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Artículos de Opinión

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

mes año


Ideología y política transformadora en China

 

China está experimentando una profunda transformación desde la constitución de la actual República Popular en 1949. El triunfo sobre el dominio japonés en 1945, y la victoria del Frente Unido liderado por el PCCh en 1949 en la guerra civil, desatada por las fuerzas del Kuomitang para acabar con el Ejército Popular de Liberación (EPL) comandado por Mao Zedong, permitió abrir una nueva etapa en la historia de China, poniendo fin a cien años de colonialismo y abriendo una etapa en la historia de China, resumida en la frase pronunciada por Mao Zedong en la proclamación de la Republica Popular de China ¡China se ha puesto en pie!.

Entre 1949 y 1977, China afirmó su soberanía como nación frente a las aspiraciones hegemónicas de EEUU y la URSS en Asia Oriental, siendo sometida a fuertes presiones internacionales, que tuvo su confrontación con EEUU en la guerra de Corea en 1953. En los años sesenta mantuvo una guerra fronteriza con la India en su frontera sur, y otra con la URSS en su frontera norte donde la URSS llegó a desplegar un millón de soldados. El establecimiento de relaciones diplomáticas con EEUU en los años setenta situaría a China en el camino de la normalización de las relaciones internacionales con el resto de mundo.

Ideológicamente la revolución China guiada por el PCCh se inspiró en el marxismo leninismo, pero desde los inicios de su andadura el PCCh ya manifestó sus desavenencias con las recomendaciones de la URSS en la estrategia de la lucha revolucionaria armada. A diferencia de la revolución soviética, la revolución China tuvo sus bases principales en las zonas rurales entre los campesinos y no en las ciudades. Las ciudades fueron las últimas en sumarse a la revolución a través de la táctica “del campo a la ciudad” cercando las mismas.

Tras la proclamación de la república, en el plano económico, se procedió, como ya se venía haciendo en las zonas previamente liberadas, a socializar la propiedad de la tierra, principal elemento económico de China, pues más del 80% de la población se ubicaba en el sector agrario, poniendo fin al régimen feudal de tenencia de la tierra en los primeros años de la revolución, que culminó con la liquidación del régimen teocrático feudal de siervos en El Tibet en 1959.

Tras esa fase, China  entró en una etapa en la que debía imaginar el nuevo modelo de desarrollo económico en la construcción de una China moderna. La constitución de las comunas populares fue una respuesta para mantener el centro de las bases revolucionarias como eje de las transformaciones económicas. Este paso supuso de nuevo un fuerte desencuentro ideológico con Moscú, que abogaba por seguir el modelo soviético forzando la urbanización y la industrialización centralizada. Los desencuentros irían ganando peso y derivaron en la denominada controversia Chino-Soviética.

El fracaso del modelo de desarrollo propiciado en 1959 en el denominado Gran Salto Adelante, por el que se pretendía  que la industrialización se realizara a través de dotar de autosuficiencia a las comunas (incluso creando hornos para la fundición del acero con el que construir las herramientas de trabajo), reactivó en los años sesenta el debate de dar un mayor protagonismo a la planificación centralizada para el desarrollo industrial global de China.

El temor de tener que recurrir a los técnicos y funcionarios del Estado no vinculados al PCCh, residentes en las ciudades y que habían manifestado en gran número su afinidad en el pasado con el Kuomitang, suscitó los recelos en una parte del PCCh entre ellos el carismático líder Mao Zedong, en el entendimiento de que este cambio de estrategia dejaría la industrialización en manos de la burguesía urbana China, lo que podía darle un gran poder contrarrevolucionario. (Ver nota 1)

Ello llevaría a Mao Zedong a encabezar la Revolución Cultural tendente a subvertir la clase de los funcionarios y profesiones liberales no vinculadas al PCCh. La Revolución Cultural debilitó el poder del cuerpo de funcionarios del Estado, pero por contrapartida los excesos de la Revolución Cultural sumieron a China en el caos con cientos de miles de personas movilizadas por facciones izquierdistas. Millones de personas fueron perseguidas y desplazadas obligatoriamente a zonas rurales para su reeducación, la persecución de los denominados derechistas marginó a valiosos cuadros del PCCh entre ellos al propio Deng Xiaoping, que fue destinado a realizar trabajos manuales en una fabrica de motores; en ese periodo, el desarrollo industrial quedó paralizado; China era más rural al final que al comienzo de la Revolución Cultural. Actualmente la Revolución Cultural es considerada por propios y foráneos como el periodo más calamitoso de la República Popular de China.

