabarte.
12 El hombre dijo a Joab:
Aunque me pesaras mil
siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque
nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti y a Abisai y a Itai, diciendo:
Mirad que ninguno toque
al joven Absalón.
13 Por otra parte, habría
yo hecho traición contra mi vida, pues que al rey nada se le esconde, y tú mismo
estarías en contra.
14 Y respondió Joab:
No malgastaré mi tiempo
contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón,
quien estaba aún vivo en medio de la encina.
15 Y diez jóvenes
escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón, y acabaron de matarle.
16 Entonces Joab tocó la
trompeta, y el pueblo se volvió de seguir a Israel, porque Joab detuvo al
pueblo.
17 Tomando después a
Absalón, le echaron en un gran hoyo en el bosque, y levantaron sobre él un
montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a su tienda.
18 Y en vida, Absalón
había tomado y erigido una columna, la cual está en el valle del rey; porque
había dicho:
Yo no tengo hijo que
conserve la memoria de mi nombre. Y llamó aquella columna por su nombre, y así
se ha llamado Columna de Absalón, hasta hoy.
19 Entonces Ahimaas hijo
de Sadoc dijo:
¿Correré ahora, y daré al
rey las nuevas de que Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos?
20 Respondió Joab:
Hoy no llevarás las
nuevas; las llevarás otro día; no darás hoy la nueva, porque el hijo del rey ha
muerto.
21 Y Joab dijo a un
etíope:
Ve tú, y di al rey lo que
has visto. Y el etíope hizo reverencia ante Joab, y corrió.
22 Entonces Ahimaas hijo
de Sadoc volvió a decir a Joab:
Sea como fuere, yo
correré ahora tras el etíope. Y Joab dijo:
Hijo mío, ¿para qué has
de correr tú, si no recibirás premio por las nuevas?
23 Mas él respondió:
Sea como fuere, yo
correré. Entonces le dijo:
Corre. Corrió, pues,
Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante del etíope.
24 Y David estaba sentado
entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el
muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.
25 El atalaya dio luego
voces, y lo hizo saber al rey. Y el rey dijo:
Si viene solo, buenas
nuevas trae. En tanto que él venía acercándose,
26 vio el atalaya a otro
que corría; y dio voces el atalaya al portero, diciendo:
He aquí otro hombre que
corre solo. Y el rey dijo:
Este también es
mensajero.
27 Y el atalaya volvió a
decir:
Me parece el correr del
primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey:
Ese es hombre de bien, y
viene con buenas nuevas.
28 Entonces Ahimaas dijo
en alta voz al rey:
Paz. Y se inclinó a
tierra delante del rey, y dijo:
Bendito sea Jehová Dios
tuyo, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi
señor el rey.
29 Y el rey dijo:
¿El joven Absalón está
bien? Y Ahimaas respondió:
Vi yo un gran alboroto
cuando envió Joab al siervo del rey y a mí tu siervo; mas no sé qué era.
30 Y el rey dijo:
Pasa, y ponte allí. Y él
pasó, y se quedó de pie.
31 Luego vino el etíope, y
dijo:
Reciba nuevas mi señor el
rey, que hoy Jehová ha defendido tu causa de la mano de todos los que se habían
levantado contra ti.
32 El rey entonces dijo al
etíope:
¿El joven Absalón está
bien? Y el etíope respondió:
Como aquel joven sean los
enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levanten contra ti para mal.
33 Entonces el rey se
turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así:
¡Hijo mío Absalón, hijo
mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón,
hijo mío, hijo mío!
David
vuelve a Jerusalén
2
SAMUEL 19
1 Dieron aviso a Joab:
He aquí el rey llora, y
hace duelo por Absalón.
2 Y se volvió aquel día la
victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que
el rey tenía dolor por su hijo.
3 Y entró el pueblo aquel
día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo
avergonzado que ha huido de la batalla.
4 Mas el rey, cubierto el
rostro, clamaba en alta voz:
¡Hijo mío Absalón,
Absalón, hijo mío, hijo mío! 5 Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo:
Hoy has avergonzado el
rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos
y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,
6 amando a los que te
aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada
te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que si
Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías
contento.
7 Levántate pues, ahora, y
ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no
sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor que todos
los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.
8 Entonces se levantó el
rey y se sentó a la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo:
He aquí el rey está
sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero Israel había
huido, cada uno a su tienda.
9 Y todo el pueblo
disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo:
El rey nos ha librado de
mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha
huido del país por miedo de Absalón.
10 Y Absalón, a quien
habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis
callados respecto de hacer volver al rey?
11 Y el rey David envió a
los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo:
Hablad a los ancianos de
Judá, y decidles:
¿Por qué seréis vosotros
los postreros en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel
ha venido al rey para hacerle volver a su casa?
12 Vosotros sois mis
hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los
postreros en hacer volver al rey?
13 Asimismo diréis a
Amasa:
¿No eres tú también hueso
mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del
ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.
14 Así inclinó el corazón
de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a
decir al rey:
Vuelve tú, y todos tus
siervos.
15 Volvió, pues, el rey, y
vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle
pasar el Jordán.
16 Y Simei hijo de Gera,
hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres
de Judá a recibir al rey David.
17 Con él venían mil
hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince
hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.
18 Y cruzaron el vado para
pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces
Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,
19 y dijo al rey:
No me culpe mi señor de
iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi
señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.
20 Porque yo tu siervo
reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para
descender a recibir a mi señor el rey.
21 Respondió Abisai hijo
de Sarvia y dijo:
¿No ha de morir por esto
Simei, que maldijo al ungido de Jehová?
22 David entonces dijo:
¿Qué tengo yo con
vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy
alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?
23 Y dijo el rey a Simei:
No morirás. Y el rey se
lo juró.
24 También Mefi-boset hijo
de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado
su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió
hasta el día en que volvió en paz.
25 Y luego que vino él a
Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo:
Mefi-boset, ¿por qué no
fuiste conmigo?
26 Y él respondió:
Rey señor mío, mi siervo
me engañó; pues tu siervo había dicho:
Enalbárdame un asno, y
montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.
27 Pero él ha calumniado a
tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de
Dios; haz, pues, lo que bien te parezca.
28 Porque toda la casa de
mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu
siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar
más al rey?
29 Y el rey le dijo:
¿Para qué más palabras?
Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.
30 Y Mefi-boset dijo al
rey:
Deja que él las tome
todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.
31 También Barzilai
galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al
otro lado del Jordán.
32 Era Barzilai muy
anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en
Mahanaim, porque era hombre muy rico.
33 Y el rey dijo a
Barzilai:
Pasa conmigo, y yo te
sustentaré conmigo en Jerusalén.
34 Mas Barzilai dijo al
rey:
¿Cuántos años más habré
de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
35 De edad de ochenta años
soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es?
¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los
cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para
mi señor el rey?
36 Pasará tu siervo un
poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande
recompensa?
37 Yo te ruego que dejes
volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de
mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz
a él lo que bien te pareciere.
38 Y el rey dijo:
Pues pase conmigo Quimam,
y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo
haré.
39 Y todo el pueblo pasó
el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo
bendijo; y él se volvió a su casa.
40 El rey entonces pasó a
Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y
también la mitad del pueblo de Israel.
41 Y he aquí todos los
hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron:
¿Por qué los hombres de
Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a
su familia, y a todos los siervos de David con él?
42 Y todos los hombres de
Judá respondieron a todos los de Israel:
Porque el rey es nuestro
pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo
del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?
43 Entonces respondieron
los hombres de Israel, y dijeron a los de Judá:
Nosotros tenemos en el
rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos
habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de hacer
volver a nuestro rey? Y las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas
que las de los hombres de Israel.
Sublevación de Seba
2
SAMUEL 20
1 Aconteció que se hallaba
allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín,
el cual tocó la trompeta, y dijo:
No tenemos nosotros parte
en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel! 2 Así
todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri;
mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Y luego que llegó David
a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado
para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca
más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez
perpetua.
4 Después dijo el rey a
Amasa:
Convócame a los hombres
de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.
5 Fue, pues, Amasa para
convocar a los de Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido
señalado.
6 Y dijo David a Abisai:
Seba hijo de Bicri nos
hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve
tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.
7 Entonces salieron en pos
de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes;
salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.
8 Y estando ellos cerca de
la piedra grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba
ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga
en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.
9 Entonces Joab dijo a
Amasa:
¿Te va bien, hermano mío?
Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de
la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta
costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo
golpe.
Después Joab y su hermano
Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.
11 Y uno de los hombres de
Joab se paró junto a él, diciendo:
Cualquiera que ame a Joab
y a David, vaya en pos de Joab.
12 Y Amasa yacía
revolcándose en su sangre en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle,
se detenía; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa
del camino al campo, y echó sobre él una vestidura.
13 Luego que fue apartado
del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de
Bicri.
14 Y él pasó por todas las
tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo
siguieron también.
15 Y vinieron y lo
sitiaron en Abel-bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó
sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.
16 Entonces una mujer
sabia dio voces en la ciudad, diciendo:
Oíd, oíd; os ruego que
digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.
17 Cuando él se acercó a
ella, dijo la mujer:
¿Eres tú Joab? Y él
respondió:
Yo soy. Ella le dijo:
Oye las palabras de tu
sierva. Y él respondió:
Oigo.
18 Entonces volvió ella a
hablar, diciendo:
Antiguamente solían
decir:
Quien preguntare,
pregunte en Abel; y así concluían cualquier asunto.
19 Yo soy de las pacíficas
y fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel.
¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?
20 Joab respondió
diciendo:
Nunca tal, nunca tal me
acontezca, que yo destruya ni deshaga.
21 La cosa no es así:
mas un hombre del monte
de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey
David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab:
He aquí su cabeza te será
arrojada desde el muro.
22 La mujer fue luego a
todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri,
y se la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad,
cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
Oficiales de David
(2 S.8.15-18;1 Cr.18.14-17)
23 Así quedó Joab sobre
todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y
peleteos,
24 y Adoram sobre los
tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista.
25 Seva era escriba, y
Sadoc y Abiatar, sacerdotes,
26 e Ira jaireo fue
también sacerdote de David.
Venganza de los gabaonitas
2
SAMUEL 21
1 Hubo hambre en los días
de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le
dijo:
Es por causa de Saúl, y
por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas.
2 Entonces el rey llamó a
los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel,
sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho
juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel
y de Judá.) 3 Dijo, pues, David a los gabaonitas:
¿Qué haré por vosotros, o
qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?
4 Y los gabaonitas le
respondieron:
No tenemos nosotros
querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera
hombre de Israel. Y él les dijo:
Lo que vosotros dijereis,
haré.
5 Ellos respondieron al
rey:
De aquel hombre que nos
destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de
nosotros en todo el territorio de Israel,
6 dénsenos siete varones
de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el
escogido de Jehová. Y el rey dijo:
Yo los daré.
7 Y perdonó el rey a Mefi-boset
hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos,
entre David y Jonatán hijo de Saúl.
8 Pero tomó el rey a dos
hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset,
y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel
hijo de Barzilai meholatita,
9 y los entregó en manos
de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así
murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días
de la siega, al comenzar la siega de la cebada.
10 Entonces Rizpa hija de
Aja tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el
principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que
ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de
noche.
11 Y fue dicho a David lo
que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl.
12 Entonces David fue y
tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes
de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían
colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en Gilboa;
13 e hizo llevar de allí
los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los
huesos de los ahorcados.
14 Y sepultaron los huesos
de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro
de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue
propicio a la tierra después de esto.
Abisai
libra a David del gigante
15 Volvieron los filisteos
a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon
con los filisteos; y David se cansó.
16 E Isbi-benob, uno de
los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de
bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David;
17 mas Abisai hijo de
Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de
David le juraron, diciendo:
Nunca más de aquí en
adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de
Israel.
Los
hombres de David matan a los gigantes
(1 Cr.20.4-8)
18 Otra segunda guerra
hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf,
quien era uno de los descendientes de los gigantes.
19 Hubo otra vez guerra en
Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén,
mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.
20 Después hubo otra
guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos
en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era
descendiente de los gigantes.
21 Este desafió a Israel,
y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.
22 Estos cuatro eran
descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por
mano de sus siervos.
Cántico
de liberación de David
(Sal.18 título, 1-50)
2
SAMUEL 22
1 Habló David a Jehová las
palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos
sus enemigos, y de la mano de Saúl.
2 Dijo:
Jehová es mi roca y mi
fortaleza, y mi libertador;
3 Dios mío, fortaleza mía,
en él confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de
mi salvación, mi alto refugio;
Salvador mío; de violencia
me libraste.
4 Invocaré a Jehová, quien
es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mi
enemigos.
5 Me rodearon ondas de
muerte,
Y torrentes de perversidad
me atemorizaron.
6 Ligaduras del Seol me
rodearon;
Tendieron sobre mí lazos
de muerte.
7 En mi angustia invoqué a
Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su
templo,
Y mi clamor llegó a sus
oídos.
8 La tierra fue conmovida,
y tembló,
Y se conmovieron los
cimientos de los cielos;
Se estremecieron, porque
se indignó él.
9 Humo subió de su nariz,
Y de su boca fuego
consumidor;
Carbones fueron por él
encendidos.
10 E inclinó los cielos, y
descendió;
Y había tinieblas debajo
de sus pies.
11 Y cabalgó sobre un
querubín, y voló;
Voló sobre las alas del
viento.
12 Puso tinieblas por su
escondedero alrededor de sí;
Oscuridad de aguas y
densas nubes.
13 Por el resplandor de su
presencia se encendieron carbones ardientes.
14 Y tronó desde los
cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
15 Envió sus saetas, y los
dispersó;
Y lanzó relámpagos, y los
destruyó.
16 Entonces aparecieron
los torrentes de las aguas,
Y quedaron al descubierto
los cimientos del mundo;
A la reprensión de Jehová,
Por el soplo del aliento
de su nariz.
17 Envió desde lo alto y
me tomó;
Me sacó de las muchas
aguas.
18 Me libró de poderoso
enemigo,
Y de los que me
aborrecían, aunque eran más fuertes que yo.
19 Me asaltaron en el día
de mi quebranto;
Mas Jehová fue mi apoyo,
20 Y me sacó a lugar
espacioso;
Mi libró, porque se agradó
de mí.
21 Jehová me ha premiado
conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de
mis manos me ha recompensado.
22 Porque yo he guardado
los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente
de mi Dios.
23 Pues todos sus decretos
estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus
estatutos.
24 Fui recto para con él,
Y me he guardado de mi
maldad;
25 Por lo cual me ha
recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de
mis manos delante de su vista.
26 Con el misericordioso
te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre
íntegro.
27 Limpio te mostrarás
para con el limpio,
Y rígido serás para con el
perverso.
28 Porque tú salvas al
pueblo afligido,
Mas tus ojos están sobre
los altivos para abatirlos.
29 Tú eres mi lámpara, oh
Jehová;
Mi Dios alumbrará mis
tinieblas.
30 Contigo desbarataré
ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré
muros.
31 En cuanto a Dios,
perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de
Jehová.
Escudo es a todos los que
en él esperan.
32 Porque ¿quién es Dios,
sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de
nuestro Dios?
33 Dios es el que me ciñe
de fuerza,
Y quien despeja mi camino;
34 Quien hace mis pies
como de ciervas,
Y me hace estar firme
sobre mis alturas;
35 Quien adiestra mis
manos para la batalla,
De manera que se doble el
arco de bronce con mis brazos.
36 Me diste asimismo el
escudo de tu salvación,
Y tu benignidad me ha
engrandecido.
37 Tú ensanchaste mis
pasos debajo de mí,
Y mis pies no han
resbalado.
38 Perseguiré a mis
enemigos, y los destruiré,
Y no volveré hasta
acabarlos.
39 Los consumiré y los
heriré, de modo que no se levanten;
Caerán debajo de mis pies.
40 Pues me ceñiste de
fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis
enemigos debajo de mí,
41 Y has hecho que mis
enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruyese a
los que me aborrecen.
42 Clamaron, y no hubo
quien los salvase;
Aun a Jehová, mas no les
oyó.
43 Como polvo de la tierra
los molí;
Como lodo de las calles
los pisé y los trituré.
44 Me has librado de las
contiendas del pueblo;
Me guardaste para que
fuese cabeza de naciones;
Pueblo que yo no conocía
me servirá.
45 Los hijos de extraños
se someterán a mí;
Al oir de mí, me
obedecerán.
46 Los extraños se
debilitarán,
Y saldrán temblando de sus
encierros.
47 Viva Jehová, y bendita
sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios
de mi salvación.
48 El Dios que venga mis
agravios,
Y sujeta pueblos debajo de
mí;
49 El que me libra de
enemigos,
Y aun me exalta sobre los
que se levantan contra mí;
Me libraste del varón
violento.
50 Por tanto, yo te
confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
51 El salva gloriosamente
a su rey,
Y usa de misericordia para
con su ungido,
A David y a su
descendencia para siempre.
Ultimas
palabras de David
2
SAMUEL 23
1 Estas son las palabras
postreras de David.
Dijo David hijo de Isaí,
Dijo aquel varón que fue
levantado en alto,
El ungido del Dios de
Jacob,
El dulce cantor de Israel:
2 El Espíritu de Jehová ha
hablado por mí,
Y su palabra ha estado en
mi lengua.
3 El Dios de Israel ha
dicho,
Me habló la Roca de
Israel:
Habrá un justo que
gobierne entre los hombres,
Que gobierne en el temor
de Dios.
4 Será como la luz de la
mañana,
Como el resplandor del sol
en una mañana sin nubes,
Como la lluvia que hace
brotar la hierba de la tierra.
5 No es así mi casa para
con Dios;
Sin embargo, él ha hecho
conmigo pacto perpetuo,
Ordenado en todas las
cosas, y será guardado,
Aunque todavía no haga él
florecer
Toda mi salvación y mi
deseo.
6 Mas los impíos serán
todos ellos como espinos arrancados,
Los cuales nadie toma con
la mano;
7 Sino que el que quiere
tocarlos
Se arma de hierro y de
asta de lanza,
Y son del todo quemados en
su lugar.
Los
valientes de David
(1 Cr.11.10-47)
8 Estos son los nombres de
los valientes que tuvo David:
Joseb-basebet el
tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino el eznita, que mató a
ochocientos hombres en una ocasión.
9 Después de éste, Eleazar
hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando
desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se
habían alejado los hombres de Israel.
10 Este se levantó e hirió
a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada.
Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan
sólo para recoger el botín.
11 Después de éste fue
Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había
un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los
filisteos.
12 El entonces se paró en
medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una
gran victoria.
13 Y tres de los treinta
jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de
Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim.
14 David entonces estaba
en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos.
15 Y David dijo con
vehemencia:
¡Quién me diera a beber
del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! 16 Entonces los tres
valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del
pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David;
mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:
17 Lejos sea de mí, oh
Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron
con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
18 Y Abisai hermano de
Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los treinta. Este alzó su lanza contra
trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los tres.
19 El era el más
renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no igualó a los tres
primeros.
20 Después, Benaía hijo de
Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a
dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso
cuando estaba nevando.
21 También mató él a un
egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio una lanza en su mano, pero
descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo
mató con su propia lanza.
22 Esto hizo Benaía hijo
de Joiada, y ganó renombre con los tres valientes.
23 Fue renombrado entre
los treinta, pero no igualó a los tres primeros. Y lo puso David como jefe de su
guardia personal.
24 Asael hermano de Joab
fue de los treinta; Elhanán hijo de Dodo de Belén,
25 Sama harodita, Elica
harodita,
26 Heles paltita, Ira hijo
de Iques, tecoíta,
27 Abiezer anatotita,
Mebunai husatita,
28 Salmón ahohíta, Maharai
netofatita,
29 Heleb hijo de Baana,
netofatita, Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín,
30 Benaía piratonita,
Hidai del arroyo de Gaas,
31 Abi-albón arbatita,
Azmavet barhumita,
32 Eliaba saalbonita,
Jonatán de los hijos de Jasén,
33 Sama ararita, Ahíam
hijo de Sarar, ararita,
34 Elifelet hijo de
Ahasbai, hijo de Maaca, Eliam hijo de Ahitofel, gilonita,
35 Hezrai carmelita,
Paarai arbita,
36 Igal hijo de Natán, de
Soba, Bani gadita,
37 Selec amonita, Naharai
beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia,
38 Ira itrita, Gareb
itrita,
39 Urías heteo; treinta y
siete por todos.
David
censa al pueblo
(1 Cr.21.1-27)
2
SAMUEL 24
1 Volvió a encenderse la
ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese:
Ve, haz un censo de
Israel y de Judá.
2 Y dijo el rey a Joab,
general del ejército que estaba con él:
Recorre ahora todas las
tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que
yo sepa el número de la gente.
3 Joab respondió al rey:
Añada Jehová tu Dios al
pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se
complace en esto mi señor el rey?
4 Pero la palabra del rey
prevaleció sobre Joab y sobre los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con
los capitanes del ejército, de delante del rey, para hacer el censo del pueblo
de Israel.
5 Y pasando el Jordán
acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad y
junto a Jazer.
6 Después fueron a Galaad
y a la tierra baja de Hodsi; y de allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón.
7 Fueron luego a la
fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y
salieron al Neguev de Judá en Beerseba.
8 Después que hubieron
recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte
días.
9 Y Joab dio el censo del
pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que
sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres.
10 Después que David hubo
censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová:
Yo he pecado gravemente
por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu
siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
11 Y por la mañana, cuando
David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de
David, diciendo:
12 Ve y di a David:
Así ha dicho Jehová:
Tres cosas te ofrezco; tú
escogerás una de ellas, para que yo la haga.
13 Vino, pues, Gad a
David, y se lo hizo saber, y le dijo:
¿Quieres que te vengan
siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus
enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra?
Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.
14 Entonces David dijo a
Gad:
En grande angustia estoy;
caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no
caiga yo en manos de hombres.
15 Y Jehová envió la peste
sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo,
desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
16 Y cuando el ángel
extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel
mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo:
Basta ahora; detén tu
mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
17 Y David dijo a Jehová,
cuando vio al ángel que destruía al pueblo:
Yo pequé, yo hice la
maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre.
18 Y Gad vino a David
aquel día, y le dijo:
Sube, y levanta un altar
a Jehová en la era de Arauna jebuseo.
19 Subió David, conforme
al dicho de Gad, según había mandado Jehová;
20 y Arauna miró, y vio al
rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó
delante del rey, rostro a tierra.
21 Y Arauna dijo:
¿Por qué viene mi señor
el rey a su siervo? Y David respondió:
Para comprar de ti la
era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.
22 Y Arauna dijo a David:
Tome y ofrezca mi señor
el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los
trillos y los yugos de los bueyes para leña.
23 Todo esto, oh rey,
Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey:
Jehová tu Dios te sea
propicio.
24 Y el rey dijo a Arauna:
No, sino por precio te lo
compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten
nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
25 Y edificó allí David un
altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las
súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.
1 REYES 1
Primer Libro de los
REYES
Abisag
sirve a David
1 Cuando el rey David era
viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba.
2 Le dijeron, por tanto,
sus siervos:
Busquen para mi señor el
rey una joven virgen, para que esté delante del rey y lo abrigue, y duerma a su
lado, y entrará en calor mi señor el rey.
3 Y buscaron una joven
hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la
trajeron al rey.
4 Y la joven era hermosa;
y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.
Adonías
usurpa el trono
5 Entonces Adonías hijo de
Haguit se rebeló, diciendo:
Yo reinaré. Y se hizo de
carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de
él.
6 Y su padre nunca le
había entristecido en todos sus días con decirle:
¿Por qué haces así?
Además, éste era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalón.
7 Y se había puesto de
acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban
a Adonías.
8 Pero el sacerdote Sadoc,
y Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de
David, no seguían a Adonías.
9 Y matando Adonías ovejas
y vacas y animales gordos junto a la peña de Zohelet, la cual está cerca de la
fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los
varones de Judá, siervos del rey;
10 pero no convidó al
profeta Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano.
11 Entonces habló Natán a
Betsabé madre de Salomón, diciendo:
¿No has oído que reina
Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor?
12 Ven pues, ahora, y toma
mi consejo, para que conserves tu vida, y la de tu hijo Salomón.
13 Ve y entra al rey
David, y dile:
Rey señor mío, ¿no
juraste a tu sierva, diciendo:
Salomón tu hijo reinará
después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?
14 Y estando tú aún
hablando con el rey, yo entraré tras ti y reafirmaré tus razones.
15 Entonces Betsabé entró
a la cámara del rey; y el rey era muy viejo, y Abisag sunamita le servía.
16 Y Betsabé se inclinó, e
hizo reverencia al rey. Y el rey dijo:
¿Qué tienes?
17 Y ella le respondió:
Señor mío, tú juraste a
tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo:
Salomón tu hijo reinará
después de mí, y él se sentará en mi trono.
18 Y he aquí ahora Adonías
reina, y tú, mi señor rey, hasta ahora no lo sabes.
19 Ha matado bueyes, y
animales gordos, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al
sacerdote Abiatar, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha
convidado.
20 Entre tanto, rey señor
mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se
ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él.
21 De otra manera sucederá
que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos
tenidos por culpables.
22 Mientras aún hablaba
ella con el rey, he aquí vino el profeta Natán.
23 Y dieron aviso al rey,
diciendo:
He aquí el profeta Natán;
el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a
tierra.
24 Y dijo Natán:
Rey señor mío, ¿has dicho
tú:
Adonías reinará después
de mí, y él se sentará en mi trono?
25 Porque hoy ha
descendido, y ha matado bueyes y animales gordos y muchas ovejas, y ha convidado
a todos los hijos del rey, y a los capitanes del ejército, y también al
sacerdote Abiatar; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y han
dicho:
¡Viva el rey Adonías! 26
Pero ni a mí tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a
Salomón tu siervo, ha convidado.
27 ¿Es este negocio
ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado a tus siervos quién se había
de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?
David
proclama rey a Salomón
28 Entonces el rey David
respondió y dijo:
Llamadme a Betsabé. Y
ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey.
29 Y el rey juró diciendo:
Vive Jehová, que ha
redimido mi alma de toda angustia,
30 que como yo te he
jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo:
Tu hijo Salomón reinará
después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.
31 Entonces Betsabé se
inclinó ante el rey, con su rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo:
Viva mi señor el rey
David para siempre.
32 Y el rey David dijo:
Llamadme al sacerdote
Sadoc, al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la
presencia del rey.
33 Y el rey les dijo:
Tomad con vosotros los
siervos de vuestro señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a
Gihón;
34 y allí lo ungirán el
sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta,
diciendo:
¡Viva el rey Salomón! 35
Después iréis vosotros detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él
reinará por mí; porque a él he escogido para que sea príncipe sobre Israel y
sobre Judá.
36 Entonces Benaía hijo de
Joiada respondió al rey y dijo:
Amén. Así lo diga Jehová,
Dios de mi señor el rey.
37 De la manera que Jehová
ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono que
el trono de mi señor el rey David.
38 Y descendieron el
sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los
peleteos, y montaron a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón.
39 Y tomando el sacerdote
Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta,
y dijo todo el pueblo:
¡Viva el rey Salomón! 40
Después subió todo el pueblo en pos de él, y cantaba la gente con flautas, y
hacían grandes alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el clamor de
ellos.
41 Y lo oyó Adonías, y
todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y
oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo:
¿Por qué se alborota la
ciudad con estruendo?
42 Mientras él aún
hablaba, he aquí vino Jonatán hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías:
Entra, porque tú eres
hombre valiente, y traerás buenas nuevas.
43 Jonatán respondió y
dijo a Adonías:
Ciertamente nuestro señor
el rey David ha hecho rey a Salomón;
44 y el rey ha enviado con
él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también a
los cereteos y a los peleteos, los cuales le montaron en la mula del rey;
45 y el sacerdote Sadoc y
el profeta Natán lo han ungido por rey en Gihón, y de allí han subido con
alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Este es el alboroto que habéis
oído.
46 También Salomón se ha
sentado en el trono del reino,
47 y aun los siervos del
rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo:
Dios haga bueno el nombre
de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró
en la cama.
48 Además el rey ha dicho
así:
Bendito sea Jehová Dios
de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos.
49 Ellos entonces se
estremecieron, y se levantaron todos los convidados que estaban con Adonías, y
se fue cada uno por su camino.
50 Mas Adonías, temiendo
de la presencia de Salomón, se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del
altar.
51 Y se lo hicieron saber
a Salomón, diciendo:
He aquí que Adonías tiene
miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar, diciendo:
Júreme hoy el rey Salomón
que no matará a espada a su siervo.
52 Y Salomón dijo:
Si él fuere hombre de
bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él,
morirá.
53 Y envió el rey Salomón,
y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón
le dijo:
Vete a tu casa.
Mandato
de David a Salomón
REYES 2
1 Llegaron los días en que
David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo:
2 Yo sigo el camino de
todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre.
3 Guarda los preceptos de
Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y
mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en
la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que
emprendas;
4 para que confirme Jehová
la palabra que me habló, diciendo:
Si tus hijos guardaren mi
camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma,
jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.
5 Ya sabes tú lo que me ha
hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a
Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando en
tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte
que tenía sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en sus pies.
6 Tú, pues, harás conforme
a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz.
7 Mas a los hijos de
Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa;
porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu
hermano.
8 También tienes contigo a
Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una
maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a
recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo:
Yo no te mataré a espada.
9 Pero ahora no lo
absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás
descender sus canas con sangre al Seol.
Muerte
de David
(1 Cr.29.26-30)
10 Y durmió David con sus
padres, y fue sepultado en su ciudad.
11 Los días que reinó
David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y
tres años reinó en Jerusalén.
12 Y se sentó Salomón en
el trono de David su padre, y su reino fue firme en gran manera.
Salomón
afirma su reino
13 Entonces Adonías hijo
de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella le dijo:
¿Es tu venida de paz? El
respondió:
Sí, de paz.
14 En seguida dijo:
Una palabra tengo que
decirte. Y ella dijo:
Di.
15 El dijo:
Tú sabes que el reino era
mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que yo reinara; mas el
reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por Jehová era suyo.
16 Ahora yo te hago una
petición; no me la niegues. Y ella le dijo:
Habla.
17 El entonces dijo:
Yo te ruego que hables al
rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag sunamita por
muJer.18 Y Betsabé dijo:
Bien; yo hablaré por ti
al rey.
19 Vino Betsabé al rey
Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó
ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su
madre, la cual se sentó a su diestra.
20 Y ella dijo:
Una pequeña petición
pretendo de ti; no me la niegues. Y el rey le dijo:
Pide, madre mía, que yo
no te la negaré.
21 Y ella dijo:
Dese Abisag sunamita por
mujer a tu hermano Adonías.
22 El rey Salomón
respondió y dijo a su madre:
¿Por qué pides a Abisag
sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano
mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia.
23 Y el rey Salomón juró
por Jehová, diciendo:
Así me haga Dios y aun me
añada, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras.
24 Ahora, pues, vive
Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre,
y quien me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy.
25 Entonces el rey Salomón
envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.
26 Y el rey dijo al
sacerdote Abiatar:
Vete a Anatot, a tus
heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has
llevado el arca de Jehová el Señor delante de David mi padre, y además has sido
afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre.
27 Así echó Salomón a
Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que
había dicho sobre la casa de Elí en Silo.
28 Y vino la noticia a
Joab; porque también Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había
adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los
cuernos del altar.
29 Y se le hizo saber a
Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al
altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo:
Ve, y arremete contra él.
30 Y entró Benaía al
tabernáculo de Jehová, y le dijo:
El rey ha dicho que
salgas. Y él dijo:
No, sino que aquí moriré.
Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo:
Así dijo Joab, y así me
respondió.
31 Y el rey le dijo:
Haz como él ha dicho;
mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab
ha derramado injustamente.
32 Y Jehová hará volver su
sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones más justos y
mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada:
a Abner hijo de Ner,
general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de
Judá.
33 La sangre, pues, de
ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su descendencia para
siempre; mas sobre David y sobre su descendencia, y sobre su casa y sobre su
trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.
34 Entonces Benaía hijo de
Joiada subió y arremetió contra él, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el
desierto.
35 Y el rey puso en su
lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y a Sadoc puso el rey por
sacerdote en lugar de Abiatar.
36 Después envió el rey e
hizo venir a Simei, y le dijo:
Edifícate una casa en
Jerusalén y mora ahí, y no salgas de allí a una parte ni a otra;
37 porque sabe de cierto
que el día que salieres y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu
sangre será sobre tu cabeza.
38 Y Simei dijo al rey:
La palabra es buena; como
el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén
muchos días.
39 Pero pasados tres años,
aconteció que dos siervos de Simei huyeron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Y
dieron aviso a Simei, diciendo:
He aquí que tus siervos
están en Gat.
40 Entonces Simei se
levantó y ensilló su asno y fue a Aquis en Gat, para buscar a sus siervos. Fue,
pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat.
41 Luego fue dicho a
Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto.
42 Entonces el rey envió e
hizo venir a Simei, y le dijo:
¿No te hice jurar yo por
Jehová, y te protesté diciendo:
El día que salieres y
fueres acá o allá, sabe de cierto que morirás? Y tú me dijiste:
La palabra es buena, yo
la obedezco.
43 ¿Por qué, pues, no
guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse?
44 Dijo además el rey a
Simei:
Tú sabes todo el mal, el
cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha
hecho volver el mal sobre tu cabeza.
45 Y el rey Salomón será
bendito, y el trono de David será firme perpetuamente delante de Jehová.
46 Entonces el rey mandó a
Benaía hijo de Joiada, el cual salió y lo hirió, y murió.
Y el reino fue confirmado
en la mano de Salomón.
Salomón
se casa con la hija de Faraón
1 REYES
3
1 Salomón hizo parentesco
con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de
David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los
muros de Jerusalén alrededor.
2 Hasta entonces el pueblo
sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa edificada al nombre de
Jehová hasta aquellos tiempos.
Salomón
pide sabiduría
(2 Cr.1.1-13)
3 Mas Salomón amó a
Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y
quemaba incienso en los lugares altos.
4 E iba el rey a Gabaón,
porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos
sacrificaba Salomón sobre aquel altar.
5 Y se le apareció Jehová
a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios:
Pide lo que quieras que
yo te dé.
6 Y Salomón dijo:
Tú hiciste gran
misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en
verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has
reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su
trono, como sucede en este día.
7 Ahora pues, Jehová Dios
mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo
soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.
8 Y tu siervo está en
medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede
contar ni numerar por su multitud.
9 Da, pues, a tu siervo
corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo
malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
10 Y agradó delante del
Señor que Salomón pidiese esto.
11 Y le dijo Dios:
Porque has demandado
esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste
la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir
juicio,
12 he aquí lo he hecho
conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto
que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro
como tú.
13 Y aun también te he
dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los
reyes ninguno haya como tú en todos tus días.
14 Y si anduvieres en mis
caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre,
yo alargaré tus días.
15 Cuando Salomón
despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca
del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e
hizo también banquete a todos sus siervos.
Sabiduría y prosperidad de Salomón
16 En aquel tiempo
vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él.
17 Y dijo una de ellas:
¡Ah, señor mío! Yo y esta
mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.
18 Aconteció al tercer día
después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras
juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.
19 Y una noche el hijo de
esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.
20 Y se levantó a
medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo
puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.
21 Y cuando yo me levanté
de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo
observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
22 Entonces la otra mujer
dijo:
No; mi hijo es el que
vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir:
No; tu hijo es el muerto,
y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.
23 El rey entonces dijo:
Esta dice:
Mi hijo es el que vive, y
tu hijo es el muerto; y la otra dice:
No, mas el tuyo es el
muerto, y mi hijo es el que vive.
24 Y dijo el rey:
Traedme una espada. Y
trajeron al rey una espada.
25 En seguida el rey dijo:
Partid por medio al niño
vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.
26 Entonces la mujer de
quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por
su hijo), y dijo:
¡Ah, señor mío! dad a
ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo:
Ni a mí ni a ti;
partidlo.
27 Entonces el rey
respondió y dijo:
Dad a aquélla el hijo
vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
28 Y todo Israel oyó aquel
juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él
sabiduría de Dios para juzgar.
1 REYES
4
1 Reinó, pues, el rey
Salomón sobre todo Israel.
2 Y estos fueron los jefes
que tuvo:
Azarías hijo del
sacerdote Sadoc;
3 Elihoref y Ahías, hijos
de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller;
4 Benaía hijo de Joiada
sobre el ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes;
5 Azarías hijo de Natán,
sobre los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey;
6 Ahisar, mayordomo; y
Adoniram hijo de Abda, sobre el tributo.
7 Tenía Salomón doce
gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada
uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes en el año.
8 Y estos son los nombres
de ellos:
el hijo de Hur en el
monte de Efraín;
9 el hijo de Decar en
Macaz, en Saalbim, en Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán;
10 el hijo de Hesed en
Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer;
11 el hijo de Abinadab en
todos los territorios de Dor; éste tenía por mujer a Tafat hija de Salomón;
12 Baana hijo de Ahilud en
Taanac y Meguido, en toda Bet-seán, que está cerca de Saretán, más abajo de
Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola, y hasta el otro lado de Jocmeam;
13 el hijo de Geber en
Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las
cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob que estaba en
Basán, sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce;
14 Ahinadab hijo de Iddo
en Mahanaim;
15 Ahimaas en Neftalí;
éste tomó también por mujer a Basemat hija de Salomón.
16 Baana hijo de Husai, en
Aser y en Alot;
17 Josafat hijo de Parúa,
en Isacar;
18 Simei hijo de Ela, en
Benjamín;
19 Geber hijo de Uri, en
la tierra de Galaad, la tierra de Sehón rey de los amorreos y de Og rey de Basán;
éste era el único gobernador en aquella tierra.
20 Judá e Israel eran
muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y
alegrándose.
21 Y Salomón señoreaba
sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el
límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que
vivió.
22 Y la provisión de
Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de
harina,
23 diez bueyes gordos,
veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos y aves
gordas.
24 Porque él señoreaba en
toda la región al oeste del Eufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los
reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor.
25 Y Judá e Israel vivían
seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta
Beerseba, todos los días de Salomón.
26 Además de esto, Salomón
tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil
jinetes.
27 Y estos gobernadores
mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían,
cada uno un mes, y hacían que nada faltase.
28 Hacían también traer
cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él
estaba, cada uno conforme al turno que tenía.
29 Y Dios dio a Salomón
sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a
la orilla del mar.
30 Era mayor la sabiduría
de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los
egipcios.
31 Aun fue más sabio que
todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de
Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.
32 Y compuso tres mil
proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
33 También disertó sobre
los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared.
Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre
los peces.
34 Y para oír la sabiduría
de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde
había llegado la fama de su sabiduría.
Pacto
de Salomón con Hiram
(2 Cr.2.1-18)
1 REYES
5
1 Hiram rey de Tiro envió
también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en
lugar de su padre; porque Hiram siempre había amado a David.
2 Entonces Salomón envió a
decir a Hiram:
3 Tú sabes que mi padre
David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le
rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
4 Ahora Jehová mi Dios me
ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer.
5 Yo, por tanto, he
determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová
habló a David mi padre, diciendo:
Tu hijo, a quien yo
pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.
6 Manda, pues, ahora, que
me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré
por tus siervos el salario que tú dijeres; porque tú sabes bien que ninguno hay
entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.
7 Cuando Hiram oyó las
palabras de Salomón, se alegró en gran manera, y dijo:
Bendito sea hoy Jehová,
que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande.
8 Y envió Hiram a decir a
Salomón:
He oído lo que me
mandaste a decir; yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y
la madera de ciprés.
9 Mis siervos la llevarán
desde el Líbano al mar, y la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me
señales, y allí se desatará, y tú la tomarás; y tú cumplirás mi deseo al dar de
comer a mi familia.
10 Dio, pues, Hiram a
Salomón madera de cedro y madera de ciprés, toda la que quiso.
11 Y Salomón daba a Hiram
veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte coros de
aceite puro; esto daba Salomón a Hiram cada año.
12 Jehová, pues, dio a
Salomón sabiduría como le había dicho; y hubo paz entre Hiram y Salomón, e
hicieron pacto entre ambos.
13 Y el rey Salomón
decretó leva en todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres,
14 los cuales enviaba al
Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por turno, viniendo así a estar un mes
en el Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba encargado de aquella
leva.
15 Tenía también Salomón
setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte;
16 sin los principales
oficiales de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil trescientos, los cuales
tenían a cargo el pueblo que hacía la obra.
17 Y mandó el rey que
trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y
piedras labradas.
18 Y los albañiles de
Salomón y los de Hiram, y los hombres de Gebal, cortaron y prepararon la madera
y la cantería para labrar la casa.
Salomón
edifica el templo
(2 Cr.3.1-14)
1 REYES
6
1 En el año cuatrocientos
ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del
principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes
segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová.
2 La casa que el rey
Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de ancho, y
treinta codos de alto.
3 Y el pórtico delante del
templo de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho
delante de la casa era de diez codos.
4 E hizo a la casa
ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera.
5 Edificó también junto al
muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del
templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor.
6 El aposento de abajo era
de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de
siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa
alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.
7 Y cuando se edificó la
casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando
la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro
instrumento de hierro.
8 La puerta del aposento
de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de
caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero.
9 Labró, pues, la casa, y
la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro.
10 Edificó asimismo el
aposento alrededor de toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba
en la casa con maderas de cedro.
11 Y vino palabra de
Jehová a Salomón, diciendo:
12 Con relación a esta
casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y
guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi
palabra que hablé a David tu padre;
13 y habitaré en ella en
medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel.
14 Así, pues, Salomón
labró la casa y la terminó.
15 Y cubrió las paredes de
la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro, desde el suelo
de la casa hasta las vigas de la techumbre; cubrió también el pavimento con
madera de ciprés.
16 Asimismo hizo al final
de la casa un edificio de veinte codos, de tablas de cedro desde el suelo hasta
lo más alto; así hizo en la casa un aposento que es el lugar santísimo.
17 La casa, esto es, el
templo de adelante, tenía cuarenta codos.
18 Y la casa estaba
cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de
botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía.
19 Y adornó el lugar
santísimo por dentro en medio de la casa, para poner allí el arca del pacto de
Jehová.
20 El lugar santísimo
estaba en la parte de adentro, el cual tenía veinte codos de largo, veinte de
ancho, y veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro
el altar de cedro.
21 De manera que Salomón
cubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la entrada del santuario con
cadenas de oro, y lo cubrió de oro.
22 Cubrió, pues, de oro
toda la casa de arriba abajo, y asimismo cubrió de oro todo el altar que estaba
frente al lugar santísimo.
23 Hizo también en el
lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de
altura.
24 Una ala del querubín
tenía cinco codos, y la otra ala del querubín otros cinco codos; así que había
diez codos desde la punta de una ala hasta la punta de la otra.
25 Asimismo el otro
querubín tenía diez codos; porque ambos querubines eran de un mismo tamaño y de
una misma hechura.
26 La altura del uno era
de diez codos, y asimismo la del otro.
27 Puso estos querubines
dentro de la casa en el lugar santísimo, los cuales extendían sus alas, de modo
que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, y
las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la casa.
28 Y cubrió de oro los
querubines.
29 Y esculpió todas las
paredes de la casa alrededor de diversas figuras, de querubines, de palmeras y
de botones de flores, por dentro y por fuera.
30 Y cubrió de oro el piso
de la casa, por dentro y por fuera.
31 A la entrada del
santuario hizo puertas de madera de olivo; y el umbral y los postes eran de
cinco esquinas.
32 Las dos puertas eran de
madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines, de palmeras y de
botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro los querubines y
las palmeras.
33 Igualmente hizo a la
puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo.
34 Pero las dos puertas
eran de madera de ciprés; y las dos hojas de una puerta giraban, y las otras dos
hojas de la otra puerta también giraban.
35 Y talló en ellas
querubines y palmeras y botones de flores, y las cubrió de oro ajustado a las
talladuras.
36 Y edificó el atrio
interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro.
37 En el cuarto año, en el
mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová.
38 Y en el undécimo año,
en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus
dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años.
Otros
edificios de Salomón
1 REYES
7
1 Después edificó Salomón
su propia casa en trece años, y la terminó toda.
2 Asimismo edificó la casa
del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, cincuenta codos de
anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro,
con vigas de cedro sobre las columnas.
3 Y estaba cubierta de
tablas de cedro arriba sobre las vigas, que se apoyaban en cuarenta y cinco
columnas; cada hilera tenía quince columnas.
4 Y había tres hileras de
ventanas, una ventana contra la otra en tres hileras.
5 Todas las puertas y los
postes eran cuadrados; y unas ventanas estaban frente a las otras en tres
hileras.
6 También hizo un pórtico
de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho; y este
pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos
correspondientes.
7 Hizo asimismo el pórtico
del trono en que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo cubrió de cedro
del suelo al techo.
8 Y la casa en que él
moraba, en otro atrio dentro del pórtico, era de obra semejante a ésta. Edificó
también Salomón para la hija de Faraón, que había tomado por mujer, una casa de
hechura semejante a la del pórtico.
9 Todas aquellas obras
fueron de piedras costosas, cortadas y ajustadas con sierras según las medidas,
así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo
por fuera hasta el gran atrio.
10 El cimiento era de
piedras costosas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho
codos.
11 De allí hacia arriba
eran también piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de
cedro.
12 Y en el gran atrio
alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de
cedro; y así también el atrio interior de la casa de Jehová, y el atrio de la
casa.
Salomón
emplea a Hiram, de Tiro
(2 Cr.2.13-14;3.15-17)
13 Y envió el rey Salomón,
e hizo venir de Tiro a Hiram,
14 hijo de una viuda de la
tribu de Neftalí. Su padre, que trabajaba en bronce, era de Tiro; e Hiram era
lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia en toda obra de bronce. Este, pues,
vino al rey Salomón, e hizo toda su obra.
15 Y vació dos columnas de
bronce; la altura de cada una era de dieciocho codos, y rodeaba a una y otra un
hilo de doce codos.
16 Hizo también dos
capiteles de fundición de bronce, para que fuesen puestos sobre las cabezas de
las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel
también de cinco codos.
17 Había trenzas a manera
de red, y unos cordones a manera de cadenas, para los capiteles que se habían de
poner sobre las cabezas de las columnas; siete para cada capitel.
18 Hizo también dos
hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir los capiteles que estaban
en las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma forma hizo en el
otro capitel.
19 Los capiteles que
estaban sobre las columnas en el pórtico, tenían forma de lirios, y eran de
cuatro codos.
20 Tenían también los
capiteles de las dos columnas, doscientas granadas en dos hileras alrededor en
cada capitel, encima de su globo, el cual estaba rodeado por la red.
21 Estas columnas erigió
en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le
puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su nombre
Boaz.
22 Y puso en las cabezas
de las columnas tallado en forma de lirios, y así se acabó la obra de las
columnas.
Mobiliario del templo
(2 Cr.4.1-5.1)
23 Hizo fundir asimismo un
mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de
cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.
24 Y rodeaban aquel mar
por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo,
que ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando
el mar fue fundido.
25 Y descansaba sobre doce
bueyes; tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y
tres miraban al oriente; sobre estos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos
estaban hacia la parte de adentro.
26 El grueso del mar era
de un palmo menor, y el borde era labrado como el borde de un cáliz o de flor de
lis; y cabían en él dos mil batos.
27 Hizo también diez basas
de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la anchura de
cuatro codos, y de tres codos la altura.
28 La obra de las basas
era esta:
tenían unos tableros, los
cuales estaban entre molduras;
29 y sobre aquellos
tableros que estaban entre las molduras, había figuras de leones, de bueyes y de
querubines; y sobre las molduras de la basa, así encima como debajo de los
leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve.
30 Cada basa tenía cuatro
ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de
fundición que sobresalían de los festones, para venir a quedar debajo de la
fuente.
31 Y la boca de la fuente
entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa; y la boca era
redonda, de la misma hechura del remate, y éste de codo y medio. Había también
sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no
redondos.
32 Las cuatro ruedas
estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la misma
basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio.
33 Y la forma de las
ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y
sus cinchos, todo era de fundición.
34 Asimismo las cuatro
repisas de las cuatro esquinas de cada basa; y las repisas eran parte de la
misma basa.
35 Y en lo alto de la basa
había una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus
molduras y tableros, los cuales salían de ella misma.
36 E hizo en las tablas de
las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de
palmeras, con proporción en el espacio de cada una, y alrededor otros adornos.
37 De esta forma hizo diez
basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma
entalladura.
38 Hizo también diez
fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro
codos; y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas.
39 Y puso cinco basas a la
mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano izquierda; y colocó el mar
al lado derecho de la casa, al oriente, hacia el sur.
40 Asimismo hizo Hiram
fuentes, y tenazas, y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a Salomón para
la casa de Jehová:
41 dos columnas, y los
capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas; y dos redes que
cubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de las columnas;
42 cuatrocientas granadas
para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para cubrir los dos
capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas;
43 las diez basas, y las
diez fuentes sobre las basas;
44 un mar, con doce bueyes
debajo del mar;
45 y calderos, paletas,
cuencos, y todos los utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de
Jehová, de bronce bruñido.
46 Todo lo hizo fundir el
rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.
47 Y no inquirió Salomón
el peso del bronce de todos los utensilios, por la gran cantidad de ellos.
48 Entonces hizo Salomón
todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová:
un altar de oro, y una
mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición;
49 cinco candeleros de oro
purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al lugar
santísimo; con las flores, las lámparas y tenazas de oro.
50 Asimismo los cántaros,
despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también de
oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del lugar santísimo, y
los de las puertas del templo.
51 Así se terminó toda la
obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Y metió Salomón lo
que David su padre había dedicado, plata, oro y utensilios; y depositó todo en
las tesorerías de la casa de Jehová.
Salomón
traslada el arca al templo
(2 Cr.5.2-14)
1 REYES
8
1 Entonces Salomón reunió
ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus,
y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca
del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion.
2 Y se reunieron con el
rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes
séptimo, en el día de la fiesta solemne.
3 Y vinieron todos los
ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca.
4 Y llevaron el arca de
Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban
en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas.
5 Y el rey Salomón, y toda
la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante
del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar
ni numerar.
6 Y los sacerdotes
metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en
el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.
7 Porque los querubines
tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines
el arca y sus varas por encima.
8 Y sacaron las varas, de
manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante
del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron
hasta hoy.
9 En el arca ninguna cosa
había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde
Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de
Egipto.
10 Y cuando los sacerdotes
salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.
11 Y los sacerdotes no
pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de
Jehová había llenado la casa de Jehová.
Dedicación del templo
(2 Cr.6.1-7.10)
12 Entonces dijo Salomón:
Jehová ha dicho que él
habitaría en la oscuridad.
13 Yo he edificado casa
por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre.
14 Y volviendo el rey su
rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de
Israel estaba de pie.
15 Y dijo:
Bendito sea Jehová, Dios
de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:
16 Desde el día que saqué
de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad de todas las tribus de
Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David
para que presidiese en mi pueblo Israel.
17 Y David mi padre tuvo
en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
18 Pero Jehová dijo a
David mi padre:
Cuanto a haber tenido en
tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo.
19 Pero tú no edificarás
la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.
20 Y Jehová ha cumplido su
palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre, y
me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la
casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
21 Y he puesto en ella
lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová que él hizo con nuestros
padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.
22 Luego se puso Salomón
delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y
extendiendo sus manos al cielo,
23 dijo:
Jehová Dios de Israel, no
hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el
pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su
corazón;
24 que has cumplido a tu
siervo David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu
mano lo has cumplido, como sucede en este día.
25 Ahora, pues, Jehová
Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste,
diciendo:
No te faltará varón
delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos
guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí.
26 Ahora, pues, oh Jehová
Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.
27 Pero ¿es verdad que
Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos,
no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?
28 Con todo, tú atenderás
a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor
y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;
29 que estén tus ojos
abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho:
Mi nombre estará allí; y
que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar.
30 Oye, pues, la oración
de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo
oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.
31 Si alguno pecare contra
su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento
delante de tu altar en esta casa;
32 tú oirás desde el cielo
y actuarás, y juzgarás a tus siervos, condenando al impío y haciendo recaer su
proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su
justicia.
33 Si tu pueblo Israel
fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se
volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en
esta casa,
34 tú oirás en los cielos,
y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste
a sus padres.
35 Si el cielo se cerrare
y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y
confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres,
36 tú oirás en los cielos,
y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el
buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu
pueblo por heredad.
37 Si en la tierra hubiere
hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los
sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea;
38 toda oración y toda
súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera
sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa,
39 tú oirás en los cielos,
en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme
a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de
todos los hijos de los hombres);
40 para que te teman todos
los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
41 Asimismo el extranjero,
que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu
nombre 42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo
extendido), y viniere a orar a esta casa,
43 tú oirás en los cielos,
en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el
extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra
conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre
es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.
44 Si tu pueblo saliere en
batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová
con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a
tu nombre,
45 tú oirás en los cielos
su oración y su súplica, y les harás justicia.
46 Si pecaren contra ti
(porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los
entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga,
sea lejos o cerca,
47 y ellos volvieren en sí
en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la
tierra de los que los cautivaron, y dijeren:
Pecamos, hemos hecho lo
malo, hemos cometido impiedad;
48 y si se convirtieren a
ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los
hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú
diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he
edificado a tu nombre,
49 tú oirás en los cielos,
en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia.
50 Y perdonarás a tu
pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan
rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los
hubieren llevado cautivos;
51 porque ellos son tu
pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de
hierro.
52 Estén, pues, atentos
tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para
oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren;
53 porque tú los apartaste
para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo
dijiste por medio de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de
Egipto, oh Señor Jehová.
54 Cuando acabó Salomón de
hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas
delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo;
55 y puesto en pie,
bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:
56 Bendito sea Jehová,
que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho;
ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha
faltado.
57 Esté con nosotros
Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos
deje.
58 Incline nuestro corazón
hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y
sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres.
59 Y estas mis palabras
con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y
de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada
cosa en su tiempo;
60 a fin de que todos los
pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.
61 Sea, pues, perfecto
vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y
guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.
62 Entonces el rey, y todo
Israel con él, sacrificaron víctimas delante de Jehová.
63 Y ofreció Salomón
sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová:
veintidós mil bueyes y
ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la
casa de Jehová.
64 Aquel mismo día
santificó el rey el medio del atrio, el cual estaba delante de la casa de
Jehová; porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los
sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová
era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los
sacrificios de paz.
65 En aquel tiempo Salomón
hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde entran en
Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y
aun por otros siete días, esto es, por catorce días.
66 Y al octavo día
despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres
y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su
siervo y a su pueblo Israel.
Pacto
de Dios con Salomón
(2 Cr.7.11-22)
1 REYES
9
1 Cuando Salomón hubo
acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón
quiso hacer,
2 Jehová apareció a
Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.
3 Y le dijo Jehová:
Yo he oído tu oración y
tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has
edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos
y mi corazón todos los días.
4 Y si tú anduvieres
delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad,
haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis
decretos,
5 yo afirmaré el trono de
tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo:
No faltará varón de tu
descendencia en el trono de Israel.
6 Mas si obstinadamente os
apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y
mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y
sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis;
7 yo cortaré a Israel de
sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a
mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a
todos los pueblos;
8 y esta casa, que estaba
en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá:
¿Por qué ha hecho así
Jehová a esta tierra y a esta casa?
9 Y dirán:
Por cuanto dejaron a
Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron
mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová
sobre ellos todo este mal.
Otras
actividades de Salomón
(2 Cr.8.1-18)
10 Aconteció al cabo de
veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová
y la casa real,
11 para las cuales Hiram
rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro
quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea.
12 Y salió Hiram de Tiro
para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron.
13 Y dijo:
¿Qué ciudades son estas
que me has dado, hermano? Y les puso por nombre, la tierra de Cabul, nombre que
tiene hasta hoy.
14 E Hiram había enviado
al rey ciento veinte talentos de oro.
15 Esta es la razón de la
leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su propia
casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer:
16 Faraón el rey de
Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos
que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón.
17 Restauró, pues, Salomón
a Gezer y a la baja Bet-horón,
18 a Baalat, y a Tadmor en
tierra del desierto;
19 asimismo todas las
ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las
ciudades de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en
Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío.
20 A todos los pueblos que
quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de
los hijos de Israel;
21 a sus hijos que
quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron
acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy.
22 Mas a ninguno de los
hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus
criados, sus príncipes, sus capitanes, comandantes de sus carros, o su gente de
a caballo.
23 Y los que Salomón había
hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los cuales
estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra.
24 Y subió la hija de
Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado; entonces
edificó él a Milo.
25 Y ofrecía Salomón tres
veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a
Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la
casa fue terminada.
26 Hizo también el rey
Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo,
en la tierra de Edom.
27 Y envió Hiram en ellas
a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón,
28 los cuales fueron a
Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey
Salomón.
La
reina de Sabá visita a Salomón
(2 Cr.9.1-12)
1 REYES
10
1 Oyendo la reina de Sabá
la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con
preguntas difíciles.
2 Y vino a Jerusalén con
un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran
abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que
en su corazón tenía.
3 Y Salomón le contestó
todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase.
4 Y cuando la reina de
Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,
5 asimismo la comida de su
mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le
servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová,
se quedó asombrada.
6 Y dijo al rey:
Verdad es lo que oí en mi
tierra de tus cosas y de tu sabiduría;
7 pero yo no lo creía,
hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es
mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído.
8 Bienaventurados tus
hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y
oyen tu sabiduría.
9 Jehová tu Dios sea
bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová
ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y
justicia.
10 Y dio ella al rey
ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca
vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón.
11 La flota de Hiram que
había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y
piedras preciosas.
12 Y de la madera de
sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales,
arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de
sándalo, ni se ha visto hasta hoy.
13 Y el rey Salomón dio a
la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que
Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.
Riquezas y fama de Salomón
(2 Cr.9.13-24)
14 El peso del oro que
Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro;
15 sin lo de los
mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de
Arabia, y de los principales de la tierra.
16 Hizo también el rey
Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro
gastó en cada escudo.
17 Asimismo hizo
trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras
de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.
18 Hizo también el rey un
gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.
19 Seis gradas tenía el
trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y a uno y otro lado tenía
brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.
20 Estaban también doce
leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro
reino se había hecho trono semejante.
21 Y todos los vasos de
beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del
bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no
era apreciada.
22 Porque el rey tenía en
el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres
años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
23 Así excedía el rey
Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.
24 Toda la tierra
procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en
su corazón.
25 Y todos le llevaban
cada año sus presentes:
alhajas de oro y de
plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.
Salomón
comercia en caballos y en carros
(2 Cr.1.14-17;9.25-28)
26 Y juntó Salomón carros
y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los
cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
27 E hizo el rey que en
Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de
la Sefela en abundancia.
28 Y traían de Egipto
caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey
compraba caballos y lienzos.
29 Y venía y salía de
Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento
cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos,
y de Siria.
Apostasía y dificultades de Salomón
1 REYES
11
1 Pero el rey Salomón amó,
además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las
de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;
2 gentes de las cuales
Jehová había dicho a los hijos de Israel:
No os llegaréis a ellas,
ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros
corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.
3 Y tuvo setecientas
mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.
4 Y cuando Salomón era ya
viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era
perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
5 Porque Salomón siguió a
Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
6 E hizo Salomón lo malo
ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.
7 Entonces edificó Salomón
un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente
de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
8 Así hizo para todas sus
mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus
dioses.
9 Y se enojó Jehová contra
Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que
se le había aparecido dos veces,
10 y le había mandado
acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le
mandó Jehová.
11 Y dijo Jehová a
Salomón:
Por cuanto ha habido esto
en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti
el reino, y lo entregaré a tu siervo.
12 Sin embargo, no lo haré
en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo.
13 Pero no romperé todo el
reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor
a Jerusalén, la cual yo he elegido.
14 Y Jehová suscitó un
adversario a Salomón:
Hadad edomita, de sangre
real, el cual estaba en Edom.
15 Porque cuando David
estaba en Edom, y subió Joab el general del ejército a enterrar los muertos, y
mató a todos los varones de Edom 16 (porque seis meses habitó allí Joab, y todo
Israel, hasta que hubo acabado con todo el sexo masculino en Edom),
17 Hadad huyó, y con él
algunos varones edomitas de los siervos de su padre, y se fue a Egipto; era
entonces Hadad muchacho pequeño.
18 Y se levantaron de
Madián, y vinieron a Parán; y tomando consigo hombres de Parán, vinieron a
Egipto, a Faraón rey de Egipto, el cual les dio casa y les señaló alimentos, y
aun les dio tierra.
19 Y halló Hadad gran
favor delante de Faraón, el cual le dio por mujer la hermana de su esposa, la
hermana de la reina Tahpenes.
20 Y la hermana de
Tahpenes le dio a luz su hijo Genubat, al cual destetó Tahpenes en casa de
Faraón; y estaba Genubat en casa de Faraón entre los hijos de Faraón.
21 Y oyendo Hadad en
Egipto que David había dormido con sus padres, y que era muerto Joab general del
ejército, Hadad dijo a Faraón:
Déjame ir a mi tierra.
22 Faraón le respondió:
¿Por qué? ¿Qué te falta
conmigo, que procuras irte a tu tierra? El respondió:
Nada; con todo, te ruego
que me dejes ir.
23 Dios también levantó
por adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, el cual había huido de su
amo Hadad-ezer, rey de Soba.
24 Y había juntado gente
contra él, y se había hecho capitán de una compañía, cuando David deshizo a los
de Soba. Después fueron a Damasco y habitaron allí, y le hicieron rey en
Damasco.
25 Y fue adversario de
Israel todos los días de Salomón; y fue otro mal con el de Hadad, porque
aborreció a Israel, y reinó sobre Siria.
26 También Jeroboam hijo
de Nabat, efrateo de Sereda, siervo de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, la
cual era viuda, alzó su mano contra el rey.
27 La causa por la cual
éste alzó su mano contra el rey fue esta:
Salomón, edificando a
Milo, cerró el portillo de la ciudad de David su padre.
28 Y este varón Jeroboam
era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era hombre activo, le
encomendó todo el cargo de la casa de José.
29 Aconteció, pues, en
aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el
profeta Ahías silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban
ellos dos solos en el campo.
30 Y tomando Ahías la capa
nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos,
31 y dijo a Jeroboam:
Toma para ti los diez
pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel:
He aquí que yo rompo el
reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus;
32 y él tendrá una tribu
por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de
todas las tribus de Israel;
33 por cuanto me han
dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y
a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo
recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su
padre.
34 Pero no quitaré nada
del reino de sus manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida,
por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y
mis estatutos.
35 Pero quitaré el reino
de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus.
36 Y a su hijo daré una
tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en
Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.
37 Yo, pues, te tomaré a
ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre
Israel.
38 Y si prestares oído a
todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto
delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David
mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a
David, y yo te entregaré a Israel.
39 Y yo afligiré a la
descendencia de David a causa de esto, mas no para siempre.
40 Por esto Salomón
procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey
de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Muerte
de Salomón
(2 Cr.9.29-31)
41 Los demás hechos de
Salomón, y todo lo que hizo, y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los
hechos de Salomón?
42 Los días que Salomón
reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años.
43 Y durmió Salomón con
sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar
Roboam su hijo.
Rebelión de Israel
(2 Cr.10.1-11.4)
1 REYES
12
1 Roboam fue a Siquem,
porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey.
2 Y aconteció que cuando
lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de
delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto,
3 enviaron a llamarle.
Vino, pues, Jeroboam, y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam,
diciendo:
4 Tu padre agravó nuestro
yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo
pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.
5 Y él les dijo:
Idos, y de aquí a tres
días volved a mí. Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam
pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre
cuando vivía, y dijo:
¿Cómo aconsejáis vosotros
que responda a este pueblo?
7 Y ellos le hablaron
diciendo:
Si tú fueres hoy siervo
de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares,
ellos te servirán para siempre.
8 Pero él dejó el consejo
que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían
criado con él, y estaban delante de él.
9 Y les dijo:
¿Cómo aconsejáis vosotros
que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo:
Disminuye algo del yugo
que tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes
que se habían criado con él le respondieron diciendo:
Así hablarás a este
pueblo que te ha dicho estas palabras:
Tu padre agravó nuestro
yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás:
El menor dedo de los míos
es más grueso que los lomos de mi padre.
11 Ahora, pues, mi padre
os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con
azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.
12 Al tercer día vino
Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado, diciendo:
Volved a mí al tercer
día.
13 Y el rey respondió al
pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;
14 y les habló conforme al
consejo de los jóvenes, diciendo:
Mi padre agravó vuestro
yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os
castigaré con escorpiones.
15 Y no oyó el rey al
pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había
hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
16 Cuando todo el pueblo
vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo:
¿Qué parte tenemos
nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus
tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.
17 Pero reinó Roboam sobre
los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá.
18 Y el rey Roboam envió a
Adoram, que estaba sobre los tributos; pero lo apedreó todo Israel, y murió.
Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.
19 Así se apartó Israel de
la casa de David hasta hoy.
20 Y aconteció que oyendo
todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y
le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa
de David, sino sólo la tribu de Judá.
21 Y cuando Roboam vino a
Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento
ochenta mil hombres, guerreros escogidos, con el fin de hacer guerra a la casa
de Israel, y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón.
22 Pero vino palabra de
Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
23 Habla a Roboam hijo de
Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del
pueblo, diciendo:
24 Así ha dicho Jehová:
No vayáis, ni peleéis
contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque
esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron,
conforme a la palabra de Jehová.
El
pecado de Jeroboam
25 Entonces reedificó
Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí,
reedificó a Penuel.
26 Y dijo Jeroboam en su
corazón:
Ahora se volverá el reino
a la casa de David,
27 si este pueblo subiere
a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de
este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se
volverán a Roboam rey de Judá.
