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Geografía de Navarra

Estudios y Selecciones Geográficas de Navarra

La Ruta del Hereje en Navarra

Según relato de la novela de Miguel Delibes

Javier Colomo Ugarte

Febrero 2011

 


Presentación

La Ruta del Hereje

Miguel Delibes, publicó en 1998 su última gran obra, El hereje, recibiendo por la misma el Premio Nacional de Narrativa. En su ciudad, Valladolid, fue reconocido con la creación por parte del ayuntamiento de la ciudad de La Ruta del Hereje, en la que el recorrido basado en su novela reconstruye la villa en su momento de máximo esplendor en la primera mitad del siglo XVI, cuando contaba ya con una población de 28.000 habitantes.

Todo el relato gira en torno a dos grandes autos de fe acaecidos en octubre de 1559 en Valladolid, aunque el itinerario guiado va más allá y se detiene en los principales enclaves reflejados en el libro de Delibes.


La Ruta del Hereje en Zilbeti

En la novela de Miguel Delibes, <<Cipriano Salcedo, el hereje>> visita dos veces la localidad navarra de Zilbeti. En la primera visita, Delibes describe el recorrido que Cipriano, guiado por Pablo Echarren, realiza furtivamente, para esquivar al Santo Oficio, desde Zilbeti hasta la frontera de Francia en su viaje a Alemania. La segunda vez que Cipriano Salcedo llega Zilbeti lo hace perseguido por el Santo Oficio donde es capturado. La descripción de la imaginaria ruta que Delibes realiza de Zilbeti a Francia en el primer viaje de Cipriano, está descrita con la verosimilitud de quien conocía Zilbeti y sus accesos.

Con esa descripción se ha realizado una ruta que puede ser recorrida como un paseo de montaña y que recorre ese supuesto itinerario ateniéndose a las descripciones que realiza Delibes.

Por ello, la Ruta, en consonancia con la ya existente en Valladolid se ha denominado:

La Ruta del Hereje en Zilbeti.


Relato de <<el hereje>> Cipriano Salcedo de su viaje a Alemania

Después de largas charlas, el Doctor reconoció que necesitábamos información de primera mano. Le interesaba mucho el pensamiento de Melanchton una vez muerto Lutero. No sabía exactamente de qué pie cojeaba.

—Y ¿cómo se las arregló vuesa merced? —Era delicado —admitió Salcedo, que aún consideraba a Tellería con suspicacia—. El Santo Oficio acababa de prohibir las salidas de España a clérigos e intelectuales. Viajé, pues, a caballo hasta Pamplona y un experto me ayudó a pasar el Pirineo. Después combiné todos los medios de transporte imaginables: calchona, barco, a pie, a caballo. Era aconsejable no seguir una línea recta y cambiar a menudo de alojamiento y medio de locomoción.

Así recorrí el sur de Francia: Burdeos, Toulouse hasta Lausana. Francia tiene buenos caminos a pesar de la densidad de tráfico. El capitán se mostraba impaciente: —Y ¿en Alemania? —Continué con mis precauciones. Decían que había espías por todas partes y me dejaba ver lo menos posible. Tomaba contactos en las ciudades importantes. Visité Hamburgo, Erfurt, Eisleben y Wittenberg, el meollo luterano, con escapadas frecuentes al entorno rural. Pero fue en Wittenberg donde compré los libros y pude, al fin, entrevistarme con Felipe Melanchton.

Retrato de Philipp Melanchthon líder protestante pintado, por Lucas Cranac y con quien, en el relato de Delibes, se entrevistaría el hereje Cipriano Salcedo en Alemania

Relato de la descripción de Delibes del paso del hereje a Francia desde Zilbeti

El 30, al caer la tarde, después de enviar a Echarren un correo urgente, entraban en Cilveti, una aldea de montaña, con casas de piedra y escasos habitantes. Cipriano descargó los fardillos en el zaguán de Pablo Echarren, y Vicente, montando a Arrugado y con Pispas y Sola en retaguardia, regresó a Urtasun sin hacer noche. No había razón para llamar la atención de nadie. Por su parte Cipriano encontró a un Pablo Echarren menos atrabiliario de lo que don Carlos había sugerido. Hablaba poco pero no por desabrimiento sino por no malgastar palabras:

—Vuesa merced ya sabe que los tiempos están difíciles. Hoy no puedo subirle al alto por menos de cincuenta ducados —le advirtió.

