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ANTIGUO TESTAMENTO
SEGUNDA PARTE
SALMOS /
PROVERBIOS /
ECLESTIASTÉS /
CANTARES /
ISAÍAS /
JEREMÍAS /
LAMENTACIONES /
EZEQUIEL /
DANIEL /
OSEAS /
AMÓS /
ABDÍAS /
JONÁS /
MIQUEAS /
NAHUM /
HABACUC /
SOFONÍAS /
HAGEO /
ZACARÍAS /
MALAQUÍAS.
LOS SALMOS
Los
Salmos
Capítulo 01
1:
1 Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de
pecadores,
Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado;
1:
2 Sino que en la ley de
Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día
y de noche.
1:
3 Será como árbol plantado
junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su
tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace,
prosperará.
1:
4 No así los malos,
Que son como el tamo que
arrebata el viento.
1:
5 Por tanto, no se
levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la
congregación de los justos.
1:
6 Porque Jehová conoce el
camino de los justos;
Mas la senda de los malos
perecerá.
Los
Salmos
Capítulo 02
2:
1 ¿Por qué se amotinan las
gentes,
Y los pueblos piensan
cosas vanas?
2:
2 Se levantarán los reyes
de la tierra,
Y príncipes consultarán
unidos
Contra Jehová y contra su
ungido, diciendo:
2:
3 Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus
cuerdas.
2:
4 El que mora en los
cielos se reirá;
El Señor se burlará de
ellos.
2:
5 Luego hablará a ellos en
su furor,
Y los turbará con su ira.
2:
6 Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo
monte.
2:
7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho:
Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.
2:
8 Pídeme, y te daré por
herencia las naciones,
Y como posesión tuya los
confines de la tierra.
2:
9 Los quebrantarás con
vara de hierro;
Como vasija de alfarero
los desmenuzarás.
2:
10 Ahora, pues, oh reyes,
sed prudentes;
Admitid amonestación,
jueces de la tierra.
2:
11 Servid a Jehová con
temor,
Y alegraos con temblor.
2:
12 Honrad al Hijo, para
que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto
su ira.
Bienaventurados todos los
que en él confían.
Los
Salmos
Capítulo 03
3:
1 ¡Oh Jehová, cuánto se
han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se
levantan contra mí.
3:
2 Muchos son los que dicen
de mí:
No hay para él salvación
en Dios. Selah
3:
3 Mas tú, Jehová, eres
escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que
levanta mi cabeza.
3:
4 Con mi voz clamé a
Jehová,
Y él me respondió desde su
monte santo. Selah
3:
5 Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová
me sustentaba.
3:
6 No temeré a diez
millares de gente,
Que pusieren sitio contra
mí.
3:
7 Levántate, Jehová;
sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos
mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los
perversos quebrantaste.
3:
8 La salvación es de
Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu
bendición. Selah
Los
Salmos
Capítulo 04
4:
1 Respóndeme cuando clamo,
oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia,
tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y
oye mi oración.
4:
2 Hijos de los hombres,
¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y
buscaréis la mentira? Selah
4:
3 Sabed, pues, que Jehová
ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él
clamare.
4:
4 Temblad, y no pequéis;
Meditad en vuestro corazón
estando en vuestra cama, y callad. Selah
4:
5 Ofreced sacrificios de
justicia,
Y confiad en Jehová.
4:
6 Muchos son los que
dicen:
¿Quién nos mostrará el
bien?
Alza sobre nosotros, oh
Jehová, la luz de tu rostro.
4:
7 Tú diste alegría a mi
corazón
Mayor que la de ellos
cuando abundaba su grano y su mosto.
4:
8 En paz me acostaré, y
asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me
haces vivir confiado.
Los
Salmos
Capítulo 05
5:
1 Escucha, oh Jehová, mis
palabras;
Considera mi gemir.
5:
2 Está atento a la voz de
mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
5:
3 Oh Jehová, de mañana
oirás mi voz;
De mañana me presentaré
delante de ti, y esperaré.
5:
4 Porque tú no eres un
Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto
a ti.
5:
5 Los insensatos no
estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que
hacen iniquidad.
5:
6 Destruirás a los que
hablan mentira;
Al hombre sanguinario y
engañador abominará Jehová.
5:
7 Mas yo por la abundancia
de tu misericordia entraré en tu casa;
Adoraré hacia tu santo
templo en tu temor.
5:
8 Guíame, Jehová, en tu
justicia, a causa de mis enemigos;
Endereza delante de mí tu
camino.
5:
9 Porque en la boca de
ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su
garganta,
Con su lengua hablan
lisonjas.
5:
10 Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos
consejos;
Por la multitud de sus
transgresiones échalos fuera,
Porque se rebelaron contra
ti.
5:
11 Pero alégrense todos
los que en ti confían;
Den voces de júbilo para
siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que
aman tu nombre.
5:
12 Porque tú, oh Jehová,
bendecirás al justo;
Como con un escudo lo
rodearás de tu favor.
Los
Salmos
Capítulo 06
6:
1 Jehová, no me reprendas
en tu enojo,
Ni me castigues con tu
ira.
6:
2 Ten misericordia de mí,
oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque
mis huesos se estremecen.
6:
3 Mi alma también está muy
turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta
cuándo?
6:
4 Vuélvete, oh Jehová,
libra mi alma;
Sálvame por tu
misericordia.
6:
5 Porque en la muerte no
hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te
alabará?
6:
6 Me he consumido a fuerza
de gemir;
Todas las noches inundo de
llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis
lágrimas.
6:
7 Mis ojos están gastados
de sufrir;
Se han envejecido a causa
de todos mis angustiadores.
6:
8 Apartaos de mí, todos
los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la
voz de mi lloro.
6:
9 Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi
oración.
6:
10 Se avergonzarán y se
turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán
avergonzados de repente.
Los
Salmos
Capítulo 07
7:
1 Jehová Dios mío, en ti
he confiado;
Sálvame de todos los que
me persiguen, y líbrame,
7:
2 No sea que desgarren mi
alma cual león,
Y me destrocen sin que
haya quien me libre.
7:
3 Jehová Dios mío, si yo
he hecho esto,
Si hay en mis manos
iniquidad;
7:
4 Si he dado mal pago al
que estaba en paz conmigo
(Antes he libertado al que
sin causa era mi enemigo),
7:
5 Persiga el enemigo mi
alma, y alcáncela;
Huelle en tierra mi vida,
Y mi honra ponga en el
polvo. Selah
7:
6 Levántate, oh Jehová, en
tu ira;
Alzate en contra de la
furia de mis angustiadores,
Y despierta en favor mío
el juicio que mandaste.
7:
7 Te rodeará congregación
de pueblos,
Y sobre ella vuélvete a
sentar en alto.
7:
8 Jehová juzgará a los
pueblos;
Júzgame, oh Jehová,
conforme a mi justicia,
Y conforme a mi
integridad.
7:
9 Fenezca ahora la maldad
de los inicuos, mas establece tú al justo;
Porque el Dios justo
prueba la mente y el corazón.
7:
10 Mi escudo está en Dios,
Que salva a los rectos de
corazón.
7:
11 Dios es juez justo,
Y Dios está airado contra
el impío todos los días.
7:
12 Si no se arrepiente, él
afilará su espada;
Armado tiene ya su arco, y
lo ha preparado.
7:
13 Asimismo ha preparado
armas de muerte,
Y ha labrado saetas
ardientes.
7:
14 He aquí, el impío
concibió maldad,
Se preñó de iniquidad,
Y dio a luz engaño.
7:
15 Pozo ha cavado, y lo ha
ahondado;
Y en el hoyo que hizo
caerá.
7:
16 Su iniquidad volverá
sobre su cabeza,
Y su agravio caerá sobre
su propia coronilla.
7:
17 Alabaré a Jehová
conforme a su justicia,
Y cantaré al nombre de
Jehová el Altísimo.
Los
Salmos
Capítulo 08
8:
1 ¡Oh Jehová, Señor
nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre
en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre
los cielos;
8:
2 De la boca de los niños
y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al
enemigo y al vengativo.
8:
3 Cuando veo tus cielos,
obra de tus dedos,
La luna y las estrellas
que tú formaste,
8:
4 Digo:
¿Qué es el hombre, para
que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para
que lo visites?
8:
5 Le has hecho poco menor
que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y
de honra.
8:
6 Le hiciste señorear
sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de
sus pies:
8:
7 Ovejas y bueyes, todo
ello,
Y asimismo las bestias del
campo,
8:
8 Las aves de los cielos y
los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los
senderos del mar.
8:
9 ¡Oh Jehová, Señor
nuestro,
Cuán grande es tu nombre
en toda la tierra!
Los
Salmos
Capítulo 09
9:
1 Te alabaré, oh Jehová,
con todo mi corazón;
Contaré todas tus
maravillas.
9:
2 Me alegraré y me
regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh
Altísimo.
9:
3 Mis enemigos volvieron
atrás;
Cayeron y perecieron
delante de ti.
9:
4 Porque has mantenido mi
derecho y mi causa;
Te has sentado en el trono
juzgando con justicia.
9:
5 Reprendiste a las
naciones, destruiste al malo,
Borraste el nombre de
ellos eternamente y para siempre.
9:
6 Los enemigos han
perecido; han quedado desolados para siempre;
Y las ciudades que
derribaste,
Su memoria pereció con
ellas.
9:
7 Pero Jehová permanecerá
para siempre;
Ha dispuesto su trono para
juicio.
9:
8 El juzgará al mundo con
justicia,
Y a los pueblos con
rectitud.
9:
9 Jehová será refugio del
pobre,
Refugio para el tiempo de
angustia.
9:
10 En ti confiarán los que
conocen tu nombre,
Por cuanto tú, oh Jehová,
no desamparaste a los que te buscaron.
9:
11 Cantad a Jehová, que
habita en Sion;
Publicad entre los pueblos
sus obras.
9:
12 Porque el que demanda
la sangre se acordó de ellos;
No se olvidó del clamor de
los afligidos.
9:
13 Ten misericordia de mí,
Jehová;
Mira mi aflicción que
padezco a causa de los que me aborrecen,
Tú que me levantas de las
puertas de la muerte,
9:
14 Para que cuente yo
todas tus alabanzas
En las puertas de la hija
de Sion,
Y me goce en tu salvación.
9:
15 Se hundieron las
naciones en el hoyo que hicieron;
En la red que escondieron
fue tomado su pie.
9:
16 Jehová se ha hecho
conocer en el juicio que ejecutó;
En la obra de sus manos
fue enlazado el malo. Higaion. Selah
9:
17 Los malos serán
trasladados al Seol,
Todas las gentes que se
olvidan de Dios.
9:
18 Porque no para siempre
será olvidado el menesteroso,
Ni la esperanza de los
pobres perecerá perpetuamente.
9:
19 Levántate, oh Jehová;
no se fortalezca el hombre;
Sean juzgadas las naciones
delante de ti.
9:
20 Pon, oh Jehová, temor
en ellos;
Conozcan las naciones que
no son sino hombres. Selah
Los
Salmos
Capítulo 10
10:
1 ¿Por qué estás lejos, oh
Jehová,
Y te escondes en el tiempo
de la tribulación?
10:
2 Con arrogancia el malo
persigue al pobre;
Será atrapado en los
artificios que ha ideado.
10:
3 Porque el malo se jacta
del deseo de su alma,
Bendice al codicioso, y
desprecia a Jehová.
10:
4 El malo, por la altivez
de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de
sus pensamientos.
10:
5 Sus caminos son torcidos
en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy
lejos de su vista;
A todos sus adversarios
desprecia.
10:
6 Dice en su corazón:
No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el
infortunio.
10:
7 Llena está su boca de
maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay
vejación y maldad.
10:
8 Se sienta en acecho
cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al
inocente.
Sus ojos están acechando
al desvalido;
10:
9 Acecha en oculto, como
el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al
pobre;
Arrebata al pobre
trayéndolo a su red.
10:
10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes
garras muchos desdichados.
10:
11 Dice en su corazón:
Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro;
nunca lo verá.
10:
12 Levántate, oh Jehová
Dios, alza tu mano;
No te olvides de los
pobres.
10:
13 ¿Por qué desprecia el
malo a Dios?
En su corazón ha dicho:
Tú no lo inquirirás.
10:
14 Tú lo has visto; porque
miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el
desvalido;
Tú eres el amparo del
huérfano.
10:
15 Quebranta tú el brazo
del inicuo,
Y persigue la maldad del
malo hasta que no halles ninguna.
10:
16 Jehová es Rey
eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido
las naciones.
10:
17 El deseo de los
humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y
haces atento tu oído,
10:
18 Para juzgar al huérfano
y al oprimido,
A fin de que no vuelva más
a hacer violencia el hombre de la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 11
11:
1 En Jehová he confiado;
¿Cómo decís a mi alma,
Que escape al monte cual
ave?
11:
2 Porque he aquí, los
malos tienden el arco,
Disponen sus saetas sobre
la cuerda,
Para asaetear en oculto a
los rectos de corazón.
11:
3 Si fueren destruidos los
fundamentos,
¿Qué ha de hacer el justo?
11:
4 Jehová está en su santo
templo;
Jehová tiene en el cielo
su trono;
Sus ojos ven, sus párpados
examinan a los hijos de los hombres.
11:
5 Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama
la violencia, su alma los aborrece.
11:
6 Sobre los malos hará
llover calamidades;
Fuego, azufre y viento
abrasador será la porción del cáliz de ellos.
11:
7 Porque Jehová es justo,
y ama la justicia;
El hombre recto mirará su
rostro.
Los
Salmos
Capítulo 12
12:
1 Salva, oh Jehová, porque
se acabaron los piadosos;
Porque han desaparecido
los fieles de entre los hijos de los hombres.
12:
2 Habla mentira cada uno
con su prójimo;
Hablan con labios
lisonjeros, y con doblez de corazón.
12:
3 Jehová destruirá todos
los labios lisonjeros,
Y la lengua que habla
jactanciosamente;
12:
4 A los que han dicho:
Por nuestra lengua
prevaleceremos;
Nuestros labios son
nuestros; ¿quién es señor de nosotros?
12:
5 Por la opresión de los
pobres, por el gemido de los menesterosos,
Ahora me levantaré, dice
Jehová;
Pondré en salvo al que por
ello suspira.
12:
6 Las palabras de Jehová
son palabras limpias,
Como plata refinada en
horno de tierra,
Purificada siete veces.
12:
7 Tú, Jehová, los
guardarás;
De esta generación los
preservarás para siempre.
12:
8 Cercando andan los
malos,
Cuando la vileza es
exaltada entre los hijos de los hombres.
Los
Salmos
Capítulo 13
13:
1 ¿Hasta cuándo, Jehová?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás
tu rostro de mí?
13:
2 ¿Hasta cuándo pondré
consejos en mi alma,
Con tristezas en mi
corazón cada día?
¿Hasta cuándo será
enaltecido mi enemigo sobre mí?
13:
3 Mira, respóndeme, oh
Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que
no duerma de muerte;
13:
4 Para que no diga mi
enemigo:
Lo vencí.
Mis enemigos se
alegrarían, si yo resbalara.
13:
5 Mas yo en tu
misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en
tu salvación.
13:
6 Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien
Los
Salmos
Capítulo 14
14:
1 Dice el necio en su
corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen
obras abominables;
No hay quien haga el bien.
14:
2 Jehová miró desde los
cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún
entendido,
Que buscara a Dios.
14:
3 Todos se desviaron, a
una se han corrompido;
No hay quien haga lo
bueno, no hay ni siquiera uno.
14:
4 ¿No tienen
discernimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo
como si comiesen pan,
Y a Jehová no invocan?
14:
5 Ellos temblaron de
espanto;
Porque Dios está con la
generación de los justos.
14:
6 Del consejo del pobre se
han burlado,
Pero Jehová es su
esperanza.
14:
7 ¡Oh, que de Sion saliera
la salvación de Israel!
Cuando Jehová hiciere
volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se
alegrará Israel.
Los
Salmos
Capítulo 15
15:
1 Jehová, ¿quién habitará
en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte
santo?
15:
2 El que anda en
integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su
corazón.
15:
3 El que no calumnia con
su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno
contra su vecino.
15:
4 Aquel a cuyos ojos el
vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen
a Jehová.
El que aun jurando en daño
suyo, no por eso cambia;
15:
5 Quien su dinero no dio a
usura,
Ni contra el inocente
admitió cohecho.
El que hace estas cosas,
no resbalará jamás
Los
Salmos
Capítulo 16
16:
1 Guárdame, oh Dios,
porque en ti he confiado.
16:
2 Oh alma mía, dijiste a
Jehová:
Tú eres mi Señor;
No hay para mí bien fuera
de ti.
16:
3 Para los santos que
están en la tierra,
Y para los íntegros, es
toda mi complacencia.
16:
4 Se multiplicarán los
dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus
libaciones de sangre,
Ni en mis labios tomaré
sus nombres.
16:
5 Jehová es la porción de
mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi suerte.
16:
6 Las cuerdas me cayeron
en lugares deleitosos,
Y es hermosa la heredad
que me ha tocado.
16:
7 Bendeciré a Jehová que
me aconseja;
Aun en las noches me
enseña mi conciencia.
16:
8 A Jehová he puesto
siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra,
no seré conmovido.
16:
9 Se alegró por tanto mi
corazón, y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará
confiadamente;
16:
10 Porque no dejarás mi
alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo
vea corrupción.
16:
11 Me mostrarás la senda
de la vida;
En tu presencia hay
plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para
siempre.
Los
Salmos
Capítulo 17
17:
1 Oye, oh Jehová, una
causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha
de labios sin engaño.
17:
2 De tu presencia proceda
mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.
17:
3 Tú has probado mi
corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y
nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no
haga transgresión.
17:
4 En cuanto a las obras
humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las
sendas de los violentos.
17:
5 Sustenta mis pasos en
tus caminos,
Para que mis pies no
resbalen.
17:
6 Yo te he invocado, por
cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído,
escucha mi palabra.
17:
7 Muestra tus maravillosas
misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan
contra ellos.
17:
8 Guárdame como a la niña
de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra
de tus alas,
17:
9 De la vista de los malos
que me oprimen,
De mis enemigos que buscan
mi vida.
17:
10 Envueltos están con su
grosura;
Con su boca hablan
arrogantemente.
17:
11 Han cercado ahora
nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos
para echarnos por tierra.
17:
12 Son como león que desea
hacer presa,
Y como leoncillo que está
en su escondite.
17:
13 Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro,
póstrales;
Libra mi alma de los malos
con tu espada,
17:
14 De los hombres con tu
mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos,
cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno
de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus
pequeñuelos.
17:
15 En cuanto a mí, veré tu
rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando
despierte a tu semejanza.
Los
Salmos
Capítulo 18
17:
1 Oye, oh Jehová, una
causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha
de labios sin engaño.
17:
2 De tu presencia proceda
mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.
17:
3 Tú has probado mi
corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y
nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no
haga transgresión.
17:
4 En cuanto a las obras
humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las
sendas de los violentos.
17:
5 Sustenta mis pasos en
tus caminos,
Para que mis pies no
resbalen.
17:
6 Yo te he invocado, por
cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído,
escucha mi palabra.
17:
7 Muestra tus maravillosas
misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan
contra ellos.
17:
8 Guárdame como a la niña
de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra
de tus alas,
17:
9 De la vista de los malos
que me oprimen,
De mis enemigos que buscan
mi vida.
17:
10 Envueltos están con su
grosura;
Con su boca hablan
arrogantemente.
17:
11 Han cercado ahora
nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos
para echarnos por tierra.
17:
12 Son como león que desea
hacer presa,
Y como leoncillo que está
en su escondite.
17:
13 Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro,
póstrales;
Libra mi alma de los malos
con tu espada,
17:
14 De los hombres con tu
mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos,
cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno
de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus
pequeñuelos.
17:
15 En cuanto a mí, veré tu
rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando
despierte a tu semejanza.
Los
Salmos
Capítulo 19
19:
1 Los cielos cuentan la
gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la
obra de sus manos.
19:
2 Un día emite palabra a
otro día,
Y una noche a otra noche
declara sabiduría.
19:
3 No hay lenguaje, ni
palabras,
Ni es oída su voz.
19:
4 Por toda la tierra salió
su voz,
Y hasta el extremo del
mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo
para el sol;
19:
5 Y éste, como esposo que
sale de su tálamo,
Se alegra cual gigante
para correr el camino.
19:
6 De un extremo de los
cielos es su salida,
Y su curso hasta el
término de ellos;
Y nada hay que se esconda
de su calor.
19:
7 La ley de Jehová es
perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es
fiel, que hace sabio al sencillo.
19:
8 Los mandamientos de
Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es
puro, que alumbra los ojos.
19:
9 El temor de Jehová es
limpio, que permanece para siempre;
Los juicios de Jehová son
verdad, todos justos.
19:
10 Deseables son más que
el oro, y más que mucho oro afinado;
Y dulces más que miel, y
que la que destila del panal.
19:
11 Tu siervo es además
amonestado con ellos;
En guardarlos hay grande
galardón.
19:
12 ¿Quién podrá entender
sus propios errores?
Líbrame de los que me son
ocultos.
19:
13 Preserva también a tu
siervo de las soberbias;
Que no se enseñoreen de
mí;
Entonces seré íntegro, y
estaré limpio de gran rebelión.
19:
14 Sean gratos los dichos
de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y
redentor mío.
Los
Salmos
Capítulo 20
20:
1 Jehová te oiga en el día
de conflicto;
El nombre del Dios de
Jacob te defienda.
20:
2 Te envíe ayuda desde el
santuario,
Y desde Sion te sostenga.
20:
3 Haga memoria de todas
tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto.
Selah
20:
4 Te dé conforme al deseo
de tu corazón,
Y cumpla todo tu consejo.
20:
5 Nosotros nos alegraremos
en tu salvación,
Y alzaremos pendón en el
nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas tus
peticiones.
20:
6 Ahora conozco que Jehová
salva a su ungido;
Lo oirá desde sus santos
cielos
Con la potencia salvadora
de su diestra.
20:
7 Estos confían en carros,
y aquéllos en caballos;
Mas nosotros del nombre de
Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
20:
8 Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos
levantamos, y estamos en pie.
20:
9 Salva, Jehová;
Que el Rey nos oiga en el
día que lo invoquemos.
Los
Salmos
Capítulo 21
21:
1 El rey se alegra en tu
poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo
se goza!
21:
2 Le has concedido el
deseo de su corazón,
Y no le negaste la
petición de sus labios. Selah
21:
3 Porque le has salido al
encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino has
puesto sobre su cabeza.
21:
4 Vida te demandó, y se la
diste;
Largura de días
eternamente y para siempre.
21:
5 Grande es su gloria en
tu salvación;
Honra y majestad has
puesto sobre él.
21:
6 Porque lo has bendecido
para siempre;
Lo llenaste de alegría con
tu presencia.
21:
7 Por cuanto el rey confía
en Jehová,
Y en la misericordia del
Altísimo, no será conmovido.
21:
8 Alcanzará tu mano a
todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los
que te aborrecen.
21:
9 Los pondrás como horno
de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su
ira,
Y fuego los consumirá.
21:
10 Su fruto destruirás de
la tierra,
Y su descendencia de entre
los hijos de los hombres.
21:
11 Porque intentaron el
mal contra ti;
Fraguaron maquinaciones,
mas no prevalecerán,
21:
12 Pues tú los pondrás en
fuga;
En tus cuerdas dispondrás
saetas contra sus rostros.
21:
13 Engrandécete, oh
Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu
poderío.
Los
Salmos
Capítulo 22
22:
1 Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos
de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
22:
2 Dios mío, clamo de día,
y no respondes;
Y de noche, y no hay para
mí reposo.
22:
3 Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las
alabanzas de Israel.
22:
4 En ti esperaron nuestros
padres;
Esperaron, y tú los
libraste.
22:
5 Clamaron a ti, y fueron
librados;
Confiaron en ti, y no
fueron avergonzados.
22:
6 Mas yo soy gusano, y no
hombre;
Oprobio de los hombres, y
despreciado del pueblo.
22:
7 Todos los que me ven me
escarnecen;
Estiran la boca, menean la
cabeza, diciendo:
22:
8 Se encomendó a Jehová;
líbrele él;
Sálvele, puesto que en él
se complacía.
22:
9 Pero tú eres el que me
sacó del vientre;
El que me hizo estar
confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
22:
10 Sobre ti fui echado
desde antes de nacer;
Desde el vientre de mi
madre, tú eres mi Dios.
22:
11 No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.
22:
12 Me han rodeado muchos
toros;
Fuertes toros de Basán me
han cercado.
22:
13 Abrieron sobre mí su
boca
Como león rapaz y
rugiente.
22:
14 He sido derramado como
aguas,
Y todos mis huesos se
descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de
mis entrañas.
22:
15 Como un tiesto se secó
mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi
paladar,
Y me has puesto en el
polvo de la muerte.
22:
16 Porque perros me han
rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de
malignos;
Horadaron mis manos y mis
pies.
22:
17 Contar puedo todos mis
huesos;
Entre tanto, ellos me
miran y me observan.
22:
18 Repartieron entre sí
mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron
suertes.
22:
19 Mas tú, Jehová, no te
alejes;
Fortaleza mía, apresúrate
a socorrerme.
22:
20 Libra de la espada mi
alma,
Del poder del perro mi
vida.
22:
21 Sálvame de la boca del
león,
Y líbrame de los cuernos
de los búfalos.
22:
22 Anunciaré tu nombre a
mis hermanos;
En medio de la
congregación te alabaré.
22:
23 Los que teméis a
Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia
toda de Jacob,
Y temedle vosotros,
descendencia toda de Israel.
22:
24 Porque no menospreció
ni abominó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su
rostro;
Sino que cuando clamó a
él, le oyó.
22:
25 De ti será mi alabanza
en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante
de los que le temen.
22:
26 Comerán los humildes, y
serán saciados;
Alabarán a Jehová los que
le buscan;
Vivirá vuestro corazón
para siempre.
22:
27 Se acordarán, y se
volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de
las naciones adorarán delante de ti.
22:
28 Porque de Jehová es el
reino,
Y él regirá las naciones.
22:
29 Comerán y adorarán
todos los poderosos de la tierra;
Se postrarán delante de él
todos los que descienden al polvo,
Aun el que no puede
conservar la vida a su propia alma.
22:
30 La posteridad le
servirá;
Esto será contado de
Jehová hasta la postrera generación.
22:
31 Vendrán, y anunciarán
su justicia;
A pueblo no nacido aún,
anunciarán que él hizo esto.
Los
Salmos
Capítulo 23
23:
1 Jehová es mi pastor;
nada me faltará.
23:
2 En lugares de delicados
pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me
pastoreará.
23:
3 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre.
23:
4 Aunque ande en valle de
sombra de muerte,
No temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento.
23:
5 Aderezas mesa delante de
mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con
aceite; mi copa está rebosando.
23:
6 Ciertamente el bien y la
misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová
moraré por largos días.
Los
Salmos
Capítulo 24
24:
1 De Jehová es la tierra y
su plenitud;
El mundo, y los que en él
habitan.
24:
2 Porque él la fundó sobre
los mares,
Y la afirmó sobre los
ríos.
24:
3 ¿Quién subirá al monte
de Jehová?
¿Y quién estará en su
lugar santo?
24:
4 El limpio de manos y
puro de corazón;
El que no ha elevado su
alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
24:
5 El recibirá bendición de
Jehová,
Y justicia del Dios de
salvación.
24:
6 Tal es la generación de
los que le buscan,
De los que buscan tu
rostro, oh Dios de Jacob. Selah
24:
7 Alzad, oh puertas,
vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de
gloria.
24:
8 ¿Quién es este Rey de
gloria?
Jehová el fuerte y
valiente,
Jehová el poderoso en
batalla.
24:
9 Alzad, oh puertas,
vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de
gloria.
24:
10 ¿Quién es este Rey de
gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria.
Selah
Los
Salmos
Capítulo 25
25:
1 A ti, oh Jehová,
levantaré mi alma.
25:
2 Dios mío, en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis
enemigos.
25:
3 Ciertamente ninguno de
cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que
se rebelan sin causa.
25:
4 Muéstrame, oh Jehová,
tus caminos;
Enséñame tus sendas.
25:
5 Encamíname en tu verdad,
y enséñame,
Porque tú eres el Dios de
mi salvación;
En ti he esperado todo el
día.
25:
6 Acuérdate, oh Jehová, de
tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
25:
7 De los pecados de mi
juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia
acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
25:
8 Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a
los pecadores el camino.
25:
9 Encaminará a los
humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su
carrera.
25:
10 Todas las sendas de
Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su
pacto y sus testimonios.
25:
11 Por amor de tu nombre,
oh Jehová,
Perdonarás también mi
pecado, que es grande.
25:
12 ¿Quién es el hombre que
teme a Jehová?
El le enseñará el camino
que ha de escoger.
25:
13 Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará
la tierra.
25:
14 La comunión íntima de
Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su
pacto.
25:
15 Mis ojos están siempre
hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies
de la red.
25:
16 Mírame, y ten
misericordia de mí,
Porque estoy solo y
afligido.
25:
17 Las angustias de mi
corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
25:
18 Mira mi aflicción y mi
trabajo,
Y perdona todos mis
pecados.
25:
19 Mira mis enemigos, cómo
se han multiplicado,
Y con odio violento me
aborrecen.
25:
20 Guarda mi alma, y
líbrame;
No sea yo avergonzado,
porque en ti confié.
25:
21 Integridad y rectitud
me guarden,
Porque en ti he esperado.
25:
22 Redime, oh Dios, a
Israel
De todas sus angustias.
Los
Salmos
Capítulo 26
26:
1 Júzgame, oh Jehová,
porque yo en mi integridad he andado;
He confiado asimismo en
Jehová sin titubear.
26:
2 Escudríñame, oh Jehová,
y pruébame;
Examina mis íntimos
pensamientos y mi corazón.
26:
3 Porque tu misericordia
está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
26:
4 No me he sentado con
hombres hipócritas,
Ni entré con los que andan
simuladamente.
26:
5 Aborrecí la reunión de
los malignos,
Y con los impíos nunca me
senté.
26:
6 Lavaré en inocencia mis
manos,
Y así andaré alrededor de
tu altar, oh Jehová,
26:
7 Para exclamar con voz de
acción de gracias,
Y para contar todas tus
maravillas.
26:
8 Jehová, la habitación de
tu casa he amado,
Y el lugar de la morada de
tu gloria.
26:
9 No arrebates con los
pecadores mi alma,
Ni mi vida con hombres
sanguinarios,
26:
10 En cuyas manos está el
mal,
Y su diestra está llena de
sobornos.
26:
11 Mas yo andaré en mi
integridad;
Redímeme, y ten
misericordia de mí.
26:
12 Mi pie ha estado en
rectitud;
En las congregaciones
bendeciré a Jehová.
Los
Salmos
Capítulo 27
27:
1 Jehová es mi luz y mi
salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de
mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
27:
2 Cuando se juntaron
contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes,
ellos tropezaron y cayeron.
27:
3 Aunque un ejército
acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se
levante guerra,
Yo estaré confiado.
27:
4 Una cosa he demandado a
Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la
hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
27:
5 Porque él me esconderá
en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo
reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá
en alto.
27:
6 Luego levantará mi
cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su
tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré
alabanzas a Jehová.
27:
7 Oye, oh Jehová, mi voz
con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y
respóndeme.
27:
8 Mi corazón ha dicho de
ti:
Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh
Jehová;
27:
9 No escondas tu rostro de
mí.
No apartes con ira a tu
siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me
desampares, Dios de mi salvación.
27:
10 Aunque mi padre y mi
madre me dejaran,
Con todo, Jehová me
recogerá.
27:
11 Enséñame, oh Jehová, tu
camino,
Y guíame por senda de
rectitud
A causa de mis enemigos.
27:
12 No me entregues a la
voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado
contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
27:
13 Hubiera yo desmayado,
si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los
vivientes.
27:
14 Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu
corazón;
Sí, espera a Jehová.
Los
Salmos
Capítulo 28
28:
1 A ti clamaré, oh Jehová.
Roca mía, no te
desentiendas de mí,
Para que no sea yo,
dejándome tú,
Semejante a los que
descienden al sepulcro.
28:
2 Oye la voz de mis ruegos
cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos
hacia tu santo templo.
28:
3 No me arrebates
juntamente con los malos,
Y con los que hacen
iniquidad,
Los cuales hablan paz con
sus prójimos,
Pero la maldad está en su
corazón.
28:
4 Dales conforme a su
obra, y conforme a la perversidad de sus hechos;
Dales su merecido conforme
a la obra de sus manos.
28:
5 Por cuanto no atendieron
a los hechos de Jehová,
Ni a la obra de sus manos,
El los derribará, y no los
edificará.
28:
6 Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis
ruegos.
28:
7 Jehová es mi fortaleza y
mi escudo;
En él confió mi corazón, y
fui ayudado,
Por lo que se gozó mi
corazón,
Y con mi cántico le
alabaré.
28:
8 Jehová es la fortaleza
de su pueblo,
Y el refugio salvador de
su ungido.
28:
9 Salva a tu pueblo, y
bendice a tu heredad;
Y pastoréales y
susténtales para siempre.
Los
Salmos
Capítulo 29
29:
1 Tributad a Jehová, oh
hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y
el poder.
29:
2 Dad a Jehová la gloria
debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la
hermosura de la santidad.
29:
3 Voz de Jehová sobre las
aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas
aguas.
29:
4 Voz de Jehová con
potencia;
Voz de Jehová con gloria.
29:
5 Voz de Jehová que
quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los
cedros del Líbano.
29:
6 Los hizo saltar como
becerros;
Al Líbano y al Sirión como
hijos de búfalos.
29:
7 Voz de Jehová que
derrama llamas de fuego;
29:
8 Voz de Jehová que hace
temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el
desierto de Cades.
29:
9 Voz de Jehová que
desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama
su gloria.
29:
10 Jehová preside en el
diluvio,
Y se sienta Jehová como
rey para siempre.
29:
11 Jehová dará poder a su
pueblo;
Jehová bendecirá a su
pueblo con paz.
Los
Salmos
Capítulo 30
30:
1 Te glorificaré, oh
Jehová, porque me has exaltado,
Y no permitiste que mis
enemigos se alegraran de mí.
30:
2 Jehová Dios mío,
A ti clamé, y me sanaste.
30:
3 Oh Jehová, hiciste subir
mi alma del Seol;
Me diste vida, para que no
descendiese a la sepultura.
30:
4 Cantad a Jehová,
vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de
su santidad.
30:
5 Porque un momento será
su ira,
Pero su favor dura toda la
vida.
Por la noche durará el
lloro,
Y a la mañana vendrá la
alegría.
30:
6 En mi prosperidad dije
yo:
No seré jamás conmovido,
30:
7 Porque tú, Jehová, con
tu favor me afirmaste como monte fuerte.
Escondiste tu rostro, fui
turbado.
30:
8 A ti, oh Jehová,
clamaré,
Y al Señor suplicaré.
30:
9 ¿Qué provecho hay en mi
muerte cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo?
¿Anunciará tu verdad?
30:
10 Oye, oh Jehová, y ten
misericordia de mí;
Jehová, sé tú mi ayudador.
30:
11 Has cambiado mi lamento
en baile;
Desataste mi cilicio, y me
ceñiste de alegría.
30:
12 Por tanto, a ti
cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te
alabaré para siempre.
Los
Salmos
Capítulo 31
31:
1 En ti, oh Jehová, he
confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
31:
2 Inclina a mí tu oído,
líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y
fortaleza para salvarme.
31:
3 Porque tú eres mi roca y
mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y
me encaminarás.
31:
4 Sácame de la red que han
escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.
31:
5 En tu mano encomiendo mi
espíritu;
Tú me has redimido, oh
Jehová, Dios de verdad.
31:
6 Aborrezco a los que
esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he
esperado.
31:
7 Me gozaré y alegraré en
tu misericordia,
Porque has visto mi
aflicción;
Has conocido mi alma en
las angustias.
31:
8 No me entregaste en mano
del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar
espacioso.
31:
9 Ten misericordia de mí,
oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de
tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.
31:
10 Porque mi vida se va
gastando de dolor, y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a
causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
31:
11 De todos mis enemigos
soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho
más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven fuera huyen
de mí.
31:
12 He sido olvidado de su
corazón como un muerto;
He venido a ser como un
vaso quebrado.
31:
13 Porque oigo la calumnia
de muchos;
El miedo me asalta por
todas partes,
Mientras consultan juntos
contra mí
E idean quitarme la vida.
31:
14 Mas yo en ti confío, oh
Jehová;
Digo:
Tú eres mi Dios.
31:
15 En tu mano están mis
tiempos;
Líbrame de la mano de mis
enemigos y de mis perseguidores.
31:
16 Haz resplandecer tu
rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu
misericordia.
31:
17 No sea yo avergonzado,
oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los
impíos, estén mudos en el Seol.
31:
18 Enmudezcan los labios
mentirosos,
Que hablan contra el justo
cosas duras
Con soberbia y
menosprecio.
31:
19 ¡Cuán grande es tu
bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que
esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
31:
20 En lo secreto de tu
presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un
tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
31:
21 Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho
maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
31:
22 Decía yo en mi premura:
Cortado soy de delante de
tus ojos;
Pero tú oíste la voz de
mis ruegos cuando a ti clamaba.
31:
23 Amad a Jehová, todos
vosotros sus santos;
A los fieles guarda
Jehová,
Y paga abundantemente al
que procede con soberbia.
31:
24 Esforzaos todos
vosotros los que esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro
corazón.
Los
Salmos
Capítulo 32
32:
1 Bienaventurado aquel
cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
32:
2 Bienaventurado el hombre
a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay
engaño.
32:
3 Mientras callé, se
envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
32:
4 Porque de día y de noche
se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en
sequedades de verano. Selah
32:
5 Mi pecado te declaré, y
no encubrí mi iniquidad.
Dije:
Confesaré mis
transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad
de mi pecado.
32:
6 Por esto orará a ti todo
santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la
inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
32:
7 Tú eres mi refugio; me
guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación
me rodearás. Selah
32:
8 Te haré entender, y te
enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:
9 No seáis como el
caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados
con cabestro y con freno,
Porque si no, no se
acercan a ti.
32:
10 Muchos dolores habrá
para el impío;
Mas al que espera en
Jehová, le rodea la misericordia.
32:
11 Alegraos en Jehová y
gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos
vosotros los rectos de corazón.
Los
Salmos
Capítulo 33
33:
1 Alegraos, oh justos, en
Jehová;
En los íntegros es hermosa
la alabanza.
33:
2 Aclamad a Jehová con
arpa;
Cantadle con salterio y
decacordio.
33:
3 Cantadle cántico nuevo;
Hacedlo bien, tañendo con
júbilo.
33:
4 Porque recta es la
palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha
con fidelidad.
33:
5 El ama justicia y
juicio;
De la misericordia de
Jehová está llena la tierra.
33:
6 Por la palabra de Jehová
fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de
ellos por el aliento de su boca.
33:
7 El junta como montón las
aguas del mar;
El pone en depósitos los
abismos.
33:
8 Tema a Jehová toda la
tierra;
Teman delante de él todos
los habitantes del mundo.
33:
9 Porque él dijo, y fue
hecho;
El mandó, y existió.
33:
10 Jehová hace nulo el
consejo de las naciones,
Y frustra las
maquinaciones de los pueblos.
33:
11 El consejo de Jehová
permanecerá para siempre;
Los pensamientos de su
corazón por todas las generaciones.
33:
12 Bienaventurada la
nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió
como heredad para sí.
33:
13 Desde los cielos miró
Jehová;
Vio a todos los hijos de
los hombres;
33:
14 Desde el lugar de su
morada miró
Sobre todos los moradores
de la tierra.
33:
15 El formó el corazón de
todos ellos;
Atento está a todas sus
obras.
33:
16 El rey no se salva por
la multitud del ejército,
Ni escapa el valiente por
la mucha fuerza.
33:
17 Vano para salvarse es
el caballo;
La grandeza de su fuerza a
nadie podrá librar.
33:
18 He aquí el ojo de
Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en
su misericordia,
33:
19 Para librar sus almas
de la muerte,
Y para darles vida en
tiempo de hambre.
33:
20 Nuestra alma espera a
Jehová;
Nuestra ayuda y nuestro
escudo es él.
33:
21 Por tanto, en él se
alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre
hemos confiado.
33:
22 Sea tu misericordia, oh
Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti.
Los
Salmos
Capítulo 34
34:
1 Bendeciré a Jehová en
todo tiempo;
Su alabanza estará de
continuo en mi boca.
34:
2 En Jehová se gloriará mi
alma;
Lo oirán los mansos, y se
alegrarán.
34:
3 Engrandeced a Jehová
conmigo,
Y exaltemos a una su
nombre.
34:
4 Busqué a Jehová, y él me
oyó,
Y me libró de todos mis
temores.
34:
5 Los que miraron a él
fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron
avergonzados.
34:
6 Este pobre clamó, y le
oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus
angustias.
34:
7 El ángel de Jehová
acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
34:
8 Gustad, y ved que es
bueno Jehová;
Dichoso el hombre que
confía en él.
34:
9 Temed a Jehová, vosotros
sus santos,
Pues nada falta a los que
le temen.
34:
10 Los leoncillos
necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a
Jehová no tendrán falta de ningún bien.
34:
11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os
enseñaré.
34:
12 ¿Quién es el hombre que
desea vida,
Que desea muchos días para
ver el bien?
34:
13 Guarda tu lengua del
mal,
Y tus labios de hablar
engaño.
34:
14 Apártate del mal, y haz
el bien;
Busca la paz, y síguela.
34:
15 Los ojos de Jehová
están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al
clamor de ellos.
34:
16 La ira de Jehová contra
los que hacen mal,
Para cortar de la tierra
la memoria de ellos.
34:
17 Claman los justos, y
Jehová oye,
Y los libra de todas sus
angustias.
34:
18 Cercano está Jehová a
los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de
espíritu.
34:
19 Muchas son las
aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le
librará Jehová.
34:
20 El guarda todos sus
huesos;
Ni uno de ellos será
quebrantado.
34:
21 Matará al malo la
maldad,
Y los que aborrecen al
justo serán condenados.
34:
22 Jehová redime el alma
de sus siervos,
Y no serán condenados
cuantos en él confían.
Los
Salmos
Capítulo 35
35:
1 Disputa, oh Jehová, con
los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me
combaten.
35:
2 Echa mano al escudo y al
pavés,
Y levántate en mi ayuda.
35:
3 Saca la lanza, cierra
contra mis perseguidores;
Di a mi alma:
Yo soy tu salvación.
35:
4 Sean avergonzados y
confundidos los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y
avergonzados los que mi mal intentan.
35:
5 Sean como el tamo
delante del viento,
Y el ángel de Jehová los
acose.
35:
6 Sea su camino tenebroso
y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los
persiga.
35:
7 Porque sin causa
escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo
para mi alma.
35:
8 Véngale el
quebrantamiento sin que lo sepa,
Y la red que él escondió
lo prenda;
Con quebrantamiento caiga
en ella.
35:
9 Entonces mi alma se
alegrará en Jehová;
Se regocijará en su
salvación.
35:
10 Todos mis huesos dirán:
Jehová, ¿quién como tú,
Que libras al afligido del
más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso
del que le despoja?
35:
11 Se levantan testigos
malvados;
De lo que no sé me
preguntan;
35:
12 Me devuelven mal por
bien,
Para afligir a mi alma.
35:
13 Pero yo, cuando ellos
enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a
mi seno.
35:
14 Como por mi compañero,
como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por
madre, enlutado me humillaba.
35:
15 Pero ellos se alegraron
en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí
gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin
descanso;
35:
16 Como lisonjeros,
escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus
dientes.
35:
17 Señor, ¿hasta cuándo
verás esto?
Rescata mi alma de sus
destrucciones, mi vida de los leones.
35:
18 Te confesaré en grande
congregación;
Te alabaré entre numeroso
pueblo.
35:
19 No se alegren de mí los
que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen
sin causa guiñen el ojo.
35:
20 Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la
tierra piensan palabras engañosas.
35:
21 Ensancharon contra mí
su boca;
Dijeron:
¡Ea, ea, nuestros ojos lo
han visto!
35:
22 Tú lo has visto, oh
Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.
35:
23 Muévete y despierta
para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para
defender mi causa.
35:
24 Júzgame conforme a tu
justicia, Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.
35:
25 No digan en su corazón:
¡Ea, alma nuestra!
No digan:
¡Le hemos devorado!
35:
26 Sean avergonzados y
confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de vergüenza y de
confusión los que se engrandecen contra mí.
35:
27 Canten y alégrense los
que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre:
Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su
siervo.
35:
28 Y mi lengua hablará de
tu justicia
Y de tu alabanza todo el
día.
Los
Salmos
Capítulo 36
36:
1 La iniquidad del impío
me dice al corazón:
No hay temor de Dios
delante de sus ojos.
36:
2 Se lisonjea, por tanto,
en sus propios ojos,
De que su iniquidad no
será hallada y aborrecida.
36:
3 Las palabras de su boca
son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y
de hacer el bien.
36:
4 Medita maldad sobre su
cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
36:
5 Jehová, hasta los cielos
llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza
hasta las nubes.
36:
6 Tu justicia es como los
montes de Dios,
Tus juicios, abismo
grande.
Oh Jehová, al hombre y al
animal conservas.
36:
7 ¡Cuán preciosa, oh Dios,
es tu misericordia!
Por eso los hijos de los
hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
36:
8 Serán completamente
saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del
torrente de tus delicias.
36:
9 Porque contigo está el
manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
36:
10 Extiende tu
misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos
de corazón.
36:
11 No venga pie de
soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me
mueva.
36:
12 Allí cayeron los
hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no
podrán levantarse.
Los
Salmos
Capítulo 37
37:
1 No te impacientes a
causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los
que hacen iniquidad.
37:
2 Porque como hierba serán
pronto cortados,
Y como la hierba verde se
secarán.
37:
3 Confía en Jehová, y haz
el bien;
Y habitarás en la tierra,
y te apacentarás de la verdad.
37:
4 Deléitate asimismo en
Jehová,
Y él te concederá las
peticiones de tu corazón.
37:
5 Encomienda a Jehová tu
camino,
Y confía en él; y él hará.
37:
6 Exhibirá tu justicia
como la luz,
Y tu derecho como el
mediodía.
37:
7 Guarda silencio ante
Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo
del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace
maldades.
37:
8 Deja la ira, y desecha
el enojo;
No te excites en manera
alguna a hacer lo malo.
37:
9 Porque los malignos
serán destruidos,
Pero los que esperan en
Jehová, ellos heredarán la tierra.
37:
10 Pues de aquí a poco no
existirá el malo;
Observarás su lugar, y no
estará allí.
37:
11 Pero los mansos
heredarán la tierra,
Y se recrearán con
abundancia de paz.
37:
12 Maquina el impío contra
el justo,
Y cruje contra él sus
dientes;
37:
13 El Señor se reirá de
él;
Porque ve que viene su
día.
37:
14 Los impíos desenvainan
espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y
al menesteroso,
Para matar a los de recto
proceder.
37:
15 Su espada entrará en su
mismo corazón,
Y su arco será quebrado.
37:
16 Mejor es lo poco del
justo,
Que las riquezas de muchos
pecadores.
37:
17 Porque los brazos de
los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los
justos es Jehová.
37:
18 Conoce Jehová los días
de los perfectos,
Y la heredad de ellos será
para siempre.
37:
19 No serán avergonzados
en el mal tiempo,
Y en los días de hambre
serán saciados.
37:
20 Mas los impíos
perecerán,
Y los enemigos de Jehová
como la grasa de los carneros
Serán consumidos; se
disiparán como el humo.
37:
21 El impío toma prestado,
y no paga;
Mas el justo tiene
misericordia, y da.
37:
22 Porque los benditos de
él heredarán la tierra;
Y los malditos de él serán
destruidos.
37:
23 Por Jehová son
ordenados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
37:
24 Cuando el hombre
cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su
mano.
37:
25 Joven fui, y he
envejecido,
Y no he visto justo
desamparado,
Ni su descendencia que
mendigue pan.
37:
26 En todo tiempo tiene
misericordia, y presta;
Y su descendencia es para
bendición.
37:
27 Apártate del mal, y haz
el bien,
Y vivirás para siempre.
37:
28 Porque Jehová ama la
rectitud,
Y no desampara a sus
santos.
Para siempre serán
guardados;
Mas la descendencia de los
impíos será destruida.
37:
29 Los justos heredarán la
tierra,
Y vivirán para siempre
sobre ella.
37:
30 La boca del justo habla
sabiduría,
Y su lengua habla
justicia.
37:
31 La ley de su Dios está
en su corazón;
Por tanto, sus pies no
resbalarán.
37:
32 Acecha el impío al
justo,
Y procura matarlo.
37:
33 Jehová no lo dejará en
sus manos,
Ni lo condenará cuando le
juzgaren.
37:
34 Espera en Jehová, y
guarda su camino,
Y él te exaltará para
heredar la tierra;
Cuando sean destruidos los
pecadores, lo verás.
37:
35 Vi yo al impío
sumamente enaltecido,
Y que se extendía como
laurel verde.
37:
36 Pero él pasó, y he aquí
ya no estaba;
Lo busqué, y no fue
hallado.
37:
37 Considera al íntegro, y
mira al justo;
Porque hay un final
dichoso para el hombre de paz.
37:
38 Mas los transgresores
serán todos a una destruidos;
La posteridad de los
impíos será extinguida.
37:
39 Pero la salvación de
los justos es de Jehová,
Y él es su fortaleza en el
tiempo de la angustia.
37:
40 Jehová los ayudará y
los librará;
Los libertará de los
impíos, y los salvará,
Por cuanto en él
esperaron.
Los
Salmos
Capítulo 38
38:
1 Jehová, no me reprendas
en tu furor,
Ni me castigues en tu ira.
38:
2 Porque tus saetas
cayeron sobre mí,
Y sobre mí ha descendido
tu mano.
38:
3 Nada hay sano en mi
carne, a causa de tu ira;
Ni hay paz en mis huesos,
a causa de mi pecado.
38:
4 Porque mis iniquidades
se han agravado sobre mi cabeza;
Como carga pesada se han
agravado sobre mí.
38:
5 Hieden y supuran mis
llagas,
A causa de mi locura.
38:
6 Estoy encorvado, estoy
humillado en gran manera,
Ando enlutado todo el día.
38:
7 Porque mis lomos están
llenos de ardor,
Y nada hay sano en mi
carne.
38:
8 Estoy debilitado y
molido en gran manera;
Gimo a causa de la
conmoción de mi corazón.
38:
9 Señor, delante de ti
están todos mis deseos,
Y mi suspiro no te es
oculto.
38:
10 Mi corazón está
acongojado, me ha dejado mi vigor,
Y aun la luz de mis ojos
me falta ya.
38:
11 Mis amigos y mis
compañeros se mantienen lejos de mi plaga,
Y mis cercanos se han
alejado.
38:
12 Los que buscan mi vida
arman lazos,
Y los que procuran mi mal
hablan iniquidades,
Y meditan fraudes todo el
día.
38:
13 Mas yo, como si fuera
sordo, no oigo;
Y soy como mudo que no
abre la boca.
38:
14 Soy, pues, como un
hombre que no oye,
Y en cuya boca no hay
reprensiones.
38:
15 Porque en ti, oh
Jehová, he esperado;
Tú responderás, Jehová
Dios mío.
38:
16 Dije:
No se alegren de mí;
Cuando mi pie resbale, no
se engrandezcan sobre mí.
38:
17 Pero yo estoy a punto
de caer,
Y mi dolor está delante de
mí continuamente.
38:
18 Por tanto, confesaré mi
maldad,
Y me contristaré por mi
pecado.
38:
19 Porque mis enemigos
están vivos y fuertes,
Y se han aumentado los que
me aborrecen sin causa.
38:
20 Los que pagan mal por
bien
Me son contrarios, por
seguir yo lo bueno.
38:
21 No me desampares, oh
Jehová;
Dios mío, no te alejes de
mí.
38:
22 Apresúrate a ayudarme,
Oh Señor, mi salvación.
Los
Salmos
Capítulo 39
39:
1 Yo dije:
Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi
lengua;
Guardaré mi boca con
freno,
En tanto que el impío esté
delante de mí.
39:
2 Enmudecí con silencio,
me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.
39:
3 Se enardeció mi corazón
dentro de mí;
En mi meditación se
encendió fuego,
Y así proferí con mi
lengua:
39:
4 Hazme saber, Jehová, mi
fin,
Y cuánta sea la medida de
mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.
39:
5 He aquí, diste a mis
días término corto,
Y mi edad es como nada
delante de ti;
Ciertamente es completa
vanidad todo hombre que vive. Selah
39:
6 Ciertamente como una
sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se
afana;
Amontona riquezas, y no
sabe quién las recogerá.
39:
7 Y ahora, Señor, ¿qué
esperaré?
Mi esperanza está en ti.
39:
8 Líbrame de todas mis
transgresiones;
No me pongas por escarnio
del insensato.
39:
9 Enmudecí, no abrí mi
boca,
Porque tú lo hiciste.
39:
10 Quita de sobre mí tu
plaga;
Estoy consumido bajo los
golpes de tu mano.
39:
11 Con castigos por el
pecado corriges al hombre,
Y deshaces como polilla lo
más estimado de él;
Ciertamente vanidad es
todo hombre. Selah
39:
12 Oye mi oración, oh
Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis
lágrimas;
Porque forastero soy para
ti,
Y advenedizo, como todos
mis padres.
39:
13 Déjame, y tomaré
fuerzas,
Antes que vaya y perezca.
Los
Salmos
Capítulo 40
40:
1 Pacientemente esperé a
Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó
mi clamor.
40:
2 Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña,
y enderezó mis pasos.
40:
3 Puso luego en mi boca
cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y
temerán,
Y confiarán en Jehová.
40:
4 Bienaventurado el hombre
que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios,
ni a los que se desvían tras la mentira.
40:
5 Has aumentado, oh Jehová
Dios mío, tus maravillas;
Y tus pensamientos para
con nosotros,
No es posible contarlos
ante ti.
Si yo anunciare y hablare
de ellos,
No pueden ser enumerados.
40:
6 Sacrificio y ofrenda no
te agrada;
Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no
has demandado.
40:
7 Entonces dije:
He aquí, vengo;
En el rollo del libro está
escrito de mí;
40:
8 El hacer tu voluntad,
Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de
mi corazón.
40:
9 He anunciado justicia en
grande congregación;
He aquí, no refrené mis
labios,
Jehová, tú lo sabes.
40:
10 No encubrí tu justicia
dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad
y tu salvación;
No oculté tu misericordia
y tu verdad en grande asamblea.
40:
11 Jehová, no retengas de
mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu
verdad me guarden siempre.
40:
12 Porque me han rodeado
males sin número;
Me han alcanzado mis
maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que
los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
40:
13 Quieras, oh Jehová,
librarme;
Jehová, apresúrate a
socorrerme.
40:
14 Sean avergonzados y
confundidos a una
Los que buscan mi vida
para destruirla.
Vuelvan atrás y
avergüéncense
Los que mi mal desean;
40:
15 Sean asolados en pago
de su afrenta
Los que me dicen:
¡Ea, ea!
40:
16 Gócense y alégrense en
ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que
aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.
40:
17 Aunque afligido yo y
necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador
eres tú;
Dios mío, no te tardes.
Los
Salmos
Capítulo 41
41:
1 Bienaventurado el que
piensa en el pobre;
En el día malo lo librará
Jehová.
41:
2 Jehová lo guardará, y le
dará vida;
Será bienaventurado en la
tierra,
Y no lo entregarás a la
voluntad de sus enemigos.
41:
3 Jehová lo sustentará
sobre el lecho del dolor;
Mullirás toda su cama en
su enfermedad.
41:
4 Yo dije:
Jehová, ten misericordia
de mí;
Sana mi alma, porque
contra ti he pecado.
41:
5 Mis enemigos dicen mal
de mí, preguntando:
¿Cuándo morirá, y perecerá
su nombre?
41:
6 Y si vienen a verme,
hablan mentira;
Su corazón recoge para sí
iniquidad,
Y al salir fuera la
divulgan.
41:
7 Reunidos murmuran contra
mí todos los que me aborrecen;
Contra mí piensan mal,
diciendo de mí:
41:
8 Cosa pestilencial se ha
apoderado de él;
Y el que cayó en cama no
volverá a levantarse.
41:
9 Aun el hombre de mi paz,
en quien yo confiaba, el que de mi pan comía,
Alzó contra mí el
calcañar.
41:
10 Mas tú, Jehová, ten
misericordia de mí, y hazme levantar,
Y les daré el pago.
41:
11 En esto conoceré que te
he agradado,
Que mi enemigo no se
huelgue de mí.
41:
12 En cuanto a mí, en mi
integridad me has sustentado,
Y me has hecho estar
delante de ti para siempre.
41:
13 Bendito sea Jehová, el
Dios de Israel,
Por los siglos de los
siglos.
Amén y Amén.
Los
Salmos
Capítulo 42
42:
1 Como el ciervo brama por
las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios,
el alma mía.
42:
2 Mi alma tiene sed de
Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me
presentaré delante de Dios?
42:
3 Fueron mis lágrimas mi
pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos
los días:
¿Dónde está tu Dios?
42:
4 Me acuerdo de estas
cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la
multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y
de alabanza del pueblo en fiesta.
42:
5 ¿Por qué te abates, oh
alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún
he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
42:
6 Dios mío, mi alma está
abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de
ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde
el monte de Mizar.
42:
7 Un abismo llama a otro a
la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas
han pasado sobre mí.
42:
8 Pero de día mandará
Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico
estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi
vida.
42:
9 Diré a Dios:
Roca mía, ¿por qué te has
olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo
enlutado por la opresión del enemigo?
42:
10 Como quien hiere mis
huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día:
¿Dónde está tu Dios?
42:
11 ¿Por qué te abates, oh
alma mía,
Y por qué te turbas dentro
de mí?
Espera en Dios; porque aún
he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Los
Salmos
Capítulo 43
43:
1 Júzgame, oh Dios, y
defiende mi causa;
Líbrame de gente impía, y
del hombre engañoso e inicuo.
43:
2 Pues que tú eres el Dios
de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado?
¿Por qué andaré enlutado
por la opresión del enemigo?
43:
3 Envía tu luz y tu
verdad; éstas me guiarán;
Me conducirán a tu santo
monte,
Y a tus moradas.
43:
4 Entraré al altar de
Dios,
Al Dios de mi alegría y de
mi gozo;
Y te alabaré con arpa, oh
Dios, Dios mío.
43:
5 ¿Por qué te abates, oh
alma mía,
Y por qué te turbas dentro
de mí?
Espera en Dios; porque aún
he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Los
Salmos
Capítulo 44
44:
1 Oh Dios, con nuestros
oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado,
La obra que hiciste en sus
días, en los tiempos antiguos.
44:
2 Tú con tu mano echaste
las naciones, y los plantaste a ellos;
Afligiste a los pueblos, y
los arrojaste.
44:
3 Porque no se apoderaron
de la tierra por su espada,
Ni su brazo los libró;
Sino tu diestra, y tu
brazo, y la luz de tu rostro,
Porque te complaciste en
ellos.
44:
4 Tú, oh Dios, eres mi
rey;
Manda salvación a Jacob.
44:
5 Por medio de ti
sacudiremos a nuestros enemigos;
En tu nombre hollaremos a
nuestros adversarios.
44:
6 Porque no confiaré en mi
arco,
Ni mi espada me salvará;
44:
7 Pues tú nos has guardado
de nuestros enemigos,
Y has avergonzado a los
que nos aborrecían.
44:
8 En Dios nos gloriaremos
todo el tiempo,
Y para siempre alabaremos
tu nombre. Selah
44:
9 Pero nos has desechado,
y nos has hecho avergonzar;
Y no sales con nuestros
ejércitos.
44:
10 Nos hiciste retroceder
delante del enemigo,
Y nos saquean para sí los
que nos aborrecen.
44:
11 Nos entregas como
ovejas al matadero,
Y nos has esparcido entre
las naciones.
44:
12 Has vendido a tu pueblo
de balde;
No exigiste ningún precio.
44:
13 Nos pones por afrenta
de nuestros vecinos,
Por escarnio y por burla
de los que nos rodean.
44:
14 Nos pusiste por
proverbio entre las naciones;
Todos al vernos menean la
cabeza.
44:
15 Cada día mi vergüenza
está delante de mí,
Y la confusión de mi
rostro me cubre,
44:
16 Por la voz del que me
vitupera y deshonra,
Por razón del enemigo y
del vengativo.
44:
17 Todo esto nos ha
venido, y no nos hemos olvidado de ti,
Y no hemos faltado a tu
pacto.
44:
18 No se ha vuelto atrás
nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus
caminos nuestros pasos,
44:
19 Para que nos
quebrantases en el lugar de chacales,
Y nos cubrieses con sombra
de muerte.
44:
20 Si nos hubiésemos
olvidado del nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos a
dios ajeno,
44:
21 ¿No demandaría Dios
esto?
Porque él conoce los
secretos del corazón.
44:
22 Pero por causa de ti
nos matan cada día;
Somos contados como ovejas
para el matadero.
44:
23 Despierta; ¿por qué
duermes, Señor?
Despierta, no te alejes
para siempre.
44:
24 ¿Por qué escondes tu
rostro,
Y te olvidas de nuestra
aflicción, y de la opresión nuestra?
44:
25 Porque nuestra alma
está agobiada hasta el polvo,
Y nuestro cuerpo está
postrado hasta la tierra.
44:
26 Levántate para
ayudarnos,
Y redímenos por causa de
tu misericordia.
Los
Salmos
Capítulo 45
45:
1 Rebosa mi corazón
palabra buena;
Dirijo al rey mi canto;
Mi lengua es pluma de
escribiente muy ligero.
45:
2 Eres el más hermoso de
los hijos de los hombres;
La gracia se derramó en
tus labios;
Por tanto, Dios te ha
bendecido para siempre.
45:
3 Ciñe tu espada sobre el
muslo, oh valiente,
Con tu gloria y con tu
majestad.
45:
4 En tu gloria sé
prosperado;
Cabalga sobre palabra de
verdad, de humildad y de justicia,
Y tu diestra te enseñará
cosas terribles.
45:
5 Tus saetas agudas,
Con que caerán pueblos
debajo de ti,
Penetrarán en el corazón
de los enemigos del rey.
45:
6 Tu trono, oh Dios, es
eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el
cetro de tu reino.
45:
7 Has amado la justicia y
aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios,
el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más
que a tus compañeros.
45:
8 Mirra, áloe y casia
exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil
te recrean.
45:
9 Hijas de reyes están
entre tus ilustres;
Está la reina a tu diestra
con oro de Ofir.
45:
10 Oye, hija, y mira, e
inclina tu oído;
Olvida tu pueblo, y la
casa de tu padre;
45:
11 Y deseará el rey tu
hermosura;
E inclínate a él, porque
él es tu señor.
45:
12 Y las hijas de Tiro
vendrán con presentes;
Implorarán tu favor los
ricos del pueblo.
45:
13 Toda gloriosa es la
hija del rey en su morada;
De brocado de oro es su
vestido.
45:
14 Con vestidos bordados
será llevada al rey;
Vírgenes irán en pos de
ella,
Compañeras suyas serán
traídas a ti.
45:
15 Serán traídas con
alegría y gozo;
Entrarán en el palacio del
rey.
45:
16 En lugar de tus padres
serán tus hijos,
A quienes harás príncipes
en toda la tierra.
45:
17 Haré perpetua la
memoria de tu nombre en todas las generaciones,
Por lo cual te alabarán
los pueblos eternamente y para siempre.
Los
Salmos
Capítulo 46
46:
1 Dios es nuestro amparo y
fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en
las tribulaciones.
46:
2 Por tanto, no temeremos,
aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes
al corazón del mar;
46:
3 Aunque bramen y se
turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a
causa de su braveza. Selah
46:
4 Del río sus corrientes
alegran la ciudad de Dios,
El santuario de las
moradas del Altísimo.
46:
5 Dios está en medio de
ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear
la mañana.
46:
6 Bramaron las naciones,
titubearon los reinos;
Dio él su voz, se derritió
la tierra.
46:
7 Jehová de los ejércitos
está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios
de Jacob. Selah
46:
8 Venid, ved las obras de
Jehová,
Que ha puesto asolamientos
en la tierra.
46:
9 Que hace cesar las
guerras hasta los fines de la tierra.
Que quiebra el arco, corta
la lanza,
Y quema los carros en el
fuego.
46:
10 Estad quietos, y
conoced que yo soy Dios;
Seré exaltado entre las
naciones; enaltecido seré en la tierra.
46:
11 Jehová de los ejércitos
está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios
de Jacob. Selah
Los
Salmos
Capítulo 47
47:
1 Pueblos todos, batid las
manos;
Aclamad a Dios con voz de
júbilo.
47:
2 Porque Jehová el
Altísimo es temible;
Rey grande sobre toda la
tierra.
47:
3 El someterá a los
pueblos debajo de nosotros,
Y a las naciones debajo de
nuestros pies.
47:
4 El nos elegirá nuestras
heredades;
La hermosura de Jacob, al
cual amó. Selah
47:
5 Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de
trompeta.
47:
6 Cantad a Dios, cantad;
Cantad a nuestro Rey,
cantad;
47:
7 Porque Dios es el Rey de
toda la tierra;
Cantad con inteligencia.
47:
8 Reinó Dios sobre las
naciones;
Se sentó Dios sobre su
santo trono.
47:
9 Los príncipes de los
pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de
Abraham;
47:
10 Porque de Dios son los
escudos de la tierra;
El es muy exaltado.
Los
Salmos
Capítulo 48
48:
1 Grande es Jehová, y
digno de ser en gran manera alabado
En la ciudad de nuestro
Dios, en su monte santo.
48:
2 Hermosa provincia, el
gozo de toda la tierra,
Es el monte de Sion, a los
lados del norte,
La ciudad del gran Rey.
48:
3 En sus palacios Dios es
conocido por refugio.
48:
4 Porque he aquí los reyes
de la tierra se reunieron;
Pasaron todos.
48:
5 Y viéndola ellos así, se
maravillaron,
Se turbaron, se
apresuraron a huir.
48:
6 Les tomó allí temblor;
Dolor como de mujer que da
a luz.
48:
7 Con viento solano
Quiebras tú las naves de
Tarsis.
48:
8 Como lo oímos, así lo
hemos visto
En la ciudad de Jehová de
los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios;
La afirmará Dios para
siempre. Selah
48:
9 Nos acordamos de tu
misericordia, oh Dios,
En medio de tu templo.
48:
10 Conforme a tu nombre,
oh Dios,
Así es tu loor hasta los
fines de la tierra;
De justicia está llena tu
diestra.
48:
11 Se alegrará el monte de
Sion;
Se gozarán las hijas de
Judá
Por tus juicios.
48:
12 Andad alrededor de Sion,
y rodeadla;
Contad sus torres.
48:
13 Considerad atentamente
su antemuro,
Mirad sus palacios;
Para que lo contéis a la
generación venidera.
48:
14 Porque este Dios es
Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá
de la muerte.
Los
Salmos
Capítulo 49
49:
1 Oíd esto, pueblos todos;
Escuchad, habitantes todos
del mundo,
49:
2 Así los plebeyos como
los nobles,
El rico y el pobre
juntamente.
49:
3 Mi boca hablará
sabiduría,
Y el pensamiento de mi
corazón inteligencia.
49:
4 Inclinaré al proverbio
mi oído;
Declararé con el arpa mi
enigma.
49:
5 ¿Por qué he de temer en
los días de adversidad,
Cuando la iniquidad de mis
opresores me rodeare?
49:
6 Los que confían en sus
bienes,
Y de la muchedumbre de sus
riquezas se jactan,
49:
7 Ninguno de ellos podrá
en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate
49:
8 (Porque la redención de
su vida es de gran precio,
Y no se logrará jamás),
49:
9 Para que viva en
adelante para siempre,
Y nunca vea corrupción.
49:
10 Pues verá que aun los
sabios mueren;
Que perecen del mismo modo
que el insensato y el necio,
Y dejan a otros sus
riquezas.
49:
11 Su íntimo pensamiento
es que sus casas serán eternas,
Y sus habitaciones para
generación y generación;
Dan sus nombres a sus
tierras.
49:
12 Mas el hombre no
permanecerá en honra;
Es semejante a las bestias
que perecen.
49:
13 Este su camino es
locura;
Con todo, sus
descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah
49:
14 Como a rebaños que son
conducidos al Seol,
La muerte los pastoreará,
Y los rectos se
enseñorearán de ellos por la mañana;
Se consumirá su buen
parecer, y el Seol será su morada.
49:
15 Pero Dios redimirá mi
vida del poder del Seol,
Porque él me tomará
consigo. Selah
49:
16 No temas cuando se
enriquece alguno,
Cuando aumenta la gloria
de su casa;
49:
17 Porque cuando muera no
llevará nada,
Ni descenderá tras él su
gloria.
49:
18 Aunque mientras viva,
llame dichosa a su alma,
Y sea loado cuando
prospere,
49:
19 Entrará en la
generación de sus padres,
Y nunca más verá la luz.
49:
20 El hombre que está en
honra y no entiende,
Semejante es a las bestias
que perecen.
Los
Salmos
Capítulo 50
50:
1 El Dios de dioses,
Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del
sol hasta donde se pone.
50:
2 De Sion, perfección de
hermosura,
Dios ha resplandecido.
50:
3 Vendrá nuestro Dios, y
no callará;
Fuego consumirá delante de
él,
Y tempestad poderosa le
rodeará.
50:
4 Convocará a los cielos
de arriba,
Y a la tierra, para juzgar
a su pueblo.
50:
5 Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo
pacto con sacrificio.
50:
6 Y los cielos declararán
su justicia,
Porque Dios es el juez.
Selah
50:
7 Oye, pueblo mío, y
hablaré;
Escucha, Israel, y
testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo.
50:
8 No te reprenderé por tus
sacrificios,
Ni por tus holocaustos,
que están continuamente delante de mí.
50:
9 No tomaré de tu casa
becerros,
Ni machos cabríos de tus
apriscos.
50:
10 Porque mía es toda
bestia del bosque,
Y los millares de animales
en los collados.
50:
11 Conozco a todas las
aves de los montes,
Y todo lo que se mueve en
los campos me pertenece.
50:
12 Si yo tuviese hambre,
no te lo diría a ti;
Porque mío es el mundo y
su plenitud.
50:
13 ¿He de comer yo carne
de toros,
O de beber sangre de
machos cabríos?
50:
14 Sacrifica a Dios
alabanza,
Y paga tus votos al
Altísimo;
50:
15 E invócame en el día de
la angustia;
Te libraré, y tú me
honrarás.
50:
16 Pero al malo dijo Dios:
¿Qué tienes tú que hablar
de mis leyes,
Y que tomar mi pacto en tu
boca?
50:
17 Pues tú aborreces la
corrección,
Y echas a tu espalda mis
palabras.
50:
18 Si veías al ladrón, tú
corrías con él,
Y con los adúlteros era tu
parte.
50:
19 Tu boca metías en mal,
Y tu lengua componía
engaño.
50:
20 Tomabas asiento, y
hablabas contra tu hermano;
Contra el hijo de tu madre
ponías infamia.
50:
21 Estas cosas hiciste, y
yo he callado;
Pensabas que de cierto
sería yo como tú;
Pero te reprenderé, y las
pondré delante de tus ojos.
50:
22 Entended ahora esto,
los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y
no haya quien os libre.
50:
23 El que sacrifica
alabanza me honrará;
Y al que ordenare su
camino,
Le mostraré la salvación
de Dios.
Los
Salmos
Capítulo 51
51:
1 Ten piedad de mí, oh
Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de
tus piedades borra mis rebeliones.
51:
2 Lávame más y más de mi
maldad,
Y límpiame de mi pecado.
51:
3 Porque yo reconozco mis
rebeliones,
Y mi pecado está siempre
delante de mí.
51:
4 Contra ti, contra ti
solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante
de tus ojos;
Para que seas reconocido
justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu
juicio.
51:
5 He aquí, en maldad he
sido formado,
Y en pecado me concibió mi
madre.
51:
6 He aquí, tú amas la
verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has
hecho comprender sabiduría.
51:
7 Purifícame con hisopo, y
seré limpio;
Lávame, y seré más blanco
que la nieve.
51:
8 Hazme oír gozo y
alegría,
Y se recrearán los huesos
que has abatido.
51:
9 Esconde tu rostro de mis
pecados,
Y borra todas mis
maldades.
51:
10 Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio,
Y renueva un espíritu
recto dentro de mí.
51:
11 No me eches de delante
de ti,
Y no quites de mí tu santo
Espíritu.
51:
12 Vuélveme el gozo de tu
salvación,
Y espíritu noble me
sustente.
51:
13 Entonces enseñaré a los
transgresores tus caminos,
Y los pecadores se
convertirán a ti.
51:
14 Líbrame de homicidios,
oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu
justicia.
51:
15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu
alabanza.
51:
16 Porque no quieres
sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:
17 Los sacrificios de Dios
son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios.
51:
18 Haz bien con tu
benevolencia a Sion;
Edifica los muros de
Jerusalén.
51:
19 Entonces te agradarán
los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda
del todo quemada;
Entonces ofrecerán
becerros sobre tu altar.
Los
Salmos
Capítulo 52
52:
1 ¿Por qué te jactas de
maldad, oh poderoso?
La misericordia de Dios es
continua.
52:
2 Agravios maquina tu
lengua;
Como navaja afilada hace
engaño.
52:
3 Amaste el mal más que el
bien,
La mentira más que la
verdad. Selah
52:
4 Has amado toda suerte de
palabras perniciosas,
Engañosa lengua.
52:
5 Por tanto, Dios te
destruirá para siempre;
Te asolará y te arrancará
de tu morada,
Y te desarraigará de la
tierra de los vivientes. Selah
52:
6 Verán los justos, y
temerán;
Se reirán de él, diciendo:
52:
7 He aquí el hombre que no
puso a Dios por su fortaleza,
Sino que confió en la
multitud de sus riquezas,
Y se mantuvo en su maldad.
52:
8 Pero yo estoy como olivo
verde en la casa de Dios;
En la misericordia de Dios
confío eternamente y para siempre.
52:
9 Te alabaré para siempre,
porque lo has hecho así;
Y esperaré en tu nombre,
porque es bueno, delante de tus santos.
Los
Salmos
Capítulo 53
53:
1 Dice el necio en su
corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, e
hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien.
53:
2 Dios desde los cielos
miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún
entendido
Que buscara a Dios.
53:
3 Cada uno se había vuelto
atrás; todos se habían corrompido;
No hay quien haga lo
bueno, no hay ni aun uno.
53:
4 ¿No tienen conocimiento
todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo
como si comiesen pan,
Y a Dios no invocan?
53:
5 Allí se sobresaltaron de
pavor donde no había miedo,
Porque Dios ha esparcido
los huesos del que puso asedio contra ti;
Los avergonzaste, porque
Dios los desechó.
53:
6 ¡Oh, si saliera de Sion
la salvación de Israel!
Cuando Dios hiciere volver
de la cautividad a su pueblo,
Se gozará Jacob, y se
alegrará Israel.
Los
Salmos
Capítulo 54
54:
1 Oh Dios, sálvame por tu
nombre,
Y con tu poder defiéndeme.
54:
2 Oh Dios, oye mi oración;
Escucha las razones de mi
boca.
54:
3 Porque extraños se han
levantado contra mí,
Y hombres violentos buscan
mi vida;
No han puesto a Dios
delante de sí. Selah
54:
4 He aquí, Dios es el que
me ayuda;
El Señor está con los que
sostienen mi vida.
54:
5 El devolverá el mal a
mis enemigos;
Córtalos por tu verdad.
54:
6 Voluntariamente
sacrificaré a ti;
Alabaré tu nombre, oh
Jehová, porque es bueno.
54:
7 Porque él me ha librado
de toda angustia,
Y mis ojos han visto la
ruina de mis enemigos.
Los
Salmos
Capítulo 55
55:
1 Escucha, oh Dios, mi
oración,
Y no te escondas de mi
súplica.
55:
2 Está atento, y
respóndeme;
Clamo en mi oración, y me
conmuevo,
55:
3 A causa de la voz del
enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí echaron
iniquidad,
Y con furor me persiguen.
55:
4 Mi corazón está dolorido
dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre
mí han caído.
55:
5 Temor y temblor vinieron
sobre mí,
Y terror me ha cubierto.
55:
6 Y dije:
¡Quién me diese alas como
de paloma!
Volaría yo, y descansaría.
55:
7 Ciertamente huiría
lejos;
Moraría en el desierto.
Selah
55:
8 Me apresuraría a escapar
Del viento borrascoso, de
la tempestad.
55:
9 Destrúyelos, oh Señor;
confunde la lengua de ellos;
Porque he visto violencia
y rencilla en la ciudad.
55:
10 Día y noche la rodean
sobre sus muros,
E iniquidad y trabajo hay
en medio de ella.
55:
11 Maldad hay en medio de
ella,
Y el fraude y el engaño no
se apartan de sus plazas.
55:
12 Porque no me afrentó un
enemigo,
Lo cual habría soportado;
Ni se alzó contra mí el
que me aborrecía,
Porque me hubiera ocultado
de él;
55:
13 Sino tú, hombre, al
parecer íntimo mío,
Mi guía, y mi familiar;
55:
14 Que juntos
comunicábamos dulcemente los secretos,
Y andábamos en amistad en
la casa de Dios.
55:
15 Que la muerte les
sorprenda;
Desciendan vivos al Seol,
Porque hay maldades en sus
moradas, en medio de ellos.
55:
16 En cuanto a mí, a Dios
clamaré;
Y Jehová me salvará.
55:
17 Tarde y mañana y a
mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi voz.
55:
18 El redimirá en paz mi
alma de la guerra contra mí,
Aunque contra mí haya
muchos.
55:
19 Dios oirá, y los
quebrantará luego,
El que permanece desde la
antigüedad;
Por cuanto no cambian,
Ni temen a Dios. Selah
55:
20 Extendió el inicuo sus
manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.
55:
21 Los dichos de su boca
son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su
corazón;
Suaviza sus palabras más
que el aceite,
Mas ellas son espadas
desnudas.
55:
22 Echa sobre Jehová tu
carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre
caído al justo.
55:
23 Mas tú, oh Dios, harás
descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y
engañadores no llegarán a la mitad de sus días;
Pero yo en ti confiaré.
Los
Salmos
Capítulo 56
56:
1 Ten misericordia de mí,
oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome
cada día.
56:
2 Todo el día mis enemigos
me pisotean;
Porque muchos son los que
pelean contra mí con soberbia.
56:
3 En el día que temo,
Yo en ti confío.
56:
4 En Dios alabaré su
palabra;
En Dios he confiado; no
temeré;
¿Qué puede hacerme el
hombre?
56:
5 Todos los días ellos
pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus
pensamientos para mal.
56:
6 Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis
pasos,
Como quienes acechan a mi
alma.
56:
7 Pésalos según su
iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a
los pueblos.
56:
8 Mis huidas tú has
contado;
Pon mis lágrimas en tu
redoma;
¿No están ellas en tu
libro?
56:
9 Serán luego vueltos
atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por
mí.
56:
10 En Dios alabaré su
palabra;
En Jehová su palabra
alabaré.
56:
11 En Dios he confiado; no
temeré;
¿Qué puede hacerme el
hombre?
56:
12 Sobre mí, oh Dios,
están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
56:
13 Porque has librado mi
alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de
Dios
En la luz de los que
viven.
Los
Salmos
Capítulo 57
57:
1 Ten misericordia de mí,
oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado
mi alma,
Y en la sombra de tus alas
me ampararé
Hasta que pasen los
quebrantos.
57:
2 Clamaré al Dios
Altísimo,
Al Dios que me favorece.
57:
3 El enviará desde los
cielos, y me salvará
De la infamia del que me
acosa; Selah
Dios enviará su
misericordia y su verdad.
57:
4 Mi vida está entre
leones;
Estoy echado entre hijos
de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y
saetas,
Y su lengua espada aguda.
57:
5 Exaltado seas sobre los
cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea
tu gloria.
57:
6 Red han armado a mis
pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de
mí;
En medio de él han caído
ellos mismos. Selah
57:
7 Pronto está mi corazón,
oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
57:
8 Despierta, alma mía;
despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
57:
9 Te alabaré entre los
pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las
naciones.
57:
10 Porque grande es hasta
los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu
verdad.
57:
11 Exaltado seas sobre los
cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea
tu gloria.
Los
Salmos
Capítulo 58
58:
1 Oh congregación,
¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos
de los hombres?
58:
2 Antes en el corazón
maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia
de vuestras manos en la tierra.
58:
3 Se apartaron los impíos
desde la matriz;
Se descarriaron hablando
mentira desde que nacieron.
58:
4 Veneno tienen como
veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo
que cierra su oído,
58:
5 Que no oye la voz de los
que encantan,
Por más hábil que el
encantador sea.
58:
6 Oh Dios, quiebra sus
dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las
muelas de los leoncillos.
58:
7 Sean disipados como
aguas que corren;
Cuando disparen sus
saetas, sean hechas pedazos.
58:
8 Pasen ellos como el
caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto,
no vean el sol.
58:
9 Antes que vuestras ollas
sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados,
los arrebatará él con tempestad.
58:
10 Se alegrará el justo
cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la
sangre del impío.
58:
11 Entonces dirá el
hombre:
Ciertamente hay galardón
para el justo;
Ciertamente hay Dios que
juzga en la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 59
59:
1 Líbrame de mis enemigos,
oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que
se levantan contra mí.
59:
2 Líbrame de los que
cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres
sanguinarios.
59:
3 Porque he aquí están
acechando mi vida;
Se han juntado contra mí
poderosos.
No por falta mía, ni
pecado mío, oh Jehová;
59:
4 Sin delito mío corren y
se aperciben.
Despierta para venir a mi
encuentro, y mira.
59:
5 Y tú, Jehová Dios de los
ejércitos, Dios de Israel,
Despierta para castigar a
todas las naciones;
No tengas misericordia de
todos los que se rebelan con iniquidad. Selah
59:
6 Volverán a la tarde,
ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
59:
7 He aquí proferirán con
su boca;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen:
¿Quién oye?
59:
8 Mas tú, Jehová, te
reirás de ellos;
Te burlarás de todas las
naciones.
59:
9 A causa del poder del
enemigo esperaré en ti,
Porque Dios es mi defensa.
59:
10 El Dios de mi
misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis
enemigos mi deseo.
59:
11 No los mates, para que
mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder,
y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.
59:
12 Por el pecado de su
boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su
soberbia,
Y por la maldición y
mentira que profieren.
59:
13 Acábalos con furor,
acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna
en Jacob
Hasta los fines de la
tierra. Selah
59:
14 Vuelvan, pues, a la
tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.
59:
15 Anden ellos errantes
para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen
la noche quejándose.
59:
16 Pero yo cantaré de tu
poder,
Y alabaré de mañana tu
misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi
angustia.
59:
17 Fortaleza mía, a ti
cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi
refugio, el Dios de mi misericordia.
Los
Salmos
Capítulo 60
60:
1 Oh Dios, tú nos has
desechado, nos quebrantaste;
Te has airado; ¡vuélvete a
nosotros!
60:
2 Hiciste temblar la
tierra, la has hendido;
Sana sus roturas, porque
titubea.
60:
3 Has hecho ver a tu
pueblo cosas duras;
Nos hiciste beber vino de
aturdimiento.
60:
4 Has dado a los que te
temen bandera
Que alcen por causa de la
verdad. Selah
60:
5 Para que se libren tus
amados,
Salva con tu diestra, y
óyeme.
60:
6 Dios ha dicho en su
santuario:
Yo me alegraré;
Repartiré a Siquem, y
mediré el valle de Sucot.
60:
7 Mío es Galaad, y mío es
Manasés;
Y Efraín es la fortaleza
de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
60:
8 Moab, vasija para
lavarme;
Sobre Edom echaré mi
calzado;
Me regocijaré sobre
Filistea.
60:
9 ¿Quién me llevará a la
ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta
Edom?
60:
10 ¿No serás tú, oh Dios,
que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con
nuestros ejércitos?
60:
11 Danos socorro contra el
enemigo,
Porque vana es la ayuda de
los hombres.
60:
12 En Dios haremos
proezas,
Y él hollará a nuestros
enemigos.
Los
Salmos
Capítulo 61
61:
1 Oye, oh Dios, mi clamor;
A mi oración atiende.
61:
2 Desde el cabo de la
tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare.
Llévame a la roca que es
más alta que yo,
61:
3 Porque tú has sido mi
refugio,
Y torre fuerte delante del
enemigo.
61:
4 Yo habitaré en tu
tabernáculo para siempre;
Estaré seguro bajo la
cubierta de tus alas. Selah
61:
5 Porque tú, oh Dios, has
oído mis votos;
Me has dado la heredad de
los que temen tu nombre.
61:
6 Días sobre días añadirás
al rey;
Sus años serán como
generación y generación.
61:
7 Estará para siempre
delante de Dios;
Prepara misericordia y
verdad para que lo conserven.
61:
8 Así cantaré tu nombre
para siempre,
Pagando mis votos cada
día.
Los
Salmos
Capítulo 62
62:
1 En Dios solamente está
acallada mi alma;
De él viene mi salvación.
62:
2 El solamente es mi roca
y mi salvación;
Es mi refugio, no
resbalaré mucho.
62:
3 ¿Hasta cuándo
maquinaréis contra un hombre,
Tratando todos vosotros de
aplastarle
Como pared desplomada y
como cerca derribada?
62:
4 Solamente consultan para
arrojarle de su grandeza.
Aman la mentira;
Con su boca bendicen, pero
maldicen en su corazón. Selah
62:
5 Alma mía, en Dios
solamente reposa,
Porque de él es mi
esperanza.
62:
6 El solamente es mi roca
y mi salvación.
Es mi refugio, no
resbalaré.
62:
7 En Dios está mi
salvación y mi gloria;
En Dios está mi roca
fuerte, y mi refugio.
62:
8 Esperad en él en todo
tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él
vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio.
Selah
62:
9 Por cierto, vanidad son
los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón;
Pesándolos a todos
igualmente en la balanza,
Serán menos que nada.
62:
10 No confiéis en la
violencia,
Ni en la rapiña; no os
envanezcáis;
Si se aumentan las
riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
62:
11 Una vez habló Dios;
Dos veces he oído esto:
Que de Dios es el poder,
62:
12 Y tuya, oh Señor, es la
misericordia;
Porque tú pagas a cada uno
conforme a su obra.
Los
Salmos
Capítulo 63
63:
1 Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela,
En tierra seca y árida
donde no hay aguas,
63:
2 Para ver tu poder y tu
gloria,
Así como te he mirado en
el santuario.
63:
3 Porque mejor es tu
misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
63:
4 Así te bendeciré en mi
vida;
En tu nombre alzaré mis
manos.
63:
5 Como de meollo y de
grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te
alabará mi boca,
63:
6 Cuando me acuerde de ti
en mi lecho,
Cuando medite en ti en las
vigilias de la noche.
63:
7 Porque has sido mi
socorro,
Y así en la sombra de tus
alas me regocijaré.
63:
8 Está mi alma apegada a
ti;
Tu diestra me ha
sostenido.
63:
9 Pero los que para
destrucción buscaron mi alma
Caerán en los sitios bajos
de la tierra.
63:
10 Los destruirán a filo
de espada;
Serán porción de los
chacales.
63:
11 Pero el rey se alegrará
en Dios;
Será alabado cualquiera
que jura por él;
Porque la boca de los que
hablan mentira será cerrada.
Los
Salmos
Capítulo 64
64:
1 Escucha, oh Dios, la voz
de mi queja;
Guarda mi vida del temor
del enemigo.
64:
2 Escóndeme del consejo
secreto de los malignos,
De la conspiración de los
que hacen iniquidad,
64:
3 Que afilan como espada
su lengua;
Lanzan cual saeta suya,
palabra amarga,
64:
4 Para asaetear a
escondidas al íntegro;
De repente lo asaetean, y
no temen.
64:
5 Obstinados en su inicuo
designio,
Tratan de esconder los
lazos,
Y dicen:
¿Quién los ha de ver?
64:
6 Inquieren iniquidades,
hacen una investigación exacta;
Y el íntimo pensamiento de
cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.
64:
7 Mas Dios los herirá con
saeta;
De repente serán sus
plagas.
64:
8 Sus propias lenguas los
harán caer;
Se espantarán todos los
que los vean.
64:
9 Entonces temerán todos
los hombres,
Y anunciarán la obra de
Dios,
Y entenderán sus hechos.
64:
10 Se alegrará el justo en
Jehová, y confiará en él;
Y se gloriarán todos los
rectos de corazón.
Los
Salmos
Capítulo 65
65:
1 Tuya es la alabanza en
Sion, oh Dios,
Y a ti se pagarán los
votos.
65:
2 Tú oyes la oración;
A ti vendrá toda carne.
65:
3 Las iniquidades
prevalecen contra mí;
Mas nuestras rebeliones tú
las perdonarás.
65:
4 Bienaventurado el que tú
escogieres y atrajeres a ti,
Para que habite en tus
atrios;
Seremos saciados del bien
de tu casa,
De tu santo templo.
65:
5 Con tremendas cosas nos
responderás tú en justicia,
Oh Dios de nuestra
salvación,
Esperanza de todos los
términos de la tierra,
Y de los más remotos
confines del mar.
65:
6 Tú, el que afirma los
montes con su poder,
Ceñido de valentía;
65:
7 El que sosiega el
estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas,
Y el alboroto de las
naciones.
65:
8 Por tanto, los
habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.
Tú haces alegrar las
salidas de la mañana y de la tarde.
65:
9 Visitas la tierra, y la
riegas;
En gran manera la
enriqueces;
Con el río de Dios, lleno
de aguas,
Preparas el grano de
ellos, cuando así la dispones.
65:
10 Haces que se empapen
sus surcos,
Haces descender sus
canales;
La ablandas con lluvias,
Bendices sus renuevos.
65:
11 Tú coronas el año con
tus bienes,
Y tus nubes destilan
grosura.
65:
12 Destilan sobre los
pastizales del desierto,
Y los collados se ciñen de
alegría.
65:
13 Se visten de manadas
los llanos,
Y los valles se cubren de
grano;
Dan voces de júbilo, y aun
cantan.
Los
Salmos
Capítulo 66
66:
1 Aclamad a Dios con
alegría, toda la tierra.
66:
2 Cantad la gloria de su
nombre;
Poned gloria en su
alabanza.
66:
3 Decid a Dios:
¡Cuán asombrosas son tus
obras!
Por la grandeza de tu
poder se someterán a ti tus enemigos.
66:
4 Toda la tierra te
adorará,
Y cantará a ti;
Cantarán a tu nombre.
Selah
66:
5 Venid, y ved las obras
de Dios,
Temible en hechos sobre
los hijos de los hombres.
66:
6 Volvió el mar en seco;
Por el río pasaron a pie;
Allí en él nos alegramos.
66:
7 El señorea con su poder
para siempre;
Sus ojos atalayan sobre
las naciones;
Los rebeldes no serán
enaltecidos. Selah
66:
8 Bendecid, pueblos, a
nuestro Dios,
Y haced oír la voz de su
alabanza.
