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Artículos de Opinión

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Javier Colomo Ugarte

Año 2009

 


China y Occidente en el Mundo

 

1º Las relaciones políticas que mantienen los países del mundo con China, se pueden dividir en dos grandes apartados, en el primero estarían los países Occidentales, o países ricos, y en el segundo, los países pobres y emergentes entre los que destacan por su importancia Brasil, Rusia e India,

2º La relación de Occidente con China, es una relación de amor, odio, o la que ha venido en denominarse para China la política de golpe y contacto. Por una parte Occidente se ha beneficiado, en los últimos años, de los productos de exportación baratos de China, y en la presente crisis económica espera beneficiarse de la reactivación interna de China, pero este interés es contradictorio, pues, si bien a Occidente le interesa que China se reactive económicamente para beneficiarse de su crecimiento, también teme las consecuencias políticas que ello implica de un mayor peso de China en la esfera internacional. Por ello, esta política de golpe y contacto, se manifiesta, por una parte, en favorecer el contacto en las relaciones económicas con China, pero a su vez, en una política de golpe en las relaciones políticas a través de campañas orquestadas contra China para intentar desprestigiarla en el ámbito internacional, con el fin de que su protagonismo económico no se manifieste en un mayor liderazgo político.

3º A diferencia de este bloque de países, la relación de los países del Tercer Mundo y emergentes con China es diferente, su relación se basa únicamente en la política de contacto, pues, China constituye una alternativa de oportunidades económicas frente a la dependencia secular que han tenido y tienen del consumo de los países ricos, y no temen a la influencia política China, pues la misma se basa en el respeto a los asuntos políticos internos de cada país.

4º Las relaciones políticas que China aplica para todos los países del mundo se basa en el mismo principio, el respeto entre iguales y la no injerencia en los asuntos internos de cada país, pero aunque el principio es igual para todos, como la correspondencia a este principio político por parte de los países occidentales no es sincera, la política de China con ellos, se basa en el principio de profundizar en lo que considera la parte buena de las relaciones y combatir la parte mala de las mismas.

5º La manera que tienen los países occidentales de golpear ideológicamente a China es autoproclamando su sistema político democrático como el más evolucionado de la historia de la humanidad por estar basado en la libre pluralidad política. Este mensaje tiene una verdad y una mentira, la verdad es que la libertad de asociación política constituye un estadio superior de la democracia, y la mentira, es que las democracias occidentales no respetan la soberanía política de otros países y tratan de inmiscuirse en sus asuntos, provocando a veces guerras, por lo que sus relaciones con otros países no son democráticas, sino prepotentes y dictatoriales, producto de la tradición de los imperios coloniales que se justificaron en que había que llevar la civilización a los pueblos atrasados, y ahora se justifica en base a exportar la democracia, cuando el principio democrático sustancial en las relaciones internacionales es la no injerencia en los asuntos internos de otros países, en la consideración que cada nación tiene su propio ritmo histórico, en la solución de sus problemas.

6º A diferencia, China aporta a la humanidad al bagaje político democrático del principio de las relaciones entre iguales entre todos las naciones del mundo, basado en el respeto a su soberanía con independencia de su sistema político, considerando que los cambios democráticos tanto en China como en los diferentes países deben protagonizarlos sus habitantes, sin injerencias extranjeras.

7º La pregunta que cabe hacerse sobre los países occidentales, es: si éstos pueden cambiar sus comportamientos antidemocráticos de inmiscuirse en los asuntos internos de otros países, y la respuesta es que la política de injerencia seguida en las últimas décadas por estos países, demuestra su incapacidad para cambiar la misma, debido a que arrastran la herencia dictatorial de su tradición colonial e imperialista y necesitan que prevalezcan sus intereses económicos, aunque ello suponga lastrar el desarrollo económico de los países bajo su dependencia política.

8º Si bien, con la llegada al gobierno de EEUU del partido demócrata con Obama a la cabeza, ha supuesto un giro en la política internacional, basada en el predominio de la fuerza de la anterior administración republicana, por una política de escuchar y dialogar con los diferentes países del mundo, esta política no deja de estar condicionada por los intereses que como potencia imperialista tiene EEUU en el mundo, y está muy lejos de basar sus relaciones en el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países.

9º El sistema político vigente en China se basa en el sistema de partidos del Frente Único liderados por el PCCh, que dio lugar a la fundación de la actual Republica Popular en la parte continental de China, de la que quedó excluido el KUOMITANG por la confrontación militar entre ambos bandos, quedando éste partido recluido en la isla de Taiwán. Los treinta años de reforma y apertura en China han sido un gran paso adelante en materia de avances económicos, sociales y democráticos, pero la pregunta que cabe también hacerse es, si China puede superar la herencia del periodo de la Guerra Fría de seguir mirándose a si misma y comenzar a desarrollar el rol no solo económico sino político que tiene que jugar en el Mundo atendiendo a la necesidad, cada vez más imperiosa de la humanidad, de avanzar en la construcción de un mundo multipolar basado en la democracia y la justicia social mundial, y precise, por ello, de un cambio cualitativo interno, cambio que solamente puede venir de la reconciliación de las tradiciones democráticas y revolucionarias de la China moderna, es decir, la reunificación de la tradición de la república de 1911, y la república de 1949, reconciliación que debe venir del estrechamiento de las relaciones políticas, económicas y culturales con Taiwán, y del hermanamiento entre el PC-Ch y el KOUMITANG.

11º La reunificación y reconciliación de China, solo será una realidad cuando el PC-Ch sea reconocido en Taiwán y el KOUMITANG en la parte continental de China. Si bien el entendimiento entre el el PC-Ch y el KOUMITANG han mejorado desde que éste gobierna en Taiwan, ello precisa de un recorrido histórico para lograr una reforma institucional pactada, pero que duda cabe, que ello permitiría a China adquirir la legitimidad para asumir el liderazgo de un discurso universal de fraternidad y respeto entre naciones convirtiéndola en un referente que alumbrase y guiase con el ejemplo de su hacer económico y político a los pobres del mundo en el camino de su prosperidad.

12º Es evidente, que la unión de las dos tradiciones democráticas, la de la pluralidad política, y la del respeto entre naciones, sería el mayor avance a favor de la democracia y la paz que se podría dar en la historia del género humano. El gobierno de EEUU está abandonando su política arrogante de poner en las relaciones con otros países en primer lugar la fuerza y la injerencia, lo que implica, a pesar de sus intereses creados como potencia imperial, que está caminando hacia una política de diálogo con el resto de países. El gobierno de China en su política de reforma y apertura camina hacia una mayor democratización y de desarrollo legislativo de los derechos de la persona, con lo que se podría concluir, y sería deseable, que desde tradiciones distintas China y EEUU pudieran caminar hacia objetivos comunes.

13º No obstante, lo que determina el rumbo final de una política en la esfera mundial, no son las conveniencias tácticas de adaptación a la coyuntura histórica nacional e internacional, sino los objetivos finales de la estrategia política derivada de la ideología que rige la misma, y la que a la postre tiene más posibilidades de triunfar es la que tenga como finalidad conseguir el bienestar social y la libertad de todo el género humano en armonía con el medio ambiente, donde las naciones no sean sino puentes hacia la integración política y económica mundial en pro de esos objetivos.

14º La convicción y la sinceridad en esos postulados es lo que va hacer que la humanidad reconozca a las naciones líderes que precisa para hacerle avanzar en ese camino.

 

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Javier Colomo Ugarte

Doctor en Geografía e Historia

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