28 Y habiendo tenido
consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a
Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la
tierra de Egipto.
29 Y puso uno en Bet-el, y
el otro en Dan.
30 Y esto fue causa de
pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.
31 Hizo también casas
sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de
los hijos de Leví.
32 Entonces instituyó
Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a
la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo
en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también
en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.
33 Sacrificó, pues, sobre
el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes
que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de
Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Un
profeta de Judá amonesta a Jeroboam
1 REYES
13
1 He aquí que un varón de
Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al
altar para quemar incienso,
2 aquél clamó contra el
altar por palabra de Jehová y dijo:
Altar, altar, así ha
dicho Jehová:
He aquí que a la casa de
David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los
sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti
quemarán huesos de hombres.
3 Y aquel mismo día dio
una señal, diciendo:
Esta es la señal de que
Jehová ha hablado:
he aquí que el altar se
quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.
4 Cuando el rey Jeroboam
oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el,
extendiendo su mano desde el altar, dijo:
¡Prendedle! Mas la mano
que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.
5 Y el altar se rompió, y
se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había
dado por palabra de Jehová.
6 Entonces respondiendo el
rey, dijo al varón de Dios:
Te pido que ruegues ante
la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea
restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y
quedó como era antes.
7 Y el rey dijo al varón
de Dios:
Ven conmigo a casa, y
comerás, y yo te daré un presente.
8 Pero el varón de Dios
dijo al rey:
Aunque me dieras la mitad
de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar.
9 Porque así me está
ordenado por palabra de Jehová, diciendo:
No comas pan, ni bebas
agua, ni regreses por el camino que fueres.
10 Regresó, pues, por otro
camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Bet-el.
11 Moraba entonces en Bet-el
un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios
había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que
había hablado al rey.
12 Y su padre les dijo:
¿Por qué camino se fue? Y
sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que
había venido de Judá.
13 Y él dijo a sus hijos:
Ensilladme el asno. Y
ellos le ensillaron el asno, y él lo montó.
14 Y yendo tras el varón
de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo:
¿Eres tú el varón de Dios
que vino de Judá? El dijo:
Yo soy.
15 Entonces le dijo:
Ven conmigo a casa, y
come pan.
16 Mas él respondió:
No podré volver contigo,
ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.
17 Porque por palabra de
Dios me ha sido dicho:
No comas pan ni bebas
agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.
18 Y el otro le dijo,
mintiéndole:
Yo también soy profeta
como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo:
Tráele contigo a tu casa,
para que coma pan y beba agua.
19 Entonces volvió con él,
y comió pan en su casa, y bebió agua.
20 Y aconteció que estando
ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver.
21 Y clamó al varón de
Dios que había venido de Judá, diciendo:
Así dijo Jehová:
Por cuanto has sido
rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios
te había prescrito,
22 sino que volviste, y
comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no
comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus
padres.
23 Cuando había comido pan
y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.
24 Y yéndose, le topó un
león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno
junto a él, y el león también junto al cuerpo.
25 Y he aquí unos que
pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba
junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta
habitaba.
26 Oyéndolo el profeta que
le había hecho volver del camino, dijo:
El varón de Dios es, que
fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que
le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.
27 Y habló a sus hijos, y
les dijo:
Ensilladme un asno. Y
ellos se lo ensillaron.
28 Y él fue, y halló el
cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el
león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.
29 Entonces tomó el
profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el
profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle.
30 Y puso el cuerpo en su
sepulcro; y le endecharon, diciendo:
¡Ay, hermano mío! 31 Y
después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo:
Cuando yo muera,
enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis
huesos junto a los suyos.
32 Porque sin duda vendrá
lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el,
y contra todas las cosas de los lugares altos que están en las ciudades de
Samaria.
33 Con todo esto, no se
apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los
lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese
de los sacerdotes de los lugares altos.
34 Y esto fue causa de
pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de
la tierra.
Profecía de Ahías contra Jeroboam
1 REYES
14
1 En aquel tiempo Abías
hijo de Jeroboam cayó enfermo.
2 Y dijo Jeroboam a su
mujer:
Levántate ahora y
disfrázate, para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo;
porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey sobre
este pueblo.
3 Y toma en tu mano diez
panes, y tortas, y una vasija de miel, y ve a él, para que te declare lo que ha
de ser de este niño.
4 Y la mujer de Jeroboam
lo hizo así; y se levantó y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y ya no podía
ver Ahías, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.
5 Mas Jehová había dicho a
Ahías:
He aquí que la mujer de
Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo, que está enfermo; así y así le
responderás, pues cuando ella viniere, vendrá disfrazada.
6 Cuando Ahías oyó el
sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo:
Entra, mujer de Jeroboam.
¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura.
7 Ve y di a Jeroboam:
Así dijo Jehová Dios de
Israel:
Por cuanto yo te levanté
de en medio del pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel,
8 y rompí el reino de la
casa de David y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David mi siervo, que
guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo
solamente lo recto delante de mis ojos,
9 sino que hiciste lo malo
sobre todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos
e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas;
10 por tanto, he aquí que
yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así
el siervo como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de
Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada.
11 El que muera de los de
Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo
comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.
12 Y tú levántate y vete a
tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño.
13 Y todo Israel lo
endechará, y le enterrarán; porque de los de Jeroboam, sólo él será sepultado,
por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de
Israel, en la casa de Jeroboam.
14 Y Jehová levantará para
sí un rey sobre Israel, el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; y lo
hará ahora mismo.
15 Jehová sacudirá a
Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de
esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del
Eufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová.
16 Y él entregará a Israel
por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel.
17 Entonces la mujer de
Jeroboam se levantó y se marchó, y vino a Tirsa; y entrando ella por el umbral
de la casa, el niño murió.
18 Y lo enterraron, y lo
endechó todo Israel, conforme a la palabra de Jehová, la cual él había hablado
por su siervo el profeta Ahías.
19 Los demás hechos de
Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de
las historias de los reyes de Israel.
20 El tiempo que reinó
Jeroboam fue de veintidós años; y habiendo dormido con sus padres, reinó en su
lugar Nadab su hijo.
Reinado
de Roboam
(2 Cr.12.1-16)
21 Roboam hijo de Salomón
reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar, y
diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus
de Israel, para poner allí su nombre. El nombre de su madre fue Naama, amonita.
22 Y Judá hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres habían
hecho en sus pecados que cometieron.
23 Porque ellos también se
edificaron lugares altos, estatuas, e imágenes de Asera, en todo collado alto y
debajo de todo árbol frondoso.
24 Hubo también sodomitas
en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que
Jehová había echado delante de los hijos de Israel.
25 Al quinto año del rey
Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén,
26 y tomó los tesoros de
la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se
llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.
27 Y en lugar de ellos
hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio a los capitanes de los de la
guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real.
28 Cuando el rey entraba
en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían en la cámara
de los de la guardia.
29 Los demás hechos de
Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los reyes de
Judá?
30 Y hubo guerra entre
Roboam y Jeroboam todos los días.
31 Y durmió Roboam con sus
padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. El nombre de su
madre fue Naama, amonita. Y reinó en su lugar Abiam su hijo.
Reinado
de Abiam
(2 Cr.13.1-22)
1 REYES
15
1 En el año dieciocho del
rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá,
2 y reinó tres años en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom.
3 Y anduvo en todos los
pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto
con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre.
4 Mas por amor a David,
Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él,
y sosteniendo a Jerusalén;
5 por cuanto David había
hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se
había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo.
6 Y hubo guerra entre
Roboam, y Jeroboam todos los días de su vida.
7 Los demás hechos de
Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam.
8 Y durmió Abiam con sus
padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su hijo en su lugar.
Reinado
de Asa
(2 Cr.14.1-5;15.16-19)
9 En el año veinte de
Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá.
10 Y reinó cuarenta y un
años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom.
11 Asa hizo lo recto ante
los ojos de Jehová, como David su padre.
12 Porque quitó del país a
los sodomitas, y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho.
13 También privó a su
madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Además
deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón.
14 Sin embargo, los
lugares altos no se quitaron. Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con
Jehová toda su vida.
15 También metió en la
casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó:
oro, plata y alhajas.
Alianza
de Asa con Ben-adad
(2 Cr.16.1-10)
16 Hubo guerra entre Asa y
Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
17 Y subió Baasa rey de
Israel contra Judá, y edificó a Ramá, para no dejar a ninguno salir ni entrar a
Asa rey de Judá.
18 Entonces tomando Asa
toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová, y
los tesoros de la casa real, los entregó a sus siervos, y los envió el rey Asa a
Ben-adad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en
Damasco, diciendo:
19 Haya alianza entre
nosotros, como entre mi padre y el tuyo. He aquí yo te envío un presente de
plata y de oro; ve, y rompe tu pacto con Baasa rey de Israel, para que se aparte
de mí.
20 Y Ben-adad consintió
con el rey Asa, y envió los príncipes de los ejércitos que tenía contra las
ciudades de Israel, y conquistó Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, y toda Cineret, con
toda la tierra de Neftalí.
21 Oyendo esto Baasa, dejó
de edificar a Ramá, y se quedó en Tirsa.
22 Entonces el rey Asa
convocó a todo Judá, sin exceptuar a ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la
madera con que Baasa edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de
Benjamín, y a Mizpa.
Muerte
de Asa
(2 Cr.16.11-14)
23 Los demás hechos de
Asa, y todo su poderío, y todo lo que hizo, y las ciudades que edificó, ¿no está
todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Mas en los días
de su vejez enfermó de los pies.
24 Y durmió Asa con sus
padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre; y reinó en su
lugar Josafat su hijo.
Reinado
de Nadab
25 Nadab hijo de Jeroboam
comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y reinó
sobre Israel dos años.
26 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo
pecar a Israel.
27 Y Baasa hijo de Ahías,
el cual era de la casa de Isacar, conspiró contra él, y lo hirió Baasa en
Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a
Gibetón.
28 Lo mató, pues, Baasa en
el tercer año de Asa rey de Judá, y reinó en lugar suyo.
29 Y cuando él vino al
reino, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de
Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo
Ahías silonita;
30 por los pecados que
Jeroboam había cometido, y con los cuales hizo pecar a Israel; y por su
provocación con que provocó a enojo a Jehová Dios de Israel.
31 Los demás hechos de
Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Israel?
32 Y hubo guerra entre Asa
y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
Reinado
de Baasa
33 En el tercer año de Asa
rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa; y
reinó veinticuatro años.
34 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, y anduvo en el camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo
pecar a Israel.
1 REYES
16
1 Y vino palabra de Jehová
a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo:
2 Por cuanto yo te
levanté del polvo y te puse por príncipe sobre mi pueblo Israel, y has andado en
el camino de Jeroboam, y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira
con tus pecados;
3 he aquí yo barreré la
posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa
de Jeroboam hijo de Nabat.
4 El que de Baasa fuere
muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que de él fuere muerto en el
campo, lo comerán las aves del cielo.
5 Los demás hechos de
Baasa, y las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel?
6 Y durmió Baasa con sus
padres, y fue sepultado en Tirsa, y reinó en su lugar Ela su hijo.
7 Pero la palabra de
Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había sido contra Baasa y también
contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová,
provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuese hecha como la casa
de Jeroboam; y porque la había destruido.
Reinados de Ela y de Zimri
8 En el año veintiséis de
Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y
reinó dos años.
9 Y conspiró contra él su
siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros. Y estando él en Tirsa,
bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa,
10 vino Zimri y lo hirió y
lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo.
11 Y luego que llegó a
reinar y estuvo sentado en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en
ella varón, ni parientes ni amigos.
12 Así exterminó Zimri a
toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra
Baasa por medio del profeta Jehú,
13 por todos los pecados
de Baasa y los pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron
pecar a Israel, provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de Israel.
14 Los demás hechos de
Ela, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Israel?
15 En el año veintisiete
de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el
pueblo había acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos.
16 Y el pueblo que estaba
en el campamento oyó decir:
Zimri ha conspirado, y ha
dado muerte al rey. Entonces todo Israel puso aquel mismo día por rey sobre
Israel a Omri, general del ejército, en el campo de batalla.
17 Y subió Omri de Gibetón,
y con él todo Israel, y sitiaron a Tirsa.
18 Mas viendo Zimri tomada
la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa
consigo; y así murió,
19 por los pecados que
había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová, y andando en los
caminos de Jeroboam, y en su pecado que cometió, haciendo pecar a Israel.
20 El resto de los hechos
de Zimri, y la conspiración que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel?
Reinado
de Omri
21 Entonces el pueblo de
Israel fue dividido en dos partes:
la mitad del pueblo
seguía a Tibni hijo de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri.
22 Mas el pueblo que
seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni murió, y
Omri fue rey.
23 En el año treinta y uno
de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en
Tirsa reinó seis años.
24 Y Omri compró a Semer
el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte; y llamó el
nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño de
aquel monte.
25 Y Omri hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, e hizo peor que todos los que habían reinado antes de
él;
26 pues anduvo en todos
los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, y en el pecado con el cual hizo pecar a
Israel, provocando a ira a Jehová Dios de Israel con sus ídolos.
27 Los demás hechos de
Omri, y todo lo que hizo, y las valentías que ejecutó, ¿no está todo escrito en
el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
28 Y Omri durmió con sus
padres, y fue sepultado en Samaria, y reinó en lugar suyo Acab su hijo.
Reinado
de Acab
29 Comenzó a reinar Acab
hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa rey de Judá.
30 Y reinó Acab hijo de
Omri sobre Israel en Samaria veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él.
31 Porque le fue ligera
cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel,
hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró.
32 E hizo altar a Baal, en
el templo de Baal que él edificó en Samaria.
33 Hizo también Acab una
imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que
reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.
34 En su tiempo Hiel de
Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el
cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas,
conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.
Elías
predice la sequía
1 REYES
17
1 Entonces Elías tisbita,
que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab:
Vive Jehová Dios de
Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años,
sino por mi palabra.
2 Y vino a él palabra de
Jehová, diciendo:
3 Apártate de aquí, y
vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al
Jordán.
4 Beberás del arroyo; y yo
he mandado a los cuervos que te den allí de comer.
5 Y él fue e hizo conforme
a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está
frente al Jordán.
6 Y los cuervos le traían
pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.
7 Pasados algunos días, se
secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
Elías y
la viuda de Sarepta
8 Vino luego a él palabra
de Jehová, diciendo:
9 Levántate, vete a
Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda
que te sustente.
10 Entonces él se levantó
y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer
viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo:
Te ruego que me traigas
un poco de agua en un vaso, para que beba.
11 Y yendo ella para
traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo:
Te ruego que me traigas
también un bocado de pan en tu mano.
12 Y ella respondió:
Vive Jehová tu Dios, que
no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco
de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo
para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.
13 Elías le dijo:
No tengas temor; ve, haz
como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo
de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.
14 Porque Jehová Dios de
Israel ha dicho así:
La harina de la tinaja no
escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la tierra.
15 Entonces ella fue e
hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.
16 Y la harina de la
tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que
Jehová había dicho por Elías.
17 Después de estas cosas
aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan
grave que no quedó en él aliento.
18 Y ella dijo a Elías:
¿Qué tengo yo contigo,
varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para
hacer morir a mi hijo?
19 El le dijo:
Dame acá tu hijo.
Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo
puso sobre su cama.
20 Y clamando a Jehová,
dijo:
Jehová Dios mío, ¿aun a
la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?
21 Y se tendió sobre el
niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo:
Jehová Dios mío, te ruego
que hagas volver el alma de este niño a él.
22 Y Jehová oyó la voz de
Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.
23 Tomando luego Elías al
niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías:
Mira, tu hijo vive.
24 Entonces la mujer dijo
a Elías:
Ahora conozco que tú eres
varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.
Elías
regresa a ver a Acab
1 REYES
18
1 Pasados muchos días,
vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo:
Ve, muéstrate a Acab, y
yo haré llover sobre la faz de la tierra.
2 Fue, pues, Elías a
mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.
3 Y Acab llamó a Abdías su
mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová.
4 Porque cuando Jezabel
destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de
cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.
5 Dijo, pues, Acab a
Abdías:
Ve por el país a todas
las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba
con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos
quedemos sin bestias.
6 Y dividieron entre sí el
país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por
otro.
7 Y yendo Abdías por el
camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro
y dijo:
¿No eres tú mi señor
Elías?
8 Y él respondió:
Yo soy; ve, di a tu amo:
Aquí está Elías.
9 Pero él dijo:
¿En qué he pecado, para
que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me mate?
10 Vive Jehová tu Dios,
que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y
todos han respondido:
No está aquí; y a reinos
y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.
11 ¿Y ahora tú dices:
Ve, di a tu amo:
Aquí está Elías?
12 Acontecerá que luego
que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al
venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme
a Jehová desde su juventud.
13 ¿No ha sido dicho a mi
señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a
cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y
los mantuve con pan y agua?
14 ¿Y ahora dices tú:
Ve, di a tu amo:
Aquí está Elías; para que
él me mate?
15 Y le dijo Elías:
Vive Jehová de los
ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él.
16 Entonces Abdías fue a
encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías.
17 Cuando Acab vio a
Elías, le dijo:
¿Eres tú el que turbas a
Israel?
18 Y él respondió:
Yo no he turbado a
Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y
siguiendo a los baales.
19 Envía, pues, ahora y
congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta
profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de
Jezabel.
Elías y
los profetas de Baal
20 Entonces Acab convocó a
todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
21 Y acercándose Elías a
todo el pueblo, dijo:
¿Hasta cuándo
claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si
Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
22 Y Elías volvió a decir
al pueblo:
Sólo yo he quedado
profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta
hombres.
23 Dénsenos, pues, dos
bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero
no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y
ningún fuego pondré debajo.
24 Invocad luego vosotros
el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que
respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió,
diciendo:
Bien dicho.
25 Entonces Elías dijo a
los profetas de Baal:
Escogeos un buey, y
preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de
vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.
26 Y ellos tomaron el buey
que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana
hasta el mediodía, diciendo:
¡Baal, respóndenos! Pero
no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca
del altar que habían hecho.
27 Y aconteció al
mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo:
Gritad en alta voz,
porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal
vez duerme, y hay que despertarle.
28 Y ellos clamaban a
grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su
costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.
29 Pasó el mediodía, y
ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el
sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
30 Entonces dijo Elías a
todo el pueblo:
Acercaos a mí. Y todo el
pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
31 Y tomando Elías doce
piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había
sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,
32 edificó con las piedras
un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en
que cupieran dos medidas de grano.
33 Preparó luego la leña,
y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.
34 Y dijo:
Llenad cuatro cántaros de
agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo:
Hacedlo otra vez; y otra
vez lo hicieron. Dijo aún:
Hacedlo la tercera vez; y
lo hicieron la tercera vez,
35 de manera que el agua
corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
36 Cuando llegó la hora de
ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo:
Jehová Dios de Abraham,
de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo
soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
37 Respóndeme, Jehová,
respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que
tú vuelves a ti el corazón de ellos.
38 Entonces cayó fuego de
Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió
el agua que estaba en la zanja.
39 Viéndolo todo el
pueblo, se postraron y dijeron:
¡Jehová es el Dios,
Jehová es el Dios! 40 Entonces Elías les dijo:
Prended a los profetas de
Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al
arroyo de Cisón, y allí los degolló.
Elías
ora por lluvia
41 Entonces Elías dijo a
Acab:
Sube, come y bebe; porque
una lluvia grande se oye.
42 Acab subió a comer y a
beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su
rostro entre las rodillas.
43 Y dijo a su criado:
Sube ahora, y mira hacia
el mar. Y él subió, y miró, y dijo:
No hay nada. Y él le
volvió a decir:
Vuelve siete veces.
44 A la séptima vez dijo:
Yo veo una pequeña nube
como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo:
Ve, y di a Acab:
Unce tu carro y
desciende, para que la lluvia no te ataje.
45 Y aconteció, estando en
esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia.
Y subiendo Acab, vino a Jezreel.
46 Y la mano de Jehová
estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta
llegar a Jezreel.
Elías
huye a Horeb
1 REYES
19
1 Acab dio a Jezabel la
nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos
los profetas.
2 Entonces envió Jezabel a
Elías un mensajero, diciendo:
Así me hagan los dioses,
y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de
uno de ellos.
3 Viendo, pues, el
peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en
Judá, y dejó allí a su criado.
4 Y él se fue por el
desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando
morirse, dijo:
Basta ya, oh Jehová,
quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
5 Y echándose debajo del
enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come.
6 Entonces él miró, y he
aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y
comió y bebió, y volvió a dormirse.
7 Y volviendo el ángel de
Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo:
Levántate y come, porque
largo camino te resta.
8 Se levantó, pues, y
comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta
noches hasta Horeb, el monte de Dios.
9 Y allí se metió en una
cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo:
¿Qué haces aquí, Elías?
10 El respondió:
He sentido un vivo celo
por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu
pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo
yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
11 El le dijo:
Sal fuera, y ponte en el
monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso
viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero
Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no
estaba en el terremoto.
12 Y tras el terremoto un
fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y
delicado.
13 Y cuando lo oyó Elías,
cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he
aquí vino a él una voz, diciendo:
¿Qué haces aquí, Elías?
14 El respondió:
He sentido un vivo celo
por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu
pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo
yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
15 Y le dio Jehová:
Ve, vuélvete por tu
camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de
Siria.
16 A Jehú hijo de Nimsi
ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás
para que sea profeta en tu lugar.
17 Y el que escapare de la
espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo
lo matará.
18 Y yo haré que queden en
Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo
besaron.
Llamamiento de Eliseo
19 Partiendo él de allí,
halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él
tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.
20 Entonces dejando él los
bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo:
Te ruego que me dejes
besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo:
Ve, vuelve; ¿qué te he
hecho yo?
21 Y se volvió, y tomó un
par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio
al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.
Acab
derrota a los sirios
1 REYES
20
1 Entonces Ben-adad rey de
Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y
carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió.
2 Y envió mensajeros a la
ciudad a Acab rey de Israel, diciendo:
3 Así ha dicho Ben-adad:
Tu plata y tu oro son
míos, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos.
4 Y el rey de Israel
respondió y dijo:
Como tú dices, rey señor
mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo.
5 Volviendo los mensajeros
otra vez, dijeron:
Así dijo Ben-adad:
Yo te envié a decir:
Tu plata y tu oro, y tus
mujeres y tus hijos me darás.
6 Además, mañana a estas
horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y las casas
de tus siervos; y tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas.
7 Entonces el rey de
Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo:
Entended, y ved ahora
cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y
por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado.
8 Y todos los ancianos y
todo el pueblo le respondieron:
No le obedezcas, ni hagas
lo que te pide.
9 Entonces él respondió a
los embajadores de Ben-adad:
Decid al rey mi señor:
Haré todo lo que mandaste
a tu siervo al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron,
y le dieron la respuesta.
10 Y Ben-adad nuevamente
le envió a decir:
Así me hagan los dioses,
y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el
pueblo que me sigue.
11 Y el rey de Israel
respondió y dijo:
Decidle que no se alabe
tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe.
12 Y cuando él oyó esta
palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos:
Disponeos. Y ellos se
dispusieron contra la ciudad.
13 Y he aquí un profeta
vino a Acab rey de Israel, y le dijo:
Así ha dicho Jehová:
¿Has visto esta gran
multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo
soy Jehová.
14 Y respondió Acab:
¿Por mano de quién? El
dijo:
Así ha dicho Jehová:
Por mano de los siervos
de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab:
¿Quién comenzará la
batalla? Y él respondió:
Tú.
15 Entonces él pasó
revista a los siervos de los príncipes de las provincias, los cuales fueron
doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos
de Israel, que fueron siete mil.
16 Y salieron a mediodía.
Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los
treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.
17 Y los siervos de los
príncipes de las provincias salieron los primeros. Y Ben-adad había enviado
quien le dio aviso, diciendo:
Han salido hombres de
Samaria.
18 El entonces dijo:
Si han salido por paz,
tomadlos vivos; y si han salido para pelear, tomadlos vivos.
19 Salieron, pues, de la
ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el
ejército.
20 Y mató cada uno al que
venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de
Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.
21 Y salió el rey de
Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios
causándoles gran estrago.
22 Vino luego el profeta
al rey de Israel y le dijo:
Ve, fortalécete, y
considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá
contra ti.
23 Y los siervos del rey
de Siria le dijeron:
Sus dioses son dioses de
los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura,
se verá si no los vencemos.
24 Haz, pues, así:
Saca a los reyes cada uno
de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.
25 Y tú fórmate otro
ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro;
luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les
dio oído, y lo hizo así.
26 Pasado un año, Ben-adad
pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel.
27 Los hijos de Israel
fueron también inspeccionados, y tomando provisiones fueron al encuentro de
ellos; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de
cabras, y los sirios llenaban la tierra.
28 Vino entonces el varón
de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo:
Así dijo Jehová:
Por cuanto los sirios han
dicho:
Jehová es Dios de los
montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu
mano, para que conozcáis que yo soy Jehová.
29 Siete días estuvieron
acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla; y los
hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie.
30 Los demás huyeron a
Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían
quedado. También Ben- adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de aposento
en aposento.
31 Entonces sus siervos le
dijeron:
He aquí, hemos oído de
los reyes de la casa de Israel, que son reyes clementes; pongamos, pues, ahora
cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de
Israel, a ver si por ventura te salva la vida.
32 Ciñeron, pues, sus
lomos con cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le
dijeron:
Tu siervo Ben-adad dice:
Te ruego que viva mi
alma. Y él respondió:
Si él vive aún, mi
hermano es.
33 Esto tomaron aquellos
hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y
dijeron:
Tu hermano Ben-adad vive.
Y él dijo:
Id y traedle. Ben-adad
entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro.
34 Y le dijo Ben-adad:
Las ciudades que mi padre
tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre
las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo,
pues, pacto con él, y le dejó ir.
35 Entonces un varón de
los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios:
Hiéreme ahora. Mas el
otro no quiso herirle.
36 El le dijo:
Por cuanto no has
obedecido a la palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá
un león. Y cuando se apartó de él, le encontró un león, y le mató.
37 Luego se encontró con
otro hombre, y le dijo:
Hiéreme ahora. Y el
hombre le dio un golpe, y le hizo una herida.
38 Y el profeta se fue, y
se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre
los ojos.
39 Y cuando el rey pasaba,
él dio voces al rey, y dijo:
Tu siervo salió en medio
de la batalla; y he aquí que se me acercó un soldado y me trajo un hombre,
diciéndome:
Guarda a este hombre, y
si llegare a huir, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.
40 Y mientras tu siervo
estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de
Israel le dijo:
Esa será tu sentencia; tú
la has pronunciado.
41 Pero él se quitó de
pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel conoció que era de los
profetas.
42 Y él le dijo:
Así ha dicho Jehová:
Por cuanto soltaste de la
mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo.
43 Y el rey de Israel se
fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
Acab y
la viña de Nabot
1 REYES
21
1 Pasadas estas cosas,
aconteció que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab rey
de Samaria.
2 Y Acab habló a Nabot,
diciendo:
Dame tu viña para un
huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra
viña mejor que esta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero.
3 Y Nabot respondió a Acab:
Guárdeme Jehová de que yo
te dé a ti la heredad de mis padres.
4 Y vino Acab a su casa
triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido,
diciendo:
No te daré la heredad de
mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió.
5 Vino a él su mujer
Jezabel, y le dijo:
¿Por qué está tan decaído
tu espíritu, y no comes?
6 El respondió:
Porque hablé con Nabot de
Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le
daría otra viña por ella; y él respondió:
Yo no te daré mi viña.
7 Y su mujer Jezabel le
dijo:
¿Eres tú ahora rey sobre
Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.
8 Entonces ella escribió
cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos
y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot.
9 Y las cartas que
escribió decían así:
Proclamad ayuno, y poned
a Nabot delante del pueblo;
10 y poned a dos hombres
perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan:
Tú has blasfemado a Dios
y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera.
11 Y los de su ciudad, los
ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les
mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado.
12 Y promulgaron ayuno, y
pusieron a Nabot delante del pueblo.
13 Vinieron entonces dos
hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos
atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo:
Nabot ha blasfemado a
Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió.
14 Después enviaron a
decir a Jezabel:
Nabot ha sido apedreado y
ha muerto.
15 Cuando Jezabel oyó que
Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab:
Levántate y toma la viña
de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive,
sino que ha muerto.
16 Y oyendo Acab que Nabot
era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar
posesión de ella.
17 Entonces vino palabra
de Jehová a Elías tisbita, diciendo:
18 Levántate, desciende a
encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la
viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.
19 Y le hablarás diciendo:
Así ha dicho Jehová:
¿No mataste, y también
has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo:
Así ha dicho Jehová:
En el mismo lugar donde
lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu
misma sangre.
20 Y Acab dijo a Elías:
¿Me has hallado, enemigo
mío? El respondió:
Te he encontrado, porque
te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová.
21 He aquí yo traigo mal
sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa
de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel.
22 Y pondré tu casa como
la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la
rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel.
23 De Jezabel también ha
hablado Jehová, diciendo:
Los perros comerán a
Jezabel en el muro de Jezreel.
24 El que de Acab fuere
muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo,
lo comerán las aves del cielo.
25 (A la verdad ninguno
fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque
Jezabel su mujer lo incitaba.
26 El fue en gran manera
abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los
amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.)
27 Y sucedió que cuando
Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne,
ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.
28 Entonces vino palabra
de Jehová a Elías tisbita, diciendo:
29 ¿No has visto cómo
Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de
mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su
casa.
Micaías
profetiza la derrota de Acab
(2 Cr.18.1-34)
1 REYES
22
1 Tres años pasaron sin
guerra entre los sirios e Israel.
2 Y aconteció al tercer
año, que Josafat rey de Judá descendió al rey de Israel.
3 Y el rey de Israel dijo
a sus siervos:
¿No sabéis que Ramot de
Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey
de Siria?
4 Y dijo a Josafat:
¿Quieres venir conmigo a
pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel:
Yo soy como tú, y mi
pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.
5 Dijo luego Josafat al
rey de Israel:
Yo te ruego que consultes
hoy la palabra de Jehová.
6 Entonces el rey de
Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo:
¿Iré a la guerra contra
Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron:
Sube, porque Jehová la
entregará en mano del rey.
7 Y dijo Josafat:
¿Hay aún aquí algún
profeta de Jehová, por el cual consultemos?
8 El rey de Israel
respondió a Josafat:
Aún hay un varón por el
cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco,
porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo:
No hable el rey así.
9 Entonces el rey de
Israel llamó a un oficial, y le dijo:
Trae pronto a Micaías
hijo de Imla.
10 Y el rey de Israel y
Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su silla, vestidos de sus ropas
reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los
profetas profetizaban delante de ellos.
11 Y Sedequías hijo de
Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo:
Así ha dicho Jehová:
Con éstos acornearás a
los sirios hasta acabarlos.
12 Y todos los profetas
profetizaban de la misma manera, diciendo:
Sube a Ramot de Galaad, y
serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
13 Y el mensajero que
había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo:
He aquí que las palabras
de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra
conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito.
14 Y Micaías respondió:
Vive Jehová, que lo que
Jehová me hablare, eso diré.
15 Vino, pues, al rey, y
el rey le dijo:
Micaías, ¿iremos a pelear
contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? El le respondió:
Sube, y serás prosperado,
y Jehová la entregará en mano del rey.
16 Y el rey le dijo:
¿Hasta cuántas veces he
de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?
17 Entonces él dijo:
Yo vi a todo Israel
esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo:
Estos no tienen señor;
vuélvase cada uno a su casa en paz.
18 Y el rey de Israel dijo
a Josafat:
¿No te lo había yo dicho?
Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal.
19 Entonces él dijo:
Oye, pues, palabra de
Jehová:
Yo vi a Jehová sentado en
su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a
su izquierda.
20 Y Jehová dijo:
¿Quién inducirá a Acab,
para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro
decía de otra.
21 Y salió un espíritu y
se puso delante de Jehová, y dijo:
Yo le induciré. Y Jehová
le dijo:
¿De qué manera?
22 El dijo:
Yo saldré, y seré
espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo:
Le inducirás, y aun lo
conseguirás; vé, pues, y hazlo así.
23 Y ahora, he aquí Jehová
ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha
decretado el mal acerca de ti.
24 Entonces se acercó
Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo:
¿Por dónde se fue de mí
el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?
25 Y Micaías respondió:
He aquí tú lo verás en
aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte.
26 Entonces el rey de
Israel dijo:
Toma a Micaías, y llévalo
a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey;
27 y dirás:
Así ha dicho el rey:
Echad a éste en la
cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo
vuelva en paz.
28 Y dijo Micaías:
Si llegas a volver en
paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo:
Oíd, pueblos todos.
29 Subió, pues, el rey de
Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad.
30 Y el rey de Israel dijo
a Josafat:
Yo me disfrazaré, y
entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó,
y entró en la batalla.
31 Mas el rey de Siria
había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo:
No peleéis ni con grande
ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel.
32 Cuando los capitanes de
los carros vieron a Josafat, dijeron:
Ciertamente éste es el
rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat
gritó.
33 Viendo entonces los
capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.
34 Y un hombre disparó su
arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la
armadura, por lo que dijo él a su cochero:
Da la vuelta, y sácame
del campo, pues estoy herido.
35 Pero la batalla había
arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la
tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro.
36 Y a la puesta del sol
salió un pregón por el campamento, diciendo:
¡Cada uno a su ciudad, y
cada cual a su tierra!
37 Murió, pues, el rey, y
fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria.
38 Y lavaron el carro en
el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las rameras
se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había hablado.
39 El resto de los hechos
de Acab, y todo lo que hizo, y la casa de marfil que construyó, y todas las
ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes
de Israel?
40 Y durmió Acab con sus
padres, y reinó en su lugar Ocozías su hijo.
Reinado
de Josafat
(2 Cr.20.31-37)
41 Josafat hijo de Asa
comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel.
42 Era Josafat de treinta
y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Azuba hija de Silhi.
43 Y anduvo en todo el
camino de Asa su padre, sin desviarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de
Jehová. Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; porque el pueblo
sacrificaba aún, y quemaba incienso en ellos.
44 Y Josafat hizo paz con
el rey de Israel.
45 Los demás hechos de
Josafat, y sus hazañas, y las guerras que hizo, ¿no están escritos en el libro
de las crónicas de los reyes de Judá?
46 Barrió también de la
tierra el resto de los sodomitas que había quedado en el tiempo de su padre Asa.
47 No había entonces rey
en Edom; había gobernador en lugar de rey.
48 Josafat había hecho
naves de Tarsis, las cuales habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque
se rompieron en Ezión-geber.
49 Entonces Ocozías hijo
de Acab dijo a Josafat:
Vayan mis siervos con los
tuyos en las naves. Mas Josafat no quiso.
50 Y durmió Josafat con
sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre; y en su
lugar reinó Joram su hijo.
Reinado
de Ocozías de Israel
51 Ocozías hijo de Acab
comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de Josafat rey de
Judá; y reinó dos años sobre Israel.
52 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y
en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel;
53 porque sirvió a Baal, y
lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme a todas las cosas
que había hecho su padre
2 REYES 1
Segundo
Libro de los
REYES
Muerte
de Ocozías
1 Después de la muerte de
Acab, se rebeló Moab contra Israel.
2 Y Ocozías cayó por la
ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió
mensajeros, y les dijo:
Id y consultad a Baal-zebub
dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.
3 Entonces el ángel de
Jehová habló a Elías tisbita, diciendo:
Levántate, y sube a
encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles:
¿No hay Dios en Israel,
que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?
4 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
Del lecho en que estás no
te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue.
5 Cuando los mensajeros se
volvieron al rey, él les dijo:
¿Por qué os habéis
vuelto?
6 Ellos le respondieron:
Encontramos a un varón
que nos dijo:
Id, y volveos al rey que
os envió, y decidle:
Así ha dicho Jehová:
¿No hay Dios en Israel,
que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en
que estás no te levantarás; de cierto morirás.
7 Entonces él les dijo:
¿Cómo era aquel varón que
encontrasteis, y os dijo tales palabras?
8 Y ellos le respondieron:
Un varón que tenía
vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo:
Es Elías tisbita.
9 Luego envió a él un
capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he
aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo:
Varón de Dios, el rey ha
dicho que desciendas.
10 Y Elías respondió y
dijo al capitán de cincuenta:
Si yo soy varón de Dios,
descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del
cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.
11 Volvió el rey a enviar
a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo:
Varón de Dios, el rey ha
dicho así:
Desciende pronto.
12 Y le respondió Elías y
dijo:
Si yo soy varón de Dios,
descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del
cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta.
13 Volvió a enviar al
tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán
de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo:
Varón de Dios, te ruego
que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta
siervos.
14 He aquí ha descendido
fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con
sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos.
15 Entonces el ángel de
Jehová dijo a Elías:
Desciende con él; no
tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey.
16 Y le dijo:
Así ha dicho Jehová:
Por cuanto enviaste
mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para
consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás,
sino que de cierto morirás.
17 Y murió conforme a la
palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en su lugar Joram, en el
segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no tenía hijo.
18 Los demás hechos de
Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Eliseo
sucede a Elías
2 REYES
2
1 Aconteció que cuando
quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de
Gilgal.
2 Y dijo Elías a Eliseo:
Quédate ahora aquí,
porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo:
Vive Jehová, y vive tu
alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el.
3 Y saliendo a Eliseo los
hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron:
¿Sabes que Jehová te
quitará hoy a tu señor de sobre ti? Y él dijo:
Sí, yo lo sé; callad.
4 Y Elías le volvió a
decir:
Eliseo, quédate aquí
ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo:
Vive Jehová, y vive tu
alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó.
5 Y se acercaron a Eliseo
los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron:
¿Sabes que Jehová te
quitará hoy a tu señor de sobre ti? El respondió:
Sí, yo lo sé; callad.
6 Y Elías le dijo:
Te ruego que te quedes
aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo:
Vive Jehová, y vive tu
alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos.
7 Y vinieron cincuenta
varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos
dos se pararon junto al Jordán.
8 Tomando entonces Elías
su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro
lado, y pasaron ambos por lo seco.
9 Cuando habían pasado,
Elías dijo a Eliseo:
Pide lo que quieras que
haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo:
Te ruego que una doble
porción de tu espíritu sea sobre mí.
10 El le dijo:
Cosa difícil has pedido.
Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no.
11 Y aconteció que yendo
ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los
dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
12 Viéndolo Eliseo,
clamaba:
¡Padre mío, padre mío,
carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus
vestidos, los rompió en dos partes.
13 Alzó luego el manto de
Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán.
14 Y tomando el manto de
Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo:
¿Dónde está Jehová, el
Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a
uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
15 Viéndole los hijos de
los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron:
El espíritu de Elías
reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él.
16 Y dijeron:
He aquí hay con tus
siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha
levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle.
Y él les dijo:
No enviéis.
17 Mas ellos le
importunaron, hasta que avergonzándose dijo:
Enviad. Entonces ellos
enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo
hallaron.
18 Y cuando volvieron a
Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo:
¿No os dije yo que no
fueseis?
19 Y los hombres de la
ciudad dijeron a Eliseo:
He aquí, el lugar en
donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son
malas, y la tierra es estéril.
20 Entonces él dijo:
Traedme una vasija nueva,
y poned en ella sal. Y se la trajeron.
21 Y saliendo él a los
manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo:
Así ha dicho Jehová:
Yo sané estas aguas, y no
habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
22 Y fueron sanas las
aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.
23 Después subió de allí a
Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se
burlaban de él, diciendo:
¡Calvo, sube! ¡calvo,
sube! 24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y
salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos.
25 De allí fue al monte
Carmelo, y de allí volvió a Samaria.
Reinado
de Joram de Israel
2 REYES
3
1 Joram hijo de Acab
comenzó a reinar en Samaria sobre Israel el año dieciocho de Josafat rey de
Judá; y reinó doce años.
2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, aunque no como su padre y su madre; porque quitó las estatuas de
Baal que su padre había hecho.
3 Pero se entregó a los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de
ellos.
Eliseo
predice la victoria sobre Moab
4 Entonces Mesa rey de
Moab era propietario de ganados, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y
cien mil carneros con sus vellones.
5 Pero muerto Acab, el rey
de Moab se rebeló contra el rey de Israel.
6 Salió entonces de
Samaria el rey Joram, y pasó revista a todo Israel.
7 Y fue y envió a decir a
Josafat rey de Judá:
El rey de Moab se ha
rebelado contra mí:
¿irás tú conmigo a la
guerra contra Moab? Y él respondió:
Iré, porque yo soy como
tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como los tuyos.
8 Y dijo:
¿Por qué camino iremos? Y
él respondió:
Por el camino del
desierto de Edom.
9 Salieron, pues, el rey
de Israel, el rey de Judá, y el rey de Edom; y como anduvieron rodeando por el
desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las
bestias que los seguían.
10 Entonces el rey de
Israel dijo:
¡Ah! que ha llamado
Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
11 Mas Josafat dijo:
¿No hay aquí profeta de
Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del
rey de Israel respondió y dijo:
Aquí está Eliseo hijo de
Safat, que servía a Elías.
12 Y Josafat dijo:
Este tendrá palabra de
Jehová. Y descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Edom.
13 Entonces Eliseo dijo al
rey de Israel:
¿Qué tengo yo contigo? Ve
a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le
respondió:
No; porque Jehová ha
reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
14 Y Eliseo dijo:
Vive Jehová de los
ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de
Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni te viera.
15 Mas ahora traedme un
tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo,
16 quien dijo:
Así ha dicho Jehová:
Haced en este valle
muchos estanques.
17 Porque Jehová ha dicho
así:
No veréis viento, ni
veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y
vuestras bestias y vuestros ganados.
18 Y esto es cosa ligera
en los ojos de Jehová; entregará también a los moabitas en vuestras manos.
19 Y destruiréis toda
ciudad fortificada y toda villa hermosa, y talaréis todo buen árbol, cegaréis
todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.
20 Aconteció, pues, que
por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el
camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.
21 Cuanto todos los de
Moab oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde los
que apenas podían ceñir armadura en adelante, y se pusieron en la frontera.
22 Cuando se levantaron
por la mañana, y brilló el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos
las aguas rojas como sangre;
23 y dijeron:
¡Esto es sangre de
espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su
compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín! 24 Pero cuando llegaron al campamento
de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales
huyeron de delante de ellos; pero los persiguieron matando a los de Moab.
25 Y asolaron las
ciudades, y en todas las tierras fértiles echó cada uno su piedra, y las
llenaron; cegaron también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los
buenos árboles; hasta que en Kir-hareset solamente dejaron piedras, porque los
honderos la rodearon y la destruyeron.
26 Y cuando el rey de Moab
vio que era vencido en la batalla, tomó consigo setecientos hombres que
manejaban espada, para atacar al rey de Edom; mas no pudieron.
27 Entonces arrebató a su
primogénito que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre
el muro. Y hubo grande enojo contra Israel; y se apartaron de él, y se volvieron
a su tierra.
El
aceite de la viuda
2 REYES
4
1 Una mujer, de las
mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo:
Tu siervo mi marido ha
muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor
para tomarse dos hijos míos por siervos.
2 Y Eliseo le dijo:
¿Qué te haré yo?
Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo:
Tu sierva ninguna cosa
tiene en casa, sino una vasija de aceite.
3 El le dijo:
Ve y pide para ti vasijas
prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
4 Entra luego, y
enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena,
ponla aparte.
5 Y se fue la mujer, y
cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y
ella echaba del aceite.
6 Cuando las vasijas
estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo:
Tráeme aún otras vasijas.
Y él dijo:
No hay más vasijas.
Entonces cesó el aceite.
7 Vino ella luego, y lo
contó al varón de Dios, el cual dijo:
Ve y vende el aceite, y
paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.
Eliseo
y la sunamita
8 Aconteció también que un
día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba
insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de
ella a comer.
9 Y ella dijo a su marido:
He aquí ahora, yo
entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.
10 Yo te ruego que hagamos
un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero,
para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.
11 Y aconteció que un día
vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
12 Entonces dijo a Giezi
su criado:
Llama a esta sunamita. Y
cuando la llamó, vino ella delante de él.
13 Dijo él entonces a
Giezi:
Dile:
He aquí tú has estado
solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti?
¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió:
Yo habito en medio de mi
pueblo.
14 Y él dijo:
¿Qué, pues, haremos por
ella? Y Giezi respondió:
He aquí que ella no tiene
hijo, y su marido es viejo.
15 Dijo entonces:
Llámala. Y él la llamó, y
ella se paró a la puerta.
16 Y él le dijo:
El año que viene, por
este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo:
No, señor mío, varón de
Dios, no hagas burla de tu sierva.
17 Mas la mujer concibió,
y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
18 Y el niño creció. Pero
aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores;
19 y dijo a su padre:
¡Ay, mi cabeza, mi
cabeza! Y el padre dijo a un criado:
Llévalo a su madre.
20 Y habiéndole él tomado
y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
21 Ella entonces subió, y
lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió.
22 Llamando luego a su
marido, le dijo:
Te ruego que envíes
conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo
al varón de Dios, y regrese.
23 El dijo:
¿Para qué vas a verle
hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió:
Paz.
24 Después hizo enalbardar
el asna, y dijo al criado:
Guía y anda; y no me
hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere.
25 Partió, pues, y vino al
varón de Dios, al monte Carmelo.
Y cuando el varón de Dios
la vio de lejos, dijo a su criado Giezi:
He aquí la sunamita.
26 Te ruego que vayas
ahora corriendo a recibirla, y le digas:
¿Te va bien a ti? ¿Le va
bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo:
Bien.
27 Luego que llegó a donde
estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para
quitarla; pero el varón de Dios le dijo:
Déjala, porque su alma
está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
28 Y ella dijo:
¿Pedí yo hijo a mi señor?
¿No dije yo que no te burlases de mí?
29 Entonces dijo él a
Giezi:
Ciñe tus lomos, y toma mi
báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te
saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.
30 Y dijo la madre del
niño:
Vive Jehová, y vive tu
alma, que no te dejaré.
31 El entonces se levantó
y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre
el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para
encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo:
El niño no despierta.
32 Y venido Eliseo a la
casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama.
33 Entrando él entonces,
cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová.
34 Después subió y se
tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus
ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del
niño entró en calor.
35 Volviéndose luego, se
paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él
nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.
36 Entonces llamó él a
Giezi, y le dijo:
Llama a esta sunamita. Y
él la llamó. Y entrando ella, él le dijo:
Toma tu hijo.
37 Y así que ella entró,
se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.
Milagros en beneficio de los profetas
38 Eliseo volvió a Gilgal
cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban
con él, por lo que dijo a su criado:
Pon una olla grande, y
haz potaje para los hijos de los profetas.
39 Y salió uno al campo a
recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de
calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía
lo que era.
40 Después sirvió para que
comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron
diciendo:
¡Varón de Dios, hay
muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer.
41 El entonces dijo:
Traed harina. Y la
esparció en la olla, y dijo:
Da de comer a la gente. Y
no hubo más mal en la olla.
42 Vino entonces un hombre
de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes
de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo:
Da a la gente para que
coma.
43 Y respondió su
sirviente:
¿Cómo pondré esto delante
de cien hombres? Pero él volvió a decir:
Da a la gente para que
coma, porque así ha dicho Jehová:
Comerán, y sobrará.
44 Entonces lo puso
delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová.
Eliseo
y Naamán
2 REYES
5
1 Naamán, general del
ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en
alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era
este hombre valeroso en extremo, pero leproso.
2 Y de Siria habían salido
bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha,
la cual servía a la mujer de Naamán.
3 Esta dijo a su señora:
Si rogase mi señor al
profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
4 Entrando Naamán a su
señor, le relató diciendo:
Así y así ha dicho una
muchacha que es de la tierra de Israel.
5 Y le dijo el rey de
Siria:
Anda, ve, y yo enviaré
cartas al rey de Israel.
Salió, pues, él, llevando
consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de
vestidos.
6 Tomó también cartas para
el rey de Israel, que decían así:
Cuando lleguen a ti estas
cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de
su lepra.
7 Luego que el rey de
Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo:
¿Soy yo Dios, que mate y
dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad
ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.
8 Cuando Eliseo el varón
de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al
rey:
¿Por qué has rasgado tus
vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
9 Y vino Naamán con sus
caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.
10 Entonces Eliseo le
envió un mensajero, diciendo:
Vé y lávate siete veces
en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.
11 Y Naamán se fue
enojado, diciendo:
He aquí yo decía para mí:
Saldrá él luego, y
estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará
el lugar, y sanará la lepra.
12 Abana y Farfar, ríos de
Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos,
¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
13 Mas sus criados se le
acercaron y le hablaron diciendo:
Padre mío, si el profeta
te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote:
Lávate, y serás limpio?
14 El entonces descendió,
y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios;
y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
15 Y volvió al varón de
Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo:
He aquí ahora conozco que
no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún
presente de tu siervo.
16 Mas él dijo:
Vive Jehová, en cuya
presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero
él no quiso.
17 Entonces Naamán dijo:
Te ruego, pues, ¿de esta
tierra no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en
adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros
dioses, sino a Jehová.
18 En esto perdone Jehová
a tu siervo:
que cuando mi señor el
rey entrare en el templo de Rimón para adorar en él, y se apoyare sobre mi
brazo, si yo también me inclinare en el templo de Rimón; cuando haga tal, Jehová
perdone en esto a tu siervo.
19 Y él le dijo:
Ve en paz. Se fue, pues,
y caminó como media legua de tierra.
20 Entonces Giezi, criado
de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí:
He aquí mi señor estorbó
a este sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive
Jehová, que correré yo tras él y tomaré de él alguna cosa.
21 Y siguió Giezi a Naamán;
y cuando vio Naamán que venía corriendo tras él, se bajó del carro para
recibirle, y dijo:
¿Va todo bien?
22 Y él dijo:
Bien. Mi señor me envía a
decirte:
He aquí vinieron a mí en
esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego
que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos.
23 Dijo Naamán:
Te ruego que tomes dos
talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos
vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo
llevasen delante de él.
24 Y así que llegó a un
lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó
a los hombres que se fuesen.
25 Y él entró, y se puso
delante de su señor. Y Eliseo le dijo:
¿De dónde vienes, Giezi?
Y él dijo:
Tu siervo no ha ido a
ninguna parte.
26 El entonces le dijo:
¿No estaba también allí
mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar
plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?
27 Por tanto, la lepra de
Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de
él leproso, blanco como la nieve.
Eliseo
hace flotar el hacha
2 REYES
6
1 Los hijos de los
profetas dijeron a Eliseo:
He aquí, el lugar en que
moramos contigo nos es estrecho.
2 Vamos ahora al Jordán, y
tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él
dijo:
Andad.
3 Y dijo uno:
Te rogamos que vengas con
tus siervos. Y él respondió:
Yo iré.
4 Se fue, pues, con ellos;
y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera.
5 Y aconteció que mientras
uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo:
¡Ah, señor mío, era
prestada! 6 El varón de Dios preguntó:
¿Dónde cayó? Y él le
mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el
hierro.
7 Y dijo:
Tómalo. Y él extendió la
mano, y lo tomó.
Eliseo
y los sirios
8 Tenía el rey de Siria
guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo:
En tal y tal lugar estará
mi campamento.
9 Y el varón de Dios envió
a decir al rey de Israel:
Mira que no pases por tal
lugar, porque los sirios van allí.
10 Entonces el rey de
Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y
otra vez con el fin de cuidarse.
11 Y el corazón del rey de
Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo:
¿No me declararéis
vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?
12 Entonces uno de los
siervos dijo:
No, rey señor mío, sino
que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las
palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.
13 Y él dijo:
Id, y mirad dónde está,
para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho:
He aquí que él está en
Dotán.
14 Entonces envió el rey
allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de
noche, y sitiaron la ciudad.
15 Y se levantó de mañana
y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada
la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo:
¡Ah, señor mío! ¿qué
haremos?
16 El le dijo:
No tengas miedo, porque
más son los que están con nosotros que los que están con ellos.
17 Y oró Eliseo, y dijo:
Te ruego, oh Jehová, que
abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró;
y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego
alrededor de Eliseo.
18 Y luego que los sirios
descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo:
Te ruego que hieras con
ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.
19 Después les dijo
Eliseo:
No es este el camino, ni
es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a
Samaria.
20 Y cuando llegaron a
Samaria, dijo Eliseo:
Jehová, abre los ojos de
éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio
de Samaria.
21 Cuando el rey de Israel
los hubo visto, dijo a Eliseo:
¿Los mataré, padre mío?
22 El le respondió:
No los mates. ¿Matarías
tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos
pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.
23 Entonces se les preparó
una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se
volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra
de Israel.
Eliseo
y el sitio de Samaria
24 Después de esto
aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a
Samaria.
25 Y hubo gran hambre en
Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía
por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas
por cinco piezas de plata.
26 Y pasando el rey de
Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo:
Salva, rey señor mío.
27 Y él dijo:
Si no te salva Jehová,
¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar?
28 Y le dijo el rey:
¿Qué tienes? Ella
respondió:
Esta mujer me dijo:
Da acá tu hijo, y
comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío.
29 Cocimos, pues, a mi
hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije:
Da acá tu hijo, y
comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo.
30 Cuando el rey oyó las
palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro; y el
pueblo vio el cilicio que traía interiormente sobre su cuerpo.
31 Y él dijo:
Así me haga Dios, y aun
me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy.
32 Y Eliseo estaba sentado
en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un
hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos:
¿No habéis visto cómo
este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere
el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el
ruido de los pasos de su amo?
33 Aún estaba él hablando
con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo:
Ciertamente este mal de
Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?
2 REYES
7
1 Dijo entonces Eliseo:
Oíd palabra de Jehová:
Así dijo Jehová:
Mañana a estas horas
valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la
puerta de Samaria.
2 Y un príncipe sobre cuyo
brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo:
Si Jehová hiciese ahora
ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo:
He aquí tú lo verás con
tus ojos, mas no comerás de ello.
3 Había a la entrada de la
puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro:
¿Para qué nos estamos
aquí hasta que muramos?
4 Si tratáremos de entrar
en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos
quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de
los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte,
moriremos.
5 Se levantaron, pues, al
anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del
campamento de los sirios, no había allí nadie.
6 Porque Jehová había
hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de
caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros:
He aquí, el rey de Israel
ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de
los egipcios, para que vengan contra nosotros.
7 Y así se levantaron y
huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el
campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas.
8 Cuando los leprosos
llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y
bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y
vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo
escondieron.
9 Luego se dijeron el uno
al otro:
No estamos haciendo bien.
Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el
amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la
nueva en casa del rey.
10 Vinieron, pues, y
gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo:
Nosotros fuimos al
campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre,
sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto.
11 Los porteros gritaron,
y lo anunciaron dentro, en el palacio del rey.
12 Y se levantó el rey de
noche, y dijo a sus siervos:
Yo os declararé lo que
nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las
tiendas y se han escondido en el campo, diciendo:
Cuando hayan salido de la
ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad.
13 Entonces respondió uno
de sus siervos y dijo:
Tomen ahora cinco de los
caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá también
perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y enviemos y
veamos qué hay.
14 Tomaron, pues, dos
caballos de un carro, y envió el rey al campamento de los sirios, diciendo:
Id y ved.
15 Y ellos fueron, y los
siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos
y enseres que los sirios habían arrojado por la premura. Y volvieron los
mensajeros y lo hicieron saber al rey.
16 Entonces el pueblo
salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de
harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra
de Jehová.
17 Y el rey puso a la
puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo
a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el
rey descendió a él.
18 Aconteció, pues, de la
manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo:
Dos seahs de cebada por
un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas
horas, a la puerta de Samaria.
19 A lo cual aquel
príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo:
Si Jehová hiciese
ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto? Y él dijo:
He aquí tú lo verás con
tus ojos, mas no comerás de ello.
20 Y le sucedió así;
porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió.
Los
bienes de la sunamita devueltos
2 REYES
8
1 Habló Eliseo a aquella
mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo:
Levántate, vete tú y toda
tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá
sobre la tierra por siete años.
2 Entonces la mujer se
levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y
vivió en tierra de los filisteos siete años.
3 Y cuando habían pasado
los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió
para implorar al rey por su casa y por sus tierras.
4 Y había el rey hablado
con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole:
Te ruego que me cuentes
todas las maravillas que ha hecho Eliseo.
5 Y mientras él estaba
contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo
hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus
tierras. Entonces dijo Giezi:
Rey señor mío, esta es la
mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.
6 Y preguntando el rey a
la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo:
Hazle devolver todas las
cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el
país hasta ahora.
Hazael
reina en Siria
7 Eliseo se fue luego a
Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso, diciendo:
El varón de Dios ha
venido aquí.
8 Y el rey dijo a Hazael:
Toma en tu mano un
presente, y ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo:
¿Sanaré de esta
enfermedad?
9 Tomó, pues, Hazael en su
mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y
fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo:
Tu hijo Ben-adad rey de
Siria me ha enviado a ti, diciendo:
¿Sanaré de esta
enfermedad?
10 Y Eliseo le dijo:
Ve, dile:
Seguramente sanarás. Sin
embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente.
11 Y el varón de Dios le
miró fijamente, y estuvo así hasta hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de
Dios.
12 Entonces le dijo Hazael:
¿Por qué llora mi señor?
Y él respondió:
Porque sé el mal que
harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes
matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus mujeres
que estén encintas.
13 Y Hazael dijo:
Pues, ¿qué es tu siervo,
este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo:
Jehová me ha mostrado que
tú serás rey de Siria.
14 Y Hazael se fue, y vino
a su señor, el cual le dijo:
¿Qué te ha dicho Eliseo?
Y él respondió:
Me dijo que seguramente
sanarás.
15 El día siguiente, tomó
un paño y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y
reinó Hazael en su lugar.
Reinado
de Joram de Judá
(2 Cr.21.1-20)
16 En el quinto año de
Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a
reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá.
17 De treinta y dos años
era cuando comenzó a reinar, y ocho años reinó en Jerusalén.
18 Y anduvo en el camino
de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque una hija de Acab fue
su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
19 Con todo eso, Jehová no
quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle
lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
20 En el tiempo de él se
rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos.
21 Joram, por tanto, pasó
a Zair, y todos sus carros con él; y levantándose de noche atacó a los de Edom,
los cuales le habían sitiado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó
a sus tiendas.
22 No obstante, Edom se
libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También se rebeló Libna en el mismo
tiempo.
23 Los demás hechos de
Joram, y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
24 Y durmió Joram con sus
padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo
Ocozías, su hijo.
Reinado
de Ocozías de Judá
(2 Cr.22.1-6)
25 En el año doce de Joram
hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de
Judá.
26 De veintidós años era
Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel.
27 Anduvo en el camino de
la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab;
porque era yerno de la casa de Acab.
28 Y fue a la guerra con
Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael rey de Siria; y los sirios
hirieron a Joram.
29 Y el rey Joram se
volvió a Jezreel para curarse de las heridas que los sirios le hicieron frente a
Ramot, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de
Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba
enfermo.
Jehú es
ungido rey de Israel
2 REYES
9
1 Entonces el profeta
Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo:
Ciñe tus lomos, y toma
esta redoma de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad.
2 Cuando llegues allá,
verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante
de entre sus hermanos, y llévalo a la cámara.
3 Toma luego la redoma de
aceite, y derrámala sobre su cabeza y di:
Así dijo Jehová:
Yo te he ungido por rey
sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.
4 Fue, pues, el joven, el
profeta, a Ramot de Galaad.
5 Cuando él entró, he aquí
los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo:
Príncipe, una palabra
tengo que decirte. Jehú dijo:
¿A cuál de todos
nosotros? Y él dijo:
A ti, príncipe.
6 Y él se levantó, y entró
en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo:
Así dijo Jehová Dios de
Israel:
Yo te he ungido por rey
sobre Israel, pueblo de Jehová.
7 Herirás la casa de Acab
tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre
de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel.
8 Y perecerá toda la casa
de Acab, y destruiré de Acab todo varón, así al siervo como al libre en Israel.
9 Y yo pondré la casa de
Acab como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de
Ahías.
10 Y a Jezabel la comerán
los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En seguida abrió
la puerta, y echó a huir.
11 Después salió Jehú a
los siervos de su señor, y le dijeron:
¿Hay paz? ¿Para qué vino
a ti aquel loco? Y él les dijo:
Vosotros conocéis al
hombre y sus palabras.
12 Ellos dijeron:
Mentira; decláranoslo
ahora. Y él dijo:
Así y así me habló,
diciendo:
Así ha dicho Jehová:
Yo te he ungido por rey
sobre Israel.
13 Entonces cada uno tomó
apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron
corneta, y dijeron:
Jehú es rey.
Jehú
mata a Joram
14 Así conspiró Jehú hijo
de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. (Estaba entonces Joram guardando a
Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael rey de Siria;
15 pero se había vuelto el
rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho,
peleando contra Hazael rey de Siria.) Y Jehú dijo:
Si es vuestra voluntad,
ninguno escape de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel.
16 Entonces Jehú cabalgó y
fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También estaba Ocozías rey de
Judá, que había descendido a visitar a Joram.
17 Y el atalaya que estaba
en la torre de Jezreel vio la tropa de Jehú que venía, y dijo:
Veo una tropa. Y Joram
dijo:
Ordena a un jinete que
vaya a reconocerlos, y les diga:
¿Hay paz?
18 Fue, pues, el jinete a
reconocerlos, y dijo:
El rey dice así:
¿Hay paz? Y Jehú le dijo:
¿Qué tienes tú que ver
con la paz? Vuélvete conmigo. El atalaya dio luego aviso, diciendo:
El mensajero llegó hasta
ellos, y no vuelve.
19 Entonces envió otro
jinete, el cual llegando a ellos, dijo:
El rey dice así:
¿Hay paz? Y Jehú
respondió:
¿Qué tienes tú que ver
con la paz? Vuélvete conmigo.
20 El atalaya volvió a
decir:
También éste llegó a
ellos y no vuelve; y el marchar del que viene es como el marchar de Jehú hijo de
Nimsi, porque viene impetuosamente.
21 Entonces Joram dijo:
Unce el carro. Y cuando
estaba uncido su carro, salieron Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada
uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al cual hallaron en la heredad
de Nabot de Jezreel.
22 Cuando vio Joram a Jehú,
dijo:
¿Hay paz, Jehú? Y él
respondió:
¿Qué paz, con las
fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?
23 Entonces Joram volvió
las riendas y huyó, y dijo a Ocozías:
¡Traición, Ocozías! 24
Pero Jehú entesó su arco, e hirió a Joram entre las espaldas; y la saeta salió
por su corazón, y él cayó en su carro.
25 Dijo luego Jehú a
Bidcar su capitán:
Tómalo, y échalo a un
extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate que cuando tú y yo íbamos
juntos con la gente de Acab su padre, Jehová pronunció esta sentencia sobre él,
diciendo:
26 Que yo he visto ayer
la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos, dijo Jehová; y te daré la paga en
esta heredad, dijo Jehová. Tómalo pues, ahora, y échalo en la heredad de Nabot,
conforme a la palabra de Jehová.
Jehú
mata a Ocozías
(2 Cr.22.7-9)
27 Viendo esto Ocozías rey
de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo:
Herid también a éste en
el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y Ocozías huyó a
Meguido, pero murió allí.
28 Y sus siervos le
llevaron en un carro a Jerusalén, y allá le sepultaron con sus padres, en su
sepulcro en la ciudad de David.
29 En el undécimo año de
Joram hijo de Acab, comenzó a reinar Ocozías sobre Judá.
Muerte
de Jezabel
30 Vino después Jehú a
Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su
cabeza, y se asomó a una ventana.
31 Y cuando entraba Jehú
por la puerta, ella dijo:
¿Sucedió bien a Zimri,
que mató a su señor?
32 Alzando él entonces su
rostro hacia la ventana, dijo:
¿Quién está conmigo?
¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos.
33 Y él les dijo:
Echadla abajo. Y ellos la
echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la
atropelló.
34 Entró luego, y después
que comió y bebió, dijo:
Id ahora a ver a aquella
maldita, y sepultadla, pues es hija de rey.
35 Pero cuando fueron para
sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de
las manos.
36 Y volvieron, y se lo
dijeron. Y él dijo:
Esta es la palabra de
Dios, la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo:
En la heredad de Jezreel
comerán los perros las carnes de Jezabel,
37 y el cuerpo de Jezabel
será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de
manera que nadie pueda decir:
Esta es Jezabel.
Jehú
extermina la casa de Acab
2 REYES
10
1 Tenía Acab en Samaria
setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de
Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo:
2 Inmediatamente que
lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de vuestro señor, y
los que tienen carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada, y las armas,
3 escoged al mejor y al
más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y
pelead por la casa de vuestro señor.
4 Pero ellos tuvieron gran
temor, y dijeron:
He aquí, dos reyes no
pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros?
5 Y el mayordomo, el
gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú:
Siervos tuyos somos, y
haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien
te parezca.
6 El entonces les escribió
la segunda vez, diciendo:
Si sois míos, y queréis
obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor, y venid a
mí mañana a esta hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban
con los principales de la ciudad, que los criaban.
7 Cuando las cartas
llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta
varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel.
8 Y vino un mensajero que
le dio las nuevas, diciendo:
Han traído las cabezas de
los hijos del rey. Y él le dijo:
Ponedlas en dos montones
a la entrada de la puerta hasta la mañana.
9 Venida la mañana, salió
él, y estando en pie dijo a todo el pueblo:
Vosotros sois justos; he
aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién ha dado
muerte a todos éstos?
10 Sabed ahora que de la
palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que
Jehová ha hecho lo que dijo por su siervo Elías.
11 Mató entonces Jehú a
todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus
príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó
ninguno.