66:
9 El es quien preservó la
vida a nuestra alma,
Y no permitió que nuestros
pies resbalasen.
66:
10 Porque tú nos probaste,
oh Dios;
Nos ensayaste como se
afina la plata.
66:
11 Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros
lomos pesada carga.
66:
12 Hiciste cabalgar
hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por
el agua,
Y nos sacaste a
abundancia.
66:
13 Entraré en tu casa con
holocaustos;
Te pagaré mis votos,
66:
14 Que pronunciaron mis
labios
Y habló mi boca, cuando
estaba angustiado.
66:
15 Holocaustos de animales
engordados te ofreceré,
Con sahumerio de carneros;
Te ofreceré en sacrificio
bueyes y machos cabríos. Selah
66:
16 Venid, oíd todos los
que teméis a Dios,
Y contaré lo que ha hecho
a mi alma.
66:
17 A él clamé con mi boca,
Y fue exaltado con mi
lengua.
66:
18 Si en mi corazón
hubiese yo mirado a la iniquidad,
El Señor no me habría
escuchado.
66:
19 Mas ciertamente me
escuchó Dios;
Atendió a la voz de mi
súplica.
66:
20 Bendito sea Dios,
Que no echó de sí mi
oración, ni de mí su misericordia.
Los
Salmos
Capítulo 67
67:
1 Dios tenga misericordia
de nosotros, y nos bendiga;
Haga resplandecer su
rostro sobre nosotros; Selah
67:
2 Para que sea conocido en
la tierra tu camino,
En todas las naciones tu
salvación.
67:
3 Te alaben los pueblos,
oh Dios;
Todos los pueblos te
alaben.
67:
4 Alégrense y gócense las
naciones,
Porque juzgarás los
pueblos con equidad,
Y pastorearás las naciones
en la tierra. Selah
67:
5 Te alaben los pueblos,
oh Dios;
Todos los pueblos te
alaben.
67:
6 La tierra dará su fruto;
Nos bendecirá Dios, el
Dios nuestro.
67:
7 Bendíganos Dios,
Y témanlo todos los
términos de la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 68
68:
1 Levántese Dios, sean
esparcidos sus enemigos,
Y huyan de su presencia
los que le aborrecen.
68:
2 Como es lanzado el humo,
los lanzarás;
Como se derrite la cera
delante del fuego,
Así perecerán los impíos
delante de Dios.
68:
3 Mas los justos se
alegrarán; se gozarán delante de Dios,
Y saltarán de alegría.
68:
4 Cantad a Dios, cantad
salmos a su nombre;
Exaltad al que cabalga
sobre los cielos.
JAH es su nombre; alegraos
delante de él.
68:
5 Padre de huérfanos y
defensor de viudas
Es Dios en su santa
morada.
68:
6 Dios hace habitar en
familia a los desamparados;
Saca a los cautivos a
prosperidad;
Mas los rebeldes habitan
en tierra seca.
68:
7 Oh Dios, cuando tú
saliste delante de tu pueblo,
Cuando anduviste por el
desierto, Selah
68:
8 La tierra tembló;
También destilaron los
cielos ante la presencia de Dios;
Aquel Sinaí tembló delante
de Dios, del Dios de Israel.
68:
9 Abundante lluvia
esparciste, oh Dios;
A tu heredad exhausta tú
la reanimaste.
68:
10 Los que son de tu grey
han morado en ella;
Por tu bondad, oh Dios,
has provisto al pobre.
68:
11 El Señor daba palabra;
Había grande multitud de
las que llevaban buenas nuevas.
68:
12 Huyeron, huyeron reyes
de ejércitos,
Y las que se quedaban en
casa repartían los despojos.
68:
13 Bien que fuisteis
echados entre los tiestos,
Seréis como alas de paloma
cubiertas de plata,
Y sus plumas con amarillez
de oro.
68:
14 Cuando esparció el
Omnipotente los reyes allí,
Fue como si hubiese nevado
en el monte Salmón.
68:
15 Monte de Dios es el
monte de Basán;
Monte alto el de Basán.
68:
16 ¿Por qué observáis, oh
montes altos,
Al monte que deseó Dios
para su morada?
Ciertamente Jehová
habitará en él para siempre.
68:
17 Los carros de Dios se
cuentan por veintenas de millares de millares;
El Señor viene del Sinaí a
su santuario.
68:
18 Subiste a lo alto,
cautivaste la cautividad,
Tomaste dones para los
hombres,
Y también para los
rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
68:
19 Bendito el Señor; cada
día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra
salvación. Selah
68:
20 Dios, nuestro Dios ha
de salvarnos,
Y de Jehová el Señor es el
librar de la muerte.
68:
21 Ciertamente Dios herirá
la cabeza de sus enemigos,
La testa cabelluda del que
camina en sus pecados.
68:
22 El Señor dijo:
De Basán te haré volver;
Te haré volver de las
profundidades del mar;
68:
23 Porque tu pie se
enrojecerá de sangre de tus enemigos,
Y de ella la lengua de tus
perros.
68:
24 Vieron tus caminos, oh
Dios;
Los caminos de mi Dios, de
mi Rey, en el santuario.
68:
25 Los cantores iban
delante, los músicos detrás;
En medio las doncellas con
panderos.
68:
26 Bendecid a Dios en las
congregaciones;
Al Señor, vosotros de la
estirpe de Israel.
68:
27 Allí estaba el joven
Benjamín, señoreador de ellos,
Los príncipes de Judá en
su congregación,
Los príncipes de Zabulón,
los príncipes de Neftalí.
68:
28 Tu Dios ha ordenado tu
fuerza;
Confirma, oh Dios, lo que
has hecho para nosotros.
68:
29 Por razón de tu templo
en Jerusalén
Los reyes te ofrecerán
dones.
68:
30 Reprime la reunión de
gentes armadas,
La multitud de toros con
los becerros de los pueblos,
Hasta que todos se sometan
con sus piezas de plata;
Esparce a los pueblos que
se complacen en la guerra.
68:
31 Vendrán príncipes de
Egipto;
Etiopía se apresurará a
extender sus manos hacia Dios.
68:
32 Reinos de la tierra,
cantad a Dios,
Cantad al Señor; Selah
68:
33 Al que cabalga sobre
los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
He aquí dará su voz,
poderosa voz.
68:
34 Atribuid poder a Dios;
Sobre Israel es su
magnificencia,
Y su poder está en los
cielos.
68:
35 Temible eres, oh Dios,
desde tus santuarios;
El Dios de Israel, él da
fuerza y vigor a su pueblo.
Bendito sea Dios.
Los
Salmos
Capítulo 69
69:
1 Sálvame, oh Dios,
Porque las aguas han
entrado hasta el alma.
69:
2 Estoy hundido en cieno
profundo, donde no puedo hacer pie;
He venido a abismos de
aguas, y la corriente me ha anegado.
69:
3 Cansado estoy de llamar;
mi garganta se ha enronquecido;
Han desfallecido mis ojos
esperando a mi Dios.
69:
4 Se han aumentado más que
los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
Se han hecho poderosos mis
enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
¿Y he de pagar lo que no
robé?
69:
5 Dios, tú conoces mi
insensatez,
Y mis pecados no te son
ocultos.
69:
6 No sean avergonzados por
causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos;
No sean confundidos por mí
los que te buscan, oh Dios de Israel.
69:
7 Porque por amor de ti he
sufrido afrenta;
Confusión ha cubierto mi
rostro.
69:
8 Extraño he sido para mis
hermanos,
Y desconocido para los
hijos de mi madre.
69:
9 Porque me consumió el
celo de tu casa;
Y los denuestos de los que
te vituperaban cayeron sobre mí.
69:
10 Lloré afligiendo con
ayuno mi alma,
Y esto me ha sido por
afrenta.
69:
11 Puse además cilicio por
mi vestido,
Y vine a serles por
proverbio.
69:
12 Hablaban contra mí los
que se sentaban a la puerta,
Y me zaherían en sus
canciones los bebedores.
69:
13 Pero yo a ti oraba, oh
Jehová, al tiempo de tu buena voluntad;
Oh Dios, por la abundancia
de tu misericordia,
Por la verdad de tu
salvación, escúchame.
69:
14 Sácame del lodo, y no
sea yo sumergido;
Sea yo libertado de los
que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
69:
15 No me anegue la
corriente de las aguas,
Ni me trague el abismo,
Ni el pozo cierre sobre mí
su boca.
69:
16 Respóndeme, Jehová,
porque benigna es tu misericordia;
Mírame conforme a la
multitud de tus piedades.
69:
17 No escondas de tu
siervo tu rostro,
Porque estoy angustiado;
apresúrate, óyeme.
69:
18 Acércate a mi alma,
redímela;
Líbrame a causa de mis
enemigos.
69:
19 Tú sabes mi afrenta, mi
confusión y mi oprobio;
Delante de ti están todos
mis adversarios.
69:
20 El escarnio ha
quebrantado mi corazón, y estoy acongojado.
Esperé quien se
compadeciese de mí, y no lo hubo;
Y consoladores, y ninguno
hallé.
69:
21 Me pusieron además hiel
por comida,
Y en mi sed me dieron a
beber vinagre.
69:
22 Sea su convite delante
de ellos por lazo,
Y lo que es para bien, por
tropiezo.
69:
23 Sean oscurecidos sus
ojos para que no vean,
Y haz temblar
continuamente sus lomos.
69:
24 Derrama sobre ellos tu
ira,
Y el furor de tu enojo los
alcance.
69:
25 Sea su palacio asolado;
En sus tiendas no haya
morador.
69:
26 Porque persiguieron al
que tú heriste,
Y cuentan del dolor de los
que tú llagaste.
69:
27 Pon maldad sobre su
maldad,
Y no entren en tu
justicia.
69:
28 Sean raídos del libro
de los vivientes,
Y no sean escritos entre
los justos.
69:
29 Mas a mí, afligido y
miserable,
Tu salvación, oh Dios, me
ponga en alto.
69:
30 Alabaré yo el nombre de
Dios con cántico,
Lo exaltaré con alabanza.
69:
31 Y agradará a Jehová más
que sacrificio de buey,
O becerro que tiene
cuernos y pezuñas;
69:
32 Lo verán los oprimidos,
y se gozarán.
Buscad a Dios, y vivirá
vuestro corazón,
69:
33 Porque Jehová oye a los
menesterosos,
Y no menosprecia a sus
prisioneros.
69:
34 Alábenle los cielos y
la tierra,
Los mares, y todo lo que
se mueve en ellos.
69:
35 Porque Dios salvará a
Sion, y reedificará las ciudades de Judá;
Y habitarán allí, y la
poseerán.
69:
36 La descendencia de sus
siervos la heredará,
Y los que aman su nombre
habitarán en ella.
Los
Salmos
Capítulo 70
70:
1 Oh Dios, acude a
librarme;
Apresúrate, oh Dios, a
socorrerme.
70:
2 Sean avergonzados y
confundidos
Los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y
avergonzados
Los que mi mal desean.
70:
3 Sean vueltos atrás, en
pago de su afrenta hecha,
Los que dicen:
¡Ah! ¡Ah!
70:
4 Gócense y alégrense en
ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que
aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios.
70:
5 Yo estoy afligido y
menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador
eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.
Los
Salmos
Capítulo 71
71:
1 En ti, oh Jehová, me he
refugiado;
No sea yo avergonzado
jamás.
71:
2 Socórreme y líbrame en
tu justicia;
Inclina tu oído y sálvame.
71:
3 Sé para mí una roca de
refugio, adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento
para salvarme,
Porque tú eres mi roca y
mi fortaleza.
71:
4 Dios mío, líbrame de la
mano del impío,
De la mano del perverso y
violento.
71:
5 Porque tú, oh Señor
Jehová, eres mi esperanza,
Seguridad mía desde mi
juventud.
71:
6 En ti he sido sustentado
desde el vientre;
De las entrañas de mi
madre tú fuiste el que me sacó;
De ti será siempre mi
alabanza.
71:
7 Como prodigio he sido a
muchos,
Y tú mi refugio fuerte.
71:
8 Sea llena mi boca de tu
alabanza,
De tu gloria todo el día.
71:
9 No me deseches en el
tiempo de la vejez;
Cuando mi fuerza se
acabare, no me desampares.
71:
10 Porque mis enemigos
hablan de mí,
Y los que acechan mi alma
consultaron juntamente,
71:
11 Diciendo:
Dios lo ha desamparado;
Perseguidle y tomadle,
porque no hay quien le libre.
71:
12 Oh Dios, no te alejes
de mí;
Dios mío, acude pronto en
mi socorro.
71:
13 Sean avergonzados,
perezcan los adversarios de mi alma;
Sean cubiertos de
vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
71:
14 Mas yo esperaré
siempre,
Y te alabaré más y más.
71:
15 Mi boca publicará tu
justicia
Y tus hechos de salvación
todo el día,
Aunque no sé su número.
71:
16 Vendré a los hechos
poderosos de Jehová el Señor;
Haré memoria de tu
justicia, de la tuya sola.
71:
17 Oh Dios, me enseñaste
desde mi juventud,
Y hasta ahora he
manifestado tus maravillas.
71:
18 Aun en la vejez y las
canas, oh Dios, no me desampares,
Hasta que anuncie tu poder
a la posteridad,
Y tu potencia a todos los
que han de venir,
71:
19 Y tu justicia, oh Dios,
hasta lo excelso.
Tú has hecho grandes
cosas;
Oh Dios, ¿quién como tú?
71:
20 Tú, que me has hecho
ver muchas angustias y males,
Volverás a darme vida,
Y de nuevo me levantarás
de los abismos de la tierra.
71:
21 Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.
71:
22 Asimismo yo te alabaré
con instrumento de salterio,
Oh Dios mío; tu verdad
cantaré a ti en el arpa,
Oh Santo de Israel.
71:
23 Mis labios se alegrarán
cuando cante a ti,
Y mi alma, la cual
redimiste.
71:
24 Mi lengua hablará
también de tu justicia todo el día;
Por cuanto han sido
avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban.
Los
Salmos
Capítulo 72
72:
1 Oh Dios, da tus juicios
al rey,
Y tu justicia al hijo del
rey.
72:
2 El juzgará a tu pueblo
con justicia,
Y a tus afligidos con
juicio.
72:
3 Los montes llevarán paz
al pueblo,
Y los collados justicia.
72:
4 Juzgará a los afligidos
del pueblo,
Salvará a los hijos del
menesteroso,
Y aplastará al opresor.
72:
5 Te temerán mientras
duren el sol
Y la luna, de generación
en generación.
72:
6 Descenderá como la
lluvia sobre la hierba cortada;
Como el rocío que destila
sobre la tierra.
72:
7 Florecerá en sus días
justicia,
Y muchedumbre de paz,
hasta que no haya luna.
72:
8 Dominará de mar a mar,
Y desde el río hasta los
confines de la tierra.
72:
9 Ante él se postrarán los
moradores del desierto,
Y sus enemigos lamerán el
polvo.
72:
10 Los reyes de Tarsis y
de las costas traerán presentes;
Los reyes de Sabá y de
Seba ofrecerán dones.
72:
11 Todos los reyes se
postrarán delante de él;
Todas las naciones le
servirán.
72:
12 Porque él librará al
menesteroso que clamare,
Y al afligido que no
tuviere quien le socorra.
72:
13 Tendrá misericordia del
pobre y del menesteroso,
Y salvará la vida de los
pobres.
72:
14 De engaño y de
violencia redimirá sus almas,
Y la sangre de ellos será
preciosa ante sus ojos.
72:
15 Vivirá, y se le dará
del oro de Sabá,
Y se orará por él
continuamente;
Todo el día se le
bendecirá.
72:
16 Será echado un puñado
de grano en la tierra, en las cumbres de los montes;
Su fruto hará ruido como
el Líbano,
Y los de la ciudad
florecerán como la hierba de la tierra.
72:
17 Será su nombre para
siempre,
Se perpetuará su nombre
mientras dure el sol.
Benditas serán en él todas
las naciones;
Lo llamarán
bienaventurado.
72:
18 Bendito Jehová Dios, el
Dios de Israel,
El único que hace
maravillas.
72:
19 Bendito su nombre
glorioso para siempre,
Y toda la tierra sea llena
de su gloria.
Amén y Amén.
72:
20 Aquí terminan las
oraciones de David, hijo de Isaí.
Los
Salmos
Capítulo 73
73:
1 Ciertamente es bueno
Dios para con Israel,
Para con los limpios de
corazón.
73:
2 En cuanto a mí, casi se
deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis
pasos.
73:
3 Porque tuve envidia de
los arrogantes,
Viendo la prosperidad de
los impíos.
73:
4 Porque no tienen
congojas por su muerte,
Pues su vigor está entero.
73:
5 No pasan trabajos como
los otros mortales,
Ni son azotados como los
demás hombres.
73:
6 Por tanto, la soberbia
los corona;
Se cubren de vestido de
violencia.
73:
7 Los ojos se les saltan
de gordura;
Logran con creces los
antojos del corazón.
73:
8 Se mofan y hablan con
maldad de hacer violencia;
Hablan con altanería.
73:
9 Ponen su boca contra el
cielo,
Y su lengua pasea la
tierra.
73:
10 Por eso Dios hará
volver a su pueblo aquí,
Y aguas en abundancia
serán extraídas para ellos.
73:
11 Y dicen:
¿Cómo sabe Dios?
¿Y hay conocimiento en el
Altísimo?
73:
12 He aquí estos impíos,
Sin ser turbados del
mundo, alcanzaron riquezas.
73:
13 Verdaderamente en vano
he limpiado mi corazón,
Y lavado mis manos en
inocencia;
73:
14 Pues he sido azotado
todo el día,
Y castigado todas las
mañanas.
73:
15 Si dijera yo:
Hablaré como ellos,
He aquí, a la generación
de tus hijos engañaría.
73:
16 Cuando pensé para saber
esto,
Fue duro trabajo para mí,
73:
17 Hasta que entrando en
el santuario de Dios,
Comprendí el fin de ellos.
73:
18 Ciertamente los has
puesto en deslizaderos;
En asolamientos los harás
caer.
73:
19 ¡Cómo han sido asolados
de repente!
Perecieron, se consumieron
de terrores.
73:
20 Como sueño del que
despierta,
Así, Señor, cuando
despertares, menospreciarás su apariencia.
73:
21 Se llenó de amargura mi
alma,
Y en mi corazón sentía
punzadas.
73:
22 Tan torpe era yo, que
no entendía;
Era como una bestia
delante de ti.
73:
23 Con todo, yo siempre
estuve contigo;
Me tomaste de la mano
derecha.
73:
24 Me has guiado según tu
consejo,
Y después me recibirás en
gloria.
73:
25 ¿A quién tengo yo en
los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo
en la tierra.
73:
26 Mi carne y mi corazón
desfallecen;
Mas la roca de mi corazón
y mi porción es Dios para siempre.
73:
27 Porque he aquí, los que
se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel
que de ti se aparta.
73:
28 Pero en cuanto a mí, el
acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el
Señor mi esperanza,
Para contar todas tus
obras.
Los
Salmos
Capítulo 74
74:
1 ¿Por qué, oh Dios, nos
has desechado para siempre?
¿Por qué se ha encendido
tu furor contra las ovejas de tu prado?
74:
2 Acuérdate de tu
congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos,
La que redimiste para
hacerla la tribu de tu herencia;
Este monte de Sion, donde
has habitado.
74:
3 Dirige tus pasos a los
asolamientos eternos,
A todo el mal que el
enemigo ha hecho en el santuario.
74:
4 Tus enemigos vociferan
en medio de tus asambleas;
Han puesto sus divisas por
señales.
74:
5 Se parecen a los que
levantan
El hacha en medio de
tupido bosque.
74:
6 Y ahora con hachas y
martillos
Han quebrado todas sus
entalladuras.
74:
7 Han puesto a fuego tu
santuario,
Han profanado el
tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.
74:
8 Dijeron en su corazón:
Destruyámoslos de una
vez;
Han quemado todas las
sinagogas de Dios en la tierra.
74:
9 No vemos ya nuestras
señales;
No hay más profeta,
Ni entre nosotros hay
quien sepa hasta cuándo.
74:
10 ¿Hasta cuándo, oh Dios,
nos afrentará el angustiador?
¿Ha de blasfemar el
enemigo perpetuamente tu nombre?
74:
11 ¿Por qué retraes tu
mano?
¿Por qué escondes tu
diestra en tu seno?
74:
12 Pero Dios es mi rey
desde tiempo antiguo;
El que obra salvación en
medio de la tierra.
74:
13 Dividiste el mar con tu
poder;
Quebrantaste cabezas de
monstruos en las aguas.
74:
14 Magullaste las cabezas
del leviatán,
Y lo diste por comida a
los moradores del desierto.
74:
15 Abriste la fuente y el
río;
Secaste ríos impetuosos.
74:
16 Tuyo es el día, tuya
también es la noche;
Tú estableciste la luna y
el sol.
74:
17 Tú fijaste todos los
términos de la tierra;
El verano y el invierno tú
los formaste.
74:
18 Acuérdate de esto:
que el enemigo ha
afrentado a Jehová,
Y pueblo insensato ha
blasfemado tu nombre.
74:
19 No entregues a las
fieras el alma de tu tórtola,
Y no olvides para siempre
la congregación de tus afligidos.
74:
20 Mira al pacto,
Porque los lugares
tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
74:
21 No vuelva avergonzado
el abatido;
El afligido y el
menesteroso alabarán tu nombre.
74:
22 Levántate, oh Dios,
aboga tu causa;
Acuérdate de cómo el
insensato te injuria cada día.
74:
23 No olvides las voces de
tus enemigos;
El alboroto de los que se
levantan contra ti sube continuamente.
Los
Salmos
Capítulo 75
75:
1 Gracias te damos, oh
Dios, gracias te damos,
Pues cercano está tu
nombre;
Los hombres cuentan tus
maravillas.
75:
2 Al tiempo que señalaré
Yo juzgaré rectamente.
75:
3 Se arruinaban la tierra
y sus moradores;
Yo sostengo sus columnas.
Selah
75:
4 Dije a los insensatos:
No os infatuéis;
Y a los impíos:
No os enorgullezcáis;
75:
5 No hagáis alarde de
vuestro poder;
No habléis con cerviz
erguida.
75:
6 Porque ni de oriente ni
de occidente,
Ni del desierto viene el
enaltecimiento.
75:
7 Mas Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél
enaltece.
75:
8 Porque el cáliz está en
la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él
derrama del mismo;
Hasta el fondo lo
apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
75:
9 Pero yo siempre
anunciaré
Y cantaré alabanzas al
Dios de Jacob.
75:
10 Quebrantaré todo el
poderío de los pecadores,
Pero el poder del justo
será exaltado.
Los
Salmos
Capítulo 76
76:
1 Dios es conocido en
Judá;
En Israel es grande su
nombre.
76:
2 En Salem está su
tabernáculo,
Y su habitación en Sion.
76:
3 Allí quebró las saetas
del arco,
El escudo, la espada y las
armas de guerra. Selah
76:
4 Glorioso eres tú,
poderoso más que los montes de caza.
76:
5 Los fuertes de corazón
fueron despojados, durmieron su sueño;
No hizo uso de sus manos
ninguno de los varones fuertes.
76:
6 A tu reprensión, oh Dios
de Jacob,
El carro y el caballo
fueron entorpecidos.
76:
7 Tú, temible eres tú;
¿Y quién podrá estar en
pie delante de ti cuando se encienda tu ira?
76:
8 Desde los cielos hiciste
oír juicio;
La tierra tuvo temor y
quedó suspensa
76:
9 Cuando te levantaste, oh
Dios, para juzgar,
Para salvar a todos los
mansos de la tierra. Selah
76:
10 Ciertamente la ira del
hombre te alabará;
Tú reprimirás el resto de
las iras.
76:
11 Prometed, y pagad a
Jehová vuestro Dios;
Todos los que están
alrededor de él, traigan ofrendas al Temible.
76:
12 Cortará él el espíritu
de los príncipes;
Temible es a los reyes de
la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 77
77:
1 Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me
escuchará.
77:
2 Al Señor busqué en el
día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de
noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.
77:
3 Me acordaba de Dios, y
me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi
espíritu. Selah
77:
4 No me dejabas pegar los
ojos;
Estaba yo quebrantado, y
no hablaba.
77:
5 Consideraba los días
desde el principio,
Los años de los siglos.
77:
6 Me acordaba de mis
cánticos de noche;
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:
77:
7 ¿Desechará el Señor para
siempre,
Y no volverá más a sernos
propicio?
77:
8 ¿Ha cesado para siempre
su misericordia?
¿Se ha acabado
perpetuamente su promesa?
77:
9 ¿Ha olvidado Dios el
tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus
piedades? Selah
77:
10 Dije:
Enfermedad mía es esta;
Traeré, pues, a la memoria
los años de la diestra del Altísimo.
77:
11 Me acordaré de las
obras de JAH;
Sí, haré yo memoria de tus
maravillas antiguas.
77:
12 Meditaré en todas tus
obras,
Y hablaré de tus hechos.
77:
13 Oh Dios, santo es tu
camino;
¿Qué dios es grande como
nuestro Dios?
77:
14 Tú eres el Dios que
hace maravillas;
Hiciste notorio en los
pueblos tu poder.
77:
15 Con tu brazo redimiste
a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de
José. Selah
77:
16 Te vieron las aguas, oh
Dios;
Las aguas te vieron, y
temieron;
Los abismos también se
estremecieron.
77:
17 Las nubes echaron
inundaciones de aguas;
Tronaron los cielos,
Y discurrieron tus rayos.
77:
18 La voz de tu trueno
estaba en el torbellino;
Tus relámpagos alumbraron
el mundo;
Se estremeció y tembló la
tierra.
77:
19 En el mar fue tu
camino,
Y tus sendas en las muchas
aguas;
Y tus pisadas no fueron
conocidas.
77:
20 Condujiste a tu pueblo
como ovejas
Por mano de Moisés y de
Aarón.
Los
Salmos
Capítulo 78
78:
1 Escucha, pueblo mío, mi
ley;
Inclinad vuestro oído a
las palabras de mi boca.
78:
2 Abriré mi boca en
proverbios;
Hablaré cosas escondidas
desde tiempos antiguos,
78:
3 Las cuales hemos oído y
entendido;
Que nuestros padres nos
las contaron.
78:
4 No las encubriremos a
sus hijos,
Contando a la generación
venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las
maravillas que hizo.
78:
5 El estableció testimonio
en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros
padres
Que la notificasen a sus
hijos;
78:
6 Para que lo sepa la
generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo
cuenten a sus hijos,
78:
7 A fin de que pongan en
Dios su confianza,
Y no se olviden de las
obras de Dios;
Que guarden sus
mandamientos,
78:
8 Y no sean como sus
padres,
Generación contumaz y
rebelde;
Generación que no dispuso
su corazón,
Ni fue fiel para con Dios
su espíritu.
78:
9 Los hijos de Efraín,
arqueros armados,
Volvieron las espaldas en
el día de la batalla.
78:
10 No guardaron el pacto
de Dios,
Ni quisieron andar en su
ley;
78:
11 Sino que se olvidaron
de sus obras,
Y de sus maravillas que
les había mostrado.
78:
12 Delante de sus padres
hizo maravillas
En la tierra de Egipto, en
el campo de Zoán.
78:
13 Dividió el mar y los
hizo pasar;
Detuvo las aguas como en
un montón.
78:
14 Les guió de día con
nube,
Y toda la noche con
resplandor de fuego.
78:
15 Hendió las peñas en el
desierto,
Y les dio a beber como de
grandes abismos,
78:
16 Pues sacó de la peña
corrientes,
E hizo descender aguas
como ríos.
78:
17 Pero aún volvieron a
pecar contra él,
Rebelándose contra el
Altísimo en el desierto;
78:
18 Pues tentaron a Dios en
su corazón,
Pidiendo comida a su
gusto.
78:
19 Y hablaron contra Dios,
Diciendo:
¿Podrá poner mesa en el
desierto?
78:
20 He aquí ha herido la
peña, y brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la
tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su
pueblo?
78:
21 Por tanto, oyó Jehová,
y se indignó;
Se encendió el fuego
contra Jacob,
Y el furor subió también
contra Israel,
78:
22 Por cuanto no habían
creído a Dios,
Ni habían confiado en su
salvación.
78:
23 Sin embargo, mandó a
las nubes de arriba,
Y abrió las puertas de los
cielos,
78:
24 E hizo llover sobre
ellos maná para que comiesen,
Y les dio trigo de los
cielos.
78:
25 Pan de nobles comió el
hombre;
Les envió comida hasta
saciarles.
78:
26 Movió el solano en el
cielo,
Y trajo con su poder el
viento sur,
78:
27 E hizo llover sobre
ellos carne como polvo,
Como arena del mar, aves
que vuelan.
78:
28 Las hizo caer en medio
del campamento,
Alrededor de sus tiendas.
78:
29 Comieron, y se
saciaron;
Les cumplió, pues, su
deseo.
78:
30 No habían quitado de sí
su anhelo,
Aún estaba la comida en su
boca,
78:
31 Cuando vino sobre ellos
el furor de Dios,
E hizo morir a los más
robustos de ellos,
Y derribó a los escogidos
de Israel.
78:
32 Con todo esto, pecaron
aún,
Y no dieron crédito a sus
maravillas.
78:
33 Por tanto, consumió sus
días en vanidad,
Y sus años en tribulación.
78:
34 Si los hacía morir,
entonces buscaban a Dios;
Entonces se volvían
solícitos en busca suya,
78:
35 Y se acordaban de que
Dios era su refugio,
Y el Dios Altísimo su
redentor.
78:
36 Pero le lisonjeaban con
su boca,
Y con su lengua le
mentían;
78:
37 Pues sus corazones no
eran rectos con él,
Ni estuvieron firmes en su
pacto.
78:
38 Pero él,
misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía;
Y apartó muchas veces su
ira,
Y no despertó todo su
enojo.
78:
39 Se acordó de que eran
carne,
Soplo que va y no vuelve.
78:
40 ¡Cuántas veces se
rebelaron contra él en el desierto,
Lo enojaron en el yermo!
78:
41 Y volvían, y tentaban a
Dios,
Y provocaban al Santo de
Israel.
78:
42 No se acordaron de su
mano,
Del día que los redimió de
la angustia;
78:
43 Cuando puso en Egipto
sus señales,
Y sus maravillas en el
campo de Zoán;
78:
44 Y volvió sus ríos en
sangre,
Y sus corrientes, para que
no bebiesen.
78:
45 Envió entre ellos
enjambres de moscas que los devoraban,
Y ranas que los destruían.
78:
46 Dio también a la oruga
sus frutos,
Y sus labores a la
langosta.
78:
47 Sus viñas destruyó con
granizo,
Y sus higuerales con
escarcha;
78:
48 Entregó al pedrisco sus
bestias,
Y sus ganados a los rayos.
78:
49 Envió sobre ellos el
ardor de su ira;
Enojo, indignación y
angustia,
Un ejército de ángeles
destructores.
78:
50 Dispuso camino a su
furor;
No eximió la vida de ellos
de la muerte,
Sino que entregó su vida a
la mortandad.
78:
51 Hizo morir a todo
primogénito en Egipto,
Las primicias de su fuerza
en las tiendas de Cam.
78:
52 Hizo salir a su pueblo
como ovejas,
Y los llevó por el
desierto como un rebaño.
78:
53 Los guió con seguridad,
de modo que no tuvieran temor;
Y el mar cubrió a sus
enemigos.
78:
54 Los trajo después a las
fronteras de su tierra santa,
A este monte que ganó su
mano derecha.
78:
55 Echó las naciones de
delante de ellos;
Con cuerdas repartió sus
tierras en heredad,
E hizo habitar en sus
moradas a las tribus de Israel.
78:
56 Pero ellos tentaron y
enojaron al Dios Altísimo,
Y no guardaron sus
testimonios;
78:
57 Sino que se volvieron y
se rebelaron como sus padres;
Se volvieron como arco
engañoso.
78:
58 Le enojaron con sus
lugares altos,
Y le provocaron a celo con
sus imágenes de talla.
78:
59 Lo oyó Dios y se enojó,
Y en gran manera aborreció
a Israel.
78:
60 Dejó, por tanto, el
tabernáculo de Silo,
La tienda en que habitó
entre los hombres,
78:
61 Y entregó a cautiverio
su poderío,
Y su gloria en mano del
enemigo.
78:
62 Entregó también su
pueblo a la espada,
Y se irritó contra su
heredad.
78:
63 El fuego devoró a sus
jóvenes,
Y sus vírgenes no fueron
loadas en cantos nupciales.
78:
64 Sus sacerdotes cayeron
a espada,
Y sus viudas no hicieron
lamentación.
78:
65 Entonces despertó el
Señor como quien duerme,
Como un valiente que grita
excitado del vino,
78:
66 E hirió a sus enemigos
por detrás;
Les dio perpetua afrenta.
78:
67 Desechó la tienda de
José,
Y no escogió la tribu de
Efraín,
78:
68 Sino que escogió la
tribu de Judá,
El monte de Sion, al cual
amó.
78:
69 Edificó su santuario a
manera de eminencia,
Como la tierra que cimentó
para siempre.
78:
70 Eligió a David su
siervo,
Y lo tomó de las majadas
de las ovejas;
78:
71 De tras las paridas lo
trajo,
Para que apacentase a
Jacob su pueblo,
Y a Israel su heredad.
78:
72 Y los apacentó conforme
a la integridad de su corazón,
Los pastoreó con la
pericia de sus manos.
Los
Salmos
Capítulo 79
79:
1 Oh Dios, vinieron las
naciones a tu heredad;
Han profanado tu santo
templo;
Redujeron a Jerusalén a
escombros.
79:
2 Dieron los cuerpos de
tus siervos por comida a las aves de los cielos,
La carne de tus santos a
las bestias de la tierra.
79:
3 Derramaron su sangre
como agua en los alrededores de Jerusalén,
Y no hubo quien los
enterrase.
79:
4 Somos afrentados de
nuestros vecinos,
Escarnecidos y burlados de
los que están en nuestros alrededores.
79:
5 ¿Hasta cuándo, oh
Jehová? ¿Estarás airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu
celo?
79:
6 Derrama tu ira sobre las
naciones que no te conocen,
Y sobre los reinos que no
invocan tu nombre.
79:
7 Porque han consumido a
Jacob,
Y su morada han asolado.
79:
8 No recuerdes contra
nosotros las iniquidades de nuestros antepasados;
Vengan pronto tus
misericordias a encontrarnos,
Porque estamos muy
abatidos.
79:
9 Ayúdanos, oh Dios de
nuestra salvación, por la gloria de tu nombre;
Y líbranos, y perdona
nuestros pecados por amor de tu nombre.
79:
10 Porque dirán las
gentes:
¿Dónde está su Dios?
Sea notoria en las gentes,
delante de nuestros ojos,
La venganza de la sangre
de tus siervos que fue derramada.
79:
11 Llegue delante de ti el
gemido de los presos;
Conforme a la grandeza de
tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
79:
12 Y devuelve a nuestros
vecinos en su seno siete tantos
De su infamia, con que te
han deshonrado, oh Jehová.
79:
13 Y nosotros, pueblo
tuyo, y ovejas de tu prado,
Te alabaremos para
siempre;
De generación en
generación cantaremos tus alabanzas.
Los
Salmos
Capítulo 80
80:
1 Oh Pastor de Israel,
escucha;
Tú que pastoreas como a
ovejas a José,
Que estás entre
querubines, resplandece.
80:
2 Despierta tu poder
delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,
Y ven a salvarnos.
80:
3 Oh Dios, restáuranos;
Haz resplandecer tu
rostro, y seremos salvos.
80:
4 Jehová, Dios de los
ejércitos,
¿Hasta cuándo mostrarás tu
indignación contra la oración de tu pueblo?
80:
5 Les diste a comer pan de
lágrimas,
Y a beber lágrimas en gran
abundancia.
80:
6 Nos pusiste por escarnio
a nuestros vecinos,
Y nuestros enemigos se
burlan entre sí.
80:
7 Oh Dios de los
ejércitos, restáuranos;
Haz resplandecer tu
rostro, y seremos salvos.
80:
8 Hiciste venir una vid de
Egipto;
Echaste las naciones, y la
plantaste.
80:
9 Limpiaste sitio delante
de ella,
E hiciste arraigar sus
raíces, y llenó la tierra.
80:
10 Los montes fueron
cubiertos de su sombra,
Y con sus sarmientos los
cedros de Dios.
80:
11 Extendió sus vástagos
hasta el mar,
Y hasta el río sus
renuevos.
80:
12 ¿Por qué aportillaste
sus vallados,
Y la vendimian todos los
que pasan por el camino?
80:
13 La destroza el puerco
montés,
Y la bestia del campo la
devora.
80:
14 Oh Dios de los
ejércitos, vuelve ahora;
Mira desde el cielo, y
considera, y visita esta viña,
80:
15 La planta que plantó tu
diestra,
Y el renuevo que para ti
afirmaste.
80:
16 Quemada a fuego está,
asolada;
Perezcan por la reprensión
de tu rostro.
80:
17 Sea tu mano sobre el
varón de tu diestra,
Sobre el hijo de hombre
que para ti afirmaste.
80:
18 Así no nos apartaremos
de ti;
Vida nos darás, e
invocaremos tu nombre.
80:
19 ¡Oh Jehová, Dios de los
ejércitos, restáuranos!
Haz resplandecer tu
rostro, y seremos salvos.
Los
Salmos
Capítulo 81
81:
1 Cantad con gozo a Dios,
fortaleza nuestra;
Al Dios de Jacob aclamad
con júbilo.
81:
2 Entonad canción, y tañed
el pandero,
El arpa deliciosa y el
salterio.
81:
3 Tocad la trompeta en la
nueva luna,
En el día señalado, en el
día de nuestra fiesta solemne.
81:
4 Porque estatuto es de
Israel,
Ordenanza del Dios de
Jacob.
81:
5 Lo constituyó como
testimonio en José
Cuando salió por la tierra
de Egipto.
Oí lenguaje que no
entendía;
81:
6 Aparté su hombro de
debajo de la carga;
Sus manos fueron
descargadas de los cestos.
81:
7 En la calamidad
clamaste, y yo te libré;
Te respondí en lo secreto
del trueno;
Te probé junto a las aguas
de Meriba.Selah
81:
8 Oye, pueblo mío, y te
amonestaré.
Israel, si me oyeres,
81:
9 No habrá en ti dios
ajeno,
Ni te inclinarás a dios
extraño.
81:
10 Yo soy Jehová tu Dios,
Que te hice subir de la
tierra de Egipto;
Abre tu boca, y yo la
llenaré.
81:
11 Pero mi pueblo no oyó
mi voz,
E Israel no me quiso a mí.
81:
12 Los dejé, por tanto, a
la dureza de su corazón;
Caminaron en sus propios
consejos.
81:
13 ¡Oh, si me hubiera oído
mi pueblo,
Si en mis caminos hubiera
andado Israel!
81:
14 En un momento habría yo
derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra
sus adversarios.
81:
15 Los que aborrecen a
Jehová se le habrían sometido,
Y el tiempo de ellos sería
para siempre.
81:
16 Les sustentaría Dios
con lo mejor del trigo,
Y con miel de la peña les
saciaría.
Los
Salmos
Capítulo 82
82:
1 Dios está en la reunión
de los dioses;
En medio de los dioses
juzga.
82:
2 ¿Hasta cuándo juzgaréis
injustamente,
Y aceptaréis las personas
de los impíos? Selah
82:
3 Defended al débil y al
huérfano;
Haced justicia al afligido
y al menesteroso.
82:
4 Librad al afligido y al
necesitado;
Libradlo de mano de los
impíos.
82:
5 No saben, no entienden,
Andan en tinieblas;
Tiemblan todos los
cimientos de la tierra.
82:
6 Yo dije:
Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del
Altísimo;
82:
7 Pero como hombres
moriréis,
Y como cualquiera de los
príncipes caeréis.
82:
8 Levántate, oh Dios,
juzga la tierra;
Porque tú heredarás todas
las naciones.
Los
Salmos
Capítulo 83
83:
1 Oh Dios, no guardes
silencio;
No calles, oh Dios, ni te
estés quieto.
83:
2 Porque he aquí que rugen
tus enemigos,
Y los que te aborrecen
alzan cabeza.
83:
3 Contra tu pueblo han
consultado astuta y secretamente,
Y han entrado en consejo
contra tus protegidos.
83:
4 Han dicho:
Venid, y destruyámoslos
para que no sean nación,
Y no haya más memoria del
nombre de Israel.
83:
5 Porque se confabulan de
corazón a una,
Contra ti han hecho
alianza
83:
6 Las tiendas de los
edomitas y de los ismaelitas,
Moab y los agarenos;
83:
7 Gebal, Amón y Amalec,
Los filisteos y los
habitantes de Tiro.
83:
8 También el asirio se ha
juntado con ellos;
Sirven de brazo a los
hijos de Lot. Selah
83:
9 Hazles como a Madián,
Como a Sísara, como a
Jabín en el arroyo de Cisón;
83:
10 Que perecieron en Endor,
Fueron hechos como
estiércol para la tierra.
83:
11 Pon a sus capitanes
como a Oreb y a Zeeb;
Como a Zeba y a Zalmuna a
todos sus príncipes,
83:
12 Que han dicho:
Heredemos para nosotros
Las moradas de Dios.
83:
13 Dios mío, ponlos como
torbellinos,
Como hojarascas delante
del viento,
83:
14 Como fuego que quema el
monte,
Como llama que abrasa el
bosque.
83:
15 Persíguelos así con tu
tempestad,
Y atérralos con tu
torbellino.
83:
16 Llena sus rostros de
vergüenza,
Y busquen tu nombre, oh
Jehová.
83:
17 Sean afrentados y
turbados para siempre;
Sean deshonrados, y
perezcan.
83:
18 Y conozcan que tu
nombre es Jehová;
Tú solo Altísimo sobre
toda la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 84
84:
1 ¡Cuán amables son tus
moradas, oh Jehová de los ejércitos!
84:
2 Anhela mi alma y aun
ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne
cantan al Dios vivo.
84:
3 Aun el gorrión halla
casa,
Y la golondrina nido para
sí, donde ponga sus polluelos,
Cerca de tus altares, oh
Jehová de los ejércitos,
Rey mío, y Dios mío.
84:
4 Bienaventurados los que
habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán.
Selah
84:
5 Bienaventurado el hombre
que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus
caminos.
84:
6 Atravesando el valle de
lágrimas lo cambian en fuente,
Cuando la lluvia llena los
estanques.
84:
7 Irán de poder en poder;
Verán a Dios en Sion.
84:
8 Jehová Dios de los
ejércitos, oye mi oración;
Escucha, oh Dios de Jacob.
Selah
84:
9 Mira, oh Dios, escudo
nuestro,
Y pon los ojos en el
rostro de tu ungido.
84:
10 Porque mejor es un día
en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la
puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas
de maldad.
84:
11 Porque sol y escudo es
Jehová Dios;
Gracia y gloria dará
Jehová.
No quitará el bien a los
que andan en integridad.
84:
12 Jehová de los
ejércitos,
Dichoso el hombre que en
ti confía.
Los
Salmos
Capítulo 85
85:
1 Fuiste propicio a tu
tierra, oh Jehová;
Volviste la cautividad de
Jacob.
85:
2 Perdonaste la iniquidad
de tu pueblo;
Todos los pecados de ellos
cubriste. Selah
85:
3 Reprimiste todo tu
enojo;
Te apartaste del ardor de
tu ira.
85:
4 Restáuranos, oh Dios de
nuestra salvación,
Y haz cesar tu ira de
sobre nosotros.
85:
5 ¿Estarás enojado contra
nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de
generación en generación?
85:
6 ¿No volverás a darnos
vida,
Para que tu pueblo se
regocije en ti?
85:
7 Muéstranos, oh Jehová,
tu misericordia,
Y danos tu salvación.
85:
8 Escucharé lo que hablará
Jehová Dios;
Porque hablará paz a su
pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a
la locura.
85:
9 Ciertamente cercana está
su salvación a los que le temen,
Para que habite la gloria
en nuestra tierra.
85:
10 La misericordia y la
verdad se encontraron;
La justicia y la paz se
besaron.
85:
11 La verdad brotará de la
tierra,
Y la justicia mirará desde
los cielos.
85:
12 Jehová dará también el
bien,
Y nuestra tierra dará su
fruto.
85:
13 La justicia irá delante
de él,
Y sus pasos nos pondrá por
camino.
Los
Salmos
Capítulo 86
86:
1 Inclina, oh Jehová, tu
oído, y escúchame,
Porque estoy afligido y
menesteroso.
86:
2 Guarda mi alma, porque
soy piadoso;
Salva tú, oh Dios mío, a
tu siervo que en ti confía.
86:
3 Ten misericordia de mí,
oh Jehová;
Porque a ti clamo todo el
día.
86:
4 Alegra el alma de tu
siervo,
Porque a ti, oh Señor,
levanto mi alma.
86:
5 Porque tú, Señor, eres
bueno y perdonador,
Y grande en misericordia
para con todos los que te invocan.
86:
6 Escucha, oh Jehová, mi
oración,
Y está atento a la voz de
mis ruegos.
86:
7 En el día de mi angustia
te llamaré,
Porque tú me respondes.
86:
8 Oh Señor, ninguno hay
como tú entre los dioses,
Ni obras que igualen tus
obras.
86:
9 Todas las naciones que
hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.
86:
10 Porque tú eres grande,
y hacedor de maravillas;
Sólo tú eres Dios.
86:
11 Enséñame, oh Jehová, tu
camino; caminaré yo en tu verdad;
Afirma mi corazón para que
tema tu nombre.
86:
12 Te alabaré, oh Jehová
Dios mío, con todo mi corazón,
Y glorificaré tu nombre
para siempre.
86:
13 Porque tu misericordia
es grande para conmigo,
Y has librado mi alma de
las profundidades del Seol.
86:
14 Oh Dios, los soberbios
se levantaron contra mí,
Y conspiración de
violentos ha buscado mi vida,
Y no te pusieron delante
de sí.
86:
15 Mas tú, Señor, Dios
misericordioso y clemente,
Lento para la ira, y
grande en misericordia y verdad,
86:
16 Mírame, y ten
misericordia de mí;
Da tu poder a tu siervo,
Y guarda al hijo de tu
sierva.
86:
17 Haz conmigo señal para
bien,
Y véanla los que me
aborrecen, y sean avergonzados;
Porque tú, Jehová, me
ayudaste y me consolaste.
Los
Salmos
Capítulo 87
87:
1 Su cimiento está en el
monte santo.
87:
2 Ama Jehová las puertas
de Sion
Más que todas las moradas
de Jacob.
87:
3 Cosas gloriosas se han
dicho de ti,
Ciudad de Dios. Selah
87:
4 Yo me acordaré de Rahab
y de Babilonia entre los que me conocen;
He aquí Filistea y Tiro,
con Etiopía;
Este nació allá.
87:
5 Y de Sion se dirá:
Este y aquél han nacido
en ella,
Y el Altísimo mismo la
establecerá.
87:
6 Jehová contará al
inscribir a los pueblos:
Este nació allí. Selah
87:
7 Y cantores y tañedores
en ella dirán:
Todas mis fuentes están en
ti.
Los
Salmos
Capítulo 88
88:
1 Oh Jehová, Dios de mi
salvación,
Día y noche clamo delante
de ti.
88:
2 Llegue mi oración a tu
presencia;
Inclina tu oído a mi
clamor.
88:
3 Porque mi alma está
hastiada de males,
Y mi vida cercana al Seol.
88:
4 Soy contado entre los
que descienden al sepulcro;
Soy como hombre sin
fuerza,
88:
5 Abandonado entre los
muertos,
Como los pasados a espada
que yacen en el sepulcro,
De quienes no te acuerdas
ya,
Y que fueron arrebatados
de tu mano.
88:
6 Me has puesto en el hoyo
profundo,
En tinieblas, en lugares
profundos.
88:
7 Sobre mí reposa tu ira,
Y me has afligido con
todas tus ondas. Selah
88:
8 Has alejado de mí mis
conocidos;
Me has puesto por
abominación a ellos;
Encerrado estoy, y no
puedo salir.
88:
9 Mis ojos enfermaron a
causa de mi aflicción;
Te he llamado, oh Jehová,
cada día;
He extendido a ti mis
manos.
88:
10 ¿Manifestarás tus
maravillas a los muertos?
¿Se levantarán los muertos
para alabarte? Selah
88:
11 ¿Será contada en el
sepulcro tu misericordia,
O tu verdad en el Abadón?
88:
12 ¿Serán reconocidas en
las tinieblas tus maravillas,
Y tu justicia en la tierra
del olvido?
88:
13 Mas yo a ti he clamado,
oh Jehová,
Y de mañana mi oración se
presentará delante de ti.
88:
14 ¿Por qué, oh Jehová,
desechas mi alma?
¿Por qué escondes de mí tu
rostro?
88:
15 Yo estoy afligido y
menesteroso;
Desde la juventud he
llevado tus terrores, he estado medroso.
88:
16 Sobre mí han pasado tus
iras,
Y me oprimen tus terrores.
88:
17 Me han rodeado como
aguas continuamente;
A una me han cercado.
88:
18 Has alejado de mí al
amigo y al compañero,
Y a mis conocidos has
puesto en tinieblas.
Los
Salmos
Capítulo 89
89:
1 Las misericordias de
Jehová cantaré perpetuamente;
De generación en
generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
89:
2 Porque dije:
Para siempre será
edificada misericordia;
En los cielos mismos
afirmarás tu verdad.
89:
3 Hice pacto con mi
escogido;
Juré a David mi siervo,
diciendo:
89:
4 Para siempre confirmaré
tu descendencia,
Y edificaré tu trono por
todas las generaciones.
89:
5 Celebrarán los cielos
tus maravillas, oh Jehová,
Tu verdad también en la
congregación de los santos.
89:
6 Porque ¿quién en los
cielos se igualará a Jehová?
¿Quién será semejante a
Jehová entre los hijos de los potentados?
89:
7 Dios temible en la gran
congregación de los santos,
Y formidable sobre todos
cuantos están alrededor de él.
89:
8 Oh Jehová, Dios de los
ejércitos,
¿Quién como tú? Poderoso
eres, Jehová,
Y tu fidelidad te rodea.
89:
9 Tú tienes dominio sobre
la braveza del mar;
Cuando se levantan sus
ondas, tú las sosiegas.
89:
10 Tú quebrantaste a Rahab
como a herido de muerte;
Con tu brazo poderoso
esparciste a tus enemigos.
89:
11 Tuyos son los cielos,
tuya también la tierra;
El mundo y su plenitud, tú
lo fundaste.
89:
12 El norte y el sur, tú
los creaste;
El Tabor y el Hermón
cantarán en tu nombre.
89:
13 Tuyo es el brazo
potente;
Fuerte es tu mano,
exaltada tu diestra.
89:
14 Justicia y juicio son
el cimiento de tu trono;
Misericordia y verdad van
delante de tu rostro.
89:
15 Bienaventurado el
pueblo que sabe aclamarte;
Andará, oh Jehová, a la
luz de tu rostro.
89:
16 En tu nombre se
alegrará todo el día,
Y en tu justicia será
enaltecido.
89:
17 Porque tú eres la
gloria de su potencia,
Y por tu buena voluntad
acrecentarás nuestro poder.
89:
18 Porque Jehová es
nuestro escudo,
Y nuestro rey es el Santo
de Israel.
89:
19 Entonces hablaste en
visión a tu santo,
Y dijiste:
He puesto el socorro
sobre uno que es poderoso;
He exaltado a un escogido
de mi pueblo.
89:
20 Hallé a David mi
siervo;
Lo ungí con mi santa
unción.
89:
21 Mi mano estará siempre
con él,
Mi brazo también lo
fortalecerá.
89:
22 No lo sorprenderá el
enemigo,
Ni hijo de iniquidad lo
quebrantará;
89:
23 Sino que quebrantaré
delante de él a sus enemigos,
Y heriré a los que le
aborrecen.
89:
24 Mi verdad y mi
misericordia estarán con él,
Y en mi nombre será
exaltado su poder.
89:
25 Asimismo pondré su mano
sobre el mar,
Y sobre los ríos su
diestra.
89:
26 El me clamará:
Mi padre eres tú,
Mi Dios, y la roca de mi
salvación.
89:
27 Yo también le pondré
por primogénito,
El más excelso de los
reyes de la tierra.
89:
28 Para siempre le
conservaré mi misericordia,
Y mi pacto será firme con
él.
89:
29 Pondré su descendencia
para siempre,
Y su trono como los días
de los cielos.
89:
30 Si dejaren sus hijos mi
ley,
Y no anduvieren en mis
juicios,
89:
31 Si profanaren mis
estatutos,
Y no guardaren mis
mandamientos,
89:
32 Entonces castigaré con
vara su rebelión,
Y con azotes sus
iniquidades.
89:
33 Mas no quitaré de él mi
misericordia,
Ni falsearé mi verdad.
89:
34 No olvidaré mi pacto,
Ni mudaré lo que ha salido
de mis labios.
89:
35 Una vez he jurado por
mi santidad,
Y no mentiré a David.
89:
36 Su descendencia será
para siempre,
Y su trono como el sol
delante de mí.
89:
37 Como la luna será firme
para siempre,
Y como un testigo fiel en
el cielo. Selah
89:
38 Mas tú desechaste y
menospreciaste a tu ungido,
Y te has airado con él.
89:
39 Rompiste el pacto de tu
siervo;
Has profanado su corona
hasta la tierra.
89:
40 Aportillaste todos sus
vallados;
Has destruido sus
fortalezas.
89:
41 Lo saquean todos los
que pasan por el camino;
Es oprobio a sus vecinos.
89:
42 Has exaltado la diestra
de sus enemigos;
Has alegrado a todos sus
adversarios.
89:
43 Embotaste asimismo el
filo de su espada,
Y no lo levantaste en la
batalla.
89:
44 Hiciste cesar su
gloria,
Y echaste su trono por
tierra.
89:
45 Has acortado los días
de su juventud;
Le has cubierto de
afrenta. Selah
89:
46 ¿Hasta cuándo, oh
Jehová? ¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá tu ira como el
fuego?
89:
47 Recuerda cuán breve es
mi tiempo;
¿Por qué habrás creado en
vano a todo hijo de hombre?
89:
48 ¿Qué hombre vivirá y no
verá muerte?
¿Librará su vida del poder
del Seol? Selah
89:
49 Señor, ¿dónde están tus
antiguas misericordias,
Que juraste a David por tu
verdad?
89:
50 Señor, acuérdate del
oprobio de tus siervos;
Oprobio de muchos pueblos,
que llevo en mi seno.
89:
51 Porque tus enemigos, oh
Jehová, han deshonrado,
Porque tus enemigos han
deshonrado los pasos de tu ungido.
89:
52 Bendito sea Jehová para
siempre.
Amén, y Amén.
Los
Salmos
Capítulo 90
90:
1 Señor, tú nos has sido
refugio
De generación en
generación.
90:
2 Antes que naciesen los
montes
Y formases la tierra y el
mundo,
Desde el siglo y hasta el
siglo, tú eres Dios.
90:
3 Vuelves al hombre hasta
ser quebrantado,
Y dices:
Convertíos, hijos de los
hombres.
90:
4 Porque mil años delante
de tus ojos
Son como el día de ayer,
que pasó,
Y como una de las vigilias
de la noche.
90:
5 Los arrebatas como con
torrente de aguas; son como sueño,
Como la hierba que crece
en la mañana.
90:
6 En la mañana florece y
crece;
A la tarde es cortada, y
se seca.
90:
7 Porque con tu furor
somos consumidos,
Y con tu ira somos
turbados.
90:
8 Pusiste nuestras
maldades delante de ti,
Nuestros yerros a la luz
de tu rostro.
90:
9 Porque todos nuestros
días declinan a causa de tu ira;
Acabamos nuestros años
como un pensamiento.
90:
10 Los días de nuestra
edad son setenta años;
Y si en los más robustos
son ochenta años,
Con todo, su fortaleza es
molestia y trabajo,
Porque pronto pasan, y
volamos.
90:
11 ¿Quién conoce el poder
de tu ira,
Y tu indignación según que
debes ser temido?
90:
12 Enséñanos de tal modo a
contar nuestros días,
Que traigamos al corazón
sabiduría.
90:
13 Vuélvete, oh Jehová;
¿hasta cuándo?
Y aplácate para con tus
siervos.
90:
14 De mañana sácianos de
tu misericordia,
Y cantaremos y nos
alegraremos todos nuestros días.
90:
15 Alégranos conforme a
los días que nos afligiste,
Y los años en que vimos el
mal.
90:
16 Aparezca en tus siervos
tu obra,
Y tu gloria sobre sus
hijos.
90:
17 Sea la luz de Jehová
nuestro Dios sobre nosotros,
Y la obra de nuestras
manos confirma sobre nosotros;
Sí, la obra de nuestras
manos confirma.
Los
Salmos
Capítulo 91
91:
1 El que habita al abrigo
del Altísimo
Morará bajo la sombra del
Omnipotente.
91:
2 Diré yo a Jehová:
Esperanza mía, y castillo
mío;
Mi Dios, en quien
confiaré.
91:
3 El te librará del lazo
del cazador,
De la peste destructora.
91:
4 Con sus plumas te
cubrirá,
Y debajo de sus alas
estarás seguro;
Escudo y adarga es su
verdad.
91:
5 No temerás el terror
nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
91:
6 Ni pestilencia que ande
en oscuridad,
Ni mortandad que en medio
del día destruya.
91:
7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
91:
8 Ciertamente con tus ojos
mirarás
Y verás la recompensa de
los impíos.
91:
9 Porque has puesto a
Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu
habitación,
91:
10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
91:
11 Pues a sus ángeles
mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos
tus caminos.
91:
12 En las manos te
llevarán,
Para que tu pie no
tropiece en piedra.
91:
13 Sobre el león y el
áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del
león y al dragón.
91:
14 Por cuanto en mí ha
puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por
cuanto ha conocido mi nombre.
91:
15 Me invocará, y yo le
responderé;
Con él estaré yo en la
angustia;
Lo libraré y le
glorificaré.
91:
16 Lo saciaré de larga
vida,
Y le mostraré mi
salvación.
Los
Salmos
Capítulo 92
92:
1 Bueno es alabarte, oh
Jehová,
Y cantar salmos a tu
nombre, oh Altísimo;
92:
2 Anunciar por la mañana
tu misericordia,
Y tu fidelidad cada noche,
92:
3 En el decacordio y en el
salterio,
En tono suave con el arpa.
92:
4 Por cuanto me has
alegrado, oh Jehová, con tus obras;
En las obras de tus manos
me gozo.
92:
5 ¡Cuán grandes son tus
obras, oh Jehová!
Muy profundos son tus
pensamientos.
92:
6 El hombre necio no sabe,
Y el insensato no entiende
esto.
92:
7 Cuando brotan los impíos
como la hierba,
Y florecen todos los que
hacen iniquidad,
Es para ser destruidos
eternamente.
92:
8 Mas tú, Jehová, para
siempre eres Altísimo.
92:
9 Porque he aquí tus
enemigos, oh Jehová,
Porque he aquí, perecerán
tus enemigos;
Serán esparcidos todos los
que hacen maldad.
92:
10 Pero tú aumentarás mis
fuerzas como las del búfalo;
Seré ungido con aceite
fresco.
92:
11 Y mirarán mis ojos
sobre mis enemigos;
Oirán mis oídos de los que
se levantaron contra mí, de los malignos.
92:
12 El justo florecerá como
la palmera;
Crecerá como cedro en el
Líbano.
92:
13 Plantados en la casa de
Jehová,
En los atrios de nuestro
Dios florecerán.
92:
14 Aun en la vejez
fructificarán;
Estarán vigorosos y
verdes,
92:
15 Para anunciar que
Jehová mi fortaleza es recto,
Y que en él no hay
injusticia.
Los
Salmos
Capítulo 93
93:
1 Jehová reina; se vistió
de magnificencia;
Jehová se vistió, se ciñó
de poder.
Afirmó también el mundo, y
no se moverá.
93:
2 Firme es tu trono desde
entonces;
Tú eres eternamente.
93:
3 Alzaron los ríos, oh
Jehová,
Los ríos alzaron su
sonido;
Alzaron los ríos sus
ondas.
93:
4 Jehová en las alturas es
más poderoso
Que el estruendo de las
muchas aguas,
Más que las recias ondas
del mar.
93:
5 Tus testimonios son muy
firmes;
La santidad conviene a tu
casa,
Oh Jehová, por los siglos
y para siempre.
Los
Salmos
Capítulo 94
94:
1 Jehová, Dios de las
venganzas,
Dios de las venganzas,
muéstrate.
94:
2 Engrandécete, oh Juez de
la tierra;
Da el pago a los
soberbios.
94:
3 ¿Hasta cuándo los
impíos,
Hasta cuándo, oh Jehová,
se gozarán los impíos?
94:
4 ¿Hasta cuándo
pronunciarán, hablarán cosas duras,
Y se vanagloriarán todos
los que hacen iniquidad?
94:
5 A tu pueblo, oh Jehová,
quebrantan,
Y a tu heredad afligen.
94:
6 A la viuda y al
extranjero matan,
Y a los huérfanos quitan
la vida.
94:
7 Y dijeron:
No verá JAH,
Ni entenderá el Dios de
Jacob.
94:
8 Entended, necios del
pueblo;
Y vosotros, fatuos,
¿cuándo seréis sabios?
94:
9 El que hizo el oído, ¿no
oirá?
El que formó el ojo, ¿no
verá?
94:
10 El que castiga a las
naciones, ¿no reprenderá?
¿No sabrá el que enseña al
hombre la ciencia?
94:
11 Jehová conoce los
pensamientos de los hombres,
Que son vanidad.
94:
12 Bienaventurado el
hombre a quien tú, JAH, corriges,
Y en tu ley lo instruyes,
94:
13 Para hacerle descansar
en los días de aflicción,
En tanto que para el impío
se cava el hoyo.
94:
14 Porque no abandonará
Jehová a su pueblo,
Ni desamparará su heredad,
94:
15 Sino que el juicio será
vuelto a la justicia,
Y en pos de ella irán
todos los rectos de corazón.
94:
16 ¿Quién se levantará por
mí contra los malignos?
¿Quién estará por mí
contra los que hacen iniquidad?
94:
17 Si no me ayudara
Jehová,
Pronto moraría mi alma en
el silencio.
94:
18 Cuando yo decía:
Mi pie resbala,
Tu misericordia, oh
Jehová, me sustentaba.
94:
19 En la multitud de mis
pensamientos dentro de mí,
Tus consolaciones
alegraban mi alma.
94:
20 ¿Se juntará contigo el
trono de iniquidades
Que hace agravio bajo
forma de ley?
94:
21 Se juntan contra la
vida del justo,
Y condenan la sangre
inocente.
94:
22 Mas Jehová me ha sido
por refugio,
Y mi Dios por roca de mi
confianza.
94:
23 Y él hará volver sobre
ellos su iniquidad,
Y los destruirá en su
propia maldad;
Los destruirá Jehová
nuestro Dios.
Los
Salmos
Capítulo 95
95:
1 Venid, aclamemos
alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la
roca de nuestra salvación.
95:
2 Lleguemos ante su
presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
95:
3 Porque Jehová es Dios
grande,
Y Rey grande sobre todos
los dioses.
95:
4 Porque en su mano están
las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los
montes son suyas.
95:
5 Suyo también el mar,
pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la
tierra seca.
95:
6 Venid, adoremos y
postrémonos;
Arrodillémonos delante de
Jehová nuestro Hacedor.
95:
7 Porque él es nuestro
Dios;
Nosotros el pueblo de su
prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,
95:
8 No endurezcáis vuestro
corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en
el desierto,
95:
9 Donde me tentaron
vuestros padres,
Me probaron, y vieron mis
obras.
95:
10 Cuarenta años estuve
disgustado con la nación,
Y dije:
Pueblo es que divaga de
corazón,
Y no han conocido mis
caminos.
95:
11 Por tanto, juré en mi
furor
Que no entrarían en mi
reposo.
Los
Salmos
Capítulo 96
96:
1 Cantad a Jehová cántico
nuevo;
Cantad a Jehová, toda la
tierra.
96:
2 Cantad a Jehová,
bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su
salvación.
96:
3 Proclamad entre las
naciones su gloria,
En todos los pueblos sus
maravillas.
96:
4 Porque grande es Jehová,
y digno de suprema alabanza;
Temible sobre todos los
dioses.
96:
5 Porque todos los dioses
de los pueblos son ídolos;
Pero Jehová hizo los
cielos.
96:
6 Alabanza y magnificencia
delante de él;
Poder y gloria en su
santuario.
96:
7 Tributad a Jehová, oh
familias de los pueblos,
Dad a Jehová la gloria y
el poder.
96:
8 Dad a Jehová la honra
debida a su nombre;
Traed ofrendas, y venid a
sus atrios.
96:
9 Adorad a Jehová en la
hermosura de la santidad;
Temed delante de él, toda
la tierra.
96:
10 Decid entre las
naciones:
Jehová reina.
También afirmó el mundo,
no será conmovido;
Juzgará a los pueblos en
justicia.
96:
11 Alégrense los cielos, y
gócese la tierra;
Brame el mar y su
plenitud.
96:
12 Regocíjese el campo, y
todo lo que en él está;
Entonces todos los árboles
del bosque rebosarán de contento,
96:
13 Delante de Jehová que
vino;
Porque vino a juzgar la
tierra.
Juzgará al mundo con
justicia,
Y a los pueblos con su
verdad.
Los
Salmos
Capítulo 97
97:
1 Jehová reina; regocíjese
la tierra,
Alégrense las muchas
costas.
97:
2 Nubes y oscuridad
alrededor de él;
Justicia y juicio son el
cimiento de su trono.
97:
3 Fuego irá delante de él,
Y abrasará a sus enemigos
alrededor.
97:
4 Sus relámpagos
alumbraron el mundo;
La tierra vio y se
estremeció.
97:
5 Los montes se
derritieron como cera delante de Jehová,
Delante del Señor de toda
la tierra.
97:
6 Los cielos anunciaron su
justicia,
Y todos los pueblos vieron
su gloria.
97:
7 Avergüéncense todos los
que sirven a las imágenes de talla,
Los que se glorían en los
ídolos.
Póstrense a él todos los
dioses.
97:
8 Oyó Sion, y se alegró;
Y la hijas de Judá,
Oh Jehová, se gozaron por
tus juicios.
97:
9 Porque tú, Jehová, eres
excelso sobre toda la tierra;
Eres muy exaltado sobre
todos los dioses.
97:
10 Los que amáis a Jehová,
aborreced el mal;
El guarda las almas de sus
santos;
De mano de los impíos los
libra.
97:
11 Luz está sembrada para
el justo,
Y alegría para los rectos
de corazón.
97:
12 Alegraos, justos, en
Jehová,
Y alabad la memoria de su
santidad.
Los
Salmos
Capítulo 98
98:
1 Cantad a Jehová cántico
nuevo,
Porque ha hecho
maravillas;
Su diestra lo ha salvado,
y su santo brazo.
98:
2 Jehová ha hecho notoria
su salvación;
A vista de las naciones ha
descubierto su justicia.
98:
3 Se ha acordado de su
misericordia y de su verdad para con la casa de Israel;
Todos los términos de la
tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
98:
4 Cantad alegres a Jehová,
toda la tierra;
Levantad la voz, y
aplaudid, y cantad salmos.
98:
5 Cantad salmos a Jehová
con arpa;
Con arpa y voz de cántico.
98:
6 Aclamad con trompetas y
sonidos de bocina,
Delante del rey Jehová.
98:
7 Brame el mar y su
plenitud,
El mundo y los que en él
habitan;
98:
8 Los ríos batan las
manos,
Los montes todos hagan
regocijo
98:
9 Delante de Jehová,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con
justicia,
Y a los pueblos con
rectitud.
Los
Salmos
Capítulo 99
99:
1 Jehová reina; temblarán
los pueblos.
El está sentado sobre los
querubines, se conmoverá la tierra.
99:
2 Jehová en Sion es
grande,
Y exaltado sobre todos los
pueblos.
99:
3 Alaben tu nombre grande
y temible;
El es santo.
99:
4 Y la gloria del rey ama
el juicio;
Tú confirmas la rectitud;
Tú has hecho en Jacob
juicio y justicia.
99:
5 Exaltad a Jehová nuestro
Dios,
Y postraos ante el estrado
de sus pies;
El es santo.
99:
6 Moisés y Aarón entre sus
sacerdotes,
Y Samuel entre los que
invocaron su nombre;
Invocaban a Jehová, y él
les respondía.
99:
7 En columna de nube
hablaba con ellos;
Guardaban sus testimonios,
y el estatuto que les había dado.
99:
8 Jehová Dios nuestro, tú
les respondías;
Les fuiste un Dios
perdonador,
Y retribuidor de sus
obras.
99:
9 Exaltad a Jehová nuestro
Dios,
Y postraos ante su santo
monte,
Porque Jehová nuestro Dios
es santo.
Los
Salmos
Capítulo 100
100:
1 Cantad alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra.
100:
2 Servid a Jehová con
alegría;
Venid ante su presencia
con regocijo.
100:
3 Reconoced que Jehová es
Dios;
El nos hizo, y no nosotros
a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y
ovejas de su prado.
100:
4 Entrad por sus puertas
con acción de gracias,
Por sus atrios con
alabanza;
Alabadle, bendecid su
nombre.
100:
5 Porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las
generaciones.
Los
Salmos
Capítulo 101
101:
1 Misericordia y juicio
cantaré;
A ti cantaré yo, oh
Jehová.
101:
2 Entenderé el camino de
la perfección
Cuando vengas a mí.
En la integridad de mi
corazón andaré en medio de mi casa.
101:
3 No pondré delante de mis
ojos cosa injusta.
Aborrezco la obra de los
que se desvían;
Ninguno de ellos se
acercará a mí.
101:
4 Corazón perverso se
apartará de mí;
No conoceré al malvado.
101:
5 Al que solapadamente
infama a su prójimo, yo lo destruiré;
No sufriré al de ojos
altaneros y de corazón vanidoso.
101:
6 Mis ojos pondré en los
fieles de la tierra, para que estén conmigo;
El que ande en el camino
de la perfección, éste me servirá.
101:
7 No habitará dentro de mi
casa el que hace fraude;
El que habla mentiras no
se afirmará delante de mis ojos.
101:
8 De mañana destruiré a
todos los impíos de la tierra,
Para exterminar de la
ciudad de Jehová a todos los que hagan iniquidad.
Los
Salmos
Capítulo 102
102:
1 Jehová, escucha mi
oración,
Y llegue a ti mi clamor.
102:
2 No escondas de mí tu
rostro en el día de mi angustia;
Inclina a mí tu oído;
Apresúrate a responderme
el día que te invocare.
102:
3 Porque mis días se han
consumido como humo,
Y mis huesos cual tizón
están quemados.
102:
4 Mi corazón está herido,
y seco como la hierba,
Por lo cual me olvido de
comer mi pan.
102:
5 Por la voz de mi gemido
Mis huesos se han pegado a
mi carne.
102:
6 Soy semejante al
pelícano del desierto;
Soy como el buho de las
soledades;
102:
7 Velo, y soy
Como el pájaro solitario
sobre el tejado.
102:
8 Cada día me afrentan mis
enemigos;
Los que contra mí se
enfurecen, se han conjurado contra mí.
102:
9 Por lo cual yo como
ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con
lágrimas,
102:
10 A causa de tu enojo y
de tu ira;
Pues me alzaste, y me has
arrojado.
102:
11 Mis días son como
sombra que se va,
Y me he secado como la
hierba.
102:
12 Mas tú, Jehová,
permanecerás para siempre,
Y tu memoria de generación
en generación.
102:
13 Te levantarás y tendrás
misericordia de Sion,
Porque es tiempo de tener
misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
102:
14 Porque tus siervos aman
sus piedras,
Y del polvo de ella tienen
compasión.
102:
15 Entonces las naciones
temerán el nombre de Jehová,
Y todos los reyes de la
tierra tu gloria;
102:
16 Por cuanto Jehová habrá
edificado a Sion,
Y en su gloria será visto;
102:
17 Habrá considerado la
oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el
ruego de ellos.
102:
18 Se escribirá esto para
la generación venidera;
Y el pueblo que está por
nacer alabará a JAH,
102:
19 Porque miró desde lo
alto de su santuario;
Jehová miró desde los
cielos a la tierra,
102:
20 Para oír el gemido de
los presos,
Para soltar a los
sentenciados a muerte;
102:
21 Para que publique en
Sion el nombre de Jehová,
Y su alabanza en
Jerusalén,
102:
22 Cuando los pueblos y
los reinos se congreguen
En uno para servir a
Jehová.
102:
23 El debilitó mi fuerza
en el camino;
Acortó mis días.
102:
24 Dije:
Dios mío, no me cortes en
la mitad de mis días;
Por generación de
generaciones son tus años.
102:
25 Desde el principio tú
fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de
tus manos.
102:
26 Ellos perecerán, mas tú
permanecerás;
Y todos ellos como una
vestidura se envejecerán;
Como un vestido los
mudarás, y serán mudados;
102:
27 Pero tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.
102:
28 Los hijos de tus
siervos habitarán seguros,
Y su descendencia será
establecida delante de ti.
Los
Salmos
Capítulo 103
103:
1 Bendice, alma mía, a
Jehová,
Y bendiga todo mi ser su
santo nombre.
103:
2 Bendice, alma mía, a
Jehová,
Y no olvides ninguno de
sus beneficios.
103:
3 El es quien perdona
todas tus iniquidades,
El que sana todas tus
dolencias;
103:
4 El que rescata del hoyo
tu vida,
El que te corona de
favores y misericordias;
103:
5 El que sacia de bien tu
boca
De modo que te
rejuvenezcas como el águila.
103:
6 Jehová es el que hace
justicia
Y derecho a todos los que
padecen violencia.
103:
7 Sus caminos notificó a
Moisés,
Y a los hijos de Israel
sus obras.
103:
8 Misericordioso y
clemente es Jehová;
Lento para la ira, y
grande en misericordia.
103:
9 No contenderá para
siempre,
Ni para siempre guardará
el enojo.
103:
10 No ha hecho con
nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme
a nuestros pecados.
103:
11 Porque como la altura
de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su
misericordia sobre los que le temen.
103:
12 Cuanto está lejos el
oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros
nuestras rebeliones.
103:
13 Como el padre se
compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los
que le temen.
103:
14 Porque él conoce
nuestra condición;
Se acuerda de que somos
polvo.
103:
15 El hombre, como la
hierba son sus días;
Florece como la flor del
campo,
103:
16 Que pasó el viento por
ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá
más.
103:
17 Mas la misericordia de
Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los
hijos de los hijos;
103:
18 Sobre los que guardan
su pacto,
Y los que se acuerdan de
sus mandamientos para ponerlos por obra.
103:
19 Jehová estableció en
los cielos su trono,
Y su reino domina sobre
todos.
103:
20 Bendecid a Jehová,
vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza,
que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su
precepto.
103:
21 Bendecid a Jehová,
vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que
hacéis su voluntad.
103:
22 Bendecid a Jehová,
vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su
señorío.
Bendice, alma mía, a
Jehová.
Los
Salmos
Capítulo 104
104:
1 Bendice, alma mía, a
Jehová.
Jehová Dios mío, mucho te
has engrandecido;
Te has vestido de gloria y
de magnificencia.
104:
2 El que se cubre de luz
como de vestidura,
Que extiende los cielos
como una cortina,
104:
3 Que establece sus
aposentos entre las aguas,
El que pone las nubes por
su carroza,
El que anda sobre las alas
del viento;
104:
4 El que hace a los
vientos sus mensajeros,
Y a las flamas de fuego
sus ministros.
104:
5 El fundó la tierra sobre
sus cimientos;
No será jamás removida.
104:
6 Con el abismo, como con
vestido, la cubriste;
Sobre los montes estaban
las aguas.
104:
7 A tu reprensión huyeron;
Al sonido de tu trueno se
apresuraron;
104:
8 Subieron los montes,
descendieron los valles,
Al lugar que tú les
fundaste.
104:
9 Les pusiste término, el
cual no traspasarán,
Ni volverán a cubrir la
tierra.
104:
10 Tú eres el que envía
las fuentes por los arroyos;
Van entre los montes;
104:
11 Dan de beber a todas
las bestias del campo;
Mitigan su sed los asnos
monteses.
104:
12 A sus orillas habitan
las aves de los cielos;
Cantan entre las ramas.
104:
13 El riega los montes
desde sus aposentos;
Del fruto de sus obras se
sacia la tierra.
104:
14 El hace producir el
heno para las bestias,
Y la hierba para el
servicio del hombre,
Sacando el pan de la
tierra,
104:
15 Y el vino que alegra el
corazón del hombre,
El aceite que hace brillar
el rostro,
Y el pan que sustenta la
vida del hombre.
104:
16 Se llenan de savia los
árboles de Jehová,
Los cedros del Líbano que
él plantó.
104:
17 Allí anidan las aves;
En las hayas hace su casa
la cigüeña.
104:
18 Los montes altos para
las cabras monteses;
Las peñas, madrigueras
para los conejos.
104:
19 Hizo la luna para los
tiempos;
El sol conoce su ocaso.
104:
20 Pones las tinieblas, y
es la noche;
En ella corretean todas
las bestias de la selva.
104:
21 Los leoncillos rugen
tras la presa,
Y para buscar de Dios su
comida.
104:
22 Sale el sol, se
recogen,
Y se echan en sus cuevas.
104:
23 Sale el hombre a su
labor,
Y a su labranza hasta la
tarde.
104:
24 ¡Cuán innumerables son
tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con
sabiduría;
La tierra está llena de
tus beneficios.
104:
25 He allí el grande y
anchuroso mar,
En donde se mueven seres
innumerables,
Seres pequeños y grandes.
104:
26 Allí andan las naves;
Allí este leviatán que
hiciste para que jugase en él.
104:
27 Todos ellos esperan en
ti,
Para que les des su comida
a su tiempo.
104:
28 Les das, recogen;
Abres tu mano, se sacian
de bien.
104:
29 Escondes tu rostro, se
turban;
Les quitas el hálito,
dejan de ser,
Y vuelven al polvo.
104:
30 Envías tu Espíritu, son
creados,
Y renuevas la faz de la
tierra.
104:
31 Sea la gloria de Jehová
para siempre;
Alégrese Jehová en sus
obras.
104:
32 El mira a la tierra, y
ella tiembla;
Toca los montes, y humean.
104:
33 A Jehová cantaré en mi
vida;
A mi Dios cantaré salmos
mientras viva.
104:
34 Dulce será mi
meditación en él;
Yo me regocijaré en
Jehová.
104:
35 Sean consumidos de la
tierra los pecadores,
Y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, a
Jehová.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 105
105:
1 Alabad a Jehová, invocad
su nombre;
Dad a conocer sus obras en
los pueblos.
105:
2 Cantadle, cantadle
salmos;
Hablad de todas sus
maravillas.
105:
3 Gloriaos en su santo
nombre;
Alégrese el corazón de los
que buscan a Jehová.
105:
4 Buscad a Jehová y su
poder;
Buscad siempre su rostro.
105:
5 Acordaos de las
maravillas que él ha hecho,
De sus prodigios y de los
juicios de su boca,
105:
6 Oh vosotros,
descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, sus
escogidos.
105:
7 El es Jehová nuestro
Dios;
En toda la tierra están
sus juicios.
105:
8 Se acordó para siempre
de su pacto;
De la palabra que mandó
para mil generaciones,
105:
9 La cual concertó con
Abraham,
Y de su juramento a Isaac.
105:
10 La estableció a Jacob
por decreto,
A Israel por pacto
sempiterno,
105:
11 Diciendo:
A ti te daré la tierra de
Canaán
Como porción de vuestra
heredad.
105:
12 Cuando ellos eran pocos
en número,
Y forasteros en ella,
105:
13 Y andaban de nación en
nación,
De un reino a otro pueblo,
105:
14 No consintió que nadie
los agraviase,
Y por causa de ellos
castigó a los reyes.
105:
15 No toquéis, dijo, a mis
ungidos,
Ni hagáis mal a mis
profetas.
105:
16 Trajo hambre sobre la
tierra,
Y quebrantó todo sustento
de pan.
105:
17 Envió un varón delante
de ellos;
A José, que fue vendido
por siervo.
105:
18 Afligieron sus pies con
grillos;
En cárcel fue puesta su
persona.
105:
19 Hasta la hora que se
cumplió su palabra,
El dicho de Jehová le
probó.
105:
20 Envió el rey, y le
soltó;
El señor de los pueblos, y
le dejó ir libre.
105:
21 Lo puso por señor de su
casa,
Y por gobernador de todas
sus posesiones,
105:
22 Para que reprimiera a
sus grandes como él quisiese,
Y a sus ancianos enseñara
sabiduría.
105:
23 Después entró Israel en
Egipto,
Y Jacob moró en la tierra
de Cam.
105:
24 Y multiplicó su pueblo
en gran manera,
Y lo hizo más fuerte que
sus enemigos.
105:
25 Cambió el corazón de
ellos para que aborreciesen a su pueblo,
Para que contra sus
siervos pensasen mal.
105:
26 Envió a su siervo
Moisés,
Y a Aarón, al cual
escogió.
105:
27 Puso en ellos las
palabras de sus señales,
Y sus prodigios en la
tierra de Cam.
105:
28 Envió tinieblas que lo
oscurecieron todo;
No fueron rebeldes a su
palabra.
105:
29 Volvió sus aguas en
sangre,
Y mató sus peces.
105:
30 Su tierra produjo ranas
Hasta en las cámaras de
sus reyes.
105:
31 Habló, y vinieron
enjambres de moscas,
Y piojos en todos sus
términos.
105:
32 Les dio granizo por
lluvia,
Y llamas de fuego en su
tierra.
105:
33 Destrozó sus viñas y
sus higueras,
Y quebró los árboles de su
territorio.
105:
34 Habló, y vinieron
langostas,
Y pulgón sin número;
105:
35 Y comieron toda la
hierba de su país,
Y devoraron el fruto de su
tierra.
105:
36 Hirió de muerte a todos
los primogénitos en su tierra,
Las primicias de toda su
fuerza.
105:
37 Los sacó con plata y
oro;
Y no hubo en sus tribus
enfermo.
105:
38 Egipto se alegró de que
salieran,
Porque su terror había
caído sobre ellos.
105:
39 Extendió una nube por
cubierta,
Y fuego para alumbrar la
noche.
105:
40 Pidieron, e hizo venir
codornices;
Y los sació de pan del
cielo.
105:
41 Abrió la peña, y
fluyeron aguas;
Corrieron por los
sequedales como un río.
105:
42 Porque se acordó de su
santa palabra
Dada a Abraham su siervo.
105:
43 Sacó a su pueblo con
gozo;
Con júbilo a sus
escogidos.
105:
44 Les dio las tierras de
las naciones,
Y las labores de los
pueblos heredaron;
105:
45 Para que guardasen sus
estatutos,
Y cumpliesen sus leyes.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 106
106:
1 Aleluya.
Alabad a Jehová, porque él
es bueno;
Porque para siempre es su
misericordia.
106:
2 ¿Quién expresará las
poderosas obras de Jehová?
¿Quién contará sus
alabanzas?
106:
3 Dichosos los que guardan
juicio,
Los que hacen justicia en
todo tiempo.
106:
4 Acuérdate de mí, oh
Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo;
Visítame con tu salvación,
106:
5 Para que yo vea el bien
de tus escogidos,
Para que me goce en la
alegría de tu nación,
Y me gloríe con tu
heredad.
106:
6 Pecamos nosotros, como
nuestros padres;
Hicimos iniquidad, hicimos
impiedad.
106:
7 Nuestros padres en
Egipto no entendieron tus maravillas;
No se acordaron de la
muchedumbre de tus misericordias,
Sino que se rebelaron
junto al mar, el Mar Rojo.
106:
8 Pero él los salvó por
amor de su nombre,
Para hacer notorio su
poder.
106:
9 Reprendió al Mar Rojo y
lo secó,
Y les hizo ir por el
abismo como por un desierto.
106:
10 Los salvó de mano del
enemigo,
Y los rescató de mano del
adversario.
106:
11 Cubrieron las aguas a
sus enemigos;
No quedó ni uno de ellos.
106:
12 Entonces creyeron a sus
palabras
Y cantaron su alabanza.
106:
13 Bien pronto olvidaron
sus obras;
No esperaron su consejo.
106:
14 Se entregaron a un
deseo desordenado en el desierto;
Y tentaron a Dios en la
soledad.
106:
15 Y él les dio lo que
pidieron;
Mas envió mortandad sobre
ellos.
106:
16 Tuvieron envidia de
Moisés en el campamento,
Y contra Aarón, el santo
de Jehová.
106:
17 Entonces se abrió la
tierra y tragó a Datán,
Y cubrió la compañía de
Abiram.
106:
18 Y se encendió fuego en
su junta;
La llama quemó a los
impíos.
106:
19 Hicieron becerro en
Horeb,
Se postraron ante una
imagen de fundición.
106:
20 Así cambiaron su gloria
Por la imagen de un buey
que come hierba.
106:
21 Olvidaron al Dios de su
salvación,
Que había hecho grandezas
en Egipto,
106:
22 Maravillas en la tierra
de Cam,
Cosas formidables sobre el
Mar Rojo.
106:
23 Y trató de destruirlos,
De no haberse interpuesto
Moisés su escogido delante de él,
A fin de apartar su
indignación para que no los destruyese.
106:
24 Pero aborrecieron la
tierra deseable;
No creyeron a su palabra,
106:
25 Antes murmuraron en sus
tiendas,
Y no oyeron la voz de
Jehová.
106:
26 Por tanto, alzó su mano
contra ellos
Para abatirlos en el
desierto,
106:
27 Y humillar su pueblo
entre las naciones,
Y esparcirlos por las
tierras.
106:
28 Se unieron asimismo a
Baal-peor,
Y comieron los sacrificios
de los muertos.
106:
29 Provocaron la ira de
Dios con sus obras,
Y se desarrolló la
mortandad entre ellos.
106:
30 Entonces se levantó
Finees e hizo juicio,
Y se detuvo la plaga;
106:
31 Y le fue contado por
justicia
De generación en
generación para siempre.
106:
32 También le irritaron en
las aguas de Meriba;
Y le fue mal a Moisés por
causa de ellos,
106:
33 Porque hicieron rebelar
a su espíritu,
Y habló precipitadamente
con sus labios.
106:
34 No destruyeron a los
pueblos
Que Jehová les dijo;
106:
35 Antes se mezclaron con
las naciones,
Y aprendieron sus obras,
106:
36 Y sirvieron a sus
ídolos,
Los cuales fueron causa de
su ruina.
106:
37 Sacrificaron sus hijos
y sus hijas a los demonios,
106:
38 Y derramaron la sangre
inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas,
Que ofrecieron en
sacrificio a los ídolos de Canaán,
Y la tierra fue
contaminada con sangre.
106:
39 Se contaminaron así con
sus obras,
Y se prostituyeron con sus
hechos.
106:
40 Se encendió, por tanto,
el furor de Jehová sobre su pueblo,
Y abominó su heredad;
106:
41 Los entregó en poder de
las naciones,
Y se enseñorearon de ellos
los que les aborrecían.
106:
42 Sus enemigos los
oprimieron,
Y fueron quebrantados
debajo de su mano.
106:
43 Muchas veces los libró;
Mas ellos se rebelaron
contra su consejo,
Y fueron humillados por su
maldad.
106:
44 Con todo, él miraba
cuando estaban en angustia,
Y oía su clamor;
106:
45 Y se acordaba de su
pacto con ellos,
Y se arrepentía conforme a
la muchedumbre de sus misericordias.
106:
46 Hizo asimismo que
tuviesen de ellos misericordia todos los que los tenían cautivos.
106:
47 Sálvanos, Jehová Dios
nuestro,
Y recógenos de entre las
naciones,
Para que alabemos tu santo
nombre,
Para que nos gloriemos en
tus alabanzas.
106:
48 Bendito Jehová Dios de
Israel,
Desde la eternidad y hasta
la eternidad;
Y diga todo el pueblo,
Amén.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 107
107:
1 Alabad a Jehová, porque
él es bueno;
Porque para siempre es su
misericordia.
107:
2 Díganlo los redimidos de
Jehová,
Los que ha redimido del
poder del enemigo,
107:
3 Y los ha congregado de
las tierras,
Del oriente y del
occidente,
Del norte y del sur.
107:
4 Anduvieron perdidos por
el desierto, por la soledad sin camino,
Sin hallar ciudad en donde
vivir.
107:
5 Hambrientos y sedientos,
Su alma desfallecía en
ellos.
107:
6 Entonces clamaron a
Jehová en su angustia,
Y los libró de sus
aflicciones.
107:
7 Los dirigió por camino
derecho,
Para que viniesen a ciudad
habitable.
107:
8 Alaben la misericordia
de Jehová,
Y sus maravillas para con
los hijos de los hombres.
107:
9 Porque sacia al alma
menesterosa,
Y llena de bien al alma
hambrienta.
107:
10 Algunos moraban en
tinieblas y sombra de muerte,
Aprisionados en aflicción
y en hierros,
107:
11 Por cuanto fueron
rebeldes a las palabras de Jehová,
Y aborrecieron el consejo
del Altísimo.
107:
12 Por eso quebrantó con
el trabajo sus corazones;
Cayeron, y no hubo quien
los ayudase.
107:
13 Luego que clamaron a
Jehová en su angustia,
Los libró de sus
aflicciones;
107:
14 Los sacó de las
tinieblas y de la sombra de muerte,
Y rompió sus prisiones.
107:
15 Alaben la misericordia
de Jehová,
Y sus maravillas para con
los hijos de los hombres.
107:
16 Porque quebrantó las
puertas de bronce,
Y desmenuzó los cerrojos
de hierro.
107:
17 Fueron afligidos los
insensatos, a causa del camino de su rebelión
Y a causa de sus maldades;
107:
18 Su alma abominó todo
alimento,
Y llegaron hasta las
puertas de la muerte.
107:
19 Pero clamaron a Jehová
en su angustia,
Y los libró de sus
aflicciones.
107:
20 Envió su palabra, y los
sanó,
Y los libró de su ruina.
107:
21 Alaben la misericordia
de Jehová,
Y sus maravillas para con
los hijos de los hombres;
107:
22 Ofrezcan sacrificios de
alabanza,
Y publiquen sus obras con
júbilo.
107:
23 Los que descienden al
mar en naves,
Y hacen negocio en las
muchas aguas,
107:
24 Ellos han visto las
obras de Jehová,
Y sus maravillas en las
profundidades.
107:
25 Porque habló, e hizo
levantar un viento tempestuoso,
Que encrespa sus ondas.
107:
26 Suben a los cielos,
descienden a los abismos;
Sus almas se derriten con
el mal.
107:
27 Tiemblan y titubean
como ebrios,
Y toda su ciencia es
inútil.
107:
28 Entonces claman a
Jehová en su angustia,
Y los libra de sus
aflicciones.
107:
29 Cambia la tempestad en
sosiego,
Y se apaciguan sus ondas.
107:
30 Luego se alegran,
porque se apaciguaron;
Y así los guía al puerto
que deseaban.
107:
31 Alaben la misericordia
de Jehová,
Y sus maravillas para con
los hijos de los hombres.
