JC.com

Página de estudios y debate sobre geografía, historia, economía, política..

Artículos de Opinión

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

Abril 2013


Las viejas y las nuevas relaciones internacionales

 

Con el lema “Asia en busca de desarrollo para todos: reestructuración, responsabilidad y cooperación”,  el foro de Bao realizó sus sesiones entre el 6 y 8 de abril,

En el discurso de apertura del foro a cargo del presidente de China Xi Jinping, éste reflexionó sobre el creciente papel de Asia en la marcha de la economía mundial señalando que el comercio dentro de Asia ha aumentado de 800.000 millones a tres billones de dólares desde el comienzo del nuevo siglo, y su comercio con otras regiones lo ha hecho de 1,5 billones a 4,8 billones de dólares.

Xi Jinping en su alocución hizo un llamamiento a la cooperación internacional para resolver los problemas globales

La humanidad solamente tiene una tierra, y es el hogar de todos los países. Como miembros de la misma aldea global, es necesario promover un sentido de comunidad de destino común, que es la base misma del desarrollo sostenible, y sirve a los intereses fundamentales a largo plazo de todos los pueblos del mundo”.

También pidió la reforma gradual de los las instituciones financieras internacionales y de gobernanza global, “eliminando la desconfianza y el recelo entre naciones con el respeto al derecho de cada país a elegir de manera independiente su sistema social y senda de desarrollo, convirtiendo la diversidad del mundo en dinamismo y fuerza motriz para el desarrollo”.

"Debemos abandonar la mentalidad anticuada y dar rienda suelta a todo el potencial para el desarrollo". “Nada en el mundo permanece inmutable, y las personas sabias cambian a medida que el tiempo y las circunstancias cambian. Ha llegado el momento de abrir con audacia nuevos caminos a fin de crear una fuente inagotable de energía que impulse el desarrollo común"

-------------------

Las relaciones internacionales se han ido conformando en la historia contemporánea en función de las transformaciones que ha ido experimentando la economía mundo.

En el siglo XIX, con la formación de los Estados Nación liberales y los imperios coloniales europeos las relaciones internacionales se basaban en la disputa de estos imperios por las áreas de influencia colonial que tenían su principal confrontación en la lucha por la rectoría del Centro del Sistema Mundial, pues su control aseguraba el control de las colonias adscritas al imperio respectivo.

En esta etapa, las relaciones internacionales estuvieron marcadas por la lucha entre el imperio francés, británico y alemán y la emergencia de Japón en Asia Oriental y EEUU en las Américas.

Tras la gran crisis económica europea de 1873, se impusieron las tendencias proteccionistas, el reparto colonial de África en 1880 entre las principales potencias europeas no frenó la disputa por las áreas de influencia exclusiva que derivaría en la Primera Guerra Mundial de Alemania contra el resto de imperios europeos.

La derrota alemana en esa guerra, no cambió la naturaleza de las relaciones internacionales. Tras el tratado de Versalles que dejaba a Alemania como nación subordinada de Francia y Gran Bretaña, la pugna interimperialista continuaría. La crisis de 1929 volvería a acentuar las luchas interimperialistas y llevaría a Alemania a promover la guerra para conseguir el dominio de Europa, y a Japón a invadir China con el fin dominar el Oriente asiático.

Con la derrota de las fuerzas del eje en 1945, los dos principales ganadores de la contienda EEUU y la URSS conformaron la nueva geopolítica mundial, basada en nuevas áreas de influencia respectivas.

No obstante, al término de la Segunda Guerra Mundial, la transformación más importante del espacio geopolítico mundo vendría de la mano del movimiento descolonizador que daría lugar al actual entramado final de naciones que conforman la ONU. El movimiento descolonizador tuvo su importancia por la recuperación de la soberanía de las naciones colonizadas, principalmente de China e India por ser las mayores del mundo, pero singularmente la tuvo porque marcó un antes y un después en la historia contemporánea, por constituir la superación del modelo colonial de la economía mundo que había regido desde sus inicios en el siglo XVI.

Las nuevas áreas de influencia establecidas por EEUU y la URSS se basarían en un modelo de dominio, con dos centros rectores: Rusia y EEUU, y una serie de naciones subordinadas a los mismos.

Las naciones emancipadas del dominio colonial en unos casos se incluirían en estas nuevas áreas de influencia y, en otros, se mantendrían al margen de las mismas como fueron China y la India.

En este periodo que duraría desde 1945 hasta la desaparición del bloque soviético en 1991, las relaciones internacionales estuvieron determinadas por el enfrentamiento permanente entre EEUU y la URSS en la denominada Guerra Fría, en la que los contendientes no llegaban a confrontar directamente pero si lo hacían principalmente en los países en desarrollo por mantenerlos o incorporarlos a sus respectivas áreas de influencia, en el caso de la URSS promoviendo la desconexión del sistema “capitalista” mundial, y en el caso de EEUU a través de extender el modelo de dominio neocolonial que venía ejerciendo desde el siglo XIX en América latina.