12 Luego se levantó de
allí para ir a Samaria; y en el camino llegó a una casa de esquileo de pastores.
13 Y halló allí a los
hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo:
¿Quiénes sois vosotros? Y
ellos dijeron:
Somos hermanos de Ocozías,
y hemos venido a saludar a los hijos del rey, y a los hijos de la reina.
14 Entonces él dijo:
Prendedlos vivos. Y
después que los tomaron vivos, los degollaron junto al pozo de la casa de
esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos.
15 Yéndose luego de allí,
se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado, le dijo:
¿Es recto tu corazón,
como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo:
Lo es. Pues que lo es,
dame la mano. Y él le dio la mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro,
16 y le dijo:
Ven conmigo, y verás mi
celo por Jehová. Lo pusieron, pues, en su carro.
17 Y luego que Jehú hubo
llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta
exterminarlos, conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.
Jehú
extermina el culto de Baal
18 Después reunió Jehú a
todo el pueblo, y les dijo:
Acab sirvió poco a Baal,
mas Jehú lo servirá mucho.
19 Llamadme, pues, luego a
todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes; que no
falte uno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; cualquiera que faltare no
vivirá. Esto hacía Jehú con astucia, para exterminar a los que honraban a Baal.
20 Y dijo Jehú:
Santificad un día solemne
a Baal. Y ellos convocaron.
21 Y envió Jehú por todo
Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, de tal manera que no hubo ninguno
que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de
extremo a extremo.
22 Entonces dijo al que
tenía el cargo de las vestiduras:
Saca vestiduras para
todos los siervos de Baal. Y él les sacó vestiduras.
23 Y entró Jehú con
Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal:
Mirad y ved que no haya
aquí entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo los siervos de
Baal.
24 Y cuando ellos entraron
para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera a ochenta hombres, y les
dijo:
Cualquiera que dejare
vivo a alguno de aquellos hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida
será por la del otro.
25 Y después que acabaron
ellos de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes:
Entrad, y matadlos; que
no escape ninguno. Y los mataron a espada, y los dejaron tendidos los de la
guardia y los capitanes. Y fueron hasta el lugar santo del templo de Baal,
26 y sacaron las estatuas
del templo de Baal, y las quemaron.
27 Y quebraron la estatua
de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo convirtieron en letrinas hasta
hoy.
28 Así exterminó Jehú a
Baal de Israel.
29 Con todo eso, Jehú no
se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y
dejó en pie los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan.
30 Y Jehová dijo a Jehú:
Por cuanto has hecho bien
ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a
todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel
hasta la cuarta generación.
31 Mas Jehú no cuidó de
andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de
los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.
32 En aquellos días
comenzó Jehová a cercenar el territorio de Israel; y los derrotó Hazael por
todas las fronteras,
33 desde el Jordán al
nacimiento del sol, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés,
desde Aroer que está junto al arroyo de Arnón, hasta Galaad y Basán.
34 Los demás hechos de
Jehú, y todo lo que hizo, y toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel?
35 Y durmió Jehú con sus
padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo.
36 El tiempo que reinó
Jehú sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.
Atalía
usurpa el trono
(2 Cr.22.10-23.21)
2 REYES
11
1 Cuando Atalía madre de
Ocozías vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la descendencia
real.
2 Pero Josaba hija del rey
Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías y lo sacó furtivamente de
entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de Atalía, a él y
a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma no lo mataron.
3 Y estuvo con ella
escondido en la casa de Jehová seis años; y Atalía fue reina sobre el país.
4 Mas al séptimo año envió
Joiada y tomó jefes de centenas, capitanes, y gente de la guardia, y los metió
consigo en la casa de Jehová, e hizo con ellos alianza, juramentándolos en la
casa de Jehová; y les mostró el hijo del rey.
5 Y les mandó diciendo:
Esto es lo que habéis de
hacer:
la tercera parte de
vosotros tendrá la guardia de la casa del rey el día de reposo.
6 Otra tercera parte
estará a la puerta de Shur, y la otra tercera parte a la puerta del postigo de
la guardia; así guardaréis la casa, para que no sea allanada.
7 Mas las dos partes de
vosotros que salen el día de reposo tendréis la guardia de la casa de Jehová
junto al rey.
8 Y estaréis alrededor del
rey por todos lados, teniendo cada uno sus armas en las manos; y cualquiera que
entrare en las filas, sea muerto. Y estaréis con el rey cuando salga, y cuando
entre.
9 Los jefes de centenas,
pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada les mandó; y tomando cada uno a los
suyos, esto es, los que entraban el día de reposo y los que salían el día de
reposo, vinieron al sacerdote Joiada.
10 Y el sacerdote dio a
los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David,
que estaban en la casa de Jehová.
11 Y los de la guardia se
pusieron en fila, teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde el lado
derecho de la casa hasta el lado izquierdo, junto al altar y el templo, en
derredor del rey.
12 Sacando luego Joiada al
hijo del rey, le puso la corona y el testimonio, y le hicieron rey ungiéndole; y
batiendo las manos dijeron:
¡Viva el rey!
13 Oyendo Atalía el
estruendo del pueblo que corría, entró al pueblo en el templo de Jehová.
14 Y cuando miró, he aquí
que el rey estaba junto a la columna, conforme a la costumbre, y los príncipes y
los trompeteros junto al rey; y todo el pueblo del país se regocijaba, y tocaban
las trompetas. Entonces Atalía, rasgando sus vestidos, clamó a voz en cuello:
¡Traición, traición! 15
Mas el sacerdote Joiada mandó a los jefes de centenas que gobernaban el
ejército, y les dijo:
Sacadla fuera del recinto
del templo, y al que la siguiere, matadlo a espada. (Porque el sacerdote dijo
que no la matasen en el templo de Jehová.) 16 Le abrieron, pues, paso; y en el
camino por donde entran los de a caballo a la casa del rey, allí la mataron.
17 Entonces Joiada hizo
pacto entre Jehová y el rey y el pueblo, que serían pueblo de Jehová; y asimismo
entre el rey y el pueblo.
18 Y todo el pueblo de la
tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; asimismo despedazaron
enteramente sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán sacerdote de Baal
delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la casa de Jehová.
19 Después tomó a los
jefes de centenas, los capitanes, la guardia y todo el pueblo de la tierra, y
llevaron al rey desde la casa de Jehová, y vinieron por el camino de la puerta
de la guardia a la casa del rey; y se sentó el rey en el trono de los reyes.
20 Y todo el pueblo de la
tierra se regocijó, y la ciudad estuvo en reposo, habiendo sido Atalía muerta a
espada junto a la casa del rey.
21 Era Joás de siete años
cuando comenzó a reinar.
Reinado
de Joás de Judá
(2 Cr.24.1-27)
2 REYES
12
1 En el séptimo año de
Jehú comenzó a reinar Joás, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Sibia, de Beerseba.
2 Y Joás hizo lo recto
ante los ojos de Jehová todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada.
3 Con todo eso, los
lugares altos no se quitaron, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba
incienso en los lugares altos.
4 Y Joás dijo a los
sacerdotes:
Todo el dinero consagrado
que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de cada persona
según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae
a la casa de Jehová,
5 recíbanlo los
sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del
templo dondequiera que se hallen grietas.
6 Pero en el año
veintitrés del rey Joás aún no habían reparado los sacerdotes las grietas del
templo.
7 Llamó entonces el rey
Joás al sumo sacerdote Joiada y a los sacerdotes, y les dijo:
¿Por qué no reparáis las
grietas del templo? Ahora, pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares,
sino dadlo para reparar las grietas del templo.
8 Y los sacerdotes
consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener el cargo de reparar las
grietas del templo.
9 Mas el sumo sacerdote
Joiada tomó un arca e hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la
mano derecha así que se entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que
guardaban la puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová.
10 Y cuando veían que
había mucho dinero en el arca, venía el secretario del rey y el sumo sacerdote,
y contaban el dinero que hallaban en el templo de Jehová, y lo guardaban.
11 Y daban el dinero
suficiente a los que hacían la obra, y a los que tenían a su cargo la casa de
Jehová; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban
la casa de Jehová,
12 y a los albañiles y
canteros; y en comprar la madera y piedra de cantería para reparar las grietas
de la casa de Jehová, y en todo lo que se gastaba en la casa para repararla.
13 Mas de aquel dinero que
se traía a la casa de Jehová, no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni
jofainas, ni trompetas; ni ningún otro utensilio de oro ni de plata se hacía
para el templo de Jehová;
14 porque lo daban a los
que hacían la obra, y con él reparaban la casa de Jehová.
15 Y no se tomaba cuenta a
los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo diesen a
los que hacían la obra; porque lo hacían ellos fielmente.
16 El dinero por el
pecado, y el dinero por la culpa, no se llevaba a la casa de Jehová; porque era
de los sacerdotes.
17 Entonces subió Hazael
rey de Siria, y peleó contra Gat, y la tomó. Y se propuso Hazael subir contra
Jerusalén;
18 por lo cual tomó Joás
rey de Judá todas las ofrendas que habían dedicado Josafat y Joram y Ocozías sus
padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro que se halló
en los tesoros de la casa de Jehová y en la casa del rey, y lo envió a Hazael
rey de Siria; y él se retiró de Jerusalén.
19 Los demás hechos de
Joás, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
20 Y se levantaron sus
siervos, y conspiraron en conjuración, y mataron a Joás en la casa de Milo,
cuando descendía él a Sila;
21 pues Josacar hijo de
Simeat y Jozabad hijo de Somer, sus siervos, le hirieron, y murió. Y lo
sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y reinó en su lugar Amasías su
hijo.
Reinado
de Joacaz
2 REYES
13
1 En el año veintitrés de
Joás hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre
Israel en Samaria; y reinó diecisiete años.
2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, y siguió en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo
pecar a Israel; y no se apartó de ellos.
3 Y se encendió el furor
de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano
de Ben-adad hijo de Hazael, por largo tiempo.
4 Mas Joacaz oró en
presencia de Jehová, y Jehová lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues
el rey de Siria los afligía.
5 (Y dio Jehová salvador a
Israel, y salieron del poder de los sirios; y habitaron los hijos de Israel en
sus tiendas, como antes.
6 Con todo eso, no se
apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a Israel; en
ellos anduvieron; y también la imagen de Asera permaneció en Samaria.) 7 Porque
no le había quedado gente a Joacaz, sino cincuenta hombres de a caballo, diez
carros, y diez mil hombres de a pie; pues el rey de Siria los había destruido, y
los había puesto como el polvo para hollar.
8 El resto de los hechos
de Joacaz, y todo lo que hizo, y sus valentías, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel?
9 Y durmió Joacaz con sus
padres, y lo sepultaron en Samaria, y reinó en su lugar Joás su hijo.
Reinado
de Joás de Israel
10 El año treinta y siete
de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en
Samaria; y reinó dieciséis años.
11 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová; no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el
que hizo pecar a Israel; en ellos anduvo.
12 Los demás hechos de
Joás, y todo lo que hizo, y el esfuerzo con que guerreó contra Amasías rey de
Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
13 Y durmió Joás con sus
padres, y se sentó Jeroboam sobre su trono; y Joás fue sepultado en Samaria con
los reyes de Israel.
Profecía final y muerte de Eliseo
14 Estaba Eliseo enfermo
de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando
delante de él, dijo:
¡Padre mío, padre mío,
carro de Israel y su gente de a caballo! 15 Y le dijo Eliseo:
Toma un arco y unas
saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas.
16 Luego dijo Eliseo al
rey de Israel:
Pon tu mano sobre el
arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las
manos del rey,
17 y dijo:
Abre la ventana que da al
oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo:
Tira. Y tirando él, dijo
Eliseo:
Saeta de salvación de
Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec
hasta consumirlos.
18 Y le volvió a decir:
Toma las saetas. Y luego
que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo:
Golpea la tierra. Y él la
golpeó tres veces, y se detuvo.
19 Entonces el varón de
Dios, enojado contra él, le dijo:
Al dar cinco o seis
golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres
veces derrotarás a Siria.
20 Y murió Eliseo, y lo
sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra.
21 Y aconteció que al
sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el
cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de
Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.
22 Hazael, pues, rey de
Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz.
23 Mas Jehová tuvo
misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto
con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su
presencia hasta hoy.
24 Y murió Hazael rey de
Siria, y reinó en su lugar Ben-adad su hijo.
25 Y volvió Joás hijo de
Joacaz y tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había
tomado en guerra de mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás, y
restituyó las ciudades a Israel.
Reinado
de Amasías
(2 Cr.25.1-28)
2 REYES
14
1 En el año segundo de
Joás hijo de Joacaz rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey de
Judá.
2 Cuando comenzó a reinar
era de veinticinco años, y veintinueve años reinó en Jerusalén; el nombre de su
madre fue Joadán, de Jerusalén.
3 Y él hizo lo recto ante
los ojos de Jehová, aunque no como David su padre; hizo conforme a todas las
cosas que había hecho Joás su padre.
4 Con todo eso, los
lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba
incienso en esos lugares altos.
5 Y cuando hubo afirmado
en sus manos el reino, mató a los siervos que habían dado muerte al rey su
padre.
6 Pero no mató a los hijos
de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la
ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo:
No matarán a los padres
por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su
propio pecado.
7 Este mató asimismo a
diez mil edomitas en el Valle de la Sal, y tomó a Sela en batalla, y la llamó
Jocteel, hasta hoy.
8 Entonces Amasías envió
mensajeros a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo:
Ven, para que nos veamos
las caras.
9 Y Joás rey de Israel
envió a Amasías rey de Judá esta respuesta:
El cardo que está en el
Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano:
Da tu hija por mujer a mi
hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano, y hollaron el cardo.
10 Ciertamente has
derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate pues, mas quédate en
tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú y Judá contigo?
11 Pero Amasías no
escuchó; por lo cual subió Joás rey de Israel, y se vieron las caras él y
Amasías rey de Judá, en Bet-semes, que es de Judá.
12 Y Judá cayó delante de
Israel, y huyeron, cada uno a su tienda.
13 Además Joás rey de
Israel tomó a Amasías rey de Judá, hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet-semes; y
vino a Jerusalén, y rompió el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta
la puerta de la esquina, cuatrocientos codos.
14 Y tomó todo el oro, y
la plata, y todos los utensilios que fueron hallados en la casa de Jehová, y en
los tesoros de la casa del rey, y a los hijos tomó en rehenes, y volvió a
Samaria.
15 Los demás hechos que
ejecutó Joás, y sus hazañas, y cómo peleó contra Amasías rey de Judá, ¿no está
escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
16 Y durmió Joás con sus
padres, y fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel; y reinó en su lugar
Jeroboam su hijo.
17 Y Amasías hijo de Joás,
rey de Judá, vivió después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel,
quince años.
18 Los demás hechos de
Amasías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
19 Conspiraron contra él
en Jerusalén, y él huyó a Laquis; pero le persiguieron hasta Laquis, y allá lo
mataron.
20 Lo trajeron luego sobre
caballos, y lo sepultaron en Jerusalén con sus padres, en la ciudad de David.
21 Entonces todo el pueblo
de Judá tomó a Azarías, que era de dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de
Amasías su padre.
22 Reedificó él a Elat, y
la restituyó a Judá, después que el rey durmió con sus padres.
Reinado
de Jeroboam II
23 El año quince de
Amasías hijo de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Jeroboam hijo de Joás sobre
Israel en Samaria; y reinó cuarenta y un años.
24 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, y no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat,
el que hizo pecar a Israel.
25 El restauró los límites
de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la
palabra de Jehová Dios de Israel, la cual él había hablado por su siervo Jonás
hijo de Amitai, profeta que fue de Gat-hefer.
26 Porque Jehová miró la
muy amarga aflicción de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese
ayuda a Israel;
27 y Jehová no había
determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó
por mano de Jeroboam hijo de Joás.
28 Los demás hechos de
Jeroboam, y todo lo que hizo, y su valentía, y todas las guerras que hizo, y
cómo restituyó al dominio de Israel a Damasco y Hamat, que habían pertenecido a
Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
29 Y durmió Jeroboam con
sus padres, los reyes de Israel, y reinó en su lugar Zacarías su hijo.
Reinado
de Azarías
(2 Cr.26.3-5,16-23)
2 REYES
15
1 En el año veintisiete de
Jeroboam rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá.
2 Cuando comenzó a reinar
era de dieciséis años, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén; el nombre de
su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
3 E hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho.
4 Con todo eso, los
lugares altos no se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y quemaba
incienso en los lugares altos.
5 Mas Jehová hirió al rey
con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa
separada, y Jotam hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo.
6 Los demás hechos de
Azarías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
7 Y durmió Azarías con sus
padres, y lo sepultaron con ellos en la ciudad de David, y reinó en su lugar
Jotam su hijo.
Reinado
de Zacarías
8 En el año treinta y ocho
de Azarías rey de Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis meses.
9 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, como habían hecho sus padres; no se apartó de los pecados de
Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
10 Contra él conspiró
Salum hijo de Jabes, y lo hirió en presencia de su pueblo, y lo mató, y reinó en
su lugar.
11 Los demás hechos de
Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel.
12 Y esta fue la palabra
de Jehová que había hablado a Jehú, diciendo:
Tus hijos hasta la cuarta
generación se sentarán en el trono de Israel. Y fue así.
Reinado
de Salum
13 Salum hijo de Jabes
comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Uzías rey de Judá, y reinó un mes
en Samaria;
14 porque Manahem hijo de
Gadi subió de Tirsa y vino a Samaria, e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria y
lo mató, y reinó en su lugar.
15 Los demás hechos de
Salum, y la conspiración que tramó, he aquí que están escritos en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel.
16 Entonces Manahem saqueó
a Tifsa, y a todos los que estaban en ella, y también sus alrededores desde
Tirsa; la saqueó porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre a
todas sus mujeres que estaban encintas.
Reinado
de Manahem
17 En el año treinta y
nueve de Azarías rey de Judá, reinó Manahem hijo de Gadi sobre Israel diez años,
en Samaria.
18 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová; en todo su tiempo no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo
de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
19 Y vino Pul rey de
Asiria a atacar la tierra; y Manahem dio a Pul mil talentos de plata para que le
ayudara a confirmarse en el reino.
20 E impuso Manahem este
dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos y opulentos; de cada uno
cincuenta siclos de plata, para dar al rey de Asiria; y el rey de Asiria se
volvió, y no se detuvo allí en el país.
21 Los demás hechos de
Manahem, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel?
22 Y durmió Manahem con
sus padres, y reinó en su lugar Pekaía su hijo.
Reinado
de Pekaía
23 En el año cincuenta de
Azarías rey de Judá, reinó Pekaía hijo de Manahem sobre Israel en Samaria, dos
años.
24 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que
hizo pecar a Israel.
25 Y conspiró contra él
Peka hijo de Remalías, capitán suyo, y lo hirió en Samaria, en el palacio de la
casa real, en compañía de Argob y de Arie, y de cincuenta hombres de los hijos
de los galaaditas; y lo mató, y reinó en su lugar.
26 Los demás hechos de
Pekaía, y todo lo que hizo, he aquí que está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel.
Reinado
de Peka
27 En el año cincuenta y
dos de Azarías rey de Judá, reinó Peka hijo de Remalías sobre Israel en Samaria;
y reinó veinte años.
28 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que
hizo pecar a Israel.
29 En los días de Peka rey
de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca,
Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó
cautivos a Asiria.
30 Y Oseas hijo de Ela
conspiró contra Peka hijo de Remalías, y lo hirió y lo mató, y reinó en su
lugar, a los veinte años de Jotam hijo de Uzías.
31 Los demás hechos de
Peka, y todo lo que hizo, he aquí que está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel.
Reinado
de Jotam
(2 Cr.27.1-9)
32 En el segundo año de
Peka hijo de Remalías rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías rey de
Judá.
33 Cuando comenzó a reinar
era de veinticinco años, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Jerusa hija de Sadoc.
34 Y él hizo lo recto ante
los ojos de Jehová; hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre
Uzías.
35 Con todo eso, los
lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo sacrificaba aún, y quemaba
incienso en los lugares altos. Edificó él la puerta más alta de la casa de
Jehová.
36 Los demás hechos de
Jotam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
37 En aquel tiempo comenzó
Jehová a enviar contra Judá a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías.
38 Y durmió Jotam con sus
padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre, y reinó en su
lugar Acaz su hijo.
Reinado
de Acaz
(2 Cr.28.1-27)
2 REYES
16
1 En el año diecisiete de
Peka hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá.
2 Cuando comenzó a reinar
Acaz era de veinte años, y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no hizo lo recto
ante los ojos de Jehová su Dios, como David su padre.
3 Antes anduvo en el
camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, según las
prácticas abominables de las naciones que Jehová echó de delante de los hijos de
Israel.
4 Asimismo sacrificó y
quemó incienso en los lugares altos, y sobre los collados, y debajo de todo
árbol frondoso.
5 Entonces Rezín rey de
Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer
guerra y sitiar a Acaz; mas no pudieron tomarla.
6 En aquel tiempo el rey
de Edom recobró Elat para Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de
Edom vinieron a Elat y habitaron allí hasta hoy.
7 Entonces Acaz envió
embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo:
Yo soy tu siervo y tu
hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel,
que se han levantado contra mí.
8 Y tomando Acaz la plata
y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real,
envió al rey de Asiria un presente.
9 Y le atendió el rey de
Asiria; pues subió el rey de Asiria contra Damasco, y la tomó, y llevó cautivos
a los moradores a Kir, y mató a Rezín.
10 Después fue el rey Acaz
a encontrar a Tiglat-pileser rey de Asiria en Damasco; y cuando vio el rey Acaz
el altar que estaba en Damasco, envió al sacerdote Urías el diseño y la
descripción del altar, conforme a toda su hechura.
11 Y el sacerdote Urías
edificó el altar; conforme a todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco,
así lo hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz venía de Damasco.
12 Y luego que el rey vino
de Damasco, y vio el altar, se acercó el rey a él, y ofreció sacrificios en él;
13 y encendió su
holocausto y su ofrenda, y derramó sus libaciones, y esparció la sangre de sus
sacrificios de paz junto al altar.
14 E hizo acercar el altar
de bronce que estaba delante de Jehová, en la parte delantera de la casa, entre
el altar y el templo de Jehová, y lo puso al lado del altar hacia el norte.
15 Y mandó el rey Acaz al
sacerdote Urías, diciendo:
En el gran altar
encenderás el holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, y el holocausto
del rey y su ofrenda, y asimismo el holocausto de todo el pueblo de la tierra y
su ofrenda y sus libaciones; y esparcirás sobre él toda la sangre del
holocausto, y toda la sangre del sacrificio. El altar de bronce será mío para
consultar en él.
16 E hizo el sacerdote
Urías conforme a todas las cosas que el rey Acaz le mandó.
17 Y cortó el rey Acaz los
tableros de las basas, y les quitó las fuentes; y quitó también el mar de sobre
los bueyes de bronce que estaban debajo de él, y lo puso sobre el suelo de
piedra.
18 Asimismo el pórtico
para los días de reposo, que habían edificado en la casa, y el pasadizo de
afuera, el del rey, los quitó del templo de Jehová, por causa del rey de Asiria.
19 Los demás hechos que
puso por obra Acaz, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
20 Y durmió el rey Acaz
con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, y reinó en su
lugar su hijo Ezequías.
Caída
de Samaria y cautiverio de Israel
2 REYES
17
1 En el año duodécimo de
Acaz rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela en Samaria sobre Israel; y
reinó nueve años.
2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, aunque no como los reyes de Israel que habían sido antes de él.
3 Contra éste subió
Salmanasar rey de los asirios; y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo.
4 Mas el rey de Asiria
descubrió que Oseas conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de
Egipto, y no pagaba tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año; por lo que
el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel.
5 Y el rey de Asiria
invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años.
6 En el año nueve de
Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los
puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.
7 Porque los hijos de
Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo
la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos,
8 y anduvieron en los
estatutos de las naciones que Jehová había lanzado de delante de los hijos de
Israel, y en los estatutos que hicieron los reyes de Israel.
9 Y los hijos de Israel
hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehová su Dios, edificándose
lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de las atalayas hasta las
ciudades fortificadas,
10 y levantaron estatuas e
imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso,
11 y quemaron allí
incienso en todos los lugares altos, a la manera de la naciones que Jehová había
traspuesto de delante de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a
Jehová.
12 Y servían a los ídolos,
de los cuales Jehová les había dicho:
Vosotros no habéis de
hacer esto.
13 Jehová amonestó
entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los
videntes, diciendo:
Volveos de vuestros malos
caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes
que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos
los profetas.
14 Mas ellos no
obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los
cuales no creyeron en Jehová su Dios.
15 Y desecharon sus
estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que
él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y
fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales
Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.
16 Dejaron todos los
mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron imágenes fundidas de dos becerros,
y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército de los cielos, y
sirvieron a Baal;
17 e hicieron pasar a sus
hijos y a sus hijas por fuego; y se dieron a adivinaciones y agüeros, y se
entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira.
18 Jehová, por tanto, se
airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no
quedó sino sólo la tribu de Judá.
19 Mas ni aun Judá guardó
los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de
Israel, los cuales habían ellos hecho.
20 Y desechó Jehová a toda
la descendencia de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores,
hasta echarlos de su presencia.
21 Porque separó a Israel
de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam
apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado.
22 Y los hijos de Israel
anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos,
23 hasta que Jehová quitó
a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los
profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta
hoy.
Asiria
puebla de nuevo a Samaria
24 Y trajo el rey de
Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso
en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a
Samaria, y habitaron en sus ciudades.
25 Y aconteció al
principio, cuando comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová,
envió Jehová contra ellos leones que los mataban.
26 Dijeron, pues, al rey
de Asiria:
Las gentes que tú
trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la ley del Dios de
aquella tierra, y él ha echado leones en medio de ellos, y he aquí que los
leones los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra.
27 Y el rey de Asiria
mandó, diciendo:
Llevad allí a alguno de
los sacerdotes que trajisteis de allá, y vaya y habite allí, y les enseñe la ley
del Dios del país.
28 Y vino uno de los
sacerdotes que habían llevado cautivo de Samaria, y habitó en Bet-el, y les
enseñó cómo habían de temer a Jehová.
29 Pero cada nación se
hizo sus dioses, y los pusieron en los templos de los lugares altos que habían
hecho los de Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba.
30 Los de Babilonia
hicieron a Sucot-benot, los de Cuta hicieron a Nergal, y los de Hamat hicieron a
Asima.
31 Los aveos hicieron a
Nibhaz y a Tartac, y los de Sefarvaim quemaban sus hijos en el fuego para adorar
a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim.
32 Temían a Jehová, e
hicieron del bajo pueblo sacerdotes de los lugares altos, que sacrificaban para
ellos en los templos de los lugares altos.
33 Temían a Jehová, y
honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido
trasladados.
34 Hasta hoy hacen como
antes:
ni temen a Jehová, ni
guardan sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los
mandamientos que prescribió Jehová a los hijos de Jacob, al cual puso el nombre
de Israel;
35 con los cuales Jehová
había hecho pacto, y les mandó diciendo:
No temeréis a otros
dioses, ni los adoraréis, ni les serviréis, ni les haréis sacrificios.
36 Mas a Jehová, que os
sacó de tierra de Egipto con grande poder y brazo extendido, a éste temeréis, y
a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio.
37 Los estatutos y
derechos y ley y mandamientos que os dio por escrito, cuidaréis siempre de
ponerlos por obra, y no temeréis a dioses ajenos.
38 No olvidaréis el pacto
que hice con vosotros, ni temeréis a dioses ajenos;
39 mas temed a Jehová
vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos.
40 Pero ellos no
escucharon; antes hicieron según su costumbre antigua.
41 Así temieron a Jehová
aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y
sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy.
Reinado
de Ezequías
(2 Cr.29.1-2)
2 REYES
18
1 En el tercer año de
Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de
Judá.
2 Cuando comenzó a reinar
era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su
madre fue Abi hija de Zacarías.
3 Hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.
4 El quitó los lugares
altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la
serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban
incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.
5 En Jehová Dios de Israel
puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los
reyes de Judá.
6 Porque siguió a Jehová,
y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a
Moisés.
7 Y Jehová estaba con él;
y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no
le sirvió.
8 Hirió también a los
filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de las atalayas hasta la
ciudad fortificada.
Caída
de Samaria
9 En el cuarto año del rey
Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió
Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió,
10 y la tomaron al cabo de
tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey
de Israel, fue tomada Samaria.
11 Y el rey de Asiria
llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río
Gozán, y en las ciudades de los medos;
12 por cuanto no habían
atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y
todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían
escuchado, ni puesto por obra.
Senaquerib invade a Judá
(2
Cr.32.1-19; Is.36.1-22)
13 A los catorce años del
rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades
fortificadas de Judá, y las tomó.
14 Entonces Ezequías rey
de Judá envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis:
Yo he pecado; apártate de
mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de
Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.
15 Dio, por tanto,
Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de
la casa real.
16 Entonces Ezequías quitó
el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey
Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.
17 Después el rey de
Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un
gran ejército, desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén.
Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de
arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
18 Llamaron luego al rey,
y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo
de Asaf, canciller.
19 Y les dijo el Rabsaces:
Decid ahora a Ezequías:
Así dice el gran rey de
Asiria:
¿Qué confianza es esta en
que te apoyas?
20 Dices (pero son
palabras vacías):
Consejo tengo y fuerzas
para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?
21 He aquí que confías en
este báculo de caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le
entrará por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los
que en él confían.
22 Y si me decís:
Nosotros confiamos en
Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado
Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén:
Delante de este altar
adoraréis en Jerusalén?
23 Ahora, pues, yo te
ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil
caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos.
24 ¿Cómo, pues, podrás
resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés
confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
25 ¿Acaso he venido yo
ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho:
Sube a esta tierra, y
destrúyela.
26 Entonces dijo Eliaquim
hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces:
Te rogamos que hables a
tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros
en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro.
27 Y el Rabsaces les dijo:
¿Me ha enviado mi señor
para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre
el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con
vosotros?
28 Entonces el Rabsaces se
puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo:
Oíd la palabra del gran
rey, el rey de Asiria.
29 Así ha dicho el rey:
No os engañe Ezequías,
porque no os podrá librar de mi mano.
30 Y no os haga Ezequías
confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente nos librará
Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.
31 No escuchéis a
Ezequías, porque así dice el rey de Asiria:
Haced conmigo paz, y
salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas
de su pozo,
32 hasta que yo venga y os
lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y
de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No
oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice:
Jehová nos librará.
33 ¿Acaso alguno de los
dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde está el dios de
Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron
éstos librar a Samaria de mi mano?
35 ¿Qué dios de todos los
dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre
de mi mano a Jerusalén?
36 Pero el pueblo calló, y
no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho:
No le respondáis.
37 Entonces Eliaquim hijo
de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron
a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Judá es
librado de Senaquerib
(2 Cr.32.20-23; Is.37.1-38)
2 REYES
19
1 Cuando el rey Ezequías
lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.
2 Y envió a Eliaquim
mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de
cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz,
3 para que le dijesen:
Así ha dicho Ezequías:
Este día es día de
angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer,
y la que da a luz no tiene fuerzas.
4 Quizá oirá Jehová tu
Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha
enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las
cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún
queda.
5 Vinieron, pues, los
siervos del rey Ezequías a Isaías.
6 E Isaías les respondió:
Así diréis a vuestro
señor:
Así ha dicho Jehová:
No temas por las palabras
que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
7 He aquí pondré yo en él
un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra caiga
a espada.
8 Y regresando el Rabsaces,
halló al rey de Asiria combatiendo contra Libna; porque oyó que se había ido de
Laquis.
9 Y oyó decir que Tirhaca
rey de Etiopía había salido para hacerle guerra. Entonces volvió él y envió
embajadores a Ezequías, diciendo:
10 Así diréis a Ezequías
rey de Judá:
No te engañe tu Dios en
quien tú confías, para decir:
Jerusalén no será
entregada en mano del rey de Asiria.
11 He aquí tú has oído lo
que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y
escaparás tú?
12 ¿Acaso libraron sus
dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef,
y los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13 ¿Dónde está el rey de
Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
14 Y tomó Ezequías las
cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa
de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová.
15 Y oró Ezequías delante
de Jehová, diciendo:
Jehová Dios de Israel,
que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la
tierra; tú hiciste el cielo y la tierra.
16 Inclina, oh Jehová, tu
oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib,
que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
17 Es verdad, oh Jehová,
que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras;
18 y que echaron al fuego
a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres,
madera o piedra, y por eso los destruyeron.
19 Ahora, pues, oh Jehová
Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de
la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios.
20 Entonces Isaías hijo de
Amoz envió a decir a Ezequías:
Así ha dicho Jehová, Dios
de Israel:
Lo que me pediste acerca
de Senaquerib rey de Asiria, he oído.
21 Esta es la palabra que
Jehová ha pronunciado acerca de él:
La virgen hija de Sion te
menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
22 ¿A quién has vituperado
y blasfemado? ¿y contra quién has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos?
Contra el Santo de Israel.
23 Por mano de tus
mensajeros has vituperado a Jehová, y has dicho:
Con la multitud de mis
carros he subido a las alturas de los montes, a lo más inaccesible del Líbano;
cortaré sus altos cedros, sus cipreses más escogidos; me alojaré en sus más
remotos lugares, en el bosque de sus feraces campos.
24 Yo he cavado y bebido
las aguas extrañas, he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de
Egipto.
25 ¿Nunca has oído que
desde tiempos antiguos yo lo hice, y que desde los días de la antigüedad lo
tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer desolaciones,
para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.
26 Sus moradores fueron de
corto poder; fueron acobardados y confundidos; vinieron a ser como la hierba del
campo, y como hortaliza verde, como heno de los terrados, marchitado antes de su
madurez.
27 He conocido tu
situación, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
28 Por cuanto te has
airado contra mí, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi
garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por
donde viniste.
29 Y esto te daré por
señal, oh Ezequías:
Este año comeréis lo que
nacerá de suyo, y el segundo año lo que nacerá de suyo; y el tercer año
sembraréis, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellas.
30 Y lo que hubiere
escapado, lo que hubiere quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíces
abajo, y llevará fruto arriba.
31 Porque saldrá de
Jerusalén remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de
los ejércitos hará esto.
32 Por tanto, así dice
Jehová acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta
ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni
levantará contra ella baluarte.
33 Por el mismo camino que
vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
34 Porque yo ampararé esta
ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
35 Y aconteció que aquella
misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a
ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que
todo era cuerpos de muertos.
36 Entonces Senaquerib rey
de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó.
37 Y aconteció que
mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus
hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar
Esarhadón su hijo.
Enfermedad de Ezequías
(2 Cr.32.24-26; Is.38.1-22)
2 REYES
20
1 En aquellos días
Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y
le dijo:
Jehová dice así:
Ordena tu casa, porque
morirás, y no vivirás.
2 Entonces él volvió su
rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo:
3 Te ruego, oh Jehová, te
ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro
corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran
lloro.
4 Y antes que Isaías
saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
5 Vuelve, y di a
Ezequías, príncipe de mi pueblo:
Así dice Jehová, el Dios
de David tu padre:
Yo he oído tu oración, y
he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa
de Jehová.
6 Y añadiré a tus días
quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y
ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
7 Y dijo Isaías:
Tomad masa de higos. Y
tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.
8 Y Ezequías había dicho a
Isaías:
¿Qué señal tendré de que
Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día?
9 Respondió Isaías:
Esta señal tendrás de
Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho:
¿Avanzará la sombra diez
grados, o retrocederá diez grados?
10 Y Ezequías respondió:
Fácil cosa es que la
sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.
11 Entonces el profeta
Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había
descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 Cr.32.27-31; Is.39.1-8)
12 En aquel tiempo Merodac-baladán
hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió mensajeros con cartas y presentes a
Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.
13 Y Ezequías los oyó, y
les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, oro, y especias, y ungüentos
preciosos, y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna
cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todos sus
dominios.
14 Entonces el profeta
Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo:
¿Qué dijeron aquellos
varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió:
De lejanas tierras han
venido, de Babilonia.
15 Y él le volvió a decir:
¿Qué vieron en tu casa? Y
Ezequías respondió:
Vieron todo lo que había
en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase.
16 Entonces Isaías dijo a
Ezequías:
Oye palabra de Jehová:
17 He aquí vienen días en
que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta
hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dijo Jehová.
18 Y de tus hijos que
saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del
rey de Babilonia.
19 Entonces Ezequías dijo
a Isaías:
La palabra de Jehová que
has hablado, es buena. Después dijo:
Habrá al menos paz y
seguridad en mis días.
Muerte
de Ezequías
(2 Cr.32.32-33)
20 Los demás hechos de
Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las
aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá?
21 Y durmió Ezequías con
sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo.
Reinado
de Manasés
(2 Cr.33.1-20)
2 REYES
21
1 De doce años era Manasés
cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre
de su madre fue Hepsiba.
2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado
de delante de los hijos de Israel.
3 Porque volvió a edificar
los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a
Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a
todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas.
4 Asimismo edificó altares
en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho:
Yo pondré mi nombre en
Jerusalén.
5 Y edificó altares para
todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.
6 Y pasó a su hijo por
fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores
y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para
provocarlo a ira.
7 Y puso una imagen de
Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a
Salomón su hijo:
Yo pondré mi nombre para
siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de
Israel;
8 y no volveré a hacer que
el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que
guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a
toda la ley que mi siervo Moisés les mandó.
9 Mas ellos no escucharon;
y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó
delante de los hijos de Israel.
10 Habló, pues, Jehová por
medio de sus siervos los profetas, diciendo:
11 Por cuanto Manasés rey
de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que
hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá
con sus ídolos;
12 por tanto, así ha dicho
Jehová el Dios de Israel:
He aquí yo traigo tal mal
sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos.
13 Y extenderé sobre
Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a
Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo.
14 Y desampararé el resto
de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y
despojo de todos sus adversarios;
15 por cuanto han hecho lo
malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres
salieron de Egipto hasta hoy.
16 Fuera de esto, derramó
Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de
extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que
hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.
17 Los demás hechos de
Manasés, y todo lo que hizo, y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en
el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
18 Y durmió Manasés con
sus padres, y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza, y
reinó en su lugar Amón su hijo.
Reinado
de Amón
(2 Cr.33.21-25)
19 De veintidós años era
Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Mesulemet hija de Haruz, de Jotba.
20 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre.
21 Y anduvo en todos los
caminos en que su padre anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales había servido
su padre, y los adoró;
22 y dejó a Jehová el Dios
de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová.
23 Y los siervos de Amón
conspiraron contra él, y mataron al rey en su casa.
24 Entonces el pueblo de
la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y puso el
pueblo de la tierra por rey en su lugar a Josías su hijo.
25 Los demás hechos de
Amón, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
26 Y fue sepultado en su
sepulcro en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Josías su hijo.
Reinado
de Josías
(2 Cr.34.1-2)
2 REYES
22
1 Cuando Josías comenzó a
reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su
madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat.
2 E hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a
derecha ni a izquierda.
Hallazgo del libro de la ley
(2 Cr.34.8-33)
3 A los dieciocho años del
rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la
casa de Jehová, diciendo:
4 Ve al sumo sacerdote
Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han
recogido del pueblo los guardianes de la puerta,
5 y que lo pongan en manos
de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová,
y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar
las grietas de la casa;
6 a los carpinteros,
maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la
casa;
7 y que no se les tome
cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con
honradez.
8 Entonces dijo el sumo
sacerdote Hilcías al escriba Safán:
He hallado el libro de la
ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.
9 Viniendo luego el
escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo:
Tus siervos han recogido
el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que
hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová.
10 Asimismo el escriba
Safán declaró al rey, diciendo:
El sacerdote Hilcías me
ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.
11 Y cuando el rey hubo
oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.
12 Luego el rey dio orden
al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al
escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo:
13 Id y preguntad a
Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este
libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido
contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este
libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.
14 Entonces fueron el
sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer
de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba
en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella.
15 Y ella les dijo:
Así ha dicho Jehová el
Dios de Israel:
Decid al varón que os
envió a mí:
16 Así dijo Jehová:
He aquí yo traigo sobre
este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que
ha leído el rey de Judá;
17 por cuanto me dejaron a
mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de
sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.
18 Mas al rey de Judá que
os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así:
Así ha dicho Jehová el
Dios de Israel:
Por cuanto oíste las
palabras del libro,
19 y tu corazón se
enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he
pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados
y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te
he oído, dice Jehová.
20 Por tanto, he aquí yo
te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus
ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la
respuesta.
2 REYES
23
1 Entonces el rey mandó
reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
2 Y subió el rey a la casa
de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén,
con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el
más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que
había sido hallado en la casa de Jehová.
3 Y poniéndose el rey en
pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de
Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo
el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que
estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
Reformas de Josías
(2 Cr.34.3-7)
4 Entonces mandó el rey al
sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de
la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido
hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó
fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a
Bet-el.
5 Y quitó a los sacerdotes
idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los
lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y
asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos
del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.
6 Hizo también sacar la
imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del
Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el
polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.
7 Además derribó los
lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los
cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.
8 E hizo venir todos los
sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los
sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares
de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la
ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.
9 Pero los sacerdotes de
los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían
panes sin levadura entre sus hermanos.
10 Asimismo profanó a
Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o
su hija por fuego a Moloc.
11 Quitó también los
caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de
Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los
ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.
12 Derribó además el rey
los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de
Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la
casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.
13 Asimismo profanó el rey
los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte
de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret
ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom
ídolo abominable de los hijos de Amón.
14 Y quebró las estatuas,
y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.
15 Igualmente el altar que
estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que
hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo
polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.
16 Y se volvió Josías, y
viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de
los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la
palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había
anunciado esto.
17 Después dijo:
¿Qué monumento es este
que veo? Y los de la ciudad le respondieron:
Este es el sepulcro del
varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre
el altar de Bet-el.
18 Y él dijo:
Dejadlo; ninguno mueva
sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que
había venido de Samaria.
19 Y todas las casas de
los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían
hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo
de ellas como había hecho en Bet-el.
20 Mató además sobre los
altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó
sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.
Josías
celebra la pascua
(2 Cr.35.1-19)
21 Entonces mandó el rey a
todo el pueblo, diciendo:
Haced la pascua a Jehová
vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.
22 No había sido hecha tal
pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los
tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.
23 A los dieciocho años
del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.
Persiste la ira de Jehová contra Judá
24 Asimismo barrió Josías
a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían
en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que
estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa
de Jehová.
25 No hubo otro rey antes
de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de
todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro
igual.
26 Con todo eso, Jehová no
desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas
las provocaciones con que Manasés le había irritado.
27 Y dijo Jehová:
También quitaré de mi
presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había
escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho:
Mi nombre estará allí.
Muerte
de Josías
(2 Cr.35.20-27)
28 Los demás hechos de
Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Judá?
29 En aquellos días Faraón
Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria al río Eufrates, y salió
contra él el rey Josías; pero aquél, así que le vio, lo mató en Meguido.
30 Y sus siervos lo
pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo
sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de
Josías, y lo ungieron y lo pusieron por rey en lugar de su padre.
Reinado
y destronamiento de Joacaz
(2 Cr.36.1-4)
31 De veintitrés años era
Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna.
32 Y él hizo lo malo ante
los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho.
33 Y lo puso preso Faraón
Necao en Ribla en la provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e
impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de plata, y uno de oro.
34 Entonces Faraón Necao
puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió
el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y murió allí.
35 Y Joacim pagó a Faraón
la plata y el oro; mas hizo avaluar la tierra para dar el dinero conforme al
mandamiento de Faraón, sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de
cada uno según la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao.
Reinado
de Joacim
(2 Cr.36.5-8)
36 De veinticinco años era
Joacim cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma.
37 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho.
2 REYES
24
1 En su tiempo subió en
campaña Nabucodonosor rey de Babilonia. Joacim vino a ser su siervo por tres
años, pero luego volvió y se rebeló contra él.
2 Pero Jehová envió contra
Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de
amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la
palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas.
3 Ciertamente vino esto
contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los
pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo;
4 asimismo por la sangre
inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por
tanto, no quiso perdonar.
5 Los demás hechos de
Joacim, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá?
6 Y durmió Joacim con sus
padres, y reinó en su lugar Joaquín su hijo.
7 Y nunca más el rey de
Egipto salió de su tierra; porque el rey de Babilonia le tomó todo lo que era
suyo desde el río de Egipto hasta el río Eufrates.
Joaquín
y los nobles son llevados cautivos a Babilonia
(2 Cr.36.9-10)
8 De dieciocho años era
Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de
su madre fue Nehusta hija de Elnatán, de Jerusalén.
9 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.
10 En aquel tiempo
subieron contra Jerusalén los siervos de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la
ciudad fue sitiada.
11 Vino también
Nabucodonosor rey de Babilonia contra la ciudad, cuando sus siervos la tenían
sitiada.
12 Entonces salió Joaquín
rey de Judá al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y sus
oficiales; y lo prendió el rey de Babilonia en el octavo año de su reinado.
13 Y sacó de allí todos
los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y rompió en
pedazos todos los utensilios de oro que había hecho Salomón rey de Israel en la
casa de Jehová, como Jehová había dicho.
14 Y llevó en cautiverio a
toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los hombres valientes, hasta
diez mil cautivos, y a todos los artesanos y herreros; no quedó nadie, excepto
los pobres del pueblo de la tierra.
15 Asimismo llevó cautivos
a Babilonia a Joaquín, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus
oficiales y a los poderosos de la tierra; cautivos los llevó de Jerusalén a
Babilonia.
16 A todos los hombres de
guerra, que fueron siete mil, y a los artesanos y herreros, que fueron mil, y a
todos los valientes para hacer la guerra, llevó cautivos el rey de Babilonia.
17 Y el rey de Babilonia
puso por rey en lugar de Joaquín a Matanías su tío, y le cambió el nombre por el
de Sedequías.
Reinado
de Sedequías
(2 Cr.36.11-16; Jer.52.1-3)
18 De veintiún años era
Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. El nombre de
su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna.
19 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho Joacim.
20 Vino, pues, la ira de
Jehová contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. Y Sedequías
se rebeló contra el rey de Babilonia.
Caída
de Jerusalén
(Jer.39.1-7;52.3-11)
2 REYES
25
1 Aconteció a los nueve
años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que Nabucodonosor
rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y
levantó torres contra ella alrededor.
2 Y estuvo la ciudad
sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías.
3 A los nueve días del
cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el
pueblo de la tierra.
4 Abierta ya una brecha en
el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino
de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey,
estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del
Arabá.
5 Y el ejército de los
caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido
dispersado todo su ejército.
6 Preso, pues, el rey, le
trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia.
7 Degollaron a los hijos
de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con
cadenas lo llevaron a Babilonia.
Cautividad de Judá
(2 Cr.36.17-21; Jer.39.8-10;52.12-30)
8 En el mes quinto, a los
siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia,
vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de
Babilonia.
9 Y quemó la casa de
Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de
los príncipes quemó a fuego.
10 Y todo el ejército de
los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor
de Jerusalén.
11 Y a los del pueblo que
habían quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a
los que habían quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán,
capitán de la guardia.
12 Mas de los pobres de la
tierra dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la
tierra.
13 Y quebraron los caldeos
las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar
de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron el bronce a Babilonia.
14 Llevaron también los
calderos, las paletas, las despabiladeras, los cucharones, y todos los
utensilios de bronce con que ministraban;
15 incensarios, cuencos,
los que de oro, en oro, y los que de plata, en plata; todo lo llevó el capitán
de la guardia.
16 Las dos columnas, un
mar, y las basas que Salomón había hecho para la casa de Jehová; no fue posible
pesar todo esto.
17 La altura de una
columna era de dieciocho codos, y tenía encima un capitel de bronce; la altura
del capitel era de tres codos, y sobre el capitel había una red y granadas
alrededor, todo de bronce; e igual labor había en la otra columna con su red.
18 Tomó entonces el
capitán de la guardia al primer sacerdote Seraías, al segundo sacerdote Sofonías,
y tres guardas de la vajilla;
19 y de la ciudad tomó un
oficial que tenía a su cargo los hombres de guerra, y cinco varones de los
consejeros del rey, que estaban en la ciudad, el principal escriba del ejército,
que llevaba el registro de la gente del país, y sesenta varones del pueblo de la
tierra, que estaban en la ciudad.
20 Estos tomó Nabuzaradán,
capitán de la guardia, y los llevó a Ribla al rey de Babilonia.
21 Y el rey de Babilonia
los hirió y mató en Ribla, en tierra de Hamat. Así fue llevado cautivo Judá de
sobre su tierra.
El
remanente huye a Egipto
22 Y al pueblo que
Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en tierra de Judá, puso por gobernador a
Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán.
23 Y oyendo todos los
príncipes del ejército, ellos y su gente, que el rey de Babilonia había puesto
por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa; Ismael hijo de Netanías,
Johanán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanhumet netofatita, y Jaazanías hijo de
un maacateo, ellos con los suyos.
24 Entonces Gedalías les
hizo juramento a ellos y a los suyos, y les dijo:
No temáis de ser siervos
de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá
bien.
25 Mas en el mes séptimo
vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la estirpe real, y con él diez
varones, e hirieron a Gedalías, y murió; y también a los de Judá y a los caldeos
que estaban con él en Mizpa.
26 Y levantándose todo el
pueblo, desde el menor hasta el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron
a Egipto, por temor de los caldeos.
Joaquín
es libertado y recibe honores en Babilonia
(Jer.52.31-34)
27 Aconteció a los treinta
y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los
veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de
su reinado, libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel;
28 y le habló con
benevolencia, y puso su trono más alto que los tronos de los reyes que estaban
con él en Babilonia.
29 Y le cambió los
vestidos de prisionero, y comió siempre delante de él todos los días de su vida.
30 Y diariamente le fue
dada su comida de parte del rey, de continuo, todos los días de su vida.
1 CRÓNICAS 1
Primer Libro de
CRÓNICAS
Descendientes de Adán
(Gn.5.1-32)
1 Adán, Set, Enós,
2 Cainán, Mahalaleel,
Jared,
3 Enoc, Matusalén, Lamec,
4 Noé, Sem, Cam y Jafet.
Descendientes de los hijos de Noé
(Gn.10.1-32)
5 Los hijos de Jafet:
Gomer, Magog, Madai,
Javán, Tubal, Mesec y Tiras.
6 Los hijos de Gomer:
Askenaz, Rifat y Togarma.
7 Los hijos de Javán:
Elisa, Tarsis, Quitim y
Dodanim.
8 Los hijos de Cam:
Cus, Mizraim, Fut y
Canaán.
9 Los hijos de Cus:
Seba, Havila, Sabta,
Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama:
Seba y Dedán.
10 Cus engendró a Nimrod;
éste llegó a ser poderoso en la tierra.
11 Mizraim
engendró a Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim,
12 Patrusim y Casluhim; de
éstos salieron los filisteos y los caftoreos.
13 Canaán engendró a Sidón
su primogénito, y a Het,
14 al jebuseo, al amorreo,
al gergeseo,
15 al heveo, al araceo, al
sineo,
16 al arvadeo, al zemareo
y al hamateo.
17 Los hijos de Sem:
Elam, Asur, Arfaxad, Lud,
Aram, Uz, Hul, Geter y Mesec.
18 Arfaxad engendró a Sela,
y Sela engendró a Heber.
19 Y a Heber nacieron dos
hijos; el nombre del uno fue Peleg, por cuanto en sus días fue dividida la
tierra; y el nombre de su hermano fue Joctán.
20 Joctán engendró a
Almodad, Selef, Hazar-mavet y Jera.
21 A Adoram también, a
Uzal, Dicla,
22 Ebal, Abimael, Seba,
23 Ofir, Havila y Jobab;
todos hijos de Joctán.
Descendientes de Sem
(Gn.11.10-26)
24 Sem, Arfaxad, Sela,
25 Heber, Peleg, Reu,
26 Serug, Nacor, Taré,
27 y Abram, el cual es
Abraham.
Descendientes de Ismael y de Cetura
(Gn.25.1-6,12-18)
28 Los hijos de Abraham:
Isaac e Ismael.
29 Y estas son sus
descendencias:
el primogénito de Ismael,
Nebaiot; después Cedar, Adbeel, Mibsam,
30 Misma, Duma, Massa,
Hadad, Tema,
31 Jetur, Nafis y Cedema;
éstos son los hijos de Ismael.
32 Y Cetura, concubina de
Abraham, dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Los hijos de
Jocsán:
Seba y Dedán.
33 Los hijos de Madián:
Efa, Efer, Hanoc, Abida y
Elda; todos éstos fueron hijos de Cetura.
Descendientes de Esaú
(Gn.36.1-43)
34 Abraham engendró a
Isaac, y los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel.
35 Los hijos de Esaú:
Elifaz, Reuel, Jeús,
Jaalam y Coré.
36 Los hijos de Elifaz:
Temán, Omar, Zefo, Gatam,
Cenaz, Timna y Amalec.
37 Los hijos de Reuel:
Nahat, Zera, Sama y Miza.
38 Los hijos de Seir:
Lotán, Sobal, Zibeón, Aná,
Disón, Ezer y Disán.
39 Los hijos de Lotán:
Hori y Homam; y Timna fue
hermana de Lotán.
40 Los hijos de Sobal:
Alván, Manahat, Ebal,
Sefo y Onam. Los hijos de Zibeón:
Aja y Aná.
41 Disón fue hijo de Aná;
y los hijos de Disón:
Amram, Esbán, Itrán y
Querán.
42 Los hijos de Ezer:
Bilhán, Zaaván y Jaacán.
Los hijos de Disán:
Uz y Arán.
43 Y estos son los reyes
que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de
Israel:
Bela hijo de Beor; y el
nombre de su ciudad fue Dinaba.
44 Muerto Bela, reinó en
su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra.
45 Y muerto Jobab, reinó
en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas.
46 Muerto Husam, reinó en
su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el
nombre de su ciudad fue Avit.
47 Muerto Hadad, reinó en
su lugar Samla de Masreca.
48 Muerto también Samla,
reinó en su lugar Saúl de Rehobot, que está junto al Eufrates.
49 Y muerto Saúl, reinó en
su lugar Baal-hanán hijo de Acbor.
50 Muerto Baal-hanán,
reinó en su lugar Hadad, el nombre de cuya ciudad fue Pai; y el nombre de su
mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab.
51 Muerto Hadad,
sucedieron en Edom los jefes Timna, Alva, Jetet,
52 Aholibama, Ela, Pinón,
53 Cenaz, Temán, Mibzar,
54 Magdiel e Iram. Estos
fueron los jefes de Edom.
CRÓNICAS
2
Los
hijos de Israel
(Gn.35.22-26)
1 Estos son los hijos de
Israel:
Rubén, Simeón, Leví,
Judá, Isacar, Zabulón,
2 Dan, José, Benjamín,
Neftalí, Gad y Aser.
Descendientes de Judá
3 Los hijos de Judá:
Er, Onán y Sela. Estos
tres le nacieron de la hija de Súa, cananea. Y Er, primogénito de Judá, fue malo
delante de Jehová, quien lo mató.
4 Y Tamar su nuera dio a
luz a Fares y a Zera. Todos los hijos de Judá fueron cinco.
5 Los hijos de Fares:
Hezrón y Hamul.
6 Y los hijos de Zera:
Zimri, Etán, Hemán,
Calcol y Dara; por todos cinco.
7 Hijo de Carmi fue Acán,
el que perturbó a Israel, porque prevaricó en el anatema.
8 Azarías fue hijo de Etán.
9 Los hijos que nacieron a
Hezrón:
Jerameel, Ram y Quelubai.
10 Ram engendró a Aminadab,
y Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá.
11 Naasón engendró a
Salmón, y Salmón engendró a Booz.
12 Booz engendró a Obed, y
Obed engendró a Isaí,
13 e Isaí engendró a Eliab
su primogénito, el segundo Abinadab, Simea el tercero,
14 el cuarto Natanael, el
quinto Radai,
15 el sexto Ozem, el
séptimo David,
16 de los cuales Sarvia y
Abigail fueron hermanas. Los hijos de Sarvia fueron tres:
Abisai, Joab y Asael.
17 Abigail dio a luz a
Amasa, cuyo padre fue Jeter ismaelita,
18 Caleb hijo de Hezrón
engendró a Jeriot de su mujer Azuba. Y los hijos de ella fueron Jeser, Sobab y
Ardón.
19 Muerta Azuba, tomó
Caleb por mujer a Efrata, la cual dio a luz a Hur.
20 Y Hur engendró a Uri, y
Uri engendró a Bezaleel.
21 Después entró Hezrón a
la hija de Maquir padre de Galaad, la cual tomó siendo él de sesenta años, y
ella dio a luz a Segub.
22 Y Segub engendró a
Jair, el cual tuvo veintitrés ciudades en la tierra de Galaad.
23 Pero Gesur y Aram
tomaron de ellos las ciudades de Jair, con Kenat y sus aldeas, sesenta lugares.
Todos éstos fueron de los hijos de Maquir padre de Galaad.
24 Muerto Hezrón en Caleb
de Efrata, Abías mujer de Hezrón dio a luz a Asur padre de Tecoa.
25 Los hijos de Jerameel
primogénito de Hezrón fueron Ram su primogénito, Buna, Orén, Ozem y Ahías.
26 Y tuvo Jerameel otra
mujer llamada Atara, que fue madre de Onam.
27 Los hijos de Ram
primogénito de Jerameel fueron Maaz, Jamín y Equer.
28 Y los hijos de Onam
fueron Samai y Jada. Los hijos de Samai:
Nadab y Abisur.
29 Y el nombre de la mujer
de Abisur fue Abihail, la cual dio a luz a Ahbán y a Molid.
30 Los hijos de Nadab:
Seled y Apaim. Y Seled
murió sin hijos.
31 Isi fue hijo de Apaim,
y Sesán hijo de Isi, e hijo de Sesán, Ahlai.
32 Los hijos de Jada
hermano de Samai:
Jeter y Jonatán. Y murió
Jeter sin hijos.
33 Los hijos de Jonatán:
Pelet y Zaza. Estos
fueron los hijos de Jerameel.
34 Y Sesán no tuvo hijos,
sino hijas; pero tenía Sesán un siervo egipcio llamado Jarha.
35 A éste Sesán dio su
hija por mujer, y ella dio a luz a Atai.
36 Atai engendró a Natán,
y Natán engendró a Zabad;
37 Zabad engendró a Eflal,
Eflal engendró a Obed;
38 Obed engendró a Jehú,
Jehú engendró a Azarías;
39 Azarías engendró a
Heles, Heles engendró a Elasa;
40 Elasa engendró a Sismai,
Sismai engendró a Salum;
41 Salum engendró a
Jecamías, y Jecamías engendró a Elisama.
42 Los hijos de Caleb
hermano de Jerameel fueron:
Mesa su primogénito, que
fue el padre de Zif; y los hijos de Maresa padre de Hebrón.
43 Y los hijos de Hebrón:
Coré, Tapúa, Requem y
Sema.
44 Sema engendró a Raham
padre de Jorcoam, y Requem engendró a Samai.
45 Maón fue hijo de Samai,
y Maón padre de Bet-sur.
46 Y Efa concubina de
Caleb dio a luz a Harán, a Mosa y a Gazez. Y Harán engendró a Gazez.
47 Los hijos de Jahdai:
Regem, Jotam, Gesam,
Pelet, Efa y Saaf.
48 Maaca concubina de
Caleb dio a luz a Seber y a Tirhana.
49 También dio a luz a
Saaf padre de Madmana, y a Seva padre de Macbena y padre de Gibea. Y Acsa fue
hija de Caleb.
50 Estos fueron los hijos
de Caleb. Los hijos de Hur primogénito de Efrata:
Sobal padre de Quiriat-jearim,
51 Salma padre de Belén, y
Haref padre de Bet-gader.
52 Y los hijos de Sobal
padre de Quiriat-jearim fueron Haroe, la mitad de los manahetitas.
53 Y las familias de
Quiriat-jearim fueron los itritas, los futitas, los sumatitas y los misraítas,
de los cuales salieron los zoratitas y los estaolitas.
54 Los hijos de Salma:
Belén, y los netofatitas,
Atrot-bet-joab, y la mitad de los manahetitas, los zoraítas.
55 Y las familias de los
escribas que moraban en Jabes fueron los tirateos, los simeateos y los sucateos,
los cuales son los ceneos que vinieron de Hamat padre de la casa de Recab.
Los
hijos de David
(2 S.3.2-5;5.13-16;1 Cr.14.3-7)
1
CRÓNICAS 3
1 Estos son los hijos de
David que le nacieron en Hebrón:
Amnón el primogénito, de
Ahinoam jezreelita; el segundo, Daniel, de Abigail la de Carmel;
2 el tercero, Absalón hijo
de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; el cuarto, Adonías hijo de Haguit;
3 el quinto, Sefatías, de
Abital; el sexto, Itream, de Egla su muJer.4 Estos seis le nacieron en Hebrón,
donde reinó siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años.
5 Estos cuatro le nacieron
en Jerusalén:
Simea, Sobab, Natán, y
Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel.
6 Y otros nueve:
Ibhar, Elisama, Elifelet,
7 Noga, Nefeg, Jafía,
8 Elisama, Eliada y
Elifelet.
9 Todos éstos fueron los
hijos de David, sin los hijos de las concubinas. Y Tamar fue hermana de ellos.
Descendientes de Salomón
10 Hijo de Salomón fue
Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat,
11 de quien fue hijo Joram,
cuyo hijo fue Ocozías, hijo del cual fue Joás,
12 del cual fue hijo
Amasías, cuyo hijo fue Azarías, e hijo de éste, Jotam.
13 Hijo de éste fue Acaz,
del que fue hijo Ezequías, cuyo hijo fue Manasés,
14 del cual fue hijo Amón,
cuyo hijo fue Josías.
15 Y los hijos de Josías:
Johanán su primogénito,
el segundo Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum.
16 Los hijos de Joacim:
Jeconías su hijo, hijo
del cual fue Sedequías.
17 Y los hijos de Jeconías:
Asir, Salatiel,
18 Malquiram, Pedaías,
Senazar, Jecamías, Hosama y Nedabías.
19 Los hijos de Pedaías:
Zorobabel y Simei. Y los
hijos de Zorobabel:
Mesulam, Hananías, y
Selomit su hermana;
20 y Hasuba, Ohel,
Berequías, Hasadías y Jusab-hesed; cinco por todos.
21 Los hijos de Hananías:
Pelatías y Jesaías; su
hijo, Refaías; su hijo, Arnán; su hijo, Abdías; su hijo, Secanías.
22 Hijo de Secanías fue
Semaías; y los hijos de Semaías:
Hatús, Igal, Barías,
Nearías y Safat, seis.
23 Los hijos de Nearías
fueron estos tres:
Elioenai, Ezequías y
Azricam.
24 Los hijos de Elioenai
fueron estos siete:
Hodavías, Eliasib,
Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani.
Descendientes de Judá
1
CRÓNICAS 4
1 Los hijos de Judá:
Fares, Hezrón, Carmi, Hur
y Sobal.
2 Reaía hijo de Sobal
engendró a Jahat, y Jahat engendró a Ahumai y a Lahad. Estas son las familias de
los zoratitas.
3 Y estas son las del
padre de Etam:
Jezreel, Isma e Ibdas. Y
el nombre de su hermana fue Haze-lelponi.
4 Penuel fue padre de
Gedor, y Ezer padre de Husa. Estos fueron los hijos de Hur primogénito de Efrata,
padre de Belén.
5 Asur padre de Tecoa tuvo
dos mujeres, Hela y Naara.
6 Y Naara dio a luz a
Ahuzam, Hefer, Temeni y Ahastari. Estos fueron los hijos de Naara.
7 Los hijos de Hela:
Zeret, Jezoar y Etnán.
8 Cos engendró a Anub, a
Zobeba, y la familia de Aharhel hijo de Harum.
9 Y Jabes fue más ilustre
que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo:
Por cuanto lo di a luz en
dolor.
10 E invocó Jabes al Dios
de Israel, diciendo:
¡Oh, si me dieras
bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me
libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.
11 Quelub hermano de Súa
engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón.
12 Y Estón engendró a Bet-rafa,
a Paseah, y a Tehina padre de la ciudad de Nahas; éstos son los varones de Reca.
13 Los hijos de Cenaz:
Otoniel y Seraías. Los
hijos de Otoniel:
Hatat,
14 y Meonotai, el cual
engendró a Ofra. Y Seraías engendró a Joab, padre de los habitantes del valle de
Carisim, porque fueron artífices.
15 Los hijos de Caleb hijo
de Jefone:
Iru, Ela y Naam; e hijo
de Ela fue Cenaz.
16 Los hijos de Jehalelel:
Zif, Zifa, Tirías y
Asareel.
17 Y los hijos de Esdras:
Jeter, Mered, Efer y
Jalón; también engendró a María, a Samai y a Isba padre de Estemoa.
18 Y su mujer Jehudaía dio
a luz a Jered padre de Gedor, a Heber padre de Soco y a Jecutiel padre de Zanoa.
Estos fueron los hijos de Bitia hija de Faraón, con la cual casó Mered.
19 Y los hijos de la mujer
de Hodías, hermana de Naham, fueron el padre de Keila garmita, y Estemoa
maacateo.
20 Los hijos de Simón:
Amnón, Rina, Ben-hanán y
Tilón. Y los hijos de Isi:
Zohet y Benzohet.
21 Los hijos de Sela hijo
de Judá:
Er padre de Leca, y Laada
padre de Maresa, y las familias de los que trabajan lino en Bet- asbea;
22 y Joacim, y los varones
de Cozeba, Joás, y Saraf, los cuales dominaron en Moab y volvieron a Lehem,
según registros antiguos.
23 Estos eran alfareros, y
moraban en medio de plantíos y cercados; moraban allá con el rey, ocupados en su
servicio.