El camino de Pamplona hasta Zilbeti


Descripción propia de la ruta del hereje en Zilbeti según los comentarios de Delibes

El camino de Pamplona hasta Zilbeti

La primera vez que Cipriano el hereje pasa por Zilbeti lo hace para ir a Alemania. Sale acompañado de su amigo Vicente y el 30 de abril entran en Zilbeti, y <<Vicente el compañero de Cipriano el hereje regreso a Urtasun sin hacer noche>>. Si Vicente regreso a Urtasun en el día, el acceso a Zilbeti tuvo que realizarse por Eugui. De esta localidad habrían subido al collado Gurutxaga que separa Zilbeti de Eugui para desde el mismo descender al pueblo de Zilbeti. En el segundo viaje que Cipriano llega a Zilbeti lo hace huyendo del Santo Oficio, y se relata que pasó noche en Larrasoaña; luego el camino desde Pamplona hasta Zubiri tuvo que ser la calzada de Pamplona a Roncesvalles, actual camino de peregrinos a Santiago de Compostela. En Zubirí se habría desviado por Urtasun hasta Eugui y de allí de nuevo por el collado de Gurutxaga pasado a Zilbeti.


Continúa Relato de Delibes

Cuando partieron aún no había amanecido y, conforme se hacía la luz, la línea oscura de la sierra, coronada de nubes, iba recortándose contra el horizonte. La mula de Echarren, cubierta con una manta, abría camino a la de Cipriano y a Luminosa que portaba el equipaje. Franqueaban un sardón de quejigo con hoja de invierno, sin seguir un sendero visible, y, en lo más espeso del monte, volaron atolondradamente dos pájaros:

—Becadas —dijo Echarren escuetamente.

—En Castilla las becadas entran en noviembre —apuntó Cipriano recordando los tiempos de La Manga.

—Todavía andan de contrapasa —aclaró el guía—. En todo caso, éstas anidan aquí.

Se detuvieron al empinarse la cuesta. Un bosquecillo de hayas, con hojas recientes, se alzaba a mano derecha, tras una junquera, y, a su izquierda, una gran masa de abetos. Echarren sacó de las alforjas un pan con queso y salchichas y una bota de vino. Bebió antes de empezar a comer levantando la cabeza, largamente, sin derramar una gota:

—Hay que desatrancar el tubo —dijo justificándose.

Iniciadas las turbulencias de mediodía, una pareja de quebrantahuesos se sostenía en el aire sin aletear. Cuando reanudaron la marcha, las acémilas avanzaban penosamente, con lentitud.

Ruta del hereje en Zilbeti (Zilbeti)

 


Continúa descripción propia de la Ruta

El camino que utiliza el guía Pablo Echarren para pasar de Zilbeti a Francia a Cipriano el hereje, por la descripción parece que van de Zilbeti hasta al collado de Sorogain. En la descripción se dice: << Cuando partieron aún no había amanecido y, conforme se hacía la luz, la línea oscura de la sierra, coronada de nubes, iba recortándose contra el horizonte>>. La sierra a la que se refiere es la que se extiende desde el Adi al Noroeste de Zilbeti hasta el Tiratun al Este. Luego la línea oscura al amanecer es la que se prolonga del Tiratun y la sierra del Adi hacia Zilbeti. A continuación se describe <<Se detuvieron al empinarse la cuesta. Un bosquecillo de hayas, con hojas recientes, se alzaba a mano derecha, tras una junquera, y, a su izquierda, una gran masa de abetos>>. Pablo Echarren habría subido por la falda suroeste del Adi, es decir en dirección noroeste desde Zilbeti.Aquí hay que hacer mención, por la descripción de Delibes, que necesariamente tuvo que estar en Zilbeti, y si bien tal vez no realizó físicamente el camino que imaginó que hubieran recorrido Pablo Echarren y Cipriano, si lo hizo visualmente desde Cilvetí mirando en dirección Noroeste hacia el Adi; porque efectivamente en esa dirección se puede visualizar a media ladera a la izquierda en el sentido de la marcha Noroeste un bosque de pinos, que no son abetos, pues en Zilbeti no existen abetos pues el bosque autóctono esta formado por hayas y algunos robles.


Continúa relato de Delibes

La pendiente se acentuaba al entrar en el hayedo, un bosque de árboles prietos y misteriosos. De cuando en cuando, Echarren detenía la mula y escuchaba después de exigir silencio a Cipriano. En las alturas, a pesar de las horas de insolación y la fuerza del sol, el ambiente era más fresco. Trepaban ahora entre abetos, un mar de ellos, y arriba, en la cumbre de la montaña, se divisaban tolmos desnudos, pequeñas conchestas refulgentes, escorrentías procedentes del deshielo. Hubo un momento, tras una parada de Echarren, en que éste, con ademanes apremiantes, le instó a refugiarse en un pequeño rodal cercado por altos árboles. Echarren imponía silencio, cruzando los labios con su dedo índice. Se oía rumor de conversaciones a poca distancia. El navarro se apeó y miró a través del follaje. Debió de distinguir el atuendo de los viajeros o, tal vez, el pelaje de las caballerías, porque se volvió hacia Cipriano y susurró:

—Contrabandistas.

