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Artículos de Opinión

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

Agosto 2011


Los tiempos están cambiando

 

1. La crisis del 2008, puso de manifiesto que el modelo de desarrollo económico mundial por elevación de necesidades de la sociedad de consumo de los países desarrollados había hecho techo y entrado en quiebra, pues no era posible crecer en base a una demanda solvente mundial concentrada en las clases medias de los países ricos, y que exigía ya, para mantener la tasa de ganancia de las inversiones por encima de la mejora de la productividad, un proceso acelerado del consumo por el que estas clases sociales debieran estar cambiando de coche cada pocos años y tener más de una casa por familia. El colapso de la especulación financiera inmobiliaria de los países desarrollados en el 2008 demostró, pues, que era imposible repetir un nuevo ciclo consumista y, con ello, estos países han entrado en un proceso de estancamiento económico que se ha traducido en un incremento del desempleo y una caída de los ingresos fiscales de los administraciones públicas, lo que ha obligado a los gobiernos de estos países a contraer deudas para hacer frente a los gastos del Estado.

2. Al no existir crecimiento los bancos occidentales no pueden prestar para actividades productivas, y su objetivo ahora es hacer negocio con la deuda soberana. Los bancos prestan al Estado y especulan con los intereses de la deuda, y el Estado, que como consecuencia del estancamiento económico ven mermados sus ingresos fiscales, para pagar los intereses necesita subir los impuestos y recortar gastos sociales. La insolvencia de los Estados más débiles, como Grecia, puede conllevar la quiebra de algunos bancos prestamistas, para evitarlo los gobiernos detraen fondos del bolsillo de los ciudadanos para rescatar a los bancos en mayor riesgo prestándoles ese dinero a bajo interés para que posteriormente esos mismos bancos presten a los gobiernos a un mayor interés, saneando de esta forma sus cuentas. La  dirigencia política de los partidos mayoritarios de los países industrializados vienen entendiendo que esta política de la deuda, que lleva al empobrecimiento de la población, es transitoria hasta en tanto la recuperación económica se produce, pero esta confianza ciega en el credo liberal de que el mercado de los países desarrollados se volverá a reactivar por si solo, fracasado ya el modelo consumista, es una falacia que no esconde sino el interés de una clase financiera al que estas dirigencias sirven y pretende sobrevivir aun a costa de alargar la crisis indefinidamente.

3. Esta política de recortes sociales ha traído en el Reino Unido una revuelta salvaje, y protestas sociales en numerosos países desarrollados. Pero el Estado poco puede hacer, pues a los primeros que tiene que pagar es a los bancos. El Estado como “Saturno devorando a sus hijos” poco a poco se va desmontando, pues se recorta la seguridad social, las prestaciones de la jubilación, los gastos en infraestructuras etc., y solo quedan como intocables los intereses de la oligarquía financiera y un enorme aparato policial, para los que siempre habrá dinero, para reprimir las revueltas fuera de control y mantener así el Orden de la dictadura financiera.

Los países de la Unión Europea están siendo afectados seriamente por esta crisis, su población es mayoritariamente vieja y dependiente del Estado; en el otro extremo sociológico se encuentran los marginados sin futuro, una generación de jóvenes todavía despolitizados por los grandes medios de comunicación, una generación actualmente minoritaria en una sociedad mayoritariamente conservadora de su estatus y que da las mayorías electorales a los partidos comprometidos que el vigente sistema financiero. Por ello, en Europa no existen mecanismos democráticos de transformación política y social a menos que todos los inmigrantes votasen y se rebajase la edad de votación a los 16 años, o sino a los excluidos solo les quedará el camino de la rebelión sin alternativa política.