107:
32 Exáltenlo en la
congregación del pueblo,
Y en la reunión de
ancianos lo alaben.
107:
33 El convierte los ríos
en desierto,
Y los manantiales de las
aguas en sequedales;
107:
34 La tierra fructífera en
estéril,
Por la maldad de los que
la habitan.
107:
35 Vuelve el desierto en
estanques de aguas,
Y la tierra seca en
manantiales.
107:
36 Allí establece a los
hambrientos,
Y fundan ciudad en donde
vivir.
107:
37 Siembran campos, y
plantan viñas,
Y rinden abundante fruto.
107:
38 Los bendice, y se
multiplican en gran manera;
Y no disminuye su ganado.
107:
39 Luego son menoscabados
y abatidos
A causa de tiranía, de
males y congojas.
107:
40 El esparce menosprecio
sobre los príncipes,
Y les hace andar perdidos,
vagabundos y sin camino.
107:
41 Levanta de la miseria
al pobre,
Y hace multiplicar las
familias como rebaños de ovejas.
107:
42 Véanlo los rectos, y
alégrense,
Y todos los malos cierren
su boca.
107:
43 ¿Quién es sabio y
guardará estas cosas,
Y entenderá las
misericordias de Jehová?
Los
Salmos
Capítulo 108
108:
1 Mi corazón está
dispuesto, oh Dios;
Cantaré y entonaré salmos;
esta es mi gloria.
108:
2 Despiértate, salterio y
arpa;
Despertaré al alba.
108:
3 Te alabaré, oh Jehová,
entre los pueblos;
A ti cantaré salmos entre
las naciones.
108:
4 Porque más grande que
los cielos es tu misericordia,
Y hasta los cielos tu
verdad.
108:
5 Exaltado seas sobre los
cielos, oh Dios,
Y sobre toda la tierra sea
enaltecida tu gloria.
108:
6 Para que sean librados
tus amados,
Salva con tu diestra y
respóndeme.
108:
7 Dios ha dicho en su
santuario:
Yo me alegraré;
Repartiré a Siquem, y
mediré el valle de Sucot.
108:
8 Mío es Galaad, mío es
Manasés,
Y Efraín es la fortaleza
de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
108:
9 Moab, la vasija para
lavarme;
Sobre Edom echaré mi
calzado;
Me regocijaré sobre
Filistea.
108:
10 ¿Quién me guiará a la
ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta
Edom?
108:
11 ¿No serás tú, oh Dios,
que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con
nuestros ejércitos?
108:
12 Danos socorro contra el
adversario,
Porque vana es la ayuda
del hombre.
108:
13 En Dios haremos
proezas,
Y él hollará a nuestros
enemigos.
Los
Salmos
Capítulo 109
109:
1 Oh Dios de mi alabanza,
no calles;
109:
2 Porque boca de impío y
boca de engañador se han abierto contra mí;
Han hablado de mí con
lengua mentirosa;
109:
3 Con palabras de odio me
han rodeado,
Y pelearon contra mí sin
causa.
109:
4 En pago de mi amor me
han sido adversarios;
Mas yo oraba.
109:
5 Me devuelven mal por
bien,
Y odio por amor.
109:
6 Pon sobre él al impío,
Y Satanás esté a su
diestra.
109:
7 Cuando fuere juzgado,
salga culpable;
Y su oración sea para
pecado.
109:
8 Sean sus días pocos;
Tome otro su oficio.
109:
9 Sean sus hijos
huérfanos,
Y su mujer viuda.
109:
10 Anden sus hijos
vagabundos, y mendiguen;
Y procuren su pan lejos de
sus desolados hogares.
109:
11 Que el acreedor se
apodere de todo lo que tiene,
Y extraños saqueen su
trabajo.
109:
12 No tenga quien le haga
misericordia,
Ni haya quien tenga
compasión de sus huérfanos.
109:
13 Su posteridad sea
destruida;
En la segunda generación
sea borrado su nombre.
109:
14 Venga en memoria ante
Jehová la maldad de sus padres,
Y el pecado de su madre no
sea borrado.
109:
15 Estén siempre delante
de Jehová,
Y él corte de la tierra su
memoria,
109:
16 Por cuanto no se acordó
de hacer misericordia,
Y persiguió al hombre
afligido y menesteroso,
Al quebrantado de corazón,
para darle muerte.
109:
17 Amó la maldición, y
ésta le sobrevino;
Y no quiso la bendición, y
ella se alejó de él.
109:
18 Se vistió de maldición
como de su vestido,
Y entró como agua en sus
entrañas,
Y como aceite en sus
huesos.
109:
19 Séale como vestido con
que se cubra,
Y en lugar de cinto con
que se ciña siempre.
109:
20 Sea este el pago de
parte de Jehová a los que me calumnian,
Y a los que hablan mal
contra mi alma.
109:
21 Y tú, Jehová, Señor
mío, favoréceme por amor de tu nombre;
Líbrame, porque tu
misericordia es buena.
109:
22 Porque yo estoy
afligido y necesitado,
Y mi corazón está herido
dentro de mí.
109:
23 Me voy como la sombra
cuando declina;
Soy sacudido como
langosta.
109:
24 Mis rodillas están
debilitadas a causa del ayuno,
Y mi carne desfallece por
falta de gordura.
109:
25 Yo he sido para ellos
objeto de oprobio;
Me miraban, y burlándose
meneaban su cabeza.
109:
26 Ayúdame, Jehová Dios
mío;
Sálvame conforme a tu
misericordia.
109:
27 Y entiendan que esta es
tu mano;
Que tú, Jehová, has hecho
esto.
109:
28 Maldigan ellos, pero
bendice tú;
Levántense, mas sean
avergonzados, y regocíjese tu siervo.
109:
29 Sean vestidos de
ignominia los que me calumnian;
Sean cubiertos de
confusión como con manto.
109:
30 Yo alabaré a Jehová en
gran manera con mi boca,
Y en medio de muchos le
alabaré.
109:
31 Porque él se pondrá a
la diestra del pobre,
Para librar su alma de los
que le juzgan.
Los
Salmos
Capítulo 110
110:
1 Jehová dijo a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies.
110:
2 Jehová enviará desde
Sion la vara de tu poder;
Domina en medio de tus
enemigos.
110:
3 Tu pueblo se te ofrecerá
voluntariamente en el día de tu poder,
En la hermosura de la
santidad.
Desde el seno de la aurora
Tienes tú el rocío de tu
juventud.
110:
4 Juró Jehová, y no se
arrepentirá:
Tú eres sacerdote para
siempre
Según el orden de
Melquisedec.
110:
5 El Señor está a tu
diestra;
Quebrantará a los reyes en
el día de su ira.
110:
6 Juzgará entre las
naciones,
Las llenará de cadáveres;
Quebrantará las cabezas en
muchas tierras.
110:
7 Del arroyo beberá en el
camino,
Por lo cual levantará la
cabeza.
Los
Salmos
Capítulo 111
111:
1 Alabaré a Jehová con
todo el corazón
En la compañía y
congregación de los rectos.
111:
2 Grandes son las obras de
Jehová,
Buscadas de todos los que
las quieren.
111:
3 Gloria y hermosura es su
obra,
Y su justicia permanece
para siempre.
111:
4 Ha hecho memorables sus
maravillas;
Clemente y misericordioso
es Jehová.
111:
5 Ha dado alimento a los
que le temen;
Para siempre se acordará
de su pacto.
111:
6 El poder de sus obras
manifestó a su pueblo,
Dándole la heredad de las
naciones.
111:
7 Las obras de sus manos
son verdad y juicio;
Fieles son todos sus
mandamientos,
111:
8 Afirmados eternamente y
para siempre,
Hechos en verdad y en
rectitud.
111:
9 Redención ha enviado a
su pueblo;
Para siempre ha ordenado
su pacto;
Santo y temible es su
nombre.
111:
10 El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová;
Buen entendimiento tienen
todos los
que practican sus
mandamientos;
Su loor permanece para
siempre.
Los
Salmos
Capítulo 112
112:
1 Bienaventurado el hombre
que teme a Jehová,
Y en sus mandamientos se
deleita en gran manera.
112:
2 Su descendencia será
poderosa en la tierra;
La generación de los
rectos será bendita.
112:
3 Bienes y riquezas hay en
su casa,
Y su justicia permanece
para siempre.
112:
4 Resplandeció en las
tinieblas luz a los rectos;
Es clemente,
misericordioso y justo.
112:
5 El hombre de bien tiene
misericordia, y presta;
Gobierna sus asuntos con
juicio,
112:
6 Por lo cual no resbalará
jamás;
En memoria eterna será el
justo.
112:
7 No tendrá temor de malas
noticias;
Su corazón está firme,
confiado en Jehová.
112:
8 Asegurado está su
corazón; no temerá,
Hasta que vea en sus
enemigos su deseo.
112:
9 Reparte, da a los
pobres;
Su justicia permanece para
siempre;
Su poder será exaltado en
gloria.
112:
10 Lo verá el impío y se
irritará;
Crujirá los dientes, y se
consumirá.
El deseo de los impíos
perecerá.
Los
Salmos
Capítulo 113
113:
1 Alabad, siervos de
Jehová,
Alabad el nombre de
Jehová.
113:
2 Sea el nombre de Jehová
bendito
Desde ahora y para
siempre.
113:
3 Desde el nacimiento del
sol hasta donde se pone,
Sea alabado el nombre de
Jehová.
113:
4 Excelso sobre todas las
naciones es Jehová,
Sobre los cielos su
gloria.
113:
5 ¿Quién como Jehová
nuestro Dios,
Que se sienta en las
alturas,
113:
6 Que se humilla a mirar
En el cielo y en la
tierra?
113:
7 El levanta del polvo al
pobre,
Y al menesteroso alza del
muladar,
113:
8 Para hacerlos sentar con
los príncipes,
Con los príncipes de su
pueblo.
113:
9 El hace habitar en
familia a la estéril,
Que se goza en ser madre
de hijos.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 114
114:
1 Cuando salió Israel de
Egipto,
La casa de Jacob del
pueblo extranjero,
114:
2 Judá vino a ser su
santuario,
E Israel su señorío.
114:
3 El mar lo vio, y huyó;
El Jordán se volvió atrás.
114:
4 Los montes saltaron como
carneros,
Los collados como
corderitos.
114:
5 ¿Qué tuviste, oh mar,
que huiste?
¿Y tú, oh Jordán, que te
volviste atrás?
114:
6 Oh montes, ¿por qué
saltasteis como carneros,
Y vosotros, collados, como
corderitos?
114:
7 A la presencia de Jehová
tiembla la tierra,
A la presencia del Dios de
Jacob,
114:
8 El cual cambió la peña
en estanque de aguas,
Y en fuente de aguas la
roca.
Los
Salmos
Capítulo 115
115:
1 No a nosotros, oh
Jehová, no a nosotros,
Sino a tu nombre da
gloria,
Por tu misericordia, por
tu verdad.
115:
2 ¿Por qué han de decir
las gentes:
¿Dónde está ahora su Dios?
115:
3 Nuestro Dios está en los
cielos;
Todo lo que quiso ha
hecho.
115:
4 Los ídolos de ellos son
plata y oro,
Obra de manos de hombres.
115:
5 Tienen boca, mas no
hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
115:
6 Orejas tienen, mas no
oyen;
Tienen narices, mas no
huelen;
115:
7 Manos tienen, mas no
palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
115:
8 Semejantes a ellos son
los que los hacen,
Y cualquiera que confía en
ellos.
115:
9 Oh Israel, confía en
Jehová;
El es tu ayuda y tu
escudo.
115:
10 Casa de Aarón, confiad
en Jehová;
El es vuestra ayuda y
vuestro escudo.
115:
11 Los que teméis a
Jehová, confiad en Jehová;
El es vuestra ayuda y
vuestro escudo.
115:
12 Jehová se acordó de
nosotros; nos bendecirá;
Bendecirá a la casa de
Israel;
Bendecirá a la casa de
Aarón.
115:
13 Bendecirá a los que
temen a Jehová,
A pequeños y a grandes.
115:
14 Aumentará Jehová
bendición sobre vosotros;
Sobre vosotros y sobre
vuestros hijos.
115:
15 Benditos vosotros de
Jehová,
Que hizo los cielos y la
tierra.
115:
16 Los cielos son los
cielos de Jehová;
Y ha dado la tierra a los
hijos de los hombres.
115:
17 No alabarán los muertos
a JAH,
Ni cuantos descienden al
silencio;
115:
18 Pero nosotros
bendeciremos a JAH
Desde ahora y para
siempre.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 116
116:
1 Amo a Jehová, pues ha
oído
Mi voz y mis súplicas;
116:
2 Porque ha inclinado a mí
su oído;
Por tanto, le invocaré en
todos mis días.
116:
3 Me rodearon ligaduras de
muerte,
Me encontraron las
angustias del Seol;
Angustia y dolor había yo
hallado.
116:
4 Entonces invoqué el
nombre de Jehová, diciendo:
Oh Jehová, libra ahora mi
alma.
116:
5 Clemente es Jehová, y
justo;
Sí, misericordioso es
nuestro Dios.
116:
6 Jehová guarda a los
sencillos;
Estaba yo postrado, y me
salvó.
116:
7 Vuelve, oh alma mía, a
tu reposo,
Porque Jehová te ha hecho
bien.
116:
8 Pues tú has librado mi
alma de la muerte,
Mis ojos de lágrimas,
Y mis pies de resbalar.
116:
9 Andaré delante de Jehová
En la tierra de los
vivientes.
116:
10 Creí; por tanto hablé,
Estando afligido en gran
manera.
116:
11 Y dije en mi
apresuramiento:
Todo hombre es mentiroso.
116:
12 ¿Qué pagaré a Jehová
Por todos sus beneficios
para conmigo?
116:
13 Tomaré la copa de la
salvación,
E invocaré el nombre de
Jehová.
116:
14 Ahora pagaré mis votos
a Jehová
Delante de todo su pueblo.
116:
15 Estimada es a los ojos
de Jehová
La muerte de sus santos.
116:
16 Oh Jehová, ciertamente
yo soy tu siervo,
Siervo tuyo soy, hijo de
tu sierva;
Tú has roto mis prisiones.
116:
17 Te ofreceré sacrificio
de alabanza,
E invocaré el nombre de
Jehová.
116:
18 A Jehová pagaré ahora
mis votos
Delante de todo su pueblo,
116:
19 En los atrios de la
casa de Jehová,
En medio de ti, oh
Jerusalén.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 117
117:
1 Alabad a Jehová,
naciones todas;
Pueblos todos, alabadle.
117:
2 Porque ha engrandecido
sobre nosotros su misericordia,
Y la fidelidadde Jehová es
para siempre.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 118
118:
1 Alabad a Jehová, porque
él es bueno;
Porque para siempre es su
misericordia.
118:
2 Diga ahora Israel,
Que para siempre es su
misericordia.
118:
3 Diga ahora la casa de
Aarón,
Que para siempre es su
misericordia.
118:
4 Digan ahora los que
temen a Jehová,
Que para siempre es su
misericordia.
118:
5 Desde la angustia
invoqué a JAH,
Y me respondió JAH,
poniéndome en lugar espacioso.
118:
6 Jehová está conmigo; no
temeré
Lo que me pueda hacer el
hombre.
118:
7 Jehová está conmigo
entre los que me ayudan;
Por tanto, yo veré mi
deseo en los que me aborrecen.
118:
8 Mejor es confiar en
Jehová
Que confiar en el hombre.
118:
9 Mejor es confiar en
Jehová
Que confiar en príncipes.
118:
10 Todas las naciones me
rodearon;
Mas en el nombre de Jehová
yo las destruiré.
118:
11 Me rodearon y me
asediaron;
Mas en el nombre de Jehová
yo las destruiré.
118:
12 Me rodearon como
abejas; se enardecieron como fuego de espinos;
Mas en el nombre de Jehová
yo las destruiré.
118:
13 Me empujaste con
violencia para que cayese,
Pero me ayudó Jehová.
118:
14 Mi fortaleza y mi
cántico es JAH,
Y él me ha sido por
salvación.
118:
15 Voz de júbilo y de
salvación hay en las tiendas de los justos;
La diestra de Jehová hace
proezas.
118:
16 La diestra de Jehová es
sublime;
La diestra de Jehová hace
valentías.
118:
17 No moriré, sino que
viviré,
Y contaré las obras de JAH.
118:
18 Me castigó gravemente
JAH,
Mas no me entregó a la
muerte.
118:
19 Abridme las puertas de
la justicia;
Entraré por ellas, alabaré
a JAH.
118:
20 Esta es puerta de
Jehová;
Por ella entrarán los
justos.
118:
21 Te alabaré porque me
has oído,
Y me fuiste por salvación.
118:
22 La piedra que
desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del
ángulo.
118:
23 De parte de Jehová es
esto,
Y es cosa maravillosa a
nuestros ojos.
118:
24 Este es el día que hizo
Jehová;
Nos gozaremos y
alegraremos en él.
118:
25 Oh Jehová, sálvanos
ahora, te ruego;
Te ruego, oh Jehová, que
nos hagas prosperar ahora.
118:
26 Bendito el que viene en
el nombre de Jehová;
Desde la casa de Jehová os
bendecimos.
118:
27 Jehová es Dios, y nos
ha dado luz;
Atad víctimas con cuerdas
a los cuernos del altar.
118:
28 Mi Dios eres tú, y te
alabaré;
Dios mío, te exaltaré.
118:
29 Alabad a Jehová, porque
él es bueno;
Porque para siempre es su
misericordia.
Los
Salmos
Capítulo 119
119:
1 Bienaventurados los
perfectos de camino,
Los que andan en la ley de
Jehová.
119:
2 Bienaventurados los que
guardan sus testimonios,
Y con todo el corazón le
buscan;
119:
3 Pues no hacen iniquidad
Los que andan en sus
caminos.
119:
4 Tú encargaste
Que sean muy guardados tus
mandamientos.
119:
5 ¡Ojalá fuesen ordenados
mis caminos
Para guardar tus
estatutos!
119:
6 Entonces no sería yo
avergonzado,
Cuando atendiese a todos
tus mandamientos.
119:
7 Te alabaré con rectitud
de corazón
Cuando aprendiere tus
justos juicios.
119:
8 Tus estatutos guardaré;
No me dejes enteramente.
Bet
119:
9 ¿Con qué limpiará el
joven su camino?
Con guardar tu palabra.
119:
10 Con todo mi corazón te
he buscado;
No me dejes desviarme de
tus mandamientos.
119:
11 En mi corazón he
guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
119:
12 Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.
119:
13 Con mis labios he
contado
Todos los juicios de tu
boca.
119:
14 Me he gozado en el
camino de tus testimonios
Más que de toda riqueza.
119:
15 En tus mandamientos
meditaré;
Consideraré tus caminos.
119:
16 Me regocijaré en tus
estatutos;
No me olvidaré de tus
palabras.
Guímel
119:
17 Haz bien a tu siervo;
que viva,
Y guarde tu palabra.
119:
18 Abre mis ojos, y miraré
Las maravillas de tu ley.
119:
19 Forastero soy yo en la
tierra;
No encubras de mí tus
mandamientos.
119:
20 Quebrantada está mi
alma de desear
Tus juicios en todo
tiempo.
119:
21 Reprendiste a los
soberbios, los malditos,
Que se desvían de tus
mandamientos.
119:
22 Aparta de mí el oprobio
y el menosprecio,
Porque tus testimonios he
guardado.
119:
23 Príncipes también se
sentaron y hablaron contra mí;
Mas tu siervo meditaba en
tus estatutos,
119:
24 Pues tus testimonios
son mis delicias
Y mis consejeros.
Dálet
119:
25 Abatida hasta el polvo
está mi alma;
Vivifícame según tu
palabra.
119:
26 Te he manifestado mis
caminos, y me has respondido;
Enséñame tus estatutos.
119:
27 Hazme entender el
camino de tus mandamientos,
Para que medite en tus
maravillas.
119:
28 Se deshace mi alma de
ansiedad;
Susténtame según tu
palabra.
119:
29 Aparta de mí el camino
de la mentira,
Y en tu misericordia
concédeme tu ley.
119:
30 Escogí el camino de la
verdad;
He puesto tus juicios
delante de mí.
119:
31 Me he apegado a tus
testimonios;
Oh Jehová, no me
avergüences.
119:
32 Por el camino de tus
mandamientos correré,
Cuando ensanches mi
corazón.
He
119:
33 Enséñame, oh Jehová, el
camino de tus estatutos,
Y lo guardaré hasta el
fin.
119:
34 Dame entendimiento, y
guardaré tu ley,
Y la cumpliré de todo
corazón.
119:
35 Guíame por la senda de
tus mandamientos,
Porque en ella tengo mi
voluntad.
119:
36 Inclina mi corazón a
tus testimonios,
Y no a la avaricia.
119:
37 Aparta mis ojos, que no
vean la vanidad;
Avívame en tu camino.
119:
38 Confirma tu palabra a
tu siervo,
Que te teme.
119:
39 Quita de mí el oprobio
que he temido,
Porque buenos son tus
juicios.
119:
40 He aquí yo he anhelado
tus mandamientos;
Vivifícame en tu justicia.
Vau
119:
41 Venga a mí tu
misericordia, oh Jehová;
Tu salvación, conforme a
tu dicho.
119:
42 Y daré por respuesta a
mi avergonzador,
Que en tu palabra he
confiado.
119:
43 No quites de mi boca en
ningún tiempo la palabra de verdad,
Porque en tus juicios
espero.
119:
44 Guardaré tu ley
siempre,
Para siempre y
eternamente.
119:
45 Y andaré en libertad,
Porque busqué tus
mandamientos.
119:
46 Hablaré de tus
testimonios delante de los reyes,
Y no me avergonzaré;
119:
47 Y me regocijaré en tus
mandamientos,
Los cuales he amado.
119:
48 Alzaré asimismo mis
manos a tus mandamientos que amé,
Y meditaré en tus
estatutos.
Zain
119:
49 Acuérdate de la palabra
dada a tu siervo,
En la cual me has hecho
esperar.
119:
50 Ella es mi consuelo en
mi aflicción,
Porque tu dicho me ha
vivificado.
119:
51 Los soberbios se
burlaron mucho de mí,
Mas no me he apartado de
tu ley.
119:
52 Me acordé, oh Jehová,
de tus juicios antiguos,
Y me consolé.
119:
53 Horror se apoderó de mí
a causa de los inicuos
Que dejan tu ley.
119:
54 Cánticos fueron para mí
tus estatutos
En la casa en donde fui
extranjero.
119:
55 Me acordé en la noche
de tu nombre, oh Jehová,
Y guardé tu ley.
119:
56 Estas bendiciones tuve
Porque guardé tus
mandamientos.
Chet
119:
57 Mi porción es Jehová;
He dicho que guardaré tus
palabras.
119:
58 Tu presencia supliqué
de todo corazón;
Ten misericordia de mí
según tu palabra.
119:
59 Consideré mis caminos,
Y volví mis pies a tus
testimonios.
119:
60 Me apresuré y no me
retardé
En guardar tus
mandamientos.
119:
61 Compañías de impíos me
han rodeado,
Mas no me he olvidado de
tu ley.
119:
62 A medianoche me levanto
para alabarte
Por tus justos juicios.
119:
63 Compañero soy yo de
todos los que te temen
Y guardan tus
mandamientos.
119:
64 De tu misericordia, oh
Jehová, está llena la tierra;
Enséñame tus estatutos.
Tet
119:
65 Bien has hecho con tu
siervo,
Oh Jehová, conforme a tu
palabra.
119:
66 Enséñame buen sentido y
sabiduría,
Porque tus mandamientos he
creído.
119:
67 Antes que fuera yo
humillado, descarriado andaba;
Mas ahora guardo tu
palabra.
119:
68 Bueno eres tú, y
bienhechor;
Enséñame tus estatutos.
119:
69 Contra mí forjaron
mentira los soberbios,
Mas yo guardaré de todo
corazón tus mandamientos.
119:
70 Se engrosó el corazón
de ellos como sebo,
Mas yo en tu ley me he
regocijado.
119:
71 Bueno me es haber sido
humillado,
Para que aprenda tus
estatutos.
119:
72 Mejor me es la ley de
tu boca
Que millares de oro y
plata.
Yod
119:
73 Tus manos me hicieron y
me formaron;
Hazme entender, y
aprenderé tus mandamientos.
119:
74 Los que te temen me
verán, y se alegrarán,
Porque en tu palabra he
esperado.
119:
75 Conozco, oh Jehová, que
tus juicios son justos,
Y que conforme a tu
fidelidad me afligiste.
119:
76 Sea ahora tu
misericordia para consolarme,
Conforme a lo que has
dicho a tu siervo.
119:
77 Vengan a mí tus
misericordias, para que viva,
Porque tu ley es mi
delicia.
119:
78 Sean avergonzados los
soberbios, porque sin causa me han calumniado;
Pero yo meditaré en tus
mandamientos.
119:
79 Vuélvanse a mí los que
te temen
Y conocen tus testimonios.
119:
80 Sea mi corazón íntegro
en tus estatutos,
Para que no sea yo
avergonzado.
Caf
119:
81 Desfallece mi alma por
tu salvación,
Mas espero en tu palabra.
119:
82 Desfallecieron mis ojos
por tu palabra,
Diciendo:
¿Cuándo me consolarás?
119:
83 Porque estoy como el
odre al humo;
Pero no he olvidado tus
estatutos.
119:
84 ¿Cuántos son los días
de tu siervo?
¿Cuándo harás juicio
contra los que me persiguen?
119:
85 Los soberbios me han
cavado hoyos;
Mas no proceden según tu
ley.
119:
86 Todos tus mandamientos
son verdad;
Sin causa me persiguen;
ayúdame.
119:
87 Casi me han echado por
tierra,
Pero no he dejado tus
mandamientos.
119:
88 Vivifícame conforme a
tu misericordia,
Y guardaré los testimonios
de tu boca.
Lámed
119:
89 Para siempre, oh
Jehová,
Permanece tu palabra en
los cielos.
119:
90 De generación en
generación es tu fidelidad;
Tú afirmaste la tierra, y
subsiste.
119:
91 Por tu ordenación
subsisten todas las cosas hasta hoy,
Pues todas ellas te
sirven.
119:
92 Si tu ley no hubiese
sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera
perecido.
119:
93 Nunca jamás me olvidaré
de tus mandamientos,
Porque con ellos me has
vivificado.
119:
94 Tuyo soy yo, sálvame,
Porque he buscado tus
mandamientos.
119:
95 Los impíos me han
aguardado para destruirme;
Mas yo consideraré tus
testimonios.
119:
96 A toda perfección he
visto fin;
Amplio sobremanera es tu
mandamiento.
Mem
119:
97 ¡Oh, cuánto amo yo tu
ley!
Todo el día es ella mi
meditación.
119:
98 Me has hecho más sabio
que mis enemigos con tus mandamientos,
Porque siempre están
conmigo.
119:
99 Más que todos mis
enseñadores he entendido,
Porque tus testimonios son
mi meditación.
119:
100 Más que los viejos he
entendido,
Porque he guardado tus
mandamientos;
119:
101 De todo mal camino
contuve mis pies,
Para guardar tu palabra.
119:
102 No me aparté de tus
juicios,
Porque tú me enseñaste.
119:
103 ¡Cuán dulces son a mi
paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
119:
104 De tus mandamientos he
adquirido inteligencia;
Por tanto, he aborrecido
todo camino de mentira.
Nun
119:
105 Lámpara es a mis pies
tu palabra,
Y lumbrera a mi camino.
119:
106 Juré y ratifiqué
Que guardaré tus justos
juicios.
119:
107 Afligido estoy en gran
manera;
Vivifícame, oh Jehová,
conforme a tu palabra.
119:
108 Te ruego, oh Jehová,
que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Y me enseñes tus juicios.
119:
109 Mi vida está de
continuo en peligro,
Mas no me he olvidado de
tu ley.
119:
110 Me pusieron lazo los
impíos,
Pero yo no me desvié de
tus mandamientos.
119:
111 Por heredad he tomado
tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi
corazón.
119:
112 Mi corazón incliné a
cumplir tus estatutos
De continuo, hasta el fin.
Sámec
119:
113 Aborrezco a los
hombres hipócritas;
Mas amo tu ley.
119:
114 Mi escondedero y mi
escudo eres tú;
En tu palabra he esperado.
119:
115 Apartaos de mí,
malignos,
Pues yo guardaré los
mandamientos de mi Dios.
119:
116 Susténtame conforme a
tu palabra, y viviré;
Y no quede yo avergonzado
de mi esperanza.
119:
117 Sosténme, y seré
salvo,
Y me regocijaré siempre en
tus estatutos.
119:
118 Hollaste a todos los
que se desvían de tus estatutos,
Porque su astucia es
falsedad.
119:
119 Como escorias hiciste
consumir a todos los impíos de la tierra;
Por tanto, yo he amado tus
testimonios.
119:
120 Mi carne se ha
estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo
miedo.
Ayin
119:
121 Juicio y justicia he
hecho;
No me abandones a mis
opresores.
119:
122 Afianza a tu siervo
para bien;
No permitas que los
soberbios me opriman.
119:
123 Mis ojos
desfallecieron por tu salvación,
Y por la palabra de tu
justicia.
119:
124 Haz con tu siervo
según tu misericordia,
Y enséñame tus estatutos.
119:
125 Tu siervo soy yo, dame
entendimiento
Para conocer tus
testimonios.
119:
126 Tiempo es de actuar,
oh Jehová,
Porque han invalidado tu
ley.
119:
127 Por eso he amado tus
mandamientos
Más que el oro, y más que
oro muy puro.
119:
128 Por eso estimé rectos
todos tus mandamientos sobre todas las cosas,
Y aborrecí todo camino de
mentira.
Pe
119:
129 Maravillosos son tus
testimonios;
Por tanto, los ha guardado
mi alma.
119:
130 La exposición de tus
palabras alumbra;
Hace entender a los
simples.
119:
131 Mi boca abrí y
suspiré,
Porque deseaba tus
mandamientos.
119:
132 Mírame, y ten
misericordia de mí,
Como acostumbras con los
que aman tu nombre.
119:
133 Ordena mis pasos con
tu palabra,
Y ninguna iniquidad se
enseñoree de mí.
119:
134 Líbrame de la
violencia de los hombres,
Y guardaré tus
mandamientos.
119:
135 Haz que tu rostro
resplandezca sobre tu siervo,
Y enséñame tus estatutos.
119:
136 Ríos de agua
descendieron de mis ojos,
Porque no guardaban tu
ley.
119:
137 Justo eres tú, oh
Jehová,
Y rectos tus juicios.
119:
138 Tus testimonios, que
has recomendado,
Son rectos y muy fieles.
119:
139 Mi celo me ha
consumido,
Porque mis enemigos se
olvidaron de tus palabras.
119:
140 Sumamente pura es tu
palabra,
Y la ama tu siervo.
119:
141 Pequeño soy yo, y
desechado,
Mas no me he olvidado de
tus mandamientos.
119:
142 Tu justicia es
justicia eterna,
Y tu ley la verdad.
119:
143 Aflicción y angustia
se han apoderado de mí,
Mas tus mandamientos
fueron mi delicia.
119:
144 Justicia eterna son
tus testimonios;
Dame entendimiento, y
viviré.
Cof
119:
145 Clamé con todo mi
corazón; respóndeme, Jehová,
Y guardaré tus estatutos.
119:
146 A ti clamé; sálvame,
Y guardaré tus
testimonios.
119:
147 Me anticipé al alba, y
clamé;
Esperé en tu palabra.
119:
148 Se anticiparon mis
ojos a las vigilias de la noche,
Para meditar en tus
mandatos.
119:
149 Oye mi voz conforme a
tu misericordia;
Oh Jehová, vivifícame
conforme a tu juicio.
119:
150 Se acercaron a la
maldad los que me persiguen;
Se alejaron de tu ley.
119:
151 Cercano estás tú, oh
Jehová,
Y todos tus mandamientos
son verdad.
119:
152 Hace ya mucho que he
entendido tus testimonios,
Que para siempre los has
establecido.
Resh
119:
153 Mira mi aflicción, y
líbrame,
Porque de tu ley no me he
olvidado.
119:
154 Defiende mi causa, y
redímeme;
Vivifícame con tu palabra.
119:
155 Lejos está de los
impíos la salvación,
Porque no buscan tus
estatutos.
119:
156 Muchas son tus
misericordias, oh Jehová;
Vivifícame conforme a tus
juicios.
119:
157 Muchos son mis
perseguidores y mis enemigos,
Mas de tus testimonios no
me he apartado.
119:
158 Veía a los
prevaricadores, y me disgustaba,
Porque no guardaban tus
palabras.
119:
159 Mira, oh Jehová, que
amo tus mandamientos;
Vivifícame conforme a tu
misericordia.
119:
160 La suma de tu palabra
es verdad,
Y eterno es todo juicio de
tu justicia.
Sin
119:
161 Príncipes me han
perseguido sin causa,
Pero mi corazón tuvo temor
de tus palabras.
119:
162 Me regocijo en tu
palabra
Como el que halla muchos
despojos.
119:
163 La mentira aborrezco y
abomino;
Tu ley amo.
119:
164 Siete veces al día te
alabo
A causa de tus justos
juicios.
119:
165 Mucha paz tienen los
que aman tu ley,
Y no hay para ellos
tropiezo.
119:
166 Tu salvación he
esperado, oh Jehová,
Y tus mandamientos he
puesto por obra.
119:
167 Mi alma ha guardado
tus testimonios,
Y los he amado en gran
manera.
119:
168 He guardado tus
mandamientos y tus testimonios,
Porque todos mis caminos
están delante de ti.
Tau
119:
169 Llegue mi clamor
delante de ti, oh Jehová;
Dame entendimiento
conforme a tu palabra.
119:
170 LLegue mi oración
delante de ti;
Líbrame conforme a tu
dicho.
119:
171 Mis labios rebosarán
alabanza
Cuando me enseñes tus
estatutos.
119:
172 Hablará mi lengua tus
dichos,
Porque todos tus
mandamientos son justicia.
119:
173 Esté tu mano pronta
para socorrerme,
Porque tus mandamientos he
escogido.
119:
174 He deseado tu
salvación, oh Jehová,
Y tu ley es mi delicia.
119:
175 Viva mi alma y te
alabe,
Y tus juicios me ayuden.
119:
176 Yo anduve errante como
oveja extraviada; busca a tu siervo,
Porque no me he olvidado
de tus mandamientos.
Los
Salmos
Capítulo 120
120:
1 A Jehová clamé estando
en angustia,
Y él me respondió.
120:
2 Libra mi alma, oh
Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua
fraudulenta.
120:
3 ¿Qué te dará, o qué te
aprovechará,
Oh lengua engañosa?
120:
4 Agudas saetas de
valiente,
Con brasas de enebro.
120:
5 ¡Ay de mí, que moro en
Mesec,
Y habito entre las tiendas
de Cedar!
120:
6 Mucho tiempo ha morado
mi alma
Con los que aborrecen la
paz.
120:
7 Yo soy pacífico;
Mas ellos, así que hablo,
me hacen guerra.
Los
Salmos
Capítulo 121
121:
1 Alzaré mis ojos a los
montes;
¿De dónde vendrá mi
socorro?
121:
2 Mi socorro viene de
Jehová,
Que hizo los cielos y la
tierra.
121:
3 No dará tu pie al
resbaladero,
Ni se dormirá el que te
guarda.
121:
4 He aquí, no se
adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
121:
5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu
mano derecha.
121:
6 El sol no te fatigará de
día,
Ni la luna de noche.
121:
7 Jehová te guardará de
todo mal;
El guardará tu alma.
121:
8 Jehová guardará tu
salida y tu entrada
Desde ahora y para
siempre.
Los
Salmos
Capítulo 122
122:
1 Yo me alegré con los que
me decían:
A la casa de Jehová
iremos.
122:
2 Nuestros pies estuvieron
Dentro de tus puertas, oh
Jerusalén.
122:
3 Jerusalén, que se ha
edificado
Como una ciudad que está
bien unida entre sí.
122:
4 Y allá subieron las
tribus, las tribus de JAH,
Conforme al testimonio
dado a Israel,
Para alabar el nombre de
Jehová.
122:
5 Porque allá están las
sillas del juicio,
Los tronos de la casa de
David.
122:
6 Pedid por la paz de
Jerusalén;
Sean prosperados los que
te aman.
122:
7 Sea la paz dentro de tus
muros,
Y el descanso dentro de
tus palacios.
122:
8 Por amor de mis hermanos
y mis compañeros
Diré yo:
La paz sea contigo.
122:
9 Por amor a la casa de
Jehová nuestro Dios
Buscaré tu bien.
Los
Salmos
Capítulo 123
123:
1 A ti alcé mis ojos,
A ti que habitas en los
cielos.
123:
2 He aquí, como los ojos
de los siervos miran a la mano de sus señores,
Y como los ojos de la
sierva a la mano de su señora,
Así nuestros ojos miran a
Jehová nuestro Dios,
Hasta que tenga
misericordia de nosotros.
123:
3 Ten misericordia de
nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros,
Porque estamos muy
hastiados de menosprecio.
123:
4 Hastiada está nuestra
alma
Del escarnio de los que
están en holgura,
Y del menosprecio de los
soberbios.
Los
Salmos
Capítulo 124
124:
1 A no haber estado Jehová
por nosotros,
Diga ahora Israel;
124:
2 A no haber estado Jehová
por nosotros,
Cuando se levantaron
contra nosotros los hombres,
124:
3 Vivos nos habrían
tragado entonces,
Cuando se encendió su
furor contra nosotros.
124:
4 Entonces nos habrían
inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera
pasado el torrente;
124:
5 Hubieran entonces pasado
sobre nuestra alma las aguas impetuosas.
124:
6 Bendito sea Jehová,
Que no nos dio por presa a
los dientes de ellos.
124:
7 Nuestra alma escapó cual
ave del lazo de los cazadores;
Se rompió el lazo, y
escapamos nosotros.
124:
8 Nuestro socorro está en
el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la
tierra.
Los
Salmos
Capítulo 125
125:
1 Los que confían en
Jehová son como el monte de Sion,
Que no se mueve, sino que
permanece para siempre.
125:
2 Como Jerusalén tiene
montes alrededor de ella,
Así Jehová está alrededor
de su pueblo
Desde ahora y para
siempre.
125:
3 Porque no reposará la
vara de la impiedad sobre la heredad de los justos;
No sea que extiendan los
justos sus manos a la iniquidad.
125:
4 Haz bien, oh Jehová, a
los buenos,
Y a los que son rectos en
su corazón.
125:
5 Mas a los que se apartan
tras sus perversidades,
Jehová los llevará con los
que hacen iniquidad;
Paz sea sobre Israel.
Los
Salmos
Capítulo 126
126:
1 Cuando Jehová hiciere
volver la cautividad de Sion,
Seremos como los que
sueñan.
126:
2 Entonces nuestra boca se
llenará de risa,
Y nuestra lengua de
alabanza;
Entonces dirán entre las
naciones:
Grandes cosas ha hecho
Jehová con éstos.
126:
3 Grandes cosas ha hecho
Jehová con nosotros;
Estaremos alegres.
126:
4 Haz volver nuestra
cautividad, oh Jehová,
Como los arroyos del
Neguev.
126:
5 Los que sembraron con
lágrimas, con regocijo segarán.
126:
6 Irá andando y llorando
el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con
regocijo, trayendo sus gavillas.
Los
Salmos
Capítulo 127
127:
1 Si Jehová no edificare
la casa,
En vano trabajan los que
la edifican;
Si Jehová no guardare la
ciudad,
En vano vela la guardia.
127:
2 Por demás es que os
levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar,
Y que comáis pan de
dolores;
Pues que a su amado dará
Dios el sueño.
127:
3 He aquí, herencia de
Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto
del vientre.
127:
4 Como saetas en mano del
valiente,
Así son los hijos habidos
en la juventud.
127:
5 Bienaventurado el hombre
que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los
enemigos en la puerta.
Los
Salmos
Capítulo 128
128:
1 Bienaventurado todo
aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
128:
2 Cuando comieres el
trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te
irá bien.
128:
3 Tu mujer será como vid
que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de
olivo alrededor de tu mesa.
128:
4 He aquí que así será
bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
128:
5 Bendígate Jehová desde
Sion,
Y veas el bien de
Jerusalén todos los días de tu vida,
128:
6 Y veas a los hijos de
tus hijos.
Paz sea sobre Israel.
Los
Salmos
Capítulo 129
129:
1 Mucho me han angustiado
desde mi juventud,
Puede decir ahora Israel;
129:
2 Mucho me han angustiado
desde mi juventud;
Mas no prevalecieron
contra mí.
129:
3 Sobre mis espaldas
araron los aradores;
Hicieron largos surcos.
129:
4 Jehová es justo;
Cortó las coyundas de los
impíos.
129:
5 Serán avergonzados y
vueltos atrás
Todos los que aborrecen a
Sion.
129:
6 Serán como la hierba de
los tejados,
Que se seca antes que
crezca;
129:
7 De la cual no llenó el
segador su mano,
Ni sus brazos el que hace
gavillas.
129:
8 Ni dijeron los que
pasaban:
Bendición de Jehová sea
sobre vosotros;
Os bendecimos en el nombre
de Jehová.
Los
Salmos
Capítulo 130
130:
1 De lo profundo, oh
Jehová, a ti clamo.
130:
2 Señor, oye mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
130:
3 JAH, si mirares a los
pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá
mantenerse?
130:
4 Pero en ti hay perdón,
Para que seas
reverenciado.
130:
5 Esperé yo a Jehová,
esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
130:
6 Mi alma espera a Jehová
Más que los centinelas a
la mañana,
Más que los vigilantes a
la mañana.
130:
7 Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay
misericordia,
Y abundante redención con
él;
130:
8 Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
Los
Salmos
Capítulo 131
131:
1 Jehová, no se ha
envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron;
Ni anduve en grandezas,
Ni en cosas demasiado
sublimes para mí.
131:
2 En verdad que me he
comportado y he acallado mi alma
Como un niño destetado de
su madre;
Como un niño destetado
está mi alma.
131:
3 Espera, oh Israel, en
Jehová,
Desde ahora y para
siempre.
Los
Salmos
Capítulo 132
132:
1 Acuérdate, oh Jehová, de
David,
Y de toda su aflicción;
132:
2 De cómo juró a Jehová,
Y prometió al Fuerte de
Jacob:
132:
3 No entraré en la morada
de mi casa,
Ni subiré sobre el lecho
de mi estrado;
132:
4 No daré sueño a mis
ojos,
Ni a mis párpados
adormecimiento,
132:
5 Hasta que halle lugar
para Jehová,
Morada para el Fuerte de
Jacob.
132:
6 He aquí en Efrata lo
oímos;
Lo hallamos en los campos
del bosque.
132:
7 Entraremos en su
tabernáculo;
Nos postraremos ante el
estrado de sus pies.
132:
8 Levántate, oh Jehová, al
lugar de tu reposo,
Tú y el arca de tu poder.
132:
9 Tus sacerdotes se vistan
de justicia,
Y se regocijen tus santos.
132:
10 Por amor de David tu
siervo
No vuelvas de tu ungido el
rostro.
132:
11 En verdad juró Jehová a
David,
Y no se retractará de
ello:
De tu descendencia pondré
sobre tu trono.
132:
12 Si tus hijos guardaren
mi pacto,
Y mi testimonio que yo les
enseñaré,
Sus hijos también se
sentarán sobre tu trono para siempre.
132:
13 Porque Jehová ha
elegido a Sion;
La quiso por habitación
para sí.
132:
14 Este es para siempre el
lugar de mi reposo;
Aquí habitaré, porque la
he querido.
132:
15 Bendeciré
abundantemente su provisión;
A sus pobres saciaré de
pan.
132:
16 Asimismo vestiré de
salvación a sus sacerdotes,
Y sus santos darán voces
de júbilo.
132:
17 Allí haré retoñar el
poder de David;
He dispuesto lámpara a mi
ungido.
132:
18 A sus enemigos vestiré
de confusión,
Mas sobre él florecerá su
corona.
Los
Salmos
Capítulo 133
133:
1 ¡Mirad cuán bueno y cuán
delicioso es
Habitar los hermanos
juntos en armonía!
133:
2 Es como el buen óleo
sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la
barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de
sus vestiduras;
133:
3 Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los
montes de Sion;
Porque allí envía Jehová
bendición,
Y vida eterna.
Los
Salmos
Capítulo 134
134:
1 Mirad, bendecid a
Jehová,
Vosotros todos los siervos
de Jehová,
Los que en la casa de
Jehová estáis por las noches.
134:
2 Alzad vuestras manos al
santuario,
Y bendecid a Jehová.
134:
3 Desde Sion te bendiga
Jehová,
El cual ha hecho los
cielos y la tierra.
Los
Salmos
Capítulo 135
135:
1 Alabad el nombre de
Jehová;
Alabadle, siervos de
Jehová;
135:
2 Los que estáis en la
casa de Jehová,
En los atrios de la casa
de nuestro Dios.
135:
3 Alabad a JAH, porque él
es bueno;
Cantad salmos a su nombre,
porque él es benigno.
135:
4 Porque JAH ha escogido a
Jacob para sí,
A Israel por posesión
suya.
135:
5 Porque yo sé que Jehová
es grande,
Y el Señor nuestro, mayor
que todos los dioses.
135:
6 Todo lo que Jehová
quiere, lo hace,
En los cielos y en la
tierra, en los mares y en todos los abismos.
135:
7 Hace subir las nubes de
los extremos de la tierra;
Hace los relámpagos para
la lluvia;
Saca de sus depósitos los
vientos.
135:
8 El es quien hizo morir a
los primogénitos de Egipto,
Desde el hombre hasta la
bestia.
135:
9 Envió señales y
prodigios en medio de ti, oh Egipto,
Contra Faraón, y contra
todos sus siervos.
135:
10 Destruyó a muchas
naciones,
Y mató a reyes poderosos;
135:
11 A Sehón rey amorreo,
A Og rey de Basán,
Y a todos los reyes de
Canaán.
135:
12 Y dio la tierra de
ellos en heredad,
En heredad a Israel su
pueblo.
135:
13 Oh Jehová, eterno es tu
nombre;
Tu memoria, oh Jehová, de
generación en generación.
135:
14 Porque Jehová juzgará a
su pueblo,
Y se compadecerá de sus
siervos.
135:
15 Los ídolos de las
naciones son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
135:
16 Tienen boca, y no
hablan;
Tienen ojos, y no ven;
135:
17 Tienen orejas, y no
oyen;
Tampoco hay aliento en sus
bocas.
135:
18 Semejantes a ellos son
los que los hacen,
Y todos los que en ellos
confían.
135:
19 Casa de Israel,
bendecid a Jehová;
Casa de Aarón, bendecid a
Jehová;
135:
20 Casa de Leví, bendecid
a Jehová;
Los que teméis a Jehová,
bendecid a Jehová.
135:
21 Desde Sion sea
bendecido Jehová,
Quien mora en Jerusalén.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 136
136:
1 Alabad a Jehová, porque
él es bueno,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
2 Alabad al Dios de los
dioses,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
3 Alabad al Señor de los
señores,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
4 Al único que hace
grandes maravillas,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
5 Al que hizo los cielos
con entendimiento,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
6 Al que extendió la
tierra sobre las aguas,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
7 Al que hizo las grandes
lumbreras,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
8 El sol para que
señorease en el día,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
9 La luna y las estrellas
para que señoreasen en la noche,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
10 Al que hirió a Egipto
en sus primogénitos,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
11 Al que sacó a Israel de
en medio de ellos,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
12 Con mano fuerte, y
brazo extendido,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
13 Al que dividió el Mar
Rojo en partes,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
14 E hizo pasar a Israel
por en medio de él,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
15 Y arrojó a Faraón y a
su ejército en el Mar Rojo,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
16 Al que pastoreó a su
pueblo por el desierto,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
17 Al que hirió a grandes
reyes,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
18 Y mató a reyes
poderosos,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
19 A Sehón rey amorreo,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
20 Y a Og rey de Basán,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
21 Y dio la tierra de
ellos en heredad,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
22 En heredad a Israel su
siervo,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
23 El es el que en nuestro
abatimiento se acordó de nosotros,
Porque para siempre es su
misericordia;
136:
24 Y nos rescató de
nuestros enemigos,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
25 El que da alimento a
todo ser viviente,
Porque para siempre es su
misericordia.
136:
26 Alabad al Dios de los
cielos,
Porque para siempre es su
misericordia.
Los
Salmos
Capítulo 137
137:
1 Junto a los ríos de
Babilonia,
Allí nos sentábamos, y aun
llorábamos,
Acordándonos de Sion.
137:
2 Sobre los sauces en
medio de ella
Colgamos nuestras arpas.
137:
3 Y los que nos habían
llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
Y los que nos habían
desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los
cánticos de Sion.
137:
4 ¿Cómo cantaremos cántico
de Jehová
En tierra de extraños?
137:
5 Si me olvidare de ti, oh
Jerusalén,
Pierda mi diestra su
destreza.
137:
6 Mi lengua se pegue a mi
paladar,
Si de ti no me acordare;
Si no enalteciere a
Jerusalén
Como preferente asunto de
mi alegría.
137:
7 Oh Jehová, recuerda
contra los hijos de Edom el día de Jerusalén,
Cuando decían:
Arrasadla, arrasadla
Hasta los cimientos.
137:
8 Hija de Babilonia la
desolada,
Bienaventurado el que te
diere el pago
De lo que tú nos hiciste.
137:
9 Dichoso el que tomare y
estrellare tus niños
Contra la peña.
Los
Salmos
Capítulo 138
138:
1 Te alabaré con todo mi
corazón;
Delante de los dioses te
cantaré salmos.
138:
2 Me postraré hacia tu
santo templo,
Y alabaré tu nombre por tu
misericordia y tu fidelidad;
Porque has engrandecido tu
nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.
138:
3 El día que clamé, me
respondiste;
Me fortaleciste con vigor
en mi alma.
138:
4 Te alabarán, oh Jehová,
todos los reyes de la tierra,
Porque han oído los dichos
de tu boca.
138:
5 Y cantarán de los
caminos de Jehová,
Porque la gloria de Jehová
es grande.
138:
6 Porque Jehová es
excelso, y atiende al humilde,
Mas al altivo mira de
lejos.
138:
7 Si anduviere yo en medio
de la angustia, tú me vivificarás;
Contra la ira de mis
enemigos extenderás tu mano,
Y me salvará tu diestra.
138:
8 Jehová cumplirá su
propósito en mí;
Tu misericordia, oh
Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de
tus manos.
Los
Salmos
Capítulo 139
139:
1 Oh Jehová, tú me has
examinado y conocido.
139:
2 Tú has conocido mi
sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos
mis pensamientos.
139:
3 Has escudriñado mi andar
y mi reposo,
Y todos mis caminos te son
conocidos.
139:
4 Pues aún no está la
palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú
la sabes toda.
139:
5 Detrás y delante me
rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu
mano.
139:
6 Tal conocimiento es
demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo
comprender.
139:
7 ¿A dónde me iré de tu
Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu
presencia?
139:
8 Si subiere a los cielos,
allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi
estrado, he aquí, allí tú estás.
139:
9 Si tomare las alas del
alba
Y habitare en el extremo
del mar,
139:
10 Aun allí me guiará tu
mano,
Y me asirá tu diestra.
139:
11 Si dijere:
Ciertamente las tinieblas
me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá
alrededor de mí.
139:
12 Aun las tinieblas no
encubren de ti,
Y la noche resplandece
como el día;
Lo mismo te son las
tinieblas que la luz.
139:
13 Porque tú formaste mis
entrañas;
Tú me hiciste en el
vientre de mi madre.
139:
14 Te alabaré; porque
formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy
bien.
139:
15 No fue encubierto de ti
mi cuerpo,
Bien que en oculto fui
formado,
Y entretejido en lo más
profundo de la tierra.
139:
16 Mi embrión vieron tus
ojos,
Y en tu libro estaban
escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
139:
17 ¡Cuán preciosos me son,
oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de
ellos!
139:
18 Si los enumero, se
multiplican más que la arena;
Despierto, y aún estoy
contigo.
139:
19 De cierto, oh Dios,
harás morir al impío;
Apartaos, pues, de mí,
hombres sanguinarios.
139:
20 Porque blasfemias dicen
ellos contra ti;
Tus enemigos toman en vano
tu nombre.
139:
21 ¿No odio, oh Jehová, a
los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus
enemigos?
139:
22 Los aborrezco por
completo;
Los tengo por enemigos.
139:
23 Examíname, oh Dios, y
conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis
pensamientos;
139:
24 Y ve si hay en mí
camino de perversidad,
Y guíame en el camino
eterno.
Los
Salmos
Capítulo 140
140:
1 Líbrame, oh Jehová, del
hombre malo;
Guárdame de hombres
violentos,
140:
2 Los cuales maquinan
males en el corazón,
Cada día urden contiendas.
140:
3 Aguzaron su lengua como
la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo
de sus labios.
140:
4 Guárdame, oh Jehová, de
manos del impío;
Líbrame de hombres
injuriosos,
Que han pensado trastornar
mis pasos.
140:
5 Me han escondido lazo y
cuerdas los soberbios;
Han tendido red junto a la
senda;
Me han puesto lazos. Selah
140:
6 He dicho a Jehová:
Dios mío eres tú;
Escucha, oh Jehová, la voz
de mis ruegos.
140:
7 Jehová Señor, potente
salvador mío,
Tú pusiste a cubierto mi
cabeza en el día de batalla.
140:
8 No concedas, oh Jehová,
al impío sus deseos;
No saques adelante su
pensamiento, para que no se ensoberbezca. Selah
140:
9 En cuanto a los que por
todas partes me rodean,
La maldad de sus propios
labios cubrirá su cabeza.
140:
10 Caerán sobre ellos
brasas;
Serán echados en el fuego,
En abismos profundos de
donde no salgan.
140:
11 El hombre deslenguado
no será firme en la tierra;
El mal cazará al hombre
injusto para derribarle.
140:
12 Yo sé que Jehová tomará
a su cargo la causa del afligido,
Y el derecho de los
necesitados.
140:
13 Ciertamente los justos
alabarán tu nombre;
Los rectos morarán en tu
presencia.
Los
Salmos
Capítulo 141
141:
1 Jehová, a ti he clamado;
apresúrate a mí;
Escucha mi voz cuando te
invocare.
141:
2 Suba mi oración delante
de ti como el incienso,
El don de mis manos como
la ofrenda de la tarde.
141:
3 Pon guarda a mi boca, oh
Jehová;
Guarda la puerta de mis
labios.
141:
4 No dejes que se incline
mi corazón a cosa mala,
A hacer obras impías
Con los que hacen
iniquidad;
Y no coma yo de sus
deleites.
141:
5 Que el justo me
castigue, será un favor,
Y que me reprenda será un
excelente bálsamo
Que no me herirá la
cabeza;
Pero mi oración será
continuamente contra las maldades de aquéllos.
141:
6 Serán despeñados sus
jueces,
Y oirán mis palabras, que
son verdaderas.
141:
7 Como quien hiende y
rompe la tierra,
Son esparcidos nuestros
huesos a la boca del Seol.
141:
8 Por tanto, a ti, oh
Jehová, Señor, miran mis ojos;
En ti he confiado; no
desampares mi alma.
141:
9 Guárdame de los lazos
que me han tendido,
Y de las trampas de los
que hacen iniquidad.
141:
10 Caigan los impíos a una
en sus redes,
Mientras yo pasaré
adelante.
Los
Salmos
Capítulo 142
142:
1 Con mi voz clamaré a
Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová
misericordia.
142:
2 Delante de él expondré
mi queja;
Delante de él manifestaré
mi angustia.
142:
3 Cuando mi espíritu se
angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.
En el camino en que
andaba, me escondieron lazo.
142:
4 Mira a mi diestra y
observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay
quien cuide de mi vida.
142:
5 Clamé a ti, oh Jehová;
Dije:
Tú eres mi esperanza,
Y mi porción en la tierra
de los vivientes.
142:
6 Escucha mi clamor,
porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me
persiguen, porque son más fuertes que yo.
142:
7 Saca mi alma de la
cárcel, para que alabe tu nombre;
Me rodearán los justos,
Porque tú me serás
propicio.
Los
Salmos
Capítulo 143
143:
1 Oh Jehová, oye mi
oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad,
por tu justicia.
143:
2 Y no entres en juicio
con tu siervo;
Porque no se justificará
delante de ti ningún ser humano.
143:
3 Porque ha perseguido el
enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi
vida;
Me ha hecho habitar en
tinieblas como los ya muertos.
143:
4 Y mi espíritu se
angustió dentro de mí;
Está desolado mi corazón.
143:
5 Me acordé de los días
antiguos;
Meditaba en todas tus
obras;
Reflexionaba en las obras
de tus manos.
143:
6 Extendí mis manos a ti,
Mi alma a ti como la
tierra sedienta. Selah
143:
7 Respóndeme pronto, oh
Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu
rostro,
No venga yo a ser
semejante a los que descienden a la sepultura.
143:
8 Hazme oír por la mañana
tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por
donde ande,
Porque a ti he elevado mi
alma.
143:
9 Líbrame de mis enemigos,
oh Jehová;
En ti me refugio.
143:
10 Enséñame a hacer tu
voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a
tierra de rectitud.
143:
11 Por tu nombre, oh
Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi
alma de angustia.
143:
12 Y por tu misericordia
disiparás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los
adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.
Los
Salmos
Capítulo 144
144:
1 Bendito sea Jehová, mi
roca,
Quien adiestra mis manos
para la batalla,
Y mis dedos para la
guerra;
144:
2 Misericordia mía y mi
castillo,
Fortaleza mía y mi
libertador,
Escudo mío, en quien he
confiado;
El que sujeta a mi pueblo
debajo de mí.
144:
3 Oh Jehová, ¿qué es el
hombre, para que en él pienses,
O el hijo de hombre, para
que lo estimes?
144:
4 El hombre es semejante a
la vanidad;
Sus días son como la
sombra que pasa.
144:
5 Oh Jehová, inclina tus
cielos y desciende;
Toca los montes, y humeen.
144:
6 Despide relámpagos y
disípalos,
Envía tus saetas y
túrbalos.
144:
7 Envía tu mano desde lo
alto;
Redímeme, y sácame de las
muchas aguas,
De la mano de los hombres
extraños,
144:
8 Cuya boca habla vanidad,
Y cuya diestra es diestra
de mentira.
144:
9 Oh Dios, a ti cantaré
cántico nuevo;
Con salterio, con
decacordio cantaré a ti.
144:
10 Tú, el que da victoria
a los reyes,
El que rescata de maligna
espada a David su siervo.
144:
11 Rescátame, y líbrame de
la mano de los hombres extraños,
Cuya boca habla vanidad,
Y cuya diestra es diestra
de mentira.
144:
12 Sean nuestros hijos
como plantas crecidas en su juventud,
Nuestras hijas como
esquinas labradas como las de un palacio;
144:
13 Nuestros graneros
llenos, provistos de toda suerte de grano;
Nuestros ganados, que se
multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;
144:
14 Nuestros bueyes estén
fuertes para el trabajo;
No tengamos asalto, ni que
hacer salida,
Ni grito de alarma en
nuestras plazas.
144:
15 Bienaventurado el
pueblo que tiene esto;
Bienaventurado el pueblo
cuyo Dios es Jehová.
Los
Salmos
Capítulo 145
145:
1 Te exaltaré, mi Dios, mi
Rey,
Y bendeciré tu nombre
eternamente y para siempre.
145:
2 Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre
eternamente y para siempre.
145:
3 Grande es Jehová, y
digno de suprema alabanza;
Y su grandeza es
inescrutable.
145:
4 Generación a generación
celebrará tus obras,
Y anunciará tus poderosos
hechos.
145:
5 En la hermosura de la
gloria de tu magnificencia,
Y en tus hechos
maravillosos meditaré.
145:
6 Del poder de tus hechos
estupendos hablarán los hombres,
Y yo publicaré tu
grandeza.
145:
7 Proclamarán la memoria
de tu inmensa bondad,
Y cantarán tu justicia.
145:
8 Clemente y
misericordioso es Jehová,
Lento para la ira, y
grande en misericordia.
145:
9 Bueno es Jehová para con
todos,
Y sus misericordias sobre
todas sus obras.
145:
10 Te alaben, oh Jehová,
todas tus obras,
Y tus santos te bendigan.
145:
11 La gloria de tu reino
digan,
Y hablen de tu poder,
145:
12 Para hacer saber a los
hijos de los hombres sus poderosos hechos,
Y la gloria de la
magnificencia de su reino.
145:
13 Tu reino es reino de
todos los siglos,
Y tu señorío en todas las
generaciones.
145:
14 Sostiene Jehová a todos
los que caen,
Y levanta a todos los
oprimidos.
145:
15 Los ojos de todos
esperan en ti,
Y tú les das su comida a
su tiempo.
145:
16 Abres tu mano,
Y colmas de bendición a
todo ser viviente.
145:
17 Justo es Jehová en
todos sus caminos,
Y misericordioso en todas
sus obras.
145:
18 Cercano está Jehová a
todos los que le invocan,
A todos los que le invocan
de veras.
145:
19 Cumplirá el deseo de
los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de
ellos, y los salvará.
145:
20 Jehová guarda a todos
los que le aman,
Mas destruirá a todos los
impíos.
145:
21 La alabanza de Jehová
proclamará mi boca;
Y todos bendigan su santo
nombre eternamente y para siempre.
Los
Salmos
Capítulo 146
146:
1 Alaba, oh alma mía, a
Jehová.
146:
2 Alabaré a Jehová en mi
vida;
Cantaré salmos a mi Dios
mientras viva.
146:
3 No confiéis en los
príncipes,
Ni en hijo de hombre,
porque no hay en él salvación.
146:
4 Pues sale su aliento, y
vuelve a la tierra;
En ese mismo día perecen
sus pensamientos.
146:
5 Bienaventurado aquel
cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
Cuya esperanza está en
Jehová su Dios,
146:
6 El cual hizo los cielos
y la tierra,
El mar, y todo lo que en
ellos hay;
Que guarda verdad para
siempre,
146:
7 Que hace justicia a los
agraviados,
Que da pan a los
hambrientos.
Jehová liberta a los
cautivos;
146:
8 Jehová abre los ojos a
los ciegos;
Jehová levanta a los
caídos;
Jehová ama a los justos.
146:
9 Jehová guarda a los
extranjeros;
Al huérfano y a la viuda
sostiene,
Y el camino de los impíos
trastorna.
146:
10 Reinará Jehová para
siempre;
Tu Dios, oh Sion, de
generación en generación.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 147
147:
1 Alabad a JAH,
Porque es bueno cantar
salmos a nuestro Dios;
Porque suave y hermosa es
la alabanza.
147:
2 Jehová edifica a
Jerusalén;
A los desterrados de
Israel recogerá.
147:
3 El sana a los
quebrantados de corazón,
Y venda sus heridas.
147:
4 El cuenta el número de
las estrellas;
A todas ellas llama por
sus nombres.
147:
5 Grande es el Señor
nuestro, y de mucho poder;
Y su entendimiento es
infinito.
147:
6 Jehová exalta a los
humildes,
Y humilla a los impíos
hasta la tierra.
147:
7 Cantad a Jehová con
alabanza,
Cantad con arpa a nuestro
Dios.
147:
8 El es quien cubre de
nubes los cielos,
El que prepara la lluvia
para la tierra,
El que hace a los montes
producir hierba.
147:
9 El da a la bestia su
mantenimiento,
Y a los hijos de los
cuervos que claman.
147:
10 No se deleita en la
fuerza del caballo,
Ni se complace en la
agilidad del hombre.
147:
11 Se complace Jehová en
los que le temen,
Y en los que esperan en su
misericordia.
147:
12 Alaba a Jehová,
Jerusalén;
Alaba a tu Dios, oh Sion.
147:
13 Porque fortificó los
cerrojos de tus puertas;
Bendijo a tus hijos dentro
de ti.
147:
14 El da en tu territorio
la paz;
Te hará saciar con lo
mejor del trigo.
147:
15 El envía su palabra a
la tierra;
Velozmente corre su
palabra.
147:
16 Da la nieve como lana,
Y derrama la escarcha como
ceniza.
147:
17 Echa su hielo como
pedazos;
Ante su frío, ¿quién
resistirá?
147:
18 Enviará su palabra, y
los derretirá;
Soplará su viento, y
fluirán las aguas.
147:
19 Ha manifestado sus
palabras a Jacob,
Sus estatutos y sus
juicios a Israel.
147:
20 No ha hecho así con
ninguna otra de las naciones;
Y en cuanto a sus juicios,
no los conocieron.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 148
148:
1 Alabad a Jehová desde
los cielos;
Alabadle en las alturas.
148:
2 Alabadle, vosotros todos
sus ángeles;
Alabadle, vosotros todos
sus ejércitos.
148:
3 Alabadle, sol y luna;
Alabadle, vosotras todas,
lucientes estrellas.
148:
4 Alabadle, cielos de los
cielos,
Y las aguas que están
sobre los cielos.
148:
5 Alaben el nombre de
Jehová;
Porque él mandó, y fueron
creados.
148:
6 Los hizo ser eternamente
y para siempre;
Les puso ley que no será
quebrantada.
148:
7 Alabad a Jehová desde la
tierra,
Los monstruos marinos y
todos los abismos;
148:
8 El fuego y el granizo,
la nieve y el vapor,
El viento de tempestad que
ejecuta su palabra;
148:
9 Los montes y todos los
collados,
El árbol de fruto y todos
los cedros;
148:
10 La bestia y todo
animal,
Reptiles y volátiles;
148:
11 Los reyes de la tierra
y todos los pueblos,
Los príncipes y todos los
jueces de la tierra;
148:
12 Los jóvenes y también
las doncellas,
Los ancianos y los niños.
148:
13 Alaben el nombre de
Jehová,
Porque sólo su nombre es
enaltecido.
Su gloria es sobre tierra
y cielos.
148:
14 El ha exaltado el
poderío de su pueblo;
Alábenle todos sus santos,
los hijos de Israel,
El pueblo a él cercano.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 149
149:
1 Cantad a Jehová cántico
nuevo;
Su alabanza sea en la
congregación de los santos.
149:
2 Alégrese Israel en su
Hacedor;
Los hijos de Sion se gocen
en su Rey.
149:
3 Alaben su nombre con
danza;
Con pandero y arpa a él
canten.
149:
4 Porque Jehová tiene
contentamiento en su pueblo;
Hermoseará a los humildes
con la salvación.
149:
5 Regocíjense los santos
por su gloria,
Y canten aun sobre sus
camas.
149:
6 Exalten a Dios con sus
gargantas,
Y espadas de dos filos en
sus manos,
149:
7 Para ejecutar venganza
entre las naciones,
Y castigo entre los
pueblos;
149:
8 Para aprisionar a sus
reyes con grillos,
Y a sus nobles con cadenas
de hierro;
149:
9 Para ejecutar en ellos
el juicio decretado;
Gloria será esto para
todos sus santos.
Aleluya.
Los
Salmos
Capítulo 150
150:
1 Alabad a Dios en su
santuario;
Alabadle en la
magnificencia de su firmamento.
150:
2 Alabadle por sus
proezas;
Alabadle conforme a la
muchedumbre de su grandeza.
150:
3 Alabadle a son de
bocina;
Alabadle con salterio y
arpa.
150:
4 Alabadle con pandero y
danza;
Alabadle con cuerdas y
flautas.
150:
5 Alabadle con címbalos
resonantes;
Alabadle con címbalos de
júbilo.
150:
6 Todo lo que respira
alabe a JAH.
Aleluya.
PROVERBIOS
Motivo de los proverbios
PROVERBIOS 1
1 Los
proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
2 Para entender sabiduría
y doctrina,
Para conocer razones
prudentes,
3 Para recibir el consejo
de prudencia,
Justicia, juicio y
equidad;
4 Para dar sagacidad a los
simples,
Y a los jóvenes
inteligencia y cordura.
5 Oirá el sabio, y
aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá
consejo,
6 Para entender proverbio
y declaración,
Palabras de sabios, y sus
dichos profundos.
7 El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian
la sabiduría y la enseñanza.
Amonestaciones de la Sabiduría
8 Oye,hijo mío, la
instrucción de tu padre,
Y no desprecies la
dirección de tu madre;
9 Porque adorno de gracia
serán a tu cabeza,
Y collares a tu cuello.
10 Hijo mío, si los
pecadores te quisieren engañar,
No consientas.
11 Si dijeren:
Ven con nosotros;
Pongamos asechanzas para
derramar sangre,
Acechemos sin motivo al
inocente;
12 Los tragaremos vivos
como el Seol,
Y enteros, como los que
caen en un abismo;
13 Hallaremos riquezas de
toda clase,
Llenaremos nuestras casas
de despojos;
14 Echa tu suerte entre
nosotros;
Tengamos todos una bolsa,-
15 Hijo mío, no andes en
camino con ellos.
Aparta tu pie de sus
veredas,
16 Porque sus pies corren
hacia el mal,
Y van presurosos a
derramar sangre.
17 Porque en vano se
tenderá la red
Ante los ojos de toda ave;
18 Pero ellos a su propia
sangre ponen asechanzas,
Y a sus almas tienden
lazo.
19 Tales son las sendas de
todo el que es dado a la codicia,
La cual quita la vida de
sus poseedores.
20 La sabiduría clama en
las calles,
Alza su voz en las plazas;
21 Clama en los
principales lugares de reunión;
En las entradas de las
puertas de la ciudad dice sus razones.
22 ¿Hasta cuándo, oh
simples, amaréis la simpleza,
Y los burladores desearán
el burlar,
Y los insensatos
aborrecerán la ciencia?
23 Volveos a mi
reprensión;
He aquí yo derramaré mi
espíritu sobre vosotros,
Y os haré saber mis
palabras.
24 Por cuanto llamé, y no
quisisteis oír,
Extendí mi mano, y no hubo
quien atendiese,
25 Sino que desechasteis
todo consejo mío
Y mi reprensión no
quisisteis,
26 También yo me reiré en
vuestra calamidad,
Y me burlaré cuando os
viniere lo que teméis;
27 Cuando viniere como una
destrucción lo que teméis,
Y vuestra calamidad
llegare como un torbellino;
Cuando sobre vosotros
viniere tribulación y angustia.
28 Entonces me llamarán, y
no responderé;
Me buscarán de mañana, y
no me hallarán.
29 Por cuanto aborrecieron
la sabiduría,
Y no escogieron el temor
de Jehová,
30 Ni quisieron mi
consejo,
Y menospreciaron toda
reprensión mía,
31 Comerán del fruto de su
camino,
Y serán hastiados de sus
propios consejos.
32 Porque el desvío de los
ignorantes los matará,
Y la prosperidad de los
necios los echará a perder;
33 Mas el que me oyere,
habitará confiadamente
Y vivirá tranquilo, sin
temor del mal.
Excelencias de la sabiduría
PROVERBIOS 2
1 Hijo mío, si recibieres
mis palabras,
Y mis mandamientos
guardares dentro de ti,
2 Haciendo estar atento tu
oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a
la prudencia,
3 Si clamares a la
inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu
voz;
4 Si como a la plata la
buscares,
Y la escudriñares como a
tesoros,
5 Entonces entenderás el
temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento
de Dios.
6 Porque Jehová da la
sabiduría,
Y de su boca viene el
conocimiento y la inteligencia.
7 El provee de sana
sabiduría a los rectos;
Es escudo a los que
caminan rectamente.
8 Es el que guarda las
veredas del juicio,
Y preserva el camino de
sus santos.
9 Entonces entenderás
justicia, juicio
Y equidad, y todo buen
camino.
10 Cuando la sabiduría
entrare en tu corazón,
Y la ciencia fuere grata a
tu alma,
11 La discreción te
guardará;
Te preservará la
inteligencia,
12 Para librarte del mal
camino,
De los hombres que hablan
perversidades,
13 Que dejan los caminos
derechos,
Para andar por sendas
tenebrosas;
14 Que se alegran haciendo
el mal,
Que se huelgan en las
perversidades del vicio;
15 Cuyas veredas son
torcidas,
Y torcidos sus caminos.
16 Serás librado de la
mujer extraña,
De la ajena que halaga con
sus palabras,
17 La cual abandona al
compañero de su juventud,
Y se olvida del pacto de
su Dios.
18 Por lo cual su casa
está inclinada a la muerte,
Y sus veredas hacia los
muertos;
19 Todos los que a ella se
lleguen, no volverán,
Ni seguirán otra vez los
senderos de la vida.
20 Así andarás por el
camino de los buenos,
Y seguirás las veredas de
los justos;
21 Porque los rectos
habitarán la tierra,
Y los perfectos
permanecerán en ella,
22 Mas los impíos serán
cortados de la tierra,
Y los prevaricadores serán
de ella desarraigados.
Exhortación a la obediencia
PROVERBIOS 3
1 Hijo mío, no te olvides
de mi ley,
Y tu corazón guarde mis
mandamientos;
2 Porque largura de días y
años de vida
Y paz te aumentarán.
3 Nunca se aparten de ti
la misericordia y la verdad;
Atalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de
tu corazón;
4 Y hallarás gracia y
buena opinión
Ante los ojos de Dios y de
los hombres.
5 Fíate de Jehová de todo
tu corazón,
Y no te apoyes en tu
propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus
caminos,
Y él enderezará tus
veredas.
7 No seas sabio en tu
propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate
del mal;
8 Porque será medicina a
tu cuerpo,
Y refrigerio para tus
huesos.
9 Honra a Jehová con tus
bienes,
Y con las primicias de
todos tus frutos;
10 Y serán llenos tus
graneros con abundancia,
Y tus lagares rebosarán de
mosto.
11 No menosprecies, hijo
mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su
corrección;
12 Porque Jehová al que
ama castiga,
Como el padre al hijo a
quien quiere.
13 Bienaventurado el
hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la
inteligencia;
14 Porque su ganancia es
mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el
oro fino.
15 Más preciosa es que las
piedras preciosas;
Y todo lo que puedes
desear, no se puede comparar a ella.
16 Largura de días está en
su mano derecha;
En su izquierda, riquezas
y honra.
17 Sus caminos son caminos
deleitosos,
Y todas sus veredas paz.
18 Ella es árbol de vida a
los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los
que la retienen.
19 Jehová con sabiduría
fundó la tierra;
Afirmó los cielos con
inteligencia.
20 Con su ciencia los
abismos fueron divididos,
Y destilan rocío los
cielos.
21 Hijo mío, no se aparten
estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el
consejo,
22 Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello.
23 Entonces andarás por tu
camino confiadamente,
Y tu pie no tropezará.
24 Cuando te acuestes, no
tendrás temor,
Sino que te acostarás, y
tu sueño será grato.
25 No tendrás temor de
pavor repentino,
Ni de la ruina de los
impíos cuando viniere,
26 Porque Jehová será tu
confianza,
Y él preservará tu pie de
quedar preso.
27 No te niegues a hacer
el bien a quien es debido,
Cuando tuvieres poder para
hacerlo.
28 No digas a tu prójimo:
Anda, y vuelve,
Y mañana te daré,
Cuando tienes contigo qué
darle.
29 No intentes mal contra
tu prójimo
Que habita confiado junto
a ti.
30 No tengas pleito con
nadie sin razón,
Si no te han hecho
agravio.
31 No envidies al hombre
injusto,
Ni escojas ninguno de sus
caminos.
32 Porque Jehová abomina
al perverso;
Mas su comunión íntima es
con los justos.
33 La maldición de Jehová
está en la casa del impío,
Pero bendecirá la morada
de los justos.
34 Ciertamente él
escarnecerá a los escarnecedores,
Y a los humildes dará
gracia.
35 Los sabios heredarán
honra,
Mas los necios llevarán
ignominia.
Beneficios de la sabiduría
PROVERBIOS 4
1 Oíd, hijos, la enseñanza
de un padre,
Y estad atentos, para que
conozcáis cordura.
2 Porque os doy buena
enseñanza;
No desamparéis mi ley.
3 Porque yo también fui
hijo de mi padre,
Delicado y único delante
de mi madre.
4 Y él me enseñaba, y me
decía:
Retenga tu corazón mis
razones,
Guarda mis mandamientos, y
vivirás.
5 Adquiere sabiduría,
adquiere inteligencia;
No te olvides ni te
apartes de las razones de mi boca;
6 No la dejes, y ella te
guardará;
Amala, y te conservará.
7 Sabiduría ante todo;
adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus
posesiones adquiere inteligencia.
8 Engrandécela, y ella te
engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú
la hayas abrazado.
9 Adorno de gracia dará a
tu cabeza;
Corona de hermosura te
entregará.
10 Oye, hijo mío, y recibe
mis razones,
Y se te multiplicarán años
de vida.
11 Por el camino de la
sabiduría te he encaminado,
Y por veredas derechas te
he hecho andar.
12 Cuando anduvieres, no
se estrecharán tus pasos,
Y si corrieres, no
tropezarás.
13 Retén el consejo, no lo
dejes;
Guárdalo, porque eso es tu
vida.
14 No entres por la vereda
de los impíos,
Ni vayas por el camino de
los malos.
15 Déjala, no pases por
ella;
Apártate de ella, pasa.
16 Porque no duermen ellos
si no han hecho mal,
Y pierden el sueño si no
han hecho caer a alguno.
17 Porque comen pan de
maldad, y beben vino de robos;
18 Mas la senda de los
justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta
que el día es perfecto.
19 El camino de los impíos
es como la oscuridad;
No saben en qué tropiezan.
20 Hijo mío, está atento a
mis palabras;
Inclina tu oído a mis
razones.
21 No se aparten de tus
ojos;
Guárdalas en medio de tu
corazón;
22 Porque son vida a los
que las hallan,
Y medicina a todo su
cuerpo.
23 Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.
24 Aparta de ti la
perversidad de la boca,
Y aleja de ti la iniquidad
de los labios.
25 Tus ojos miren lo
recto,
Y diríjanse tus párpados
hacia lo que tienes delante.
26 Examina la senda de tus
pies,
Y todos tus caminos sean
rectos.
27 No te desvíes a la
derecha ni a la izquierda;
Aparta tu pie del mal.
Amonestación contra la impureza
PROVERBIOS 5
1 Hijo mío, está atento a
mi sabiduría,
Y a mi inteligencia
inclina tu oído,
2 Para que guardes
consejo,
Y tus labios conserven la
ciencia.
3 Porque los labios de la
mujer extraña destilan miel,
Y su paladar es más blando
que el aceite;
4 Mas su fin es amargo
como el ajenjo,
Agudo como espada de dos
filos.
5 Sus pies descienden a la
muerte;
Sus pasos conducen al Seol.
6 Sus caminos son
inestables; no los conocerás,
Si no considerares el
camino de vida.
7 Ahora pues, hijos,
oídme,
Y no os apartéis de las
razones de mi boca.
8 Aleja de ella tu camino,
Y no te acerques a la
puerta de su casa;
9 Para que no des a los
extraños tu honor,
Y tus años al cruel;
10 No sea que extraños se
sacien de tu fuerza,
Y tus trabajos estén en
casa del extraño;
11 Y gimas al final,
Cuando se consuma tu carne
y tu cuerpo,
12 Y digas:
¡Cómo aborrecí el
consejo,
Y mi corazón menospreció
la reprensión;
13 No oí la voz de los que
me instruían,
Y a los que me enseñaban
no incliné mi oído!
14 Casi en todo mal he
estado,
En medio de la sociedad y
de la congregación.
15 Bebe el agua de tu
misma cisterna,
Y los raudales de tu
propio pozo.
16 ¿Se derramarán tus
fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas
por las plazas?
17 Sean para ti solo,
Y no para los extraños
contigo.
18 Sea bendito tu
manantial,
Y alégrate con la mujer de
tu juventud,
19 Como cierva amada y
graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan
en todo tiempo,
Y en su amor recréate
siempre.
20 ¿Y por qué, hijo mío,
andarás ciego con la mujer ajena,
Y abrazarás el seno de la
extraña?
21 Porque los caminos del
hombre están ante los ojos de Jehová,
Y él considera todas sus
veredas.
22 Prenderán al impío sus
propias iniquidades,
Y retenido será con las
cuerdas de su pecado.
23 El morirá por falta de
corrección,
Y errará por lo inmenso de
su locura.
Amonestación contra la pereza y la falsedad
PROVERBIOS 6
1 Hijo mío, si salieres
fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra
a un extraño,
2 Te has enlazado con las
palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los
dichos de tus labios.
3 Haz esto ahora, hijo
mío, y líbrate,
Ya que has caído en la
mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate
de tu amigo.
4 No des sueño a tus ojos,
Ni a tus párpados
adormecimiento;
5 Escápate como gacela de
la mano del cazador,
Y como ave de la mano del
que arma lazos.
6 Ve a la hormiga, oh
perezoso,
Mira sus caminos, y sé
sabio;
7 La cual no teniendo
capitán,
Ni gobernador, ni señor,
8 Prepara en el verano su
comida,
Y recoge en el tiempo de
la siega su mantenimiento.
9 Perezoso, ¿hasta cuándo
has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de
tu sueño?
10 Un poco de sueño, un
poco de dormitar,
Y cruzar por un poco las
manos para reposo;
11 Así vendrá tu necesidad
como caminante,
Y tu pobreza como hombre
armado.
12 El hombre malo, el
hombre depravado,
Es el que anda en
perversidad de boca;
13 Que guiña los ojos, que
habla con los pies,
Que hace señas con los
dedos.
14 Perversidades hay en su
corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
Siembra las discordias.
15 Por tanto, su calamidad
vendrá de repente;
Súbitamente será
quebrantado, y no habrá remedio.
16 Seis cosas aborrece
Jehová,
Y aun siete abomina su
alma:
17 Los ojos altivos, la
lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de
sangre inocente,
18 El corazón que maquina
pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para
correr al mal,
19 El testigo falso que
habla mentiras,
Y el que siembra discordia
entre hermanos.
Amonestación contra el adulterio
20 Guarda, hijo mío, el
mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de
tu madre;
21 Atalos siempre en tu
corazón,
Enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando
andes; cuando duermas te guardarán;
Hablarán contigo cuando
despiertes.
23 Porque el mandamiento
es lámpara, y la enseñanza es luz,
Y camino de vida las
reprensiones que te instruyen,
24 Para que te guarden de
la mala mujer,
De la blandura de la
lengua de la mujer extraña.
25 No codicies su
hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus
ojos;
26 Porque a causa de la
mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la
preciosa alma del varón.
27 ¿Tomará el hombre fuego
en su seno
Sin que sus vestidos
ardan?
28 ¿Andará el hombre sobre
brasas
Sin que sus pies se
quemen?
29 Así es el que se llega
a la mujer de su prójimo;
No quedará impune ninguno
que la tocare.
30 No tienen en poco al
ladrón si hurta
Para saciar su apetito
cuando tiene hambre;
31 Pero si es sorprendido,
pagará siete veces;
Entregará todo el haber de
su casa.
32 Mas el que comete
adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que
tal hace.
33 Heridas y vergüenza
hallará,
Y su afrenta nunca será
borrada.
34 Porque los celos son el
furor del hombre,
Y no perdonará en el día
de la venganza.
35 No aceptará ningún
rescate,
Ni querrá perdonar, aunque
multipliques los dones.
Las
artimañas de la ramera
PROVERBIOS 7
1 Hijo mío, guarda mis
razones,
Y atesora contigo mis
mandamientos.
2 Guarda mis mandamientos
y vivirás,
Y mi ley como las niñas de
tus ojos.
3 Lígalos a tus dedos;
Escríbelos en la tabla de
tu corazón.
4 Di a la sabiduría:
Tú eres mi hermana,
Y a la inteligencia llama
parienta;
5 Para que te guarden de
la mujer ajena,
Y de la extraña que
ablanda sus palabras.
6 Porque mirando yo por la
ventana de mi casa,
Por mi celosía,
7 Vi entre los simples,
Consideré entre los
jóvenes,
A un joven falto de
entendimiento,
8 El cual pasaba por la
calle, junto a la esquina,
E iba camino a la casa de
ella,
9 A la tarde del día,
cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y
tinieblas de la noche.
10 Cuando he aquí, una
mujer le sale al encuentro,
Con atavío de ramera y
astuta de corazón.
11 Alborotadora y
rencillosa,
Sus pies no pueden estar
en casa;
12 Unas veces está en la
calle, otras veces en las plazas,
Acechando por todas las
esquinas.
13 Se asió de él, y le
besó.
Con semblante descarado le
dijo:
14 Sacrificios de paz
había prometido,
Hoy he pagado mis votos;
15 Por tanto, he salido a
encontrarte,
Buscando diligentemente tu
rostro, y te he hallado.
16 He adornado mi cama con
colchas
Recamadas con cordoncillo
de Egipto;
17 He perfumado mi cámara
Con mirra, áloes y canela.
18 Ven, embriaguémonos de
amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.
19 Porque el marido no
está en casa;
Se ha ido a un largo
viaje.
20 La bolsa de dinero
llevó en su mano;
El día señalado volverá a
su casa.
21 Lo rindió con la
suavidad de sus muchas palabras,
Le obligó con la zalamería
de sus labios.
22 Al punto se marchó tras
ella,
Como va el buey al
degolladero,
Y como el necio a las
prisiones para ser castigado;
23 Como el ave que se
apresura a la red,
Y no sabe que es contra su
vida,
Hasta que la saeta
traspasa su corazón.
24 Ahora pues, hijos,
oídme,
Y estad atentos a las
razones de mi boca.
25 No se aparte tu corazón
a sus caminos;
No yerres en sus veredas.
26 Porque a muchos ha
hecho caer heridos,
Y aun los más fuertes han
sido muertos por ella.
27 Camino al Seol es su
casa,
Que conduce a las cámaras
de la muerte.
Excelencia y eternidad de la Sabiduría
PROVERBIOS 8
1 ¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la
inteligencia?
2 En las alturas junto al
camino,
A las encrucijadas de las
veredas se para;
3 En el lugar de las
puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las
puertas da voces:
4 Oh hombres, a vosotros
clamo;
Dirijo mi voz a los hijos
de los hombres.
5 Entended, oh simples,
discreción;
Y vosotros, necios, entrad
en cordura.
6 Oíd, porque hablaré
cosas excelentes,
Y abriré mis labios para
cosas rectas.
7 Porque mi boca hablará
verdad,
Y la impiedad abominan mis
labios.
8 Justas son todas las
razones de mi boca;
No hay en ellas cosa
perversa ni torcida.
9 Todas ellas son rectas
al que entiende,
Y razonables a los que han
hallado sabiduría.
10 Recibid mi enseñanza, y
no plata;
Y ciencia antes que el oro
escogido.
11 Porque mejor es la
sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede
desear, no es de compararse con ella.
12 Yo, la sabiduría,
habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los
consejos.
13 El temor de Jehová es
aborrecer el mal;
La soberbia y la
arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa,
aborrezco.
14 Conmigo está el consejo
y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia;
mío es el poder.
15 Por mí reinan los
reyes,
Y los príncipes determinan
justicia.
16 Por mí dominan los
príncipes,
Y todos los gobernadores
juzgan la tierra.
17 Yo amo a los que me
aman,
Y me hallan los que
temprano me buscan.
18 Las riquezas y la honra
están conmigo;
Riquezas duraderas, y
justicia.
19 Mejor es mi fruto que
el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la
plata escogida.
20 Por vereda de justicia
guiaré,
Por en medio de sendas de
juicio,
21 Para hacer que los que
me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus
tesoros.
22 Jehová me poseía en el
principio,
Ya de antiguo, antes de
sus obras.
23 Eternamente tuve el
principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
24 Antes de los abismos
fui engendrada;
Antes que fuesen las
fuentes de las muchas aguas.
25 Antes que los montes
fuesen formados,
Antes de los collados, ya
había sido yo engendrada;
26 No había aún hecho la
tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo
del mundo.
27 Cuando formaba los
cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo
sobre la faz del abismo;
28 Cuando afirmaba los
cielos arriba,
Cuando afirmaba las
fuentes del abismo;
29 Cuando ponía al mar su
estatuto,
Para que las aguas no
traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los
fundamentos de la tierra,
30 Con él estaba yo
ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en
día,
Teniendo solaz delante de
él en todo tiempo.
31 Me regocijo en la parte
habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los
hijos de los hombres.
32 Ahora, pues, hijos,
oídme,
Y bienaventurados los que
guardan mis caminos.
33 Atended el consejo, y
sed sabios,
Y no lo menospreciéis.
34 Bienaventurado el
hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada
día,
Aguardando a los postes de
mis puertas.
35 Porque el que me halle,
hallará la vida,
Y alcanzará el favor de
Jehová.
36 Mas el que peca contra
mí, defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen
aman la muerte.
La
Sabiduría y la mujer insensata
PROVERBIOS 9
1 La sabiduría edificó su
casa,
Labró sus siete columnas.
2 Mató sus víctimas,
mezcló su vino,
Y puso su mesa.
3 Envió sus criadas;
Sobre lo más alto de la
ciudad clamó.
4 Dice a cualquier simple:
Ven acá.
A los faltos de cordura
dice:
5 Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he
mezclado.
6 Dejad las simplezas, y
vivid,
Y andad por el camino de
la inteligencia.
7 El que corrige al
escarnecedor, se acarrea afrenta;
El que reprende al impío,
se atrae mancha.
8 No reprendas al
escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te
amará.
9 Da al sabio, y será más
sabio;
Enseña al justo, y
aumentará su saber.
10 El temor de Jehová es
el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del
Santísimo es la inteligencia.
11 Porque por mí se
aumentarán tus días,
Y años de vida se te
añadirán.
12 Si fueres sabio, para
ti lo serás;
Y si fueres escarnecedor,
pagarás tú solo.
13 La mujer insensata es
alborotadora;
Es simple e ignorante.
14 Se sienta en una silla
a la puerta de su casa,
En los lugares altos de la
ciudad,
15 Para llamar a los que
pasan por el camino,
Que van por sus caminos
derechos.
16 Dice a cualquier
simple:
Ven acá.
A los faltos de cordura
dijo:
17 Las aguas hurtadas son
dulces,
Y el pan comido en oculto
es sabroso.
18 Y no saben que allí
están los muertos;
Que sus convidados están
en lo profundo del Seol.
Contraste entre el justo y el malvado
PROVERBIOS 10
1 Los
proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra al
padre,
Pero el hijo necio es
tristeza de su madre.
2 Los tesoros de maldad no
serán de provecho;
Mas la justicia libra de
muerte.
3 Jehová no dejará padecer
hambre al justo;
Mas la iniquidad lanzará a
los impíos.
4 La mano negligente
empobrece;
Mas la mano de los
diligentes enriquece.
5 El que recoge en el
verano es hombre entendido;
El que duerme en el tiempo
de la siega es hijo que avergüenza.
6 Hay bendiciones sobre la
cabeza del justo;
Pero violencia cubrirá la
boca de los impíos.
7 La memoria del justo
será bendita;
Mas el nombre de los
impíos se pudrirá.
8 El sabio de corazón
recibirá los mandamientos;
Mas el necio de labios
caerá.
9 El que camina en
integridad anda confiado;
Mas el que pervierte sus
caminos será quebrantado.
10 El que guiña el ojo
acarrea tristeza;
Y el necio de labios será
castigado.
11 Manantial de vida es la
boca del justo;
Pero violencia cubrirá la
boca de los impíos.
12 El odio despierta
rencillas;
Pero el amor cubrirá todas
las faltas.