Tras el final de URSS y de la Guerra Fría, las relaciones internacionales pasaron a estar controladas por un solo centro rector mundial: EEUU. En los años noventa del siglo XX, Rusia y China los dos países que mantenían su política independiente en el Consejo de Seguridad de la ONU, no tenían la fuerza internacional ni los lazos con otras naciones para oponerse al dictado de las nuevas relaciones internacionales lideradas por EEUU, pero tampoco lo pretendieron, y no fue por su relativa debilidad respecto de EEUU, sino porque ideológicamente y conceptualmente habían llegado a la conclusión que el apego a los cinco principios de la coexistencia pacífica y el cumplimiento de la legislación internacional era la mejor manera de superar la guerra en las relaciones internacionales, tal vez, porque fueron los dos países del mundo que más sufrieron la guerra de agresión durante el siglo XX con decenas de millones de muertos y la devastación de sus países, en el caso de Rusia por Alemania, y en el de China por Japón.

En los inicios del siglo XX, tras el vacío dejado por la URSS en la relaciones internacionales, EEUU se lanzó a un dominio efectivo del mundo, priorizando la región del Oriente Medio como centro de operaciones. No obstante, los estrategas de EEUU no llegaron a comprender que el mundo había cambiado. Las derrotas en Afganistán e Irak, así lo atestiguaron. La victoria pírrica de la destrucción de las infraestructuras y de la economía en Irak, acabó con la potencia de una nación que se rebelaba al dominio de Israel en la región, pero ello solo contribuyó a que las naciones no subordinadas a EEUU recelasen más de su dominio mundial.

En la primera década del presente siglo se demostraba que la hegemonía militar y económica de EEUU en el mundo no le aseguraba que las naciones obligadamente debían subordinarse, sino que su prepotencia les alejaba de su tutela, como aconteció en Sudamérica en la primera década del siglo XXI, donde la mayoría de las naciones optaron por diversificar sus intercambios comerciales con otras potencias emergentes como China y Rusia, lo que cuestionaba el modelo neocolonial, por el que las economías de las naciones en desarrollo estaban abocadas a ser necesariamente dependientes de los países desarrollados al concentrar éstos, con un 20% de la población mundial, el 80% de la demanda económica efectiva mundial.

Esta quiebra del modelo neocolonial es lo que está transformando la economía mundo hacia un nuevo tipo de relaciones políticas y económicas internacionales en las que los países en desarrollo aspiran a la prosperidad igual que los países desarrollados.

Objetivamente las actuales relaciones económicas internacionales, dominadas por Occidente, se han convertido en un lastre para el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales, y subjetivamente, cada vez más, se percibe por las naciones en desarrollo que deben ser removidas. En ese contexto hay que situar las palabras de Xi Jinping:

"Debemos abandonar la mentalidad anticuada y dar rienda suelta a todo el potencial para el desarrollo". “Nada en el mundo permanece inmutable, y las personas sabias cambian a medida que el tiempo y las circunstancias cambian. Ha llegado el momento de abrir con audacia nuevos caminos a fin de crear una fuente inagotable de energía que impulse el desarrollo común"

Los países en desarrollo apuestan por superar el modelo neocolonial y contra ello de nada vale la fuerza de las armas, tal vez con las mismas se puede rendir a un país, pero no a la mayoría de la humanidad que habita en los países en desarrollo. La fuerza de las armas como recurso de EEUU en las relaciones internacionales solo conduce a la desconfianza de los países en desarrollo hacia EEUU y no a su subordinación, pues, en un mundo multipolar, cada vez menos naciones temen ser proscritas por EEUU.

Los estrategas de EEUU viven en una etapa de desconcierto en esta nueva etapa de la economía mundo, que les lleva a dar palos de ciego en todas las direcciones, instigando complots en América Latina, alimentando las tensiones a través de países interpuestos en el Oriente Medio y el Oriente Asiático en un fútil intento en esta región por desestabilizar a China, con actos irresponsables como ha sido la reciente exhibición de los bombarderos B2 en las maniobras militares con Corea del Sur, que ha desatado la también irresponsable paranoia militar del régimen de Corea del Norte.

Las fuerzas transformadoras de la Economía Mundo lideradas por los países emergentes grandes, medianos y pequeños son los que demandan unas nuevas relaciones internacionales donde se ponga fin “a la desconfianza y el recelo entre naciones con el respeto al derecho de cada país a elegir de manera independiente su sistema social y senda de desarrollo, convirtiendo la diversidad del mundo en dinamismo y fuerza motriz para el desarrollo”; “promoviendo un sentido de comunidad de destino común, que es la base misma del desarrollo sostenible, y sirve a los intereses fundamentales a largo plazo de todos los pueblos del mundo”.

 

-------------

 

Javier Colomo Ugarte

Doctor en Geografía e Historia

.