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Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


21/03/2013

NOTICIA. El Jefe de ONU pidió en el primer Día Internacional de la Felicidad un desarrollo humano socialmente incluyente

  

Hermosas palabras del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon

En julio del año pasado, la Asamblea General de la ONU proclamó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad, reconociendo la importancia de la felicidad y del bienestar como objetivos y aspiraciones universales en la vida de las personas de todo el mundo y la importancia de su reconocimiento en los objetivos de políticas públicas.

En su primer aniversario Ban Ki-moon, realizó una declaración al respecto:

"La búsqueda de la felicidad es la esencia de los esfuerzos humanos. La gente de todo el mundo aspira a tener una vida feliz y satisfactoria libre de temores y de carencias, y en armonía con la naturaleza".

"No obstante, el bienestar material básico aún es esquivo para demasiados que viven en la pobreza extrema". "Las recurrentes crisis socioeconómicas, la violencia y el crimen, la degradación del medio ambiente y las crecientes amenazas del cambio climático son una amenaza latente".

"Me siento alentado por los esfuerzos de algunos gobiernos para diseñar políticas basadas en amplios indicadores de bienestar. Animo a otros a seguir el ejemplo. "En este primer Día Internacional de la Felicidad, reforcemos nuestro compromiso con el desarrollo humano incluyente y sostenible y renovemos nuestra promesa de ayudar a otros".

"Cuando contribuimos al bien común, nosotros mismos nos enriquecemos. La compasión promueve la felicidad y ayudará a construir el futuro que queremos".

 

Lo que Ban Kimoon no avanzó, tal vez porque no es su competencia, que esa gran aspiración de la felicidad fraternal, que forma parte de todas las religiones del mundo que se inspiran en el amor y la compasión, así como de otras ideologías como el liberalismo y el comunismo, no han conseguido materializarla, siendo la ambición y dominio de unas naciones sobre otras, de unas clases sociales sobre otras las que han apartado a la humanidad de ese sueño universal.

Por otra parte, no se debe confundir la felicidad común con la felicidad individual. El concepto de Felicidad Común o felicidad social a la que se refiere Ban Ki-moon, es diferente del concepto neoliberal de felicidad individual.

El neoliberalismo tiene como meta la felicidad individual, de tal manera, que una persona puede considerarse feliz, en medio de personas desgraciadas. Este concepto de la felicidad se sustenta en el individualismo, y los métodos para alcanzarla pueden basarse en la explotación y el sufrimiento de otras personas.

A quienes conmemoran este Día Internacional de la Felicidad en la concepción de buscar su propia felicidad a costa del sufrimiento y la explotación de otras personas, colectivos o naciones, habría que advertirles que éste no es su día.

Tal como se expresa en el artículo primero de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano votada por la Convención Nacional francesa el 23 de junio de 1793: El fin de la sociedad es La Felicidad Común.

La felicidad común solo será posible cuando el sentimiento de fraternidad predomine en todo el género humano, cuando una persona sienta la angustia de la infelicidad al ver que otros padecen por distintos motivos. La felicidad común se fundamenta en la solidaridad, por ello, es contraria a la ambición que conlleva infortunio a otras personas. Es la meta máxima del ser humano como persona y como género.

A pesar de que el pensamiento de la fraternidad promueve en muchos colectivos humanos la compasión hacia los demás y les lleva a trabajar por mitigar su sufrimiento, la meta de la fraternidad universal es una conquista que está por realizar.

Los caminos para alcanzar tal logro son diversos, y los fracasos de quienes en su nombre han promovido guerras y persecuciones de personas como lo han hecho diferentes religiones o ideologías políticas, deben servir para aprender de los errores y trazar nuevos caminos.

La fraternidad universal debe ser un logro principalmente de la política transformadora por vías pacíficas donde la democracia política no esté encaminada a preservar los intereses de minorías privilegiadas sino que su principal objeto sea promover la democracia social.

Las fuerzas contrarias a la conquista de la fraternidad universal provienen actualmente de minoritarios grupos de poder de las naciones que pretenden regir el planeta para su interés exclusivo pretendiendo subordinar al resto de las naciones a través de campañas mediáticas, la injerencia, los complots y, cuando es preciso,  de la guerra contra otras naciones.

 

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