Descendientes de Simeón
24 Los hijos de Simeón:
Nemuel, Jamín, Jarib,
Zera, Saúl,
25 y Salum su hijo, Mibsam
su hijo y Misma su hijo.
26 Los hijos de Misma:
Hamuel su hijo, Zacur su
hijo, y Simei su hijo.
27 Los hijos de Simei
fueron dieciséis, y seis hijas; pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni
multiplicaron toda su familia como los hijos de Judá.
28 Y habitaron en Beerseba,
Molada, Hazar-sual,
29 Bilha,
Ezem, Tolad,
30 Betuel,
Horma, Siclag,
31 Bet-marcabot,
Hazar-susim, Bet-birai y Saaraim.
Estas fueron sus ciudades
hasta el reinado de David.
32 Y sus aldeas fueron
Etam, Aín, Rimón, Toquén y Asán; cinco pueblos,
33 y todas sus aldeas que
estaban en contorno de estas ciudades hasta Baal. Esta fue su habitación, y esta
su descendencia.
34 Y Mesobab, Jamlec,
Josías hijo de Amasías,
35 Joel, Jehú hijo de
Josibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel,
36 Elioenai, Jaacoba,
Jesohaía, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaía,
37 y Ziza hijo de Sifi,
hijo de Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías.
38 Estos, por sus nombres,
son los principales entre sus familias; y las casas de sus padres fueron
multiplicadas en gran manera.
39 Y llegaron hasta la
entrada de Gedor hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus ganados.
40 Y hallaron gruesos y
buenos pastos, y tierra ancha y espaciosa, quieta y reposada, porque los de Cam
la habitaban antes.
41 Y estos que han sido
escritos por sus nombres, vinieron en días de Ezequías rey de Judá, y
desbarataron sus tiendas y cabañas que allí hallaron, y los destruyeron hasta
hoy, y habitaron allí en lugar de ellos; por cuanto había allí pastos para sus
ganados.
42 Asimismo quinientos
hombres de ellos, de los hijos de Simeón, fueron al monte de Seir, llevando por
capitanes a Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isi,
43 y destruyeron a los que
habían quedado de Amalec, y habitaron allí hasta hoy.
Descendientes de Rubén
1
CRÓNICAS 5
1 Los hijos de Rubén
primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de
su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo
de Israel, y no fue contado por primogénito;
2 bien que Judá llegó a
ser el mayor sobre sus hermanos, y el príncipe de ellos; mas el derecho de
primogenitura fue de José);
3 fueron, pues, los hijos
de Rubén primogénito de Israel:
Hanoc, Falú, Hezrón y
Carmi.
4 Los hijos de Joel:
Semaías su hijo, Gog su
hijo, Simei su hijo,
5 Micaía su hijo, Reaía su
hijo, Baal su hijo,
6 Beera su hijo, el cual
fue transportado por Tiglat-pileser rey de los asirios. Este era principal de
los rubenitas.
7 Y sus hermanos por sus
familias, cuando eran contados en sus descendencias, tenían por príncipes a
Jeiel y a Zacarías.
8 Y Bela hijo de Azaz,
hijo de Sema, hijo de Joel, habitó en Aroer hasta Nebo y Baal-meón.
9 Habitó también desde el
oriente hasta la entrada del desierto, desde el río Eufrates; porque tenía mucho
ganado en la tierra de Galaad.
10 Y en los días de Saúl
hicieron guerra contra los agarenos, los cuales cayeron en su mano; y ellos
habitaron en sus tiendas en toda la región oriental de Galaad.
Descendientes de Gad
11 Y los hijos de Gad
habitaron enfrente de ellos en la tierra de Basán hasta Salca.
12 Joel fue el principal
en Basán; el segundo Safán, luego Jaanai, después Safat.
13 Y sus hermanos, según
las familias de sus padres, fueron Micael, Mesulam, Seba, Jorai, Jacán, Zía y
Heber; por todos siete.
14 Estos fueron los hijos
de Abihail hijo de Huri, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de
Jesisai, hijo de Jahdo, hijo de Buz.
15 También Ahí hijo de
Abdiel, hijo de Guni, fue principal en la casa de sus padres.
16 Y habitaron en Galaad,
en Basán y en sus aldeas, y en todos los ejidos de Sarón hasta salir de ellos.
17 Todos éstos fueron
contados por sus generaciones en días de Jotam rey de Judá y en días de Jeroboam
rey de Israel.
Historia de las dos tribus y media
18 Los hijos de Rubén y de
Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que traían escudo y
espada, que entesaban arco, y diestros en la guerra, eran cuarenta y cuatro mil
setecientos sesenta que salían a batalla.
19 Estos tuvieron guerra
contra los agarenos, y Jetur, Nafis y Nodab.
20 Y fueron ayudados
contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en
sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque
esperaron en él.
21 Y tomaron sus ganados,
cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos; y cien
mil personas.
22 Y cayeron muchos
muertos, porque la guerra era de Dios; y habitaron en sus lugares hasta el
cautiverio.
23 Los hijos de la media
tribu de Manasés, multiplicados en gran manera, habitaron en la tierra desde
Basán hasta Baal- hermón y Senir y el monte de Hermón.
24 Y estos fueron los
jefes de las casas de sus padres:
Efer, Isi, Eliel, Azriel,
Jeremías, Hodavías y Jahdiel, hombres valientes y esforzados, varones de nombre
y jefes de las casas de sus padres.
25 Pero se rebelaron
contra el Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los
pueblos de la tierra, a los cuales Jehová había quitado de delante de ellos;
26 por lo cual el Dios de
Israel excitó el espíritu de Pul rey de los asirios, y el espíritu de Tiglat-pileser
rey de los asirios, el cual transportó a los rubenitas y gaditas y a la media
tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río Gozán, hasta
hoy.
Descendientes de Leví
1
CRÓNICAS 6
1 Los hijos de Leví:
Gersón, Coat y Merari.
2 Los hijos de Coat:
Amram, Izhar, Hebrón y
Uziel.
3 Los hijos de Amram:
Aarón, Moisés y María.
Los hijos de Aarón:
Nadab, Abiú, Eleazar e
Itamar.
4 Eleazar engendró a
Finees, Finees engendró a Abisúa,
5 Abisúa engendró a Buqui,
Buqui engendró a Uzi,
6 Uzi engendró a Zeraías,
Zeraías engendró a Meraiot,
7 Meraiot engendró a
Amarías, Amarías engendró a Ahitob,
8 Ahitob engendró a Sadoc,
Sadoc engendró a Ahimaas,
9 Ahimaas engendró a
Azarías, Azarías engendró a Johanán,
10 y Johanán engendró a
Azarías, el que tuvo el sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén.
11 Azarías engendró a
Amarías, Amarías engendró a Ahitob,
12 Ahitob engendró a
Sadoc, Sadoc engendró a Salum,
13 Salum engendró a
Hilcías, Hilcías engendró a Azarías,
14 Azarías engendró a
Seraías, y Seraías engendró a Josadac,
15 y Josadac fue llevado
cautivo cuando Jehová transportó a Judá y a Jerusalén por mano de Nabucodonosor.
16 Los hijos de Leví:
Gersón, Coat y Merari.
17 Y estos son los nombres
de los hijos de Gersón:
Libni y Simei.
18 Los hijos de Coat:
Amram, Izhar, Hebrón y
Uziel.
19 Los hijos de Merari:
Mahli y Musi. Estas son
las familias de Leví, según sus descendencias.
20 Gersón:
Libni su hijo, Jahat su
hijo, Zima su hijo,
21 Joa su hijo, Iddo su
hijo, Zera su hijo, Jeatrai su hijo.
22 Los hijos de Coat:
Aminadab su hijo, Coré su
hijo, Asir su hijo,
23 Elcana su hijo, Ebiasaf
su hijo, Asir su hijo,
24 Tahat su hijo, Uriel su
hijo, Uzías su hijo, y Saúl su hijo.
25 Los hijos de Elcana:
Amasai y Ahimot;
26 Elcana su hijo, Zofai
su hijo, Nahat su hijo.
27 Eliab su hijo, Jeroham
su hijo, Elcana su hijo.
28 Los hijos de Samuel:
el primogénito Vasni, y
Abías.
29 Los hijos de Merari:
Mahli, Libni su hijo,
Simei su hijo, Uza su hijo,
30 Simea su hijo, Haguía
su hijo, Asaías su hijo.
Cantores del templo nombrados por David
31 Estos son los que David
puso sobre el servicio de canto en la casa de Jehová, después que el arca tuvo
reposo,
32 los cuales servían
delante de la tienda del tabernáculo de reunión en el canto, hasta que Salomón
edificó la casa de Jehová en Jerusalén; después estuvieron en su ministerio
según su costumbre.
33 Estos, pues, con sus
hijos, ayudaban:
de los hijos de Coat, el
cantor Hemán hijo de Joel, hijo de Samuel,
34 hijo de Elcana, hijo de
Jeroham, hijo de Eliel, hijo de Toa,
35 hijo de Zuf, hijo de
Elcana, hijo de Mahat, hijo de Amasai,
36 hijo de Elcana, hijo de
Joel, hijo de Azarías, hijo de Sofonías,
37 hijo de Tahat, hijo de
Asir, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré,
38 hijo de Izhar, hijo de
Coat, hijo de Leví, hijo de Israel;
39 y su hermano Asaf, el
cual estaba a su mano derecha; Asaf, hijo de Berequías, hijo de Simea,
40 hijo de Micael, hijo de
Baasías, hijo de Malquías,
41 hijo de Etni, hijo de
Zera, hijo de Adaía,
42 hijo de Etán, hijo de
Zima, hijo de Simei,
43 hijo de Jahat, hijo de
Gersón, hijo de Leví.
44 Pero a la mano
izquierda estaban sus hermanos los hijos de Merari, esto es, Etán hijo de Quisi,
hijo de Abdi, hijo de Maluc,
45 hijo de Hasabías, hijo
de Amasías, hijo de Hilcías,
46 hijo de Amsi, hijo de
Bani, hijo de Semer,
47 hijo de Mahli, hijo de
Musi, hijo de Merari, hijo de Leví.
48 Y sus hermanos los
levitas fueron puestos sobre todo el ministerio del tabernáculo de la casa de
Dios.
Descendientes de Aarón.
49 Mas Aarón y sus hijos
ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del perfume
quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían
las expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había
mandado.
50 Los hijos de Aarón son
estos:
Eleazar su hijo, Finees
su hijo, Abisúa su hijo,
51 Buqui su hijo, Uzi su
hijo, Zeraías su hijo,
52 Meraiot su hijo,
Amarías su hijo, Ahitob su hijo,
53 Sadoc su hijo, Ahimaas
su hijo.
Las
ciudades de los levitas
(Jos.21.1-42)
54 Estas son sus
habitaciones, conforme a sus domicilios y sus términos, las de los hijos de
Aarón por las familias de los coatitas, porque a ellos les tocó en suerte.
55 Les dieron, pues,
Hebrón en tierra de Judá, y sus ejidos alrededor de ella.
56 Pero el territorio de
la ciudad y sus aldeas se dieron a Caleb, hijo de Jefone.
57 De Judá dieron a los
hijos de Aarón la ciudad de refugio, esto es, Hebrón; además, Libna con sus
ejidos, Jatir, Estemoa con sus ejidos,
58 Hilén con sus ejidos,
Debir con sus ejidos,
59 Asán con sus ejidos y
Bet-semes con sus ejidos.
60 Y de la tribu de
Benjamín, Geba con sus ejidos, Alemet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos.
Todas sus ciudades fueron trece ciudades, repartidas por sus linajes.
61 A los hijos de Coat que
quedaron de su parentela, dieron por suerte diez ciudades de la media tribu de
Manasés.
62 A los hijos de Gersón,
por sus linajes, dieron de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu
de Neftalí y de la tribu de Manasés en Basán, trece ciudades.
63 Y a los hijos de
Merari, por sus linajes, de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu
de Zabulón, dieron por suerte doce ciudades.
64 Y los hijos de Israel
dieron a los levitas ciudades con sus ejidos.
65 Dieron por suerte de la
tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de
los hijos de Benjamín, las ciudades que nombraron por sus nombres.
66 A las familias de los
hijos de Coat dieron ciudades con sus ejidos de la tribu de Efraín.
67 Les dieron la ciudad de
refugio, Siquem con sus ejidos en el monte de Efraín; además, Gezer con sus
ejidos,
68 Jocmeam con sus ejidos,
Bet-horón con sus ejidos,
69 Ajalón con sus ejidos y
Gat-rimón con sus ejidos.
70 De la media tribu de
Manasés, Aner con sus ejidos y Bileam con sus ejidos, para los de las familias
de los hijos de Coat que habían quedado.
71 A los hijos de Gersón
dieron de la media tribu de Manasés, Golán en Basán con sus ejidos y Astarot con
sus ejidos.
72 De la tribu de Isacar,
Cedes con sus ejidos, Daberat con sus ejidos,
73 Ramot con sus ejidos y
Anem con sus ejidos.
74 De la tribu de Aser,
Masal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos,
75 Hucoc con sus ejidos y
Rehob con sus ejidos.
76 De la tribu de Neftalí,
Cedes en Galilea con sus ejidos, Hamón con sus ejidos y Quiriataim con sus
ejidos.
77 A los hijos de Merari
que habían quedado, dieron de la tribu de Zabulón, Rimón con sus ejidos y Tabor
con sus ejidos.
78 Del otro lado del
Jordán frente a Jericó, al oriente del Jordán, dieron de la tribu de Rubén,
Beser en el desierto con sus ejidos, Jaza con sus ejidos,
79 Cademot con sus ejidos
y Mefaat con sus ejidos.
80 Y de la tribu de Gad,
Ramot de Galaad con sus ejidos, Mahanaim con sus ejidos,
81 Hesbón con sus ejidos y
Jazer con sus ejidos.
Descendientes de Isacar
1
CRÓNICAS 7
1 Los hijos de Isacar
fueron cuatro:
Tola, Fúa, Jasub y Simrón.
2 Los hijos de Tola:
Uzi, Refaías, Jeriel,
Jahmai, Jibsam y Semuel, jefes de las familias de sus padres. De Tola fueron
contados por sus linajes en el tiempo de David, veintidós mil seiscientos
hombres muy valerosos.
3 Hijo de Uzi fue Israhías;
y los hijos de Israhías:
Micael, Obadías, Joel e
Isías; por todos, cinco príncipes.
4 Y había con ellos en sus
linajes, por las familias de sus padres, treinta y seis mil hombres de guerra;
porque tuvieron muchas mujeres e hijos.
5 Y sus hermanos por todas
las familias de Isacar, contados todos por sus genealogías, eran ochenta y siete
mil hombres valientes en extremo.
Descendientes de Benjamín
6 Los hijos de Benjamín
fueron tres:
Bela, Bequer y Jediael.
7 Los hijos de Bela:
Ezbón, Uzi, Uziel,
Jerimot e Iri; cinco jefes de casas paternas, hombres de gran valor, y de cuya
descendencia fueron contados veintidós mil treinta y cuatro.
8 Los hijos de Bequer:
Zemira, Joás, Eliezer,
Elioenai, Omri, Jerimot, Abías, Anatot y Alamet; todos éstos fueron hijos de
Bequer.
9 Y contados por sus
descendencias, por sus linajes, los que eran jefes de familias resultaron veinte
mil doscientos hombres de grande esfuerzo.
10 Hijo de Jediael fue
Bilhán; y los hijos de Bilhán:
Jeús, Benjamín, Aod,
Quenaana, Zetán, Tarsis y Ahisahar.
11 Todos éstos fueron
hijos de Jediael, jefes de familias, hombres muy valerosos, diecisiete mil
doscientos que salían a combatir en la guerra.
12 Supim y Hupim fueron
hijos de Hir; y Husim, hijo de Aher.
Descendientes de Neftalí
13 Los hijos de Neftalí:
Jahzeel, Guni, Jezer y
Salum, hijos de Bilha.
Descendientes de Manasés
14 Los hijos de Manasés:
Asriel, al cual dio a luz
su concubina la siria, la cual también dio a luz a Maquir padre de Galaad.
15 Y Maquir tomó mujer de
Hupim y Supim, cuya hermana tuvo por nombre Maaca; y el nombre del segundo fue
Zelofehad. Y Zelofehad tuvo hijas.
16 Y Maaca mujer de Maquir
dio a luz un hijo, y lo llamó Peres; y el nombre de su hermano fue Seres, cuyos
hijos fueron Ulam y Requem.
17 Hijo de Ulam fue Bedán.
Estos fueron los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés.
18 Y su hermana Hamolequet
dio a luz a Isod, Abiezer y Mahala,
19 Y los hijos de Semida
fueron Ahián, Siquem, Likhi y Aniam.
Descendientes de Efraín
20 Los hijos de Efraín:
Sutela, Bered su hijo,
Tahat su hijo, Elada su hijo, Tahat su hijo,
21 Zabad su hijo, Sutela
su hijo, Ezer y Elad. Mas los hijos de Gat, naturales de aquella tierra, los
mataron, porque vinieron a tomarles sus ganados.
22 Y Efraín su padre hizo
duelo por muchos días, y vinieron sus hermanos a consolarlo.
23 Después él se llegó a
su mujer, y ella concibió y dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Bería,
por cuanto había estado en aflicción en su casa.
24 Y su hija fue Seera, la
cual edificó a Bet-horón la baja y la alta, y a Uzen-seera.
25 Hijo de este Bería fue
Refa, y Resef, y Telah su hijo, y Tahán su hijo,
26 Laadán su hijo, Amiud
su hijo, Elisama su hijo,
27 Nun su hijo, Josué su
hijo.
28 Y la heredad y
habitación de ellos fue Bet-el con sus aldeas; y hacia el oriente Naarán, y a la
parte del occidente Gezer y sus aldeas; asimismo Siquem con sus aldeas, hasta
Gaza y sus aldeas;
29 y junto al territorio
de los hijos de Manasés, Bet-seán con sus aldeas, Taanac con sus aldeas, Meguido
con sus aldeas, y Dor con sus aldeas. En estos lugares habitaron los hijos de
José hijo de Israel.
Descendientes de Aser
30 Los hijos de Aser:
Imna, Isúa, Isúi, Bería,
y su hermana Sera.
31 Los hijos de Bería:
Heber, y Malquiel, el
cual fue padre de Birzavit.
32 Y Heber engendró a
Jaflet, Somer, Hotam, y Súa hermana de ellos.
33 Los hijos de Jaflet:
Pasac, Bimhal y Asvat.
Estos fueron los hijos de Jaflet.
34 Y los hijos de Semer:
Ahí, Rohga, Jehúba y
Aram.
35 Los hijos de Helem su
hermano:
Zofa, Imna, Seles y Amal.
36 Los hijos de Zofa:
Súa, Harnefer, Súal, Beri,
Imra,
37 Beser, Hod, Sama, Silsa,
Itrán y Beera.
38 Los hijos de Jeter:
Jefone, Pispa y Ara.
39 Y los hijos de Ula:
Ara, Haniel y Rezia.
40 Todos éstos fueron
hijos de Aser, cabezas de familias paternas, escogidos, esforzados, jefes de
príncipes; y contados que fueron por sus linajes entre los que podían tomar las
armas, el número de ellos fue veintiséis mil hombres.
Descendientes de Benjamín
1
CRÓNICAS 8
1 Benjamín engendró a Bela
su primogénito, Asbel el segundo, Ahara el tercero,
2 Noha el cuarto, y Rafa
el quinto.
3 Y los hijos de Bela
fueron Adar, Gera, Abiud,
4 Abisúa, Naamán, Ahoa,
5 Gera, Sefufán e Hiram.
6 Y estos son los hijos de
Aod, estos los jefes de casas paternas que habitaron en Geba y fueron
transportados a Manahat:
7 Naamán, Ahías y Gera;
éste los transportó, y engendró a Uza y a Ahiud.
8 Y Saharaim engendró
hijos en la provincia de Moab, después que dejó a Husim y a Baara que eran sus
mujeres.
9 Engendró, pues, de Hodes
su mujer a Jobab, Sibia, Mesa, Malcam,
10 Jeúz, Saquías y Mirma.
Estos son sus hijos, jefes de familias.
11 Mas de Husim engendró a
Abitob y a Elpaal.
12 Y los hijos de Elpaal:
Heber, Misam y Semed (el
cual edificó Ono, y Lod con sus aldeas),
13 Bería también, y Sema,
que fueron jefes de las familias de los moradores de Ajalón, los cuales echaron
a los moradores de Gat.
14 Y Ahío, Sasac, Jeremot,
15 Zebadías, Arad, Ader,
16 Micael, Ispa y Joha,
hijos de Bería.
17 Y Zebadías, Mesulam,
Hizqui, Heber,
18 Ismerai, Jezlías y
Jobab, hijos de Elpaal.
19 Y Jaquim, Zicri, Zabdi,
20 Elienai, Ziletai, Eliel,
21 Adaías, Beraías y
Simrat, hijos de Simei.
22 E Ispán, Heber, Eliel,
23 Abdón, Zicri, Hanán,
24 Hananías, Elam,
Anatotías,
25 Ifdaías y Peniel, hijos
de Sasac.
26 Y Samserai, Seharías,
Atalías,
27 Jaresías, Elías y Zicri,
hijos de Jeroham.
28 Estos fueron jefes
principales de familias por sus linajes, y habitaron en Jerusalén.
29 Y en Gabaón habitaron
Abigabaón, la mujer del cual se llamó Maaca,
30 y su hijo primogénito
Abdón, y Zur, Cis, Baal, Nadab,
31 Gedor, Ahío y Zequer.
32 Y Miclot engendró a
Simea. Estos también habitaron con sus hermanos en Jerusalén, enfrente de ellos.
33 Ner engendró a Cis, Cis
engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
34 Hijo de Jonatán fue
Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía.
35 Los hijos de Micaía:
Pitón, Melec, Tarea y
Acaz.
36 Acaz engendró a Joada,
Joada engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa.
37 Mosa engendró a Bina,
hijo del cual fue Rafa, hijo del cual fue Elasa, cuyo hijo fue Azel.
38 Los hijos de Azel
fueron seis, cuyos nombres son Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán;
todos éstos fueron hijos de Azel.
39 Y los hijos de Esec su
hermano:
Ulam su primogénito,
Jehús el segundo, Elifelet el tercero.
40 Y fueron los hijos de
Ulam hombres valientes y vigorosos, flecheros diestros, los cuales tuvieron
muchos hijos y nietos, ciento cincuenta. Todos éstos fueron de los hijos de
Benjamín.
Los que
regresaron de Babilonia
Neh.11.1-24)
1
CRÓNICAS 9
1 Contado todo Israel por
sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de
Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión.
2 Los primeros moradores
que entraron en sus posesiones en las ciudades fueron israelitas, sacerdotes,
levitas y sirvientes del templo.
3 Habitaron en Jerusalén,
de los hijos de Judá, de los hijos de Benjamín, de los hijos de Efraín y Manasés:
4 Utai hijo de Amiud,
hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani, de los hijos de Fares hijo de Judá.
5 Y de los silonitas,
Asaías el primogénito, y sus hijos.
6 De los hijos de Zera,
Jeuel y sus hermanos, seiscientos noventa.
7 Y de los hijos de
Benjamín:
Salú hijo de Mesulam,
hijo de Hodavías, hijo de Asenúa,
8 Ibneías hijo de Jeroham,
Ela hijo de Uzi, hijo de Micri, y Mesulam hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo
de Ibnías.
9 Y sus hermanos por sus
linajes fueron novecientos cincuenta y seis. Todos estos hombres fueron jefes de
familia en sus casas paternas.
10 De los sacerdotes:
Jedaías, Joiarib, Jaquín,
11 Azarías hijo de Hilcías,
hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la
casa de Dios;
12 Adaía hijo de Jeroham,
hijo de Pasur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de
Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer,
13 y sus hermanos, jefes
de sus casas paternas, en número de mil setecientos sesenta, hombres muy
eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios.
14 De los levitas:
Semaías hijo de Hasub,
hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de los hijos de Merari,
15 Bacbacar, Heres, Galal,
Matanías hijo de Micaía, hijo de Zicri, hijo de Asaf;
16 Obadías hijo de Semaías,
hijo de Galal, hijo de Jedutún; y Berequías hijo de Asa, hijo de Elcana, el cual
habitó en las aldeas de los netofatitas.
17 Y los porteros:
Salum, Acub, Talmón,
Ahimán y sus hermanos. Salum era el jefe.
18 Hasta ahora entre las
cuadrillas de los hijos de Leví han sido estos los porteros en la puerta del rey
que está al oriente.
19 Salum hijo de Coré,
hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas por la casa de su
padre, tuvieron a su cargo la obra del ministerio, guardando las puertas del
tabernáculo, como sus padres guardaron la entrada del campamento de Jehová.
20 Y Finees hijo de
Eleazar fue antes capitán sobre ellos; y Jehová estaba con él.
21 Zacarías hijo de
Meselemías era portero de la puerta del tabernáculo de reunión.
22 Todos éstos, escogidos
para guardas en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el
orden de sus linajes en sus villas, a los cuales constituyó en su oficio David y
Samuel el vidente.
23 Así ellos y sus hijos
eran porteros por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa
del tabernáculo.
24 Y estaban los porteros
a los cuatro lados; al oriente, al occidente, al norte y al sur.
25 Y sus hermanos que
estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con
ellos.
26 Porque cuatro
principales de los porteros levitas estaban en el oficio, y tenían a su cargo
las cámaras y los tesoros de la casa de Dios.
27 Estos moraban alrededor
de la casa de Dios, porque tenían el cargo de guardarla, y de abrirla todas las
mañanas.
28 Algunos de éstos tenían
a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales se metían por cuenta, y
por cuenta se sacaban.
29 Y otros de ellos tenían
el cargo de la vajilla, y de todos los utensilios del santuario, de la harina,
del vino, del aceite, del incienso y de las especias.
30 Y algunos de los hijos
de los sacerdotes hacían los perfumes aromáticos.
31 Matatías, uno de los
levitas, primogénito de Salum coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían
en sartén.
32 Y algunos de los hijos
de Coat, y de sus hermanos, tenían a su cargo los panes de la proposición, los
cuales ponían por orden cada día de reposo.
33 También había cantores,
jefes de familias de los levitas, los cuales moraban en las cámaras del templo,
exentos de otros servicios, porque de día y de noche estaban en aquella obra.
34 Estos eran jefes de
familias de los levitas por sus linajes, jefes que habitaban en Jerusalén.
Genealogía de Saúl
35 En Gabaón habitaba
Jehiel padre de Gabaón, el nombre de cuya mujer era Maaca;
36 y su hijo primogénito
Abdón, luego Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab,
37 Gedor, Ahío, Zacarías y
Miclot;
38 y Miclot engendró a
Simeam. Estos habitaban también en Jerusalén con sus hermanos enfrente de ellos.
39 Ner engendró a Cis, Cis
engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
40 Hijo de Jonatán fue
Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía.
41 Y los hijos de Micaía:
Pitón, Melec, Tarea y
Acaz.
42 Acaz engendró a Jara,
Jara engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa,
43 y Mosa engendró a Bina,
cuyo hijo fue Refaías, del que fue hijo Elasa, cuyo hijo fue Azel.
44 Y Azel tuvo seis hijos,
los nombres de los cuales son:
Azricam, Bocru, Ismael,
Searías, Obadías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.
Muerte
de Saúl y de sus hijos
(1 S.31.1-13)
1
CRÓNICAS 10
1 Los filisteos pelearon
contra Israel; y huyeron delante de ellos los israelitas, y cayeron heridos en
el monte de Gilboa.
2 Y los filisteos
siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron los filisteos a Jonatán, a Abinadab y
a Malquisúa, hijos de Saúl.
3 Y arreciando la batalla
contra Saúl, le alcanzaron los flecheros, y fue herido por los flecheros.
4 Entonces dijo Saúl a su
escudero:
Saca tu espada y
traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de
mí; pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la
espada, y se echó sobre ella.
5 Cuando su escudero vio a
Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató.
6 Así murieron Saúl y sus
tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él.
7 Y viendo todos los de
Israel que habitaban en el valle, que habían huido, y que Saúl y sus hijos eran
muertos, dejaron sus ciudades y huyeron, y vinieron los filisteos y habitaron en
ellas.
8 Sucedió al día
siguiente, que al venir los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl
y a sus hijos tendidos en el monte de Gilboa.
9 Y luego que le
despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la
tierra de los filisteos para dar las nuevas a sus ídolos y al pueblo.
10 Y pusieron sus armas en
el templo de sus dioses, y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.
11 Y oyendo todos los de
Jabes de Galaad lo que los filisteos habían hecho de Saúl,
12 se levantaron todos los
hombres valientes, y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y los
trajeron a Jabes; y enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y
ayunaron siete días.
13 Así murió Saúl por su
rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual
no guardó, y porque consultó a una adivina,
14 y no consultó a Jehová;
por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.
David
es proclamado rey de Israel
(2 S.5.1-5)
1
CRÓNICAS 11
1 Entonces todo Israel se
juntó a David en Hebrón, diciendo:
He aquí nosotros somos tu
hueso y tu carne.
2 También antes de ahora,
mientras Saúl reinaba, tú eras quien sacaba a la guerra a Israel, y lo volvía a
traer. También Jehová tu Dios te ha dicho:
Tú apacentarás a mi
pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel mi pueblo.
3 Y vinieron todos los
ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos pacto delante de
Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová
por medio de Samuel.
David
toma la fortaleza de Sion
(2 S.5.6-10)
4 Entonces se fue David
con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en
aquella tierra.
5 Y los moradores de Jebús
dijeron a David:
No entrarás acá. Mas
David tomó la fortaleza de Sion, que es la ciudad de David.
6 Y David había dicho:
El que primero derrote a
los jebuseos será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero,
y fue hecho jefe.
7 Y David habitó en la
fortaleza, y por esto la llamaron la Ciudad de David.
8 Y edificó la ciudad
alrededor, desde Milo hasta el muro; y Joab reparó el resto de la ciudad.
9 Y David iba adelantando
y creciendo, y Jehová de los ejércitos estaba con él.
Los
valientes de David
(2 S.23.8-39)
10 Estos son los
principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino,
con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
11 Y este es el número de
los valientes que David tuvo:
Jasobeam hijo de Hacmoni,
caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a
los cuales mató.
12 Tras de éste estaba
Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, el cual era de los tres valientes.
13 Este estuvo con David
en Pasdamim, estando allí juntos en batalla los filisteos; y había allí una
parcela de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los filisteos,
14 se pusieron ellos en
medio de la parcela y la defendieron, y vencieron a los filisteos, porque Jehová
los favoreció con una gran victoria.
15 Y tres de los treinta
principales descendieron a la peña a David, a la cueva de Adulam, estando el
campamento de los filisteos en el valle de Refaim.
16 David estaba entonces
en la fortaleza, y había entonces guarnición de los filisteos en Belén.
17 David deseó entonces, y
dijo:
¡Quién me diera de beber
de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta! 18 Y aquellos tres
rompieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén,
que está a la puerta, y la tomaron y la trajeron a David; mas él no la quiso
beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo:
19 Guárdeme mi Dios de
hacer esto. ¿Había yo de beber la sangre y la vida de estos varones, que con
peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos
tres valientes.
20 Y Abisai, hermano de
Joab, era jefe de los treinta, el cual blandió su lanza contra trescientos y los
mató, y ganó renombre con los tres.
21 Fue el más ilustre de
los treinta, y fue el jefe de ellos, pero no igualó a los tres primeros.
22 Benaía hijo de Joiada,
hijo de un varón valiente de Cabseel, de grandes hechos; él venció a los dos
leones de Moab; también descendió y mató a un león en medio de un foso, en
tiempo de nieve.
23 El mismo venció a un
egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un
rodillo de tejedor, mas él descendió con un báculo, y arrebató al egipcio la
lanza de la mano, y lo mató con su misma lanza.
24 Esto hizo Benaía hijo
de Joiada, y fue nombrado con los tres valientes.
25 Y fue el más
distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A éste puso
David en su guardia personal.
26 Y los valientes de los
ejércitos:
Asael hermano de Joab,
Elhanan hijo de Dodo de Belén,
27 Samot harodita, Heles
pelonita;
28 Ira hijo de Iques
tecoíta, Abiezer anatotita,
29 Sibecai husatita, Ilai
ahohíta,
30 Maharai netofatita,
Heled hijo de Baana netofatita,
31 Itai hijo de Ribai, de
Gabaa de los hijos de Benjamín, Benaía piratonita,
32 Hurai del río Gaas,
Abiel arbatita,
33 Azmavet barhumita,
Eliaba saalbonita,
34 los hijos de Hasem
gizonita, Jonatán hijo de Sage ararita,
35 Ahíam hijo de Sacar
ararita, Elifal hijo de Ur,
36 Hefer mequeratita,
Ahías pelonita,
37 Hezro carmelita, Naarai
hijo de Ezbai,
38 Joel hermano de Natán,
Mibhar hijo de Hagrai,
39 Selec amonita, Naharai
beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia,
40 Ira itrita, Gareb
itrita,
41 Urías heteo, Zabad hijo
de Ahlai,
42 Adina hijo de Siza
rubenita, príncipe de los rubenitas, y con él treinta,
43 Hanán hijo de Maaca,
Josafat mitnita,
44 Uzías astarotita, Sama
y Jehiel hijos de Hotam aroerita;
45 Jediael hijo de Simri,
y Joha su hermano, tizita,
46 Eliel mahavita, Jerebai
y Josavía hijos de Elnaam, Itma moabita,
47 Eliel, Obed, y Jaasiel
mesobaíta.
El
ejército de David
1
CRÓNICAS 12
1 Estos son los que
vinieron a David en Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de
Cis, y eran de los valientes que le ayudaron en la guerra.
2 Estaban armados de
arcos, y usaban de ambas manos para tirar piedras con honda y saetas con arco.
De los hermanos de Saúl de Benjamín:
3 El principal Ahiezer,
después Joás, hijos de Semaa gabaatita; Jeziel y Pelet hijos de Azmavet, Beraca,
Jehú anatotita,
4 Ismaías gabaonita,
valiente entre los treinta, y más que los treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán,
Jozabad gederatita,
5 Eluzai, Jerimot, Bealías,
Semarías, Sefatías harufita,
6 Elcana, Isías, Azareel,
Joezer y Jasobeam, coreítas,
7 y Joela y Zebadías hijos
de Jeroham de Gedor.
8 También de los de Gad
huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy
valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como
rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas.
9 Ezer el primero, Obadías
el segundo, Eliab el tercero,
10 Mismana el cuarto,
Jeremías el quinto,
11 Atai el sexto, Eliel el
séptimo,
12 Johanán el octavo,
Elzabad el noveno,
13 Jeremías el décimo y
Macbanai el undécimo.
14 Estos fueron capitanes
del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el
mayor de mil.
15 Estos pasaron el Jordán
en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus riberas; e hicieron
huir a todos los de los valles al oriente y al poniente.
16 Asimismo algunos de los
hijos de Benjamín y de Judá vinieron a David al lugar fuerte.
17 Y David salió a ellos,
y les habló diciendo:
Si habéis venido a mí
para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si es para
entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, véalo el Dios de
nuestros padres, y lo demande.
18 Entonces el Espíritu
vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo:
Por ti, oh David, y
contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues
también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de
la tropa.
19 También se pasaron a
David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl
(pero David no les ayudó, porque los jefes de los filisteos, habido consejo, lo
despidieron, diciendo:
Con peligro de nuestras
cabezas se pasará a su señor Saúl).
20 Así que viniendo él a
Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael,
Jozabad, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés.
21 Estos ayudaron a David
contra la banda de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y
fueron capitanes en el ejército.
22 Porque entonces todos
los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de
Dios.
23 Y este es el número de
los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en Hebrón
para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová:
24 De los hijos de Judá
que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra.
25 De los hijos de Simeón,
siete mil cien hombres, valientes y esforzados para la guerra.
26 De los hijos de Leví,
cuatro mil seiscientos;
27 asimismo Joiada,
príncipe de los del linaje de Aarón, y con él tres mil setecientos,
28 y Sadoc, joven valiente
y esforzado, con veintidós de los principales de la casa de su padre.
29 De los hijos de
Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se
mantenían fieles a la casa de Saúl.
30 De los hijos de Efraín,
veinte mil ochocientos, muy valientes, varones ilustres en las casas de sus
padres.
31 De la media tribu de
Manasés, dieciocho mil, los cuales fueron tomados por lista para venir a poner a
David por rey.
32 De los hijos de Isacar,
doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel
debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.
33 De Zabulón cincuenta
mil, que salían a campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de
guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón.
34 De Neftalí, mil
capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza.
35 De los de Dan,
dispuestos a pelear, veintiocho mil seiscientos.
36 De Aser, dispuestos
para la guerra y preparados para pelear, cuarenta mil.
37 Y del otro lado del
Jordán, de los rubenitas y gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte
mil con toda clase de armas de guerra.
38 Todos estos hombres de
guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para
poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel
estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey.
39 Y estuvieron allí con
David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos habían preparado para
ellos.
40 También los que les
eran vecinos, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos,
camellos, mulos y bueyes; provisión de harina, tortas de higos, pasas, vino y
aceite, y bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel había alegría.
David
propone trasladar el arca a Jerusalén
1
CRÓNICAS 13
1 Entonces David tomó
consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes.
2 Y dijo David a toda la
asamblea de Israel:
Si os parece bien y si es
la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros
hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y
levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con
nosotros;
3 y traigamos el arca de
nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de
ella.
4 Y dijo toda la asamblea
que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.
David
intenta traer el arca
(2 S.6.1-11)
5 Entonces David reunió a
todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que trajesen
el arca de Dios de Quiriat-jearim.
6 Y subió David con todo
Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para pasar de allí el arca
de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es
invocado.
7 Y llevaron el arca de
Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro.
8 Y David y todo Israel se
regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas,
salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
9 Pero cuando llegaron a
la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los
bueyes tropezaban.
10 Y el furor de Jehová se
encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió
allí delante de Dios.
11 Y David tuvo pesar,
porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamó aquel lugar Pérez-uza,
hasta hoy.
12 Y David temió a Dios
aquel día, y dijo:
¿Cómo he de traer a mi
casa el arca de Dios?
13 Y no trajo David el
arca a su casa en la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom
geteo.
14 Y el arca de Dios
estuvo con la familia de Obed-edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la
casa de Obed-edom, y todo lo que tenía.
Hiram
envía embajadores a David
(2 S.5.11-12)
1
CRÓNICAS 14
1 Hiram rey de Tiro envió
a David embajadores, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para que le
edificasen una casa.
2 Y entendió David que
Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había exaltado su reino
sobre su pueblo Israel.
Hijos
de David nacidos en Jerusalén
(2 S.5.13-16;1 Cr.3.5-9)
3 Entonces David tomó
también mujeres en Jerusalén, y engendró David más hijos e hijas.
4 Y estos son los nombres
de los que le nacieron en Jerusalén:
Samúa, Sobab, Natán,
Salomón,
5 Ibhar, Elisúa, Elpelet,
6 Noga, Nefeg, Jafía,
7 Elisama, Beeliada y
Elifelet.
David
derrota a los filisteos
(2 S.5.17-25)
8 Oyendo los filisteos que
David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en
busca de David. Y cuando David lo oyó, salió contra ellos.
9 Y vinieron los
filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.
10 Entonces David consultó
a Dios, diciendo:
¿Subiré contra los
filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo:
Sube, porque yo los
entregaré en tus manos.
11 Subieron, pues, a Baal-perazim,
y allí los derrotó David. Dijo luego David:
Dios rompió mis enemigos
por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel
lugar Baal-perazim.
12 Y dejaron allí sus
dioses, y David dijo que los quemasen.
13 Y volviendo los
filisteos a extenderse por el valle,
14 David volvió a
consultar a Dios, y Dios le dijo:
No subas tras ellos, sino
rodéalos, para venir a ellos por delante de las balsameras.
15 Y así que oigas venir
un estruendo por las copas de las balsameras, sal luego a la batalla, porque
Dios saldrá delante de ti y herirá el ejército de los filisteos.
16 Hizo, pues, David como
Dios le mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta
Gezer.
17 Y la fama de David fue
divulgada por todas aquellas tierras; y Jehová puso el temor de David sobre
todas las naciones.
David
trae el arca a Jerusalén
(2 S.6.12-23)
1
CRÓNICAS 15
1 Hizo David también casas
para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le
levantó una tienda.
2 Entonces dijo David:
El arca de Dios no debe
ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que
lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.
3 Y congregó David a todo
Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le
había él preparado.
4 Reunió también David a
los hijos de Aarón y a los levitas;
5 de los hijos de Coat,
Uriel el principal, y sus hermanos, ciento veinte.
6 De los hijos de Merari,
Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte.
7 De los hijos de Gersón,
Joel el principal, y sus hermanos, ciento treinta.
8 De los hijos de Elizafán,
Semaías el principal, y sus hermanos, doscientos.
9 De los hijos de Hebrón,
Eliel el principal, y sus hermanos, ochenta.
10 De los hijos de Uziel,
Aminadab el principal, y sus hermanos, ciento doce.
11 Y llamó David a los
sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel
y Aminadab,
12 y les dijo:
Vosotros que sois los
principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y
vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he
preparado;
13 pues por no haberlo
hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto
no le buscamos según su ordenanza.
14 Así los sacerdotes y
los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel.
15 Y los hijos de los
levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo
había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.
16 Asimismo dijo David a
los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con
instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y
alzasen la voz con alegría.
17 Y los levitas
designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de Berequías; y
de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías.
18 Y con ellos a sus
hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab,
Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros.
19 Así Hemán, Asaf y Etán,
que eran cantores, sonaban címbalos de bronce.
20 Y Zacarías, Aziel,
Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con salterios sobre Alamot.
21 Matatías, Elifelehu,
Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para
dirigir.
22 Y Quenanías, principal
de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era
entendido en ello.
23 Berequías y Elcana eran
porteros del arca.
24 Y Sebanías, Josafat,
Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas
delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca.
25 David, pues, y los
ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto
de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría.
26 Y ayudando Dios a los
levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y
siete carneros.
27 Y David iba vestido de
lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los
cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también
David sobre sí un efod de lino.
28 De esta manera llevaba
todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y
trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas.
29 Pero cuando el arca del
pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una
ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.
1
CRÓNICAS 16
1 Así trajeron el arca de
Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y
ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.
2 Y cuando David acabó de
ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre
de Jehová.
3 Y repartió a todo
Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de
carne, y una torta de pasas.
4 Y puso delante del arca
de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a
Jehová Dios de Israel:
5 Asaf el primero; el
segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab,
Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf
sonaba los címbalos.
6 También los sacerdotes
Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto
de Dios.
Salmo
de acción de gracias de David
(Sal.105.1-15;96.1-13;106.47-48)
7 Entonces, en aquel día,
David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:
8 Alabad a Jehová, invocad
su nombre,
Dad a conocer en los
pueblos sus obras.
9 Cantad a él, cantadle
salmos;
Hablad de todas sus
maravillas.
10 Gloriaos en su santo
nombre;
Alégrese el corazón de los
que buscan a Jehová.
11 Buscad a Jehová y su
poder;
Buscad su rostro
continuamente.
12 Haced memoria de las
maravillas que ha hecho,
De sus prodigios, y de los
juicios de su boca,
13 Oh vosotros, hijos de
Israel su siervo,
Hijos de Jacob, sus
escogidos.
14 Jehová, él es nuestro
Dios;
Sus juicios están en toda
la tierra.
15 El hace memoria de su
pacto perpetuamente,
Y de la palabra que él
mandó para mil generaciones;
16 Del pacto que concertó
con Abraham,
Y de su juramento a Isaac;
17 El cual confirmó a
Jacob por estatuto,
Y a Israel por pacto
sempiterno,
18 Diciendo:
A ti daré la tierra de
Canaán,
Porción de tu heredad.
19 Cuando ellos eran pocos
en número,
Pocos y forasteros en
ella,
20 Y andaban de nación en
nación,
Y de un reino a otro
pueblo,
21 No permitió que nadie
los oprimiese;
Antes por amor de ellos
castigó a los reyes.
22 No toquéis, dijo, a mis
ungidos,
Ni hagáis mal a mis
profetas.
23 Cantad a Jehová toda la
tierra,
Proclamad de día en día su
salvación.
24 Cantad entre las gentes
su gloria,
Y en todos los pueblos sus
maravillas.
25 Porque grande es
Jehová, y digno de suprema alabanza,
Y de ser temido sobre
todos los dioses.
26 Porque todos los dioses
de los pueblos son ídolos;
Mas Jehová hizo los
cielos.
27 Alabanza y
magnificencia delante de él;
Poder y alegría en su
morada.
28 Tributad a Jehová, oh
familias de los pueblos,
Dad a Jehová gloria y
poder.
29 Dad a Jehová la honra
debida a su nombre;
Traed ofrenda, y venid
delante de él;
Postraos delante de Jehová
en la hermosura de la santidad.
30 Temed en su presencia,
toda la tierra;
El mundo será aún
establecido, para que no se conmueva.
31 Alégrense los cielos, y
gócese la tierra,
Y digan en las naciones:
Jehová reina.
32 Resuene el mar, y su
plenitud;
Alégrese el campo, y todo
lo que contiene.
33 Entonces cantarán los
árboles de los bosques delante de Jehová,
Porque viene a juzgar la
tierra.
34 Aclamad a Jehová,
porque él es bueno;
Porque su misericordia es
eterna.
35 Y decid:
Sálvanos, oh Dios,
salvación nuestra;
Recógenos, y líbranos de
las naciones,
Para que confesemos tu
santo nombre,
Y nos gloriemos en tus
alabanzas.
36 Bendito sea Jehová Dios
de Israel,
De eternidad a eternidad.
Y dijo todo el pueblo,
Amén, y alabó a Jehová.
Los
levitas encargados del arca
37 Y dejó allí, delante
del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de
continuo delante del arca, cada cosa en su día;
38 y a Obed-edom y a sus
sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros.
39 Asimismo al sacerdote
Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el
lugar alto que estaba en Gabaón,
40 para que sacrificasen
continuamente, a mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del
holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él
prescribió a Israel;
41 y con ellos a Hemán, a
Jedutún y a los otros escogidos declarados por sus nombres, para glorificar a
Jehová, porque es eterna su misericordia.
42 Con ellos a Hemán y a
Jedutún con trompetas y címbalos para los que tocaban, y con otros instrumentos
de música de Dios; y a los hijos de Jedutún para porteros.
43 Y todo el pueblo se fue
cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa.
Pacto
de Dios con David
(2 S.7.1-29)
1
CRÓNICAS 17
1 Aconteció que morando
David en su casa, dijo David al profeta Natán:
He aquí yo habito en casa
de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas.
2 Y Natán dijo a David:
Haz todo lo que está en
tu corazón, porque Dios está contigo.
3 En aquella misma noche
vino palabra de Dios a Natán, diciendo:
4 Ve y di a David mi
siervo:
Así ha dicho Jehová:
Tú no me edificarás casa
en que habite.
5 Porque no he habitado en
casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve
de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.
6 Por dondequiera que
anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a
los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles:
¿Por qué no me edificáis
una casa de cedro?
7 Por tanto, ahora dirás a
mi siervo David:
Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Yo te tomé del redil, de
detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;
8 y he estado contigo en
todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te
haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra.
9 Asimismo he dispuesto
lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más
removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes,
10 y desde el tiempo que
puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te
hago saber, además, que Jehová te edificará casa.
11 Y cuando tus días sean
cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno
de entre tus hijos, y afirmaré su reino.
12 El me edificará casa, y
yo confirmaré su trono eternamente.
13 Yo le seré por padre, y
él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel
que fue antes de ti;
14 sino que lo confirmaré
en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.
15 Conforme a todas estas
palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
16 Y entró el rey David y
estuvo delante de Jehová, y dijo:
Jehová Dios, ¿quién soy
yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar?
17 Y aun esto, oh Dios, te
ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más
lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios.
18 ¿Qué más puede añadir
David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.
19 Oh Jehová, por amor de
tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias
todas tus grandezas.
20 Jehová, no hay
semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con
nuestros oídos.
21 ¿Y qué pueblo hay en la
tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para
hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de
tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?
22 Tú has constituido a tu
pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su
Dios.
23 Ahora pues, Jehová, la
palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para
siempre, y haz como has dicho.
24 Permanezca, pues, y sea
engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga:
Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme
delante de ti.
25 Porque tú, Dios mío,
revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu
siervo motivo para orar delante de ti.
26 Ahora pues, Jehová, tú
eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;
27 y ahora has querido
bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti;
porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.
David
extiende sus dominios
(2 S.8.1-14)
1
CRÓNICAS 18
1 Después de estas cosas
aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló, y tomó a Gat y sus
villas de mano de los filisteos.
2 También derrotó a Moab,
y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole presentes.
3 Asimismo derrotó David a
Hadad-ezer rey de Soba, en Hamat, yendo éste a asegurar su dominio junto al río
Eufrates.
4 Y le tomó David mil
carros, siete mil de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó
David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.
5 Y viniendo los sirios de
Damasco en ayuda de Hadad-ezer rey de Soba, David hirió de ellos veintidós mil
hombres.
6 Y puso David guarnición
en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, trayéndole
presentes; porque Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba.
7 Tomó también David los
escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén.
8 Asimismo de Tibhat y de
Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón
hizo el mar de bronce, las columnas, y utensilios de bronce.
9 Y oyendo Toi rey de
Hamat que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer rey de Soba,
10 envió a Adoram su hijo
al rey David, para saludarle y bendecirle por haber peleado con Hadad-ezer y
haberle vencido; porque Toi tenía guerra contra Hadad-ezer. Le envió también
toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce;
11 los cuales el rey David
dedicó a Jehová, con la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de
Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.
12 Además de esto, Abisai
hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas.
13 Y puso guarnición en
Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová daba el
triunfo a David dondequiera que iba.
Oficiales de David
(2 S.8.15-18;20.23-26)
14 Reinó David sobre todo
Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo.
15 Y Joab hijo de Sarvia
era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller.
16 Sadoc hijo de Ahitob y
Abimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario.
17 Y Benaía hijo de Joiada
estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes
cerca del rey.
Derrotas de amonitas y sirios
(2 S.10.1-19)
1
CRÓNICAS 19
1 Después de estas cosas
aconteció que murió Nahas rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo.
2 Y dijo David:
Manifestaré misericordia
con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre me mostró misericordia. Así
David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su padre. Pero cuando
llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón a Hanún, para
consolarle,
3 los príncipes de los
hijos de Amón dijeron a Hanún:
¿A tu parecer honra David
a tu padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti
para espiar, e inquirir, y reconocer la tierra?
4 Entonces Hanún tomó los
siervos de David y los rapó, y les cortó los vestidos por la mitad, hasta las
nalgas, y los despachó.
5 Se fueron luego, y
cuando llegó a David la noticia sobre aquellos varones, él envió a recibirlos,
porque estaban muy afrentados. El rey mandó que les dijeran:
Estaos en Jericó hasta
que os crezca la barba, y entonces volveréis.
6 Y viendo los hijos de
Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil
talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de
Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba.
7 Y tomaron a sueldo
treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron
y acamparon delante de Medeba. Y se juntaron también los hijos de Amón de sus
ciudades, y vinieron a la guerra.
8 Oyéndolo David, envió a
Joab con todo el ejército de los hombres valientes.
9 Y los hijos de Amón
salieron, y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que
habían venido estaban aparte en el campo.
10 Y viendo Joab que el
ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia,
escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su
ejército contra los sirios.
11 Puso luego el resto de
la gente en mano de Abisai su hermano, y los ordenó en batalla contra los
amonitas.
12 Y dijo:
Si los sirios fueren más
fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo
te ayudaré.
13 Esfuérzate, y
esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga
Jehová lo que bien le parezca.
14 Entonces se acercó Joab
y el pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron
delante de él.
15 Y los hijos de Amón,
viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su
hermano, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
16 Viendo los sirios que
habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios
que estaban al otro lado del Eufrates, cuyo capitán era Sofac, general del
ejército de Hadad-ezer.
17 Luego que fue dado
aviso a David, reunió a todo Israel, y cruzando el Jordán vino a ellos, y ordenó
batalla contra ellos. Y cuando David hubo ordenado su tropa contra ellos,
pelearon contra él los sirios.
18 Mas el pueblo sirio
huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los
carros, y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac general del
ejército.
19 Y viendo los siervos de
Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David, y
fueron sus siervos; y el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los hijos de
Amón.
David
captura a Rabá
(2 S.12.26-31)
1
CRÓNICAS 20
1 Aconteció a la vuelta
del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las
fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió
a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.
2 Y tomó David la corona
de encima de la cabeza del rey de Rabá, y la halló de peso de un talento de oro,
y había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además
de esto sacó de la ciudad muy grande botín.
3 Sacó también al pueblo
que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y
con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y
volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.
Los
hombres de David matan a los gigantes
(2 S.21.18-22)
4 Después de esto
aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai
husatita mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron
humillados.
5 Volvió a levantarse
guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de
Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.
6 Y volvió a haber guerra
en Gat, donde había un hombre de grande estatura, el cual tenía seis dedos en
pies y manos, veinticuatro por todos; y era descendiente de los gigantes.
7 Este hombre injurió a
Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.
8 Estos eran descendientes
de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y de sus siervos.
David
censa al pueblo
(2 S.24.1-25)
1
CRÓNICAS 21
1 Pero Satanás se levantó
contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.
2 Y dijo David a Joab y a
los príncipes del pueblo:
Id, haced censo de Israel
desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo
sepa.
3 Y dijo Joab:
Añada Jehová a su pueblo
cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para
qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?
4 Mas la orden del rey
pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a
Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.
5 Y había en todo Israel
un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil
hombres que sacaban espada.
6 Entre éstos no fueron
contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era
abominable a Joab.
7 Asimismo esto desagradó
a Dios, e hirió a Israel.
8 Entonces dijo David a
Dios:
He pecado gravemente al
hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy
locamente.
9 Y habló Jehová a Gad,
vidente de David, diciendo:
10 Ve y habla a David, y
dile:
Así ha dicho Jehová:
Tres cosas te propongo;
escoge de ellas una que yo haga contigo.
11 Y viniendo Gad a David,
le dijo:
Así ha dicho Jehová:
12 Escoge para ti:
o tres años de hambre, o
por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus
adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la
tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de
Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.
13 Entonces David dijo a
Gad:
Estoy en grande angustia.
Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en
extremo; pero que no caiga en manos de hombres.
14 Así Jehová envió una
peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres.
15 Y envió Jehová el ángel
a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se
arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía:
Basta ya; detén tu mano.
El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.
16 Y alzando David sus
ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una
espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los
ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.
17 Y dijo David a Dios:
¿No soy yo el que hizo
contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero
estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mi, y
contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.
18 Y el ángel de Jehová
ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en
la era de Ornán jebuseo.
19 Entonces David subió,
conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová.
20 Y volviéndose Ornán,
vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y
Ornán trillaba el trigo.
21 Y viniendo David a
Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante
David.
22 Entonces dijo David a
Ornán:
Dame este lugar de la
era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que
cese la mortandad en el pueblo.
23 Y Ornán respondió a
David:
Tómala para ti, y haga mi
señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y
los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo.
24 Entonces el rey David
dijo a Ornán:
No, sino que
efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo
que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.
25 Y dio David a Ornán por
aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.
26 Y edificó allí David un
altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a
Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del
holocausto.
27 Entonces Jehová habló
al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.
El
lugar para el templo
28 Viendo David que Jehová
le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí.
29 Y el tabernáculo de
Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban
entonces en el lugar alto de Gabaón;
30 pero David no pudo ir
allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del
ángel de Jehová.
1
CRÓNICAS 22
1 Y dijo David:
Aquí estará la casa de
Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.
Preparativos para el templo
2 Después mandó David que
se reuniese a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de
entre ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios.
3 Asimismo preparó David
mucho hierro para la clavazón de las puertas, y para las junturas; y mucho
bronce sin peso, y madera de cedro sin cuenta.
4 Porque los sidonios y
tirios habían traído a David abundancia de madera de cedro.
5 Y dijo David:
Salomón mi hijo es
muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser
magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras; ahora,
pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos
en gran abundancia.
6 Llamó entonces David a
Salomón su hijo, y le mandó que edificase casa a Jehová Dios de Israel.
7 Y dijo David a Salomón:
Hijo mío, en mi corazón
tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios.
8 Mas vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
Tú has derramado mucha
sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has
derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.
9 He aquí te nacerá un
hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus enemigos en
derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre Israel
en sus días.
10 El edificará casa a mi
nombre, y él me será a mí por hijo, y yo le seré por padre; y afirmaré el trono
de su reino sobre Israel para siempre.
11 Ahora pues, hijo mío,
Jehová esté contigo, y seas prosperado, y edifiques casa a Jehová tu Dios, como
él ha dicho de ti.
12 Y Jehová te dé
entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de
Jehová tu Dios.
13 Entonces serás
prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová
mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni
desmayes.
14 He aquí, yo con grandes
esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un
millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque es mucho.
Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás.
15 Tú tienes contigo
muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda
obra.
16 Del oro, de la plata,
del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová
esté contigo.
17 Asimismo mandó David a
todos los principales de Israel que ayudasen a Salomón su hijo, diciendo:
18 ¿No está con vosotros
Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha
entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida
delante de Jehová, y delante de su pueblo.
19 Poned, pues, ahora
vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y
levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el arca del pacto
de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de
Jehová.
Distribución y deberes de los levitas
1
CRÓNICAS 23
1 Siendo, pues, David ya
viejo y lleno de días, hizo a Salomón su hijo rey sobre Israel.
2 Y juntando a todos los
principales de Israel, y a los sacerdotes y levitas,
3 fueron contados los
levitas de treinta años arriba; y fue el número de ellos por sus cabezas,
contados uno por uno, treinta y ocho mil.
4 De éstos, veinticuatro
mil para dirigir la obra de la casa de Jehová, y seis mil para gobernadores y
jueces.
5 Además, cuatro mil
porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo David, con los instrumentos
que he hecho para tributar alabanzas.
6 Y los repartió David en
grupos conforme a los hijos de Leví:
Gersón, Coat y Merari.
7 Los hijos de Gersón:
Laadán y Simei.
8 Los hijos de Laadán,
tres:
Jehiel el primero,
después Zetam y Joel.
9 Los hijos de Simei,
tres:
Selomit, Haziel y Harán.
Estos fueron los jefes de las familias de Laadán.
10 Y los hijos de Simei:
Jahat, Zina, Jeús y Bería.
Estos cuatro fueron los hijos de Simei.
11 Jahat era el primero, y
Zina el segundo; pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron
contados como una familia.
12 Los hijos de Coat:
Amram, Izhar, Hebrón y
Uziel, ellos cuatro.
13 Los hijos de Amram:
Aarón y Moisés. Y Aarón
fue apartado para ser dedicado a las cosas más santas, él y sus hijos para
siempre, para que quemasen incienso delante de Jehová, y le ministrasen y
bendijesen en su nombre, para siempre.
14 Y los hijos de Moisés
varón de Dios fueron contados en la tribu de Leví.
15 Los hijos de Moisés
fueron Gersón y Eliezer.
16 Hijo de Gersón fue
Sebuel el jefe.
17 E hijo de Eliezer fue
Rehabías el jefe. Y Eliezer no tuvo otros hijos; mas los hijos de Rehabías
fueron muchos.
18 Hijo de Izhar fue
Selomit el jefe.
19 Los hijos de Hebrón:
Jerías el jefe, Amarías
el segundo, Jahaziel el tercero, y Jecamán el cuarto.
20 Los hijos de Uziel:
Micaía el jefe, e Isías
el segundo.
21 Los hijos de Merari:
Mahli y Musi. Los hijos
de Mahli:
Eleazar y Cis.
22 Y murió Eleazar sin
hijos; pero tuvo hijas, y los hijos de Cis, sus parientes, las tomaron por
mujeres.
23 Los hijos de Musi:
Mahli, Edar y Jeremot,
ellos tres.
24 Estos son los hijos de
Leví en las familias de sus padres, jefes de familias según el censo de ellos,
contados por sus nombres, por sus cabezas, de veinte años arriba, los cuales
trabajaban en el ministerio de la casa de Jehová.
25 Porque David dijo:
Jehová Dios de Israel ha
dado paz a su pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre.
26 Y también los levitas
no tendrán que llevar más el tabernáculo y todos los utensilios para su
ministerio.
27 Así que, conforme a las
postreras palabras de David, se hizo la cuenta de los hijos de Leví de veinte
años arriba.
28 Y estaban bajo las
órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa de Jehová, en los
atrios, en las cámaras, y en la purificación de toda cosa santificada, y en la
demás obra del ministerio de la casa de Dios.
29 Asimismo para los panes
de la proposición, para la flor de harina para el sacrificio, para las hojuelas
sin levadura, para lo preparado en sartén, para lo tostado, y para toda medida y
cuenta;
30 y para asistir cada
mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y asimismo
por la tarde;
31 y para ofrecer todos
los holocaustos a Jehová los días de reposo, lunas nuevas y fiestas solemnes,
según su número y de acuerdo con su rito, continuamente delante de Jehová;
32 y para que tuviesen la
guarda del tabernáculo de reunión, y la guarda del santuario, bajo las órdenes
de los hijos de Aarón sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.
1
CRÓNICAS 24
1 También los hijos de
Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón:
Nadab, Abiú, Eleazar e
Itamar.
2 Mas como Nadab y Abiú
murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el
sacerdocio.
3 Y David, con Sadoc de
los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus
turnos en el ministerio.
4 Y de los hijos de
Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los
repartieron así:
De los hijos de Eleazar,
dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas
paternas, ocho.
5 Los repartieron, pues,
por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos
de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios.
6 Y el escriba Semaías
hijo de Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de
los príncipes, y delante de Sadoc el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de
los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por
suerte una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar.
7 La primera suerte tocó a
Joiarib, la segunda a Jedaías,
8 la tercera a Harim, la
cuarta a Seorim,
9 la quinta a Malquías, la
sexta a Mijamín,
10 la séptima a Cos, la
octava a Abías,
11 la novena a Jesúa, la
décima a Secanías,
12 la undécima a Eliasib,
la duodécima a Jaquim,
13 la decimatercera a
Hupa, la decimacuarta a Jesebeab,
14 la decimaquinta a Bilga,
la decimasexta a Imer,
15 la decimaséptima a
Hezir, la decimaoctava a Afses,
16 la decimanovena a
Petaías, la vigésima a Hezequiel,
17 la vigesimaprimera a
Jaquín, la vigesimasegunda a Gamul,
18 la vigesimatercera a
Delaía, la vigesimacuarta a Maazías.
19 Estos fueron
distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según
les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el
Dios de Israel.
20 Y de los hijos de Leví
que quedaron:
Subael, de los hijos de
Amram; y de los hijos de Subael, Jehedías.
21 Y de los hijos de
Rehabías, Isías el jefe.
22 De los izharitas,
Selomot; e hijo de Selomot, Jahat.
23 De los hijos de Hebrón:
Jerías el jefe, el
segundo Amarías, el tercero Jahaziel, el cuarto Jecamán.
24 Hijo de Uziel, Micaía;
e hijo de Micaía, Samir.
25 Hermano de Micaía,
Isías; e hijo de Isías, Zacarías.
26 Los hijos de Merari:
Mahli y Musi; hijo de
Jaazías, Beno.
27 Los hijos de Merari por
Jaazías:
Beno, Soham, Zacur e Ibri.
28 Y de Mahli, Eleazar,
quien no tuvo hijos.
29 Hijo de Cis, Jerameel.
30 Los hijos de Musi:
Mahli, Edar y Jerimot.
Estos fueron los hijos de los levitas conforme a sus casas paternas.
31 Estos también echaron
suertes, como sus hermanos los hijos de Aarón, delante del rey David, y de Sadoc
y de Ahimelec, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas;
el principal de los padres igualmente que el menor de sus hermanos.
Distribución de músicos y cantores
1
CRÓNICAS 25
1 Asimismo David y los
jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y
de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos; y el número
de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio, fue:
2 De los hijos de Asaf:
Zacur, José, Netanías y
Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba bajo las
órdenes del rey.
3 De los hijos de Jedutún:
Gedalías, Zeri, Jesaías,
Hasabías, Matatías y Simei; seis, bajo la dirección de su padre Jedutún, el cual
profetizaba con arpa, para aclamar y alabar a Jehová.
4 De los hijos de Hemán:
Buquías, Matanías, Uziel,
Sebuel, Jeremot, Hananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer, Josbecasa,
Maloti, Hotir y Mahaziot.
5 Todos éstos fueron hijos
de Hemán, vidente del rey en las cosas de Dios, para exaltar su poder; y Dios
dio a Hemán catorce hijos y tres hijas.
6 Y todos éstos estaban
bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos,
salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán
estaban por disposición del rey.
7 Y el número de ellos,
con sus hermanos, instruidos en el canto para Jehová, todos los aptos, fue
doscientos ochenta y ocho.
8 Y echaron suertes para
servir por turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el
discípulo.
9 La primera suerte salió
por Asaf, para José; la segunda para Gedalías, quien con sus hermanos e hijos
fueron doce.
10 la tercera para Zacur,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
11 la cuarta para Izri,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
12 la quinta para Netanías,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
13 la sexta para Buquías,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
14 la séptima para
Jesarela, con sus hijos y sus hermanos, doce;
15 la octava para Jesahías,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
16 la novena para Matanías,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
17 la décima para Simei,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
18 la undécima para
Azareel, con sus hijos y sus hermanos, doce;
19 la duodécima para
Hasabías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
20 la decimatercera para
Subael, con sus hijos y sus hermanos, doce;
21 la decimacuarta para
Matatías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
22 la decimaquinta para
Jeremot, con sus hijos y sus hermanos, doce;
23 la decimasexta para
Hananías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
24 la decimaséptima para
Josbecasa, con sus hijos y sus hermanos, doce;
25 la decimaoctava para
Hanani, con sus hijos y sus hermanos, doce;
26 la decimanovena para
Maloti, con sus hijos y sus hermanos, doce;
27 la vigésima para Eliata,
con sus hijos y sus hermanos, doce;
28 la vigesimaprimera para
Hotir, con sus hijos y sus hermanos, doce;
29 la vigesimasegunda para
Gidalti, con sus hijos y sus hermanos, doce;
30 la vigesimatercera para
Mahaziot, con sus hijos y sus hermanos, doce;
31 la vigesimacuarta para
Romanti-ezer, con sus hijos y sus hermanos, doce.