4º Los gobiernos de los países desarrollados al contraer deuda sin tener crecimiento económico del que pudieran obtener réditos fiscales para amortizarla, se ven obligados a reiteradas subidas de impuestos limitando el poder adquisitivo de la población y, con ello, estos Estados van perdiendo capacidad de liderar el crecimiento económico mundial. La demanda solvente se concentra cada vez más en los países emergentes gracias a su crecimiento económico. En el futuro, el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales se articulará en base a la satisfacción de las necesidades básicas de los millones de personas de los países emergentes. La incógnita por dilucidar de este nuevo liderazgo en el desarrollo de las fuerzas productivas mundiales es, si los actores financieros también cambiaran. El préstamo a interés no es otra cosa que una parte de la ganancia de futuro que el empresario devuelve al financiero, por lo tanto, serán los bancos Chinos o Sudamericanos por ser los prestamistas para actividades productivas orientadas al desarrollo mundial quienes verán reforzadas sus posiciones.

5º Asistimos a un momento de reubicación de los actores políticos y económicos mundiales. Las corrientes de fondo determinadas por los cambios económicos operan sobre las tradiciones políticas de las potencias. En la actual coyuntura mundial, los países desarrollados debieran dar pasos hacia la integración política y económica con los países emergentes, pero el peso geopolítico de su pasado imperial y el papel dominante que ocupan todavía en la relaciones de producción mundiales impulsa a las mayorías sociales de estos países a apoyar las políticas conservadoras de sus dirigentes tendentes a mantener su hegemonía mundial, intentando para ello, controlar a los países emergentes poniendo trabas a su desarrollo autónomo conspirando para su desestabilización política a través de promover cuando pueden enfrentamientos entre países en desarrollo y dentro de sus sociedades. Occidente es la parte del mundo que menos entiende que se acabaron los tiempos de la política militar. La OTAN y los enormes gastos militares de EEUU así como las armas nucleares carecen de toda lógica geoestratégica en los nuevos tiempos en el que desarrollo económico y social precisa de la integración de las naciones del mundo. Rusia, tampoco termina de reubicarse en los nuevos tiempos, su economía sigue anclada en la industria del armamento y las materias primas y, con una industria de bienes de consumo escasamente desarrollada, se encuentra limitada para una apertura a lo mercados mundiales, esta situación le insta a enrocarse dentro de sus fronteras. A diferencia, China y Sudamérica son las áreas geopolíticas que mejor se prestan a liderar la integración económica sin ambiciones hegemónicas.

6º El mundo precisa inaugurar una nueva etapa que ponga al género humano en el centro de las políticas mundiales relegando la cultura decimonónica de confrontación entre naciones para obtener beneficios de una nación sobre otra, poniendo fin a la quimera Occidental de constituirse en los salvadores del mundo pretendiendo dictar a los países en desarrollo las políticas a seguir. Ninguna nación puede imponer por la fuerza de las armas o de medidas forzadas la evolución política interna de un país. Solo los pueblos de cada nación en base a su experiencia histórica deben ser los protagonistas de los cambios históricos, y solo desde esas premisas puede construirse la fraternidad universal. Las vías pacificas son las deseadas en la transformaciones sociales y políticas en cada país, pero en los casos donde la violencia es causa de sufrimiento, solo la ONU debe ser quien ponderadamente debe tomar medidas.

7. Esa gran transformación solo puede llegar de la voluntad de millones personas por unas nuevas relaciones políticas y de producción entre los países ricos y pobres, en un movimiento de personas y naciones que propicie el nacimiento a un nuevo nivel de una nueva subjetividad política civilizatoria hacia la progresiva integración económica mundial en una sociedad abierta superadora de los exclusivismos nacionales y del vigente modelo de economía mundial, acabando con el dictado de una oligarquía financiera que rige los destinos del mundo, dando paso a unas finanzas públicas orientadas al desarrollo económico mundial para posibilitar el acceso de las más necesitados a los bienes básicos de consumo y garantizar el empleo como derecho humano fundamental.

El mundo necesita integración política y económica y quienes no sepan caminar al paso de los tiempos serán rebasados por éstos y relegados como actores preferentes de las transformaciones mundiales.

 

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Javier Colomo Ugarte

Doctor en Geografía e Historia

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