El 16/07/2022, en una conferencia de la
Fundación Ditchley, el ex primer ministro británico Tony Blair afirmó que la
crisis ucraniana ha causado cambios mundiales. "La era del dominio político y
económico de Occidente puede estar llegando a su fin debido al ataque de Rusia a
Ucrania y al ascenso de China como la "segunda superpotencia" del mundo. Los
países occidentales deberían aumentar los presupuestos militares, así como
establecer relaciones con los países en desarrollo.
Tony Blair afirma como una prioridad de Occidente que debe
establecer relaciones con los países en desarrollo, sin embargo,
cuando se refiere a China
lo contempla como una amenaza,
siendo
China
un país en desarrollo
con 10.500$ de renta per capita y una población de 1.450 millones de
habitantes. El resto de países en desarrollo concentran una
población de más de 5.000 millones de habitantes, en el caso
de que tuvieran un avance económico soberano,
qué opinión le podría merecer
a Tony
Blair. Tal vez, Tony
Blair lo que propone para Occidente son unas relaciones con los países en desarrollo
pero siempre y cuando estén subordinados a la tutela de Occidente,
cuestión que China y otros países como Irán o Venezuela, países también en
desarrollo, no están dispuestos a aceptar.
Tony Blair también advierte
"Los países occidentales deberían aumentar los presupuestos militares"; la
pregunta es ¿para qué?, ¿para establecer las relaciones con los países en
desarrollo mediante el garrote militar? ¿acaso no es suficiente el gasto militar
de la OTAN, con un presupuesto militar equivalente al 50% del total del gasto
militar mundial?. ¿O en el caso de EEUU, que tiene el 4,3% población mundial y
el 37,9% del presupuesto militar mundial?.
Fuente: Instituto Internacional para la
Paz de Estocolmo. Elaboración propia.
Cuando,
por parte
de los intelectuales del establiments occidental,
como es el caso de Tony Blair,
partidarios de la ideología de la dominación global neocolonial, heredera histórica de la
secular ideología colonial occidental,
se pierde la capacidad de análisis de los cambios globales,
se corre el riesgo de que las élites dirigentes occidentales se enroquen en un
camino de decisiones irresponsables fruto de su nerviosismo, que solo
pueden traer sufrimiento a la humanidad en la prolongación de la agonía de su
declive.
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El auge de los BRICS y la disminución relativa del peso del G7 en la economía
mundial, no sólo es un cambio económico sino que implica un cambio en las
relaciones económicas internacionales, particularmente entre las naciones en
desarrollo y las naciones desarrolladas.
En el modelo neoliberal (1973-2008), el G7 concentraba el PIB mundial y el
consumo. En el comercio internacional, las élites de los países en desarrollo
solamente tenían su fuente de ingresos económicos como suministradores de
materias primas. Estas élites oligárquicas estaban unidas y uncidas a las
oligarquías financieras occidentales, ello conformaba la estructura económica
neoliberal y neocolonial. Cuando en las naciones en desarrollo accedían al
gobierno partidos que representaban a las clases
populares, las oligarquías dirigidas por EEUU recurrían al golpe de
Estado.
Pero desde la crisis del 2008, las relaciones económicas internacionales están
cambiando. El modelo económico neoliberal se ha estancado, el desarrollo de las
fuerzas productivas mundiales se está produciendo con la emergencia de nuevos
centros económicos particularmente en Asia con China como la potencia más
pujante. En esta nueva realidad, ya no son solo los gobiernos populares de los
países en desarrollo, denostados por el G7, los que se inclinan ha establecer
relaciones económicas con estos nuevos centros económicos, sino incluso
gobiernos que responden a intereses oligárquicos también están estrechando sus
relaciones con los mismos, tal es el caso del gobierno derechista de Bolsonaro
en Brasil, donde los grandes terratenientes no pueden prescindir de los fosfatos
rusos para el abono de sus tierras y ambas naciones en contra de la opinión de la
clase financiera occidental, estrechan sus relaciones.
El diez por ciento de la población mundial de las sociedades desarrolladas que
ha venido concentrando el ochenta por ciento de la demanda económica
efectiva mundial y daba todo el poder económico mundial al G7, está siendo
relegada por el auge de los países emergentes, de tal manera que, el desarrollo
de los países en desarrollo, significa el declive económico de Occidente que,
por otra parte, ya no tiene capacidad para iniciar una nueva fase de
acumulación de capital basado en la elevación del consumo de ese diez
por ciento de la población mundial, cuestión que se intentó y fracasó en la
crisis inmobiliaria y financiera del 2008.
En el futuro, las sociedades desarrolladas seguirán concentrando una parte
importante de la economía mundial pero su crecimiento, ante la imposibilidad de
reiniciar un nuevo ciclo de cosumo, será casi plano, y el peso
relativo en el conjunto mundial ira decreciendo. Serán las naciones que lideran
el crecimiento global quienes determinen la marcha de la economía mundial.