13 En los labios del
prudente se halla sabiduría;
Mas la vara es para las
espaldas del falto de cordura.
14 Los sabios guardan la
sabiduría;
Mas la boca del necio es
calamidad cercana.
15 Las riquezas del rico
son su ciudad fortificada;
Y el desmayo de los pobres
es su pobreza.
16 La obra del justo es
para vida;
Mas el fruto del impío es
para pecado.
17 Camino a la vida es
guardar la instrucción;
Pero quien desecha la
reprensión, yerra.
18 El que encubre el odio
es de labios mentirosos;
Y el que propaga calumnia
es necio.
19 En las muchas palabras
no falta pecado;
Mas el que refrena sus
labios es prudente.
20 Plata escogida es la
lengua del justo;
Mas el corazón de los
impíos es como nada.
21 Los labios del justo
apacientan a muchos,
Mas los necios mueren por
falta de entendimiento.
22 La bendición de Jehová
es la que enriquece,
Y no añade tristeza con
ella.
23 El hacer maldad es como
una diversión al insensato;
Mas la sabiduría recrea al
hombre de entendimiento.
24 Lo que el impío teme,
eso le vendrá;
Pero a los justos les será
dado lo que desean.
25 Como pasa el
torbellino, así el malo no permanece;
Mas el justo permanece
para siempre.
26 Como el vinagre a los
dientes, y como el humo a los ojos,
Así es el perezoso a los
que lo envían.
27 El temor de Jehová
aumentará los días;
Mas los años de los impíos
serán acortados.
28 La esperanza de los
justos es alegría;
Mas la esperanza de los
impíos perecerá.
29 El camino de Jehová es
fortaleza al perfecto;
Pero es destrucción a los
que hacen maldad.
30 El justo no será
removido jamás;
Pero los impíos no
habitarán la tierra.
31 La boca del justo
producirá sabiduría;
Mas la lengua perversa
será cortada.
32 Los labios del justo
saben hablar lo que agrada;
Mas la boca de los impíos
habla perversidades.
PROVERBIOS 11
1 El peso falso es
abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le
agrada.
2 Cuando viene la
soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está
la sabiduría.
3 La integridad de los
rectos los encaminará;
Pero destruirá a los
pecadores la perversidad de ellos.
4 No aprovecharán las
riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de
muerte.
5 La justicia del perfecto
enderezará su camino;
Mas el impío por su
impiedad caerá.
6 La justicia de los
rectos los librará;
Mas los pecadores serán
atrapados en su pecado.
7 Cuando muere el hombre
impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los
malos perecerá.
8 El justo es librado de
la tribulación;
Mas el impío entra en
lugar suyo.
9 El hipócrita con la boca
daña a su prójimo;
Mas los justos son
librados con la sabiduría.
10 En el bien de los
justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos
perecen hay fiesta.
11 Por la bendición de los
rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los
impíos será trastornada.
12 El que carece de
entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente
calla.
13 El que anda en chismes
descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo
guarda todo.
14 Donde no hay dirección
sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de
consejeros hay seguridad.
15 Con ansiedad será
afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las
fianzas vivirá seguro.
16 La mujer agraciada
tendrá honra,
Y los fuertes tendrán
riquezas.
17 A su alma hace bien el
hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta
a sí mismo.
18 El impío hace obra
falsa;
Mas el que siembra
justicia tendrá galardón firme.
19 Como la justicia
conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo
hace para su muerte.
20 Abominación son a
Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de
camino le son agradables.
21 Tarde o temprano, el
malo será castigado;
Mas la descendencia de los
justos será librada.
22 Como zarcillo de oro en
el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y
apartada de razón.
23 El deseo de los justos
es solamente el bien;
Mas la esperanza de los
impíos es el enojo.
24 Hay quienes reparten, y
les es añadido más;
Y hay quienes retienen más
de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
25 El alma generosa será
prosperada;
Y el que saciare, él
también será saciado.
26 Al que acapara el
grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre
la cabeza del que lo vende.
27 El que procura el bien
buscará favor;
Mas al que busca el mal,
éste le vendrá.
28 El que confía en sus
riquezas caerá;
Mas los justos
reverdecerán como ramas.
29 El que turba su casa
heredará viento;
Y el necio será siervo del
sabio de corazón.
30 El fruto del justo es
árbol de vida;
Y el que gana almas es
sabio.
31 Ciertamente el justo
será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el
pecador!
PROVERBIOS 12
1 El que ama la
instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la
reprensión es ignorante.
2 El bueno alcanzará favor
de Jehová;
Mas él condenará al hombre
de malos pensamientos.
3 El hombre no se afirmará
por medio de la impiedad;
Mas la raíz de los justos
no será removida.
4 La mujer virtuosa es
corona de su marido;
Mas la mala, como carcoma
en sus huesos.
5 Los pensamientos de los
justos son rectitud;
Mas los consejos de los
impíos, engaño.
6 Las palabras de los
impíos son asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos
los librará.
7 Dios trastornará a los
impíos, y no serán más;
Pero la casa de los justos
permanecerá firme.
8 Según su sabiduría es
alabado el hombre;
Mas el perverso de corazón
será menospreciado.
9 Más vale el despreciado
que tiene servidores,
Que el que se jacta, y
carece de pan.
10 El justo cuida de la
vida de su bestia;
Mas el corazón de los
impíos es cruel.
11 El que labra su tierra
se saciará de pan;
Mas el que sigue a los
vagabundos es falto de entendimiento.
12 Codicia el impío la red
de los malvados;
Mas la raíz de los justos
dará fruto.
13 El impío es enredado en
la prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la
tribulación.
14 El hombre será saciado
de bien del fruto de su boca;
Y le será pagado según la
obra de sus manos.
15 El camino del necio es
derecho en su opinión;
Mas el que obedece al
consejo es sabio.
16 El necio al punto da a
conocer su ira;
Mas el que no hace caso de
la injuria es prudente.
17 El que habla verdad
declara justicia;
Mas el testigo mentiroso,
engaño.
18 Hay hombres cuyas
palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los
sabios es medicina.
19 El labio veraz
permanecerá para siempre;
Mas la lengua mentirosa
sólo por un momento.
20 Engaño hay en el
corazón de los que piensan el mal;
Pero alegría en el de los
que piensan el bien.
21 Ninguna adversidad
acontecerá al justo;
Mas los impíos serán
colmados de males.
22 Los labios mentirosos
son abominación a Jehová;
Pero los que hacen verdad
son su contentamiento.
23 El hombre cuerdo
encubre su saber;
Mas el corazón de los
necios publica la necedad.
24 La mano de los
diligentes señoreará;
Mas la negligencia será
tributaria.
25 La congoja en el
corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo
alegra.
26 El justo sirve de guía
a su prójimo;
Mas el camino de los
impíos les hace errar.
27 El indolente ni aun
asará lo que ha cazado;
Pero haber precioso del
hombre es la diligencia.
28 En el camino de la
justicia está la vida;
Y en sus caminos no hay
muerte.
PROVERBIOS 13
1 El hijo sabio recibe el
consejo del padre;
Mas el burlador no escucha
las reprensiones.
2 Del fruto de su boca el
hombre comerá el bien;
Mas el alma de los
prevaricadores hallará el mal.
3 El que guarda su boca
guarda su alma;
Mas el que mucho abre sus
labios tendrá calamidad.
4 El alma del perezoso
desea, y nada alcanza;
Mas el alma de los
diligentes será prosperada.
5 El justo aborrece la
palabra de mentira;
Mas el impío se hace
odioso e infame.
6 La justicia guarda al de
perfecto camino;
Mas la impiedad
trastornará al pecador.
7 Hay quienes pretenden
ser ricos, y no tienen nada;
Y hay quienes pretenden
ser pobres, y tienen muchas riquezas.
8 El rescate de la vida
del hombre está en sus riquezas;
Pero el pobre no oye
censuras.
9 La luz de los justos se
alegrará;
Mas se apagará la lámpara
de los impíos.
10 Ciertamente la soberbia
concebirá contienda;
Mas con los avisados está
la sabiduría.
11 Las riquezas de vanidad
disminuirán;
Pero el que recoge con
mano laboriosa las aumenta.
12 La esperanza que se
demora es tormento del corazón;
Pero árbol de vida es el
deseo cumplido.
13 El que menosprecia el
precepto perecerá por ello;
Mas el que teme el
mandamiento será recompensado.
14 La ley del sabio es
manantial de vida
Para apartarse de los
lazos de la muerte.
15 El buen entendimiento
da gracia;
Mas el camino de los
transgresores es duro.
16 Todo hombre prudente
procede con sabiduría;
Mas el necio manifestará
necedad.
17 El mal mensajero
acarrea desgracia;
Mas el mensajero fiel
acarrea salud.
18 Pobreza y vergüenza
tendrá el que menosprecia el consejo;
Mas el que guarda la
corrección recibirá honra.
19 El deseo cumplido
regocija el alma;
Pero apartarse del mal es
abominación a los necios.
20 El que anda con sabios,
sabio será;
Mas el que se junta con
necios será quebrantado.
21 El mal perseguirá a los
pecadores,
Mas los justos serán
premiados con el bien.
22 El bueno dejará
herederos a los hijos de sus hijos;
Pero la riqueza del
pecador está guardada para el justo.
23 En el barbecho de los
pobres hay mucho pan;
Mas se pierde por falta de
juicio.
24 El que detiene el
castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde
temprano lo corrige.
25 El justo come hasta
saciar su alma;
Mas el vientre de los
impíos tendrá necesidad.
PROVERBIOS 14
1 La mujer sabia edifica
su casa;
Mas la necia con sus manos
la derriba.
2 El que camina en su
rectitud teme a Jehová;
Mas el de caminos
pervertidos lo menosprecia.
3 En la boca del necio
está la vara de la soberbia;
Mas los labios de los
sabios los guardarán.
4 Sin bueyes el granero
está vacío;
Mas por la fuerza del buey
hay abundancia de pan.
5 El testigo verdadero no
mentirá;
Mas el testigo falso
hablará mentiras.
6 Busca el escarnecedor la
sabiduría y no la halla;
Mas al hombre entendido la
sabiduría le es fácil.
7 Vete de delante del
hombre necio,
Porque en él no hallarás
labios de ciencia.
8 La ciencia del prudente
está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los
necios es engaño.
9 Los necios se mofan del
pecado;
Mas entre los rectos hay
buena voluntad.
10 El corazón conoce la
amargura de su alma;
Y extraño no se
entremeterá en su alegría.
11 La casa de los impíos
será asolada;
Pero florecerá la tienda
de los rectos.
12 Hay camino que al
hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de
muerte.
13 Aun en la risa tendrá
dolor el corazón;
Y el término de la alegría
es congoja.
14 De sus caminos será
hastiado el necio de corazón;
Pero el hombre de bien
estará contento del suyo.
15 El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien
sus pasos.
16 El sabio teme y se
aparta del mal;
Mas el insensato se
muestra insolente y confiado.
17 El que fácilmente se
enoja hará locuras;
Y el hombre perverso será
aborrecido.
18 Los simples heredarán
necedad;
Mas los prudentes se
coronarán de sabiduría.
19 Los malos se inclinarán
delante de los buenos,
Y los impíos a las puertas
del justo.
20 El pobre es odioso aun
a su amigo;
Pero muchos son los que
aman al rico.
21 Peca el que menosprecia
a su prójimo;
Mas el que tiene
misericordia de los pobres es bienaventurado.
22 ¿No yerran los que
piensan el mal?
Misericordia y verdad
alcanzarán los que piensan el bien.
23 En toda labor hay
fruto;
Mas las vanas palabras de
los labios empobrecen.
24 Las riquezas de los
sabios son su corona;
Pero la insensatez de los
necios es infatuación.
25 El testigo verdadero
libra las almas;
Mas el engañoso hablará
mentiras.
26 En el temor de Jehová
está la fuerte confianza;
Y esperanza tendrán sus
hijos.
27 El temor de Jehová es
manantial de vida
Para apartarse de los
lazos de la muerte.
28 En la multitud del
pueblo está la gloria del rey;
Y en la falta de pueblo la
debilidad del príncipe.
29 El que tarda en airarse
es grande de entendimiento;
Mas el que es impaciente
de espíritu enaltece la necedad.
30 El corazón apacible es
vida de la carne;
Mas la envidia es carcoma
de los huesos.
31 El que oprime al pobre
afrenta a su Hacedor;
Mas el que tiene
misericordia del pobre, lo honra.
32 Por su maldad será
lanzado el impío;
Mas el justo en su muerte
tiene esperanza.
33 En el corazón del
prudente reposa la sabiduría;
Pero no es conocida en
medio de los necios.
34 La justicia engrandece
a la nación;
Mas el pecado es afrenta
de las naciones.
35 La benevolencia del rey
es para con el servidor entendido;
Mas su enojo contra el que
lo avergüenza.
PROVERBIOS 15
1 La blanda respuesta
quita la ira;
Mas la palabra áspera hace
subir el furor.
2 La lengua de los sabios
adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios
hablará sandeces.
3 Los ojos de Jehová están
en todo lugar,
Mirando a los malos y a
los buenos.
4 La lengua apacible es
árbol de vida;
Mas la perversidad de ella
es quebrantamiento de espíritu.
5 El necio menosprecia el
consejo de su padre;
Mas el que guarda la
corrección vendrá a ser prudente.
6 En la casa del justo hay
gran provisión;
Pero turbación en las
ganancias del impío.
7 La boca de los sabios
esparce sabiduría;
No así el corazón de los
necios.
8 El sacrificio de los
impíos es abominación a Jehová;
Mas la oración de los
rectos es su gozo.
9 Abominación es a Jehová
el camino del impío;
Mas él ama al que sigue
justicia.
10 La reconvención es
molesta al que deja el camino;
Y el que aborrece la
corrección morirá.
11 El Seol y el Abadón
están delante de Jehová;
¡Cuánto más los corazones
de los hombres!
12 El escarnecedor no ama
al que le reprende,
Ni se junta con los
sabios.
13 El corazón alegre
hermosea el rostro;
Mas por el dolor del
corazón el espíritu se abate.
14 El corazón entendido
busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios
se alimenta de necedades.
15 Todos los días del
afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento
tiene un banquete continuo.
16 Mejor es lo poco con el
temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde
hay turbación.
17 Mejor es la comida de
legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado
donde hay odio.
18 El hombre iracundo
promueve contiendas;
Mas el que tarda en
airarse apacigua la rencilla.
19 El camino del perezoso
es como seto de espinos;
Mas la vereda de los
rectos, como una calzada.
20 El hijo sabio alegra al
padre;
Mas el hombre necio
menosprecia a su madre.
21 La necedad es alegría
al falto de entendimiento;
Mas el hombre entendido
endereza sus pasos.
22 Los pensamientos son
frustrados donde no hay consejo;
Mas en la multitud de
consejeros se afirman.
23 El hombre se alegra con
la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo,
¡cuán buena es!
24 El camino de la vida es
hacia arriba al entendido,
Para apartarse del Seol
abajo.
25 Jehová asolará la casa
de los soberbios;
Pero afirmará la heredad
de la viuda.
26 Abominación son a
Jehová los pensamientos del malo;
Mas las expresiones de los
limpios son limpias.
27 Alborota su casa el
codicioso;
Mas el que aborrece el
soborno vivirá.
28 El corazón del justo
piensa para responder;
Mas la boca de los impíos
derrama malas cosas.
29 Jehová está lejos de
los impíos;
Pero él oye la oración de
los justos.
30 La luz de los ojos
alegra el corazón,
Y la buena nueva conforta
los huesos.
31 El oído que escucha las
amonestaciones de la vida,
Entre los sabios morará.
32 El que tiene en poco la
disciplina menosprecia su alma;
Mas el que escucha la
corrección tiene entendimiento.
33 El temor de Jehová es
enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la
humildad.
Proverbios sobre la vida y la conducta
PROVERBIOS 16
1 Del hombre son las
disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la
respuesta de la lengua.
2 Todos los caminos del
hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los
espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus
obras,
Y tus pensamientos serán
afirmados.
4 Todas las cosas ha hecho
Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día
malo.
5 Abominación es a Jehová
todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará
impune.
6 Con misericordia y
verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová
los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del
hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace
estar en paz con él.
8 Mejor es lo poco con
justicia
Que la muchedumbre de
frutos sin derecho.
9 El corazón del hombre
piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus
pasos.
10 Oráculo hay en los
labios del rey;
En juicio no prevaricará
su boca.
11 Peso y balanzas justas
son de Jehová;
Obra suya son todas las
pesas de la bolsa.
12 Abominación es a los
reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será
afirmado el trono.
13 Los labios justos son
el contentamiento de los reyes,
Y éstos aman al que habla
lo recto.
14 La ira del rey es
mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la
evitará.
15 En la alegría del
rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como
nube de lluvia tardía.
16 Mejor es adquirir
sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia
vale más que la plata.
17 El camino de los rectos
se aparta del mal;
Su vida guarda el que
guarda su camino.
18 Antes del
quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la
altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el
espíritu con los humildes
Que repartir despojos con
los soberbios.
20 El entendido en la
palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová
es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es
llamado prudente,
Y la dulzura de labios
aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el
entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los
necios es necedad.
23 El corazón del sabio
hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus
labios.
24 Panal de miel son los
dichos suaves;
Suavidad al alma y
medicina para los huesos.
25 Hay camino que parece
derecho al hombre,
Pero su fin es camino de
muerte.
26 El alma del que
trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le
estimula.
27 El hombre perverso cava
en busca del mal,
Y en sus labios hay como
llama de fuego.
28 El hombre perverso
levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los
mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea
a su prójimo,
Y le hace andar por camino
no bueno.
30 Cierra sus ojos para
pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa
el mal.
31 Corona de honra es la
vejez
Que se halla en el camino
de justicia.
32 Mejor es el que tarda
en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de
su espíritu, que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el
regazo;
Mas de Jehová es la
decisión de ella.
PROVERBIOS 17
1 Mejor es un bocado seco,
y en paz,
Que casa de contiendas
llena de provisiones.
2 El siervo prudente se
enseñoreará del hijo que deshonra,
Y con los hermanos
compartirá la herencia.
3 El crisol para la plata,
y la hornaza para el oro;
Pero Jehová prueba los
corazones.
4 El malo está atento al
labio inicuo;
Y el mentiroso escucha la
lengua detractora.
5 El que escarnece al
pobre afrenta a su Hacedor;
Y el que se alegra de la
calamidad no quedará sin castigo.
6 Corona de los viejos son
los nietos,
Y la honra de los hijos,
sus padres.
7 No conviene al necio la
altilocuencia;
¡Cuánto menos al príncipe
el labio mentiroso!
8 Piedra preciosa es el
soborno para el que lo practica;
Adondequiera que se
vuelve, halla prosperidad.
9 El que cubre la falta
busca amistad;
Mas el que la divulga,
aparta al amigo.
10 La reprensión aprovecha
al entendido,
Más que cien azotes al
necio.
11 El rebelde no busca
sino el mal,
Y mensajero cruel será
enviado contra él.
12 Mejor es encontrarse
con una osa a la cual han robado sus cachorros,
Que con un fatuo en su
necedad.
13 El que da mal por bien,
No se apartará el mal de
su casa.
14 El que comienza la
discordia es como quien suelta las aguas;
Deja, pues, la contienda,
antes que se enrede.
15 El que justifica al
impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente
abominación a Jehová.
16 ¿De qué sirve el precio
en la mano del necio para comprar sabiduría,
No teniendo entendimiento?
17 En todo tiempo ama el
amigo,
Y es como un hermano en
tiempo de angustia.
18 El hombre falto de
entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en
presencia de su amigo.
19 El que ama la disputa,
ama la transgresión;
Y el que abre demasiado la
puerta busca su ruina.
20 El perverso de corazón
nunca hallará el bien,
Y el que revuelve con su
lengua caerá en el mal.
21 El que engendra al
insensato, para su tristeza lo engendra;
Y el padre del necio no se
alegrará.
22 El corazón alegre
constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste
seca los huesos.
23 El impío toma soborno
del seno
Para pervertir las sendas
de la justicia.
24 En el rostro del
entendido aparece la sabiduría;
Mas los ojos del necio
vagan hasta el extremo de la tierra.
25 El hijo necio es
pesadumbre de su padre,
Y amargura a la que lo dio
a luz.
26 Ciertamente no es bueno
condenar al justo,
Ni herir a los nobles que
hacen lo recto.
27 El que ahorra sus
palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el
hombre entendido.
28 Aun el necio, cuando
calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios
es entendido.
PROVERBIOS 18
1 Su deseo busca el que se
desvía,
Y se entremete en todo
negocio.
2 No toma placer el necio
en la inteligencia,
Sino en que su corazón se
descubra.
3 Cuando viene el impío,
viene también el menosprecio,
Y con el deshonrador la
afrenta.
4 Aguas profundas son las
palabras de la boca del hombre;
Y arroyo que rebosa, la
fuente de la sabiduría.
5 Tener respeto a la
persona del impío,
Para pervertir el derecho
del justo, no es bueno.
6 Los labios del necio
traen contienda;
Y su boca los azotes
llama.
7 La boca del necio es
quebrantamiento para sí,
Y sus labios son lazos
para su alma.
8 Las palabras del
chismoso son como bocados suaves,
Y penetran hasta las
entrañas.
9 También el que es
negligente en su trabajo
Es hermano del hombre
disipador.
10 Torre fuerte es el
nombre de Jehová;
A él correrá el justo, y
será levantado.
11 Las riquezas del rico
son su ciudad fortificada,
Y como un muro alto en su
imaginación.
12 Antes del
quebrantamiento se eleva el corazón del hombre,
Y antes de la honra es el
abatimiento.
13 Al que responde palabra
antes de oír,
Le es fatuidad y oprobio.
14 El ánimo del hombre
soportará su enfermedad;
Mas ¿quién sorportará al
ánimo angustiado?
15 El corazón del
entendido adquiere sabiduría;
Y el oído de los sabios
busca la ciencia.
16 La dádiva del hombre le
ensancha el camino
Y le lleva delante de los
grandes.
17 Justo parece el primero
que aboga por su causa;
Pero viene su adversario,
y le descubre.
18 La suerte pone fin a
los pleitos,
Y decide entre los
poderosos.
19 El hermano ofendido es
más tenaz que una ciudad fuerte,
Y las contiendas de los
hermanos son como cerrojos de alcázar.
20 Del fruto de la boca
del hombre se llenará su vientre;
Se saciará del producto de
sus labios.
21 La muerte y la vida
están en poder de la lengua,
Y el que la ama comerá de
sus frutos.
22 El que halla esposa
halla el bien,
Y alcanza la benevolencia
de Jehová.
23 El pobre habla con
ruegos,
Mas el rico responde
durezas.
24 El hombre que tiene
amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que
un hermano.
PROVERBIOS 19
1 Mejor es el pobre que
camina en integridad,
Que el de perversos labios
y fatuo.
2 El alma sin ciencia no
es buena,
Y aquel que se apresura
con los pies, peca.
3 La insensatez del hombre
tuerce su camino,
Y luego contra Jehová se
irrita su corazón.
4 Las riquezas traen
muchos amigos;
Mas el pobre es apartado
de su amigo.
5 El testigo falso no
quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras no
escapará.
6 Muchos buscan el favor
del generoso,
Y cada uno es amigo del
hombre que da.
7 Todos los hermanos del
pobre le aborrecen;
¡Cuánto más sus amigos se
alejarán de él!
Buscará la palabra, y no
la hallará.
8 El que posee
entendimiento ama su alma;
El que guarda la
inteligencia hallará el bien.
9 El testigo falso no
quedará sin castigo,
Y el que habla mentiras
perecerá.
10 No conviene al necio el
deleite;
¡Cuánto menos al siervo
ser señor de los príncipes!
11 La cordura del hombre
detiene su furor,
Y su honra es pasar por
alto la ofensa.
12 Como rugido de cachorro
de león es la ira del rey,
Y su favor como el rocío
sobre la hierba.
13 Dolor es para su padre
el hijo necio,
Y gotera continua las
contiendas de la muJer.14 La casa y las riquezas son herencia de los padres;
Mas de Jehová la mujer
prudente.
15 La pereza hace caer en
profundo sueño,
Y el alma negligente
padecerá hambre.
16 El que guarda el
mandamiento guarda su alma;
Mas el que menosprecia sus
caminos morirá.
17 A Jehová presta el que
da al pobre,
Y el bien que ha hecho, se
lo volverá a pagar.
18 Castiga a tu hijo en
tanto que hay esperanza;
Mas no se apresure tu alma
para destruirlo.
19 El de grande ira
llevará la pena;
Y si usa de violencias,
añadirá nuevos males.
20 Escucha el consejo, y
recibe la corrección,
Para que seas sabio en tu
vejez.
21 Muchos pensamientos hay
en el corazón del hombre;
Mas el consejo de Jehová
permanecerá.
22 Contentamiento es a los
hombres hacer misericordia;
Pero mejor es el pobre que
el mentiroso.
23 El temor de Jehová es
para vida,
Y con él vivirá lleno de
reposo el hombre;
No será visitado de mal.
24 El perezoso mete su
mano en el plato,
Y ni aun a su boca la
llevará.
25 Hiere al escarnecedor,
y el simple se hará avisado;
Y corrigiendo al
entendido, entenderá ciencia.
26 El que roba a su padre
y ahuyenta a su madre,
Es hijo que causa
vergüenza y acarrea oprobio.
27 Cesa, hijo mío, de oír
las enseñanzas
Que te hacen divagar de
las razones de sabiduría.
28 El testigo perverso se
burlará del juicio,
Y la boca de los impíos
encubrirá la iniquidad.
29 Preparados están
juicios para los escarnecedores,
Y azotes para las espaldas
de los necios.
PROVERBIOS 20
1 El vino es escarnecedor,
la sidra alborotadora,
Y cualquiera que por ellos
yerra no es sabio.
2 Como rugido de cachorro
de león es el terror del rey;
El que lo enfurece peca
contra sí mismo.
3 Honra es del hombre
dejar la contienda;
Mas todo insensato se
envolverá en ella.
4 El perezoso no ara a
causa del invierno;
Pedirá, pues, en la siega,
y no hallará.
5 Como aguas profundas es
el consejo en el corazón del hombre;
Mas el hombre entendido lo
alcanzará.
6 Muchos hombres proclaman
cada uno su propia bondad,
Pero hombre de verdad,
¿quién lo hallará?
7 Camina en su integridad
el justo;
Sus hijos son dichosos
después de él.
8 El rey que se sienta en
el trono de juicio,
Con su mirar disipa todo
mal.
9 ¿Quién podrá decir:
Yo he limpiado mi
corazón,
Limpio estoy de mi pecado?
10 Pesa falsa y medida
falsa,
Ambas cosas son
abominación a Jehová.
11 Aun el muchacho es
conocido por sus hechos,
Si su conducta fuere
limpia y recta.
12 El oído que oye, y el
ojo que ve,
Ambas cosas igualmente ha
hecho Jehová.
13 No ames el sueño, para
que no te empobrezcas;
Abre tus ojos, y te
saciarás de pan.
14 El que compra dice:
Malo es, malo es;
Mas cuando se aparta, se
alaba.
15 Hay oro y multitud de
piedras preciosas;
Mas los labios prudentes
son joya preciosa.
16 Quítale su ropa al que
salió por fiador del extraño,
Y toma prenda del que sale
fiador por los extraños.
17 Sabroso es al hombre el
pan de mentira;
Pero después su boca será
llena de cascajo.
18 Los pensamientos con el
consejo se ordenan;
Y con dirección sabia se
hace la guerra.
19 El que anda en chismes
descubre el secreto;
No te entremetas, pues,
con el suelto de lengua.
20 Al que maldice a su
padre o a su madre,
Se le apagará su lámpara
en oscuridad tenebrosa.
21 Los bienes que se
adquieren de prisa al principio,
No serán al final
bendecidos.
22 No digas:
Yo me vengaré;
Espera a Jehová, y él te
salvará.
23 Abominación son a
Jehová las pesas falsas,
Y la balanza falsa no es
buena.
24 De Jehová son los pasos
del hombre;
¿Cómo, pues, entenderá el
hombre su camino?
25 Lazo es al hombre hacer
apresuradamente voto de consagración,
Y después de hacerlo,
reflexionar.
26 El rey sabio avienta a
los impíos,
Y sobre ellos hace rodar
la rueda.
27 Lámpara de Jehová es el
espíritu del hombre,
La cual escudriña lo más
profundo del corazón.
28 Misericordia y verdad
guardan al rey,
Y con clemencia se
sustenta su trono.
29 La gloria de los
jóvenes es su fuerza,
Y la hermosura de los
ancianos es su vejez.
30 Los azotes que hieren
son medicina para el malo,
Y el castigo purifica el
corazón.
PROVERBIOS 21
1 Como los repartimientos
de las aguas,
Así está el corazón del
rey en la mano de Jehová;
A todo lo que quiere lo
inclina.
2 Todo camino del hombre
es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los
corazones.
3 Hacer justicia y juicio
es a Jehová
Más agradable que
sacrificio.
4 Altivez de ojos, y
orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos,
son pecado.
5 Los pensamientos del
diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se
apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
6 Amontonar tesoros con
lengua mentirosa
Es aliento fugaz de
aquellos que buscan la muerte.
7 La rapiña de los impíos
los destruirá,
Por cuanto no quisieron
hacer juicio.
8 El camino del hombre
perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio
son rectos.
9 Mejor es vivir en un
rincón del terrado
Que con mujer rencillosa
en casa espaciosa.
10 El alma del impío desea
el mal;
Su prójimo no halla favor
en sus ojos.
11 Cuando el escarnecedor
es castigado, el simple se hace sabio;
Y cuando se le amonesta al
sabio, aprende ciencia.
12 Considera el justo la
casa del impío,
Cómo los impíos son
trastornados por el mal.
13 El que cierra su oído
al clamor del pobre,
También él clamará, y no
será oído.
14 La dádiva en secreto
calma el furor,
Y el don en el seno, la
fuerte ira.
15 Alegría es para el
justo el hacer juicio;
Mas destrucción a los que
hacen iniquidad.
16 El hombre que se aparta
del camino de la sabiduría
Vendrá a parar en la
compañía de los muertos.
17 Hombre necesitado será
el que ama el deleite,
Y el que ama el vino y los
ungüentos no se enriquecerá.
18 Rescate del justo es el
impío,
Y por los rectos, el
prevaricador.
19 Mejor es morar en
tierra desierta
Que con la mujer
rencillosa e iracunda.
20 Tesoro precioso y
aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato
todo lo disipa.
21 El que sigue la
justicia y la misericordia
Hallará la vida, la
justicia y la honra.
22 Tomó el sabio la ciudad
de los fuertes,
Y derribó la fuerza en que
ella confiaba.
23 El que guarda su boca y
su lengua,
Su alma guarda de
angustias.
24 Escarnecedor es el
nombre del soberbio y presuntuoso
Que obra en la insolencia
de su presunción.
25 El deseo del perezoso
le mata,
Porque sus manos no
quieren trabajar.
26 Hay quien todo el día
codicia;
Pero el justo da, y no
detiene su mano.
27 El sacrificio de los
impíos es abominación;
¡Cuánto más ofreciéndolo
con maldad!
28 El testigo mentiroso
perecerá;
Mas el hombre que oye,
permanecerá en su dicho.
29 El hombre impío
endurece su rostro;
Mas el recto ordena sus
caminos.
30 No hay sabiduría, ni
inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
31 El caballo se alista
para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la
victoria.
PROVERBIOS 22
1 De más estima es el buen
nombre que las muchas riquezas,
Y la buena fama más que la
plata y el oro.
2 El rico y el pobre se
encuentran;
A ambos los hizo Jehová.
3 El avisado ve el mal y
se esconde;
Mas los simples pasan y
reciben el daño.
4 Riquezas, honra y vida
Son la remuneración de la
humildad y del temor de Jehová.
5 Espinos y lazos hay en
el camino del perverso;
El que guarda su alma se
alejará de ellos.
6 Instruye al niño en su
camino,
Y aun cuando fuere viejo
no se apartará de él.
7 El rico se enseñorea de
los pobres,
Y el que toma prestado es
siervo del que presta.
8 El que sembrare
iniquidad, iniquidad segará,
Y la vara de su insolencia
se quebrará.
9 El ojo misericordioso
será bendito,
Porque dio de su pan al
indigente.
10 Echa fuera al
escarnecedor, y saldrá la contienda,
Y cesará el pleito y la
afrenta.
11 El que ama la limpieza
de corazón,
Por la gracia de sus
labios tendrá la amistad del rey.
12 Los ojos de Jehová
velan por la ciencia;
Mas él trastorna las cosas
de los prevaricadores.
13 Dice el perezoso:
El león está fuera;
Seré muerto en la calle.
14 Fosa profunda es la
boca de la mujer extraña;
Aquel contra el cual
Jehová estuviere airado caerá en ella.
15 La necedad está ligada
en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la
corrección la alejará de él.
16 El que oprime al pobre
para aumentar sus ganancias,
O que da al rico,
ciertamente se empobrecerá.
Preceptos y amonestaciones
17 Inclina tu oído y oye
las palabras de los sabios,
Y aplica tu corazón a mi
sabiduría;
18 Porque es cosa
deliciosa, si las guardares dentro de ti;
Si juntamente se afirmaren
sobre tus labios.
19 Para que tu confianza
sea en Jehová,
Te las he hecho saber hoy
a ti también.
20 ¿No te he escrito tres
veces
En consejos y en ciencia,
21 Para hacerte saber la
certidumbre de las palabras de verdad,
A fin de que vuelvas a
llevar palabras de verdad a los que te enviaron?
22 No robes al pobre,
porque es pobre,
Ni quebrantes en la puerta
al afligido;
23 Porque Jehová juzgará
la causa de ellos,
Y despojará el alma de
aquellos que los despojaren.
24 No te entremetas con el
iracundo,
Ni te acompañes con el
hombre de enojos,
25 No sea que aprendas sus
maneras,
Y tomes lazo para tu alma.
26 No seas de aquellos que
se comprometen,
Ni de los que salen por
fiadores de deudas.
27 Si no tuvieres para
pagar,
¿Por qué han de quitar tu
cama de debajo de ti?
28 No traspases los
linderos antiguos
Que pusieron tus padres.
29 ¿Has visto hombre
solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;
No estará delante de los
de baja condición.
PROVERBIOS 23
1 Cuando te sientes a
comer con algún señor,
Considera bien lo que está
delante de ti,
2 Y pon cuchillo a tu
garganta,
Si tienes gran apetito.
3 No codicies sus manjares
delicados,
Porque es pan engañoso.
4 No te afanes por hacerte
rico;
Sé prudente, y desiste.
5 ¿Has de poner tus ojos
en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas
Como alas de águila, y
volarán al cielo.
6 No comas pan con el
avaro,
Ni codicies sus manjares;
7 Porque cual es su
pensamiento en su corazón, tal es él.
Come y bebe, te dirá;
Mas su corazón no está
contigo.
8 Vomitarás la parte que
comiste,
Y perderás tus suaves
palabras.
9 No hables a oídos del
necio,
Porque menospreciará la
prudencia de tus razones.
10 No traspases el lindero
antiguo,
Ni entres en la heredad de
los huérfanos;
11 Porque el defensor de
ellos es el Fuerte,
El cual juzgará la causa
de ellos contra ti.
12 Aplica tu corazón a la
enseñanza,
Y tus oídos a las palabras
de sabiduría.
13 No rehúses corregir al
muchacho;
Porque si lo castigas con
vara, no morirá.
14 Lo castigarás con vara,
Y librarás su alma del
Seol.
15 Hijo mío, si tu corazón
fuere sabio,
También a mí se me
alegrará el corazón;
16 Mis entrañas también se
alegrarán
Cuando tus labios hablaren
cosas rectas.
17 No tenga tu corazón
envidia de los pecadores,
Antes persevera en el
temor de Jehová todo el tiempo;
18 Porque ciertamente hay
fin,
Y tu esperanza no será
cortada.
19 Oye, hijo mío, y sé
sabio,
Y endereza tu corazón al
camino.
20 No estés con los
bebedores de vino,
Ni con los comedores de
carne;
21 Porque el bebedor y el
comilón empobrecerán,
Y el sueño hará vestir
vestidos rotos.
22 Oye a tu padre, a aquel
que te engendró;
Y cuando tu madre
envejeciere, no la menosprecies.
23 Compra la verdad, y no
la vendas;
La sabiduría, la enseñanza
y la inteligencia.
24 Mucho se alegrará el
padre del justo,
Y el que engendra sabio se
gozará con él.
25 Alégrense tu padre y tu
madre,
Y gócese la que te dio a
luz.
26 Dame, hijo mío, tu
corazón,
Y miren tus ojos por mis
caminos.
27 Porque abismo profundo
es la ramera,
Y pozo angosto la extraña.
28 También ella, como
robador, acecha,
Y multiplica entre los
hombres los prevaricadores.
29 ¿Para quién será el ay?
¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas?
¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado
de los ojos?
30 Para los que se
detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando
la mistura.
31 No mires al vino cuando
rojea,
Cuando resplandece su
color en la copa.
Se entra suavemente;
32 Mas al fin como
serpiente morderá,
Y como áspid dará dolor.
33 Tus ojos mirarán cosas
extrañas,
Y tu corazón hablará
perversidades.
34 Serás como el que yace
en medio del mar,
O como el que está en la
punta de un mastelero.
35 Y dirás:
Me hirieron, mas no me
dolió;
Me azotaron, mas no lo
sentí;
Cuando despertare, aún lo
volveré a buscar.
PROVERBIOS 24
1 No tengas envidia de los
hombres malos,
Ni desees estar con ellos;
2 Porque su corazón piensa
en robar,
E iniquidad hablan sus
labios.
3 Con sabiduría se
edificará la casa,
Y con prudencia se
afirmará;
4 Y con ciencia se
llenarán las cámaras
De todo bien preciado y
agradable.
5 El hombre sabio es
fuerte,
Y de pujante vigor el
hombre docto.
6 Porque con ingenio harás
la guerra,
Y en la multitud de
consejeros está la victoria.
7 Alta está para el
insensato la sabiduría;
En la puerta no abrirá él
su boca.
8 Al que piensa hacer el
mal,
Le llamarán hombre de
malos pensamientos.
9 El pensamiento del necio
es pecado,
Y abominación a los
hombres el escarnecedor.
10 Si fueres flojo en el
día de trabajo,
Tu fuerza será reducida.
11 Libra a los que son
llevados a la muerte;
Salva a los que están en
peligro de muerte.
12 Porque si dijeres:
Ciertamente no lo
supimos,
¿Acaso no lo entenderá el
que pesa los corazones?
El que mira por tu alma,
él lo conocerá,
Y dará al hombre según sus
obras.
13 Come, hijo mío, de la
miel, porque es buena,
Y el panal es dulce a tu
paladar.
14 Así será a tu alma el
conocimiento de la sabiduría;
Si la hallares tendrás
recompensa,
Y al fin tu esperanza no
será cortada.
15 Oh impío, no aceches la
tienda del justo,
No saquees su cámara;
16 Porque siete veces cae
el justo, y vuelve a levantarse;
Mas los impíos caerán en
el mal.
17 Cuando cayere tu
enemigo, no te regocijes,
Y cuando tropezare, no se
alegre tu corazón;
18 No sea que Jehová lo
mire, y le desagrade,
Y aparte de sobre él su
enojo.
19 No te entremetas con
los malignos,
Ni tengas envidia de los
impíos;
20 Porque para el malo no
habrá buen fin,
Y la lámpara de los impíos
será apagada.
21 Teme a Jehová, hijo
mío, y al rey;
No te entremetas con los
veleidosos;
22 Porque su
quebrantamiento vendrá de repente;
Y el quebrantamiento de
ambos,
¿quién lo comprende?
23 También estos son
dichos de los sabios:
Hacer acepción de personas
en el juicio no es bueno.
24 El que dijere al malo:
Justo eres,
Los pueblos lo maldecirán,
y le detestarán las naciones;
25 Mas los que lo
reprendieren tendrán felicidad,
Y sobre ellos vendrá gran
bendición.
26 Besados serán los
labios
Del que responde palabras
rectas.
27 Prepara tus labores
fuera,
Y disponlas en tus campos,
Y después edificarás tu
casa.
28 No seas sin causa
testigo contra tu prójimo,
Y no lisonjees con tus
labios.
29 No digas:
Como me hizo, así le
haré;
Daré el pago al hombre
según su obra.
30 Pasé junto al campo del
hombre perezoso,
Y junto a la viña del
hombre falto de entendimiento;
31 Y he aquí que por toda
ella habían crecido los espinos,
Ortigas habían ya cubierto
su faz,
Y su cerca de piedra
estaba ya destruida.
32 Miré, y lo puse en mi
corazón;
Lo vi, y tomé consejo.
33 Un poco de sueño,
cabeceando otro poco,
Poniendo mano sobre mano
otro poco para dormir;
34 Así vendrá como
caminante tu necesidad,
Y tu pobreza como hombre
armado.
Comparaciones y lecciones morales
PROVERBIOS 25
1
También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de
Ezequías, rey de Judá:
2 Gloria de Dios es
encubrir un asunto;
Pero honra del rey es
escudriñarlo.
3 Para la altura de los
cielos, y para la profundidad de la tierra,
Y para el corazón de los
reyes, no hay investigación.
4 Quita las escorias de la
plata,
Y saldrá alhaja al
fundidor.
5 Aparta al impío de la
presencia del rey,
Y su trono se afirmará en
justicia.
6 No te alabes delante del
rey,
Ni estés en el lugar de
los grandes;
7 Porque mejor es que se
te diga:
Sube acá,
Y no que seas humillado
delante del príncipe
A quien han mirado tus
ojos.
8 No entres
apresuradamente en pleito,
No sea que no sepas qué
hacer al fin,
Después que tu prójimo te
haya avergonzado.
9 Trata tu causa con tu
compañero,
Y no descubras el secreto
a otro,
10 No sea que te deshonre
el que lo oyere,
Y tu infamia no pueda
repararse.
11 Manzana de oro con
figuras de plata
Es la palabra dicha como
conviene.
12 Como zarcillo de oro y
joyel de oro fino
Es el que reprende al
sabio que tiene oído dócil.
13 Como frío de nieve en
tiempo de la siega,
Así es el mensajero fiel a
los que lo envían,
Pues al alma de su señor
da refrigerio.
14 Como nubes y vientos
sin lluvia,
Así es el hombre que se
jacta de falsa liberalidad.
15 Con larga paciencia se
aplaca el príncipe,
Y la lengua blanda
quebranta los huesos.
16 ¿Hallaste miel? Come lo
que te basta,
No sea que hastiado de
ella la vomites.
17 Detén tu pie de la casa
de tu vecino,
No sea que hastiado de ti
te aborrezca.
18 Martillo y cuchillo y
saeta aguda
Es el hombre que habla
contra su prójimo falso testimonio.
19 Como diente roto y pie
descoyuntado
Es la confianza en el
prevaricador en tiempo de angustia.
20 El que canta canciones
al corazón afligido
Es como el que quita la
ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre.
21 Si el que te aborrece
tuviere hambre, dale de comer pan,
Y si tuviere sed, dale de
beber agua;
22 Porque ascuas
amontonarás sobre su cabeza,
Y Jehová te lo pagará.
23 El viento del norte
ahuyenta la lluvia,
Y el rostro airado la
lengua detractora.
24 Mejor es estar en un
rincón del terrado,
Que con mujer rencillosa
en casa espaciosa.
25 Como el agua fría al
alma sedienta,
Así son las buenas nuevas
de lejanas tierras.
26 Como fuente turbia y
manantial corrompido,
Es el justo que cae
delante del impío.
27 Comer mucha miel no es
bueno,
Ni el buscar la propia
gloria es gloria.
28 Como ciudad derribada y
sin muro
Es el hombre cuyo espíritu
no tiene rienda.
PROVERBIOS 26
1 Como no conviene la
nieve en el verano, ni la lluvia en la siega,
Así no conviene al necio
la honra.
2 Como el gorrión en su
vagar, y como la golondrina en su vuelo,
Así la maldición nunca
vendrá sin causa.
3 El látigo para el
caballo, el cabestro para el asno,
Y la vara para la espalda
del necio.
4 Nunca respondas al necio
de acuerdo con su necedad,
Para que no seas tú
también como él.
5 Responde al necio como
merece su necedad,
Para que no se estime
sabio en su propia opinión.
6 Como el que se corta los
pies y bebe su daño,
Así es el que envía recado
por mano de un necio.
7 Las piernas del cojo
penden inútiles;
Así es el proverbio en la
boca del necio.
8 Como quien liga la
piedra en la honda,
Así hace el que da honra
al necio.
9 Espinas hincadas en mano
del embriagado,
Tal es el proverbio en la
boca de los necios.
10 Como arquero que a
todos hiere,
Es el que toma a sueldo
insensatos y vagabundos.
11 Como perro que vuelve a
su vómito,
Así es el necio que repite
su necedad.
12 ¿Has visto hombre sabio
en su propia opinión?
Más esperanza hay del
necio que de él.
13 Dice el perezoso:
El león está en el
camino;
El león está en las
calles.
14 Como la puerta gira
sobre sus quicios,
Así el perezoso se vuelve
en su cama.
15 Mete el perezoso su
mano en el plato;
Se cansa de llevarla a su
boca.
16 En su propia opinión el
perezoso es más sabio
Que siete que sepan
aconsejar.
17 El que pasando se deja
llevar de la ira en pleito ajeno
Es como el que toma al
perro por las orejas.
18 Como el que enloquece,
y echa llamas
Y saetas y muerte,
19 Tal es el hombre que
engaña a su amigo,
Y dice:
Ciertamente lo hice por
broma.
20 Sin leña se apaga el
fuego,
Y donde no hay chismoso,
cesa la contienda.
21 El carbón para brasas,
y la leña para el fuego;
Y el hombre rencilloso
para encender contienda.
22 Las palabras del
chismoso son como bocados suaves,
Y penetran hasta las
entrañas.
23 Como escoria de plata
echada sobre el tiesto
Son los labios lisonjeros
y el corazón malo.
24 El que odia disimula
con sus labios;
Mas en su interior maquina
engaño.
25 Cuando hablare
amigablemente, no le creas;
Porque siete abominaciones
hay en su corazón.
26 Aunque su odio se cubra
con disimulo,
Su maldad será descubierta
en la congregación.
27 El que cava foso caerá
en él;
Y al que revuelve la
piedra, sobre él le volverá.
28 La lengua falsa
atormenta al que ha lastimado,
Y la boca lisonjera hace
resbalar.
PROVERBIOS 27
1 No te jactes del día de
mañana;
Porque no sabes qué dará
de sí el día.
2 Alábete el extraño, y no
tu propia boca;
El ajeno, y no los labios
tuyos.
3 Pesada es la piedra, y
la arena pesa;
Mas la ira del necio es
más pesada que ambas.
4 Cruel es la ira, e
impetuoso el furor;
Mas ¿quién podrá
sostenerse delante de la envidia?
5 Mejor es reprensión
manifiesta
Que amor oculto.
6 Fieles son las heridas
del que ama;
Pero importunos los besos
del que aborrece.
7 El hombre saciado
desprecia el panal de miel;
Pero al hambriento todo lo
amargo es dulce.
8 Cual ave que se va de su
nido,
Tal es el hombre que se va
de su lugar.
9 El ungüento y el perfume
alegran el corazón,
Y el cordial consejo del
amigo, al hombre.
10 No dejes a tu amigo, ni
al amigo de tu padre;
Ni vayas a la casa de tu
hermano en el día de tu aflicción.
Mejor es el vecino cerca
que el hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y
alegra mi corazón,
Y tendré qué responder al
que me agravie.
12 El avisado ve el mal y
se esconde;
Mas los simples pasan y
llevan el daño.
13 Quítale su ropa al que
salió fiador por el extraño;
Y al que fía a la extraña,
tómale prenda.
14 El que bendice a su
amigo en alta voz, madrugando de mañana,
Por maldición se le
contará.
15 Gotera continua en
tiempo de lluvia
Y la mujer rencillosa, son
semejantes;
16 Pretender contenerla es
como refrenar el viento,
O sujetar el aceite en la
mano derecha.
17 Hierro con hierro se
aguza;
Y así el hombre aguza el
rostro de su amigo.
18 Quien cuida la higuera
comerá su fruto,
Y el que mira por los
intereses de su señor, tendrá honra.
19 Como en el agua el
rostro corresponde al rostro,
Así el corazón del hombre
al del hombre.
20 El Seol y el Abadón
nunca se sacian;
Así los ojos del hombre
nunca están satisfechos.
21 El crisol prueba la
plata, y la hornaza el oro,
Y al hombre la boca del
que lo alaba.
22 Aunque majes al necio
en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón,
No se apartará de él su
necedad.
23 Sé diligente en conocer
el estado de tus ovejas,
Y mira con cuidado por tus
rebaños;
24 Porque las riquezas no
duran para siempre;
¿Y será la corona para
perpetuas generaciones?
25 Saldrá la grama,
aparecerá la hierba,
Y se segarán las hierbas
de los montes.
26 Los corderos son para
tus vestidos,
Y los cabritos para el
precio del campo;
27 Y abundancia de leche
de las cabras para tu mantenimiento, para mantenimiento de tu casa,
Y para sustento de tus
criadas.
Proverbios antitéticos
PROVERBIOS 28
1 Huye el impío sin que
nadie lo persiga;
Mas el justo está confiado
como un león.
2 Por la rebelión de la
tierra sus príncipes son muchos;
Mas por el hombre
entendido y sabio permanece estable.
3 El hombre pobre y
robador de los pobres
Es como lluvia torrencial
que deja sin pan.
4 Los que dejan la ley
alaban a los impíos;
Mas los que la guardan
contenderán con ellos.
5 Los hombres malos no
entienden el juicio;
Mas los que buscan a
Jehová entienden todas las cosas.
6 Mejor es el pobre que
camina en su integridad,
Que el de perversos
caminos y rico.
7 El que guarda la ley es
hijo prudente;
Mas el que es compañero de
glotones avergüenza a su padre.
8 El que aumenta sus
riquezas con usura y crecido interés,
Para aquel que se
compadece de los pobres las aumenta.
9 El que aparta su oído
para no oír la ley,
Su oración también es
abominable.
10 El que hace errar a los
rectos por el mal camino,
El caerá en su misma fosa;
Mas los perfectos
heredarán el bien.
11 El hombre rico es sabio
en su propia opinión;
Mas el pobre entendido lo
escudriña.
12 Cuando los justos se
alegran, grande es la gloria;
Mas cuando se levantan los
impíos, tienen que esconderse los hombres.
13 El que encubre sus
pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y
se aparta alcanzará misericordia.
14 Bienaventurado el
hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su
corazón caerá en el mal.
15 León rugiente y oso
hambriento
Es el príncipe impío sobre
el pueblo pobre.
16 El príncipe falto de
entendimiento multiplicará la extorsión;
Mas el que aborrece la
avaricia prolongará sus días.
17 El hombre cargado de la
sangre de alguno
Huirá hasta el sepulcro, y
nadie le detendrá.
18 El que en integridad
camina será salvo;
Mas el de perversos
caminos caerá en alguno.
19 El que labra su tierra
se saciará de pan;
Mas el que sigue a los
ociosos se llenará de pobreza.
20 El hombre de verdad
tendrá muchas bendiciones;
Mas el que se apresura a
enriquecerse no será sin culpa.
21 Hacer acepción de
personas no es bueno;
Hasta por un bocado de pan
prevaricará el hombre.
22 Se apresura a ser rico
el avaro,
Y no sabe que le ha de
venir pobreza.
23 El que reprende al
hombre, hallará después mayor gracia
Que el que lisonjea con la
lengua.
24 El que roba a su padre
o a su madre, y dice que no es maldad,
Compañero es del hombre
destruidor.
25 El altivo de ánimo
suscita contiendas;
Mas el que confía en
Jehová prosperará.
26 El que confía en su
propio corazón es necio;
Mas el que camina en
sabiduría será librado.
27 El que da al pobre no
tendrá pobreza;
Mas el que aparta sus ojos
tendrá muchas maldiciones.
28 Cuando los impíos son
levantados se esconde el hombre;
Mas cuando perecen, los
justos se multiplican.
PROVERBIOS 29
1 El hombre que reprendido
endurece la cerviz,
De repente será
quebrantado, y no habrá para él medicina.
2 Cuando los justos
dominan, el pueblo se alegra;
Mas cuando domina el
impío, el pueblo gime.
3 El hombre que ama la
sabiduría alegra a su padre;
Mas el que frecuenta
rameras perderá los bienes.
4 El rey con el juicio
afirma la tierra;
Mas el que exige presentes
la destruye.
5 El hombre que lisonjea a
su prójimo,
Red tiende delante de sus
pasos.
6 En la transgresión del
hombre malo hay lazo;
Mas el justo cantará y se
alegrará.
7 Conoce el justo la causa
de los pobres;
Mas el impío no entiende
sabiduría.
8 Los hombres
escarnecedores ponen la ciudad en llamas;
Mas los sabios apartan la
ira.
9 Si el hombre sabio
contendiere con el necio,
Que se enoje o que se ría,
no tendrá reposo.
10 Los hombres
sanguinarios aborrecen al perfecto,
Mas los rectos buscan su
contentamiento.
11 El necio da rienda
suelta a toda su ira,
Mas el sabio al fin la
sosiega.
12 Si un gobernante
atiende la palabra mentirosa,
Todos sus servidores serán
impíos.
13 El pobre y el usurero
se encuentran;
Jehová alumbra los ojos de
ambos.
14 Del rey que juzga con
verdad a los pobres,
El trono será firme para
siempre.
15 La vara y la corrección
dan sabiduría;
Mas el muchacho consentido
avergonzará a su madre.
16 Cuando los impíos son
muchos, mucha es la transgresión;
Mas los justos verán la
ruina de ellos.
17 Corrige a tu hijo, y te
dará descanso,
Y dará alegría a tu alma.
18 Sin profecía el pueblo
se desenfrena;
Mas el que guarda la ley
es bienaventurado.
19 El siervo no se corrige
con palabras;
Porque entiende, mas no
hace caso.
20 ¿Has visto hombre
ligero en sus palabras?
Más esperanza hay del
necio que de él.
21 El siervo mimado desde
la niñez por su amo,
A la postre será su
heredero.
22 El hombre iracundo
levanta contiendas,
Y el furioso muchas veces
peca.
23 La soberbia del hombre
le abate;
Pero al humilde de
espíritu sustenta la honra.
24 El cómplice del ladrón
aborrece su propia alma;
Pues oye la imprecación y
no dice nada.
25 El temor del hombre
pondrá lazo;
Mas el que confía en
Jehová será exaltado.
26 Muchos buscan el favor
del príncipe;
Mas de Jehová viene el
juicio de cada uno.
27 Abominación es a los
justos el hombre inicuo;
Y abominación es al impío
el de caminos rectos.
Las
palabras de Agur
PROVERBIOS 30
1 Palabras de Agur, hijo
de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
2 Ciertamente más rudo soy
yo que ninguno,
Ni tengo entendimiento de
hombre.
3 Yo ni aprendí sabiduría,
Ni conozco la ciencia del
Santo.
4 ¿Quién subió al cielo, y
descendió?
¿Quién encerró los vientos
en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un
paño?
¿Quién afirmó todos los
términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el
nombre de su hijo, si sabes?
5 Toda palabra de Dios es
limpia;
El es escudo a los que en
él esperan.
6 No añadas a sus
palabras, para que no te reprenda,
Y seas hallado mentiroso.
7 Dos cosas te he
demandado;
No me las niegues antes
que muera:
8 Vanidad y palabra
mentirosa aparta de mí;
No me des pobreza ni
riquezas;
Manténme del pan
necesario;
9 No sea que me sacie, y
te niegue, y diga:
¿Quién es Jehová?
O que siendo pobre, hurte,
Y blasfeme el nombre de mi
Dios.
10 No acuses al siervo
ante su señor,
No sea que te maldiga, y
lleves el castigo.
11 Hay generación que
maldice a su padre
Y a su madre no bendice.
12 Hay generación limpia
en su propia opinión,
Si bien no se ha limpiado
de su inmundicia.
13 Hay generación cuyos
ojos son altivos
Y cuyos párpados están
levantados en alto.
14 Hay generación cuyos
dientes son espadas, y sus muelas cuchillos,
Para devorar a los pobres
de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.
15 La sanguijuela tiene
dos hijas que dicen:
¡Dame! ¡dame!
Tres cosas hay que nunca
se sacian;
Aun la cuarta nunca dice:
¡Basta!
16 El Seol, la matriz
estéril,
La tierra que no se sacia
de aguas,
Y el fuego que jamás dice:
¡Basta!
17 El ojo que escarnece a
su padre
Y menosprecia la enseñanza
de la madre,
Los cuervos de la cañada
lo saquen,
Y lo devoren los hijos del
águila.
18 Tres cosas me son
ocultas;
Aun tampoco sé la cuarta:
19 El rastro del águila en
el aire;
El rastro de la culebra
sobre la peña;
El rastro de la nave en
medio del mar;
Y el rastro del hombre en
la doncella.
20 El proceder de la mujer
adúltera es así:
Come, y limpia su boca
Y dice:
No he hecho maldad.
21 Por tres cosas se
alborota la tierra,
Y la cuarta ella no puede
sufrir:
22 Por el siervo cuando
reina;
Por el necio cuando se
sacia de pan;
23 Por la mujer odiada
cuando se casa;
Y por la sierva cuando
hereda a su señora.
24 Cuatro cosas son de las
más pequeñas de la tierra,
Y las mismas son más
sabias que los sabios:
25 Las hormigas, pueblo no
fuerte,
Y en el verano preparan su
comida;
26 Los conejos, pueblo
nada esforzado,
Y ponen su casa en la
piedra;
27 Las langostas, que no
tienen rey,
Y salen todas por
cuadrillas;
28 La araña que atrapas
con la mano,
Y está en palacios de rey.
29 Tres cosas hay de
hermoso andar,
Y la cuarta pasea muy
bien:
30 El león, fuerte entre
todos los animales,
Que no vuelve atrás por
nada;
31 El ceñido de lomos;
asimismo el macho cabrío;
Y el rey, a quien nadie
resiste.
32 Si neciamente has
procurado enaltecerte,
O si has pensado hacer
mal,
Pon el dedo sobre tu boca.
33 Ciertamente el que bate
la leche sacará mantequilla,
Y el que recio se suena
las narices sacará sangre;
Y el que provoca la ira
causará contienda.
Exhortación a un rey
PROVERBIOS 31
1 Palabras del rey Lemuel;
la profecía con que le enseñó su madre.
2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué,
hijo de mi vientre?
¿Y qué, hijo de mis
deseos?
3 No des a las mujeres tu
fuerza,
Ni tus caminos a lo que
destruye a los reyes.
4 No es de los reyes, oh
Lemuel, no es de los reyes beber vino,
Ni de los príncipes la
sidra;
5 No sea que bebiendo
olviden la ley,
Y perviertan el derecho de
todos los afligidos.
6 Dad la sidra al
desfallecido,
Y el vino a los de
amargado ánimo.
7 Beban, y olvídense de su
necesidad,
Y de su miseria no se
acuerden más.
8 Abre tu boca por el mudo
En el juicio de todos los
desvalidos.
9 Abre tu boca, juzga con
justicia,
Y defiende la causa del
pobre y del menesteroso.
Elogio
de la mujer virtuosa
10 Mujer virtuosa, ¿quién
la hallará?
Porque su estima sobrepasa
largamente a la de las piedras preciosas.
11 El corazón de su marido
está en ella confiado,
Y no carecerá de
ganancias.
12 Le da ella bien y no
mal
Todos los días de su vida.
13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con
sus manos.
14 Es como nave de
mercader;
Trae su pan de lejos.
15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
16 Considera la heredad, y
la compra,
Y planta viña del fruto de
sus manos.
17 Ciñe de fuerza sus
lomos,
Y esfuerza sus brazos.
18 Ve que van bien sus
negocios;
Su lámpara no se apaga de
noche.
19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
20 Alarga su mano al
pobre,
Y extiende sus manos al
menesteroso.
21 No tiene temor de la
nieve por su familia,
Porque toda su familia
está vestida de ropas dobles.
22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es
su vestido.
23 Su marido es conocido
en las puertas,
Cuando se sienta con los
ancianos de la tierra.
24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
25 Fuerza y honor son su
vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
26 Abre su boca con
sabiduría,
Y la ley de clemencia está
en su lengua.
27 Considera los caminos
de su casa,
Y no come el pan de balde.
28 Se levantan sus hijos y
la llaman bienaventurada;
Y su marido también la
alaba:
29 Muchas mujeres hicieron
el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
30 Engañosa es la gracia,
y vana la hermosura;
La mujer que teme a
Jehová, ésa será alabada.
31 Dadle del fruto de sus
manos,
Y alábenla en las puertas
sus hechos.
ECLESTIASTÉS
O EL
PREDICADOR
Todo es
vanidad
ECLESTIASTÉS 1
1 Palabras del Predicador,
hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades,
dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
3 ¿Qué provecho tiene el
hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va, y
generación viene; mas la tierra siempre permanece.
5 Sale el sol, y se pone
el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6 El viento tira hacia el
sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de
nuevo.
7 Los ríos todos van al
mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven
para correr de nuevo.
8 Todas las cosas son
fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver,
ni el oído de oír.
9 ¿Qué es lo que fue? Lo
mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay
nuevo debajo del sol.
10 ¿Hay algo de que se
puede decir:
He aquí esto es nuevo? Ya
fue en los siglos que nos han precedido.
11 No hay memoria de lo
que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán
después.
La
experiencia del Predicador
12 Yo el Predicador fui
rey sobre Israel en Jerusalén.
13 Y di mi corazón a
inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo;
este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en
él.
14 Miré todas las obras
que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de
espíritu.
15 Lo torcido no se puede
enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
16 Hablé yo en mi corazón,
diciendo:
He aquí yo me he
engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí
en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
17 Y dediqué mi corazón a
conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí
que aun esto era aflicción de espíritu.
18 Porque en la mucha
sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
ECLESTIASTÉS 2
1 Dije yo en mi corazón:
Ven ahora, te probaré con
alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
2 A la risa dije:
Enloqueces; y al placer:
¿De qué sirve esto?
3 Propuse en mi corazón
agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con
retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los
hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
4 Engrandecí mis obras,
edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
5 me hice huertos y
jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.
6 Me hice estanques de
aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
7 Compré siervos y
siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y
de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
8 Me amontoné también
plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y
cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de
instrumentos de música.
9 Y fui engrandecido y
aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto,
conservé conmigo mi sabiduría.
10 No negué a mis ojos
ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi
corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
11 Miré yo luego todas las
obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he
aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
12 Después volví yo a
mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá
hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.
13 Y he visto que la
sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.
14 El sabio tiene sus ojos
en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un
mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
15 Entonces dije yo en mi
corazón:
Como sucederá al necio,
me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme
más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
16 Porque ni del sabio ni
del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será
olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
17 Aborrecí, por tanto, la
vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto
todo es vanidad y aflicción de espíritu.
18 Asimismo aborrecí todo
mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que
vendrá después de mí.
19 Y ¿quién sabe si será
sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en
que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.
20 Volvió, por tanto, a
desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que
había ocupado debajo del sol mi sabiduría.
21 ¡Que el hombre trabaje
con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a
hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.
22 Porque ¿qué tiene el
hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo
del sol?
23 Porque todos sus días
no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no
reposa. Esto también es vanidad.
24 No hay cosa mejor para
el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También
he visto que esto es de la mano de Dios.
25 Porque ¿quién comerá, y
quién se cuidará, mejor que yo?
26 Porque al hombre que le
agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de
recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y
aflicción de espíritu.
Todo
tiene su tiempo
ECLESTIASTÉS 3
1 Todo tiene su tiempo, y
todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y
tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar, y
tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4 tiempo de llorar, y
tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
5 tiempo de esparcir
piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse
de abrazar;
6 tiempo de buscar, y
tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
7 tiempo de romper, y
tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
8 tiempo de amar, y tiempo
de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho tiene el
que trabaja, de aquello en que se afana?
10 Yo he visto el trabajo
que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
11 Todo lo hizo hermoso en
su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el
hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
12 Yo he conocido que no
hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
13 y también que es don de
Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
14 He entendido que todo
lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se
disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
15 Aquello que fue, ya es;
y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
Injusticias de la vida
16 Vi más debajo del sol:
en lugar del juicio, allí
impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad.
17 Y dije yo en mi
corazón:
Al justo y al impío
juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo
lo que se hace.
18 Dije en mi corazón:
Es así, por causa de los
hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos
son semejantes a las bestias.
19 Porque lo que sucede a
los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es:
como mueren los unos, así
mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre
que la bestia; porque todo es vanidad.
20 Todo va a un mismo
lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
21 ¿Quién sabe que el
espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal
desciende abajo a la tierra?
22 Así, pues, he visto que
no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su
parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?
ECLESTIASTÉS 4
1 Me volví y vi todas las
violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos,
sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y
para ellos no había consolador.
2 Y alabé yo a los
finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía.
3 Y tuve por más feliz que
unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo
del sol se hacen.
4 He visto asimismo que
todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra
su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
5 El necio cruza sus manos
y come su misma carne.
6 Más vale un puño lleno
con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.
7 Yo me volví otra vez, y
vi vanidad debajo del sol.
8 Está un hombre solo y
sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus
ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta:
¿Para quién trabajo yo, y
defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.
9 Mejores son dos que uno;
porque tienen mejor paga de su trabajo.
10 Porque si cayeren, el
uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá
segundo que lo levante.
11 También si dos
durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?
12 Y si alguno
prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se
rompe pronto.
13 Mejor es el muchacho
pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos;
14 porque de la cárcel
salió para reinar, aunque en su reino nació pobre.
15 Vi a todos los que
viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de
aquél.
16 No tenía fin la
muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después
tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de
espíritu.
La
insensatez de hacer votos a la ligera
ECLESTIASTÉS 5
1 Cuando fueres a la casa
de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio
de los necios; porque no saben que hacen mal.
2 No te des prisa con tu
boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios
está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
3 Porque de la mucha
ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
4 Cuando a Dios haces
promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos.
Cumple lo que prometes.
5 Mejor es que no
prometas, y no que prometas y no cumplas.
6 No dejes que tu boca te
haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que
Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
7 Donde abundan los
sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a
Dios.
La
vanidad de la vida
8 Si opresión de pobres y
perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de
ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre
ellos.
9 Además, el provecho de
la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.
10 El que ama el dinero,
no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También
esto es vanidad.
11 Cuando aumentan los
bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño,
sino verlos con sus ojos?
12 Dulce es el sueño del
trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.
13 Hay un mal doloroso que
he visto debajo del sol:
las riquezas guardadas
por sus dueños para su mal;
14 las cuales se pierden
en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.
15 Como salió del vientre
de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su
trabajo para llevar en su mano.
16 Este también es un gran
mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?
17 Además de esto, todos
los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien
que yo he visto:
que lo bueno es comer y
beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol,
todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo, a todo hombre
a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de
ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque no se acordará
mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.
ECLESTIASTÉS 6
1 Hay un mal que he visto
debajo del cielo, y muy común entre los hombres:
2 El del hombre a quien
Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea;
pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los
extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.
3 Aunque el hombre
engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren
numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo
digo que un abortivo es mejor que él.
4 Porque éste en vano
viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto.
5 Además, no ha visto el
sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél.
6 Porque si aquél viviere
mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar?
7 Todo el trabajo del
hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia.
8 Porque ¿qué más tiene el
sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?
9 Más vale vista de ojos
que deseo que pasa. Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu.
10 Respecto de lo que es,
ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender
con Aquel que es más poderoso que él.
11 Ciertamente las muchas
palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre?
12 Porque ¿quién sabe cuál
es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los
cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de
él debajo del sol?
Contraste entre la sabiduría y la insensatez
ECLESTIASTÉS 7
1 Mejor es la buena fama
que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.
2 Mejor es ir a la casa
del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los
hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.
3 Mejor es el pesar que la
risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
4 El corazón de los sabios
está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que
hay alegría.
5 Mejor es oír la
reprensión del sabio que la canción de los necios.
6 Porque la risa del necio
es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es
vanidad.
7 Ciertamente la opresión
hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón.
8 Mejor es el fin del
negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de
espíritu.
9 No te apresures en tu
espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
10 Nunca digas:
¿Cuál es la causa de que
los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás
con sabiduría.
11 Buena es la ciencia con
herencia, y provechosa para los que ven el sol.
12 Porque escudo es la
ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus
poseedores.
13 Mira la obra de Dios;
porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
14 En el día del bien goza
del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo
otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
15 Todo esto he visto en
los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que
por su maldad alarga sus días.
16 No seas demasiado
justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?
17 No hagas mucho mal, ni
seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?
18 Bueno es que tomes
esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme,
saldrá bien en todo.
19 La sabiduría fortalece
al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.
20 Ciertamente no hay
hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
21 Tampoco apliques tu
corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando
dice mal de ti;
22 porque tu corazón sabe
que tú también dijiste mal de otros muchas veces.
23 Todas estas cosas probé
con sabiduría, diciendo:
Seré sabio; pero la
sabiduría se alejó de mí.
24 Lejos está lo que fue;
y lo muy profundo, ¿quién lo hallará?
25 Me volví y fijé mi
corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer
la maldad de la insensatez y el desvarío del error.
26 Y he hallado más amarga
que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras.
El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso.
27 He aquí que esto he
hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón;
28 lo que aún busca mi
alma, y no lo encuentra:
un hombre entre mil he
hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé.
29 He aquí, solamente esto
he hallado:
que Dios hizo al hombre
recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.
ECLESTIASTÉS 8
1 ¿Quién como el sabio? ¿y
quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre
ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
2 Te aconsejo que guardes
el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
3 No te apresures a irte
de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
4 Pues la palabra del rey
es con potestad, ¿y quién le dirá:
¿Qué haces?
5 El que guarda el
mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y
el juicio.
6 Porque para todo lo que
quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
7 pues no sabe lo que ha
de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
8 No hay hombre que tenga
potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de
la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la
posee.
9 Todo esto he visto, y he
puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el
hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
Desigualdades de la vida
10 Asimismo he visto a los
inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron
luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto
también es vanidad.
11 Por cuanto no se
ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los
hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.
12 Aunque el pecador haga
mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a
los que a Dios temen, los que temen ante su presencia;
13 y que no le irá bien al
impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme
delante de la presencia de Dios.
14 Hay vanidad que se hace
sobre la tierra:
que hay justos a quienes
sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si
hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
15 Por tanto, alabé yo la
alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se
alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le
concede debajo del sol.
16 Yo, pues, dediqué mi
corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra
(porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos);
17 y he visto todas las
obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se
hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el
sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.
ECLESTIASTÉS 9
1 Ciertamente he dado mi
corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto:
que los justos y los
sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no
lo saben los hombres; todo está delante de ellos.
2 Todo acontece de la
misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al
limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno,
así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.
3 Este mal hay entre todo
lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también
que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en
su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.
4 Aún hay esperanza para
todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven
saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque
su memoria es puesta en olvido.
6 También su amor y su
odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se
hace debajo del sol.
7 Anda, y come tu pan con
gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a
Dios.
8 En todo tiempo sean
blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la
mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo
del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en
tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
10 Todo lo que te viniere
a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no
hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
11 Me volví y vi debajo
del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni
aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes
el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.
12 Porque el hombre
tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como
las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en
el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13 También vi esta
sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
14 una pequeña ciudad, y
pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta
contra ella grandes baluartes;
15 y se halla en ella un
hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se
acordaba de aquel hombre pobre.
16 Entonces dije yo:
Mejor es la sabiduría que
la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas
sus palabras.
17 Las palabras del sabio
escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios.
18 Mejor es la sabiduría
que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.
Excelencia de la sabiduría
ECLESTIASTÉS 10
1 Las moscas muertas hacen
heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que
es estimado como sabio y honorable.
2 El corazón del sabio
está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda.
3 Y aun mientras va el
necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio.
4 Si el espíritu del
príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará
cesar grandes ofensas.
5 Hay un mal que he visto
debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe:
6 la necedad está
colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.
7 Vi siervos a caballo, y
príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
8 El que hiciere hoyo
caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente.
9 Quien corta piedras, se
hiere con ellas; el que parte leña, en ello peligra.
10 Si se embotare el
hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la
sabiduría es provechosa para dirigir.
11 Si muerde la serpiente
antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.
12 Las palabras de la boca
del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.
13 El principio de las
palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío.
14 El necio multiplica
palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que
después de él será?
15 El trabajo de los
necios los fatiga; porque no saben por dónde ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti, tierra,
cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana! 17
¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes
comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! 18 Por la pereza se
cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.
19 Por el placer se hace
el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.
20 Ni aun en tu
pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico;
porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la
palabra.
ECLESTIASTÉS 11
1 Echa tu pan sobre las
aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
2 Reparte a siete, y aun a
ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
3 Si las nubes fueren
llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al
norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.
4 El que al viento
observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
5 Como tú no sabes cuál es
el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer
encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
6 Por la mañana siembra tu
semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo
mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7 Suave ciertamente es la
luz, y agradable a los ojos ver el sol;
8 pero aunque un hombre
viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los
días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.
Consejos para la juventud
9 Alégrate, joven, en tu
juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los
caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas
estas cosas te juzgará Dios.
10 Quita, pues, de tu
corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la
juventud son vanidad.
ECLESTIASTÉS 12
1 Acuérdate de tu Creador
en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años
de los cuales digas:
No tengo en ellos
contentamiento;
2 antes que se oscurezca
el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;
3 cuando temblarán los
guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas
porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
4 y las puertas de afuera
se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del
ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
5 cuando también temerán
de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la
langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su
morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;
6 antes que la cadena de
plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a
la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
7 y el polvo vuelva a la
tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
8 Vanidad de vanidades,
dijo el Predicador, todo es vanidad.
Resumen
del deber del hombre
9 Y cuanto más sabio fue
el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo
escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10 Procuró el Predicador
hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los
sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las
congregaciones, dadas por un Pastor.
12 Ahora, hijo mío, a más
de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es
fatiga de la carne.
13 El fin de todo el
discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda
obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
CANTAR DE
LOS CANTARES
DE
SALOMÓN
La
esposa y las hijas de Jerusalén
CANTARES 1
1
Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.
2 ¡Oh, si él me besara con
besos de su boca!
Porque mejores son tus
amores que el vino.
3 A más del olor de tus
suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento
derramado;
Por eso las doncellas te
aman.
4 Atráeme; en pos de ti
correremos.
El rey me ha metido en sus
cámaras;
Nos gozaremos y
alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus
amores más que del vino;
Con razón te aman.
5 Morena soy, oh hijas de
Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de
Salomón.
6 No reparéis en que soy
morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se
airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las
viñas;
Y mi viña, que era mía, no
guardé.
7 Hazme saber, oh tú a
quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde
sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de
estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus
compañeros?
8 Si tú no lo sabes, oh
hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del
rebaño,
Y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores.
La
esposa y el esposo
9 A yegua de los carros de
Faraón
Te he comparado, amiga
mía.
10 Hermosas son tus
mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los
collares.
11 Zarcillos de oro te
haremos,
Tachonados de plata.
12 Mientras el rey estaba
en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.
13 Mi amado es para mí un
manojito de mirra,
Que reposa entre mis
pechos.
14 Racimo de flores de
alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.
15 He aquí que tú eres
hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus
ojos son como palomas.
16 He aquí que tú eres
hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de
flores.
17 Las vigas de nuestra
casa son de cedro,
Y de ciprés los
artesonados.
CANTARES 2
1 Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
2 Como el lirio entre los
espinos,
Así es mi amiga entre las
doncellas.
3 Como el manzano entre
los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los
jóvenes;
Bajo la sombra del deseado
me senté,
Y su fruto fue dulce a mi
paladar.
4 Me llevó a la casa del
banquete,
Y su bandera sobre mí fue
amor.
5 Sustentadme con pasas,
confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de
amor.
6 Su izquierda esté debajo
de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
7 Yo os conjuro, oh
doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las
ciervas del campo,
Que no despertéis ni
hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
8 ¡La voz de mi amado! He
aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los
collados.
9 Mi amado es semejante al
corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras
nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las
celosías.
10 Mi amado habló, y me
dijo:
Levántate, oh amiga mía,
hermosa mía, y ven.
11 Porque he aquí ha
pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se
fue;
12 Se han mostrado las
flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha
venido,
Y en nuestro país se ha
oído la voz de la tórtola.
13 La higuera ha echado
sus higos,
Y las vides en cierne
dieron olor;
Levántate, oh amiga mía,
hermosa mía, y ven.
14 Paloma mía, que estás
en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme
oír tu voz;
Porque dulce es la voz
tuya, y hermoso tu aspecto.
15 Cazadnos las zorras,
las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas
están en cierne.
16 Mi amado es mío, y yo
suya;
El apacienta entre lirios.
17 Hasta que apunte el
día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé
semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.
El
ensueño de la esposa
CANTARES 3
1 Por las noches busqué en
mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
2 Y dije:
Me levantaré ahora, y
rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las
plazas
Buscaré al que ama mi
alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
3 Me hallaron los guardas
que rondan la ciudad,
Y les dije:
¿Habéis visto al que ama
mi alma?
4 Apenas hube pasado de
ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi
alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa
de mi madre,
Y en la cámara de la que
me dio a luz.
5 Yo os conjuro, oh
doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las
ciervas del campo,
Que no despertéis ni
hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
El
cortejo de bodas
6 ¿Quién es ésta que sube
del desierto como columna de humo,
Sahumada de mirra y de
incienso
Y de todo polvo aromático?
7 He aquí es la litera de
Salomón;
Sesenta valientes la
rodean,
De los fuertes de Israel.
8 Todos ellos tienen
espadas, diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre
su muslo,
Por los temores de la
noche.
9 El rey Salomón se hizo
una carroza
De madera del Líbano.
10 Hizo sus columnas de
plata,
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
Su interior recamado de
amor
Por las doncellas de
Jerusalén.
11 Salid, oh doncellas de
Sion, y ved al rey Salomón
Con la corona con que le
coronó su madre en el día de su desposorio,
Y el día del gozo de su
corazón.
El
esposo alaba a la esposa
CANTARES 4
1 He aquí que tú eres
hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
Tus ojos entre tus
guedejas como de paloma;
Tus cabellos como manada
de cabras
Que se recuestan en las
laderas de Galaad.
2 Tus dientes como manadas
de ovejas trasquiladas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y ninguna entre ellas
estéril.
3 Tus labios como hilo de
grana,
Y tu habla hermosa;
Tus mejillas, como cachos
de granada detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre
de David, edificada para armería;
Mil escudos están colgados
en ella,
Todos escudos de
valientes.
5 Tus dos pechos, como
gemelos de gacela,
Que se apacientan entre
lirios.
6 Hasta que apunte el día
y huyan las sombras,
Me iré al monte de la
mirra,
Y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa,
amiga mía,
Y en ti no hay mancha.
8 Ven conmigo desde el
Líbano, oh esposa mía;
Ven conmigo desde el
Líbano.
Mira desde la cumbre de
Amana,
Desde la cumbre de Senir y
de Hermón,
Desde las guaridas de los
leones,
Desde los montes de los
leopardos.
9 Prendiste mi corazón,
hermana, esposa mía;
Has apresado mi corazón
con uno de tus ojos,
Con una gargantilla de tu
cuello.
10 ¡Cuán hermosos son tus
amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el
vino tus amores,
Y el olor de tus ungüentos
que todas las especias aromáticas!
11 Como panal de miel
destilan tus labios, oh esposa;
Miel y leche hay debajo de
tu lengua;
Y el olor de tus vestidos
como el olor del Líbano.
12 Huerto cerrado eres,
hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente
sellada.
13 Tus renuevos son
paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y
nardos;
14 Nardo y azafrán, caña
aromática y canela,
Con todos los árboles de
incienso;
Mirra y áloes, con todas
las principales especias aromáticas.
15 Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.
16 Levántate, Aquilón, y
ven, Austro;
Soplad en mi huerto,
despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su
huerto,
Y coma de su dulce fruta.
CANTARES 5
1 Yo vine a mi huerto, oh
hermana, esposa mía;
He recogido mi mirra y mis
aromas;
He comido mi panal y mi
miel,
Mi vino y mi leche he
bebido.
Comed, amigos; bebed en
abundancia, oh amados.
El
tormento de la separación
2 Yo dormía, pero mi
corazón velaba.
Es la voz de mi amado que
llama:
Abreme, hermana mía, amiga
mía, paloma mía, perfecta mía,
Porque mi cabeza está
llena de rocío,
Mis cabellos de las gotas
de la noche.
3 Me he desnudado de mi
ropa; ¿cómo me he de vestir?
He lavado mis pies; ¿cómo
los he de ensuciar?
4 Mi amado metió su mano
por la ventanilla,
Y mi corazón se conmovió
dentro de mí.
5 Yo me levanté para abrir
a mi amado,
Y mis manos gotearon
mirra,
Y mis dedos mirra, que
corría
Sobre la manecilla del
cerrojo.
6 Abrí yo a mi amado;
Pero mi amado se había
ido, había ya pasado;
Y tras su hablar salió mi
alma.
Lo busqué, y no lo hallé;
Lo llamé, y no me
respondió.
7 Me hallaron los guardas
que rondan la ciudad;
Me golpearon, me hirieron;
Me quitaron mi manto de
encima los guardas de los muros.
8 Yo os conjuro, oh
doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
Que le hagáis saber que
estoy enferma de amor.
La
esposa alaba al esposo
9 ¿Qué es tu amado más que
otro amado,
Oh la más hermosa de todas
las mujeres?
¿Qué es tu amado más que
otro amado,
Que así nos conjuras?
10 Mi amado es blanco y
rubio,
Señalado entre diez mil.
11 Su cabeza como oro
finísimo;
Sus cabellos crespos,
negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas
junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y
a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como una
era de especias aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios
que destilan mirra fragante.
14 Sus manos, como anillos
de oro engastados de jacintos;
Su cuerpo, como claro
marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como
columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano,
escogido como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo,
y todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi
amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.
Mutuo
encanto del esposo y de la esposa
CANTARES 6
1 ¿A dónde se ha ido tu
amado, oh la más hermosa de todas las mujeres?
¿A dónde se apartó tu
amado,
Y lo buscaremos contigo?
2 Mi amado descendió a su
huerto, a las eras de las especias,
Para apacentar en los
huertos, y para recoger los lirios.
3 Yo soy de mi amado, y mi
amado es mío;
El apacienta entre los
lirios.
4 Hermosa eres tú, oh
amiga mía, como Tirsa;
De desear, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos
en orden.
5 Aparta tus ojos de
delante de mí,
Porque ellos me vencieron.
Tu cabello es como manada
de cabras
Que se recuestan en las
laderas de Galaad.
6 Tus dientes, como
manadas de ovejas que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre
ellas.
7 Como cachos de granada
son tus mejillas
Detrás de tu velo.
8 Sesenta son las reinas,
y ochenta las concubinas,
Y las doncellas sin
número;
9 Mas una es la paloma
mía, la perfecta mía;
Es la única de su madre,
La escogida de la que la
dio a luz.
La vieron las doncellas, y
la llamaron bienaventurada;
Las reinas y las
concubinas, y la alabaron.
10 ¿Quién es ésta que se
muestra como el alba,
Hermosa como la luna,
Esclarecida como el sol,
Imponente como ejércitos
en orden?
11 Al huerto de los
nogales descendí
A ver los frutos del
valle,
Y para ver si brotaban las
vides,
Si florecían los granados.
12 Antes que lo supiera,
mi alma me puso
Entre los carros de
Aminadab.
13 Vuélvete, vuélvete, oh
sulamita;
Vuélvete, vuélvete, y te
miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita?
Algo como la reunión de
dos campamentos.
CANTARES 7
1 ¡Cuán hermosos son tus
pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus
muslos son como joyas,
Obra de mano de excelente
maestro.
2 Tu ombligo como una taza
redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de
trigo
Cercado de lirios.
3 Tus dos pechos, como
gemelos de gacela.
4 Tu cuello, como torre de
marfil;
Tus ojos, como los
estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre
del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
5 Tu cabeza encima de ti,
como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza,
como la púrpura del rey
Suspendida en los
corredores.
6 ¡Qué hermosa eres, y
cuán suave,
Oh amor deleitoso!
7 Tu estatura es semejante
a la palmera,
Y tus pechos a los
racimos.
8 Yo dije:
Subiré a la palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean
como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como
de manzanas,
9 Y tu paladar como el
buen vino,
Que se entra a mi amado
suavemente,
Y hace hablar los labios
de los viejos.
10 Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su
contentamiento.
11 Ven, oh amado mío,
salgamos al campo,
Moremos en las aldeas.
12 Levantémonos de mañana
a las viñas;
Veamos si brotan las
vides, si están en cierne,
Si han florecido los
granados;
Allí te daré mis amores.
13 Las mandrágoras han
dado olor,
Y a nuestras puertas hay
toda suerte de dulces frutas,
Nuevas y añejas, que para
ti, oh amado mío, he guardado.
CANTARES 8
1 ¡Oh, si tú fueras como
un hermano mío
Que mamó los pechos de mi
madre!
Entonces, hallándote
fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
2 Yo te llevaría, te
metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis
granadas.
3 Su izquierda esté debajo
de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
4 Os conjuro, oh doncellas
de Jerusalén,
Que no despertéis ni
hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
El
poder del amor
5 ¿Quién es ésta que sube
del desierto,
Recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te
desperté;
Allí tuvo tu madre
dolores,
Allí tuvo dolores la que
te dio a luz.
6 Ponme como un sello
sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la
muerte el amor;
Duros como el Seol los
celos;
Sus brasas, brasas de
fuego, fuerte llama.
7 Las muchas aguas no
podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos
los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo
menospreciarían.
8 Tenemos una pequeña
hermana,
Que no tiene pechos;
¿Qué haremos a nuestra
hermana
Cuando de ella se hablare?
9 Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un
palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con
tablas de cedro.
10 Yo soy muro, y mis
pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos
como la que halla paz.
11 Salomón tuvo una viña
en Baal-hamón,
La cual entregó a guardas,
Cada uno de los cuales
debía traer mil monedas de plata por su fruto.
12 Mi viña, que es mía,
está delante de mí;
Las mil serán tuyas, oh
Salomón,
Y doscientas para los que
guardan su fruto.
13 Oh, tú que habitas en
los huertos,
Los compañeros escuchan tu
voz;
Házmela oír.
14 Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o
al cervatillo,
Sobre las montañas de los
aromas.
ISAÍAS
Una
nación pecadora
ISAÍAS 1
1 Visión de Isaías hijo
de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y
Ezequías, reyes de Judá.
2 Oíd, cielos, y escucha
tú, tierra; porque habla Jehová:
Crié hijos, y los
engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.
3 El buey conoce a su
dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene
conocimiento.
4 ¡Oh gente pecadora,
pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a
Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.
5 ¿Por qué querréis ser
castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón
doliente.
6 Desde la planta del pie
hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga;
no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
7 Vuestra tierra está
destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros
comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.
8 Y queda la hija de Sion
como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.
9 Si Jehová de los
ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y
semejantes a Gomorra.
Llamamiento al arrepentimiento verdadero
10 Príncipes de Sodoma,
oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
11 ¿Para qué me sirve,
dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos
de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de
ovejas, ni de machos cabríos.
12 ¿Quién demanda esto de
vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?
13 No me traigáis más vana
ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar
asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
14 Vuestras lunas nuevas y
vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas;
cansado estoy de soportarlas.
15 Cuando extendáis
vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis
la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
16 Lavaos y limpiaos;
quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo
malo;
17 aprended a hacer el
bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano,
amparad a la viuda.
18 Venid luego, dice
Jehová, y estemos a cuenta:
si vuestros pecados
fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como
el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
19 Si quisiereis y
oyereis, comeréis el bien de la tierra;
20 si no quisiereis y
fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha
dicho.
Juicio
y redención de Jerusalén
21 ¿Cómo te has
convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó
la equidad; pero ahora, los homicidas.
22 Tu plata se ha
convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua.
23 Tus príncipes,
prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las
recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la
viuda.
24 Por tanto, dice el
Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel:
Ea, tomaré satisfacción
de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios;
25 y volveré mi mano
contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu
impureza.
26 Restauraré tus jueces
como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad
de justicia, Ciudad fiel.
27 Sion será rescatada
con juicio, y los convertidos de ella con justicia.
28 Pero los rebeldes y
pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos.
29 Entonces os
avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que
escogisteis.
30 Porque seréis como
encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas.
31 Y el fuerte será como
estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no
habrá quien apague.
Reinado
universal de Jehová
(Mi.4.1-3)
ISAÍAS 2
1 Lo que vio Isaías hijo
de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.
2 Acontecerá en lo
postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como
cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas
las naciones.
3 Y vendrán muchos
pueblos, y dirán:
Venid, y subamos al monte
de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y
caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra de Jehová.
4 Y juzgará entre las
naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se
adiestrarán más para la guerra.
Juicio
de Jehová contra los soberbios
5 Venid, oh casa de
Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
6 Ciertamente tú has
dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas
del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de
extranjeros.
7 Su tierra está llena de
plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de
caballos, y sus carros son innumerables.
8 Además su tierra está
llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que
fabricaron sus dedos.
9 Y se ha inclinado el
hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones.
10 Métete en la peña,
escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su
majestad.
11 La altivez de los ojos
del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová
solo será exaltado en aquel día.
12 Porque día de Jehová de
los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será
abatido;
13 sobre todos los cedros
del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán;
14 sobre todos los montes
altos, y sobre todos los collados elevados;
15 sobre toda torre alta,
y sobre todo muro fuerte;
16 sobre todas las naves
de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.
17 La altivez del hombre
será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será
exaltado en aquel día.
18 Y quitará totalmente
los ídolos.
19 Y se meterán en las
cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible
de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para
castigar la tierra.
20 Aquel día arrojará el
hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le
hicieron para que adorase,
21 y se meterá en las
hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia
formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para
castigar la tierra.
22 Dejaos del hombre, cuyo
aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
Juicio de Jehová contra
Judá y Jerusalén
ISAÍAS 3
1 Porque he aquí que el
Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al
fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;
2 el valiente y el hombre
de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;
3 el capitán de cincuenta
y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador.
4 Y les pondré jóvenes por
príncipes, y muchachos serán sus señores.
5 Y el pueblo se hará
violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra
el anciano, y el villano contra el noble.
6 Cuando alguno tomare de
la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere:
Tú tienes vestido, tú
serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina;
7 él jurará aquel día,
diciendo:
No tomaré ese cuidado;
porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo.
8 Pues arruinada está
Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido
contra Jehová para irritar los ojos de su majestad.
9 La apariencia de sus
rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo
disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.
10 Decid al justo que le
irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos.
11 ¡Ay del impío! Mal le
irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.
12 Los opresores de mi
pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te
guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.
13 Jehová está en pie
para litigar, y está para juzgar a los pueblos.
14 Jehová vendrá a juicio
contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis
devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.
15 ¿Qué pensáis vosotros
que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de
los ejércitos.
