Los tiempos están cambiando
1. La crisis del 2008, puso de manifiesto que el modelo de desarrollo económico
mundial por elevación de necesidades de la sociedad de consumo de los países
desarrollados había hecho techo y entrado en quiebra, pues no era posible crecer
en base a una demanda solvente mundial concentrada en las clases medias de los
países ricos, y que exigía ya, para mantener
la tasa de
ganancia de las inversiones por encima de la mejora de la productividad,
un proceso acelerado del consumo por el que estas clases sociales debieran estar
cambiando de coche cada pocos años y tener más de una casa por familia. El
colapso de la especulación financiera inmobiliaria de los países desarrollados
en el 2008 demostró, pues, que era imposible
repetir un nuevo ciclo consumista
y, con ello, estos países han entrado en un proceso de estancamiento económico
que se ha traducido en un incremento del desempleo y una caída de los ingresos
fiscales de los administraciones públicas, lo que ha obligado a los gobiernos de
estos países a contraer deudas para hacer frente a los gastos del Estado.
2. Al no existir crecimiento los bancos occidentales no pueden prestar para
actividades productivas, y su objetivo ahora es hacer negocio con la deuda
soberana. Los bancos prestan al Estado y especulan con los intereses de la
deuda, y el Estado, que como consecuencia del estancamiento económico ven
mermados sus ingresos fiscales, para pagar los intereses necesita subir los
impuestos y recortar gastos sociales. La insolvencia de los Estados más débiles,
como Grecia, puede conllevar la quiebra de algunos bancos prestamistas, para
evitarlo los gobiernos detraen fondos del bolsillo de los ciudadanos para
rescatar a los bancos en mayor riesgo prestándoles ese dinero a bajo interés
para que posteriormente esos mismos bancos presten a los gobiernos a un mayor
interés, saneando de esta forma sus cuentas. La dirigencia política de los
partidos mayoritarios de los países industrializados vienen entendiendo que esta
política de la deuda, que lleva al empobrecimiento de la población, es
transitoria hasta en tanto la recuperación económica se produce, pero esta
confianza ciega en el credo liberal de que el mercado de los países
desarrollados se volverá a reactivar por si solo, fracasado ya el modelo
consumista, es una falacia que no esconde sino el interés de una clase
financiera al que estas dirigencias sirven y pretende sobrevivir aun a costa de
alargar la crisis indefinidamente.
3. Esta política de recortes sociales ha traído en el Reino Unido una revuelta
salvaje, y protestas sociales en numerosos países desarrollados. Pero el Estado
poco puede hacer, pues a los primeros que tiene que pagar es a los bancos. El
Estado como “Saturno devorando a sus hijos” poco a poco se va desmontando, pues
se recorta la seguridad social, las prestaciones de la jubilación, los gastos en
infraestructuras etc., y solo quedan como intocables los intereses de la
oligarquía financiera y un enorme aparato policial, para los que siempre habrá
dinero, para reprimir las revueltas fuera de control y mantener así el Orden de
la dictadura financiera.
Los países de la Unión Europea están siendo afectados seriamente por esta
crisis, su población es mayoritariamente vieja y dependiente del Estado; en el
otro extremo sociológico se encuentran los marginados sin futuro, una generación
de jóvenes todavía despolitizados por los grandes medios de comunicación, una
generación actualmente minoritaria en una sociedad mayoritariamente conservadora
de su estatus y que da las mayorías electorales a los partidos comprometidos que
el vigente sistema financiero. Por ello, en Europa no existen mecanismos
democráticos de transformación política y social a menos que todos los
inmigrantes votasen y se rebajase la edad de votación a los 16 años, o sino a
los excluidos solo les quedará el camino de la rebelión sin alternativa
política.
