Noreste Asiático. Las tendencias
hacia la paz duradera pueden ser más fuertes que las intrigas por deteriorarla
Uno de los asuntos
políticos principales que ha presidido la campaña electoral a la presidencia de
la República de Corea ha sido la reunificación de la nación coreana. Es éste un
aspecto que los gobernantes de las dos coreas siempre han tenido en mente como
una meta histórica que más tarde o más temprano tendrá que alcanzarse. Sin
embargo, los hechos parece que caminan en sentido contrario. El reciente
lanzamiento de un cohete de largo alcance por parte de Corea del Norte para
poner en órbita un satélite meteorológico fue condenado por el Consejo de
Seguridad de la ONU y preocupó enormemente a EEUU, Rusia, China, Japón y Corea
del Sur por la capacidad que podría tener Corea del Norte para instalar en
cohetes de largo alcance cabezas nucleares.
En la región de Asia
Oriental, la vuelta de EEUU a Asia como centro estratégico de sus prioridades
internacionales está convulsionado la política exterior de los principales
aliados de EEUU en la región: Japón y Corea del Sur. Estas dos naciones tras el
final de la Guerra Fría se concentraron en su actividad económica interna y en
su integración regional, pero en los últimos años EEUU ha dejado notar su
influencia para crear tensión en la región con la instrumentalización de sus
aliados en la zona, particularmente Japón, Corea del Sur y Filipinas. Las
disputas de las islas Diaoyu o Senkaku entre Japón y China; otras islas también
en disputa entre China y Filipinas, y las reiteradas maniobras militares navales
de EEUU en colaboración con sus aliados forman parte de la estrategia de EEUU,
ante el auge de China, para evitar la integración regional de su aliados y
fidelizarlos a su tutela como su gran patrocinador por medio de crear
confrontación contra los supuestos peligros provenientes de China y de Corea del
Norte.
Tanto Corea del Sur
como Japón en la nueva conformación del Centro económico mundial de la región de
Asia Pacífico tienen dos opciones estratégicas claras; optar por la integración
económica y política regional que era la tendencia natural que se venía
imponiendo como consecuencia del desarrollo económico de la zona, o por el
contrario, optar por la confrontación con el fin de conseguir una preponderancia
política regional, en una absurda disputa de intereses territoriales y en una
carrera armamentista que la propia tensión como consecuencia de la exageración
de supuestos enemigos conlleva.
Evidentemente a EEUU
le interesa la segunda opción, pues la tensión creada artificialmente en la zona
le permite maniobrar contra China y Rusia a través de la interposición de sus
aliados, por el contrario, la política de la integración regional de Japón y de
Corea del Sur supone que estos países adquieren un mayor poder autónomo de
decisión, lo que a su vez implica un distanciamiento de la influencia de EEUU y,
en consecuencia, que EEUU pierda capacidad de maniobra política en la zona.
Se demuestra con
hechos que la tensión no favorece ni a Japón ni a Corea del Sur. En el caso de
Japón tras la nacionalización de las islas Diaoyu o Senkaku por parte de Japón
el pasado 11 de septiembre, la demanda de productos japoneses en China cayó
bruscamente, y la tensión política interna en Japón obligó al primer ministro
Yoshihiko Noda, del gobernante Partido Democrático a convocar elecciones
anticipadas las cuales perdió ante su oponente Shinzo Abe, del Partido Liberal
Democrático. El primer ministro electo afirmó estar dispuesto a suavizar las
relaciones con China y resolver el contencioso de las islas Senkaku de manera
pacífica, ello implícitamente supone un distanciamiento de EEUU que se ha
manifestado también en el interés de Yoshihiko Noda de reformar el artículo 9 de
la Constitución impuesta en 1946 por EE UU como potencia ocupante tras la
derrota japonesa en la segunda Guerra Mundial por el que Japón no dispone de un
Ejército regular, sino de las denominadas fuerzas de autodefensa bajo la tutela
de EEUU.
En el caso de la
península coreana la escalada de la tensión forzada por el acoso estadounidense
a Corea del Norte implica por parte de los gobernantes de este país la
justificación para la continuidad del Estado y economía de Guerra basado en el
principio de la defensa lo primero por el que tiene por número de
efectivos el cuarto ejército mayor del mundo con 1.106.000 soldados
aproximadamente, un servicio militar de 10 años obligatorio para la mayoría de
los varones y una fuerza de reserva de unos 8.200.000 de hombres, todo ello en
un país que cuenta con 24,5 millones de habitantes. Por otra parte, la tensión
no solamente se ha extendido entre Corea del Norte y Corea del Sur sino que este
último país ha entrado en disputa en los últimos meses por las islas Dokdo o
Takeshima que han deteriorado las relaciones con Japón, haciéndose extensivas
las mismas a los agravios que la población de Corea tuvo que sufrir en los 35
años que duro la ocupación japonesa (1910 a 1945).