A Deng Xiaoping, le correspondió en la etapa siguiente (1979) liderar el proceso de modernización de China que se basó en las denominadas Cuatro Modernizaciones: La Agricultura, La Industria, La Ciencia y Tecnología, y la Defensa, que se realizarían prácticamente sin luchas internas. En 1982 se aprobaría la Constitución de la República Popular de China actualmente vigente, y se adoptaría como guía para la acción política el principio de reforma y apertura, que se caracteriza por propiciar gradualmente de manera continuada la transformación de la sociedad y la economía de China en el horizonte de alcanzar una sociedad modestamente acomodada, y a nivel internacional con el establecimiento de unas relaciones abiertas y equitativas con todas las naciones del mundo fundamentadas en los principios de la coexistencia pacífica. Para la integración de las colonias que tenían que ser devueltas a China: Hong Kong y Macao, se adoptó el principio de Un país Dos Sistemas, que implicaba la aceptación de la soberanía de China en estos territorios pero conservando sus propias instituciones y leyes.

En 1989 surgió un movimiento de masas urbano denominado Movimiento por la democracia que reivindicaba una refundación de la república de China. Este movimiento protagonizaría la sublevación del 4 junio en Tiennanmen que fue reprimido por el gobierno Chino, si bien las versiones de las consecuencias de la represión difieren. El gobierno de China niega que hubiera muertos, mientras que las versiones occidentales afirman que hubo varios cientos de muertos. La represión fue posible porque los dirigentes del PCCh, comandado por Deng Xiaoping, estaban seguros que el Movimiento por la Democracia, era un pequeño grupo urbano, calificado de contrarrevolucionario, sin conexión con las áreas rurales y con las administraciones del Estado. No obstante, el entonces secretario del PCCh, Zhao Ziyang se opuso a Deng Xiaoping en el convencimiento de que este movimiento político encarnaba valores que podían ser integrados en la Constitución. Ello le costó la marginación dentro del PCCh hasta su muerte en el año 2005. No obstante, tras estos acontecimientos, China ha hecho avances notables en desarrollar un estado de derecho donde el ciudadano está amparado por la ley en sus derechos civiles, que ha tenido su expresión más acabada en la reciente modificación de la Ley de Procedimiento Criminal que entrará en vigor en el mes de enero del próximo año.

La Constitución de 1982 define a China como una dictadura democrática popular, donde la población ejerce la democracia en las elecciones de sus representantes de distrito, asambleas populares y municipales. La ley establece que los candidatos a diputado deben ser nominados por partidos políticos, organizaciones sociales, o por un mínimo de diez votantes en su circunscripción. La Asamblea Popular Nacional se compone de diputados elegidos por las provincias y las regiones autónomas. En la Conferencia Consultiva del Pueblo Chino están representadas diferentes organizaciones sociales y los ocho pequeños partidos políticos legales de la China continental agrupados con el PCCh en el Frente Unido. Actualmente China vive un proceso electoral para la elección de las asambleas populares locales que durará hasta el próximo año, con la participación de más de 900 millones de votantes a nivel de distrito. El aspecto de la dictadura se concreta en mantener mediante la ley el carácter de la revolución socialista de China establecido en la Constitución.

El PCCh es un partido que tiene ochenta millones de afiliados, su funcionamiento interno se rige por el principio del Centralismo Democrático. La preparación del próximo XVIII Congreso lleva un año de debates y elecciones internas que ha culminado en la elección de unos dos mil delegados para el Congreso en base a criterios de representatividad según diferentes estratos sociales y organizaciones territoriales del PCCh. Una vez definida en el Congreso las políticas a seguir, el proceso democrático congresual habrá culminando y los miembros del partido deberán aplicar sus resoluciones de forma unánime y centralizada.

Mao Zedong lideró la primera generación de dirigentes del PCCh. Deng Xiaoping representó a la segunda generación, estableciendo una serie de pautas de funcionamiento interno que se mantienen invariables; fue suprimido el criterio de que los dirigentes desempeñaran cargos públicos de por vida y anulado el culto a la personalidad, del que Deng Xiaoping afirmaría en una entrevista realizada por la periodista italiana Oriana Fallaci en agosto de 1980, “que el culto a la personalidad era una secuela cultural del feudalismo”, cuestión que reafirmaría en otra entrevista con la periodista estadounidense Mike Wallace en 1986. Con este cambio, el PCCh se constituyó en una organización donde primarían las decisiones colectivas por encima de las individuales. Entre 1993 y el 2002-2004 entró a dirigir el PCCh, la tercera generación de dirigentes liderada por Jiang Zeming. La cuarta generación, entre el 2002 y el 2012, es la representada por el actual secretario Hu Jintao, habiéndose establecido un límite de mandatos para los dirigentes de diez años. La quinta generación de dirigentes saldrá elegida del XVIII Congreso.