Sin embargo, el G7 no está dispuesto a aceptar los cambios geoeconómicos
globales. Hasta ahora, cualquier intento de cuestionar su preponderancia
económica, política y militar global por naciones rebeldes a sus dictados han
sido castigadas por medios económicos y militares.
En el plano económico mediante sanciones consistentes en el bloqueó de la venta
de sus recursos en los mercados del G7 (hasta ahora, los principales demandantes
mundiales de materias primas), y en el plano militar a las naciones que
consideraban a priori de fácil victoria militar, arruinándolas económicamente
por medio de la guerra, como han sido los casos de Afganistán, Libia y Siria
Sin embargo, en la segunda década del presente siglo el G7 no ha podido evitar
su declive económico y a su vez tampoco ha podido impedir el auge de los países
emergentes particularmente de Rusia y China.
China y Rusia constituyen dos potencias soberanas partidarias de un modelo de
desarrollo global compartido entre todas las naciones del mundo y, por ello,
opuestas al modelo neocolonial de prevalencia del poder omnímodo de unas pocas
naciones (G7).
La política de contención del G7 sobre Rusia y China se ha acentuado en los
últimos años.
La anterior administración estadounidense con Donald Trump como presidente, puso
su centro en China, mediante la imposición de aranceles a gran parte de sus
productos de exportación a EEUU, y restricciones para la adquisición de
componentes tecnológicos importantes para la economía china.
Las mismas no han tenido el efecto deseado de doblegar a China, pero han servido
a China para comprobar que su talón de Aquiles es su excesiva dependencia de los
mercados del G7, y por ello lentamente ha ido girando su economía a un
incremento del consumo interno y la proyección hacia el desarrollo de las
naciones en desarrollo, mediante iniciativas de colaboración con organizaciones
de estos países como: China-CELAC; China-África, y la promoción de la
interconectividad de las naciones asiáticas en el proyecto de la Nueva Ruta
de la Seda.
Con la llegada de la administración demócrata en EEUU con Joe Biden como
presidente, la política destructiva dirigida contra China y Rusia ha pasado a
centrarse en Rusia. La OTAN tras veinte años de ocupación de Afganistán abandonó
ese país abruptamente en Agosto del 2021, para concentrarse en el frente contra
Rusia, al contar en ese enfrentamiento con la colaboración de los gobernantes
filonazis de Kiev.
El G7 en sus planes ilusorios soñaba que la derrota en el plano militar y
económico de Rusia acabaría con uno de los principales opositores a su
proyecto de seguir subyugando a las naciones del mundo, y que su victoria
supondría el fin de la alianza de China con Rusia, y en esa nueva realidad China
sería presa más fácil de someter.
Todo estaba preparado para que Kiev entrase en Guerra en marzo del 2022,
continuando la guerra iniciada en el año 2014 contra las repúblicas de Donbass
tras el golpe de Estado del 24/02/2014 en Kiev por los sectores derechistas de
tradición filo-nazi, que derivó en Ucrania en una Guerra Civil de Secesión, al
negarse las regiones de Donbass, y Crimea, a reconocer al gobierno ilegal de los
golpistas.
Pero Rusia se adelantó, y a diferencia del año 2014 que promovió los acuerdos de
Minks para poner fin a la guerra de Donbass, ante su incumplimiento ha cambiado
sus objetivos y, el 24/02/2022 inició una operación militar especial para liberar
las repúblicas de Donbass y poner fin en Ucrania al poder de los sectores
ucranianos nazis apoyados por la OTAN. La OTAN que en el año 2014 apoyó el golpe
de Estado en Kiev, ahora ha embarcado a las autoridades de Kiev en una guerra
subsidiaria contra Rusia.
En la visión de los dirigentes chinos de los cambios históricos, la resistencia
a los mismos por parte del G7, es un proceso que irá disminuyendo en la medida
que los países emergentes y en desarrollo, particularmente China, vayan
adquiriendo preponderancia económica mundial. Los propios dirigentes Chinos se
refieren a este proceso citando a Tucídedes historiador de las guerras del
Peleponeso entre Esparta y Atenas, que comenzaron por el temor de Esparta ante
el auge de Atenas; instando a EEUU a no caer en la denominada como "La trampa de
Tucídedes", evitando una confrontación entre China y EEUU, que solo contribuirá
a pérdidas en las dos naciones.
Sin embargo, los hechos históricos donde se han fraguado los grandes cambios de
la Humanidad, demuestran que las contradicciones entre las clases sociales
y las naciones se gestan en un proceso continuado hasta que surge un momento de
ruptura que en general es violento, produciéndose un antes y un después
en la historia de la humanidad.