No obstante, los
cambios de gobernantes tanto en Japón como en Corea del Sur pueden traer una
política más independiente de estos países respecto de EEUU. Su voluntad
manifestada es la de rebajar la tensión en la zona y de tratar de solucionar los
conflictos de forma pacífica y consensuada, constituyendo en ese sentido el gran
reto por delante, lograr un ambiente satisfactorio para iniciar conversaciones
para una posible reunificación de las dos Coreas. En unas declaraciones al
respecto, la nueva primera ministra de Corea del Sur ha manifestado: "Cumpliré
mi promesa electoral de abrir una nueva era en la península coreana a través de
una seguridad nacional fortalecida y de unas relaciones diplomáticas basadas en
la confianza bilateral".
Por su parte China a
través de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país Hua
Chunying, ha manifestado que tras la elección de la presidenta coreana Park Geun-hye
espera trabajar con la República de Corea para seguir promoviendo las relaciones
bilaterales y la estabilidad de la Península Coreana, pues está en línea con el
interés común de todas las partes; por su parte el Presidente Hu Jintao ha
declarado que China ha animado y anima de forma continua a la República
Democrática Popular de Corea y a la República de Corea a que mejoren sus
relaciones a través del diálogo y a que promuevan la reconciliación y la
cooperación a fin de alcanzar la reunificación independiente y pacífica de la
península.
El presidente de
Rusia, Vladímir Putin, declaró en rueda de prensa el 20/12/2012 que su país
atendió el mensaje del nuevo Gobierno de Japón de Shinzo Abe que expresó su
deseo de avanzar hacia la firma del tratado de paz, una asignatura pendiente
entre ambos países desde el fin de la II Guerra Mundial. En lo relativo a las
diferencias sobre las islas Kuriles: Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai que
reivindica Japón alegando el Tratado bilateral sobre comercio y fronteras de
1855, Putin expresó su confianza de “mantener un diálogo constructivo con
nuestros socios japoneses”.
El Presidente de
Corea del Norte, Kim Jong-un, emitió el 1/1/2013 un mensaje de Año Nuevo en el
que llama a la unificación de las dos Coreas. En su mensaje, transmitido por
medios estatales, Kim Jong-un pidió redoblar los esfuerzos por relajar las
tensiones entre las dos Coreas y señaló que la confrontación sólo conduce a la
guerra.
Todo parece indicar
que los países que conforman la región del Noreste de Asia se encaminan hacia la
superación de los rescoldos que todavía perviven desde la Segunda Guerra Mundial
y de la época de la Guerra Fría. La lógica de la confrontación en la pretensión
de que unos ganen a costa de otros, solo conlleva la suma de intereses igual
a cero, cuando no de pérdidas mutuas, por el contrario, la colaboración y la
integración regional establece la dinámica de ganar, ganar para todas las
naciones. Enfrente de esta política de colaboración se encuentra EEUU, que teme
que la misma aleje a sus socios de su tutela y pierda poder en la región en su
afán por contener a China.
La reunificación
de la península coreana en una sola nación traería la estabilidad definitiva a
la región,
para ello previamente tienen que crearse las condiciones de confianza mutua
entra ambas Coreas para poder implementar un hoja de ruta al respecto. La
reunificación de las dos Coreas descansa en una premisa fundamental y es la
salida de EEUU de Corea del Sur, pues sin la misma, Corea del Norte
interpretaría tal reunificación como una rendición*.
Por ello, y porque la división de las dos Coreas ha cobrado especial relevancia
para EEUU para mantener un foco de tensión en la zona sobre el que diseñar sus
estrategias para contener a China manipulando a sus aliados, hace que EEUU se
haya convertido en el opositor número uno a esta reunificación; sin olvidar que
para EEUU su presencia militar en Corea del Sur y Japón forma parte del derecho
de conquista por su victoria en la Segunda Guerra Mundial sobre Japón y por su
participación en la Guerra de Corea, al igual que lo hizo la antigua URSS en los
países del Este de Europa.
La iniciativa para
liderar el proceso de reunificación de las dos Coreas está en manos de Corea del
Sur, quien si demuestra con hechos que es capaz de realizar una política
exterior autónoma de EEUU se ganará la confianza de Corea del Norte y con ello
se crearan la condiciones para iniciar unas conversaciones sinceras.