La ideología del PCCh se fundamenta en el marxismo basado en la práctica concreta revolucionaria de China de la que ha surgido una teoría propia, la cual, es la base sobre la que se unifica el pensamiento y la voluntad de la militancia del PCCh, bajo el principio de servir al pueblo y aprender del pueblo, para propiciar su integración con la ciudadanía china y fomentar la renovación constante y el carácter emprendedor del PCCh. (Ver nota 2)

Con motivo del XVIII Congreso los dirigentes chinos han manifestado que éste se centrará en construir el socialismo con características chinas orientado por la Teoría de Deng Xiaoping; el principio de la "Triple representatividad", y la aplicación de la “Concepción Científica del Desarrollo”.

Teoría de Deng Xiaoping

El 19 de febrero de 1997, falleció Deng Xiaoping, arquitecto del proceso de reforma y apertura de China. El XV Congreso Nacional del PCCh realizado en septiembre de ese año incluyó la teoría de Deng Xiaoping en los Estatutos del PCCh, situándola como guía en el nuevo período caracterizado como Etapa primaria del Socialismo (que puede durar varias décadas). Los contenidos de la teoría de Deng Xiaoping se fundamentan en: 1- definir científicamente las tareas para la construcción de la etapa primaria del socialismo a través del proceso de reforma y apertura, entendiendo la reforma como una transformación gradual de la sociedad, y la apertura política interna y externa como parte de las condiciones indispensables para la reforma; 2- propiciar el desarrollo de las fuerzas productivas teniendo en cuenta la política de desarrollar primero (aunque en ese proceso se produzca el enriquecimiento de algunos), para distribuir después, como pasos necesarios para llegar a una sociedad modestamente acomodada de todo el pueblo; 3- hacer de la construcción del PCCh y su unión con la ciudadanía la garantía básica de la causa socialista. 4- Por otra parte, la política de un país dos sistemas, se orienta a la  reunificación de la patria China bajo una misma soberanía en la que pueden convivir el sistema socialista de la parte continental de China con el sistema de la democracia liberal, en el caso de Macao, Hong Kong y en Taiwán en el caso de una posible vuelta a la soberanía plena de China.

El principio de “la triple representatividad.”(Concepto elaborado por Jiang Zemin)

El principio de la "triple representatividad” consiste en que el Partido Comunista de China debe representar siempre: 1º lo que se exige para el desarrollo de las fuerzas productivas avanzadas de China (tecnológicas, organización del trabajo, etc.); 2º el rumbo por el que han de marchar las fuerzas avanzadas de la ciencia y la cultura (investigación y poder blando), y 3º los intereses fundamentales de las amplias masas populares (mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía).

La “Concepción Científica del Desarrollo” (Concepto postulado por Hu Jintao)

La concepción científica del desarrollo se ha convertido en una guía orientativa del PCCh. El concepto busca alcanzar el equilibrio entre la industrialización y la protección ambiental, así como el desarrollo común de lo material, político y cultural. El concepto se ha formado y progresado en la última década en medio de cuestiones como la exploración y el impulso de la economía de mercado socialista (propiedad privada y estatal); la aplicación del control macroeconómico y la respuesta a la crisis financiera internacional.

 

Desde estas premisas ideológicas el XVIII Congreso resumirá sus experiencias acumuladas y fijará las políticas a seguir en un momento de oportunidad histórica para la concreción de los planes de desarrollo y modernización del país, debido a la favorable coyuntura internacional que vive China. Con toda probabilidad la nueva generación de dirigentes que saldrá del XVIII Congreso del PCCh, será continuista de las políticas de los dirigentes salientes, pues las líneas maestras de actuación están ya delimitadas en el XII plan quinquenal para el periodo 2011-2015. No obstante, China tiene que afrontar varios desafíos en un tiempo nuevo tanto en el plano interno; en el de la reunificación con Taiwán, como en el plano internacional.

En el plano interno China está pasando de una fase de expansión económica fundamentada en la exportación exterior, a la fase de implementación de la elevación de los salarios y el consumo interno. En la definición teórica de Deng Xiaoping, se está en la transición de la fase de desarrollar primero (aunque en ese proceso se produzca el enriquecimiento de algunos), para distribuir después. China aborda, pues, el momento de promover un desarrollo inclusivo donde los beneficiados del crecimiento económico tiene que ser la mayoría de la ciudadanía.