4º Los gobiernos de los países desarrollados al contraer deuda sin tener
crecimiento económico del que pudieran obtener réditos fiscales para
amortizarla, se ven obligados a reiteradas subidas de impuestos limitando el
poder adquisitivo de la población y, con ello, estos Estados van perdiendo
capacidad de liderar el crecimiento económico mundial. La demanda solvente se
concentra cada vez más en los países emergentes gracias a su crecimiento
económico. En el futuro, el desarrollo de las fuerzas
productivas mundiales se articulará en base a la satisfacción de las
necesidades básicas de los millones de personas de los países emergentes. La
incógnita por dilucidar de este nuevo liderazgo en el desarrollo de las fuerzas
productivas mundiales es, si los actores financieros también cambiaran.
El préstamo a interés no es otra cosa que una parte de
la ganancia de futuro que el empresario devuelve al financiero, por lo
tanto, serán los bancos Chinos o Sudamericanos por ser los prestamistas para
actividades productivas orientadas al desarrollo mundial quienes verán
reforzadas sus posiciones.
5º Asistimos a un momento de reubicación de los actores políticos y económicos
mundiales. Las corrientes de fondo determinadas por los cambios económicos
operan sobre las tradiciones políticas de las potencias. En la actual coyuntura
mundial, los países desarrollados debieran dar pasos hacia la integración
política y económica con los países emergentes, pero el peso geopolítico de su
pasado imperial y el papel dominante que ocupan todavía
en la relaciones de producción mundiales impulsa a las mayorías sociales de
estos países a apoyar las políticas conservadoras de sus dirigentes
tendentes a mantener su hegemonía mundial,
intentando para ello, controlar a los países emergentes poniendo trabas a su
desarrollo autónomo conspirando para su desestabilización política a través de
promover cuando pueden enfrentamientos entre países en desarrollo y dentro de
sus sociedades. Occidente es la parte del mundo que menos entiende que se
acabaron los tiempos de la política militar. La OTAN y los enormes gastos
militares de EEUU así como las armas nucleares carecen de toda lógica
geoestratégica en los nuevos tiempos en el que desarrollo económico y social
precisa de la integración de las naciones del mundo. Rusia, tampoco termina de
reubicarse en los nuevos tiempos, su economía sigue anclada en la industria del
armamento y las materias primas y, con una industria de bienes de consumo
escasamente desarrollada, se encuentra limitada para una apertura a lo mercados
mundiales, esta situación le insta a enrocarse dentro de sus fronteras. A
diferencia, China y Sudamérica son las áreas geopolíticas que mejor se prestan a
liderar la integración económica sin ambiciones hegemónicas.
6º El mundo precisa inaugurar una nueva etapa que ponga al género humano en el
centro de las políticas mundiales relegando la cultura decimonónica de
confrontación entre naciones para obtener beneficios de una nación sobre otra,
poniendo fin a la quimera Occidental de constituirse en los salvadores del mundo
pretendiendo dictar a los países en desarrollo las políticas a seguir. Ninguna
nación puede imponer por la fuerza de las armas o de medidas forzadas la
evolución política interna de un país. Solo los pueblos de cada nación en base a
su experiencia histórica deben ser los protagonistas de los cambios históricos,
y solo desde esas premisas puede construirse la fraternidad universal. Las vías
pacificas son las deseadas en la transformaciones sociales y políticas en cada
país, pero en los casos donde la violencia es causa de sufrimiento, solo la ONU
debe ser quien ponderadamente debe tomar medidas.
7. Esa gran transformación solo puede llegar de la voluntad de millones personas
por unas nuevas relaciones políticas y de producción entre los países ricos y
pobres, en un movimiento de personas y naciones que propicie el nacimiento a un
nuevo nivel de
una nueva subjetividad política civilizatoria hacia la progresiva integración
económica mundial en una sociedad abierta superadora de los exclusivismos
nacionales y del vigente modelo de economía mundial, acabando con el dictado de
una oligarquía financiera que rige los destinos del mundo, dando paso a unas
finanzas públicas orientadas al desarrollo económico mundial para posibilitar el
acceso de las más necesitados a los bienes básicos de consumo y garantizar el
empleo como derecho humano fundamental.
El mundo necesita integración política y económica y quienes no sepan caminar al
paso de los tiempos serán rebasados por éstos y relegados como actores
preferentes de las transformaciones mundiales.