Porteros y oficiales
1
CRÓNICAS 26
1 También fueron
distribuidos los porteros:
de los coreítas,
Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf.
2 Los hijos de Meselemías:
Zacarías el primogénito,
Jediael el segundo, Zebadías el tercero, Jatniel el cuarto,
3 Elam el quinto, Johanán
el sexto, Elioenai el séptimo.
4 Los hijos de Obed-edom:
Semaías el primogénito,
Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael,
5 el sexto Amiel, el
séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom.
6 También de Semaías su
hijo nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus padres; porque eran
varones valerosos y esforzados.
7 Los hijos de Semaías:
Otni, Rafael, Obed,
Elzabad, y sus hermanos, hombres esforzados; asimismo Eliú y Samaquías.
8 Todos éstos de los hijos
de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes
para el servicio; sesenta y dos, de Obed-edom.
9 Y los hijos de
Meselemías y sus hermanos, dieciocho hombres valientes.
10 De Hosa, de los hijos
de Merari:
Simri el jefe (aunque no
era el primogénito, mas su padre lo puso por jefe),
11 el segundo Hilcías, el
tercero Tebalías, el cuarto Zacarías; todos los hijos de Hosa y sus hermanos
fueron trece.
12 Entre éstos se hizo la
distribución de los porteros, alternando los principales de los varones en la
guardia con sus hermanos, para servir en la casa de Jehová.
13 Echaron suertes, el
pequeño con el grande, según sus casas paternas, para cada puerta.
14 Y la suerte para la del
oriente cayó a Selemías. Y metieron en las suertes a Zacarías su hijo, consejero
entendido; y salió la suerte suya para la del norte.
15 Y para Obed-edom la
puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del templo.
16 Para Supim y Hosa, la
del occidente, la puerta de Salequet, en el camino de la subida,
correspondiéndose guardia con guardia.
17 Al oriente seis
levitas, al norte cuatro de día; al sur cuatro de día; y a la casa de
provisiones de dos en dos.
18 En la cámara de los
utensilios al occidente, cuatro al camino, y dos en la cámara.
19 Estas son las
distribuciones de los porteros, hijos de los coreítas y de los hijos de Merari.
20 Y de los levitas, Ahías
tenía cargo de los tesoros de la casa de Dios, y de los tesoros de las cosas
santificadas.
21 Cuanto a los hijos de
Laadán hijo de Gersón:
de Laadán, los jefes de
las casas paternas de Laadán gersonita fueron los jehielitas.
22 Los hijos de Jehieli,
Zetam y Joel su hermano, tuvieron cargo de los tesoros de la casa de Jehová.
23 De entre los amramitas,
de los izharitas, de los hebronitas y de los uzielitas,
24 Sebuel hijo de Gersón,
hijo de Moisés, era jefe sobre los tesoros.
25 En cuanto a su hermano
Eliezer, hijo de éste era Rehabías, hijo de éste Jesaías, hijo de éste Joram,
hijo de éste Zicri, del que fue hijo Selomit.
26 Este Selomit y sus
hermanos tenían a su cargo todos los tesoros de todas las cosas santificadas que
había consagrado el rey David, y los jefes de las casas paternas, los capitanes
de millares y de centenas, y los jefes del ejército;
27 de lo que habían
consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa de Jehová.
28 Asimismo todas las
cosas que había consagrado el vidente Samuel, y Saúl hijo de Cis, Abner hijo de
Ner y Joab hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera consagraba, estaba a cargo
de Selomit y de sus hermanos.
29 De los izharitas,
Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en asuntos
exteriores.
30 De los hebronitas,
Hasabías y sus hermanos, hombres de vigor, mil setecientos, gobernaban a Israel
al otro lado del Jordán, al occidente, en toda la obra de Jehová, y en el
servicio del rey.
31 De los hebronitas,
Jerías era el jefe de los hebronitas repartidos en sus linajes por sus familias.
En el año cuarenta del reinado de David se registraron, y fueron hallados entre
ellos hombres fuertes y vigorosos en Jazer de Galaad.
32 Y sus hermanos, hombres
valientes, eran dos mil setecientos, jefes de familias, los cuales el rey David
constituyó sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, para
todas las cosas de Dios y los negocios del rey.
Otros
oficiales de David
1
CRÓNICAS 27
1 Estos son los
principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de
centenas, y oficiales que servían al rey en todos los negocios de las divisiones
que entraban y salían cada mes durante todo el año, siendo cada división de
veinticuatro mil.
2 Sobre la primera
división del primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y había en su división
veinticuatro mil.
3 De los hijos de Fares,
él fue jefe de todos los capitanes de las compañías del primer mes.
4 Sobre la división del
segundo mes estaba Dodai ahohíta; y Miclot era jefe en su división, en la que
también había veinticuatro mil.
5 El jefe de la tercera
división para el tercer mes era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su
división había veinticuatro mil.
6 Este Benaía era valiente
entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba Amisabad su hijo.
7 El cuarto jefe para el
cuarto mes era Asael hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su
división había veinticuatro mil.
8 El quinto jefe para el
quinto mes era Samhut izraíta; y en su división había veinticuatro mil.
9 El sexto para el sexto
mes era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su división veinticuatro mil.
10 El séptimo para el
séptimo mes era Heles pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división
veinticuatro mil.
11 El octavo para el
octavo mes era Sibecai husatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro
mil.
12 El noveno para el
noveno mes era Abiezer anatotita, de los benjamitas; y en su división
veinticuatro mil.
13 El décimo para el
décimo mes era Maharai netofatita, de los zeraítas; y en su división
veinticuatro mil.
14 El undécimo para el
undécimo mes era Benaía piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división
veinticuatro mil.
15 El duodécimo para el
duodécimo mes era Heldai netofatita, de Otoniel; y en su división veinticuatro
mil.
16 Asimismo sobre las
tribus de Israel:
el jefe de los rubenitas
era Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca.
17 De los levitas,
Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón, Sadoc.
18 De Judá, Eliú, uno de
los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael.
19 De los de Zabulón,
Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel.
20 De los hijos de Efraín,
Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías.
21 De la otra media tribu
de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo
de Abner.
22 Y de Dan, Azareel hijo
de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel.
23 Y no tomó David el
número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que
él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo.
24 Joab hijo de Sarvia
había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre
Israel, y así el número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey
David.
25 Azmavet hijo de Adiel
tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías los tesoros de los
campos, de las ciudades, de las aldeas y de las torres.
26 Y de los que trabajaban
en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelub.
27 De las viñas, Simei
ramatita; y del fruto de las viñas para las bodegas, Zabdi sifmita.
28 De los olivares e
higuerales de la Sefela, Baal-hanán gederita; y de los almacenes del aceite,
Joás.
29 Del ganado que pastaba
en Sarón, Sitrai saronita; y del ganado que estaba en los valles, Safat hijo de
Adlai.
30 De los camellos, Obil
ismaelita; de las asnas, Jehedías meronotita;
31 y de las ovejas, Jaziz
agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David.
32 Y Jonatán tío de David
era consejero, varón prudente y escriba; y Jehiel hijo de Hacmoni estaba con los
hijos del rey.
33 También Ahitofel era
consejero del rey, y Husai arquita amigo del rey.
34 Después de Ahitofel
estaba Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del
rey.
Salomón
sucede a David
1
CRÓNICAS 28
1 Reunió David en
Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes
de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los
administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los
oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres.
2 Y levantándose el rey
David, puesto en pie dijo:
Oídme, hermanos míos, y
pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el
arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había
ya preparado todo para edificar.
3 Mas Dios me dijo:
Tú no edificarás casa a
mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.
4 Pero Jehová el Dios de
Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey
sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la
familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para
ponerme por rey sobre todo Israel.
5 Y de entre todos mis
hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que
se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.
6 Y me ha dicho:
Salomón tu hijo, él
edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré
a él por padre.
7 Asimismo yo confirmaré
su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y
mis decretos, como en este día.
8 Ahora, pues, ante los
ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad
e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena
tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros
perpetuamente.
9 Y tú, Salomón, hijo mío,
reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo
voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo
intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares,
él te desechará para siempre.
10 Mira, pues, ahora, que
Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y
hazla.
11 Y David dio a Salomón
su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus
aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio.
12 Asimismo el plano de
todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para
todas las cámaras alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las
tesorerías de las cosas santificadas.
13 También para los grupos
de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa
de Jehová, y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová.
14 Y dio oro en peso para
las cosas de oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en peso
para todas las cosas de plata, para todos los utensilios de cada servicio.
15 Oro en peso para los
candeleros de oro, y para sus lámparas; en peso el oro para cada candelero y sus
lámparas; y para los candeleros de plata, plata en peso para cada candelero y
sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero.
16 Asimismo dio oro en
peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para
las mesas de plata.
17 También oro puro para
los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las tazas de oro; para
cada taza por peso; y para las tazas de plata, por peso para cada taza.
18 Además, oro puro en
peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que
con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová.
19 Todas estas cosas, dijo
David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las
obras del diseño.
20 Dijo además David a
Salomón su hijo:
Anímate y esfuérzate, y
manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará
contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para
el servicio de la casa de Jehová.
21 He aquí los grupos de
los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios,
estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes
para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar
todas tus órdenes.
1
CRÓNICAS 29
1 Después dijo el rey
David a toda la asamblea:
Solamente a Salomón mi
hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la
casa no es para hombre, sino para Jehová Dios.
2 Yo con todas mis fuerzas
he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las
cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera
para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras,
piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de
mármol en abundancia.
3 Además de esto, por
cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular
oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del
santuario, he dado para la casa de mi Dios:
4 tres mil talentos de
oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las
paredes de las casas;
5 oro, pues, para las
cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos
de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?
6 Entonces los jefes de
familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de
centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron
voluntariamente.
7 Y dieron para el
servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez
mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de
hierro.
8 Y todo el que tenía
piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel
gersonita.
9 Y se alegró el pueblo
por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a
Jehová voluntariamente.
10 Asimismo se alegró
mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo
David:
Bendito seas tú, oh
Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
11 Tuya es, oh Jehová, la
magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las
cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el
reino, y tú eres excelso sobre todos.
12 Las riquezas y la
gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el
poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
13 Ahora pues, Dios
nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
14 Porque ¿quién soy yo, y
quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas
semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
15 Porque nosotros,
extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y
nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
16 Oh Jehová Dios nuestro,
toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre,
de tu mano es, y todo es tuyo.
17 Yo sé, Dios mío, que tú
escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud
de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con
alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.
18 Jehová, Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta
voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.
19 Asimismo da a mi hijo
Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y
tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la
cual yo he hecho preparativos.
20 Después dijo David a
toda la congregación:
Bendecid ahora a Jehová
vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres,
e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey.
21 Y sacrificaron víctimas
a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil
carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo
Israel.
22 Y comieron y bebieron
delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la
investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por
príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
23 Y se sentó Salomón por
rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le
obedeció todo Israel.
24 Y todos los príncipes y
poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.
25 Y Jehová engrandeció en
extremo a Salomón a ojos de todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual
ningún rey la tuvo antes de él en Israel.
Muerte
de David
(1 R.2.10-12)
26 Así reinó David hijo de
Isaí sobre todo Israel.
27 El tiempo que reinó
sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres
reinó en Jerusalén.
28 Y murió en buena vejez,
lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.
29 Y los hechos del rey
David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de
Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad
vidente,
30 con todo lo relativo a
su reinado, y su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel y
sobre todos los reinos de aquellas tierras
CRÓNICAS 2
Segundo libro de Crónicas
Salomón
pide sabiduría
2
Crónicas 1
(1 R.3.3-15)
1 Salomón hijo de David
fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo engrandeció
sobremanera.
2 Y convocó Salomón a todo
Israel, a jefes de millares y de centenas, a jueces, y a todos los príncipes de
todo Israel, jefes de familias.
3 Y fue Salomón, y con él
toda esta asamblea, al lugar alto que había en Gabaón; porque allí estaba el
tabernáculo de reunión de Dios, que Moisés siervo de Jehová había hecho en el
desierto.
4 Pero David había traído
el arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le había preparado; porque él
le había levantado una tienda en Jerusalén.
5 Asimismo el altar de
bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante
del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar Salomón con aquella asamblea.
6 Subió, pues, Salomón
allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de
reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7 Y aquella noche apareció
Dios a Salomón y le dijo:
Pídeme lo que quieras que
yo te dé.
8 Y Salomón dijo a Dios:
Tú has tenido con David
mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.
9 Confírmese pues, ahora,
oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre; porque tú me has puesto por
rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
10 Dame ahora sabiduría y
ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a
este tu pueblo tan grande?
11 Y dijo Dios a Salomón:
Por cuanto hubo eso en tu
corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te
quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y
ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,
12 sabiduría y ciencia te
son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los
reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.
13 Y desde el lugar alto
que estaba en Gabaón, delante del tabernáculo de reunión, volvió Salomón a
Jerusalén, y reinó sobre Israel.
Salomón
comercia en caballos y en carros
(1 R.10.26-29;2 Cr.9:25-28)
14 Y juntó Salomón carros
y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los
cuales puso en las ciudades de los carros y con el rey en Jerusalén.
15 Y acumuló el rey plata
y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como cabrahigos de la Sefela en
abundancia.
16 Y los mercaderes del
rey compraban por contrato caballos y lienzos finos de Egipto para Salomón.
17 Y subían y compraban en
Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento
cincuenta; y así compraban por medio de ellos para todos los reyes de los
heteos, y para los reyes de Siria.
Pacto
de Salomón con Hiram
2
Crónicas 2
(1 R.5.1-18;7.13-14)
1 Determinó, pues, Salomón
edificar casa al nombre de Jehová, y casa para su reino.
2 Y designó Salomón
setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil hombres que cortasen en
los montes, y tres mil seiscientos que los vigilasen.
3 Y envió a decir Salomón
a Hiram rey de Tiro:
Haz conmigo como hiciste
con David mi padre, enviándole cedros para que edificara para sí casa en que
morase.
4 He aquí, yo tengo que
edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para consagrársela, para quemar
incienso aromático delante de él, y para la colocación continua de los panes de
la proposición, y para holocaustos a mañana y tarde, en los días de reposo,
nuevas lunas, y festividades de Jehová nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo
en Israel.
5 Y la casa que tengo que
edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande sobre todos los
dioses.
6 Mas, ¿quién será capaz
de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden
contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo para que le edifique casa, sino tan sólo para
quemar incienso delante de él?
7 Envíame, pues, ahora un
hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en
púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros que están
conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre.
8 Envíame también madera
del Líbano:
cedro, ciprés y sándalo;
porque yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis
siervos irán con los tuyos,
9 para que me preparen
mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha de ser grande y
portentosa.
10 Y he aquí, para los
trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he dado veinte mil coros de
trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino, y veinte
mil batos de aceite.
11 Entonces Hiram rey de
Tiro respondió por escrito que envió a Salomón:
Porque Jehová amó a su
pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.
12 Además decía Hiram:
Bendito sea Jehová el
Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo
sabio, entendido, cuerdo y prudente, que edifique casa a Jehová, y casa para su
reino.
13 Yo, pues, te he enviado
un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,
14 hijo de una mujer de
las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual sabe trabajar en oro, plata,
bronce y hierro, en piedra y en madera, en Púrpura y en azul, en lino y en
carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de
diseño que se le pida, con tus hombres peritos, y con los de mi señor David tu
padre.
15 Ahora, pues, envíe mi
señor a sus siervos el trigo y cebada, y aceite y vino, que ha dicho;
16 y nosotros cortaremos
en el Líbano la madera que necesites, y te la traeremos en balsas por el mar
hasta Jope, y tú la harás llevar hasta Jerusalén.
17 Y contó Salomón todos
los hombres extranjeros que había en la tierra de Israel, después de haberlos ya
contado David su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil
seiscientos.
18 Y señaló de ellos
setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil canteros en la montaña, y tres mil
seiscientos por capataces para hacer trabajar al pueblo.
Salomón
edifica el templo
2
Crónicas 3
(1 R.6.1-38)
1 Comenzó Salomón a
edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido
mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de
Ornán jebuseo.
2 Y comenzó a edificar en
el mes segundo, a los dos días del mes, en el cuarto año de su reinado.
3 Estas son las medidas
que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios. La primera, la longitud, de
sesenta codos, y la anchura de veinte codos.
4 El pórtico que estaba al
frente del edificio era de veinte codos de largo, igual al ancho de la casa, y
su altura de ciento veinte codos; y lo cubrió por dentro de oro puro.
5 Y techó el cuerpo mayor
del edificio con madera de ciprés, la cual cubrió de oro fino, e hizo realzar en
ella palmeras y cadenas.
6 Cubrió también la casa
de piedras preciosas para ornamento; y el oro era oro de Parvaim.
7 Así que cubrió la casa,
sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas, con oro; y esculpió
querubines en las paredes.
8 Hizo asimismo el lugar
santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el ancho del frente de la
casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro fino que ascendía a
seiscientos talentos.
9 Y el peso de los clavos
era de uno hasta cincuenta siclos de oro. Cubrió también de oro los aposentos.
10 Y dentro del lugar
santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales fueron cubiertos de oro.
11 La longitud de las alas
de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco codos, la
cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra de cinco codos, la cual tocaba
el ala del otro querubín.
12 De la misma manera una
ala del otro querubín era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la
casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.
13 Estos querubines tenían
las alas extendidas por veinte codos, y estaban en pie con los rostros hacia la
casa.
14 Hizo también el velo de
azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar querubines en él.
Las dos
columnas
(1 R.7.15-22)
15 Delante de la casa hizo
dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada una, con sus capiteles
encima, de cinco codos.
16 Hizo asimismo cadenas
en el santuario, y las puso sobre los capiteles de las columnas; e hizo cien
granadas, las cuales puso en las cadenas.
17 Y colocó las columnas
delante del templo, una a la mano derecha, y otra a la izquierda; y a la de la
mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.
Mobiliario del templo
2
Crónicas 4
(1 R.7.23-51)
1 Hizo además un altar de
bronce de veinte codos de longitud, veinte codos de anchura, y diez codos de
altura.
2 También hizo un mar de
fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su
altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía
alrededor.
3 Y debajo del mar había
figuras de calabazas que lo circundaban, diez en cada codo alrededor; eran dos
hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar.
4 Estaba asentado sobre
doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres al occidente, tres al
sur, y tres al oriente; y el mar descansaba sobre ellos, y las ancas de ellos
estaban hacia adentro.
5 Y tenía de grueso un
palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un cáliz, o de una flor de
lis. Y le cabían tres mil batos.
6 Hizo también diez
fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar
en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los
sacerdotes se lavaran en él.
7 Hizo asimismo diez
candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco a la
derecha y cinco a la izquierda.
8 Además hizo diez mesas y
las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda; igualmente
hizo cien tazones de oro.
9 También hizo el atrio de
los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y cubrió de bronce
las puertas de ellas.
10 Y colocó el mar al lado
derecho, hacia el sureste de la casa.
11 Hiram también hizo
calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que hacía al rey Salomón
para la casa de Dios.
12 Dos columnas, y los
cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, y dos redes para
cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas;
13 cuatrocientas granadas
en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubriesen las
dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas.
14 Hizo también las basas,
sobre las cuales colocó las fuentes;
15 un mar, y los doce
bueyes debajo de él;
16 y calderos, palas y
garfios; de bronce muy fino hizo todos sus enseres Hiram-abi al rey Salomón para
la casa de Jehová.
17 Los fundió el rey en
los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata.
18 Y Salomón hizo todos
estos enseres en número tan grande, que no pudo saberse el peso del bronce.
19 Así hizo Salomón todos
los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las
cuales se ponían los panes de la proposición;
20 asimismo los candeleros
y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del lugar
santísimo conforme a la ordenanza.
21 Las flores, lamparillas
y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo;
22 también las
despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro.
Y de oro también la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar
santísimo, y las puertas de la casa del templo.
2
Crónicas 5
1 Acabada toda la obra que
hizo Salomón para la casa de Jehová, metió Salomón las cosas que David su padre
había dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos los utensilios, en los
tesoros de la casa de Dios.
Salomón
traslada el arca del templo
(1 R.8.1-11)
2 Entonces Salomón reunió
en Jerusalén a los ancianos de Israel y a todos los príncipes de las tribus, los
jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del
pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sion.
3 Y se congregaron con el
rey todos los varones de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo.
4 Vinieron, pues, todos
los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca;
5 y llevaron el arca, y el
tabernáculo de reunión, y todos los utensilios del santuario que estaban en el
tabernáculo; los sacerdotes y los levitas los llevaron.
6 Y el rey Salomón, y toda
la congregación de Israel que se había reunido con él delante del arca,
sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni
numerar.
7 Y los sacerdotes
metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en
el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines;
8 pues los querubines
extendían las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían por encima
así el arca como sus barras.
9 E hicieron salir las
barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca delante el
lugar santísimo, mas no se veían desde fuera; y allí están hasta hoy.
10 En el arca no había más
que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales Jehová había
hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.
11 Y cuando los sacerdotes
salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido
santificados, y no guardaban sus turnos;
12 y los levitas cantores,
todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus
hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al
oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas),
13 cuando sonaban, pues,
las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a
medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de
música, y alababan a Jehová, diciendo:
Porque él es bueno,
porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube,
la casa de Jehová.
14 Y no podían los
sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de
Jehová había llenado la casa de Dios.
Dedicación del templo
2
Crónicas 6
(1 R.8.12-66)
1 Entonces dijo Salomón:
Jehová ha dicho que él
habitaría en la oscuridad.
2 Yo, pues, he edificado
una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.
3 Y volviendo el rey su
rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de
Israel estaba en pie.
4 Y él dijo:
Bendito sea Jehová Dios
de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi
padre, diciendo:
5 Desde el día que saqué a
mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus
de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que
fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.
6 Más a Jerusalén he
elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté
sobre mi pueblo Israel.
7 Y David mi padre tuvo en
su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
8 Mas Jehová dijo a David
mi padre:
Respecto a haber tenido
en tu corazón deseo de edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido
esto en tu corazón.
9 Pero tú no edificarás la
casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.
10 Y Jehová ha cumplido su
palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he
sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado casa al
nombre de Jehová Dios de Israel.
11 Y en ella he puesto el
arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró con los hijos de Israel.
12 Se puso luego Salomón
delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y
extendió sus manos.
13 Porque Salomón había
hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, de cinco codos de ancho y de
altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él,
se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al
cielo, y dijo:
14 Jehová Dios de Israel,
no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y
la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
15 que has guardado a tu
siervo David mi padre lo que le prometiste; tú lo dijiste con tu boca, y con tu
mano lo has cumplido, como se ve en este día.
16 Ahora, pues, Jehová
Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido,
diciendo:
No faltará de ti varón
delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos
guarden su camino, andando en mi ley, como tú has andado delante de mí.
17 Ahora, pues, oh Jehová
Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David.
18 Mas ¿es verdad que Dios
habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los
cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?
19 Mas tú mirarás a la
oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y la
oración con que tu siervo ora delante de ti.
20 Que tus ojos estén
abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste:
Mi nombre estará allí;
que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.
21 Asimismo que oigas el
ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren
oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y
perdones.
22 Si alguno pecare contra
su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a jurar ante tu altar en esta
casa,
23 tu oirás desde los
cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo
recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a
su justicia.
24 Si tu pueblo Israel
fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se
convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante ti en esta casa,
25 tú oirás desde los
cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la
tierra que diste a ellos y a sus padres.
26 Si los cielos se
cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia
este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los
afligieres,
27 tú los oirás en los
cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les
enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra,
que diste por heredad a tu pueblo.
28 Si hubiere hambre en la
tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o
pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la tierra en donde moren; cualquiera
plaga o enfermedad que sea;
29 toda oración y todo
ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que
conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta
casa,
30 tú oirás desde los
cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a
sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de
los hijos de los hombres;
31 para que te teman y
anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que
tú diste a nuestros padres.
32 Y también al extranjero
que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa
de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere y
orare hacia esta casa,
33 tú oirás desde los
cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las
cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la
tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu
nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.
34 Si tu pueblo saliere a
la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares, y oraren a ti
hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado a tu nombre,
35 tú oirás desde los
cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.
36 Si pecaren contra ti
(pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra ellos, y los entregares
delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a
tierra de enemigos, lejos o cerca,
37 y ellos volvieren en sí
en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti
en la tierra de su cautividad, y dijeren:
Pecamos, hemos hecho
inicuamente, impíamente hemos hecho;
38 si se convirtieren a ti
de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los
hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres,
hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre;
39 tú oirás desde los
cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su
causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
40 Ahora, pues, oh Dios
mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en
este lugar.
41 Oh Jehová Dios,
levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder; oh Jehová
Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu
bondad.
42 Jehová Dios, no
rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con David tu siervo.
2
Crónicas 7
1 Cuando Salomón acabó de
orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y
la gloria de Jehová llenó la casa.
2 Y no podían entrar los
sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la
casa de Jehová.
3 Cuando vieron todos los
hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se
postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová,
diciendo:
Porque él es bueno, y su
misericordia es para siempre.
4 Entonces el rey y todo
el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová.
5 Y ofreció el rey Salomón
en sacrificio veintidós mil bueyes, y ciento veinte mil ovejas; y así dedicaron
la casa de Dios el rey y todo el pueblo.
6 Y los sacerdotes
desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los instrumentos de música
de Jehová, los cuales había hecho el rey David para alabar a Jehová porque su
misericordia es para siempre, cuando David alababa por medio de ellos. Asimismo
los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
7 También Salomón consagró
la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, por cuanto
había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura de las ofrendas de paz; porque
en el altar de bronce que Salomón había hecho no podían caber los holocaustos,
las ofrendas y las grosuras.
8 Entonces hizo Salomón
fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada
de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
9 Al octavo día hicieron
solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y
habían celebrado la fiesta solemne por siete días.
10 Y a los veintitrés días
del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por
los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel.
Pacto
de Dios con Salomón
(1 R.9.1-9)
11 Terminó, pues, Salomón
la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en
la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado.
12 Y apareció Jehová a
Salomón de noche, y le dijo:
Yo he oído tu oración, y
he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
13 Si yo cerrare los
cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la
tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;
14 si se humillare mi
pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos
mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar;
16 porque ahora he elegido
y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis
ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
17 Y si tú anduvieres
delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te
he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos,
18 yo confirmaré el trono
de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo:
No te faltará varón que
gobierne en Israel.
19 Mas si vosotros os
volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de
vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis,
20 yo os arrancaré de mi
tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la
arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de todos los pueblos.
21 Y esta casa que es tan
excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá:
¿Por qué ha hecho así
Jehová a esta tierra y a esta casa?
22 Y se responderá:
Por cuanto dejaron a
Jehová Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a
dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este mal
sobre ellos.
Otras
actividades de Salomón
2
Crónicas 8
(1 R.9.10-28)
1 Después de veinte años,
durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehová y su propia casa,
2 reedificó Salomón las
ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas a los hijos de Israel.
3 Después vino Salomón a
Hamat de Soba, y la tomó.
4 Y edificó a Tadmor en el
desierto, y todas las ciudades de aprovisionamiento que edificó en Hamat.
5 Asimismo reedificó a Bet-horón
la de arriba y a Bet-horón la de abajo, ciudades fortificadas, con muros,
puertas y barras;
6 y a Baalat, y a todas
las ciudades de provisiones que Salomón tenía; también todas las ciudades de los
carros y las de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en
Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su dominio.
7 Y a todo el pueblo que
había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran
de Israel,
8 los hijos de los que
habían quedado en la tierra después de ellos, a los cuales los hijos de Israel
no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy.
9 Pero de los hijos de
Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus
oficiales y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de a caballo.
10 Y tenía Salomón
doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales mandaban sobre aquella
gente.
11 Y pasó Salomón a la
hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él había edificado para
ella; porque dijo:
Mi mujer no morará en la
casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el
arca de Jehová, son sagradas.
12 Entonces ofreció
Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado
delante del pórtico,
13 para que ofreciesen
cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los días de reposo,
en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes tres veces en el año, esto es, en
la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta
de los tabernáculos.
14 Y constituyó los turnos
de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo ordenado por David su padre, y
los levitas en sus cargos, para que alabasen y ministrasen delante de los
sacerdotes, cada cosa en su día; asimismo los porteros por su orden a cada
puerta; porque así lo había mandado David, varón de Dios.
15 Y no se apartaron del
mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y los levitas, y los tesoros, y
todo negocio;
16 porque toda la obra de
Salomón estaba preparada desde el día en que se pusieron los cimientos de la
casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que la casa de Jehová fue acabada
totalmente.
17 Entonces Salomón fue a
Ezión-geber y a Elot, a la costa del mar en la tierra de Edom.
18 Porque Hiram le había
enviado naves por mano de sus siervos, y marineros diestros en el mar, los
cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y tomaron de allá cuatrocientos
cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
La
reina de Sabá visita a Salomón
2
Crónicas 9
(1 R.10.1-13)
1 Oyendo la reina de Sabá
la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos
cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas, para
probar a Salomón con preguntas difíciles. Y luego que vino a Salomón, habló con
él de todo lo que en su corazón tenía.
2 Pero Salomón le
respondió a todas sus preguntas, y nada hubo que Salomón no le contestase.
3 Y viendo la reina de
Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,
4 y las viandas de su
mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos
de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la
casa de Jehová, se quedó asombrada.
5 Y dijo al rey:
Verdad es lo que había
oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría;
6 pero yo no creía las
palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni
aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú
superas la fama que yo había oído.
7 Bienaventurados tus
hombres, y dichosos estos siervos tuyos que están siempre delante de ti, y oyen
tu sabiduría.
8 Bendito sea Jehová tu
Dios, el cual se ha agradado de ti para ponerte sobre su trono como rey para
Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para afirmarlo perpetuamente,
por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
9 Y dio al rey ciento
veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias aromáticas, y piedras
preciosas; nunca hubo tales especias aromáticas como las que dio la reina de
Sabá al rey Salomón.
10 También los siervos de
Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron
madera de sándalo, y piedras preciosas.
11 Y de la madera de
sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales, y arpas y
salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera
semejante.
12 Y el rey Salomón dio a
la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había
traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
Riquezas y fama de Salomón
(1 R.10.14-29;2 Cr.1.14-17)
13 El peso del oro que
venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
14 sin lo que traían los
mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia y los gobernadores
de la tierra traían oro y plata a Salomón.
15 Hizo también el rey
Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los cuales tenía
seiscientos siclos de oro labrado;
16 asimismo trescientos
escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los
puso el rey en la casa del bosque del Líbano.
17 Hizo además el rey un
gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.
18 El trono tenía seis
gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos a uno y otro lado del
asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
19 Había también allí doce
leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante
en reino alguno.
20 Toda la vajilla del rey
Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro
puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada.
21 Porque la flota del rey
iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves
de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 Y excedió el rey
Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.
23 Y todos los reyes de la
tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios el
había dado.
24 Cada uno de éstos traía
su presente, alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes,
caballos y mulos, todos los años.
25 Tuvo también Salomón
cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los
cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
26 Y tuvo dominio sobre
todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta la
frontera de Egipto.
27 Y acumuló el rey plata
en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahigos de la Sefela en
abundancia.
28 Traían también caballos
para Salomón, de Egipto y de todos los países.
Muerte
de Salomón
(1 R.11.41-43)
29 Los demás hechos de
Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos en los libros del
profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la profecía del vidente
Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
30 Reinó Salomón en
Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
31 Y durmió Salomón con
sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar
Roboam su hijo.
Rebelión de Israel
2
Crónicas 10
(1 R.12.1-24)
1 Roboam fue a Siquem,
porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey.
2 Y cuando lo oyó Jeroboam
hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey
Salomón, volvió de Egipto.
3 Y enviaron y le
llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
4 Tu padre agravó nuestro
yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu
padre nos apremió, y te serviremos.
5 Y él les dijo:
Volved a mí de aquí a
tres días. Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam
tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre
cuando vivía, y les dijo:
¿Cómo aconsejáis vosotros
que responda a este pueblo?
7 Y ellos le contestaron
diciendo:
Si te condujeres
humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras,
ellos te servirán siempre.
8 Más él, dejando el
consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían
criado con él, y que estaban a su servicio.
9 Y les dijo:
¿Qué aconsejáis vosotros
que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo:
Alivia algo del yugo que
tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes
que se habían criado con él, le contestaron:
Así dirás al pueblo que
te ha hablado diciendo:
Tu padre agravó nuestro
yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás:
Mi dedo más pequeño es
más grueso que los lomos de mi padre.
11 Así que, si mi padre os
cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes,
y yo con escorpiones.
12 Vino, pues, Jeroboam
con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había hablado
diciendo:
Volved a mí de aquí a
tres días.
13 Y el rey les respondió
ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos,
14 y les habló conforme al
consejo de los jóvenes, diciendo:
Mi padre hizo pesado
vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes,
mas yo con escorpiones.
15 Y no escuchó el rey al
pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que
había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
16 Y viendo todo Israel
que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo:
¿Qué parte tenemos
nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a
sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus
tiendas.
17 Mas reinó Roboam sobre
los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
18 Envió luego el rey
Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos
de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y subiendo en su carro
huyó a Jerusalén.
19 Así se apartó Israel de
la casa de David hasta hoy.
2
Crónicas 11
1 Cuando vino Roboam a
Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres
escogidos de guerra, para pelear contra Israel y hacer volver el reino a Roboam.
2 Mas vino la palabra de
Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
3 Habla a Roboam hijo de
Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, diciéndoles:
4 Así ha dicho Jehová:
No subáis, ni peleéis
contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto.
Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Prosperidad de Roboam
5 Y habitó Roboam en
Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá.
6 Edificó Belén, Etam,
Tecoa,
7 Bet-sur, Soco, Adulam,
8 Gat, Maresa, Zif,
9 Adoraim, Laquis, Azeca,
10 Zora, Ajalón y Hebrón,
que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín.
11 Reforzó también las
fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones, vino y aceite;
12 y en todas las ciudades
puso escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le
estaban sujetos.
13 Y los sacerdotes y
levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares
donde vivían.
14 Porque los levitas
dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues
Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová.
15 Y él designó sus
propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los
becerros que él había hecho.
16 Tras aquellos acudieron
también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar
a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a
Jehová, el Dios de sus padres.
17 Así fortalecieron el
reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque
tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
18 Y tomó Roboam por mujer
a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihail hija de Eliab, hijo de
Isaí,
19 la cual le dio a luz
estos hijos:
Jeús, Semarías y Zaham.
20 Después de ella tomó a
Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit.
21 Pero Roboam amó a Maaca
hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó dieciocho
mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22 Y puso Roboam a Abías
hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
23 Obró sagazmente, y
esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por
todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas
mujeres.
Sisac
invade Judá
2
Crónicas 12
(1 R.14.21-31)
1 Cuando Roboam había
consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
2 Y por cuanto se habían
rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de
Egipto contra Jerusalén,
3 con mil doscientos
carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el pueblo que venía con él
de Egipto, esto es, de libios, suquienos y etíopes, no tenía número.
4 Y tomó las ciudades
fortificadas de Judá, y llegó hasta Jerusalén.
5 Entonces vino el profeta
Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén
por causa de Sisac, y les dijo:
Así ha dicho Jehová:
Vosotros me habéis
dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
6 Y los príncipes de
Israel y el rey se humillaron, y dijeron:
Justo es Jehová.
7 Y cuando Jehová vio que
se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo:
Se han humillado; no los
destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén
por mano de Sisac.
8 Pero serán sus siervos,
para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las
naciones.
9 Subió, pues, Sisac rey
de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de
la casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de oro que Salomón había
hecho.
10 Y en lugar de ellos
hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia,
los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
11 Cuando el rey iba a la
casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a
la cámara de la guardia.
12 Y cuando él se humilló,
la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y también en Judá
las cosas fueron bien.
13 Fortalecido, pues,
Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó a
reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de todas
las tribus de Israel para poner en ella su nombre. Y el nombre de la madre de
Roboam fue Naama amonita.
14 E hizo lo malo, porque
no dispuso su corazón para buscar a Jehová.
15 Las cosas de Roboam,
primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros del profeta Semaías y del
vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo
guerra constante.
16 Y durmió Roboam con sus
padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar Abías su
hijo.
Reinado
de Abías
2
Crónicas 13
(1 R.15.1-8)
1 A los dieciocho años del
rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá,
2 y reinó tres años en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías hija de Uriel de Gabaa. Y hubo
guerra entre Abías y Jeroboam.
3 Entonces Abías ordenó
batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y
escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres
escogidos, fuertes y valerosos.
4 Y se levantó Abías sobre
el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo:
Oídme, Jeroboam y todo
Israel.
5 ¿No sabéis vosotros que
Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a
sus hijos, bajo pacto de sal?
6 Pero Jeroboam hijo de
Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y rebeló contra su señor.
7 Y se juntaron con él
hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque
Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.
8 Y ahora vosotros tratáis
de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos de David, porque sois
muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por
dioses.
9 ¿No habéis arrojado
vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os
habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para
que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea
sacerdote de los que no son dioses?
10 Mas en cuanto a
nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que
ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra
son levitas.
11 los cuales queman para
Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; y
ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas
para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza de Jehová
nuestro Dios, mas vosotros le habéis dejado.
12 Y he aquí Dios está con
nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen
contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de
vuestros padres, porque no prosperaréis.
13 Pero Jeroboam hizo
tender una emboscada para venir a ellos por la espalda; y estando así delante de
ellos, la emboscada estaba a espaldas de Judá.
14 Y cuando miró Judá, he
aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas; por lo que clamaron a
Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15 Entonces los de Judá
gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el grito, Dios desbarató a Jeroboam
y a todo Israel delante de Abías y de Judá;
16 y huyeron los hijos de
Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
17 Y Abías y su gente
hicieron en ellos una gran matanza, y cayeron heridos de Israel quinientos mil
hombres escogidos.
18 Así fueron humillados
los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron, porque
se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
19 Y siguió Abías a
Jeroboam, y le tomó algunas ciudades, a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus
aldeas, y a Efraín con sus aldeas.
20 Y nunca más tuvo
Jeroboam poder en los días de Abías; y Jehová lo hirió, y murió.
21 Pero Abías se hizo más
poderoso. Tomó catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.
22 Los demás hechos de
Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia de Iddo profeta.
Reinado
de Asa
2
Crónicas 14
(1 R.15.9-12)
1 Durmió Abías con sus
padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Asa,
en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
2 E hizo Asa lo bueno y lo
recto ante los ojos de Jehová su Dios.
3 Porque quitó los altares
del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los
símbolos de Asera;
4 y mandó a Judá que
buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y los
mandamientos.
5 Quitó asimismo de todas
las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz
bajo su reinado.
6 Y edificó ciudades
fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra
contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz.
7 Dijo, por tanto, a Judá:
Edifiquemos estas
ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra
es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él
nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.
8 Tuvo también Asa
ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil, y de Benjamín
doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres
diestros.
9 Y salió contra ellos
Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino
hasta Maresa.
10 Entonces salió Asa
contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa.
11 Y clamó Asa a Jehová su
Dios, y dijo:
¡Oh Jehová, para ti no
hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas!
Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre
venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca
contra ti el hombre.
12 Y Jehová deshizo a los
etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes.
13 Y Asa, y el pueblo que
con él estaba, los persiguieron hasta Gerar; y cayeron los etíopes hasta no
quedar en ellos aliento, porque fueron deshechos delante de Jehová y de su
ejército. Y les tomaron muy grande botín.
14 Atacaron también todas
las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre ellas; y
saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran botín.
15 Asimismo atacaron las
cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos, y
volvieron a Jerusalén.
Reformas religiosas de Asa
2
Crónicas 15
(1 R.15.13-15)
1 Vino el Espíritu de Dios
sobre Azarías hijo de Oded,
2 y salió al encuentro de
Asa, y le dijo:
Oídme, Asa y todo Judá y
Benjamín:
Jehová estará con
vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de
vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará.
3 Muchos días ha estado
Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin ley;
4 pero cuando en su
tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le buscaron, él fue
hallado de ellos.
5 En aquellos tiempos no
hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones
sobre todos los habitantes de las tierras.
6 Y una gente destruía a
otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de
calamidades.
7 Pero esforzaos vosotros,
y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra.
8 Cuando oyó Asa las
palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Oded, cobró ánimo, y quitó
los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las
ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar
de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.
9 Después reunió a todo
Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de Simeón;
porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba
con él.
10 Se reunieron, pues, en
Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa.
11 Y en aquel mismo día
sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes y
siete mil ovejas.
12 Entonces prometieron
solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y
de toda su alma;
13 y que cualquiera que no
buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño, hombre o muJer.14
Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de bocinas.
15 Todos los de Judá se
alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su
voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas
partes.
16 Y aun a Maaca madre del
rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque había hecho una imagen de
Asera; y Asa destruyó la imagen, y la desmenuzó, y la quemó junto al torrente de
Cedrón.
17 Con todo esto, los
lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto
en todos sus días.
18 Y trajo a la casa de
Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él había consagrado, plata, oro y
utensilios.
19 Y no hubo más guerra
hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.
Alianza
de Asa con Ben-adad
2
Crónicas 16
(1 R.15.16-22)
1 En el año treinta y seis
del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Ramá,
para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá.
2 Entonces sacó Asa la
plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real y envió a
Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo:
3 Haya alianza entre tú y
yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y
oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a
fin de que se retire de mí.
4 Y consintió Ben-adad con
el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de
Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades de
aprovisionamiento de Neftalí.
5 Oyendo esto Baasa, cesó
de edificar a Ramá, y abandonó su obra.
6 Entonces el rey Asa tomó
a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa
edificaba, y con ellas edificó a Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo vino el
vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo:
Por cuanto te has apoyado
en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del
rey de Siria ha escapado de tus manos.
8 Los etíopes y los
libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a
caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos.
9 Porque los ojos de
Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que
tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí
en adelante habrá más guerra contra ti.
10 Entonces se enojó Asa
contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a
causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
Muerte
de Asa
(1 R.15.23-24)
11 Mas he aquí los hechos
de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y
de Israel.
12 En el año treinta y
nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no
buscó a Jehová, sino a los médicos.
13 Y durmió Asa con sus
padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
14 Y lo sepultaron en los
sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron en un
ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas
por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor.
Reinado
de Josafat
2
Crónicas 17
1 Reinó en su lugar
Josafat su hijo, el cual se hizo fuerte contra Israel.
2 Puso ejércitos en todas
las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de guarnición en tierra de
Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.
3 Y Jehová estuvo con
Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no buscó a
los baales,
4 sino que buscó al Dios
de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel.
5 Jehová, por tanto,
confirmó el reino en su mano, y todo Judá dio a Josafat presentes; y tuvo
riquezas y gloria en abundancia.
6 Y se animó su corazón en
los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en
medio de Judá.
7 Al tercer año de su
reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para
que enseñasen en las ciudades de Judá;
8 y con ellos a los
levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías
y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram.
9 Y enseñaron en Judá,
teniendo consigo el libro de la Ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades
de Judá enseñando al pueblo.
10 Y cayó el pavor de
Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no
osaron hacer guerra contra Josafat.
11 Y traían de los
filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los árabes también le
trajeron ganados:
siete mil setecientos
carneros y siete mil setecientos machos cabríos.
12 Iba, pues, Josafat
engrandeciéndose mucho; y edificó en Judá fortalezas y ciudades de
aprovisionamiento.
13 Tuvo muchas provisiones
en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy valientes en Jerusalén.
14 Y este es el número de
ellos según sus casas paternas:
de los jefes de los
millares de Judá, el general Adnas, y con él trescientos mil hombres muy
esforzados.
15 Después de él, el jefe
Johanán, y con él doscientos ochenta mil.
16 Tras éste, Amasías hijo
de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él
doscientos mil hombres valientes.
17 De Benjamín, Eliada,
hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados de arco y escudo.
18 Tras éste, Jozabad, y
con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra.
19 Estos eran siervos del
rey, sin los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas en todo Judá.
Micaías
profetiza la derrota de Acab
2
Crónicas 18
(1 R.22.1-40)
1 Tenía, pues, Josafat
riquezas y gloria en abundancia; y contrajo parentesco con Acab.
2 Y después de algunos
años descendió a Samaria para visitar a Acab; por lo que Acab mató muchas ovejas
y bueyes para él y para la gente que con él venía, y le persuadió que fuese con
él contra Ramot de Galaad.
3 Y dijo Acab rey de
Israel a Josafat rey de Judá:
¿Quieres venir conmigo
contra Ramot de Galaad? Y él respondió:
Yo soy como tú, y mi
pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra.
4 Además dijo Josafat al
rey de Israel:
Te ruego que consultes
hoy la palabra de Jehová.
5 Entonces el rey de
Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó:
¿Iremos a la guerra
contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron:
Sube, porque Dios los
entregará en mano del rey.
6 Pero Josafat dijo:
¿Hay aún aquí algún
profeta de Jehová, para que por medio de él preguntemos?
7 El rey de Israel
respondió a Josafat:
Aún hay aquí un hombre
por el cual podemos preguntar a Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me
profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Micaías hijo de Imla. Y
respondió Josafat:
No hable así el rey.
8 Entonces el rey de
Israel llamó a un oficial, y le dijo:
Haz venir luego a Micaías
hijo de Imla.
9 Y el rey de Israel y
Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus
ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos
los profetas profetizaban delante de ellos.
10 Y Sedequías hijo de
Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía:
Así ha dicho Jehová:
Con estos acornearás a
los sirios hasta destruirlos por completo.
11 De esta manera
profetizaban también todos los profetas, diciendo:
Sube contra Ramot de
Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
12 Y el mensajero que
había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo:
He aquí las palabras de
los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues, te ruego que tu
palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
13 Dijo Micaías:
Vive Jehová, que lo que
mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey.
14 y el rey le dijo:
Micaías, ¿iremos a pelear
contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? El Respondió:
Subid, y seréis
prosperados, pues serán entregados en vuestras manos.
15 El rey le dijo:
¿Hasta cuántas veces te
conjuraré por el nombre de Jehová que no me hables sino la verdad?
16 Entonces Micaías dijo:
He visto a todo Israel
derramado por los montes como ovejas sin pastor; y dijo Jehová:
Estos no tienen señor;
vuélvase cada uno en paz a su casa.
17 Y el rey de Israel dijo
a Josafat:
¿No te había yo dicho que
no me profetizaría bien, sino mal?
18 Entonces él dijo:
Oíd, pues, palabra de
Jehová:
Yo he visto a Jehová
sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y
a su izquierda.
19 Y Jehová preguntó:
¿Quién inducirá a Acab
rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro
decía de otra manera.
20 Entonces salió un
espíritu que se puso delante de Jehová y dijo:
Yo le induciré. Y Jehová
le dijo:
¿De qué modo?
21 Y él dijo:
Saldré y seré espíritu de
mentira en la boca de todos sus profetas. Y Jehová dijo:
Tú le inducirás, y lo
lograrás; anda y hazlo así.
22 Y ahora, he aquí Jehová
ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues Jehová ha
hablado el mal con contra ti.
23 Entonces Sedequías hijo
de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo:
¿Por qué camino se fue de
mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?
24 Y Micaías respondió:
He aquí tú lo verás aquel
día, cuando entres de cámara en cámara para esconderte.
25 Entonces el rey de
Israel dijo:
Tomad a Micaías, y
llevadlo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey,
26 y decidles:
El rey ha dicho así:
Poned a éste en la
cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo
vuelva en paz.
27 Y Micaías dijo:
Si tú volvieres en paz,
Jehová no ha hablado por mí. Dijo además:
Oíd, pueblos todos.
28 Subieron, pues, el rey
de Israel, y Josafat rey de Judá, a Ramot de Galaad.
29 Y dijo el rey de Israel
a Josafat:
Yo me disfrazaré para
entrar en la batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de
Israel, y entró en la batalla.
30 Había el rey de Siria
mandado a los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo:
No peleéis con chico ni
con grande, sino sólo con el rey de Israel.
31 Cuando los capitanes de
los carros vieron a Josafat, dijeron:
Este es el rey de Israel.
Y lo rodearon para pelear; mas Josafat clamó, y Jehová lo ayudó, y los apartó
Dios de él;
32 pues viendo los
capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle.
33 Mas disparando uno el
arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El
entonces dijo al cochero:
Vuelve las riendas, y
sácame del campo, porque estoy mal herido.
34 Y arreció a batalla
aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los
sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
El
profeta Jehú amonesta a Josafat
2
Crónicas 19
1 Josafat rey de Judá
volvió en paz a su casa en Jerusalén.
2 Y le salió al encuentro
el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat:
¿Al impío das ayuda, y
amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira
contra ti por esto.
3 Pero se han hallado en
ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra las imágenes de Asera, y
has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
Josafat
nombra jueces
4 Habitó, pues, Josafat en
Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de
Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres.
5 Y puso jueces en todas
las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares.
6 Y dijo a los jueces:
Mirad lo que hacéis;
porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con
vosotros cuando juzgáis.
7 Sea, pues, con vosotros
el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay
injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.
8 Puso también Josafat en
Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de
Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y volvieron a Jerusalén.
9 Y les mandó diciendo:
Procederéis asimismo con
temor de Jehová, con verdad, y con corazón íntegro.
10 En cualquier causa que
viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades, en causas
de sangre, entre ley y precepto, estatutos y decretos, les amonestaréis que no
pequen contra Jehová, para que no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros
hermanos. Haciendo así, no pecaréis.
11 Y he aquí, el sacerdote
Amarías será el que os presida en todo asunto de Jehová, y Zebadías hijo de
Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los negocios del rey; también los
levitas serán oficiales en presencia de vosotros. Esforzaos, pues, para hacerlo,
y Jehová estará con el bueno.
Victoria sobre Moab y Amón
2
Crónicas 20
1 Pasadas estas cosas,
aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas,
vinieron contra Josafat a la guerra.
2 Y acudieron algunos y
dieron aviso a Josafat, diciendo:
Contra ti viene una gran
multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar,
que es En-gadi.
3 Entonces él tuvo temor;
y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a
todo Judá.
4 Y se reunieron los de
Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá
vinieron a pedir ayuda a Jehová.
5 Entonces Josafat se puso
de pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del
atrio nuevo;
6 y dijo:
Jehová Dios de nuestros
padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos
de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te
resista?
7 Dios nuestro, ¿no
echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste
a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?
8 Y ellos han habitado en
ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo:
9 Si mal viniere sobre
nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos
delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a
causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.
10 Ahora, pues, he aquí
los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste
que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de
ellos, y no los destruyese;
11 he aquí ellos nos dan
el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.
12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no
los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que
viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
13 Y todo Judá estaba en
pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.
14 Y estaba allí Jahaziel
hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los
hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión;
15 y dijo:
Oíd, Judá todo, y
vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así:
No temáis ni os
amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra,
sino de Dios.
16 Mañana descenderéis
contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis
junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
17 No habrá para que
peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de
Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana
contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.
18 Entonces Josafat se
inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se
postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
19 Y se levantaron los
levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el
Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20 Y cuando se levantaron
por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos Salían, Josafat,
estando en pie, dijo:
Oídme, Judá y moradores
de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados.
21 Y habido consejo con el
pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos
sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen:
Glorificad a Jehová,
porque su misericordia es para siempre.
22 Y cuando comenzaron a
entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del
monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se
mataron los unos a los otros.
23 Porque los hijos de
Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y
destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual
ayudó a la destrucción de su compañero.
24 Y luego que vino Judá a
la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en
tierra muertos, pues ninguno había escapado.
25 Viniendo entonces
Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas,
así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los
podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.
26 Y al cuarto día se
juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto
llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy.
27 Y todo Judá y los de
Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén
gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos.
28 Y vinieron a Jerusalén
con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Jehová.
29 Y el pavor de Dios cayó
sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado
contra los enemigos de Israel.
30 Y el reino de Josafat
tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes.
Resumen
del reinado de Josafat
(1 R.22.41-50)
31 Así reinó Josafat sobre
Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco
años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba, hija de Silhi.
32 Y anduvo en el camino
de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová.
33 Con todo eso, los
lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no había enderezado su
corazón al Dios de sus padres.
34 Los demás hechos de
Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú
hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de los reyes de Israel.
35 Pasadas estas cosas,
Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de Israel, el cual era dado a
la impiedad,
36 e hizo con él compañía
para construir naves que fuesen a Tarsis; y construyeron las naves en Ezión-geber.
37 Entonces Eliezer hijo
de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo:
Por cuanto has hecho
compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras. Y las naves se rompieron, y no
pudieron ir a Tarsis.
Reinado
de Joram de Judá
2
Crónicas 21
(2 R.8.16-24)
1 Durmió Josafat con sus
padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en su
lugar Joram su hijo,
2 quien tuvo por hermanos,
hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías.
Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá.
3 Y su padre les había
dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades
fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era el
primogénito.
4 Fue elevado, pues, Joram
al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus
hermanos, y también a algunos de los príncipes de Israel.
5 Cuando comenzó a reinar
era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén.
6 Y anduvo en el camino de
los reyes de Israel, como lo hizo la casa de Acab; porque tenía por mujer a la
hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
7 Mas Jehová no quiso
destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David, y porque
le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
8 En los días de éste se
rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí.
9 Entonces pasó Joram con
sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de noche, y derrotó a los
edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de los carros.
10 No obstante, Edom se
libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el mismo tiempo Libna se
libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus
padres.
11 Además de esto, hizo
lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los moradores de Jerusalén
fornicasen tras ellos, y a ello impelió a Judá.
12 Le llegó una carta del
profeta Elías, que decía:
Jehová el Dios de David
tu padre ha dicho así:
Por cuanto no has andado
en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa rey de Judá,
13 sino que has andado en
el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los moradores
de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus
hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú;
14 he aquí Jehová herirá a
tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto
tienes;
15 y a ti con muchas
enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa
de tu persistente enfermedad.
16 Entonces Jehová
despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto
a los etíopes;
17 y subieron contra Judá,
e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que hallaron en la casa del
rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo sino solamente Joacaz
el menor de sus hijos.
18 Después de todo esto,
Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos.
19 Y aconteció que al
pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron
por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego
en su honor, como lo habían hecho con sus padres.
20 Cuando comenzó a reinar
era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin que lo
desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de
los reyes.
Reinado
de Ocozías de Judá
2
Crónicas 22
(2 R.8.25-29)
1 Los habitantes de
Jerusalén hicieron rey en lugar de Joram a Ocozías su hijo menor; porque una
banda armada que había venido con los árabes al campamento, había matado a todos
los mayores, por lo cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey de Judá.
2 Cuando Ocozías comenzó a
reinar era de cuarenta y dos años, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Atalía, hija de Omri.
3 También él anduvo en los
caminos de la casa de Acab, pues su madre le aconsejaba a que actuase
impíamente.
4 Hizo, pues, lo malo ante
los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su
padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
5 Y él anduvo en los
consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de Acab, rey de Israel,
contra Hazael rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los sirios hirieron a Joram.
6 Y volvió para curarse en
Jezreel de las heridas que le habían hecho en Ramot, peleando contra Hazael rey
de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, para visitar a Joram
hijo de Acab en Jezreel, porque allí estaba enfermo.
Jehú
mata a Ocozías
(2 R.9.27-29)
7 Pero esto venía de Dios,
para que Ocozías fuese destruido viniendo a Joram; porque habiendo venido, salió
con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehová había ungido para que
exterminara la familia de Acab.
8 Y haciendo juicio Jehú
contra la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá, y a los hijos de los
hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató.
9 Y buscando a Ocozías, el
cual se había escondido en Samaria, lo hallaron y lo trajeron a Jehú, y le
mataron; y le dieron sepultura, porque dijeron:
Es hijo de Josafat, quien
de todo su corazón buscó a Jehová. Y la casa de Ocozías no tenía fuerzas para
poder retener el reino.
Atalía
usurpa el trono
(2 R.11.1-21)
10 Entonces Atalía madre
de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó y exterminó toda la
descendencia real de la casa de Judá.
11 Pero Josabet, hija del
rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo de entre los demás hijos del
rey, a los cuales mataban, le guardó a él y a su ama en uno de los aposentos.
Así lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque
ella era hermana de Ocozías), de delante de Atalía, y no lo mataron.
12 Y estuvo con ellos
escondido en la casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.
2
Crónicas 23
1 En el séptimo año se
ánimo Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas Azarías hijo de
Jeroham, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaía, y
Elisafat hijo de Zicri,
2 los cuales recorrieron
el país de Judá, y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los
príncipes de las familias de Israel, y vinieron a Jerusalén.
3 Y toda la multitud hizo
pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo:
He aquí el hijo del rey,
el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.
4 Ahora haced esto:
una tercera parte de
vosotros, los que entran el día de reposo, estarán de porteros con los
sacerdotes y los levitas.
5 Otra tercera parte, a la
casa del rey; y la otra tercera parte, a la puerta del Cimiento; y todo el
pueblo estará en los patios de la casa de Jehová.
6 Y ninguno entre en la
casa de Jehová, sino los sacerdotes y levitas que ministran; éstos entrarán,
porque están consagrados; y todo el pueblo hará guardia delante de Jehová.
7 Y los levitas rodearán
al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus armas en la mano; cualquiera que
entre en la casa, que muera; y estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.
8 Y los levitas y todo
Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote Joiada; y tomó cada
jefe a los suyos, los que entraban el día de reposo, y los que salían el día de
reposo; porque el sacerdote Joiada no dio licencia a las compañías.
9 Dio también el sacerdote
Joiada a los jefes de centenas las lanzas, los paveses y los escudos que habían
sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios;
10 y puso en orden a todo
el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano, desde el rincón derecho del
templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la casa, alrededor del rey por todas
partes.
11 Entonces sacaron al
hijo del rey, y le pusieron la corona y el testimonio, y lo proclamaron rey; y
Joiada y sus hijos lo ungieron, diciendo luego:
¡Viva el rey!
12 Cuando Atalía oyó el
estruendo de la gente que corría, y de los que aclamaban al rey, vino al pueblo
a la casa de Jehová;
13 y mirando, vio al rey
que estaba junto a su columna a la entrada, y los príncipes y los trompeteros
junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra mostraba alegría, y sonaba
bocinas, y los cantores con instrumentos de música dirigían la alabanza.
Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo:
¡Traición! ¡Traición!
14 Pero el sacerdote
Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del ejército, y les dijo:
Sacadla fuera del
recinto, y al que la siguiere, matadlo a filo de espada; porque el sacerdote
había mandado que no la matasen en la casa de Jehová.
15 Ellos, pues, le echaron
mano, y luego que ella hubo pasado la entrada de la puerta de los caballos de la
casa del rey, allí la mataron.
16 Y Joiada hizo un pacto
entre sí y todo el pueblo y el rey, que serían pueblo de Jehová.
17 Después de esto entró
todo el pueblo en el templo de Baal, y lo derribaron, y también sus altares; e
hicieron pedazos sus imágenes, y mataron delante de los altares a Matán,
sacerdote de Baal.
18 Luego ordenó Joiada los
oficios en la casa de Jehová, bajo la mano de los sacerdotes y levitas, según
David los había distribuido en la casa de Jehová, para ofrecer a Jehová los
holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, con gozo y con cánticos,
conforme a la disposición de David.
19 Puso también porteros a
las puertas de la casa de Jehová, para que por ninguna vía entrase ningún
inmundo.
20 Llamó después a los
jefes de centenas, y a los principales, a los que gobernaban el pueblo y a todo
el pueblo de la tierra, para conducir al rey desde la casa de Jehová; y cuando
llegaron a la mitad de la puerta mayor de la casa del rey, sentaron al rey sobre
el trono del reino.
21 Y se regocijó todo el
pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila, después que mataron a Atalía a
filo de espada.
Reinado
de Joás de Judá
2
Crónicas 24
(2 R.12.1-21)
1 De siete años era Joás
cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Sibia, de Beerseba.
2 E hizo Joás lo recto
ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote.
3 Y Joiada tomó para él
dos mujeres; y engendró hijos e hijas.
4 Después de esto,
aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová.
5 Y reunió a los
sacerdotes y los levitas, y les dijo:
Salid por las ciudades de
Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de
vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto. Pero los levitas no
pusieron diligencia.
6 Por lo cual el rey llamó
al sumo sacerdote Joiada y le dijo:
¿Por qué no has procurado
que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de
Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio?
7 Porque la impía Atalía y
sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en los
ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.
8 Mandó, pues, el rey que
hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;
9 e hicieron pregonar en
Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios
había impuesto a Israel en el desierto.
10 Y todos los jefes y
todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta
llenarla.
11 Y cuando venía el
tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano de los levitas, cuando
veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto
por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y la volvían a su
lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero,
12 y el rey y Joiada lo
daban a los que hacían el trabajo del servicio de la casa de Jehová; y tomaban
canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová, y artífices en hierro y
bronce para componer la casa.
13 Hacían, pues, los
artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y restituyeron la
casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron.
14 Y cuando terminaron,
trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e hicieron de él
utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros,
cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en
la casa de Jehová todos los días de Joiada.
15 Mas Joiada envejeció, y
murió lleno de días; de ciento treinta años era cuando murió.
16 Y lo sepultaron en la
ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para
con Dios, y con su casa.
17 Muerto Joiada, vinieron
los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó.
18 Y desampararon la casa
de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las
imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por
este su pecado.
19 Y les envió profetas
para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; mas ellos no los
escucharon.
20 Entonces el Espíritu de
Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde
estaba más alto que el pueblo, les dijo:
Así ha dicho Dios:
¿Por qué quebrantáis los
mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a
Jehová, él también os abandonará.
21 Pero ellos hicieron
conspiración contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el
patio de la casa de Jehová.
22 Así el rey Joás no se
acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes
mató a su hijo, quien dijo al morir:
Jehová lo vea y lo
demande.
23 A la vuelta del año
subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y
destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todo el botín
al rey a Damasco.
24 Porque aunque el
ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová entregó en sus manos un
ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.
Así ejecutaron juicios contra Joás.
25 Y cuando se fueron los
sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y conspiraron contra él sus
siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lo hirieron
en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los
sepulcros de los reyes.
26 Los que conspiraron
contra él fueron Zabad hijo de Simeat amonita, y Jozabad hijo de Simrit moabita.
27 En cuanto a los hijos
de Joás, y la multiplicación que hizo de las rentas, y la restauración de la
casa de Jehová, he aquí está escrito en la historia del libro de los reyes. Y
reinó en su lugar Amasías su hijo.
Reinado
de Amasías
2
Crónicas 25
(2 R.14.1-22)
1 De veinticinco años era
Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén; el
nombre de su madre fue Joadán, de Jerusalén.
2 Hizo él lo recto ante
los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón.
3 Y luego que fue
confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre.
4 Pero no mató a los hijos
de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde
Jehová mandó diciendo:
No morirán los padres por
los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
5 Reunió luego Amasías a
Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes de millares y de centenas
sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos los de veinte años
arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos para salir a la guerra, que
tenían lanza y escudo.
6 Y de Israel tomó a
sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres valientes.
7 Mas un varón de Dios
vino a él y le dijo:
Rey, no vaya contigo el
ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de
Efraín.
8 Pero si vas así, si lo
haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos;
porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.
9 Y Amasías dijo al varón
de Dios:
¿Qué, pues, se hará de
los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios
respondió:
Jehová puede darte mucho
más que esto.
10 Entonces Amasías apartó
el ejército de la gente que había venido a él de Efraín, para que se fuesen a
sus casas; y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y volvieron a sus casas
encolerizados.
11 Esforzándose entonces
Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal, y mató de los hijos de
Seir diez mil.
12 Y los hijos de Judá
tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a la cumbre de un peñasco, y
de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13 Mas los del ejército
que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra, invadieron
las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, y mataron a tres mil de
ellos, y tomaron gran despojo.
14 Volviendo luego Amasías
de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de
Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y les quemó incienso.
15 Por esto se encendió la
ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un profeta, que le dijo:
¿Por qué has buscado los
dioses de otra nación, que no libraron a su pueblo de tus manos?
16 Y hablándole el profeta
estas cosas, él le respondió:
¿Te han puesto a ti por
consejero del rey? Déjate de eso. ¿Por qué quieres que te maten? Y cuando
terminó de hablar, el profeta dijo luego:
Yo sé que Dios ha
decretado destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.
17 Y Amasías rey de Judá,
después de tomar consejo, envió a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey
de Israel:
Ven, y veámonos cara a
cara.
18 Entonces Joás rey de
Israel envió a decir a Amasías rey de Judá:
El cardo que estaba en el
Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo:
Da tu hija a mi hijo por
mujer. Y he aquí que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el
cardo.
19 Tú dices:
He aquí he derrotado a
Edom; y tu corazón se enaltece para gloriarte. Quédate ahora en tu casa. ¿Para
qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?
20 Mas Amasías no quiso
oír; porque era la voluntad de Dios, que los quería entregar en manos de sus
enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.
21 Subió, pues, Joás rey
de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de Judá en la batalla de Bet-semes,
la cual es de Judá.
22 Pero cayó Judá delante
de Israel, y huyó cada uno a su casa.
23 Y Joás rey de Israel
apresó en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y lo
llevó a Jerusalén; y derribó el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín
hasta la puerta del ángulo, un tramo de cuatrocientos codos.