En la primera fase expansiva que comprendió el periodo iniciado en los años ochenta con la reforma y la apertura y que tuvo su momento de auge en el periodo de su integración en la OMC en el 2001 hasta la crisis financiera mundial del 2008, China realizó una fuerte acumulación primaria de capital que le ha llevado a ser el país con mayor reservas en divisas del mundo. Esta acumulación primaria de capital, a diferencia de Occidente que la realizó en los siglos XVIII y XIX, con la cruenta explotación colonial y la esclavitud; China la ha realizado en los últimos treinta años en base a la gran competitividad alcanzada de sus productos manufacturados basada en la mano de obra barata y el ingente esfuerzo de los trabajadores chinos.

En el momento actual la fase de distribución es un reto para la dirección política de China pues la misma, si bien se orienta a promover el consumo interno en la dirección de alcanzar una sociedad modestamente acomodada, esta fase va abrir nuevas contradicciones en la sociedad china.

. El desarrollo del consumo interno va acentuar el proceso de transformación de la economía rural a la urbana, teniendo en cuenta que China tiene todavía más del 40% de la población activa en el sector agrario. En el proceso de urbanización, si bien, las autoridades chinas han venido estableciendo controles de tal manera que éste se realice lo más gradualmente posible, en la fase actual la presión del campo a las ciudades chinas se irá incrementando.

. La demanda de energía crecerá fuertemente, pues el consumo interno traerá la inclusión a la red eléctrica de cientos de millones de nuevos productos electrónicos, lo que va a suponer un reto para el desarrollo de fuentes de energía renovables, a pesar de que China es ya el país del mundo con mayor potencial instalado de estas fuentes de energía.

. Los modos de vida urbanos, traerán nuevas costumbres y necesidades culturales a las que el mercado chino tendrá que satisfacer. La característica de la demanda individual de consumo es que, debido a su diversidad, no puede ser planificada ni estatalizada, como lo son los sectores estratégicos de la producción, infraestructuras, finanzas y grandes industrias, por lo tanto el desarrollo de un sector empresarial emprendedor y competitivo para satisfacer la variada demanda de servicios y consumo es otro de los desafíos de las autoridades chinas en la construcción de una economía socialista y de mercado.

En ese sentido, la aplicación del principio de la triple representatividad, para estimular las fuerzas avanzadas productivas del campo empresarial para el desarrollo del sector servicios, así como el progreso científico técnico para la implementación de fuentes de energía renovables deberá formar parte de la sabiduría del PCCh para su correcta aplicación.

China tiene abiertos numerosos frentes en la construcción del socialismo con características Chinas, por ello precisa de una visión de conjunto en sus actuaciones. La concepción científica del desarrollo, es la mejor guía para que las diferentes transformaciones se realicen entendidas como un todo, en una concepción integral tendente a alcanzar la armonía entre el hombre y la naturaleza, así como el desarrollo común sobre la base de la cultura China en un conjunto civilizatorio.

En lo relativo a conseguir la reunificación plena de la soberanía china con la incorporación de Taiwán a la misma en base al principio proclamado por Deng Xiaoping de un país dos sistemas, el momento actual de crecimiento de la demanda económica en China está facilitando el incremento de las relaciones entre la parte continental de China y Taiwán. No obstante, la política de ambas partes de avanzar primero en los asuntos fáciles, como han sido las relaciones económicas, y dejar lo difícil para el final, como son las relaciones políticas y militares en materia de soberanía, precisa de un salto cualitativo, se acerca el tiempo en el que tendrán que ser abordados los asuntos difíciles. La cuestión más problemática estará en conocer si el Kuomitang y la mayoría de la población de Taiwán estarían dispuestos a aceptar el estatus de un país dos sistemas tal y  como se basa la relación del gobierno chino con Hong Kong. El Kuomitang, si según su tradición se considera un partido chino, y no exclusivamente taiwanés, no puede instalarse permanentemente en la ilusión de que el sistema político de la China continental pueda sufrir una fractura que le permita de nuevo volver políticamente al continente, pues es un pensamiento que no tiene nada que ver con la realidad, ya que la solidez política de las instituciones chinas son inquebrantables, sobre todo porque están abiertas a los cambios graduales que la sociedad china demanda dentro del proceso de reforma y apertura.

