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Autor

Seudónimo: Saint Just

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11/06/2014

NOTICIA. El Congreso de los Diputados español el 11/06/2014 con una amplia mayoría aprobó la ley que hará efectiva la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo, el príncipe Felipe.

 

Impostores democráticos

"Todo rey es un impostor. Ninguna generación tiene derecho a hacer prevalecer sus leyes sobre la siguiente". Estos son fundamentos que inspiraron la primera revolución contra la tiranía en Francia en 1789.

 

El nuevo Rey de España será jefe de Estado sin que haya mediado votación popular alguna.

El monarca en España es el jefe del Estado y de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, tiene inmunidad contra los procesos civiles o penales y no puede ser demandado ante los tribunales. De acuerdo con la Constitución española, el jefe del Estado, es decir, el Rey, puede destituir al jefe del Gobierno, disolver el Parlamento, convocar elecciones, nombrar un nuevo presidente del Gobierno, así como a los ministros que este proponga, presidir personalmente las reuniones del Consejo de Ministros, expedir los decretos gubernamentales, promulgar las leyes y, de acuerdo con el jefe del Gobierno nombrado por él, convocar referéndums.

 

Aunque en el referéndum de aprobación de la constitución de 1978 la monarquía fue refrendada en toda España, el Rey Juan Carlos no se sometió nunca a una votación popular para legitimar su mandato, y ahora, su sucesor por vía sanguínea, su hijo primogénito que será investido próximamente como Rey, no tendrá ni la excepcional legitimidad que el referéndum de 1978 pudo otorgar en aquel momento al Rey Juan Carlos.

La persistencia en mantener a ultranza la constitución de 1978, ya está abriendo profundas diferencias del nacionalismo español con el nacionalismo catalán y vasco. La falta de una alternativa para facilitar un nuevo pacto constitucional, puede llevar a que España termine convertida en dos repúblicas, la catalana y la vasca, y un reino con el resto de la actual España.

El recurso cosmético de que una nueva figura monárquica pueda ser el artífice de un nuevo pacto institucional choca con la escasa tradición monárquica en las comunidades históricas vasca y catalana, siendo aun más difícil una vez que estas comunidades en los últimos años han experimentado una gran transformación política en favor de sus reivindicaciones soberanistas. Por otra parte, la dejación que tanto la monarquía como los dos últimos gobiernos del PSOE y del PP han hecho de los derechos sociales de la ciudadanía está poniendo al régimen partitocrático PP-PSOE, en una situación electoral precaria.

 

Los reyes con cargos y competencias políticas que tienen un poder efectivo sobre el Estado sin mediar votación, son impostores democráticos, porque la democracia no puede basarse en los genes, sino en la renovación periódica de los cargos políticos mediante los votos.

 

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