24 Asimismo tomó todo el
oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron en la casa de Dios en
casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los nobles;
después volvió a Samaria.
25 Y vivió Amasías hijo de
Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey
de Israel.
26 Los demás hechos de
Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes de
Judá y de Israel?
27 Desde el tiempo en que
Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar contra él en Jerusalén; y
habiendo él huido a Laquis, enviaron tras él a Laquis, y allá lo mataron;
28 y lo trajeron en
caballos, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de Judá.
Reinado
de Uzías
2
Crónicas 26
(2 R.15.1-7)
1 Entonces todo el pueblo
de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por
rey en lugar de Amasías su padre.
2 Uzías edificó a Elot, y
la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres.
3 De dieciséis años era
Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
4 E hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre.
5 Y persistió en buscar a
Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en
que buscó a Jehová, él le prosperó.
6 Y salió y peleó contra
los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod;
y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos.
7 Dios le dio ayuda contra
los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los
amonitas.
8 Y dieron los amonitas
presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se
había hecho altamente poderoso.
9 Edificó también Uzías
torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y junto a la puerta del
valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.
10 Asimismo edificó torres
en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados, así en la
Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los
llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.
11 Tuvo también Uzías un
ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo
con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de Maasías gobernador, y de
Hananías, uno de los jefes del rey.
12 Todo el número de los
jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos.
13 Y bajo la mano de éstos
estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros
poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos.
14 Y Uzías preparó para
todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar
piedras.
15 E hizo en Jerusalén
máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los
baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos,
porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso.
16 Mas cuando ya era
fuerte su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su
Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del
incienso.
17 Y entró tras él el
sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes.
18 Y se pusieron contra el
rey Uzías, y le dijeron:
No te corresponde a ti,
oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que
son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no
te será para gloria delante de Jehová Dios.
19 Entonces Uzías,
teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en
su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los
sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.
20 Y le miró el sumo
sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su
frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio
prisa a salir, porque Jehová lo había herido.
21 Así el rey Uzías fue
leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo
cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa
real, gobernando al pueblo de la tierra.
22 Los demás hechos de
Uzías, primeros y postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amoz.
23 Y durmió Uzías con sus
padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales;
porque dijeron:
Leproso es. Y reinó Jotam
su hijo en lugar suyo.
Reinado
de Jotam
2
Crónicas 27
(2 R.15.32-38)
1 De veinticinco años era
Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El nombre de
su madre fue Jerusa, hija de Sadoc.
2 E hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su padre, salvo
que no entró en el santuario de Jehová. Pero el pueblo continuaba
corrompiéndose.
3 Edificó él la puerta
mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la fortaleza edificó mucho.
4 Además edificó ciudades
en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los bosques.
5 También tuvo él guerra
con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos de
Amón en aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil
coros de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año
y en el tercero.
6 Así que Jotam se hizo
fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.
7 Los demás hechos de
Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí están escritos en el libro de
los reyes de Israel y de Judá.
8 Cuando comenzó a reinar
era de veinticinco años, y dieciséis reinó en Jerusalén.
9 Y durmió Jotam con sus
padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó en su lugar Acaz su hijo.
Reinado
de Acaz
2
Crónicas 28
(2 R.16.1-20)
1 De veinte años era Acaz
cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén:
mas no hizo lo recto ante
los ojos de Jehová, como David su padre.
2 Antes anduvo en los
caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales.
3 Quemó también incienso
en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme
a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de
los hijos de Israel.
4 Asimismo sacrificó y
quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol
frondoso.
5 Por lo cual Jehová su
Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los cuales lo derrotaron, y le
tomaron gran número de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue también entregado
en manos del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad.
6 Porque Peka hijo de
Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil hombres valientes, por cuanto
habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.
7 Asimismo Zicri, hombre
poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, a Azricam su mayordomo, y a
Elcana, segundo después del rey.
8 También los hijos de
Israel tomaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres, muchachos y
muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín que llevaron a Samaria.
9 Había entonces allí un
profeta de Jehová que se llamaba Oded, el cual salió delante del ejército cuando
entraba en Samaria, y les dijo:
He aquí, Jehová el Dios
de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras
manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha llegado hasta el cielo.
10 Y ahora habéis
determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como siervos y siervas; mas
¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios?
11 Oídme, pues, ahora, y
devolved a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos; porque Jehová
está airado contra vosotros.
12 Entonces se levantaron
algunos varones de los principales de los hijos de Efraín, Azarías hijo de
Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum, y Amasa hijo de
Hadlai, contra los que venían de la guerra.
13 Y les dijeron:
No traigáis aquí a los
cautivos, porque el pecado contra Jehová estará sobre nosotros. Vosotros tratáis
de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo muy grande
nuestro delito, y el ardor de la ira contra Israel.
14 Entonces el ejército
dejó a los cautivos y el botín delante de los príncipes y de toda la multitud.
15 Y se levantaron los
varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del despojo vistieron a los que
de ellos estaban desnudos; los vistieron, los calzaron, y les dieron de comer y
de beber, los ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles, y los
llevaron hasta Jericó, ciudad de las palmeras, cerca de sus hermanos; y ellos
volvieron a Samaria.
16 En aquel tiempo envió a
pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le ayudasen.
17 Porque también los
edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían llevado cautivos.
18 Asimismo los filisteos
se habían extendido por las ciudades de la Sefela y del Neguev de Judá, y habían
tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna también con sus
aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban en ellas.
19 Porque Jehová había
humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había actuado
desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová.
20 También vino contra él
Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a estrechez, y no lo
fortaleció.
21 No obstante que despojó
Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey
de los asirios, éste no le ayudó.
22 Además el rey Acaz en
el tiempo que aquel le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová;
23 porque ofreció
sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo:
Pues que los dioses de
los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que
me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel.
24 Además de eso recogió
Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la
casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.
25 Hizo también lugares
altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos,
provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres.
26 Los demás de sus
hechos, y todos su caminos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el
libro de los reyes de Judá y de Israel.
27 Y durmió Acaz con sus
padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo metieron en los
sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezequías su hijo.
Reinado
de Ezequías
2
Crónicas 29
(2 R.18.1-3)
1 Comenzó a reinar
Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías.
2 E hizo lo recto ante los
ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.
Ezequías restablece el culto del templo
3 En el primer año de su
reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las
reparó.
4 E hizo venir a los
sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental.
5 Y les dijo:
¡Oídme, levitas!
Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y
sacad del santuario la inmundicia.
6 Porque nuestros padres
se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios;
porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le
volvieron las espaldas.
7 Y aun cerraron las
puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni
sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
8 Por tanto, la ira de
Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a
execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.
9 Y he aquí nuestros
padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres
fueron llevados cautivos por esto.
10 Ahora, pues, yo he
determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de
nosotros el ardor de su ira.
11 Hijos míos, no os
engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante
de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.
12 Entonces se levantaron
los levitas Mahat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coat;
de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel; de los
hijos de Gersón, Joa hijo de Zima y Edén hijo de Joa;
13 de los hijos de
Elizafán, Simri y Jeiel; de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías;
14 de los hijos de Hemán,
Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel.
15 Estos reunieron a sus
hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las
palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová.
16 Y entrando los
sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la
inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y
de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.
17 Comenzaron a
santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho
del mismo mes vinieron al
pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día
dieciséis del mes primero terminaron.
18 Entonces vinieron al
rey Ezequías y le dijeron:
Ya hemos limpiado toda la
casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de
la proposición con todos sus utensilios.
19 Asimismo hemos
preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había
desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante del altar de
Jehová.
20 Y levantándose de
mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa
de Jehová.
21 Y presentaron siete
novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para expiación
por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de
Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.
22 Mataron, pues, los
novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la esparcieron sobre el
altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar;
asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar.
23 Después hicieron
acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos para la expiación, y
pusieron sobre ellos sus manos;
24 y los sacerdotes los
mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el altar,
para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el
holocausto y la expiación.
25 Puso también levitas en
la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de
David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento
procedía de Jehová por medio de sus profetas.
26 Y los levitas estaban
con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
27 Entonces mandó Ezequías
sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó
también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey
de Israel.
28 Y toda la multitud
adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo
esto duró hasta consumirse el holocausto.
29 Y cuando acabaron de
ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
30 Entonces el rey
Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las
palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se
inclinaron y adoraron.
31 Y respondiendo
Ezequías, dijo:
Vosotros os habéis
consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas
en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos
los generosos de corazón trajeron holocaustos.
32 Y fue el número de los
holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y
doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová.
33 Y las ofrendas fueron
seiscientos bueyes y tres mil ovejas.
34 Mas los sacerdotes eran
pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos los
levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás
sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para
santificarse que los sacerdotes.
35 Así, pues, hubo
abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones para
cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová.
36 Y se alegró Ezequías
con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue
hecha rápidamente.
Ezequías celebra la pascua
2
Crónicas 30
1 Envió después Ezequías
por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que
viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios
de Israel.
2 Y el rey había tomado
consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén, para
celebrar la pascua en el mes segundo;
3 porque entonces no la
podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados, ni el
pueblo se había reunido en Jerusalén.
4 Esto agradó al rey y a
toda la multitud.
5 Y determinaron hacer
pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a
celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo
no la habían celebrado al modo que está escrito.
6 Fueron, pues, correos
con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el
rey lo había mandado, y decían:
Hijos de Israel, volveos
a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente
que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
7 No seáis como vuestros
padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus
padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.
8 No endurezcáis, pues,
ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su
santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro
Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.
9 Porque si os volviereis
a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de
los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra; porque Jehová vuestro
Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si
vosotros os volviereis a él.
10 Pasaron, pues, los
correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón;
mas se reían y burlaban de ellos.
11 Con todo eso, algunos
hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén.
12 En Judá también estuvo
la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de
los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.
13 Y se reunió en
Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura
en el mes segundo, una vasta reunión.
14 Y levantándose,
quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares
de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.
15 Entonces sacrificaron
la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas
llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de
Jehová.
16 Y tomaron su lugar en
los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés varón de Dios; y los
sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas.
17 Porque había muchos en
la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban
la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a
Jehová.
18 Porque una gran
multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían
purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías
oró por ellos, diciendo:
Jehová, que es bueno, sea
propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios,
19 a Jehová el Dios de sus
padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario.
20 Y oyó Jehová a
Ezequías, y sanó al pueblo.
21 Así los hijos de Israel
que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura
por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los
levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.
22 Y habló Ezequías al
corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de
Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días,
ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.
23 Y toda aquella asamblea
determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros
siete días con alegría.
24 Porque Ezequías rey de
Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los
príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes
ya se habían santificado.
25 Se alegró, pues, toda
la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la
multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido
de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
26 Hubo entonces gran
regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de
Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.
27 Después los sacerdotes
y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y
su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.
2
Crónicas 31
1 Hechas todas estas
cosas, todos los de Israel que habían estado allí salieron por las ciudades de
Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron
los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y
Manasés, hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los hijos de Israel a
sus ciudades, cada uno a su posesión.
Ezequías reorganiza el servicio de los sacerdotes y levitas
2 Y arregló Ezequías la
distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus turnos, cada uno
según su oficio; los sacerdotes y los levitas para ofrecer el holocausto y las
ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro
de las puertas de los atrios de Jehová.
3 El rey contribuyó de su
propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de
los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley
de Jehová.
4 Mandó también al pueblo
que habitaba en Jerusalén, que diese la porción correspondiente a los sacerdotes
y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová.
5 Y cuando este edicto fue
divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite,
miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los
diezmos de todas las cosas.
6 También los hijos de
Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo
los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo
santificado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y los
depositaron en montones.
7 En el mes tercero
comenzaron a formar aquellos montones, y terminaron en el mes séptimo.
8 Cuando Ezequías y los
príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron a Jehová, y a su pueblo
Israel.
9 Y preguntó Ezequías a
los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones.
10 Y el sumo sacerdote
Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó:
Desde que comenzaron a
traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos
ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta
abundancia de provisiones.
11 Entonces mandó Ezequías
que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las prepararon.
12 Y en ellas depositaron
las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron cargo
de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su hermano fue el segundo.
13 Y Jehiel, Azazías,
Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía, fueron los
mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por mandamiento del
rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de Dios.
14 Y el levita Coré hijo
de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo de las ofrendas voluntarias
para Dios, y de la distribución de las ofrendas dedicadas a Jehová, y de las
cosas santísimas.
15 Y a su servicio estaban
Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías, en las ciudades de los
sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos sus porciones conforme a sus
grupos, así al mayor como al menor;
16 a los varones anotados
por sus linajes, de tres años arriba, a todos los que entraban en la casa de
Jehová para desempeñar su ministerio según sus oficios y grupos.
17 También a los que eran
contados entre los sacerdotes según sus casas paternas; y a los levitas de edad
de veinte años arriba, conforme a sus oficios y grupos.
18 Eran inscritos con
todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda la multitud; porque con
fidelidad se consagraban a las cosas santas.
19 Del mismo modo para los
hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de sus ciudades, por todas
las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones a todos
los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas.
20 De esta manera hizo
Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de Jehová
su Dios.
21 En todo cuanto
emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los
mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.
Senaquerib invade Judá
2
Crónicas 32
(2 R.18.13-37; Is.36.1-22)
1 Después de estas cosas y
de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó
contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.
2 Viendo, pues, Ezequías
la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén,
3 tuvo consejo con sus
príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que
estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4 Entonces se reunió mucho
pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del
territorio, diciendo:
¿Por qué han de hallar
los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?
5 Después con animó
resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y
otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también
hizo muchas espadas y escudos.
6 Y puso capitanes de
guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad,
y habló al corazón de ellos, diciendo:
7 Esforzaos y animaos; no
temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él
viene; porque más hay con nosotros que con él.
8 Con él está el brazo de
carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear
nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de
Judá.
9 Después de esto,
Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas,
envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los
de Judá que estaban en Jerusalén:
10 Así ha dicho Senaquerib
rey los asirios:
¿En quién confiáis
vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén?
11 ¿No os engaña Ezequías
para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir:
Jehová nuestro Dios nos
librará de la mano del rey de Asiria?
12 ¿No es Ezequías el
mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a
Jerusalén:
Delante de este solo
altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?
13 ¿No habéis sabido lo
que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los
dioses de las naciones de estas tierras librar su tierra de mi mano?
14 ¿Qué dios hubo de entre
todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese
salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?
15 Ahora, pues, no os
engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de
todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las
manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?
16 Y otras cosas más
hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías.
17 Además de esto escribió
cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba contra él,
diciendo:
Como los dioses de las
naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el
Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos.
18 Y clamaron a gran voz
en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y
atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad.
19 Y hablaron contra el
Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, que son
obra de manos de hombres.
Jehová
libra a Ezequías
(2 R.19.1-37; Is.37:1-38)
20 Mas el rey Ezequías y
el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo.
21 Y Jehová envió un
ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes
en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su
tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios
hijos.
22 Así salvó Jehová a
Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de
Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados.
23 Y muchos trajeron a
Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a Ezequías rey de Judá; y fue muy
engrandecido delante de todas las naciones después de esto.
Enfermedad de Ezequías
(2 R.20.1-11; Is.38.1-22)
24 En aquel tiempo
Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una
señal.
25 Mas Ezequías no
correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón,
y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.
26 Pero Ezequías, después
de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y
no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R.20.12-19; Is.39.1-8)
27 Y tuvo Ezequías
riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió tesoros de plata y oro,
piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de joyas deseables.
28 Asimismo hizo depósitos
para las rentas del grano, del vino y del aceite, establos para toda clase de
bestias, y apriscos para los ganados.
29 Adquirió también
ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran abundancia; porque Dios le había
dado muchas riquezas.
30 Este Ezequías cubrió
los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el agua hacia el occidente de
la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en todo lo que hizo.
31 Mas en lo referente a
los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del
prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para
hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
Muerte
de Ezequías
(2 R.20.20-21)
32 Los demás hechos de
Ezequías, y sus misericordias, he aquí todos están escritos en la profecía del
profeta Isaías hijo de Amoz, en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33 Y durmió Ezequías con
sus padres, y lo sepultaron en el lugar más prominente de los sepulcros de los
hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y toda Jerusalén; y reinó en
su lugar Manasés su hijo.
Reinado
de Manasés
2
Crónicas 33
(2 R.21.1-18)
1 De doce años era Manasés
cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén.
2 Pero hizo lo malo ante
los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová
había echado de delante de los hijos de Israel.
3 Porque él reedificó los
lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los
baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y
les rindió culto.
4 Edificó también altares
en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová:
En Jerusalén estará mi
nombre perpetuamente.
5 Edificó asimismo altares
a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.
6 Y pasó sus hijos por
fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros,
era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en
hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.
7 Además de esto puso una
imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David
y a Salomón su hijo:
En esta casa y en
Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre
para siempre;
8 y nunca más quitaré el
pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición de que
guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, los
estatutos y los preceptos, por medio de Moisés.
9 Manasés, pues, hizo
extraviarse a Judá y los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las
naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.
10 Y habló Jehová a
Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon;
11 por lo cual Jehová
trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales
aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.
12 Mas luego que fue
puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia
del Dios de sus padres.
13 Y habiendo orado a él,
fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino.
Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.
14 Después de esto edificó
el muro exterior de la cuidad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la
entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y
puso capitanes del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
15 Asimismo quitó los
dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos los altares que había
edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de
la ciudad.
16 Reparó luego el altar
de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y
mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.
17 Pero el pueblo aún
sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para Jehová su Dios.
18 Los Demás hechos de
Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron
en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo está escrito en las actas de
los reyes de Israel.
19 Su oración también, y
cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los sitios donde edificó
lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes que se humillase, he
aquí estas cosas están escritas en las palabras de los videntes.
20 Y durmió Manasés con
sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo.
Reinado
de Amón
(2 R.21.19-26)
21 De veintidós años era
Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén.
22 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y
sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho.
23 Pero nunca se humilló
delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien aumentó el
pecado.
24 Y conspiraron contra él
sus siervos, y lo mataron en su casa.
25 Mas el pueblo de la
tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de
la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
Reinado
de Josías
2
Crónicas 34
(2 R.22.1-2)
1 De ocho años era Josías
cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
2 Este hizo lo recto ante
los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a
la derecha ni a la izquierda.
Reformas de Josías
(2 R.23.4-20)
3 A los ocho años de su
reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a
los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos,
imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.
4 Y derribaron delante de
él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban
puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y
estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de
los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó además los huesos
de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las
ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados
alrededor.
7 Y cuando hubo derribado
los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y
destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén.
Hallazgo del libro de la ley
(2 R.22.3-23.3)
8 A los dieciocho años de
su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de
Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller,
para que reparasen la casa de Jehová su Dios.
9 Vinieron éstos al sumo
sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido traído a la casa de Jehová,
que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de
Efraín y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los
habitantes de Jerusalén.
10 Y lo entregaron en mano
de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová, los cuales
lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para
reparar y restaurar el templo.
11 Daban asimismo a los
carpinteros y canteros para que comprasen piedra de cantería, y madera para los
armazones y para la entabladura de los edificios que habían destruido los reyes
de Judá.
12 Y estos hombres
procedían con fidelidad en la obra; y eran sus mayordomos Jahat y Abdías,
levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat, para
que activasen la obra; y de los levitas, todos los entendidos en instrumentos de
música.
13 También velaban sobre
los cargadores, y eran mayordomos de los que se ocupaban en cualquier clase de
obra; y de los levitas había escribas, gobernadores y porteros.
14 Y al sacar el dinero
que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro
de la ley de Jehová dada por medio de Moisés.
15 Y dando cuenta Hilcías,
dijo al escriba Safán:
Yo he hallado el libro de
la ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
16 Y Safán lo llevó al
rey, y le contó el asunto, diciendo:
Tus siervos han cumplido
todo lo que les fue encomendado.
17 Han reunido el dinero
que se halló en la casa de Jehová, y lo han entregado en mano de los encargados,
y en mano de los que hacen la obra.
18 Además de esto, declaró
el escriba Safán al rey, diciendo:
El sacerdote Hilcías me
dio un libro. Y leyó Safán en él delante del rey.
19 Luego que el rey oyó
las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
20 Y mandó a Hilcías y a
Ahicam hijo de Safán, y a Abdón hijo de Micaía, y a Safán escriba, y a Asaías
siervo del rey, diciendo:
21 Andad, consultad a
Jehová por mí y por el remanente de Israel y de Judá acerca de las palabras del
libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre
nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de Jehová, para
hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.
22 Entonces Hilcías y los
del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas,
guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en el segundo barrio, y le
dijeron las palabras antes dichas.
23 Y ella respondió:
Jehová Dios de Israel ha
dicho así:
Decid al varón que os ha
enviado a mí, que así ha dicho Jehová:
24 He aquí yo traigo mal
sobre este lugar, y sobre los moradores de él, todas las maldiciones que están
escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá;
25 por cuanto me han
dejado, y han ofrecido sacrificios dioses ajenos, provocándome a ira con todas
las obras de sus manos; por tanto, se derramará mi ira sobre este lugar, y no se
apagará.
26 Mas al rey de Judá, que
os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis:
Jehová el Dios de Israel
ha dicho así:
Por cuanto oíste las
palabras del libro,
27 y tu corazón se
conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar y
sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y
lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.
28 He aquí que yo te
recogeré con tus padres, y serás recogido en tu sepulcro en paz, y tus ojos no
verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los moradores de él. Y
ellos refirieron al rey la respuesta.
29 Entonces el rey envió y
reunió a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Y subió el rey a la
casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de
Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el
más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que
había sido hallado en la casa de Jehová.
31 Y estando el rey en pie
en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de
guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y
con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas
en aquel libro.
32 E hizo que se obligaran
a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de
Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres.
33 Y quitó Josías todas
las abominaciones de toda la tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos los
que se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos
de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.
Josías
celebra la pascua
2
Crónicas 35
(2 R.23.21-23)
1 Josías celebró la pascua
a Jehová en Jerusalén, y sacrificaron la pascua a los catorce días del mes
primero.
2 Puso también a los
sacerdotes en sus oficios, y los confirmó en el ministerio de la casa de Jehová.
3 Y dijo a los levitas que
enseñaban a todo Israel, y que estaban dedicados a Jehová:
Poned el arca santa en la
casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis
más sobre los hombros. Ahora servid a Jehová vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4 Preparaos según las
familias de vuestros padres, por vuestros turnos, como lo ordenaron David rey de
Israel y Salomón su hijo.
5 Estad en el santuario
según la distribución de las familias de vuestros hermanos los hijos del pueblo,
y según la distribución de la familia de los levitas.
6 Sacrificad luego la
pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros hermanos para que hagan
conforme a la palabra de Jehová dada por medio de Moisés.
7 Y dio el rey Josías a
los del pueblo ovejas, corderos y cabritos de los rebaños, en número de treinta
mil, y tres mil bueyes, todo para la pascua, para todos los que se hallaron
presentes; esto de la hacienda del rey.
8 También sus príncipes
dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes y levitas. Hilcías, Zacarías
y Jehiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes, para celebrar
la pascua, dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes.
9 Asimismo Conanías, y
Semaías y Natanael sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los
levitas, dieron a los levitas, para los sacrificios de la pascua, cinco mil
ovejas y quinientos bueyes.
10 Preparado así el
servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y asimismo los levitas en
sus turnos, conforme al mandamiento del rey.
11 Y sacrificaron la
pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre recibida de mano de los levitas, y
los levitas desollaban las víctimas.
12 Tomaron luego del
holocausto, para dar conforme a los repartimientos de las familias del pueblo, a
fin de que ofreciesen a Jehová según está escrito en el libro de Moisés; y
asimismo tomaron de los bueyes.
13 Y asaron la pascua al
fuego conforme a la ordenanza; mas lo que había sido santificado lo cocieron en
ollas, en calderos y sartenes, y lo repartieron rápidamente a todo el pueblo.
14 Después prepararon para
ellos mismos y para los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón,
estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio de los holocaustos y de las
grosuras; por tanto, los levitas prepararon para ellos mismos y para los
sacerdotes hijos de Aarón.
15 Asimismo los cantores
hijos de Asaf estaban en su puesto, conforme al mandamiento de David, de Asaf y
de Hemán, y de Jedutún vidente del rey; también los porteros estaban a cada
puerta; y no era necesario que se apartasen de su ministerio, porque sus
hermanos los levitas preparaban para ellos.
16 Así fue preparado todo
el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar la pascua y para sacrificar
los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al mandamiento del rey Josías.
17 Y los hijos de Israel
que estaban allí celebraron la pascua en aquel tiempo, y la fiesta solemne de
los panes sin levadura por siete días.
18 Nunca fue celebrada una
pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de
Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes
y levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los
moradores de Jerusalén.
19 Esta pascua fue
celebrada en el año dieciocho del rey Josías.
Muerte
de Josías
(2 R.23.28-30)
20 Después de todas estas
cosas, luego de haber reparado Josías la casa de Jehová, Necao rey de Egipto
subió para hacer guerra en Carquemis junto al Eufrates; y salió Josías contra
él.
21 Y Necao le envió
mensajeros, diciendo:
¿Qué tengo yo contigo,
rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra;
y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo,
no sea que él te destruya.
22 Mas Josías no se
retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no atendió a las palabras de
Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle batalla en el campo de Meguido.
23 Y los flecheros tiraron
contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos:
Quitadme de aquí, porque
estoy gravemente herido.
24 Entonces sus siervos lo
sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un segundo carro que tenía, y lo
llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus
padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Y Jeremías endechó en
memoria de Josías. Todos los cantores y cantoras recitan esas lamentaciones
sobre Josías hasta hoy; y las tomaron por norma para endechar en Israel, las
cuales están escritas en el libro de Lamentos.
26 Los demás hechos de
Josías, y sus obras piadosas conforme a lo que está escrito en la ley de Jehová,
27 y sus hechos, primeros
y postreros, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Israel y de
Judá.
Reinado
y destronamiento de Joacaz
2
Crónicas 36
(2 R.23.31-35)
1 Entonces el pueblo de la
tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo hizo rey en lugar de su padre en
Jerusalén.
2 De veintitrés años era
Joacaz cuando comenzó a reinar, y tres meses reinó en Jerusalén.
3 Y el rey de Egipto lo
quitó de Jerusalén, y condenó la tierra a pagar cien talentos de plata y uno de
oro.
4 Y estableció el rey de
Egipto a Eliaquim hermano de Joacaz por rey sobre Judá y Jerusalén, y le mudó el
nombre en Joacim; y a Joacaz su hermano tomó Necao, y lo llevó a Egipto.
Reinado
de Joacim
(2 R.23.36-24.7)
5 Cuando comenzó a reinar
Joacim era de veinticinco años, y reinó once años en Jerusalén; e hizo lo malo
ante los ojos de Jehová su Dios.
6 Y subió contra él
Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo llevó a Babilonia atado con cadenas.
7 También llevó
Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de Jehová, y los puso en
su templo en Babilonia.
8 Los demás hechos de
Joacim, y las abominaciones que hizo, y lo que en él se halló, está escrito en
el libro de los reyes de Israel y de Judá; y reinó en su lugar Joaquín su hijo.
Joaquín
es llevado cautivo a Babilonia
(2 R.24.8-17)
9 De ocho años era Joaquín
cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén; e hizo lo
malo ante los ojos de Jehová.
10 A la vuelta del año el
rey Nabucodonosor envió y lo hizo llevar a Babilonia, juntamente con los objetos
preciosos de la casa de Jehová, y constituyó a Sedequías su hermano por rey
sobre Judá y Jerusalén.
Reinado
de Sedequías
(2 R.24.18-20; Jer.52.1-3)
11 De veintiún años era
Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén.
12 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le
hablaba de parte de Jehová.
13 Se rebeló asimismo
contra el rey Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su
cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israel.
14 También todos los
principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas
las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él
había santificado en Jerusalén.
15 Y Jehová el Dios de sus
padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque
él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación.
16 Mas ellos hacían
escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de
sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya
remedio.
Cautividad de Judá
(2 R.25.8-21; Jer.39.8-10;52.12-30)
17 Por lo cual trajo
contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa
de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los
entregó en sus manos.
18 Asimismo todos los
utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a
Babilonia.
19 Y quemaron la casa de
Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a fuego todos sus
palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables.
20 Los que escaparon de la
espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus
hijos, hasta que vino el reino de los persas;
21 para que se cumpliese
la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de
reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta
años fueron cumplidos.
El
decreto de Ciro
(Esd.
1.1-4)
22 Mas al primer año de
Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de
Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo
pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de
los persas:
Jehová, el Dios de los
cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le
edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo
su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba
ESDRAS
El
decreto de Ciro
(2 Cr.36.22-23)
ESDRAS
1
1 En el primer año de Ciro
rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías,
despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de
palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo:
2 Así ha dicho Ciro rey de
Persia:
Jehová el Dios de los
cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique
casa en Jerusalén, que está en Judá.
3 Quien haya entre
vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y
edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en
Jerusalén.
4 Y a todo el que haya
quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con
plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de
Dios, la cual está en Jerusalén.
El
regreso a Jerusalén
5 Entonces se levantaron
los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y
levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la
casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.
6 Y todos los que estaban
en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con
cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente.
7 Y el rey Ciro sacó los
utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y
los había puesto en la casa de sus dioses.
8 Los sacó, pues, Ciro rey
de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a
Sesbasar príncipe de Judá.
9 Y esta es la cuenta de
ellos:
treinta tazones de oro,
mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,
10 treinta tazas de oro,
otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios.
11 Todos los utensilios de
oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con
los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
Los que
volvieron con Zorobabel
Neh.7.5-73)
ESDRAS
2
1 Estos son los hijos de
la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de
Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a
Judá, cada uno a su ciudad;
2 los cuales vinieron con
Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai,
Rehum y Baana.
El número de los varones
del pueblo de Israel:
3 Los hijos de Paros, dos
mil ciento setenta y dos.
4 Los hijos de Sefatías,
trescientos setenta y dos.
5 Los hijos de Ara,
setecientos setenta y cinco.
6 Los hijos de Pahat-moab,
de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce.
7 Los hijos de Elam, mil
doscientos cincuenta y cuatro.
8 Los hijos de Zatu,
novecientos cuarenta y cinco.
9 Los hijos de Zacai,
setecientos sesenta.
10 Los hijos de Bani,
seiscientos cuarenta y dos.
11 Los hijos de Bebai,
seiscientos veintitrés.
12 Los hijos de Azgad, mil
doscientos veintidós.
13 Los hijos de Adonicam,
seiscientos sesenta y seis.
14 Los hijos de Bigvai,
dos mil cincuenta y seis.
15 Los hijos de Adín,
cuatrocientos cincuenta y cuatro.
16 Los hijos de Ater, de
Ezequías, noventa y ocho.
17 Los hijos de Bezai,
trescientos veintitrés.
18 Los hijos de Jora,
ciento doce.
19 Los hijos de Hasum,
doscientos veintitrés.
20 Los hijos de Gibar,
noventa y cinco.
21 Los hijos de Belén,
ciento veintitrés.
22 Los varones de Netofa,
cincuenta y seis.
23 Los varones de Anatot,
ciento veintiocho.
24 Los hijos de Azmavet,
cuarenta y dos.
25 Los hijos de Quiriat-jearim,
Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.
26 Los hijos de Ramá y
Geba, seiscientos veintiuno.
27 Los varones de Micmas,
ciento veintidós.
28 Los varones de Bet-el y
Hai, doscientos veintitrés.
29 Los hijos de Nebo,
cincuenta y dos.
30 Los hijos de Magbis,
ciento cincuenta y seis.
31 Los hijos del otro
Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
32 Los hijos de Harim,
trescientos veinte.
33 Los hijos de Lod, Hadid
y Ono, setecientos veinticinco.
34 Los hijos de Jericó,
trescientos cuarenta y cinco.
35 Los hijos de Senaa,
tres mil seiscientos treinta.
36 Los sacerdotes:
los hijos de Jedaías, de
la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.
37 Los hijos de Imer, mil
cincuenta y dos.
38 Los hijos de Pasur, mil
doscientos cuarenta y siete.
39 Los hijos de Harim, mil
diecisiete.
40 Los levitas:
los hijos de Jesúa y de
Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
41 Los cantores:
los hijos de Asaf, ciento
veintiocho.
42 Los hijos de los
porteros:
los hijos de Salum, los
hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los
hijos de Sobai; por todos, ciento treinta y nueve.
43 Los sirvientes del
templo:
los hijos de Ziha, los
hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
44 los hijos de Queros,
los hijos de Siaha, los hijos de Padón,
45 los hijos de Lebana,
los hijos de Hagaba, los hijos de Acub,
46 los hijos de Hagab, los
hijos de Salmai, los hijos de Hanán,
47 los hijos de Gidel, los
hijos de Gahar, los hijos de Reaía,
48 los hijos de Rezín, los
hijos de Necoda, los hijos de Gazam,
49 los hijos de Uza, los
hijos de Paseah, los hijos de Besai,
50 los hijos de Asena, los
hijos de Meunim, los hijos de Nefusim,
51 los hijos de Bacbuc,
los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,
52 los hijos de Bazlut,
los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,
53 los hijos de Barcos,
los hijos de Sísara, los hijos de Tema,
54 los hijos de Nezía, los
hijos de Hatifa.
55 Los hijos de los
siervos de Salomón:
los hijos de Sotai, los
hijos de Soferet, los hijos de Peruda,
56 los hijos de Jaala, los
hijos de Darcón, los hijos de Gidel,
57 los hijos de Sefatías,
los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.
58 Todos los sirvientes
del templo, e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
59 Estos fueron los que
subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer que no pudieron demostrar
la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:
60 los hijos de Delaía,
los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.
61 Y de los hijos de los
sacerdotes:
los hijos de Habaía, los
hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai
galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas.
62 Estos buscaron su
registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio,
63 y el gobernador les
dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para
consultar con Urim y Tumim.
64 Toda la congregación,
unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
65 sin contar sus siervos
y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían
doscientos cantores y cantoras.
66 Sus caballos eran
setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y cinco;
67 sus camellos,
cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.
68 Y algunos de los jefes
de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén,
hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su
sitio.
69 Según sus fuerzas
dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras
de plata, y cien túnicas sacerdotales.
70 Y habitaron los
sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los
sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.
Restauración del altar y del culto
ESDRAS
3
1 Cuando llegó el mes
séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó
el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.
2 Entonces se levantaron
Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de
Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer
sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.
3 Y colocaron el altar
sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron
sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.
4 Celebraron asimismo la
fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día
por orden conforme al rito, cada cosa en su día;
5 además de esto, el
holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y
todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová.
6 Desde el primer día del
mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová; pero los cimientos del
templo de Jehová no se habían echado todavía.
7 Y dieron dinero a los
albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y
tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope,
conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto.
Colocación de los cimientos del templo
8 En el año segundo de su
venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel
hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes
y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y
pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la
casa de Jehová.
9 Jesúa también, sus hijos
y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían
para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de
Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.
10 Y cuando los albañiles
del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos
de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para
que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.
11 Y cantaban, alabando y
dando gracias a Jehová, y diciendo:
Porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba
con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de
Jehová.
12 Y muchos de los
sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían
visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta
voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
13 Y no podía distinguir
el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque
clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Los
adversarios detienen la obra
ESDRAS
4
1 Oyendo los enemigos de
Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de
Jehová Dios de Israel,
2 vinieron a Zorobabel y a
los jefes de casas paternas, y les dijeron:
Edificaremos con
vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos
sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí.
3 Zorobabel, Jesúa, y los
demás jefes de casas paternas de Israel dijeron:
No nos conviene edificar
con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a
Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.
4 Pero el pueblo de la
tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara.
5 Sobornaron además contra
ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey
de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.
6 Y en el reinado de
Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los
habitantes de Judá y de Jerusalén.
7 También en días de
Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos,
a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en
arameo.
8 Rehum canciller y Simsai
secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes.
9 En tal fecha escribieron
Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces,
gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto
es, los elamitas,
10 y los demás pueblos que
el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de
Samaria y las demás provincias del otro lado del río.
11 Y esta es la copia de
la carta que enviaron:
Al rey Artajerjes:
Tus siervos del otro lado
del río te saludan.
12 Sea notorio al rey, que
los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la
ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos.
13 Ahora sea notorio al
rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no
pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado.
14 Siendo que nos
mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual
hemos enviado a hacerlo saber al rey,
15 para que se busque en
el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y
sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las
provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo
que esta ciudad fue destruida.
16 Hacemos saber al rey
que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más
allá del río no será tuya.
17 El rey envió esta
respuesta:
A Rehum canciller, a
Simsai secretario, a los demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los
demás del otro lado del río:
Salud y paz.
18 La carta que nos
enviasteis fue leída claramente delante de mí.
19 Y por mí fue dada orden
y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra
los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición;
20 y que hubo en Jerusalén
reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se les
pagaba tributo, impuesto y rentas.
21 Ahora, pues, dad orden
que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea
dada nueva orden.
22 Y mirad que no seáis
negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes?
23 Entonces, cuando la
copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai
secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y
les hicieron cesar con poder y violencia.
24 Entonces cesó la obra
de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año
segundo del reinado de Darío rey de Persia.
Reedificación del templo
ESDRAS
5
1 Profetizaron Hageo y
Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en
Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos.
2 Entonces se levantaron
Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la
casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les
ayudaban.
3 En aquel tiempo vino a
ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros,
y les dijeron así:
¿Quién os ha dado orden
para edificar esta casa y levantar estos muros?
4 Ellos también
preguntaron:
¿Cuáles son los nombres
de los hombres que hacen este edificio?
5 Mas los ojos de Dios
estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el
asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.
6 Copia de la carta que
Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los
gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío.
7 Le enviaron carta, y así
estaba escrito en ella:
Al rey Darío toda paz.
8 Sea notorio al rey, que
fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con
piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se
hace de prisa, y prospera en sus manos.
9 Entonces preguntamos a
los ancianos, diciéndoles así:
¿Quién os dio orden para
edificar esta casa y para levantar estos muros?
10 Y también les
preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los
hombres que estaban a la cabeza de ellos.
11 Y nos respondieron
diciendo así:
Nosotros somos siervos
del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años
antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel.
12 Mas después que
nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano
de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó
cautivo al pueblo a Babilonia.
13 Pero en el año primero
de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios
fuese reedificada.
14 También los utensilios
de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo
que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro
los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había
puesto por gobernador;
15 y le dijo:
Toma estos utensilios,
ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de
Dios en su lugar.
16 Entonces este Sesbasar
vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde
entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida.
17 Y ahora, si al rey
parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en
Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para
reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad
del rey sobre esto.
ESDRAS
6
1 Entonces el rey Darío
dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros
allí en Babilonia.
2 Y fue hallado en Acmeta,
en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba
escrito así:
Memoria:
3 En el año primero del
rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba
en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer
sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de
sesenta codos su anchura;
4 y tres hileras de
piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro
del rey.
5 Y también los utensilios
de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo
que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su
lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios.
6 Ahora, pues, Tatnai
gobernador del otro lado del río, Setar- boznai, y vuestros compañeros los
gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí.
7 Dejad que se haga la
obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos
reedifiquen esa casa de Dios en su lugar.
8 Y por mí es dada orden
de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa
casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado
del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la
obra.
9 Y lo que fuere
necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo,
trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en
Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno,
10 para que ofrezcan
sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus
hijos.
11 También por mí es dada
orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su
casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto.
12 Y el Dios que hizo
habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para
cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado
el decreto; sea cumplido prontamente.
13 Entonces Tatnai
gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron
puntualmente según el rey Darío había ordenado.
14 Y los ancianos de los
judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de
Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de
Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia.
15 Esta casa fue terminada
el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío.
16 Entonces los hijos de
Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la
cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo.
17 Y ofrecieron en la
dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y
cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel,
conforme al número de las tribus de Israel.
18 Y pusieron a los
sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de
Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
19 También los hijos de la
cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero.
20 Porque los sacerdotes y
los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la
pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes,
y por sí mismos.
21 Comieron los hijos de
Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían
apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios
de Israel.
22 Y celebraron con
regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto
Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia
ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de
Israel.
Esdras
y sus compañeros llegan a Jerusalén
ESDRAS
7
1 Pasadas estas cosas, en
el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías,
hijo de Hilcías,
2 hijo de Salum, hijo de
Sadoc, hijo de Ahitob,
3 hijo de Amarías, hijo de
Azarías, hijo de Meraiot,
4 hijo de Zeraías, hijo de
Uzi, hijo de Buqui,
5 hijo de Abisúa, hijo de
Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote,
6 este Esdras subió de
Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel
había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su
Dios estaba sobre Esdras.
7 Y con él subieron a
Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas,
cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey
Artajerjes.
8 Y llegó a Jerusalén en
el mes quinto del año séptimo del rey.
9 Porque el día primero
del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes
quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios.
10 Porque Esdras había
preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para
enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
11 Esta es la copia de la
carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los
mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel:
12 Artajerjes rey de
reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo:
Paz.
13 Por mí es dada orden
que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas,
que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.
14 Porque de parte del rey
y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme
a la ley de tu Dios que está en tu mano;
15 y a llevar la plata y
el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel,
cuya morada está en Jerusalén,
16 y toda la plata y el
oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias
del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de
su Dios, la cual está en Jerusalén.
17 Comprarás, pues,
diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y
sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la
cual está en Jerusalén.
18 Y lo que a ti y a tus
hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad
de vuestro Dios.
19 Los utensilios que te
son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante
de Dios en Jerusalén.
20 Y todo lo que se
requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa
de los tesoros del rey.
21 Y por mí, Artajerjes
rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que
todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo,
se le conceda prontamente,
22 hasta cien talentos de
plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal
sin medida.
23 Todo lo que es mandado
por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo;
pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
24 Y a vosotros os hacemos
saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del
templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo,
contribución ni renta.
25 Y tú, Esdras, conforme
a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a
todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes
de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.
26 Y cualquiera que no
cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a
muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.
27 Bendito Jehová Dios de
nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de
Jehová que está en Jerusalén,
28 e inclinó hacia mí su
misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes
poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a
los principales de Israel para que subiesen conmigo.
ESDRAS
8
1 Estos son los jefes de
casas paternas, y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia,
reinando el rey Artajerjes:
2 De los hijos de Finees,
Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús.
3 De los hijos de Secanías
y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento
cincuenta.
4 De los hijos de Pahat-moab,
Elioenai hijo de Zeraías, y con él doscientos varones.
5 De los hijos de Secanías,
el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones.
6 De los hijos de Adín,
Ebed hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones.
7 De los hijos de Elam,
Jesaías hijo de Atalías, y con él setenta varones.
8 De los hijos de Sefatías,
Zebadías hijo de Micael, y con él ochenta varones.
9 De los hijos de Joab,
Obadías hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones.
10 De los hijos de Selomit,
el hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones.
11 De los hijos de Bebai,
Zacarías hijo de Bebai, y con él veintiocho varones.
12 De los hijos de Azgad,
Johanán hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones;
13 De los hijos de
Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos:
Elifelet, Jeiel y Semaías,
y con ellos sesenta varones.
14 Y de los hijos de
Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos sesenta varones.
15 Los reuní junto al río
que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el
pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví.
16 Entonces despaché a
Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam,
hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos;
17 y los envié a Iddo,
jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que
habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar
llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios.
18 Y nos trajeron según la
buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de
Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos,
dieciocho;
19 a Hasabías, y con él a
Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte;
20 y de los sirvientes del
templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los
levitas, doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron
designados por sus nombres.
21 Y publiqué ayuno allí
junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de
él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros
bienes.
22 Porque tuve vergüenza
de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el
camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo:
La mano de nuestro Dios
es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos
los que le abandonan.
23 Ayunamos, pues, y
pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24 Aparté luego a doce de
los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de
sus hermanos;
25 y les pesé la plata, el
oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido
el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente.
26 Pesé, pues, en manos de
ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien
talentos, y cien talentos de oro;
27 además, veinte tazones
de oro de mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como
el oro.
28 Y les dije:
Vosotros estáis
consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda
voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres.
29 Vigilad y guardadlos,
hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de
los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la
casa de Jehová.
30 Los sacerdotes y los
levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para
traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
31 Y partimos del río
Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios
estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el
camino.
32 Y llegamos a Jerusalén,
y reposamos allí tres días.
33 Al cuarto día fue luego
pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de nuestro Dios, por mano
del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él Eleazar hijo de Finees; y con
ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi, levitas.
34 Por cuenta y por peso
se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo.
35 Los hijos de la
cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios
de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y
siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en holocausto a
Jehová.
36 Y entregaron los
despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales
ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.
Oración
de confesión de Esdras
ESDRAS
9
1 Acabadas estas cosas,
los príncipes vinieron a mí, diciendo:
El pueblo de Israel y los
sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los
cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y
hacen conforme a sus abominaciones.
2 Porque han tomado de las
hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con
los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha
sido la primera en cometer este pecado.
3 Cuando oí esto, rasgué
mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté
angustiado en extremo.
4 Y se me juntaron todos
los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de
los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de
la tarde.
5 Y a la hora del
sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido
y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios,
6 y dije:
Dios mío, confuso y
avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras
iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han
crecido hasta el cielo.
7 Desde los días de
nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras
iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados
en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a
vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.
8 Y ahora por un breve
momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que
nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a
fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra
servidumbre.
9 Porque siervos somos;
mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó
sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos
diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y
darnos protección en Judá y en Jerusalén.
10 Pero ahora, ¿qué
diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus
mandamientos,
11 que prescribiste por
medio de tus siervos los profetas, diciendo:
La tierra a la cual
entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos
de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro
extremo con su inmundicia.
12 Ahora, pues, no daréis
vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos,
ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis
el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.
13 Mas después de todo lo
que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro
gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con
nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este,
14 ¿hemos de volver a
infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas
abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que
quedara remanente ni quien escape?
15 Oh Jehová Dios de
Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado,
como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es
posible estar en tu presencia a causa de esto.
Expulsión de las mujeres extranjeras
ESDRAS
10
1 Mientras oraba Esdras y
hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a
él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el
pueblo amargamente.
2 Entonces respondió
Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras:
Nosotros hemos pecado
contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la
tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.
3 Ahora, pues, hagamos
pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de
ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro
Dios; y hágase conforme a la ley.
4 Levántate, porque esta
es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la
obra.
5 Entonces se levantó
Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo
Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron.
6 Se levantó luego Esdras
de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib;
e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado
de los del cautiverio.
7 E hicieron pregonar en
Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en
Jerusalén;
8 y que el que no viniera
dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos,
perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del
cautiverio.
9 Así todos los hombres de
Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los
veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la
plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la
lluvia.
10 Y se levantó el
sacerdote Esdras y les dijo:
Vosotros habéis pecado,
por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de
Israel.
11 Ahora, pues, dad gloria
a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos
de las tierras, y de las mujeres extranjeras.
12 Y respondió toda la
asamblea, y dijeron en alta voz:
Así se haga conforme a tu
palabra.
13 Pero el pueblo es
mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un
día ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto.
14 Sean nuestros príncipes
los que se queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en
nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos
determinados, y con ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas,
hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto.
15 Solamente Jonatán hijo
de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y
Sabetai les ayudaron.
16 Así hicieron los hijos
del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones jefes
de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres se
sentaron el primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto.
17 Y terminaron el juicio
de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes
primero.
18 De los hijos de los
sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados estos:
De los hijos de Jesúa
hijo de Josadac, y de sus hermanos:
Maasías, Eliezer, Jarib y
Gedalías.
19 Y dieron su mano en
promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado
un carnero de los rebaños por su delito.
20 De los hijos de Imer:
Hanani y Zebadías.
21 De los hijos de Harim:
Maasías, Elías, Semaías,
Jehiel y Uzías.
22 De los hijos de Pasur:
Elioenai, Maasías,
Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.
23 De los hijos de los
levitas:
Jozabad, Simei, Kelaía
(éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer.
24 De los cantores:
Eliasib; y de los
porteros:
Salum, Telem y Uri.
25 Asimismo de Israel:
De los hijos de Paros:
Ramía, Jezías, Malquías,
Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía.
26 De los hijos de Elam:
Matanías, Zacarías,
Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías.
27 De los hijos de Zatu:
Elioenai, Eliasib,
Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza.
28 De los hijos de Bebai:
Johanán, Hananías, Zabai
y Atlai.
29 De los hijos de Bani:
Mesulam, Maluc, Adaía,
Jasub, Seal y Ramot.
30 De los hijos de Pahat-moab:
Adna, Quelal, Benaía,
Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés.
31 De los hijos de Harim:
Eliezer, Isías, Malquías,
Semaías, Simeón,
32 Benjamín, Maluc y
Semarías.
33 De los hijos de Hasum:
Matenai, Matata, Zabad,
Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei.
34 De los hijos de Bani:
Madai, Amram, Uel,
35 Benaía, Bedías, Quelúhi,
36 Vanías, Meremot,
Eliasib,
37 Matanías, Matenai,
Jaasai,
38 Bani, Binúi, Simei,
39 Selemías, Natán, Adaía,
40 Macnadebai, Sasai,
Sarai,
41 Azareel, Selemías,
Semarías,
42 Salum, Amarías y José.
43 Y de los hijos de Nebo:
Jeiel, Matatías, Zabad,
Zebina, Jadau, Joel y Benaía.
44 Todos estos habían
tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz
hijos.
NEHEMÍAS
Oración de Nehemías sobre Jerusalén
NEHEMÍAS 1
1 Palabras de Nehemías
hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo
en Susa, capital del reino,
2 que vino Hanani, uno de
mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que
habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
3 Y me dijeron:
El remanente, los que
quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y
el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.
4 Cuando oí estas palabras
me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios
de los cielos.
5 Y dije:
Te ruego, oh Jehová, Dios
de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a
los que le aman y guardan sus mandamientos;
6 esté ahora atento tu
oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora
delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los
pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de
mi padre hemos pecado.
7 En extremo nos hemos
corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y
preceptos que diste a Moisés tu siervo.
8 Acuérdate ahora de la
palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo:
Si vosotros pecareis, yo
os dispersaré por los pueblos;
9 pero si os volviereis a
mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra
dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os
traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
10 Ellos, pues, son tus
siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano
poderosa.
11 Te ruego, oh Jehová,
esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus
siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu
siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén
NEHEMÍAS 2
1 Sucedió en el mes de
Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de
él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su
presencia,
2 me dijo el rey:
¿Por qué está triste tu
rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces
temí en gran manera.
3 Y dije al rey:
Para siempre viva el rey.
¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis
padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
4 Me dijo el rey:
¿Qué cosa pides? Entonces
oré al Dios de los cielos,
5 y dije al rey:
Si le place al rey, y tu
siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los
sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
6 Entonces el rey me dijo
(y la reina estaba sentada junto a él):
¿Cuánto durará tu viaje,
y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.
7 Además dije al rey:
Si le place al rey, que
se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me
franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
8 y carta para Asaf guarda
del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio
de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo
concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.
9 Vine luego a los
gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió
conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.
10 Pero oyéndolo Sanbalat
horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno
para procurar el bien de los hijos de Israel.
Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros
11 Llegué, pues, a
Jerusalén, y después de estar allí tres días,
12 me levanté de noche, yo
y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había
puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo,
excepto la única en que yo cabalgaba.
13 Y salí de noche por la
puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé
los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban
consumidas por el fuego.
14 Pasé luego a la puerta
de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la
cabalgadura en que iba.
15 Y subí de noche por el
torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me
volví.
16 Y no sabían los
oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había
declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los
demás que hacían la obra.
17 Les dije, pues:
Vosotros veis el mal en
que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego;
venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.
18 Entonces les declaré
cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que
el rey me había dicho. Y dijeron:
Levantémonos y
edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
19 Pero cuanto lo oyeron
Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio
de nosotros, y nos despreciaron, diciendo:
¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
20 Y en respuesta les
dije:
El Dios de los cielos, él
nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque
vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.
Reparto
del trabajo de reedificación
NEHEMÍAS 3
1 Entonces se levantó el
sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta
de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea,
y edificaron hasta la torre de Hananeel.
2 Junto a ella edificaron
los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de Imri.
3 Los hijos de Senaa
edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.
4 Junto a ellos restauró
Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de
Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana.
5 E inmediato a ellos
restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra
de su Señor.
6 La puerta Vieja fue
restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la
enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y cerrojos.
7 Junto a ellos restauró
Melatías gabaonita y Jadón meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban
bajo el dominio del gobernador del otro lado del río.
8 Junto a ellos restauró
Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías,
hijo de un perfumero. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho.
9 Junto a ellos restauró
también Refaías hijo de Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén.
10 Asimismo restauró junto
a ellos, y frente a su casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a él restauró
Hatús hijo de Hasabnías.
11 Malquías hijo de Harim
y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos.
12 Junto a ellos restauró
Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con
sus hijas.
13 La puerta del Valle la
restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y levantaron
sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la
puerta del Muladar.
14 Reedificó la puerta del
Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él
la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.
15 Salum hijo de Colhoze,
gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la
reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y
el muro del estanque de Siloé hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que
descienden de la ciudad de David.
16 Después de él restauró
Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de Bet-sur, hasta
delante de los sepulcros de David, y hasta el estanque labrado, y hasta la casa
de los Valientes.
17 Tras él restauraron los
levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la
mitad de la región de Keila, por su región.
18 Después de él
restauraron sus hermanos, Bavai hijo de Henadad, gobernador de la mitad de la
región de Keila.
19 Junto a él restauró
Ezer hijo de Jesúa, gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la
armería de la esquina.
20 Después de él Baruc
hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la
puerta de la casa de Eliasib sumo sacerdote.
21 Tras él restauró
Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la entrada de la casa de
Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib.
22 Después de él
restauraron los sacerdotes, los varones de la llanura.
23 Después de ellos
restauraron Benjamín y Hasub, frente a su casa; y después de éstos restauró
Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías, cerca de su casa.
24 Después de él restauró
Binúi hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de Azarías hasta el ángulo
entrante del muro, y hasta la esquina.
25 Palal hijo de Uzai,
enfrente de la esquina y la torre alta que sale de la casa del rey, que está en
el patio de la cárcel. Después de él, Pedaías hijo de Faros.
26 Y los sirvientes del
templo que habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta de las
Aguas al oriente, y la torre que sobresalía.
27 Después de ellos
restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale,
hasta el muro de Ofel.
28 Desde la puerta de los
Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno enfrente de su casa.
29 Después de ellos
restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa; y después de él restauró
Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental.
30 Tras él, Hananías hijo
de Selemías y Hanún hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo. Después de ellos
restauró Mesulam hijo de Berequías, enfrente de su cámara.
31 Después de él restauró
Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo y de los
comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina.
32 Y entre la sala de la
esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes.
Precauciones contra los enemigos
NEHEMÍAS 4
1 Cuando oyó Sanbalat que
nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo
escarnio de los judíos.
2 Y habló delante de sus
hermanos y del ejército de Samaria, y dijo:
¿Qué hacen estos débiles
judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día?
¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
3 Y estaba junto a él
Tobías amonita, el cual dijo:
Lo que ellos edifican del
muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.
4 Oye, oh Dios nuestro,
que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza,
y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.
5 No cubras su iniquidad,
ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que
edificaban.
6 Edificamos, pues, el
muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el
pueblo tuvo ánimo para trabajar.
7 Pero aconteció que
oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los
muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser
cerrados, se encolerizaron mucho;
8 y conspiraron todos a
una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
9 Entonces oramos a
nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de
noche.
10 Y dijo Judá:
Las fuerzas de los
acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el
muro.
11 Y nuestros enemigos
dijeron:
No sepan, ni vean, hasta
que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
12 Pero sucedió que cuando
venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces:
De todos los lugares de
donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.
13 Entonces por las partes
bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por
familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.
14 Después miré, y me
levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo:
No temáis delante de
ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por
vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
15 Y cuando oyeron
nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el
consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.
16 Desde aquel día la
mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas,
escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de
Judá.
17 Los que edificaban en
el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la
obra, y en la otra tenían la espada.
18 Porque los que
edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el
que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
19 Y dije a los nobles, y
a los oficiales y al resto del pueblo:
La obra es grande y
extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.
20 En el lugar donde
oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios
peleará por nosotros.
21 Nosotros, pues,
trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del
alba hasta que salían las estrellas.
22 También dije entonces
al pueblo:
Cada uno con su criado
permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la
obra.
23 Y ni yo ni mis
hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos
nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.
Abolición de la usura
NEHEMÍAS 5
1 Entonces hubo gran
clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos.
2 Había quien decía:
Nosotros, nuestros hijos
y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para
comer y vivir.
3 Y había quienes decían:
Hemos empeñado nuestras
tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del
hambre.
4 Y había quienes decían:
Hemos tomado prestado
dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.
5 Ahora bien, nuestra
carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he
aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas
de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque
nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.
6 Y me enojé en gran
manera cuando oí su clamor y estas palabras.
7 Entonces lo medité, y
reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije:
¿Exigís interés cada uno
a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea,
8 y les dije:
Nosotros según nuestras
posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a
las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a
nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
9 Y dije:
No es bueno lo que
hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las
naciones enemigas nuestras?
10 También yo y mis
hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este
gravamen.
11 Os ruego que les
devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima
parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como
interés.
12 Y dijeron:
Lo devolveremos, y nada
les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes,
y les hice jurar que harían conforme a esto.
13 Además sacudí mi
vestido, y dije:
Así sacuda Dios de su
casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y
vacío. Y respondió toda la congregación:
¡Amén! y alabaron a
Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.
14 También desde el día
que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el
año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni
mis hermanos comimos el pan del gobernador.
15 Pero los primeros
gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por
el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se
enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.
16 También en la obra de
este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos
estaban allí en la obra.
17 Además, ciento
cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había
alrededor de nosotros, estaban a mi mesa.
18 Y lo que se preparaba
para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para
mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí
el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.
19 Acuérdate de mí para
bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Maquinaciones de los adversarios
NEHEMÍAS 6
1 Cuando oyeron Sanbalat y
Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había
edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no
había puesto las hojas en las puertas),
2 Sanbalat y Gesem
enviaron a decirme:
Ven y reunámonos en
alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.
3 Y les envié mensajeros,
diciendo:
Yo hago una gran obra, y
no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.
4 Y enviaron a mí con el
mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.
5 Entonces Sanbalat envió
a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su
mano,
6 en la cual estaba
escrito:
Se ha oído entre las
naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso
edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;
7 y que has puesto
profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo:
¡Hay rey en Judá! Y Ahora
serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos.
8 Entonces envié yo a
decirle:
No hay tal cosa como
dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
9 Porque todos ellos nos
amedrentaban, diciendo:
Se debilitarán las manos
de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis
manos.
10 Vine luego a casa de
Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual
me dijo:
Reunámonos en la casa de
Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para
matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
11 Entonces dije:
¿Un hombre como yo ha de
huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No
entraré.
12 Y entendí que Dios no
lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y
Sanbalat lo habían sobornado.
13 Porque fue sobornado
para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera
yo infamado.
14 Acuérdate, Dios mío, de
Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de
Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.
15 Fue terminado, pues, el
muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.
16 Y cuando lo oyeron
todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de
nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había
sido hecha esta obra.
17 Asimismo en aquellos
días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías, y las de Tobías
venían a ellos.
18 Porque muchos en Judá
se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y Johanán
su hijo había tomado por mujer a la hija de Mesulam hijo de Berequías.
19 También contaban
delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras. Y enviaba
Tobías cartas para atemorizarme.
Nehemías designa dirigentes
NEHEMÍAS 7
1 Luego que el muro fue
edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores y
levitas,
2 mandé a mi hermano
Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era varón
de verdad y temeroso de Dios, más que muchos);
3 y les dije:
No se abran las puertas
de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las
puertas y atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual
en su turno, y cada uno delante de su casa.
4 Porque la ciudad era
espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas
reedificadas.
Los que
volvieron con Zorobabel
(Esd.
2.1-70)
5 Entonces puso Dios en mi
corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que fuesen
empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que
habían subido antes, y encontré en él escrito así:
6 Estos son los hijos de
la provincia que subieron del cautiverio, de los que llevó cautivos
Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a
su ciudad,
7 los cuales vinieron con
Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán,
Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel:
8 Los hijos de Paros, dos
mil ciento setenta y dos.
9 Los hijos de Sefatías,
trescientos setenta y dos.
10 Los hijos de Ara,
seiscientos cincuenta y dos.
11 Los hijos de Pahat-moab,
de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho.
12 Los hijos de Elam, mil
doscientos cincuenta y cuatro.
13 Los hijos de Zatu,
ochocientos cuarenta y cinco.
14 Los hijos de Zacai,
setecientos sesenta.
15 Los hijos de Binúi,
seiscientos cuarenta y ocho.
16 Los hijos de Bebai,
seiscientos veintiocho.
17 Los hijos de Azgad, dos
mil seiscientos veintidós.
18 Los hijos de Adonicam,
seiscientos sesenta y siete.
19 Los hijos de Bigvai,
dos mil sesenta y siete.
20 Los hijos de Adín,
seiscientos cincuenta y cinco.
21 Los hijos de Ater, de
Ezequías, noventa y ocho.
22 Los hijos de Hasum,
trescientos veintiocho.
23 Los hijos de Bezai,
trescientos veinticuatro.
24 Los hijos de Harif,
ciento doce.
25 Los hijos de Gabaón,
noventa y cinco.
26 Los varones de Belén y
de Netofa, ciento ochenta y ocho.
27 Los varones de Anatot,
ciento veintiocho.
28 Los varones de Bet-azmavet,
cuarenta y dos.
29 Los varones de Quiriat-jearim,
Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres.
30 Los varones de Ramá y
de Geba, seiscientos veintiuno.
31 Los varones de Micmas,
ciento veintidós.
32 Los varones de Bet-el y
de Hai, ciento veintitrés.
33 Los varones del otro
Nebo, cincuenta y dos.
34 Los hijos del otro
Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
35 Los hijos de Harim,
trescientos veinte.
36 Los hijos de Jericó,
trescientos cuarenta y cinco.
37 Los hijos de Lod, Hadid
y Ono, setecientos veintiuno.
38 Los hijos de Senaa,
tres mil novecientos treinta.
39 Sacerdotes:
los hijos de Jedaía, de
la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.
40 Los hijos de Imer, mil
cincuenta y dos.
41 Los hijos de Pasur, mil
doscientos cuarenta y siete.
42 Los hijos de Harim, mil
diecisiete.
43 Levitas:
los hijos de Jesúa, de
Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
44 Cantores:
los hijos de Asaf, ciento
cuarenta y ocho.
45 Porteros:
Los hijos de Salum, los
hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los
hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
46 Sirvientes del templo:
los hijos de Ziha, los
hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
47 los hijos de Queros,
los hijos de Siaha, los hijos de Padón,
48 los hijos de Lebana,
los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai,
49 los hijos de Hanán, los
hijos de Gidel, los hijos de Gahar,
50 los hijos de Reaía, los
hijos de Rezín, los hijos de Necoda,
51 los hijos de Gazam, los
hijos de Uza, los hijos de Paseah,
52 los hijos de Besai, los
hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim,
53 los hijos de Bacbuc,
los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,
54 los hijos de Bazlut,
los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,
55 los hijos de Barcos,
los hijos de Sísara, los hijos de Tema,
56 los hijos de Nezía, y
los hijos de Hatifa.
57 Los hijos de los
siervos de Salomón:
los hijos de Sotai, los
hijos de Soferet, los hijos de Perida,
58 los hijos de Jaala, los
hijos de Darcón, los hijos de Gidel,
59 los hijos de Sefatías,
los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón.
60 Todos los sirvientes
del templo e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
61 Y estos son los que
subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron
mostrar la casa de sus padres, ni su genealogía, si eran de Israel:
62 los hijos de Delaía,
los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.
63 Y de los sacerdotes:
los hijos de Habaía, los
hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de
Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas.
64 Estos buscaron su
registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio,
65 y les dijo el
gobernador que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote
con Urim y Tumim.
66 Toda la congregación
junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
67 sin sus siervos y
siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había
doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
68 Sus caballos,
setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
69 camellos, cuatrocientos
treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.
70 Y algunos de los
cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el
tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras
sacerdotales.
71 Los cabezas de familias
dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas
libras de plata.
72 Y el resto del pueblo
dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y sesenta y siete
vestiduras sacerdotales.
73 Y habitaron los
sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los
sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.
Esdras
lee la ley al pueblo
Venido
el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades;
NEHEMÍAS 8
1 y se juntó todo el
pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés,
la cual Jehová había dado a Israel.
2 Y el sacerdote Esdras
trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de
todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo.
3 Y leyó en el libro
delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba
hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían
entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
4 Y el escriba Esdras
estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello, y junto a él
estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su mano derecha; y a
su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y
Mesulam.
5 Abrió, pues, Esdras el
libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y
cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.
6 Bendijo entonces Esdras
a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió:
¡Amén! ¡Amén! alzando sus
manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.
7 Y los levitas Jesúa,
Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed,
Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba atento en
su lugar.
8 Y leían en el libro de
la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la
lectura.
9 Y Nehemías el
gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al
pueblo, dijeron a todo el pueblo:
Día santo es a Jehová
nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba
oyendo las palabras de la ley.
10 Luego les dijo:
Id, comed grosuras, y
bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque
día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es
vuestra fuerza.
11 Los levitas, pues,
hacían callar a todo el pueblo, diciendo:
Callad, porque es día
santo, y no os entristezcáis.
12 Y todo el pueblo se fue
a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque
habían entendido las palabras que les habían enseñado.