Salcedo, encaramado en su mula, miraba en vano hacia la dirección indicada por el guía. Oyó la conversación muy cerca pero no los vio. Luego se alejaron paulatinamente y sus voces se convirtieron en un apagado rumor. Cuando éste se extinguió, Echarren montó en su mula y añadió:

—Es Marcos Duro, el mejor guía de estos contornos.

—Y ¿qué llevan?

—Posiblemente ámbar, cremas de belleza, perfumes y ungüentos aromáticos. El lujo viene de Francia.

La montaña se empinaba cuando salieron del área forestal y la vegetación empezó a ralear: matorrales rastreros, brezos, tojos, arándanos. Echarren procuraba ceñir su paso a las formas de las rocas para hacerse menos visible desde los bajos.


Continúa descripción propia de la Ruta

Después se describe <<La pendiente se acentuaba al entrar en el hayedo, un bosque de árboles prietos y misteriosos>>. Tras rebasar el bosque de pinos existe un sendero que sube hasta la cima del Adi y esa es la parte de la ladera Sur del Adi con más pendiente pues en un kilómetro se sube un desnivel de 350 metros, de los 1.050 metros a los 1.350 metros. Delibes continúa <<En las alturas, a pesar de las horas de insolación y la fuerza del sol, el ambiente era más fresco. Trepaban ahora entre abetos, un mar de ellos, y arriba, en la cumbre de la montaña, se divisaban tolmos desnudos, pequeñas conchestas refulgentes, escorrentías procedentes del deshielo>>. Efectivamente en el mes abril se ven las escorrentías en la cima. Y añade <<La montaña se empinaba cuando salieron del área forestal y la vegetación empezó a ralear: matorrales rastreros, brezos, tojos, arándanos. Echarren procuraba ceñir su paso a las formas de las rocas para hacerse menos visible desde los bajos>>. Aunque la mayor parte del camino se hace entre árboles, con la altitud el bosque va desapareciendo hacia los 1.250 metros y aparece la vegetación descrita de matorrales rastreros y rocas de tipo calcáreo, esa ladera queda abiertamente a la vista desde Zilbeti, y, tal vez, ese es el motivo por el que Delibes ser refiere a que Echarren procuraba ceñir su paso a las formas de las rocas.


Final de la Ruta según Delibes

Se enredaron en una topografía escabrosa, de altos peñascos, difícil de franquear, pero, al fondo del congosto, sobre el abismo, al abrigo de una pequeña oquedad, apareció un hombre, ataviado con sayuelo y zaragüelles, con dos caballerías apersogadas. Echarren se volvió a Cipriano:

—Pierre nunca me hizo esperar —dijo sonriendo. Y emitió un silbido modulado que el eco repitió, cada vez más suave, desde las barrancas del lado francés.


Descripción propia del Final de la Ruta

La siguiente descripción se refiere al tramo que llega al collado de Sorogaín:

 <<Se enredaron en una topografía escabrosa, de altos peñascos, difícil de franquear>>. Una vez rebasado el bosque se accede a 1350 metros a una zona alomada sin arbolado, la cima del Adi de 1435 metros queda a la izquierda en dirección noroeste. De ese punto se desciende al Collado de Sorogain a 1220 metros; para acceder al mismo se debe bordear la ladera noreste del Adi, en ese tramo la topografía se hace incómoda.  En la última descripción se sitúan ya en la ladera noreste del Adi en el collado de Sorogain que mira a Alduides (Francia) <<pero, al fondo del congosto, sobre el abismo, al abrigo de una pequeña oquedad, apareció un hombre, ataviado con sayuelo y zaragüelles, con dos caballerías apersogadas. Echarren se volvió a Cipriano:—Pierre nunca me hizo esperar —dijo sonriendo. Y emitió un silbido modulado que el eco repitió, cada vez más suave, desde las barrancas del lado francés>>. El abismo se refiere a la ladera noreste del Adi o las barrancas del lado francés.

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NOTA: La Ruta del Hereje de Zilbeti debiera terminar en el collado de Sorogain pero para darle un sentido más montañero se ha continuado la misma haciéndola circular, continuando desde el collado de Sorogain por la GR11 para tomar luego una pista que bordea el Adi por la cara Noroeste para llegar de nuevo a Zilbeti. La ruta se puede descargar en Wikiloc.

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Descargar la ruta en Wikiloc

Ver película recorrido

 

 

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