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Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geoestratégica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


24/08/2012

NOTICIA. Francia indicó que está preparada para tomar parte en la implementación de una zona parcial de exclusión aérea, en Siria.

 

La política internacional de las amenazas

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió el pasado lunes, 20 de agosto, la posibilidad de autorizar una intervención militar en Siria ante el descontrol de las armas químicas. El ministro francés de Defensa Jean-Yves Le Drian instó a considerar un respaldo a la zona de exclusión aérea sobre partes de Siria. El Reino Unido amenazó con asaltar la Embajada en Londres para detener a Assange. Merkel y Hollande exigen a Grecia que cumpla para seguir en el euro. El canciller de Israel, Avigdor Lieberman, pidió al “cuarteto” para la paz en Oriente Próximo estimular una más rápida celebración de las elecciones en Palestina con el fin de destituir al jefe de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el titular de Defensa, Ehud Barak, están a favor de lanzar un ataque contra las plantas nucleares de Irán en otoño próximo….

 

De acuerdo con la Carta de la ONU, todos los países miembros de la organización deben abstenerse de lanzar amenazas de empleo de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia política de cualquier nación, tal y como se expresa en la citada Carta de la ONU, Capitulo Primero, artículo 2º apartado cuarto: Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.

 

Los medios de comunicación occidentales casi a diario, incluyen entre sus titulares una lista de amenazas de las potencias occidentales contra países débiles. Prudentemente o maliciosamente se abstienen o son más comedidos frente a otras potencias como China, Brasil o Rusia.

La política de intimidación forma parte de la tradición de los viejos imperios coloniales europeos y de EEUU como sucesor de esa tradición. Las naciones asediadas tienen dos opciones: plegarse a las exigencias de las amenazas o rebelarse ante las mismas. Un país que se pliega a las amenazas pierde su libertad como nación, pues una vez que ha cedido, la potencia amenazadora se envalentonará y proseguirá con las mismas hasta conseguir su total sumisión.

En ocasiones, algunos países, ante las presiones piensan que la política de apaciguamiento con las potencias agresivas es la mejor medida para evitar agresiones y pretenden conciliar con las mismas, pero ya se vio en la última guerra mundial, que las políticas de apaciguamiento ante las potencias que se rigen por ambiciones hegemónicas solo son un signo de debilidad ante las mismas, lo que les permite actuar con redoblada fuerza.

En los tiempos actuales, la inutilidad de la política de apaciguamiento, se vio en el Consejo de Seguridad de la ONU con la aprobación de la resolución 1973, por la que se autorizaba a la OTAN a crear una zona de exclusión aérea en Libia. Rusia y China, abrumados por la campaña mediática occidental y las presiones de los países de la OTAN en contra del régimen de Gadafi, entraron en el juego de la política de apaciguamiento dando su visto bueno a esa resolución. La realidad de los hechos demostraría a posteriori, el error de esa aprobación. La OTAN, interpretó a su antojo tal resolución, bombardeo sin piedad en las ciudades donde las fuerzas leales a Gadafi presentaron mayor resistencia, y al final consiguieron su propósito de derrocar un gobierno rebelde a sus intereses y sustituirlo por otro afín a los mismos, tras dejar un país devastado por la guerra y sumiso en su debilidad a Occidente. La frase de un alto representante político de Francia en la que afirmaba que el dinero invertido en la guerra contra Libia, se recuperaría con creces, se hizo realidad.

Tras el triunfo de la OTAN en Libia, el siguiente paso fue intentar reproducir el guión libio en Siria, exigiendo a Rusia y China, la aprobación de una intervención en Siria. China y Rusia, tras la experiencia de Libia se dieron cuenta del error que supone la política de apaciguamiento con la OTAN y se han negado en rotundo a apoyar una intervención de fuerzas extranjeras en Siria.

