La información que
recibimos a través de los medios de comunicación se orienta no solo a actualizar
permanentemente nuestro conocimiento de lo que acontece en el mundo, sino que
estos medios participan en una competencia, a veces leal, otras desleal, para
conformar nuestra opinión sobre los hechos sobre los que nos informan. No existe
el criterio propio en abstracto, nuestro criterio depende de las referencias que
nos unen al mundo real, y a diferencia del mundo del hombre primitivo donde lo
real era captado directamente por los sentidos, en el mundo actual, la
percepción de lo real llega a nuestras mentes mediatizado por las redes de la
información. Solamente podemos conocer el pasado y el presente a través de estos
medios, y esta interposición mediática nos hace vulnerables a la interpretación
de los hechos que implícitamente nos proporcionan quienes nos ofrecen la
información-formación. La comparación de la información que diferentes medios
ofrecen es una de las maneras de obtener un criterio contrastado sobre los
hechos de los que nos informan.