Juicio
contra las hijas de Sion
16 Asimismo dice Jehová:
Por cuanto las hijas de
Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados;
cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies;
17 por tanto, el Señor
raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.
18 Aquel día quitará el
Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas,
19 los collares, los
pendientes y los brazaletes,
20 las cofias, los atavíos
de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos,
21 los anillos, y los
joyeles de las narices,
22 las ropas de gala, los
mantoncillos, los velos, las bolsas,
23 los espejos, el lino
fino, las gasas y los tocados.
24 Y en lugar de los
perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza
rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala
ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.
25 Tus varones caerán a
espada, y tu fuerza en la guerra.
26 Sus puertas se
entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.
ISAÍAS 4
1 Echarán mano de un
hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo:
Nosotras comeremos de
nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu
nombre, quita nuestro oprobio.
Futuro
glorioso de Jerusalén
2 En aquel tiempo el
renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para
grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel.
3 Y acontecerá que el que
quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos
los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,
4 cuando el Señor lave las
inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de
ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.
5 Y creará Jehová sobre
toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube
y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre
toda gloria habrá un dosel,
6 y habrá un abrigo para
sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y
contra el aguacero.
Parábola de la viña
ISAÍAS 5
1 Ahora cantaré por mi
amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera
fértil.
2 La había cercado y
despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una
torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas
silvestres.
3 Ahora, pues, vecinos de
Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.
4 ¿Qué más se podía hacer
a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha
dado uvas silvestres?
5 Os mostraré, pues,
ahora lo que haré yo a mi viña:
Le quitaré su vallado, y
será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada.
6 Haré que quede desierta;
no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes
mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
7 Ciertamente la viña de
Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta
deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
Ayes
sobre los malvados
8 ¡Ay de los que juntan
casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis
vosotros solos en medio de la tierra?
9 Ha llegado a mis oídos
de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar
asoladas, sin morador las grandes y hermosas.
10 Y diez yugadas de viña
producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.
11 ¡Ay de los que se
levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta
que el vino los enciende! 12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles,
flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus
manos.
13 Por tanto, mi pueblo
fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre,
y su multitud se secó de sed.
14 Por eso ensanchó su
interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de
ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba.
15 Y el hombre será
humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos.
16 Pero Jehová de los
ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con
justicia.
17 Y los corderos serán
apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los
ricos.
18 ¡Ay de los que traen
la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta,
19 los cuales dicen:
Venga ya, apresúrese su
obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo
sepamos! 20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen
de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo
dulce por amargo! 21 ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son
prudentes delante de sí mismos! 22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino,
y hombres fuertes para mezclar bebida;
23 los que justifican al
impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!
24 Por tanto, como la
lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su
raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la
ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.
25 Por esta causa se
encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le
hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio
de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano
está extendida.
26 Alzará pendón a
naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí
que vendrá pronto y velozmente.
27 No habrá entre ellos
cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se
le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias.
28 Sus saetas estarán
afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como
de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino.
29 Su rugido será como de
león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa;
se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará.
30 Y bramará sobre él en
aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí
tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.
Visión y
llamamiento de Isaías
ISAÍAS 6
1 En el año que murió el
rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas
llenaban el templo.
2 Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba
voces, diciendo:
Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
4 Y los quiciales de las
puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5 Entonces dije:
¡Ay de mí! que soy
muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo
que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de
los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con
unas tenazas;
7 y tocando con él sobre
mi boca, dijo:
He aquí que esto tocó tus
labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
8 Después oí la voz del
Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién
irá por nosotros? Entonces respondí yo:
Heme aquí, envíame a mí.
9 Y dijo:
Anda, y di a este pueblo:
Oíd bien, y no entendáis;
ved por cierto, mas no comprendáis.
10 Engruesa el corazón de
este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos,
ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él
sanidad.
11 Y yo dije:
¿Hasta cuándo, Señor? Y
respondió él:
Hasta que las ciudades
estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté
hecha un desierto;
12 hasta que Jehová haya
echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de
la tierra.
13 Y si quedare aún en
ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la
encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente
santa.
Mensaje
de Isaías a Acaz
ISAÍAS 7
1 Aconteció en los días
de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka
hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero
no la pudieron tomar.
2 Y vino la nueva a la
casa de David, diciendo:
Siria se ha confederado
con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se
estremecen los árboles del monte a causa del viento.
3 Entonces dijo Jehová a
Isaías:
Sal ahora al encuentro de
Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba,
en el camino de la heredad del Lavador,
4 y dile:
Guarda, y repósate; no
temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean,
por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías.
5 Ha acordado maligno
consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo:
6 Vamos contra Judá y
aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por
rey al hijo de Tabeel.
7 Por tanto, Jehová el
Señor dice así:
No subsistirá, ni será.
8 Porque la cabeza de
Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco
años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
9 Y la cabeza de Efraín es
Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis,
de cierto no permaneceréis.
10 Habló también Jehová a
Acaz, diciendo:
11 Pide para ti señal de
Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo
alto.
12 Y respondió Acaz:
No pediré, y no tentaré a
Jehová.
13 Dijo entonces Isaías:
Oíd ahora, casa de David.
¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios?
14 Por tanto, el Señor
mismo os dará señal:
He aquí que la virgen
concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.
15 Comerá mantequilla y
miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.
16 Porque antes que el
niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú
temes será abandonada.
17 Jehová hará venir sobre
ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron
desde el día que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria.
18 Y acontecerá que aquel
día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la
abeja que está en la tierra de Asiria;
19 y vendrán y acamparán
todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los
zarzales, y en todas las matas.
20 En aquel día el Señor
raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es,
con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará.
21 Acontecerá en aquel
tiempo, que criará un hombre una vaca y dos ovejas;
22 y a causa de la
abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; ciertamente mantequilla y
miel comerá el que quede en medio de la tierra.
23 Acontecerá también en
aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata,
será para espinos y cardos.
24 Con saetas y arco irán
allá, porque toda la tierra será espinos y cardos.
25 Y a todos los montes
que se cavaban con azada, no llegarán allá por el temor de los espinos y de los
cardos, sino que serán para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.
Sea
Jehová vuestro temor
ISAÍAS
8
1 Me dijo Jehová:
Toma una tabla grande, y
escribe en ella con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz.
2 Y junté conmigo por
testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías.
3 Y me llegué a la
profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová:
Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz.
4 Porque antes que el niño
sepa decir:
Padre mío, y Madre mía,
será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de
Asiria.
5 Otra vez volvió Jehová a
hablarme, diciendo:
6 Por cuanto desechó este
pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con
el hijo de Remalías;
7 he aquí, por tanto, que
el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al
rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará
sobre todas sus riberas;
8 y pasando hasta Judá,
inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas,
llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel.
9 Reuníos, pueblos, y
seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y
seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
10 Tomad consejo, y será
anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
11 Porque Jehová me dijo
de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de
este pueblo, diciendo:
12 No llaméis
conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo
que ellos temen, ni tengáis miedo.
13 A Jehová de los
ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.
14 Entonces él será por
santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por
tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.
15 Y muchos tropezarán
entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados.
16 Ata el testimonio,
sella la ley entre mis discípulos.
17 Esperaré, pues, a
Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré.
18 He aquí, yo y los hijos
que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de
los ejércitos, que mora en el monte de Sion.
19 Y si os dijeren:
Preguntad a los
encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded:
¿No consultará el pueblo
a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?
20 ¡A la ley y al
testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.
21 Y pasarán por la tierra
fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y
maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
22 Y mirarán a la tierra,
y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las
tinieblas.
Nacimiento y reinado del Mesías
ISAÍAS
9
1 Mas no habrá siempre
oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino
en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a
la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel
lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.
2 El pueblo que andaba en
tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz
resplandeció sobre ellos.
3 Multiplicaste la gente,
y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega,
como se gozan cuando reparten despojos.
4 Porque tú quebraste su
pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de
Madián.
5 Porque todo calzado que
lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre,
serán quemados, pasto del fuego.
6 Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
7 Lo dilatado de su
imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino,
disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La ira
de Jehová contra Israel
8 El Señor envió palabra
a Jacob, y cayó en Israel.
9 Y la sabrá todo el
pueblo, Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de
corazón dicen:
10 Los ladrillos cayeron,
pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, pero en su lugar
pondremos cedros.
11 Pero Jehová levantará
los enemigos de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos;
12 del oriente los sirios,
y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con todo eso
ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
13 Pero el pueblo no se
convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos.
14 Y Jehová cortará de
Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día.
15 El anciano y venerable
de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.
16 Porque los gobernadores
de este pueblo son engañadores, y sus gobernados se pierden.
17 Por tanto, el Señor no
tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá
misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla
despropósitos. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano
está extendida.
18 Porque la maldad se
encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del
bosque, y serán alzados como remolinos de humo.
19 Por la ira de Jehová de
los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el
hombre no tendrá piedad de su hermano.
20 Cada uno hurtará a la
mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada
cual comerá la carne de su brazo;
21 Manasés a Efraín, y
Efraín a Manasés, y ambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino
que todavía su mano está extendida.
ISAÍAS
10
1 ¡Ay de los que dictan
leyes injustas, y prescriben tiranía,
2 para apartar del juicio
a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para
despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! 3 ¿Y qué haréis en el día del
castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el
asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?
4 Sin mí se inclinarán
entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su
furor, sino que todavía su mano está extendida.
Asiria,
instrumento de Dios
5 Oh Asiria, vara y
báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira.
6 Le mandaré contra una
nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos,
y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles.
7 Aunque él no lo pensará
así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será
desarraigar y cortar naciones no pocas.
8 Porque él dice:
Mis príncipes, ¿no son
todos reyes?
9 ¿No es Calno como
Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco?
10 Como halló mi mano los
reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria;
11 como hice a Samaria y a
sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?
12 Pero acontecerá que
después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en
Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la
gloria de la altivez de sus ojos.
13 Porque dijo:
Con el poder de mi mano
lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios
de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban
sentados;
14 y halló mi mano como
nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así
me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y
graznase.
15 ¿Se gloriará el hacha
contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la
mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara
al que no es leño! 16 Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará
debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como
ardor de fuego.
17 Y la luz de Israel será
por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus
espinos.
18 La gloria de su bosque
y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como
abanderado en derrota.
19 Y los árboles que
queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar.
20 Acontecerá en aquel
tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa
de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con
verdad en Jehová, el Santo de Israel.
21 El remanente volverá,
el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.
22 Porque si tu pueblo, oh
Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la
destrucción acordada rebosará justicia.
23 Pues el Señor, Jehová
de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
24 Por tanto el Señor,
Jehová de los ejércitos, dice así:
Pueblo mío, morador de
Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la
manera de Egipto;
25 mas de aquí a muy poco
tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos.
26 Y levantará Jehová de
los ejércitos azote contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y
alzará su vara sobre el mar como hizo por la vía de Egipto.
27 Acontecerá en aquel
tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo
se pudrirá a causa de la unción.
28 Vino hasta Ajat, pasó
hasta Migrón; en Micmas contará su ejército.
29 Pasaron el vado; se
alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó.
30 Grita en alta voz, hija
de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot.
31 Madmena se alborotó;
los moradores de Gebim huyen.
32 Aún vendrá día cuando
reposará en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de
Jerusalén.
33 He aquí el Señor,
Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los árboles de
gran altura serán cortados, y los altos serán humillados.
34 Y cortará con hierro la
espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.
Reinado
justo del Mesías
ISAÍAS
11
1 Saldrá una vara del
tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
2 Y reposará sobre él el
Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo
y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.
3 Y le hará entender
diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni
argüirá por lo que oigan sus oídos;
4 sino que juzgará con
justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y
herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará
al impío.
5 Y será la justicia cinto
de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
6 Morará el lobo con el
cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la
bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
7 La vaca y la osa
pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.
8 Y el niño de pecho
jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre
la caverna de la víbora.
9 No harán mal ni dañarán
en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová,
como las aguas cubren el mar.
10 Acontecerá en aquel
tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será
buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.
11 Asimismo acontecerá en
aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de
su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat,
y en las costas del mar.
12 Y levantará pendón a
las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de
Judá de los cuatro confines de la tierra.
13 Y se disipará la
envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá
envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín;
14 sino que volarán sobre
los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente;
Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán.
15 Y secará Jehová la
lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre
el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias.
16 Y habrá camino para el
remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para
Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Cántico
de acción de gracias
ISAÍAS
12
1 En aquel día dirás:
Cantaré a ti, oh Jehová;
pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado.
2 He aquí Dios es
salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH
Jehová, quien ha sido salvación para mí.
3 Sacaréis con gozo aguas
de las fuentes de la salvación.
4 Y diréis en aquel día:
Cantad a Jehová, aclamad
su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es
engrandecido.
5 Cantad salmos a Jehová,
porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.
6 Regocíjate y canta, oh
moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
Profecía sobre Babilonia
ISAÍAS
13
1
Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.
2 Levantad bandera sobre
un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas
de príncipes.
3 Yo mandé a mis
consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran
con mi gloria.
4 Estruendo de multitud
en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones
reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.
5 Vienen de lejana tierra,
de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir
toda la tierra.
6 Aullad, porque cerca
está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
7 Por tanto, toda mano se
debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre,
8 y se llenarán de terror;
angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto;
se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas.
9 He aquí el día de
Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la
tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.
10 Por lo cual las
estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al
nacer, y la luna no dará su resplandor.
11 Y castigaré al mundo
por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de
los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.
12 Haré más precioso que
el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.
13 Porque haré estremecer
los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de
los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.
14 Y como gacela
perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada
uno huirá a su tierra.
15 Cualquiera que sea
hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada.
16 Sus niños serán
estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres.
17 He aquí que yo
despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni
codiciarán oro.
18 Con arco tirarán a los
niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a
los hijos.
19 Y Babilonia, hermosura
de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra,
a las que trastornó Dios.
20 Nunca más será
habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí
tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada;
21 sino que dormirán allí
las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán
avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes.
22 En sus palacios
aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su
tiempo, y sus días no se alargarán.
Escarnio contra el rey de Babilonia
ISAÍAS
14
1 Porque Jehová tendrá
piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y
a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob.
2 Y los tomarán los
pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y
criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y
señorearán sobre los que los oprimieron.
3 Y en el día que Jehová
te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te
hicieron servir,
4 pronunciarás este
proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás:
¡Cómo paró el opresor,
cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! 5 Quebrantó Jehová el báculo de los
impíos, el cetro de los señores;
6 el que hería a los
pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones
con ira, y las perseguía con crueldad.
7 Toda la tierra está en
reposo y en paz; se cantaron alabanzas.
8 Aun los cipreses se
regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo:
Desde que tú pereciste,
no ha subido cortador contra nosotros.
9 El Seol abajo se espantó
de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de
sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las
naciones.
10 Todos ellos darán
voces, y te dirán:
¿Tú también te
debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros?
11 Descendió al Seol tu
soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te
cubrirán.
12 ¡Cómo caíste del
cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que
debilitabas a las naciones.
13 Tú que decías en tu
corazón:
Subiré al cielo; en lo
alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del
testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14 sobre las alturas de
las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
15 Mas tú derribado eres
hasta el Seol, a los lados del abismo.
16 Se inclinarán hacia ti
los que te vean, te contemplarán, diciendo:
¿Es éste aquel varón que
hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
17 que puso el mundo como
un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?
18 Todos los reyes de las
naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada;
19 pero tú echado eres de
tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada,
que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.
20 No serás contado con
ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No
será nombrada para siempre la descendencia de los malignos.
21 Preparad sus hijos para
el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra,
ni llenen de ciudades la faz del mundo.
22 Porque yo me levantaré
contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el
remanente, hijo y nieto, dice Jehová.
23 Y la convertiré en
posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de
destrucción, dice Jehová de los ejércitos.
Asiria
será destruida
24 Jehová de los
ejércitos juró diciendo:
Ciertamente se hará de la
manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado;
25 que quebrantaré al
asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de
ellos, y su carga será quitada de su hombro.
26 Este es el consejo que
está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las
naciones.
27 Porque Jehová de los
ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién
la hará retroceder?
Profecía
sobre Filistea
28 En el año que murió el
rey Acaz fue esta profecía:
29 No te alegres tú,
Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz
de la culebra saldrá áspid, y su fruto, serpiente voladora.
30 Y los primogénitos de
los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán confiados; mas yo
haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti quedare.
31 Aúlla, oh puerta;
clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea; porque humo vendrá del
norte, no quedará uno solo en sus asambleas.
32 ¿Y qué se responderá a
los mensajeros de las naciones? Que Jehová fundó a Sion, y que a ella se
acogerán los afligidos de su pueblo.
Profecía
sobre Moab
ISAÍAS
15
1 Profecía sobre Moab.
Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en silencio. Cierto, de noche
fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio.
2 Subió a Bayit y a Dibón,
lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de
ella será rapada, y toda barba rasurada.
3 Se ceñirán de cilicio en
sus calles; en sus terrados y en sus plazas aullarán todos, deshaciéndose en
llanto.
4 Hesbón y Eleale
gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de
Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él.
5 Mi corazón dará gritos
por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la
cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el
camino de Horonaim.
6 Las aguas de Nimrim
serán consumidas, y se secará la hierba, se marchitarán los retoños, todo verdor
perecerá.
7 Por tanto, las riquezas
que habrán adquirido, y las que habrán reservado, las llevarán al torrente de
los sauces.
8 Porque el llanto rodeó
los límites de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su clamor.
9 Y las aguas de Dimón se
llenarán de sangre; porque yo traeré sobre Dimón males mayores, leones a los que
escaparen de Moab, y a los sobrevivientes de la tierra.
ISAÍAS
16
1 Enviad cordero al señor
de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion.
2 Y cual ave espantada que
huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón.
3 Reúne consejo, haz
juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados,
no entregues a los que andan errantes.
4 Moren contigo mis
desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador;
porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será
consumido de sobre la tierra.
5 Y se dispondrá el trono
en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David,
quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
6 Hemos oído la soberbia
de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus
mentiras no serán firmes.
7 Por tanto, aullará Moab,
todo él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset.
8 Porque los campos de
Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus
generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el
desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar.
9 Por lo cual lamentaré
con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y
Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra.
10 Quitado es el gozo y la
alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará
vino en los lagares el pisador; he hecho cesar el grito del lagarero.
11 Por tanto, mis entrañas
vibrarán como arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset.
12 Y cuando apareciere
Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, no le
valdrá.
13 Esta es la palabra que
pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo;
14 pero ahora Jehová ha
hablado, diciendo:
Dentro de tres años, como
los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran
multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles.
Profecía sobre Damasco
ISAÍAS
17
1 Profecía sobre Damasco.
He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas.
2 Las ciudades de Aroer
están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien
los espante.
3 Y cesará el socorro de
Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de
los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos.
Juicio
sobre Israel
4 En aquel tiempo la
gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne.
5 Y será como cuando el
segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el
que recoge espigas en el valle de Refaim.
6 Y quedarán en él
rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la
rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de Israel.
7 En aquel día mirará el
hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.
8 Y no mirará a los
altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los
símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol.
9 En aquel día sus
ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las
ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá
desolación.
10 Porque te olvidaste del
Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto,
sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño.
11 El día que las plantes,
las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será
arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado.
12 ¡Ay! multitud de
muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones
que harán alboroto como bramido de muchas aguas.
13 Los pueblos harán
estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán
lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como
el polvo delante del torbellino.
14 Al tiempo de la tarde,
he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es
la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.
Profecía sobre Etiopía
ISAÍAS
18
1 ¡Ay de la tierra que
hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía;
2 que envía mensajeros por
el mar, y en naves de junco sobre las aguas! Andad, mensajeros veloces, a la
nación de elevada estatura y tez brillante, al pueblo temible desde su principio
y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos.
3 Vosotros, todos los
moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los
montes, mirad; y cuando se toque trompeta, escuchad.
4 Porque Jehová me dijo
así:
Me estaré quieto, y los
miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío
en el calor de la siega.
5 Porque antes de la
siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada la flor se maduren los frutos,
entonces podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas.
6 Y serán dejados todos
para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán
el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra.
7 En aquel tiempo será
traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez
brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y
conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de
los ejércitos, al monte de Sion.
Profecía sobre Egipto
ISAÍAS
19
1 Profecía sobre Egipto.
He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y los
ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los
egipcios dentro de ellos.
2 Levantaré egipcios
contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su
prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino.
3 Y el espíritu de Egipto
se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus
imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos.
4 Y entregaré a Egipto en
manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos.
5 Y las aguas del mar
faltarán, y el río se agotará y secará.
6 Y se alejarán los ríos,
se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el carrizo serán
cortados.
7 La pradera de junto al
río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río, se secarán, se
perderán, y no serán más.
8 Los pescadores también
se entristecerán; harán duelo todos los que echan anzuelo en el río, y
desfallecerán los que extienden red sobre las aguas.
9 Los que labran lino fino
y los que tejen redes serán confundidos,
10 porque todas sus redes
serán rotas; y se entristecerán todos los que hacen viveros para peces.
11 Ciertamente son necios
los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha
desvanecido. ¿Cómo diréis a Faraón:
Yo soy hijo de los
sabios, e hijo de los reyes antiguos?
12 ¿Dónde están ahora
aquellos tus sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que Jehová
de los ejércitos ha determinado sobre Egipto.
13 Se han desvanecido los
príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Menfis; engañaron a Egipto
los que son la piedra angular de sus familias.
14 Jehová mezcló espíritu
de vértigo en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como
tambalea el ebrio en su vómito.
15 Y no aprovechará a
Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama o el junco.
16 En aquel día los
egipcios serán como mujeres; porque se asombrarán y temerán en la presencia de
la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él levantará contra ellos.
17 Y la tierra de Judá
será de espanto a Egipto; todo hombre que de ella se acordare temerá por causa
del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre aquél.
18 En aquel tiempo habrá
cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que
juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez.
19 En aquel tiempo habrá
altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a
su frontera.
20 Y será por señal y por
testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a
Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los
libre.
21 Y Jehová será conocido
de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y
oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán.
22 Y herirá Jehová a
Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los
sanará.
23 En aquel tiempo habrá
una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en
Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová.
24 En aquel tiempo Israel
será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra;
25 porque Jehová de los
ejércitos los bendecirá diciendo:
Bendito el pueblo mío
Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.
Predicción de la conquista de Egipto y de Etiopía por Asiria
ISAÍAS
20
1 En el año que vino el
Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la
tomó;
2 en aquel tiempo habló
Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo:
Ve y quita el cilicio de
tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo
y descalzo.
3 Y dijo Jehová:
De la manera que anduvo
mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre
Egipto y sobre Etiopía,
4 así llevará el rey de
Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a
ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de
Egipto.
5 Y se turbarán y
avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria.
6 Y dirá en aquel día el
morador de esta costa:
Mirad qué tal fue nuestra
esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del
rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?
Profecía sobre el desierto del mar
ISAÍAS
21
1 Profecía sobre el
desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la
tierra horrenda.
2 Visión dura me ha sido
mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam;
sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar.
3 Por tanto, mis lomos se
han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de
parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado.
4 Se pasmó mi corazón, el
horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto.
5 Ponen la mesa, extienden
tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo! 6 Porque el
Señor me dijo así:
Ve, pon centinela que
haga saber lo que vea.
7 Y vio hombres montados,
jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más
atentamente,
8 y gritó como un león:
Señor, sobre la atalaya
estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda;
9 y he aquí vienen hombres
montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo:
Cayó, cayó Babilonia; y
todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.
10 Oh pueblo mío, trillado
y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel.
Profecía sobre Duma
11 Profecía sobre Duma.
Me dan voces de Seir:
Guarda, ¿qué de la noche?
Guarda, ¿qué de la noche?
12 El guarda respondió:
La mañana viene, y
después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid.
Profecía sobre Arabia
13 Profecía sobre Arabia.
En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán.
14 Salid a encontrar al
sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que
huye.
15 Porque ante la espada
huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla.
16 Porque así me ha dicho
Jehová:
De aquí a un año,
semejante a años de jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha;
17 y los sobrevivientes
del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque
Jehová Dios de Israel lo ha dicho.
Profecía sobre el valle de la visión
ISAÍAS
22
1 Profecía sobre el valle
de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los
terrados?
2 Tú, llena de alborotos,
ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni
muertos en guerra.
3 Todos tus príncipes
juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los que en ti se hallaron, fueron
atados juntamente, aunque habían huido lejos.
4 Por esto dije:
Dejadme, lloraré
amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi
pueblo.
5 Porque día es de
alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los
ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar al monte.
6 Y Elam tomó aljaba, con
carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo.
7 Tus hermosos valles
fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la puerta.
8 Y desnudó la cubierta de
Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.
9 Visteis las brechas de
la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas del estanque
de abajo.
10 Y contasteis las casas
de Jerusalén, y derribasteis casas para fortificar el muro.
11 Hicisteis foso entre
los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no tuvisteis respeto al que
lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró.
12 Por tanto, el Señor,
Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el
cabello y a vestir cilicio;
13 y he aquí gozo y
alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino,
diciendo:
Comamos y bebamos, porque
mañana moriremos.
14 Esto fue revelado a mis
oídos de parte de Jehová de los ejércitos:
Que este pecado no os
será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Sebna
será sustituido por Eliaquim
15 Jehová de los
ejércitos dice así:
Ve, entra a este
tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile:
16 ¿Qué tienes tú aquí, o
a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar
alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña?
17 He aquí que Jehová te
transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
18 Te echará a rodar con
ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros
de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.
19 Y te arrojaré de tu
lugar, y de tu puesto te empujaré.
20 En aquel día llamaré a
mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías,
21 y lo vestiré de tus
vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y
será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá.
22 Y pondré la llave de la
casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie
abrirá.
23 Y lo hincaré como clavo
en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre.
24 Colgarán de él toda la
honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores,
desde las tazas hasta toda clase de jarros.
25 En aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será
quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque
Jehová habló.
Profecía sobre Tiro
ISAÍAS
23
1 Profecía sobre Tiro.
Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a
donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.
2 Callad, moradores de la
costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían.
3 Su provisión procedía de
las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue
también emporio de las naciones.
4 Avergüénzate, Sidón,
porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo:
Nunca estuve de parto, ni
di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes.
5 Cuando llegue la noticia
a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.
6 Pasaos a Tarsis; aullad,
moradores de la costa.
7 ¿No era ésta vuestra
ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar
lejos.
8 ¿Quién decretó esto
sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos
mercaderes eran los nobles de la tierra?
9 Jehová de los ejércitos
lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los
ilustres de la tierra.
10 Pasa cual río de tu
tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder.
11 Extendió su mano sobre
el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus
fortalezas sean destruidas.
12 Y dijo:
No te alegrarás más, oh
oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no
tendrás reposo.
13 Mira la tierra de los
caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del
desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en
ruinas.
14 Aullad, naves de
Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza.
15 Acontecerá en aquel
día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey.
Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.
16 Toma arpa, y rodea la
ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas
recordada.
17 Y acontecerá que al fin
de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez
fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra.
18 Pero sus negocios y
ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque
sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman
hasta saciarse, y vistan espléndidamente.
El
juicio de Jehová sobre la tierra
ISAÍAS
24
1 He aquí que Jehová
vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus
moradores.
2 Y sucederá así como al
pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a
su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma
prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.
3 La tierra será
enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta
palabra.
4 Se destruyó, cayó la
tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.
5 Y la tierra se contaminó
bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho,
quebrantaron el pacto sempiterno.
6 Por esta causa la
maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa
fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
7 Se perdió el vino,
enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
8 Cesó el regocijo de los
panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.
9 No beberán vino con
cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren.
10 Quebrantada está la
ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.
11 Hay clamores por falta
de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la
tierra.
12 La ciudad quedó
desolada, y con ruina fue derribada la puerta.
13 Porque así será en
medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos
después de la vendimia.
14 Estos alzarán su voz,
cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.
15 Glorificad por esto a
Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.
16 De lo postrero de la
tierra oímos cánticos:
Gloria al justo. Y yo
dije:
¡Mi desdicha, mi
desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con
prevaricación de desleales.
17 Terror, foso y red
sobre ti, oh morador de la tierra.
18 Y acontecerá que el que
huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del
foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán
los cimientos de la tierra.
19 Será quebrantada del
todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la
tierra conmovida.
20 Temblará la tierra como
un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y
caerá, y nunca más se levantará.
21 Acontecerá en aquel
día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de
la tierra sobre la tierra.
22 Y serán amontonados
como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán
encerrados, y serán castigados después de muchos días.
23 La luna se avergonzará,
y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion
y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Cántico
de alabanza por el favor de Jehová
ISAÍAS
25
1 Jehová, tú eres mi
Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos
antiguos son verdad y firmeza.
2 Porque convertiste la
ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños
para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.
3 Por esto te dará gloria
el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.
4 Porque fuiste fortaleza
al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión,
sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra
el muro.
5 Como el calor en lugar
seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube
harás marchitar el renuevo de los robustos.
6 Y Jehová de los
ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares
suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos
purificados.
7 Y destruirá en este
monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que
envuelve a todas las naciones.
8 Destruirá a la muerte
para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y
quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.
9 Y se dirá en aquel día:
He aquí, éste es nuestro
Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado,
nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.
10 Porque la mano de
Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es
hollada la paja en el muladar.
11 Y extenderá su mano por
en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y
la destreza de sus manos;
12 Y abatirá la fortaleza
de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.
Cántico
de confianza en la protección de Jehová
ISAÍAS
26
1 En aquel día cantarán
este cántico en tierra de Judá:
Fuerte ciudad tenemos;
salvación puso Dios por muros y antemuro.
2 Abrid las puertas, y
entrará la gente justa, guardadora de verdades.
3 Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
4 Confiad en Jehová
perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
5 Porque derribó a los que
moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la
tierra, la derribó hasta el polvo.
6 La hollará pie, los pies
del afligido, los pasos de los menesterosos.
7 El camino del justo es
rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.
8 También en el camino de
tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo
de nuestra alma.
9 Con mi alma te he
deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré
a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del
mundo aprenden justicia.
10 Se mostrará piedad al
malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no
mirará a la majestad de Jehová.
11 Jehová, tu mano está
alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu
pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.
12 Jehová, tú nos darás
paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.
13 Jehová Dios nuestro,
otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente
nos acordaremos de tu nombre.
14 Muertos son, no
vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y
deshiciste todo su recuerdo.
15 Aumentaste el pueblo,
oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los
confines de la tierra.
16 Jehová, en la
tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.
17 Como la mujer encinta
cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos
sido delante de ti, oh Jehová.
18 Concebimos, tuvimos
dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra,
ni cayeron los moradores del mundo.
19 Tus muertos vivirán;
sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu
rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
20 Anda, pueblo mío,
entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un
momento, en tanto que pasa la indignación.
21 Porque he aquí que
Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad
contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá
ya más a sus muertos.
Liberación y regreso de Israel
ISAÍAS
27
1 En aquel día Jehová
castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al
leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.
2 En aquel día cantad
acerca de la viña del vino rojo.
3 Yo Jehová la guardo,
cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe.
4 No hay enojo en mí.
¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré
a una.
5 ¿O forzará alguien mi
fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo.
6 Días vendrán cuando
Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo
llenará de fruto.
7 ¿Acaso ha sido herido
como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron?
8 Con medida lo castigarás
en sus vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano.
9 De esta manera, pues,
será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de
su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal
desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol.
10 Porque la ciudad
fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un
desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.
11 Cuando sus ramas se
sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es
pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni
se compadecerá de él el que lo formó.
12 Acontecerá en aquel
día, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y
vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno.
13 Acontecerá también en
aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido
esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y
adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.
Condenación de Efraín
ISAÍAS
28
1 ¡Ay de la corona de
soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su
gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! 2
He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y
como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con
fuerza derriba a tierra.
3 Con los pies será
pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín.
4 Y será la flor caduca de
la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la
fruta temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se
la traga tan luego como la tiene a mano.
5 En aquel día Jehová de
los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de
su pueblo;
6 y por espíritu de juicio
al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la
puerta.
7 Pero también éstos
erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta
erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra,
erraron en la visión, tropezaron en el juicio.
8 Porque toda mesa está
llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.
9 ¿A quién se enseñará
ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los
arrancados de los pechos?
10 Porque mandamiento tras
mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un
poquito allí, otro poquito allá;
11 porque en lengua de
tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo,
12 a los cuales él dijo:
Este es el reposo; dad
reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oir.
13 La palabra, pues, de
Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón
tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que
vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
Amonestación a Jerusalén
14 Por tanto, varones
burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de
Jehová.
15 Por cuanto habéis
dicho:
Pacto tenemos hecho con
la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no
llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la
falsedad nos esconderemos;
16 por tanto, Jehová el
Señor dice así:
He aquí que yo he puesto
en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de
cimiento estable; el que creyere, no se apresure.
17 Y ajustaré el juicio a
cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y
aguas arrollarán el escondrijo.
18 Y será anulado vuestro
pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase
el turbión del azote, seréis de él pisoteados.
19 Luego que comience a
pasar, él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y
será ciertamente espanto el entender lo oído.
20 La cama será corta para
poder estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse.
21 Porque Jehová se
levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para
hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.
22 Ahora, pues, no os
burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya
determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos.
23 Estad atentos, y oíd
mi voz; atended, y oíd mi dicho.
24 El que ara para
sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?
25 Cuando ha igualado su
superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras,
y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado?
26 Porque su Dios le
instruye, y le enseña lo recto;
27 que el eneldo no se
trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un
palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara.
28 El grano se trilla;
pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni
lo quebranta con los dientes de su trillo.
29 También esto salió de
Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la
sabiduría.
Ariel y
sus enemigos
ISAÍAS
29
1 ¡Ay de Ariel, de Ariel,
ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso.
2 Mas yo pondré a Ariel en
apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.
3 Porque acamparé contra
ti alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes.
4 Entonces serás
humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz
de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.
5 Y la muchedumbre de tus
enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que
pasa; y será repentinamente, en un momento.
6 Por Jehová de los
ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con
torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.
7 Y será como sueño de
visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y
todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura.
8 Y les sucederá como el
que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su
estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero
cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las
naciones que pelearán contra el monte de Sion.
Ceguera
e hipocresía de Israel
9 Deteneos y maravillaos;
ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra.
10 Porque Jehová derramó
sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso
velo sobre las cabezas de vuestros videntes.
11 Y os será toda visión
como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le
dijeren:
Lee ahora esto; él dirá:
No puedo, porque está
sellado.
12 Y si se diere el libro
al que no sabe leer, diciéndole:
Lee ahora esto; él dirá:
No sé leer.
13 Dice, pues, el Señor:
Porque este pueblo se
acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos
de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado;
14 por tanto, he aquí que
nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y
espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la
inteligencia de sus entendidos.
15 ¡Ay de los que se
esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y
dicen:
¿Quién nos ve, y quién
nos conoce?
16 Vuestra perversidad
ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su
hacedor:
No me hizo? ¿Dirá la
vasija de aquel que la ha formado:
No entendió?
Redención de Israel
17 ¿No se convertirá de
aquí a muy poco tiempo el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será
estimado por bosque?
18 En aquel tiempo los
sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de
la oscuridad y de las tinieblas.
19 Entonces los humildes
crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en
el Santo de Israel.
20 Porque el violento será
acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se
desvelan para hacer iniquidad,
21 los que hacen pecar al
hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y
pervierten la causa del justo con vanidad.
22 Por tanto, Jehová, que
redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob:
No será ahora avergonzado
Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
23 porque verá a sus
hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y
santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.
24 Y los extraviados de
espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.
La
futilidad de confiar en Egipto
ISAÍAS
30
1 ¡Ay de los hijos que se
apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con
cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! 2 Que se apartan para
descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la
fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.
3 Pero la fuerza de Faraón
se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.
4 Cuando estén sus
príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,
5 todos se avergonzarán
del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les
será para vergüenza y aun para oprobio.
6 Profecía sobre las
bestias del Neguev:
Por tierra de tribulación
y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que
vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de
camellos, a un pueblo que no les será de provecho.
7 Ciertamente Egipto en
vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería
estarse quietos.
8 Ve, pues, ahora, y
escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro,
para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre.
9 Porque este pueblo es
rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;
10 que dicen a los
videntes:
No veáis; y a los
profetas:
No nos profeticéis lo
recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;
11 dejad el camino,
apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel.
12 Por tanto, el Santo de
Israel dice así:
Porque desechasteis esta
palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado;
13 por tanto, os será este
pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya
caída viene súbita y repentinamente.
14 Y se quebrará como se
quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que
entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar
agua del pozo.
15 Porque así dijo Jehová
el Señor, el Santo de Israel:
En descanso y en reposo
seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no
quisisteis,
16 sino que dijisteis:
No, antes huiremos en
caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por
tanto, serán veloces vuestros perseguidores.
17 Un millar huirá a la
amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis
como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina.
Promesa
de la gracia de Dios a Israel
18 Por tanto, Jehová
esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de
vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los
que confían en él.
19 Ciertamente el pueblo
morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se
apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
20 Bien que os dará el
Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te
serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros.
21 Entonces tus oídos
oirán a tus espaldas palabra que diga:
Este es el camino, andad
por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.
22 Entonces profanarás la
cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de
oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás.
23 Entonces dará el Señor
lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la
tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados
en espaciosas dehesas.
24 Tus bueyes y tus asnos
que labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba.
25 Y sobre todo monte
alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de
la gran matanza, cuando caerán las torres.
26 Y la luz de la luna
será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de
siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga
que él causó.
El
juicio de Jehová sobre Asiria
27 He aquí que el nombre
de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador;
sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume.
28 Su aliento, cual
torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con
criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos,
haciéndoles errar.
29 Vosotros tendréis
cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el
que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel.
30 Y Jehová hará oír su
potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de
fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo.
31 Porque Asiria que hirió
con vara, con la voz de Jehová será quebrantada.
32 Y cada golpe de la vara
justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en
batalla tumultuosa peleará contra ellos.
33 Porque Tofet ya de
tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de
fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende.
Los
egipcios son hombres y no dioses
ISAÍAS
31
1 ¡Ay de los que
descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en
carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al
Santo de Israel, ni buscan a Jehová! 2 Pero él también es sabio, y traerá el
mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los
malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.
3 Y los egipcios hombres
son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender
Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos
desfallecerán a una.
4 Porque Jehová me dijo a
mí de esta manera:
Como el león y el
cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra
él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así
Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su
collado.
5 Como las aves que
vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando,
preservando y salvando.
6 Volved a aquel contra
quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel.
7 Porque en aquel día
arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros
han hecho vuestras manos pecadoras.
8 Entonces caerá Asiria
por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la
presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios.
9 Y de miedo pasará su
fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo
fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.
El Rey
justo
ISAÍAS
32
1 He aquí que para
justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
2 Y será aquel varón como
escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de
aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
3 No se ofuscarán entonces
los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.
4 Y el corazón de los
necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y
claramente.
5 El ruin nunca más será
llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.
6 Porque el ruin hablará
ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar
escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida
al sediento.
7 Las armas del tramposo
son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras
mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre.
8 Pero el generoso pensará
generosidades, y por generosidades será exaltado.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
9 Mujeres indolentes,
levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.
10 De aquí a algo más de
un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha
no vendrá.
11 Temblad, oh indolentes;
turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
12 Golpeándose el pecho
lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.
13 Sobre la tierra de mi
pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría
en la ciudad de alegría.
14 Porque los palacios
quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se
volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan
majada;
15 hasta que sobre
nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en
campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
16 Y habitará el juicio en
el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.
17 Y el efecto de la
justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
18 Y mi pueblo habitará en
morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
19 Y cuando caiga granizo,
caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida.
20 Dichosos vosotros los
que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno.
Jehová
traerá salvación
ISAÍAS
33
1 ¡Ay de ti, que saqueas,
y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo!
Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer
deslealtad, se hará contra ti.
2 Oh Jehová, ten
misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana,
sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.
3 Los pueblos huyeron a la
voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú.
4 Sus despojos serán
recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra
parte corren las langostas.
5 Será exaltado Jehová, el
cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia.
6 Y reinarán en tus
tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová
será su tesoro.
7 He aquí que sus
embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.
8 Las calzadas están
deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades,
tuvo en nada a los hombres.
9 Se enlutó, enfermó la
tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto,
y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré,
dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido.
11 Concebisteis
hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá.
12 Y los pueblos serán
como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego.
13 Oíd, los que estáis
lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder.
14 Los pecadores se
asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros
morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas
eternas?
15 El que camina en
justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que
sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír
propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;
16 éste habitará en las
alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus
aguas serán seguras.
17 Tus ojos verán al Rey
en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
18 Tu corazón imaginará el
espanto, y dirá:
¿Qué es del escriba? ¿qué
del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?
19 No verás a aquel pueblo
orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no
comprendas.
20 Mira a Sion, ciudad de
nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda
que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus
cuerdas será rota.
21 Porque ciertamente allí
será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por
el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
22 Porque Jehová es
nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos
salvará.
23 Tus cuerdas se
aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces
botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.
24 No dirá el morador:
Estoy enfermo; al pueblo
que more en ella le será perdonada la iniquidad.
La ira
de Jehová contra las naciones
ISAÍAS
34
1 Acercaos, naciones,
juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en
ella, el mundo y todo lo que produce.
2 Porque Jehová está
airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas;
las destruirá y las entregará al matadero.
3 Y los muertos de ellas
serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se
disolverán por la sangre de ellos.
4 Y todo el ejército de
los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo
su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
5 Porque en los cielos se
embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el
pueblo de mi anatema.
6 Llena está de sangre la
espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos
cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en
Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
7 Y con ellos caerán
búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo
se engrasará de grosura.
8 Porque es día de
venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
9 Y sus arroyos se
convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente.
10 No se apagará de noche
ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será
asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el
pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá
sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.
12 Llamarán a sus
príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.
13 En sus alcázares
crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de
chacales, y patio para los pollos de los avestruces.
14 Las fieras del desierto
se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la
lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.
15 Allí anidará el buho,
pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas;
también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
16 Inquirid en el libro de
Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque
su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
17 Y él les echó suertes,
y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de
generación en generación morarán allí.
Futuro
glorioso de Sion
ISAÍAS
35
1 Se alegrarán el
desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
2 Florecerá profusamente,
y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada,
la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la
hermosura del Dios nuestro.
3 Fortaleced las manos
cansadas, afirmad las rodillas endebles.
4 Decid a los de corazón
apocado:
Esforzaos, no temáis; he
aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os
salvará.
5 Entonces los ojos de
los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
6 Entonces el cojo saltará
como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el
desierto, y torrentes en la soledad.
7 El lugar seco se
convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de
chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.
8 Y habrá allí calzada y
camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él
mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no
se extraviará.
9 No habrá allí león, ni
fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.
10 Y los redimidos de
Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
La
invasión de Senaquerib
(2 R.18.13-37;2 Cr.32.1-19)
ISAÍAS
36
1 Aconteció en el año
catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las
ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
2 Y el rey de Asiria envió
al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey
Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la
heredad del Lavador.
3 Y salió a él Eliaquim
hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
4 a los cuales dijo el
Rabsaces:
Decid ahora a Ezequías:
El gran rey, el rey de
Asiria, dice así:
¿Qué confianza es esta en
que te apoyas?
5 Yo digo que el consejo y
poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora
bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?
6 He aquí que confías en
este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le
entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos
los que en él confían.
7 Y si me decís:
En Jehová nuestro Dios
confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar
Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén:
Delante de este altar
adoraréis?
8 Ahora, pues, yo te ruego
que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú
puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
9 ¿Cómo, pues, podrás
resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés
confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
10 ¿Acaso vine yo ahora a
esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo:
Sube a esta tierra y
destrúyela.
11 Entonces dijeron
Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces:
Te rogamos que hables a
tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros
en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.
12 Y dijo el Rabsaces:
¿Acaso me envió mi señor
a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están
sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?
13 Entonces el Rabsaces
se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo:
Oíd las palabras del gran
rey, el rey de Asiria.
14 El rey dice así:
No os engañe Ezequías,
porque no os podrá librar.
15 Ni os haga Ezequías
confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente Jehová nos
librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
16 No escuchéis a
Ezequías, porque así dice el rey de Asiria:
Haced conmigo paz, y
salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada
cual las aguas de su pozo,
17 hasta que yo venga y os
lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y
de viñas.
18 Mirad que no os engañe
Ezequías diciendo:
Jehová nos librará.
¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey
de Asiria?
19 ¿Dónde está el dios de
Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi
mano?
20 ¿Qué dios hay entre los
dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová
libre de mi mano a Jerusalén?
21 Pero ellos callaron, y
no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo:
No le respondáis.
22 Entonces Eliaquim hijo
de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron
a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Judá es
librado de Senaquerib
(2 R.19.1-37;2 Cr.32.20-23)
ISAÍAS
37
1 Aconteció, pues, que
cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino
a la casa de Jehová.
2 Y envió a Eliaquim
mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de
cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz.
3 Los cuales le dijeron:
Así ha dicho Ezequías:
Día de angustia, de
reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el
punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.
4 Quizá oirá Jehová tu
Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para
blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu
Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
5 Vinieron, pues, los
siervos de Ezequías a Isaías.
6 Y les dijo Isaías:
Diréis así a vuestro
señor:
Así ha dicho Jehová:
No temas por las palabras
que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
7 He aquí que yo pondré en
él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra
perezca a espada.
8 Vuelto, pues, el
Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído
que se había apartado de Laquis.
9 Mas oyendo decir de
Tirhaca rey de Etiopía:
He aquí que ha salido
para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:
10 Así diréis a Ezequías
rey de Judá:
No te engañe tu Dios en
quien tú confías, diciendo:
Jerusalén no será
entregada en mano del rey de Asiria.
11 He aquí que tú oíste lo
que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y
escaparás tú?
12 ¿Acaso libraron sus
dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a
los hijos de Edén que moraban en Telasar?
13 ¿Dónde está el rey de
Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
14 Y tomó Ezequías las
cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y
las extendió delante de Jehová.
15 Entonces Ezequías oró a
Jehová, diciendo:
16 Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de
todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
17 Inclina, oh Jehová, tu
oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de
Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
18 Ciertamente, oh Jehová,
los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,
19 y entregaron los dioses
de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y
piedra; por eso los destruyeron.
20 Ahora pues, Jehová Dios
nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan
que sólo tú eres Jehová.
21 Entonces Isaías hijo
de Amoz envió a decir a Ezequías:
Así ha dicho Jehová Dios
de Israel:
Acerca de lo que me
rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
22 estas son las palabras
que Jehová habló contra él:
La virgen hija de Sion te
menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
23 ¿A quién vituperaste,
y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en
alto? Contra el Santo de Israel.
24 Por mano de tus siervos
has vituperado al Señor, y dijiste:
Con la multitud de mis
carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus
altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al
bosque de sus feraces campos.
25 Yo cavé, y bebí las
aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.
26 ¿No has oído decir que
desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo
ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades
fortificadas a montones de escombros.
27 Sus moradores fueron de
corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y
hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.
28 He conocido tu
condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
29 Porque contra mí te
airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu
nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde
viniste.
30 Y esto te será por
señal:
Comeréis este año lo que
nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis
y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
31 Y lo que hubiere
quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz
abajo, y dará fruto arriba.
32 Porque de Jerusalén
saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de
los ejércitos hará esto.
33 Por tanto, así dice
Jehová acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta
ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni
levantará contra ella baluarte.
34 Por el camino que vino,
volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
35 Porque yo ampararé a
esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
36 Y salió el ángel de
Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y
cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.
37 Entonces Senaquerib rey
de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive.
38 Y aconteció que
mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer
le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar
Esarhadón su hijo.
Enfermedad de Ezequías
(2 R.20.1-11;2 Cr.32.24-26)
ISAÍAS
38
1 En aquellos días
Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le
dijo:
Jehová dice así:
Ordena tu casa, porque
morirás, y no vivirás.
2 Entonces volvió Ezequías
su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,
3 y dijo:
Oh Jehová, te ruego que
te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y
que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con
gran lloro.
4 Entonces vino palabra de
Jehová a Isaías, diciendo:
5 Ve y di a Ezequías:
Jehová Dios de David tu
padre dice así:
He oído tu oración, y
visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.
6 Y te libraré a ti y a
esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
7 Y esto te será señal de
parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:
8 He aquí yo haré volver
la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez
grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya
descendido.
9 Escritura de Ezequías
rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:
10 Yo dije:
A la mitad de mis días
iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.
11 Dije:
No veré a JAH, a JAH en
la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo.
12 Mi morada ha sido
movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me
cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche.
13 Contaba yo hasta la
mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me
acabarás.
14 Como la grulla y como
la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová,
violencia padezco; fortaléceme.
15 ¿Qué diré? El que me lo
dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de
aquella amargura de mi alma.
16 Oh Señor, por todas
estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu;
pues tú me restablecerás, y harás que viva.
17 He aquí, amargura
grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de
corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
18 Porque el Seol no te
exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán
tu verdad.
19 El que vive, el que
vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los
hijos.
20 Jehová me salvará; por
tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de
nuestra vida.
21 Y había dicho Isaías:
Tomen masa de higos, y
pónganla en la llaga, y sanará.
22 Había asimismo dicho
Ezequías:
¿Qué señal tendré de que
subiré a la casa de Jehová?
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R.20.12-19;2 Cr.32.27-31)
ISAÍAS
39
1 En aquel tiempo Merodac-baladán
hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque
supo que había estado enfermo, y que había convalecido.
2 Y se regocijó con ellos
Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos
preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no
hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.
3 Entonces el profeta
Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo:
¿Qué dicen estos hombres,
y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió:
De tierra muy lejana han
venido a mí, de Babilonia.
4 Dijo entonces:
¿Qué han visto en tu
casa? Y dijo Ezequías:
Todo lo que hay en mi
casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
5 Entonces dijo Isaías a
Ezequías:
Oye palabra de Jehová de
los ejércitos:
6 He aquí vienen días en
que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han
atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová.
7 De tus hijos que saldrán
de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey
de Babilonia.
8 Y dijo Ezequías a
Isaías:
La palabra de Jehová que
has hablado es buena. Y añadió:
A lo menos, haya paz y
seguridad en mis días.
Jehová
consuela a Sion
ISAÍAS
40
1 Consolaos, consolaos,
pueblo mío, dice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de
Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es
perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
3 Voz que clama en el
desierto:
Preparad camino a Jehová;
enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
4 Todo valle sea alzado, y
bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
5 Y se manifestará la
gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha
hablado.
6 Voz que decía:
Da voces. Y yo respondí:
¿Qué tengo que decir a
voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
7 La hierba se seca, y la
flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como
hierba es el pueblo.
8 Sécase la hierba,
marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9 Súbete sobre un monte
alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén;
levántala, no temas; di a las ciudades de Judá:
¡Ved aquí al Dios
vuestro! 10 He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará;
he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.
11 Como pastor apacentará
su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará;
pastoreará suavemente a las recién paridas.
El
incomparable Dios de Israel
12 ¿Quién midió las aguas
con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo
de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
13 ¿Quién enseñó al
Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?
14 ¿A quién pidió consejo
para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o
le mostró la senda de la prudencia?
15 He aquí que las
naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en
las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como
polvo.
16 Ni el Líbano bastará
para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
17 Como nada son todas las
naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y
que lo que no es.
18 ¿A qué, pues, haréis
semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
19 El artífice prepara la
imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata.
20 El pobre escoge, para
ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una
imagen de talla que no se mueva.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis
oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde
que la tierra se fundó?
22 El está sentado sobre
el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los
cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.
23 El convierte en nada a
los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.
24 Como si nunca hubieran
sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco
hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el
torbellino los lleva como hojarasca.
25 ¿A qué, pues, me haréis
semejante o me compararéis? dice el Santo.
26 Levantad en alto
vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a
todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y
el poder de su dominio.
27 ¿Por qué dices, oh
Jacob, y hablas tú, Israel:
Mi camino está escondido
de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
28 ¿No has sabido, no has
oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No
desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo
alcance.
29 El da esfuerzo al
cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30 Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
31 pero los que esperan a
Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no
se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Seguridad de Dios para Israel
ISAÍAS
41
1 Escuchadme, costas, y
esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a
juicio.
2 ¿Quién despertó del
oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones,
y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como
hojarasca que su arco arrebata?
3 Los siguió, pasó en paz
por camino por donde sus pies nunca habían entrado.
4 ¿Quién hizo y realizó
esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y
yo mismo con los postreros.
5 Las costas vieron, y
tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y
vinieron.
6 Cada cual ayudó a su
vecino, y a su hermano dijo:
Esfuérzate.
7 El carpintero animó al
platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo:
Buena está la soldadura;
y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.
8 Pero tú, Israel, siervo
mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.
9 Porque te tomé de los
confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije:
Mi siervo eres tú; te
escogí, y no te deseché.
10 No temas, porque yo
estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
11 He aquí que todos los
que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y
perecerán los que contienden contigo.
12 Buscarás a los que
tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no
es, aquellos que te hacen la guerra.
13 Porque yo Jehová soy tu
Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice:
No temas, yo te ayudo.
14 No temas, gusano de
Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo
de Israel es tu Redentor.
15 He aquí que yo te he
puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los
molerás, y collados reducirás a tamo.
16 Los aventarás, y los
llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en
Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.
17 Los afligidos y
menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo
Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.
18 En las alturas abriré
ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de
aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.
19 Daré en el desierto
cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y
bojes juntamente,
20 para que vean y
conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que
el Santo de Israel lo creó.
Dios
reta a los falsos dioses
21 Alegad por vuestra
causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob.
22 Traigan, anúnciennos lo
que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos
nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo
que ha de venir.
23 Dadnos nuevas de lo que
ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced
bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.
24 He aquí que vosotros
sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió.
25 Del norte levanté a
uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes
como lodo, y como pisa el barro el alfarero.
26 ¿Quién lo anunció desde
el principio, para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos:
Es justo? Cierto, no hay
quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay quien oiga vuestras
palabras.
27 Yo soy el primero que
he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres
nuevas.
28 Miré, y no había
ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no
respondieron palabra.
29 He aquí, todos son
vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.
El
Siervo de Jehová
ISAÍAS
42
1 He aquí mi siervo, yo
le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto
sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
2 No gritará, ni alzará su
voz, ni la hará oír en las calles.
3 No quebrará la caña
cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá
justicia.
4 No se cansará ni
desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su
ley.
5 Así dice Jehová Dios,
Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus
productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que
por ella andan:
6 Yo Jehová te he llamado
en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al
pueblo, por luz de las naciones,
7 para que abras los ojos
de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión
a los que moran en tinieblas.
8 Yo Jehová; este es mi
nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
9 He aquí se cumplieron
las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las
haré notorias.
Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
10 Cantad a Jehová un
nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar,
y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.
11 Alcen la voz el
desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de
Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.
12 Den gloria a Jehová, y
anuncien sus loores en las costas.
13 Jehová saldrá como
gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará
sobre sus enemigos.
14 Desde el siglo he
callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de
parto; asolaré y devoraré juntamente.
15 Convertiré en soledad
montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y
secaré los estanques.
16 Y guiaré a los ciegos
por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido;
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas
cosas les haré, y no los desampararé.
17 Serán vueltos atrás y
en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de
fundición:
Vosotros sois nuestros
dioses.
Israel
no aprende de la disciplina
18 Sordos, oíd, y
vosotros, ciegos, mirad para ver.
19 ¿Quién es ciego, sino
mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi
escogido, y ciego como el siervo de Jehová,
20 que ve muchas cosas y
no advierte, que abre los oídos y no oye?
21 Jehová se complació por
amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.
22 Mas este es pueblo
saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en
cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay
quien diga:
Restituid.
23 ¿Quién de vosotros oirá
esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir?
24 ¿Quién dio a Jacob en
botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos?
No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.
25 Por tanto, derramó
sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes,
pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.
Jehová
es el único Redentor
ISAÍAS
43
1 Ahora, así dice Jehová,
Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel:
No temas, porque yo te
redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las
aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
3 Porque yo Jehová, Dios
tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a
Etiopía y a Seba por ti.
4 Porque a mis ojos fuiste
de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y
naciones por tu vida.
5 No temas, porque yo
estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
6 Diré al norte:
Da acá; y al sur:
No detengas; trae de
lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
7 todos los llamados de mi
nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
8 Sacad al pueblo ciego
que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
9 Congréguense a una todas
las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé
nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y
justifíquense; oigan, y digan:
Verdad es.
10 Vosotros sois mis
testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y
creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo
será después de mí.
11 Yo, yo Jehová, y fuera
de mí no hay quien salve.
12 Yo anuncié, y salvé, e
hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis
testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
13 Aun antes que hubiera
día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo
estorbará?
14 Así dice Jehová,
Redentor vuestro, el Santo de Israel:
Por vosotros envié a
Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en
las naves de que se gloriaban.
15 Yo Jehová, Santo
vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey.
16 Así dice Jehová, el que
abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;
17 el que saca carro y
caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como
pábilo quedan apagados.
18 No os acordéis de las
cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
19 He aquí que yo hago
cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el
desierto, y ríos en la soledad.
20 Las fieras del campo me
honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el
desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
21 Este pueblo he creado
para mí; mis alabanzas publicará.
22 Y no me invocaste a
mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel.
23 No me trajiste a mí los
animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice
servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso.
24 No compraste para mí
caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios,
sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.
25 Yo, yo soy el que
borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
26 Hazme recordar,
entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte.
27 Tu primer padre pecó, y
tus enseñadores prevaricaron contra mí.
28 Por tanto, yo profané
los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel.
Jehová
es el único Dios
ISAÍAS
44
1 Ahora pues, oye, Jacob,
siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí.
2 Así dice Jehová, Hacedor
tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará:
No temas, siervo mío
Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.
3 Porque yo derramaré
aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré
sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
4 y brotarán entre hierba,
como sauces junto a las riberas de las aguas.
5 Este dirá:
Yo soy de Jehová; el otro
se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano:
A Jehová, y se apellidará
con el nombre de Israel.
6 Así dice Jehová Rey de
Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos:
Yo soy el primero, y yo
soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
7 ¿Y quién proclamará lo
venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde
que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por
venir.
8 No temáis, ni os
amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego
vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco
ninguno.
La
insensatez de la idolatría
9 Los formadores de
imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada
es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven
ni entienden.
10 ¿Quién formó un dios, o
quién fundió una imagen que para nada es de provecho?
11 He aquí que todos los
suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos
se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.
12 El herrero toma la
tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello
con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe
agua, y se desmaya.
13 El carpintero tiende la
regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el
compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo
en casa.
14 Corta cedros, y toma
ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se
críe con la lluvia.
15 De él se sirve luego el
hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno,
y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla
delante de él.
16 Parte del leño quema en
el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se
calienta, y dice:
¡Oh! me he calentado, he
visto el fuego;
17 y hace del sobrante un
dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo:
Líbrame, porque mi Dios
eres tú.
18 No saben ni entienden;
porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.
19 No discurre para
consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir:
Parte de esto quemé en el
fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él
una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol?
20 De ceniza se alimenta;
su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga:
¿No es pura mentira lo
que tengo en mi mano derecha?
Jehová
es el Redentor de Israel
21 Acuérdate de estas
cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres
tú; Israel, no me olvides.
22 Yo deshice como una
nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te
redimí.
23 Cantad loores, oh
cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra;
prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque
Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado.
24 Así dice Jehová, tu
Redentor, que te formó desde el vientre:
Yo Jehová, que lo hago
todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
25 que deshago las señales
de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los
sabios, y desvanezco su sabiduría.
26 Yo, el que despierta la
palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a
Jerusalén:
Serás habitada; y a las
ciudades de Judá:
Reconstruidas serán, y
sus ruinas reedificaré;
27 que dice a las
profundidades:
Secaos, y tus ríos haré
secar;
28 que dice de Ciro:
Es mi pastor, y cumplirá
todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén:
Serás edificada; y al
templo:
Serás fundado.
Encargo
de Dios para Ciro
ISAÍAS
45
1 Así dice Jehová a su
ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones
delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las
puertas no se cerrarán:
2 Yo iré delante de ti, y
enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de
hierro haré pedazos;
3 y te daré los tesoros
escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el
Dios de Israel, que te pongo nombre.
4 Por amor de mi siervo
Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre,
aunque no me conociste.
5 Yo soy Jehová, y ninguno
más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,
6 para que se sepa desde
el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová,
y ninguno más que yo,
7 que formo la luz y creo
las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago
todo esto.
Jehová
el Creador
8 Rociad, cielos, de
arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la
salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado.
9 ¡Ay del que pleitea con
su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo
labra:
¿Qué haces?; o tu obra:
No tiene manos?
10 ¡Ay del que dice al
padre:
¿Por qué engendraste? y a
la mujer:
¿Por qué diste a luz?! 11
Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador:
Preguntadme de las cosas
por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
12 Yo hice la tierra, y
creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su
ejército mandé.
13 Yo lo desperté en
justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis
cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.
14 Así dice Jehová:
El trabajo de Egipto, las
mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a
ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y
te suplicarán diciendo:
Ciertamente en ti está
Dios, y no hay otro fuera de Dios.
15 Verdaderamente tú eres
Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.
16 Confusos y avergonzados
serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes.
17 Israel será salvo en
Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos
los siglos.
18 Porque así dijo
Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo
y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó:
Yo soy Jehová, y no hay
otro.
19 No hablé en secreto, en
un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob:
En vano me buscáis. Yo
soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.
Jehová
y los ídolos de Babilonia
20 Reuníos, y venid;
juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento
aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no
salva.
21 Proclamad, y hacedlos
acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio,
y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios
justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.
22 Mirad a mí, y sed
salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.
23 Por mí mismo hice
juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada:
Que a mí se doblará toda
rodilla, y jurará toda lengua.
24 Y se dirá de mí:
Ciertamente en Jehová
está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se
enardecen serán avergonzados.
25 En Jehová será
justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.
ISAÍAS
46
1 Se postró Bel, se
abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga;
esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias
cansadas.
2 Fueron humillados,
fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron
ellos mismos que ir en cautiverio.
3 Oídme, oh casa de
Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde
el vientre, los que sois llevados desde la matriz.
4 Y hasta la vejez yo
mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y
guardaré.
5 ¿A quién me asemejáis,
y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?
6 Sacan oro de la bolsa, y
pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se
postran y adoran.
7 Se lo echan sobre los
hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su
sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
8 Acordaos de esto, y
tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores.
9 Acordaos de las cosas
pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y
nada hay semejante a mí,
10 que anuncio lo por
venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que
digo:
Mi consejo permanecerá, y
haré todo lo que quiero;
11 que llamo desde el
oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré
venir; lo he pensado, y también lo haré.
12 Oídme, duros de
corazón, que estáis lejos de la justicia:
13 Haré que se acerque mi
justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en
Sion, y mi gloria en Israel.
Juicio
sobre Babilonia
ISAÍAS
47
1 Desciende y siéntate en
el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, hija de
los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada.
2 Toma el molino y muele
harina; descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los
ríos.
3 Será tu vergüenza
descubierta, y tu deshonra será vista; haré retribución, y no se librará hombre
alguno.
4 Nuestro Redentor, Jehová
de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
5 Siéntate, calla, y
entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán señora de
reinos.
6 Me enojé contra mi
pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste compasión;
sobre el anciano agravaste mucho tu yugo.
7 Dijiste:
Para siempre seré señora;
y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería.
8 Oye, pues, ahora esto,
mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu
corazón:
Yo soy, y fuera de mí no
hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.
9 Estas dos cosas te
vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán
sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos.
10 Porque te confiaste en
tu maldad, diciendo:
Nadie me ve. Tu sabiduría
y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón:
Yo, y nadie más.
11 Vendrá, pues, sobre ti
mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no
podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti.
12 Estate ahora en tus
encantamientos y en la multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste
desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá te fortalecerás.
13 Te has fatigado en tus
muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los
cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para
pronosticar lo que vendrá sobre ti.
14 He aquí que serán como
tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará
brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten.
15 Así te serán aquellos
con quienes te fatigaste, los que traficaron contigo desde tu juventud; cada uno
irá por su camino, no habrá quien te salve.
Dios
reprende la infidelidad de Israel
ISAÍAS
48
1 Oíd esto, casa de
Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de
Judá, los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel,
mas no en verdad ni en justicia;
2 porque de la santa
ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían; su nombre es Jehová de los
ejércitos.
3 Lo que pasó, ya antes
lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad.
4 Por cuanto conozco que
eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce,
5 te lo dije ya hace
tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras:
Mi ídolo lo hizo, mis
imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas.
6 Lo oíste, y lo viste
todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y
ocultas que tú no sabías.
7 Ahora han sido creadas,
no en días pasados, ni antes de este día las habías oído, para que no digas:
He aquí que yo lo sabía.
8 Sí, nunca lo habías
oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque
sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde
el vientre.
9 Por amor de mi nombre
diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte.
10 He aquí te he
purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción.
11 Por mí, por amor de mí
mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a
otro.
12 Oyeme, Jacob, y tú,
Israel, a quien llamé:
Yo mismo, yo el primero,
yo también el postrero.
13 Mi mano fundó también
la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo,
comparecieron juntamente.
14 Juntaos todos
vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien
Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los
caldeos.
15 Yo, yo hablé, y le
llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino.
16 Acercaos a mí, oíd
esto:
desde el principio no
hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová
el Señor, y su Espíritu.
17 Así ha dicho Jehová,
Redentor tuyo, el Santo de Israel:
Yo soy Jehová Dios tuyo,
que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.
18 ¡Oh, si hubieras
atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia
como las ondas del mar.
19 Fuera como la arena tu
descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su
nombre sería cortado, ni raído de mi presencia.
20 Salid de Babilonia,
huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo,
llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid:
Redimió Jehová a Jacob su
siervo.
21 No tuvieron sed cuando
los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña, y
corrieron las aguas.
22 No hay paz para los
malos, dijo Jehová.
Israel,
siervo de Jehová
ISAÍAS
49
1 Oídme, costas, y
escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas
de mi madre tuvo mi nombre en memoria.
2 Y puso mi boca como
espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida,
me guardó en su aljaba;
3 y me dijo:
Mi siervo eres, oh
Israel, porque en ti me gloriaré.
4 Pero yo dije:
Por demás he trabajado,
en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de
Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
5 Ahora pues, dice
Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a
él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de
Jehová, y el Dios mío será mi fuerza);
6 dice:
Poco es para mí que tú
seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el
remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi
salvación hasta lo postrero de la tierra.
7 Así ha dicho Jehová,
Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las
naciones, al siervo de los tiranos:
Verán reyes, y se
levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel,
el cual te escogió.
Dios
promete restaurar a Sion
8 Así dijo Jehová:
En tiempo aceptable te
oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al
pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;
9 para que digas a los
presos:
Salid; y a los que están
en tinieblas:
Mostraos. En los caminos
serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.
10 No tendrán hambre ni
sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos
misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.
11 Y convertiré en camino
todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.
12 He aquí éstos vendrán
de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de
Sinim.
13 Cantad alabanzas, oh
cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová
ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
14 Pero Sion dijo:
Me dejó Jehová, y el
Señor se olvidó de mí.
15 ¿Se olvidará la mujer
de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque
olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
16 He aquí que en las
palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
17 Tus edificadores
vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.
18 Alza tus ojos
alrededor, y mira:
todos éstos se han
reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura
de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia.
19 Porque tu tierra
devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los
moradores, y tus destruidores serán apartados lejos.
20 Aun los hijos de tu
orfandad dirán a tus oídos:
Estrecho es para mí este
lugar; apártate, para que yo more.
21 Y dirás en tu corazón:
¿Quién me engendró éstos?
Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada;
¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban
éstos?
22 Así dijo Jehová el
Señor:
He aquí, yo tenderé mi
mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a
tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.
23 Reyes serán tus ayos, y
sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán
el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los
que esperan en mí.
24 ¿Será quitado el botín
al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano?
25 Pero así dice Jehová:
Ciertamente el cautivo
será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito
yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
26 Y a los que te
despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como
con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor
tuyo, el Fuerte de Jacob.
Jehová
ayuda a quienes confían en él
ISAÍAS
50
1 Así dijo Jehová:
¿Qué es de la carta de
repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis
acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois
vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.
2 ¿Por qué cuando vine, no
hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano
para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión
hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta
de agua, y mueren de sed.
3 Visto de oscuridad los
cielos, y hago como cilicio su cubierta.
4 Jehová el Señor me dio
lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras
mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.
5 Jehová el Señor me abrió
el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.
6 Di mi cuerpo a los
heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de
injurias y de esputos.
7 Porque Jehová el Señor
me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal,
y sé que no seré avergonzado.
8 Cercano está de mí el
que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de
mi causa? Acérquese a mí.
9 He aquí que Jehová el
Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se
envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.
10 ¿Quién hay entre
vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas
y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.
11 He aquí que todos
vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego,
y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis
sepultados.
Palabras de consuelo para Sion
ISAÍAS
51
1 Oídme, los que seguís
la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis
cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
2 Mirad a Abraham vuestro
padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo
llamé, y lo bendije y lo multipliqué.
3 Ciertamente consolará
Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso,
y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y
voces de canto.
4 Estad atentos a mí,
pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para
luz de los pueblos.
5 Cercana está mi
justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me
esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.
6 Alzad a los cielos
vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como
humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera
perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no
perecerá.
7 Oídme, los que conocéis
justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni
desmayéis por sus ultrajes.
8 Porque como a vestidura
los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá
perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.
9 Despiértate,
despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo
antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió
al dragón?
10 ¿No eres tú el que secó
el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades
del mar para que pasaran los redimidos?
11 Ciertamente volverán
los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre
sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.
12 Yo, yo soy vuestro
consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y
del hijo de hombre, que es como heno?
13 Y ya te has olvidado de
Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día
temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para
destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?
14 El preso agobiado será
libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan.
15 Porque yo Jehová, que
agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los
ejércitos.
16 Y en tu boca he puesto
mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y
echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion:
Pueblo mío eres tú.
17 Despierta, despierta,
levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira;
porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.
18 De todos los hijos que
dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos
que crió.
19 Estas dos cosas te han
acontecido:
asolamiento y
quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará?
20 Tus hijos desmayaron,
estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en
la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo.
21 Oye, pues, ahora esto,
afligida, ebria, y no de vino:
22 Así dijo Jehová tu
Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo:
He aquí he quitado de tu
mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo
beberás.
23 Y lo pondré en mano de
tus angustiadores, que dijeron a tu alma:
Inclínate, y pasaremos
por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que
pasaran.
Dios librará del
cautiverio a Sion
ISAÍAS
52
1 Despierta, despierta,
vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa;
porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.
2 Sacúdete del polvo;
levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija
de Sion.
3 Porque así dice Jehová:
De balde fuisteis
vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados.
4 Porque así dijo Jehová
el Señor:
Mi pueblo descendió a
Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón.
5 Y ahora ¿qué hago aquí,
dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se
enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi
nombre todo el día.
6 Por tanto, mi pueblo
sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí
estaré presente.
7 ¡Cuán hermosos son
sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz,
del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion:
¡Tu Dios reina! 8 ¡Voz de
tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo
verán que Jehová vuelve a traer a Sion.
9 Cantad alabanzas,
alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su
pueblo, a Jerusalén ha redimido.
10 Jehová desnudó su santo
brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra
verán la salvación del Dios nuestro.
11 Apartaos, apartaos,
salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los
que lleváislos utensilios de Jehová.
12 Porque no saldréis
apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os
congregará el Dios de Israel.
Sufrimientos del Siervo de Jehová
13 He aquí que mi siervo
será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto.
14 Como se asombraron de
ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su
hermosura más que la de los hijos de los hombres,
15 así asombrará él a
muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca
les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
ISAÍAS
53
1 ¿Quién ha creído a
nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
2 Subirá cual renuevo
delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura;
le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
3 Despreciado y desechado
entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que
escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
8 Por cárcel y por juicio
fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra
de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
9 Y se dispuso con los
impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo
maldad, ni hubo engaño en su boca.
10 Con todo eso, Jehová
quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en
expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de
Jehová será en su mano prosperada.
11 Verá el fruto de la
aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi
siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
12 Por tanto, yo le daré
parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó
su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el
pecado de muchos, y orado por los transgresores.
El amor
eterno de Jehová hacia Israel
ISAÍAS
54
1 Regocíjate, oh estéril,
la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo
de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha
dicho Jehová.
2 Ensancha el sitio de tu
tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa;
alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.
3 Porque te extenderás a
la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y
habitará las ciudades asoladas.
4 No temas, pues no serás
confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te
olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria.
5 Porque tu marido es tu
Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de
Israel; Dios de toda la tierra será llamado.
6 Porque como a mujer
abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la
juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.
7 Por un breve momento te
abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.
8 Con un poco de ira
escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré
compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.
9 Porque esto me será
como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían
sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.
10 Porque los montes se
moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni
el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.
11 Pobrecita, fatigada
con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre
carbunclo, y sobre zafiros te fundaré.
12 Tus ventanas pondré de
piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de
piedras preciosas.
13 Y todos tus hijos serán
enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.
14 Con justicia serás
adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se
acercará a ti.
15 Si alguno conspirare
contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá.
16 He aquí que yo hice al
herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su
obra; y yo he creado al destruidor para destruir.
17 Ninguna arma forjada
contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en
juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí
vendrá, dijo Jehová.
Misericordia gratuita para todos
ISAÍAS
55
1 A todos los sedientos:
Venid a las aguas; y los
que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin
precio, vino y leche.
2 ¿Por qué gastáis el
dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme
atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
3 Inclinad vuestro oído, y
venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las
misericordias firmes a David.
4 He aquí que yo lo di por
testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones.
5 He aquí, llamarás a
gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa
de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
6 Buscad a Jehová mientras
puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
7 Deje el impío su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
8 Porque mis pensamientos
no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
9 Como son más altos los
cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos.
10 Porque como desciende
de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra,
y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
11 así será mi palabra que
sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié.
12 Porque con alegría
saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción
delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.
13 En lugar de la zarza
crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por
nombre, por señal eterna que nunca será raída.
Recompensa de los que guardan el pacto de Dios
ISAÍAS
56
1 Así dijo Jehová:
Guardad derecho, y haced
justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para
manifestarse.
2 Bienaventurado el hombre
que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo
para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
3 Y el extranjero que
sigue a Jehová no hable diciendo:
Me apartará totalmente
Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco:
He aquí yo soy árbol
seco.
4 Porque así dijo Jehová:
A los eunucos que guarden
mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto,
5 yo les daré lugar en mi
casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre
perpetuo les daré, que nunca perecerá.
6 Y a los hijos de los
extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová
para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no
profanarlo, y abracen mi pacto,
7 yo los llevaré a mi
santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus
sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de
oración para todos los pueblos.
8 Dice Jehová el Señor, el
que reúne a los dispersos de Israel:
Aún juntaré sobre él a
sus congregados.
9 Todas las bestias del
campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar.
10 Sus atalayas son
ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar;
soñolientos, echados, aman el dormir.
11 Y esos perros comilones
son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus
propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
12 Venid, dicen, tomemos
vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más
excelente.
Condenación de la idolatría de Israel
ISAÍAS
57
1 Perece el justo, y no
hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de
delante de la aflicción es quitado el justo.
2 Entrará en la paz;
descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
3 Mas vosotros llegaos
acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria.
4 ¿De quién os habéis
burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois
vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa,
5 que os enfervorizáis con
los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los
valles, debajo de los peñascos?
6 En las piedras lisas del
valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación,
y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas?
7 Sobre el monte alto y
empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificio.
8 Y tras la puerta y el
umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te descubriste, y subiste,
y ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que
la veías.
9 Y fuiste al rey con
ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te
abatiste hasta la profundidad del Seol.
10 En la multitud de tus
caminos te cansaste, pero no dijiste:
No hay remedio; hallaste
nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.
11 ¿Y de quién te
asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te
vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me
has temido?
12 Yo publicaré tu
justicia y tus obras, que no te aprovecharán.
13 Cuando clames, que te
libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los
arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi
santo monte.
14 Y dirá:
Allanad, allanad; barred
el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.
15 Porque así dijo el Alto
y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y
la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
16 Porque no contenderé
para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y
las almas que yo he creado.
17 Por la iniquidad de su
codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde
por el camino de su corazón.
18 He visto sus caminos;
pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
19 produciré fruto de
labios:
Paz, paz al que está
lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.
20 Pero los impíos son
como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno
y lodo.
21 No hay paz, dijo mi
Dios, para los impíos.
El
verdadero ayuno
ISAÍAS
58
1 Clama a voz en cuello,
no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y
a la casa de Jacob su pecado.
2 Que me buscan cada día,
y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no
hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a
Dios.
3 ¿Por qué, dicen,
ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por
entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto,
y oprimís a todos vuestros trabajadores.
4 He aquí que para
contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis
como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
5 ¿Es tal el ayuno que yo
escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y
haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a
Jehová?
6 ¿No es más bien el
ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de
opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
7 ¿No es que partas tu pan
con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al
desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?
8 Entonces nacerá tu luz
como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de
ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
9 Entonces invocarás, y
te oirá Jehová; clamarás, y dirá él:
Heme aquí. Si quitares de
en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;
10 y si dieres tu pan al
hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu
oscuridad será como el mediodía.
11 Jehová te pastoreará
siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás
como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.
12 Y los tuyos edificarán
las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y
serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
La
observancia del día de reposo
13 Si retrajeres del día
de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia,
santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni
buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
14 entonces te deleitarás
en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer
la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.
Confesión del pecado de Israel
ISAÍAS
59
1 He aquí que no se ha
acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;
2 pero vuestras
iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados
han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
3 Porque vuestras manos
están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios
pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.
4 No hay quien clame por
la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan
vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad.
5 Incuban huevos de
áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los
apretaren, saldrán víboras.
6 Sus telas no servirán
para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad,
y obra de rapiña está en sus manos.
7 Sus pies corren al mal,
se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de
iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos.
8 No conocieron camino de
paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que
por ellas fuere, no conocerá paz.
9 Por esto se alejó de
nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí
tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.
10 Palpamos la pared como
ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche;
estamos en lugares oscuros como muertos.
11 Gruñimos como osos
todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no
la hay; salvación, y se alejó de nosotros.
12 Porque nuestras
rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado
contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos
nuestros pecados:
13 el prevaricar y mentir
contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y
rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira.
14 Y el derecho se retiró,
y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad
no pudo venir.
15 Y la verdad fue
detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y
desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho.
16 Y vio que no había
hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su
brazo, y le afirmó su misma justicia.
17 Pues de justicia se
vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de
venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,
18 como para vindicación,
como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el
pago dará a los de la costa.
19 Y temerán desde el
occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque
vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra
él.
20 Y vendrá el Redentor a
Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.
21 Y este será mi pacto
con ellos, dijo Jehová:
El Espíritu mío que está
sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la
boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde
ahora y para siempre.
La
futura gloria de Sion
ISAÍAS
60
1 Levántate, resplandece;
porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
2 Porque he aquí que
tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá
Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
3 Y andarán las naciones a
tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
4 Alza tus ojos alrededor
y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y
tus hijas serán llevadas en brazos.
5 Entonces verás, y
resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a
ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti.
6 Multitud de camellos te
cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro
e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová.
7 Todo el ganado de Cedar
será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con
agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
8 ¿Quiénes son éstos que
vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?
9 Ciertamente a mí
esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer
tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y
al Santo de Israel, que te ha glorificado.
10 Y extranjeros
edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas
en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.
11 Tus puertas estarán de
continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas
las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.
12 Porque la nación o el
reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado.
13 La gloria del Líbano
vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi
santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.
14 Y vendrán a ti
humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se
encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion
del Santo de Israel.
15 En vez de estar
abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria
eterna, el gozo de todos los siglos.
16 Y mamarás la leche de
las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el
Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
17 En vez de bronce
traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras
hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores.
18 Nunca más se oirá en tu
tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a
tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
19 El sol nunca más te
servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que
Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
20 No se pondrá jamás tu
sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de
tu luto serán acabados.
21 Y tu pueblo, todos
ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío,
obra de mis manos, para glorificarme.
22 El pequeño vendrá a ser
mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea
cumplido pronto.
Buenas
nuevas de salvación para Sion
ISAÍAS
61
1 El Espíritu de Jehová
el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas
nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar
libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
2 a proclamar el año de la
buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a
todos los enlutados;
3 a ordenar que a los
afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de
luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados
árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
4 Reedificarán las ruinas
antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades
arruinadas, los escombros de muchas generaciones.
5 Y extranjeros
apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros
viñadores.
6 Y vosotros seréis
llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados;
comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes.
7 En lugar de vuestra
doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual
en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo.
8 Porque yo Jehová soy
amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto,
afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo.
9 Y la descendencia de
ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos;
todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.
10 En gran manera me
gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con
vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió,
y como a novia adornada con sus joyas.
11 Porque como la tierra
produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor
hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
ISAÍAS
62
1 Por amor de Sion no
callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor
su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.
2 Entonces verán las
gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre
nuevo, que la boca de Jehová nombrará.
3 Y serás corona de gloria
en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.
4 Nunca más te llamarán
Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá,
y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será
desposada.
5 Pues como el joven se
desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del
esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
6 Sobre tus muros, oh
Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los
que os acordáis de Jehová, no reposéis,
7 ni le deis tregua, hasta
que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra.
8 Juró Jehová por su mano
derecha, y por su poderoso brazo:
Que jamás daré tu trigo
por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu
trabajo;
9 sino que los que lo
cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en
los atrios de mi santuario.
10 Pasad, pasad por las
puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las
piedras, alzad pendón a los pueblos.
11 He aquí que Jehová hizo
oír hasta lo último de la tierra:
Decid a la hija de Sion:
He aquí viene tu
Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.
12 Y les llamarán Pueblo
Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
El día
de la venganza de Jehová
ISAÍAS
63
1 ¿Quién es éste que
viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que
marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para
salvar.
2 ¿Por qué es rojo tu
vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
3 He pisado yo solo el
lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé
con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.
4 Porque el día de la
venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
5 Miré, y no había quien
ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y
me sostuvo mi ira.
6 Y con mi ira hollé los
pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.
Bondad
de Jehová hacia Israel
7 De las misericordias de
Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová
nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les
ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.
8 Porque dijo:
Ciertamente mi pueblo
son, hijos que no mienten; y fue su Salvador.
9 En toda angustia de
ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su
clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la
antigüedad.
10 Mas ellos fueron
rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos.
11 Pero se acordó de los
días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo:
¿Dónde está el que les
hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él
su santo espíritu,
12 el que los guió por la
diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de
ellos, haciéndose así nombre perpetuo,
13 el que los condujo por
los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?
14 El Espíritu de Jehová
los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu
pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
15 Mira desde el cielo, y
contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la
conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado?
16 Pero tú eres nuestro
padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres
nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
17 ¿Por qué, oh Jehová,
nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor?
Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
18 Por poco tiempo lo
poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario.
19 Hemos venido a ser como
aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu
nombre.
ISAÍAS
64
1 ¡Oh, si rompieses los
cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes,
2 como fuego abrasador de
fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu
nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! 3 Cuando,
haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los
montes delante de ti.
4 Ni nunca oyeron, ni
oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en
él espera.
5 Saliste al encuentro del
que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he
aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo
tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?
6 Si bien todos nosotros
somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y
caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como
viento.
7 Nadie hay que invoque tu
nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros
tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
8 Ahora pues, Jehová, tú
eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de
tus manos somos todos nosotros.
9 No te enojes
sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira
ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
10 Tus santas ciudades
están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad.
11 La casa de nuestro
santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue
consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.
12 ¿Te estarás quieto, oh
Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
Castigo
de los rebeldes
ISAÍAS
65
1 Fui buscado por los que
no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que
no invocaba mi nombre:
Heme aquí, heme aquí.
2 Extendí mis manos todo
el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus
pensamientos;
3 pueblo que en mi rostro
me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre
ladrillos;
4 que se quedan en los
sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y
en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;
5 que dicen:
Estate en tu lugar, no te
acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor, fuego
que arde todo el día.
6 He aquí que escrito está
delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno 7
por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres
juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados
me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.
8 Así ha dicho Jehová:
Como si alguno hallase
mosto en un racimo, y dijese:
No lo desperdicies,
porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré
todo.
9 Sacaré descendencia de
Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la
tierra, y mis siervos habitarán allí.
10 Y será Sarón para
habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo
que me buscó.
11 Pero vosotros los que
dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y
suministráis libaciones para el Destino;
12 yo también os destinaré
a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé,
y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de
mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.
13 Por tanto, así dijo
Jehová el Señor:
He aquí que mis siervos
comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros
tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis
avergonzados;
14 he aquí que mis siervos
cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón,
y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis.
15 Y dejaréis vuestro
nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus
siervos llamará por otro nombre.
16 El que se bendijere en
la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por
el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán
cubiertas de mis ojos.
Cielos
nuevos y tierra nueva
17 Porque he aquí que yo
crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más
vendrá al pensamiento.
18 Mas os gozaréis y os
alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo
traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.
19 Y me alegraré con
Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro,
ni voz de clamor.
20 No habrá más allí niño
que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá
de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
21 Edificarán casas, y
morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.
22 No edificarán para que
otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los
árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus
manos.
23 No trabajarán en vano,
ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y
sus descendientes con ellos.
24 Y antes que clamen,
responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
25 El lobo y el cordero
serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el
alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte,
dijo Jehová.
Los
juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion
ISAÍAS
66
1 Jehová dijo así:
El cielo es mi trono, y
la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y
dónde el lugar de mi reposo?
2 Mi mano hizo todas estas
cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es
pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
3 El que sacrifica buey
es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un
perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema
incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos,
y su alma amó sus abominaciones,
4 también yo escogeré para
ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie
respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y
escogieron lo que me desagrada.
5 Oíd palabra de Jehová,
vosotros los que tembláis a su palabra:
Vuestros hermanos que os
aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron:
Jehová sea glorificado.
Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos.
6 Voz de alboroto de la
ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.
7 Antes que estuviese de
parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo.
8 ¿Quién oyó cosa
semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una
nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
9 Yo que hago dar a luz,
¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento?
dice tu Dios.
10 Alegraos con
Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo,
todos los que os enlutáis por ella;
11 para que maméis y os
saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con
el resplandor de su gloria.
12 Porque así dice
Jehová:
He aquí que yo extiendo
sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se
desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas
seréis mimados.
13 Como aquel a quien
consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis
consuelo.
14 Y veréis, y se alegrará
vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de
Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos.
15 Porque he aquí que
Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con
furor, y su reprensión con llama de fuego.
16 Porque Jehová juzgará
con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán
multiplicados.
17 Los que se santifican
y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de
cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.
18 Porque yo conozco sus
obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y
lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.
19 Y pondré entre ellos
señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud
que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí,
ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones.
20 Y traerán a todos
vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en
caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de
Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en
utensilios limpios a la casa de Jehová.
21 Y tomaré también de
ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.
22 Porque como los cielos
nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová,
así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.
23 Y de mes en mes, y de
día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo
Jehová.
24 Y saldrán, y verán los
cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca
morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.
JEREMÍAS
39 ¡Lamentad! ¡Cómo ha
sido quebrantado! ¡Cómo volvió la espalda Moab, y fue avergonzado! Fue Moab
objeto de escarnio y de espanto a todos los que están en sus alrededores.
40 Porque así ha dicho
Jehová:
He aquí que como águila
volará, y extenderá sus alas contra Moab.
41 Tomadas serán las
ciudades, y tomadas serán las fortalezas; y será aquel día el corazón de los
valientes de Moab como el corazón de mujer en angustias.
42 Y Moab será destruido
hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová.
43 Miedo y hoyo y lazo
contra ti, oh morador de Moab, dice Jehová.
44 El que huyere del miedo
caerá en el hoyo, y el que saliere del hoyo será preso en el lazo; porque yo
traeré sobre él, sobre Moab, el año de su castigo, dice Jehová.
45 A la sombra de Hesbón
se pararon sin fuerzas los que huían; mas salió fuego de Hesbón, y llama de en
medio de Sehón, y quemó el rincón de Moab, y la coronilla de los hijos
revoltosos.
46 ¡Ay de ti, Moab!
pereció el pueblo de Quemos; porque tus hijos fueron puestos presos para
cautividad, y tus hijas para cautiverio.
47 Pero haré volver a los
cautivos de Moab en lo postrero de los tiempos, dice Jehová. Hasta aquí es el
juicio de Moab.
Profecía sobre los amonitas
JEREMÍAS 49
1 Acerca de los hijos de
Amón. Así ha dicho Jehová:
¿No tiene hijos Israel?
¿No tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha
establecido en sus ciudades?
2 Por tanto, vienen días,
ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón;
y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e
Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.
3 Lamenta, oh Hesbón,
porque destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y
rodead los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y
sus príncipes juntamente.
4 ¿Por qué te glorías de
los valles? Tu valle se deshizo, oh hija contumaz, la que confía en sus tesoros,
la que dice:
¿Quién vendrá contra mí?
5 He aquí yo traigo sobre
ti espanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y
seréis lanzados cada uno derecho hacia adelante, y no habrá quien recoja a los
fugitivos.
6 Y después de esto haré
volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice Jehová.
Profecía sobre Edom
7 Acerca de Edom. Así ha
dicho Jehová de los ejércitos:
¿No hay más sabiduría en
Temán? ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría?
8 Huid, volveos atrás,
habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento
de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.
9 Si vendimiadores
hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de noche,
¿no habrían tomado lo que les bastase?
10 Mas yo desnudaré a Esaú,
descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su
descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser.
11 Deja tus huérfanos, yo
los criaré; y en mí confiarán tus viudas.
12 Porque así ha dicho
Jehová:
He aquí que los que no
estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto
del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente beberás.
13 Porque por mí he
jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y
todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas.
14 La noticia oí, que de
Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo:
Juntaos y venid contra
ella, y subid a la batalla.
15 He aquí que te haré
pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres.
16 Tu arrogancia te
engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que
tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré
descender, dice Jehová.
17 Y se convertirá Edom en
desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas
sus calamidades.
18 Como sucedió en la
destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así
no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre.
19 He aquí que como león
subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le
haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es
semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá
resistir?
20 Por tanto, oíd el
consejo que Jehová ha acordado sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto
sobre los moradores de Temán. Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los
arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos.
21 Del estruendo de la
caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo.
22 He aquí que como águila
subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los
valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias.
Profecía sobre Damasco
23 Acerca de Damasco. Se
confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas
de desmayo, no pueden sosegarse.