En el otro extremo de la actuación frente a las amenazas de las potencias occidentales hay que situar la actitud adoptada por Ecuador ante la amenaza de Gran Bretaña de violar la embajada de Ecuador en Londres para arrestar al fundador de Wikileaks unas horas antes a la decisión de Ecuador de concederle asilo diplomático. La postura esperada por Gran Bretaña, era que ecuador cedería ante la amenaza, pero no fue así, y Ecuador concedió el Asilo diplomático a Julián Assange y buscó respaldo en la UNASUR. La respuesta contundente de este organismo a las pretensiones británicas ha hecho, por el momento, retroceder a Gran Bretaña.

Esta experiencia demuestra que por encima del poderío económico y militar de las potencias que utilizan la amenaza en las relaciones internacionales, el valor de la unidad, en este caso el de las naciones de la UNASUR, es lo que otorga fuerza frente a los desmanes de quienes se creen que el mundo les pertenece. Lo que supone un valioso precedente como ejemplo para los países en desarrollo que pueden ver como la unión de sus fuerzas es vital si quieren librarse de las amenazas, los complots, las injerencias y las guerras de agresión.

Occidente actúa bajo la tradición de quienes se consideran de facto superiores en el mundo y creen que la mayoría de la humanidad debe servirles subordinándose a sus dictados. Esta forma de actuar supremacista ha tenido en el pasado sus diferentes variantes, bajo el Imperio Británico se expresaba, en la superioridad de la civilización Occidental frente a los pueblos atrasados, en el caso del Imperio Alemán tuvo su máxima expresión en la superioridad de la raza germana. Después de la Segunda Guerra Mundial, lo está siendo la ideología del Destino Manifiesto arraigada en los poderes fácticos más conservadores de EEUU, y la ideología de los sectores ultranacionalistas israelitas de considerarse el pueblo elegido por Dios, al que deben subordinarse el resto de pueblos del planeta.

Esta forma de pensar supremacista la expresó claramente el candidato republicano a la presidencia de EEUU Willard Mitt Romney, quien en su última visita a Israel menosprecio a los palestinos afirmando que el mejor desempeño económico de los israelíes se debía a las diferencias culturales, y no a décadas de ocupación israelí. Forma de pensar muy arraigada en EEUU pues en la pugna electoral, tanto Romey como Obama, en política internacional están sumidos en una carrera por demostrar quien es más agresivo, con los proclamados enemigos de EEUU. Ronmey acusando a Obama de ser condescendiente con Venezuela, Irán y Siria, expresando que él sería mucho mejor amigo de Israel que Obama; sería más duro con Irán, y reconocería Jerusalén como la capital del Estado judío. Obama como forma de ganar electores, ha contrarrestado amenazando a Siria e Irán con la intervención militar.

Las prácticas supremacistas, basadas en diferentes ideas que rigen el accionar político de Occidente, son la antítesis del pensamiento secular tanto de movimientos laicos como de diferentes religiones de considerar la redención del conjunto de la humanidad de los flagelos que la abaten como el hambre, la pobreza, y la opresión política, como el fundamento ideológico principal que debiera impulsar la acción política y social de los gobiernos del mundo.

La humanidad precisa de la integración económica y política mundial para alcanzar una civilización en el que los dirigentes políticos de las naciones entiendan que el bienestar de cada nación se debe situar y servir al bienestar del conjunto de la humanidad en armonía con el medioambiente. Pero, para ello, previamente tendrán que salir derrotadas las ideologías y prácticas supremacistas en las relaciones internacionales actualmente dominantes en Occidente, por las cuales, sus gobiernos, medios de comunicación y gran parte de la sociedad se creen con la autoridad para verter amenazas contra terceros países o desencadenar guerras de agresión, en contraposición flagrante de los principios que dieron lugar a la ONU en un momento histórico que, tras una devastadora guerra, todas las naciones comprendieron la importancia del respeto entre naciones, y que Occidente parece estar olvidando.

 

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