El gobierno de China debiera dar un paso adelante para alcanzar la soberanía plena, además de respetar las instituciones de Taiwán, tendría que realizar un esfuerzo para implicar al  Kuomitang en la política de la parte continental, para ello, China dispone de un mecanismo institucional como es La Conferencia Consultiva del Pueblo Chino en la que el Kuomitang podría integrarse para, de forma consensuada con el PCCh, participar en las políticas de desarrollo económico y la política internacional de China.

El cambio del modelo de desarrollo implica a su vez para china un progresivo cambio en sus relaciones económicas y políticas internacionales.  Hasta la crisis del 2008, la base del crecimiento de China se sustentaba en una relación prioritaria entre China como país en desarrollo con los países desarrollados, que se podría calificar como una relación Sur-Norte, pero aunque para China esta relación deberá seguir siendo prioritaria, progresivamente tendrá que ir transformándola para ir dando un mayor peso a las relaciones Sur-Sur, o entre países en desarrollo. China forma parte de los países en desarrollo y puede contribuir de forma significativa al progreso de otros países en desarrollo. La característica principal de sus inversiones en estos países debiera orientarse a la construcción de infraestructuras y la contribución a la formación científica y tecnológica de cuadros nativos de los países respectivos, pues ello, es lo que puede posibilitar un desarrollo económico interno estructurado que les ayude a salir del modelo neocolonial al que han estado sometidos durante los últimos cincuenta años por parte de las países industrializados.

China no pretende ni tampoco precisa exportar ideología, ello es la mejor manera de entender las relaciones con el resto de naciones basadas en el respeto entre iguales. La construcción de la fraternidad universal, como ideal del PCCh, solo puede realizarse desde la promoción de la paz universal y la contribución a unas relaciones justas entre naciones. En ese sentido, China no puede ignorar las demandas de los países en desarrollo de democratizar las instituciones de la ONU, sino que debiera hacer frente común con los países en desarrollo, para implementar una hoja de ruta de reformas de la ONU que reflejen los cambios mundiales, tanto cuantitativos en cuanto al potencial demográfico y económico de algunas naciones, como cualitativos en cuanto a hacer de la ONU una institución creciente de gobernanza mundial.

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NOTA 1. Tras la instauración de la Republica Popular, los poderes más importantes eran el PCCh y el Ejercito Popular Chino, pero había un tercer poder tradicional en China que era la burocracia administrativa que podían suponer más de dos millones de funcionarios en el momento de la constitución de la República popular formados bajo el gobierno anterior del Kuomintang, a los que habría que sumar los miembros de las profesiones liberales, mientras que los cuadro del PCCh no llegarían al millón (John King Fairbank).

Esta situación abriría en el seno del PCCh dos líneas diferentes de entender la relación con los funcionarios y profesionales que, en su mayoría, no eran del PCCh. Por una parte, estaban los dirigentes del partido que abogaban para el desarrollo económico de China, por un entendimiento no ideológico con el cuerpo de funcionarios, y por otra parte, quienes temían a medio plazo un desplazamiento del PCCh  del poder institucional al no controlar los resortes humanos y técnicos del desarrollo económico, y querían sustituirlos por cuadros del PCCh. Esta situación ya se vería en 1956 en la “Campaña de las cien Flores” que respondía al primer planteamiento de diálogo con los sectores más cualificados de la sociedad que no eran del PCCh, y en la “Campaña antiderechista” en 1957 que respondía al segundo planteamiento de ataque contra los sectores del PCCh que proponían ese diálogo.

 

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NOTA 2. Desde el punto de vista del marxismo con características chinas, la teoría de Deng Xiaoping supone, después del pensamiento de Mao Zedong, el segundo salto histórico en términos de la combinación del marxismo con la realidad concreta de China. La teoría Deng Xiaoping se opone al modo libresco de entender el marxismo alejado de la práctica, y sostiene la emancipación de la mente sobre la base de nuevas prácticas como forma de romper con la rutina y avanzar a un nuevo ámbito del pensamiento marxista. Mantiene los fundamentos básicos de la teoría y la práctica del socialismo científico, partiendo de la interrogante fundamental de ¿qué es el socialismo y cómo construirlo? a través de analizar la práctica y corregir los errores buscando siempre la verdad en los hechos. Entiende que hay que observar el mundo con amplia visión marxista, según el paso del tiempo, analizando cuidadosamente las características de la época histórica y la situación internacional general, los éxitos y fracasos de otros países que optaron o han optado por el socialismo, las ventajas y desventajas de los países en desarrollo y la tendencia y contradicciones de los países desarrollados.

 

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Javier Colomo Ugarte

Doctor en Geografía e Historia

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