24 Se desmayó Damasco, se
volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de
mujer que está de parto.
25 ¡Cómo dejaron a la
ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! 26 Por tanto, sus jóvenes caerán en
sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová
de los ejércitos.
27 Y haré encender fuego
en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad.
Profecía sobre Cedar y Hazor
28 Acerca de Cedar y de
los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha
dicho Jehová:
Levantaos, subid contra
Cedar, y destruid a los hijos del oriente.
29 Sus tiendas y sus
ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para
sí, y clamarán contra ellos:
Miedo alrededor.
30 Huid, idos muy lejos,
habitad en lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice Jehová; porque tomó
consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra vosotros ha
formado un designio.
31 Levantaos, subid contra
una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni
cerrojos, que vive solitaria.
32 Serán sus camellos por
botín, y la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los
vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina,
dice Jehová.
33 Hazor será morada de
chacales, soledad para siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de
hombre.
Profecía sobre Elam
34 Palabra de Jehová que
vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado de
Sedequías rey de Judá, diciendo:
35 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
He aquí que yo quiebro el
arco de Elam, parte principal de su fortaleza.
36 Traeré sobre Elam los
cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos
vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam.
37 Y haré que Elam se
intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré
sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos
espada hasta que los acabe.
38 Y pondré mi trono en
Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová.
39 Pero acontecerá en los
últimos días, que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová.
Profecía sobre Babilonia
JEREMÍAS 50
1 Palabra que habló Jehová
contra Babilonia, contra la tierra de los caldeos, por medio del profeta
Jeremías.
2 Anunciad en las
naciones, y haced saber; levantad también bandera, publicad, y no encubráis;
decid:
Tomada es Babilonia, Bel
es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas, quebrados son
sus ídolos.
3 Porque subió contra ella
una nación del norte, la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni
hombre ni animal que en ella more; huyeron, y se fueron.
4 En aquellos días y en
aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de
Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios.
5 Preguntarán por el
camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo:
Venid, y juntémonos a
Jehová con pacto eterno que jamás se ponga en olvido.
6 Ovejas perdidas fueron
mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron;
anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles.
7 Todos los que los
hallaban, los devoraban; y decían sus enemigos:
No pecaremos, porque
ellos pecaron contra Jehová morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus
padres.
8 Huid de en medio de
Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos, y sed como los machos cabríos
que van delante del rebaño.
9 Porque yo levanto y hago
subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde
allí se prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas son como de valiente
diestro, que no volverá vacío.
10 Y Caldea será para
botín; todos los que la saquearen se saciarán, dice Jehová.
11 Porque os alegrasteis,
porque os gozasteis destruyendo mi heredad, porque os llenasteis como novilla
sobre la hierba, y relinchasteis como caballos.
12 Vuestra madre se
avergonzó mucho, se afrentó la que os dio a luz; he aquí será la última de las
naciones; desierto, sequedal y páramo.
13 Por la ira de Jehová no
será habitada, sino será asolada toda ella; todo hombre que pasare por Babilonia
se asombrará, y se burlará de sus calamidades.
14 Poneos en orden contra
Babilonia alrededor, todos los que entesáis arco; tirad contra ella, no
escatiméis las saetas, porque pecó contra Jehová.
15 Gritad contra ella en
derredor; se rindió; han caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque
es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo.
16 Destruid en Babilonia
al que siembra, y al que mete hoz en tiempo de la siega; delante de la espada
destructora cada uno volverá el rostro hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su
tierra.
17 Rebaño descarriado es
Israel; leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor
rey de Babilonia lo deshuesó después.
18 Por tanto, así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
Yo castigo al rey de
Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.
19 Y volveré a traer a
Israel a su morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y
en Galaad se saciará su alma.
20 En aquellos días y en
aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y
los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere
dejado.
21 Sube contra la tierra
de Merataim, contra ella y contra los moradores de Pecod; destruye y mata en pos
de ellos, dice Jehová, y haz conforme a todo lo que yo te he mandado.
22 Estruendo de guerra en
la tierra, y quebrantamiento grande.
23 ¡Cómo fue cortado y
quebrado el martillo de toda la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en
desolación entre las naciones! 24 Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia,
y tú no lo supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová.
25 Abrió Jehová su tesoro,
y sacó los instrumentos de su furor; porque esta es obra de Jehová, Dios de los
ejércitos, en la tierra de los caldeos.
26 Venid contra ella desde
el extremo de la tierra; abrid sus almacenes, convertidla en montón de ruinas, y
destruidla; que no le quede nada.
27 Matad a todos sus
novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha venido su día, el tiempo
de su castigo.
28 Voz de los que huyen y
escapan de la tierra de Babilonia, para dar en Sion las nuevas de la retribución
de Jehová nuestro Dios, de la venganza de su templo.
29 Haced juntar contra
Babilonia flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra ella
alrededor; no escape de ella ninguno; pagadle según su obra; conforme a todo lo
que ella hizo, haced con ella; porque contra Jehová se ensoberbeció, contra el
Santo de Israel.
30 Por tanto, sus jóvenes
caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos en aquel
día, dice Jehová.
31 He aquí yo estoy contra
ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha
venido, el tiempo en que te castigaré.
32 Y el soberbio tropezará
y caerá, y no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y
quemaré todos sus alrededores.
33 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Oprimidos fueron los
hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron
cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar.
34 El redentor de ellos es
el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de
ellos para hacer reposar la tierra, y turbar a los moradores de Babilonia.
35 Espada contra los
caldeos, dice Jehová, y contra los moradores de Babilonia, contra sus príncipes
y contra sus sabios.
36 Espada contra los
adivinos, y se entontecerán; espada contra sus valientes, y serán quebrantados.
37 Espada contra sus
caballos, contra sus carros, y contra todo el pueblo que está en medio de ella,
y serán como mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados.
38 Sequedad sobre sus
aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes.
39 Por tanto, allí morarán
fieras del desierto y chacales, morarán también en ella polluelos de avestruz;
nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y generaciones.
40 Como en la destrucción
que Dios hizo de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así
no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará.
41 He aquí viene un pueblo
del norte, y una nación grande y muchos reyes se levantarán de los extremos de
la tierra.
42 Arco y lanza manejarán;
serán crueles, y no tendrán compasión; su voz rugirá como el mar, y montarán
sobre caballos; se prepararán contra ti como hombres a la pelea, oh hija de
Babilonia.
43 Oyó la noticia el rey
de Babilonia, y sus manos se debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer
de parto.
44 He aquí que como león
subirá de la espesura del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le
haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré; porque ¿quién es semejante a
mí? ¿y quién me emplazará? ¿o quién será aquel pastor que podrá resistirme?
45 Por tanto, oíd la
determinación que Jehová ha acordado contra Babilonia, y los pensamientos que ha
formado contra la tierra de los caldeos:
Ciertamente a los más
pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos.
46 Al grito de la toma de
Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las naciones.
Juicios
de Jehová contra Babilonia
JEREMÍAS 51
1 Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo levanto un
viento destruidor contra Babilonia, y contra sus moradores que se levantan
contra mí.
2 Y enviaré a Babilonia
aventadores que la avienten, y vaciarán su tierra; porque se pondrán contra ella
de todas partes en el día del mal.
3 Diré al flechero que
entesa su arco, y al que se enorgullece de su coraza:
No perdonéis a sus
jóvenes, destruid todo su ejército.
4 Y caerán muertos en la
tierra de los caldeos, y alanceados en sus calles.
5 Porque Israel y Judá no
han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos, aunque su tierra fue llena de
pecado contra el Santo de Israel.
6 Huid de en medio de
Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a causa de su
maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará su pago.
7 Copa de oro fue
Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino
bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones.
8 En un momento cayó
Babilonia, y se despedazó; gemid sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá
sane.
9 Curamos a Babilonia, y
no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta
el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.
10 Jehová sacó a luz
nuestras justicias; venid, y contemos en Sion la obra de Jehová nuestro Dios.
11 Limpiad las saetas,
embrazad los escudos; ha despertado Jehová el espíritu de los reyes de Media;
porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de
Jehová, y venganza de su templo.
12 Levantad bandera sobre
los muros de Babilonia, reforzad la guardia, poned centinelas, disponed celadas;
porque deliberó Jehová, y aun pondrá en efecto lo que ha dicho contra los
moradores de Babilonia.
13 Tú, la que moras entre
muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia.
14 Jehová de los ejércitos
juró por sí mismo, diciendo:
Yo te llenaré de hombres
como de langostas, y levantarán contra ti gritería.
15 El es el que hizo la
tierra con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los
cielos con su inteligencia.
16 A su voz se producen
tumultos de aguas en los cielos, y hace subir las nubes de lo último de la
tierra; él hace relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
17 Todo hombre se ha
infatuado, y no tiene ciencia; se avergüenza todo artífice de su escultura,
porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu.
18 Vanidad son, obra digna
de burla; en el tiempo del castigo perecerán.
19 No es como ellos la
porción de Jacob; porque él es el Formador de todo, e Israel es el cetro de su
herencia; Jehová de los ejércitos es su nombre.
20 Martillo me sois, y
armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti
destruiré reinos.
21 Por tu medio
quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a
los que en ellos suben.
22 Asimismo por tu medio
quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré viejos y jóvenes, y
por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes.
23 También quebrantaré por
medio de ti al pastor y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a
sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti.
24 Y pagaré a Babilonia y
a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante
de vuestros ojos, dice Jehová.
25 He aquí yo estoy contra
ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé
mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado.
26 Y nadie tomará de ti
piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque perpetuo asolamiento serás,
ha dicho Jehová.
27 Alzad bandera en la
tierra, tocad trompeta en las naciones, preparad pueblos contra ella; juntad
contra ella los reinos de Ararat, de Mini y de Askenaz; señalad contra ella
capitán, haced subir caballos como langostas erizadas.
28 Preparad contra ella
naciones; los reyes de Media, sus capitanes y todos sus príncipes, y todo
territorio de su dominio.
29 Temblará la tierra, y
se afligirá; porque es confirmado contra Babilonia todo el pensamiento de
Jehová, para poner la tierra de Babilonia en soledad, para que no haya morador
en ella.
30 Los valientes de
Babilonia dejaron de pelear, se encerraron en sus fortalezas; les faltaron las
fuerzas, se volvieron como mujeres; incendiadas están sus casas, rotos sus
cerrojos.
31 Correo se encontrará
con correo, mensajero se encontrará con mensajero, para anunciar al rey de
Babilonia que su ciudad es tomada por todas partes.
32 Los vados fueron
tomados, y los baluartes quemados a fuego, y se consternaron los hombres de
guerra.
33 Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
La hija de Babilonia es
como una era cuando está de trillar; de aquí a poco le vendrá el tiempo de la
siega.
34 Me devoró, me desmenuzó
Nabucodonosor rey de Babilonia, y me dejó como vaso vacío; me tragó como dragón,
llenó su vientre de mis delicadezas, y me echó fuera.
35 Sobre Babilonia caiga
la violencia hecha a mí y a mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre
caiga sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalén.
36 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
He aquí que yo juzgo tu
causa y haré tu venganza; y secaré su mar, y haré que su corriente quede seca.
37 Y será Babilonia
montones de ruinas, morada de chacales, espanto y burla, sin morador.
38 Todos a una rugirán
como leones; como cachorros de leones gruñirán.
39 En medio de su calor
les pondré banquetes, y haré que se embriaguen, para que se alegren, y duerman
eterno sueño y no despierten, dice Jehová.
40 Los haré traer como
corderos al matadero, como carneros y machos cabríos.
41 ¡Cómo fue apresada
Babilonia, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo vino a ser
Babilonia objeto de espanto entre las naciones! 42 Subió el mar sobre Babilonia;
de la multitud de sus olas fue cubierta.
43 Sus ciudades fueron
asoladas, la tierra seca y desierta, tierra en que no morará nadie, ni pasará
por ella hijo de hombre.
44 Y juzgaré a Bel en
Babilonia, y sacaré de su boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones a
él, y el muro de Babilonia caerá.
45 Salid de en medio de
ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida del ardor de la ira de Jehová.
46 Y no desmaye vuestro
corazón, ni temáis a causa del rumor que se oirá por la tierra; en un año vendrá
el rumor, y después en otro año rumor, y habrá violencia en la tierra, dominador
contra dominador.
47 Por tanto, he aquí
vienen días en que yo destruiré los ídolos de Babilonia, y toda su tierra será
avergonzada, y todos sus muertos caerán en medio de ella.
48 Los cielos y la tierra
y todo lo que está en ellos cantarán de gozo sobre Babilonia; porque del norte
vendrán contra ella destruidores, dice Jehová.
49 Por los muertos de
Israel caerá Babilonia, como por Babilonia cayeron los muertos de toda la
tierra.
50 Los que escapasteis de
la espada, andad, no os detengáis; acordaos por muchos días de Jehová, y
acordaos de Jerusalén.
51 Estamos avergonzados,
porque oímos la afrenta; la confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron
extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehová.
52 Por tanto, vienen días,
dice Jehová, en que yo destruiré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los
heridos.
53 Aunque suba Babilonia
hasta el cielo, y se fortifique en las alturas, de mí vendrán a ella
destruidores, dice Jehová.
54 ¡Oyese el clamor de
Babilonia, y el gran quebrantamiento de la tierra de los caldeos! 55 Porque
Jehová destruirá a Babilonia, y quitará de ella la mucha jactancia; y bramarán
sus olas, y como sonido de muchas aguas será la voz de ellos.
56 Porque vino destruidor
contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de
ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.
57 Y embriagaré a sus
príncipes y a sus sabios, a sus capitanes, a sus nobles y a sus fuertes; y
dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de
los ejércitos.
58 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
El muro ancho de
Babilonia será derribado enteramente, y sus altas puertas serán quemadas a
fuego; en vano trabajaron los pueblos, y las naciones se cansaron sólo para el
fuego.
59 Palabra que envió el
profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con
Sedequías rey de Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Y era Seraías
el principal camarero.
60 Escribió, pues,
Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las
palabras que están escritas contra Babilonia.
61 Y dijo Jeremías a
Seraías:
Cuando llegues a
Babilonia, y veas y leas todas estas cosas,
62 dirás:
Oh Jehová, tú has dicho
contra este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en él morador, ni
hombre ni animal, sino que para siempre ha de ser asolado.
63 Y cuando acabes de leer
este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio del Eufrates,
64 y dirás:
Así se hundirá Babilonia,
y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí
son las palabras de Jeremías.
Reinado
de Sedequías
(2 R.24.18-20;2 Cr.36.11-16)
JEREMÍAS 52
1 Era Sedequías de edad de
veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre
se llamaba Hamutal, hija de Jeremías de Libna.
2 E hizo lo malo ante los
ojos de Jehová, conforme a todo lo que hizo Joacim.
3 Y a causa de la ira de
Jehová contra Jerusalén y Judá, llegó a echarlos de su presencia. Y se rebeló
Sedequías contra el rey de Babilonia.
Caída
de Jerusalén
(2 R.24.20--25.7; Jer.39.1-7)
4 Aconteció, por tanto, a
los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que
vino Nabucodonosor rey de Babilonia, él y todo su ejército, contra Jerusalén, y
acamparon contra ella, y de todas partes edificaron contra ella baluartes.
5 Y estuvo sitiada la
ciudad hasta el undécimo año del rey Sedequías.
6 En el mes cuarto, a los
nueve días del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para
el pueblo.
7 Y fue abierta una brecha
en el muro de la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron, y salieron de la
ciudad de noche por el camino de la puerta entre los dos muros que había cerca
del jardín del rey, y se fueron por el camino del Arabá, estando aún los caldeos
junto a la ciudad alrededor.
8 Y el ejército de los
caldeos siguió al rey, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y lo
abandonó todo su ejército.
9 Entonces prendieron al
rey, y le hicieron venir al rey de Babilonia, a Ribla en tierra de Hamat, donde
pronunció sentencia contra él.
10 Y degolló el rey de
Babilonia a los hijos de Sedequías delante de sus ojos, y también degolló en
Ribla a todos los príncipes de Judá.
11 No obstante, el rey de
Babilonia sólo le sacó los ojos a Sedequías, y le ató con grillos, y lo hizo
llevar a Babilonia; y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.
Cautividad de Judá
(2 R.25.8-21;2 Cr.36.17-21;
Jer.39.8-10)
12 Y en el mes quinto, a
los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor
rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que solía
estar delante del rey de Babilonia.
13 Y quemó la casa de
Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego
todo edificio grande.
14 Y todo el ejército de
los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros en
derredor de Jerusalén.
15 E hizo transportar
Nabuzaradán capitán de la guardia a los pobres del pueblo, y a toda la otra
gente del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían
pasado al rey de Babilonia, y a todo el resto de la multitud del pueblo.
16 Mas de los pobres del
país dejó Nabuzaradán capitán de la guardia para viñadores y labradores.
17 Y los caldeos quebraron
las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar
de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron todo el bronce a
Babilonia.
18 Se llevaron también los
calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas, y todos los
utensilios de bronce con que se ministraba,
19 y los incensarios,
tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas y tazas; lo de oro por oro, y lo
de plata por plata, se llevó el capitán de la guardia.
20 Las dos columnas, un
mar, y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de las basas, que había
hecho el rey Salomón en la casa de Jehová; el peso del bronce de todo esto era
incalculable.
21 En cuanto a las
columnas, la altura de cada columna era de dieciocho codos, y un cordón de doce
codos la rodeaba; y su espesor era de cuatro dedos, y eran huecas.
22 Y el capitel de bronce
que había sobre ella era de una altura de cinco codos, con una red y granadas
alrededor del capitel, todo de bronce; y lo mismo era lo de la segunda columna
con sus granadas.
23 Había noventa y seis
granadas en cada hilera; todas ellas eran ciento sobre la red alrededor.
24 Tomó también el capitán
de la guardia a Seraías el principal sacerdote, a Sofonías el segundo sacerdote,
y tres guardas del atrio.
25 Y de la ciudad tomó a
un oficial que era capitán de los hombres de guerra, a siete hombres de los
consejeros íntimos del rey, que estaban en la ciudad, y al principal secretario
de la milicia, que pasaba revista al pueblo de la tierra para la guerra, y
sesenta hombres del pueblo que se hallaron dentro de la ciudad.
26 Los tomó, pues,
Nabuzaradán capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia en Ribla.
27 Y el rey de Babilonia
los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de
su tierra.
28 Este es el pueblo que
Nabucodonosor llevó cautivo:
En el año séptimo, a tres
mil veintitrés hombres de Judá.
29 En el año dieciocho de
Nabucodonosor él llevó cautivas de Jerusalén a ochocientas treinta y dos
personas.
30 El año veintitrés de
Nabucodonosor, Nabuzaradán capitán de la guardia llevó cautivas a setecientas
cuarenta y cinco personas de los hombres de Judá; todas las personas en total
fueron cuatro mil seiscientas.
Joaquín
es libertado y recibe honores en Babilonia
(2 R.25.27-30)
31 Y sucedió que en el año
treinta y siete del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a
los veinticinco días del mes, Evil-merodac rey de Babilonia, en el año primero
de su reinado, alzó la cabeza de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la cárcel.
32 Y habló con él
amigablemente, e hizo poner su trono sobre los tronos de los reyes que estaban
con él en Babilonia.
33 Le hizo mudar también
los vestidos de prisionero, y comía pan en la mesa del rey siempre todos los
días de su vida.
34 Y continuamente se le
daba una ración de parte del rey de Babilonia, cada día durante todos los días
de su vida, hasta el día de su muerte.
LAMENTACIONES
DE
JEREMÍAS
Tristezas de Sion la cautiva
LAMENTACIONES 1
1 ¡Cómo ha quedado sola la
ciudad populosa!
La grande entre las
naciones se ha vuelto como viuda,
La señora de provincias ha
sido hecha tributaria.
2 Amargamente llora en la
noche, y sus lágrimas están en sus mejillas.
No tiene quien la consuele
de todos sus amantes;
Todos sus amigos le
faltaron, se le volvieron enemigos.
3 Judá ha ido en
cautiverio a causa de la aflicción y de la dura servidumbre;
Ella habitó entre las
naciones, y no halló descanso;
Todos sus perseguidores la
alcanzaron entre las estrechuras.
4 Las calzadas de Sion
tienen luto, porque no hay quien venga a las fiestas solemnes;
Todas sus puertas están
asoladas, sus sacerdotes gimen,
Sus vírgenes están
afligidas, y ella tiene amargura.
5 Sus enemigos han sido
hechos príncipes, sus aborrecedores fueron prosperados,
Porque Jehová la afligió
por la multitud de sus rebeliones;
Sus hijos fueron en
cautividad delante del enemigo.
6 Desapareció de la hija
de Sion toda su hermosura;
Sus príncipes fueron como
ciervos que no hallan pasto,
Y anduvieron sin fuerzas
delante del perseguidor.
7 Jerusalén, cuando cayó
su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien la ayudase,
Se acordó de los días de
su aflicción, y de sus rebeliones,
Y de todas las cosas
agradables que tuvo desde los tiempos antiguos.
La miraron los enemigos, y
se burlaron de su caída.
8 Pecado cometió
Jerusalén, por lo cual ella ha sido removida;
Todos los que la honraban
la han menospreciado, porque vieron su vergüenza;
Y ella suspira, y se
vuelve atrás.
9 Su inmundicia está en
sus faldas, y no se acordó de su fin;
Por tanto, ella ha
descendido sorprendentemente, y no tiene quien la consuele.
Mira, oh Jehová, mi
aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.
10 Extendió su mano el
enemigo a todas sus cosas preciosas;
Ella ha visto entrar en su
santuario a las naciones
De las cuales mandaste que
no entrasen en tu congregación.
11 Todo su pueblo buscó su
pan suspirando;
Dieron por la comida todas
sus cosas preciosas, para entretener la vida.
Mira, oh Jehová, y ve que
estoy abatida.
12 ¿No os conmueve a
cuantos pasáis por el camino?
Mirad, y ved si hay dolor
como mi dolor que me ha venido;
Porque Jehová me ha
angustiado en el día de su ardiente furor.
13 Desde lo alto envió
fuego que consume mis huesos;
Ha extendido red a mis
pies, me volvió atrás,
Me dejó desolada, y con
dolor todo el día.
14 El yugo de mis
rebeliones ha sido atado por su mano;
Ataduras han sido echadas
sobre mi cerviz; ha debilitado mis fuerzas;
Me ha entregado el Señor
en manos contra las cuales no podré levantarme.
15 El Señor ha hollado a
todos mis hombres fuertes en medio de mí;
Llamó contra mí compañía
para quebrantar a mis jóvenes;
Como lagar ha hollado el
Señor a la virgen hija de Judá.
16 Por esta causa lloro;
mis ojos, mis ojos fluyen aguas,
Porque se alejó de mí el
consolador que dé reposo a mi alma;
Mis hijos son destruidos,
porque el enemigo prevaleció.
17 Sion extendió sus
manos; no tiene quien la consuele;
Jehová dio mandamiento
contra Jacob, que sus vecinos fuesen sus enemigos;
Jerusalén fue objeto de
abominación entre ellos.
18 Jehová es justo; yo
contra su palabra me rebelé.
Oíd ahora, pueblos todos,
y ved mi dolor;
Mis vírgenes y mis jóvenes
fueron llevados en cautiverio.
19 Di voces a mis amantes,
mas ellos me han engañado;
Mis sacerdotes y mis
ancianos en la ciudad perecieron,
Buscando comida para sí
con que entretener su vida.
20 Mira, oh Jehová, estoy
atribulada, mis entrañas hierven.
Mi corazón se trastorna
dentro de mí, porque me rebelé en gran manera.
Por fuera hizo estragos la
espada; por dentro señoreó la muerte.
21 Oyeron que gemía, mas
no hay consolador para mí;
Todos mis enemigos han
oído mi mal, se alegran de lo que tú hiciste.
Harás venir el día que has
anunciado, y serán como yo.
22 Venga delante de ti
toda su maldad,
Y haz con ellos como
hiciste conmigo por todas mis rebeliones;
Porque muchos son mis
suspiros, y mi corazón está adolorido.
Las
tristezas de Sion vienen de Jehová
LAMENTACIONES 2
1 ¡Cómo oscureció el Señor
en su furor a la hija de Sion!
Derribó del cielo a la
tierra la hermosura de Israel,
Y no se acordó del estrado
de sus pies en el día de su furor.
2 Destruyó el Señor, y no
perdonó;
Destruyó en su furor todas
las tiendas de Jacob;
Echó por tierra las
fortalezas de la hija de Judá,
Humilló al reino y a sus
príncipes.
3 Cortó con el ardor de su
ira todo el poderío de Israel;
Retiró de él su diestra
frente al enemigo,
Y se encendió en Jacob
como llama de fuego que ha devorado alrededor.
4 Entesó su arco como
enemigo, afirmó su mano derecha como adversario,
Y destruyó cuanto era
hermoso.
En la tienda de la hija de
Sion derramó como fuego su enojo.
5 El Señor llegó a ser
como enemigo, destruyó a Israel;
Destruyó todos sus
palacios, derribó sus fortalezas,
Y multiplicó en la hija de
Judá la tristeza y el lamento.
6 Quitó su tienda como
enramada de huerto;
Destruyó el lugar en donde
se congregaban;
Jehová ha hecho olvidar
las fiestas solemnes y los días de reposo en Sion,
Y en el ardor de su ira ha
desechado al rey y al sacerdote.
7 Desechó el Señor su
altar, menospreció su santuario;
Ha entregado en mano del
enemigo los muros de sus palacios;
Hicieron resonar su voz en
la casa de Jehová como en día de fiesta.
8 Jehová determinó
destruir el muro de la hija de Sion;
Extendió el cordel, no
retrajo su mano de la destrucción;
Hizo, pues, que se
lamentara el antemuro y el muro; fueron desolados juntamente.
9 Sus puertas fueron
echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos;
Su rey y sus príncipes
están entre las naciones donde no hay ley;
Sus profetas tampoco
hallaron visión de Jehová.
10 Se sentaron en tierra,
callaron los ancianos de la hija de Sion;
Echaron polvo sobre sus
cabezas, se ciñeron de cilicio;
Las vírgenes de Jerusalén
bajaron sus cabezas a tierra.
11 Mis ojos desfallecieron
de lágrimas, se conmovieron mis entrañas,
Mi hígado se derramó por
tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo,
Cuando desfallecía el niño
y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.
12 Decían a sus madres:
¿Dónde está el trigo y el
vino?
Desfallecían como heridos
en las calles de la ciudad,
Derramando sus almas en el
regazo de sus madres.
13 ¿Qué testigo te traeré,
o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén?
¿A quién te compararé para
consolarte, oh virgen hija de Sion?
Porque grande como el mar
es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
14 Tus profetas vieron
para ti vanidad y locura;
Y no descubrieron tu
pecado para impedir tu cautiverio,
Sino que te predicaron
vanas profecías y extravíos.
15 Todos los que pasaban
por el camino batieron las manos sobre ti;
Silbaron, y movieron
despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo:
¿Es esta la ciudad que
decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?
16 Todos tus enemigos
abrieron contra ti su boca;
Se burlaron, y crujieron
los dientes; dijeron:
Devorémosla;
Ciertamente este es el día
que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.
17 Jehová ha hecho lo que
tenía determinado;
Ha cumplido su palabra, la
cual él había mandado desde tiempo antiguo.
Destruyó, y no perdonó;
Y ha hecho que el enemigo
se alegre sobre ti,
Y enalteció el poder de
tus adversarios.
18 El corazón de ellos
clamaba al Señor;
Oh hija de Sion, echa
lágrimas cual arroyo día y noche;
No descanses, ni cesen las
niñas de tus ojos.
19 Levántate, da voces en
la noche, al comenzar las vigilias;
Derrama como agua tu
corazón ante la presencia del Señor;
Alza tus manos a él
implorando la vida de tus pequeñitos,
Que desfallecen de hambre
en las entradas de todas las calles.
20 Mira, oh Jehová, y
considera a quién has hecho así.
¿Han de comer las mujeres
el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado?
¿Han de ser muertos en el
santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
21 Niños y viejos yacían
por tierra en las calles;
Mis vírgenes y mis jóvenes
cayeron a espada;
Mataste en el día de tu
furor; degollaste, no perdonaste.
22 Has convocado de todas
partes mis temores, como en un día de solemnidad;
Y en el día del furor de
Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo;
Los que crié y mantuve, mi
enemigo los acabó.
Esperanza de liberación por la misericordia de Dios
LAMENTACIONES 3
1 Yo soy el hombre que ha
visto aflicción bajo el látigo de su enojo.
2 Me guió y me llevó en
tinieblas, y no en luz;
3 Ciertamente contra mí
volvió y revolvió su mano todo el día.
4 Hizo envejecer mi carne
y mi piel; quebrantó mis huesos;
5 Edificó baluartes contra
mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.
6 Me dejó en oscuridad,
como los ya muertos de mucho tiempo.
7 Me cercó por todos
lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;
8 Aun cuando clamé y di
voces, cerró los oídos a mi oración;
9 Cercó mis caminos con
piedra labrada, torció mis senderos.
10 Fue para mí como oso
que acecha, como león en escondrijos;
11 Torció mis caminos, y
me despedazó; me dejó desolado.
12 Entesó su arco, y me
puso como blanco para la saeta.
13 Hizo entrar en mis
entrañas las saetas de su aljaba.
14 Fui escarnio a todo mi
pueblo, burla de ellos todos los días;
15 Me llenó de amarguras,
me embriagó de ajenjos.
16 Mis dientes quebró con
cascajo, me cubrió de ceniza;
17 Y mi alma se alejó de
la paz, me olvidé del bien,
18 Y dije:
Perecieron mis fuerzas, y
mi esperanza en Jehová.
19 Acuérdate de mi
aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;
20 Lo tendré aún en
memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;
21 Esto recapacitaré en mi
corazón, por lo tanto esperaré.
22 Por la misericordia de
Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
23 Nuevas son cada mañana;
grande es tu fidelidad.
24 Mi porción es Jehová,
dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.
25 Bueno es Jehová a los
que en él esperan, al alma que le busca.
26 Bueno es esperar en
silencio la salvación de Jehová.
27 Bueno le es al hombre
llevar el yugo desde su juventud.
28 Que se siente solo y
calle, porque es Dios quien se lo impuso;
29 Ponga su boca en el
polvo, por si aún hay esperanza;
30 Dé la mejilla al que le
hiere, y sea colmado de afrentas.
31 Porque el Señor no
desecha para siempre;
32 Antes si aflige,
también se compadece según la multitud de sus misericordias;
33 Porque no aflige ni
entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.
34 Desmenuzar bajo los
pies a todos los encarcelados de la tierra,
35 Torcer el derecho del
hombre delante de la presencia del Altísimo,
36 Trastornar al hombre en
su causa, el Señor no lo aprueba.
37 ¿Quién será aquel que
diga que sucedió algo que el Señor no mandó?
38 ¿De la boca del
Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
39 ¿Por qué se lamenta el
hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.
40 Escudriñemos nuestros
caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;
41 Levantemos nuestros
corazones y manos a Dios en los cielos;
42 Nosotros nos hemos
rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.
43 Desplegaste la ira y
nos perseguiste; mataste, y no perdonaste;
44 Te cubriste de nube
para que no pasase la oración nuestra;
45 Nos volviste en oprobio
y abominación en medio de los pueblos.
46 Todos nuestros enemigos
abrieron contra nosotros su boca;
47 Temor y lazo fueron
para nosotros, asolamiento y quebranto;
48 Ríos de aguas echan mis
ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
49 Mis ojos destilan y no
cesan, porque no hay alivio
50 Hasta que Jehová mire y
vea desde los cielos;
51 Mis ojos contristaron
mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52 Mis enemigos me dieron
caza como a ave, sin haber por qué;
53 Ataron mi vida en
cisterna, pusieron piedra sobre mí;
54 Aguas cubrieron mi
cabeza; yo dije:
Muerto soy.
55 Invoqué tu nombre, oh
Jehová, desde la cárcel profunda;
56 Oíste mi voz; no
escondas tu oído al clamor de mis suspiros.
57 Te acercaste el día que
te invoqué; dijiste:
No temas.
58 Abogaste, Señor, la
causa de mi alma; redimiste mi vida.
59 Tú has visto, oh
Jehová, mi agravio; defiende mi causa.
60 Has visto toda su
venganza, todos sus pensamientos contra mí.
61 Has oído el oprobio de
ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí;
62 Los dichos de los que
contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día.
63 Su sentarse y su
levantarse mira; yo soy su canción.
64 Dales el pago, oh
Jehová, según la obra de sus manos.
65 Entrégalos al
endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.
66 Persíguelos en tu
furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.
El
castigo de Sion consumado
LAMENTACIONES 4
1 ¡Cómo se ha ennegrecido
el oro!
¡Cómo el buen oro ha
perdido su brillo!
Las piedras del santuario
están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
2 Los hijos de Sion,
preciados y estimados más que el oro puro,
¡Cómo son tenidos por
vasijas de barro, obra de manos de alfarero!
3 Aun los chacales dan la
teta, y amamantan a sus cachorros;
La hija de mi pueblo es
cruel como los avestruces en el desierto.
4 La lengua del niño de
pecho se pegó a su paladar por la sed;
Los pequeñuelos pidieron
pan, y no hubo quien se lo repartiese.
5 Los que comían
delicadamente fueron asolados en las calles;
Los que se criaron entre
púrpura se abrazaron a los estercoleros.
6 Porque se aumentó la
iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma,
Que fue destruida en un
momento, sin que acamparan contra ella compañías.
7 Sus nobles fueron más
puros que la nieve, más blancos que la leche;
Más rubios eran sus
cuerpos que el coral, su talle más hermoso que el zafiro.
8 Oscuro más que la
negrura es su aspecto; no los conocen por las calles;
Su piel está pegada a sus
huesos, seca como un palo.
9 Más dichosos fueron los
muertos a espada que los muertos por el hambre;
Porque éstos murieron poco
a poco por falta de los frutos de la tierra.
10 Las manos de mujeres
piadosas cocieron a sus hijos;
Sus propios hijos les
sirvieron de comida en el día del quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
11 Cumplió Jehová su
enojo, derramó el ardor de su ira;
Y encendió en Sion fuego
que consumió hasta sus cimientos.
12 Nunca los reyes de la
tierra, ni todos los que habitan en el mundo,
Creyeron que el enemigo y
el adversario entrara por las puertas de Jerusalén.
13 Es por causa de los
pecados de sus profetas, y las maldades de sus sacerdotes,
Quienes derramaron en
medio de ella la sangre de los justos.
14 Titubearon como ciegos
en las calles, fueron contaminados con sangre,
De modo que no pudiesen
tocarse sus vestiduras.
15 ¡Apartaos! ¡Inmundos!
les gritaban; ¡Apartaos, apartaos, no toquéis!
Huyeron y fueron
dispersados; se dijo entre las naciones:
Nunca más morarán aquí.
16 La ira de Jehová los
apartó, no los mirará más;
No respetaron la presencia
de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos.
17 Aun han desfallecido
nuestros ojos esperando en vano nuestro socorro;
En nuestra esperanza
aguardamos a una nación que no puede salvar.
18 Cazaron nuestros pasos,
para que no anduviésemos por nuestras calles;
Se acercó nuestro fin, se
cumplieron nuestros días; porque llegó nuestro fin.
19 Ligeros fueron nuestros
perseguidores más que las águilas del cielo;
Sobre los montes nos
persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscadas.
20 El aliento de nuestras
vidas, el ungido de Jehová,
De quien habíamos dicho:
A su sombra tendremos
vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.
21 Gózate y alégrate, hija
de Edom, la que habitas en tierra de Uz;
Aun hasta ti llegará la
copa; te embriagarás, y vomitarás.
22 Se ha cumplido tu
castigo, oh hija de Sion;
Nunca más te hará llevar
cautiva.
Castigará tu iniquidad, oh
hija de Edom;
Descubrirá tus pecados.
Oración
del pueblo afligido
LAMENTACIONES 5
1 Acuérdate, oh Jehová, de
lo que nos ha sucedido;
Mira, y ve nuestro
oprobio.
2 Nuestra heredad ha
pasado a extraños,
Nuestras casas a
forasteros.
3 Huérfanos somos sin
padre;
Nuestras madres son como
viudas.
4 Nuestra agua bebemos por
dinero;
Compramos nuestra leña por
precio.
5 Padecemos persecución
sobre nosotros;
Nos fatigamos, y no hay
para nosotros reposo.
6 Al egipcio y al asirio
extendimos la mano, para saciarnos de pan.
7 Nuestros padres pecaron,
y han muerto;
Y nosotros llevamos su
castigo.
8 Siervos se enseñorearon
de nosotros;
No hubo quien nos librase
de su mano.
9 Con peligro de nuestras
vidas traíamos nuestro pan
Ante la espada del
desierto.
10 Nuestra piel se
ennegreció como un horno
A causa del ardor del
hambre.
11 Violaron a las mujeres
en Sion,
A las vírgenes en las
ciudades de Judá.
12 A los príncipes
colgaron de las manos;
No respetaron el rostro de
los viejos.
13 Llevaron a los jóvenes
a moler,
Y los muchachos
desfallecieron bajo el peso de la leña.
14 Los ancianos no se ven
más en la puerta,
Los jóvenes dejaron sus
canciones.
15 Cesó el gozo de nuestro
corazón;
Nuestra danza se cambió en
luto.
16 Cayó la corona de
nuestra cabeza;
¡Ay ahora de nosotros!
porque pecamos.
17 Por esto fue
entristecido nuestro corazón,
Por esto se
entenebrecieron nuestros ojos,
18 Por el monte de Sion
que está asolado;
Zorras andan por él.
19 Mas tú, Jehová,
permanecerás para siempre;
Tu trono de generación en
generación.
20 ¿Por qué te olvidas
completamente de nosotros,
Y nos abandonas tan largo
tiempo?
21 Vuélvenos, oh Jehová, a
ti, y nos volveremos;
Renueva nuestros días como
al principio.
22 Porque nos has
desechado;
Te has airado contra
nosotros en gran manera.
EZEQUIEL
La
visión de la gloria divina
EZEQUIEL 1
1 Aconteció en el año
treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de
los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
2 En el quinto año de la
deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes,
3 vino palabra de Jehová
al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río
Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.
4 Y miré, y he aquí venía
del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y
alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce
refulgente,
5 y en medio de ella la
figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia:
había en ellos semejanza
de hombre.
6 Cada uno tenía cuatro
caras y cuatro alas.
7 Y los pies de ellos eran
derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban
a manera de bronce muy bruñido.
8 Debajo de sus alas, a
sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro
lados.
9 Con las alas se juntaban
el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho
hacia adelante.
10 Y el aspecto de sus
caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara
de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de
águila.
11 Así eran sus caras. Y
tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y
las otras dos cubrían sus cuerpos.
12 Y cada uno caminaba
derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen,
andaban; y cuando andaban, no se volvían.
13 Cuanto a la semejanza
de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos,
como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el
fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
14 Y los seres vivientes
corrían y volvían a semejanza de relámpagos.
15 Mientras yo miraba los
seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes,
a los cuatro lados.
16 El aspecto de las
ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una
misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda.
17 Cuando andaban, se
movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban.
18 Y sus aros eran altos y
espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
19 Y cuando los seres
vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres
vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.
20 Hacia donde el espíritu
les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que
anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de
los seres vivientes estaba en las ruedas.
21 Cuando ellos andaban,
andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se
levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu
de los seres vivientes estaba en las ruedas.
22 Y sobre las cabezas de
los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso,
extendido encima sobre sus cabezas.
23 Y debajo de la
expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la
otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo.
24 Y oí el sonido de sus
alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente,
como ruido de muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se paraban,
bajaban sus alas.
25 Y cuando se paraban y
bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus
cabezas.
26 Y sobre la expansión
que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra
de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre
sentado sobre él.
27 Y vi apariencia como de
bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el
aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía
como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
28 Como parece el arco
iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor
alrededor.
Esta fue la visión de la
semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro,
y oí la voz de uno que hablaba.
Llamamiento de Ezequiel
EZEQUIEL 2
1 Me dijo:
Hijo de hombre, ponte
sobre tus pies, y hablaré contigo.
2 Y luego que me habló,
entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
3 Y me dijo:
Hijo de hombre, yo te
envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos
y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
4 Yo, pues, te envío a
hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás:
Así ha dicho Jehová el
Señor.
5 Acaso ellos escuchen;
pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo
profeta entre ellos.
6 Y tú, hijo de hombre, no
les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y
espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas
delante de ellos, porque son casa rebelde.
7 Les hablarás, pues, mis
palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.
8 Mas tú, hijo de hombre,
oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y
come lo que yo te doy.
9 Y miré, y he aquí una
mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.
10 Y lo extendió delante
de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él
endechas y lamentaciones y ayes.
EZEQUIEL 3
1 Me dijo:
Hijo de hombre, come lo
que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.
2 Y abrí mi boca, y me
hizo comer aquel rollo.
3 Y me dijo:
Hijo de hombre, alimenta
tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue
en mi boca dulce como miel.
4 Luego me dijo:
Hijo de hombre, ve y
entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.
5 Porque no eres enviado a
pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.
6 No a muchos pueblos de
habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos
te enviara, ellos te oyeran.
7 Mas la casa de Israel no
te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es
dura de frente y obstinada de corazón.
8 He aquí yo he hecho tu
rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus
frentes.
9 Como diamante, más
fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de
ellos, porque son casa rebelde.
10 Y me dijo:
Hijo de hombre, toma en
tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.
11 Y ve y entra a los
cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor; escuchen, o dejen de escuchar.
12 Y me levantó el
Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía:
Bendita sea la gloria de
Jehová desde su lugar.
13 Oí también el sonido de
las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido
de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo.
14 Me levantó, pues, el
Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero
la mano de Jehová era fuerte sobre mí.
15 Y vine a los cautivos
en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban
sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.
El
atalaya de Israel
(Ez.33.1-9)
16 Y aconteció que al cabo
de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
17 Hijo de hombre, yo te
he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi
boca, y los amonestarás de mi parte.
18 Cuando yo dijere al
impío:
De cierto morirás; y tú
no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal
camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre
demandaré de tu mano.
19 Pero si tú amonestares
al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá
por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.
20 Si el justo se apartare
de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá,
porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había
hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano.
21 Pero si al justo
amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue
amonestado; y tú habrás librado tu alma.
El
profeta mudo
22 Vino allí la mano de
Jehová sobre mí, y me dijo:
Levántate, y sal al
campo, y allí hablaré contigo.
23 Y me levanté y salí al
campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había
visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
24 Entonces entró el
Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo:
Entra, y enciérrate
dentro de tu casa.
25 Y tú, oh hijo de
hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no
saldrás entre ellos.
26 Y haré que se pegue tu
lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende;
porque son casa rebelde.
27 Mas cuando yo te
hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
El que oye, oiga; y el
que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son.
Predicción del sitio de Jerusalén
EZEQUIEL 4
1 Tú, hijo de hombre,
tómate un adobe, y ponlo delante de ti, y diseña sobre él la ciudad de
Jerusalén.
2 Y pondrás contra ella
sitio, y edificarás contra ella fortaleza, y sacarás contra ella baluarte, y
pondrás delante de ella campamento, y colocarás contra ella arietes alrededor.
3 Tómate también una
plancha de hierro, y ponla en lugar de muro de hierro entre ti y la ciudad;
afirmarás luego tu rostro contra ella, y será en lugar de cerco, y la sitiarás.
Es señal a la casa de Israel.
4 Y tú te acostarás sobre
tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número
de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos.
5 Yo te he dado los años
de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así llevarás
tú la maldad de la casa de Israel.
6 Cumplidos éstos, te
acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de
Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado.
7 Al asedio de Jerusalén
afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella.
8 Y he aquí he puesto
sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas cumplido
los días de tu asedio.
9 Y tú toma para ti trigo,
cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de
ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa
días comerás de él.
10 La comida que comerás
será de peso de veinte siclos al día; de tiempo en tiempo la comerás.
11 Y beberás el agua por
medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás.
12 Y comerás pan de cebada
cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento
humano.
13 Y dijo Jehová:
Así comerán los hijos de
Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo.
14 Y dije:
¡Ah, Señor Jehová! he
aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo
comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda.
15 Y me respondió:
He aquí te permito usar
estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan.
16 Me dijo luego:
Hijo de hombre, he aquí
quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con
angustia, y beberán el agua por medida y con espanto,
17 para que al faltarles
el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad.
EZEQUIEL 5
1 Y tú, hijo de hombre,
tómate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu
cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos.
2 Una tercera parte
quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y
tomarás una tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una
tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos.
3 Tomarás también de allí
unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto.
4 Y tomarás otra vez de
ellos, y los echarás en medio del fuego, y en el fuego los quemarás; de allí
saldrá el fuego a toda la casa de Israel.
5 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Esta es Jerusalén; la
puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.
6 Y ella cambió mis
decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las
tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis
mandamientos, y no anduvieron en ellos.
7 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
¿Por haberos multiplicado
más que las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis
mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las
naciones que están alrededor de vosotros habéis andado.
8 Así, pues, ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra
ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones.
9 Y haré en ti lo que
nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.
10 Por eso los padres
comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré en
ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare de ti.
11 Por tanto, vivo yo,
dice Jehová el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus
abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré
yo misericordia.
12 Una tercera parte de ti
morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera
parte caerá a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los
vientos, y tras ellos desenvainaré espada.
13 Y se cumplirá mi furor
y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he
hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.
14 Y te convertiré en
soledad y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de
todo transeúnte.
15 Y serás oprobio y
escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti,
cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación, y en reprensiones de ira.
Yo Jehová he hablado.
16 Cuando arroje yo sobre
ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales
enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y
quebrantaré entre vosotros el sustento del pan.
17 Enviaré, pues, sobre
vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre
pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada. Yo Jehová he hablado.
Profecía contra los montes de Israel
EZEQUIEL 6
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.
3 Y dirás:
Montes de Israel, oíd
palabra de Jehová el Señor:
Así ha dicho Jehová el
Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles:
He aquí que yo, yo haré
venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos.
4 Vuestros altares serán
asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan
vuestros muertos delante de vuestros ídolos.
5 Y pondré los cuerpos
muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos
esparciré en derredor de vuestros altares.
6 Dondequiera que
habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados, para
que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán
quebrados y acabarán, vuestras imágenes del sol serán destruidas, y vuestras
obras serán deshechas.
7 Y los muertos caerán en
medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.
8 Mas dejaré un resto, de
modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando
seáis esparcidos por las tierras.
9 Y los que de vosotros
escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos;
porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a
causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán de sí
mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.
10 Y sabrán que yo soy
Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.
11 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Palmotea con tus manos, y
golpea con tu pie, y di:
¡Ay, por todas las
grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con hambre y con
pestilencia caerán.
12 El que esté lejos
morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea
asediado morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo.
13 Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus
altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de
todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron
incienso a todos sus ídolos.
14 Y extenderé mi mano
contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada
que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.
El fin
viene
EZEQUIEL 7
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Tú, hijo de hombre, así
ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel:
El fin, el fin viene
sobre los cuatro extremos de la tierra.
3 Ahora será el fin sobre
ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre
ti todas tus abominaciones.
4 Y mi ojo no te
perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio
de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy Jehová.
5 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Un mal, he aquí que viene
un mal.
6 Viene el fin, el fin
viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.
7 La mañana viene para ti,
oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de tumulto, y
no de alegría, sobre los montes.
8 Ahora pronto derramaré
mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y
pondré sobre ti tus abominaciones.
9 Y mi ojo no perdonará,
ni tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti
estarán tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.
10 He aquí el día, he aquí
que viene; ha salido la mañana; ha florecido la vara, ha reverdecido la
soberbia.
11 La violencia se ha
levantado en vara de maldad; ninguno quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno
de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.
12 El tiempo ha venido, se
acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la
ira está sobre toda la multitud.
13 Porque el que vende no
volverá a lo vendido, aunque queden vivos; porque la visión sobre toda la
multitud no se revocará, y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su
vida.
14 Tocarán trompeta, y
prepararán todas las cosas, y no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira
está sobre toda la multitud.
15 De fuera espada, de
dentro pestilencia y hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que
esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la pestilencia.
16 Y los que escapen de
ellos huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo
todos, cada uno por su iniquidad.
17 Toda mano se
debilitará, y toda rodilla será débil como el agua.
18 Se ceñirán también de
cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus
cabezas estarán rapadas.
19 Arrojarán su plata en
las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el
día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque
ha sido tropiezo para su maldad.
20 Por cuanto convirtieron
la gloria de su ornamento en soberbia, e hicieron de ello las imágenes de sus
abominables ídolos, por eso se lo convertí en cosa repugnante.
21 En mano de extraños la
entregué para ser saqueada, y será presa de los impíos de la tierra, y la
profanarán.
22 Y apartaré de ellos mi
rostro, y será violado mi lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo
profanarán.
23 Haz una cadena, porque
la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia.
24 Traeré, por tanto, los
más perversos de las naciones, los cuales poseerán las casas de ellos; y haré
cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
25 Destrucción viene; y
buscarán la paz, y no la habrá.
26 Quebrantamiento vendrá
sobre quebrantamiento, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán respuesta del
profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo.
27 El rey se enlutará, y
el príncipe se vestirá de tristeza, y las manos del pueblo de la tierra
temblarán; según su camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los
juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.
Visión
de las abominaciones en Jerusalén
EZEQUIEL 8
1 En el sexto año, en el
mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa,
y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí
la mano de Jehová el Señor.
2 Y miré, y he aquí una
figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus
lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente.
3 Y aquella figura
extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó
entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la
entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la
habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.
4 Y he aquí, allí estaba
la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.
5 Y me dijo:
Hijo de hombre, alza
ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he
aquí al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la
entrada.
6 Me dijo entonces:
Hijo de hombre, ¿no ves
lo que éstos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí
para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.
7 Y me llevó a la entrada
del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero.
8 Y me dijo:
Hijo de hombre, cava
ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta.
9 Me dijo luego:
Entra, y ve las malvadas
abominaciones que éstos hacen allí.
10 Entré, pues, y miré; y
he aquí toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la
casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.
11 Y delante de ellos
estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo
de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una
nube espesa de incienso.
12 Y me dijo:
Hijo de hombre, ¿has
visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada
uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos:
No nos ve Jehová; Jehová
ha abandonado la tierra.
13 Me dijo después:
Vuélvete aún, verás
abominaciones mayores que hacen éstos.
14 Y me llevó a la entrada
de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí mujeres que
estaban allí sentadas endechando a Tamuz.
15 Luego me dijo:
¿No ves, hijo de hombre?
Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas.
16 Y me llevó al atrio de
adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová,
entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al
templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose
hacia el oriente.
17 Y me dijo:
¿No has visto, hijo de
hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen
aquí? Después que han llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí para
irritarme; he aquí que aplican el ramo a sus narices.
18 Pues también yo
procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a
mis oídos con gran voz, y no los oiré.
Visión
de la muerte de los culpables
EZEQUIEL 9
1 Clamó en mis oídos con
gran voz, diciendo:
Los verdugos de la ciudad
han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.
2 Y he aquí que seis
varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada
uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón
vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados,
se pararon junto al altar de bronce.
3 Y la gloria del Dios de
Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de
la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el
tintero de escribano,
4 y le dijo Jehová:
Pasa por en medio de la
ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres
que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio
de ella.
5 Y a los otros dijo,
oyéndolo yo:
Pasad por la ciudad en
pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.
6 Matad a viejos, jóvenes
y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre
el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario.
Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.
7 Y les dijo:
Contaminad la casa, y
llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad.
8 Aconteció que cuando
ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije:
¡Ah, Señor Jehová!
¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?
9 Y me dijo:
La maldad de la casa de
Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y
la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho:
Ha abandonado Jehová la
tierra, y Jehová no ve.
10 Así, pues, haré yo; mi
ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre
sus propias cabezas.
11 Y he aquí que el varón
vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra,
diciendo:
He hecho conforme a todo
lo que me mandaste.
La
gloria de Dios abandona el templo
EZEQUIEL 10
1 Miré, y he aquí en la
expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro,
que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.
2 Y habló al varón vestido
de lino, y le dijo:
Entra en medio de las
ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de
entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y entró a vista mía.
3 Y los querubines estaban
a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio
de adentro.
4 Entonces la gloria de
Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue
llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.
5 Y el estruendo de las
alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios
Omnipotente cuando habla.
6 Aconteció, pues, que al
mandar al varón vestido de lino, diciendo:
Toma fuego de entre las
ruedas, de entre los querubines, él entró y se paró entre las ruedas.
7 Y un querubín extendió
su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de
él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y
salió.
8 Y apareció en los
querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.
9 Y miré, y he aquí cuatro
ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de
las ruedas era como de crisólito.
10 En cuanto a su
apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio
de otra.
11 Cuando andaban, hacia
los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar
adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban.
12 Y todo su cuerpo, sus
espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededor en
sus cuatro ruedas.
13 A las ruedas, oyéndolo
yo, se les gritaba:
¡Rueda! 14 Y cada uno
tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la
tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.
15 Y se levantaron los
querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar.
16 Y cuando andaban los
querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban
sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos.
17 Cuando se paraban
ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque
el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.
18 Entonces la gloria de
Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.
19 Y alzando los
querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando
ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a
la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de
Israel estaba por encima sobre ellos.
20 Estos eran los mismos
seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí
que eran querubines.
21 Cada uno tenía cuatro
caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas.
22 Y la semejanza de sus
rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y
su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.
Reprensión de los príncipes malvados
EZEQUIEL 11
1 El Espíritu me elevó, y
me llevó por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el
oriente; y he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los
cuales vi a Jaazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía, principales del
pueblo.
2 Y me dijo:
Hijo de hombre, estos son
los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo;
3 los cuales dicen:
No será tan pronto;
edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne.
4 Por tanto profetiza
contra ellos; profetiza, hijo de hombre.
5 Y vino sobre mí el
Espíritu de Jehová, y me dijo:
Di:
Así ha dicho Jehová:
Así habéis hablado, oh
casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido.
6 Habéis multiplicado
vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus calles.
7 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Vuestros muertos que
habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os
sacaré a vosotros de en medio de ella.
8 Espada habéis temido, y
espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor.
9 Y os sacaré de en medio
de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros.
10 A espada caeréis; en
los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová.
11 La ciudad no os será
por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel
os juzgaré.
12 Y sabréis que yo soy
Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis
decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.
13 Y aconteció que
mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía murió. Entonces me postré
rostro a tierra y clamé con gran voz, y dije:
¡Ah, Señor Jehová!
¿Destruirás del todo al remanente de Israel?
Promesa
de restauración y renovación
14 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
15 Hijo de hombre, tus
hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel,
toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusalén:
Alejaos de Jehová; a
nosotros es dada la tierra en posesión.
16 Por tanto, di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Aunque les he arrojado
lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les
seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.
17 Di, por tanto:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Yo os recogeré de los
pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os
daré la tierra de Israel.
18 Y volverán allá, y
quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.
19 Y les daré un corazón,
y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en
medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
20 para que anden en mis
ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea
a ellos por Dios.
21 Mas a aquellos cuyo
corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo
su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.
22 Después alzaron los
querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de
Israel estaba sobre ellos.
23 Y la gloria de Jehová
se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente
de la ciudad.
24 Luego me levantó el
Espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los
caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto.
25 Y hablé a los cautivos
todas las cosas que Jehová me había mostrado.
Salida
de Ezequiel en señal de la cautividad
EZEQUIEL 12
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, tú
habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven,
tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.
3 Por tanto tú, hijo de
hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te
pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden,
porque son casa rebelde.
4 Y sacarás tus enseres de
día delante de sus ojos, como enseres de cautiverio; mas tú saldrás por la tarde
a vista de ellos, como quien sale en cautiverio.
5 Delante de sus ojos te
abrirás paso por entre la pared, y saldrás por ella.
6 Delante de sus ojos los
llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no
mirarás la tierra; porque por señal te he dado a la casa de Israel.
7 Y yo hice así como me
fue mandado; saqué mis enseres de día, como enseres de cautiverio, y a la tarde
me abrí paso por entre la pared con mi propia mano; salí de noche, y los llevé
sobre los hombros a vista de ellos.
8 Y vino a mí palabra de
Jehová por la mañana, diciendo:
9 Hijo de hombre, ¿no te
ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde:
¿Qué haces?
10 Diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Esta profecía se refiere
al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella.
11 Diles:
Yo soy vuestra señal;
como yo hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad.
12 Y al príncipe que está
en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; por la pared abrirán
paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la
tierra.
13 Mas yo extenderé mi red
sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de
caldeos, pero no la verá, y allá morirá.
14 Y a todos los que
estuvieren alrededor de él para ayudarle, y a todas sus tropas, esparciré a
todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos.
15 Y sabrán que yo soy
Jehová, cuando los esparciere entre las naciones, y los dispersare por la
tierra.
16 Y haré que unos pocos
de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas
sus abominaciones entre las naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy
Jehová.
17 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, come
tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con ansiedad.
19 Y di al pueblo de la
tierra:
Así ha dicho Jehová el
Señor sobre los moradores de Jerusalén y sobre la tierra de Israel:
Su pan comerán con temor,
y con espanto beberán su agua; porque su tierra será despojada de su plenitud,
por la maldad de todos los que en ella moran.
20 Y las ciudades
habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada; y sabréis que yo soy
Jehová.
21 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
22 Hijo de hombre, ¿qué
refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice:
Se van prolongando los
días, y desaparecerá toda visión?
23 Diles, por tanto:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Haré cesar este refrán, y
no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues:
Se han acercado aquellos
días, y el cumplimiento de toda visión.
24 Porque no habrá más
visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
25 Porque yo Jehová
hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en
vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el
Señor.
26 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
27 Hijo de hombre, he
aquí que los de la casa de Israel dicen:
La visión que éste ve es
para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste.
28 Diles, por tanto:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
No se tardará más ninguna
de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el
Señor.
Condenación de los falsos profetas
EZEQUIEL 13
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre,
profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que
profetizan de su propio corazón:
Oíd palabra de Jehová.
3 Así ha dicho Jehová el
Señor:
¡Ay de los profetas
insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto! 4 Como
zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.
5 No habéis subido a las
brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que
resista firme en la batalla en el día de Jehová.
6 Vieron vanidad y
adivinación mentirosa. Dicen:
Ha dicho Jehová, y Jehová
no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos.
7 ¿No habéis visto visión
vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís:
Dijo Jehová, no habiendo
yo hablado?
8 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto vosotros
habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy
contra vosotros, dice Jehová el Señor.
9 Estará mi mano contra
los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación
de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la
tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
10 Sí, por cuanto
engañaron a mi pueblo, diciendo:
Paz, no habiendo paz; y
uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,
11 di a los recubridores
con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de
granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.
12 Y he aquí cuando la
pared haya caído, ¿no os dirán:
¿Dónde está la
embarradura con que la recubristeis?
13 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Haré que la rompa viento
tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de
granizo con enojo para consumir.
14 Así desbarataré la
pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será
descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y
sabréis que yo soy Jehová.
15 Cumpliré así mi furor
en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré:
No existe la pared, ni
los que la recubrieron,
16 los profetas de Israel
que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo
paz, dice Jehová el Señor.
17 Y tú, hijo de hombre,
pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón,
y profetiza contra ellas,
18 y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¡Ay de aquellas que cosen
vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de
toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para
mantener así vuestra propia vida?
19 ¿Y habéis de profanarme
entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las
personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir,
mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?
20 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra
vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de
vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras
cazáis volando.
21 Romperé asimismo
vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más
como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
22 Por cuanto
entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y
fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino,
infundiéndole ánimo,
23 por tanto, no veréis
más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra
mano, y sabréis que yo soy Jehová.
Juicio
contra los idólatras que consultan al profeta
EZEQUIEL 14
1 Vinieron a mí algunos de
los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, estos
hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su
maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por
ellos?
4 Háblales, por tanto, y
diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Cualquier hombre de la
casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el
tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová
responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos,
5 para tomar a la casa de
Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.
6 Por tanto, di a la casa
de Israel:
Así dice Jehová el Señor:
Convertíos, y volveos de
vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
7 Porque cualquier hombre
de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere
apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y
establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta
para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;
8 y pondré mi rostro
contra aquel hombre, y le pondré por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en
medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
9 Y cuando el profeta
fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé
mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel.
10 Y llevarán ambos el
castigo de su maldad; como la maldad del que consultare, así será la maldad del
profeta,
11 para que la casa de
Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus
rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor.
Justicia del castigo de Jerusalén
12 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
13 Hijo de hombre, cuando
la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano
sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y
cortare de ella hombres y bestias,
14 si estuviesen en medio
de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían
únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor.
15 Y si hiciere pasar
bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no
haya quien pase a causa de las fieras,
16 y estos tres varones
estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a
sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.
17 O si yo trajere espada
sobre la tierra, y dijere:
Espada, pasa por la
tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,
18 y estos tres varones
estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus
hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.
19 O si enviare
pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para
cortar de ella hombres y bestias,
20 y estuviesen en medio
de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni
a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.
21 Por lo cual así ha
dicho Jehová el Señor:
¿Cuánto más cuando yo
enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y
pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?
22 Sin embargo, he aquí
quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí
que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis
consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje
sobre ella.
23 Y os consolarán cuando
viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que
he hecho en ella, dice Jehová el Señor.
Jerusalén es como una vid inútil
EZEQUIEL 15
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, ¿qué es
la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre
los árboles del bosque?
3 ¿Tomarán de ella madera
para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna
cosa?
4 He aquí, es puesta en el
fuego para ser consumida; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en
medio se quemó; ¿servirá para obra alguna?
5 He aquí que cuando
estaba entera no servía para obra alguna; ¿cuánto menos después que el fuego la
hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para obra alguna?
6 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Como la madera de la vid
entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así
haré a los moradores de Jerusalén.
7 Y pondré mi rostro
contra ellos; aunque del fuego se escaparon, fuego los consumirá; y sabréis que
yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos.
8 Y convertiré la tierra
en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice Jehová el Señor.
Infidelidad de Jerusalén
EZEQUIEL 16
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre,
notifica a Jerusalén sus abominaciones,
3 y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor sobre Jerusalén:
Tu origen, tu nacimiento,
es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea.
4 Y en cuanto a tu
nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con
aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
5 No hubo ojo que se
compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino
que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el
día que naciste.
6 Y yo pasé junto a ti, y
te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije:
¡Vive! Sí, te dije,
cuando estabas en tus sangres:
¡Vive! 7 Te hice
multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste
a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero
estabas desnuda y descubierta.
8 Y pasé yo otra vez junto
a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi
manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo,
dice Jehová el Señor, y fuiste mía.
9 Te lavé con agua, y lavé
tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite;
10 y te vestí de bordado,
te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda.
11 Te atavié con adornos,
y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello.
12 Puse joyas en tu nariz,
y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.
13 Así fuiste adornada de
oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de
harina de trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste
hasta llegar a reinar.
14 Y salió tu renombre
entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi
hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor.
15 Pero confiaste en tu
hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus
fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.
16 Y tomaste de tus
vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa
semejante nunca había sucedido, ni sucederá más.
17 Tomaste asimismo tus
hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes
de hombre y fornicaste con ellas;
18 y tomaste tus vestidos
de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de
ellas.
19 Mi pan también, que yo
te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve,
pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor.
20 Además de esto, tomaste
tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas
para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones,
21 para que degollases
también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el
fuego consumía?
22 Y con todas tus
abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud,
cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre.
23 Y sucedió que después
de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor),
24 te edificaste lugares
altos, y te hiciste altar en todas las plazas.
25 En toda cabeza de
camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste
a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
26 Y fornicaste con los
hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones
para enojarme.
27 Por tanto, he aquí que
yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a
la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se
avergüenzan de tu camino deshonesto.
28 Fornicaste también con
los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te
saciaste.
29 Multiplicaste asimismo
tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te
saciaste.
30 ¡Cuán inconstante es tu
corazón, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una
ramera desvergonzada,
31 edificando tus lugares
altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no
fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga,
32 sino como mujer
adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.
33 A todas las rameras les
dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes,
para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones.
34 Y ha sucedido contigo,
en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres:
porque ninguno te ha
solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has
sido diferente.
35 Por tanto, ramera, oye
palabra de Jehová.
36 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto han sido
descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido
manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la
sangre de tus hijos, los cuales les diste;
37 por tanto, he aquí que
yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y a todos los
que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les
descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.
38 Y yo te juzgaré por las
leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre
de ira y de celos.
39 Y te entregaré en manos
de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te
despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda
y descubierta.
40 Y harán subir contra ti
muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas.
41 Quemarán tus casas a
fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres; y así haré que
dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones.
42 Y saciaré mi ira sobre
ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.
43 Por cuanto no te
acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por
eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor;
pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria.
44 He aquí, todo el que
usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice:
Cual la madre, tal la
hija.
45 Hija eres tú de tu
madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas,
que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro
padre amorreo.
46 Y tu hermana mayor es
Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es
Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti.
47 Ni aun anduviste en sus
caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y
muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.
48 Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus
hijas.
49 He aquí que esta fue la
maldad de Sodoma tu hermana:
soberbia, saciedad de
pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la
mano del afligido y del menesteroso.
50 Y se llenaron de
soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.
51 Y Samaria no cometió ni
la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que
ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú
hiciste.
52 Tú también, que
juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que tú hiciste, más
abominables que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú
también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas.
53 Yo, pues, haré volver a
sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y
de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas,
54 para que lleves tu
confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de
consuelo para ellas.
55 Y tus hermanas, Sodoma
con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y
tus hijas volveréis a vuestro primer estado.
56 No era tu hermana
Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias,
57 antes que tu maldad
fuese descubierta. Así también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria
y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.
58 Sufre tú el castigo de
tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.
59 Pero más ha dicho
Jehová el Señor:
¿Haré yo contigo como tú
hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto?
60 Antes yo tendré memoria
de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré
contigo un pacto sempiterno.
61 Y te acordarás de tus
caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y
las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto,
62 sino por mi pacto que
yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
63 para que te acuerdes y
te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo
perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
Parábola de las águilas y la vid
EZEQUIEL 17
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, propón
una figura, y compón una parábola a la casa de Israel.
3 Y dirás:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Una gran águila, de
grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al
Líbano, y tomó el cogollo del cedro.
4 Arrancó el principal de
sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de
comerciantes.
5 Tomó también de la
simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto
a aguas abundantes, la puso como un sauce.
6 Y brotó, y se hizo una
vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces
estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó
mugrones.
7 Había también otra gran
águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca
de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella
por los surcos de su plantío.
8 En un buen campo, junto
a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que
fuese vid robusta.
9 Diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¿Será prosperada? ¿No
arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas
se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
10 Y he aquí está
plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la
toque? En los surcos de su verdor se secará.
11 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
12 Di ahora a la casa
rebelde:
¿No habéis entendido qué
significan estas cosas? Diles:
He aquí que el rey de
Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó
consigo a Babilonia.
13 Tomó también a uno de
la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se
llevó consigo a los poderosos de la tierra,
14 para que el reino fuese
abatido y no se levantase, a fin de que guardando el pacto, permaneciese en pie.
15 Pero se rebeló contra
él, enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente.
¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto,
¿podrá escapar?
16 Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le
hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió.
17 Y ni con gran ejército
ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten
vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas.
18 Por cuanto menospreció
el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha
hecho todas estas cosas, no escapará.
19 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Vivo yo, que el juramento
mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma
cabeza.
20 Extenderé sobre él mi
red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en
juicio con él por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado.
21 Y todos sus fugitivos,
con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos
los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado.
22 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Tomaré yo del cogollo de
aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo,
y lo plantaré sobre el monte alto y sublime.
23 En el monte alto de
Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y
habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas
habitarán.
24 Y sabrán todos los
árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo,
hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he
dicho, y lo haré.
El alma
que pecare morirá
EZEQUIEL 18
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 ¿Qué pensáis vosotros,
los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice:
Los padres comieron las
uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
3 Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.
4 He aquí que todas las
almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que
pecare, esa morirá.
5 Y el hombre que fuere
justo, e hiciere según el derecho y la justicia;
6 que no comiere sobre los
montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni violare la
mujer de su prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa,
7 ni oprimiere a ninguno;
que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que diere de su pan
al hambriento y cubriere al desnudo con vestido,
8 que no prestare a
interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio
verdadero entre hombre y hombre,
9 en mis ordenanzas
caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste
vivirá, dice Jehová el Señor.
10 Mas si engendrare hijo
ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de estas,
11 y que no haga las
otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su prójimo,
12 al pobre y menesteroso
oprimiere, cometiere robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los
ídolos e hiciere abominación,
13 prestare a interés y
tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto
morirá, su sangre será sobre él.
14 Pero si éste engendrare
hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere
según ellos;
15 no comiere sobre los
montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su
prójimo no violare,
16 ni oprimiere a nadie,
la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y
cubriere con vestido al desnudo;
17 apartare su mano del
pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis
ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
18 Su padre, por cuanto
hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo
que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
19 Y si dijereis:
¿Por qué el hijo no
llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la
justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá.
20 El alma que pecare, esa
morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado
del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será
sobre él.
El
camino de Dios es justo
(Ez.33.10-20)
21 Mas el impío, si se
apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere
según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá.
22 Todas las
transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo
vivirá.
23 ¿Quiero yo la muerte
del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
24 Mas si el justo se
apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las
abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo
le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado
que cometió, por ello morirá.
25 Y si dijereis:
No es recto el camino del
Señor; oíd ahora, casa de Israel:
¿No es recto mi camino?
¿no son vuestros caminos torcidos?
26 Apartándose el justo de
su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que
hizo, morirá.
27 Y apartándose el impío
de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir
su alma.
28 Porque miró y se apartó
de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá.
29 Si aún dijere la casa
de Israel:
No es recto el camino del
Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos
no son rectos.
30 Por tanto, yo os
juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la
iniquidad causa de ruina.
31 Echad de vosotros todas
vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un
espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
32 Porque no quiero la
muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.
Lamentación sobre los príncipes de Israel
EZEQUIEL 19
1 Y tú, levanta endecha
sobre los príncipes de Israel.
2 Dirás:
¡Cómo se echó entre los
leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros,
3 e hizo subir uno de sus
cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar
hombres.
4 Y las naciones oyeron de
él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de
Egipto.
5 Viendo ella que había
esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros,
y lo puso por leoncillo.
6 Y él andaba entre los
leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres.
7 Saqueó fortalezas, y
asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo
de sus rugidos.
8 Arremetieron contra él
las gentes de las provincias de alrededor, y extendieron sobre él su red, y en
el foso fue apresado.
9 Y lo pusieron en una
jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron
en las fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
10 Tu madre fue como una
vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando
vástagos a causa de las muchas aguas.
11 Y ella tuvo varas
fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima entre las ramas,
y fue vista por causa de su altura y la multitud de sus sarmientos.
12 Pero fue arrancada con
ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus ramas fuertes
fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego.
13 Y ahora está plantada
en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
14 Y ha salido fuego de la
vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara
fuerte para cetro de rey.
Endecha es esta, y de
endecha servirá.
Modo de
proceder de Dios con Israel
EZEQUIEL 20
1 Aconteció en el año
séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los
ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, habla a
los ancianos de Israel, y diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¿A consultarme venís
vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor.
4 ¿Quieres tú juzgarlos?
¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus
padres,
5 y diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
El día que escogí a
Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob,
cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les
juré diciendo:
Yo soy Jehová vuestro
Dios;
6 aquel día que les alcé
mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les
había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las
tierras;
7 entonces les dije:
Cada uno eche de sí las
abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de
Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.
8 Mas ellos se rebelaron
contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones
de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría
mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de
Egipto.
9 Con todo, a causa de mi
nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las
cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de
Egipto.
10 Los saqué de la tierra
de Egipto, y los traje al desierto,
11 y les di mis estatutos,
y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere
vivirá.
12 Y les di también mis
días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen
que yo soy Jehová que los santifico.
13 Mas se rebeló contra mí
la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon
mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días de
reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi
ira en el desierto para exterminarlos.
14 Pero actué a causa de
mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos
los había sacado.
15 También yo les alcé mi
mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado,
que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
16 porque desecharon mis
decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de reposo profanaron,
porque tras sus ídolos iba su corazón.
17 Con todo, los perdonó
mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto;
18 antes dije en el
desierto a sus hijos:
No andéis en los
estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus
ídolos.
19 Yo soy Jehová vuestro
Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra;
20 y santificad mis días
de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy
Jehová vuestro Dios.
21 Mas los hijos se
rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos
para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá;
profanaron mis días de reposo.
Dije entonces que
derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.
22 Mas retraje mi mano a
causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante
cuyos ojos los había sacado.
23 También les alcé yo mi
mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los
dispersaría por las tierras,
24 porque no pusieron por
obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de
reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos.
25 Por eso yo también les
di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir.
26 Y los contaminé en sus
ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y
hacerles saber que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de
hombre, habla a la casa de Israel, y diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Aun en esto me afrentaron
vuestros padres cuando cometieron rebelión contra mí.
28 Porque yo los traje a
la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y
miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus
víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su
incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.
29 Y yo les dije:
¿Qué es ese lugar alto
adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.
30 Di, pues, a la casa de
Israel:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¿No os contamináis
vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?
31 Porque ofreciendo
vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis
contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa
de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé.
32 Y no ha de ser lo que
habéis pensado. Porque vosotros decís:
Seamos como las naciones,
como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.
33 Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar
sobre vosotros;
34 y os sacaré de entre
los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano
fuerte y brazo extendido, y enojo derramado;
35 y os traeré al desierto
de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.
36 Como litigué con
vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con
vosotros, dice Jehová el Señor.
37 Os haré pasar bajo la
vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;
38 y apartaré de entre
vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus
peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que
yo soy Jehová.
39 Y a vosotros, oh casa
de Israel, así ha dicho Jehová el Señor:
Andad cada uno tras sus
ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi
santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
40 Pero en mi santo monte,
en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa
de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras
ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas
consagradas.
41 Como incienso agradable
os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de
entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los
ojos de las naciones.
42 Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé
mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
43 Y allí os acordaréis de
vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os
aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que
cometisteis.
44 Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros
caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová
el Señor.
Profecía contra el Neguev
45 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
46 Hijo de hombre, pon tu
rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra
el bosque del Neguev.
47 Y dirás al bosque del
Neguev:
Oye la palabra de Jehová:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí que yo enciendo
en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se
apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el
sur hasta el norte.
48 Y verá toda carne que
yo Jehová lo encendí; no se apagará.
49 Y dije:
¡Ah, Señor Jehová! ellos
dicen de mí:
¿No profiere éste
parábolas?
La
espada afilada de Jehová
EZEQUIEL 21
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro contra Jerusalén, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza
contra la tierra de Israel.
3 Dirás a la tierra de
Israel:
Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo estoy
contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
4 Y por cuanto he de
cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra
toda carne, desde el sur hasta el norte.
5 Y sabrá toda carne que
yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.
6 Y tú, hijo de hombre,
gime con quebrantamiento de tus lomos y con amargura; gime delante de los ojos
de ellos.
7 Y cuando te dijeren:
¿Por qué gimes tú? dirás:
Por una noticia que
cuando llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se debilitará, y se
angustiará todo espíritu, y toda rodilla será débil como el agua; he aquí que
viene, y se hará, dice Jehová el Señor.
8 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
9 Hijo de hombre,
profetiza, y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Di:
La espada, la espada está
afilada, y también pulida.
10 Para degollar víctimas
está afilada, pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de
mi hijo ha despreciado como a un palo cualquiera.
11 Y la dio a pulir para
tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en mano
del matador.
12 Clama y lamenta, oh
hijo de hombre; porque ésta será sobre mi pueblo, será ella sobre todos los
príncipes de Israel; caerán ellos a espada juntamente con mi pueblo; hiere,
pues, tu muslo;
13 porque está probado. ¿Y
qué, si la espada desprecia aun al cetro? El no será más, dice Jehová el Señor.
14 Tú, pues, hijo de
hombre, profetiza, y bate una mano contra otra, y duplíquese y triplíquese el
furor de la espada homicida; esta es la espada de la gran matanza que los
traspasará,
15 para que el corazón
desmaye, y los estragos se multipliquen; en todas las puertas de ellos he puesto
espanto de espada. ¡Ah! dispuesta está para que relumbre, y preparada para
degollar.
16 Corta a la derecha,
hiere a la izquierda, adonde quiera que te vuelvas.
17 Y yo también batiré mi
mano contra mi mano, y haré reposar mi ira. Yo Jehová he hablado.
18 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
19 Tú, hijo de hombre,
traza dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma
tierra salgan ambos; y pon una señal al comienzo de cada camino, que indique la
ciudad adonde va.
20 El camino señalarás por
donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén, la
ciudad fortificada.
21 Porque el rey de
Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos,
para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, miró el
hígado.
22 La adivinación señaló a
su mano derecha, sobre Jerusalén, para dar la orden de ataque, para dar comienzo
a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra
las puertas, para levantar vallados, y edificar torres de sitio.
23 Mas para ellos esto
será como adivinación mentirosa, ya que les ha hecho solemnes juramentos; pero
él trae a la memoria la maldad de ellos, para apresarlos.
24 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto habéis hecho
traer a la memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y
descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido
en memoria, seréis entregados en su mano.
25 Y tú, profano e impío
príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la
maldad,
26 así ha dicho Jehová el
Señor:
Depón la tiara, quita la
corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto.
27 A ruina, a ruina, a
ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho,
y yo se lo entregaré.
Juicio
contra los amonitas
28 Y tú, hijo de hombre,
profetiza, y dí:
Así ha dicho Jehová el
Señor acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues:
La espada, la espada está
desenvainada para degollar; para consumir está pulida con resplandor.
29 Te profetizan vanidad,
te adivinan mentira, para que la emplees sobre los cuellos de los malos
sentenciados a muerte, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la
maldad.
30 ¿La volveré a su vaina?
En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te juzgaré,
31 y derramaré sobre ti mi
ira; el fuego de mi enojo haré encender sobre ti, y te entregaré en mano de
hombres temerarios, artífices de destrucción.
32 Serás pasto del fuego,
se empapará la tierra de tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo Jehová
he hablado.
Los
pecados de Jerusalén
EZEQUIEL 22
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Tú, hijo de hombre, ¿no
juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás
todas sus abominaciones?
3 Dirás, pues:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¡Ciudad derramadora de
sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma
para contaminarse! 4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has
contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tu día, y has llegado
al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en
escarnio a todas las tierras.
5 Las que están cerca de
ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande
turbación.
6 He aquí que los
príncipes de Israel, cada uno según su poder, se esfuerzan en derramar sangre.
7 Al padre y a la madre
despreciaron en ti; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; al
huérfano y a la viuda despojaron en ti.
8 Mis santuarios
menospreciaste, y mis días de reposo has profanado.
9 Calumniadores hubo en ti
para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti
perversidades.
10 La desnudez del padre
descubrieron en ti, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su
menstruo.
11 Cada uno hizo
abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su
nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre.
12 Precio recibieron en ti
para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con
violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor.
13 Y he aquí que batí mis
manos a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que
derramaste en medio de ti.
14 ¿Estará firme tu
corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo
Jehová he hablado, y lo haré.
15 Te dispersaré por las
naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
16 Y por ti misma serás
degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.
17 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, la
casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y
hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron.
19 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto todos vosotros
os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio
de Jerusalén.
20 Como quien junta plata
y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él
para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os
fundiré.
21 Yo os juntaré y soplaré
sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.
22 Como se funde la plata
en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová
habré derramado mi enojo sobre vosotros.
23 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, di a
ella:
Tú no eres tierra limpia,
ni rociada con lluvia en el día del furor.
25 Hay conjuración de sus
profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata presa; devoraron
almas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus viudas en medio de ella.
26 Sus sacerdotes violaron
mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron
diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo
apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.
27 Sus príncipes en medio
de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las
almas, para obtener ganancias injustas.
28 Y sus profetas
recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira,
diciendo:
Así ha dicho Jehová el
Señor; y Jehová no había hablado.
29 El pueblo de la tierra
usaba de opresión y cometía robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y
al extranjero oprimía sin derecho.
30 Y busqué entre ellos
hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor
de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
31 Por tanto, derramé
sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de
ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor.
Las dos
hermanas
EZEQUIEL 23
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, hubo
dos mujeres, hijas de una madre,
3 las cuales fornicaron en
Egipto; en su juventud fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron
estrujados sus pechos virginales.
4 Y se llamaban, la mayor,
Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz
hijos e hijas. Y se llamaron:
Samaria, Ahola; y
Jerusalén, Aholiba.
5 Y Ahola cometió
fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios,
vecinos suyos,
6 vestidos de púrpura,
gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a
caballo.
7 Y se prostituyó con
ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios, y con todos
aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos de ellos.
8 Y no dejó sus
fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos
comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación.
9 Por lo cual la entregué
en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios, de quienes se había
enamorado.
10 Ellos descubrieron su
desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella mataron a espada; y vino a ser
famosa entre las mujeres, pues en ella hicieron escarmiento.
11 Y lo vio su hermana
Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más
que las fornicaciones de su hermana.
12 Se enamoró de los hijos
de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas
excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables.
13 Y vi que se había
contaminado; un mismo camino era el de ambas.
14 Y aumentó sus
fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de
caldeos pintadas de color,
15 ceñidos por sus lomos
con talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas, teniendo todos ellos
apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea,
tierra de su nacimiento,
16 se enamoró de ellos a
primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
17 Así, pues, se llegaron
a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron, y ella
también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos.
18 Así hizo patentes sus
fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella,
como se había ya hastiado mi alma de su hermana.
19 Aun multiplicó sus
fornicaciones, trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales había
fornicado en la tierra de Egipto.
20 Y se enamoró de sus
rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como
flujo de caballos.
21 Así trajiste de nuevo a
la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios comprimieron tus
pechos, los pechos de tu juventud.
22 Por tanto, Aholiba, así
ha dicho Jehová el Señor:
He aquí que yo suscitaré
contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré venir
contra ti en derredor;
23 los de Babilonia, y
todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos;
jóvenes codiciables, gobernadores y capitanes, nobles y varones de renombre, que
montan a caballo todos ellos.
24 Y vendrán contra ti
carros, carretas y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos
pondrán contra ti en derredor; y yo pondré delante de ellos el juicio, y por sus
leyes te juzgarán.
25 Y pondré mi celo contra
ti, y procederán contigo con furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que
te quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu
remanente será consumido por el fuego.
26 Y te despojarán de tus
vestidos, y te arrebatarán todos los adornos de tu hermosura.
27 Y haré cesar de ti tu
lujuria, y tu fornicación de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos
tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
28 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí, yo te entrego en
mano de aquellos que aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hastió tu
alma;
29 los cuales procederán
contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y
descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y
tu prostitución.
30 Estas cosas se harán
contigo porque fornicaste en pos de las naciones, con las cuales te contaminaste
en sus ídolos.
31 En el camino de tu
hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu mano.
32 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Beberás el hondo y ancho
cáliz de tu hermana, que es de gran capacidad; de ti se mofarán las naciones, y
te escarnecerán.
33 Serás llena de
embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y de desolación, por el cáliz de
tu hermana Samaria.
34 Lo beberás, pues, y lo
agotarás, y quebrarás sus tiestos; y rasgarás tus pechos, porque yo he hablado,
dice Jehová el Señor.
35 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto te has
olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu
lujuria y tus fornicaciones.
36 Y me dijo Jehová:
Hijo de hombre, ¿no
juzgarás tú a Ahola y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones?
37 Porque han adulterado,
y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun a sus hijos que
habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos.
38 Aun esto más me
hicieron:
contaminaron mi santuario
en aquel día, y profanaron mis días de reposo.
39 Pues habiendo
sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para
contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
40 Además, enviaron por
hombres que viniesen de lejos, a los cuales había sido enviado mensajero, y he
aquí vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y pintaste tus ojos, y te
ataviaste con adornos;
41 y te sentaste sobre
suntuoso estrado, y fue preparada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi
incienso y mi aceite.
42 Y se oyó en ella voz de
compañía que se solazaba con ella; y con los varones de la gente común fueron
traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas
coronas sobre sus cabezas.
43 Y dije respecto de la
envejecida en adulterios:
¿Todavía cometerán
fornicaciones con ella, y ella con ellos?
44 Porque han venido a
ella como quien viene a mujer ramera; así vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres
depravadas.
45 Por tanto, hombres
justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que
derraman sangre; porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos.
46 Por lo que así ha dicho
Jehová el Señor:
Yo haré subir contra
ellas tropas, las entregaré a turbación y a rapiña,
47 y las turbas las
apedrearán, y las atravesarán con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus
hijas, y sus casas consumirán con fuego.
48 Y haré cesar la lujuria
de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestras
perversidades.
49 Y sobre vosotras
pondrán vuestras perversidades, y pagaréis los pecados de vuestra idolatría; y
sabréis que yo soy Jehová el Señor.
Parábola de la olla hirviente
EZEQUIEL 24
1 Vino a mí palabra de
Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:
2 Hijo de hombre, escribe
la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén este mismo día.
3 Y habla por parábola a
la casa rebelde, y diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Pon una olla, ponla, y
echa también en ella agua;
4 junta sus piezas de
carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos
escogidos.
5 Toma una oveja escogida,
y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también
sus huesos dentro de ella.
6 Pues así ha dicho Jehová
el Señor:
¡Ay de la ciudad de
sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus
piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella.
7 Porque su sangre está en
medio de ella; sobre una piedra alisada la ha derramado; no la derramó sobre la
tierra para que fuese cubierta con polvo.
8 Habiendo, pues, hecho
subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para
que no sea cubierta.
9 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
¡Ay de la ciudad de
sangres! Pues también haré yo gran hoguera,
10 multiplicando la leña,
y encendiendo el fuego para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos
serán quemados.
11 Asentando después la
olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda
en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.
12 En vano se cansó, y no
salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida.
13 En tu inmunda lujuria
padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te
limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti.
14 Yo Jehová he hablado;
vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me
arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.
Muerte
de la esposa de Ezequiel
15 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
16 Hijo de hombre, he
aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni
corran tus lágrimas.
17 Reprime el suspirar, no
hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus
pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados.
18 Hablé al pueblo por la
mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.
19 Y me dijo el pueblo:
¿No nos enseñarás qué
significan para nosotros estas cosas que haces?
20 Y yo les dije:
La palabra de Jehová vino
a mí, diciendo:
21 Di a la casa de
Israel:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo profano mi
santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y el deleite
de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a
espada.
22 Y haréis de la manera
que yo hice; no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto.
23 Vuestros turbantes
estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no
endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades,
y gemiréis unos con otros.
24 Ezequiel, pues, os será
por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra,
entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.
25 Y tú, hijo de hombre,
el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de
sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas,
26 ese día vendrá a ti uno
que haya escapado para traer las noticias.
27 En aquel día se abrirá
tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y les
serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.
Profecía contra Amón
EZEQUIEL 25
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro hacia los hijos de Amón, y profetiza contra ellos.
3 Y dirás a los hijos de
Amón:
Oíd palabra de Jehová el
Señor. Así dice Jehová el Señor:
Por cuanto dijiste:
¡Ea, bien!, cuando mi
santuario era profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en
cautiverio la casa de Judá;
4 por tanto, he aquí yo te
entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus apriscos y plantarán
en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.
5 Y pondré a Rabá por
habitación de camellos, y a los hijos de Amón por majada de ovejas; y sabréis
que yo soy Jehová.
6 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto batiste tus
manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio
para la tierra de Israel,
7 por tanto, he aquí yo
extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te
cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te
exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.
Profecía contra Moab
8 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto dijo Moab y
Seir:
He aquí la casa de Judá
es como todas las naciones;
9 por tanto, he aquí yo
abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su
confín, las tierras deseables de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim,
10 a los hijos del oriente
contra los hijos de Amón; y la entregaré por heredad, para que no haya más
memoria de los hijos de Amón entre las naciones.
11 También en Moab haré
juicios, y sabrán que yo soy Jehová.
Profecía contra Edom
12 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por lo que hizo Edom,
tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron
de ellos;
13 por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Yo también extenderé mi
mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán
hasta Dedán caerán a espada.
14 Y pondré mi venganza
contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y
conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.
Profecía contra los filisteos
15 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por lo que hicieron los
filisteos con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo
por antiguas enemistades;
16 por tanto, así ha dicho
Jehová:
He aquí yo extiendo mi
mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que
queda en la costa del mar.
17 Y haré en ellos grandes
venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi
venganza en ellos.
Profecía contra Tiro
EZEQUIEL 26
1 Aconteció en el undécimo
año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, por
cuanto dijo Tiro contra Jerusalén:
Ea, bien; quebrantada
está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella
desierta;
3 por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí yo estoy contra
ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus
olas.
4 Y demolerán los muros de
Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré
como una peña lisa.
5 Tendedero de redes será
en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada
por las naciones.
6 Y sus hijas que están en
el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová.
7 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí que del norte
traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con
caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo.
8 Matará a espada a tus
hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará
contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti.
9 Y pondrá contra ti
arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas.
10 Por la multitud de sus
caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería y de
las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas
como por portillos de ciudad destruida.
11 Con los cascos de sus
caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo matará a filo de espada, y tus
fuertes columnas caerán a tierra.
12 Y robarán tus riquezas
y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas
destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas.
13 Y haré cesar el
estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.
14 Y te pondré como una
peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo
Jehová he hablado, dice Jehová el Señor.
15 Así ha dicho Jehová el
Señor a Tiro:
¿No se estremecerán las
costas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se haga la
matanza en medio de ti?
16 Entonces todos los
príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y
desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la
tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti.
17 Y levantarán sobre ti
endechas, y te dirán:
¿Cómo pereciste tú,
poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella
y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la rodeaban?
18 Ahora se estremecerán
las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán
a causa de tu fin.
19 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
Yo te convertiré en
ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el
abismo, y las muchas aguas te cubrirán.
20 Y te haré descender con
los que descienden al sepulcro, con los pueblos de otros siglos, y te pondré en
las profundidades de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que
descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la
tierra de los vivientes.
21 Te convertiré en
espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada, dice Jehová
el Señor.
EZEQUIEL 27
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Tú, hijo de hombre,
levanta endechas sobre Tiro.
3 Dirás a Tiro, que está
asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Tiro, tú has dicho:
Yo soy de perfecta
hermosura.
4 En el corazón de los
mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza.
5 De hayas del monte Senir
te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el
mástil.
6 De encinas de Basán
hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim, incrustados de
marfil.
7 De lino fino bordado de
Egipto era tu cortina, para que te sirviese de vela; de azul y púrpura de las
costas de Elisa era tu pabellón.
