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Artículos de Opinión

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

Julio 2014


El asalto a la razón

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El otro aspecto nuevo en la defensa activa de la razón por la ciudadanía es el movimiento por la Paz. También este aspecto debemos considerarlo aquí exclusivamente desde el punto de vista de nuestro problema: el aniquilamiento o la restauración de la razón. No cabe duda de que también hoy, como en su día bajo Hitler, la preparación de la guerra constituye la gran fuerza social encaminada a destruir la razón, y, en la actualidad, su campo de batalla ideológico es la Guerra Fría. Ésta significa la difusión de una actitud de embotado fatalismo, de pánico, de miedo paralizador en la gente del mundo.

Georg Lukács:

El asalto a la razón. Budapest 1953. Edición: Fondo de cultura económica. Buenos aires. Pág. 353.

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En la historia contemporánea el siglo XVIII constituyó el siglo de las luces o de la ilustración. Los ilustrados dieron un impulso a la razón como categoría suprema por la que el género humano podía poner fin a la historia oscurantista que le había precedido. Había llegado para la humanidad el momento de su periplo histórico, en el que como género, podía aspirar a lograr la felicidad social en la Tierra porque el hombre era perfectible y por lo mismo susceptible de alcanzar la libertad y la justicia social.

No obstante, la defensa de los intereses creados de las clases sociales que emergieron con el ascenso del capitalismo al poder político propiciaron una corriente de pensamiento que combatiría a la razón como base de la convivencia humana y sostendría el privilegio de que unas pocas naciones, ciertas clases sociales privilegiadas, y en algunos casos, la raza blanca o aria, deberían ser las rectoras de las sociedades, ello era la fuente teórica de quienes justificaban los intereses materiales de unos pocos a través de enaltecer el imperialismo y la guerra para su expansión colonial. En esa carrera, los imperios europeos se disputaron ese liderazgo, dando lugar a encarnizadas guerras entre las potencias europeas a la vez que se rendía por la fuerza de las armas a los pueblos colonizados.

El mundo en los siglos XIX y XX, auspiciado por diferentes variantes del pensamiento irracional que justificaba la agresión militar de unas naciones contra otras, tuvo tres grandes confrontaciones. La protagonizada por Francia bajo el liderazgo de Napoleón (1802-1815) y tras un periodo de paz entre potencias que duraría cien años, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En esas tres grandes confrontaciones de la historia contemporánea, Rusia fue el eje central de la agresión de las potencias europeas, Francia con Napoleón invadiría Rusia hasta Moscú; Alemania el 01/08/1914 declararía la guerra a Rusia dando lugar al inicio de la Primera Guerra Mundial, y en la Segunda Guerra Mundial  el 22 de junio de 1941 Alemania invadiría Rusia llegando en su ofensiva a las puertas de Moscú. En las tres Guerras, Rusia desempeñaría un papel principal en la derrota de los agresores, y en las tres también fue quien más victimas civiles y militares sufrió.

Después de la Segunda Guerra Mundial el asalto a la razón vendría de la mano de quienes justificaban tanto en el espacio soviético como en el Occidental la Guerra Fría. Rusia tras su victoria sobre la Alemania Nazi, pretendió restaurar incluso ampliar el Imperio Zarista, manteniendo bajo su ocupación a los países del este europeo. Si bien en la primera Guerra Mundial Lenin promovió la Paz de Brest-Litovsk firmando un tratado de paz el 3 de marzo de 1918, en el que Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia, en 1945 Rusia con Stalin, debiera haberse retirado a las fronteras rusas, pero no lo hizo.

Rusia tras el desplome de la Unión Soviética y la profunda crisis que se sumió en los años noventa, con el comienzo del siglo XXI comenzó a situarse de nuevo como una potencia en el mundo. Progresivamente ha ido recuperando su fortaleza política económica y militar, pero el amargo destino al que le arrastró la persistencia de lo dirigentes soviéticos de mantener la irracionalidad imperialista, le ha llevado, al igual que Alemania, a una profunda introspección, desterrando ya para siempre la irracionalidad del pensamiento imperialista.

Pero, ahora que Rusia transita por el camino de la paz y del respeto entre naciones y la defensa a ultranza  de la legalidad internacional, de nuevo, se ha convertido en el centro de los ataques de las potencias instaladas en el pensamiento irracional que les otorga el derecho para injerir o invadir países, como lo hace EEUU al catalogarse a si mismo como nación excepcional para regir los destinos del mundo, o de Israel aferrado a la ideología sionista de supremacía como pueblo.

Y, actualmente  ante la agresión mediática y de sanciones que sufre Rusia, y de la impunidad con la que Israel asesina en Gaza, vuelve el temor de entrar en una nueva Guerra Fría.

Se le acusa por parte de Occidente a Rusia de todo lo malo que acontece en Ucrania, cuando Ucrania no es Rusia, y la responsabilidad de lo que acontece concierne a los ucranianos. En el caso del fatídico derribo del avión de pasajeros de Malaysia Airlines (MH17), sin esperar a las investigaciones en curso, los políticos y medios occidentales ya ha señalado a Rusia como culpable, subiéndose incluso en el carro de la irracionalidad y la frivolidad política el propio presidente de EEUU, al afirmar sin tener todavía pruebas que detrás del derribo del avión está Rusia, cuando, con independencia de las conclusiones que ofrezcan los investigadores, es el gobierno de Ucrania quien tenía la competencia sobre las torres de control de los vuelos que transitaban por Ucrania y es, por ello, responsable de permitir que un avión de pasajeros sobrevolase una zona de guerra, cuando su obligación era haber desviado su itinerario fuera del espacio aéreo del conflicto.

En el caso de la incursión de Israel en Gaza la justificación de la irracionalidad del asesinato de civiles es un asalto a la razón sin límites. Hasta los propios medios de comunicación instalados en la irracionalidad discursiva de la justificación de la excepcionalidad estadounidense, no pueden menos que criticar la barbarie sionista, ideología de quienes con su actuación criminal pervierten la tradición humanista del judaísmo que tantos judíos defienden frente al sionismo.

En la actualidad, el asalto a la razón está cobrando una nueva dimensión, no solo por los hechos que convulsionan la paz del mundo sino por las justificaciones ideológicas, retóricas y mediáticas que los amparan.

Y, aunque la razón crítica no puede acabar por si misma con la sinrazón de las injerencias y de las guerras de agresión, la lucha de la ciudadanía por la razón de la paz y del respeto entre naciones conserva su importancia histórico-universal.

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El párrafo con el que Georg Lukács termina su obra El asalto a la razón, es una proclama a favor de la restauración de la razón que cobra ahora plena vigencia.

Las ciudadanía combatiendo por la razón de la paz en la calle, proclaman su derecho a influir activamente en la suerte del mundo. Y ya no renunciarán nunca a ese derecho, al derecho a servirse de la razón en su propio interés y en interés de la humanidad, al derecho a vivir en un mundo racionalmente gobernado y no en medio del caos de la locura de la guerra.

 

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Javier Colomo Ugarte

Doctor en Geografía e Historia

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