13 Al día siguiente se
reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes y levitas, a
Esdras el escriba, para entender las palabras de la ley.
14 Y hallaron escrito en
la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de
Israel en tabernáculos en la fiesta solemne del mes séptimo;
15 y que hiciesen saber, y
pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo:
Salid al monte, y traed
ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol
frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito.
16 Salió, pues, el pueblo,
y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en sus
patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas,
y en la plaza de la puerta de Efraín.
17 Y toda la congregación
que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque
desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los
hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande.
18 Y leyó Esdras en el
libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e
hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne
asamblea, según el rito.
Esdras
confiesa los pecados de Israel
NEHEMÍAS 9
1 El día veinticuatro del
mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra
sobre sí.
2 Y ya se había apartado
la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron
sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
3 Y puestos de pie en su
lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y
la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.
4 Luego se levantaron
sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías,
Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.
5 Y dijeron los levitas
Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías:
Levantaos, bendecid a
Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre
tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.
6 Tú solo eres Jehová; tú
hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra
y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas
todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
7 Tú eres, oh Jehová, el
Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el
nombre Abraham;
8 y hallaste fiel su
corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo,
del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su
descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
9 Y miraste la aflicción
de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo;
10 e hiciste señales y
maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de
su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te
hiciste nombre grande, como en este día.
11 Dividiste el mar
delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores
echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas.
12 Con columna de nube los
guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por
donde habían de ir.
13 Y sobre el monte de
Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios
rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos,
14 y les ordenaste el día
de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste
mandamientos, estatutos y la ley.
15 Les diste pan del cielo
en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que
entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la
darías.
16 Mas ellos y nuestros
padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus
mandamientos.
17 No quisieron oír, ni se
acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su
cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre.
Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande
en misericordia, porque no los abandonaste.
18 Además, cuando hicieron
para sí becerro de fundición y dijeron:
Este es tu Dios que te
hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones,
19 tú, con todo, por tus
muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se
apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de
fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
20 Y enviaste tu buen
Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste
para su sed.
21 Los sustentaste
cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos
no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
22 Y les diste reinos y
pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la
tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.
23 Multiplicaste sus hijos
como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho
a sus padres que habían de entrar a poseerla.
24 Y los hijos vinieron y
poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a
los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos
de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran.
25 Y tomaron ciudades
fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas
hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se
deleitaron en tu gran bondad.
26 Pero te provocaron a
ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a
tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron
grandes abominaciones.
27 Entonces los entregaste
en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su
tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran
misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus
enemigos.
28 Pero una vez que tenían
paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano
de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú
desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste.
29 Les amonestaste a que
se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus
mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre
hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.
30 Les soportaste por
muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero
no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
31 Mas por tus muchas
misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente
y misericordioso.
32 Ahora pues, Dios
nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia,
no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros
profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de
Asiria hasta este día.
33 Pero tú eres justo en
todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros
hemos hecho lo malo.
34 Nuestros reyes,
nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra
tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les
amonestabas.
35 Y ellos en su reino y
en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste
delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
36 He aquí que hoy somos
siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que
comiesen su fruto y su bien.
37 Y se multiplica su
fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes
se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su
voluntad, y estamos en grande angustia.
Pacto
del pueblo, de guardar la ley
38 A causa, pues, de todo
esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros
príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.
NEHEMÍAS 10
1 Los que firmaron fueron:
Nehemías el gobernador,
hijo de Hacalías, y Sedequías,
2 Seraías, Azarías,
Jeremías,
3 Pasur, Amarías, Malquías,
4 Hatús, Sebanías, Maluc,
5 Harim, Meremot, Obadías,
6 Daniel, Ginetón, Baruc,
7 Mesulam, Abías, Mijamín,
8 Maazías, Bilgai y
Semaías; éstos eran sacerdotes.
9 Y los levitas:
Jesúa hijo de Azanías,
Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel,
10 y sus hermanos Sebanías,
Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán,
11 Micaía, Rehob, Hasabías,
12 Zacur, Serebías,
Sebanías,
13 Hodías, Bani y Beninu.
14 Los cabezas del pueblo:
Paros, Pahat-moab, Elam,
Zatu, Bani,
15 Buni, Azgad, Bebai,
16 Adonías, Bigvai, Adín,
17 Ater, Ezequías, Azur,
18 Hodías, Hasum, Bezai,
19 Harif,
Anatot, Nebai,
20 Magpías,
Mesulam, Hezir,
21 Mesezabeel, Sadoc,
Jadúa,
22 Pelatías, Hanán, Anaías,
23 Oseas, Hananías, Hasub,
24 Halohes, Pilha, Sobec,
25 Rehum, Hasabna, Maasías,
26 Ahías, Hanán, Anán,
27 Maluc, Harim y Baana.
28 Y el resto del pueblo,
los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos
los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con
sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento,
29 se reunieron con sus
hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de
Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían
todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.
30 Y que no daríamos
nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros
hijos.
31 Asimismo, que si los
pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de
reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el
año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda.
32 Nos impusimos además
por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para
la obra de la casa de nuestro Dios;
33 para el pan de la
proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de
reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los
sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la
casa de nuestro Dios.
34 Echamos también suertes
los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para
traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los
tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro
Dios, como está escrito en la ley.
35 Y que cada año
traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias
del fruto de todo árbol.
36 Asimismo los
primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la
ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a
la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro
Dios;
37 que traeríamos también
las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol,
y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de
nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas
recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades;
38 y que estaría el
sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el
diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro
Dios, a las cámaras de la casa del tesoro.
39 Porque a las cámaras
del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del
grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los
sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la
casa de nuestro Dios.
Los
habitantes de Jerusalén
(1 Cr.9.1-34)
NEHEMÍAS 11
1 Habitaron los jefes del
pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada
diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las
otras ciudades.
2 Y bendijo el pueblo a
todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén.
3 Estos son los jefes de
la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron
cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y
levitas, los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón.
4 En Jerusalén, pues,
habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos
de Judá:
Ataías hijo de Uzías,
hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los
hijos de Fares,
5 y Maasías hijo de Baruc,
hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de
Zacarías, hijo de Siloni.
6 Todos los hijos de Fares
que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres fuertes.
7 Estos son los hijos de
Benjamín:
Salú hijo de Mesulam,
hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel,
hijo de Jesaías.
8 Y tras él Gabai y Salai,
novecientos veintiocho.
9 Y Joel hijo de Zicri era
el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el segundo en la ciudad.
10 De los sacerdotes:
Jedaías hijo de Joiarib,
Jaquín,
11 Seraías hijo de Hilcías,
hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la
casa de Dios,
12 y sus hermanos, los que
hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de Jeroham, hijo
de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,
13 y sus hermanos, jefes
de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai,
hijo de Mesilemot, hijo de Imer,
14 y sus hermanos, hombres
de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe de los cuales era Zabdiel hijo de
Gedolim.
15 De los levitas:
Semaías hijo de Hasub,
hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;
16 Sabetai y Jozabad, de
los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de
Dios;
17 y Matanías hijo de
Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas
y acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías el segundo de entre sus
hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
18 Todos los levitas en la
santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro.
19 Los porteros, Acub,
Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos.
20 Y el resto de Israel,
de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en
su heredad.
21 Los sirvientes del
templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes
del templo.
22 Y el jefe de los
levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías,
hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la casa de
Dios.
23 Porque había
mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para cada
día.
24 Y Petaías hijo de
Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en
todo negocio del pueblo.
Lugares
habitados fuera de Jerusalén
25 Tocante a las aldeas y
sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus
aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas,
26 en Jesúa, Molada y Bet-pelet,
27 en Hazar-sual, en
Beerseba y sus aldeas,
28 en Siclag, en Mecona y
sus aldeas,
29 en En-rimón, en Zora,
en Jarmut,
30 en Zanoa, en Adulam y
sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde
Beerseba hasta el valle de Hinom.
31 Y los hijos de Benjamín
habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,
32 en Anatot,
Nob, Ananías,
33 Hazor,
Ramá, Gitaim,
34 Hadid,
Seboim, Nebalat,
35 Lod, y Ono, valle de
los artífices;
36 y algunos de los
levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín.
Sacerdotes y levitas
NEHEMÍAS 12
1 Estos son los sacerdotes
y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa:
Seraías, Jeremías,
Esdras,
2 Amarías, Maluc, Hatús,
3 Secanías, Rehum, Meremot,
4 Iddo, Gineto, Abías,
5 Mijamín, Maadías, Bilga,
6 Semaías, Joiarib,
Jedaías,
7 Salú, Amoc, Hilcías y
Jedaías. Estos eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días
de Jesúa.
8 Y los levitas:
Jesúa, Binúi, Cadmiel,
Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de
alabanza.
9 Y Bacbuquías y Uni, sus
hermanos, cada cual en su ministerio.
10 Jesúa engendró a
Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada;
11 Joiada engendró a
Jonatán, y Jonatán engendró a Jadúa.
12 Y en los días de
Joiacim los sacerdotes jefes de familias fueron:
de Seraías, Meraías; de
Jeremías, Hananías;
13 de Esdras, Mesulam; de
Amarías, Johanán;
14 de Melicú, Jonatán; de
Sebanías, José;
15 de Harim, Adna; de
Meraiot, Helcai;
16 de Iddo, Zacarías; de
Ginetón, Mesulam;
17 de Abías, Zicri; de
Miniamín, de Moadías, Piltai;
18 de Bilga, Samúa; de
Semaías, Jonatán;
19 de Joiarib, Matenai; de
Jedaías, Uzi;
20 de Salai, Calai; de
Amoc, Eber;
21 de Hilcías, Hasabías;
de Jedaías, Natanael.
22 Los levitas en días de
Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Jadúa fueron inscritos por jefes de
familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa.
23 Los hijos de Leví,
jefes de familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas hasta los días
de Johanán hijo de Eliasib.
24 Los principales de los
levitas:
Hasabías, Serebías, Jesúa
hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de ellos, para alabar y dar gracias,
conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su turno.
25 Matanías, Bacbuquías,
Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las
entradas de las puertas.
26 Estos fueron en los
días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del gobernador
Nehemías y del sacerdote Esdras, escriba.
Dedicación del muro
27 Para la dedicación del
muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a
Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos,
con címbalos, salterios y cítaras.
28 Y fueron reunidos los
hijos de los cantores, así de la región alrededor de Jerusalén como de las
aldeas de los netofatitas;
29 y de la casa de Gilgal,
y de los campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado
aldeas alrededor de Jerusalén.
30 Y se purificaron los
sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro.
31 Hice luego subir a los
príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en
procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar.
32 E iba tras de ellos
Osaías con la mitad de los príncipes de Judá,
33 y Azarías, Esdras,
Mesulam,
34 Judá y Benjamín,
Semaías y Jeremías.
35 Y de los hijos de los
sacerdotes iban con trompetas Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de
Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf;
36 y sus hermanos Semaías,
Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumentos
musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos.
37 Y a la puerta de la
Fuente, en frente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por
la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al
oriente.
38 El segundo coro iba del
lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la
torre de los Hornos hasta el muro ancho;
39 y desde la puerta de
Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de Hananeel,
y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta
de la Cárcel.
40 Llegaron luego los dos
coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales conmigo,
41 y los sacerdotes
Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con
trompetas;
42 y Maasías, Semaías,
Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta
voz, e Izrahías era el director.
43 Y sacrificaron aquel
día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con
grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el
alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.
Porciones para sacerdotes y levitas
44 En aquel día fueron
puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las
primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las
ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande
el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían.
45 Y habían cumplido el
servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los cantores y
los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo.
46 Porque desde el tiempo
de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los
cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios.
47 Y todo Israel en días
de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los
porteros, cada cosa en su día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas,
y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón.
Reformas de Nehemías
NEHEMÍAS 13
1 Aquel día se leyó en el
libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los
amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,
2 por cuanto no salieron a
recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam
para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.
3 Cuando oyeron, pues, la
ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.
4 Y antes de esto el
sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había
emparentado con Tobías,
5 y le había hecho una
gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los
utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a
los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes.
6 Mas a todo esto, yo no
estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de
Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey 7 para
volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por
consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de
Dios.
8 Y me dolió en gran
manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara,
9 y dije que limpiasen las
cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el
incienso.
10 Encontré asimismo que
las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y
cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad.
11 Entonces reprendí a los
oficiales, y dije:
¿Por qué está la casa de
Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.
12 Y todo Judá trajo el
diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes.
13 Y puse por mayordomos
de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y
al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran
tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos.
14 Acuérdate de mí, oh
Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi
Dios, y en su servicio.
15 En aquellos días vi en
Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban
haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de
carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día
en que vendían las provisiones.
16 También había en la
ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a
los hijos de Judá en Jerusalén.
17 Y reprendí a los
señores de Judá y les dije:
¿Qué mala cosa es esta
que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?
18 ¿No hicieron así
vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta
ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?
19 Sucedió, pues, que
cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije
que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día
de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de
reposo no introdujeran carga.
20 Y se quedaron fuera de
Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de
mercancía.
21 Y les amonesté y les
dije:
¿Por qué os quedáis
vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces
no vinieron en día de reposo.
22 Y dije a los levitas
que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del
reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la
grandeza de tu misericordia.
23 Vi asimismo en aquellos
días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas;
24 y la mitad de sus hijos
hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban
conforme a la lengua de cada pueblo.
25 Y reñí con ellos, y los
maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice
jurar, diciendo:
No daréis vuestras hijas
a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros
mismos.
26 ¿No pecó por esto
Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era
amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le
hicieron pecar las mujeres extranjeras.
27 ¿Y obedeceremos a
vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro
Dios, tomando mujeres extranjeras?
28 Y uno de los hijos de
Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por
tanto, lo ahuyenté de mí.
29 Acuérdate de ellos,
Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y
de los levitas.
30 Los limpié, pues, de
todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en
su servicio;
31 y para la ofrenda de la
leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío,
para bien.
ESTER
La
reina Vasti desafía a Asuero
ESTER 1
1 Aconteció en los días de
Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento
veintisiete provincias,
2 que en aquellos días,
cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en
Susa capital del reino,
3 en el tercer año de su
reinado hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él
a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de
provincias,
4 para mostrar él las
riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por
muchos días, ciento ochenta días.
5 Y cumplidos estos días,
hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real
a todo el pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el
menor.
6 El pabellón era de
blanco, verde y azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos de
plata y columnas de mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de
pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto.
7 Y daban a beber en vasos
de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, de acuerdo con la
generosidad del rey.
8 Y la bebida era según
esta ley:
Que nadie fuese obligado
a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa,
que se hiciese según la voluntad de cada uno.
9 Asimismo la reina Vasti
hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.
10 El séptimo día, estando
el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta,
Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero,
11 que trajesen a la reina
Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a
los príncipes su belleza; porque era hermosa.
12 Mas la reina Vasti no
quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey
se enojó mucho, y se encendió en ira.
13 Preguntó entonces el
rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así acostumbraba el rey con
todos los que sabían la ley y el derecho;
14 y estaban junto a él
Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete príncipes de
Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los primeros del
reino);
15 les preguntó qué se
había de hacer con la reina Vasti según la ley, por cuanto no había cumplido la
orden del rey Asuero enviada por medio de los eunucos.
16 Y dijo Memucán delante
del rey y de los príncipes:
No solamente contra el
rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos
los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
17 Porque este hecho de la
reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus
maridos, diciendo:
El rey Asuero mandó traer
delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino.
18 Y entonces dirán esto
las señoras de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los
príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.
19 Si parece bien al rey,
salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia
y de Media, para que no sea quebrantado:
Que Vasti no venga más
delante del rey Asuero; y el rey haga reina a otra que sea mejor que ella.
20 Y el decreto que dicte
el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán
honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
21 Agradó esta palabra a
los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de Memucán;
22 pues envió cartas a
todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada
pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre afirmase su autoridad en
su casa; y que se publicase esto en la lengua de su pueblo.
Ester
es proclamada reina
ESTER 2
1 Pasadas estas cosas,
sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había
hecho, y de la sentencia contra ella.
2 Y dijeron los criados
del rey, sus cortesanos:
Busquen para el rey
jóvenes vírgenes de buen parecer;
3 y ponga el rey personas
en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de
buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de
Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos;
4 y la doncella que agrade
a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y
lo hizo así.
5 Había en Susa residencia
real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo
de Cis, del linaje de Benjamín;
6 el cual había sido
transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey
de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia.
7 Y había criado a Hadasa,
es decir, Ester, hija de su tío, porque era húerfana; y la joven era de hermosa
figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la
adoptó como hija suya.
8 Sucedió, pues, que
cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas
doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a
la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres.
9 Y la doncella agradó a
sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente
atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del
rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
10 Ester no declaró cuál
era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo
declarase.
11 Y cada día Mardoqueo se
paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a
Ester, y cómo la trataban.
12 Y cuando llegaba el
tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber
estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía
el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con
perfumes aromáticos y afeites de mujeres,
13 entonces la doncella
venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con
ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey.
14 Ella venía por la
tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo
de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo
si el rey la quería y era llamada por nombre.
15 Cuando le llegó a
Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el
tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del
rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían.
16 Fue, pues, Ester
llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet,
en el año séptimo de su reinado.
17 Y el rey amó a Ester
más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de
él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la
hizo reina en lugar de Vasti.
18 Hizo luego el rey un
gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó
tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.
Mardoqueo denuncia una conspiración contra el rey
19 Cuando las vírgenes
eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey.
20 Y Ester, según le había
mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía
lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.
21 En aquellos días,
estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos
eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey
Asuero.
22 Cuando Mardoqueo
entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de
Mardoqueo.
23 Se hizo investigación
del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en
una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.
Amán
trama la destrucción de los judíos
ESTER 3
1 Después de estas cosas
el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo honró, y puso su
silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
2 Y todos los siervos del
rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán,
porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se
humillaba.
3 Y los siervos del rey
que estaban a la puerta preguntaron a Mardoqueo:
¿Por qué traspasas el
mandamiento del rey?
4 Aconteció que hablándole
cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver
si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado
que era judío.
5 Y vio Amán que Mardoqueo
ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.
6 Pero tuvo en poco poner
mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de
Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de
Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7 En el mes primero, que
es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es,
la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el
mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Y dijo Amán al rey
Asuero:
Hay un pueblo esparcido y
distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes
son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey
nada le beneficia el dejarlos vivir.
9 Si place al rey, decrete
que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la
hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
10 Entonces el rey quitó
el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los
judíos,
11 y le dijo:
La plata que ofreces sea
para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
12 Entonces fueron
llamados los escribanos del rey en el mes primero, al día trece del mismo, y fue
escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a los
capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a
cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre
del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
13 Y fueron enviadas
cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de
destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y
mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de
Adar, y de apoderarse de sus bienes.
14 La copia del escrito
que se dio por mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los pueblos,
a fin de que estuviesen listos para aquel día.
15 Y salieron los correos
prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susa capital del reino.
Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba conmovida.
Ester
promete interceder por su pueblo
ESTER 4
1 Luego que supo Mardoqueo
todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de
ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
2 Y vino hasta delante de
la puerta del rey; pues no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con
vestido de cilicio.
3 Y en cada provincia y
lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran
luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
4 Y vinieron las doncellas
de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y
envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas
él no los aceptó.
5 Entonces Ester llamó a
Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo
mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así.
6 Salió, pues, Hatac a ver
a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la puerta del rey.
7 Y Mardoqueo le declaró
todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había
dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los
judíos.
8 Le dio también la copia
del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que
la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a
suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo.
9 Vino Hatac y contó a
Ester las palabras de Mardoqueo.
10 Entonces Ester dijo a
Hatac que le dijese a Mardoqueo:
11 Todos los siervos del
rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer
que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley
hay respecto a él:
ha de morir; salvo aquel
a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido
llamada para ver al rey estos treinta días.
12 Y dijeron a Mardoqueo
las palabras de Ester.
13 Entonces dijo Mardoqueo
que respondiesen a Ester:
No pienses que escaparás
en la casa del rey más que cualquier otro judío.
14 Porque si callas
absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte
para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para
esta hora has llegado al reino?
15 Y Ester dijo que
respondiesen a Mardoqueo:
16 Ve y reúne a todos los
judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres
días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces
entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que
perezca.
17 Entonces Mardoqueo fue,
e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
Ester
invita al rey y a Amán a un banquete
ESTER 5
1 Aconteció que al tercer
día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa del
rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el
aposento real, enfrente de la puerta del aposento.
2 Y cuando vio a la reina
Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey
extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces vino Ester y
tocó la punta del cetro.
3 Dijo el rey:
¿Qué tienes, reina Ester,
y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará.
4 Y Ester dijo:
Si place al rey, vengan
hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey.
5 Respondió el rey:
Daos prisa, llamad a Amán,
para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que
Ester dispuso.
6 Y dijo el rey a Ester en
el banquete, mientras bebían vino:
¿Cuál es tu petición, y
te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será
concedida.
7 Entonces respondió Ester
y dijo:
Mi petición y mi demanda
es esta:
8 Si he hallado gracia
ante los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi
demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana
haré conforme a lo que el rey ha mandado.
9 Y salió Amán aquel día
contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del
palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira
contra Mardoqueo.
10 Pero se refrenó Amán y
vino a su casa, y mandó llamar a sus amigos y a Zeres su mujer,
11 y les refirió Amán la
gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el
rey le había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y
siervos del rey.
12 Y añadió Amán:
También la reina Ester a
ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también
para mañana estoy convidado por ella con el rey.
13 Pero todo esto de nada
me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.
14 Y le dijo Zeres su
mujer y todos sus amigos:
Hagan una horca de
cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella;
y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de Amán, e hizo
preparar la horca.
Amán se
ve obligado a honrar a Mardoqueo
ESTER 6
1 Aquella misma noche se
le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y
crónicas, y que las leyeran en su presencia.
2 Entonces hallaron
escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos
eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en
el rey Asuero.
3 Y dijo el rey:
¿Qué honra o qué
distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey,
sus oficiales:
Nada se ha hecho con él.
4 Entonces dijo el rey:
¿Quién está en el patio?
Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para
que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.
5 Y los servidores del rey
le respondieron:
He aquí Amán está en el
patio. Y el rey dijo:
Que entre.
6 Entró, pues, Amán, y el
rey le dijo:
¿Qué se hará al hombre
cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón:
¿A quién deseará el rey
honrar más que a mí?
7 Y respondió Amán al rey:
Para el varón cuya honra
desea el rey,
8 traigan el vestido real
de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que
está puesta en su cabeza;
9 y den el vestido y el
caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel
varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la
ciudad, y pregonen delante de él:
Así se hará al varón cuya
honra desea el rey.
10 Entonces el rey dijo a
Amán:
Date prisa, toma el
vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que
se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho.
11 Y Amán tomó el vestido
y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la
ciudad, e hizo pregonar delante de él:
Así se hará al varón cuya
honra desea el rey.
12 Después de esto
Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa,
apesadumbrado y cubierta su cabeza.
13 Contó luego Amán a
Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces
le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer:
Si de la descendencia de
los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo
vencerás, sino que caerás por cierto delante de él.
14 Aún estaban ellos
hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a
Amán al banquete que Ester había dispuesto.
Amán es
ahorcado
ESTER 7
1 Fue, pues, el rey con
Amán al banquete de la reina Ester.
2 Y en el segundo día,
mientras bebían vino, dijo el rey a Ester:
¿Cuál es tu petición,
reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del
reino, te será otorgada.
3 Entonces la reina Ester
respondió y dijo:
Oh rey, si he hallado
gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi
pueblo por mi demanda.
4 Porque hemos sido
vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados.
Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte
sería para el rey un daño irreparable.
5 Respondió el rey Asuero,
y dijo a la reina Ester:
¿Quién es, y dónde está,
el que ha ensoberbecido su corazón para hacer esto?
6 Ester dijo:
El enemigo y adversario
es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina.
7 Luego el rey se levantó
del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán
para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto
para él el mal de parte del rey.
8 Después el rey volvió
del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el
lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey:
¿Querrás también violar a
la reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el
rostro a Amán.
9 Y dijo Harbona, uno de
los eunucos que servían al rey:
He aquí en casa de Amán
la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual
había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo:
Colgadlo en ella.
10 Así colgaron a Amán en
la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del
rey.
Decreto
de Asuero a favor de los judíos
ESTER 8
1 El mismo día, el rey
Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo
vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella.
2 Y se quitó el rey el
anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre
la casa de Amán.
3 Volvió luego Ester a
hablar delante del rey, y se echó a sus pies, llorando y rogándole que hiciese
nula la maldad de Amán agagueo y su designio que había tramado contra los
judíos.
4 Entonces el rey extendió
a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, y se puso en pie delante del rey,
5 y dijo:
Si place al rey, y si he
hallado gracia delante de él, y si le parece acertado al rey, y yo soy agradable
a sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que autorizan la
trama de Amán hijo de Hamedata agagueo, que escribió para destruir a los judíos
que están en todas las provincias del rey.
6 Porque ¿cómo podré yo
ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi
nación?
7 Respondió el rey Asuero
a la reina Ester y a Mardoqueo el judío:
He aquí yo he dado a
Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su
mano contra los judíos.
8 Escribid, pues, vosotros
a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo
del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el
anillo del rey, no puede ser revocado.
9 Entonces fueron llamados
los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de
ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a
los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la
India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su
escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a
su escritura y lengua.
10 Y escribió en nombre
del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de
correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales;
11 que el rey daba
facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y
estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con
toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus
niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes,
12 en un mismo día en
todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es
el mes de Adar.
13 La copia del edicto que
había de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por todos
los pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para
vengarse de sus enemigos.
14 Los correos, pues,
montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el
edicto fue dado en Susa capital del reino.
15 Y salió Mardoqueo de
delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro, y
un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó;
16 y los judíos tuvieron
luz y alegría, y gozo y honra.
17 Y en cada provincia y
en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y
gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se
hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Los
judíos destruyen a sus enemigos
ESTER 9
1 En el mes duodécimo, que
es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el
mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos
esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se
enseñorearon de los que los aborrecían.
2 Los judíos se reunieron
en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano
sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el
temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
3 Y todos los príncipes de
las provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los
judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
4 Pues Mardoqueo era
grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; Mardoqueo iba
engrandeciéndose más y más.
5 Y asolaron los judíos a
todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron
con sus enemigos como quisieron.
6 En Susa capital del
reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres.
7 Mataron entonces a
Parsandata, Dalfón, Aspata,
8 Porata, Adalía, Aridata,
9 Parmasta, Arisai, Aridai
y Vaizata,
10 diez hijos de Amán hijo
de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes.
11 El mismo día se le dio
cuenta al rey acerca del número de los muertos en Susa, residencia real.
12 Y dijo el rey a la
reina Ester:
En Susa capital del reino
los judíos han matado a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán
hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu petición? y te será
concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha.
13 Y respondió Ester:
Si place al rey,
concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley de
hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.
14 Y mandó el rey que se
hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.
15 Y los judíos que
estaban en Susa se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en
Susa a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes.
La
fiesta de Purim
16 En cuanto a los otros
judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se pusieron
en defensa de su vida, y descansaron de sus enemigos, y mataron de sus
contrarios a setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes.
17 Esto fue en el día
trece del mes de Adar, y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron
día de banquete y de alegría.
18 Pero los judíos que
estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince
del mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo.
19 Por tanto, los judíos
aldeanos que habitan en las villas sin muro hacen a los catorce del mes de Adar
el día de alegría y de banquete, un día de regocijo, y para enviar porciones
cada uno a su vecino.
20 Y escribió Mardoqueo
estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las
provincias del rey Asuero, cercanos y distantes,
21 ordenándoles que
celebrasen el día decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo,
cada año,
22 como días en que los
judíos tuvieron paz de sus enemigos, y como el mes que de tristeza se les cambió
en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo,
y para enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres.
23 Y los judíos aceptaron
hacer, según habían comenzado, lo que les escribió Mardoqueo.
24 Porque Amán hijo de
Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un
plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para
consumirlos y acabar con ellos.
25 Mas cuando Ester vino a
la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél
trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus
hijos en la horca.
26 Por esto llamaron a
estos días Purim, por el nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y
por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llevó a su conocimiento,
27 los judíos
establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los
allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito
tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
28 y que estos días serían
recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y
ciudades; que estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y
que su descendencia jamás dejaría de recordarlos.
29 Y la reina Ester hija
de Abihail, y Mardoqueo el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda
carta referente a Purim.
30 Y fueron enviadas
cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero,
con palabras de paz y de verdad,
31 para confirmar estos
días de Purim en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el
judío y la reina Ester, y según ellos habían tomado sobre sí y sobre su
descendencia, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
32 Y el mandamiento de
Ester confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue registrado en un
libro.
Grandeza de Mardoqueo
ESTER
10
1 El rey Asuero impuso
tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar.
2 Y todos los hechos de su
poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le
engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media
y de Persia?
3 Porque Mardoqueo el
judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y
estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su
pueblo y habló paz para todo su linaje.
JOB
Las
calamidades de Job
JOB 1
1 Hubo en tierra de Uz un
varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal.
2 Y le nacieron siete
hijos y tres hijas.
3 Su hacienda era siete
mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y
muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.
4 E iban sus hijos y
hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus
tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
5 Y acontecía que habiendo
pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se
levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos.
Porque decía Job:
Quizá habrán pecado mis
hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía
todos los días.
6 Un día vinieron a
presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también
Satanás.
7 Y dijo Jehová a Satanás:
¿De dónde vienes?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo:
De rodear la tierra y de
andar por ella.
8 Y Jehová dijo a Satanás:
¿No has considerado a mi
siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto,
temeroso de Dios y apartado del mal?
9 Respondiendo Satanás a
Jehová, dijo:
¿Acaso teme Job a Dios de
balde?
10 ¿No le has cercado
alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11 Pero extiende ahora tu
mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma
presencia.
12 Dijo Jehová a Satanás:
He aquí, todo lo que
tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de
delante de Jehová.
13 Y un día aconteció que
sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito,
14 y vino un mensajero a
Job, y le dijo:
Estaban arando los
bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
15 y acometieron los
sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé
yo para darte la noticia.
16 Aún estaba éste
hablando, cuando vino otro que dijo:
Fuego de Dios cayó del
cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé
yo para darte la noticia.
17 Todavía estaba éste
hablando, y vino otro que dijo:
Los caldeos hicieron tres
escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a
los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
18 Entre tanto que éste
hablaba, vino otro que dijo:
Tus hijos y tus hijas
estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
19 y un gran viento vino
del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre
los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia.
20 Entonces Job se
levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,
21 y dijo:
Desnudo salí del vientre
de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre
de Jehová bendito.
22 En todo esto no pecó
Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
JOB 2
1 Aconteció que otro día
vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino
también entre ellos presentándose delante de Jehová.
2 Y dijo Jehová a Satanás:
¿De dónde vienes?
Respondió Satanás a Jehová, y dijo:
De rodear la tierra, y de
andar por ella.
3 Y Jehová dijo a Satanás:
¿No has considerado a mi
siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto,
temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun
cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
4 Respondiendo Satanás,
dijo a Jehová:
Piel por piel, todo lo
que el hombre tiene dará por su vida.
5 Pero extiende ahora tu
mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma
presencia.
6 Y Jehová dijo a Satanás:
He aquí, él está en tu
mano; mas guarda su vida.
7 Entonces salió Satanás
de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta
del pie hasta la coronilla de la cabeza.
8 Y tomaba Job un tiesto
para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9 Entonces le dijo su
mujer:
¿Aún retienes tu
integridad? Maldice a Dios, y muérete.
10 Y él le dijo:
Como suele hablar
cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el
bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
11 Y tres amigos de Job,
Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este
mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían
convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.
12 Los cuales, alzando los
ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos
rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
13 Así se sentaron con él
en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque
veían que su dolor era muy grande.
Job
maldice el día en que nació
JOB 3
1 Después de esto abrió
Job su boca, y maldijo su día.
2 Y exclamó Job, y dijo:
3 Perezca el día en que yo
nací,
Y la noche en que se dijo:
Varón es concebido.
4 Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios
desde arriba,
Ni claridad sobre él
resplandezca.
5 Aféenlo tinieblas y
sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como
día caliginoso.
6 Ocupe aquella noche la
oscuridad;
No sea contada entre los
días del año,
Ni venga en el número de
los meses.
7 ¡Oh, que fuera aquella
noche solitaria,
Que no viniera canción
alguna en ella!
8 Maldíganla los que
maldicen el día,
Los que se aprestan para
despertar a Leviatán.
9 Oscurézcanse las
estrellas de su alba;
Espere la luz, y no venga,
Ni vea los párpados de la
mañana;
10 Por cuanto no cerró las
puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos la
miseria.
11 ¿Por qué no morí yo en
la matriz,
O expiré al salir del
vientre?
12 ¿Por qué me recibieron
las rodillas?
¿Y a qué los pechos para
que mamase?
13 Pues ahora estaría yo
muerto, y reposaría;
Dormiría, y entonces
tendría descanso,
14 Con los reyes y con los
consejeros de la tierra,
Que reedifican para sí
ruinas;
15 O con los príncipes que
poseían el oro,
Que llenaban de plata sus
casas.
16 ¿Por qué no fui
escondido como abortivo,
Como los pequeñitos que
nunca vieron la luz?
17 Allí los impíos dejan
de perturbar,
Y allí descansan los de
agotadas fuerzas.
18 Allí también reposan
los cautivos;
No oyen la voz del
capataz.
19 Allí están el chico y
el grande,
Y el siervo libre de su
señor.
20 ¿Por qué se da luz al
trabajado,
Y vida a los de ánimo
amargado,
21 Que esperan la muerte,
y ella no llega,
Aunque la buscan más que
tesoros;
22 Que se alegran
sobremanera,
Y se gozan cuando hallan
el sepulcro?
23 ¿Por qué se da vida al
hombre que no sabe por donde ha de ir,
Y a quien Dios ha
encerrado?
24 Pues antes que mi pan
viene mi suspiro,
Y mis gemidos corren como
aguas.
25 Porque el temor que me
espantaba me ha venido,
Y me ha acontecido lo que
yo temía.
26 No he tenido paz, no me
aseguré, ni estuve reposado;
No obstante, me vino
turbación.
Elifaz reprende a Job
JOB 4
1 Entonces respondió
Elifaz temanita, y dijo:
2 Si probáremos a
hablarte, te será molesto;
Pero ¿quién podrá detener
las palabras?
3 He aquí, tú enseñabas a
muchos,
Y fortalecías las manos
débiles;
4 Al que tropezaba
enderezaban tus palabras,
Y esforzabas las rodillas
que decaían.
5 Mas ahora que el mal ha
venido sobre ti, te desalientas;
Y cuando ha llegado hasta
ti, te turbas.
6 ¿No es tu temor a Dios
tu confianza?
¿No es tu esperanza la
integridad de tus caminos?
7 Recapacita ahora; ¿qué
inocente se ha perdido?
Y ¿en dónde han sido
destruidos los rectos?
8 Como yo he visto, los
que aran iniquidad
Y siembran injuria, la
siegan.
9 Perecen por el aliento
de Dios,
Y por el soplo de su ira
son consumidos.
10 Los rugidos del león, y
los bramidos del rugiente,
Y los dientes de los
leoncillos son quebrantados.
11 El león viejo perece
por falta de presa,
Y los hijos de la leona se
dispersan.
12 El asunto también me
era a mí oculto;
Mas mi oído ha percibido
algo de ello.
13 En imaginaciones de
visiones nocturnas,
Cuando el sueño cae sobre
los hombres,
14 Me sobrevino un espanto
y un temblor,
Que estremeció todos mis
huesos;
15 Y al pasar un espíritu
por delante de mí,
Hizo que se erizara el
pelo de mi cuerpo.
16 Paróse delante de mis
ojos un fantasma,
Cuyo rostro yo no conocí,
Y quedo, oí que decía:
17 ¿Será el hombre más
justo que Dios?
¿Será el varón más limpio
que el que lo hizo?
18 He aquí, en sus siervos
no confía,
Y notó necedad en sus
ángeles;
19 ¡Cuánto más en los que
habitan en casas de barro,
Cuyos cimientos están en
el polvo,
Y que serán quebrantados
por la polilla!
20 De la mañana a la tarde
son destruidos,
Y se pierden para siempre,
sin haber quien repare en ello.
21 Su hermosura, ¿no se
pierde con ellos mismos?
Y mueren sin haber
adquirido sabiduría.
JOB 5
1 Ahora, pues, da voces;
¿habrá quien te responda?
¿Y a cuál de los santos te
volverás?
2 Es cierto que al necio
lo mata la ira,
Y al codicioso lo consume
la envidia.
3 Yo he visto al necio que
echaba raíces,
Y en la misma hora maldije
su habitación.
4 Sus hijos estarán lejos
de la seguridad;
En la puerta serán
quebrantados,
Y no habrá quien los
libre.
5 Su mies comerán los
hambrientos,
Y la sacarán de entre los
espinos,
Y los sedientos beberán su
hacienda.
6 Porque la aflicción no
sale del polvo,
Ni la molestia brota de la
tierra.
7 Pero como las chispas se
levantan para volar por el aire,
Así el hombre nace para la
aflicción.
8 Ciertamente yo buscaría
a Dios,
Y encomendaría a él mi
causa;
9 El cual hace cosas
grandes e inescrutables,
Y maravillas sin número;
10 Que da la lluvia sobre
la faz de la tierra,
Y envía las aguas sobre
los campos;
11 Que pone a los humildes
en altura,
Y a los enlutados levanta
a seguridad;
12 Que frustra los
pensamientos de los astutos,
Para que sus manos no
hagan nada;
13 Que prende a los sabios
en la astucia de ellos,
Y frustra los designios de
los perversos.
14 De día tropiezan con
tinieblas,
Y a mediodía andan a
tientas como de noche.
15 Así libra de la espada
al pobre, de la boca de los impíos,
Y de la mano violenta;
16 Pues es esperanza al
menesteroso,
Y la iniquidad cerrará su
boca.
17 He aquí, bienaventurado
es el hombre a quien Dios castiga;
Por tanto, no menosprecies
la corrección del Todopoderoso.
18 Porque él es quien hace
la llaga, y él la vendará;
El hiere, y sus manos
curan.
19 En seis tribulaciones
te librará,
Y en la séptima no te
tocará el mal.
20 En el hambre te salvará
de la muerte,
Y del poder de la espada
en la guerra.
21 Del azote de la lengua
serás encubierto;
No temerás la destrucción
cuando viniere.
22 De la destrucción y del
hambre te reirás,
Y no temerás de las fieras
del campo;
23 Pues aun con las
piedras del campo tendrás tu pacto,
Y las fieras del campo
estarán en paz contigo.
24 Sabrás que hay paz en
tu tienda;
Visitarás tu morada, y
nada te faltará.
25 Asimismo echarás de ver
que tu descendencia es mucha,
Y tu prole como la hierba
de la tierra.
26 Vendrás en la vejez a
la sepultura,
Como la gavilla de trigo
que se recoge a su tiempo.
27 He aquí lo que hemos
inquirido, lo cual es así;
Oyelo, y conócelo tú para
tu provecho.
Job
reprocha la actitud de sus amigos
JOB 6
1 Respondió entonces Job,
y dijo:
2 ¡Oh, que pesasen
justamente mi queja y mi tormento,
Y se alzasen igualmente en
balanza!
3 Porque pesarían ahora
más que la arena del mar;
Por eso mis palabras han
sido precipitadas.
4 Porque las saetas del
Todopoderoso están en mí,
Cuyo veneno bebe mi
espíritu;
Y terrores de Dios me
combaten.
5 ¿Acaso gime el asno
montés junto a la hierba?
¿Muge el buey junto a su
pasto?
6 ¿Se comerá lo desabrido
sin sal?
¿Habrá gusto en la clara
del huevo?
7 Las cosas que mi alma no
quería tocar,
Son ahora mi alimento.
8 ¡Quién me diera que
viniese mi petición,
Y que me otorgase Dios lo
que anhelo,
9 Y que agradara a Dios
quebrantarme;
Que soltara su mano, y
acabara conmigo!
10 Sería aún mi consuelo,
Si me asaltase con dolor
sin dar más tregua,
Que yo no he escondido las
palabras del Santo.
11 ¿Cuál es mi fuerza para
esperar aún?
¿Y cuál mi fin para que
tenga aún paciencia?
12 ¿Es mi fuerza la de las
piedras,
O es mi carne de bronce?
13 ¿No es así que ni aun a
mí mismo me puedo valer,
Y que todo auxilio me ha
faltado?
14 El atribulado es
consolado por su compañero;
Aun aquel que abandona el
temor del Omnipotente.
15 Pero mis hermanos me
traicionaron como un torrente;
Pasan como corrientes
impetuosas
16 Que están escondidas
por la helada,
Y encubiertas por la
nieve;
17 Que al tiempo del calor
son deshechas,
Y al calentarse,
desaparecen de su lugar;
18 Se apartan de la senda
de su rumbo,
Van menguando, y se
pierden.
19 Miraron los caminantes
de Temán,
Los caminantes de Sabá
esperaron en ellas;
20 Pero fueron
avergonzados por su esperanza;
Porque vinieron hasta
ellas, y se hallaron confusos.
21 Ahora ciertamente como
ellas sois vosotros;
Pues habéis visto el
tormento, y teméis.
22 ¿Os he dicho yo:
Traedme,
Y pagad por mí de vuestra
hacienda;
23 Libradme de la mano del
opresor,
Y redimidme del poder de
los violentos?
24 Enseñadme, y yo
callaré;
Hacedme entender en qué he
errado.
25 ¡Cuán eficaces son las
palabras rectas!
Pero ¿qué reprende la
censura vuestra?
26 ¿Pensáis censurar
palabras,
Y los discursos de un
desesperado, que son como el viento?
27 También os arrojáis
sobre el huérfano,
Y caváis un hoyo para
vuestro amigo.
28 Ahora, pues, si
queréis, miradme,
Y ved si digo mentira
delante de vosotros.
29 Volved ahora, y no haya
iniquidad;
Volved aún a considerar mi
justicia en esto.
30 ¿Hay iniquidad en mi
lengua?
¿Acaso no puede mi paladar
discernir las cosas inicuas?
Job
argumenta contra Dios
JOB 7
1 ¿No es acaso brega la
vida del hombre sobre la tierra,
Y sus días como los días
del jornalero?
2 Como el siervo suspira
por la sombra,
Y como el jornalero espera
el reposo de su trabajo,
3 Así he recibido meses de
calamidad,
Y noches de trabajo me
dieron por cuenta.
4 Cuando estoy acostado,
digo:
¿Cuándo me levantaré?
Mas la noche es larga, y
estoy lleno de inquietudes hasta el alba.
5 Mi carne está vestida de
gusanos, y de costras de polvo;
Mi piel hendida y
abominable.
6 Y mis días fueron más
veloces que la lanzadera del tejedor,
Y fenecieron sin
esperanza.
7 Acuérdate que mi vida es
un soplo,
Y que mis ojos no volverán
a ver el bien.
8 Los ojos de los que me
ven, no me verán más;
Fijarás en mí tus ojos, y
dejaré de ser.
9 Como la nube se
desvanece y se va,
Así el que desciende al
Seol no subirá;
10 No volverá más a su
casa,
Ni su lugar le conocerá
más.
11 Por tanto, no refrenaré
mi boca;
Hablaré en la angustia de
mi espíritu,
Y me quejaré con la
amargura de mi alma.
12 ¿Soy yo el mar, o un
monstruo marino,
Para que me pongas guarda?
13 Cuando digo:
Me consolará mi lecho,
Mi cama atenuará mis
quejas;
14 Entonces me asustas con
sueños,
Y me aterras con visiones.
15 Y así mi alma tuvo por
mejor la estrangulación,
Y quiso la muerte más que
mis huesos.
16 Abomino de mi vida; no
he de vivir para siempre;
Déjame, pues, porque mis
días son vanidad.
17 ¿Qué es el hombre, para
que lo engrandezcas,
Y para que pongas sobre él
tu corazón,
18 Y lo visites todas las
mañanas,
Y todos los momentos lo
pruebes?
19 ¿Hasta cuándo no
apartarás de mí tu mirada,
Y no me soltarás siquiera
hasta que trague mi saliva?
20 Si he pecado, ¿qué
puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres?
¿Por qué me pones por
blanco tuyo,
Hasta convertirme en una
carga para mí mismo?
21 ¿Y por qué no quitas mi
rebelión, y perdonas mi iniquidad?
Porque ahora dormiré en el
polvo,
Y si me buscares de
mañana, ya no existiré.
Bildad
proclama la justicia de Dios
JOB 8
1 Respondió Bildad suhita,
y dijo:
2 ¿Hasta cuándo hablarás
tales cosas,
Y las palabras de tu boca
serán como viento impetuoso?
3 ¿Acaso torcerá Dios el
derecho,
O pervertirá el
Todopoderoso la justicia?
4 Si tus hijos pecaron
contra él,
El los echó en el lugar de
su pecado.
5 Si tú de mañana buscares
a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres limpio y
recto,
Ciertamente luego se
despertará por ti,
Y hará próspera la morada
de tu justicia.
7 Y aunque tu principio
haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy
grande.
8 Porque pregunta ahora a
las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a
los padres de ellas;
9 Pues nosotros somos de
ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre
la tierra como sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos,
te hablarán,
Y de su corazón sacarán
palabras?
11 ¿Crece el junco sin
lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12 Aun en su verdor, y sin
haber sido cortado,
Con todo, se seca primero
que toda hierba.
13 Tales son los caminos
de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío
perecerá;
14 Porque su esperanza
será cortada,
Y su confianza es tela de
araña.
15 Se apoyará él en su
casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no
resistirá.
16 A manera de un árbol
está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre
su huerto;
17 Se van entretejiendo
sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un
lugar pedregoso.
18 Si le arrancaren de su
lugar,
Este le negará entonces,
diciendo:
Nunca te vi.
19 Ciertamente este será
el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán
otros.
20 He aquí, Dios no
aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los
malignos.
21 Aún llenará tu boca de
risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen
serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los
impíos perecerá.
Incapacidad de Job para responder a Dios
JOB 9
1 Respondió Job, y dijo:
2 Ciertamente yo sé que es
así;
¿Y cómo se justificará el
hombre con Dios?
3 Si quisiere contender
con él,
No le podrá responder a
una cosa entre mil.
4 El es sabio de corazón,
y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra
él, y le fue bien?
5 El arranca los montes
con su furor,
Y no saben quién los
trastornó;
6 El remueve la tierra de
su lugar,
Y hace temblar sus
columnas;
7 El manda al sol, y no
sale;
Y sella las estrellas;
8 El solo extendió los
cielos,
Y anda sobre las olas del
mar;
9 El hizo la Osa, el Orión
y las Pléyades,
Y los lugares secretos del
sur;
10 El hace cosas grandes e
incomprensibles,
Y maravillosas, sin
número.
11 He aquí que él pasará
delante de mí, y yo no lo veré;
Pasará, y no lo entenderé.
12 He aquí, arrebatará;
¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá:
¿Qué haces?
13 Dios no volverá atrás
su ira,
Y debajo de él se abaten
los que ayudan a los soberbios.
14 ¿Cuánto menos le
responderé yo,
Y hablaré con él palabras
escogidas?
15 Aunque fuese yo justo,
no respondería;
Antes habría de rogar a mi
juez.
16 Si yo le invocara, y él
me respondiese,
Aún no creeré que haya
escuchado mi voz.
17 Porque me ha
quebrantado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas
sin causa.
18 No me ha concedido que
tome aliento,
Sino que me ha llenado de
amarguras.
19 Si habláremos de su
potencia, por cierto es fuerte;
Si de juicio, ¿quién me
emplazará?
20 Si yo me justificare,
me condenaría mi boca;
Si me dijere perfecto,
esto me haría inicuo.
21 Si fuese íntegro, no
haría caso de mí mismo;
Despreciaría mi vida.
22 Una cosa resta que yo
diga:
Al perfecto y al impío él
los consume.
23 Si azote mata de
repente,
Se ríe del sufrimiento de
los inocentes.
24 La tierra es entregada
en manos de los impíos,
Y él cubre el rostro de
sus jueces.
Si no es él, ¿quién es?
¿Dónde está?
25 Mis días han sido más
ligeros que un correo;
Huyeron, y no vieron el
bien.
26 Pasaron cual naves
veloces;
Como el águila que se
arroja sobre la presa.
27 Si yo dijere:
Olvidaré mi queja,
Dejaré mi triste
semblante, y me esforzaré,
28 Me turban todos mis
dolores;
Sé que no me tendrás por
inocente.
29 Yo soy impío;
¿Para qué trabajaré en
vano?
30 Aunque me lave con
aguas de nieve,
Y limpie mis manos con la
limpieza misma,
31 Aún me hundirás en el
hoyo,
Y mis propios vestidos me
abominarán.
32 Porque no es hombre
como yo, para que yo le responda,
Y vengamos juntamente a
juicio.
33 No hay entre nosotros
árbitro
Que ponga su mano sobre
nosotros dos.
34 Quite de sobre mí su
vara,
Y su terror no me espante.
35 Entonces hablaré, y no
le temeré;
Porque en este estado no
estoy en mí.
Job
lamenta su condición
JOB 10
1 Está mi alma hastiada de
mi vida;
Daré libre curso a mi
queja,
Hablaré con amargura de mi
alma.
2 Diré a Dios:
No me condenes;
Hazme entender por qué
contiendes conmigo.
3 ¿Te parece bien que
oprimas,
Que deseches la obra de
tus manos,
Y que favorezcas los
designios de los impíos?
4 ¿Tienes tú acaso ojos de
carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
5 ¿Son tus días como los
días del hombre,
O tus años como los
tiempos humanos,
6 Para que inquieras mi
iniquidad,
Y busques mi pecado,
7 Aunque tú sabes que no
soy impío,
Y que no hay quien de tu
mano me libre?
8 Tus manos me hicieron y
me formaron;
¿Y luego te vuelves y me
deshaces?
9 Acuérdate que como a
barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de
volver?
10 ¿No me vaciaste como
leche,
Y como queso me cuajaste?
11 Me vestiste de piel y
carne,
Y me tejiste con huesos y
nervios.
12 Vida y misericordia me
concediste,
Y tu cuidado guardó mi
espíritu.
13 Estas cosas tienes
guardadas en tu corazón;
Yo sé que están cerca de
ti.
14 Si pequé, tú me has
observado,
Y no me tendrás por limpio
de mi iniquidad.
15 Si fuere malo, ¡ay de
mí!
Y si fuere justo, no
levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de
deshonra, y de verme afligido.
16 Si mi cabeza se alzare,
cual león tú me cazas;
Y vuelves a hacer en mí
maravillas.
17 Renuevas contra mí tus
pruebas,
Y aumentas conmigo tu
furor como tropas de relevo.
18 ¿Por qué me sacaste de
la matriz?
Hubiera yo expirado, y
ningún ojo me habría visto.
19 Fuera como si nunca
hubiera existido,
Llevado del vientre a la
sepultura.
20 ¿No son pocos mis días?
Cesa, pues, y déjame, para
que me consuele un poco,
21 Antes que vaya para no
volver,
A la tierra de tinieblas y
de sombra de muerte;
22 Tierra de oscuridad,
lóbrega,
Como sombra de muerte y
sin orden,
Y cuya luz es como densas
tinieblas.
Zofar
acusa de maldad a Job
JOB 11
1 Respondió Zofar
naamatita, y dijo:
2 ¿Las muchas palabras no
han de tener respuesta?
¿Y el hombre que habla
mucho será justificado?
3 ¿Harán tus falacias
callar a los hombres?
¿Harás escarnio y no habrá
quien te avergüence?
4 Tú dices:
Mi doctrina es pura,
Y yo soy limpio delante de
tus ojos.
5 Mas ¡oh, quién diera que
Dios hablara,
Y abriera sus labios
contigo,
6 Y te declarara los
secretos de la sabiduría,
Que son de doble valor que
las riquezas!
Conocerías entonces que
Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
7 ¿Descubrirás tú los
secretos de Dios?
¿Llegarás tú a la
perfección del Todopoderoso?
8 Es más alta que los
cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el
Seol; ¿cómo la conocerás?
9 Su dimensión es más
extensa que la tierra,
Y más ancha que el mar.
10 Si él pasa, y
aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá
contrarrestarle?
11 Porque él conoce a los
hombres vanos;
Ve asimismo la iniquidad,
¿y no hará caso?
12 El hombre vano se hará
entendido,
Cuando un pollino de asno
montés nazca hombre.
13 Si tú dispusieres tu
corazón,
Y extendieres a él tus
manos;
14 Si alguna iniquidad
hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no consintieres que more
en tu casa la injusticia,
15 Entonces levantarás tu
rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada
temerás;
16 Y olvidarás tu miseria,
O te acordarás de ella
como de aguas que pasaron.
17 La vida te será más
clara que el mediodía;
Aunque oscureciere, será
como la mañana.
18 Tendrás confianza,
porque hay esperanza;
Mirarás alrededor, y
dormirás seguro.
19 Te acostarás, y no
habrá quien te espante;
Y muchos suplicarán tu
favor.
20 Pero los ojos de los
malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será dar su
último suspiro.
Job
proclama el poder y la sabiduría de Dios
JOB 12
1 Respondió entonces Job,
diciendo:
2 Ciertamente vosotros
sois el pueblo,
Y con vosotros morirá la
sabiduría.
3 También tengo yo
entendimiento como vosotros;
No soy yo menos que
vosotros;
¿Y quién habrá que no
pueda decir otro tanto?
4 Yo soy uno de quien su
amigo se mofa,
Que invoca a Dios, y él le
responde;
Con todo, el justo y
perfecto es escarnecido.
5 Aquel cuyos pies van a
resbalar
Es como una lámpara
despreciada de aquel que está a sus anchas.
6 Prosperan las tiendas de
los ladrones,
Y los que provocan a Dios
viven seguros,
En cuyas manos él ha
puesto cuanto tienen.
7 Y en efecto, pregunta
ahora a las bestias, y ellas te enseñarán;
A las aves de los cielos,
y ellas te lo mostrarán;
8 O habla a la tierra, y
ella te enseñará;
Los peces del mar te lo
declararán también.
9 ¿Qué cosa de todas estas
no entiende
Que la mano de Jehová la
hizo?
10 En su mano está el alma
de todo viviente,
Y el hálito de todo el
género humano.
11 Ciertamente el oído
distingue las palabras,
Y el paladar gusta las
viandas.
12 En los ancianos está la
ciencia,
Y en la larga edad la
inteligencia.
13 Con Dios está la
sabiduría y el poder;
Suyo es el consejo y la
inteligencia.
14 Si él derriba, no hay
quien edifique;
Encerrará al hombre, y no
habrá quien le abra.
15 Si él detiene las
aguas, todo se seca;
Si las envía, destruyen la
tierra.
16 Con él está el poder y
la sabiduría;
Suyo es el que yerra, y el
que hace errar.
17 El hace andar
despojados de consejo a los consejeros,
Y entontece a los jueces.
18 El rompe las cadenas de
los tiranos,
Y les ata una soga a sus
lomos.
19 El lleva despojados a
los príncipes,
Y trastorna a los
poderosos.
20 Priva del habla a los
que dicen verdad,
Y quita a los ancianos el
consejo.
21 El derrama menosprecio
sobre los príncipes,
Y desata el cinto de los
fuertes.
22 El descubre las
profundidades de las tinieblas,
Y saca a luz la sombra de
muerte.
23 El multiplica las
naciones, y él las destruye;
Esparce a las naciones, y
las vuelve a reunir.
24 El quita el
entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra,
Y los hace vagar como por
un yermo sin camino.
25 Van a tientas, como en
tinieblas y sin luz,
Y los hace errar como
borrachos.
Job
defiende su integridad
JOB 13
1 He aquí que todas estas
cosas han visto mis ojos,
Y oído y entendido mis
oídos.
2 Como vosotros lo sabéis,
lo sé yo;
No soy menos que vosotros.
3 Mas yo hablaría con el
Todopoderoso,
Y querría razonar con
Dios.
4 Porque ciertamente
vosotros sois fraguadores de mentira;
Sois todos vosotros
médicos nulos.
5 Ojalá callarais por
completo,
Porque esto os fuera
sabiduría.
6 Oíd ahora mi
razonamiento,
Y estad atentos a los
argumentos de mis labios.
7 ¿Hablaréis iniquidad por
Dios?
¿Hablaréis por él engaño?
8 ¿Haréis acepción de
personas a su favor?
¿Contenderéis vosotros por
Dios?
9 ¿Sería bueno que él os
escudriñase?
¿Os burlaréis de él como
quien se burla de algún hombre?
10 El os reprochará de
seguro,
Si solapadamente hacéis
acepción de personas.
11 De cierto su alteza os
habría de espantar,
Y su pavor habría de caer
sobre vosotros.
12 Vuestras máximas son
refranes de ceniza,
Y vuestros baluartes son
baluartes de lodo.
13 Escuchadme, y hablaré
yo,
Y que me venga después lo
que viniere.
14 ¿Por qué quitaré yo mi
carne con mis dientes,
Y tomaré mi vida en mi
mano?
15 He aquí, aunque él me
matare, en él esperaré;
No obstante, defenderé
delante de él mis caminos,
16 Y él mismo será mi
salvación,
Porque no entrará en su
presencia el impío.
17 Oíd con atención mi
razonamiento,
Y mi declaración entre en
vuestros oídos.
18 He aquí ahora, si yo
expusiere mi causa,
Sé que seré justificado.
19 ¿Quién es el que
contenderá conmigo?
Porque si ahora yo
callara, moriría.
20 A lo menos dos cosas no
hagas conmigo;
Entonces no me esconderé
de tu rostro:
21 Aparta de mí tu mano,
Y no me asombre tu terror.
22 Llama luego, y yo
responderé;
O yo hablaré, y respóndeme
tú.
23 ¿Cuántas iniquidades y
pecados tengo yo?
Hazme entender mi
transgresión y mi pecado.
24 ¿Por qué escondes tu
rostro,
Y me cuentas por tu
enemigo?
25 ¿A la hoja arrebatada
has de quebrantar,
Y a una paja seca has de
perseguir?
26 ¿Por qué escribes
contra mí amarguras,
Y me haces cargo de los
pecados de mi juventud?
27 Pones además mis pies
en el cepo, y observas todos mis caminos,
Trazando un límite para
las plantas de mis pies.
28 Y mi cuerpo se va
gastando como de carcoma,
Como vestido que roe la
polilla.
Job
discurre sobre la brevedad de la vida
JOB 14
1 El hombre nacido de
mujer,
Corto de días, y hastiado
de sinsabores,
2 Sale como una flor y es
cortado,
Y huye como la sombra y no
permanece.
3 ¿Sobre éste abres tus
ojos,
Y me traes a juicio
contigo?
4 ¿Quién hará limpio a lo
inmundo?
Nadie.
5 Ciertamente sus días
están determinados,
Y el número de sus meses
está cerca de ti;
Le pusiste límites, de los
cuales no pasará.
6 Si tú lo abandonares, él
dejará de ser;
Entre tanto deseará, como
el jornalero, su día.
7 Porque si el árbol fuere
cortado, aún queda de él esperanza;
Retoñará aún, y sus
renuevos no faltarán.
8 Si se envejeciere en la
tierra su raíz,
Y su tronco fuere muerto
en el polvo,
9 Al percibir el agua
reverdecerá,
Y hará copa como planta
nueva.
10 Mas el hombre morirá, y
será cortado;
Perecerá el hombre, ¿y
dónde estará él?
11 Como las aguas se van
del mar,
Y el río se agota y se
seca,
12 Así el hombre yace y no
vuelve a levantarse;
Hasta que no haya cielo,
no despertarán,
Ni se levantarán de su
sueño.
13 ¡Oh, quién me diera que
me escondieses en el Seol,
Que me encubrieses hasta
apaciguarse tu ira,
Que me pusieses plazo, y
de mí te acordaras!
14 Si el hombre muriere,
¿volverá a vivir?
Todos los días de mi edad
esperaré,
Hasta que venga mi
liberación.
15 Entonces llamarás, y yo
te responderé;
Tendrás afecto a la
hechura de tus manos.
16 Pero ahora me cuentas
los pasos,
Y no das tregua a mi
pecado;
17 Tienes sellada en saco
mi prevaricación,
Y tienes cosida mi
iniquidad.
18 Ciertamente el monte
que cae se deshace,
Y las peñas son removidas
de su lugar;
19 Las piedras se
desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
De igual manera haces tú
perecer la esperanza del hombre.
20 Para siempre serás más
fuerte que él, y él se va;
Demudarás su rostro, y le
despedirás.
21 Sus hijos tendrán
honores, pero él no lo sabrá;
O serán humillados, y no
entenderá de ello.
22 Mas su carne sobre él
se dolerá,
Y se entristecerá en él su
alma.
Elifaz reprende a Job
JOB 15
1 Respondió Elifaz
temanita, y dijo:
2 ¿Proferirá el sabio vana
sabiduría,
Y llenará su vientre de
viento solano?
3 ¿Disputará con palabras
inútiles,
Y con razones sin
provecho?
4 Tú también disipas el
temor,
Y menoscabas la oración
delante de Dios.
5 Porque tu boca declaró
tu iniquidad,
Pues has escogido el
hablar de los astutos.
6 Tu boca te condenará, y
no yo;
Y tus labios testificarán
contra ti.
7 ¿Naciste tú primero que
Adán?
¿O fuiste formado antes
que los collados?
8 ¿Oíste tú el secreto de
Dios,
Y está limitada a ti la
sabiduría?
9 ¿Qué sabes tú que no
sepamos?
¿Qué entiendes tú que no
se halle en nosotros?
10 Cabezas canas y hombres
muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en
días que tu padre.
11 ¿En tan poco tienes las
consolaciones de Dios,
Y las palabras que con
dulzura se te dicen?
12 ¿Por qué tu corazón te
aleja,
Y por qué guiñan tus ojos,
13 Para que contra Dios
vuelvas tu espíritu,
Y saques tales palabras de
tu boca?
14 ¿Qué cosa es el hombre
para que sea limpio,
Y para que se justifique
el nacido de mujer?
15 He aquí, en sus santos
no confía,
Y ni aun los cielos son
limpios delante de sus ojos;
16 ¿Cuánto menos el hombre
abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como
agua?
17 Escúchame; yo te
mostraré,
Y te contaré lo que he
visto;
18 Lo que los sabios nos
contaron
De sus padres, y no lo
encubrieron;
19 A quienes únicamente
fue dada la tierra,
Y no pasó extraño por en
medio de ellos.
20 Todos sus días, el
impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años
está escondido para el violento.
21 Estruendos espantosos
hay en sus oídos;
En la prosperidad el
asolador vendrá sobre él.
22 El no cree que volverá
de las tinieblas,
Y descubierto está para la
espada.
23 Vaga alrededor tras el
pan, diciendo:
¿En dónde está?
Sabe que le está preparado
día de tinieblas.
24 Tribulación y angustia
le turbarán,
Y se esforzarán contra él
como un rey dispuesto para la batalla,
25 Por cuanto él extendió
su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia
contra el Todopoderoso.
26 Corrió contra él con
cuello erguido,
Con la espesa barrera de
sus escudos.
27 Porque la gordura
cubrió su rostro,
E hizo pliegues sobre sus
ijares;
28 Y habitó las ciudades
asoladas,
Las casas inhabitadas,
Que estaban en ruinas.
29 No prosperará, ni
durarán sus riquezas,
Ni extenderá por la tierra
su hermosura.
30 No escapará de las
tinieblas;
La llama secará sus ramas,
Y con el aliento de su
boca perecerá.
31 No confíe el iluso en
la vanidad,
Porque ella será su
recompensa.
32 El será cortado antes
de su tiempo,
Y sus renuevos no
reverdecerán.
33 Perderá su agraz como
la vid,
Y derramará su flor como
el olivo.
34 Porque la congregación
de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las
tiendas de soborno.
35 Concibieron dolor,
dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas traman
engaño.
Job se
queja contra Dios
JOB 16
1 Respondió Job, y dijo:
2 Muchas veces he oído
cosas como estas;
Consoladores molestos sois
todos vosotros.
3 ¿Tendrán fin las
palabras vacías?
¿O qué te anima a
responder?
4 También yo podría hablar
como vosotros,
Si vuestra alma estuviera
en lugar de la mía;
Yo podría hilvanar contra
vosotros palabras,
Y sobre vosotros mover mi
cabeza.
5 Pero yo os alentaría con
mis palabras,
Y la consolación de mis
labios apaciguaría vuestro dolor.
6 Si hablo, mi dolor no
cesa;
Y si dejo de hablar, no se
aparta de mí.
7 Pero ahora tú me has
fatigado;
Has asolado toda mi
compañía.
8 Tú me has llenado de
arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí
para testificar en mi rostro.
9 Su furor me despedazó, y
me ha sido contrario;
Crujió sus dientes contra
mí;
Contra mí aguzó sus ojos
mi enemigo.
10 Abrieron contra mí su
boca;
Hirieron mis mejillas con
afrenta;
Contra mí se juntaron
todos.
11 Me ha entregado Dios al
mentiroso,
Y en las manos de los
impíos me hizo caer.
12 Próspero estaba, y me
desmenuzó;
Me arrebató por la cerviz
y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo.
13 Me rodearon sus
flecheros,
Partió mis riñones, y no
perdonó;
Mi hiel derramó por
tierra.
14 Me quebrantó de
quebranto en quebranto;
Corrió contra mí como un
gigante.
15 Cosí cilicio sobre mi
piel,
Y puse mi cabeza en el
polvo.
16 Mi rostro está
inflamado con el lloro,
Y mis párpados
entenebrecidos,
17 A pesar de no haber
iniquidad en mis manos,
Y de haber sido mi oración
pura.