8 Los moradores de Sidón y
de Arvad fueron tus remeros; tus sabios, oh Tiro, estaban en ti; ellos fueron
tus pilotos.
9 Los ancianos de Gebal y
sus más hábiles obreros calafateaban tus junturas; todas las naves del mar y los
remeros de ellas fueron a ti para negociar, para participar de tus negocios.
10 Persas y los de Lud y
Fut fueron en tu ejército tus hombres de guerra; escudos y yelmos colgaron en
ti; ellos te dieron tu esplendor.
11 Y los hijos de Arvad
con tu ejército estuvieron sobre tus muros alrededor, y los gamadeos en tus
torres; sus escudos colgaron sobre tus muros alrededor; ellos completaron tu
hermosura.
12 Tarsis comerciaba
contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y
plomo comerciaba en tus ferias.
13 Javán, Tubal y Mesec
comerciaban también contigo; con hombres y con utensilios de bronce comerciaban
en tus ferias.
14 Los de la casa de
Togarma, con caballos y corceles de guerra y mulos, comerciaban en tu mercado.
15 Los hijos de Dedán
traficaban contigo; muchas costas tomaban mercadería de tu mano; colmillos de
marfil y ébano te dieron por sus pagos.
16 Edom traficaba contigo
por la multitud de tus productos; con perlas, púrpura, vestidos bordados, linos
finos, corales y rubíes venía a tus ferias.
17 Judá y la tierra de
Israel comerciaban contigo; con trigos de Minit y Panag, miel, aceite y resina
negociaban en tus mercados.
18 Damasco comerciaba
contigo por tus muchos productos, por la abundancia de toda riqueza; con vino de
Helbón y lana blanca negociaban.
19 Asimismo Dan y el
errante Javán vinieron a tus ferias, para negociar en tu mercado con hierro
labrado, mirra destilada y caña aromática.
20 Dedán comerciaba
contigo en paños preciosos para carros.
21 Arabia y todos los
príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos cabríos;
en estas cosas fueron tus mercaderes.
22 Los mercaderes de Sabá
y de Raama fueron también tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y
toda piedra preciosa, y oro, vinieron a tus ferias.
23 Harán, Cane, Edén, y
los mercaderes de Sabá, de Asiria y de Quilmad, contrataban contigo.
24 Estos mercaderes tuyos
negociaban contigo en varias cosas; en mantos de azul y bordados, y en cajas de
ropas preciosas, enlazadas con cordones, y en madera de cedro.
25 Las naves de Tarsis
eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta,
te multiplicaste en gran manera en medio de los mares.
26 En muchas aguas te
engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares.
27 Tus riquezas, tus
mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los
agentes de tus negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda
tu compañía que en medio de ti se halla, caerán en medio de los mares el día de
tu caída.
28 Al estrépito de las
voces de tus marineros temblarán las costas.
29 Descenderán de sus
naves todos los que toman remo; remeros y todos los pilotos del mar se quedarán
en tierra,
30 y harán oír su voz
sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se
revolcarán en ceniza.
31 Se raerán por ti los
cabellos, se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con
amargura del alma.
32 Y levantarán sobre ti
endechas en sus lamentaciones, y endecharán sobre ti, diciendo:
¿Quién como Tiro, como la
destruida en medio del mar?
33 Cuando tus mercaderías
salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de la tierra
enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio.
34 En el tiempo en que
seas quebrantada por los mares en lo profundo de las aguas, tu comercio y toda
tu compañía caerán en medio de ti.
35 Todos los moradores de
las costas se maravillarán sobre ti, y sus reyes temblarán de espanto; demudarán
sus rostros.
36 Los mercaderes en los
pueblos silbarán contra ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de
ser.
EZEQUIEL 28
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, di al
príncipe de Tiro:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto se enalteció
tu corazón, y dijiste:
Yo soy un dios, en el
trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios),
y has puesto tu corazón como corazón de Dios;
3 he aquí que tú eres más
sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto.
4 Con tu sabiduría y con
tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros.
5 Con la grandeza de tu
sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus
riquezas se ha enaltecido tu corazón.
6 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Por cuanto pusiste tu
corazón como corazón de Dios,
7 por tanto, he aquí yo
traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus
espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor.
8 Al sepulcro te harán
descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.
9 ¿Hablarás delante del
que te mate, diciendo:
Yo soy Dios? Tú, hombre
eres, y no Dios, en la mano de tu matador.
10 De muerte de
incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Jehová
el Señor.
11 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
12 Hijo de hombre,
levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Tú eras el sello de la
perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
13 En Edén, en el huerto
de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina,
topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y
oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en
el día de tu creación.
14 Tú, querubín grande,
protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las
piedras de fuego te paseabas.
15 Perfecto eras en todos
tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
16 A causa de la multitud
de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te
eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín
protector.
17 Se enalteció tu corazón
a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te
arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
18 Con la multitud de tus
maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo,
pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza
sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
19 Todos los que te
conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para
siempre dejarás de ser.
Profecía contra Sidón
20 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
21 Hijo de hombre, pon tu
rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella,
22 y dirás:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo estoy contra
ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová,
cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique.
23 Enviaré a ella
pestilencia y sangre en sus calles, y caerán muertos en medio de ella, con
espada contra ella por todos lados; y sabrán que yo soy Jehová.
24 Y nunca más será a la
casa de Israel espina desgarradora, ni aguijón que le dé dolor, en medio de
cuantos la rodean y la menosprecian; y sabrán que yo soy Jehová.
25 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Cuando recoja a la casa
de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me
santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la
cual di a mi siervo Jacob.
26 Y habitarán en ella
seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y vivirán confiadamente, cuando
yo haga juicios en todos los que los despojan en sus alrededores; y sabrán que
yo soy Jehová su Dios.
Profecías contra Egipto
EZEQUIEL 29
1 En el año décimo, en el
mes décimo, a los doce días del mes, vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro contra Faraón rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto.
3 Habla, y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo estoy contra
ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual
dijo:
Mío es el Nilo, pues yo
lo hice.
4 Yo, pues, pondré garfios
en tus quijadas, y pegaré los peces de tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en
medio de tus ríos, y todos los peces de tus ríos saldrán pegados a tus escamas.
5 Y te dejaré en el
desierto a ti y a todos los peces de tus ríos; sobre la faz del campo caerás; no
serás recogido, ni serás juntado; a las fieras de la tierra y a las aves del
cielo te he dado por comida.
6 Y sabrán todos los
moradores de Egipto que yo soy Jehová, por cuanto fueron báculo de caña a la
casa de Israel.
7 Cuando te tomaron con la
mano, te quebraste, y les rompiste todo el hombro; y cuando se apoyaron en ti,
te quebraste, y les rompiste sus lomos enteramente.
8 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí que yo traigo
contra ti espada, y cortaré de ti hombres y bestias.
9 Y la tierra de Egipto
será asolada y desierta, y sabrán que yo soy Jehová; por cuanto dijo:
El Nilo es mío, y yo lo
hice.
10 Por tanto, he aquí yo
estoy contra ti, y contra tus ríos; y pondré la tierra de Egipto en desolación,
en la soledad del desierto, desde Migdol hasta Sevene, hasta el límite de
Etiopía.
11 No pasará por ella pie
de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni será habitada, por cuarenta
años.
12 Y pondré a la tierra de
Egipto en soledad entre las tierras asoladas, y sus ciudades entre las ciudades
destruidas estarán desoladas por cuarenta años; y esparciré a Egipto entre las
naciones, y lo dispersaré por las tierras.
13 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
Al fin de cuarenta años
recogeré a Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueren esparcidos;
14 y volveré a traer los
cautivos de Egipto, y los llevaré a la tierra de Patros, a la tierra de su
origen; y allí serán un reino despreciable.
15 En comparación con los
otros reinos será humilde; nunca más se alzará sobre las naciones; porque yo los
disminuiré, para que no vuelvan a tener dominio sobre las naciones.
16 Y no será ya más para
la casa de Israel apoyo de confianza, que les haga recordar el pecado de mirar
en pos de ellos; y sabrán que yo soy Jehová el Señor.
17 Aconteció en el año
veintisiete en el mes primero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre,
Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar un arduo servicio
contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y toda espalda desollada; y ni para
él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra
ella.
19 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor; He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra
de Egipto; y él tomará sus riquezas, y recogerá sus despojos, y arrebatará
botín, y habrá paga para su ejército.
20 Por su trabajo con que
sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto; porque trabajaron para mí,
dice Jehová el Señor.
21 En aquel tiempo haré
retoñar el poder de la casa de Israel. Y abriré tu boca en medio de ellos, y
sabrán que yo soy Jehová.
EZEQUIEL 30
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre,
profetiza, y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Lamentad:
¡Ay de aquel día! 3
Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de
castigo de las naciones será.
4 Y vendrá espada a
Egipto, y habrá miedo en Etiopía, cuando caigan heridos en Egipto; y tomarán sus
riquezas, y serán destruidos sus fundamentos.
5 Etiopía, Fut, Lud, toda
Arabia, Libia, y los hijos de las tierras aliadas, caerán con ellos a filo de
espada.
6 Así ha dicho Jehová:
También caerán los que
sostienen a Egipto, y la altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevene
caerán en él a filo de espada, dice Jehová el Señor.
7 Y serán asolados entre
las tierras asoladas, y sus ciudades serán entre las ciudades desiertas.
8 Y sabrán que yo soy
Jehová, cuando ponga fuego a Egipto, y sean quebrantados todos sus ayudadores.
9 En aquel tiempo saldrán
mensajeros de delante de mí en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y
tendrán espanto como en el día de Egipto; porque he aquí viene.
10 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Destruiré las riquezas de
Egipto por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia.
11 El, y con él su pueblo,
los más fuertes de las naciones, serán traídos para destruir la tierra; y
desenvainarán sus espadas sobre Egipto, y llenarán de muertos la tierra.
12 Y secaré los ríos, y
entregaré la tierra en manos de malos, y por mano de extranjeros destruiré la
tierra y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
13 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Destruiré también las
imágenes, y destruiré los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra
de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor.
14 Asolaré a Patros, y
pondré fuego a Zoán, y haré juicios en Tebas.
15 Y derramaré mi ira
sobre Sin, fortaleza de Egipto, y exterminaré a la multitud de Tebas.
16 Y pondré fuego a
Egipto; Sin tendrá gran dolor, y Tebas será destrozada, y Menfis tendrá
continuas angustias.
17 Los jóvenes de Avén y
de Pibeset caerán a filo de espada, y las mujeres irán en cautiverio.
18 Y en Tafnes se
oscurecerá el día, cuando quebrante yo allí el poder de Egipto, y cesará en ella
la soberbia de su poderío; tiniebla la cubrirá, y los moradores de sus aldeas
irán en cautiverio.
19 Haré, pues, juicios en
Egipto, y sabrán que yo soy Jehová.
20 Aconteció en el año
undécimo, en el mes primero, a los siete días del mes, que vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
21 Hijo de hombre, he
quebrado el brazo de Faraón rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado
poniéndole medicinas, ni poniéndole faja para ligarlo, a fin de fortalecerlo
para que pueda sostener la espada.
22 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Heme aquí contra Faraón
rey de Egipto, y quebraré sus brazos, el fuerte y el fracturado, y haré que la
espada se le caiga de la mano.
23 Y esparciré a los
egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras.
24 Y fortaleceré los
brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los
brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.
25 Fortaleceré, pues, los
brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy
Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la
extienda contra la tierra de Egipto.
26 Y esparciré a los
egipcios entre las naciones, y los dispersaré por las tierras; y sabrán que yo
soy Jehová.
EZEQUIEL 31
1 Aconteció en el año
undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, di a
Faraón rey de Egipto, y a su pueblo:
¿A quién te comparaste en
tu grandeza?
3 He aquí era el asirio
cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura, y
su copa estaba entre densas ramas.
4 Las aguas lo hicieron
crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos
los árboles del campo enviaba sus corrientes.
5 Por tanto, se encumbró
su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus ramas, y a
causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado.
6 En sus ramas hacían nido
todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del
campo, y a su sombra habitaban muchas naciones.
7 Se hizo, pues, hermoso
en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su raíz estaba junto a
muchas aguas.
8 Los cedros no lo
cubrieron en el huerto de Dios; las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni
los castaños fueron semejantes a su ramaje; ningún árbol en el huerto de Dios
fue semejante a él en su hermosura.
9 Lo hice hermoso con la
multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que estaban en el huerto de
Dios, tuvieron de él envidia.
10 Por tanto, así dijo
Jehová el Señor:
Ya que por ser encumbrado
en altura, y haber levantado su cumbre entre densas ramas, su corazón se elevó
con su altura,
11 yo lo entregaré en
manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su maldad. Yo
lo he desechado.
12 Y lo destruirán
extranjeros, los poderosos de las naciones, y lo derribarán; sus ramas caerán
sobre los montes y por todos los valles, y por todos los arroyos de la tierra
será quebrado su ramaje; y se irán de su sombra todos los pueblos de la tierra,
y lo dejarán.
13 Sobre su ruina
habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas estarán todas las bestias
del campo,
14 para que no se exalten
en su altura todos los árboles que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa
entre la espesura, ni confíen en su altura todos los que beben aguas; porque
todos están destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de
los hombres, con los que descienden a la fosa.
15 Así ha dicho Jehová el
Señor:
El día que descendió al
Seol, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y detuve sus ríos, y las
muchas aguas fueron detenidas; al Líbano cubrí de tinieblas por él, y todos los
árboles del campo se desmayaron.
16 Del estruendo de su
caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al Seol con todos
los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos del Edén, y los
mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo
de la tierra.
17 También ellos
descendieron con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo,
los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones.
18 ¿A quién te has
comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues derribado
serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los
incircuncisos yacerás, con los muertos a espada.
Este es Faraón y todo su
pueblo, dice Jehová el Señor.
EZEQUIEL 32
1 Aconteció en el año
duodécimo, en el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, levanta
endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile:
A leoncillo de naciones
eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues secabas tus ríos, y
enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
3 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Yo extenderé sobre ti mi
red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red.
4 Y te dejaré en tierra,
te echaré sobre la faz del campo, y haré posar sobre ti todas las aves del
cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la tierra.
5 Pondré tus carnes sobre
los montes, y llenaré los valles de tus cadáveres.
6 Y regaré de tu sangre la
tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti.
7 Y cuando te haya
extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol
cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.
8 Haré entenebrecer todos
los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice
Jehová el Señor.
9 Y entristeceré el
corazón de muchos pueblos, cuando lleve al cautiverio a los tuyos entre las
naciones, por las tierras que no conociste.
10 Y dejaré atónitos por
ti a muchos pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando
haga resplandecer mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltarán en
sus ánimos a cada momento en el día de tu caída.
11 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
La espada del rey de
Babilonia vendrá sobre ti.
12 Con espadas de fuertes
haré caer tu pueblo; todos ellos serán los poderosos de las naciones; y
destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será deshecha.
13 Todas sus bestias
destruiré de sobre las muchas aguas; ni más las enturbiará pie de hombre, ni
pezuña de bestia las enturbiará.
14 Entonces haré asentarse
sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite, dice Jehová el Señor.
15 Cuando asuele la tierra
de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a
todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová.
16 Esta es la endecha, y
la cantarán; las hijas de las naciones la cantarán; endecharán sobre Egipto y
sobre toda su multitud, dice Jehová el Señor.
17 Aconteció en el año
duodécimo, a los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre,
endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y a las hijas de las
naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a la
sepultura.
19 Porque eres tan
hermoso, desciende, y yace con los incircuncisos.
20 Entre los muertos a
espada caerá; a la espada es entregado; traedlo a él y a todos sus pueblos.
21 De en medio del Seol
hablarán a él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que
descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a espada.
22 Allí está Asiria con
toda su multitud; en derredor de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron
muertos a espada.
23 Sus sepulcros fueron
puestos a los lados de la fosa, y su gente está por los alrededores de su
sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los cuales sembraron el terror
en la tierra de los vivientes.
24 Allí Elam, y toda su
multitud por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a
espada, los cuales descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra,
porque sembraron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su
confusión con los que descienden al sepulcro.
25 En medio de los muertos
le pusieron lecho con toda su multitud; a sus alrededores están sus sepulcros;
todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la
tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al
sepulcro; él fue puesto en medio de los muertos.
26 Allí Mesec y Tubal, y
toda su multitud; sus sepulcros en sus alrededores; todos ellos incircuncisos,
muertos a espada, porque habían sembrado su terror en la tierra de los
vivientes.
27 Y no yacerán con los
fuertes de los incircuncisos que cayeron, los cuales descendieron al Seol con
sus armas de guerra, y sus espadas puestas debajo de sus cabezas; mas sus
pecados estarán sobre sus huesos, por cuanto fueron terror de fuertes en la
tierra de los vivientes.
28 Tú, pues, serás
quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a espada.
29 Allí Edom, sus reyes y
todos sus príncipes, los cuales con su poderío fueron puestos con los muertos a
espada; ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al
sepulcro.
30 Allí los príncipes del
norte, todos ellos, y todos los sidonios, que con su terror descendieron con los
muertos, avergonzados de su poderío, yacen también incircuncisos con los muertos
a espada, y comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.
31 A éstos verá Faraón, y
se consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército,
dice Jehová el Señor.
32 Porque puse mi terror
en la tierra de los vivientes, también Faraón y toda su multitud yacerán entre
los incircuncisos con los muertos a espada, dice Jehová el Señor.
El
deber del atalaya
(Ez.3.16-21)
EZEQUIEL 33
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, habla a
los hijos de tu pueblo, y diles:
Cuando trajere yo espada
sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo
pusiere por atalaya,
3 y él viere venir la
espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,
4 cualquiera que oyere el
sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su
sangre será sobre su cabeza.
5 El sonido de la trompeta
oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere
librará su vida.
6 Pero si el atalaya viere
venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y
viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su
pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.
7 A ti, pues, hijo de
hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi
boca, y los amonestarás de mi parte.
8 Cuando yo dijere al
impío:
Impío, de cierto morirás;
si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por
su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.
9 Y si tú avisares al
impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino,
él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.
El
camino de Dios es justo
(Ez.18.21-32)
10 Tú, pues, hijo de
hombre, di a la casa de Israel:
Vosotros habéis hablado
así, diciendo:
Nuestras rebeliones y
nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos;
¿cómo, pues, viviremos?
11 Diles:
Vivo yo, dice Jehová el
Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su
camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué
moriréis, oh casa de Israel?
12 Y tú, hijo de hombre,
di a los hijos de tu pueblo:
La justicia del justo no
lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el
día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el
día que pecare.
13 Cuando yo dijere al
justo:
De cierto vivirás, y él
confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán
recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.
14 Y cuando yo dijere al
impío:
De cierto morirás; si él
se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,
15 si el impío restituyere
la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la
vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
16 No se le recordará
ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia;
vivirá ciertamente.
17 Luego dirán los hijos
de tu pueblo:
No es recto el camino del
Señor; el camino de ellos es el que no es recto.
18 Cuando el justo se
apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.
19 Y cuando el impío se
apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por
ello.
20 Y dijisteis:
No es recto el camino del
Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.
Nuevas
de la caída de Jerusalén
21 Aconteció en el año
duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que
vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo:
La ciudad ha sido
conquistada.
22 Y la mano de Jehová
había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi
boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no más estuve
callado.
23 Y vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, los
que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo:
Abraham era uno, y poseyó
la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en
posesión.
25 Por tanto, diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¿Comeréis con sangre, y a
vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis
vosotros la tierra?
26 Estuvisteis sobre
vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual a la mujer
de su prójimo; ¿y habréis de poseer la tierra?
27 Les dirás así:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Vivo yo, que los que
están en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz
del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las
fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.
28 Y convertiré la tierra
en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de
Israel serán asolados hasta que no haya quien pase.
29 Y sabrán que yo soy
Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las
abominaciones que han hecho.
30 Y tú, hijo de hombre,
los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las
casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo:
Venid ahora, y oíd qué
palabra viene de Jehová.
31 Y vendrán a ti como
viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras,
y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de
ellos anda en pos de su avaricia.
32 Y he aquí que tú eres a
ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus
palabras, pero no las pondrán por obra.
33 Pero cuando ello
viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.
Profecía contra los pastores de Israel
EZEQUIEL 34
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre,
profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
¡Ay de los pastores de
Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los
rebaños?
3 Coméis la grosura, y os
vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.
4 No fortalecisteis las
débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis
al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis
enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
5 Y andan errantes por
falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
6 Anduvieron perdidas mis
ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la
tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien
preguntase por ellas.
7 Por tanto, pastores, oíd
palabra de Jehová:
8 Vivo yo, ha dicho
Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas
fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores
buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no
apacentaron mis ovejas;
9 por tanto, oh pastores,
oíd palabra de Jehová.
10 Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí, yo estoy contra
los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar
las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis
ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.
11 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
He aquí yo, yo mismo iré
a buscar mis ovejas, y las reconoceré.
12 Como reconoce su rebaño
el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis
ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del
nublado y de la oscuridad.
13 Y yo las sacaré de los
pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las
apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares
habitados del país.
14 En buenos pastos las
apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en
buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.
15 Yo apacentaré mis
ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.
16 Yo buscaré la perdida,
y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré
la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con
justicia.
17 Mas en cuanto a
vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí yo juzgo entre
oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.
18 ¿Os es poco que comáis
los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros
pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros
pies las que quedan?
19 Y mis ovejas comen lo
hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.
20 Por tanto, así les dice
Jehová el Señor:
He aquí yo, yo juzgaré
entre la oveja engordada y la oveja flaca,
21 por cuanto empujasteis
con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las
débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.
22 Yo salvaré a mis
ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.
23 Y levantaré sobre ellas
a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les
será por pastor.
24 Yo Jehová les seré por
Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.
25 Y estableceré con ellos
pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con
seguridad, y dormirán en los bosques.
26 Y daré bendición a
ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su
tiempo; lluvias de bendición serán.
27 Y el árbol del campo
dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con
seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y
los libre de mano de los que se sirven de ellos.
28 No serán más por
despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que
habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.
29 Y levantaré para ellos
una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni
ya más serán avergonzados por las naciones.
30 Y sabrán que yo Jehová
su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová
el Señor.
31 Y vosotras, ovejas
mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.
Profecía contra el Monte Seir
EZEQUIEL 35
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él,
3 y dile:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo estoy contra
ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desierto
y en soledad.
4 A tus ciudades asolaré,
y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová.
5 Por cuanto tuviste
enemistad perpetua, y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en
el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo,
6 por tanto, vivo yo, dice
Jehová el Señor, que a sangre te destinaré, y sangre te perseguirá; y porque la
sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.
7 Y convertiré al monte de
Seir en desierto y en soledad, y cortaré de él al que vaya y al que venga.
8 Y llenaré sus montes de
sus muertos; en tus collados, en tus valles y en todos tus arroyos, caerán
muertos a espada.
9 Yo te pondré en
asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo
soy Jehová.
10 Por cuanto dijiste:
Las dos naciones y las
dos tierras serán mías, y tomaré posesión de ellas; estando allí Jehová;
11 por tanto, vivo yo,
dice Jehová el Señor, yo haré conforme a tu ira, y conforme a tu celo con que
procediste, a causa de tus enemistades con ellos; y seré conocido en ellos,
cuando te juzgue.
12 Y sabrás que yo Jehová
he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo:
Destruidos son, nos han
sido dados para que los devoremos.
13 Y os engrandecisteis
contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo
oí.
14 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Para que toda la tierra
se regocije, yo te haré una desolación.
15 Como te alegraste sobre
la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado
será el monte de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.
Restauración futura de Israel
EZEQUIEL 36
1 Tú, hijo de hombre,
profetiza a los montes de Israel, y di:
Montes de Israel, oíd
palabra de Jehová.
2 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto el enemigo
dijo de vosotros:
¡Ea! también las alturas
eternas nos han sido dadas por heredad;
3 profetiza, por tanto, y
di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto os asolaron y
os tragaron de todas partes, para que fueseis heredad de las otras naciones, y
se os ha hecho caer en boca de habladores y ser el oprobio de los pueblos,
4 por tanto, montes de
Israel, oíd palabra de Jehová el Señor:
Así ha dicho Jehová el
Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles, a las ruinas
y asolamientos y a las ciudades desamparadas, que fueron puestas por botín y
escarnio de las otras naciones alrededor;
5 por eso, así ha dicho
Jehová el Señor:
He hablado por cierto en
el fuego de mi celo contra las demás naciones, y contra todo Edom, que se
disputaron mi tierra por heredad con alegría, de todo corazón y con enconamiento
de ánimo, para que sus expulsados fuesen presa suya.
6 Por tanto, profetiza
sobre la tierra de Israel, y dí a los montes y a los collados, y a los arroyos y
a los valles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí, en mi celo y en
mi furor he hablado, por cuanto habéis llevado el oprobio de las naciones.
7 Por lo cual así ha dicho
Jehová el Señor:
Yo he alzado mi mano, he
jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de llevar su afrenta.
8 Mas vosotros, oh montes
de Israel, daréis vuestras ramas, y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo
Israel; porque cerca están para venir.
9 Porque he aquí, yo estoy
por vosotros, y a vosotros me volveré, y seréis labrados y sembrados.
10 Y haré multiplicar
sobre vosotros hombres, a toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades
serán habitadas, y edificadas las ruinas.
11 Multiplicaré sobre
vosotros hombres y ganado, y serán multiplicados y crecerán; y os haré morar
como solíais antiguamente, y os haré mayor bien que en vuestros principios; y
sabréis que yo soy Jehová.
12 Y haré andar hombres
sobre vosotros, a mi pueblo Israel; y tomarán posesión de ti, y les serás por
heredad, y nunca más les matarás los hijos.
13 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Por cuanto dicen de
vosotros:
Comedora de hombres, y
matadora de los hijos de tu nación has sido;
14 por tanto, no devorarás
más hombres, y nunca más matarás a los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.
15 Y nunca más te haré oír
injuria de naciones, ni más llevarás denuestos de pueblos, ni harás más morir a
los hijos de tu nación, dice Jehová el Señor.
16 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
17 Hijo de hombre,
mientras la casa de Israel moraba en su tierra, la contaminó con sus caminos y
con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su camino delante de mí.
18 Y derramé mi ira sobre
ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra; porque con sus ídolos la
contaminaron.
19 Les esparcí por las
naciones, y fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y
conforme a sus obras les juzgué.
20 Y cuando llegaron a las
naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos:
Estos son pueblo de
Jehová, y de la tierra de él han salido.
21 Pero he tenido dolor al
ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde
fueron.
22 Por tanto, di a la casa
de Israel:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
No lo hago por vosotros,
oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis
vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.
23 Y santificaré mi grande
nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de
ellas; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea
santificado en vosotros delante de sus ojos.
24 Y yo os tomaré de las
naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
25 Esparciré sobre
vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de
todos vuestros ídolos os limpiaré.
26 Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra.
28 Habitaréis en la tierra
que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros
por Dios.
29 Y os guardaré de todas
vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré
hambre.
30 Multiplicaré asimismo
el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis
oprobio de hambre entre las naciones.
31 Y os acordaréis de
vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os
avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras
abominaciones.
32 No lo hago por
vosotros, dice Jehová el Señor, sabedlo bien; avergonzaos y cubríos de confusión
por vuestras iniquidades, casa de Israel.
33 Así ha dicho Jehová el
Señor:
El día que os limpie de
todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las
ruinas serán reedificadas.
34 Y la tierra asolada
será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a ojos de todos los que
pasaron.
35 Y dirán:
Esta tierra que era
asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran
desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas.
36 Y las naciones que
queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado,
y planté lo que estaba desolado; yo Jehová he hablado, y lo haré.
37 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Aún seré solicitado por
la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se
multiplican los rebaños.
38 Como las ovejas
consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las
ciudades desiertas serán llenas de rebaños de hombres; y sabrán que yo soy
Jehová.
El
valle de los huesos secos
EZEQUIEL 37
1 La mano de Jehová vino
sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle
que estaba lleno de huesos.
2 Y me hizo pasar cerca de
ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del
campo, y por cierto secos en gran manera.
3 Y me dijo:
Hijo de hombre, ¿vivirán
estos huesos? Y dije:
Señor Jehová, tú lo
sabes.
4 Me dijo entonces:
Profetiza sobre estos
huesos, y diles:
Huesos secos, oíd palabra
de Jehová.
5 Así ha dicho Jehová el
Señor a estos huesos:
He aquí, yo hago entrar
espíritu en vosotros, y viviréis.
6 Y pondré tendones sobre
vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en
vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.
7 Profeticé, pues, como me
fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y
los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
8 Y miré, y he aquí
tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos;
pero no había en ellos espíritu.
9 Y me dijo:
Profetiza al espíritu,
profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Espíritu, ven de los
cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.
10 Y profeticé como me
había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus
pies; un ejército grande en extremo.
11 Me dijo luego:
Hijo de hombre, todos
estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen:
Nuestros huesos se
secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.
12 Por tanto, profetiza, y
diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo abro vuestros
sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la
tierra de Israel.
13 Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas,
pueblo mío.
14 Y pondré mi Espíritu en
vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo
Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
La
reunión de Judá e Israel
15 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
16 Hijo de hombre, toma
ahora un palo, y escribe en él:
Para Judá, y para los
hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él:
Para José, palo de
Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros.
17 Júntalos luego el uno
con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano.
18 Y cuando te pregunten
los hijos de tu pueblo, diciendo:
¿No nos enseñarás qué te
propones con eso?,
19 diles:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí, yo tomo el palo
de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros,
y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi
mano.
20 Y los palos sobre que
escribas estarán en tu mano delante de sus ojos,
21 y les dirás:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí, yo tomo a los
hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de
todas partes, y los traeré a su tierra;
22 y los haré una nación
en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y
nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.
23 Ni se contaminarán ya
más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los
salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me
serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.
24 Mi siervo David será
rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis
preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.
25 Habitarán en la tierra
que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella
habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo
David será príncipe de ellos para siempre.
26 Y haré con ellos pacto
de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y
pondré mi santuario entre ellos para siempre.
27 Estará en medio de
ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
28 Y sabrán las naciones
que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para
siempre.
Profecía contra Gog
EZEQUIEL 38
1 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu
rostro contra Gog en tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y
profetiza contra él,
3 y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí, yo estoy contra
ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.
4 Y te quebrantaré, y
pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército, caballos
y jinetes, de todo en todo equipados, gran multitud con paveses y escudos,
teniendo todos ellos espadas;
5 Persia, Cus y Fut con
ellos; todos ellos con escudo y yelmo;
6 Gomer, y todas sus
tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas;
muchos pueblos contigo.
7 Prepárate y apercíbete,
tú y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé tú su guarda.
8 De aquí a muchos días
serás visitado; al cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada,
recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre fueron una
desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente.
9 Subirás tú, y vendrás
como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú y todas tus tropas,
y muchos pueblos contigo.
10 Así ha dicho Jehová el
Señor:
En aquel día subirán
palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento,
11 y dirás:
Subiré contra una tierra
indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas
habitan sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas;
12 para arrebatar despojos
y para tomar botín, para poner tus manos sobre las tierras desiertas ya
pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las naciones, que se hace de
ganado y posesiones, que mora en la parte central de la tierra.
13 Sabá y Dedán, y los
mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes, te dirán:
¿Has venido a arrebatar
despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para quitar plata y oro,
para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?
14 Por tanto, profetiza,
hijo de hombre, y di a Gog:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
En aquel tiempo, cuando
mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú?
15 Vendrás de tu lugar, de
las regiones del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran
multitud y poderoso ejército,
16 y subirás contra mi
pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días; y te
traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea
santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.
17 Así ha dicho Jehová el
Señor:
¿No eres tú aquel de
quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los
cuales profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos?
18 En aquel tiempo, cuando
venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi
enojo.
19 Porque he hablado en mi
celo, y en el fuego de mi ira:
Que en aquel tiempo habrá
gran temblor sobre la tierra de Israel;
20 que los peces del mar,
las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre
la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán
ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo
muro caerá a tierra.
21 Y en todos mis montes
llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será
contra su hermano.
22 Y yo litigaré contra él
con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre
los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo,
fuego y azufre.
23 Y seré engrandecido y
santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo
soy Jehová.
EZEQUIEL 39
1 Tú pues, hijo de hombre,
profetiza contra Gog, y di:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
He aquí yo estoy contra
ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal.
2 Y te quebrantaré, y te
conduciré y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes
de Israel;
3 y sacaré tu arco de tu
mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha.
4 Sobre los montes de
Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de
rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida.
5 Sobre la faz del campo
caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.
6 Y enviaré fuego sobre
Magog, y sobre los que moran con seguridad en las costas; y sabrán que yo soy
Jehová.
7 Y haré notorio mi santo
nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo
nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel.
8 He aquí viene, y se
cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado.
9 Y los moradores de las
ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, escudos, paveses,
arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete
años.
10 No traerán leña del
campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas en el fuego; y
despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron, dice Jehová el
Señor.
11 En aquel tiempo yo daré
a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente
del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a
toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog.
12 Y la casa de Israel los
estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra.
13 Los enterrará todo el
pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado,
dice Jehová el Señor.
14 Y tomarán hombres a
jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden
sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el
reconocimiento.
15 Y pasarán los que irán
por el país, y el que vea los huesos de algún hombre pondrá junto a ellos una
señal, hasta que los entierren los sepultureros en el valle de Hamón-gog.
16 Y también el nombre de
la ciudad será Hamona; y limpiarán la tierra.
17 Y tú, hijo de hombre,
así ha dicho Jehová el Señor:
Di a las aves de toda
especie, y a toda fiera del campo:
Juntaos, y venid; reuníos
de todas partes a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande
sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre.
18 Comeréis carne de
fuertes, y beberéis sangre de príncipes de la tierra; de carneros, de corderos,
de machos cabríos, de bueyes y de toros, engordados todos en Basán.
19 Comeréis grosura hasta
saciaros, y beberéis hasta embriagaros de sangre de las víctimas que para
vosotros sacrifiqué.
20 Y os saciaréis sobre mi
mesa, de caballos y de jinetes fuertes y de todos los hombres de guerra, dice
Jehová el Señor.
21 Y pondré mi gloria
entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi
mano que sobre ellos puse.
22 Y de aquel día en
adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios.
23 Y sabrán las naciones
que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron
contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus
enemigos, y cayeron todos a espada.
24 Conforme a su
inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi
rostro.
25 Por tanto, así ha dicho
Jehová el Señor:
Ahora volveré la
cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me
mostraré celoso por mi santo nombre.
26 Y ellos sentirán su
vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en
su tierra con seguridad, y no haya quien los espante;
27 cuando los saque de
entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y sea santificado
en ellos ante los ojos de muchas naciones.
28 Y sabrán que yo soy
Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las
naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.
29 Ni esconderé más de
ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel,
dice Jehová el Señor.
La
visión del templo
EZEQUIEL 40
1 En el año veinticinco de
nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce
años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la
mano de Jehová, y me llevó allá.
2 En visiones de Dios me
llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual
había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur.
3 Me llevó allí, y he aquí
un varón, cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en
su mano, y una caña de medir; y él estaba a la puerta.
4 Y me habló aquel varón,
diciendo:
Hijo de hombre, mira con
tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te
muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo
que ves a la casa de Israel.
5 Y he aquí un muro fuera
de la casa; y la caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis
codos de a codo y palmo menor; y midió el espesor del muro, de una caña, y la
altura, de otra caña.
6 Después vino a la puerta
que mira hacia el oriente, y subió por sus gradas, y midió un poste de la
puerta, de una caña de ancho, y el otro poste, de otra caña de ancho.
7 Y cada cámara tenía una
caña de largo, y una caña de ancho; y entre las cámaras había cinco codos de
ancho; y cada poste de la puerta junto a la entrada de la puerta por dentro, una
caña.
8 Midió asimismo la
entrada de la puerta por dentro, una caña.
9 Midió luego la entrada
del portal, de ocho codos, y sus postes de dos codos; y la puerta del portal
estaba por el lado de adentro.
10 Y la puerta oriental
tenía tres cámaras a cada lado, las tres de una medida; también de una medida
los portales a cada lado.
11 Midió el ancho de la
entrada de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos.
12 El espacio delante de
las cámaras era de un codo a un lado, y de otro codo al otro lado; y cada cámara
tenía seis codos por un lado, y seis codos por el otro.
13 Midió la puerta desde
el techo de una cámara hasta el techo de la otra, veinticinco codos de ancho,
puerta contra puerta.
14 Y midió los postes, de
sesenta codos, cada poste del atrio y del portal todo en derredor.
15 Y desde el frente de la
puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior,
cincuenta codos.
16 Y había ventanas
estrechas en las cámaras, y en sus portales por dentro de la puerta alrededor, y
asimismo en los corredores; y las ventanas estaban alrededor por dentro; y en
cada poste había palmeras.
17 Me llevó luego al atrio
exterior, y he aquí había cámaras, y estaba enlosado todo en derredor; treinta
cámaras había alrededor en aquel atrio.
18 El enlosado a los lados
de las puertas, en proporción a la longitud de los portales, era el enlosado más
bajo.
19 Y midió la anchura
desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente del atrio interior por
fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte.
20 Y de la puerta que
estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.
21 Sus cámaras eran tres
de un lado, y tres del otro; y sus postes y sus arcos eran como la medida de la
puerta primera:
cincuenta codos de
longitud, y veinticinco de ancho.
22 Y sus ventanas y sus
arcos y sus palmeras eran conforme a la medida de la puerta que estaba hacia el
oriente; y se subía a ella por siete gradas, y delante de ellas estaban sus
arcos.
23 La puerta del atrio
interior estaba enfrente de la puerta hacia el norte, y así al oriente; y midió
de puerta a puerta, cien codos.
24 Me llevó después hacia
el sur, y he aquí una puerta hacia el sur; y midió sus portales y sus arcos
conforme a estas medidas.
25 Y tenía sus ventanas y
sus arcos alrededor, como las otras ventanas; la longitud era de cincuenta
codos, y el ancho de veinticinco codos.
26 Sus gradas eran de
siete peldaños, con sus arcos delante de ellas; y tenía palmeras, una de un
lado, y otra del otro lado, en sus postes.
27 Había también puerta
hacia el sur del atrio interior; y midió de puerta a puerta hacia el sur cien
codos.
28 Me llevó después en el
atrio de adentro a la puerta del sur, y midió la puerta del sur conforme a estas
medidas.
29 Sus cámaras y sus
postes y sus arcos eran conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus
arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el
ancho.
30 Los arcos alrededor
eran de veinticinco codos de largo, y cinco codos de ancho.
31 Y sus arcos caían
afuera al atrio, con palmeras en sus postes; y sus gradas eran de ocho peldaños.
32 Y me llevó al atrio
interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme a estas medidas.
33 Eran sus cámaras y sus
postes y sus arcos conforme a estas medidas, y tenía sus ventanas y sus arcos
alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco
codos.
34 Y sus arcos caían
afuera al atrio, con palmeras en sus postes de un lado y de otro; y sus gradas
eran de ocho peldaños.
35 Me llevó luego a la
puerta del norte, y midió conforme a estas medidas;
36 sus cámaras, sus
postes, sus arcos y sus ventanas alrededor; la longitud era de cincuenta codos,
y de veinticinco codos el ancho.
37 Sus postes caían afuera
al atrio, con palmeras a cada uno de sus postes de un lado y de otro; y sus
gradas eran de ocho peldaños.
38 Y había allí una
cámara, y su puerta con postes de portales; allí lavarán el holocausto.
39 Y en la entrada de la
puerta había dos mesas a un lado, y otras dos al otro, para degollar sobre ellas
el holocausto y la expiación y el sacrificio por el pecado.
40 A un lado, por fuera de
las gradas, a la entrada de la puerta del norte, había dos mesas; y al otro lado
que estaba a la entrada de la puerta, dos mesas.
41 Cuatro mesas a un lado,
y cuatro mesas al otro lado, junto a la puerta; ocho mesas, sobre las cuales
degollarán las víctimas.
42 Las cuatro mesas para
el holocausto eran de piedra labrada, de un codo y medio de longitud, y codo y
medio de ancho, y de un codo de altura; sobre éstas pondrán los utensilios con
que degollarán el holocausto y el sacrificio.
43 Y adentro, ganchos, de
un palmo menor, dispuestos en derredor; y sobre las mesas la carne de las
víctimas.
44 Y fuera de la puerta
interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte,
estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el sur; una estaba
al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte.
45 Y me dijo:
Esta cámara que mira
hacia el sur es de los sacerdotes que hacen la guardia del templo.
46 Y la cámara que mira
hacia el norte es de los sacerdotes que hacen la guardia del altar; estos son
los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los hijos de Leví para ministrar
a Jehová.
47 Y midió el atrio, cien
codos de longitud, y cien codos de anchura; era cuadrado; y el altar estaba
delante de la casa.
48 Y me llevó al pórtico
del templo, y midió cada poste del pórtico, cinco codos de un lado, y cinco
codos de otro; y la anchura de la puerta tres codos de un lado, y tres codos de
otro.
49 La longitud del
pórtico, veinte codos, y el ancho once codos, al cual subían por gradas; y había
columnas junto a los postes, una de un lado, y otra de otro.
EZEQUIEL 41
1 Me introdujo luego en el
templo, y midió los postes, siendo el ancho seis codos de un lado, y seis codos
de otro, que era el ancho del tabernáculo.
2 El ancho de la puerta
era de diez codos, y los lados de la puerta, de cinco codos de un lado, y cinco
del otro. Y midió su longitud, de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos.
3 Y pasó al interior, y
midió cada poste de la puerta, de dos codos; y la puerta, de seis codos; y la
anchura de la entrada, de siete codos.
4 Midió también su
longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo; y
me dijo:
Este es el lugar
santísimo.
5 Después midió el muro de
la casa, de seis codos; y de cuatro codos la anchura de las cámaras, en torno de
la casa alrededor.
6 Las cámaras laterales
estaban sobrepuestas unas a otras, treinta en cada uno de los tres pisos; y
entraban modillones en la pared de la casa alrededor, sobre los que estribasen
las cámaras, para que no estribasen en la pared de la casa.
7 Y había mayor anchura en
las cámaras de más arriba; la escalera de caracol de la casa subía muy alto
alrededor por dentro de la casa; por tanto, la casa tenía más anchura arriba.
Del piso inferior se podía subir al de en medio, y de éste al superior.
8 Y miré la altura de la
casa alrededor; los cimientos de las cámaras eran de una caña entera de seis
codos largos.
9 El ancho de la pared de
afuera de las cámaras era de cinco codos, igual al espacio que quedaba de las
cámaras de la casa por dentro.
10 Y entre las cámaras
había anchura de veinte codos por todos lados alrededor de la casa.
11 La puerta de cada
cámara salía al espacio que quedaba, una puerta hacia el norte, y otra puerta
hacia el sur; y el ancho del espacio que quedaba era de cinco codos por todo
alrededor.
12 Y el edificio que
estaba delante del espacio abierto al lado del occidente era de setenta codos; y
la pared del edificio, de cinco codos de grueso alrededor, y noventa codos de
largo.
13 Luego midió la casa,
cien codos de largo; y el espacio abierto y el edificio y sus paredes, de cien
codos de longitud.
14 Y el ancho del frente
de la casa y del espacio abierto al oriente era de cien codos.
15 Y midió la longitud del
edificio que estaba delante del espacio abierto que había detrás de él, y las
cámaras de uno y otro lado, cien codos; y el templo de dentro, y los portales
del atrio.
16 Los umbrales y las
ventanas estrechas y las cámaras alrededor de los tres pisos estaba todo
cubierto de madera desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también
cubiertas.
17 Por encima de la
puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de ella, y por toda la pared en
derredor por dentro y por fuera, tomó medidas.
18 Y estaba labrada con
querubines y palmeras, entre querubín y querubín una palmera; y cada querubín
tenía dos rostros;
19 un rostro de hombre
hacia la palmera del un lado, y un rostro de león hacia la palmera del otro
lado, por toda la casa alrededor.
20 Desde el suelo hasta
encima de la puerta había querubines labrados y palmeras, por toda la pared del
templo.
21 Cada poste del templo
era cuadrado, y el frente del santuario era como el otro frente.
22 La altura del altar de
madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, su
superficie y sus paredes eran de madera. Y me dijo:
Esta es la mesa que está
delante de Jehová.
23 El templo y el
santuario tenían dos puertas.
24 Y en cada puerta había
dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la
otra.
25 En las puertas del
templo había labrados de querubines y palmeras, así como los que había en las
paredes; y en la fachada del atrio al exterior había un portal de madera.
26 Y había ventanas
estrechas, y palmeras de uno y otro lado a los lados del pórtico; así eran las
cámaras de la casa y los umbrales.
EZEQUIEL 42
1 Me trajo luego al atrio
exterior hacia el norte, y me llevó a la cámara que estaba delante del espacio
abierto que quedaba enfrente del edificio, hacia el norte.
2 Por delante de la puerta
del norte su longitud era de cien codos, y el ancho de cincuenta codos.
3 Frente a los veinte
codos que había en el atrio interior, y enfrente del enlosado que había en el
atrio exterior, estaban las cámaras, las unas enfrente de las otras en tres
pisos.
4 Y delante de las cámaras
había un corredor de diez codos de ancho hacia adentro, con una vía de un codo;
y sus puertas daban al norte.
5 Y las cámaras más altas
eran más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas y
de las de en medio del edificio.
6 Porque estaban en tres
pisos, y no tenían columnas como las columnas de los atrios; por tanto, eran más
estrechas que las de abajo y las de en medio, desde el suelo.
7 Y el muro que estaba
afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior delante de las cámaras,
tenía cincuenta codos de largo.
8 Porque la longitud de
las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos; y delante de la fachada
del templo había cien codos.
9 Y debajo de las cámaras
estaba la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio exterior.
10 A lo largo del muro del
atrio, hacia el oriente, enfrente del espacio abierto, y delante del edificio,
había cámaras.
11 Y el corredor que había
delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte;
tanto su longitud como su ancho eran lo mismo, y todas sus salidas, conforme a
sus puertas y conforme a sus entradas.
12 Así también eran las
puertas de las cámaras que estaban hacia el sur; había una puerta al comienzo
del corredor que había enfrente del muro al lado oriental, para quien entraba en
las cámaras.
13 Y me dijo:
Las cámaras del norte y
las del sur, que están delante del espacio abierto, son cámaras santas en las
cuales los sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las santas ofrendas; allí
pondrán las ofrendas santas, la ofrenda y la expiación y el sacrifico por el
pecado, porque el lugar es santo.
14 Cuando los sacerdotes
entren, no saldrán del lugar santo al atrio exterior, sino que allí dejarán sus
vestiduras con que ministran, porque son santas; y se vestirán otros vestidos, y
así se acercarán a lo que es del pueblo.
15 Y luego que acabó las
medidas de la casa de adentro, me sacó por el camino de la puerta que miraba
hacia el oriente, y lo midió todo alrededor.
16 Midió el lado oriental
con la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
17 Midió al lado del
norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor.
18 Midió al lado del sur,
quinientas cañas de la caña de medir.
19 Rodeó al lado del
occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir.
20 A los cuatro lados lo
midió; tenía un muro todo alrededor, de quinientas cañas de longitud y
quinientas cañas de ancho, para hacer separación entre el santuario y el lugar
profano.
La
gloria de Jehová llena el templo
EZEQUIEL 43
1 Me llevó luego a la
puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;
2 y he aquí la gloria del
Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas
aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.
3 Y el aspecto de lo que
vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la
ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me
postré sobre mi rostro.
4 Y la gloria de Jehová
entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.
5 Y me alzó el Espíritu y
me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.
Leyes
del templo
6 Y oí uno que me hablaba
desde la casa; y un varón estaba junto a mí,
7 y me dijo:
Hijo de hombre, este es
el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual
habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa
de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con
los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.
8 Porque poniendo ellos su
umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi contrafuerte, mediando
sólo una pared entre mí y ellos, han contaminado mi santo nombre con sus
abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en mi furor.
9 Ahora arrojarán lejos de
mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de
ellos para siempre.
10 Tú, hijo de hombre,
muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan
el diseño de ella.
11 Y si se avergonzaren de
todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus
salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas
sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para
que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra.
12 Esta es la ley de la
casa:
Sobre la cumbre del
monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que esta es
la ley de la casa.
13 Estas son las medidas
del altar por codos (el codo de a codo y palmo menor). La base, de un codo, y de
un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Este será el
zócalo del altar.
14 Y desde la base, sobre
el suelo, hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo; y desde
la cornisa menor hasta la cornisa mayor, cuatro codos, y el ancho de un codo.
15 El altar era de cuatro
codos, y encima del altar había cuatro cuernos.
16 Y el altar tenía doce
codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.
17 El descanso era de
catorce codos de longitud y catorce de anchura en sus cuatro lados, y de medio
codo el borde alrededor; y la base de un codo por todos lados; y sus gradas
estaban al oriente.
18 Y me dijo:
Hijo de hombre, así ha
dicho Jehová el Señor:
Estas son las ordenanzas
del altar el día en que sea hecho, para ofrecer holocausto sobre él y para
esparcir sobre él sangre.
19 A los sacerdotes
levitas que son del linaje de Sadoc, que se acerquen a mí, dice Jehová el Señor,
para ministrar ante mí, darás un becerro de la vacada para expiación.
20 Y tomarás de su sangre,
y pondrás en los cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del
descanso, y en el borde alrededor; así lo limpiarás y purificarás.
21 Tomarás luego el
becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del
santuario.
22 Al segundo día
ofrecerás un macho cabrío sin defecto, para expiación; y purificarán el altar
como lo purificaron con el becerro.
23 Cuando acabes de
expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de
la manada;
24 y los ofrecerás delante
de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en
holocausto a Jehová.
25 Por siete días
sacrificarán un macho cabrío cada día en expiación; asimismo sacrificarán el
becerro de la vacada y un carnero sin tacha del rebaño.
26 Por siete días harán
expiación por el altar, y lo limpiarán, y así lo consagrarán.
27 Y acabados estos días,
del octavo día en adelante, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros
holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice Jehová el
Señor.
EZEQUIEL 44
1 Me hizo volver hacia la
puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
2 Y me dijo Jehová:
Esta puerta estará
cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel
entró por ella; estará, por tanto, cerrada.
3 En cuanto al príncipe,
por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; por el
vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá.
4 Y me llevó hacia la
puerta del norte por delante de la casa; y miré, y he aquí la gloria de Jehová
había llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi rostro.
5 Y me dijo Jehová:
Hijo de hombre, pon
atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo
sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon
atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.
6 Y dirás a los rebeldes,
a la casa de Israel:
Así ha dicho Jehová el
Señor:
Basta ya de todas
vuestras abominaciones, oh casa de Israel;
7 de traer extranjeros,
incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y
para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre, y de
invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones.
8 Pues no habéis guardado
lo establecido acerca de mis cosas santas, sino que habéis puesto extranjeros
como guardas de las ordenanzas en mi santuario.
9 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Ningún hijo de
extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi
santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de
Israel.
10 Y los levitas que se
apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán
su iniquidad.
11 Y servirán en mi
santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos
matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para
servirle.
12 Por cuanto les
sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de
maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Jehová el Señor, que ellos
llevarán su iniquidad.
13 No se acercarán a mí
para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a
mis cosas santísimas, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que
hicieron.
14 Les pondré, pues, por
guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio de ella, y
para todo lo que en ella haya de hacerse.
15 Mas los sacerdotes
levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los
hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y
delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el
Señor.
16 Ellos entrarán en mi
santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.
17 Y cuando entren por las
puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre
ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro
de la casa.
18 Turbantes de lino
tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se ceñirán
cosa que los haga sudar.
19 Cuando salgan al atrio
exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que
ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario, y se vestirán de otros
vestidos, para no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 Y no se raparán su
cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo recortarán solamente.
21 Ninguno de los
sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.
22 Ni viuda ni repudiada
tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o
viuda que fuere viuda de sacerdote.
23 Y enseñarán a mi pueblo
a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir
entre lo limpio y lo no limpio.
24 En los casos de pleito
ellos estarán para juzgar; conforme a mis juicios juzgarán; y mis leyes y mis
decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis días de
reposo.
25 No se acercarán a
hombre muerto para contaminarse; pero por padre o madre, hijo o hija, hermano, o
hermana que no haya tenido marido, sí podrán contaminarse.
26 Y después de su
purificación, le contarán siete días.
27 Y el día que entre al
santuario, al atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su
expiación, dice Jehová el Señor.
28 Y habrá para ellos
heredad; yo seré su heredad, pero no les daréis posesión en Israel; yo soy su
posesión.
29 La ofrenda y la
expiación y el sacrificio por el pecado comerán, y toda cosa consagrada en
Israel será de ellos.
30 Y las primicias de
todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se presente de
todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote
las primicias de todas vuestras masas, para que repose la bendición en vuestras
casas.
31 Ninguna cosa mortecina
ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.
EZEQUIEL 45
1 Cuando repartáis por
suertes la tierra en heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le
consagraréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de
ancho; esto será santificado en todo su territorio alrededor.
2 De esto será para el
santuario quinientas cañas de longitud y quinientas de ancho, en cuadro
alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
3 Y de esta medida medirás
en longitud veinticinco mil cañas, y en ancho diez mil, en lo cual estará el
santuario y el lugar santísimo.
4 Lo consagrado de esta
tierra será para los sacerdotes, ministros del santuario, que se acercan para
ministrar a Jehová; y servirá de lugar para sus casas, y como recinto sagrado
para el santuario.
5 Asimismo veinticinco mil
cañas de longitud y diez mil de ancho, lo cual será para los levitas ministros
de la casa, como posesión para sí, con veinte cámaras.
6 Para propiedad de la
ciudad señalaréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de
lo que se apartó para el santuario; será para toda la casa de Israel.
7 Y la parte del príncipe
estará junto a lo que se apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a
la posesión de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y
delante de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el
extremo oriental, y la longitud será desde el límite occidental hasta el límite
oriental.
8 Esta tierra tendrá por
posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán la
tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus.
9 Así ha dicho Jehová el
Señor:
¡Basta ya, oh príncipes
de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad
vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor.
10 Balanzas justas, efa
justo, y bato justo tendréis.
11 El efa y el bato serán
de una misma medida:
que el bato tenga la
décima parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la medida de ellos
será según el homer.
12 Y el siclo será de
veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, quince siclos, os serán una
mina.
13 Esta será la ofrenda
que ofreceréis:
la sexta parte de un efa
por cada homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de la
cebada.
14 La ordenanza para el
aceite será que ofreceréis un bato de aceite, que es la décima parte de un coro;
diez batos harán un homer; porque diez batos son un homer.
15 Y una cordera del
rebaño de doscientas, de las engordadas de Israel, para sacrificio, y para
holocausto y para ofrendas de paz, para expiación por ellos, dice Jehová el
Señor.
16 Todo el pueblo de la
tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el príncipe de Israel.
17 Mas al príncipe
corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y la libación en las fiestas
solemnes, en las lunas nuevas, en los días de reposo y en todas las fiestas de
la casa de Israel; él dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las
ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel.
18 Así ha dicho Jehová el
Señor:
El mes primero, el día
primero del mes, tomarás de la vacada un becerro sin defecto, y purificarás el
santuario.
19 Y el sacerdote tomará
de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los
cuatro ángulos del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del
atrio interior.
20 Así harás el séptimo
día del mes para los que pecaron por error y por engaño, y harás expiación por
la casa.
21 El mes primero, a los
catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días; se comerá pan
sin levadura.
22 Aquel día el príncipe
sacrificará por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el
pecado.
23 Y en los siete días de
la fiesta solemne ofrecerá holocausto a Jehová, siete becerros y siete carneros
sin defecto, cada día de los siete días; y por el pecado un macho cabrío cada
día.
24 Y con cada becerro
ofrecerá ofrenda de un efa, y con cada carnero un efa; y por cada efa un hin de
aceite.
25 En el mes séptimo, a
los quince días del mes, en la fiesta, hará como en estos siete días en cuanto a
la expiación, en cuanto al holocausto, en cuanto al presente y en cuanto al
aceite.
EZEQUIEL 46
1 Así ha dicho Jehová el
Señor:
La puerta del atrio
interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día
de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.
2 Y el príncipe entrará
por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral
de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de
paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se
cerrará la puerta hasta la tarde.
3 Asimismo adorará el
pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de
reposo y en las lunas nuevas.
4 El holocausto que el
príncipe ofrecerá a Jehová en el día de reposo será seis corderos sin defecto, y
un carnero sin tacha;
5 y por ofrenda un efa con
cada carnero; y con cada cordero una ofrenda conforme a sus posibilidades, y un
hin de aceite con el efa.
6 Mas el día de la luna
nueva, un becerro sin tacha de la vacada, seis corderos, y un carnero; deberán
ser sin defecto.
7 Y hará ofrenda de un efa
con el becerro, y un efa con cada carnero; pero con los corderos, conforme a sus
posibilidades; y un hin de aceite por cada efa.
8 Y cuando el príncipe
entrare, entrará por el camino del portal de la puerta, y por el mismo camino
saldrá.
9 Mas cuando el pueblo de
la tierra entrare delante de Jehová en las fiestas, el que entrare por la puerta
del norte saldrá por la puerta del sur, y el que entrare por la puerta del sur
saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino
que saldrá por la de enfrente de ella.
10 Y el príncipe, cuando
ellos entraren, entrará en medio de ellos; y cuando ellos salieren, él saldrá.
11 Y en las fiestas y en
las asambleas solemnes será la ofrenda un efa con cada becerro, y un efa con
cada carnero; y con los corderos, conforme a sus posibilidades; y un hin de
aceite con cada efa.
12 Mas cuando el príncipe
libremente hiciere holocausto u ofrendas de paz a Jehová, le abrirán la puerta
que mira al oriente, y hará su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el
día de reposo; después saldrá, y cerrarán la puerta después que saliere.
13 Y ofrecerás en
sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto;
cada mañana lo sacrificarás.
14 Y con él harás todas
las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y la tercera parte de un hin de
aceite para mezclar con la flor de harina; ofrenda para Jehová continuamente,
por estatuto perpetuo.
15 Ofrecerán, pues, el
cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.
16 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Si el príncipe diere
parte de su heredad a sus hijos, será de ellos; posesión de ellos será por
herencia.
17 Mas si de su heredad
diere parte a alguno de sus siervos, será de él hasta el año del jubileo, y
volverá al príncipe; mas su herencia será de sus hijos.
18 Y el príncipe no tomará
nada de la herencia del pueblo, para no defraudarlos de su posesión; de lo que
él posee dará herencia a sus hijos, a fin de que ninguno de mi pueblo sea echado
de su posesión.
19 Me trajo después por la
entrada que estaba hacia la puerta, a las cámaras santas de los sacerdotes, las
cuales miraban al norte, y vi que había allí un lugar en el fondo del lado de
occidente.
20 Y me dijo:
Este es el lugar donde
los sacerdotes cocerán la ofrenda por el pecado y la expiación; allí cocerán la
ofrenda, para no sacarla al atrio exterior, santificando así al pueblo.
21 Y luego me sacó al
atrio exterior, y me llevó por los cuatro rincones del atrio; y en cada rincón
había un patio.
22 En los cuatro rincones
del atrio había patios cercados, de cuarenta codos de longitud y treinta de
ancho; una misma medida tenían los cuatro.
23 Y había una pared
alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y abajo fogones alrededor de las
paredes.
24 Y me dijo:
Estas son las cocinas,
donde los servidores de la casa cocerán la ofrenda del pueblo.
Las
aguas salutíferas
EZEQUIEL 47
1 Me hizo volver luego a
la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la
casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las
aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar.
2 Y me sacó por el camino
de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de
la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del
lado derecho.
3 Y salió el varón hacia
el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar
por las aguas hasta los tobillos.
4 Midió otros mil, y me
hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo
pasar por las aguas hasta los lomos.
5 Midió otros mil, y era
ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que
el río no se podía pasar sino a nado.
6 Y me dijo:
¿Has visto, hijo de
hombre?
Después me llevó, y me
hizo volver por la ribera del río.
7 Y volviendo yo, vi que
en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.
8 Y me dijo:
Estas aguas salen a la
región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en
el mar, recibirán sanidad las aguas.
9 Y toda alma viviente que
nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos
peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo
que entrare en este río.
10 Y junto a él estarán
los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y
por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande.
11 Sus pantanos y sus
lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.
12 Y junto al río, en la
ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas
nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen
del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Límites
y repartición de la tierra
13 Así ha dicho Jehová el
Señor:
Estos son los límites en
que repartiréis la tierra por heredad entre las doce tribus de Israel. José
tendrá dos partes.
14 Y la heredaréis así los
unos como los otros; por ella alcé mi mano jurando que la había de dar a
vuestros padres; por tanto, esta será la tierra de vuestra heredad.
15 Y este será el límite
de la tierra hacia el lado del norte; desde el Mar Grande, camino de Hetlón
viniendo a Zedad,
16 Hamat, Berota, Sibraim,
que está entre el límite de Damasco y el límite de Hamat; Hazar-haticón, que es
el límite de Haurán.
17 Y será el límite del
norte desde el mar hasta Hazar-enán en el límite de Damasco al norte, y al
límite de Hamat al lado del norte.
18 Del lado del oriente,
en medio de Haurán y de Damasco, y de Galaad y de la tierra de Israel, al
Jordán; esto mediréis de límite hasta el mar oriental.
19 Del lado meridional,
hacia el sur, desde Tamar hasta las aguas de las rencillas; desde Cades y el
arroyo hasta el Mar Grande; y esto será el lado meridional, al sur.
20 Del lado del occidente
el Mar Grande será el límite hasta enfrente de la entrada de Hamat; este será el
lado occidental.
21 Repartiréis, pues, esta
tierra entre vosotros según las tribus de Israel.
22 Y echaréis sobre ella
suertes por heredad para vosotros, y para los extranjeros que moran entre
vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos; y los tendréis como naturales
entre los hijos de Israel; echarán suertes con vosotros para tener heredad entre
las tribus de Israel.
23 En la tribu en que
morare el extranjero, allí le daréis su heredad, ha dicho Jehová el Señor.
EZEQUIEL 48
1 Estos son los nombres de
las tribus:
Desde el extremo norte
por la vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco,
al norte, hacia Hamat, tendrá Dan una parte, desde el lado oriental hasta el
occidental.
2 Junto a la frontera de
Dan, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Aser una parte.
3 Junto al límite de Aser,
desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Neftalí, otra.
4 Junto al límite de
Neftalí, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Manasés, otra.
5 Junto al límite de
Manasés, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Efraín, otra.
6 Junto al límite de
Efraín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Rubén, otra.
7 Junto al límite de
Rubén, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Judá, otra.
8 Junto al límite de Judá,
desde el lado del oriente hasta el lado del mar, estará la porción que
reservaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera
de las otras partes, esto es, desde el lado del oriente hasta el lado del mar; y
el santuario estará en medio de ella.
9 La porción que
reservaréis para Jehová tendrá de longitud veinticinco mil cañas, y diez mil de
ancho.
10 La porción santa que
pertenecerá a los sacerdotes será de veinticinco mil cañas al norte, y de diez
mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco
mil de longitud al sur; y el santuario de Jehová estará en medio de ella.
11 Los sacerdotes
santificados de los hijos de Sadoc que me guardaron fidelidad, que no erraron
cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los levitas,
12 ellos tendrán como
parte santísima la porción de la tierra reservada, junto al límite de la de los
levitas.
13 Y la de los levitas, al
lado de los límites de la de los sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de
longitud, y de diez mil de anchura; toda la longitud de veinticinco mil, y la
anchura de diez mil.
14 No venderán nada de
ello, ni lo permutarán, ni traspasarán las primicias de la tierra; porque es
cosa consagrada a Jehová.
15 Y las cinco mil cañas
de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán profanas, para la ciudad,
para habitación y para ejido; y la ciudad estará en medio.
16 Estas serán sus
medidas:
al lado del norte cuatro
mil quinientas cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente
cuatro mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.
17 Y el ejido de la ciudad
será al norte de doscientas cincuenta cañas, al sur de doscientas cincuenta, al
oriente de doscientas cincuenta, y de doscientas cincuenta al occidente.
18 Y lo que quedare de
longitud delante de la porción santa, diez mil cañas al oriente y diez mil al
occidente, que será lo que quedará de la porción santa, será para sembrar para
los que sirven a la ciudad.
19 Y los que sirvan a la
ciudad serán de todas la tribus de Israel.
20 Toda la porción
reservada de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en cuadro, reservaréis
como porción para el santuario, y para la posesión de la ciudad.
21 Y del príncipe será lo
que quedare a uno y otro lado de la porción santa y de la posesión de la ciudad,
esto es, delante de las veinticinco mil cañas de la porción hasta el límite
oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el límite
occidental, delante de las partes dichas será del príncipe; porción santa será,
y el santuario de la casa estará en medio de ella.
22 De este modo la parte
del príncipe será la comprendida desde la porción de los levitas y la porción de
la ciudad, entre el límite de Judá y el límite de Benjamín.
23 En cuanto a las demás
tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Benjamín una
porción.
24 Junto al límite de
Benjamín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Simeón, otra.
25 Junto al límite de
Simeón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Isacar, otra.
26 Junto al límite de
Isacar, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Zabulón, otra.
27 Junto al límite de
Zabulón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Gad, otra.
28 Junto al límite de Gad,
al lado meridional al sur, será el límite desde Tamar hasta las aguas de las
rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta el Mar Grande.
29 Esta es la tierra que
repartiréis por suertes en heredad a las tribus de Israel, y estas son sus
porciones, ha dicho Jehová el Señor.
30 Y estas son las salidas
de la ciudad:
al lado del norte, cuatro
mil quinientas cañas por medida.
31 Y las puertas de la
ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel:
tres puertas al norte:
la puerta de Rubén, una;
la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.
32 Al lado oriental cuatro
mil quinientas cañas, y tres puertas:
la puerta de José, una;
la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.
33 Al lado del sur, cuatro
mil quinientas cañas por medida, y tres puertas:
la puerta de Simeón, una;
la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.
34 Y al lado occidental
cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas:
la puerta de Gad, una; la
puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.
35 En derredor tendrá
dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.
DANIEL
Daniel y sus compañeros en Babilonia
DANIEL
1
1 En el año tercero del
reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén,
y la sitió.
2 Y el Señor entregó en
sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y
los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la
casa del tesoro de su dios.
3 Y dijo el rey a Aspenaz,
jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los
príncipes,
4 muchachos en quienes no
hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en
ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y
que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.
5 Y les señaló el rey
ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él
bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen
delante del rey.
6 Entre éstos estaban
Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.
7 A éstos el jefe de los
eunucos puso nombres:
puso a Daniel, Beltsasar;
a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.
8 Y Daniel propuso en su
corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que
él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a
contaminarse.
9 Y puso Dios a Daniel en
gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;
10 y dijo el jefe de los
eunucos a Daniel:
Temo a mi señor el rey,
que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros
rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros,
condenaréis para con el rey mi cabeza.
11 Entonces dijo Daniel a
Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías,
Misael y Azarías:
12 Te ruego que hagas la
prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a
beber.
13 Compara luego nuestros
rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del
rey, y haz después con tus siervos según veas.
14 Consintió, pues, con
ellos en esto, y probó con ellos diez días.
15 Y al cabo de los diez
días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros
muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
16 Así, pues, Melsar se
llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les
daba legumbres.
17 A estos cuatro
muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y
ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
18 Pasados, pues, los días
al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos
los trajo delante de Nabucodonosor.
19 Y el rey habló con
ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael
y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey.
20 En todo asunto de
sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores
que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
21 Y continuó Daniel hasta
el año primero del rey Ciro.
Daniel
interpreta el sueño de Nabucodonosor
DANIEL
2
1 En el segundo año del
reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu,
y se le fue el sueño.
2 Hizo llamar el rey a
magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños.
Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.
3 Y el rey les dijo:
He tenido un sueño, y mi
espíritu se ha turbado por saber el sueño.
4 Entonces hablaron los
caldeos al rey en lengua aramea:
Rey, para siempre vive;
di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación.
5 Respondió el rey y dijo
a los caldeos:
El asunto lo olvidé; si
no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras
casas serán convertidas en muladares.
6 Y si me mostrareis el
sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra.
Decidme, pues, el sueño y su interpretación.
7 Respondieron por segunda
vez, y dijeron:
Diga el rey el sueño a
sus siervos, y le mostraremos la interpretación.
8 El rey respondió y dijo:
Yo conozco ciertamente
que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido.
9 Si no me mostráis el
sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta
mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo.
Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación.
10 Los caldeos
respondieron delante del rey, y dijeron:
No hay hombre sobre la
tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey,
príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo.
11 Porque el asunto que el
rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los
dioses cuya morada no es con la carne.
12 Por esto el rey con ira
y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
13 Y se publicó el edicto
de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus
compañeros para matarlos.
14 Entonces Daniel habló
sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido
para matar a los sabios de Babilonia.
15 Habló y dijo a Arioc
capitán del rey:
¿Cuál es la causa de que
este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc
hizo saber a Daniel lo que había.
16 Y Daniel entró y pidió
al rey que le diese tiempo, y que él mostraría la interpretación al rey.
17 Luego se fue Daniel a
su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,
18 para que pidiesen
misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus
compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
19 Entonces el secreto fue
revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del
cielo.
20 Y Daniel habló y dijo:
Sea bendito el nombre de
Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.
21 El muda los tiempos y
las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la
ciencia a los entendidos.
22 El revela lo profundo y
lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
23 A ti, oh Dios de mis
padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y
ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto
del rey.
24 Después de esto fue
Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de
Babilonia, y le dijo así:
No mates a los sabios de
Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación.
25 Entonces Arioc llevó
prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así:
He hallado un varón de
los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación.
26 Respondió el rey y dijo
a Daniel, al cual llamaban Beltsasar:
¿Podrás tú hacerme
conocer el sueño que vi, y su interpretación?
27 Daniel respondió
delante del rey, diciendo:
El misterio que el rey
demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al
rey.
28 Pero hay un Dios en los
cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor
lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones
que has tenido en tu cama:
29 Estando tú, oh rey, en
tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir;
y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
30 Y a mí me ha sido
revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los
vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que
entiendas los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, oh rey, veías, y he
aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy
sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
32 La cabeza de esta
imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
muslos, de bronce;
33 sus piernas, de hierro;
sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
34 Estabas mirando, hasta
que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de
hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
35 Entonces fueron
desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y
fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de
ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un
gran monte que llenó toda la tierra.
36 Este es el sueño;
también la interpretación de él diremos en presencia del rey.
37 Tú, oh rey, eres rey de
reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
38 Y dondequiera que
habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha
entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza
de oro.
39 Y después de ti se
levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el
cual dominará sobre toda la tierra.
40 Y el cuarto reino será
fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas,
desmenuzará y quebrantará todo.
41 Y lo que viste de los
pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro,
será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como
viste hierro mezclado con barro cocido.
42 Y por ser los dedos de
los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte
fuerte, y en parte frágil.
43 Así como viste el
hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no
se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
44 Y en los días de estos
reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será
el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos,
pero él permanecerá para siempre,
45 de la manera que viste
que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro,
el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que
ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su
interpretación.
46 Entonces el rey
Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le
ofreciesen presentes e incienso.
47 El rey habló a Daniel,
y dijo:
Ciertamente el Dios
vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios,
pues pudiste revelar este misterio.
48 Entonces el rey
engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo
gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios
de Babilonia.
49 Y Daniel solicitó del
rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a
Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.
Rescatados del horno de fuego
DANIEL
3
1 El rey Nabucodonosor
hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis
codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
2 Y envió el rey
Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes,
oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las
provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey
Nabucodonosor había levantado.
3 Fueron, pues, reunidos
los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y
todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el
rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que
había levantado el rey Nabucodonosor.
4 Y el pregonero anunciaba
en alta voz:
Mándase a vosotros, oh
pueblos, naciones y lenguas,
5 que al oír el son de la
bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de
todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor ha levantado;
6 y cualquiera que no se
postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
7 Por lo cual, al oír
todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del
salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos,
naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor había levantado.
8 Por esto en aquel tiempo
algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos.
9 Hablaron y dijeron al
rey Nabucodonosor:
Rey, para siempre vive.
10 Tú, oh rey, has dado
una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril,
del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre
y adore la estatua de oro;
11 y el que no se postre y
adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
12 Hay unos varones
judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia:
Sadrac, Mesac y Abed-nego;
estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la
estatua de oro que has levantado.
13 Entonces Nabucodonosor
dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante
fueron traídos estos varones delante del rey.
14 Habló Nabucodonosor y
les dijo:
¿Es verdad, Sadrac, Mesac
y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que
he levantado?
15 Ahora, pues, ¿estáis
dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del
arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y
adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora
seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel
que os libre de mis manos?
16 Sadrac, Mesac y Abed-nego
respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo:
No es necesario que te
respondamos sobre este asunto.
17 He aquí nuestro Dios a
quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh
rey, nos librará.
18 Y si no, sepas, oh rey,
que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has
levantado.
19 Entonces Nabucodonosor
se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego,
y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.
20 Y mandó a hombres muy
vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para
echarlos en el horno de fuego ardiendo.
21 Entonces estos varones
fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron
echados dentro del horno de fuego ardiendo.
22 Y como la orden del rey
era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos
que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.
23 Y estos tres varones,
Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
24 Entonces el rey
Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su
consejo:
¿No echaron a tres
varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey:
Es verdad, oh rey.
25 Y él dijo:
He aquí yo veo cuatro
varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el
aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
26 Entonces Nabucodonosor
se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo:
Sadrac, Mesac y Abed-nego,
siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego
salieron de en medio del fuego.
27 Y se juntaron los
sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a
estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni
aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni
siquiera olor de fuego tenían.
28 Entonces Nabucodonosor
dijo:
Bendito sea el Dios de
ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos
que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus
cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.
29 Por lo tanto, decreto
que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac,
Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por
cuanto no hay dios que pueda librar como éste.
30 Entonces el rey
engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.
La
locura de Nabucodonosor
DANIEL
4
1 Nabucodonosor rey, a
todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra:
Paz os sea multiplicada.
2 Conviene que yo declare
las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
3 ¡Cuán grandes son sus
señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su
señorío de generación en generación.
4 Yo Nabucodonosor estaba
tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio.
5 Vi un sueño que me
espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me
turbaron.
6 Por esto mandé que
vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la
interpretación del sueño.
7 Y vinieron magos,
astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar
su interpretación,
8 hasta que entró delante
de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien
mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo:
9 Beltsasar, jefe de los
magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que
ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto,
y su interpretación.
10 Estas fueron las
visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama:
Me parecía ver en medio
de la tierra un árbol, cuya altura era grande.
11 Crecía este árbol, y se
hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde
todos los confines de la tierra.
12 Su follaje era hermoso
y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían
a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del
cielo, y se mantenía de él toda carne.
13 Vi en las visiones de
mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía
del cielo.
14 Y clamaba fuertemente y
decía así:
Derribad el árbol, y
cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias
que están debajo de él, y las aves de sus ramas.
15 Mas la cepa de sus
raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba
del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte
entre la hierba de la tierra.
16 Su corazón de hombre
sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.
17 La sentencia es por
decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que
conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a
quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
18 Yo el rey Nabucodonosor
he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque
todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú
puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos.
19 Entonces Daniel, cuyo
nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo
turbaban. El rey habló y dijo:
Beltsasar, no te turben
ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo:
Señor mío, el sueño sea
para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren.
20 El árbol que viste, que
crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía
desde todos los confines de la tierra,
21 cuyo follaje era
hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del
cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del
cielo,
22 tú mismo eres, oh rey,
que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el
cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.
23 Y en cuanto a lo que
vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía:
Cortad el árbol y
destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de
hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo,
y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete
tiempos;
24 esta es la
interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi
señor el rey:
25 Que te echarán de
entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del
campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y
siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio
en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.
26 Y en cuanto a la orden
de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu
reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
27 Por tanto, oh rey,
acepta mi consejo:
tus pecados redime con
justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues
tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
28 Todo esto vino sobre el
rey Nabucodonosor.
29 Al cabo de doce meses,
paseando en el palacio real de Babilonia,
30 habló el rey y dijo:
¿No es ésta la gran
Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para
gloria de mi majestad?
31 Aún estaba la palabra
en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo:
A ti se te dice, rey
Nabucodonosor:
El reino ha sido quitado
de ti;
32 y de entre los hombres
te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los
bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas
que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él
quiere.
33 En la misma hora se
cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y
comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo,
hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
34 Mas al fin del tiempo
yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije
al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es
sempiterno, y su reino por todas las edades.
35 Todos los habitantes de
la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército
del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y
le diga:
¿Qué haces?
36 En el mismo tiempo mi
razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza
volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui
restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.
37 Ahora yo Nabucodonosor
alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son
verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con
soberbia.
La
escritura en la pared
DANIEL
5
1 El rey Belsasar hizo un
gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.
2 Belsasar, con el gusto
del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su
padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y
sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.
3 Entonces fueron traídos
los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en
Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus
concubinas.
4 Bebieron vino, y
alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de
piedra.
5 En aquella misma hora
aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero
sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que
escribía.
6 Entonces el rey
palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus
rodillas daban la una contra la otra.
7 El rey gritó en alta voz
que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de
Babilonia:
Cualquiera que lea esta
escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar
de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino.
8 Entonces fueron
introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni
mostrar al rey su interpretación.
9 Entonces el rey Belsasar
se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos.
10 La reina, por las
palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo:
Rey, vive para siempre;
no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro.
11 En tu reino hay un
hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu
padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los
dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre
todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos,
12 por cuanto fue hallado
en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y
descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por
nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
13 Entonces Daniel fue
traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel:
¿Eres tú aquel Daniel de
los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
14 Yo he oído de ti que el
espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz,
entendimiento y mayor sabiduría.
15 Y ahora fueron traídos
delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su
interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto.
16 Yo, pues, he oído de ti
que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer
esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar
de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
17 Entonces Daniel
respondió y dijo delante del rey:
Tus dones sean para ti, y
da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la
interpretación.
18 El Altísimo Dios, oh
rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la
majestad.
19 Y por la grandeza que
le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él.
A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y
a quien quería humillaba.
20 Mas cuando su corazón
se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del
trono de su reino, y despojado de su gloria.
21 Y fue echado de entre
los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y
con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su
cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo
Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le
place.
22 Y tú, su hijo Belsasar,
no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto;
23 sino que contra el
Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de
su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en
ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de
hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya
mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
24 Entonces de su
presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura.
25 Y la escritura que
trazó es:
MENE, MENE, TEKEL,
UPARSIN.
26 Esta es la
interpretación del asunto:
MENE:
Contó Dios tu reino, y le
ha puesto fin.
27 TEKEL:
Pesado has sido en
balanza, y fuiste hallado falto.
28 PERES:
Tu reino ha sido roto, y
dado a los medos y a los persas.
29 Entonces mandó Belsasar
vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar
que él era el tercer señor del reino.
30 La misma noche fue
muerto Belsasar rey de los caldeos.
31 Y Darío de Media tomó
el reino, siendo de sesenta y dos años.
Daniel
en el foso de los leones
DANIEL
6
1 Pareció bien a Darío
constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el
reino.
2 Y sobre ellos tres
gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen
cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.
3 Pero Daniel mismo era
superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu
superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.
4 Entonces los
gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado
al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y
ningún vicio ni falta fue hallado en él.
5 Entonces dijeron
aquellos hombres:
No hallaremos contra este
Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con
la ley de su Dios.
6 Entonces estos
gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así:
¡Rey Darío, para siempre
vive! 7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y
capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes,
que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier
dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
8 Ahora, oh rey, confirma
el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media
y de Persia, la cual no puede ser abrogada.
9 Firmó, pues, el rey
Darío el edicto y la prohibición.
10 Cuando Daniel supo que
el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su
cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y
daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
11 Entonces se juntaron
aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.
12 Fueron luego ante el
rey y le hablaron del edicto real:
¿No has confirmado edicto
que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre
fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey
diciendo:
Verdad es, conforme a la
ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.
13 Entonces respondieron y
dijeron delante del rey:
Daniel, que es de los
hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto
que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.
14 Cuando el rey oyó el
asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta
del sol trabajó para librarle.
15 Pero aquellos hombres
rodearon al rey y le dijeron:
Sepas, oh rey, que es ley
de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser
abrogado.
16 Entonces el rey mandó,
y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a
Daniel:
El Dios tuyo, a quien tú
continuamente sirves, él te libre.
17 Y fue traída una piedra
y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el
anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.
18 Luego el rey se fue a
su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante
de él, y se le fue el sueño.
19 El rey, pues, se
levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.
20 Y acercándose al foso
llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo:
Daniel, siervo del Dios
viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de
los leones?
21 Entonces Daniel
respondió al rey:
Oh rey, vive para
siempre.
22 Mi Dios envió su ángel,
el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante
él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.
23 Entonces se alegró el
rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel
sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su
Dios.
24 Y dio orden el rey, y
fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en
el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al
fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus
huesos.
25 Entonces el rey Darío
escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra:
Paz os sea multiplicada.
26 De parte mía es puesta
esta ordenanza:
Que en todo el dominio de
mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él
es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás
destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.
27 El salva y libra, y
hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del
poder de los leones.
28 Y este Daniel prosperó
durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.
Visión
de las cuatro bestias
DANIEL
7
1 En el primer año de
Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras
estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto.
2 Daniel dijo:
Miraba yo en mi visión de
noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar.
3 Y cuatro bestias
grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
4 La primera era como
león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron
arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera
de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
5 Y he aquí otra segunda
bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y
tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así:
Levántate, devora mucha
carne.
6 Después de esto miré, y
he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas;
tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.
7 Después de esto miraba
yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible
y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba
y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas
las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
8 Mientras yo contemplaba
los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él
fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía
ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
9 Estuve mirando hasta que
fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco
como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego,
y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
10 Un río de fuego
procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones
de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron
abiertos.
11 Yo entonces miraba a
causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que
mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en
el fuego.
12 Habían también quitado
a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta
cierto tiempo.
13 Miraba yo en la visión
de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre,
que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
14 Y le fue dado dominio,
gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su
dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será
destruido.
15 Se me turbó el espíritu
a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
16 Me acerqué a uno de los
que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo
conocer la interpretación de las cosas.
17 Estas cuatro grandes
bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
18 Después recibirán el
reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y
para siempre.
19 Entonces tuve deseo de
saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las
otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce,
que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies;
20 asimismo acerca de los
diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del
cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba
grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros.
21 Y veía yo que este
cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
22 hasta que vino el
Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el
tiempo, y los santos recibieron el reino.
23 Dijo así:
La cuarta bestia será un
cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a
toda la tierra devorará, trillará y despedazará.
24 Y los diez cuernos
significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se
levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes
derribará.
25 Y hablará palabras
contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en
cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y
tiempos, y medio tiempo.
26 Pero se sentará el
Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin,
27 y que el reino, y el
dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo
de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le
servirán y obedecerán.
28 Aquí fue el fin de sus
palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se
demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.
Visión
del carnero y del macho cabrío
DANIEL
8
1 En el año tercero del
reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella
que me había aparecido antes.
2 Vi en visión; y cuando
la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam;
vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
3 Alcé los ojos y miré, y
he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los
cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.
4 Vi que el carnero hería
con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar
delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su
voluntad, y se engrandecía.
5 Mientras yo consideraba
esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda
la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre
sus ojos.
6 Y vino hasta el carnero
de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con
la furia de su fuerza.
7 Y lo vi que llegó junto
al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el
carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en
tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder.
8 Y el macho cabrío se
engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue
quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro
vientos del cielo.
9 Y de uno de ellos salió
un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra
gloriosa.
10 Y se engrandeció hasta
el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra,
y las pisoteó.
11 Aun se engrandeció
contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo
sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
12 Y a causa de la
prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y
echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
13 Entonces oí a un santo
que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba:
¿Hasta cuándo durará la
visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el
santuario y el ejército para ser pisoteados?
14 Y él dijo:
Hasta dos mil trescientas
tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.
15 Y aconteció que
mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se
puso delante de mí uno con apariencia de hombre.
16 Y oí una voz de hombre
entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo:
Gabriel, enseña a éste la
visión.
17 Vino luego cerca de
donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero
él me dijo:
Entiende, hijo de hombre,
porque la visión es para el tiempo del fin.
18 Mientras él hablaba
conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en
pie.
19 Y dijo:
He aquí yo te enseñaré lo
que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin.
20 En cuanto al carnero
que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia.
21 El macho cabrío es el
rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero.
22 Y en cuanto al cuerno
que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos
se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él.
23 Y al fin del reinado de
éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de
rostro y entendido en enigmas.
24 Y su poder se
fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y
hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos.
25 Con su sagacidad hará
prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso
destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero
será quebrantado, aunque no por mano humana.
26 La visión de las tardes
y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para
muchos días.
27 Y yo Daniel quedé
quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los
negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía.
Oración
de Daniel por su pueblo
DANIEL
9
1 En el año primero de
Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el
reino de los caldeos,
2 en el año primero de su
reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que
habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de
Jerusalén en setenta años.
3 Y volví mi rostro a Dios
el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.
4 Y oré a Jehová mi Dios e
hice confesión diciendo:
Ahora, Señor, Dios
grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que
te aman y guardan tus mandamientos;
5 hemos pecado, hemos
cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos
apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
6 No hemos obedecido a tus
siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros
príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
7 Tuya es, Señor, la
justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo
hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de
lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que
se rebelaron contra ti.
8 Oh Jehová, nuestra es la
confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros
padres; porque contra ti pecamos.
9 De Jehová nuestro Dios
es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,
10 y no obedecimos a la
voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de
nosotros por medio de sus siervos los profetas.
11 Todo Israel traspasó tu
ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la
maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios;
porque contra él pecamos.
12 Y él ha cumplido la
palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron,
trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo
nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.
13 Conforme está escrito
en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el
favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender
tu verdad.
14 Por tanto, Jehová veló
sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en
todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz.
15 Ahora pues, Señor Dios
nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te
hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.
16 Oh Señor, conforme a
todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad
Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad
de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor
nuestro.
17 Ahora pues, Dios
nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro
resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
18 Inclina, oh Dios mío,
tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre
la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti
confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.
19 Oye, Señor; oh Señor,
perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío;
porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Profecía de las setenta semanas
20 Aún estaba hablando y
orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi
ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;
21 aún estaba hablando en
oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio,
volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.
22 Y me hizo entender, y
habló conmigo, diciendo:
Daniel, ahora he salido
para darte sabiduría y entendimiento.
23 Al principio de tus
ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy
amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
24 Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la
justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los
santos.
25 Sabe, pues, y entiende,
que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a
edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
26 Y después de las
sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo
de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será
con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
27 Y por otra semana
confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio
y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el
desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame
sobre el desolador.
Visión
de Daniel junto al río
DANIEL
10
1 En el año tercero de
Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la
palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y
tuvo inteligencia en la visión.
2 En aquellos días yo
Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.
3 No comí manjar delicado,
ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se
cumplieron las tres semanas.
4 Y el día veinticuatro
del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
5 Y alcé mis ojos y miré,
y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz.
6 Su cuerpo era como de
berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y
sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud.
7 Y sólo yo, Daniel, vi
aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se
apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.
8 Quedé, pues, yo solo, y
vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en
desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
9 Pero oí el sonido de sus
palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo
sueño, con mi rostro en tierra.
10 Y he aquí una mano me
tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
11 Y me dijo:
Daniel, varón muy amado,
está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido
enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.
12 Entonces me dijo:
Daniel, no temas; porque
desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la
presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he
venido.
13 Mas el príncipe del
reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de
los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia.
14 He venido para hacerte
saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es
para esos días.
15 Mientras me decía estas
palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
16 Pero he aquí, uno con
semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y
dije al que estaba delante de mí:
Señor mío, con la visión
me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.
17 ¿Cómo, pues, podrá el
siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y
no me quedó aliento.
18 Y aquel que tenía
semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
19 y me dijo:
Muy amado, no temas; la
paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las
fuerzas, y dije:
Hable mi señor, porque me
has fortalecido.
20 El me dijo:
¿Sabes por qué he venido
a tí? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al
terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.
21 Pero yo te declararé lo
que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino
Miguel vuestro príncipe.
DANIEL
11
1 Y yo mismo, en el año
primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.
Los
reyes del norte y del sur
2 Y ahora yo te mostraré
la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de
grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas,
levantará a todos contra el reino de Grecia.
3 Se levantará luego un
rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad.
4 Pero cuando se haya
levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del
cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su
reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.
5 Y se hará fuerte el rey
del sur; mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su
dominio será grande.
6 Al cabo de años harán
alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz.
Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni permanecerá él, ni su
brazo; porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo,
y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.
7 Pero un renuevo de sus
raíces se levantará sobre su trono, y vendrá con ejército contra el rey del
norte, y entrará en la fortaleza, y hará en ellos a su arbitrio, y predominará.
8 Y aun a los dioses de
ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará
cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra el rey del norte.
9 Así entrará en el reino
el rey del sur, y volverá a su tierra.
10 Mas los hijos de aquél
se airarán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá apresuradamente e
inundará, y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su
fortaleza.
11 Por lo cual se
enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y pondrá
en campaña multitud grande, y toda aquella multitud será entregada en su mano.
12 Y al llevarse él la
multitud, se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no
prevalecerá.
13 Y el rey del norte
volverá a poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo de
algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con muchas riquezas.
14 En aquellos tiempos se
levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos de tu pueblo se
levantarán para cumplir la visión, pero ellos caerán.
15 Vendrá, pues, el rey
del norte, y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del
sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para
resistir.
16 Y el que vendrá contra
él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la
tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder.
17 Afirmará luego su
rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél convenios, y
le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá
éxito.
18 Volverá después su
rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y
aun hará volver sobre él su oprobio.
19 Luego volverá su rostro
a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.
20 Y se levantará en su
lugar uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero
en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en batalla.
21 Y le sucederá en su
lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá
sin aviso y tomará el reino con halagos.
22 Las fuerzas enemigas
serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo
destruidos, junto con el príncipe del pacto.
23 Y después del pacto con
él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente.
24 Estando la provincia en
paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres
de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las
fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo.
25 Y despertará sus
fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del sur se
empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá,
porque le harán traición.
26 Aun los que coman de
sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos
muertos.
27 El corazón de estos dos
reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá
de nada, porque el plazo aún no habrá llegado.
28 Y volverá a su tierra
con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y
volverá a su tierra.
29 Al tiempo señalado
volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera.
30 Porque vendrán contra
él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto
santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que
abandonen el santo pacto.
31 Y se levantarán de su
parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo
sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
32 Con lisonjas seducirá a
los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y
actuará.
33 Y los sabios del pueblo
instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad
y despojo.
34 Y en su caída serán
ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas.