Tal fue el caso del enfrentamiento en Europa desde el siglo XVI hasta el XIX,
entre las clases burguesas y la nobleza. La Revolución Francesa fue el momento
de la ruptura, y la que creo un antes y un después histórico. En la
visión de la época, las élites gobernantes en los Reinos europeos no dieron
mucho crédito a sus perspectivas históricas, incluso la Santa Alianza cuando consiguió en
1815 derrotar definitivamente a Napoleón, creyó que la restauración del Antiguo
Régimen duraría otra vez siglos, pero la explosión de las revoluciones liberales
en la década de 1830, fue la confirmación de que el después de la
revolución francesa seguía presente.
La guerra entre Occidente y Rusia, en forma de sanciones económicas y
militarmente dentro de Ucrania, es el inicio del proceso de ruptura entre
el mundo decadente del neocolonialismo del G7 basado en la cultura de la
dominación global y dirigido por EEUU, y el nuevo mundo de: la
multipolaridad, el respeto entre naciones y las relaciones económicas entre
naciones mutuamente beneficiosas.
Tal vez, los dirigentes chinos todavía no se han dado cuenta de la trascendencia
histórica que ha supuesto la ruptura entre Occidente y Rusia, y por ello, aun
siguen considerando este conflicto como un asunto regional que no encaja en su
visión gradual de los cambios históricos, pero la encrucijada histórica está
abierta. Su progreso será lento pero no hay vuelta atrás.
Todos los actores mundiales tienen que tomar partido y los lineamientos con las
diferentes partes en conflicto amplían la brecha abierta, cuestión que ya se vio
en la cumbre de ministros de exteriores de las naciones del G20 en Bali
(Indonesia) el 08/07/2022, y el 16/07/2022 en la de ministros de finanzas, en las que no se alcanzó un consenso para emitir un comunicado
conjunto final debido a las diferencias entre Rusia y Estados Unidos por la
guerra de Ucrania.
Las diferencias entre Rusia y Estados Unidos en las reuniones de ministros de
exteriores y de finanzas de las naciones del G20 ha obligado al resto de naciones a un
posicionamiento más estricto con cada una de ellas.
Este lineamiento activo internacional se puede clasificar en dos grupos.
1. Las naciones satélites de Estados Unidos, que son las pertenecientes a la
OTAN y Japón, que están apoyando incondicionalmente las sanciones propuestas por
Estados Unidos dando por válida la narrativa de la OTAN de considerar a Rusia un
País invasor y su apoyo con armamento al ejército ucraniano
2. Las naciones que se han negado a participar en las sanciones contra Rusia,
porque entienden que las razones de Rusia para su intervención en Ucrania son
producto de un acto defensivo ante el acoso de la OTAN, y están en contra de
suministrar armas a Kiev, entre las que destacan las del grupo BRICS.
TENDENCIA EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Antes del 24/02/2022 y después
Elaboración propia.
La fisura abierta en el seno del G20 entre los países de la OTAN y Rusia ha
dejado al G20 muy debilitado debido a la imposibilidad de llegar a consensos en
temas importantes que afectan a la gobernabilidad global como las políticas en
el Orden financiero, energía, sector alimentario etc.
Esta ruptura se produce en un momento de encrucijada en el cambio que se viene
configurando en la estructura de la economía mundo desde la crisis
financiera global desde el 2008 que extinguió el modelo neoliberal iniciado en
Occidente tras la crisis financiera y energética de 1973, que a su vez, puso fin
al modelo económico Keynesiano de posguerra
que surgió,
después del paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, de los acuerdos de Bretton Woods
en 1944
como un nuevo paradigma económico basado en el patrón oro y la propiedad
del Estado de los sectores claves de la economía, en respuesta al fracaso del modelo liberal en la crisis de
1929 y que conllevaría al auge del fascismo derrotado en 1945.
Eppur si muove (y sin embargo, se mueve). Nada es para siempre.
Las palabras del presidente de Rusia Vladímir Putin el 17/06/2022, durante la
sesión plenaria del 25º Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF),
son elocuentes.
Las élites gobernantes de Occidente "viven en un mundo ilusorio" y se niegan
a ver los cambios globales.
Los cambios actuales en la economía y la política internacional son
"fundamentales" y tienen un carácter implacable.
El error principal de esas élites consiste en creer que "el dominio de
Occidente en la política y la economía global" resultará eterno. "No hay
nada eterno. Además, no solo niegan la realidad, sino intentan ignorar el curso
de la historia, piensan en categorías del siglo pasado, están cautivos de sus
propios conceptos erróneos"
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Estas palabras no son fruto de un momento, sino que están avaladas por los fríos
datos del cambio estructural de la economía mundial en la última década que se
proyectan hacia el futuro de manera inexorable.
CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA ECONÓMICA MUNDIAL
(1992-2020)
(1º - 2º - 3º)
Evolución del PIB -PPA, Población y consumo de
energía (BTU) Mundial; BRICS y G7
(4º - 5º - 6º)
Evolución del PIB -PPA, Población y consumo de energía (BTU)
Mundial; EEUU, China y Rusia
1º
2º
3º
4º
5º
6º
Fuente datos: U.S. Energy Information Administration (EIA). Elaboración
propia