Lo que el mundo espera de EEUU
EEUU ha heredado
el potencial histórico de la civilización capitalista
y liberal iniciada en los siglos
XVI-XVIII en Europa y que, tras los enfrentamientos entre los imperios europeos
en el siglo XX, permitió a este país, tras la Segunda Guerra Mundial, hacerse
con la supremacía económica y militar mundial. En este proceso histórico, la
mayoría de la humanidad compuesta en origen por los pueblos colonizados y
posteriormente tras su independencia como países en desarrollo, han ido a
remolque en el proceso de formación de la economía mundo. En la actualidad, a
falta de una gobernanza democrática mundial, Occidente y particularmente EEUU
como heredero del éxito histórico de su dominio mundial, sigue siendo el
principal agente de la rectoría mundial. Por ello, lo que sucede en EEUU es
crucial para toda la humanidad.
Tras el desplome
del imperio soviético, EEUU en lo inicios del siglo XXI, durante el periodo del
presidente George Walker Bush (2000-2008), pretendió mediante la fuerza y la
guerra hacer efectiva su hegemonía mundial. Pero los cálculos de los estrategas
de EEUU resultaron equivocados. La resistencia de los pueblos de los países
ocupados, como Irak y Afganistán, la rebeldía de los países latinoamericanos en
contra de seguir siendo tutelados, y las aspiraciones de los países emergentes
para protagonizar su propio desarrollo mostraron que la humanidad había
alcanzado un estadio civilizatorio ya irreversible para poder cambiar la
historia por la fuerza de las armas.
La crisis
económica iniciada en el 2008 marcó el inicio del declive del modelo económico
consumista y neoliberal occidental, y determinaría que la economía mundo ya no
podía ser regida desde un único centro económico político y militar mundial, en
este caso: EEUU; dando paso a un mundo progresivamente multipolar donde los
países emergentes a contrapié de la crisis económica occidental dan pasos
efectivos en su desarrollo económico.
Los estrategas de
EEUU comenzaron a percatarse que el mundo había cambiado lo suficiente como para
considerar que era insensato persistir en los objetivos de dominar
omnímodamente el mundo. En la campaña de Obama del 2008 surgió el discurso de la política
inteligente, reflejada en el libro de Obama La
Audacia de la Esperanza, basada en desarrollar el liderazgo estadounidense
mundial en base a la supremacía de su poder científico técnico y de su
democracia liberal, como oposición al discurso del empleo de la fuerza bruta, lo
que venía a significar que tanto las relaciones internacionales como el
crecimiento económico pasaba por una política de entendimiento con los países
emergentes y en desarrollo.
No obstante, con
la llegada del demócrata Obama a la presidencia de EEUU en el 2008, lo que
parecía que iba a ser una nueva era política de EEUU en las relaciones con el
resto del mundo, basada en una nueva e innovadora doctrina, pronto se vio que la
política internacional de EEUU estaba significativamente determinada por los
estrategas del pentágono y otros poderes fácticos, a la que los representantes
políticos de los ciudadanos solo pueden acomodarse. Así, de las promesas
electorales de cerrar las cárceles fuera de EEUU, como la de Guantánamo donde la
CIA práctica la tortura, fue incumplida; las acciones militares criminales de
EEUU, en Pakistán y Afganistán han continuado y el acoso militar y diplomático a
China y Rusia ha ganado en intensidad.
Por otra parte,
la relegación del G8 como rector de la economía mundo con el protagonismo dado
al G20 como marco de encuentro de los asuntos económicos mundiales, y la
retirada militar de Irak y la anunciada de Afganistán, no han venido
determinadas por la implementación de una nueva doctrina como proclamó Obama en
su campaña electoral del 2008, sino que ha respondido a la inevitabilidad del
encaje de las aspiraciones hegemónicas de EEUU en una nueva correlación de
fuerzas mundial surgida tras sus fracasos en Irak y Afganistán; por la crisis
económica mundial, y el impulso económico de las potencias emergentes,
particularmente China. De alguna manera, al electorado de EEUU, ha intuido esos
cambios y no han apoyado el aventurerismo propuesto por el candidato Romney, en
las relaciones internacionales.
Pero lo que el
mundo demanda a EEUU no es la falacia propagandística de convertir, en una
supuesta virtud de cambio, lo que está obligado a hacer por imperativo de la
nueva correlación de fuerzas internacionales; sino lo que demanda es
autenticidad en sus postulados, es decir, la implementación de una doctrina
ideológica nítida en sus relaciones internacionales que prime la colaboración
sincera entre naciones y abandone sus maquiavélicas y persistentes pretensiones
hegemónicas.
Aunque la
reelección de Obama reafirma su autoridad frente a los poderes fácticos que
marcan la agenda a los políticos estadounidenses, está por ver hasta que punto
se producirá efectivamente un cambio de la política de EEUU que sirva para
desterrar la desconfianza de los países emergentes y en desarrollo hacia EEUU,
como agente permanente de desestabilización para debilitarlos. El cambio más
significativo tendría que producirse en la mente de los estrategas americanos
para que abandonen la vigente y obsoleta doctrina de seguir pretendiendo con
argucias, presiones militares y diplomáticas que los países en desarrollo se
subordinen, como en el pasado, a sus intereses hegemónicos neocoloniales. Ese
mundo ya no existe y persistir en el mismo solo provoca tensiones innecesarias e
incluso contrarias a los intereses de EEUU en la nueva conformación del mundo.
El mundo precisa
cambios, pero muchos de los mismos van a depender de la iniciativa de EEUU.
. Los países
proclamados enemigos de EEUU, solo lo son en la mente de los estrategas
estadounidenses. Ningún país actualmente en el mundo se considera enemigo de
EEUU, sino que solamente responden defensivamente al acoso de EEUU. En Asia
Oriental, el contencioso con Corea del Norte es superable a través de promover,
en lugar de la confrontación, la política de la reunificación de las dos Coreas.
En el Medio Oriente dejando de apoyar la insurrecciones armadas sectarias y
promoviendo la reconciliación de sunnitas y chiítas, y reconociendo los derechos
de los palestinos a ser una nación. En América Latina apoyando los procesos de
integración Regional.
. El desarme
nuclear mundial es posible si EEUU toma la iniciativa en el mismo pues el resto
de Naciones nuclearmente armadas, particularmente Rusia y China lo son en
respuesta a un equilibrio geoestratégico mundial de amenaza de EEUU.
. Las soluciones
a la crisis económica mundial, serían más factibles si se adoptarán políticas
firmes en el G20 contra los fondos opacos especulativos que operan desde los
paraísos fiscales concentrando gran parte de la renta inversión e impidiendo que
la misma se traduzca en renta consumo en los países de los que los evasores
fiscales la sacaron.
En el momento
actual se precisa de más integración entre naciones y menos políticas
hegemónicas para avanzar hacia un mundo nuevo que haga de la paz, la confianza
entre naciones, el desarrollo económico y la armonía medioambiental su
principal meta política. En la formación de ese mundo el liderazgo de las
naciones lo será, por la sinceridad de sus políticas y sus aportaciones
científico técnicas y de valores humanos para promover la fraternidad universal,
respetando la cultura política de todos las naciones. Esa es la
Audacia de la Esperanza que la
humanidad precisa.
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Javier Colomo Ugarte
Doctor en Geografía e Historia