18 ¡Oh tierra! no cubras
mi sangre,
Y no haya lugar para mi
clamor.
19 Mas he aquí que en los
cielos está mi testigo,
Y mi testimonio en las
alturas.
20 Disputadores son mis
amigos;
Mas ante Dios derramaré
mis lágrimas.
21 ¡Ojalá pudiese disputar
el hombre con Dios,
Como con su prójimo!
22 Mas los años contados
vendrán,
Y yo iré por el camino de
donde no volveré.
JOB 17
1 Mi aliento se agota, se
acortan mis días,
Y me está preparado el
sepulcro.
2 No hay conmigo sino
escarnecedores,
En cuya amargura se
detienen mis ojos.
3 Dame fianza, oh Dios;
sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría
responder por mí?
4 Porque a éstos has
escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los
exaltarás.
5 Al que denuncia a sus
amigos como presa,
Los ojos de sus hijos
desfallecerán.
6 El me ha puesto por
refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido
como tamboril.
7 Mis ojos se oscurecieron
por el dolor,
Y mis pensamientos todos
son como sombra.
8 Los rectos se
maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará
contra el impío.
9 No obstante, proseguirá
el justo su camino,
Y el limpio de manos
aumentará la fuerza.
10 Pero volved todos
vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre
vosotros sabio.
11 Pasaron mis días,
fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi
corazón.
12 Pusieron la noche por
día,
Y la luz se acorta delante
de las tinieblas.
13 Si yo espero, el Seol
es mi casa;
Haré mi cama en las
tinieblas.
14 A la corrupción he
dicho:
Mi padre eres tú;
A los gusanos:
Mi madre y mi hermana.
15 ¿Dónde, pues, estará
ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la
verá?
16 A la profundidad del
Seol descenderán,
Y juntamente descansarán
en el polvo.
Bildad
describe la suerte de los malos
JOB 18
1 Respondió Bildad suhita,
y dijo:
2 ¿Cuándo pondréis fin a
las palabras?
Entended, y después
hablemos.
3 ¿Por qué somos tenidos
por bestias,
Y a vuestros ojos somos
viles?
4 Oh tú, que te despedazas
en tu furor,
¿Será abandonada la tierra
por tu causa,
Y serán removidas de su
lugar las peñas?
5 Ciertamente la luz de
los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la
centella de su fuego.
6 La luz se oscurecerá en
su tienda,
Y se apagará sobre él su
lámpara.
7 Sus pasos vigorosos
serán acortados,
Y su mismo consejo lo
precipitará.
8 Porque red será echada a
sus pies,
Y sobre mallas andará.
9 Lazo prenderá su
calcañar;
Se afirmará la trampa
contra él.
10 Su cuerda está
escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en
la senda.
11 De todas partes lo
asombrarán temores,
Y le harán huir
desconcertado.
12 Serán gastadas de
hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará
preparado quebrantamiento.
13 La enfermedad roerá su
piel,
Y a sus miembros devorará
el primogénito de la muerte.
14 Su confianza será
arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos
será conducido.
15 En su tienda morará
como si no fuese suya;
Piedra de azufre será
esparcida sobre su morada.
16 Abajo se secarán sus
raíces,
Y arriba serán cortadas
sus ramas.
17 Su memoria perecerá de
la tierra,
Y no tendrá nombre por las
calles.
18 De la luz será lanzado
a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo.
19 No tendrá hijo ni nieto
en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus
moradas.
20 Sobre su día se
espantarán los de occidente,
Y pavor caerá sobre los de
oriente.
21 Ciertamente tales son
las moradas del impío,
Y este será el lugar del
que no conoció a Dios.
Job
confía en que Dios lo justificará
JOB 19
1 Respondió entonces Job,
y dijo:
2 ¿Hasta cuándo
angustiaréis mi alma,
Y me moleréis con
palabras?
3 Ya me habéis vituperado
diez veces;
¿No os avergonzáis de
injuriarme?
4 Aun siendo verdad que yo
haya errado,
Sobre mí recaería mi
error.
5 Pero si vosotros os
engrandecéis contra mí,
Y contra mí alegáis mi
oprobio,
6 Sabed ahora que Dios me
ha derribado,
Y me ha envuelto en su
red.
7 He aquí, yo clamaré
agravio, y no seré oído;
Daré voces, y no habrá
juicio.
8 Cercó de vallado mi
camino, y no pasaré;
Y sobre mis veredas puso
tinieblas.
9 Me ha despojado de mi
gloria,
Y quitado la corona de mi
cabeza.
10 Me arruinó por todos
lados, y perezco;
Y ha hecho pasar mi
esperanza como árbol arrancado.
11 Hizo arder contra mí su
furor,
Y me contó para sí entre
sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos
a una, y se atrincheraron en mí,
Y acamparon en derredor de
mi tienda.
13 Hizo alejar de mí a mis
hermanos,
Y mis conocidos como
extraños se apartaron de mí.
14 Mis parientes se
detuvieron,
Y mis conocidos se
olvidaron de mí.
15 Los moradores de mi
casa y mis criadas me tuvieron por extraño;
Forastero fui yo a sus
ojos.
16 Llamé a mi siervo, y no
respondió;
De mi propia boca le
suplicaba.
17 Mi aliento vino a ser
extraño a mi mujer,
Aunque por los hijos de
mis entrañas le rogaba.
18 Aun los muchachos me
menospreciaron;
Al levantarme, hablaban
contra mí.
19 Todos mis íntimos
amigos me aborrecieron,
Y los que yo amaba se
volvieron contra mí.
20 Mi piel y mi carne se
pegaron a mis huesos,
Y he escapado con sólo la
piel de mis dientes.
21 ¡Oh, vosotros mis
amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me
ha tocado.
22 ¿Por qué me perseguís
como Dios,
Y ni aun de mi carne os
saciáis?
23 ¡Quién diese ahora que
mis palabras fuesen escritas!
¡Quién diese que se
escribiesen en un libro;
24 Que con cincel de
hierro y con plomo
Fuesen esculpidas en
piedra para siempre!
25 Yo sé que mi Redentor
vive,
Y al fin se levantará
sobre el polvo;
26 Y después de deshecha
esta mi piel,
En mi carne he de ver a
Dios;
27 Al cual veré por mí
mismo,
Y mis ojos lo verán, y no
otro,
Aunque mi corazón
desfallece dentro de mí.
28 Mas debierais decir:
¿Por qué le perseguimos?
Ya que la raíz del asunto
se halla en mí.
29 Temed vosotros delante
de la espada;
Porque sobreviene el furor
de la espada a causa de las injusticias,
Para que sepáis que hay un
juicio.
Zofar
describe las calamidades de los malos
JOB 20
1 Respondió Zofar
naamatita, y dijo:
2 Por cierto mis
pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro.
3 La reprensión de mi
censura he oído,
Y me hace responder el
espíritu de mi inteligencia.
4 ¿No sabes esto, que así
fue siempre,
Desde el tiempo que fue
puesto el hombre sobre la tierra,
5 Que la alegría de los
malos es breve,
Y el gozo del impío por un
momento?
6 Aunque subiere su
altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las
nubes,
7 Como su estiércol,
perecerá para siempre;
Los que le hubieren visto
dirán:
¿Qué hay de él?
8 Como sueño volará, y no
será hallado,
Y se disipará como visión
nocturna.
9 El ojo que le veía,
nunca más le verá,
Ni su lugar le conocerá
más.
10 Sus hijos solicitarán
el favor de los pobres,
Y sus manos devolverán lo
que él robó.
11 Sus huesos están llenos
de su juventud,
Mas con él en el polvo
yacerán.
12 Si el mal se endulzó en
su boca,
Si lo ocultaba debajo de
su lengua,
13 Si le parecía bien, y
no lo dejaba,
Sino que lo detenía en su
paladar;
14 Su comida se mudará en
sus entrañas;
Hiel de áspides será
dentro de él.
15 Devoró riquezas, pero
las vomitará;
De su vientre las sacará
Dios.
16 Veneno de áspides
chupará;
Lo matará lengua de
víbora.
17 No verá los arroyos,
los ríos,
Los torrentes de miel y de
leche.
18 Restituirá el trabajo
conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni
gozará.
19 Por cuanto quebrantó y
desamparó a los pobres,
Robó casas, y no las
edificó;
20 Por tanto, no tendrá
sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de lo que
codiciaba.
21 No quedó nada que no
comiese;
Por tanto, su bienestar no
será duradero.
22 En el colmo de su
abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los
malvados vendrá sobre él.
23 Cuando se pusiere a
llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el
ardor de su ira,
Y la hará llover sobre él
y sobre su comida.
24 Huirá de las armas de
hierro,
Y el arco de bronce le
atravesará.
25 La saeta le traspasará
y saldrá de su cuerpo,
Y la punta relumbrante
saldrá por su hiel;
Sobre él vendrán terrores.
26 Todas las tinieblas
están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los
consumirá;
Devorará lo que quede en
su tienda.
27 Los cielos descubrirán
su iniquidad,
Y la tierra se levantará
contra él.
28 Los renuevos de su casa
serán transportados;
Serán esparcidos en el día
de su furor.
29 Esta es la porción que
Dios prepara al hombre impío,
Y la heredad que Dios le
señala por su palabra.
Job
afirma que los malos prosperan
JOB 21
1 Entonces respondió Job,
y dijo:
2 Oíd atentamente mi
palabra,
Y sea esto el consuelo que
me deis.
3 Toleradme, y yo hablaré;
Y después que haya
hablado, escarneced.
4 ¿Acaso me quejo yo de
algún hombre?
¿Y por qué no se ha de
angustiar mi espíritu?
5 Miradme, y espantaos,
Y poned la mano sobre la
boca.
6 Aun yo mismo, cuando me
acuerdo, me asombro,
Y el temblor estremece mi
carne.
7 ¿Por qué viven los
impíos,
Y se envejecen, y aun
crecen en riquezas?
8 Su descendencia se
robustece a su vista,
Y sus renuevos están
delante de sus ojos.
9 Sus casas están a salvo
de temor,
Ni viene azote de Dios
sobre ellos.
10 Sus toros engendran, y
no fallan;
Paren sus vacas, y no
malogran su cría.
11 Salen sus pequeñuelos
como manada,
Y sus hijos andan
saltando.
12 Al son de tamboril y de
cítara saltan,
Y se regocijan al son de
la flauta.
13 Pasan sus días en
prosperidad,
Y en paz descienden al
Seol.
14 Dicen, pues, a Dios:
Apártate de nosotros,
Porque no queremos el
conocimiento de tus caminos.
15 ¿Quién es el
Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará
que oremos a él?
16 He aquí que su bien no
está en mano de ellos;
El consejo de los impíos
lejos esté de mí.
17 ¡Oh, cuántas veces la
lámpara de los impíos es apagada,
Y viene sobre ellos su
quebranto,
Y Dios en su ira les
reparte dolores!
18 Serán como la paja
delante del viento,
Y como el tamo que
arrebata el torbellino.
19 Dios guardará para los
hijos de ellos su violencia;
Le dará su pago, para que
conozca.
20 Verán sus ojos su
quebranto,
Y beberá de la ira del
Todopoderoso.
21 Porque ¿qué deleite
tendrá él de su casa después de sí,
Siendo cortado el número
de sus meses?
22 ¿Enseñará alguien a
Dios sabiduría,
Juzgando él a los que
están elevados?
23 Este morirá en el vigor
de su hermosura, todo quieto y pacífico;
24 Sus vasijas estarán
llenas de leche,
Y sus huesos serán regados
de tuétano.
25 Y este otro morirá en
amargura de ánimo,
Y sin haber comido jamás
con gusto.
26 Igualmente yacerán
ellos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán.
27 He aquí, yo conozco
vuestros pensamientos,
Y las imaginaciones que
contra mí forjáis.
28 Porque decís:
¿Qué hay de la casa del
príncipe,
Y qué de la tienda de las
moradas de los impíos?
29 ¿No habéis preguntado a
los que pasan por los caminos,
Y no habéis conocido su
respuesta,
30 Que el malo es
preservado en el día de la destrucción?
Guardado será en el día de
la ira.
31 ¿Quién le denunciará en
su cara su camino?
Y de lo que él hizo,
¿quién le dará el pago?
32 Porque llevado será a
los sepulcros,
Y sobre su túmulo estarán
velando.
33 Los terrones del valle
le serán dulces;
Tras de él será llevado
todo hombre,
Y antes de él han ido
innumerables.
34 ¿Cómo, pues, me
consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras
respuestas en falacia?
Elifaz
acusa a Job de gran maldad
JOB 22
1 Respondió Elifaz
temanita, y dijo:
2 ¿Traerá el hombre
provecho a Dios?
Al contrario, para sí
mismo es provechoso el hombre sabio.
3 ¿Tiene contentamiento el
Omnipotente en que tú seas justificado,
O provecho de que tú hagas
perfectos tus caminos?
4 ¿Acaso te castiga,
O viene a juicio contigo,
a causa de tu piedad?
5 Por cierto tu malicia es
grande,
Y tus maldades no tienen
fin.
6 Porque sacaste prenda a
tus hermanos sin causa,
Y despojaste de sus ropas
a los desnudos.
7 No diste de beber agua
al cansado,
Y detuviste el pan al
hambriento.
8 Pero el hombre pudiente
tuvo la tierra,
Y habitó en ella el
distinguido.
9 A las viudas enviaste
vacías,
Y los brazos de los
huérfanos fueron quebrados.
10 Por tanto, hay lazos
alrededor de ti,
Y te turba espanto
repentino;
11 O tinieblas, para que
no veas,
Y abundancia de agua te
cubre.
12 ¿No está Dios en la
altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las
estrellas, cuán elevadas están.
13 ¿Y dirás tú:
¿Qué sabe Dios?
¿Cómo juzgará a través de
la oscuridad?
14 Las nubes le rodearon,
y no ve;
Y por el circuito del
cielo se pasea.
15 ¿Quieres tú seguir la
senda antigua
Que pisaron los hombres
perversos,
16 Los cuales fueron
cortados antes de tiempo,
Cuyo fundamento fue como
un río derramado?
17 Decían a Dios:
Apártate de nosotros.
¿Y qué les había hecho el
Omnipotente?
18 Les había colmado de
bienes sus casas.
Pero sea el consejo de
ellos lejos de mí.
19 Verán los justos y se
gozarán;
Y el inocente los
escarnecerá, diciendo:
20 Fueron destruidos
nuestros adversarios,
Y el fuego consumió lo que
de ellos quedó.
21 Vuelve ahora en amistad
con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien.
22 Toma ahora la ley de su
boca,
Y pon sus palabras en tu
corazón.
23 Si te volvieres al
Omnipotente, serás edificado;
Alejarás de tu tienda la
aflicción;
24 Tendrás más oro que
tierra,
Y como piedras de arroyos
oro de Ofir;
25 El Todopoderoso será tu
defensa,
Y tendrás plata en
abundancia.
26 Porque entonces te
deleitarás en el Omnipotente,
Y alzarás a Dios tu
rostro.
27 Orarás a él, y él te
oirá;
Y tú pagarás tus votos.
28 Determinarás asimismo
una cosa, y te será firme,
Y sobre tus caminos
resplandecerá luz.
29 Cuando fueren abatidos,
dirás tú:
Enaltecimiento habrá;
Y Dios salvará al humilde
de ojos.
30 El libertará al
inocente,
Y por la limpieza de tus
manos éste será librado.
Job
desea abogar su causa delante de Dios
JOB 23
1 Respondió Job, y dijo:
2 Hoy también hablaré con
amargura;
Porque es más grave mi
llaga que mi gemido.
3 ¡Quién me diera el saber
dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su silla.
4 Expondría mi causa
delante de él,
Y llenaría mi boca de
argumentos.
5 Yo sabría lo que él me
respondiese,
Y entendería lo que me
dijera.
6 ¿Contendería conmigo con
grandeza de fuerza?
No; antes él me atendería.
7 Allí el justo razonaría
con él;
Y yo escaparía para
siempre de mi juez.
8 He aquí yo iré al
oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo
percibiré;
9 Si muestra su poder al
norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no
lo veré.
10 Mas él conoce mi
camino;
Me probará, y saldré como
oro.
11 Mis pies han seguido
sus pisadas;
Guardé su camino, y no me
aparté.
12 Del mandamiento de sus
labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su
boca más que mi comida.
13 Pero si él determina
una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo.
14 El, pues, acabará lo
que ha determinado de mí;
Y muchas cosas como estas
hay en él.
15 Por lo cual yo me
espanto en su presencia;
Cuando lo considero,
tiemblo a causa de él.
16 Dios ha enervado mi
corazón,
Y me ha turbado el
Omnipotente.
17 ¿Por qué no fui yo
cortado delante de las tinieblas,
Ni fue cubierto con
oscuridad mi rostro?
Job se
queja de que Dios es indiferente ante la maldad
JOB 24
1 Puesto que no son
ocultos los tiempos al Todopoderoso,
¿Por qué los que le
conocen no ven sus días?
2 Traspasan los linderos,
Roban los ganados, y los
apacientan.
3 Se llevan el asno de los
huérfanos,
Y toman en prenda el buey
de la viuda.
4 Hacen apartar del camino
a los menesterosos,
Y todos los pobres de la
tierra se esconden.
5 He aquí, como asnos
monteses en el desierto,
Salen a su obra madrugando
para robar;
El desierto es
mantenimiento de sus hijos.
6 En el campo siegan su
pasto,
Y los impíos vendimian la
viña ajena.
7 Al desnudo hacen dormir
sin ropa,
Sin tener cobertura contra
el frío.
8 Con las lluvias de los
montes se mojan,
Y abrazan las peñas por
falta de abrigo.
9 Quitan el pecho a los
huérfanos,
Y de sobre el pobre toman
la prenda.
10 Al desnudo hacen andar
sin vestido,
Y a los hambrientos quitan
las gavillas.
11 Dentro de sus paredes
exprimen el aceite,
Pisan los lagares, y
mueren de sed.
12 Desde la ciudad gimen
los moribundos,
Y claman las almas de los
heridos de muerte,
Pero Dios no atiende su
oración.
13 Ellos son los que,
rebeldes a la luz,
Nunca conocieron sus
caminos,
Ni estuvieron en sus
veredas.
14 A la luz se levanta el
matador; mata al pobre y al necesitado,
Y de noche es como ladrón.
15 El ojo del adúltero
está aguardando la noche,
Diciendo:
No me verá nadie;
Y esconde su rostro.
16 En las tinieblas minan
las casas
Que de día para sí
señalaron;
No conocen la luz.
17 Porque la mañana es
para todos ellos como sombra de muerte;
Si son conocidos, terrores
de sombra de muerte los toman.
18 Huyen ligeros como
corriente de aguas;
Su porción es maldita en
la tierra;
No andarán por el camino
de las viñas.
19 La sequía y el calor
arrebatan las aguas de la nieve;
Así también el Seol a los
pecadores.
20 Los olvidará el seno
materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura;
Nunca más habrá de ellos
memoria,
Y como un árbol los impíos
serán quebrantados.
21 A la mujer estéril, que
no concebía, afligió,
Y a la viuda nunca hizo
bien.
22 Pero a los fuertes
adelantó con su poder;
Una vez que se levante,
ninguno está seguro de la vida.
23 El les da seguridad y
confianza;
Sus ojos están sobre los
caminos de ellos.
24 Fueron exaltados un
poco, mas desaparecen,
Y son abatidos como todos
los demás;
Serán encerrados, y
cortados como cabezas de espigas.
25 Y si no, ¿quién me
desmentirá ahora,
O reducirá a nada mis
palabras?
Bildad
niega que el hombre pueda ser justificado delante de Dios
JOB 25
1 Respondió Bildad suhita,
y dijo:
2 El señorío y el temor
están con él;
El hace paz en sus
alturas.
3 ¿Tienen sus ejércitos
número?
¿Sobre quién no está su
luz?
4 ¿Cómo, pues, se
justificará el hombre para con Dios?
¿Y cómo será limpio el que
nace de mujer?
5 He aquí que ni aun la
misma luna será resplandeciente,
Ni las estrellas son
limpias delante de sus ojos;
6 ¿Cuánto menos el hombre,
que es un gusano,
Y el hijo de hombre,
también gusano?
Job
proclama la soberanía de Dios
JOB 26
1 Respondió Job, y dijo:
2 ¿En qué ayudaste al que
no tiene poder?
¿Cómo has amparado al
brazo sin fuerza?
3 ¿En qué aconsejaste al
que no tiene ciencia,
Y qué plenitud de
inteligencia has dado a conocer?
4 ¿A quién has anunciado
palabras,
Y de quién es el espíritu
que de ti procede?
5 Las sombras tiemblan en
lo profundo,
Los mares y cuanto en
ellos mora.
6 El Seol está descubierto
delante de él, y el Abadón no tiene cobertura.
7 El extiende el norte
sobre vacío,
Cuelga la tierra sobre
nada.
8 Ata las aguas en sus
nubes,
Y las nubes no se rompen
debajo de ellas.
9 El encubre la faz de su
trono,
Y sobre él extiende su
nube.
10 Puso límite a la
superficie de las aguas,
Hasta el fin de la luz y
las tinieblas.
11 Las columnas del cielo
tiemblan,
Y se espantan a su
reprensión.
12 El agita el mar con su
poder,
Y con su entendimiento
hiere la arrogancia suya.
13 Su espíritu adornó los
cielos;
Su mano creó la serpiente
tortuosa.
14 He aquí, estas cosas
son sólo los bordes de sus caminos;
¡Y cuán leve es el susurro
que hemos oído de él!
Pero el trueno de su
poder, ¿quién lo puede comprender?
Job
describe el castigo de los malos
JOB 27
1 Reasumió Job su
discurso, y dijo:
2 Vive Dios, que ha
quitado mi derecho,
Y el Omnipotente, que
amargó el alma mía,
3 Que todo el tiempo que
mi alma esté en mí,
Y haya hálito de Dios en
mis narices,
4 Mis labios no hablarán
iniquidad,
Ni mi lengua pronunciará
engaño.
5 Nunca tal acontezca que
yo os justifique;
Hasta que muera, no
quitaré de mí mi integridad.
6 Mi justicia tengo asida,
y no la cederé;
No me reprochará mi
corazón en todos mis días.
7 Sea como el impío mi
enemigo,
Y como el inicuo mi
adversario.
8 Porque ¿cuál es la
esperanza del impío, por mucho que hubiere robado,
Cuando Dios le quitare la
vida?
9 ¿Oirá Dios su clamor
Cuando la tribulación
viniere sobre él?
10 ¿Se deleitará en el
Omnipotente?
¿Invocará a Dios en todo
tiempo?
11 Yo os enseñaré en
cuanto a la mano de Dios;
No esconderé lo que hay
para con el Omnipotente.
12 He aquí que todos
vosotros lo habéis visto;
¿Por qué, pues, os habéis
hecho tan enteramente vanos?
13 Esta es para con Dios
la porción del hombre impío,
Y la herencia que los
violentos han de recibir del Omnipotente:
14 Si sus hijos fueren
multiplicados, serán para la espada;
Y sus pequeños no se
saciarán de pan.
15 Los que de él quedaren,
en muerte serán sepultados,
Y no los llorarán sus
viudas.
16 Aunque amontone plata
como polvo,
Y prepare ropa como lodo;
17 La habrá preparado él,
mas el justo se vestirá,
Y el inocente repartirá la
plata.
18 Edificó su casa como la
polilla,
Y como enramada que hizo
el guarda.
19 Rico se acuesta, pero
por última vez;
Abrirá sus ojos, y nada
tendrá.
20 Se apoderarán de él
terrores como aguas;
Torbellino lo arrebatará
de noche.
21 Le eleva el solano, y
se va;
Y tempestad lo arrebatará
de su lugar.
22 Dios, pues, descargará
sobre él, y no perdonará;
Hará él por huir de su
mano.
23 Batirán las manos sobre
él,
Y desde su lugar le
silbarán.
El
hombre en busca de la sabiduría
JOB 28
1 Ciertamente la plata
tiene sus veneros,
Y el oro lugar donde se
refina.
2 El hierro se saca del
polvo,
Y de la piedra se funde el
cobre.
3 A las tinieblas ponen
término,
Y examinan todo a la
perfección,
Las piedras que hay en
oscuridad y en sombra de muerte.
4 Abren minas lejos de lo
habitado,
En lugares olvidados,
donde el pie no pasa.
Son suspendidos y
balanceados, lejos de los demás hombres.
5 De la tierra nace el
pan,
Y debajo de ella está como
convertida en fuego.
6 Lugar hay cuyas piedras
son zafiro,
Y sus polvos de oro.
7 Senda que nunca la
conoció ave,
Ni ojo de buitre la vio;
8 Nunca la pisaron
animales fieros,
Ni león pasó por ella.
9 En el pedernal puso su
mano,
Y trastornó de raíz los
montes.
10 De los peñascos cortó
ríos,
Y sus ojos vieron todo lo
preciado.
11 Detuvo los ríos en su
nacimiento,
E hizo salir a luz lo
escondido.
12 Mas ¿dónde se hallará
la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la
inteligencia?
13 No conoce su valor el
hombre,
Ni se halla en la tierra
de los vivientes.
14 El abismo dice:
No está en mí;
Y el mar dijo:
Ni conmigo.
15 No se dará por oro,
Ni su precio será a peso
de plata.
16 No puede ser apreciada
con oro de Ofir,
Ni con ónice precioso, ni
con zafiro.
17 El oro no se le
igualará, ni el diamante,
Ni se cambiará por alhajas
de oro fino.
18 No se hará mención de
coral ni de perlas;
La sabiduría es mejor que
las piedras preciosas.
19 No se igualará con ella
topacio de Etiopía;
No se podrá apreciar con
oro fino.
20 ¿De dónde, pues, vendrá
la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de
la inteligencia?
21 Porque encubierta está
a los ojos de todo viviente,
Y a toda ave del cielo es
oculta.
22 El Abadón y la muerte
dijeron:
Su fama hemos oído con
nuestros oídos.
23 Dios entiende el camino
de ella,
Y conoce su lugar.
24 Porque él mira hasta
los fines de la tierra,
Y ve cuanto hay bajo los
cielos.
25 Al dar peso al viento,
Y poner las aguas por
medida;
26 Cuando él dio ley a la
lluvia,
Y camino al relámpago de
los truenos,
27 Entonces la veía él, y
la manifestaba;
La preparó y la descubrió
también.
28 Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del
Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la
inteligencia.
Job
recuerda su felicidad anterior
JOB 29
1 Volvió Job a reanudar su
discurso, y dijo:
2 ¡Quién me volviese como
en los meses pasados,
Como en los días en que
Dios me guardaba,
3 Cuando hacía
resplandecer sobre mi cabeza su lámpara,
A cuya luz yo caminaba en
la oscuridad;
4 Como fui en los días de
mi juventud,
Cuando el favor de Dios
velaba sobre mi tienda;
5 Cuando aún estaba
conmigo el Omnipotente,
Y mis hijos alrededor de
mí;
6 Cuando lavaba yo mis
pasos con leche,
Y la piedra me derramaba
ríos de aceite!
7 Cuando yo salía a la
puerta a juicio,
Y en la plaza hacía
preparar mi asiento,
8 Los jóvenes me veían, y
se escondían;
Y los ancianos se
levantaban, y estaban de pie.
9 Los príncipes detenían
sus palabras;
Ponían la mano sobre su
boca.
10 La voz de los
principales se apagaba,
Y su lengua se pegaba a su
paladar.
11 Los oídos que me oían
me llamaban bienaventurado,
Y los ojos que me veían me
daban testimonio,
12 Porque yo libraba al
pobre que clamaba,
Y al huérfano que carecía
de ayudador.
13 La bendición del que se
iba a perder venía sobre mí,
Y al corazón de la viuda
yo daba alegría.
14 Me vestía de justicia,
y ella me cubría;
Como manto y diadema era
mi rectitud.
15 Yo era ojos al ciego,
Y pies al cojo.
16 A los menesterosos era
padre,
Y de la causa que no
entendía, me informaba con diligencia;
17 Y quebrantaba los
colmillos del inicuo,
Y de sus dientes hacía
soltar la presa.
18 Decía yo:
En mi nido moriré,
Y como arena multiplicaré
mis días.
19 Mi raíz estaba abierta
junto a las aguas,
Y en mis ramas permanecía
el rocío.
20 Mi honra se renovaba en
mí,
Y mi arco se fortalecía en
mi mano.
21 Me oían, y esperaban,
Y callaban a mi consejo.
22 Tras mi palabra no
replicaban,
Y mi razón destilaba sobre
ellos.
23 Me esperaban como a la
lluvia,
Y abrían su boca como a la
lluvia tardía.
24 Si me reía con ellos,
no lo creían;
Y no abatían la luz de mi
rostro.
25 Calificaba yo el camino
de ellos, y me sentaba entre ellos como el jefe;
Y moraba como rey en el
ejército,
Como el que consuela a los
que lloran.
Job
lamenta su desdicha actual
JOB 30
1 Pero ahora se ríen de mí
los más jóvenes que yo,
A cuyos padres yo
desdeñara poner con los perros de mi ganado.
2 ¿Y de qué me serviría ni
aun la fuerza de sus manos?
No tienen fuerza alguna.
3 Por causa de la pobreza
y del hambre andaban solos;
Huían a la soledad, a
lugar tenebroso, asolado y desierto.
4 Recogían malvas entre
los arbustos,
Y raíces de enebro para
calentarse.
5 Eran arrojados de entre
las gentes,
Y todos les daban grita
como tras el ladrón.
6 Habitaban en las
barrancas de los arroyos,
En las cavernas de la
tierra, y en las rocas.
7 Bramaban entre las
matas,
Y se reunían debajo de los
espinos.
8 Hijos de viles, y
hombres sin nombre,
Más bajos que la misma
tierra.
9 Y ahora yo soy objeto de
su burla,
Y les sirvo de refrán.
10 Me abominan, se alejan
de mí,
Y aun de mi rostro no
detuvieron su saliva.
11 Porque Dios desató su
cuerda, y me afligió,
Por eso se desenfrenaron
delante de mi rostro.
12 A la mano derecha se
levantó el populacho;
Empujaron mis pies,
Y prepararon contra mí
caminos de perdición.
13 Mi senda desbarataron,
Se aprovecharon de mi
quebrantamiento,
Y contra ellos no hubo
ayudador.
14 Vinieron como por
portillo ancho,
Se revolvieron sobre mi
calamidad.
15 Se han revuelto
turbaciones sobre mí;
Combatieron como viento mi
honor,
Y mi prosperidad pasó como
nube.
16 Y ahora mi alma está
derramada en mí;
Días de aflicción se
apoderan de mí.
17 La noche taladra mis
huesos,
Y los dolores que me roen
no reposan.
18 La violencia deforma mi
vestidura; me ciñe como el cuello de mi túnica.
19 El me derribó en el
lodo,
Y soy semejante al polvo y
a la ceniza.
20 Clamo a ti, y no me
oyes;
Me presento, y no me
atiendes.
21 Te has vuelto cruel
para mí;
Con el poder de tu mano me
persigues.
22 Me alzaste sobre el
viento, me hiciste cabalgar en él,
Y disolviste mi sustancia.
23 Porque yo sé que me
conduces a la muerte,
Y a la casa determinada a
todo viviente.
24 Mas él no extenderá la
mano contra el sepulcro;
¿Clamarán los sepultados
cuando él los quebrantare?
25 ¿No lloré yo al
afligido?
Y mi alma, ¿no se
entristeció sobre el menesteroso?
26 Cuando esperaba yo el
bien, entonces vino el mal;
Y cuando esperaba luz,
vino la oscuridad.
27 Mis entrañas se agitan,
y no reposan;
Días de aflicción me han
sobrecogido.
28 Ando ennegrecido, y no
por el sol;
Me he levantado en la
congregación, y clamado.
29 He venido a ser hermano
de chacales,
Y compañero de avestruces.
30 Mi piel se ha
ennegrecido y se me cae,
Y mis huesos arden de
calor.
31 Se ha cambiado mi arpa
en luto,
Y mi flauta en voz de
lamentadores.
Job
afirma su integridad
JOB 31
1 Hice pacto con mis ojos;
¿Cómo, pues, había yo de
mirar a una virgen?
2 Porque ¿qué galardón me
daría de arriba Dios,
Y qué heredad el
Omnipotente desde las alturas?
3 ¿No hay quebrantamiento
para el impío,
Y extrañamiento para los
que hacen iniquidad?
4 ¿No ve él mis caminos,
Y cuenta todos mis pasos?
5 Si anduve con mentira,
Y si mi pie se apresuró a
engaño,
6 Péseme Dios en balanzas
de justicia,
Y conocerá mi integridad.
7 Si mis pasos se
apartaron del camino,
Si mi corazón se fue tras
mis ojos,
Y si algo se pegó a mis
manos,
8 Siembre yo, y otro coma,
Y sea arrancada mi
siembra.
9 Si fue mi corazón
engañado acerca de mujer,
Y si estuve acechando a la
puerta de mi prójimo,
10 Muela para otro mi
mujer,
Y sobre ella otros se
encorven.
11 Porque es maldad e
iniquidad
Que han de castigar los
jueces.
12 Porque es fuego que
devoraría hasta el Abadón,
Y consumiría toda mi
hacienda.
13 Si hubiera tenido en
poco el derecho de mi siervo y de mi sierva,
Cuando ellos contendían
conmigo,
14 ¿Qué haría yo cuando
Dios se levantase?
Y cuando él preguntara,
¿qué le respondería yo?
15 El que en el vientre me
hizo a mí, ¿no lo hizo a él?
¿Y no nos dispuso uno
mismo en la matriz?
16 Si estorbé el contento
de los pobres,
E hice desfallecer los
ojos de la viuda;
17 Si comí mi bocado solo,
Y no comió de él el
huérfano
18 (Porque desde mi
juventud creció conmigo como con un padre,
Y desde el vientre de mi
madre fui guía de la viuda);
19 Si he visto que
pereciera alguno sin vestido,
Y al menesteroso sin
abrigo;
20 Si no me bendijeron sus
lomos,
Y del vellón de mis ovejas
se calentaron;
21 Si alcé contra el
huérfano mi mano,
Aunque viese que me
ayudaran en la puerta;
22 Mi espalda se caiga de
mi hombro,
Y el hueso de mi brazo sea
quebrado.
23 Porque temí el castigo
de Dios,
Contra cuya majestad yo no
tendría poder.
24 Si puse en el oro mi
esperanza,
Y dije al oro:
Mi confianza eres tú;
25 Si me alegré de que mis
riquezas se multiplicasen,
Y de que mi mano hallase
mucho;
26 Si he mirado al sol
cuando resplandecía,
O a la luna cuando iba
hermosa,
27 Y mi corazón se engañó
en secreto,
Y mi boca besó mi mano;
28 Esto también sería
maldad juzgada;
Porque habría negado al
Dios soberano.
29 Si me alegré en el
quebrantamiento del que me aborrecía,
Y me regocijé cuando le
halló el mal
30 (Ni aun entregué al
pecado mi lengua,
Pidiendo maldición para su
alma);
31 Si mis siervos no
decían:
¿Quién no se ha saciado de
su carne?
32 (El forastero no pasaba
fuera la noche;
Mis puertas abría al
caminante);
33 Si encubrí como hombre
mis transgresiones,
Escondiendo en mi seno mi
iniquidad,
34 Porque tuve temor de la
gran multitud,
Y el menosprecio de las
familias me atemorizó,
Y callé, y no salí de mi
puerta;
35 ¡Quién me diera quien
me oyese!
He aquí mi confianza es
que el Omnipotente testificará por mí,
Aunque mi adversario me
forme proceso.
36 Ciertamente yo lo
llevaría sobre mi hombro,
Y me lo ceñiría como una
corona.
37 Yo le contaría el
número de mis pasos,
Y como príncipe me
presentaría ante él.
38 Si mi tierra clama
contra mí,
Y lloran todos sus surcos;
39 Si comí su sustancia
sin dinero,
O afligí el alma de sus
dueños,
40 En lugar de trigo me
nazcan abrojos,
Y espinos en lugar de
cebada.
Aquí terminan las palabras
de Job.
Eliú
justifica su derecho de contestar a Job
JOB 32
1 Cesaron estos tres
varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos.
2 Entonces Eliú hijo de
Baraquel buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se
encendió en ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios.
3 Asimismo se encendió en
ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían
condenado a Job.
4 Y Eliú había esperado a
Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él.
5 Pero viendo Eliú que no
había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira.
6 Y respondió Eliú hijo de
Baraquel buzita, y dijo:
Yo soy joven, y vosotros
ancianos;
Por tanto, he tenido
miedo, y he temido declararos mi opinión.
7 Yo decía:
Los días hablarán,
Y la muchedumbre de años
declarará sabiduría.
8 Ciertamente espíritu hay
en el hombre,
Y el soplo del Omnipotente
le hace que entienda.
9 No son los sabios los de
mucha edad,
Ni los ancianos entienden
el derecho.
10 Por tanto, yo dije:
Escuchadme;
Declararé yo también mi
sabiduría.
11 He aquí yo he esperado
a vuestras razones,
He escuchado vuestros
argumentos,
En tanto que buscabais
palabras.
12 Os he prestado
atención,
Y he aquí que no hay de
vosotros quien redarguya a Job,
Y responda a sus razones.
13 Para que no digáis:
Nosotros hemos hallado
sabiduría;
Lo vence Dios, no el
hombre.
14 Ahora bien, Job no
dirigió contra mí sus palabras,
Ni yo le responderé con
vuestras razones.
15 Se espantaron, no
respondieron más;
Se les fueron los
razonamientos.
16 Yo, pues, he esperado,
pero no hablaban;
Más bien callaron y no
respondieron más.
17 Por eso yo también
responderé mi parte;
También yo declararé mi
juicio.
18 Porque lleno estoy de
palabras,
Y me apremia el espíritu
dentro de mí.
19 De cierto mi corazón
está como el vino que no tiene respiradero,
Y se rompe como odres
nuevos.
20 Hablaré, pues, y
respiraré;
Abriré mis labios, y
responderé.
21 No haré ahora acepción
de personas,
Ni usaré con nadie de
títulos lisonjeros.
22 Porque no sé hablar
lisonjas;
De otra manera, en breve
mi Hacedor me consumiría.
Eliú censura a Job
JOB 33
1 Por tanto, Job, oye
ahora mis razones,
Y escucha todas mis
palabras.
2 He aquí yo abriré ahora
mi boca,
Y mi lengua hablará en mi
garganta.
3 Mis razones declararán
la rectitud de mi corazón,
Y lo que saben mis labios,
lo hablarán con sinceridad.
4 El espíritu de Dios me
hizo,
Y el soplo del Omnipotente
me dio vida.
5 Respóndeme si puedes;
Ordena tus palabras, ponte
en pie.
6 Heme aquí a mí en lugar
de Dios, conforme a tu dicho;
De barro fui yo también
formado.
7 He aquí, mi terror no te
espantará,
Ni mi mano se agravará
sobre ti.
8 De cierto tú dijiste a
oídos míos,
Y yo oí la voz de tus
palabras que decían:
9 Yo soy limpio y sin
defecto;
Soy inocente, y no hay
maldad en mí.
10 He aquí que él buscó
reproches contra mí,
Y me tiene por su enemigo;
11 Puso mis pies en el
cepo,
Y vigiló todas mis sendas.
12 He aquí, en esto no has
hablado justamente;
Yo te responderé que mayor
es Dios que el hombre.
13 ¿Por qué contiendes
contra él?
Porque él no da cuenta de
ninguna de sus razones.
14 Sin embargo, en una o
en dos maneras habla Dios;
Pero el hombre no
entiende.
15 Por sueño, en visión
nocturna,
Cuando el sueño cae sobre
los hombres,
Cuando se adormecen sobre
el lecho,
16 Entonces revela al oído
de los hombres,
Y les señala su consejo,
17 Para quitar al hombre
de su obra,
Y apartar del varón la
soberbia.
18 Detendrá su alma del
sepulcro,
Y su vida de que perezca a
espada.
19 También sobre su cama
es castigado
Con dolor fuerte en todos
sus huesos,
20 Que le hace que su vida
aborrezca el pan,
Y su alma la comida suave.
21 Su carne desfallece, de
manera que no se ve,
Y sus huesos, que antes no
se veían, aparecen.
22 Su alma se acerca al
sepulcro,
Y su vida a los que causan
la muerte.
23 Si tuviese cerca de él
Algún elocuente mediador
muy escogido,
Que anuncie al hombre su
deber;
24 Que le diga que Dios
tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender
al sepulcro,
Que halló redención;
25 Su carne será más
tierna que la del niño,
Volverá a los días de su
juventud.
26 Orará a Dios, y éste le
amará,
Y verá su faz con júbilo;
Y restaurará al hombre su
justicia.
27 El mira sobre los
hombres; y al que dijere:
Pequé, y pervertí lo
recto,
Y no me ha aprovechado,
28 Dios redimirá su alma
para que no pase al sepulcro,
Y su vida se verá en luz.
29 He aquí, todas estas
cosas hace Dios
Dos y tres veces con el
hombre,
30 Para apartar su alma
del sepulcro,
Y para iluminarlo con la
luz de los vivientes.
31 Escucha, Job, y óyeme;
Calla, y yo hablaré.
32 Si tienes razones,
respóndeme;
Habla, porque yo te quiero
justificar.
33 Y si no, óyeme tú a mí;
Calla, y te enseñaré
sabiduría.
Eliú
justifica a Dios
JOB 34
1 Además Eliú dijo:
2 Oíd, sabios, mis
palabras;
Y vosotros, doctos,
estadme atentos.
3 Porque el oído prueba
las palabras,
Como el paladar gusta lo
que uno come.
4 Escojamos para nosotros
el juicio,
Conozcamos entre nosotros
cuál sea lo bueno.
5 Porque Job ha dicho:
Yo soy justo,
Y Dios me ha quitado mi
derecho.
6 ¿He de mentir yo contra
mi razón?
Dolorosa es mi herida sin
haber hecho yo transgresión.
7 ¿Qué hombre hay como
Job,
Que bebe el escarnio como
agua,
8 Y va en compañía con los
que hacen iniquidad,
Y anda con los hombres
malos?
9 Porque ha dicho:
De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad a
Dios.
10 Por tanto, varones de
inteligencia, oídme:
Lejos esté de Dios la
impiedad,
Y del Omnipotente la
iniquidad.
11 Porque él pagará al
hombre según su obra,
Y le retribuirá conforme a
su camino.
12 Sí, por cierto, Dios no
hará injusticia,
Y el Omnipotente no
pervertirá el derecho.
13 ¿Quién visitó por él la
tierra?
¿Y quién puso en orden
todo el mundo?
14 Si él pusiese sobre el
hombre su corazón,
Y recogiese así su
espíritu y su aliento,
15 Toda carne perecería
juntamente,
Y el hombre volvería al
polvo.
16 Si, pues, hay en ti
entendimiento, oye esto;
Escucha la voz de mis
palabras.
17 ¿Gobernará el que
aborrece juicio?
¿Y condenarás tú al que es
tan justo?
18 ¿Se dirá al rey:
Perverso;
Y a los príncipes:
Impíos?
19 ¿Cuánto menos a aquel
que no hace acepción de personas de príncipes.
Ni respeta más al rico que
al pobre,
Porque todos son obra de
sus manos?
20 En un momento morirán,
Y a medianoche se
alborotarán los pueblos, y pasarán,
Y sin mano será quitado el
poderoso.
21 Porque sus ojos están
sobre los caminos del hombre,
Y ve todos sus pasos.
22 No hay tinieblas ni
sombra de muerte
Donde se escondan los que
hacen maldad.
23 No carga, pues, él al
hombre más de lo justo,
Para que vaya con Dios a
juicio.
24 El quebrantará a los
fuertes sin indagación,
Y hará estar a otros en su
lugar.
25 Por tanto, él hará
notorias las obras de ellos,
Cuando los trastorne en la
noche, y sean quebrantados.
26 Como a malos los herirá
En lugar donde sean
vistos;
27 Por cuanto así se
apartaron de él,
Y no consideraron ninguno
de sus caminos,
28 Haciendo venir delante
de él el clamor del pobre,
Y que oiga el clamor de
los necesitados.
29 Si él diere reposo,
¿quién inquietará?
Si escondiere el rostro,
¿quién lo mirará?
Esto sobre una nación, y
lo mismo sobre un hombre;
30 Haciendo que no reine
el hombre impío
Para vejaciones del
pueblo.
31 De seguro conviene que
se diga a Dios:
He llevado ya castigo, no
ofenderé ya más;
32 Enséñame tú lo que yo
no veo;
Si hice mal, no lo haré
más.
33 ¿Ha de ser eso según tu
parecer?
El te retribuirá, ora
rehúses, ora aceptes, y no yo;
Di, si no, lo que tú
sabes.
34 Los hombres
inteligentes dirán conmigo,
Y el hombre sabio que me
oiga:
35 Que Job no habla con
sabiduría,
Y que sus palabras no son
con entendimiento.
36 Deseo yo que Job sea
probado ampliamente,
A causa de sus respuestas
semejantes a las de los hombres inicuos.
37 Porque a su pecado
añadió rebeldía;
Bate palmas contra
nosotros,
Y contra Dios multiplica
sus palabras.
JOB 35
1 Prosiguió Eliú en su
razonamiento, y dijo:
2 ¿Piensas que es cosa
recta lo que has dicho:
Más justo soy yo que Dios?
3 Porque dijiste:
¿Qué ventaja sacaré de
ello?
¿O qué provecho tendré de
no haber pecado?
4 Yo te responderé
razones,
Y a tus compañeros
contigo.
5 Mira a los cielos, y ve,
Y considera que las nubes
son más altas que tú.
6 Si pecares, ¿qué habrás
logrado contra él?
Y si tus rebeliones se
multiplicaren, ¿qué le harás tú?
7 Si fueres justo, ¿qué le
darás a él?
¿O qué recibirá de tu
mano?
8 Al hombre como tú dañará
tu impiedad,
Y al hijo de hombre
aprovechará tu justicia.
9 A causa de la multitud
de las violencias claman,
Y se lamentan por el
poderío de los grandes.
10 Y ninguno dice:
¿Dónde está Dios mi
Hacedor,
Que da cánticos en la
noche,
11 Que nos enseña más que
a las bestias de la tierra,
Y nos hace sabios más que
a las aves del cielo?
12 Allí clamarán, y él no
oirá,
Por la soberbia de los
malos.
13 Ciertamente Dios no
oirá la vanidad,
Ni la mirará el
Omnipotente.
14 ¿Cuánto menos cuando
dices que no haces caso de él?
La causa está delante de
él; por tanto, aguárdale.
15 Mas ahora, porque en su
ira no castiga,
Ni inquiere con rigor,
16 Por eso Job abre su
boca vanamente,
Y multiplica palabras sin
sabiduría.
Eliú
exalta la grandeza de Dios
JOB 36
1 Añadió Eliú y dijo:
2 Espérame un poco, y te
enseñaré;
Porque todavía tengo
razones en defensa de Dios.
3 Tomaré mi saber desde
lejos,
Y atribuiré justicia a mi
Hacedor.
4 Porque de cierto no son
mentira mis palabras;
Contigo está el que es
íntegro en sus conceptos.
5 He aquí que Dios es
grande, pero no desestima a nadie;
Es poderoso en fuerza de
sabiduría.
6 No otorgará vida al
impío,
Pero a los afligidos dará
su derecho.
7 No apartará de los
justos sus ojos;
Antes bien con los reyes
los pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados.
8 Y si estuvieren
prendidos en grillos,
Y aprisionados en las
cuerdas de aflicción,
9 El les dará a conocer la
obra de ellos,
Y que prevalecieron sus
rebeliones.
10 Despierta además el
oído de ellos para la corrección,
Y les dice que se
conviertan de la iniquidad.
11 Si oyeren, y le
sirvieren,
Acabarán sus días en
bienestar,
Y sus años en dicha.
12 Pero si no oyeren,
serán pasados a espada,
Y perecerán sin sabiduría.
13 Mas los hipócritas de
corazón atesoran para sí la ira,
Y no clamarán cuando él
los atare.
14 Fallecerá el alma de
ellos en su juventud,
Y su vida entre los
sodomitas.
15 Al pobre librará de su
pobreza,
Y en la aflicción
despertará su oído.
16 Asimismo te apartará de
la boca de la angustia
A lugar espacioso, libre
de todo apuro,
Y te preparará mesa llena
de grosura.
17 Mas tú has llenado el
juicio del impío,
En vez de sustentar el
juicio y la justicia.
18 Por lo cual teme, no
sea que en su ira te quite con golpe,
El cual no puedas apartar
de ti con gran rescate.
19 ¿Hará él estima de tus
riquezas, del oro,
O de todas las fuerzas del
poder?
20 No anheles la noche,
En que los pueblos
desaparecen de su lugar.
21 Guárdate, no te vuelvas
a la iniquidad;
Pues ésta escogiste más
bien que la aflicción.
22 He aquí que Dios es
excelso en su poder;
¿Qué enseñador semejante a
él?
23 ¿Quién le ha prescrito
su camino?
¿Y quién le dirá:
Has hecho mal?
24 Acuérdate de
engrandecer su obra,
La cual contemplan los
hombres.
25 Los hombres todos la
ven;
La mira el hombre de
lejos.
26 He aquí, Dios es
grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la
huella de sus años.
27 El atrae las gotas de
las aguas,
Al transformarse el vapor
en lluvia,
28 La cual destilan las
nubes,
Goteando en abundancia
sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender
la extensión de las nubes,
Y el sonido estrepitoso de
su morada?
30 He aquí que sobre él
extiende su luz,
Y cobija con ella las
profundidades del mar.
31 Bien que por esos
medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da
sustento.
32 Con las nubes encubre
la luz,
Y le manda no brillar,
interponiendo aquéllas.
33 El trueno declara su
indignación,
Y la tempestad proclama su
ira contra la iniquidad.
JOB 37
1 Por eso también se
estremece mi corazón,
Y salta de su lugar.
2 Oíd atentamente el
estrépito de su voz,
Y el sonido que sale de su
boca.
3 Debajo de todos los
cielos lo dirige,
Y su luz hasta los fines
de la tierra.
4 Después de ella brama el
sonido,
Truena él con voz
majestuosa;
Y aunque sea oída su voz,
no los detiene.
5 Truena Dios
maravillosamente con su voz;
El hace grandes cosas, que
nosotros no entendemos.
6 Porque a la nieve dice:
Desciende a la tierra;
También a la llovizna, y a
los aguaceros torrenciales.
7 Así hace retirarse a
todo hombre,
Para que los hombres todos
reconozcan su obra.
8 Las bestias entran en su
escondrijo,
Y se están en sus moradas.
9 Del sur viene el
torbellino,
Y el frío de los vientos
del norte.
10 Por el soplo de Dios se
da el hielo,
Y las anchas aguas se
congelan.
11 Regando también llega a
disipar la densa nube,
Y con su luz esparce la
niebla.
12 Asimismo por sus
designios se revuelven las nubes en derredor,
Para hacer sobre la faz
del mundo,
En la tierra, lo que él
les mande.
13 Unas veces por azote,
otras por causa de su tierra,
Otras por misericordia las
hará venir.
14 Escucha esto, Job;
Detente, y considera las
maravillas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo Dios las
pone en concierto,
Y hace resplandecer la luz
de su nube?
16 ¿Has conocido tú las
diferencias de las nubes,
Las maravillas del
Perfecto en sabiduría?
17 ¿Por qué están
calientes tus vestidos
Cuando él sosiega la
tierra con el viento del sur?
18 ¿Extendiste tú con él
los cielos,
Firmes como un espejo
fundido?
19 Muéstranos qué le hemos
de decir;
Porque nosotros no podemos
ordenar las ideas a causa de las tinieblas.
20 ¿Será preciso contarle
cuando yo hablare?
Por más que el hombre
razone, quedará como abismado.
21 Mas ahora ya no se
puede mirar la luz esplendente en los cielos,
Luego que pasa el viento y
los limpia,
22 Viniendo de la parte
del norte la dorada claridad.
En Dios hay una majestad
terrible.
23 El es Todopoderoso, al
cual no alcanzamos, grande en poder;
Y en juicio y en multitud
de justicia no afligirá.
24 Lo temerán por tanto
los hombres;
El no estima a ninguno que
cree en su propio corazón ser sabio.
Jehová
convence a Job de su ignorancia
JOB 38
1 Entonces respondió
Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:
2 ¿Quién es ése que
oscurece el consejo
Con palabras sin
sabiduría?
3 Ahora ciñe como varón
tus lomos;
Yo te preguntaré, y tú me
contestarás.
4 ¿Dónde estabas tú cuando
yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes
inteligencia.
5 ¿Quién ordenó sus
medidas, si lo sabes?
¿O quién extendió sobre
ella cordel?
6 ¿Sobre qué están
fundadas sus bases?
¿O quién puso su piedra
angular,
7 Cuando alababan todas
las estrellas del alba,
Y se regocijaban todos los
hijos de Dios?
8 ¿Quién encerró con
puertas el mar,
Cuando se derramaba
saliéndose de su seno,
9 Cuando puse yo nubes por
vestidura suya,
Y por su faja oscuridad,
10 Y establecí sobre él mi
decreto,
Le puse puertas y cerrojo,
11 Y dije:
Hasta aquí llegarás, y no
pasarás adelante,
Y ahí parará el orgullo de
tus olas?
12 ¿Has mandado tú a la
mañana en tus días?
¿Has mostrado al alba su
lugar,
13 Para que ocupe los
fines de la tierra,
Y para que sean sacudidos
de ella los impíos?
14 Ella muda luego de
aspecto como barro bajo el sello,
Y viene a estar como con
vestidura;
15 Mas la luz de los
impíos es quitada de ellos,
Y el brazo enaltecido es
quebrantado.
16 ¿Has entrado tú hasta
las fuentes del mar,
Y has andado escudriñando
el abismo?
17 ¿Te han sido
descubiertas las puertas de la muerte,
Y has visto las puertas de
la sombra de muerte?
18 ¿Has considerado tú
hasta las anchuras de la tierra?
Declara si sabes todo
esto.
19 ¿Por dónde va el camino
a la habitación de la luz,
Y dónde está el lugar de
las tinieblas,
20 Para que las lleves a
sus límites,
Y entiendas las sendas de
su casa?
21 ¡Tú lo sabes! Pues
entonces ya habías nacido,
Y es grande el número de
tus días.
22 ¿Has entrado tú en los
tesoros de la nieve,
O has visto los tesoros
del granizo,
23 Que tengo reservados
para el tiempo de angustia,
Para el día de la guerra y
de la batalla?
24 ¿Por qué camino se
reparte la luz,
Y se esparce el viento
solano sobre la tierra?
25 ¿Quién repartió
conducto al turbión,
Y camino a los relámpagos
y truenos,
26 Haciendo llover sobre
la tierra deshabitada,
Sobre el desierto, donde
no hay hombre,
27 Para saciar la tierra
desierta e inculta,
Y para hacer brotar la
tierna hierba?
28 ¿Tiene la lluvia padre?
¿O quién engendró las
gotas del rocío?
29 ¿De qué vientre salió
el hielo?
Y la escarcha del cielo,
¿quién la engendró?
30 Las aguas se endurecen
a manera de piedra,
Y se congela la faz del
abismo.
31 ¿Podrás tú atar los
lazos de las Pléyades,
O desatarás las ligaduras
de Orión?
32 ¿Sacarás tú a su tiempo
las constelaciones de los cielos,
O guiarás a la Osa Mayor
con sus hijos?
33 ¿Supiste tú las
ordenanzas de los cielos?
¿Dispondrás tú de su
potestad en la tierra?
34 ¿Alzarás tú a las nubes
tu voz,
Para que te cubra
muchedumbre de aguas?
35 ¿Enviarás tú los
relámpagos, para que ellos vayan?
¿Y te dirán ellos:
Henos aquí?
36 ¿Quién puso la
sabiduría en el corazón?
¿O quién dio al espíritu
inteligencia?
37 ¿Quién puso por cuenta
los cielos con sabiduría?
Y los odres de los cielos,
¿quién los hace inclinar,
38 Cuando el polvo se ha
convertido en dureza,
Y los terrones se han
pegado unos con otros?
39 ¿Cazarás tú la presa
para el león?
¿Saciarás el hambre de los
leoncillos,
40 Cuando están echados en
las cuevas,
O se están en sus guaridas
para acechar?
41 ¿Quién prepara al
cuervo su alimento,
Cuando sus polluelos
claman a Dios,
Y andan errantes por falta
de comida?
JOB 39
1 ¿Sabes tú el tiempo en
que paren las cabras monteses?
¿O miraste tú las ciervas
cuando están pariendo?
2 ¿Contaste tú los meses
de su preñez,
Y sabes el tiempo cuando
han de parir?
3 Se encorvan, hacen salir
sus hijos,
Pasan sus dolores.
4 Sus hijos se fortalecen,
crecen con el pasto;
Salen, y no vuelven a
ellas.
5 ¿Quién echó libre al
asno montés,
Y quién soltó sus
ataduras?
6 Al cual yo puse casa en
la soledad,
Y sus moradas en lugares
estériles.
7 Se burla de la multitud
de la ciudad;
No oye las voces del
arriero.
8 Lo oculto de los montes
es su pasto,
Y anda buscando toda cosa
verde.
9 ¿Querrá el búfalo
servirte a ti,
O quedar en tu pesebre?
10 ¿Atarás tú al búfalo
con coyunda para el surco?
¿Labrará los valles en pos
de ti?
11 ¿Confiarás tú en él,
por ser grande su fuerza,
Y le fiarás tu labor?
12 ¿Fiarás de él para que
recoja tu semilla,
Y la junte en tu era?
13 ¿Diste tú hermosas alas
al pavo real,
O alas y plumas al
avestruz?
14 El cual desampara en la
tierra sus huevos,
Y sobre el polvo los
calienta,
15 Y olvida que el pie los
puede pisar,
Y que puede quebrarlos la
bestia del campo.
16 Se endurece para con
sus hijos, como si no fuesen suyos,
No temiendo que su trabajo
haya sido en vano;
17 Porque le privó Dios de
sabiduría,
Y no le dio inteligencia.
18 Luego que se levanta en
alto,
Se burla del caballo y de
su jinete.
19 ¿Diste tú al caballo la
fuerza?
¿Vestiste tú su cuello de
crines ondulantes?
20 ¿Le intimidarás tú como
a langosta?
El resoplido de su nariz
es formidable.
21 Escarba la tierra, se
alegra en su fuerza,
Sale al encuentro de las
armas;
22 Hace burla del espanto,
y no teme,
Ni vuelve el rostro
delante de la espada.
23 Contra él suenan la
aljaba,
El hierro de la lanza y de
la jabalina;
24 Y él con ímpetu y furor
escarba la tierra,
Sin importarle el sonido
de la trompeta;
25 Antes como que dice
entre los clarines:
¡Ea!
Y desde lejos huele la
batalla,
El grito de los capitanes,
y el vocerío.
26 ¿Vuela el gavilán por
tu sabiduría,
Y extiende hacia el sur
sus alas?
27 ¿Se remonta el águila
por tu mandamiento,
Y pone en alto su nido?
28 Ella habita y mora en
la peña,
En la cumbre del peñasco y
de la roca.
29 Desde allí acecha la
presa;
Sus ojos observan de muy
lejos.
30 Sus polluelos chupan la
sangre;
Y donde hubiere cadáveres,
allí está ella.
JOB 40
1 Además respondió Jehová
a Job, y dijo:
2 ¿Es sabiduría contender
con el Omnipotente?
El que disputa con Dios,
responda a esto.
3 Entonces respondió Job a
Jehová, y dijo:
4 He aquí que yo soy vil;
¿qué te responderé?
Mi mano pongo sobre mi
boca.
5 Una vez hablé, mas no
responderé;
Aun dos veces, mas no
volveré a hablar.
Manifestaciones del poder
de Dios
6 Respondió Jehová a Job
desde el torbellino, y dijo:
7 Cíñete ahora como varón
tus lomos;
Yo te preguntaré, y tú me
responderás.
8 ¿Invalidarás tú también
mi juicio?
¿Me condenarás a mí, para
justificarte tú?
9 ¿Tienes tú un brazo como
el de Dios?
¿Y truenas con voz como la
suya?
10 Adórnate ahora de
majestad y de alteza,
Y vístete de honra y de
hermosura.
11 Derrama el ardor de tu
ira;
Mira a todo altivo, y
abátelo.
12 Mira a todo soberbio, y
humíllalo,
Y quebranta a los impíos
en su sitio.
13 Encúbrelos a todos en
el polvo,
Encierra sus rostros en la
oscuridad;
14 Y yo también te
confesaré
Que podrá salvarte tu
diestra.
15 He aquí ahora behemot,
el cual hice como a ti;
Hierba come como buey.
16 He aquí ahora que su
fuerza está en sus lomos,
Y su vigor en los músculos
de su vientre.
17 Su cola mueve como un
cedro,
Y los nervios de sus
muslos están entretejidos.
18 Sus huesos son fuertes
como bronce,
Y sus miembros como barras
de hierro.
19 El es el principio de
los caminos de Dios;
El que lo hizo, puede
hacer que su espada a él se acerque.
20 Ciertamente los montes
producen hierba para él;
Y toda bestia del campo
retoza allá.
21 Se echará debajo de las
sombras,
En lo oculto de las cañas
y de los lugares húmedos.
22 Los árboles sombríos lo
cubren con su sombra;
Los sauces del arroyo lo
rodean.
23 He aquí, sale de madre
el río, pero él no se inmuta;
Tranquilo está, aunque
todo un Jordán se estrelle contra su boca.
24 ¿Lo tomará alguno
cuando está vigilante,
Y horadará su nariz?
JOB 41
1 ¿Sacarás tú al leviatán
con anzuelo,
O con cuerda que le eches
en su lengua?
2 ¿Pondrás tú soga en sus
narices,
Y horadarás con garfio su
quijada?
3 ¿Multiplicará él ruegos
para contigo?
¿Te hablará él lisonjas?
4 ¿Hará pacto contigo
Para que lo tomes por
siervo perpetuo?
5 ¿Jugarás con él como con
pájaro,
O lo atarás para tus
niñas?
6 ¿Harán de él banquete
los compañeros?
¿Lo repartirán entre los
mercaderes?
7 ¿Cortarás tú con
cuchillo su piel,
O con arpón de pescadores
su cabeza?
8 Pon tu mano sobre él;
Te acordarás de la
batalla, y nunca más volverás.
9 He aquí que la esperanza
acerca de él será burlada,
Porque aun a su sola vista
se desmayarán.
10 Nadie hay tan osado que
lo despierte;
¿Quién, pues, podrá estar
delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado a mí
primero, para que yo restituya?
Todo lo que hay debajo del
cielo es mío.
12 No guardaré silencio
sobre sus miembros,
Ni sobre sus fuerzas y la
gracia de su disposición.
13 ¿Quién descubrirá la
delantera de su vestidura?
¿Quién se acercará a él
con su freno doble?
14 ¿Quién abrirá las
puertas de su rostro?
Las hileras de sus dientes
espantan.
15 La gloria de su vestido
son escudos fuertes,
Cerrados entre sí
estrechamente.
16 El uno se junta con el
otro,
Que viento no entra entre
ellos.
17 Pegado está el uno con
el otro;
Están trabados entre sí,
que no se pueden apartar.
18 Con sus estornudos
enciende lumbre,
Y sus ojos son como los
párpados del alba.
19 De su boca salen
hachones de fuego;
Centellas de fuego
proceden.
20 De sus narices sale
humo,
Como de una olla o caldero
que hierve.
21 Su aliento enciende los
carbones,
Y de su boca sale llama.
22 En su cerviz está la
fuerza,
Y delante de él se esparce
el desaliento.
23 Las partes más flojas
de su carne están endurecidas;
Están en él firmes, y no
se mueven.
24 Su corazón es firme
como una piedra,
Y fuerte como la muela de
abajo.
25 De su grandeza tienen
temor los fuertes,
Y a causa de su
desfallecimiento hacen por purificarse.
26 Cuando alguno lo
alcanzare,
Ni espada, ni lanza, ni
dardo, ni coselete durará.
27 Estima como paja el
hierro,
Y el bronce como leño
podrido.
28 Saeta no le hace huir;
Las piedras de honda le
son como paja.
29 Tiene toda arma por
hojarasca,
Y del blandir de la
jabalina se burla.
30 Por debajo tiene agudas
conchas;
Imprime su agudez en el
suelo.
31 Hace hervir como una
olla el mar profundo,
Y lo vuelve como una olla
de ungüento.
32 En pos de sí hace
resplandecer la senda,
Que parece que el abismo
es cano.
33 No hay sobre la tierra
quien se le parezca;
Animal hecho exento de
temor.
34 Menosprecia toda cosa
alta;
Es rey sobre todos los
soberbios.
Confesión y justificación de Job
JOB 42
1 Respondió Job a Jehová,
y dijo:
2 Yo conozco que todo lo
puedes,
Y que no hay pensamiento
que se esconda de ti.
3 ¿Quién es el que
oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo
que no entendía;
Cosas demasiado
maravillosas para mí, que yo no comprendía.
4 Oye, te ruego, y
hablaré;
Te preguntaré, y tú me
enseñarás.
5 De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
6 Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y
ceniza.
7 Y aconteció que después
que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita:
Mi ira se encendió contra
ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo
Job.
8 Ahora, pues, tomaos
siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por
vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé
para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con
rectitud, como mi siervo Job.
9 Fueron, pues, Elifaz
temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y
Jehová aceptó la oración de Job.
Restauración de la prosperidad de Job
10 Y quitó Jehová la
aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas
las cosas que habían sido de Job.
11 Y vinieron a él todos
sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y
comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo
aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza
de dinero y un anillo de oro.
12 Y bendijo Jehová el
postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis
mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas,
13 y tuvo siete hijos y
tres hijas.
14 Llamó el nombre de la
primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc.
15 Y no había mujeres tan
hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia
entre sus hermanos.
16 Después de esto vivió
Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta
la cuarta generación.
17 Y murió Job viejo y
lleno de días.
AMÉN