35 También algunos de los
sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo
determinado; porque aun para esto hay plazo.
36 Y el rey hará su
voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el
Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la
ira; porque lo determinado se cumplirá.
37 Del Dios de sus padres
no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque
sobre todo se engrandecerá.
38 Mas honrará en su lugar
al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro
y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio.
39 Con un dios ajeno se
hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le
reconozcan, y por precio repartirá la tierra.
40 Pero al cabo del tiempo
el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como
una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por
las tierras, e inundará, y pasará.
41 Entrará a la tierra
gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano:
Edom y Moab, y la mayoría
de los hijos de Amón.
42 Extenderá su mano
contra las tierras, y no escapará el país de Egipto.
43 Y se apoderará de los
tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia
y de Etiopía le seguirán.
44 Pero noticias del
oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar
a muchos.
45 Y plantará las tiendas
de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin,
y no tendrá quien le ayude.
El
tiempo del fin
DANIEL
12
1 En aquel tiempo se
levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo;
y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos
en el libro.
2 Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y
otros para vergüenza y confusión perpetua.
3 Los entendidos
resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia
a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
4 Pero tú, Daniel, cierra
las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí
para allá, y la ciencia se aumentará.
5 Y yo Daniel miré, y he
aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro
lado del río.
6 Y dijo uno al varón
vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río:
¿Cuándo será el fin de
estas maravillas?
7 Y oí al varón vestido de
lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra
al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y
la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo
santo, todas estas cosas serán cumplidas.
8 Y yo oí, mas no entendí.
Y dije:
Señor mío, ¿cuál será el
fin de estas cosas?
9 El respondió:
Anda, Daniel, pues estas
palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
10 Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los
impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.
11 Y desde el tiempo que
sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil
doscientos noventa días.
12 Bienaventurado el que
espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
13 Y tú irás hasta el fin,
y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.
OSEAS
La
esposa infiel de Oseas, y sus hijos
OSEAS 1
1 Palabra de Jehová que
vino a Oseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de
Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.
2 El principio de la
palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas:
Ve, tómate una mujer
fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de
Jehová.
3 Fue, pues, y tomó a
Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo.
4 Y le dijo Jehová:
Ponle por nombre Jezreel;
porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de
Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel.
5 Y en aquel día quebraré
yo el arco de Israel en el valle de Jezreel.
6 Concibió ella otra vez,
y dio a luz una hija. Y le dijo Dios:
Ponle por nombre Lo-ruhama,
porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del
todo.
7 Mas de la casa de Judá
tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con
arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.
8 Después de haber
destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo.
9 Y dijo Dios:
Ponle por nombre Lo-ammi,
porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.
10 Con todo, será el
número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni
contar. Y en el lugar en donde les fue dicho:
Vosotros no sois pueblo
mío, les será dicho:
Sois hijos del Dios
viviente.
11 Y se congregarán los
hijos de Judá y de Israel, y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra;
porque el día de Jezreel será grande.
El amor
de Jehová hacia su pueblo infiel
OSEAS 2
1 Decid a vuestros
hermanos:
Ammi; y a vuestras
hermanas:
Ruhama.
2 Contended con vuestra
madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus
fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;
3 no sea que yo la despoje
y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje
como tierra seca, y la mate de sed.
4 Ni tendré misericordia
de sus hijos, porque son hijos de prostitución.
5 Porque su madre se
prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo:
Iré tras mis amantes, que
me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.
6 Por tanto, he aquí yo
rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos.
7 Seguirá a sus amantes, y
no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá:
Iré y me volveré a mi
primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.
8 Y ella no reconoció que
yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro
que ofrecían a Baal.
9 Por tanto, yo volveré y
tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino
que había dado para cubrir su desnudez.
10 Y ahora descubriré yo
su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.
11 Haré cesar todo su
gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus
festividades.
12 Y haré talar sus vides
y sus higueras, de las cuales dijo:
Mi salario son, salario
que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las
bestias del campo.
13 Y la castigaré por los
días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus
joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.
14 Pero he aquí que yo la
atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.
15 Y le daré sus viñas
desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en
los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de
Egipto.
16 En aquel tiempo, dice
Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.
17 Porque quitaré de su
boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.
18 En aquel tiempo haré
para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las
serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te
haré dormir segura.
19 Y te desposaré conmigo
para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia.
20 Y te desposaré conmigo
en fidelidad, y conocerás a Jehová.
21 En aquel tiempo
responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la
tierra.
22 Y la tierra responderá
al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
23 Y la sembraré para mí
en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi:
Tú eres pueblo mío, y él
dirá:
Dios mío.
Oseas y
la adúltera
OSEAS 3
1 Me dijo otra vez Jehová:
Ve, ama a una mujer amada
de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de
Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.
2 La compré entonces para
mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada.
3 Y le dije:
Tú serás mía durante
muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
4 Porque muchos días
estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua,
sin efod y sin terafines.
5 Después volverán los
hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a
Jehová y a su bondad en el fin de los días.
Controversia de Jehová con Israel
OSEAS 4
1 Oíd palabra de Jehová,
hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque
no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.
2 Perjurar, mentir, matar,
hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden.
3 Por lo cual se enlutará
la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las
aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.
4 Ciertamente hombre no
contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al
sacerdote.
5 Caerás por tanto en el
día, y caerá también contigo el profeta de noche; y a tu madre destruiré.
6 Mi pueblo fue destruido,
porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te
echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me
olvidaré de tus hijos.
7 Conforme a su grandeza,
así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta.
8 Del pecado de mi pueblo
comen, y en su maldad levantan su alma.
9 Y será el pueblo como el
sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.
10 Comerán, pero no se
saciarán; fornicarán, mas no se multiplicarán, porque dejaron de servir a
Jehová.
11 Fornicación, vino y
mosto quitan el juicio.
12 Mi pueblo a su ídolo de
madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo
errar, y dejaron a su Dios para fornicar.
13 Sobre las cimas de los
montes sacrificaron, e incensaron sobre los collados, debajo de las encinas,
álamos y olmos que tuviesen buena sombra; por tanto, vuestras hijas fornicarán,
y adulterarán vuestras nueras.
14 No castigaré a vuestras
hijas cuando forniquen, ni a vuestras nueras cuando adulteren; porque ellos
mismos se van con rameras, y con malas mujeres sacrifican; por tanto, el pueblo
sin entendimiento caerá.
15 Si fornicas tú, Israel,
a lo menos no peque Judá; y no entréis en Gilgal, ni subáis a Bet-avén, ni
juréis:
Vive Jehová.
16 Porque como novilla
indómita se apartó Israel; ¿los apacentará ahora Jehová como a corderos en lugar
espacioso?
17 Efraín es dado a
ídolos; déjalo.
18 Su bebida se corrompió;
fornicaron sin cesar; sus príncipes amaron lo que avergüenza.
19 El viento los ató en
sus alas, y de sus sacrificios serán avergonzados.
Castigo
de la apostasía de Israel
OSEAS 5
1 Sacerdotes, oíd esto, y
estad atentos, casa de Israel, y casa del rey, escuchad; porque para vosotros es
el juicio, pues habéis sido lazo en Mizpa, y red tendida sobre Tabor.
2 Y haciendo víctimas han
bajado hasta lo profundo; por tanto, yo castigaré a todos ellos.
3 Yo conozco a Efraín, e
Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se
ha contaminado Israel.
4 No piensan en
convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y
no conocen a Jehová.
5 La soberbia de Israel le
desmentirá en su cara; Israel y Efraín tropezarán en su pecado, y Judá tropezará
también con ellos.
6 Con sus ovejas y con sus
vacas andarán buscando a Jehová, y no le hallarán; se apartó de ellos.
7 Contra Jehová
prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños; ahora en un solo mes serán
consumidos ellos y sus heredades.
8 Tocad bocina en Gabaa,
trompeta en Ramá:
sonad alarma en Bet-avén;
tiembla, oh Benjamín.
9 Efraín será asolado en
el día del castigo; en las tribus de Israel hice conocer la verdad.
10 Los príncipes de Judá
fueron como los que traspasan los linderos; derramaré sobre ellos como agua mi
ira.
11 Efraín es vejado,
quebrantado en juicio, porque quiso andar en pos de vanidades.
12 Yo, pues, seré como
polilla a Efraín, y como carcoma a la casa de Judá.
13 Y verá Efraín su
enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey
Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga.
14 Porque yo seré como
león a Efraín, y como cachorro de león a la casa de Judá; yo, yo arrebataré, y
me iré; tomaré, y no habrá quien liberte.
15 Andaré y volveré a mi
lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me
buscarán.
Insinceridad
del arrepentimiento de Israel
OSEAS 6
1 Venid y volvamos a
Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
2 Nos dará vida después de
dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.
3 Y conoceremos, y
proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y
vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.
4 ¿Qué haré a ti, Efraín?
¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el
rocío de la madrugada, que se desvanece.
5 Por esta causa los corté
por medio de los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus juicios
serán como luz que sale.
6 Porque misericordia
quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.
7 Mas ellos, cual Adán,
traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí.
8 Galaad, ciudad de
hacedores de iniquidad, manchada de sangre.
9 Y como ladrones que
esperan a algún hombre, así una compañía de sacerdotes mata en el camino hacia
Siquem; así cometieron abominación.
10 En la casa de Israel he
visto inmundicia; allí fornicó Efraín, y se contaminó Israel.
11 Para ti también, oh
Judá, está preparada una siega, cuando yo haga volver el cautiverio de mi
pueblo.
Iniquidad y rebelión de Israel
OSEAS 7
1 Mientras curaba yo a
Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín, y las maldades de Samaria; porque
hicieron engaño; y entra el ladrón, y el salteador despoja por fuera.
2 Y no consideran en su
corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras;
delante de mí están.
3 Con su maldad alegran al
rey, y a los príncipes con sus mentiras.
4 Todos ellos son
adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que cesa de avivar el fuego
después que está hecha la masa, hasta que se haya leudado.
5 En el día de nuestro rey
los príncipes lo hicieron enfermar con copas de vino; extendió su mano con los
escarnecedores.
6 Aplicaron su corazón,
semejante a un horno, a sus artificios; toda la noche duerme su hornero; a la
mañana está encendido como llama de fuego.
7 Todos ellos arden como
un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos
quien a mí clame.
8 Efraín se ha mezclado
con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada.
9 Devoraron extraños su
fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo.
10 Y la soberbia de Israel
testificará contra él en su cara; y no se volvieron a Jehová su Dios, ni lo
buscaron con todo esto.
11 Efraín fue como paloma
incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria.
12 Cuando fueren, tenderé
sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a
lo que se ha anunciado en sus congregaciones.
13 ¡Ay de ellos! porque se
apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron;
yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí.
14 Y no clamaron a mí con
su corazón cuando gritaban sobre sus camas; para el trigo y el mosto se
congregaron, se rebelaron contra mí.
15 Y aunque yo los enseñé
y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal.
16 Volvieron, pero no al
Altísimo; fueron como arco engañoso; cayeron sus príncipes a espada por la
soberbia de su lengua; esto será su escarnio en la tierra de Egipto.
Reprensión de la idolatría de Israel
OSEAS 8
1 Pon a tu boca trompeta.
Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se
rebelaron contra mi ley.
2 A mí clamará Israel:
Dios mío, te hemos
conocido.
3 Israel desechó el bien;
enemigo lo perseguirá.
4 Ellos establecieron
reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de
su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos.
5 Tu becerro, oh Samaria,
te hizo alejarte; se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron
alcanzar purificación.
6 Porque de Israel es
también éste, y artífice lo hizo; no es Dios; por lo que será deshecho en
pedazos el becerro de Samaria.
7 Porque sembraron viento,
y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la
hiciere, extraños la comerán.
8 Devorado será Israel;
pronto será entre las naciones como vasija que no se estima.
9 Porque ellos subieron a
Asiria, como asno montés para sí solo; Efraín con salario alquiló amantes.
10 Aunque alquilen entre
las naciones, ahora las juntaré, y serán afligidos un poco de tiempo por la
carga del rey y de los príncipes.
11 Porque multiplicó
Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar.
12 Le escribí las
grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña.
13 En los sacrificios de
mis ofrendas sacrificaron carne, y comieron; no los quiso Jehová; ahora se
acordará de su iniquidad, y castigará su pecado; ellos volverán a Egipto.
14 Olvidó, pues, Israel a
su Hacedor, y edificó templos, y Judá multiplicó ciudades fortificadas; mas yo
meteré fuego en sus ciudades, el cual consumirá sus palacios.
Castigo
de la persistente infidelidad de Israel
OSEAS 9
1 No te alegres, oh
Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de
tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo.
2 La era y el lagar no los
mantendrán, y les fallará el mosto.
3 No quedarán en la tierra
de Jehová, sino que volverá Efraín a Egipto y a Asiria, donde comerán vianda
inmunda.
4 No harán libaciones a
Jehová, ni sus sacrificios le serán gratos; como pan de enlutados les serán a
ellos; todos los que coman de él serán inmundos. Será, pues, el pan de ellos
para sí mismos; ese pan no entrará en la casa de Jehová.
5 ¿Qué haréis en el día de
la solemnidad, y en el día de la fiesta de Jehová?
6 Porque he aquí se fueron
ellos a causa de la destrucción. Egipto los recogerá, Menfis los enterrará. La
ortiga conquistará lo deseable de su plata, y espino crecerá en sus moradas.
7 Vinieron los días del
castigo, vinieron los días de la retribución; e Israel lo conocerá. Necio es el
profeta, insensato es el varón de espíritu, a causa de la multitud de tu maldad,
y grande odio.
8 Atalaya es Efraín para
con mi Dios; el profeta es lazo de cazador en todos sus caminos, odio en la casa
de su Dios.
9 Llegaron hasta lo más
bajo en su corrupción, como en los días de Gabaa; ahora se acordará de su
iniquidad, castigará su pecado.
10 Como uvas en el
desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi
a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y
se hicieron abominables como aquello que amaron.
11 La gloria de Efraín
volará cual ave, de modo que no habrá nacimientos, ni embarazos, ni
concepciones.
12 Y si llegaren a grandes
sus hijos, los quitaré de entre los hombres, porque ¡ay de ellos también, cuando
de ellos me aparte! 13 Efraín, según veo, es semejante a Tiro, situado en lugar
delicioso; pero Efraín sacará sus hijos a la matanza.
14 Dales, oh Jehová, lo
que les has de dar; dales matriz que aborte, y pechos enjutos.
15 Toda la maldad de ellos
fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión; por la perversidad de sus obras
los echaré de mi casa; no los amaré más; todos sus príncipes son desleales.
16 Efraín fue herido, su
raíz está seca, no dará más fruto; aunque engendren, yo mataré lo deseable de su
vientre.
17 Mi Dios los desechará,
porque ellos no le oyeron; y andarán errantes entre las naciones.
OSEAS
10
1 Israel es una frondosa
viña, que da abundante fruto para sí mismo; conforme a la abundancia de su fruto
multiplicó también los altares, conforme a la bondad de su tierra aumentaron sus
ídolos.
2 Está dividido su
corazón. Ahora serán hallados culpables; Jehová demolerá sus altares, destruirá
sus ídolos.
3 Seguramente dirán ahora:
No tenemos rey, porque no
temimos a Jehová; ¿y qué haría el rey por nosotros?
4 Han hablado palabras
jurando en vano al hacer pacto; por tanto, el juicio florecerá como ajenjo en
los surcos del campo.
5 Por las becerras de Bet-avén
serán atemorizados los moradores de Samaria; porque su pueblo lamentará a causa
del becerro, y sus sacerdotes que en él se regocijaban por su gloria, la cual
será disipada.
6 Aun será él llevado a
Asiria como presente al rey Jareb; Efraín será avergonzado, e Israel se
avergonzará de su consejo.
7 De Samaria fue cortado
su rey como espuma sobre la superficie de las aguas.
8 Y los lugares altos de
Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y
cardo. Y dirán a los montes:
Cubridnos; y a los
collados:
Caed sobre nosotros.
9 Desde los días de Gabaa
has pecado, oh Israel; allí estuvieron; no los tomó la batalla en Gabaa contra
los inicuos.
10 Y los castigaré cuando
lo desee; y pueblos se juntarán sobre ellos cuando sean atados por su doble
crimen.
11 Efraín es novilla
domada, que le gusta trillar, mas yo pasaré sobre su lozana cerviz; haré llevar
yugo a Efraín; arará Judá, quebrará sus terrones Jacob.
12 Sembrad para vosotros
en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho;
porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia.
13 Habéis arado impiedad,
y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino
y en la multitud de tus valientes.
14 Por tanto, en tus
pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas, como
destruyó Salmán a Bet-arbel en el día de la batalla, cuando la madre fue
destrozada con los hijos.
15 Así hará a vosotros Bet-el,
por causa de vuestra gran maldad; a la mañana será del todo cortado el rey de
Israel.
Dios se
compadece de su pueblo obstinado
OSEAS
11
1 Cuando Israel era
muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.
2 Cuanto más yo los
llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos
ofrecían sahumerios.
3 Yo con todo eso enseñaba
a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le
cuidaba.
4 Con cuerdas humanas los
atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de
sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.
5 No volverá a tierra de
Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir.
6 Caerá espada sobre sus
ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos.
7 Entre tanto, mi pueblo
está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno
absolutamente me quiere enaltecer.
8 ¿Cómo podré abandonarte,
oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte
como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi
compasión.
9 No ejecutaré el ardor de
mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el
Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.
10 En pos de Jehová
caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el
occidente.
11 Como ave acudirán
velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar
en sus casas, dice Jehová.
12 Me rodeó Efraín de
mentira, y la casa de Israel de engaño. Judá aún gobierna con Dios, y es fiel
con los santos.
Efraín
reprendido por su falsedad y opresión
OSEAS
12
1 Efraín se apacienta de
viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque
hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto.
2 Pleito tiene Jehová con
Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus
obras.
3 En el seno materno tomó
por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel.
4 Venció al ángel, y
prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.
5 Mas Jehová es Dios de
los ejércitos; Jehová es su nombre.
6 Tú, pues, vuélvete a tu
Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.
7 Mercader que tiene en su
mano peso falso, amador de opresión,
8 Efraín dijo:
Ciertamente he
enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni
pecado en todos mis trabajos.
9 Pero yo soy Jehová tu
Dios desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días
de la fiesta.
10 Y he hablado a los
profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas.
11 ¿Es Galaad iniquidad?
Ciertamente vanidad han sido; en Gilgal sacrificaron bueyes, y sus altares son
como montones en los surcos del campo.
12 Pero Jacob huyó a
tierra de Aram, Israel sirvió para adquirir mujer, y por adquirir mujer fue
pastor.
13 Y por un profeta Jehová
hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado.
14 Efraín ha provocado a
Dios con amarguras; por tanto, hará recaer sobre él la sangre que ha derramado,
y su Señor le pagará su oprobio.
Destrucción total de Efraín predicha
OSEAS
13
1 Cuando Efraín hablaba,
hubo temor; fue exaltado en Israel; mas pecó en Baal, y murió.
2 Y ahora añadieron a su
pecado, y de su plata se han hecho según su entendimiento imágenes de fundición,
ídolos, toda obra de artífices, acerca de los cuales dicen a los hombres que
sacrifican, que besen los becerros.
3 Por tanto, serán como la
niebla de la mañana, y como el rocío de la madrugada que se pasa; como el tamo
que la tempestad arroja de la era, y como el humo que sale de la chimenea.
4 Mas yo soy Jehová tu
Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni
otro salvador sino a mí.
5 Yo te conocí en el
desierto, en tierra seca.
6 En sus pastos se
saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de
mí.
7 Por tanto, yo seré para
ellos como león; como un leopardo en el camino los acecharé.
8 Como osa que ha perdido
los hijos los encontraré, y desgarraré las fibras de su corazón, y allí los
devoraré como león; fiera del campo los despedazará.
9 Te perdiste, oh Israel,
mas en mí está tu ayuda.
10 ¿Dónde está tu rey,
para que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste:
Dame rey y príncipes?
11 Te di rey en mi furor,
y te lo quité en mi ira.
12 Atada está la maldad de
Efraín; su pecado está guardado.
13 Dolores de mujer que da
a luz le vendrán; es un hijo no sabio, porque ya hace tiempo que no debiera
detenerse al punto mismo de nacer.
14 De la mano del Seol los
redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu
destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista.
15 Aunque él fructifique
entre los hermanos, vendrá el solano, viento de Jehová; se levantará desde el
desierto, y se secará su manantial, y se agotará su fuente; él saqueará el
tesoro de todas sus preciosas alhajas.
16 Samaria será asolada,
porque se rebeló contra su Dios; caerán a espada; sus niños serán estrellados, y
sus mujeres encintas serán abiertas.
Súplica
a Israel para que vuelva a Jehová
OSEAS
14
1 Vuelve, oh Israel, a
Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído.
2 Llevad con vosotros
palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle:
Quita toda iniquidad, y
acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.
3 No nos librará el
asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras
manos:
Dioses nuestros; porque
en ti el huérfano alcanzará misericordia.
4 Yo sanaré su rebelión,
los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
5 Yo seré a Israel como
rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.
6 Se extenderán sus ramas,
y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.
7 Volverán y se sentarán
bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor
será como de vino del Líbano.
8 Efraín dirá:
¿Qué más tendré ya con
los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será
hallado tu fruto.
9 ¿Quién es sabio para que
entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son
rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.
AMÓS
Juicios contra las naciones vecinas
AMÓS 1
1 Las palabras de Amós,
que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de
Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años
antes del terremoto.
2 Dijo:
Jehová rugirá desde Sion,
y dará su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se
secará la cumbre del Carmelo.
3 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de
Damasco, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con
trillos de hierro.
4 Prenderé fuego en la
casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad.
5 Y quebraré los cerrojos
de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de
Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová.
6 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de Gaza,
y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo
para entregarlo a Edom.
7 Prenderé fuego en el
muro de Gaza, y consumirá sus palacios.
8 Y destruiré a los
moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra
Ecrón, y el resto de los filisteos perecerá, ha dicho Jehová el Señor.
9 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de Tiro,
y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo
cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos.
10 Prenderé fuego en el
muro de Tiro, y consumirá sus palacios.
11 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de Edom,
y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano,
y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente
ha guardado el rencor.
12 Prenderé fuego en Temán,
y consumirá los palacios de Bosra.
13 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de los
hijos de Amón, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar
sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas.
14 Encenderé fuego en el
muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla,
con tempestad en día tempestuoso;
15 y su rey irá en
cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová.
AMÓS 2
1 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de Moab,
y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque quemó los huesos del rey de Edom
hasta calcinarlos.
2 Prenderé fuego en Moab,
y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab con tumulto, con estrépito y
sonido de trompeta.
3 Y quitaré el juez de en
medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice Jehová.
4 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de Judá,
y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová,
y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las
cuales anduvieron sus padres.
5 Prenderé, por tanto,
fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.
Juicio
contra Israel
6 Así ha dicho Jehová:
Por tres pecados de
Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al
justo, y al pobre por un par de zapatos.
7 Pisotean en el polvo de
la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y
el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre.
8 Sobre las ropas
empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben
en la casa de sus dioses.
9 Yo destruí delante de
ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como
una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo.
10 Y a vosotros os hice
subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para
que entraseis en posesión de la tierra del amorreo.
11 Y levanté de vuestros
hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto
así, dice Jehová, hijos de Israel?
12 Mas vosotros disteis de
beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo:
No profeticéis.
13 Pues he aquí, yo os
apretaré en vuestro lugar, como se aprieta el carro lleno de gavillas;
14 y el ligero no podrá
huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida.
15 El que maneja el arco
no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo
salvará su vida.
16 El esforzado de entre
los valientes huirá desnudo aquel día, dice Jehová.
El
rugido del león
AMÓS 3
1 Oíd esta palabra que ha
hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice
subir de la tierra de Egipto. Dice así:
2 A vosotros solamente he
conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas
vuestras maldades.
3 ¿Andarán dos juntos, si
no estuvieren de acuerdo?
4 ¿Rugirá el león en la
selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no
apresare?
5 ¿Caerá el ave en lazo
sobre la tierra, sin haber cazador? ¿Se levantará el lazo de la tierra, si no ha
atrapado algo?
6 ¿Se tocará la trompeta
en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el
cual Jehová no haya hecho?
7 Porque no hará nada
Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.
8 Si el león ruge, ¿quién
no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?
Destrucción de Samaria
9 Proclamad en los
palacios de Asdod, y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid:
Reuníos sobre los montes
de Samaria, y ved las muchas opresiones en medio de ella, y las violencias
cometidas en su medio.
10 No saben hacer lo
recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios.
11 Por tanto, Jehová el
Señor ha dicho así:
Un enemigo vendrá por
todos lados de la tierra, y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán
saqueados.
12 Así ha dicho Jehová:
De la manera que el
pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así
escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y
al lado de un lecho.
13 Oíd y testificad contra
la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos:
14 Que el día que
castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Bet-el; y
serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra.
15 Y heriré la casa de
invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas
serán arruinadas, dice Jehová.
AMÓS 4
1 Oíd esta palabra, vacas
de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y
quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores:
Traed, y beberemos.
2 Jehová el Señor juró por
su santidad:
He aquí, vienen sobre
vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con
anzuelos de pescador;
3 y saldréis por las
brechas una tras otra, y seréis echadas del palacio, dice Jehová.
Aunque
castigado, Israel no aprende
4 Id a Bet-el, y
prevaricad; aumentad en Gilgal la rebelión, y traed de mañana vuestros
sacrificios, y vuestros diezmos cada tres días.
5 Y ofreced sacrificio de
alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues que
así lo queréis, hijos de Israel, dice Jehová el Señor.
6 Os hice estar a diente
limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros
pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
7 También os detuve la
lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre
otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no
llovió, se secó.
8 Y venían dos o tres
ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os
volvisteis a mí, dice Jehová.
9 Os herí con viento
solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas,
y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice
Jehová.
10 Envié contra vosotros
mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio
de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta
vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
11 Os trastorné como
cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del
fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
12 Por tanto, de esta
manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para
venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.
13 Porque he aquí, el que
forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que
hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios
de los ejércitos es su nombre.
Llamamiento al arrepentimiento
AMÓS 5
1 Oíd esta palabra que yo
levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel.
2 Cayó la virgen de
Israel, y no podrá levantarse ya más; fue dejada sobre su tierra, no hay quien
la levante.
3 Porque así ha dicho
Jehová el Señor:
La ciudad que salga con
mil, volverá con ciento, y la que salga con ciento volverá con diez, en la casa
de Israel.
4 Pero así dice Jehová a
la casa de Israel:
Buscadme, y viviréis;
5 y no busquéis a Bet-el,
ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en
cautiverio, y Bet-el será deshecha.
6 Buscad a Jehová, y
vivid; no sea que acometa como fuego a la casa de José y la consuma, sin haber
en
Bet-el quien lo apague.
7 Los que convertís en
ajenjo el juicio, y la justicia la echáis por tierra,
8 buscad al que hace las
Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día
como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la
tierra; Jehová es su nombre;
9 que da esfuerzo al
despojador sobre el fuerte, y hace que el despojador venga sobre la fortaleza.
10 Ellos aborrecieron al
reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron.
11 Por tanto, puesto que
vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra
labrada, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el
vino de ellas.
12 Porque yo sé de
vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al
justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los
pobres.
13 Por tanto, el prudente
en tal tiempo calla, porque el tiempo es malo.
14 Buscad lo bueno, y no
lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con
vosotros, como decís.
15 Aborreced el mal, y
amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová Dios de los
ejércitos tendrá piedad del remanente de José.
16 Por tanto, así ha dicho
Jehová, Dios de los ejércitos:
En todas las plazas habrá
llanto, y en todas las calles dirán:
¡Ay! ¡Ay!, y al labrador
llamarán a lloro, y a endecha a los que sepan endechar.
17 Y en todas las viñas
habrá llanto; porque pasaré en medio de ti, dice Jehová.
18 ¡Ay de los que desean
el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no
de luz;
19 como el que huye de
delante del león, y se encuentra con el oso; o como si entrare en casa y apoyare
su mano en la pared, y le muerde una culebra.
20 ¿No será el día de
Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?
21 Aborrecí, abominé
vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas.
22 Y si me ofreciereis
vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las
ofrendas de paz de vuestros animales engordados.
23 Quita de mí la multitud
de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
24 Pero corra el juicio
como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.
25 ¿Me ofrecisteis
sacrificios y ofrendas en el desierto en cuarenta años, oh casa de Israel?
26 Antes bien, llevabais
el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún, ídolos vuestros, la estrella de
vuestros dioses que os hicisteis.
27 Os haré, pues,
transportar más allá de Damasco, ha dicho Jehová, cuyo nombre es Dios de los
ejércitos.
Destrucción de Israel
AMÓS 6
1 ¡Ay de los reposados en
Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales
entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel! 2 Pasad a Calne, y
mirad; y de allí id a la gran Hamat; descended luego a Gat de los filisteos; ved
si son aquellos reinos mejores que estos reinos, si su extensión es mayor que la
vuestra,
3 oh vosotros que dilatáis
el día malo, y acercáis la silla de iniquidad.
4 Duermen en camas de
marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los
novillos de en medio del engordadero;
5 gorjean al son de la
flauta, e inventan instrumentos musicales, como David;
6 beben vino en tazones, y
se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento
de José.
7 Por tanto, ahora irán a
la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se
entregan a los placeres.
8 Jehová el Señor juró por
sí mismo, Jehová Dios de los ejércitos ha dicho:
Abomino la grandeza de
Jacob, y aborrezco sus palacios; y entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay
en ella.
9 Y acontecerá que si diez
hombres quedaren en una casa, morirán.
10 Y un pariente tomará a
cada uno, y lo quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en
los rincones de la casa:
¿Hay aún alguno contigo?
Y dirá:
No. Y dirá aquél:
Calla, porque no podemos
mencionar el nombre de Jehová.
11 Porque he aquí, Jehová
mandará, y herirá con hendiduras la casa mayor, y la casa menor con aberturas.
12 ¿Correrán los caballos
por las peñas? ¿Ararán en ellas con bueyes? ¿Por qué habéis vosotros convertido
el juicio en veneno, y el fruto de justicia en ajenjo?
13 Vosotros que os
alegráis en nada, que decís:
¿No hemos adquirido poder
con nuestra fuerza?
14 Pues he aquí, oh casa
de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, levantaré yo sobre vosotros a una
nación que os oprimirá desde la entrada de Hamat hasta el arroyo del Arabá.
Tres
visiones de destrucción
AMÓS 7
1 Así me ha mostrado
Jehová el Señor:
He aquí, él criaba
langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío
después de las siegas del rey.
2 Y aconteció que cuando
acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije:
Señor Jehová, perdona
ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño.
3 Se arrepintió Jehová de
esto:
No será, dijo Jehová.
4 Jehová el Señor me
mostró así:
He aquí, Jehová el Señor
llamaba para juzgar con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte
de la tierra.
5 Y dije:
Señor Jehová, cesa ahora;
¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño.
6 Se arrepintió Jehová de
esto:
No será esto tampoco,
dijo Jehová el Señor.
7 Me enseñó así:
He aquí el Señor estaba
sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil.
8 Jehová entonces me dijo:
¿Qué ves, Amós? Y dije:
Una plomada de albañil. Y
el Señor dijo:
He aquí, yo pongo plomada
de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más.
9 Los lugares altos de
Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel serán asolados, y me
levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam.
Amós y
Amasías
10 Entonces el sacerdote
Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel:
Amós se ha levantado
contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus
palabras.
11 Porque así ha dicho
Amós:
Jeroboam morirá a espada,
e Israel será llevado de su tierra en cautiverio.
12 Y Amasías dijo a Amós:
Vidente, vete, huye a
tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá;
13 y no profetices más en
Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino.
14 Entonces respondió
Amós, y dijo a Amasías:
No soy profeta, ni soy
hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres.
15 Y Jehová me tomó de
detrás del ganado, y me dijo:
Ve y profetiza a mi
pueblo Israel.
16 Ahora, pues, oye
palabra de Jehová. Tú dices:
No profetices contra
Israel, ni hables contra la casa de Isaac.
17 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
Tu mujer será ramera en
medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será
repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado
cautivo lejos de su tierra.
El
canastillo de fruta de verano
AMÓS 8
1 Así me ha mostrado
Jehová el Señor:
He aquí un canastillo de
fruta de verano.
2 Y dijo:
¿Qué ves, Amós? Y
respondí:
Un canastillo de fruta de
verano. Y me dijo Jehová:
Ha venido el fin sobre mi
pueblo Israel; no lo toleraré más.
3 Y los cantores del
templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos
muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.
El
juicio sobre Israel se acerca
4 Oíd esto, los que
explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra,
5 diciendo:
¿Cuándo pasará el mes, y
venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y
achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la
balanza,
6 para comprar los pobres
por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos
del trigo?
7 Jehová juró por la
gloria de Jacob:
No me olvidaré jamás de
todas sus obras.
8 ¿No se estremecerá la
tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río,
y crecerá y mermará como el río de Egipto.
9 Acontecerá en aquel día,
dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de
tinieblas la tierra en el día claro.
10 Y cambiaré vuestras
fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner
cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto
de unigénito, y su postrimería como día amargo.
11 He aquí vienen días,
dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de
pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.
12 E irán errantes de mar
a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y
no la hallarán.
13 En aquel tiempo las
doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.
14 Los que juran por el
pecado de Samaria, y dicen:
Por tu Dios, oh Dan, y:
Por el camino de Beerseba,
caerán, y nunca más se levantarán.
Los
juicios de Jehová son ineludibles
AMÓS 9
1 Vi al Señor que estaba
sobre el altar, y dijo:
Derriba el capitel, y
estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al
postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien
escape.
2 Aunque cavasen hasta el
Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los
haré descender.
3 Si se escondieren en la
cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de
delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los
morderá.
4 Y si fueren en
cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y
pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.
5 El Señor, Jehová de los
ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en
ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto.
6 El edificó en el cielo
sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas
del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre.
7 Hijos de Israel, ¿no me
sois vosotros como hijos de etíopes, dice Jehová? ¿No hice yo subir a Israel de
la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos?
8 He aquí los ojos de
Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la
tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.
9 Porque he aquí yo
mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones,
como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra.
10 A espada morirán todos
los pecadores de mi pueblo, que dicen:
No se acercará, ni nos
alcanzará el mal.
Restauración futura de Israel
11 En aquel día yo
levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus
ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;
12 para que aquellos sobre
los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las
naciones, dice Jehová que hace esto.
13 He aquí vienen días,
dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al
que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se
derretirán.
14 Y traeré del cautiverio
a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán;
plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto
de ellos.
15 Pues los plantaré sobre
su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho
Jehová Dios tuyo.
ABDÍAS
La
humillación de Edom
ABDÍAS
1
1 Visión de Abdías.
Jehová el Señor ha dicho
así en cuanto a Edom:
Hemos oído el pregón de
Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos
contra este pueblo en batalla.
2 He aquí, pequeño te he
hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera.
3 La soberbia de tu
corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu
altísima morada; que dices en tu corazón:
¿Quién me derribará a
tierra?
4 Si te remontares como
águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice
Jehová.
5 Si ladrones vinieran a
ti, o robadores de noche (¡cómo has sido destruido!), ¿no hurtarían lo que les
bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algún rebusco?
6 ¡Cómo fueron
escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados.
7 Todos tus aliados te han
engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo
prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no
hay en ello entendimiento.
8 ¿No haré que perezcan en
aquel día, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú?
9 Y tus valientes, oh
Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del monte de Esaú por
el estrago.
10 Por la injuria a tu
hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre.
11 El día que estando tú
delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus
puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos.
12 Pues no debiste tú
haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no
debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni
debiste haberte jactado en el día de la angustia.
13 No debiste haber
entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no
debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a
sus bienes en el día de su calamidad.
14 Tampoco debiste haberte
parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste
haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.
La
exaltación de Israel
15 Porque cercano está el
día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu
recompensa volverá sobre tu cabeza.
16 De la manera que
vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones;
beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.
17 Mas en el monte de Sion
habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus
posesiones.
18 La casa de Jacob será
fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y
los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha
dicho.
19 Y los del Neguev
poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también
los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad.
20 Y los cautivos de este
ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los
cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev.
21 Y subirán salvadores al
monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.
JONÁS
Jonás
huye de Jehová
JONÁS 1
1 Vino palabra de Jehová a
Jonás hijo de Amitai, diciendo:
2 Levántate y ve a
Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad
delante de mí.
3 Y Jonás se levantó para
huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave
que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a
Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.
4 Pero Jehová hizo
levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que
se pensó que se partiría la nave.
5 Y los marineros tuvieron
miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en
la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la
nave, y se había echado a dormir.
6 Y el patrón de la nave
se le acercó y le dijo:
¿Qué tienes, dormilón?
Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no
pereceremos.
7 Y dijeron cada uno a su
compañero:
Venid y echemos suertes,
para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y
la suerte cayó sobre Jonás.
8 Entonces le dijeron
ellos:
Decláranos ahora por qué
nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu
tierra, y de qué pueblo eres?
9 Y él les respondió:
Soy hebreo, y temo a
Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.
10 Y aquellos hombres
temieron sobremanera, y le dijeron:
¿Por qué has hecho esto?
Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había
declarado.
11 Y le dijeron:
¿Qué haremos contigo para
que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.
12 El les respondió:
Tomadme y echadme al mar,
y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran
tempestad sobre vosotros.
13 Y aquellos hombres
trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se
iba embraveciendo más y más contra ellos.
14 Entonces clamaron a
Jehová y dijeron:
Te rogamos ahora, Jehová,
que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros
la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido.
15 Y tomaron a Jonás, y lo
echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.
16 Y temieron aquellos
hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron
votos.
17 Pero Jehová tenía
preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez
tres días y tres noches.
Oración
de Jonás
JONÁS 2
1 Entonces oró Jonás a
Jehová su Dios desde el vientre del pez,
2 y dijo:
Invoqué en mi angustia a
Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol
clamé,
Y mi voz oíste.
3 Me echaste a lo
profundo, en medio de los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas
pasaron sobre mí.
4 Entonces dije:
Desechado soy de delante
de tus ojos;
Mas aún veré tu santo
templo.
5 Las aguas me rodearon
hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi
cabeza.
6 Descendí a los cimientos
de los montes;
La tierra echó sus
cerrojos sobre mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de
la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma
desfallecía en mí, me acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta
ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades
ilusorias,
Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de
alabanza te ofreceré sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
10 Y mandó Jehová al pez,
y vomitó a Jonás en tierra.
Nínive
se arrepiente
JONÁS 3
1 Vino palabra de Jehová
por segunda vez a Jonás, diciendo:
2 Levántate y ve a
Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
3 Y se levantó Jonás, y
fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en
extremo, de tres días de camino.
4 Y comenzó Jonás a entrar
por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo:
De aquí a cuarenta días
Nínive será destruida.
5 Y los hombres de Nínive
creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor
hasta el menor de ellos.
6 Y llegó la noticia hasta
el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se
cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
7 E hizo proclamar y
anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo:
Hombres y animales,
bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;
8 sino cúbranse de cilicio
hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su
mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.
9 ¿Quién sabe si se
volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no
pereceremos?
10 Y vio Dios lo que
hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que
había dicho que les haría, y no lo hizo.
El
enojo de Jonás
JONÁS 4
1 Pero Jonás se
apesadumbró en extremo, y se enojó.
2 Y oró a Jehová y dijo:
Ahora, oh Jehová, ¿no es
esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a
Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte,
y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.
3 Ahora pues, oh Jehová,
te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.
4 Y Jehová le dijo:
¿Haces tú bien en
enojarte tanto?
5 Y salió Jonás de la
ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y
se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.
6 Y preparó Jehová Dios
una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su
cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la
calabacera.
7 Pero al venir el alba
del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se
secó.
8 Y aconteció que al salir
el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la
cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo:
Mejor sería para mí la
muerte que la vida.
9 Entonces dijo Dios a
Jonás:
¿Tanto te enojas por la
calabacera? Y él respondió:
Mucho me enojo, hasta la
muerte.
10 Y dijo Jehová:
Tuviste tú lástima de la
calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de
una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.
11 ¿Y no tendré yo piedad
de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que
no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
MIQUEAS
Lamento
sobre Samaria y Jerusalén
MIQUEAS
1
1 Palabra de Jehová que
vino a Miqueas de Moreset en días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo
que vio sobre Samaria y Jerusalén.
2 Oíd, pueblos todos; está
atenta, tierra, y cuanto hay en ti; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo
templo, sea testigo contra vosotros.
3 Porque he aquí, Jehová
sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra.
4 Y se derretirán los
montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego,
como las aguas que corren por un precipicio.
5 Todo esto por la
rebelión de Jacob, y por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebelión
de Jacob? ¿No es Samaria? ¿Y cuáles son los lugares altos de Judá? ¿No es
Jerusalén?
6 Haré, pues, de Samaria
montones de ruinas, y tierra para plantar viñas; y derramaré sus piedras por el
valle, y descubriré sus cimientos.
7 Y todas sus estatuas
serán despedazadas, y todos sus dones serán quemados en fuego, y asolaré todos
sus ídolos; porque de dones de rameras los juntó, y a dones de rameras volverán.
8 Por esto lamentaré y
aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré aullido como de chacales, y lamento
como de avestruces.
9 Porque su llaga es
dolorosa, y llegó hasta Judá; llegó hasta la puerta de mi pueblo, hasta
Jerusalén.
10 No lo digáis en Gat, ni
lloréis mucho; revuélcate en el polvo de Bet-le-afra.
11 Pásate, oh morador de
Safir, desnudo y con vergüenza; el morador de Zaanán no sale; el llanto de
Betesel os quitará su apoyo.
12 Porque los moradores de
Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había
descendido hasta la puerta de Jerusalén.
13 Uncid al carro bestias
veloces, oh moradores de Laquis, que fuisteis principio de pecado a la hija de
Sion; porque en vosotros se hallaron las rebeliones de Israel.
14 Por tanto, vosotros
daréis dones a Moreset-gat; las casas de Aczib serán para engaño a los reyes de
Israel.
15 Aun os traeré nuevo
poseedor, oh moradores de Maresa; la flor de Israel huirá hasta Adulam.
16 Ráete y trasquílate por
los hijos de tus delicias; hazte calvo como águila, porque en cautiverio se
fueron de ti.
¡Ay de
los que oprimen a los pobres!
MIQUEAS
2
1 ¡Ay de los que en sus
camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan,
porque tienen en su mano el poder! 2 Codician las heredades, y las roban; y
casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.
3 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
He aquí, yo pienso contra
esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos;
porque el tiempo será malo.
4 En aquel tiempo
levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo:
Del todo fuimos
destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros
campos! Los dio y los repartió a otros.
5 Por tanto, no habrá
quien a suerte reparta heredades en la congregación de Jehová.
6 No profeticéis, dicen a
los que profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza.
7 Tú que te dices casa de
Jacob, ¿se ha acortado el Espíritu de Jehová? ¿Son estas sus obras? ¿No hacen
mis palabras bien al que camina rectamente?
8 El que ayer era mi
pueblo, se ha levantado como enemigo; de sobre el vestido quitasteis las capas
atrevidamente a los que pasaban, como adversarios de guerra.
9 A las mujeres de mi
pueblo echasteis fuera de las casas que eran su delicia; a sus niños quitasteis
mi perpetua alabanza.
10 Levantaos y andad,
porque no es este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido
grandemente.
11 Si alguno andando con
espíritu de falsedad mintiere diciendo:
Yo te profetizaré de vino
y de sidra; este tal será el profeta de este pueblo.
12 De cierto te juntaré
todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas
de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de
hombres.
13 Subirá el que abre
caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por
ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.
Acusación contra los dirigentes de Israel
MIQUEAS
3
1 Dije:
Oíd ahora, príncipes de
Jacob, y jefes de la casa de Israel:
¿No concierne a vosotros
saber lo que es justo?
2 Vosotros que aborrecéis
lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los
huesos;
3 que coméis asimismo la
carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis
los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla.
4 Entonces clamaréis a
Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel
tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.
5 Así ha dicho Jehová
acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman:
Paz, cuando tienen algo
que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él:
6 Por tanto, de la
profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se
pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos.
7 Y serán avergonzados los
profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios,
porque no hay respuesta de Dios.
8 Mas yo estoy lleno de
poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su
rebelión, y a Israel su pecado.
9 Oíd ahora esto, jefes de
la casa de Jacob, y capitanes de la casa de Israel, que abomináis el juicio, y
pervertís todo el derecho;
10 que edificáis a Sion
con sangre, y a Jerusalén con injusticia.
11 Sus jefes juzgan por
cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por
dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo:
¿No está Jehová entre
nosotros? No vendrá mal sobre nosotros.
12 Por tanto, a causa de
vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de
ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque.
Reinado
universal de Jehová
(Is.2.1-4)
MIQUEAS
4
1 Acontecerá en los
postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por
cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos.
2 Vendrán muchas naciones,
y dirán:
Venid, y subamos al monte
de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y
andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra de Jehová.
3 Y él juzgará entre
muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán
sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación
contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.
4 Y se sentará cada uno
debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque
la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.
5 Aunque todos los pueblos
anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre
de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.
Israel
será redimido del cautiverio
6 En aquel día, dice
Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí;
7 y pondré a la coja como
remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos
en el monte de Sion desde ahora y para siempre.
8 Y tú, oh torre del
rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta ti vendrá el señorío primero, el
reino de la hija de Jerusalén.
9 Ahora, ¿por qué gritas
tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de
mujer de parto?
10 Duélete y gime, hija de
Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás
en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá
Jehová de la mano de tus enemigos.
11 Pero ahora se han
juntado muchas naciones contra ti, y dicen:
Sea profanada, y vean
nuestros ojos su deseo en Sion.
12 Mas ellos no conocieron
los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó
como gavillas en la era.
13 Levántate y trilla,
hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y
desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas
al Señor de toda la tierra.
El
reinado del libertador desde Belén
MIQUEAS
5
1 Rodéate ahora de muros,
hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de
Israel.
2 Pero tú, Belén Efrata,
pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor
en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
3 Pero los dejará hasta el
tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de sus hermanos se
volverá con los hijos de Israel.
4 Y él estará, y
apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y
morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.
5 Y éste será nuestra paz.
Cuando el asirio viniere a nuestra tierra, y cuando hollare nuestros palacios,
entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales;
6 y devastarán la tierra
de Asiria a espada, y con sus espadas la tierra de Nimrod; y nos librará del
asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros confines.
7 El remanente de Jacob
será en medio de muchos pueblos como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre
la hierba, las cuales no esperan a varón, ni aguardan a hijos de hombres.
8 Asimismo el remanente de
Jacob será entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre
las bestias de la selva, como el cachorro del león entre las manadas de las
ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.
9 Tu mano se alzará sobre
tus enemigos, y todos tus adversarios serán destruidos.
10 Acontecerá en aquel
día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir
tus carros.
11 Haré también destruir
las ciudades de tu tierra, y arruinaré todas tus fortalezas.
12 Asimismo destruiré de
tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros.
13 Y haré destruir tus
esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás a la obra
de tus manos.
14 Arrancaré tus imágenes
de Asera de en medio de ti, y destruiré tus ciudades;
15 y con ira y con furor
haré venganza en las naciones que no obedecieron.
Controversia de Jehová contra Israel
MIQUEAS
6
1 Oíd ahora lo que dice
Jehová:
Levántate, contiende
contra los montes, y oigan los collados tu voz.
2 Oíd, montes, y fuertes
cimientos de la tierra, el pleito de Jehová; porque Jehová tiene pleito con su
pueblo, y altercará con Israel.
3 Pueblo mío, ¿qué te he
hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí.
4 Porque yo te hice subir
de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante
de ti a Moisés, a Aarón y a María.
5 Pueblo mío, acuérdate
ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor,
desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová.
Lo que
pide Jehová
6 ¿Con qué me presentaré
ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos,
con becerros de un año?
7 ¿Se agradará Jehová de
millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por
mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?
8 Oh hombre, él te ha
declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti:
solamente hacer justicia,
y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
9 La voz de Jehová clama a
la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo
establece.
10 ¿Hay aún en casa del
impío tesoros de impiedad, y medida escasa que es detestable?
11 ¿Daré por inocente al
que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?
12 Sus ricos se colmaron
de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca.
13 Por eso yo también te
hice enflaquecer hiriéndote, asolándote por tus pecados.
14 Comerás, y no te
saciarás, y tu abatimiento estará en medio de ti; recogerás, mas no salvarás, y
lo que salvares, lo entregaré yo a la espada.
15 Sembrarás, mas no
segarás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; y mosto, mas no
beberás el vino.
16 Porque los mandamientos
de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de
ellos anduvisteis, para que yo te pusiese en asolamiento, y tus moradores para
burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo.
Corrupción moral de Israel
MIQUEAS
7
1 ¡Ay de mí! porque estoy
como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado
después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros
frutos.
2 Faltó el misericordioso
de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre;
cada cual arma red a su hermano.
3 Para completar la maldad
con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande
habla el antojo de su alma, y lo confirman.
4 El mejor de ellos es
como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene, el que
anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión.
5 No creáis en amigo, ni
confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.
6 Porque el hijo deshonra
al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los
enemigos del hombre son los de su casa.
7 Mas yo a Jehová miraré,
esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
Jehová
trae luz y libertad
8 Tú, enemiga mía, no te
alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová
será mi luz.
9 La ira de Jehová
soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia;
él me sacará a luz; veré su justicia.
10 Y mi enemiga lo verá, y
la cubrirá vergüenza; la que me decía:
¿Dónde está Jehová tu
Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles.
11 Viene el día en que se
edificarán tus muros; aquel día se extenderán los límites.
12 En ese día vendrán
hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades
fortificadas hasta el Río, y de mar a mar, y de monte a monte.
13 Y será asolada la
tierra a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras.
Compasión de Jehová por Israel
14 Apacienta tu pueblo con
tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en campo
fértil; busque pasto en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.
15 Yo les mostraré
maravillas como el día que saliste de Egipto.
16 Las naciones verán, y
se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán
sus oídos.
17 Lamerán el polvo como
la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se
volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti.
18 ¿Qué Dios como tú, que
perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo
para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
19 El volverá a tener
misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo
profundo del mar todos nuestros pecados.
20 Cumplirás la verdad a
Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos
antiguos.
NAHUM
La
ira vengadora de Dios
NAHUM 1
1 Profecía sobre Nínive.
Libro de la visión de Nahum de Elcos.
2 Jehová es Dios celoso y
vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus
adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.
3 Jehová es tardo para la
ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la
tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.
4 El amenaza al mar, y lo
hace secar, y angosta todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la
flor del Líbano fue destruida.
5 Los montes tiemblan
delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia,
y el mundo, y todos los que en él habitan.
6 ¿Quién permanecerá
delante de su ira? ¿y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se
derrama como fuego, y por él se hienden las peñas.
7 Jehová es bueno,
fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían.
8 Mas con inundación
impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos.
9 ¿Qué pensáis contra
Jehová? El hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos.
10 Aunque sean como
espinos entretejidos, y estén empapados en su embriaguez, serán consumidos como
hojarasca completamente seca.
11 De ti salió el que
imaginó mal contra Jehová, un consejero perverso.
12 Así ha dicho Jehová:
Aunque reposo tengan, y
sean tantos, aun así serán talados, y él pasará. Bastante te he afligido; no te
afligiré ya más.
13 Porque ahora quebraré
su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas.
14 Mas acerca de ti
mandará Jehová, que no quede ni memoria de tu nombre; de la casa de tu dios
destruiré escultura y estatua de fundición; allí pondré tu sepulcro, porque
fuiste vil.
Anuncio
de la caída de Nínive
15 He aquí sobre los
montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh
Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el
malvado; pereció del todo.
NAHUM 2
1 Subió destruidor contra
ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu
poder.
2 Porque Jehová restaurará
la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque saqueadores los saquearon, y
estropearon sus mugrones.
3 El escudo de sus
valientes estará enrojecido, los varones de su ejército vestidos de grana; el
carro como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas.
4 Los carros se
precipitarán a las plazas, con estruendo rodarán por las calles; su aspecto será
como antorchas encendidas, correrán como relámpagos.
5 Se acordará él de sus
valientes; se atropellarán en su marcha; se apresurarán a su muro, y la defensa
se preparará.
6 Las puertas de los ríos
se abrirán, y el palacio será destruido.
7 Y la reina será cautiva;
mandarán que suba, y sus criadas la llevarán gimiendo como palomas, golpeándose
sus pechos.
8 Fue Nínive de tiempo
antiguo como estanque de aguas; pero ellos huyen. Dicen:
¡Deteneos, deteneos!;
pero ninguno mira.
9 Saquead plata, saquead
oro; no hay fin de las riquezas y suntuosidad de toda clase de efectos
codiciables.
10 Vacía, agotada y
desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las
entrañas, rostros demudados.
11 ¿Qué es de la guarida
de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía
el león y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los espantase?
12 El león arrebataba en
abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y llenaba de presa sus
cavernas, y de robo sus guaridas.
Destrucción total de Nínive
13 Heme aquí contra ti,
dice Jehová de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada
devorará tus leoncillos; y cortaré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá la
voz de tus mensajeros.
NAHUM 3
1 ¡Ay de ti, ciudad
sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! 2
Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que
salta;
3 jinete enhiesto, y
resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud
de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán,
4 a causa de la multitud
de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que
seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos.
5 Heme aquí contra ti,
dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a
las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza.
6 Y echaré sobre ti
inmundicias, y te afrentaré, y te pondré como estiércol.
7 Todos los que te vieren
se apartarán de ti, y dirán:
Nínive es asolada; ¿quién
se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?
8 ¿Eres tú mejor que
Tebas, que estaba asentada junto al Nilo, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el
mar, y aguas por muro?
9 Etiopía era su
fortaleza, también Egipto, y eso sin límite; Fut y Libia fueron sus ayudadores.
10 Sin embargo ella fue
llevada en cautiverio; también sus pequeños fueron estrellados en las
encrucijadas de todas las calles, y sobre sus varones echaron suertes, y todos
sus grandes fueron aprisionados con grillos.
11 Tú también serás
embriagada, y serás encerrada; tú también buscarás refugio a causa del enemigo.
12 Todas tus fortalezas
serán cual higueras con brevas, que si las sacuden, caen en la boca del que las
ha de comer.
13 He aquí, tu pueblo será
como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a
tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos.
14 Provéete de agua para
el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, refuerza el
horno.
15 Allí te consumirá el
fuego, te talará la espada, te devorará como pulgón; multiplícate como langosta,
multiplícate como el langostón.
16 Multiplicaste tus
mercaderes más que las estrellas del cielo; la langosta hizo presa, y voló.
17 Tus príncipes serán
como langostas, y tus grandes como nubes de langostas que se sientan en vallados
en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce el lugar donde están.
18 Durmieron tus pastores,
oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes,
y no hay quien lo junte.
19 No hay medicina para tu
quebradura; tu herida es incurable; todos los que oigan tu fama batirán las
manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?
HABACUC
Habacuc
se queja de injusticia
HABACUC
1
1 La profecía que vio el
profeta Habacuc.
2 ¿Hasta cuándo, oh
Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no
salvarás?
3 ¿Por qué me haces ver
iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de
mí, y pleito y contienda se levantan.
4 Por lo cual la ley es
debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al
justo, por eso sale torcida la justicia.
Los
caldeos castigarán a Judá
5 Mirad entre las
naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun
cuando se os contare, no la creeréis.
6 Porque he aquí, yo
levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la
tierra para poseer las moradas ajenas.
7 Formidable es y
terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad.
8 Sus caballos serán más
ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se
multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se
apresuran a devorar.
9 Toda ella vendrá a la
presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena.
10 Escarnecerá a los
reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará
terraplén y la tomará.
11 Luego pasará como el
huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.
Protesta de Habacuc
12 ¿No eres tú desde el
principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio
lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.
13 Muy limpio eres de ojos
para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores,
y callas cuando destruye el impío al más justo que él,
14 y haces que sean los
hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne?
15 Sacará a todos con
anzuelo, los recogerá con su red, y los juntará en sus mallas; por lo cual se
alegrará y se regocijará.
16 Por esto hará
sacrificios a su red, y ofrecerá sahumerios a sus mallas; porque con ellas
engordó su porción, y engrasó su comida.
17 ¿Vaciará por eso su
red, y no tendrá piedad de aniquilar naciones continuamente?
Jehová
responde a Habacuc
HABACUC
2
1 Sobre mi guarda estaré,
y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué
he de responder tocante a mi queja.
2 Y Jehová me respondió, y
dijo:
Escribe la visión, y
declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella.
3 Aunque la visión tardará
aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare,
espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
4 He aquí que aquel cuya
alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
5 Y también, el que es
dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como
el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí
todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos.
Ayes
contra los injustos
6 ¿No han de levantar
todos éstos refrán sobre él, y sarcasmos contra él? Dirán:
¡Ay del que multiplicó lo
que no era suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular sobre sí prenda tras prenda?
7 ¿No se levantarán de
repente tus deudores, y se despertarán los que te harán temblar, y serás despojo
para ellos?
8 Por cuanto tú has
despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de
la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de
todos los que habitan en ellas.
9 ¡Ay del que codicia
injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del
poder del mal! 10 Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos
pueblos, y has pecado contra tu vida.
11 Porque la piedra
clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
12 ¡Ay del que edifica la
ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! 13 ¿No es esto de
Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las
naciones se fatigarán en vano.
14 Porque la tierra será
llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.
15 ¡Ay del que da de beber
a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su
desnudez! 16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y
serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y
vómito de afrenta sobre tu gloria.
17 Porque la rapiña del
Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará, a causa de
la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de las ciudades y de todos
los que en ellas habitaban.
18 ¿De qué sirve la
escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña
mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?
19 ¡Ay del que dice al
palo:
Despiértate; y a la
piedra muda:
Levántate! ¿Podrá él
enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él.
20 Mas Jehová está en su
santo templo; calle delante de él toda la tierra.
Oración
de Habacuc
HABACUC
3
1 Oración del profeta
Habacuc, sobre Sigionot.
2 Oh Jehová, he oído tu
palabra, y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra
en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos
hazla conocer;
En la ira acuérdate
2 de la misericordia.
3 Dios vendrá de Temán,
Y el Santo desde el monte
de Parán. Selah
Su gloria cubrió los
cielos,
Y la tierra se llenó de su
alabanza.
4 Y el resplandor fue como
la luz;
Rayos brillantes salían de
su mano,
Y allí estaba escondido su
poder.
5 Delante de su rostro iba
mortandad,
Y a sus pies salían
carbones encendidos.
6 Se levantó, y midió la
tierra;
Miró, e hizo temblar las
gentes;
Los montes antiguos fueron
desmenuzados,
Los collados antiguos se
humillaron.
Sus caminos son eternos.
7 He visto las tiendas de
Cusán en aflicción;
Las tiendas de la tierra
de Madián temblaron.
8 ¿Te airaste, oh Jehová,
contra los ríos?
¿Contra los ríos te
airaste?
¿Fue tu ira contra el mar
Cuando montaste en tus
caballos,
Y en tus carros de
victoria?
9 Se descubrió enteramente
tu arco;
Los juramentos a las
tribus fueron palabra segura. Selah
Hendiste la tierra con
ríos.
10 Te vieron y tuvieron
temor los montes;
Pasó la inundación de las
aguas;
El abismo dio su voz,
A lo alto alzó sus manos.
11 El sol y la luna se
pararon en su lugar;
A la luz de tus saetas
anduvieron,
Y al resplandor de tu
fulgente lanza.
12 Con ira hollaste la
tierra,
Con furor trillaste las
naciones.
13 Saliste para socorrer a
tu pueblo,
Para socorrer a tu ungido.
Traspasaste la cabeza de
la casa del impío,
Descubriendo el cimiento
hasta la roca. Selah
14 Horadaste con sus
propios dardos las cabezas de sus guerreros,
Que como tempestad
acometieron para dispersarme,
Cuyo regocijo era como
para devorar al pobre encubiertamente.
15 Caminaste en el mar con
tus caballos,
Sobre la mole de las
grandes aguas.
16 Oí, y se conmovieron
mis entrañas;
A la voz temblaron mis
labios;
Pudrición entró en mis
huesos, y dentro de mí me estremecí;
Si bien estaré quieto en
el día de la angustia,
Cuando suba al pueblo el
que lo invadirá con sus tropas.
17 Aunque la higuera no
florezca,
Ni en las vides haya
frutos,
Aunque falte el producto
del olivo,
Y los labrados
2 no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas
de la majada,
Y no haya vacas en los
corrales;
18 Con todo, yo me
alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de
mi salvación.
19 Jehová el Señor es mi
fortaleza,
El cual hace mis pies como
de ciervas,
Y en mis alturas me hace
andar.
Al jefe de los cantores,
sobre mis instrumentos de cuerdas.
SOFONÍAS
El
día de la ira de Jehová
SOFONÍAS 1
1 Palabra de Jehová que
vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de
Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá.
2 Destruiré por completo
todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.
3 Destruiré los hombres y
las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los
impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.
4 Extenderé mi mano sobre
Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los
restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes;
5 y a los que sobre los
terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por
Jehová y jurando por Milcom;
6 y a los que se apartan
de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni le consultaron.
7 Calla en la presencia de
Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha
preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados.
8 Y en el día del
sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos
los que visten vestido extranjero.
9 Asimismo castigaré en
aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus
señores de robo y de engaño.
10 Y habrá en aquel día,
dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la
segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados.
11 Aullad, habitantes de
Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los
que traían dinero.
12 Acontecerá en aquel
tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres
que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón:
Jehová ni hará bien ni
hará mal.
13 Por tanto, serán
saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las
habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas.
14 Cercano está el día
grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová;
gritará allí el valiente.
15 Día de ira aquel día,
día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla
y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento,
16 día de trompeta y de
algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.
17 Y atribularé a los
hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de
ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.
18 Ni su plata ni su oro
podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será
consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada
hará de todos los habitantes de la tierra.
Juicios
contra las naciones vecinas
SOFONÍAS 2
1 Congregaos y meditad, oh
nación sin pudor,
2 antes que tenga efecto
el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el
furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre
vosotros.
3 Buscad a Jehová todos
los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad
justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de
Jehová.
4 Porque Gaza será
desamparada, y Ascalón asolada; saquearán a Asdod en pleno día, y Ecrón será
desarraigada.
5 ¡Ay de los que moran en
la costa del mar, del pueblo de los cereteos! La palabra de Jehová es contra
vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos, y te haré destruir hasta no dejar
morador.
6 Y será la costa del mar
praderas para pastores, y corrales de ovejas.
7 Será aquel lugar para el
remanente de la casa de Judá; allí apacentarán; en las casas de Ascalón dormirán
de noche; porque Jehová su Dios los visitará, y levantará su cautiverio.
8 Yo he oído las afrentas
de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y
se engrandecieron sobre su territorio.
9 Por tanto, vivo yo, dice
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos
de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo;
el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los
heredará.
10 Esto les vendrá por su
soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo de Jehová de
los ejércitos.
11 Terrible será Jehová
contra ellos, porque destruirá a todos los dioses de la tierra, y desde sus
lugares se inclinarán a él todas las tierras de las naciones.
12 También vosotros los de
Etiopía seréis muertos con mi espada.
13 Y extenderá su mano
sobre el norte, y destruirá a Asiria, y convertirá a Nínive en asolamiento y en
sequedal como un desierto.
14 Rebaños de ganado harán
en ella majada, todas las bestias del campo; el pelícano también y el erizo
dormirán en sus dinteles; su voz cantará en las ventanas; habrá desolación en
las puertas, porque su enmaderamiento de cedro será descubierto.
15 Esta es la ciudad
alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón:
Yo, y no más. ¡Cómo fue
asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pasare junto a ella, se burlará
y sacudirá su mano.
El
pecado de Jerusalén, y su redención
SOFONÍAS 3
1 ¡Ay de la ciudad rebelde
y contaminada y opresora! 2 No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no
confió en Jehová, no se acercó a su Dios.
3 Sus príncipes en medio
de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso
para la mañana.
4 Sus profetas son
livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario,
falsearon la ley.
5 Jehová en medio de ella
es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará;
pero el perverso no conoce la vergüenza.
6 Hice destruir naciones;
sus habitaciones están asoladas; hice desiertas sus calles, hasta no quedar
quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar
habitante.
7 Dije:
Ciertamente me temerá;
recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo
cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos.
8 Por tanto, esperadme,
dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación
es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo,
todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra.
9 En aquel tiempo
devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre
de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento.
10 De la región más allá
de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi
ofrenda.
11 En aquel día no serás
avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque
entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca
más te ensoberbecerás en mi santo monte.
12 Y dejaré en medio de ti
un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová.
13 El remanente de Israel
no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua
engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los
atemorice.
14 Canta, oh hija de Sion;
da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de
Jerusalén.
15 Jehová ha apartado tus
juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti;
nunca más verás el mal.
16 En aquel tiempo se dirá
a Jerusalén:
No temas; Sion, no se
debiliten tus manos.
17 Jehová está en medio de
ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se
regocijará sobre ti con cánticos.
18 Reuniré a los
fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de
ella era una carga.
19 He aquí, en aquel
tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré
la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra.
20 En aquel tiempo yo os
traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para
alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio
delante de vuestros ojos, dice Jehová.
HAGEO
Exhortación a edificar el templo
HAGEO 1
1 En el año segundo del
rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por
medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a
Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:
2 Así ha hablado Jehová
de los ejércitos, diciendo:
Este pueblo dice:
No ha llegado aún el
tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
3 Entonces vino palabra de
Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
4 ¿Es para vosotros
tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa
está desierta?
5 Pues así ha dicho Jehová
de los ejércitos:
Meditad bien sobre
vuestros caminos.
6 Sembráis mucho, y
recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os
vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco
roto.
7 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Meditad sobre vuestros
caminos.
8 Subid al monte, y traed
madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado,
ha dicho Jehová.
9 Buscáis mucho, y halláis
poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová
de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre
a su propia casa.
10 Por eso se detuvo de
los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
11 Y llamé la sequía sobre
esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite,
sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y
sobre todo trabajo de manos.
12 Y oyó Zorobabel hijo de
Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo,
la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había
enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.
13 Entonces Hageo, enviado
de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo:
Yo estoy con vosotros,
dice Jehová.
14 Y despertó Jehová el
espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de
Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del
pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
15 en el día veinticuatro
del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
La
gloria del nuevo templo
HAGEO 2
1 En el mes séptimo, a los
veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo,
diciendo:
2 Habla ahora a Zorobabel
hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote,
y al resto del pueblo, diciendo:
3 ¿Quién ha quedado entre
vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora?
¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
4 Pues ahora, Zorobabel,
esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo
sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad;
porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
5 Según el pacto que hice
con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de
vosotros, no temáis.
6 Porque así dice Jehová
de los ejércitos:
De aquí a poco yo haré
temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;
7 y haré temblar a todas
las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria
esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
8 Mía es la plata, y mío
es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
9 La gloria postrera de
esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré
paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
La
infidelidad del pueblo es reprendida
10 A los veinticuatro días
del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del
profeta Hageo, diciendo:
11 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Pregunta ahora a los
sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
12 Si alguno llevare
carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o
vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y
respondieron los sacerdotes y dijeron:
No.
13 Y dijo Hageo:
Si un inmundo a causa de
cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los
sacerdotes, y dijeron:
Inmunda será.
14 Y respondió Hageo y
dijo:
Así es este pueblo y esta
gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo
que aquí ofrecen es inmundo.
15 Ahora, pues, meditad en
vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra
en el templo de Jehová.
16 Antes que sucediesen
estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para
sacar cincuenta cántaros, y había veinte.
17 Os herí con viento
solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os
convertisteis a mí, dice Jehová.
18 Meditad, pues, en
vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del
noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad,
pues, en vuestro corazón.
19 ¿No está aún la
simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de
olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.
Promesa
de Jehová a Zorobabel
20 Vino por segunda vez
palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:
21 Habla a Zorobabel
gobernador de Judá, diciendo:
Yo haré temblar los
cielos y la tierra;
22 y trastornaré el trono
de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré
los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes,
cada cual por la espada de su hermano.
23 En aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío,
dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová
de los ejércitos.
ZACARÍAS
Llamamiento a volver a Jehová
ZACARÍAS 1
1 En el octavo mes del año
segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías,
hijo de Iddo, diciendo:
2 Se enojó Jehová en gran
manera contra vuestros padres.
3 Diles, pues:
Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Volveos a mí, dice Jehová
de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.
4 No seáis como vuestros
padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo:
Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Volveos ahora de vuestros
malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice
Jehová.
5 Vuestros padres, ¿dónde
están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre?
6 Pero mis palabras y mis
ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros
padres? Por eso volvieron ellos y dijeron:
Como Jehová de los
ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras
obras, así lo hizo con nosotros.
La
visión de los caballos
7 A los veinticuatro días
del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino
palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
8 Vi de noche, y he aquí
un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos
que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y
blancos.
9 Entonces dije:
¿Qué son éstos, señor
mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo:
Yo te enseñaré lo que son
éstos.
10 Y aquel varón que
estaba entre los mirtos respondió y dijo:
Estos son los que Jehová
ha enviado a recorrer la tierra.
11 Y ellos hablaron a
aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron:
Hemos recorrido la
tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
12 Respondió el ángel de
Jehová y dijo:
Oh Jehová de los
ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de
Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?
13 Y Jehová respondió
buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo.
14 Y me dijo el ángel que
hablaba conmigo:
Clama diciendo:
Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Celé con gran celo a
Jerusalén y a Sion.
15 Y estoy muy airado
contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un
poco, ellos agravaron el mal.
16 Por tanto, así ha dicho
Jehová:
Yo me he vuelto a
Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los
ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén.
17 Clama aún, diciendo:
Así dice Jehová de los
ejércitos:
Aún rebosarán mis
ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá
todavía a Jerusalén.
Visión
de los cuernos y los carpinteros
18 Después alcé mis ojos y
miré, y he aquí cuatro cuernos.
19 Y dije al ángel que
hablaba conmigo:
¿Qué son éstos? Y me
respondió:
Estos son los cuernos que
dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
20 Me mostró luego Jehová
cuatro carpinteros.
21 Y yo dije:
¿Qué vienen éstos a
hacer? Y me respondió, diciendo:
Aquéllos son los cuernos
que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido
para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el
cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
Llamamiento a los cautivos
ZACARÍAS 2
1 Alcé después mis ojos y
miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.
2 Y le dije:
¿A dónde vas? Y él me
respondió:
A medir a Jerusalén, para
ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
3 Y he aquí, salía aquel
ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
4 y le dijo:
Corre, habla a este
joven, diciendo:
Sin muros será habitada
Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella.
5 Yo seré para ella, dice
Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
6 Eh, eh, huid de la
tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os
esparcí, dice Jehová.
7 Oh Sion, la que moras
con la hija de Babilonia, escápate.
8 Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos:
Tras la gloria me enviará
él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su
ojo.
9 Porque he aquí yo alzo
mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los
ejércitos me envió.
10 Canta y alégrate, hija
de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová.
11 Y se unirán muchas
naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti;
y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.
12 Y Jehová poseerá a Judá
su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.
13 Calle toda carne
delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.
Visión
del sumo sacerdote Josué
ZACARÍAS 3
1 Me mostró al sumo
sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a
su mano derecha para acusarle.
2 Y dijo Jehová a Satanás:
Jehová te reprenda, oh
Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón
arrebatado del incendio?
3 Y Josué estaba vestido
de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
4 Y habló el ángel, y
mandó a los que estaban delante de él, diciendo:
Quitadle esas vestiduras
viles. Y a él le dijo:
Mira que he quitado de ti
tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
5 Después dijo:
Pongan mitra limpia sobre
su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las
ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.
6 Y el ángel de Jehová
amonestó a Josué, diciendo:
7 Así dice Jehová de los
ejércitos:
Si anduvieres por mis
caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también
guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.
8 Escucha pues, ahora,
Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son
varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
9 Porque he aquí aquella
piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he
aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado
de la tierra en un día.
10 En aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo
de su vid y debajo de su higuera.
El
candelabro de oro y los olivos
ZACARÍAS 4
1 Volvió el ángel que
hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño.
2 Y me dijo:
¿Qué ves? Y respondí:
He mirado, y he aquí un
candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del
candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él;
3 Y junto a él dos olivos,
el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda.
4 Proseguí y hablé,
diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo:
¿Qué es esto, señor mío?
5 Y el ángel que hablaba
conmigo respondió y me dijo:
¿No sabes qué es esto? Y
dije:
No, señor mío.
6 Entonces respondió y me
habló diciendo:
Esta es palabra de Jehová
a Zorobabel, que dice:
No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
7 ¿Quién eres tú, oh gran
monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera
piedra con aclamaciones de:
Gracia, gracia a ella.
8 Vino palabra de Jehová a
mí, diciendo:
9 Las manos de Zorobabel
echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que
Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.
10 Porque los que
menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la
mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la
tierra.
11 Hablé más, y le dije:
¿Qué significan estos dos
olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?
12 Hablé aún de nuevo, y
le dije:
¿Qué significan las dos
ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
13 Y me respondió
diciendo:
¿No sabes qué es esto? Y
dije:
Señor mío, no.
14 Y él dijo:
Estos son los dos ungidos
que están delante del Señor de toda la tierra.
El
rollo volante
ZACARÍAS 5
1 De nuevo alcé mis ojos y
miré, y he aquí un rollo que volaba.
2 Y me dijo:
¿Qué ves? Y respondí:
Veo un rollo que vuela,
de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
3 Entonces me dijo:
Esta es la maldición que
sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como está de
un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está
del otro lado del rollo) será destruido.
4 Yo la he hecho salir,
dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que
jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la consumirá,
con sus maderas y sus piedras.
La
mujer en el efa
5 Y salió aquel ángel que
hablaba conmigo, y me dijo:
Alza ahora tus ojos, y
mira qué es esto que sale.
6 Y dije:
¿Qué es? Y él dijo:
Este es un efa que sale.
Además dijo:
Esta es la iniquidad de
ellos en toda la tierra.
7 Y he aquí, levantaron la
tapa de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa.
8 Y él dijo:
Esta es la Maldad; y la
echó dentro del efa, y echó la masa de plomo en la boca del efa.
9 Alcé luego mis ojos, y
miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían
alas como de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.
10 Dije al ángel que
hablaba conmigo:
¿A dónde llevan el efa?
11 Y él me respondió:
Para que le sea edificada
casa en tierra de Sinar; y cuando esté preparada lo pondrán sobre su base.
Los
cuatro carros
ZACARÍAS 6
1 De nuevo alcé mis ojos y
miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes
eran de bronce.
2 En el primer carro había
caballos alazanes, en el segundo carro caballos negros,
3 en el tercer carro
caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados.
4 Respondí entonces y dije
al ángel que hablaba conmigo:
Señor mío, ¿qué es esto?
5 Y el ángel me respondió
y me dijo:
Estos son los cuatro
vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de
toda la tierra.
6 El carro con los
caballos negros salía hacia la tierra del norte, y los blancos salieron tras
ellos, y los overos salieron hacia la tierra del sur.
7 Y los alazanes salieron
y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo:
Id, recorred la tierra. Y
recorrieron la tierra.
8 Luego me llamó, y me
habló diciendo:
Mira, los que salieron
hacia la tierra del norte hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del norte.
Coronación simbólica de Josué
9 Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
10 Toma de los del
cautiverio a Heldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; e
irás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías.
11 Tomarás, pues, plata y
oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo
de Josadac.
12 Y le hablarás,
diciendo:
Así ha hablado Jehová de
los ejércitos, diciendo:
He aquí el varón cuyo
nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de
Jehová.
13 El edificará el templo
de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá
sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos.
14 Las coronas servirán a
Helem, a Tobías, a Jedaías y a Hen hijo de Sofonías, como memoria en el templo
de Jehová.
15 Y los que están lejos
vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de
los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si oyereis obedientes la
voz de Jehová vuestro Dios.
El
ayuno que Dios reprueba
ZACARÍAS 7
1 Aconteció que en el año
cuarto del rey Darío vino palabra de Jehová a Zacarías, a los cuatro días del
mes noveno, que es Quisleu,
2 cuando el pueblo de Bet-el
había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de
Jehová,
3 y a hablar a los
sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas,
diciendo:
¿Lloraremos en el mes
quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
4 Vino, pues, a mí palabra
de Jehová de los ejércitos, diciendo:
5 Habla a todo el pueblo
del país, y a los sacerdotes, diciendo:
Cuando ayunasteis y
llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado
para mí?
6 Y cuando coméis y
bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?
7 ¿No son estas las
palabras que proclamó Jehová por medio de los profetas primeros, cuando
Jerusalén estaba habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el
Neguev y la Sefela estaban también habitados?
La
desobediencia, causa del cautiverio
8 Y vino palabra de Jehová
a Zacarías, diciendo:
9 Así habló Jehová de los
ejércitos, diciendo:
Juzgad conforme a la
verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;
10 no oprimáis a la viuda,
al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón
contra su hermano.
11 Pero no quisieron
escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
12 y pusieron su corazón
como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos
enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto,
gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.
13 Y aconteció que así
como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice
Jehová de los ejércitos;
14 sino que los esparcí
con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue
desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en
desierto la tierra deseable.
Promesa
de la restauración de Jerusalén
ZACARÍAS 8
1 Vino a mí palabra de
Jehová de los ejércitos, diciendo:
2 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Celé a Sion con gran
celo, y con gran ira la celé.
3 Así dice Jehová:
Yo he restaurado a Sion,
y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el
monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.
4 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Aún han de morar ancianos
y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la
multitud de los días.
5 Y las calles de la
ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.
6 Así dice Jehová de los
ejércitos:
Si esto parecerá
maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos días, ¿también
será maravilloso delante de mis ojos? dice Jehová de los ejércitos.
7 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
He aquí, yo salvo a mi
pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;
8 y los traeré, y
habitarán en medio de Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por
Dios en verdad y en justicia.
9 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Esfuércense vuestras
manos, los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas,
desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos, para
edificar el templo.
10 Porque antes de estos
días no ha habido paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que
salía ni para el que entraba, a causa del enemigo; y yo dejé a todos los hombres
cada cual contra su compañero.
11 Mas ahora no lo haré
con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de
los ejércitos.
12 Porque habrá simiente
de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán
su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.
13 Y sucederá que como
fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os
salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.
14 Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos:
Como pensé haceros mal
cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no
me arrepentí,
15 así al contrario he
pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis.
16 Estas son las cosas que
habéis de hacer:
Hablad verdad cada cual
con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras
puertas.
17 Y ninguno de vosotros
piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque
todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.
18 Vino a mí palabra de
Jehová de los ejércitos, diciendo:
19 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
El ayuno del cuarto mes,
el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán
para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues,
la verdad y la paz.
20 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
Aún vendrán pueblos, y
habitantes de muchas ciudades;
21 y vendrán los
habitantes de una ciudad a otra, y dirán:
Vamos a implorar el favor
de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré.
22 Y vendrán muchos
pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a
implorar el favor de Jehová.
23 Así ha dicho Jehová de
los ejércitos:
En aquellos días
acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a
un judío, diciendo:
Iremos con vosotros,
porque hemos oído que Dios está con vosotros.
Castigo
de las naciones vecinas
ZACARÍAS 9
1 La profecía de la
palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y sobre Damasco; porque a
Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.
2 También Hamat será
comprendida en el territorio de éste; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.
3 Bien que Tiro se edificó
fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,
4 he aquí, el Señor la
empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida de fuego.
5 Verá Ascalón, y temerá;
Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza
será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.
6 Habitará en Asdod un
extranjero, y pondré fin a la soberbia de los filisteos.
7 Quitaré la sangre de su
boca, y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente
para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.
8 Entonces acamparé
alrededor de mi casa como un guarda, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará
más sobre ellos el opresor; porque ahora miraré con mis ojos.
El
futuro rey de Sion
9 Alégrate mucho, hija de
Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y
salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
10 Y de Efraín destruiré
los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados;
y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río
hasta los fines de la tierra.
11 Y tú también por la
sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no
hay agua.
12 Volveos a la fortaleza,
oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble.
13 Porque he entesado para
mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh
Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
14 Y Jehová será visto
sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará
trompeta, e irá entre torbellinos del austro.
15 Jehová de los ejércitos
los amparará, y ellos devorarán, y hollarán las piedras de la honda, y beberán,
y harán estrépito como tomados de vino; y se llenarán como tazón, o como cuernos
del altar.
16 Y los salvará en aquel
día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema
serán enaltecidos en su tierra.
17 Porque ¡cuánta es su
bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino a las
doncellas.
Jehová
redimirá a su pueblo
ZACARÍAS 10
1 Pedid a Jehová lluvia en
la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba
verde en el campo a cada uno.
2 Porque los terafines han
dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos,
y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no
tiene pastor.
3 Contra los pastores se
ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos
visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la
guerra.
4 De él saldrá la piedra
angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo
apremiador.
5 Y serán como valientes
que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán,
porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán
avergonzados.
6 Porque yo fortaleceré la
casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos
tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su
Dios, y los oiré.
7 Y será Efraín como
valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también
verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová.
8 Yo los llamaré con un
silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como
fueron antes.
9 Bien que los esparciré
entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus
hijos, y volverán.
10 Porque yo los traeré de
la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de
Galaad y del Líbano, y no les bastará.
11 Y la tribulación pasará
por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades
del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de
Egipto.
12 Y yo los fortaleceré en
Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.
ZACARÍAS 11
1 Oh Líbano, abre tus
puertas, y consuma el fuego tus cedros.
2 Aúlla, oh ciprés, porque
el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de
Basán, porque el bosque espeso es derribado.
3 Voz de aullido de
pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros
de leones, porque la gloria del Jordán es destruida.
Los
pastores inútiles
4 Así ha dicho Jehová mi
Dios:
Apacienta las ovejas de
la matanza,
5 a las cuales matan sus
compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice:
Bendito sea Jehová,
porque he enriquecido; ni sus pastores tienen piedad de ellas.
6 Por tanto, no tendré ya
más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo
entregaré los hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y
asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.
7 Apacenté, pues, las
ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos
cayados:
al uno puse por nombre
Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas.
8 Y destruí a tres
pastores en un mes; pues mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma
de ellos me aborreció a mí.
9 Y dije:
No os apacentaré; la que
muriere, que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que
cada una coma la carne de su compañera.
10 Tomé luego mi cayado
Gracia, y lo quebré, para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos.
11 Y fue deshecho en ese
día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de
Jehová.
12 Y les dije:
Si os parece bien, dadme
mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata.
13 Y me dijo Jehová:
Echalo al tesoro;
¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y
las eché en la casa de Jehová al tesoro.
14 Quebré luego el otro
cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.
15 Y me dijo Jehová:
Toma aún los aperos de un
pastor insensato;
16 porque he aquí, yo
levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la
pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que
comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas.
17 ¡Ay del pastor inútil
que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se
secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido.
Liberación futura de Jerusalén
ZACARÍAS 12
1 Profecía de la palabra
de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y
forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:
2 He aquí yo pongo a
Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra
Judá, en el sitio contra Jerusalén.
3 Y en aquel día yo pondré
a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren
serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra
ella.
4 En aquel día, dice
Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la
casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con
ceguera.
5 Y los capitanes de Judá
dirán en su corazón:
Tienen fuerza los
habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios.
6 En aquel día pondré a
los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo
entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos
alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.
7 Y librará Jehová las
tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante
de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá.
8 En aquel día Jehová
defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel
tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová
delante de ellos.
9 Y en aquel día yo
procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.
10 Y derramaré sobre la
casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de
oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
11 En aquel día habrá gran
llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.
12 Y la tierra lamentará,
cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres
por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
13 los descendientes de la
casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y
sus mujeres por sí;
14 todos los otros
linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí.
ZACARÍAS 13
1 En aquel tiempo habrá un
manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para
la purificación del pecado y de la inmundicia.
2 Y en aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y
nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y
al espíritu de inmundicia.
3 Y acontecerá que cuando
alguno profetizare aún, le dirán su padre y su madre que lo engendraron:
No vivirás, porque has
hablado mentira en el nombre de Jehová; y su padre y su madre que lo engendraron
le traspasarán cuando profetizare.
4 Y sucederá en aquel
tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren;
ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.
5 Y dirá:
No soy profeta; labrador
soy de la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud.
6 Y le preguntarán:
¿Qué heridas son estas en
tus manos? Y él responderá:
Con ellas fui herido en
casa de mis amigos.
El
pastor de Jehová es herido
7 Levántate, oh espada,
contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los
ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi
mano contra los pequeñitos.
8 Y acontecerá en toda la
tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se
perderán; mas la tercera quedará en ella.
9 Y meteré en el fuego a
la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se
prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré:
Pueblo mío; y él dirá:
Jehová es mi Dios.
Jerusalén y las naciones
ZACARÍAS 14
1 He aquí, el día de
Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.
2 Porque yo reuniré a
todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y
serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá
en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.
3 Después saldrá Jehová y
peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
4 Y se afirmarán sus pies
en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al
oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y
hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se
apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.
5 Y huiréis al valle de
los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la
manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y
vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.
6 Y acontecerá que en ese
día no habrá luz clara, ni oscura.
7 Será un día, el cual es
conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la
tarde habrá luz.
8 Acontecerá también en
aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar
oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.
9 Y Jehová será rey sobre
toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
10 Toda la tierra se
volverá como llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén; y ésta será
enaltecida, y habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de
la puerta primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel
hasta los lagares del rey.
11 Y morarán en ella, y no
habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente.
12 Y esta será la plaga
con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén:
la carne de ellos se
corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus
ojos, y la lengua se les deshará en su boca.
13 Y acontecerá en aquel
día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de
la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.
14 Y Judá también peleará
en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor:
oro y plata, y ropas de
vestir, en gran abundancia.
15 Así también será la
plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas
las bestias que estuvieren en aquellos campamentos.
16 Y todos los que
sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en
año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los
tabernáculos.
17 Y acontecerá que los de
las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová
de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
18 Y si la familia de
Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con
que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los
tabernáculos.
19 Esta será la pena del
pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para
celebrar la fiesta de los tabernáculos.
20 En aquel día estará
grabado sobre las campanillas de los caballos:
SANTIDAD A JEHOVÁ; y las
ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar.
21 Y toda olla en
Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que
sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel
día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos.
MALAQUÍAS
Amor
de Jehová por Jacob
MALAQUÍAS 1
1 Profecía de la palabra
de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías.
2 Yo os he amado, dice
Jehová; y dijisteis:
¿En qué nos amaste? ¿No
era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob,
3 y a Esaú aborrecí, y
convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del
desierto.
4 Cuando Edom dijere:
Nos hemos empobrecido,
pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Ellos edificarán, y yo
destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Jehová
está indignado para siempre.
5 Y vuestros ojos lo
verán, y diréis:
Sea Jehová engrandecido
más allá de los límites de Israel.
Jehová
reprende a los sacerdotes
6 El hijo honra al padre,
y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy
señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh
sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís:
¿En qué hemos
menospreciado tu nombre?
7 En que ofrecéis sobre mi
altar pan inmundo. Y dijisteis:
¿En qué te hemos
deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
8 Y cuando ofrecéis el
animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o
el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de
ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
9 Ahora, pues, orad por el
favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle,
si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.
10 ¿Quién también hay de
vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo
complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano
aceptaré ofrenda.
11 Porque desde donde el
sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo
lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi
nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y vosotros lo habéis
profanado cuando decís:
Inmunda es la mesa de
Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable.
13 Habéis además dicho:
¡Oh, qué fastidio es
esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o
cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice
Jehová.
14 Maldito el que engaña,
el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado.
Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible
entre las naciones.
Reprensión de la infidelidad de Israel
MALAQUÍAS 2
1 Ahora, pues, oh
sacerdotes, para vosotros es este mandamiento.
2 Si no oyereis, y si no
decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos,
enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he
maldecido, porque no os habéis decidido de corazón.
3 He aquí, yo os dañaré la
sementera, y os echaré al rostro el estiércol, el estiércol de vuestros animales
sacrificados, y seréis arrojados juntamente con él.
4 Y sabréis que yo os
envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho Jehová de los
ejércitos.
5 Mi pacto con él fue de
vida y de paz, las cuales cosas yo le di para que me temiera; y tuvo temor de
mí, y delante de mi nombre estuvo humillado.
6 La ley de verdad estuvo
en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia
anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad.
7 Porque los labios del
sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley;
porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.
8 Mas vosotros os habéis
apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido
el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.
9 Por tanto, yo también os
he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado
mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas.
10 ¿No tenemos todos un
mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos
deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?
11 Prevaricó Judá, y en
Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el
santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño.
12 Jehová cortará de las
tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al
que ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos.
13 Y esta otra vez haréis
cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré
más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano.
14 Mas diréis:
¿Por qué? Porque Jehová
ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido
desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
15 ¿No hizo él uno,
habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una
descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis
desleales para con la mujer de vuestra juventud.
16 Porque Jehová Dios de
Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su
vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no
seáis desleales.
El día
del juicio se acerca
17 Habéis hecho cansar a
Jehová con vuestras palabras. Y decís:
¿En qué le hemos cansado?
En que decís:
Cualquiera que hace mal
agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de
justicia?
MALAQUÍAS 3
1 He aquí, yo envío mi
mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su
templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis
vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.
2 ¿Y quién podrá soportar
el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?
Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.
3 Y se sentará para afinar
y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro
y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
4 Y será grata a Jehová la
ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años
antiguos.
5 Y vendré a vosotros para
juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que
juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al
huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí,
dice Jehová de los ejércitos.
El pago
de los diezmos
6 Porque yo Jehová no
cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
7 Desde los días de
vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a
mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis:
¿En qué hemos de
volvernos?
8 ¿Robará el hombre a
Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis:
¿En qué te hemos robado?
En vuestros diezmos y ofrendas.
9 Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
10 Traed todos los diezmos
al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de
los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Reprenderé también por
vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid
en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y todas las naciones os
dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los
ejércitos.
Diferencia entre el justo y el malo
13 Vuestras palabras
contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis:
¿Qué hemos hablado contra
ti?
14 Habéis dicho:
Por demás es servir a
Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia
de Jehová de los ejércitos?
15 Decimos, pues, ahora:
Bienaventurados son los
soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a
Dios y escaparon.
16 Entonces los que temían
a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito
libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que
piensan en su nombre.
17 Y serán para mí
especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y
los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
18 Entonces os volveréis,
y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios
y el que no le sirve.
El
advenimiento del día de Jehová
MALAQUÍAS 4
1 Porque he aquí, viene el
día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad
serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los
ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas a vosotros los que
teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y
saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
3 Hollaréis a los malos,
los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo
actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
4 Acordaos de la ley de
Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
5 He aquí, yo os envío el
profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
6 El hará volver el
corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los
padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
AMÉN